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JOSE FRANCISCO PARRA PARRA.- De Los Contratos Romanos

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DERECHO ROMANO

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Page 1: JOSE FRANCISCO PARRA PARRA.- De Los Contratos Romanos

REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELAUNIVERSIDAD FERMÍN TORO

VICE - RECTORADO ACADÉMICOFACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y POLÍTICAS

ESCUELA DE DERECHOSISTEMA DE APRENDIZAJE INTERACTIVO A DISTANCIA

Informe

Participante:

José Francisco PARRA PARRA C.I. 18.302.543

Barquisimeto, Marzo de 2015

DE LOS CONTRATOS ROMANOS

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1. INTRODUCCIÓN.-

En el derecho romano el acuerdo de voluntades entre dos personas o sea la convención

no producía efectos jurídicos, ya que no daba lugar a acciones y excepciones, o sea a

obligaciones civiles, sino tan sólo a obligaciones naturales; y que sólo aquellas

convenciones a las cuales se, adicionaba una solemnidad o un requisito formal o real;

eran las que daban lugar a obligaciones civiles, denominándoseles “contratos” y

asignándoles un nombre especial.

Aun cuando en la cultura romana los juristas no llegaron a definir con exactitud el

significado de contrato, se puede determinar que dicho término proviene del latín

“contractus” que significa contraer, estrechar, unir y pactar. En ese sentido el Digesto

define esta figura jurídica como una convención sancionada por el derecho civil por

medio de acciones y que tenía un nombre. De acuerdo con las ideas antes expuestas, se

podría mejorar la definición romana del contrato de la siguiente manera “es la

convención que tiene una denominación especial (venta, locación, etc.) o en su defecto,

una causa civil obligatoria (transmisión de la propiedad de una cosa: datio) y a la que el

derecho sanciona con una acción”.

Por otra parte, la evolución del contrato deviene de la época clásica romana donde

ostentaba un carácter formal, estricto y legal. El contrato se dividía en (pactum) pacto y

(contractus) contrato, siendo el pacto aquel que no tiene nombre ni causa y el contrato

aquel que lo tiene y se aplicaba a todo acuerdo de voluntades dirigido a crear

obligaciones civilmente exigibles y estaba siempre protegido por una acción que le

atribuía plena eficacia jurídica. El pacto fue paulatinamente asimilándose al contrato al

considerar las acciones el instrumento para exigir su cumplimiento.

Los contratos se dividían en verdaderos y en cuasicontratos, eran verdaderos los que se

basaban en el consentimiento expreso de las partes y eran cuasicontratos los basados en

el consentimiento presunto. Sobe el particular, los contratos verdaderos se dividían en

nominados e innominados, siendo nominados los que tenían nombre especifico y

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particular, confirmado por el derecho (compraventa) e innominados los que aun

teniendo causa no tenían nombre. Los contratos innominados eran cuatro: do ut des (doy

para que des), do ut facias (doy para que hagas), facias ut des (hago para que des), ficio

ut facias (hago para que hagas).

2. ELEMENTOS ESENCIALES DE LOS CONTRATOS EN EL DERECHO ROMANO.-

Los elementos esenciales son aquellos comunes a todos los negocios jurídicos en Roma,

así estos elementos se dividen en:

a. Persona o capacidad del sujeto

b. Objeto o materia del negocio

c. Consentimiento o voluntad interna de las partes (voluntad interna)

d. Declaración de la voluntad (voluntad externa)

e. Conformidad o correspondencia entre ambas clases de voluntad

A continuación se explican cada uno de los elementos esenciales, así se puede encontrar:

a. Persona o Capacidad del Sujeto.-

Se refiere a la aptitud del sujeto para tener derechos y ejercitarlos, en esta forma el

derecho romano clasifica a las personas de la siguiente forma:

- Incapaces: Infantes

- Furiosos, excepto en momentos de lucidez

- Locos, son quienes no tienen intervalos de lucidez

- Personas en completa embriaguez porque no tienen voluntad y conciencia

- Sordos

- Mudos

- Restringidos Quienes están bajo patria protestad

- Personas bajo tutela o curatela (pupilos y maior infantia)

- Mujeres casadas

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Las personas que se encontraban en el grupo de los restringidos, se consideraban

como personas no perfectas o dependientes, ya que no podían obligarse sin la

autorización de su tutor o curador o quien detenta la patria potestad.

La clasificación de la capacidad de los sujetos en el derecho romano solo se aplicaba a

aquellos bajo el IUS CIVILI, es decir para ciudadanos romanos, por lo que estaban

fuera de esta concepción aquellos amparados por el IUS GENTIUM.

b. Objeto o Materia del Negocio Jurídico.-

Dentro de este aspecto no se podían realizar negocios jurídicos si se cumplían una de

las siguientes condiciones:

- Cosas que no existen ni se esperan que existan

- Acciones imposibles, tanto en el aspecto físico o moral

- Aquellas que perjudican a un tercero

Además existían causales de nulidad en la realización de los negocios jurídicos, así se

puede encontrar:

- Negocios jurídicos con disposición muy general o cuantía indeterminada

- Ejecución dependa de la voluntad del deudor (no podía ser juez y parte)

- Negocio no reporte utilidad para el adquiriente

Dentro de esta concepción romana podían ser objeto del negocio jurídico todas las

cosas susceptibles de pertenecer a particulares, es decir que estuviesen en el

comercio; las excepciones a esta regla son las siguientes:

1) Derecho Divino, cosas consideradas sagradas, si la cosa objeto del negocio jurídico

se convierte en sagrada, si esto se realiza con intervención del deudor la obligación

persiste, pero si no es así la obligación se extingue

2) Las destinadas al uso público y común

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3) Aquella cosas que ya pertenecían a la persona que pretendía adquirirla (confusión

comprador - vendedor), pero si podían ser parte del negocio jurídico su precio o

valor (inventario en el censo)

Si una persona capaz, realiza un negocio jurídico sobre un objeto que no es de su

propiedad pero que puede serlo, no queda menos obligada por esta condición,

teniendo incluso que resarcir los daños y perjuicios ocasionados al acreedor por el

incumplimiento de la promesa.

c. Consentimiento o Voluntad Interna de las Partes.-

Se refiere a la voluntad efectiva que una persona capaz tiene para realizar actos

jurídicos, es así que este tipo de consentimiento se refiere al fuero interno de la

persona, por lo que no debe ser obligada o influida a realizar determinado acto o

negocio jurídico. Esto era conocido como: ANIMUS VOLUTAS, CONSENSUS O

AFFECTUS.

1) Tipos de Manifestación de Voluntad.-

- Expresa, expresado mediante la palabra o de forma escrita

- Tacita, manifestación por medio de actos que no admitiesen otra explicación.

(Ejemplo realizar actos de heredero sobre una herencia sin haberla aceptado o

repudiado). Cualquier manifestación tacita de la voluntad, queda invalidad si

existe con posterioridad una declaración expresa que la nulita, esta acción se

llama PROTESTA O RESERVA.

- Silencio, se consideraba declaración de la voluntad de forma positiva

únicamente cuando la ley lo determinaba expresamente.

2) Invalidez de la Expresión Interna de la Voluntad.-

En este contexto cualquier elemento externo que influencie la voluntad de una

persona al momento de realizar un negocio jurídico, invalida la ejecución de este,

ya que la persona no actúa de manera formal y libremente.

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Fuerza, entendida como la coacción ejercida contra un individuo de forma FÍSICA,

es decir cualquier fuerza absoluta que priva por completo la libertad, por lo que se

aplica al cuerpo mismo (VIS ABSOLUTA).

Miedo, amenaza hacia la persona considerada de carácter MORAL, por lo que el

influenciado puede creer que puede sobrevenirle un mal grave,, para sí mismo o

para alguien de su familia (VIS IMPULSIVA).

Para que estos factores (FUERZA Y MIEDO) causen la nulidad es necesario que se

cumplan las siguientes condiciones:

- Que el mal constituyente de la amenaza cause impresión en un varón razonable

- Daño grave y considerable sobre sus bienes, descendientes, ascendientes o

cónyuge.

- Que el mal sea inminente

- Que sea ilegitimo e ilegal

Dolo, cuando se utiliza el engaño, artificios y maquinaciones que inducen a la

voluntad hacia un error en el acto de derecho, esta acción debe ser intencionada y

nulita todo negocio jurídico realizado. Si ambas partes actúan con dolo ninguno

tiene derecho a reclamar indemnización o resarcimiento.

El dolo debía ser probado, por lo que siempre debía llevarse a la justicia, que es el

único ente encargado de establecer que una acción u omisión es dolosa. La pena

para las personas que influenciaban en la voluntad interna de una persona, tanto si

era el autor como si era el tercero beneficiado, debía devolver lo entregado en el

negocio jurídico más el cuádruplo de su valor.

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d. Declaración de la Voluntad.-

Este elemento trata sobre la expresión de la voluntad interna de la persona capaz, que

realiza un negocio jurídico, es decir es la forma en la que se exterioriza el

consentimiento. Las formas básicas en las que se aceptaba o expresaba el

consentimiento son:

1) Gestos.-

Que son señales aceptadas como expresión de la voluntad.

- NUTUS, movimiento con la cabeza

- DIGITO OSTENDERE, extender o mostrar el dedo

- SILENCIUM, cuando la ley lo señala y le otorga valor

2) Actos.-

- STIPULATIO, estipulación, que consiste en la interrogación y la respuesta

afirmativa.

- LITTERIS, que es la mención escrita

3) Manifestación Imperativa según la Ley.-

La manifestación de la voluntad debe realizarse según lo establecido en la ley.

- Formal o Solemne, debe cumplirse con ciertas formalidades para que la

declaración de la voluntad sea válida: básicamente la solemnidad estaba

determinada en palabras rituales y ciertas ceremonias, que en esencia tenían por

objeto la declaración expresa y en forma directa para no llevar a equívocos.

- No Formales o No expresas, son declaraciones de voluntad de forma indirecta,

pero que suponen declaración de voluntad. (Ejemplo GESTO PRO HEREDE)

4) Representación.-

Esto se refiere a la declaración de la voluntad por parte de un tercero llamado

representante, que opera en función de otra persona llamada representado,

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teniendo que dicha expresión de voluntad tiene los mismos efectos que si lo

realizase personalmente el representado.

Esto era permitido para los siguientes sujetos:

- Para los incapaces.

- Personas jurídicas o sociales, en las que la representación toma la forma que le

da la ley.

- Vida de relación, actividad económica o necesidades sociales, para no parar la

relación y perjudicar los intereses dignos de las partes.

- Imposibilidad de hallarse en varios lugares al mismo tiempo.

- Por enfermedad o comodidad del actuante.

Las restricciones para el uso de la representación eran las siguientes:

- Inicialmente solo podía ser representado por esclavo, hijos o personas

sometidas a su poder, porque según el derecho formaban con él una sola

persona.

- Representación indirecta o incompleta, los efectos del negocio se dan por modo

exclusivo a favor y en contra del representante, siendo necesarios nuevos hechos

para que puedan ir para los efectos del negocio al representado.

- Después se permite la REPRESENTACION DIRECTA, la que se realiza por medio

de un procurador, donde el efecto del negocio ya iba directamente del

representante al representado, sin necesidad de otro acto. (BONORUM

POSSESIO que se utilizaba en los derechos de prenda en los actos realizados por

el procurador)

d. Correspondencia entre Voluntad Interna y la Manifestada.-

Este elemento esencial se refiere estrictamente al caso en que existan diferencias

entre la voluntad interna o consentimiento, y la declaración de la voluntad. A este

respecto existían 2 tendencias que se contraponían, así:

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- La que debe primar es la VOLUNTAD INTERNA porque es la que permite la

realización del negocio jurídico.

- La que debe primar es la DECLARACION DE LA VOLUNTAD, ya que es la única

forma de tener la seguridad en las relaciones de derecho, de esta manera se evitan

confusiones.

En un inicio en Roma primaba la teoría de la DECLARACION DE LA VOLUNTAD, pero

después con Jutiniano, se adopta la tendencia de la VOLUNTAD INTERNA, ya que en la

mayoría de instituciones se buscaba el ANIMUS, AFFECTUS O CONSENSUS, es decir la

VERDADERA VOLUTAS.

En este caso se distinguían dos casos de divergencia de voluntad:

- IOCANDI GRATIA, en que la oposición de las voluntades era querida por el sujeto,

hechas en broma.

- DEMOSTRANDI CAUSA, diferencia causada por prueba o ejemplo, no daba lugar al

negocio jurídico, pero daba derecho a ser indemnizado a aquella persona que creía

en la declaración.

1) Simulación Intencional.- Consiste en aparentar una cosa que no es, dar semejanza

o apariencia a la no verdad, produciendo creencia de un estado no real, para

configurar esta situación se necesitaba de 2 elementos que son:

- Declaración de voluntad deliberadamente no conforme con la intención

- Declaración sea convenida entre la parte de mutuo acuerdo

2) Simulación Absoluta.- Se realiza un negocio ficticio, lo que es causa de nulidad,

por cuanto no se producía negocio alguno.

3) Simulación Relativa.- Se realiza un negocio real, pero diferente del que

externamente parece, ocultando así el verdadero negocio. Sin embargo este negocio

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jurídico era válido si tenía causa justa y cumplía con todas las formalidades que la

ley exigía.

4) Interposición.- Se simulaba la persona del verdadero interviniente, es decir un

fingido titular. Cabe recalcar que si existía simulación solo de alguna de la partes ya

se consideraba como DOLO.

5) Error.- Es la simulación involuntaria que supone la ausencia de una idea

verdadera, para hacer como verdadero lo falso; hecho por el cual un voluntad

viciada por el error degeneraba en un negocio jurídico nulo. Por esto se

diferenciaba entre 2 clases de error que son:

- ACCIDENTAL, que es el que recae como cualidades secundarias del objeto o

sobre los motivos del acto.

- ESENCIAL, recae sobre la naturaleza del acto, sobre el objeto principal de la

declaración de voluntad o en algunas de sus cualidades fundamentales como: la

persona, cantidad, cualidad o motivos; de esta manera este tipo de error se

subdivide en:

- Error in negocio, la naturaleza del depósito, ejemplo un préstamo y un

depósito de bienes.

- Error in corpore, recae sobre el objeto del acto. Ejemplo el vendedor cree

que vende a Juan y el comprador cree que compra a Pedro.

- Error in substancia, sobre la sustancia de la cosa, este error causa nulidad.

Ejemplo compra vino y le dan vinagre.

- Error in persona, error en la identidad de aquel a cuyo favor se realiza el

negocio.

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3. De la Clasificación de los Contratos en el Derecho Romano.-

a. Contemplados en relación con su origen.-

Se distinguen los contratos iuris civilis (derecho civil) de los iuris gentium (derecho de

gentes), según que sólo puedan concluirse entre ciudadanos o también entre

ciudadanos y extranjeros o extranjeros entre sí. A los del último grupo, que nacieron

del desarrollo de las relaciones comerciales entre Roma y los otros países del

Mediterráneo y que se afirmaron a través de la jurisdicción del pretor peregrino,

pertenecen especialmente los cuatro contratos consensuales de venta, locación,

sociedad y mandato.

b. Considerados desde el punto de vista del modo de formación.-

Es decir, de la manera como se perfeccionan, o, si se prefiere, de la causa civilis a que

se reconocía la virtud de elevar la convención al rango de contrato, se dividían en

cuatro grupos: verbis, litteris, re y solo consenso (verbales, literales, reales y

consensuales).

Los verbis, se perfeccionaban mediante el empleo de palabras solemnes o

sacramentales, como ocurría con la estipulación. Los Litteris eran aquellos que, sólo

quedaban concluidos mediante inscripciones o asientos labrados en los registros o

codex que llevaban los ciudadanos.

Eran re los que se perfeccionaban por el consentimiento, seguido de la entrega de una

cosa, como el mutuo, el comodato, el depósito y la prenda. Y por último, solo consenso

eran los que quedaban concluidos por el mero cambio del consentimiento de los

contratantes, sin ninguna otra formalidad, como la venta, la locación, la sociedad y el

mandato.

Contemplados desde este mismo punto de vista se dividían también los contratos en

formales y no formales. Eran formales aquellos que requerían para su

perfeccionamiento el empleo de formas solemnes, y no formales los que no exigían

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formalidad alguna para su conclusión. Eran formales el nexum, los verbis y los litteris;

no formales los reales y los consensuales.

c. Considerados desde el punto de vista de sus efectos.-

Los contratos podían dividirse en Roma, según la terminología impuesta por los

intérpretes modernos en unilaterales y sinalagmáticos.

- Eran unilaterales los que engendraban obligaciones a cargo de una sola de las

partes contratantes, como ocurría con la estipulación, en que solo se obligaba el

promitente y con el mutuo en que el único que quedaba obligado era el mutuario.

- Sinalagmáticos, en cambio, eran los que engendraban obligaciones para todas las

partes contratantes, como ocurría con la venta, la locación, etc.

Entre los sinalagmáticos se distinguieron a su vez, los perfectos de los imperfectos.

Se les llamaba sinalagmático perfecto al contrato que, desde el momento mismo de

su conclusión, engendraba obligaciones para todas las partes, reservando la

calificación sinalagmático imperfecto para aquellos otros en que, al concluirse el

contrato, sólo nacían obligaciones para una de las partes contratantes, pero que luego,

por circunstancias posteriores y eventuales, podían engendrarlas también para la otra

parte.

Tenemos un ejemplo en el comodato, el contrato al concluirse, no creaba obligaciones

sino para el comodatario: cuidar la cosa prestada y restituirla al vencimiento del

término señalado, pero si él realizaba gastos extraordinarios para su conservación,

nacía a cargo del comodante la obligación de reembolsárselos.

Los contratos sinalagmáticos imperfectos se reconocían fácilmente, porque daban

lugar a dos acciones del mismo nombre, a una de las cuales se le agregaba el

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aditamento directo y a la otra el de contraria; ejemplo: actio comodati directa y actio

comodati contraria, actio mandati directa y actio comodati contraria.

Eran sinalagmáticos perfectos la venta, la locación y la sociedad; sinalagmáticos

imperfectos el comodato, la prenda y el mandato.

d. El dualismo entre ius civile y la equitas.-

Se manifiesta también en materia contractual con la distinción entre los contratos de

derecho estricto y los de buena fe, de donde resultaron las acciones stricti iuris y

bonae fidei respectivamente. Tratase de una clasificación en que se considera a los

contratos desde el punto de vista de los poderes de apreciación que con relación a los

mismos, se confieren al juez. Eran contratos de derecho estricto aquellos para cuya

interpretación el juez no debía tomar en cuenta consideración alguna extraña a los

términos mismos del contrato.

Los de buena fe, en cambio eran aquellos otros para cuya interpretación y ejecución el

juez gozaba de mayor amplitud de criterio. Debía estatuir ante todo, según la equidad,

y teniendo también en cuenta la buena fe e intención presunta de las partes. Los

Contratos de derecho estricto eran en Roma los verbales, los litteris y el mutuo. De

buena fe, el comodato, el depósito, la prenda y todos los consensuales.

En general todos los contratos unilaterales eran de derecho estricto; en cambio, todos

los sinalagmáticos, tanto perfectos como imperfectos, eran de buena fe. La razón de tal

diferencia radica en la circunstancia de que del contrato unilateral sólo nacía una sola

obligación, por lo cual el juez no tenía más que encerrarse en el examen riguroso de la

misma, mientras que en el contrato sinalagmático, en cambio, la obligación del

demandado era correlativa de la del actor, por cuyo motivo era lógico que el juez

investigase de qué manera había procedido este último en el cumplimiento de la que

había quedado a su cargo. Estaba pues obligado a enfocar el contrato bajo todos sus

aspectos, tomando en consideración cuanto pudiera sugerirle la equidad.

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e. Considerados desde el punto de vista de su naturaleza.-

Se dividían los contratos en gratuitos, como el mutuo, comodato, depósito y onerosos,

como la compraventa, locación, etc. Eran gratuitos aquellos que proporcionaban a

alguna de las partes, sea el acreedor, como el depósito, sea el deudor, como en el

comodato, una ventaja independiente de todo sacrificio o desembolso de su parte, y

onerosos aquellos que implicaban sacrificios o desembolsos recíprocos.

f. Los contratos onerosos admitían una nueva división en conmutativos.-

Cuando las prestaciones a cargo de las partes eran ciertas, y aleatorios cuando estas

dependían de un acontecimiento incierto, es decir, del azar.

g. Según la relación de dependencia que entre ellos pudiera existir.-

Los contratos se dividían en principales cuando desempeñaban una función propia,

existiendo por sí mismos, como la venta, la locación o el préstamo, y accesorios

cuando su existencia no se justificaba sino en razón de otros contratos a los cuales

iban unidos como la fianza.

h. Atendiendo a su calificación.-

Los contratos se dividían en nominados e innominados. Eran nominados aquellos a

que la ley había dado un nombre, como la venta, el comodato, etc, e innominados los

que carecían de una denominación especial.

4. Los Contratos en Roma y los Contratos Actuales.-

En derecho romano no existió un concepto de contrato sino que se conocía determinados

tipos de contrato y a diferencia de lo que ocurre hoy en día en las palabras contrato,

convención y pacto se utiliza como sinónimos, en derecho romano estas tres palabras

tenía diferentes significados: Contractus. Es el acuerdo de voluntades reconocido por el

ius civile como fuentes de obligaciones y previsto de una acción. Conventio. Es el acuerdo

de voluntades que encerraba todo contrato. Pactus. Era un acuerdo de voluntades que no

creaba acción pero que podía ser protegido por el pretor por vía de excepción. Además

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los pactos también son cláusulas que se añaden a los contratos de buena fe y que podían

ser tenidos en cuenta por el juez.

Sobre los elementos generales de los contratos en la legislación romana existían tres

elementos que son esenciales para la existencia y validez de los contratos, que son: El

consentimiento de las partes; Su capacidad y Un objeto valedero. Entonces, el Derecho

Romano, solo establecía tres condiciones para la validez de las convenciones, la causa la

ponían aparte. Ahora bien, el Derecho Civil actual, ostenta cuatro condiciones esenciales

para la validez de una convención: 1 - El consentimiento de la parte que se obliga; 2 - Su

capacidad para contratar; 3 - Un objeto cierto que forme la materia del compromiso; 4 -

Una causa lícita en la obligación.

Por otra parte, en el Derecho Romano, solo clasificaban como vicios del consentimiento

el dolo y la violencia; mientras que en el Derecho Civil contemporáneo existen cuatro: el

error, la violencia, el dolo y la lesión. Asimismo, en el Derecho Romano, se consideraba

que una contrato estaba viciado por error en tres circunstancias distintas, arriba

señalado; en el Derecho Civil, solo los errores muy graves son considerados vicios del

consentimiento, determinando que el error no es causa de nulidad de la convención, sino

cuando recae sobre la sustancia misma de la cosa que es su objeto. O sea, no es causa de

nulidad, cuando únicamente recae en la persona con la cual hay intención de contratar, a

no ser que la consideración de esta persona sea la causa principal de la convención.

En este orden de ideas, en el Derecho Romano, si un contrato estaba viciado por la

violencia, la persona era igualmente obligada; en cambio, en el Derecho Civil, esta

constituye un vicio del consentimiento sin importar de quien proceda. La violencia

ejercida contra el que ha contraído una obligación, es causa de nulidad, aunque haya sido

ejecutada por un tercero distinto de aquél en beneficio de quien se hizo el pacto.

En el Derecho Romano, el dolo podía emanar tanto de una de las partes, como de un

tercero; en el Derecho Actual, solo se considera vicio del consentimiento si proviene de la

contraparte. El dolo es causa de nulidad, cuando los medios puestos en práctica por uno

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de los contratantes son tales, que quede evidenciado que sin ellos no hubiese contratado

la otra parte. El dolo no se presume: debe probarse.

En el caso de la lesión, en el Derecho Romano, no existía esta figura,; en el Derecho

Actual, es el perjuicio económico que sufre una persona por la desproporción entre las

prestaciones de un contrato. La lesión no, vicia las convenciones, sino en ciertos

contratos y respecto de determinadas personas, según se expresará en la misma sección.

En el Derecho Romano, se establecían cuatro tipos de casos en los cuales se era incapaz

de contratar que difiere de lo que hoy en día se hace en el Derecho Actual. Los incapaces

de contratar son: Los menores de edad; los sujetos a interdicción, en los casos

expresados por la ley; y generalmente, todos aquellos a quienes la ley ha prohibido

ciertos contratos.

En el Derecho Romano, para que un hecho pueda ser válidamente el objeto de una

obligación debía satisfacer ciertas condiciones. En el Derecho Actual, sucede más o

menos lo mismo. Todo contrato tiene por objeto la cosa que una parte se obliga a dar, o

que una parte se obliga a hacer o a no hacer.

El simple uso o la simple posesión de una cosa puede ser, no menos que la cosa misma,

objeto del contrato. Sólo las cosas que están en el comercio pueden ser objeto de los

contratos. Es preciso que la obligación tenga por objeto una cosa determinada, a lo

menos en cuanto a su especie. La cuantía de la cosa puede ser incierta, con tal que la cosa

misma pueda determinarse. Las cosas futuras pueden ser objeto de una obligación. Sin

embargo, no se puede renunciar a una sucesión no abierta, ni hacer estipulación alguna

sobre ella, ni aun con el consentimiento de aquél de cuya sucesión se trata.

En el Derecho Romano, existían contratos que llevaban su causa en sí mismos. En el

Derecho Actual. La obligación sin causa, o la que se funda sobre causa falsa o ilícita, no

puede tener efecto alguno. La convención es válida, aunque no se explique la causa de

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ella. Es ilícita la causa, cuando está prohibida por la ley, y cuando es contraria al orden

público o a las buenas costumbres.

Por todas estas consideraciones, es innegable la influencia de la doctrina ROMANA en el

derecho civil contemporáneo con la persistencia de los elementos romanos, a pesar de

las variantes y divergencias que presentan, como consecuencia de la evolución histórica

y de la diversidad social. Las transformaciones han sido importantes, que ya algunas

figuras del derecho romano se han indefinido para dar paso a nuevas versiones jurídicas.

En lo esencial, las necesidades del hombre antiguo, por lo que respecta a los derechos

personales, son idénticas a las necesidades del hombre moderno y resulta

verdaderamente impresionante observar cómo principios estructurales del Derecho

Romano siguen siendo vigentes en el mundo.

5. Conclusiones.-

Si bien, como ya se había dicho, los juristas romanos no elaboraron una teoría del

contrato y en particular no identificaron el contractus con la conventio, no deben

soslayarse los múltiples esfuerzos encaminados a identificar en el consensus un

elemento esencial de todo contrato.

La concepción limitada a los contratos consensuales de Labeón; la visión teórica de Sexto

Pedio afirmando la necesidad que en todo contrato (re, verbis o litteris) estuviera

presente la conventio o acuerdo; la clasificación de Gayo en re, verbis litteris y consensu,

reconociendo en todo contrato la bilateralidad, constituyen sin duda una constante

tendencia a reconocer mayor relevancia jurídica a la voluntad individual y autónoma de

las partes e identificar en el acuerdo el elemento esencial de los contratos, que sirva de

base segura para la elaboración de la moderna concepción del contrato.

Ahora bien, el estudio de los temas del Derecho Romano no sólo nos abre una ventana a

la cultura del pasado, sino que nos ofrece un terreno lleno de temas de interés

dogmático.

Page 18: JOSE FRANCISCO PARRA PARRA.- De Los Contratos Romanos

Enriquece nuestra cultura jurídica y nos lleva a las raíces de nuestro derecho actual. Nos

ofrece conceptos fundamentales de la ciencia jurídica supranacional. Asimismo, este

estudio nos facilita la comunicación con grandes juristas nacionales e internacionales,

sobre todo cuando los conceptos y términos técnico del Derecho se expresan en una

lengua clara y precisa, como es el latín, pues más que muerta es una lengua que está

sustraída a los cambios caprichosos de las lenguas modernas, conservando los

significados precisos. Por otra parte, nos capacita para hacer derecho comparado, tan

importante en estos tiempos de globalización.

El estudio del Derecho Romano nos enseña más a relacionar la vida social con la vida

jurídica, política y otros aspectos de la vida del hombre. Nos enseña en la carrera a

filosofar, a crear y conocer muchas doctrinas e instituciones que aún persisten, siendo

esenciales para el estudio de leyes. Los romanos lograron un gran desarrollo en el

ejercicio de su derecho; y uno de sus más grandes logros fue la creación de una teoría de

las obligaciones muy completa y casi perfecta.

6. Referencias Bibliográficas.-

ASTUTI, G., “Contratto (dir. Interm.) en Enciclopedia del diritto, vi., Giuffré, Milano, 1960

DI PIETRO, A. y LAPIEZA, Elli, A., Manual de derecho romano, Depalma, Buenos Aires

FERRETI, A. T., Derecho romano patrimonial, UNAM, México, 1992

GROSSO, G., “Contratto (dir. rom.)” en Enciclopedia del diritto, VI. Giuffré, Milano, 1960.

IGLESIAS, J., Derecho romano, historia e instituciones, Ed. Ariel, Barcelona, 1993

PETIT, E., Tratado elemental de derecho romano, trad. Por José Fernández González, Ed.

Nacional, México, 1963.

Page 19: JOSE FRANCISCO PARRA PARRA.- De Los Contratos Romanos

SCHULZ, F., Derecho romano clásico, Trad. De José Santa Cruz Teigeiro, Bosch, Barcelona,

1960

TALAMANCA, M., Istituzioni di diritto romano, Giuffré, Milano, 1990

VOLTERRA, E., Istituzioni di diritto privato romano, La Sapienza Editrice, Roma, 1993