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AHORA | 23 | 8 - 14 DE ABRIL DE 2016 CIENCIA vida cultura ideas mas. Su periplo geográfico arrancó en Hong Kong en 1997 y ha genera- do un goteo de casos —algo más de 500— en el resto de Asia, África y Europa, con infecciones muy agre- sivas, enormes pérdidas económi- cas en la industria avícola y un 60% de mortalidad en humanos, muy su- perior al de cualquier gripe. Hay muchos más microorganis- mos víricos que podrían protago- nizar la siguiente gran epidemia: el Norovirus o gripe gástrica —que cada año siega casi 200.000 vidas de menores, ancianos y pacientes con inmunodeficiencias, sobre to- do en los países más pobres—, el vi- rus Mayaro en Sudamérica, la fiebre hemorrágica de Lassa, el virus Usu- tu o la encefalitis japonesa, ambos flavivirus emparentados con el den- gue, y tantos otros. El Usutu se aisló en Sudáfrica en 1959 en mosquitos y posteriormente en aves silvestres —mirlos—, y en la última década se ha detectado su presencia en varios países de Europa, incluida España. Hay evidencias de su capacidad pa- togénica para el ser humano. La penúltima amenaza remite a tiempos que se creían superados. La fiebre amarilla cabalga de nuevo. El virus —transmitido por el mos- quito Aedes aegypti — es endémico de las zonas tropicales de su conti- nente nativo, África, y de América, adonde llegó con el comercio de es- clavos en el siglo XVII. La vacuna- ción lo había hecho retroceder, pero hay señales de que se ha reactivado o mutado, y enfrente tiene a una po- blación cuya respuesta inmunológi- ca se ha debilitado. Angola sufre el peor brote de fie- bre amarilla en 30 años. Los prime- ros casos se reportaron en diciem- bre en Luanda, la capital, y se ha ex- tendido ya por varias provincias del país dejando casi 180 muertos, me- dio millar de infectados y varias de- cenas de casos exportados a otros países del entorno. La expansión en el medio urbano es lo que preo- cupa a los especialistas. La OMS y las agencias de salud regionales han activado planes de contingencia y liberado fondos para la vacunación masiva. Más de 5,7 millones de per- sonas han sido inmunizadas, a costa de agotar las reservas mundiales de vacunas. La mortalidad por fiebre amarilla, una enfermedad aguda y hemorrágica, ronda el 20%, aunque puede llegar hasta el 50% en los ca- sos no tratados. Los virus emergentes abren nue- vos frentes en distintas regiones del planeta, pero son las virosis tropi- cales, y sobre todo transmitidas por mosquitos, las que conquistan terri- torios. El aumento de las temperatu- ras, la adaptación a nuevos entornos de vectores tan versátiles como la familia Aedes —incluido el albopic- tus o mosquito tigre residente en Es- paña y en todo el Mediterráneo—, el transporte masivo de personas y mercancías, la emigración a las ciu- dades, los desplazamientos por con- flictos armados… factores antropo- génicos, en suma, confluyen para acrecentar un problema sin fronte- ras. Con el agravante de que hoy es posible dar la vuelta al mundo en menos de lo que tarda en incubarse cualquiera de los virus citados. Las crisis se globalizan a gran velocidad y plantean retos inéditos a la coordi- nación sanitaria internacional. E s una partida des- igual y, en cierta forma, perdida de antemano. Los vi- rus ganan por go- leada. “Algunas estimaciones ha- blan de más de 100.000 virus distin- tos solo en mamíferos. Luego suma aves, anfibios, reptiles, plantas, etc., etc. Anualmente podemos estar du- plicando el número de virus cono- cidos y crece además de manera ex- ponencial”, resume Miguel Ángel Jiménez Clavero, biólogo del Ins- tituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA). Toda una referencia en el campo de la virología y su divulga- ción, a Jiménez Clavero le gusta ha- blar de virosfera para definir un uni- verso inabarcable. “Probablemente —dice— el más diverso que existe sobre el planeta.” Hay un catálogo de virus para cada ser vivo, desde las bacterias al hombre, sean vertebrados e inver- tebrados, del reino animal o vege- tal. Hay incluso virus que infectan a otros virus. Son los microorganis- mos más abundantes en los océa- nos. Su función en la naturaleza es un misterio. “Están en todas partes, lo cual nos hace suponer que tienen algún papel en la naturaleza, no so- lo provocarnos enfermedades a no- sotros, el ganado o los cultivos, sino alguno más importante, porque al final la mayor parte de ellos no nos afectan. Solo unos pocos —expli- ca— establecen una relación patoló- gica con el hospedador y son los que nos preocupan.” Inquietan, y mucho, a la comu- nidad científica, a los gestores sani- tarios nacionales, a entidades como la Organización Mundial de la Sa- lud y a la opinión pública interna- cional. El Zika y también el episodio de ébola de 2014 —que la OMS aca- ba de declarar superado, con un sal- do de 11.300 muertos y casi 29.000 infectados— han supuesto un al- dabonazo general. Dos virus de ori- gen africano, supuestamente cono- cidos y descritos hace tiempo, para los que no existen vacunas, han re- basado cualquier previsión en sen- dos brotes epidémicos muy graves, de magnitud inesperada. Hace dos años el ébola desbordó su ámbito habitual, pequeñas aldeas rurales perdidas y aisladas donde la infección se apagaba después de unas decenas de casos, para saltar al multitudinario medio urbano por primera vez en la historia de este vi- rus. El Zika, del que se estiman has- ta cuatro millones de posibles con- tagios, mantiene además perplejos a los especialistas. Ya nadie cuestio- na su relación con los miles de casos de microcefalia en recién nacidos en Brasil y otros países americanos afectados, ni con el aumento anó- malo de cuadros de Guillain-Barré, un raro síndrome neurológico au- toinmune. Sin embargo, la naturale- za escurridiza de este virus —trans- mitido por mosquitos Aedes— y sus estrategias de infección celular aún albergan demasiados interrogan- tes. La directora general de la OMS, Margaret Chan, fue muy clara hace unos días: “Cuanto más sabemos, peor pinta la situación”. la muerte de 597 infectados, casi el 36% de los 1.677 casos notificados a la OMS —los últimos 25 a mediados de marzo—, la mayoría en Arabia Saudí y otros países de la región, así como algunos en el sudeste asiático. “Lleva ya algunos años con un goteo constante de casos, e incluso ha llegado a exportarse y a produ- cir transmisión humana de forma li- mitada pero que han causado aler- ta en Corea del Sur”, recuerda Mi- guel Ángel Jiménez Clavero. “Cual- quiera de estos virus está contenido, pero como tienen la fea costumbre de adaptarse e ir cambiando, pue- de acabar dando el salto a la especie humana y a contagiarse de persona a persona.” Es lo que sucedió con otro coro- navirus de infausto recuerdo, pri- mo del MERS. El Síndrome Respi- ratorio Agudo Severo (SARS), una neumonía atípica muy intensa con unos índices de letalidad que oscila- ban entre el 12 y el 18% según los paí- ses, se expandió de China al mundo en 2002 y despertó el pánico por la facilidad con que se propagaba en- tre la población. Gripes aviares Candidato potencial a un brote pan- démico de enfermedad respiratoria es el H7N9, un subtipo del virus in- fluenza de la gripe aviar llegado de China —su inmensa cabaña avíco- la y sus masivos mercados de aves de corral son una cantera perma- nente— e identificado por prime- ra vez en 2013. De momento no ha salido de las fronteras del gigante asiático, donde se han reportado ca- si 670 casos y 230 muertes. Existe el precedente de otro virus aviar, el fa- moso H5N1, que logró cruzar la ba- rrera de las especies para contagiar al ser humano, aunque limitado en general a aquellas personas en con- tacto muy directo con aves enfer- ARANTZA PRÁDANOS Hay un catálogo de virus para cada ser vivo, animal o vegetal. Hay incluso virus que infectan a otros virus Hoy es posible dar la vuelta al mundo en menos de lo que tarda en incubarse cualquiera de las virosis Busquets-Martí, del Centre de Re- cerca en Sanitat Animal (CReSA), de la Universidad de Barcelona. El Nipah, nombre de la localidad malasia donde fue aislado por pri- mera vez, en 1998, designa a un vi- rus (NiV) aún infrecuente pero con unos porcentajes de mortalidad su- periores al 50%. Del medio millar de casos consignados hasta ahora, 252 tuvieron un desenlace fatal. Cursa con síntomas que van desde los pro- pios de una gripe leve hasta síndro- mes respiratorios agudos y encefa- litis mortal. El hospedador natural son algunas especies de murciéla- gos frugívoros del tipo zorro vola- dor, aunque la infección llegó pri- mero al hombre a través de un inter- mediario doméstico, ganado porci- no infectado. Desde 2001 se acumu- lan evidencias crecientes de trans- misión entre humanos. En India y Bangladés se han reportado brotes ocasionados por el consumo de sa- via de palmera datilera contamina- da con la orina de los murciélagos y, posteriormente, contagios entre el personal sanitario y visitantes de los enfermos. No hay vacuna para el virus Nipah, como tampoco pa- ra el virus Hendra (HeV), directa- mente emparentado. Detectado en los suburbios de la ciudad australia- na homónima en 1994, esta rara zoo- nosis la transmite la misma familia de murciélagos. Afecta a caballos y humanos, y puede complicarse con afecciones neurológicas y un colap- so respiratorio letal. El MERS —acrónimo inglés de Síndrome Respiratorio de Orien- te Medio— es otra de las amenazas sometida a vigilancia. Un corona- virus desconocido hasta hace cua- tro años, cuando fue descrito en la península Arábiga, y cuyo reservo- rio animal es el camello. Los afec- tados padecen una severa insufi- ciencia respiratoria que ha causado Hasta enero pasado, cuando el panorama empezaba a tornarse alarmante, toda la literatura cientí- fica existente sobre este flavivirus cabía en una carpeta escolar, como admitió el director del CDC (Cen- ters for Disease Control and Preven- tion de EE.UU.), Tom Frieden. Na- die se preocupó cuando el virus apa- reció en la remota isla de Yap, en el Pacífico occidental, en 2007, con una cepa precursora en su genotipo de la americana actual. Nadie quiso fi- nanciar una investigación más a fon- do de Brian Foy, el biólogo de la Uni- versidad de Colorado que divulgó en 2011 el primer caso conocido —el suyo— de contagio del virus por vía sexual. A pesar de tratarse de un ras- go inédito en otras virosis similares que también tienen a los mosquitos Aedes como vector, “me dijeron que el Zika era demasiado desconocido, no era importante”, señaló hace po- co Foy al Washington Post . Impredecibles “Es muy difícil predecir cuál puede expandirse y provocar una epide- mia, cuándo o dónde. El ejemplo del Zika es muy revelador”, subraya Ji- ménez Clavero. “Hasta hace un par de años era una anécdota en los ca- tálogos. Cualquiera de estos virus, por circunstancias que pueden te- ner que ver con el medio ambiente, o que el virus cambia para adquirir nuevas características, o por ambos factores, de repente da el salto, apa- rece donde no se le espera y tiene éxito en ese nuevo emplazamien- to porque encuentra un vector apto o condiciones ambientales favora- bles. Eso es lo que es impredecible.” Cada año dos o tres tipos de vi- rus saltan de la especie animal que les sirve de reservorio natural al ser humano. Agentes patógenos de las aves, de murciélagos, roedores, del ganado… la lista es interminable. Además del Zika, virosis nuevas y otras reemergentes inquietan a la comunidad internacional mientras cada año se duplica el número de agentes víricos conocidos Virus en lista de espera el mensual de info Libre www.infolibre.es 4€ ABRIL 2016 Nº 35 DOCE HISTORIAS Escriben Aníbal Malvar, Isaac Rosa, Patrycia Centeno e Isabelo Herreros El caso Nóos y la fortuna opaca de los Borbones BREXIT, LAS DUDAS DEL REINO UNIDO Por Noemí López Trujillo SIN GOBIERNO NO HAY AJUSTE (DE MOMENTO) Por Ramón Lobo LA CHAPOMANÍA INVADE MÉXICO Por Alejandro Melgoza CERVANTES EN EL SIGLO XXI Por Ruth Zauner y Saila Marcos El rey de los negocios El rey de los negocios EN Y KIOSCOS LIBRERÍAS Periodismo independiente Publicidad En junio de 2015 Corea del Sur anuncióla tasa más baja de nuevas infecciones del virus MERS. JUNG YEON-JE Los hay muy agresivos, con altos ín- dices de mortalidad, otros se propa- gan fácilmente. Rara vez, por suerte, coinciden ambos rasgos en el mis- mo virus. Otro dique de contención es la dificultad de que virus de otras especies portadoras se transmitan de persona a persona. Pero si el vi- rus se adapta y esa barrera cae, si alcanza a poblaciones no inmuni- zadas o con débiles sistemas sani- tarios, la catástrofe está servida. La historia está llena de ejemplos: la fiebre amarilla, determinadas gri- pes o el sida. Los radares internacionales se han afinado y escrutan los movi- mientos de una serie de virus se- ñalados por su peligrosidad para la salud humana y/o su facilidad de transmisión. Algunos son recién llegados, otros están catalogados, lo que no significa que se conozca a fondo su idiosincrasia. En todo ca- so, “hablamos de virus emergentes o reemergentes cuando aparecen en un lugar o una población donde no estaban presentes antes, cuando aumenta su extensión geográfica o su incidencia, o cuando es conoci- do pero ha mutado y adquirido ca- racterísticas nuevas”, resume Nuria

JUNG YEON-JE Virus en lista de espera · es el H7N9, un subtipo del virus in - fluenza de la gripe aviar llegado de China —su inmensa cabaña avíco - la y sus masivos mercados

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Page 1: JUNG YEON-JE Virus en lista de espera · es el H7N9, un subtipo del virus in - fluenza de la gripe aviar llegado de China —su inmensa cabaña avíco - la y sus masivos mercados

AHORA | 23 | 8 - 14 DE ABRIL DE 2016

CIENCIAvidaculturaideas

mas. Su periplo geográfico arrancó en Hong Kong en 1997 y ha genera-do un goteo de casos —algo más de 500— en el resto de Asia, África y Europa, con infecciones muy agre-sivas, enormes pérdidas económi-cas en la industria avícola y un 60% de mortalidad en humanos, muy su-perior al de cualquier gripe.

Hay muchos más microorganis-mos víricos que podrían protago-nizar la siguiente gran epidemia: el Norovirus o gripe gástrica —que cada año siega casi 200.000 vidas de menores, ancianos y pacientes con inmunodeficiencias, sobre to-do en los países más pobres—, el vi-rus Mayaro en Sudamérica, la fiebre hemorrágica de Lassa, el virus Usu-tu o la encefalitis japonesa, ambos flavivirus emparentados con el den-gue, y tantos otros. El Usutu se aisló en Sudáfrica en 1959 en mosquitos y posteriormente en aves silvestres —mirlos—, y en la última década se ha detectado su presencia en varios países de Europa, incluida España. Hay evidencias de su capacidad pa-togénica para el ser humano.

La penúltima amenaza remite a tiempos que se creían superados. La fiebre amarilla cabalga de nuevo. El virus —transmitido por el mos-quito Aedes aegypti— es endémico de las zonas tropicales de su conti-nente nativo, África, y de América, adonde llegó con el comercio de es-clavos en el siglo XVII. La vacuna-ción lo había hecho retroceder, pero hay señales de que se ha reactivado o mutado, y enfrente tiene a una po-blación cuya respuesta inmunológi-ca se ha debilitado.

Angola sufre el peor brote de fie-bre amarilla en 30 años. Los prime-ros casos se reportaron en diciem-bre en Luanda, la capital, y se ha ex-tendido ya por varias provincias del país dejando casi 180 muertos, me-dio millar de infectados y varias de-cenas de casos exportados a otros países del entorno. La expansión en el medio urbano es lo que preo-cupa a los especialistas. La OMS y las agencias de salud regionales han activado planes de contingencia y liberado fondos para la vacunación masiva. Más de 5,7 millones de per-sonas han sido inmunizadas, a costa de agotar las reservas mundiales de vacunas. La mortalidad por fiebre amarilla, una enfermedad aguda y hemorrágica, ronda el 20%, aunque puede llegar hasta el 50% en los ca-sos no tratados.

Los virus emergentes abren nue-vos frentes en distintas regiones del planeta, pero son las virosis tropi-cales, y sobre todo transmitidas por mosquitos, las que conquistan terri-torios. El aumento de las temperatu-ras, la adaptación a nuevos entornos de vectores tan versátiles como la familia Aedes —incluido el albopic-tus o mosquito tigre residente en Es-paña y en todo el Mediterráneo—, el transporte masivo de personas y mercancías, la emigración a las ciu-dades, los desplazamientos por con-flictos armados… factores antropo-génicos, en suma, confluyen para acrecentar un problema sin fronte-ras. Con el agravante de que hoy es posible dar la vuelta al mundo en menos de lo que tarda en incubarse cualquiera de los virus citados. Las crisis se globalizan a gran velocidad y plantean retos inéditos a la coordi-nación sanitaria internacional.

Es una partida des-igual y, en cierta forma, perdida de antemano. Los vi-rus ganan por go-leada. “Algunas estimaciones ha-

blan de más de 100.000 virus distin-tos solo en mamíferos. Luego suma aves, anfibios, reptiles, plantas, etc., etc. Anualmente podemos estar du-plicando el número de virus cono-cidos y crece además de manera ex-ponencial”, resume Miguel Ángel Jiménez Clavero, biólogo del Ins-tituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA). Toda una referencia en el campo de la virología y su divulga-ción, a Jiménez Clavero le gusta ha-blar de virosfera para definir un uni-verso inabarcable. “Probablemente —dice— el más diverso que existe sobre el planeta.”

Hay un catálogo de virus para cada ser vivo, desde las bacterias al hombre, sean vertebrados e inver-tebrados, del reino animal o vege-tal. Hay incluso virus que infectan a otros virus. Son los microorganis-mos más abundantes en los océa-nos. Su función en la naturaleza es un misterio. “Están en todas partes, lo cual nos hace suponer que tienen algún papel en la naturaleza, no so-lo provocarnos enfermedades a no-sotros, el ganado o los cultivos, sino alguno más importante, porque al final la mayor parte de ellos no nos afectan. Solo unos pocos —expli-ca— establecen una relación patoló-gica con el hospedador y son los que nos preocupan.”

Inquietan, y mucho, a la comu-nidad científica, a los gestores sani-tarios nacionales, a entidades como la Organización Mundial de la Sa-lud y a la opinión pública interna-cional. El Zika y también el episodio de ébola de 2014 —que la OMS aca-ba de declarar superado, con un sal-do de 11.300 muertos y casi 29.000 infectados— han supuesto un al-dabonazo general. Dos virus de ori-gen africano, supuestamente cono-cidos y descritos hace tiempo, para los que no existen vacunas, han re-basado cualquier previsión en sen-dos brotes epidémicos muy graves, de magnitud inesperada.

Hace dos años el ébola desbordó su ámbito habitual, pequeñas aldeas rurales perdidas y aisladas donde la infección se apagaba después de unas decenas de casos, para saltar al multitudinario medio urbano por primera vez en la historia de este vi-rus. El Zika, del que se estiman has-ta cuatro millones de posibles con-tagios, mantiene además perplejos a los especialistas. Ya nadie cuestio-na su relación con los miles de casos de microcefalia en recién nacidos en Brasil y otros países americanos afectados, ni con el aumento anó-malo de cuadros de Guillain-Barré, un raro síndrome neurológico au-toinmune. Sin embargo, la naturale-za escurridiza de este virus —trans-mitido por mosquitos Aedes— y sus estrategias de infección celular aún albergan demasiados interrogan-tes. La directora general de la OMS, Margaret Chan, fue muy clara hace unos días: “Cuanto más sabemos, peor pinta la situación”.

la muerte de 597 infectados, casi el 36% de los 1.677 casos notificados a la OMS —los últimos 25 a mediados de marzo—, la mayoría en Arabia Saudí y otros países de la región, así como algunos en el sudeste asiático.

“Lleva ya algunos años con un goteo constante de casos, e incluso ha llegado a exportarse y a produ-cir transmisión humana de forma li-mitada pero que han causado aler-ta en Corea del Sur”, recuerda Mi-guel Ángel Jiménez Clavero. “Cual-quiera de estos virus está contenido, pero como tienen la fea costumbre de adaptarse e ir cambiando, pue-de acabar dando el salto a la especie humana y a contagiarse de persona a persona.”

Es lo que sucedió con otro coro-navirus de infausto recuerdo, pri-mo del MERS. El Síndrome Respi-ratorio Agudo Severo (SARS), una neumonía atípica muy intensa con unos índices de letalidad que oscila-ban entre el 12 y el 18% según los paí-ses, se expandió de China al mundo en 2002 y despertó el pánico por la facilidad con que se propagaba en-tre la población.

Gripes aviares Candidato potencial a un brote pan-démico de enfermedad respiratoria es el H7N9, un subtipo del virus in-fluenza de la gripe aviar llegado de China —su inmensa cabaña avíco-la y sus masivos mercados de aves de corral son una cantera perma-nente— e identificado por prime-ra vez en 2013. De momento no ha salido de las fronteras del gigante asiático, donde se han reportado ca-si 670 casos y 230 muertes. Existe el precedente de otro virus aviar, el fa-moso H5N1, que logró cruzar la ba-rrera de las especies para contagiar al ser humano, aunque limitado en general a aquellas personas en con-tacto muy directo con aves enfer-

ARANTZA PRÁDANOS

Hay un catálogo de virus para cada ser vivo, animal o vegetal. Hay incluso virus que infectan a otros virus

Hoy es posible dar la vuelta al mundo en menos de lo que tarda en incubarse cualquiera de las virosis

Busquets-Martí, del Centre de Re-cerca en Sanitat Animal (CReSA), de la Universidad de Barcelona.

El Nipah, nombre de la localidad malasia donde fue aislado por pri-mera vez, en 1998, designa a un vi-rus (NiV) aún infrecuente pero con unos porcentajes de mortalidad su-periores al 50%. Del medio millar de casos consignados hasta ahora, 252 tuvieron un desenlace fatal. Cursa con síntomas que van desde los pro-pios de una gripe leve hasta síndro-mes respiratorios agudos y encefa-litis mortal. El hospedador natural son algunas especies de murciéla-gos frugívoros del tipo zorro vola-dor, aunque la infección llegó pri-mero al hombre a través de un inter-mediario doméstico, ganado porci-no infectado. Desde 2001 se acumu-lan evidencias crecientes de trans-misión entre humanos. En India y Bangladés se han reportado brotes ocasionados por el consumo de sa-via de palmera datilera contamina-da con la orina de los murciélagos y, posteriormente, contagios entre el personal sanitario y visitantes de los enfermos. No hay vacuna para el virus Nipah, como tampoco pa-ra el virus Hendra (HeV), directa-mente emparentado. Detectado en los suburbios de la ciudad australia-na homónima en 1994, esta rara zoo-nosis la transmite la misma familia de murciélagos. Afecta a caballos y humanos, y puede complicarse con afecciones neurológicas y un colap-so respiratorio letal.

El MERS —acrónimo inglés de Síndrome Respiratorio de Orien-te Medio— es otra de las amenazas sometida a vigilancia. Un corona-virus desconocido hasta hace cua-tro años, cuando fue descrito en la península Arábiga, y cuyo reservo-rio animal es el camello. Los afec-tados padecen una severa insufi-ciencia respiratoria que ha causado

Hasta enero pasado, cuando el panorama empezaba a tornarse alarmante, toda la literatura cientí-fica existente sobre este flavivirus cabía en una carpeta escolar, como admitió el director del CDC (Cen-ters for Disease Control and Preven-tion de EE.UU.), Tom Frieden. Na-die se preocupó cuando el virus apa-reció en la remota isla de Yap, en el Pacífico occidental, en 2007, con una cepa precursora en su genotipo de la americana actual. Nadie quiso fi-nanciar una investigación más a fon-do de Brian Foy, el biólogo de la Uni-versidad de Colorado que divulgó en 2011 el primer caso conocido —el suyo— de contagio del virus por vía sexual. A pesar de tratarse de un ras-go inédito en otras virosis similares que también tienen a los mosquitos Aedes como vector, “me dijeron que el Zika era demasiado desconocido, no era importante”, señaló hace po-co Foy al Washington Post.

Impredecibles“Es muy difícil predecir cuál puede expandirse y provocar una epide-mia, cuándo o dónde. El ejemplo del Zika es muy revelador”, subraya Ji-ménez Clavero. “Hasta hace un par de años era una anécdota en los ca-tálogos. Cualquiera de estos virus, por circunstancias que pueden te-ner que ver con el medio ambiente, o que el virus cambia para adquirir nuevas características, o por ambos factores, de repente da el salto, apa-rece donde no se le espera y tiene éxito en ese nuevo emplazamien-to porque encuentra un vector apto o condiciones ambientales favora-bles. Eso es lo que es impredecible.”

Cada año dos o tres tipos de vi-rus saltan de la especie animal que les sirve de reservorio natural al ser humano. Agentes patógenos de las aves, de murciélagos, roedores, del ganado… la lista es interminable.

Además del Zika, virosis nuevas y otras reemergentes inquietan a la comunidad internacional mientras cada año se duplica el número de

agentes víricos conocidos

Virus en lista de espera

el mensual de infoLibre www.infolibre.es

4 € A B R I L 2 0 1 6 N º 3 5 D O C E H I S T O R I A S

Escriben Aníbal Malvar, Isaac Rosa, Patrycia Centenoe Isabelo Herreros

El caso Nóos y la fortuna opaca de los Borbones

BREXIT, LAS DUDAS DEL REINO UNIDOPor Noemí López Trujillo

SIN GOBIERNO NO HAY AJUSTE (DE MOMENTO)Por Ramón Lobo

LA CHAPOMANÍA INVADE MÉXICOPor Alejandro Melgoza

CERVANTES EN EL SIGLO XXI

Por Ruth Zauner y Saila Marcos

El rey de los negociosEl rey de los negocios

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En junio de 2015 Corea del Sur anuncióla tasa más baja de nuevas infecciones del virus MERS. JUNG YEON-JE

Los hay muy agresivos, con altos ín-dices de mortalidad, otros se propa-gan fácilmente. Rara vez, por suerte, coinciden ambos rasgos en el mis-mo virus. Otro dique de contención es la dificultad de que virus de otras especies portadoras se transmitan de persona a persona. Pero si el vi-rus se adapta y esa barrera cae, si alcanza a poblaciones no inmuni-zadas o con débiles sistemas sani-tarios, la catástrofe está servida. La historia está llena de ejemplos: la fiebre amarilla, determinadas gri-pes o el sida.

Los radares internacionales se han afinado y escrutan los movi-mientos de una serie de virus se-ñalados por su peligrosidad para la salud humana y/o su facilidad de transmisión. Algunos son recién llegados, otros están catalogados, lo que no significa que se conozca a fondo su idiosincrasia. En todo ca-so, “hablamos de virus emergentes o reemergentes cuando aparecen en un lugar o una población donde no estaban presentes antes, cuando aumenta su extensión geográfica o su incidencia, o cuando es conoci-do pero ha mutado y adquirido ca-racterísticas nuevas”, resume Nuria