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38-39 PILOTOS Doohan tenía ese halo especial que sólo tienen algunos elegidos y que con- vierte a un piloto en leyenda. Era rápido, bestialmente rápido, pero eso no era todo. También era frío como el hielo, metódico, duro como una roca y ganador, ¡sobre todo ganador!. No le bastaba con ganar, necesitaba aplastar a sus rivales. Un segundo puesto para él era una derrota. Sólo se quedaba a gusto si arrasaba. Cuando perdía, sacaba a la luz todo su mal genio. Era un auténtico tornado. La verdad es que tenía mal carácter y no caía bien al público. ¡No le importaba!. De hecho, nunca fue el piloto más po- pular del paddock ni el más querido por los fans. Lo dicho, no le importaba. Su único objetivo era ganar y ¡vaya si lo hacía! Cuenta la leyenda que entre Doohan y Jeremy Burguess (en la ac- tualidad jefe de mecánicos de Rossi) crearon el lema: “¡Aplasta a los cabro- nes!”. No hay mucho que añadir. UN POCO DE HISTORIA Mick nació en Brisbane (Australia) en 1965, en el seno de una familia motera. Todos los hermanos competían en spe- edway y en campeonatos nacionales. Desde la primera vez que se subió en una moto, Mick se mostró como un pi- loto rapidísimo. Con 17 años, comenzó a competir en asfalto sobre una MOTO Yamaha 250 gracias a los esfuerzos de su hermano y al apoyo de los concesio- narios locales. Poco a poco, y a base de esfuerzos in- cluso económicos, Mick se fue hacien- do un hueco en los campeonatos aus- tralianos de velocidad. Siempre con ma- terial de segunda fila, lograba luchar por los primeros puestos de las competicio- nes más importantes de Australia. Su pericia no pasó desapercibida y le em- pezaron a llegar ofertas importantes: pri- mero sustituyó a Mick Dowson en una carrera de Superbikes con una Suzuki. Quedó quinto. Después, le ofrecieron correr las 8 horas de Suzuka. No termi- nó la carrera, pero consiguió una oferta QUICK MICK Michael Doohan es uno de esos pilotos que todo el mundo baraja a la hora de escoger al mejor de la historia. No soy partidario de elegir entre pilotos de distintas épocas, pero lo que si es seguro, es que a Doohan le tocó conducir las motos más difíciles de todos los tiempos, y no sólo lo logró, sino que arrasó en el intento. Doohan 10 28/8/08 12:32 Página 38

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Doohan tenía ese halo especial quesólo tienen algunos elegidos y que con-vierte a un piloto en leyenda. Era rápido, bestialmente rápido, peroeso no era todo. También era frío comoel hielo, metódico, duro como una rocay ganador, ¡sobre todo ganador!. No lebastaba con ganar, necesitaba aplastara sus rivales. Un segundo puesto paraél era una derrota. Sólo se quedaba agusto si arrasaba. Cuando perdía, sacaba a la luz todo sumal genio. Era un auténtico tornado. Laverdad es que tenía mal carácter y nocaía bien al público. ¡No le importaba!.De hecho, nunca fue el piloto más po-pular del paddock ni el más querido

por los fans. Lo dicho, no le importaba.Su único objetivo era ganar y ¡vaya silo hacía! Cuenta la leyenda que entreDoohan y Jeremy Burguess (en la ac-tualidad jefe de mecánicos de Rossi)crearon el lema: “¡Aplasta a los cabro-nes!”. No hay mucho que añadir.

UN POCO DE HISTORIAMick nació en Brisbane (Australia) en1965, en el seno de una familia motera.Todos los hermanos competían en spe-edway y en campeonatos nacionales.Desde la primera vez que se subió enuna moto, Mick se mostró como un pi-loto rapidísimo. Con 17 años, comenzóa competir en asfalto sobre una MOTO

Yamaha 250 gracias a los esfuerzos desu hermano y al apoyo de los concesio-narios locales.Poco a poco, y a base de esfuerzos in-cluso económicos, Mick se fue hacien-do un hueco en los campeonatos aus-tralianos de velocidad. Siempre con ma-terial de segunda fila, lograba luchar porlos primeros puestos de las competicio-nes más importantes de Australia. Supericia no pasó desapercibida y le em-pezaron a llegar ofertas importantes: pri-mero sustituyó a Mick Dowson en unacarrera de Superbikes con una Suzuki.Quedó quinto. Después, le ofrecieroncorrer las 8 horas de Suzuka. No termi-nó la carrera, pero consiguió una oferta

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Michael Doohan es uno de esos pilotos que todo el mundo baraja a la hora de escoger al mejor de la historia. No soy partidario de elegir entre pilotos de distintas épocas, pero lo que si es seguro, es que a Doohan le tocó conducir las motos más difícilesde todos los tiempos, y no sólo lo logró, sino que arrasó en el intento.

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para correr una carrera del Campeonatodel Mundo de TT. Subió al podio.En 1988, Doohan se convirtió en pilotooficial Yamaha para el Campeonato Aus-traliano de Superbikes. Realizó unagran temporada y corrió de nuevo las 8horas de Suzuka, aunque no terminó lacarrera, cuajó una gran actuación.Para 1989, Yamaha no le quería perder.También desde Suzuki se le ofreció co-rrer junto a Schwantz en el mundial de500 cc. Sin embargo, fue Honda la queconvenció al australiano para correr enel mundial de 500 cc, con las indoma-bles motos de HRC.Aquellas motos eran realmente difícilesde conducir. En 1989, Doohan se dedi-có a tratar de comprender como llevaraquellas bestias y terminó la temporadaen 9ª posición con un sólo podio. Sinembargo, en 1990, empezó a estar de-lante, logrando su primera victoria enHungaroring y terminando el Mundial

en tercera posición. En 1991, Doohanentró directamente en la lucha por el tí-tulo frente a Rainey y Schwantz. Las ca-ídas y unos neumáticos poco desarro-llados le impidieron lograrlo. Ese mis-mo año, ganó junto a Gardner las 8 ho-ras de Suzuka.También durante 1991, y asesorado entodo momento por su inseparable jefede mecánicos (Jeremy Burguess), enHonda evolucionaron el motor “BigBang”, que variaba el encendido au-mentando la potencia en bajos, a pesarde sacrificar algunos caballos, cuandola moto giraba alta de revoluciones.El nuevo motor fue un éxito y 1992 iba aser su año. Comenzó la temporada arra-sando, y parecía que nadie podía frenarsu ascensión hacia el título. Sin embar-go, cuando llevaban 12 carreras dispu-tadas y dominaba cómodamente la cla-sificación, la suerte le dio la espalda. En los entrenamientos del GP de Assen,

su Honda le escupió, saltó por los airesy le cayó encima de su pierna izquierda,destrozándosela completamente. MickDoohan estuvo a punto de quedarse sinpierna y sólo una increíble intervenciónquirúrgica logró salvársela. Durante mu-chas carreras se tuvo que sacrificar yver por televisión como Rainey y Sch-wantz le recortaban la ventaja obtenidacarrera tras carrera. Al final de tempora-da, y subiéndose a la moto con mule-tas, forzó la máquina para defender untítulo que debía haber sido suyo. No lologró. Rainey se alzó con aquella coro-na gracias a su regularidad.En 1993, comenzó lastrado por la lesióny no pudo ser competitivo en toda latemporada. En la segunda parte delMundial, Doohan volvió a dar muestrasde su nivel, pero en Laguna Seca se vol-vió a caer rompiéndose el hombro y conello dio por terminada una temporadaque, a la postre y tras la lesión irrever- ��

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sible de Rainey, sería el primer y úni-co título mundial de Kevin Schwantz.

EL REINADO DEL “TRUENO”En 1994, por fin, comenzó su reinado.De las tres primeras carreras sólo ganóuna, pero a partir de ahí, y tras solucio-nar problemas con las suspensiones desu NSR, el Campeonato fue un paseo.Ganó todo lo que se le puso por delan-te. A partir de Jerez ganó siete carrerasconsecutivas, y aunque a final de latemporada bajó un poco el ritmo paraasegurar el título, fue capaz de coronar-se campeón a tres carreras del final delMundial y con 9 victorias en su haber.En 1995, Doohan no fue tan consisten-te. La presión de Beattie (Suzuki) y delos españoles Alberto Puig, Alex Crivi-llé y Carlos Checa (Honda) hicieronque el australiano cometiese bastanteserrores, sobre todo en la primera mitaddel Campeonato. En uno de estos erro-res, en Jerez, Alberto Puig aprovechó lacaída del australiano para ganar el que,a la postre, sería su única victoria en500 cc. Al final, 7 victorias daban el se-

gundo título mundial a Doohan. 1996marcó el principio del duelo entre Doo-han y Crivillé. Aquel año, las carrerastuvieron como aliciente los intensosduelos entre el español y el australiano.Aunque Doohan ganó en la mayoría delas ocasiones, las carreras se decidíanpor milésimas. En Jerez, el público pri-vó a Crivi de la victoria invadiendo lapista antes de tiempo. Sin embargo, enAustralia y Brno, Crivillé fue capaz deimponerse al australiano después deaguantar toda la carrera “a rueda” deéste. Doohan no dudó en criticar abier-tamente a Alex por su estrategia y elduelo fue aumentando en intensidadhasta que en Eastern Creek, despuésde una carrera con continuos choquesde carenado y adelantamientos excesi-vamente agresivos, ambos pilotos sefueron por los suelos. Cuenta la leyen-da que en los boxes ambos pilotos ysus equipos llegaron a las manos, aun-que previamente se encargaron deechar a las cámaras, por lo que nuncasabremos que pasó realmente aqueldía. Independientemente de todo esto,

Doohan se alzó con su tercera corona.1997 estuvo marcado por un cambio demotor por parte del australiano, quevolvió al Screamer (el indomable motorde 1992) mientras que sus compañerosde box siguieron utilizando el Big Bang.Doohan tenía cuatro motos para esco-ger entre los diferentes tipos de motor,mientras que Crivi y Okada solo teníanuno. Fue un golpe psicológico para elespañol que durante esta temporadano logró ser tan competitivo como en laanterior. Aunque le ganó en Jerez (sufeudo) y en Phillip Island (por caída),Doohan ganó 10 carreras y arrolló en laconsecución del título mundial.En 1998 entró en escena el piloto italia-no Max Biaggi. Tanto él (que ganó laprimera carrera) como Crivillé se encar-garon de poner las cosas difíciles alaustraliano, pero la superioridad de Do-ohan volvió a quedar patente a partir dela segunda mitad de temporada. Mickganó ocho carreras y se alzó con co-modidad con su quinto título mundialconsecutivo. Sin embargo, el final de sucarrera estaba más cerca de lo que na-die podía pensar.

LA MALDITA LÍNEA DE JEREZ.En los entrenamientos de Jerez de 1999había llovido. Los pilotos rodaban porun circuito seco, pero fuera de la traza-da todavía había humedad. Doohan sa-lió derrapando de una curva y su ruedatrasera patinó sobre la línea blanca quetodavía estaba mojada. Mick voló e im-pactó contra un muro sin proteccionesa gran velocidad. Literalmente se reven-tó. Tanto su pierna como su brazo dere-chos quedaron destrozados, y además,se rompió el codo izquierdo.Doohan, uno de los más rápidos pilotosde la historia de las motos, tuvo que reti-rarse de manera forzada y totalmenteen contra de su voluntad. Trabajó duropara poder volver a las motos, pero estavez, no fue capaz. En Jerez terminó la carrera deportiva deun monstruo. Nos habría gustado verlecompitiendo contra Valentino Rossi, pe-ro el destino lo impidió. No pudo ser.Sin embargo, en la retina nos quedaránsiempre sus escapadas en solitario, esaforma especial de descolgarse de lamoto, sus larguísimas derrapadas y có-mo fue capaz de domar una de las má-quinas más indomables sobre las quese ha corrido en moto.En el Circuito de Jerez tuvimos que des-pedirnos de uno de esos pilotos que ha-cen grande el deporte del motociclismo:de una leyenda. �

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