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N.º 11 junio 2020 ESTUDIOS Laura Scarano «critico, ergo sum»: poesía y discurso crítico POESÍA Carolyn Forché poemas Traducción de Juan Esteban Suárez Encalada ENTREVISTA Pedro Varguillas y Jesús Montoya entrevista con Jericho Brown

junio 2020 - Unirioja

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N.º 11 junio 2020

ESTUDIOSLaura Scarano

«critico, ergo sum»: poesía y discurso crítico

POESÍA Carolyn Forché

poemasTraducción de Juan Esteban

Suárez Encalada

ENTREVISTAPedro Varguillas y Jesús Montoya

entrevista con Jericho Brown

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[estudios] Laura Scarano «critico, ergo sum»: poesía y discurso crítico 5

Fernando Salazar Torresel inconveniente genérico en la poética contemporánea. un caso de «yo modal» en la poesía híbrida: «las correspondencias»,de alí calderón 17

[artículos] Julio César Quesada Galán(tanato)biografía poética sin yo desesperanzado. poesía non finito/poesía especular 49

Rubén Márquez Máximoel amor y la seducción:una poética de la imagen 67

[poemas]carolyn forché 85

[entrevista]

Pedro Varguillas y Jesús Montoyaentrevista

93 con jericho brown

[reseñas]Francisco Morales Lomas

103 «una defensa de la poesía»

Dieter Oelker111 «bajo la piel de tu capa»

FernandoValverde«this ghostly poetry: history and memory of exiled

115 spanish republican poets»

Normas de publicación / 117 Publication guidelines

125 Equipo de evaluadores 2017-2020

127 Orden de suscripción

índicePágs.

P OÉ T I C A SRevista de Estudios Literarios

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93Poéticas, año V, n.o 11, 93-101, ISSN: 2445-4257 / www.poeticas.org

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Pedro Varguillas y Jesús Montoya entrevistaron a Jericho Brown, gana-dor del Premio Pulitzer de Poesía en 2020, con su último libro, The Tra-dition. Nacido en Shreveport, Luisiana, EE. UU., Brown es además au-tor de Please (2008), con el que fue galardonado con el American Book Award y The New Testament (2014), que fue destacado como el mejor del año por Library Journal. Sus poemas han aparecido en The Nation, The New Republic, The New Yorker y The Best American Poetry. En el ámbito uni-versitario, Brown obtuvo un doctorado por la Universidad de Houston, un MFA de la Universidad de Nueva Orleans y un BA de la Universidad de Dillard. Actualmente, es director del programa de escritura creativa en la Universidad de Emory en Atlanta.

©entrevista con jericho brown

— premio pulitzer de poesía 2020

la poesía más allá de lo sublime

Pedro VarguillasJesús Montoya

Universidad Federal de São Carlos (Brasil)

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Pedro Varguillas y Jesús Montoya

WINNING A PULITZER PRIZE

Es curioso ganar el Premio Pulitzer en mitad de una pandemia. No puedes salir de fiesta y estrechar unas cuantas manos. Pero lo cierto es que nunca había hablado con tanta gente de tantos lugares del mundo diferentes en tan corto periodo de tiempo. En el momento en que anunciaron mi nombre estaba en casa, por su-puesto, porque la pandemia así lo ha obligado. Sabía que lo iban a anunciar ese día y estaba tratando de ver el anuncio, porque el libro había llamado algo la atención y pensaba que existía una posibilidad, pero no me imaginaba que fuera realmente posible. Ahora estoy muy contento. Me emocioné cuando me llamaron y todavía estoy emocionado, porque esto es nuevo para mí.

A YOUNG CHOIRBOY

Es difícil hablar de influencias, porque sí, ellas provienen de poe-mas y otros poetas, pero la influencia también puede venir de cualquier otra cosa. Crecí en una iglesia afroamericana en el sur de los Estados Unidos, por lo tanto, la cadencia y el sonido de mis poemas, y mi creencia de que los poemas vienen de la puesta en escena de una voz particular y de una forma teatral, se debe a que la iglesia siempre fue un lugar de circunstancias inesperadas, de cierto tipo de espectáculo; y, al mismo tiempo, la iglesia era este espacio de acción y reacción, era también un lugar para cier-to tipo de salvación personal, una oportunidad para la intimidad con Dios y con las otras personas, hacia tu misma gente, hacia mi gente. En la iglesia siempre se está frente a lo exterior pero tam-bién frente a lo interior. De manera que estás personal e indivi-dualmente impactado por todo lo que allí sucede, bien fuese por la manera en cómo eran leídas las escrituras o por cómo se canta-ba una canción. Así, la experiencia de la iglesia era comunitaria e íntima, simultáneamente, y mi reacción a todo lo que allí aconte-cía podían ser lágrimas o movimientos inevitables. Yo cantaba en el coro de la iglesia, y le hablo a mis poemas de la misma manera

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que el director del coro nos hablaba a los miembros del grupo. Muchas de las personas que se dedican a esta labor, desarrollan una relación interesante con el grupo que dirigen porque tienen que tomar a varias personas y ponerlas a escuchar la misma nota musical al mismo tiempo. Cuando trabajo en mis poemas (esto es literal y cada vez que se lo digo a la gente creen que estoy loco, o no me creen) realmente le hablo a mis poemas y les pregun-to: ¿por qué estás actuando como un loco conmigo?, ¿qué demonios estás haciendo? También les hablo emocionado cuando las cosas están saliendo bien, tú sabes, algo como: ¿no eres bello? ¡Vamos! Creo que justamente lo que estoy haciendo es alentar al poema porque es-toy recibiendo algo de él. Por eso creo que la iglesia fue realmente una gran influencia.

PUBLIC LIBRARY

El otro día comentaba que cuando era niño pasaba mucho tiem-po en la biblioteca. Yo estoy muy agradecido por el hecho de que las bibliotecas públicas, en muchos sentidos, salvaron mi vida. Es-toy muy agradecido por haber tenido excelentes profesores en las escuelas públicas, ellos también salvaron mi vida. En las bibliote-cas me emocionaba cruzarme con los poemas cortos. Y cuando mi mamá nos recogía a mi hermana y a mí y preguntaba: ¿qué hiciste hoy en la biblioteca?, yo respondía: Mamá, leí un libro. La primera vez que le contesté así recuerdo que vi su rostro y me quedé im-presionado. Ahora sé que era una expresión de incredulidad, esa es la cara que pondrías si un niño te dice que leyó un libro, pues eso es considerado como un hecho de importancia. Esa primera vez mi mamá, después de mirarme de esa manera, exclamó: ¡¿mi bebe leyó un libro?! Yo tenía como seis años y le devolví la mirada pensando ¿esta es la respuesta?, ya va, ¿no me vas a regañar? Yo quería que ella sintiera mi alegría por leer. Así que hubo un tiempo en el que leía libros como si fuera una forma de recibir una recom-pensa. Lo cual fue bueno para mí porque me puso a leer poesía de una manera ingenua. No me esforzaba en intentar explicar

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Pedro Varguillas y Jesús Montoya

el poema o entenderlo de una manera profunda. Lo que podía hacer entonces era disfrutar del texto de la misma manera en la que disfrutamos el arte cuando lo encontramos caminando du-rante el día. Así como cuando vas caminando y ves una pintura y waooo. Cuando eso sucede, no vas por ahí tratando de escribir un ensayo sobre la pintura, sino que es más como waooo, y luego el día continúa… Lo mismo sucede cuando oímos una canción que no habíamos escuchado nunca en la radio y es como ¡mmm, eso es bebop! Es una reacción. Y eso es lo que me pasaba cuando leía poemas. Y creo que esto es muy importante para la gente a la hora de aproximarse a la poesía. Creo que los poemas pueden ser leídos con detenimiento, acercándose a ellos; incluso, que se pueden escribir ensayos sobre ellos y eso es importante, pero también creo que el modo en como se produce el encuentro con la poesía nos dice más sobre nuestra estética, nuestra poéti-ca, nuestra concepción del arte y sobre todo lo que nos parece hermoso. Así eran mis encuentros con la poesía, solo disfrutaba del sonido del lenguaje de la misma manera que disfrutaría con-templar la naturaleza. Por ejemplo, creo que todas las personas tienen un árbol. Tu árbol es tu árbol y el árbol de otra persona es su árbol. Y si de repente ustedes [Jesús y Pedro] fueron al mis-mo colegio, pueden compartir el mismo árbol ya que era el que estaba ahí para ambos. Pero generalmente cada persona tiene su árbol que él o ella pueden recordar por cualquier razón, bien sea porque lo trepaban, o porque pensaban que era hermoso, o porque estaba allí la primera vez que te entraste a golpes con al-guien, cualquiera que sea la razón, crees que tu árbol es tu árbol. Y no tratas de explicarlo, no tratas de explicar al árbol, no tratas de decir oh, esta rama significa esto, y esta hoja es una representación de tal cosa… no le haces eso a tu árbol. Tú piensas oh, este es el ár-bol que yo amo. Así también fueron mis primeros encuentros con la poesía. En ese entonces, los bibliotecarios me recomendaban los autores que ellos conocían, siempre buscaban la manera de ponerme un libro en frente para que siguiera sentado. Y antes de los once o doce años ya había leído a Walt Withman y a Emily

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Dickinson. También a poetas contemporáneas como Rita Dove. Leía a los poetas de los que los bibliotecarios habían escuchado hablar y ellos me los ofrecían porque sencillamente pensaban que debían de ser buenos. Era muy interesante. Cuando contaba con solo ocho años estaba leyendo a Robert Lowell, Anne Sexton y Sylvia Plath. Ahora sé que esa no es la literatura que tú le das a un niño depresivo de tercer grado. Esas eran mis lecturas que, además, me hacían sentir reivindicado en la supuesta oscuridad que sentía como niño. Pienso en esos poemas, en esas grandes influencias, y también pienso en gente como Langston Hughes, y Nikki Giovanni, quienes fueron poetas de gran importancia para mí mientras crecía. Nikki Giovanni y Maya Angelou son dos poetas en particular que parecen estar traduciendo a comunidades diferentes. Eran poetas que se leían en la escuela, en la iglesia, que si prendías la televisión de repente te los encontrabas porque, de alguna manera, también eran parte de la industria del entretenimiento. Ellos fueron muy importantes porque me hicieron preguntarme hacia dónde puede ir un poema y para saber que los poemas no solo son caminos hacia uno mismo, sino que son viajes hacia comunidades y lugares in-esperados, y, también, me permitieron intuir qué es lo que un poema quiere. Se podría pensar que, aunque un poema haya sido hecho para alguien otras personas pueden sacar algo de ese texto que nunca pensarías. Eso es parte de la eternidad del poema que excede lo eterno ya que no es solo en el tiempo sino en el espacio que viajan los poemas por el mundo; y tendrán un sig-nificado diferente para cada persona dependiendo adonde va-yan. Así que esos poetas fueron muy importantes para mí. Luego cuando crecí me volví loco por dos poetas en particular: una es Louise Glück y la otra es Lucille Clifton, autoras que cambiaron el modo lírico y me enseñaron mucho sobre la clase de cosas que quería escribir como poeta lírico. No creo que mis poemas, espe-cialmente ahora, sean parecidos a los suyos. Pero sí creo que en la raíz de lo que está pasando en Please y El nuevo testamento hubo una aspiración a juntar a estas poetas.

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Pedro Varguillas y Jesús Montoya

“PLEASE” & TENDER VIOLENCE

Cuando pienso en lo que quiero de mis poemas (pienso parti-cularmente en el primer libro y muchas veces también en el se-gundo libro) diría que quiero que esté la segunda persona, que haya muchos hablantes que parecieran estarse dirigiendo si no al lector a alguien que está por ahí afuera de la escena que el poema muestra. Por esta razón, el hablante del poema está en una acti-tud de ven, te contaré algo. Lo particular de este hablante es que asume que está dentro del contexto hostil del lector. Un lector que está apurado y que yo necesito calmar diciéndole, aunque la has pasado mal todo va a estar bien. Déjame mostrarte otras cosas. Para serles honesto (siempre es difícil hablar al respecto), la raíz de esto siempre me viene de cierto sentimiento de explicarle mi ex-periencia a quien no la conoce. Estoy tratando de explicarle a quien sea la experiencia de ser negro, o la experiencia queer negra en los Estados Unidos, y que, si tú ya tienes un prejuicio sobre lo que significa mi experiencia antes de conocerme, entonces, el hablante de mi poema te va a decir: oh, solo tenemos que hablar, y si tenemos una conversación todo va a estar bien. Tú no sabes nada de lo que es esto, déjame mostrarte esto o aquello. Creo que tal es la raíz de lo que está sucediendo en mis poemas. También creo que como poeta, me ha permitido, o pienso que me ha permitido, o me permitió (quizás ya no quiera explorarlo tanto, porque ahora me cuestiono el valor que tiene hacer esto) realizar poemas en los que mi inten-ción era algo así como si le muestras al lector la escena como es y le das una escena tan limpia y tan clara y lo más verdadera posible, entonces, el lector siendo un ser humano, teniendo esa universalidad humana común, tomará sus propias decisiones y tendrá sus propias conclusiones filosóficas, si es que acaso se pudiera haber una. Eso, por un lado. Pero mi trabajo no era llegar a conclusiones filosóficas en esos libros, mi trabajo era decir la verdad y si digo la verdad, después de verla, después de haberte mostrado la cosa, entonces el lector podría reflexionar sobre su propia vida ya que ha visto algo que desconocía gracias a la forma de su presentación y la caracterización de la escena. Pero

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déjenme ir más allá y dudar… porque me parece que uno podría pensar que esta es una forma bastante occidental de pensar la poesía. Y ya se sabe que la modernidad occidental nos falló. O sea, simplemente lo hizo. You know what I mean. Y debería decir que también ha sido una manera que le ha permitido a la gente con-tenerse de pasar a la acción, así como oh sí, vi esto que me mostraste y más allá de tener la sensación de dejarlo de lado, quisiera poder crear un nuevo mundo donde yo pueda sostenerme en lo que soy y en mis creencias, ¿tiene sentido? La poesía estadounidense por mucho tiempo ha consistido en hacer imágenes y no se hablaba nada. Además, lo que mostraba debía ser racional y abrirle la mente al lector. Pero no sé… en mi forma de escritura, en la forma en la que he estado escribiendo, realmente tendría que cuestionar la utilidad de ese mecanismo. Quizás mi trabajo no ha sido ampliamente distribui-do como para decir algo mayor sobre él. Pero inclusive ahora, estoy inserto en debates con supuestos «liberales progresistas» y es como si ellos no hubiesen leído o como si hubiésemos estado leyendo poemas diferentes, escritos por las mismas personas. Es como si se hubiese realizado una mala lectura de Allen Ginsberg, una mala lectura de Muriel Rukeyser, una mala lectura de Adrien-ne Rich... ¿Qué pasa después de estas lecturas?, ¿cómo es posible que no practiques un pensamiento revolucionario?, ¿cómo es po-sible que seas totalmente capitalista? Es difícil hablar del capitalis-mo, porque no sirve, tampoco es que tengamos pruebas de que el comunismo sirva, do you understand what i’m saying? Ese es el tipo de cosas que me preocupaban al escribir esos libros.

MY OWN ETHOS

Me cuestiono mucho el límite de lo que puede hacer un poema y cuál es mi responsabilidad como poeta. Y mi responsabilidad es escribir el poema. Pero también me preocupa saber de dónde saco las cosas con las que trabajo. Porque lo creativo, está en ha-cer poemas que sientan, pero no puedo conocer el valor de eso que se siente si no nos lleva a un cambio en la acción. Voy a dar

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Pedro Varguillas y Jesús Montoya

un ejemplo. Te encuentras con una obra de arte, con un poema. Y se puede decir que ese poema será un poema logrado si nos mueve, porque ha creado en nosotros una reacción emocional. Y usualmente, empezamos a meternos en un poema porque nos ha hecho esto, ¿no? Pero lo que realmente creo es que en ese nivel solo estamos en la tierra de la musicalidad. Porque sí, la poesía usa el lenguaje y es musical, y sí; un poema es un objeto sonoro. Sí. Pero la poesía se hace con palabras. Entonces, ¿cuáles son las expectativas de las palabras que usamos en los poemas? Do you understand what I’m saying? Entonces, sí, la primera reacción a una obra de arte, en este caso el poema, es una reacción emocional. Y esa reacción emocional será real si nos lleva a un cambio en el pensamiento. Es como decirles que primero se empieza en un punto, pero si me gusta me lleva a otro, y luego termino en otro punto diferente. En la primera lectura, empezamos en el corazón del poema, luego vamos descubriendo lo que está funcionando en él y por eso es que lo volvemos a leer. Porque al ser movidos, volvemos a leer el poema y es ahí donde empiezan los juegos mentales. En todos los versos por sí solos, en todas las rimas, hay una repetición de esto que he explicado y esa repetición crea di-ferentes sensaciones. Y eso está bien, genial, se puede hacer un rompecabezas, sí. Sin embargo, me pregunto si quedarse ahí no sería como estancarse en un ciclo. Si estoy leyendo un poema so-bre el asesinato de alguien entonces, al leerlo, ¿no pensaría en el asesinato de cualquier persona? ¿No es suficiente un muerto para sentarse a llorar?, ¿no es suficiente? Oh, el asesinato de una persona, oh, las rimas en las palabras… Podría haber algo más allá de los usos del lenguaje, porque no estoy pensando solo en versos. Hay una dimensión material del poema porque estoy pensando en el hecho de que han asesinado a alguien.

THREE MOMENTS

Primero está la emoción. Luego el pensamiento (repensar la si-tuación porque la hemos visto de una manera diferente). Y, por

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último, viene la acción. ¿Cómo pongo a prueba mis emociones? Las pongo a prueba sabiendo que, si logran cambiar mi forma de pensar, entonces sirven. Y, ¿cómo sé si cambié mi forma de pensar? Lo sé porque cambié mi forma de vida. Pero, justamente ahora no leemos la poesía así y tengo que decir que las elecciones democráticas en los Estados Unidos siguen el mismo patrón y es vergonzoso. Así es como nuestra gente puede entonces asegurar que ellos no son racistas. La verdad es que la mayoría de las perso-nas no han tenido ningún tipo de interacción real con un poema que les permita confrontarse con sus propias acciones. Porque si lo hicieran, entonces sería como uy, soy racista, tengo que acomodar mis problemas; y, esto es una reacción muy diferente a lo común que, es decir: oh, mira este poema es sobre alguien que dice que es racista, mira cómo lo hace, la técnica, es tan bello, oh, me hace sentir cosas… aho-ra me compro un café y adiós. Para finalizar, sí creo en lo sublime del poema, sí estoy interesado en esa sensación de lo divino, ese sen-timiento de que algo hermoso acaba de suceder, y sí, quizás, soy una persona sensitiva, pero he sido movido por poemas mucho más allá de los límites formales. ¿Por qué he sido movido más allá de lo efectista del poema? Porque he leído poemas que me han cambiado la vida y que han hecho que yo quiera hacer lo mismo. Y tengo que creer que es posible que los poemas hagan esto en otras personas y tengo que practicarlo porque esto es una verdad en mí como individuo. Por tal razón, tengo que pensar la poesía más allá de lo sublime.