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Juan Sanchez Lamouth - Antologia de Juan Sanchez Lamouth

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Prueba palpable de la importancia y valor de la obra de Juan Sánchez Lamouth es que esta selección está presidida por cuatro comentarios críticos escritos por otros tantos especialistas en la literatura dominicana: DiógenesCéspedes, Ramón Francisco, Amonio Lockward y Andrés L. Mateo.Marginado socialmente, menospreciado por los intelectuales yescritores burgueses, Sánchez Lamouth, sin embargo, supo llevarcon dignidad su condición de poeta "maldito", de poeta rebeldefrente a las convenciones y perjuicios de su época. a la vez quereafirmaba con orgullo sus orígenes africanos.

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  • ANTOLOGA DEJUAN SNCHEZ LAMOUTH

  • ANTOLOGA DEJUAN SNCHEZ LAMOUTH

    Estudio y seleccin de Digenes CspedesRamn Francisco

    Antonio Lockward MilesAndrs L. Mateo

    Comisin Permanente de la Feria del LibroSanto Domingo, Repblica Dominicana

    2001

  • Contenido

    PRESENTACINCARLOS ESTEBAN DEIVEPresidenle de la Comisin Permanente de la Feria del Libro .......9

    Vigencia de Juan Snchez Lamouth: una mirada a su poca(y a la nuestra)DIGENESsPIDESCoordinadot de Edidones de la Comisin Pnmanente de la Feri2 del Libro 11

    Juan Snchez Lamouth en tres temposRAMN FRANOSCO .29

    Juan Snchez Lamouth: una aproximaci6ndominicana a los ancestrosA.'I(l"()NIO LOCKWARO AR'!1LES .43

    Su Nombre: JuanANDRS L. MATEO ...... .51

    I200 VERSOS PARA UNA SOlA ROSA (1956) ............57

    11CUADERNOS PARA UNA MUERTE EN PRIMAVERA (1956) ..59

    IJIMEMORIAL DE LOS BOSQUES Y 0'rR0S POEMAS (958) .....67

    IVOTOO y POESlA (l9S8) ................79

  • VEL PUEBLO V lA SAI.jGRE o96.n ' 91

    VISINFONA VEGETAL AJUAN PABLO DUARTE V OTROSPOEMAS (968) ....109

    VIICA.'tBIODE TEMPERAnJRA 098D ........................129

  • PresentacinCARLOS FSTEHAN DEIVF.

    PR'~idc:nle de la Comisin Permanente de la Fena del Lihro

    La Comisin Per-manente de la Feria del Libro se complace en induir en su colec-cin FERILIBRO, este texto antolgico de la poesa de Juan Sn-chez Larnouth como un homenaje a su gran obra y tambin pararescatarlo un poco del olvido.

    Snchez Lamouth fue uno de esos poetas del pueblo que, a des-pecho de su pobreza y su bohemia, supo enaltecer las letras do-minicanas con poemas que cantaban la vida sencilla de gente co-mo l, pero no al modo popular y campesino, sino valindose delas formas cultas de la poesa.

    Prueba palpable de la importancia y valor de su obra es que es-ta seleccin est presidida por cuatro comentarios crticos escritospor otros tantos especialistas en la literatura dominicana: DigenesCspedes, Ramn Francisco, Amonio Lockward y Andrs L. Mateo.

    Marginado socialmente, menospreciado por los intelectuales yescritores burgueses, Snchez Lamouth, sin embargo, supo llevarcon dignidad su condicin de poeta "maldito", dc poeta rebeldefrente a las convenciones y perjuicios de su poca. a la vez quereafirmaba con orgullo sus orgenes africanos.

    Al rendir, pues, homenaje al poeta con la publicacin de estaantologa, la Comisin Permanente de la Feria del Libro esperaque las nuevas generaciones de lectores podrn apreciar el valore importancia de ese autor tan singular.

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  • Vigencia de Juan Snchez Lamouth:una mirada a su poca (y a la nuestra)DIGEJ'Ioe5 CSPEDESCoordnador de EdiciorlCsComi.~i6n Permanente de b feria del Libro

    1. Recepcin masiva y apotesica

    De los juicios queSnchez lamouth incluy en 1963 en su libro El pueblo y la sangre(con el cual gan el Premio Nacional de Poesa otorgado en abril1%4 por la Secretara de Educacin, Bellas Artes y Cultos), slo elde Manuel Mora Serrano trat -y muy parcialmente otros publica-dos antes o despus- de responder a la pregunta crucial de la re-cepcin de la obra de un escritor: "A qu se debe el impacto popu-lar e intelectual que la obra potica de Juan ejerce sobre nuestromundo literario?"

    Luego de afirmar que "poetas y crticos, literatos y periodis-tas, todo mundo en nuestro pas, ha dicho algo de su hacer l-rico", Mora Serrano enumeraba y defina cinco razones por lascuales Snchez Larnouth era popular entre el pueblo llano y losintelectuales, a saber: a) por su tradicionalismo, b) por su nove-dad potica, e) por el uso de palabras "claves", d) por sus me-tforas sorprendentes, y e) por la distancia aparente entre elhombre y el poeta.

    Esas cinco razones, ms otras que aparecen en peri6dicos, re-vistas y libros acerca de Snchez Larnouth y su obra completan elcuadro que explica la pregunta que se hizo en su tiempo Mora Se-rrano, o sea, que los valores artsticos de los poemas del poeta,desde Brumas de 1954 hasta su ltimo libro Sinfona vegetal aJuan Pablo Duarte y otros poemas de 1968. pueden ser descifra-

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  • Digell('S Cspedes _ , V

    dos igualmente con la teora metafsica de la literatura que con su"contrara" la teora materialista de la literatura.

    Que unos y otros portaestandartes de esas dos concepcionesideolgicas del arte y la literatura al parecer irreconciliables ven-gan a conciliar sus intereses en el momento de determinar el valorde las obras de Snchez Larnouth, resulta altamente sospechoso.

    En nuestra cultura, los repetidores por antonomasia de esa con-cepcin metafsica del arte y la literatura fueron Andrs Avelno' yAntonio Fernndez Spencer', los cuales llegaron a crear seguido-res que preferan consultarles antes que ir directamente a las fuen-tes donde bebieron nuestros dos estilistas: las estticas y las filoso-fas del arte construidas desde Platn a Hegel',

    Por su parte, los estados mayores de los partidos polticos, des-de el centro hasta las izquierdas, acogieron en su santo seno laconcepcin materialista del arte y la Iteratura construida bsica-mente a partir del siglo XIXpor los socialistas utpicos, Marx y En-gels que la perfeccionaron y lenin, Stalin y Mao que la elevaron alrango de teora y prctica oficial del arte y la literatura del Estadosocialista. Para beneplcito -aunque a largo plazo-- vino a suce-der que ambas teoras del arte y la literatura -la merafslca y lamaterialista- tienen la misma teora del lenguaje: la metafsica delsigno.

    Esto explica -sin que los portaestandartes de esas dos teorasse den Cl1enta- cmo vienen a conciliar y a reconciliarse con lamisma terminologa literaria cuando la obra y la vida de un escri-tor son lo suficentemente ambiguos como para decidir, por medodel sentido nico y verdadero, el valor artstico.

    , Melflj'isJctl Ctl/f'8oritt/. Ciudad TrujilJo: Editord Montalvo. 1910. oV/ll!t'CJ poesia domtntcana Madrid: P.dcio~5 Culturo Hispnica, 19';3. Ver tambinA ortilas del ftlosofar. Santu Domingo: Coleccin Arquero, Editora del Caribe. 1960. La "poesia pur.." enarbolad.. por Camille Maudaire. el abate Brmcnd y parcalmen-te por Vlryha !iido una de las ideologas literarias que ms ha Innuldo. como aCt\I;I-Iizad6n de Platn r HeReI. en Avehno y fernool"z Spcncer y 5U!i seguidores. Alldonde aparezca un fil.'iOfo o tenco de la hteratura enarbolando la idea de una poe-siu csrnica. abstracta. pura. universal, furma eterna. rr.acional, desprovista de senti-do, ah se adhieren. sin (fitic;l, 105 esplntus de la universal flojera. En cada poca apa-rece siempre un raconalizadn sublime de eslaS vanames de la nlet;lfisic; del signocuyo autor emblernuco es Platn, L; re\'lsta ta Poesia !j()rpnmdj(ln IV de enero de19'1-j trOle en pp 32-33un artil.:ulo de Paul Val~ry rnulado "Sobre la poesa".

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  • '" .M_yIRencl deJllan sncbe: Lamoutb. IIna mirada (' su poca (ya la nuestra)

    2. El discurso de Avelino: fijador de la gran recepcinLa crtica que consagra a juan Snchez Lamouth para siempre y

    lo exonera del prejuicio social que minimizaba su obra en virtudde consideraciones clasistas y personales son los artculos publica-dos por Andrs Avelino en El Caribe del 28 al 31 de octubre de19;6. F.sosartculos no son otro asunto que el prlogo a la obra deSnchez lamouth Cuaderno para una muerte en primatera, apunto de salir de la imprenta.'

    Quien vivi en la era de Trujillo sabe el peso intelectual enormeque tena Avelino, Vena del postumsmo y fue su terico princi-pal. ErJ percibido por toda la sociedad como filsofo primero ycomo matemtico despus: dos oficios intelectuales muy valoriza-dos durante aquel rgimen. En tercer lugar, era catedrtco de laUniversidad de Santo Domingo, nombrado por decreto por Truji-110 o por quicn l hubiese puesto en la Presidencia de la Repbli-ca. Era el filsofo que representaba al pas (es decir, al rgimen)en todos los cnclaves Importantes de filosofa del mundo. Esta esla imagen que a dictadura le interesaba difundir en el pas y en elexterior acerca no solamente de Avelno, sino tambin de los de-ms intelectuales de vala que vivan en el pas. Aunque en el cr-culo ntimo de su respectivo hogar, O entre intelectuales, se hicie-ran crticas al rgimen.

    El prlogo de Avelino debi tener un peso enorme. No slo co-mo consagrador del [oven Snchez Lamouth, el cual, con 27 aos,apenas haha publicado tres libros de poemas hasta ese momento,sino tambin que dicho prlogo tuvo el efecto de reduplicar lasideas poticas ya vaciadas en Mettljisica categorial. Ms an, enun momento en que la larga introduccin de Femndez Spcnccr asu Nueoa poesa dominicana de 1953 no ha tenido todava eltiempo de influir de manera considerable en la sociedad, es el tex-to de Avelino el que servir de fijador de las ideas acerca de la poe-sa en nuestra cultura, Cuando Fcrnndez Spencer regresa al pasdesde Madrid en 1957 lo har con el traje de filsofo, oficio inte-

    Vio la luz. ~eRn el colofn, el Il de noviembre de 1956 en Ciudad Trul.1I11 t:dlIOr:l del C;arihej Las citas del Prlo~o de Avehno a ellt;)ohr se ;.threvi;tr.in como " m:i~el nmero de 1;. p~n;1

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  • Dtgene CsfJefk'S _....- v

    lectual menos desvalorizado que el de crtico o poeta. AunqueFernndez Spencer dejar asentada entre 1944y 1947,su filosa na-vaja de crtico y terico principal del grupo de La Poesa Sorpren-dida y su revista del mismo nombre, ms Entre las Soledades quesustituy al primer vocero literario.

    En sntesis, en qu consistan esas ideas de Avelino sobre lapoesa. las cuales sern, poco ms, poco menos, las mismas deFemndez Spencer y todos los actualizadores de Platn, Hegel ysus epgonos?

    El primer apotegma de Avelino es que la poesa es irracional.Ese es el rasgo distintivo mayor de la poesa de Snchez Lamouthy por eso l la valora, aunque despus encontrar en ella ripios delo racional.

    El segundo apotegma es que la poesa irracional es la nica yverdadera poesa. Avelino ampla el concepto: "Nunca puede dar-se poesa en lenguaje racional, directo, como el lenguaje de laciencia, de la filosofa o del conocimiento vulgar. Son las mismaspalabras las que se usan en el lenguaje cientfico que las que seutilizan en el potico, pero el significado de las primeras es un sig-nificado directo; estn tomadas en el sentido recto de los concep-tos cientficos, racionales del conocimiento comn, pero el signi-ficado del lenguaje potico es indirecto; no va dirigido (no debe irdirigido a la razn, ni al conocimiento); va dirigido a la intuicinpotica del gozador esttico. la palabra y el ritmo no deben decirnada directo en la romposicin potica; son meros vehculos de laemocin esttica, de la expresin del valor." (P, 9)

    El dualismo metasico de Avelino que separa prosa y poesaresulta interesante porque no hay todava en l una condena dellenguaje comn, sino, al parecer, una valoracin: cada cual por sulado. Quiz esta no condena le viene a Avelino por su propia va-loracin como filsofo de oficio y concebida o sacralizada la filo-sofa como ciencia del conocimiento verdadero del mundo direc-to. Otro dualismo introducido por la lgica del discurso de Aveli-no es la separacin entre lenguaje directo (denotativo) y lengua-je indirecto (connotativo). Es decir, separacin entre lenguajepropio y lenguaje figurado. Para esta concepcin avcliniana, la14

  • .. ............J/lgellcla dejuml Sncbez Lamoutb. una mirada a su poca (l' tila nuestra)

    poesa es identificada con la metfora. Estos apotegmas que voycitando y desmontando son las grandes verdades poticas de oc-cidente. No necesitan ser estudiados, pues circulan como opininen todas las pocas.

    Otro apotegma mortal para la poesa y verdadero para los me-tafsicos es el siguiente, que copio de Avelino: "Un poema, comoobra de arte slo debe expresar valor, no ideas. En la prosa, en loclentlfico, las ideas estn al servicio de lo racional y del conoci-miento, en el poema las ideas estn tomadas en sentido indirecto,estn al servicio de la vivencia de los valores estticos. los valoresson irracionales. Ningn valor puede ser reducido a lo racional.Por eso los valores no pueden definirse." (P, 9-1(})

    Queda ahora por definir lo que son los valores estticos. Peroantes observemos con gravedad y peligro para la poesa que a es-la, que no es otra cosa que un tipo de discurso, le ha sido sustrai-do el sentido, es decir, lo propio y lo capital en el lenguaje. Lo msgrave en esta teora no es que las ideas, el significado o el sentidosean nicamente especficos a la prosa, entendida como discursoracional o cientfico, sino que ningn poema tiene sentido, pues-to que al ser lenguaje indirecto o metafrico, carece de sentido, in-cluso de sentido metafrico, puesto que las metforas no expresanideas, sino lo inefable, es decir, una ausencia de lenguaje o lo queno puede ser expresado ni explicado. Habra que plantearle a es-te tipo de discurso aveliniano que elimina totalmente el sentido enel discurso potico, para qu escribir entonces poesa irracional,indirecta o metafrica si nadie la va a entender?

    El apotegma de Avelino de que los valores no pueden ser defi-nidos" entra en contradiccin con esa metafsica potica que sinembargo nicamente y a travs del lenguaje indirecto, metafricoo irracional hecho de frases concatenadas puede el sujeto -el go-zador esttico, segn Avelino- experimentar uno cualquiera deestos valores --o todos a la vez- los cuales debern estar forzo-samente presentes en un poema de valor esttico: emoci6n, sent-miento, vivencia, xtasis, intuicin, desinters. Cmo podra elgozador esttico acceder al disfrute de estos valores poticos irra-cionales si no ha sido entrenado en el entendimiento, compren-

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  • Dtgenes C.~pedes _ _~- _.. '"

    sin o defmicin a priori de dichos valores por parte de un discur-so escolar o de la opinin?

    El propio Avelino queda entrampado por su dialctica negati-va de su metafsica del signo, la cual consiste en afirmar y negaral mismo tiempo una proposicin. Al afirmar lo que sigue, Aveli-no se hace pasible de ser condenado por los partidarios de la me-tafsica de los valores suprasensibles, o sea, por los defensores dela trascendencia, lo csmico y lo sagrado, mejor definido como larelacin ideal que mantienen los sujetos con lo inexistente: "L3verdadera poesa. la poesa pura, es irracional pero esto no quie-re decir que los versos que se lean en ella carezcan de sentido.Slo carecen de sentido directo, pero el sentido indirecto s escaptado." (P, 12>

    Esta proposicin sera de una historicidad radical-c-tncluyo pa-ra un partidario de la potica de Meschonnic como yo- si a ren-gln seguido Avelno no condicionara esa vindicacin del sentidoen el discurso -este ltimo implcito-- como lo inefable, ya ad-mitido por l: "Como el sentido indirecto es una metfora de algoque slo el poeta conoce y el gozador esttico slo vislumbra, poreso toda verdadera poesa. toda poesa pura, debe ser incompren-dida por la conciencia racional, pero sentida y vivida irracional-mente, al captar el sentido racional de lo irracional que se da en ellenguaje musical indirecto." Ubd.)

    Sin embargo, para Avelino la poesa no es solamente irracional,sino que lo es doblemente en razn de que sus valores son "orui-cidades irracionales" (P, 11). Doblemente irracional he di

  • V l'IXt'l"ta de fuan Sdll('bez lmeJU/b: una mirada a ~"U fJOl (y ti la PIlles/m)

    ruiseor a la luz de la luna, la rosa que la brisa mece en el jardn ola mujer que nos deslumbra con su gracia?" (Ihd.)

    Esta afirmacin de Avelino siembra la confusin entre tipos dearte. Por ejemplo, en el poema tal como l lo concibe, el sentidoirracional o indirecto de los versos es captado por el lector, el cualexperimenta un goce esttico, aunque tal sentido no se compren-da o entienda. En la msica o la pintura no hay, es cierto, sentidos,pues no son discursos como es el caso de la literatura. Sin embar-go, hay significacin, puesto que como prcticas son deudores dela semitica, disciplina que estudia los sistemas de comunicacinno verbal. La sgnicanca de la msica y la pintura es transistern-rica y slo puede ser dicha en virtud del lenguaje en acto de len-gua y esta en el discurso, donde se juega el sentido, la ideologa yla pertenencia social.

    Otro [anta hay que decir del canto del ruiseor. Tanto l comolos dems animales emiten seales de un sistema de comunica-cin que solamente sus parguales pueden descodificar y que losespecialistas han descifrado por igual. Tienen por lo tanto, una sig-nificacin que slo la lengua, en funcin de discurso, puede darleun sentido para los humanos,

    Dejando de lado, por ahora, la expresin semitica de "lengua-je musical Indirecto", la potica metafsica suprasensible de Avel-no exhibe, sin rubor, su demagogia hacindole creer al lector queno sabe lo que es un poema con valor esttico cuando he escogi-do tres ejemplos paradigmticos de la poesa de Snchez Larnouth

  • Dt6Retles Cspedes .._._ _ _ _ _.._ _. V

    sea una metfora generalizada, puesto que cualquier texto se ha-ce indisolublemente con lenguaje denotativo y connotativo, o entrminos de la potica de Meschonnic, es hecho ms de smboloque de signo. Este rasgo del poema lo especifica como contradic-cin indefinida del sentido en lo social, o sea, como pluralidad desentidos en cada lectura. Dicho cn otros trminos, un poema sehace con todos los materiales o temas de la vida. El valor del tex-to reside en que la dimensin simblica debe primar muy por en-cima de la dimensin sgnica o ideologa.

    De ah que la proposicin de Avelno que saca a la poesa de lahistoria y la poltica resultara peligrosa en una dictadura como lade Trujillo, la cual exiga una cuota de poemas en loor de! prnci-pe a cada poeta dotado de sus tres seas de identidad: cdula per-sonal, la palmita o inscripcin en el partido nico y carn proba-torio dc haber hecho e! Servicio Militar Obligatorio (denominadoslos tres golpes).

    Pero el autor de tesis tan peregrina no pudo sustraerse, comofilsofo, a la enseanza que imparta a los dems. En el lbumsimb/co. Homenaje de lospoetas al Generalsimo pag su tribu-to con un largo poema ttulado "Canto a un epnimo creador devalores".'

    Un valor extra-potico que Avelrio saca a relucir como distinti-vo de la poesa de Snchez Iarnouth es la mtrica: "nuestros poe-ta es de los pocos poetas jvenes que tiene la intuicin de! verda-dero sentido de la mtrica libre." (Ibd.) Aunque segn Avelino es-te recurso extra-potico "no significa anarqua mtrica." Obd.) Pa-radojalmente, a medida que la escritura de Snchez Lamouth avan-za (por ejemplo de Cuaderno para una muerte en primavera,Otoo y poesfa..Q959) a Elpueblo y la sm,gre(l%3), ms anti-rn-trca se vuelve. Pero admitiendo por mtrica o mtrica libre lo queAvelino tiene en mente, metafsico como es, para l la mtrica, all

    , Ciudad Trujillo: Edllora Lbrerla Dominicana. 1957. p.47-~6. Va st que amigos y Ia-millares me dir;in que todos Jos poetas fueron ohliRadus a escribr estos poemas enhonor de Trujillo ). que si no lo hacan corran peligro de muerte o (Olida en desgra-cia, que era usl lo mismo. Sin embargo, algunos no lo hicieron. Pero de lodos mo-dos. lo que deseo significar es que J; homngeneidad entre el decir y el hacer y el es-cribir es una operacin harto dllicll de realiz

  • V __.J:Wmela de fila', Stlnchez LfmKllllh: una mirada a su poca (ya la nuesrra)

    donde no funciona el cmputo silbico, es un agregado confusocuyo valor esttico es la cifra divina o una mtrica invisible seme-jante ;1 la que, como fantasmagora, rige el Cosmos o Universo yque es la medida de todo, lamo en la tierra como en el ms all.Para Avelino la mtrica es el ritmo y el ritmo es la mtrica. No tie-ne nada que ver con Ja organizacin del sentido en el texto: "Lapalabra y el ritmo no deben decir nada directo en la composicinpotica; son meros vehculos de la emocin esttica, de la expre-sin del valor." (P, 9).

    Es extrao que siendo Avelino un reconocido filsofo no inclu-yera, por anexionismo, a la poesa y el arte dentro de la filosofia.Qu gana o qu pierde su discurso al eliminar la poesa del rn-bito de la filosofia? Ha habido en nuestra cultura un reculamientoen este sentido pues a partir de 1980,Jos Mrmol, Plinio Chahny otros poetas del decenio han querido subordinar la poesa a losfilosofemas de Nietzsche, Corn, Heidegger, Baudrillard, Virilio,Vatimo y otros de idntica catadura.

    Avelino es cortante y debi partirse de l para llegar a una refle-xin mayor y radicalmente histrica: "Hablar de poesa filosficaes un absurdo, un sin sentido, porque si la poesa es creacin dcvalores expresados por medio de un lenguaje indirecto musical,no puede ser filosofa, porque esta, la filosofa, es esencialmenteracional a pesar del trraconahsrno y anti-intelectualismo moder-nos. Una poesa que pretenda hacer filosofa, o que est al servi-cio de la fllosofa, seria una filosofa con ropaje potico, o unapoesa con nfula filosfica, pero que no sera ni poesa ni filoso-fa, sino una mixtificacin de ambos entes. Se puede hacer poesacon lenguaje filosfico, pero cuando esto se haga tiene que hacer-se, p;ua que sea genuina poesa. con un lenguaje filosfico indiorecto." (P, 15>.

    l\,ts claro de ah no canta un gallo. En virtud de esta lgica, noes casual que Avelino rechace que De rerum natura sea un poe-ma. Avelino va.ms lejos: para l no es "ni filosofa potica ni poe-sa filosfica" (Ibd.) Y todava Avelino es ms radical: "Una poe-sa filosfica, didctica, proletaria, socialista, comunista, es algo sinsentido, falso; slo concebible por la ignorancia que se tiene acer-

    19

  • DtRe?les Cspede5 , ~ V

    ca de lo que son el verdadero arte y la genuina poesa. Toda poe-sa, como todo arte al servicio de ideales extra-estticos son arte ypoesa falsos, inexistentes." (p, 10). Estamos de acuerdo. Esta esuna proposicin radicalmente histrica, pero a rengln seguido,Avelino reproduce otra ideologa, la suya. con la cual l identificala poesa nica, verdadera y total: "Toda poesa genuina, como to-do arte autntico, deben(sic) estar slo al servicio de los puros va-lores estticos. Lo dems es desorientacin esttica, que abunda,por desgracia, mucho." (Ibd.)

    Con esta aseveracin reproduce URa teora de lo inefable quesaca la literatura del lenguaje y el discurso --

  • ...............Vfgencta di!Juan Sdnchez IAmoutb; 'lila mimda Q m poc (y Q ta nueura)

    chazo, pero no por las razones que lo hace el discurso de Avelino,Lo cual lanza de nuevo la discusin si se parte de la pregunta: concul teora del lenguaje y el signo rechazan ambos discursos queun poema sea una ideologa?

    Avelino rechaza que un poema sea ideologa y que tenga sent-do racional y que este ltmo sea comprensible, ya que toda obraliteraria es un complejo metafrico de disparates irracionales. Enla potica, el sujeto lo esporque primero es un ser de lenguaje, delengua, de discurso, de ideologa y de pertenencia de clase. Y entodo discurso, lo ms importante es el sentido. Puedo seguir el ra-zonamiento de Avelino hasta donde rechaza rabiosamente el usoinstrumental de la poesa al servicio de una ideologa cualquiera.Pero no puedo seguirle hasta su teora de la poesa como lo inefa-ble, lo incomunicable, lo inexpresable, lo indescriptible. Esa teo-ra est hecha contra el lenguaje. la poesa y el sujeto.

    Si 10 ms Importante en el discurso -en cualquier tipo de dis-curso-- es el sentido, no es la metfora irracional la que especifi-ca el valor esttico de la poesa. El mismo Avelino dice que elmundo est lleno de millones de poemas y sin embargo no todosposeen valor esttico. Un poema no est hecho nicamente demetforas. Lasnicas metforas que tienen valor en un poema sonlas que han producido una novedad, Y una novedad es un sent-do nuevo que ningn poeta haba dicho antes.

    Por lo tanto, el sentido nuevo en un poema es un cambio en ellenguaje, en la historia, en el sujeto, en el ritmo, en la ideologa depoca. El sentido debe ser inteligible para los sujetos. Lo ininteli-gible es incluso objeto dc estudio por parte de la potica a fin dedeterminar a cules estrategias obedece,

    Siendo el sentido lo capital en el lenguaje y en el discurso, todateora y prctica que niegue el sentido va contra el sujeto. El sen-tido se produce cn el poema para cambiar la teora y la prcticadel lenguaje, del poema, del sujeto. de la historia que tienen cur-so antes de que se verifique la transformacin ope....ada por el poe-ta en el discurso. Como generalmente lo novedoso tiene su carni-no o mtodo nuevo, dotado este ltimo de uno..s conceptos tamohin nuevos aunque pueden adoptar los trminos del lenguaje co-

    21

  • Dt6genes Cspedes _.__.._.- _ _ _ _._ _~ ..

    mn, le es dificil a quien desconoce dicho mtodo acceder, sin ha-cer esfuerzo alguno de estudio, al desciframiento de los sentidosnuevos de un poema. Hay. en la mayora de los poemas escritospor poetas, repeticin de metforas ya hechas por otros poetas.Esas no aportan nada nuevo. Por eso creo entender a Snchez La-rnouth cuando escribi en el poema "Consideracin", lo que sigue:

    No todos los poemas escritosS012 poemas.

    ( Otoo y poesa, p. 67)

    Para que 10 sean, es necesario decir como Snchez Larnouth lodijo en otro poema: "Canto W (Otoo y poesa, p. 42):

    )'0 me reintegro a las cosascon palabras nueras;

    Es decir, con sentidos nuevos.

    3. Snchez lamouth en el recuerdo y una ancdotaA fin de corresponder con la aprobacin de un pabelln consa-

    grado a la lucha contra la discriminacin por parte de la ComisinPermanente de la Feria del Libro durante la edicin de su evento

  • .. " ngl!7lda de Juan SIlCbn lamoutb: una mirada a $U poca (ya la nuestra)

    a buen trmino esta antologa extrada de la mayora de las obrasque Snchez lamouth lleg a publicar en vida.

    Por mi parte, la nica vivencia que tuve con el bardo fueron doso tres encuentros en la oficina del poeta Luis Alfredo Torres en elMuseo Nacional cuando estuvo en el Centro de los Hroes. Nocreo que pasaran de tres, pero el ltimo fue significativo y de difi-cil olvido por su ribete literario.

    Para entender el contexto de aquel encuentro debo decir quedesde 1%2 hasta 1969, ao ltimo este en que me voy a Francia,el poeta Torres y yo fuimos inseparables. Lo cuento en Memoriascontra el olvido, mi autobiografa literaria. Fue una poca de dis-cusin e intercambio de libros. Y los encuentros con Snchez La-rnouth se produjeron mientras yo visitaba al vate Torres en su of-cina del Museo. Yo esperaba trabajar en un puesto que haba va-cante. Mi profesor Ramn Lugo Lovatn me haba recomendado,pero el nombramiento nunca lleg de Palacio.

    Cuando yo pasaba al Museo lo haca desde mi oficina en elAyuntamiento del Distrito Nacional o desde Radio HIN, emisoraen la cual comenc a laborar como periodista en 1%7.

    Era mi poca de estudiante de periodismo e idiomas en laVASD, que dur de 1964 a 1969.

    Un da, mi compaera de aula, la espaola Victoria Melero dePrentice trajo a la Escueta de Idiomas la novela El seor presiden-te, de Miguel _ngel Asturias. Lo acababa de comprar en un viajesuyo o de su marido, Roberto Prentce, peruano, al extranjero. Ellano lo haba ledo, pero accedi a prestrmelo.

    Otro da estaba yo de visita en el Museo hahlando de literaturacon Torres. LlegSnchez Larnouth,el cual en ocasin anterior mehaba sido presentado por el bardo del Birn, y nos quedamos ha-blando de poesa. Pasado el medioda, Snchez Lamouth nos invi-t a tomar unos tragos. No recuerdo el lugar. Lo nico que s, va-gamente, es que fuimos a un establecimiento de LosMina, segura-mente era muy frecuentado por l.

    Cargaba conmigo el ejemplar de Asturias para devolvrselo aVictoria. Pero cuando Torres lo vio me lo pidi prestado paraleerlo. Leexpliqu que a quien deba devolverlo sin dilacin. Me

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  • Di6getzes Cspedes m __ _ '"

    convenci que para el fin de semana lo leera y me lo devolvera.Acced, pues como Torres y yo intercambibamos libros y nuncahaba surgido ninguna prdida, pens que era un poco egosta demi parte no prestarlo, l que incluso los libros que me prestaba,me los regalaba. Como viva en pensin, no tena mucho espacioy cuando terminaba de leer un libro, prefera que pasara a otramano.

    Cuando me desped de Torres y Snchez Lamouth, estos dosamigos se quedaron en el bar donde estbamos, pero luego fue-ron a otros establecimientos y Torres olvid e1libro de Asturias enel carro del poeta. El lunes cuando pas por el Museo a buscar ellibro, en la creencia de que LuisAlfredo lo haba terminado duran-te el fin de semana, este me cont lo sucedido.

    Qu vergenza! Y cmo le sala yo a Victoria Melero con esamala noticia! Eso no se lo creera nadie. Pero era la pura verdad.Me arm de valor y record lo que siempre nos recomendabaFreddy Gatn Arce en las clases de periodismo. Ser objetivos, ex-poner la verdad de los hechos. Y mientras ms rpido, mejor. Y elgran dolor de cabeza era que esa novela no haba llegado a las li-breras dominicanas. Lasvisit todas.

    Victoria y yo tenamos clases tanto en Idiomas como en Perio-dismo. De modo que no poda sustraerme a mi responsabilidad oescurrir el bulto y no ir a clases. Ese mismo lunes le dije la verdadde lo sucedido. La tristeza que le vi en los ojos y los signos corpo-rales eran de asombro o de incredulidad. Pero mi temperamentono inclua ninguna otra opcin que no fuera decirle la verdad, Sial cabo de casi treinta aos guardo este recuerdo es porque siem-pre quise que ella supiera que no me qued con su libro.

    El poeta Torres volvi a ver a Snchez Lamouth para inspeccio-nar el carro, pero no encontraron rastro del libro. Nunca se sabrsi qu ocurri, pues los dos estn en el pas de donde no se regre-sa jams.

    Cuando volv al pas desde Francia, en 1972, ya Victoria Melerode Prentce, luego de desarrollar una labor como jefade redaccinen la revista Ahora, haba regresado al Per. Nunca ms he vueltoa verla ni nadie me ha dado noticias suyas. Pero este incidente, li-

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  • " ......._. l'l#rlcla dejl/an $l"bez Lmm)f/lb: mla mirada (1 su poca (), a tanuestra)

    gado a dos poetas que ella quiz nunca conoci -pese a que 1'0rres mud su columna "_mbilO de la Cultura" de El Caribe a la re-vista Ahora-e- es motivo para rcmernorarles a los tres y compartiresta ancdota literaria con los lectores de esta Antologa a prop-silo de esta festividad cultural de la Feria Internacional del LibroSanto Domingo 2001.

    4. La recepcin unnimeAunque haremos, por razones de espacio y pertinencia, una

    seleccin de textos que dan cuenta de la recepcin entusiasta dela poesa de Snchez Larnouth en todos los crculos literarios,ofrecemos los siguientes nombres que escribieron acerca de suobra: Andrs Avelino, Hctor Inchustegui Cabral, Pedro RenContn Aybar, Fabio A. Mota, Ramn Emilio Jimnez, Joaqun Ba-laguer, Scrates Barinas Coiscou, Gustavo Gmez Mejay Carmende G6mez Meja, Marcio Veloz Maggiolo, Grey Coiscou Guzmn,Manuel Valerio, Alejandro Sux, Jorge Salado, Mara Luisa Mieses,Juan de Dios Mauricio, Reginaldo Atanay, Manuel Valldepcres,Virgilio Hoepelman, Amada Nivar vda, Pittaluga, Julio GonzlezHerrera, Pedro Ren Contn Aybar, Ramn Lacay Polanco, AbelFernndez Meja,J. M. Garca Rodrguez, Lupo Hernndez Rueda,LuisAlfredo Torres, Manuel Mora Serrano, Armando Osear Pache-co, Luz Echavarra, Antonio Fras Glvez, Ramn Emilio Reyes yAntonio E. Bez.

    Hay que hacer constar que la mayora de estos comentarios entorno a una obra especfica de Snchez Larnouth contenan, enparte, opiniones adversas o francamente racista como la de Con-tln Aybar. Sin embargo, el pecho amplio del poeta las reprodujo encada libro que iba publicando. La mayora de estos comentariosestn siempre al final de las obras poticas publicadas por SnchezLamouth.

    y poetas de primer orden como Franklin Mieses Burgos, Domin-go Moreno Jimnez y Antonio Fcrnndcz Spenccr le dedicaronpoemas a Snchcz Iarnouth, los cuales se publican en la seccinfinal de esta antologa bajo el ttulo de "Juicios y Dedicatorias",

    2S

  • f}/gt'/le.f Cspedes _ _._ v

    5. Los libros ms importantes de Snchez Lamouth contaroncon ilustradores de la talla de Gilberto Hcrnndez Ortega. RafaelFaxas Canto, Silvano Lora y Virgilio Garca.

    5. Obras publicadas en vida del poeta01. Brumas. Ciudad Trujllo: 1954.02. Elega a las hojas cadas y 19poemas sin importancia. Ciu-

    dad Trujillo: 195503. 200 oersos para una sola rosa. Ciudad Trujillo: 195604. Cuaderno para una muerte en primavera. Ciudad Trujillo:

    Editora del Caribe, 1956.05. Memorial de los bosques y otrospoemas. Ciudad Trujillo. Im-

    prenta Candelaria, 1958.06. 50 cantos a Trujillo y una oda a Venezuela. Ciudad Truji-

    110: Editora del Caribe, 1958.07. otoo y poesa. Ciudad Trujillo: Editora del Caribe, 1959.08. Canto a las legiones de Trujillo y otros poemas. Ciudad Tru-

    jillo: Edtora del Caribe, 1959.09. Canto a la provincia Trujillo. Ciudad Trujillo: Editora del

    Caribe, 1960.10. El pueblo y la sangre. Santo Domingo: Editorial La Nacin,

    1963.11. Humo y existencia. Santo Domingo: Centro Cultural de Pu-

    blicaciones. 1966.12. Sinfona vegetal a Juan Pablo Duarte (y otros poemas).

    Santo Domingo: Editora del Caribe, 1968.

    6. Fantasmagoras y sueo de obrasA la lista de publicaciones reales de un escritor, debera aadir-

    sele otra que contuviera los ttulos que l so para obras quenunca se publicaron, que se perdieron, que dej inconclusas, in-ditas, que se invent para allantar a una poca o para consumo delas pginas sociales y culturales de los peridicos, revistas o tele-vsoras.

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  • v V(Rt'1ICfa M 141mSIl'NZ iamoutb: UIlO mirada Q SU ipoca (ya la nuestra)

    Entre las obras fantasmales que deben figurar en la lista perso-nal de Juan Snchez Larnouth estn las siguientes anunciadas porl en cada obra publicada. La lista no es exhaustiva:

    01. Ms all de las sombras.02. Madrporas de sangre.03. La montaa encendida.04. Cuentos del mar(pro..

  • Nota del Editor

    Fue imposible reproducir en esta Antologa uno que otro poe-ma del primer libro de Snchez Lamouth titulado Brumas, publi-cado en 1954; otro tanto sucedi con Elega de las bojas cadas y19 poemas sin importancia, publicado en 1955. No hubo bibliote-ca pblica o privada a la que no acudiramos, sin xito alguno.Cada seccin est marcada con el ttulo del libro y el ao de publi-cacin. A continuacin los poemas antologados.

    DIGENES CSPEDES

  • Juan Snchez Lamouth en tres tiemposRAMN FRANOSCO

    Del cantante y del olvido

    Fue en el PrimerCongreso Crtico de Literatura Dominicana celebrado cn 1993 enun hotel de esta ciudad donde tuve la oportunidad de examinar,quiz de prisa y al azar, algunas de las razones y sinrazones quehan sido tradicionalmente esgrimidas para marginar de la literatu-ra "establecida" a algunos escritores criollos, varios de los cualescit por sus nombres y cit algunas de sus obras por sus santos yseas. Juan Snchez Lamouth, p'orejemplo, fue uno de ellos. Crepasar revista brevemente a algunas de las causas que supuesta-mente motivaban su exclusin de la lista de los escritores historia-bIes de las letras nacionales.

    Varios cientos de aos antes, muy lejos estaba Guillermo de Poi-ters de pensar que cuando decidi cantar sus miserias, despusde regresar de la azarosa cruzada, estaba inaugurando la poesamoderna. El arte de trovar, ms que un arte amoroso fue, en reali-dad, un arte doloroso. Guillermo lloraba, de palacio en palacio, sucondicin desastrosa, la prdida de todos sus bienes, la pobrezaen que lo haba dejado el arte de hacer la guerra cruzada. Guiller-mo no era un literato "establecido". Se le ocurri cantar, casi paracomer. Fue acaso cultor Qu s yo! Pero es posible intuir que. apartir de entonces, la cultura o la incultura pudieron ser usadas pa-ra los rechazos de capilla. Pas con los juglares, los creadores delarte de trovar popular, cuando los que se consideraban a s mis-

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  • Ramn rranctsco -._. V

    mas trovadores cultos se retiraron a los gabinetes una vez que losjuglares vulgares invadieron la escena y habra de pasar con el tro-vador Snchez Lamouth ms de 800 aos despus de Guillermo.

    y sin embargo, razones como la proclamada incultura de Sn-chez Larnouth parecen hoy de muy dudoso valor para justificar elolvido de su poesa. Solamente por los nombres de los escritoresy artistas que el poeta menciona en sus versos puede cualquierlector medianamente informado darse cuenta de la carga culturalen que se basa su obra. El poeta no se conformaba con indicarporciones de textos de un escritor como lemas de varios de suspoemas, sino que incorporaba los nombres de stos como partede los versos mismos, haciendo que este recurso, generalmenteprsco, adquiriese un gran valor potico.

    Juan fue acusado tambin de descuidar su obra. Quiz sea stala acusacin de ms peso y por esta razn creo que vale la penaexaminar las causas que obligaban a Larnouth a no detenerse de-masiado y a no emplear mayores esfuerzos en "pulir" los poemasque compona. l reflej en su poesa la prisa con que vivi, prisaque lo llev hasta a anticipar su muerte joven. Viva, o mal viva,como uno quiere pensar, de su arte literario y esta dependencia deese arte lo obligaba a publicar cuanto pudiera tan aprisa como fue-ra posible. Se dice que fue un poeta maldito, en el sentido deci-monnico de esta expresin. El poeta maldito del siglo pasado.por ejemplo. merced a la herencia cultural del medio en que se de-senvolva era capaz de escribir versos que a veces se "desripaban"ellos mismos por su cuenta. El poeta maldito que fue Juan (porquees una verdad de a puo que fue un poeta maldito) no gozaba deesta ventaja. A grandes penas Juan pudo alcanzar cursos altos ensus estudios y fueron su madre y la magia contaminante de sushermanas las palancas que lo llevaron a leer cuanto pudiese, auncuando su biblioteca fuese pobre.

    Con efecto, Juan escribi de prisa y public de pronto. y de pri-sa y de pronto escribi y public sobre la vida, y la vida de pron-[O habr de relegarlo a las alacenas del olvido?

    No, creo yo. No mientras la nia exista y se prenda a la falda dela madre y en las tardes la suee mientras suplica: "Mam yo quie-

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  • ............._..................._ ........................_ fuan Sncbe: Lamoutb en tres tiempos

    ro saber/ de dnde son los cantantes/ que los encuentro muy ga-lames! y los quiero conocer/ con su trova fascinante/ que me laquiero aprender."

    De dnde lleg este cantante?En 1920 fue llevado a cabo el primer censo nacional de pobla-

    cin y se descubri, ms con fingido asombro que con autnticasinceridad, que los habitantes de la Repblica, s610 a penosos es-fuerzos de entusiastas empadronadores, hubieron de alcanzar lapobre cantidad de 894,665 solamente. Nada ms y nada menosque 18 personas por cada kilmetro cuadrado de territorio nacio-nal. Quince aos despus, en 1935, la cantidad pas a ser1,479,417 y el tercer censo, celebrado tan cerca en el tiempo comoen 1950, result en la cantidad todava desgraciada de 2,135,872personas.

    Aunque la historia nunca fue confirmada por ningn funciona-rio oficial de la poca, se dice que el jefe del gobierno de aquel1950, frustrado por el nmero tan bajo de habitantes del pas, or-den que la cantidad se hiciese figurar en ms de 4,000,000, la cualslo alcanzaramos veinte aos ms tarde, en el censo de 1970. Pe-ro, vaya infortunio! las cuotas que deban pagarse por pas por lamembresa en la entonces joven Naciones Unidas se cuantificabanpor nmero de habitantes de los pases miembros y se dice quecuando el gobernante recibi la Nota por la cuota correspondien-te a la Repblica orden a prisa que los habitantes fuesen reporta-dos en la cantidad censada, es decir. 2,135.872. Grande fue elasombro de sepultureros y administradores de cementerios: de unplumazo fueron muertas ms de 1.800,000 personas sin que nadiesupiera cmo, dnde y cundo fueron inhumadas.

    y es que la Repblica tiene una triste historia de alegatos tras-nochados de primeridad. Atenas del Nuevo Mundo, se sola lla-mar a la ciudad de Santo Domingo, especialmente durante el si-glo pasado y todava con desmemoriado y desmesurado orgullosolemos decir: catedral primada de Amrica; primer hospital delNuevo Mundo; pico ms alto de las Antillas; tierra que ms am

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  • Ramn Francuco ", ' " ,, , W

    Col6n y, [paro de decir! Directamente entroncada con nuestrodesamparo y con el abandono de la metrpoli, con el Situado ycon el Complejo del Gancho del nunca bien recordado Dr. Za-glul, las primeridades a veces nos acercan al ridculo, sobre todocuando las reclamamos con irrazonable imprudencia y con rid-cula insistencia.

    Para los tres censos mencionados, la humildsima ciudad deSanto Domingo era poco menos que una aldea con habitantesen las cuasi irrisorias cantidades de 30,943, para 1920; 71,091,para 1935; y 181,553 para 1950. Tal era la frustracin por el ta-mao de la ciudad que el gobierno lleg a prohibir durante untiempo bastante largo, las edificaciones de ms de cinco pisos ycuando el edificio del hotel El Embajador se erigi en 1955aquella construcci6n nos pareci6 tan alta que muchos llegamosa creer que as deban ser los rascacielos de que oamos hablarde vez. en cuando.

    Para expandir la ciudad, el gobierno recurri a la construccin,hacia la dcada de los aos cuarenta, de barrios llamados "soda-les". El primero de ellos. el Barrio Obrero, del cual alguna que otrapequea casa todava poda verse hasta hace poco tiempo en lahoy avenida Ortega y Gasset, que en la poca de ese tal barrio noera sino un puro camino en medio del monte. no prendi, pero elsegundo de ellos, construido sobre terrenos de los cuales desalo-jaron a humildes pobladores de dos barrios humildes llamados eluno Galindo y el otro Galindito, s fue modelo de urbantzacin,aun cuando se incriminara a s mismo al empujar a los' habitantesde Galindo y Galindito.

    De todas formas se estableci alrededor de los terrenos de laantigua avenida Galindo (hoy 27 de Febrero) desde la propia es-quina con la avenida Duarte, donde esta avenida Galindo ca-menzaba, hasta los terrenos que estaban sealados para cons-trur los aproches del puente Duarte que ya estaba proyectado.Los humildes pobladores de Galindo y Galindito fueron a parar,con su carga de cartones y palos vicjos y placas de automvilesy sacos de henequn y clavos oxidados y estmagos vacos. en-tonces. ms al Norte. mucho ms y hacia el Norte fundaron a

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  • v " fuan Sdm::bt'% U'IOlllb en tres ttempo

    Guachupita y hasta a Mono Mojao. Pero de all seran tambindesalojados para que el gobierno fundara otro barrio social, Ma-ra Auxiliadora y otra vez hubieron de dispersarse para fundar aGualey y a Cristo Rey. Algunos obstinados se quedaron en Gua-chupita, sin embargo.

    Del barrio de Mejoramiento Social quedan hoy sus en la pocabien construidas casas, aunque muy desmejoradas, y todava que-da, como infeliz y muda reliquia de los aos que esta ciudad hafrustrado tratando de resolver el problema de sus desperdicios,una Planta Incineradora que se construy para cremar la basura yque todava exhibe su ridcula chimenea que, de todas formas, pa-ra bien o para mal de todos, nunca hume.

    En las aceras de ese Barrio de Mejoramiento Social, por cuyascalles pase sus ltimos das el poeta Domingo Moreno Jimenes,un grupo de escritores en ciernes, bajo el patriarcado de ManuelValerio, fund un club literario que el entusiasmo de la poca noshizo llamar LosJuglares. y mientras Moreno Jimenes suba por laavenida Primera (la antigua avenida Galindo) hasta alcanzar su ca-sa en la Avenida Segunda, que hoy lleva su nombre, viniendo delInstituto de Poesa Osvaldo Bazilque el gobernante de la poca lehaba instalado en San Cristbal para que abandonara su vida tras-humante y de esa forma no lo avergonzara, por las calles de Gua-chupita y Mara Auxiliadora bajaba, siempre con un maletn y u.nparaguas a manos, siempre en saco y corbata, un joven llamadoJuan Snchez Lamouth. Con nosotros se encontraba en las acerasdel barrio que eran el local de un club literario sin local y sin librode registro.

    De dnde era este cantante? Por su residencia de entonces, deGuachupita era; por su domicilio, de una casa de madera que ha-ba construido alrededor de un rbol que qued plantado en me-dio de la sala; por su color. negro latino era; por su ocupacin,poeta de nicos bienes, la poesa; y por su sea particular prove-na de la sangre de una herida profunda que, segn l, le supoabrir la oligarqua.

    Ascomenz a darse a conocer este poeta; as comenz este tro-vador a cantar su poesa.

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  • Ramn Pranctsco _.._........................................................... "

    Era de la loma y cantaba en llanoEn la trova del Trocadero poetas populares compusieron y can-

    taron sus mejores versos. All oy el pblico al poeta cantar su"Oh, Pars, la de las cien catedrales..." o, al mismo poeta declamar"Quiero ser una lgrima en un mar tempestuoso, o en inmenso de-sierto, un granito de arena." En una poca dada, el Trocadero fueel puntO de reunin de la bohemia maldita popular, encabezadapor la trova de Hctor J. Daz. BebiJuan snchez Lamouth delvino de esta trova?

    No lo sabemos a ciencia cierta. Pero, Snchez Lamouth no eraun poeta del que pudiera decirse que escribiera poesa popularcomo a veces se cree. Poeta popular era HctorJ. Daz. Lacarac-terstica del arte popular es que, a diferencia del arte ms elabo-roldo, l, el arte popular, se basa en modelos. Cuando un tallista,por ejemplo, talla en un madero la figura de SanJos, o la del Ni-o Jess, su mente y sus manos son guiadas por una idea defini-da, una concepcin de estos santos, tanto en el plano fsico co-mo en el espiritual, que le viene dada generalmente por el pue-blo mismo, aunque el arquetipo de la figura haya sido tallado opintado por un artista perdido en el tiempo desconocido. La tra-dicin en el seno del pueblo sanciona al modelo y el artista po-pular se basa en este modelo para repetir intensamente la figuradel santo o la cancin que canta el pueblo o la pintura que ado-ra en la tela.

    La poesa popular se basa en el verso sencillo repetido por elpueblo y por su tradicin, a veces sin tener que recurrir a libroalguno y que se encuentra depositado en su memoria colectiva.Ya trova viene a significar tambin "imitar". Las formas de arteque no son las populares dependen, por otra parte, en vez dedel modelo, de la concepcin particular que del arte tenga el ar-tista. Tales las razones por las cuales el artista popular es colec-tivo en su fondo y en su forma mientras que el artista no popu-lar es fundamentalmente individualista. El artista popular seacomod durante mucho tiempo en la caada dcl sueo delanonimato; el artista no popular, en cambio, invent la firma desus obras de arte.

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  • v _ ___ __ , jl4a', StiPlcber lamoutb e" 'res tiempos

    Ahora bien, al poeta popular no se le exige tanto respetar lasformas artsticas como se le exige al artista no popular. Esto, al pa-recer, fue confundido en el caso del poeta Juan Snchez Larnouthy, errneamente clasificndolo como poeta popular, muchos es-critores lo catalogaron como un poeta que haca una poesa que,queriendo ser popular no lo era por sus defectos y porque sus fi-guras literarias no eran identificadas como suyas por el pueblo. Ysi l no era un poeta popular sus formas poticas eran descuida-das para expresiones ms "altas" (altas en comillas) de cultura. Pe-ro todo esto era falso de toda falsedad.

    Cmo catalogar de poesa popular. por ejemplo, a estos versos?:

    "este terano comenzar a enterrar las mariposas"''Qu alegria mirarle soplando los caballos de la lluoial""Poreso lospapeles quemados me huelen a tu enojo.v el cielo yo lo nombro el odo del tiempo."

    Podra citar cientos de versos en este estilo. Como ha de notarquien se acerque a la obra de este poeta, en una buena proporcinlas imgenes de la poesa de Juan son imgenes alucinantes y deuna fuerte base surrealista que no tienen relacin alguna con laversicacin popular. Pero, no se crea que la clave de estas im-genes alucinantes le viene al poeta de lecturas de poetas surrealis-tas (Paul Eluard, Andr Bretn, etc.) principalmente. No, el poetamismo se encarga de darnos la clave de su alucinacin en un poe-ma que l titul "Poema 9", al principio del cual cita al profetaIsaas en el siguiente versculo:

    "Porque he aqu que las tinieblascubrirn la tierra, .v oscuridadlos pueblos."

    Larnouth fue un poeta de formas elaboradas de cultura aunquesu poesa fuera poesa de prisa. Sus figuras literarias eran de nive-les superiores y su metfora puede compararse con los ms finostrastocarnientos que hayan sido ensayados en el lenguaje. Su rr-

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  • Ramn Francisco 1111

    mo a veces se auxiliaba de una rima asonante que haca que el lec-tor pasase por encima de los tropiezos mtricos del poeta. Unaprofunda tristeza destilan todos sus versos aunque el poeta fuesiempre un gran reidor. Su poesa descansaba bsicamente en laimagen y en la metfora pura y simple y con frecuencia usaba unatcnica o seudotcnica que nunca comprendieron los lectores cul-tos de su obra. Acostumbraba cambiar el lenguaje y su tono gene-ral inesperadamente, fingiendo una cada del verso o del poema yyendo derechamente a un lenguaje coloquial. Esto, que era unatcnica de efecto telrico indudable, fue alguna vez atribuido a fal-ta de dominio del oficio, lo cual era incierto.

    Por si las muestras citadas ms arriba no bastasen para entenderla forma cultural del poeta, veamos una lista muy limitada de losescritores y artistas que frecuentemente l cita en sus versos, slopor tener una idea general del catlogo cultural que consultaba yque era de alguna forma base de su poesa.

    Salvatorc Quasimodo, a quien le dedica un poema; Paul Valry,jean Cocteau, Franz Kafka, WiIliam Blake, Paul Verlaine, Paul Ce-zanne, Vincent van Gogh, Paul Gauguin, Antonio Machado, Ra-nier Mara Rlke, Csar Vallejo. Jorge Guilln, Andr Gide, CesreoPavese, Thomas S. Eliot, Martn Heidegger, Lord Byron, D. H. Law-rence, Hctor Inchustegui Cabral, Octavo Paz, Isidore DucasseLautrarnont (el famoso conde de Lautramont de Los can/os deMaldoro, etc.

    Divorcio entre el cantante y el llano y la loma?Como hemos mencionado hace algunos momentos, fue la vida,

    la prisa con que tuvo que hacer esta vida, su pobreza general, loque llev a nuestro poeta a vivir como un poeta maldito en el sen-tido de la expresin romntica y como un poeta que siempre de-j para despus la revisin y posible correccin de su obra. Juanviva de la poesa en el sentido econmico del trmino; para vivirde la poesa tena que publicar sus obras; para publicar sus obrastena que disponer de dinero; para disponer de dinero tena quevender sus libros; y para resolver este crculo vicioso, beba, qui-

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  • v __ _ _ fuan &IPleb z Lamoutb n lres li mpos

    zs cada das ms, hasta que el alcohol le provoc la enfermedadque lo llev a la muerte,

    Pero, su poesa no resulta invalidada porque no tuviera tiempoo porque no quisiera dejar que la misma, una vez escrita, se "en-friara" en su gabinete para retomarla despus y pulirla antes dedarla a la publicidad. Sera absurdo pensar de esa manera. Unaproposicin semejante invalidara toda la poesa que se ha escri-to, a menos que no fuese la poesa de gabinete, desde la poesajuglaresca hasta la rapsodia misma de Homero, quien, ciego y sinpoder disponer de las secretarias digitales de hoy da no est su-puesto al gabinete. Casi toda la poesa genuinamente popular,por otra parte, estara destinada al cesto de la basura; todas las d-cimas publicadas en hojas sueltas que, siendo nio llegu yo lcomprar a centavo la hoja en los alrededores del Mercado de lacalle Del Sol, en Santiago, durante los momentos ms altos de es-ta forma de poesa popular, estaran destinadas a poco menos queel desprecio.

    Los tres tiempos de su poesaLa poesa de Lamouth puede ser estudiada desde tres perodos

    que en ella se distinguen, aunque estos perodos no estn ntida-mente separados en el tiempo. La divisin tiene que ver con la ac-titud mental del poeta frente a la vida y frente a la condicin eco-nmica suya y la de sus conciudadanos.

    Durante los aos de la ingenuidad del poeta se pueden distin-guir los temas comunes al escritor joven que avanza a trancoslentos en la definicin de su entendimiento de la vida. Este es elprimer perodo; su verso se apoya en el recuerdo; en las pregun-tas milenarias referentes a quin soy; de dnde vengo y haciadnde voy. Elcolor que caracteriza a su poesa en este estadio esprincipalmente amarillo, color brillantemente clido y el ave quedomina, la cual retornar de vez en cuando en otros perodos, esel ave solitaria, la golondrina. Lo mismo pasa con las estacionesen las que el poeta se siente ms cmodo: el verano y el otoo.Los temas preferidos de esta poesa joven son el amor, la rosa,

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  • Ramn Prancisco , _ ,..,.,. V

    flor a la cual dedic un libro completo, la muerte y los muertos.la familia, etc.

    El amor es uno de los temas eternos de la poesa, al parecer ina-gotable. En realidad. el amor es un cuestionamiento de los orge-nes y una constante bsqueda de la paternidad y la maternidad ycon frecuencia tiene que ver con la inexplicabiJidad de la muerte.

    La poesa de este perodo del poeta es brillante e inteligible. Sinembargo. es quiz la poesa donde se usa con ms intensidad laimagen surrealista y la metfora simbolista. La imagen alucinantesurrealista se impregna en el poeta, como en m mismo, a travsdel contacto directo con Manuel Valerio. por la lectura que hici-mos y por la proximidad en el tiempo de La Poesa Sorprendida,movimiento del cual provena este Maestro.

    Cualquier verso de este perodo de la poesa de Juan SnchezLarnouth sirve para ilustrar el plan general con que se inicia el poe-ta. He aqu algunos ejemplos:

    La clera de los muertos;

    Ellos llegan, conversan y terminan llorandoen los brazos del oiento;

    Qu alegria mirarle soplando los cabellos de la uina!

    los seores pueden decir 'ese mucbacbo oscuroes un loco aldeano'...

    mientras mi madre me preparaba un cestode golondrinas.

    En este primer perodo, ya abundan las citas y los nombramien-tos de poetas como Paul Valry -el simbolismo puro-; RainerMara Rilke -el ngel y la rosa puros-; Vincent Van Gogh -elpintor de los amarillos y de la muerte.

    Pero durante el segundo tiempo. el poeta es ms filosfico. msgenuinamente reflexivo. Aunque ya aparecieron, por otra parte.las referencias a la aldea ya la miseria, este sitio y este tema toda-

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  • v .- _ _ __ JUiJ" Sncbez lamoulb en tres IIem/JOS

    va no son dominantes. Ahora, en este otro tiempo, domina la tris-teza. Cornprobrnoslo por estos versos:

    Arbol es el poeta que florece en la muertepumsegar lasmiesesdelpaisaje; corazn no despiertes.

    o este otro:

    estoy con la sonrisa des/errada.

    o esta estrofa:

    En es/a aldea de las araasme reconforto cantndole al tiempo de losjustos;andando, corazn, andando;t no has tenido ms dulce poesa.como estos grandes ramos de dolores.

    Los compaeros encontrados a mitad del camino de la vida sonlos muertos, La imagen de esta poesa es ahora oscura, los coloresson grises o predominantemente neutros y prietos. Se encuentrapor primera vez la referencia a los profetas bblicos, principalmen-te a lsaas y a Jeremas.

    La trova, en este estadio, se reacornoda a la tristeza general conque se inici con Guillermo de Poitiers. Una profunda tristeza inva-de a la poesa. Es el perodo del camino fangolero que baja hastael ro y el perodo dc las basuras que hay en sus versos: rboleschamuscados, camas viejas de enfermos, sillas desvencijadas, pa-peles apolillados, despojos de naufragios, voloncellos sin cuerdas,muecas sin cabellos, anafes sin parrillas, vestidos remendados...

    El poeta ya no vive en Guachupta, sino en los Mina, entre elfango y el polvo de las calles que de puro bajar, bajan hasta el ro.Ya no anda solo por esas calles de Dios. Ahora tendr un eternocompaero: un buscn judicial que apodaban Manzanillo, extraopersonaje que en su ingenuidad aspiraba a ser poeta y albacea dela obra del poeta.

    39

  • R(/nz"Pranctsco _ _..__ ' ti'

    Juan no abandonar jams su eterna sonrisa; sin embargo. aho-ra comprender el profundo misterio de que los dioses sean mine-rales. El principal razonamento que provoca el asombro del poe-ta est contenido, en mi opinin, en este enigmtico poema enprosa:

    Dimitieron los dioses de ser dioses. ya podemos ir alteatro rosado de la rosa, estas pticas resultan familia-res al abuyentarnos del color oscuro, los ojos son dostneles silentes. Dioses minerales, traedme espejuelos decielo para los nios muertos, espejuelos de tierra paralosferroviarios, espejuelos de 80ma para que los ancia-nos no tean las basuras que enferman las ciudades.DiosesNmadas, ultratelricos, que acarician los bron-cos cementerios orgnicos. Entre el relieve del podergeogrfico, deseo caffuerte de los duendes mulatos; J'tlen la aldea no existen los cerezos. No tentis a estosdio-ses quefabrican tinajas.

    Este oscuro poema es la clave del tercer tiempo del poeta. Estetiempo no representa sino la llegada a un sitio que retorna al pun-to de partida. El reconocimiento de la aldea y el reconocimientodel poeta mismo. La pobreza se asume como algo consustancial alhombre y a su vida, pero el licor se ahonda hasta ahogar. Los al-deanos son culpables. La ley slo requiere conocer SlIS generales.La audiencia se abrir de pronto. No habr defensa alguna. Ser al-deano es ser culpable. Los enemigos se reconocen. El poeta les lla-ma "la oligarqua", una palabra que hemos odo muchas veces pe-ro que. al parecer, no era bien reconocida. La conciencia es de es-ta tierra, de esta aldea y de este tiempo. La golondrina permanece.pero ahora predomina el murcilago, la ltima ave que vuela so-bre la poesa y sobre la vida del poeta.

    Este es el ciclo de la poesa social de Juan Snchez Lamouth.Ahona el poeta es netamente el cantor de los humildes. de los

    pobres, de los que son como l. Cantar:

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  • w _ " }IIII sal/che:: lamoutb !'/llres '1l'mpos

    Monstruos,ladrones)' chulos.Se pisotean las flores,se pisotean los sueos.

    Monstruos,ladronesy chulos.La tierra se te manchadade plvora y venenoestos monstruosson ms cruelesque los de Csar vallejo.

    Este es el ciclo justo para escribir el famoso poema al petrleoy la imperativa apelacin del poeta: "Hndete ms!"

    Breve nota final y proposicin muy conocidaLa historia de la poesa dominicana lleg a asentarse durante

    los aos veinte y los treinta sobre los grandes temas universalesde la poesa social y alguna que otra vez sobre los de la poesanegra, asentamiento que, sin duda, provena del positivismo quepari al naturalismo de Emilio Zola (y a la msica y al drama ve-ristas) y que dio origen al postumismo de Domingo Moreno Jime-nes. Hacia principios de la dcada de los aos 40, despus de ladesaparicin o conversin de escritores tales como Manuel delCabral y su poesa negra en ciernes; Marrero Aristy y su Ol'C!'~Moscoso Puello y su Caas y bueyes; Inchustegui Cabra] y losPoemas de una sola angustia; el grupo Los Nuevos en ta Vega,uno de cuyos miembros destacados fue Rubn Suro y su poesagenuinamente proletaria, esta tendencia se interrumpe abrupta-merite con La Poesa Sorprendida y su poesa con el hombre uni-versal. Luego se anuncia que continuara en la poesa de la Gene-racin del 48, pero clandestinamente (aunque al final no se puhli-caria Jo que tan vehementemente se anunci). A partir de este

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  • Ramn Francisco v

    punto. la poesa social y la poesa negra casi desaparecen y novuelve a revelarse hasta Juan Snchez Lamouth en su tercer tiem-po. La contribucin de este poeta al re-emprendimiento de esta l-nea, la cual, en mi opinin, fue apoyatura inconsciente de la poe-sa de los aos 70 y siguientes de este siglo, no ha sido estudiadaa fondo todava. Esta es una de las razones. si no la ms impor-tante, por las cuales he presentado ante ustedes estas breves no-tas sobre Juan, como una invitacin para que su obra sea estudia-da cada vez ms y sin prejuicios.

    Esta es, tambin, una razn por la cual este humilde, alto can-tor y poeta maldito se merece el cuasi epitafio, que no era epita-fio. con que el ms memorable sonero de todos los tiempos, Mi-guel Matamoros. explic la razn de su canto y con cuya cita ter-mino ahora estas notas sobre Juan:

    Nosotros los trovadores cantamos a la vida desdela vida;

    en la muer/e, nosotros los trovadores seguimoscantndole a la vida.

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  • Juan Snchez Lamouth:una aproximacin dominicanaa los ancestrosAmOl':lO LOCKWARO ARTIlES

    En alguna ocasiny hastiado de los muros de la ciudad colonial, de Ovando, los Co-ln y toda su descendencia, lanc un grito solitaro.

    Vamas a comenzarpor LosMina!

    Quera zafarme del fardo grecolatino que me aplastaba.Quera caminar junto a un personaje desordenado, Juan Sn-

    chez Lamouth, cantando a los perros de los amaneceres quizs anombre del Tabernisrno en la Aldea, calle de Los Mina, ltimorefugio del ms discriminado de los escritores dominicanos.

    y es que los condenados de la tierra, "en la muy antigua y pri-mada ciudad de Santo Domingo de Guzmn", se han reproducidoextramuros como conejos. fundando otras ciudades que llamaronLos Mameyes, El Guaricano, Los Praditos, las Palmas de Herrera,Capotillo, Las Enfermeras. La Cinaga y los Angelitos, donde sue-an a veces con sus abuelos del barrio Fara y los lodazales de LaZurza, colgada de sus derriscaderos que adornan el encuentro delos ros Ozarna e lsabela, mientras bailan son y bachata hasta elcansancio.

    Quera, borracho con 1~IS lecturas del italiano Antonio Grarnsci,aferrarme orgnicamente a las inarmonas no conformistas de losarrabales, porque trataba de encontrar al dominicano, a ese perso-

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  • A"IOtllo LocJnt'CJn/ ArtiJes _..............._ W

    naje huidizo, disfrazado, ~ veces cimarrn, que quizs tena en losbateyes y las furnias los contenidos ms profundos de una identi-dad mil veces negada.

    Rememoraba a Juan Snchez Lamouth cuando iniciaba su pere-grinaje en los fangales y reparta poesa a manos llenas a pesar deque los seorones consagrados de la literatura lo miraban con des-precio.

    No debemos olvidar que slo Resplandor de relmpago (luloJaime Julia, Talleres Grficos de la Editora Universitaria de la Uni-versidad Autnoma de Santo Domingo, 1992) y la Antologa hist-rica de la poesa dominicana del siglo xx 0912-1995), estudio yseleccin de Franklin Gutirrez, hicieron justicia a este brillante es-critor, lo que me autoriza a glosar una frase lapidaria que se acu- hace tiempo con relaci6n a la ciencia, pero que se adapta co-mo anillo al dedo a este campo de la vida social: "la literatura con-sagrada es el peor enemigo de la literatura".

    Otros autores ya lo demostraron.En la ltima dcada del siglo XX, Andrs Luciano Mateo Mart-

    nez a travs de la obra Mito y cultura en la era de Trujillo (Edito-ra de Colores, Santo Domingo, 1993) coment con sorna en tornoa una ausencia dolorosa en el lbum simblico de los poetas quehaban escrto en honor a Trujillo, la del estrafalarioJuan SnchezLarnouth, que tena obra y nombre suficientes para ser incluido,por su obra de autntico poeta, muy superior a la de la mayora delos incluidos, y por trujillista, cosa que reiteraba en sus numerosaspublicaciones, incluso como medio de vida (pgina 189).

    A seguidas, el actual director de la Biblioteca Nacional de SantoDomingo, Andrs Luciano Mateo Martnez, considera que 1.3-mouth fue excluido por el rechazo que siempre despert su infor-malidad y pobreza solemnes, injusticia de la que siempre se que-j el poeta, concluye con cierta ingenuidad.

    Ese no podra ser el punto de vista de Hugo Tolentino Dipp,pionero del anlisis de los problemas raciales en nuestra historia;autor que ya en 1974 nos plantea que el sentimiento racista, lamentalidad racista, es una forma de manifestacin de la superes-tructura ideolgica de ciertas clases sociales a partir de la creacin

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  • de un determinado modo de produccin. De acuerdo con Tolen-tino, esas clases sociales que en Santo Domingo Colonial estabanlideradas por la oligarqua esclavista, impusieron, alienando la so-ciedad a nivel general, sus prejuicios, porque el sentimiento y lamentalidad racistas no existieron de por s, sino como expresinde las relaciones de trabajo creadas en la sociedad colonial. (Razae historia en Santo Domingo. Losorgenes del prejuicio racial enAmrica, pg. 171).

    Tolentino Dipp, en otra parte de su investigacin, llega a sea-lar tambin que la revuelta de los gelofes fue una buena excusapara iniciar la elaboracin de la ideologa que tena como objeti-vo hacer que los atributos personales del negro fueran vistos di-ferentes y, ms tarde, como humanamente inferiores a los del co-lonizador.

    Indino, ge/oje, amboi.fula; sarakole, cumbas, zapes,bifara, mandinga, lucuml, carabali o malemba fue-ron, en trminos elevaloracin humana. la misma co-sa. Maldad, vicio, incultura, no slo constituyeron enesta sociedad atributos naturales del pobre, es decir, delexplotado, sino tambin atributos biolgicos del negro.Y esto (1S, porque pobre y negro vinieron a ser sinni-mos por la casualidad histrica. Del negro se quiso en-tonces hacer, por sus peculiaridades raciales, el esclavonatural. (Tolentino. op. cit.)

    Lejanos orgenes coloniales tiene la cosrnovsn de las litesatpicas dominicanas sobre el problema racial, lo que les sigue im-poniendo un rictus de espanto y asco hacia el continente africano;pero felizmente, tras la desaparicin de la dictadura de Trujillo, sehan publicado numerosos textos cuestionadorcs del pensamientoracista como es el caso de Los negros, los mulatos y la nacin do-minicana donde Franklin Franco destaca que "el proceso histri-co de creacin de una conciencia social que como base psicolgi-ca e ideolgica del pueblo vendr ms tarde a facilitar la forma-ci6n de la naci6n dominicana, est ntimamente vinculado, antes

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  • "',,'on/o lCKltwa,.d AI1l/es......_............................................................................................ W

    que nada, a la lucha de los negros esclavos por su libertad, a laabolicin de la esclavitud y, consecuentemente, a la subida -enla escala social- del grupo mayoritario mulato, que presionado ydespreciado por los colonialistas espaoles blancos, hizo causacomn con sus hermanos negrosn (pg. 75).

    Es curioso, pero la parte este de la isla Hspaniola, consideradasiempre como un dechado de bovarismo, de negacin de su pro-pia identidad para asumir la de los europeos, muestra decenas devaliossimos estudios de sello antirracista que colocaron a la de-fensiva, durante la segunda mitad del siglo XX, a los residuos de laideologa trujllsta.

    Entre estas investigaciones se destaca el trabajo de antroplo-gos, socilogos y uno que otro intelectual de otras reas como elpsiquiatra Fernando Snchez Martinez, el cual interpreta las deter-minaciones sociales de la psicologa del pueblo dominicano, re-chazando a quienes atribuyen la causa de nuestros males al origentnico y a un hibridismo en que residiran los grmenes patgenosque han impedido entre nosotros el desarrollo de la civilizacin(Psicologa del pueblo dominicano, Editora Universitaria, SantoDomingo, 1997).

    Es una pena que la temprana muerte de Juan Snchez la-mouth no le permitiera conocer a personajes como Carlos And-jar, Roberto Cass y Carlos Esteban Deive, quienes estaran encondiciones de iluminar las tinieblas de la sociedad que lo habarna rt irizado.

    Deive establece que la raza, pero sobre todo el significado so-cial asignado a este concepto, fue utilizada por las capas superio-res dominicanas para legitimarse polticamente y tambin para cla-sificar y excluir a los dems sectores. (Identidad y racismo en laRepblica Dominicana, Santo Domingo, 1999).

    Roberto Cass, al presentar La polittca de la antropologia domi-nicana, obra de Carlos Andjar, explica que el investigador en sundagartoria busca descifrar las claves de la aparicin y reproduc-cin de las expresiones no ajustadas a los preceptos normativos delos medios dirigentes. Indica que los sectores dirigentes han pos-tulado siempre la premisa de la homogeneidad del colectivo, ex-

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  • M , , jllatl sa"cber Lamoutb: IInaaproximacin domintcana a kxsancestros

    c1uyendo todo aquello que no se ajusta a sus parmetros, sobre labase de que el punto focal de su concepto ha radicado en el pa-pel rector exclusivo de la cultura espaola en la formacin del co-lectivo. "Sise conoce la presencia de la herencia africana, se la ob-serva como un residuo oprobioso que propiamente no tiene cone-xin con la conformacin del colectivo nacional" (Cass, 1999).

    Y nuestros ancestros?Los negros dominicanos hemos sido cortados tan profundamen-

    te de nuestros ancestros africanos que cada noche de gag, cadafestival de atabales en esta hipcrita sociedad de alienados es co-010 un nuevo levantamiento de los gelofes, un reverdecimiento dela memoria histrica de los pueblos oprimidos, un cimarronaje.

    Resulta superfluo debatir ahora, tardamente, el fenmeno de latransculturacin en cuanto a su siempre pretendida legitimidad,vista desde el ngulo de los que ganaron la guerra; pero como elsiglo XX] nos encuentra discurseando acerca de los derechos hu-manos, quin podra negarnos el derecho humano a reconocer-nos en las celebraciones comunitarias menos prestigiosas del pas?

    Para los antropolgos, uno de los aspectos fundamentales en laclasificacin de un grupo tnico es la firme adscripcin a l de susintegrantes, condicin que rastreamos en la obra de Juan SnchezLarnouth, si separamos la hojarasca,

    Es por esto que en la parcalzada seleccin de su poesa queacompaa estos ensayos, figuran preciosas confesiones como lasdel poema "Los Larnouth", mostrndolos como

    seres muy Iris/es,perplejos en los tiemposse dejaban arrebatar hasta el silencio.

    Hablo de Los Lamoutbpara que se emocionen todas las lavanderasCOIl este can/o fresco comienzala fiesta de mi genealogia ".

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  • AI/tonio loceuard Ani/I!'S _._ 1111

    Por ese mismo camino sigue revelndose y mostrando amor porlos suyos, cuando crea la ms hermosa cancin de cuna que odosqusqueyanos hayan escuchado:

    Duerme y '10 llores negrin de mi almateprometo que maana te voy a dar tu pan de agua;Dios castiga a los negritos que no se duermen

    temprano.Reza tu oracin y duerme negrin de mi almao te vendrn a comer los cucos blancos.

    Snchez Lamouth se presenta como un gigante de la poesa y laasertvdad racial cuando le dice a Leopoldo Sedar Senghor, poetacomo l, africano como nuestros ancestros:

    Pastor de los negros de la iglesia del mundo, que a nluchas porllevarnos hacia la tierra santa de tus prdi-cas. Saludo tus fuerzas misteriosas basta en los trbolesnegros que tienen tus barajas. 7iJ que llenaste tu cora-zn de tierrafrente (11 otoo oscuro de lospobres, te sa-ludo en nombre del polvo de estos barrios; parece queestas tierras de Amrica '10 son muy buenas para quecrezcan las plantaciones de la justicia. Seor de las be-llaspalabras, tu alma es la plazoleta donde puede" ha-blar las gentes lll!8ras. Ved: corazones colricos siguenmanchando de rojo la piedra domstica del pueblo. Bo-rra el statu qua de losfudas como lo hizo el reoerendoKing al sonar su trompeta saluadora. Nosotros, los ne-gros de Amrica, te saludamos unnimemente. Tesalu-dan Jos nios que an cortan flores para adornar almutismo de los {dolos blancos.

    No se perda este bohemio, que hasta en su tarjeta de presenta-ci6n subrayaba su raza y la herida profunda que le supo abrir laoligarqua.

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  • ... ..................juan Sdncbez Lamouth: 141UI aproximacin oom'nitmtl ti losancestrm

    La obra de Snchez Lamouth ha sido dividida tradicionalmenteen compartimentos que ocultan los momentos que ms definen supersonalidad, como la "Maldicin al poeta Jules Romain por nohaber cantado a los hombres negros":

    Bie1J deberla el mar entrar hasta la tierra enfermade tus huesos

    por haberte llenado de silencios viendo a los hombresnegros.

    Ahora que mi canto viaja a tu tierra ciega,En mi bosque de luto te maldicen lospjaros.

    Pertenece a este mismo hontanar el poema en que Snchez La-rnouth declara el deseo de seguir su camino con melopea de vio-lines haitianos.

    Verdaderamente en l encontramos a un creador sublevadocontra quienes han impuesto sus normas, su lengua, sus creencias,despersonalizando al dominicano; condenndolo a una estrilbsqueda de la identidad, lejos de sus ancestros.

    la historia se repiteLa reivindicacin del escritorJuan Snchez Lamouth vino a con-

    vertirse en una idca obsesiva dentro de mi trabajo melcctual, des-pus de compartir la hiel que hizo amargos sus das en esta isla.

    Fue hace poco tiempo, en uno de esos organismos del Gobicr-no, donde confieso que llor lgrimas de sangre, sin protestar, porla supresin criminal de todos sus derechos a mis hermanos losdominicanos de origen haitiano, nica y exclusivamente por sernegros. Trataba de ganarme la vida, como Snchez Larnouth cuan-do dedicaba cantos hasta a la Provincia Trujillo.

    Espero haber cumplido medianamente mi promesa.

    Diciembre del 2000.

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  • Su Nombre: JuanM"DRS L MATEO

    QUin no lorecuerda con un maletn bajo el brazo, sudoroso, con el tufito im-borrable del borracho perdido, citando a T. S. Eliot con lengua es-tropajosa, y morfinando sus equvocos odios contra la burguesa?Se trataba de un resentido, un insignificante que, por dems, tenala impenitente mana de mentir. Se situaba en las tardes de la Al-dea, que era como llamaba al barrio de pobre donde viva en LosMina, y escriba poemas a una novia tsica que nunca existi. Ha-blaba, engandonos como siempre, de un zapatero amigo, JosGros, lastimero porque las olas del mar de Macors no deberanllegar tan azules hasta su puerta.

    Derribaba las ventanas de las prostitutas, lnguido por los vien-tos de la madrugada, y juro que ms de una vez yo vi muchas deesas mujeres marchitas anegadas en lgrimas, mientras l decla-maba con su VOl aguardentosa unos poemas dificilsimos de Wi-lIiam Blake en plena calle Duarte, Muchas veces se defini a smismo como el creador de una escuela que llamaba "Tabernls-mo", y los alguaciles borrachos que lo acompaaban 10 mirabanllorar, extraviado con las pobres gentes que moraban la Aldea desus poemas.

    . Del libro Al/l/r, de la domtntcantdad. Santo Domlngo. Editora de Colores. 1996. Pp.242-44.

    51

  • Andrs L. Mateo _ _ ...

    En el juego de la vida se dio, sin embargo, a la reciprocidad. Lle-vaba siempre un pual remoto, una pena balda que lo empujabaa odiar ya amar indistintamente. Y toda la srdida realidad que co-noca la poetizaba. Sus libros son un fresco gigantesco por el cualdesfilan las grandes y pequeas aventuras del ser, los minsculoshombres que compartieron con l las copas, las amantes de turnoque intercambiaban su tiempo de poeta por amor, las viudas queintilmente buscaban cuanto gast la vida, los marineros perdidosen su lecho de agua, invocados por l desde los andamios, surtosen un tiempo que llenaba de naves la memoria; la carta escrita pa-ra la tristeza, en las horas idas, cuando las lilas crecieron en la vi-gilia del odio; las vendedoras de caf de la calle Jos Mart, solida-rias con los borrachines dispuestos a cantar nuevas resacas; el chi-vato de torva mirada, la puta del crepsculo atormentada por suspropios ardores, el barbilindo atravesado por un suspiro, la chopaemboscada a la espera del viandante que le ha prometido el amor.Toda la mezquindad que vieron sus grandes ojos de bosques de-tenido est en sus versos, en la diatriba que sala de sus gruesos la-bios de hombre de piel negra.

    y estaban, tambin, sus propias mentiras, las debilidades y elservilismo que la inexorabilidad de la existencia le haba destina-do. Pona el nombre de los poderosos al pie de sus poemas, y pa-saba en las tardes de su degradacin a recoger el peso, la limosna,que muchos le dieron llevndose la punta de los dedos a la nariz.Su sola presencia fue un insulto, en connotados florilogios de poe-tas bendtos, Y l mismo, su fsico, su estrafalaria indumentaria,una profanacin a los buenos modales.

    -Hijo --deca mi madre, alarmada- '10 atufes con ese poeta.Es mayor que t, la gente habla, hijo.

    Un da, se enganch un cuchillo a la cintura, sin destinatario,prendido a 1:, idea de que deba matar. Estaba comenzando a re-conocer los fantasmas que lo haban acosado en sus borracheras.Nunca mat. Sus manos no sirvieron ms que para (as copas y pa-ra la poesa. Y otro da se muri, con su cuchillo de odio en la cin-tura, sin haber matado, bajo una despedida de pauelos que lmismo teji cruzando entre mujeres y tabernas.52

  • " _ Su ."''ombre: Juan

    Entonces quisieron olvidarlo, sepultarlo en las acrobacias deotros verbos marinos. Inundaron el aire de inciensos purificado-res, con la muy simple finalidad de olvidarlo. Lo borraron de lasantologas, lo tildaron de trujillista e hicieron cruz sobre su obra deorfebre maldecido. Hasta que poco a poco, los pequeos comen-zaron a pronunciar su nombre: Juan, de los Lamoutb, esosque lle-garon del Sur de Maninica, siempre de vida estrecha mirandohacia el horscopo.

    Cada cieno tiempo reescribo esta vieta de Juan Snchez La-mouth como parte de un pacto silente que me impuso su vida, ypor Otro que me hizo asumir gritando, en medio de una borrache-ra, a pleno pulmn. Pidi a sus amigos que cuando l muriera, sile ponan su nombre a una calle, nos orinramos en ella para re-frescarle el camino. l siempre mir a la muene con desdn. Haydos calles que llevan su nombre, Dios sabe que a veces lo hago.

    26/12/92.

    53

  • 1200 versos para una sola rosa

    (1956)

  • Nacimiento de la Rosa

    SU NACIMIENTO fue como un estar cayendo hacia la muertePero el aire tuvo mano alada para ayudar su arquitectura.Me agrada cantarte desde la altura de este metal iluminadoAntes que me bautice el Rquiem por esos moradores

    del subsuelo.Perenne, muy perenne como los salmos mansos,Ya cruza tu perfume todava sin infancia...Puede que ya presientas mis sedientos enjambres en [U corola,Puede que ya presientas los besos de un amor invicto,

    como el viento.Puede ser que ya existan mariposas condenadas a tus fulgoresO por ti dancen pjaros y hojas en oquedades inditasA esta hora en que crecen los murmullos del viento.

    CIERTAMENTE EL NGEL no comprende tu orculo de otooPues viene de una isla de lamos y grillos.

    POR QU TANTA PREOCUPACIN por una rosa embelesada...?Todas las rosas nacen baadas por intensos sermones;Cantad a los cuatro vientos que el signo de esta rosa se deshaceDesde este maremgnum de las hojas marinas.Por ella las estaciones saben elegir su mejor msica.Por ella las medusas del humo mueren ahogadas en las

    57

  • filan Sncbez Lamoutb _ ..

    profundidades del amor;Yo no s qu me pasa cantndole a esta rosa que an ignora

    si el sol es una fraguaY si el musgo en febrero habla con las estrellas.

    OH, ROSA SOLITARIA! An no brilla en tus ptalos el rocoTu presencia pone su frustracin en mi vigilia;Tu inocencia de acuariurn me habita el pensamiento;Comprendo en mi equilibrio de reminiscenciaQue en tu nombre comienza mi voz hecha jirones;Pero despus de todo -quin sabe si tu esencia se peina

    con las nubes.Quin sabe si eres polvo de algn fruto del llanto,Quin sabe si eres notas de violines pretritosYen tu pezn nublado puede anclar mi plegaria.

    58

  • JICuaderno para una muerte

    .

    en pnmavera(1956)

  • '" A"/ologll

    Poema 1

    La luz de mi ternura ya no ve tu belleza.Est entre el olvido mi invisible colmena,la soledad de siempre circundada por estas hieles frescasHasta mi aldehuelaest gentil como una novia tsica.

    Los mismos pjaros cantndole a las madrugadas,las mismas flores, bailarinas de las estaciones,la misma tierra con su llaga luminosa,los mismos hombres vomitando el polvo de los siglos.

    La cancin de la brisa llega a mis versoscomo una honda profeca del cielo,slo cantando as me doy cuentade la dulce embriaguez del arte.

    Hasta mi habitacin quiero que venga esa tejedora.Ahora que escribo desendome una muerte en primavera,ahora que cada da me reintegro ms y msa la invisible tribu de la sombra...

    61

  • fuan Sncbez Lamoutb _.._ V

    Poema 2

    Medita sobre estos frutos ebrios por sus mismos alcoholes,contempla este milagro de la madrugada,no pienses en tu fe sumergida entre el cieno del alma.Dios me hace sonrer, pero quin sabesi Dios llora en rnis versos,si Dios es quien canta en mi breal de luces.Oh amor!el tiempo ya est muerto en mis canciones.Mi elega abandonada en los rumores del sueolleva la belleza del pan junto a unos labios.Levedad de hormiga tiene ese algo que hasta m no llega,por ella me desangro taciturno;sordo estoy an en la fresca ribera del presagio.

    As espero la visa de la muerte.an ignoro qu he alcanzado con mi canto.

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  • ........................................................_......_ _ A71tokJgll

    Poema 4

    Cierra los ojos y a oscuras pirdetebajo el follaje rojo de tus prpados.(Octavlo Paz).

    Esta es la hora multiforme de los besos tempranos,esta es la gran hora de darle mi juramento a la tierra,esta es la gran hora de mi reencuentro con el tormento.

    Veo cielos, hojas y pjaros desde esta borda.algo est en mi pecho lo mismo que una estatua derribada;tibio est an el beso de la aurora en mi frente ...Oh racimo de huesos admirables!Oh musa de la soledad!En la alta sombra dc tu cabelleraest mi amor luchando fiero por este humo de las madrugadas,por este airoso son de los bohos.

    Sangro, y es porque adviertoque las cosas pierden el contacto con los hechos pasados;estos que dudan del brillo dcl arrozson los que nunca al hogar retornancon la alforja espiritual de la sonrisa.

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  • Juan sancbe: Lamoutb V

    Pirdete corazn con tus ngeles heridosbajo la sombra del misterio.Pienso en la muerte ahora porque le canto,porque siento su rostro,porque siento sus besos infinitos;Oh dulce amada ciega!Mustrarne tu serpentina hmeda, para or tu voz,para hablar de los jornaleros,para hablar de la mujer que lee la suerte en las barajas,para hablar de mi muerte cotidiana.

    Hay que desacostumbrarse de las cosas cercanas;siento la forja del tiempo marchitando mi sonrisa;me estoy olvidando de mi cara, mi pelo, mis pulmones.Poblado del aliento de las floresde todo me estoy olvidando.

    Hoy estoy mirando la muerte en su ronda hada m,con su "equis" de huesos,puede que hoy sea sacrificada mi cosecha.

  • v Antologl

    Poema 10

    Voy a cerrar los ojos para mirar la muerte.Padezco por las cosas.Ay, no se por qu adentr la rosa en mis plegarias;todo el que lleve una rosa en su sonrisano se le reconoce ms carga que las rosas.

    No lo quisiera decir,pero la verdad es que te estoy mirando llegarpor los guijarros luminosos.

    Vedme aqudanzando sobre las ltimas hojas,danzando en contorsiones medrosas,ya que me estoy sintiendo acariciadopor estos algodones de la sombra.

  • IIIMemorial de los bosques

    y otros poemas(1958)

  • v " " Antologfa

    Edad del bosque

    No importa la pureza, los dones que un destino levan-t hacia las aves con manos imperecederas.

    LUIS CERNUDA

    Estamosfrente afrente de una eterna verdad que nosderrumba a todos como a livianas torres, como a espt-

    gas quebradas por la mano del viento.fRANKUN MIESES BURGOS

    El misterio est aqu, crecido, en sus constantes variacionesporque en su estar corroboran las avescon la fruta insegura del pan nuestro;en su soledad el tiempo cristaliza sus poderes csmicos,para su comienzo de estatua sin errores...Su edad es la del bostezo que se trueca en plegaria,su cabeza est ungida por el acetede las mariposas,su corazn es una pregunta sin respuesta,en sus brazos amanece la mansa perennidad del fuego fatuolas auras en sus cabellos prenden sus mieles vrgenes.Cuando se le ve: mojado de Otooes como un muchacho al que se le ha extraviado la sonrisa,su libertad es idntica al crculo del amor,sin sueo, apenas, habitualmente solo

    69

  • UDlI S"cbez Lamoutb V

    dndose en madurez de es~so limopara poder quejarse en los nocturnos

  • v _ _ Antologia

    Fbula de la tristeza y la alegra

    Hay cuatro nios subidos sobre el gran rbol del misteriolos nios negros estn ms arriba,los nios blancos estn ms abajolos nios blancos buscan nidos y frutas,los nios negros procuran a Dios.Sobre ellos cruza el aire entonando su cancin.Hay cuatro nios sentados en el pen del mundodos blancosdos negroslos blancos mirando al occidente dicen no, no, no,los negros mirando al oriente dicen s, s, s.Los blancos dicen "Tierra"Los negros dicen "Cielo"Hay un ngel que quiere unirle las manosLos negros quieren, los blancos no.Hay cuatro nios dormidos bajo el cpresal del tiernpodos negrosdos blancos.Los blancos tienen monedas de oro en los puoslos negros tienen muchas flores en los labioshay en el sueo de los nios blancosun mar lleno de naves con caones.Hay en el sueno de los nos negros

    71

  • fuan Sncbez Lamoutb ..__ _ _ _ V

    un charco azul con barcos de papelessobre estos pobres nios vuela un ngel con su clarn de fuego

    voceando a Dios.

    72

  • 111I _ Antologj(l

    Torre desconocida

    Elpensar sigue alzndose duro entre el viento de lascosas.

    MARTIN HEIDEGGER.

    Abrir el corazn contemplando el vaso de limpias morasperdonar sin la espera del perfume celesteolvidarse del anda de las voces inesperadasirnos con los brazos cruzados por los linderos del amor.Desvestida ternuraya no importan las voces del amorprodigio de mirar el pez dormidohoy quiero para m la sal de todos los crepsculos.

    Cuando se escribe lo que dictan las floresen las vastas arideces de la nochenos damos cuenta que la tierra es una llaga avizoraday es cuando comprendemos mejor el porqu se apresura

    el ser humano.

    Mis palabras ascienden hasta esa torre desconocidaa cada paso de mi esprituveo surgir sonmbulas guitarrasde entre las humedades de] paisaje.

    73

  • J'U'" Sncbez Lamoutb _ _ V

    Para este corazn de huidizos recuerdosno es necesario la suma de los frutosno es necesario nada, s610 una mariposa le hace falta,ya al cantar as me doy cuenta porque mi-alma se decidepor el reino secreto de la rosa.

    74

  • y h Antolog.l

    Satans

    Alpoeta Mximo Avils Blonda

    Celebridad de estar sobre las llamasaunque las llamas emerjan de tu nombre.En los Otoos caza mariposascon los nios sin llamo...

    Celeste y terrenalcomo Dios mismo;rebelde en la oracin,triste en el arte.soledoso en la ronda de los salmos.

    Moloez... Diablo... Luzbel, total tristezarojo como las ascuas del crepsculo.

    Ueno de frustracinen la inocencia;a menos que no existaquien peine el mar en su red de dolores.

    Para su trayectoriala ltima comunin debe ser verde

    75

  • fuan Snclx!z Lamoutb _ _ V

    mil veces diariamente se sienten las almasfragantizadas por su maya oscura.

    Hoy te cantopues s que para tu futuro de apagadores carbonesDios siempre ser fuego.

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  • ...........__ _.... .. . .., ._ A1/tolvRa

    Inmolacin de las palabras

    La poesa debe ser como una casa llena de amor y de misteriohoy que a la tierra slo le quedan poetas por los dioses

    que se fueron.Poeta, deja rondar tu fuego sobre las hecatombes sagradasnunca vuelvas a cruzar por los viejos caminos.

    Cantad, porque de tus races poderosas puede emerger el leodefinitivo del mundo

    cantad, los ngeles ya quieren derramar su florero en tu veranoPoesa es la justificacin de seguir siendoms all del sitial de las races,las poesas nacen del poetacomo los ros que no voltean la cara.

    Poeta, an en la red de los doloresdesechad los olvidos reintegrados,canta porque la muerte es la ms vieja preocupacin terrana.Deja balancear tu corazn en la maroma del cantono pienses en los duendecillos del infierno.El poeta de ahora es ms humano, ms real, ms perfectoya no es el cuadro del nio que lloramirando el espectculo del tiempo.

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  • JIUI" Sncbez Lamoutb. _. ".._..~._.," " " _ _._ v

    Poeta: la poesa tiene que ser como una casa grandepara todos los huspedes del mundoobserva, GIma y no te alejesde la fragante aldea de los tropos.

    78

  • IVOtoo y poesa

    (1958)

  • v _ , AnloJog(a

    Clamor de los das

    CLAMAN a Dios los das en sus vigiliasde hojas maltratadas por el viento.Porque he visto oscuros caracoles en la ribera de las almassoy conocedor de estos clamores csmicos;inocentes en sus voces y ternurashacen temblar sus serpentinas baj