José Morales. Naturaleza de la Teología documento PDF

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JOS MORALES

INICIACINA LA TEOLOGAPrimera edicin venezolana

EDICIONES VRTICE Caracas 2002

Captulo 11

NATURALEZA DE LA TEOLOGA

1. Noci6n de teologa La teologa puede definirse como la ciencia en la que la raz6n del creyente, guiada por la fe teologal, se esfuerza en comprender mejor los misterios revelados en s mismos y en sus consecuencias para la existencia humana. La actividad teolgica es fidesquaerens intellectum,,: fe que busca entender, impulsada no por una actitud de simple curiosidad, sino de amor y veneracin hacia el misterio. San Anselmo de Cantorbery (1033-1109), que es el autor de esa definicin que expresa la esencia de la teologa, observa que el creyente no debe discutir la fe, pero mantenindola siempre firme, amndola y viviendo conforme a ella, puede humildemente, y en la medida de lo posible, buscar las razones por las que la fe es como es. Si consigue entender, lo agradecer a Dios; si no lo consigue, se someter y la venerara!.I Patrologa Latina 158, 263 C.

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La fe es siempre presupuesto absoluto de la teologa -como se ha explicado ya en el captulo primero--, no slo porque es su contenido, dado que la teologa se hace a partir de la fe, sino porque la buena teologa se debe hacer desde dentro de la fe, y es algo ms que una simple reGexin racional sobre los datos de la Revelacin. Por eso afirma San Agustn: intellige ut credas, crede ut intelligas (has de entender para creer y has de creer para entender)l. Y otros autores posteriores, San Anselmo entre ellos, dicen: si no creis no entenderis. La teologa es entonces desarrollo de la dimensin intelectual del acto de fe. La fe es algo muy sencillo, pero es tambin muy rica en aspectos. La fe se profesa en el Credo, se celebra en la liturgia de los Sacramentos, se vive en la existencia cristiana. y se piensa en la teologa. Por eso, sta es fe reflexiva, fe que piensa, comprende, pregunta y busca. En el dogma trinitario, por ejemplo, la teologa procurar explicar entre otras cosas, por qu decimos los creyentes que el Padre es fuente y origen de la Trinidad. La teologa aparece as como una huella o extensin respetuosa de la ciencia divina. Apoyndose por la fe en la solidez absoluta del conocimiento de Dios, pero tambin en la razn humana y en sus adquisiciones ciertas, el telogo tiene esta audacia: intentar ordenar e interpretar los datos mltiples de la creencia catlica, de modo que se vean sus encadenamientos o sus races tal como Dios los ha dispuesto, y, por tanto, tal como aparecen en la ciencia que l tiene de ellos. Trata de encontrar la arquitectura de la obra de Dios. Temeridad? No, si todo el trabajo se encuentra dominado por la luz positiva de la fe3. La teologa es, por tanto, una reflexin primero espontnea y luego metdica, realizada por la mente cristiana en la Iglesia,2

en torno a la Revelacin de Dios y a las realidades iluminadas po~ella. No.es una mera tcnica ms o menos depurada de maneJar y a~allzar co~ceptos. El pensar riguroso de la teologa ha de estar siempre antmado por el espritu profundo y sencillo dela fe.

2. Dos vas para conocer a Dios .La teolog.a es una de las vas en la bsqueda del conocimiento de DIOS.Comparte esta bsqueda con la va mstica o c?n,templativa. ~a teologa recorre su camino hacia Dios, y hacI.aia c?mprensln del mundo desde Dios, de modo racional y dlscurslvo. En la va mstica se procede, en cambio, de manera int~}tiv~ y mediante la visin que proporciona una cierta umon directa con ~ios. Esta va contemplativa no depende tanto ~omo la teolglca del esfuerzo humano, sino que es fruto muy directo de la gracia y el favor divinos. Estas dos vas de acceso a Dios no se deben oponer ni separar de modo absoluto. Existe entre ambas una cierta relacin que ~n ocasiones ha llegado a ser muy estrecha. La teologa si~ medida alguna de contemplacin degenera en una ciencia de pur?s conceptos, y la mstica sin ninguna teologa, podra convertirse en autoengao y fantasa espiritual. No es casualidad que la tradicin de la Iglesia de Oriente haya reservado especialmente el nombre de telogos por excel~ncia para dos escritores sagrados: San Juan Apstol y EvangelIsta, y San Gregorio Nazianceno (t389), autor de poemas contemplativos. . ~unque at~ibuyan:os hoya la teologa el sentido de una ac, tlvldad refl~~lva,raclOna~y metdica, porque ha tenido lugar ) una evoluclOn en el sentido de las palabras, la teologa nunca : ~odr ni deber despren.derse del todo del aspecto contempla; tlvo que la palabra contiene en la antigedad cristiana. No ha 39

Smnn 4B, 7.Y. Congar, La Ft y la Teologa, Barcelona 1970, lB l.

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de olvidar que trata de misterios divinos, que por su propia natur~eza han de ser ms adorados y venerados que escrutados y analIzados, y que por lo tanto ha de ser una teologa arrodillada y no simplemente instalada en una biblioteca. Se suele decir con razn que la teologa patrstica es una confesin de fe, adems de ser una defensa y exposicin de la fe, y que la figura imperante en esos siglos era el telogo santo. Cuando la teologa se recarga excesivamente de tcnica cientfica y de filosofa profana, corre el peligro de alejar de ella a los cristianos ms espirituales, pero este peligro no es inevitable. Muchos Padres de los siglos IV y V, Y grandes telogos del siglo XIII (Toms de Aquino, Buenaventura, etc.) posean una gran cultura profana y una elevada tcnica filosfica, que no disminuy su gran capacidad de contemplar y penetrar teolgicamente los misterios de la fe. La teologa no es una tarea puramente individual del telogo que la realiza. Es una actividad de toda la Iglesia, y nunca una reflexin privada. Sirve a la Iglesia y al bien de los hombres, y contribuye desde su sitio a la implantacin del Reino de Dios. a) La labor de los telogos se halla profundamente vinculada a la vida eclesial. La teologa no es un oficio eclesidstico, segn el sentido exacto que estos trminos reciben en eclesiologa y en derecho cannico. Pero puede ser considerada una funcin o ministerio, en el sentido empleado por el Concilio Vaticano 11 cuando habla del triple ministerio, doctrinal, sacerdotal y pastoral de la Iglesia4 La teologa es as un aspecto de la funcin doctrinal de la Iglesia, que engloba a su vez distintos niveles de actividad (Ma4 Cfr. Const. Lumm Gmtium, n.lB. La Encclica Ut unum sint (25.5.1995) habla de la contribucin que los telogos y las facultades de la teologa estn llamados a ofrecer en el ejercicio de su carisma dentro de la Iglesia,

gisterio, teologa, catequesis). Puede ser considerada una tarea especfica y pblica de la Palabra de la fe. ~~ Su carcter ecles.ial ace que la teologa tenga unas responh sabIlIdadesy unos lmItes. No acta separadamente, sino dentro de la comunidad eclesial,segn un deber de apertura a los otros luga~es~onde sees.cucha la Palabra de Dios, especialmente el MagIsteno y el sentIdo de la fe de todo el pueblo cristiano. La Iglesia no es extraa a la teologa, sino el fundamento de su existencia y la condicin de su posibilidad. Y la Iglesia no e~,a su vez, un principio abstracto: es sujeto viviente, y contemdo concreto: Po.r~u naturaleza, este sujeto es ms amplio que toda persona md1V1dualy que toda generacin. La fe implica siempre pertenencia a un todo5.e) El telogo es miembro de una comunidad viva. De esta comunidad recibe la fe, y la comparte con ella. Los telogos estn llamados a servir a la comunin, y tienen que dar gratuitamente lo que gratuitamente se les ha dado. El servicio teolgico consiste en expresar y aclarar lo que vive la Iglesia. El te?logo no debe intentar ejercitar su propio ingenio sino servir e Ilustrar la fe comn. Pone al servicio del pueblo cristiano su inteligencia y su corazn.

d) El pblico de la teologa no es nicamente la comunidad ~ris~ianaen cuanto tal. El telogo se dirige tambin directa o mduectamente al mundo del intelecto y de la cultura ya la sociedad en general. ' Aunque el telogo cristiano suele hablar en nombre de un grupo particular y de una denominacin confesional bien determinada, sirve su palabra para todos los hombres y mujeres del planeta. La teologa de la Iglesia, que no olvida la existencia de otros testimonios y factores de Verdad aparte de los propios,5

n.

B1.

Cfr. J. Ratzinger. Natura t compito titila Ttologia, Milano. 1993. 57.

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reclama con humildad para su mensaje un contenido de Verdad que considera cualificado por la novedad evanglica que encierra. Se considera receptora, pero tambin se ve en condiciones de dar al mundo bienes de los que el mundo carece,

3. Fe, razn y lenguaje como presupuestos

de la teologa

La Iglesia ha defendido siempre el papel conjunto de la razn y de la fe, as como la necesaria armona entre ellas. Se ha pronunciado con frecuencia desde los primeros siglos del Cristianismo acerca de la relacin equilibrada que una y otra deben mantener. Las palabras de la Iglesia ayudan a entender mejor lo mucho que aqu est en juego. Mencionamos a continuacin cuatro momentos de importancia en la historia de las orientaciones conciliares y papales sobre esta cuestin.

La teologa supone la unin de la razn y la fe, como hemos visto ms arriba. Ambas son necesarias para que haya actividad teolgica. Razn y fe actan conjuntamente. No se mezclan ni se confunden, sino que ~e unen, de modo parecido a comG decimos que la naturaleza divina y la naturaleza humana se unen en la nica persona de Cristo. Ambas naturalezas no se encuentran confundidas ni mezcladas, sino sencillamente ~nidas en el Verbo encarnado. La teologa, como fe pensada, es la aplicacin de la fe a los misterios cristianos con el fin de contemplarlos, comprender lo ms posible la doctrina que contienen, y exponerlos de manera ordenada. La razn acta guiada por la fe y como baada en el elemento espiritual que la fe proporciona. Gracias a la asistencia del Espritu Santo, la inteligencia tanto de las realidades como de las palabras del depsito de la fe puede crecer en la vida de la Iglesia6. La teologa ayuda precisamente a ese crecimiento. Exige, por lo tanto, que la fe y la razn acten al unsono, sin que ninguna de ellas invada el campo legtimo de la otra, es decir, con equilibrio y armona recprocos. Si la fe ahogase el ejercicio de la razn se producira lo que se llama jideismo, que supone creer sin una base racional o histrica suficiente. Si la razn usurpa el terreno de la fe, estamos en presencia del racionalismo, que es una de las enfermedades serias que pueden afectar a la teologa.(, Catecismo de la Iglesia Catlica, n. 94.

a) El Primer Concilio de Nicea, celebrado en el ao 325 para combatir la hereja de Arrio, representa un importante captulo en la historia de las relaciones entre fe y razn. Movido por la idea de adaptar la doctrina cristiana a las concepciones filosficas imperantes, Arrio propona una interpretacin del dogma de la Trinidad que supona un compromiso con la nocin platnica de Dios. As como el neoplatonismo hablaba de una divinidad jerarquizada en tres hipstasis (Uno - Inteligencia - Alma), de modo que las hipstasis inferiores mantenan con la superior una relacin atemporal de dependencia, el arrianismo conceba al Verbo como un ser divino de rango inferior y creado por el Padre. El Concilio niceno adopt una frmula de fe en la que se declaraba explcitamente que el Hijo o Segunda Persona de la Trinidad era en todo igual al Padre y que haba sido engendrado pero no creado por la Primera Persona divina. Para expresar la igualdad numrica o identidad de la naturaleza del Padre y del Hijo, su us el trmino filosfico omoousios, que significa consustancial. Se introdujo as por vez primera una palabra tomada de la filosofa en una frmula de fe. Era un hecho sin precedentes, porque hasta entonces los Credos de la Iglesia haban usado nicamente expresiones y trminos procedentes de la Sagrada Escritura. Pero esta novedad no significaba una concesin a la filosofa en perjuicio de la fe. Era, por el contrario, una intervencin 43

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eclesial que meda distancias con el pensamiento de los platnicos, a la vez que usaba la filosofa para una tarea aclaratoria del dogma cristiano. El concilio quera dar a entender de forma inequvoca que la Biblia debe ser tomada literalmente y que no se la puede diluir en acomodaciones filosficasy en una especie de racionalidad capaz de explicarlo todo. Las reclamaciones que la filosofa hada a la fe tomaron una direccin opuesta a la intentada por Arrio: mientras que ste meda el cristialJismo con la vara de la razn ilustrada y lo remoddaba de ac'uerdo con ella, los padres conciliares utilizaron la 'filosofa para poner en claro, de forma inconfundible, el factor diferenciador del Cristianismo)/. b) La segunda recepcin de las doctrinas aristotlicas en Occidente, que tiene lugar durante los siglos XII y XIII, Yen la que toman parte activa telogos cristianos, ocasiona algunas intervenciones del Magisterio de la Iglesia. Una de las ms des~cadas es la Bla,Ab Egyptiis, enviada por el Papa Gregorio IX a los profesores de la Universidad de Pars en julio de 1228. El docume.nto,papal parece.dal'pof.supuesta Ia'coriver.i'encia r utilidad de usar la filosofa en asuntos teolgicos, pero previene de' hacerlo indiscriminadamente. Preocupa al Papa que un uso inadecuado de Aristteles, al que muchos imputaban un cierto naturalismo e incluso interpretaciones materiali$tas de la re~idad, pudiera contaminar o adulterar la doctrina cristiana. El mismo Papa envi en abril de 1231 una nueva Bula, titulada Parem Scientiarum, dirigida ahora al abad de San Vctor y al Prior del convento dominicano de Pars. Se mitigan en ellas las prohibiciones contra Aristteles emanadas del Concilio provincial de Pars de 1210, Yse impiden las lecciones sobre los libri naturales slo hasta que hubieran sido examinados. Como era previsible, se haban conocido mejor el carcter y al7

cance de los escritos aristotlicos y se comenzaba a distinguir entre su sustancia y sus defectos, entre el uso y el abuso.e) A lo largo del siglo XIX, la Iglesia ha defendido la razn y

su uso en asuntos teolgicos contra el fidesmo de Luis Bautain (1796-1867) en 1835 Y 1840; Ycontra el tradicionalismo de Agustn Bonnetty (1798-1879) en 1855. Un documento de la Congregacin del ndice afirma en junio de este ao que aun cuando la fe est por encima de la razn, sin embargo, no puede darse jams entre ellas ninguna disensin o conflicto real, puesto que ambas proceden de la misma y nica fuente de verdad eterna e inmutable, que es Dios. Ms bien se prestan mutua ayuda. Dice asimismo que el uso de la razn precede a la fe y con ayuda de la revelacin y de la gracia conduce hasta ella8. La Iglesiaha impugnado a la vez los abusos de la razn en teologa al censurar el semirracionalismo de Jorge Hermes (17751831) en 1835, y de Anton Gnther (1783-1863) en 1857. Ambos telogos alemanes pretendan prcticamente demostrar los misterios cristianos con ayuda de la razn filosfica. Diversas ideas sobre la armona entre fe y razn, .contenidas en la Encclica Qui Pluribus (1846), de Po IX, y en la alocucin Singulari quadam (1854), del mismo Papa, son precedente de lo enseado por el Concilio Vaticano I (1869-1870) en la Constitucin Dogmtica sobre la Fe catlica. Dentro del captulo IV, titulado Fe y Razn, leemos lo siguiente: Cuando la razn iluminada por la fe busca diligentemente, con piedad y prudencia, entonces llega a conseguir, con la ayuda de Dios, una cierta inteligencia muy fructuosa de los misterios, bien sea por analoga con lo que conoce por va natural, bien sea por la conexin de unos misterios con otros y con el fin ltimo del hombre. Sin embargo, nunca podr llegar8

J. Ratzinger,

Ttorla t /osprincipios teolgicos, Barcelona 1985, 134.

J. Collantes, La Fe t la Iglesia catlica, Madrid 1983, 33-34.

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a ser capaz de penetrados como verdades que constituyen su objeto propio. Mas, aun cuando la fe est por encima de la razn, jams puede haber un verdadero conflicto entre ellas: puesto que el mismo Dios que revela los misterios y comunica la fe es el que comunic al espritu humano la luz de la razn, Dios no puede negarse a s mismo, ni la verdad puede jams contradecir la verdad. Esta apariencia imaginaria de contradiccin se origina las ms de las veces, bien porque los dogmas de fe no han sido entendidos y expuestos segn la mente de la Iglesia, o porque se toman como conclusiones de la razn lo que slo son falsas opiniones. Y no slo no pueden jams estar en desacuerdo la fe y la razn (cfr. n. 11, 15), sino que adems se prestan mutua ayuda; puesto que la recta razn demuestra los fundamentos de la fe e iluminada con la luz de la fe se dedica a la ciencia de las cosas divinas. Por su parte, la fe libera y protege de errores a la razn y le suministra mltiples conocimientos9.

mento valiossimo para la reflexin teolgica y al mismo tiempo permite desarrollar y penetrar ms a fondo en muchos temas doctrinales sobre los que l tuvo intuiciones fulgurantes. As, los que se refieren a los valores trascendentales y la analoga del ser; la estructura del ser finito compuesto de esencia y existencia; la relacin entre los seres creados y el Ser divino; la dignidad de la causalidad en las criaturas con dependencia dinmica de la causalidad divina, etc.lO. e) En la reciente Encclica Fides et Ratio (14.9.1998), el Papa Juan Pablo 11recuerda con gran vigor la necesidad de emplear la razn humana en la bsqueda de la Verdad, y de que sea amiga y colaboradora de la fe cristiana en el trabajo teolgico. Dice el Papa: Fue tarea de lospadres de la filosofia mostrar el vinculo entre la razn y la religin. Dirigiendo la mirada hacia los principios universales, no se contentaron con los mitos antiguos, sino que quisieron dar fundamento racional a su creencia en la divinidad. Se inici as un camino que, abandonando las tradiciones antiguas particulares, se abra a un proceso ms conforme a las exigencias de la razn universal. El objetivo que dicho proceso buscaba era la conciencia crtica de aquello en lo que se crea. El concepto de la divinidad fue el primero que se benefici de este camino. Las supersticiones fueron reconocidas como tales y la religin se purific, al menos en parte, mediante el anlisis racional. Sobre esta base los Padres de la Iglesia comenzaron un dilogo fecundo con los filsofos antiguos, abriendo el camino al anuncio ya la comprensin del Dios de JesucristolI. El Papa pide a los pensadores, y particularmente a los filsofos creyentes, que, fieles a una tradicin secular de contenidos perennes, se animen y comprometan a buscar la verdad, una meta donde pueden y deben darse cita la razn y la fe.10

d) A propsito de la gigante obra tea lgica de Santo Toms de Aquino, Pablo VI haca notar en diciembre de 1974 cmo el santo supo evitar los escollos opuestos del naturalismo, que desaloja por completo a Dios del mundo y especialmente de la cultura, yel de un falso sobrenaturalismo o fidesmo que, para evitar aquel error cultural y espiritual, pretende frenar las legtimas aspiraciones de la razn. Aade el Papa: como filsofo y telogo cristiano, Santo Toms descubre en todos y cada uno de los seres una participacin del Ser absoluto, que crea, sostiene y con su dinamismo mueve ex alto todo el universo creado, toda vida, cada pensamiento y cada acto de fe. Partiendo de estos principios, el Aquinate, mientras exalta al mximo la dignidad de la razn humana, ofrece un instru'l

D 1795-1799.

Ecclesia 18.1.1975,77-84.

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N.36. 47

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El lenguaje humano es, junto a la razn y la fe, el tercer presupuesto de la teologa. Al defender la capacidad de la razn humana para conocer a Dios, la Iglesia expresa su confianza en la posibilidad de hablar de Dios a todos los hombres y con todos los hombres12. La Revelacin divina no trae su propio lenguaje. La Palabra de Dios se hace palabra humana a travs de los profetas y de quienes continan luego la trasmisin de la doctrina revelada en la Iglesia. El lenguaje ordinario de los hombres es as el modo normal de expresar la revelacin de Dios. Por eso ellenguaje es una condicin esencial para la existencia y desarrollo de la teologa. Afirmamos que la razn humana puede conocer en medida suficiente la realidad y la verdad de las cosas, y que ese conocimiento puede expresarse en palabras, que reflejan por lo tanto la realidad, incluida tambin la realidad de los misterios divinos. La va llamada de la analoga permite superar los lmites del lenguaje humano, de modo que pueda ser usado para hablar de Dios y de los misterios cristianos. La analoga puri[ca nuestro lenguaje finito y lo hace capaz, en alguna medida, para expresar lo infinito. La analoga presupone en definitiva que todo lo creado participa, a causa de la Creacin, en el Ser divino, y que hay por tanto alguna semejanza entre el Creador y sus criaturas. Podemos as usar, dentro de ciertos lmites, palabras que resultan comunes a ambos. Cuando decimos que Dios es bueno, afirmamos lo mismo que cuando decimos que un hombre es bueno, pero lo afirmamos en sentido algo diferente, y en el mximo sentido que pueden recibir esas palabras. La analoga se aplica segn tres momentos: positivo, negativo y de eminencia. En el primer momento hablamos de DiosCaucismo

positivamente, es decir, le atribuimos perfecciones, como la bondad, la sabidura, la eternidad, el amor, la misericordia, etc. En un segundo momento (va negativa) eliminamos en Dios todas las cualidades que son incompatibles con su naturaleza espiritual e invisible (materia, corporeidad, temporalidad). La . , va de la eminencia indica finalmente el grado infinito que es , slo propio de Dios. Decimos que el hombre es bueno, libre o inteligente, pero afirmamos que Dios es sumamente bueno, libre e inteligente. El lenguaje religioso es muy rico en posibilidades. Podemos distinguir diversos lenguajes en el terreno de la fe: a) Lenguaje bblico. Contiene la narracin originaria (proftica y apostlica) que recoge la Palabra divina a travs del Antiguo Testamento (Dios de Israel) y del Nuevo (Jess de Nazaret). Este lenguaje es fuente de los dems, porque nos pone en contacto con los sucesos que son races del Cristianismo, y porque su gran fuerza narrativa y doxolgica (de accin de gracias en el culto) inspira y baa directamente la liturgia, la teologa, y la predicacin. Los credos de la Iglesia y las confesiones de fe se expresan por lo general en lenguaje bblico. En el Concilio de Nicea (325), como se ha indicado ms arriba, la Iglesia introduce el trmino consustancial, que est tomado del pensamiento filos~ fico, con el fin de expresar con claridad la igualdad divina del . Padre y el Hijo, pero este tipo de palabras es muy excepcional en el lenguaje de los Credos. b) Lenguaje teolgico. Deriva del anterior, pero toma terminologa ms conceptual, para lograr mayor precisin y rigor siempre que son necesarios en la formulacin de la fe. Los te~ lagos cristianos de los primeros siglos acudieron al lenguaje de la filosofa griega clsica, y utilizaron trminos como sustancia, persona, naturaleza, causa, materia, relacin, etc. Aunque estas palabras se toman de la filosofa, no mantienen al entrar en las

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tk

la Igksia Catlica, n. 39.

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frmulas de fe su entero y puro sentido tcnico. Significan enronces para la Iglesia y la teologa lo que quieren decir segn el sentido comn de una persona normalmente culta. As, por ejemplo, en el trmino transubstanciacin, usado para expresar la conversin eucarstica, sustancia no es un concepto perteneciente sin ms a un sistema filosfico, ni mantiene conexin especial con una teora particular. Se emplea para indicar la profundidad del cambio de la realidad fundamental (sustancia) del pan en la realidad fundamental del cuerpo de Cristo. La Iglesia y la teologa siguen usando esa palabra porque no encuentran un trmino ms adecuado para explicar su doctrina eucarstica 13. Si bien el lenguaje teolgico puede alcanzar una precisin razonable, no consigue expresar la inagot1.ble riqueza de los misterios cristianos, como tampoco puede hacerlo cualquier otr lenguaje. c) Lenguaje litrgico. Se basa directamente en el lenguaje cultual ydoxolgico de la Biblia, y contiene un rico tesoro de vivencias y contenidos cristianos. Ha sido desarrollado por la dimensin orante de la Iglesia, y se encierra principalmente en el Misal, la Liturgia de las Horas, y los Rituales de Sacramentos. Este lenguaje une la percepcin religiosa y la reflexin teolgica, as como importantes aspectos pastorales y de prudencia eclesial. La atencin a la ortodoxia y correccin doctrinal de lo que expresa, no le impide trasparentar experiencias cristianas originales, y un fuerte clima de veneracin hacia el Misterio. El lenguaje usado por la Iglesia en los documentos magisteriales es un ndice excelente para tomar el pulso, por as decirIo, a su sensibilidad y preocupaciones en cada momento importante de su historia. La terminologa de los textos delComit para el jubileo del ao 2000, Eucarista, Sacramento de Vida Madrid'1999, 106.

Concilio Vaticano II (1962-65) es un buen ejemplo de este hecho. Las Constituciones y Decretos de este concilio usan palabras que nunca haban aparecido antes en textos conciliares, como amor (113 veces), dilogo (31), evangelizacin (32), evangelizar (l8), fraternidad (26), historia (63), laico como . sustantivo (200), ministerio (147), misional (75), pobre (42), servir (17), servicio (80), Evangelio (157). Estos lenguajes de palabras no son los nicos modos de expresar lo religioso. Es tambin importante el lenguaje de las imgenes, de los gestos, y del silencio. El lenguaje de las imgenes se apoya en la importancia de la representacin sagrada, expresada en la iconpgrafa cristiana. Es un lenguaje usado habitualmente por la Iglesia, consciente de que muchas veces una imagen vale ms que mil palabras. Est estrechamente vinculado al culto, en el que las imgenes del Seor, de la Virgen Mara, y de los santos permiten a los cristianos expresar su adoracin y su veneracin hacia Dios y hacia quienes pueden interceder por nosotros. En relacin a las imgenes e iconos de Jesucristo y de la Virgen, ensea el 2. Concilio de Nicea: Cuanto ms frecuentemente son contempladas estas imgenes, tanto ms quienes las contemplan se sienten movidos al recuerdo y al deseo de los modelos originales y a tributarles respeto y veneracin ... El honor rendido a las imgenes, en realidad, pertenece a aquel que est representado en ellas, y, quien venera la imagen, venera la realidad de quien en ella se reproduce (Mansi, XIII, 482). El lenguaje de los gestos usa movimientos y posiciones corporales, y muestra que el cuerpo no es obstculo para la expresin interior, sino que, al contrario, ayuda a encarnarIa y desarrollarIa. Gestos como la genuflexin, las manos extendidas, las inclinaciones de cabeza, y los signos de la cruz encierran una gran expresividad religiosa. El silencio se halla en la Liturgia como clima natural de adoracin. La Constitucin Sacrosanctum Concilium reco51

1.\

NI/el/ti,

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mienda favorecer las aclamaciones del pueblo, las respuestas y el canto de los salmos, y prescribe tambin la observacin oportuna de un silencio sagradol4, de modo que respetando cada fiel el silencio de los dems fieles contribuya a un ambiente de comunin. La espiritualidad de la Iglesia Oriental ha cultivado con especial sensibilidad religiosa el silencio que adora, del que tienen necesidad la teologa, para valorar plenamente su propia alma sapiencial y espiritual; la oracin, para que no se olvide nunca que ver a Dios significa bajar del monte con un rostro tan radiante que obligue a cubrirlo con un velo (cfr. x 34, 33); la predicacin, para que no piense que la experiencia de Dios est solamente en las palabras15.

4. Objeto de la teologa La teologa es la ciencia de Di~s. Su inters se centra en Dios y su actividad salvadora en Jesucristo a favor de los hombres. Es por definicin una ciencia teocntrica. Todas sus afirmaciones arrancan de Dios, para volver finalmente a l, despus de haber ayudado a entender mejor las acciones divinas y dar sentido profundo a la existencia humana y a las cosas del mundo. La ciencia teolgica estudia el ser de Dios, en la medida en que puede alcanzarlo. No olvida nunca que Dios es un profundo misterio, que no es un objeto del que se pueda dar informacin como de otros objetos, puesto que no existe del modo que existen las cosas o los hombres en el mundo. La Sagrada Escritura se refiere a l como el Dios escondidol6, que14 15

habita una luz inaccesible1? Somos seres finitos que no pueden abarcar ni comprender al Ser infinito. No podemos -dice Santo Toms de Aquino- saber de Dios qu cosa es. No obstante, para saber lo que en la doctrina teolgica se afirma de Dios, empleamos sus obras, bien sean de naturaleza o de gracia18.Que la teologa es ciencia de Dios significa principalmente que todo se trata en ella desde el punto de vista divinol9 y que la afirmacin cristiana no parte del hombre, ni siquiera del mundo, para hablar de Dios como Demiurgo o Axioma eterno, sino que parte de Dios, del Dios vivo absolutamente trascendente y libre20. La teologa trata de Dios y le considera ya en s mismo, es decir, en su esencia, atributos y Personas divinas del Padre, el Hijo y el Espritu Santo, ya como principio y fin de todas las cosas, y estudia entonces las criaturas, los actos humanos, las normas que rigen la conducta humana, la gracia divina y las virtudes. La teologa -dice Juan Pablo 11- se concentra temticamente en el misterio de Dios Uno y Trino21.El edificio teolgico puede construirse de diversos modos, pero siempre tiene en cuenta, para estructurarse adecuadamente, que Dios ha desvelado aspectos de su vida ntima intratrinitaria que son la base de la teologa y que l es adems la causa libre de toda realidad espiritual y visible. Es tambin el fin de esa realidad, que debe volver a l de algn modo. La teologa considera, por tanto, a Dios como misterio y Origen Creador del hombre y de las cosas, como Redentor a travs de Jesucristo y la Iglesia, como santificador en el Espritu Santo, y finalmente como c(])nsumador del universo en el ms all escatolgico.17 19 10

N.30. Carta Apostlica Orimta/e Lumm, n. 16.

11 16

Is 45, 15.

1334.

Cfr. 1 Tim 6, 16. 18 Suma de Teologa, 1,7, 1. Cfr. Suma de Teologa, 1, 1, 7. Y. Congar, La Fe y la Ttologa, 184. Juan Pablo 11, Discurso en Alttotting, 18.11.1980: Instgnamenti,

3, 2,

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Es decir, reflexiona sobre Dios en cuanto'deidad, y trata de l como el Dios vivo de la revelacin, el Dios de Abraham, Isaac y Jacob, el Dios Trino que se revela en la historia de la salvacin. No se ocupa de Dios como la filosofa, que le alcanza solamente en cuanto causa de los seres creados y habla por tanto de l segn lo que refleja su ser en las criaturas. La teologa se diferencia as de la teodicea o teologa natural, que es el conjunto de conocimientos que el hombre puede llegar a tener de Dios sin ayuda de la Revelacin sobrenatural y se limita a estudiar la existencia, el ser y los atributos divinos. A Dios nadie le ha visto jams: el Hijo nico, que est en el seno del Padre, l lo ha comunicado22. La teologa depende por entero de la Revelacin. Pero la teologa puede y debe ocuparse adems de cualquier realidad terrenal, siempre que lo haga a) para explicar su sentido ltimo a la luz del Evangelio; y b) para determinar su repercusin espiritual y moral, en el hombre. a) La teologa sabe bien que las realidades terrenas tienen importancia en la economa divina de la salvacin, porque representan fines intermedios legtimos en el camino vocacional del ser humano. Por eso los telogos pueden estudiar el significado que, desde un punto de vista cristiano, se encierra en aspectos de la actividad humana tales como las comunidades naturales, las relaciones entre los pueblos, ell.1S0de la naturaleza, la educacin de la persona, el trabajo, la ciencia y la tcnica, la economa y el desarrollo, el arte, el deporte, el gobierno de las naciones, el orden internacional, la biotica, etc. La consideracin de estas realidades no slo no supone olvido de Dios sino una visin del mundo en la que Dios y la realizacin de su Reino son el dato y la intencin primarios. Es precisa22

mente la teologa la nica que puede hablar con autoridad, y sin reduccionismos interesados y egostas, de las verdades pblicas del Reino de Dios, como son la paz, la justicia, la verdad, la compasin y la concordia, para ayudar a la Iglesia a determinar y ensear el recto modo de entender, vivir y difundir esos valores. Bajo la luz de Cristo -leemos en la Constitucin Gaudium et Spe~ el Concilio se dirige a todos para esclarecer el misterio del hombre y cooperar en el hallazgo de soluciones que respondan a los principales problemas de nuestra poca23.b) La teologa sigue siendo teocntrica cuando se ocupa de modo especial del ser humano, ante todo porque la antropologa es de modo indisociable teologa y cristologa, dado que el modelo autntico de hombre vivo es Cristo prefigurado en Adn24.Juan Pablo 11 ha recogido y desarrollado estos motivos en la Encclica Redemptor Hominis (4.3.1979), principalmente cuando habla de que Cristo se ha unido a todobombre (n. 13) y explica por qu todos los caminos de la Iglesia conducen al hombre (n. 14). La actividad teolgica ha de reflexionar sobre la posibilidad misma de la fe para la criatura humana y su vocacin y destino eternos. Considera y descubre asimismo lo especfico de la persona, que no es una simple cosa u objeto. Estudia los aspectos intersubjetivos del ser humano que le son necesarios para constituirse y vivir como tal, y trata de su condicin histrica como ser en el mundo. Sobre todo presenta al hombre como un ser religioso y moral, que tiene su centro en Dios y necesita elegir con frecuencia entre el bien y el mal para lograr su fin. Todo converge en la obra de la gracia, que permite a la persona usar bien su libertad, elegir a Dios en Jesucristo y alcanzar la santidad y la vida eterna.23 24

N. 10. Pablo VI, Discurso al Congreso mundial tomista, 12.9.1970: fnsegna-

Juan 1, 18.

ment, 8, 868.

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Puede decirse en suma que existe una profunda conexin entre el objeto de la teologa y la misin de la Iglesia, y es tarea de los telogos proporcionar los fundamentos de esa unin y de su ejercicio en campos concretos de la realidad humana.

5. Lmites de la teologa La teologa es imperfecta y susceptible de un progreso que nunca termina. Debe ser consciente, por lo tanto, de que reflexiona sobre el misterio de Dios, que nunca puede ser abarcado por la razn humana, ni siquiera guiada por la luz de la fe. Ahora vemos como en un espejo, confusamente. Slo despus veremos cara a cara. Ahora conozco de un modo imperfecto, pero luego conocer como soy conocido25.La teologa se halla tambin condicionada por los lmites de la razn y dellenguaje. La primera consigue captar la realidad divina en alguna medida, y el lenguaje consigue expresarla en palabras humanas, pero tanto la razn como el lenguaje, que son presupuestos de la teologa, se quedan siempre cortos cuando se trata de conocer los misterios divinos y hablar de ellos con palabras humanas. Por eso la actividad teolgica dejar siempre en el telogo una cierta insatisfaccin, que debe fomentar su humildad y moverle a una contemplacin y a un estudio ms intensos. Sabe que est en presencia de misterios insondables, a los que se refiere San Agustn cuando dice: Si has comprendido del todo es que no es Dios lo que has encontrado. San Efrn escribe: Aquel que llegue a alcanzar una parte del tesoro de esta palabra no crea que en ella se halla solamente lo que l ha hallado, sino que ha de pensar que, de las muchas25

cosas que hay en ella, esto es lo nico que ha podido alcanzar. Ni por el hecho de que esta sola parte haya podido llegar a ser entendida por l, tenga esta palabra por pobre y estril y la desprecie, sino que, considerando que no puede abarcarla toda, d gracias por la riqueza que encierra. Algrate por lo que has alcanzado, sin entristecerte por lo que te queda por alcanzar. El sediento se alegra cuando bebe y no se entristece porque no puede agotar la fuente. La fuente ha de vencer tu sed, pero tu sed no ha de vencer la fuente, porque, si tu sed queda saciada sin que se agote la fuente, cuando vuelvas a tener sed podrs de nuevo beber de ella; en cambio, si al saciarse tu sed se secara tambin la fuente, tu victoria sera en prejuicio tuYO26.

6. La teologa como Sabidura Adems de ciencia, la teologa cristiana es sabidura, es decir, est por encima de la informacin y tambin del simple conocimiento. Su mirada a la realidad es ms penetrante y profunda que la mirada filosfica o cientfica, que consideran las cosas slo por lo que son en sus apariencias externas. La teologa es conocimiento de todas las realidades divinas y humanas a travs de la Causa primera, que es Dios mismo, principio del orden universal. Ve las cosa de modo pleno y sub specie aeternitatis. Se esfuerza por penetrar respetuosamente el plan divino de las cosas y procura descubrir el sentido hondo de cada criatura, tal como existe en Dios y su designio creador y salvador, esto es, no solamente en su estructura de fondo, sino tambin en sus aspectos concretos y en su destino salvfico. Quiere ser en el mundo como el intrprete de Dios a partir de la revelacin.Commtario al Diattssaron, cap. 1, 18-19.

1 Cor 13, 12.

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Al penetrar en el sentido de los seres y de los acontecimientos segn la visin de Dios, la teologa se hace acreedora al nombre de sabidura y puede desempear respecto a las ciencias humanas un papel de unificacin y de sntesis, sin que ejerza por ello ninguna clase de tutela sobre ellas. Nos dict' que no basta detenerse en el conocimiento superficial de las cosas creadas y se ofrece como alma de un proyecto cuyo eje sea el conocimiento de Dios como origen, centro y fin del mundo y de la vida humana. La fe cristiana -escribe el Beato Josemara Escriv de Balaguer- no achica el nimo, ni cercena los impulsos nobles del alma, puesto que los agranda, al revelar su verdadero y ms autntico sentido: no estamos destinados a una felicidad cualquiera, porque hemos sido llamados a penetrar en la intimidad divina, a conocer y amar a Dios Padre, a Dios Hijo y a Dios Espritu Santo y, en la Trinidad y en la Unidad de Dios, a todos los ngeles y a todos los hombres27. Los Padres de la Iglesia consideraban la ttologa como sabidura. Cuando la teologa se convierte, siglos ms tarde, en ciencia, por la actividad de escolsticos como Toms de Aquino, Buenaventura, etc. (siglo XIII) no deja, sin embargo, de ser comprendida y cultivada tambin como sabidura. La teologa como ciencia no sustituye o reemplaza a la teologa como sabidura, sino que sta queda integrada en aquella, y la teologa se concibe y desarrolla como un ciencia sapiencia!. Esta situacin llega hasta nuestros das, en los que la teologa se ha incorporado tambin aspectos de ciencia prctica, que debe ayudar al desarrollo de la Iglesia, y a la mejora del mundo, adems de servir para la vida espiritual y la evangelizacin.

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Es Cristo que pasa. Homilas, Madrid 1973, n. 133.

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