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En el aura del sauce El álamo y el viento 309 Las 4 de una tarde de invierno Un ángel de un ya más pálido diamante hace casi terrible la luz. Por qué? Qué tiene la afilada alegría de la luz sobre los pastos y sobre el agua? Una secreta sombra de tiempo hace tan frágil, y sin embargo, 10 tan aguda la luz, con frío, ay, con frío? Me aflige, amigos, el frío de la niña de diamante que quisiera danzar sobre el verde y la onda, y un no sé qué de filos la cortan en el aire y un no sé qué de aceros le azulan todo el río. Pero ya conozco al ángel de esta hora y lo miro de frente para saber si en su horror de vidrio que palidece ah, con qué rapidez a un insensible soplo, hay ahora una sombra helada sobre ramas escasas o apagadas, y está ese frío de muerte —no es de fuego, por Dios, ahora la muerte?— 20 que parece cortar el aliento del planeta. En torno al fuego de la alegría, amigos, hagamos una rueda, a pesar de los ángeles de vidrio y del dolor y de la muerte, y a pesar, ay, a pesar de las agujas del desvelo sobre tanta criatura sin abrigo: subirá mañana Septiembre de las quintas y mañana el amanecer será un vuelo para todos.

Juan L. Ortiz - Las 4 de Una Tarde de Invierno

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Juan L. Ortiz - Las 4 de Una Tarde de Invierno

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  • En el aura del sauce El lamo y el viento 309

    Las 4 de una tarde de invierno

    Un ngel de un ya ms plido diamante

    hace casi terrible la luz.

    Por qu?

    Qu tiene la afilada

    alegra de la luz

    sobre los pastos

    y sobre el agua?

    Una secreta sombra de tiempo

    hace tan frgil,

    y sin embargo, 10

    tan aguda la luz, con fro, ay, con fro?

    Me aflige, amigos, el fro de la nia de diamante

    que quisiera danzar sobre el verde y la onda,

    y un no s qu de filos la cortan en el aire

    y un no s qu de aceros le azulan todo el ro.

    Pero ya conozco al ngel de esta hora y lo miro de frente

    para saber si en su horror de vidrio que palidece

    ah, con qu rapidez a un insensible soplo,

    hay ahora una sombra helada sobre ramas escasas o apagadas,

    y est ese fro de muerte no es de fuego, por Dios, ahora la muerte? 20

    que parece cortar el aliento del planeta.

    En torno al fuego de la alegra, amigos, hagamos una rueda,

    a pesar de los ngeles de vidrio y del dolor y de la muerte,

    y a pesar, ay, a pesar de las agujas del desvelo sobre tanta criatura sin abrigo:

    subir maana Septiembre de las quintas y maana el amanecer ser un vuelo para todos.