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MEMOltI/\L 1.1 rERAH.lO. AGOSTO DE 1786. N Ú ME R O X X .X 1 l. ~$i§S@%&$=~@S~f2S.:~tt REAL SOC 1 E DAD ECONOMIC A MtJtriunse. EN los Memoriales de Abril y Mayo inser-- tamos dos discursos hechos, el primero por el Señor D. Gaspar Melehor de JovcJlanos, del Consejo de S. M. en el Real de Ordenes, y el segundo por el Señor D. Francisco Cabar- rus, Director nato del Banco Nacional de San Carlos, y del Consejo de S. M. en el Real de Hacienda, sobre si convenia 6 no el que en la Real Sociedad Mdtritense de los Amigos del Pais fuesen admitidas por Socias las mugeres- &c. Un asunto tan controvertido y manejado por tan ilustres plumas, parecía que no dexa- ba que desear para que quedase terminada y aun decidida esta controversia; pero faltaba oir á la parte que era objeto de la disputa, restaba que el bello sexó hablase, y se le oyese. Tomó la defensa á su cargo u na literata conocida ya en la republica literaria por su ap!icacion, ta- Tom. Y 111. Dd len- [93]

L 1.1 rERAH.lO. · que se emplean los hombres; compuesto por Doña Josepha Amar y Borbon, Sócia de mé rito de la Rtal Sociedad Aragonesa de los Amigos del Pai.t. o~ ., 1.0 ~ Uando

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Page 1: L 1.1 rERAH.lO. · que se emplean los hombres; compuesto por Doña Josepha Amar y Borbon, Sócia de mé rito de la Rtal Sociedad Aragonesa de los Amigos del Pai.t. o~ ., 1.0 ~ Uando

MEMOltI/\L 1.1rERAH.lO.

AGOSTO D E 1786.

N Ú M E R O X X .X 1 l.

~$i§S@%&$=~@S~f2S.:~ttREAL SOC 1 E DAD ECONOMIC A

MtJtriunse.

EN los Memoriales de Abril y Mayo inser-­tamos dos discursos hechos, el primero por elSeñor D. Gaspar Melehor de JovcJlanos, delConsejo de S. M. en el Real de Ordenes, yel segundo por el Señor D. Francisco Cabar­rus, Director nato del Banco Nacional de SanCarlos, y del Consejo de S. M. en el Real deHacienda, sobre si convenia 6 no el que enla Real Sociedad Mdtritense de los Amigos delPais fuesen admitidas por Socias las mugeres­&c. Un asunto tan controvertido y manejadopor tan ilustres plumas, parecía que no dexa­ba que desear para que quedase terminada y aundecidida esta controversia; pero faltaba oir ála parte que era objeto de la disputa, restabaque el bello sexó hablase, y se le oyese. Tomóla defensa á su cargo u na literata conocida yaen la republica literaria por su ap!icacion, ta-

Tom. Y 111. Dd len-

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400 MFi.MORIAL UTERARIO.

Il'llto, y cscriws, y otras prendas que la hanhecho acreedora á ser' admitida en el númerode los individuos de una de las Reales Socie­

(lades, que se han propuesto hacer feJíz el Rey­no de Aragon; Doña Josepha Amar y Borbon.E"t:l a plicadísíma Señora luego que leyó unoy otro discurso, ani mada de un espíritu ver­dadero por la gloria de su sexo se propuso re­copilar los exemplos admirables de las Heroinasen letras, armas, y política, y hacer presen­tes los errores, y preocupaciones en que están1lO solo los hombres, sino aun las mismas mu­geres del poco aprecio, que creen debe hacersede su talento, para las cosas civiles, y cono­cimientos sólidos, de que se las procura apartaren la instruccion, y en algunos ramos del Es .•tallo; cuya Apologia, que remitió á esta RealSociedad Económica de Madrid, es la siguiente:

DISCURSO E N DEFENSAdel tQlento de lar mugerel, y de su ap­titud para el gobierno, )' OlrOI cargos en

que se emplean los hombres; compuesto porDoña Josepha Amar y Borbon, Sócia de mé­rito de la Rtal Sociedad Aragonesa de losAmigos del Pai.t.

~o .,

1.0 ~ Uando Dios entreg6 el mundo á lasdisputas de los hombres, previó, que habriainfinitos puntos, sobre los quales se altercariasiempre, sin llegar á convenirse nunca. Unode estos pa rece que había de ser el entendimien-

to

[94]

AC;OC¡'J'O DR 17R6. 40 I

to de las rnugerl:,<;. Por una parte los horllhre~buscan su aprobacjon, les rinden unos ob~.;e­

quios, que nunca se hacen entre si; no 1;&$

permiten el mando en lo pÍlblico, y se le COII­

ceden absoluto en secreto; las niegan la ins­truccioCl, y despues se quexan de que 110 latienen: Digo las nieg2n, porque no ha y unestablecimiento público destinado para la ins­truccion de las mugeres, ni premio alguno {lilelas aliente á esta empresa. Por otra parte Ia~atribuyen casi todos los daños que sucl'dcll. Silos Heroes enflaquecen su valor, si la igno.rancia reyna en el trato corntln de las gCnlt.'s,si las costumbres se han corrompido, sí el 1tI­xó y la profusíon arruinan las familias, dctolos estos daños son causa las mugeres, sc­gun se grita. Estas mismas tampoco est:ín deacuerdo sobre su verdadera utilidad. Apetecenel obsequio y el incienso; están acostumbradasde largo tiempo á uno y á otro; pero no pro­curan hacerlo mas sólido, mereciendolo de ve­ras, como sucederia, sí á las gl'acias exterio­res, y pasageras, que ahora cultivan, uniesenlas intrínsecas y duraderas.

2.° A la verdad, tanto los aplausos, y ob­sequios de los hombres, quanto los cargos queatribuyen á las mugeres, son una tácita coo­fesion del entendimiento de éstas; porque deotra suerte no buscarian su aprobacíon, y agra­do, ni las supondrían capaces de ocasionar nin­gun trastorno. La influencia buena ó maja deun agente en otro, incluye necesariamente vir-

Dd:& tud,

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401 MHMOUIAJ. I.ITERARIO.

tud, y potcnLia en el que hace esta variacion:ulla GIU'):\ lilas débil , no puede mudar, niatLlcr a ~í la mas fuerte. Cun que si los vicios

de la.') 1l1ugercs tienen tanto imperio sobre loshomhres, convengamos en la igualdad fisica,sin negar por e~to las excepciones que convie­IlCIl ;.t cada sexo.

3.() Pero sin embargo de unas suposicionest~1Il justas, parece que todavía se disputa, so­bre el talento, y capacidad de las mugeres,l'0ll10 se haria sobre un fenomeno nuevamenteJcsrubierto en la naturaleza, ó un problema,dJflul de resolver. ¿Mas qué fenomeno puede~)a este, si la muger es tan antigua como elj\( 1mbre, y ambos cuentan tantos millares deaf\()~ de existencia sobre la tierra? ¿Ni qué pro­hlema despues de tantas y tan singulares prue­bas, como han dado las mismas mugeres de suidoneidad para todo ~ ¿ Cómo es posible que seüy gan nuevas impugnaciones sobre esta verdad~Pues ello es cierto, que se oyen, y que sond.e [al naturaleza, que no debemos descnten ...dcrnos de ellas, porque acreditan, que no estáaun decidida la qüestion.

4'° No contentos los hombres con habersereservado, los emplt::os, las honras, las utilida­des en una palabra, todo lo que puede ani­mar' su aplicadon y desvelo, han despojado él

las mugcres hasta de la complacencia que re·sulta de tener un entendimiento ilustrado. Na ..cen, y se crian en la ignorancia absoluta: aque­llos las desprecian pOI esta causa, ellas llegan

á

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AGO~1'() DE '786. 40)á persuadirse que no ~on capacc~ de otra n)~:J,y como si tubieran el talento en las manos, nocultivan otras habilidades que las que pueden

desempefiar con estas. ¡TánlO arra~tra la o~i­nion en todas materias! Si como ésta da el prm ..cipal valor en todas las mugeres á la hcr~n()­sura, y el donaire, le diese á la di~cn~c.J(ln)presto las veriamos tan solícitas por adqUlflrla,como ahora lo están por parecer hermosas, yamables. Rectifiquen los hombres primero suestimacion, es decir, aprecien las prendas, quelo merecen verdaderamente, y no duden <fue

se reformarán los vicios de Que se quexan.En­tretanto no se haga causa á las mugeres, quesolo cuidan de adornar el cuerpo, porque venque este es el ídolillo, á que ellos dedican susinciensos.

~.o !Pero cómo se ha de esperar una mu­taCÍon tan necesaria, si los mismos hombres tra­tan con tanta desigualdad á las mugeres? Enuna parte del mundo son esclavas, en la otradependientes. Tratemos de las primeras. i Qu.éprogresos podrán hacer estando rodeadas de u­ranos, en lugar de compañeros? En tal estadoles conviene una total ignorancia , para ha­cer menos pesadas sus cadenas. Si pudierandesear alguna cosa, ó hacer algun esfuerzo,debería ser para que se instruyesen, y civili­zasen aquellos hombres, esperando que el usode la razon rompería los grillos, que mantieneahora la ignorancia. La ruina de ésta, produ­dtia la de aquella esclavitud. lMas cómo com-

DdJ pon-

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404 MF.MonIAl. 1.1'1'11111\1110.

pOlldremos el de~prcno 'IIIC ".!tTIl de 1a~ rnnge·re ..•, (.\,>10<;, que las tiencn COl1l0 CS( I3vas , conla solicitud que ponen en adquirir el mayornlllllero qu~ pueden mantener, y con el cui­dado que les cuesta el agradarlas ~ ¿ Por qué13s de ...hechó Mahoma del para iso , que prome­te él los suyos? ¿, No es esto semejarlas á losbrutos, que perecen, ó se extinguen con lavida? Pero si tales delirios no merecen refuta­cion, porque seria honrarlos demasiado, menospodrán citarlos nuestros contrarios, para dedu ...dr de la esclavitud en que gimen ciertas muge.res, la inferioridad de su talento. Si valieraeste argumento, tambien se pudiera convertircontra los mismos hombres, porque entre ellos,hay unos esclavos de los otros, y no diremospor eso, que los primeros son casi irraciona.les. Diremos, si, que la fuerza, drstruye laigualdad, y borra la semejanza de unos á otros"De poco servirá que la aptitud sea la mismaen el esclavo, que en su Señor, si la opre­sion en que está, le impide usar de su dere­cho, y de su razono Ponganse los dos en unperfecto nivel, y entonces se podrá hacer jui­cio recto. La violencia no puede establecer le­yes universales: así sujetense en hora buenalas mugeres que han nacido, y se han criadoen el pais de la tiranía ~ y de la ignorancia; lanecesidad las obliga á ello por ahora, pero nopretendan degradar al sexo en general.

6.° Distinta vista ofrecé la situacion de és-'

te, en otra gran parte del mundo. Las muge­les,

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AflO'lTO nn f 7RtS. 40fTes, Icxoc; de teller el nombrc {le e<¡dava~., .',(H'\

enteramente lihrc~, y l401.an de unos pnvill~­gios que se acercan al C~lrCll1o Je VCIIl'r;lcioJl.A~i la R e1igioll como las l{~ycs, protllbcl1 alhombre la mult iplicidad de lTlugeres. Por C,'\tc

medio se fixa toda la posible cOllforlllillad en­tre ambos sexos; y ésta contribuye á que :>t'

miren mutuamente con aprecio y C~lilll;l('i(Jn.Aun han hecho mas los hombres en favor nu~s­

tro, porque casi se han quedado solo con elnombre de la autoridad que les dán los emple()~,y las riquezas, tributando todos los hOllore'. ~

las mugeres. iQué generosidad! ¡Qué grandezade ánimo, podemos exclamar aquí! pero al mi~.­mo tiempo, que contradiccion. Aqui entra l'1 l'S­tado de dependencia, que se ha indicado a rri­bao Los hombres instruidos y civiles, no se :ttre­ven á oprimir tan á las claras, á la otra mitaddel género humano, porque no hallan insinua­da semejante esclavitud en las leyes de la ('Ha ••cion. Pero como el mandar es gustoso, ha n ~a­bido arrogarse cierta superioridad de talfnto , 6yo diria de ilustracion, que por faltarle:\ lasrnugeres, parecen éstas SUs inferiores. Hay po­cos, que en tocandose el punto de la aptitud,y disposicion intelectual, concedan á éstas, laque se requiere par ilustracion del entendi­

miento. Saben ellas que no pueden aspirar áningun empléo, ni recompensa pública; que susidéas no tienen mas extension, que las paredesde una cara, 6 de un Convento. Si esto noes bastante para sufocar el mayor talento del

Dd4 mun-

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'101') Mr:MORIAf. r.1TllnAIUO.

flllllldo, no se quc otra:. tl';1ha .... puedan huscar­sc. Lo "íerto cs, quc 1)cda mejor ignorario todo)y c:ueccr hasta del conocirnlcnto, que sufrir elesrado dc esclavitud ó dependencia. El segun­do \'ícne á ~cr casi mas sensible, por la con­tra po~icion de obsequio, y desprecio; de ele­v;tcion, y de abatimiento; de amor y de in..diferencia; cuyos afectos van unidos con la con­ducta que observan los hombres con las mu­gcres. ¿ Por ventura negarán estas mismas, la.1lrernativa de alhagos, y repulsas, de obse­qnios, y desdenes, que experimentan cada dia?i No son hoy Jueces ~ y mañana reos? l No selas trata en un tiempo como deydades, y enot ro casi corno irracionales? ¿ No reciben unasveces adoraciones, y omenages; siendo su gus­to la ley, su aprobadon la que satisface losdeseos de un Escritor, la que adorna los lau­reles de un Conquistador, y colma la gloriade un Heroe~ Pero no se desvanezcan por es­to las mugeres, porque los mismos hombres quelas tratan de esta manera, gritarán despues enuna Asamblea, que no tienen discernimiento,que no saben estimar las cosas buenas y só­lidas, y que se dexan arrastrar de una vanay frívoja apariencia •. 7.0 Una discordancia tan notable, me ha

hecho pensar muchas veces ¿qué fundamentopueden tener los hombres para la superioridadque se han arrogado, principalmente en losdotes del ánimo? La creacion de unos y de otros,es la que puede dar alguna. luz. ~Peto qué des-

cu-

[100 ]

"

.AO()~·I·O un 17R6• 4°7cubrimos en ella? ()IIC DIO\ nió á At1:lm, ye~tc hCl"hó menos hJCKO una compañia scnH'Jlll­te á él: cuya compañia se le coru:ed ió en lamuger. ¿ Puede dcsearse prueba mas concluyen­te de la igualdall y semejanza de ambos, enaquel primer estado ~ ¿Hay en todo esto algu­na sombra de sujecion, ni dependencia de unoá otro? Es verdad, que el hombre fue criado

primero, y fue criado solo, pero poco tarde)

en conocer, que no podia vivir sin compañera)primera imagen del matrimonio, y primera tam­bien de una perfecta Sociedad.

8. o Si pasamos de~pues á considerar lo que

sucedió en la caída de nuestros primeros Pa­dres, no hallaremos degradada á la mugcr dl'sus facultades racionales. El abuso que de e lJas

hizo, fue su pecado, el de Aclam, y el dctoda su posteridad. ¿Mas sin disculpar este atell­tado, quién negará que la muger precedió alhombre en el deseo de saber? Aquella frutaque les habia sido vedada, contenia la cienciadel bien y del mal. Eva no resistió á estas tell­taciones, antes persuadió á su marido, y él co­metió por condescendencia el pecado, que aque­lla empezó por curiosidad. Detestable curiosi­dad por cierto; pero la curiosidad suele serindicio de talento, porque sin él nadie hacediligt:ncias exquisitas para instruirse.

9. o Tampoco la justa pena que se impusoá entrambos, derogó en nada sus facultades in­telectuales. Si el hombre puede trabajar sin per­der por eso la aptitud pala las ciencias, tam-

bien

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408 MJ:MOltIAl.U'J'I'It/\JlIO.

bien la sujecion de la IJItI¡',el' e, respectiva. De­bería bastarle al primero ser cabeza de fami­lia, y estar en posesion de los empléos, sínpretender dar mas extension á su dominio. Por­que aun admitido en estos casos, no siempre esprueba concluyentp. de superioridad de talen­to_ Los mismos hombres, no son, ni puedenser todos iguales. Es preciso que haya unos quemanden á los otros, y sucede no pocas vecesque al de mas ingenio, le toca la suerte d~obedecer, y respetar al que tiene menos. Asilas mugeres podrán estar sujetas en ciertos casosá los hombres, sin perder por eso la igualdadcon ellos en el entendimiento.

10. Si esta igualdad se ve indicada en lacreacion, mejor podrá probarse por los testi­monios que han dado las mismas mugeres. EscÍt:rto, que el talento, ó la inteligencia, asicomo es la parte superior que hay en nosotros,es tambien la parte incomprensible, que solose puede conocer por los efectos. En este su­puesto si los hombres acreditan su capacidadpor las obras que hacen, y los raciocinios queforman, siempre que haya mugercs, que haganotro tanto, no será temeridad igualarlos, de­duciendo que unos mismos efectos suponen cau ...sas conformes. Si los exemplos no son tan nu­merosos en éstas, como en aquellos, es claroque consiste en ser menos las que estudian, ymenos las ocasiones, que los hombres las per ...miren de probar sus talentos.

11.0 Ninguno que esté medianamente ins­trUl-

[102]

It

l.

AOOc;TO 1Ht. 1786. 4°9truido, ne1~ar;í que en todos lIempo,;, y e 11Io­dos paises, ha, habido lllugerc ...•que han hechoprogreso') hasta en las ciencias mas ab:)lracl;l' ••Su historia literaria puede acompaf1ar SlclIlprt'

á la de los hombres, porque qll:llldo é.lto" h.lIlflorecido en las letras, han tellldo COlllpafícra.'t.é imitadoras en el otro sexo. En el tiempo que

la Grecia fue sabia, contó entre otra ...•11I11t'hasinsignes, á Theano, que comentó á Piliugora'}. ~íHypparchia, que excedió en la Filo'íofia y M~l­tematica á Theón, su Padre, y maestro; ~l D\o­tima, de la qual se confesaba discípulo S(¡rr~l­teso En el Lacio, se supone haber invelltadoNicostráta las Letras Latinas ~ las qualcs su­pieron despues cultivar varias mugcrl~s, ('nI u'otras Fabiola, Marcella, y Eustoquia. En Fran­cia es largo el catálogo de Literatas ill~li~',lIl'~)y quando otras no hubiera, bastarán los lIom­bres de la Marquesa de Sebigné, de la Con­desa de la Fayete, y de Madama Dacier, paraacreditar que se han distinguido igualmcllte quesu,s paisanos insignes. En el dia continuan va­rias Sefioras, honrando su sexo con los c~u ¡­tos, comu puede verse en la Deeada Episto­lar de D. Francisco Maria de Silva. En laRusia florecen en el dia las letras, pero si éMa

revolucion tan gloriosa se debe á los esfuer­zos del Czar Pedro el Grande, los contioüa laactual Czarina Catalina Il., la qual ha e~crit()el Códice de las Leyes, obra que no se puedealabar bastantemente, y una Novela moral ysabia, dirigida á la instruccion de sus Nietos:

Am-

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4,n MnV'OIUAI.IITftU"nrCl.

alllha', ohras la,> ha t·,,( tilo l'/I Francés, cuyoJdlorn'l pO,',el;: con tal gr:lua y finura, á (}ueJJe~all pocos de los mi~rn()~ Fl<lIlCeses. Esta in­

~ignc muger seria injusta, si conociendo por~u misma experiencia, de quanto es capaz susexo, no le honrase como merece. Pero no hayque hacerla este cargo, porque premia el méritodonde quiera que le encuentra. Asi se verificaen la Princesa de Askoff Heroína ilustre, la qualdespues de haber manifestado á las tropas Ru ..sas su espíritu marcial, sabe como otra Mi­nerva todas las ciencias, y por ello y por sunumen Poetico, la ha elegido su Soberano pa­Ja cab~za y Presidenta de la Academia Real delas Ciencias de Petersburgo.

12.0 En España no se han distinguido menoslas mugeres, en la carrera de las letras. Si sehubiera de hablar de todas, con la distincionque merecen, formarían un libro abultado. Lasmas acreditadas son Luisa Sigea, Francisca Ne ..brija, Beatriz Galindo, Isabél de Joya, JulianaMorrell, y Oliva de Sabuco. E~ta ultima fueinventora de un nuevo sistéma en la Física.Tambien se pudiera hacer mencion aquí de al­gunas Sefioras ilustres, que honran en el díalas letras, pero es tan notoria su mérito, quetengo por ocioso expresarlo en este papel. Elde las mugeres en general puede verse mas ex­tensamente en la obra de Mr. Tomás, intitula­da. "Ensayo sobre el carácter, costumbres y"entendimiento de las mugeres, " y en tan­tas otras como son; l1Mugeres ilustres J Muge-

rlres

[104 ]

AC:O~'1'() DE '7R6. 4' I,'res ('élebre~); Tratudo de la (~dll(':)('inn de In\

"Mugcn:s; ••:1 Amigo de la~ Nlugc(c~; I.a~ Mil'"gcrcs vindicadas &c."

13.° Sí se han distinguido en ,las ktral:" nl)han acreditado menos su prudcllCl:l en d go­vierno en los negocios públicos cuya prendaes la que mas se les disputa. Pero no ~e la di~­

putaban tanto los anriguos, qu~ndo lo~ Llce­demonios se servian en sus aCCIOnes, dd con­

sejo de sus mugeres, y nada e~ecutaban ~mconsultadas. Los Atenienses , quenan que l'" 10\asuntos que se proponían al Senado, die~cn ..:11•• \

su parecer, como si fueran sabios y pl'udl'Ilft'.\Senadores. El voto de estos dos Pueblos, tanrecomendables por todas circunstancias, dtbc­ria decidir el pleito á favor de las mugcn·~~y mas habiendo ellas justificado en todo Ill'lU­po este concepto, pues casi todas las que hanestado en precision de mandar pueblos enteroS'lo han hecho con aderto: consulten se las his­torias generales, y particulares para ver ~i enigual número de Reyes, ó de Reynas, qu~ hallregido estados, se hallan tantos Heroes, comoHeroínas. Tratando de éstas, merece el primerlugar Débora, porque governó el pueblo deIsraél, porcion escogida de Dios, y que comotal, debe fundar opinion para todo. F:sta mu­ger pues, entra en el catálogo de los Juecesde lsraél, se sentaba como ellos á administrarjusticia y acaudillaba el exército. Gemiamira ma­dre de Eliogabalo, concurría al Senado á dar

su parecer por su prudencia y sabiduría. Si. seqUle-

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4' '.~ MEMOnll\L 1.lI'I'nfl"J().(l'IICrCIl cxcmplo •• lila:. IIIWll'IIlO"', todos sabenla prudencia de la R(,'YIl;t ('atMlca DolÍa ha­hél, que aunque llO gohernú sola, intervinoen todas las cosas grandes que se hicieron ensu tiempo: en Inglaterra las dos Reynas habél, y Ana, han contribuido tanto como losReyes sabios, que allí ha habido, á extendereJ puder, y á hacer formidable la Gran Bre­taÍla. En Rusia las dos Catalinas han perfec­cionado el esplendor que comenzó Pedro elGrande. Y se pudieran citar otras, que en undominio menos extenso, que los que acabamosde referir han acreditado su aptitud para elgobierno.

14_0 La prudencia no es prenda tan agenadel sexo, que no se halle en muchas muge ....res. Dexando aparte la que es necesaria paralos negocios ptíbllcos, hallaremos la comun yregular en muchas ca~adas. ¿Quántos exemplostiC pudieran citar en la república de las fami­lias, en que una. muger disimula, y aun ocul­ta los defectos de su marido, en el manejodomestico? Pero el ser tan freqüentes estas vir­tudes, parece que las hace menos atendidas.

1):) El valor se tiene regularmente porprenda particular, y genérica de los hombres;con todo tiene sus excepciones, como la her .•mosura en las mugeres: Vemos hombres her­mosos, y mugeres feas, mugeres valientes yhombres cobardes, para que se verifique queno hay prenda, que no sea comun á entrambossexós. En quanto á la valentía., sino ha habi-

do

[106]

A(W"TO 1)1{ '7H6. 4' Jdo tantas tnUgL'rl":-' (,"111110 hOlllhres, qUl" ,';(" hall

dist illguido en ella, ya se ve (I"C cOI1',i')lc ('11la dlrcrente crianza dc los uno~, y de los 01 ro~',pero no sé, que illc1ínacion oculta tienen la:) })I'I­

meras, que siempre han mirado con honor ~t

los cobardes, y pusilanimes. Esta ob,crv:lcíoJlsola, pudiera acreditar, que si no cxcrcir:11l elvalor, por lo menos lo aman, y lo prdlt'rl'1lsiempre; pero lo han exercitado, qua ndo ~ehan visto en precision de ello; exemplo lene­mos en las mugeres de los Persas, á qUlt:IICS

se debió principalmente la victoria, que galla­ron éstos contra Ciro; en las Sabi nas que de­cidieron el triunfo á favor de los Romanos; enlas Matronas Romanas, que sal varon á Romadel eminente peligro, en que la puso el ~xér~cito de Corioliano: en las Saguntinas que pe ~learon valerosamente en defensa de su Patria,y para decido de una vez, en casi todas la~historias, pues apenas hay una, que no con­serve la memoria de algunas hazañas de la~muge res , quando han visto la Patria en ri~,,>­

go de perderse. No solo han hecho estas proe­zas, uniendose muchas en un cuerpo; tambicnha habido Heroínas, que han arrostrado á lospeligros. Jahel mató á Sisara ~ Judit atrave~ósola por medio del exército de los Asirios ymató á Holofernes. En Espafia tenemos el exelll­plo de Juliana de Cibo, que sirvió como solda ..

do en la guerra de Granada contra los Moros;de Maria de Estrada, que militó en las tropasde Hernan Cortés; de Maria Montano, que

aSlS-

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4 I 4 M"'MO" IAJ. J,t"'len 1\ n 'o:1~I~tió en el cx~rl'''O dl'\'IJ •.lllo par.¡ la con­quí.<>ra de Argél, en tiempo de Carlos V.; y deMaria Pila, que tanto se ~l'Íí:1Jú en el sitio quepusícron los Ingleses á la Coruña, omitiendootras muchas, por no ser posible mencionarlastodas en tan corto volumen. En el dia no son

desconocidas estas hazañas, pues ya se ha dicho,que la Princesa de AskotT, que preside ahorala AcademÍa Real de Petersburgo, ha mandadoantes las tropas Rusas. Actualmente hay enFrancia una Señora Eseritora que habiendo dis­frazado su sexo, y corrido el mundo con elnombre del Caballero Eon, ha obtenido los ti­tulos de Ce1JSor Real, Doctor en ambor dere­chos, Abogado del Parlamento, Capitan de Dr~ ...gones, y de Voluntarios del e:cérCÍto, Ayudan­te del IVlariscai Duque de Broglio, Cabal/er"de la Real y Militar Orden de S~n Luis, Se­cretario de Embaxatla en las Corles de R,uia,:Y de Inglaterra, y despues Ministro Ple"ipo .•tenciario en esta ullima, en cuyos empléos tanopuestos, y tan delicados se ha sabido mane•.

jar con una constancia, prudencia y discrecioD,que honraría al hombre mas versado en nego­cios políticos y militares.

16.0 De todos estos antecedentes, se infierenecesariamente, que si las mugeres tubieran lamisma educacion que los hombres, harian tan­to, 6 mas que éstos. iPero qué diferente es unade otra! A las primeras no se les enseña des ..de niñas sino á leer, y á escribir, y á ciertashabilidades de manos. Se pone mucho cuida-

do

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AI:o.'.'I'O un 1786. 41 ~do en ac1()l'n:Hla~), con lo qua1, llegan [l atl­

quirir un Clerlo habito de pCll:.ar Síel~}pre l'1lla compostura exterior. De talent('), Jl1 ~e Jeshabla como cosa por dem:ls, de suerte qtlcno se;ia mucho, que fuesen perdlcndo la ideade ser capaces de otra cosa. Alcontrario, á losniños desde luego se les aplica, y f.e les haceaprender, antes que sepan lo que es est udío niciencia; oyen decir que hay Universidades, quehay Colegios y que hay empléos, pJ.ra los tjUC

cursan estos y aquellas. De este modo Crl'Cl'

con ellos y se les hace natural la aplicaciony el estudio, y no tardan mucho en coger el fru­(O de sus tareas, en tantos premios, como ha yrepartidos. Si alguna muger se dedica al estu­dio, es preciso, que lo haga por la venta .•

ja y conveniencia, que le res~lta ~ e.lla mi~ma,pues sabe que no puede aspuar a mnguna I'C­compensa. Mucha magnanimidad de espíritu serequie're, para emprender, y seguir la penosacarrera de las letras, por sola la complacenciade ilustrar el entendimiento. Sin embargo, ve­mas, que algunas mugeres tienen este heroÍs­mo, y como sino se conociera aun todo el mé­rito, que consiguen las pocas, que esto hacen,se recol1viene, y se reprende el sexo en gene­ral por su ignorancia; como si esto fuera de­fecto suyo, y no mas presto defecto de la edu­cacioll y circunstancias en que se halla.

17.° Es menester confesar, que ninguna co­sa conocemos en sí misma, sino por compara·cion con otra. Sirva esta regla para medir la

Tom. VIII. Ee ap ~

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.1 r () MEMon 1.1\f. l.I'I'J{1t 1\H10.

apllllHl en ambos ~cxc'h, pero Ilag3sc un coteJoJU',lo, esto es, entre un hombrL:, y una mu.

gel' enteramente ignorantes. En este caso, pues,(jHC es bastante freqüente, aun se hallará, quela segunda hace ventaja al primero en la vivtzade jmaginacion, en la mayor prontitud paraj /ll ponerse, y en la propiedad de las voces.Por el otro extremo, si se compara una mugercapaz, é instruida, con un hombre sabio, eltrato de aquella, no será menos agradable queel de éste, y puede ser que le exceda en cier­ta finura, que los hombres casi nunca adquieren.Por lo dema-s, si se hace el cotejo entre losque han estudiado mucho, y las que nada sa­b.:n, no habrá que admirar Ja desigualdad, pe.ro siempre que el caso fuere conforme, la con ..seqüencia no será contraria á las mugeres, yeste es un testimonio concluyente de que la.d ísposicion intelectual es la misma.

18.° Por fin, el tiempo, y la necesidad lashabía acostumbrado, á la escla vitud que sufrenen una parte del mundo, y á la dependenciaá que se sujetan en la Olra restante. Las pri .•meras parecen conformes, con que se las des­poje del uso de su razon, y las segundas congozar de ella, aunque desterradas del premio

y de la recompensa. La magestad del Cetro,la gravedad de la Toga, y los trofeos Militares,se han ido haciendo unos obgetos, que se pre.sentaban á Ja vista de las mugeres, como pa­ra admirarlos, mas no para prerenderlos, por­que el curso de los ~jglos J había quitado la

no-

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AGO'i'l'O n'R '7R6• 4'7novedad, que las cau:,aria al principio ver ccr­r:ld:l~' todas las puertas al !tonor, y al premio.lJero no por eso sc han de mO',t ral' inscll~ih)c.\á todos los desaires que quieran haccrlas. Ni n­guno mayor, que el nuevo santuario ó murode division que se intenta formar en el dia; m:lS

que santuario ó muro de divisioll es del quehablamos. Este es la Sociedad econ6mica de Ma­drid la qual duda admitir mugeres en su ilu:-ó­

tre Asamblea. ¿Por ventura los que se llamanamigos del pais, podrán alexarJas? ¿Son aca',oalgunas espías esparcidas por el Rcyno, quepuedan dar noticia á los estraños de qU3nto setrabaje por su bien? t O son tan misterioso~, éintrincados los asustos que se tratan en la~;So­ciedades económicas que no puedan entcllderIossino los hombresi Nada de esto hay, pero laimportancia del asunto, es igual, pues no setrata de menos, que de igualar á las mu­geres con los hombr~s, de dadas asiento en susJuntas, y de conferir con ellas mat~~rias dogravedad, cosa que parece fuera de orden yaun disparatada.

19.0 Si este es el motivo de la oposiciol1,tambien debe sedo suficiente p3.Ia que las mll­geres de6endan su cau~a, porque el silencio enesta oca~ion, confirmaria el concepto que deellas se tiene, de que no se cuidan, ni se inte­resan en negocios serios. A esta razon, que COtn·prende á todas en general, se agrega la par.ticular para la que escribe este papel, de queha mucho tiempo tuvo la honra de ser admiLÍ-

Ee2 da

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4' R MnMonTAT. J.lTrm ARIO.

(la en una de las príllClplIlc:. SocIedades econ6 .•

micas de este Reyno, cuya dístínciol1, por elgrande aprecio que hace de ella, quisi~ra verextenderse á otras muchas de su sexo, paraque fuera igual en ambos el empeño de desve­larse en bien de la Patria.

20.0 La qüestion, que se trata en la Socie­dacl económica de Madrid, sobre conceder ónegar la entrada en ella al bello sexo, ha exer.cit::Jdo las plumas de dos Socios tan recomen­dables por su eloqüencia, como por su talen ...

t"(), y aunque los dictamenes son contrarios, noec puede negar que ambos fundan el suyo enrazones ingeniosas, y bien probadas, pero co.•mo cada uno tiene derecho á su defensa, nopodrán sentir estos Señores, que haya una, Ó

mas mugeres que tomen partido en una causade tanta importancia para todas. La ventaja quellevan los hombres en este particular, no esmenor que la que va de ser Juez á Abogado:nllec;tra sentencia está en sus manos, si se de ..cide, que seamos admitidas á sus conferen­cias, dirán siempre que nos hicieron esta gra­cia, si nos niegan la entrada, ya se ve quantasuperioridad encierra este procedimiento, pe­fo no por eso hemos de desmayar, mientras noesté concluido el pleito.

2 (.0 EL recomendable Socio, que se oponeá la admision de las mugeres, funda su dicta­men, en que admitidas unas, se extenderá lagracia á todas, lo qua! será al principio, enmucho perjuíc.io de la Sociedad, y al fin podrá

cau-

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,

1

Ar.OC;TO nr. r 786. .• r 1)

caut;3f su ruina. No niega llue puede haber al­guna., capaz ,le grandes convinaciones, de unaconstante meditacion, de la con1tl¡tncía y sigilonecesario, pero hace comunes, y propias al ~c­xÓ la petulancia, los capríchos, la frivolidJd,y las pequefieces. No halla edad, en que pue­dan ser las mugeres convenientes, porque enla niñez, y juventud serian inútiles, y pernt­ciosas, en la vejez, molestas y pesada~. DIcemas, que solo irian á aumentar el tumlllto,y desorden de las Juntas, y no á ilustrada).porque carecen de principios elementales, '.:0­roo necesita este cuerpo. Aun su contribucíonpecuniaria es despreciada, si supone primerola admision de esta clase.

22.0 No se puede alabar bastantemente la

rigidez de un Socio, que enmedio de la corrup­cion de que se quexa en el siglo presente, Conser.va libre su corazon , para juzgar á los dos ~eKós,sentenciando abiertamente contra el que llam.:lalhaguefio. j Exemplo digno de imitacion p(¡rcierto! Pero si los hombres empiezan á santifi ..

carse de esta manera, ¿ por qué no los segui­rémos en quanto nos sea posible~

23.° Es seguro que todas las mugeres nodeben ser admitidas á la Sociedad, como tam­poco son del caso para ella todos los hombres.Pero supuesto que nuestro impugnador, no nie­ga que hay algunas capaces de grandes coo­vinaciones, de una constante meditadon, de laconstancia, y sigilo necesario, sería declaradainjusticia confundir á éstas en una. misma scn-

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420 MF.MOIUAT, J.l'l'Jm A'RIO.

f encía con las petulal11e~ ('a pridlOsas, y friv6 .•las. El elegir, y distinguir aquellas de éstas,loca á los que govicrnan el cuerpo. Sefialenleyes estrechas t y precisas, y no se a partennunca de su observancia. Confundir al reo con

el inocente, al sabio con el ignorante; es elcolmo de la tiranía, y los Amigo.r del Pai.rnodeben ser nunca sus tiranos. Digase por exern­pl0, que si una muger tuviere las prendas ar­riba indicadas, ó fuere mas aplicada que lasotras, si presenta á la Sociedad una memoriadigna, sobre qualquiera de los puntos que ésta.abraza, ó si hace algun descubrimiento en be­neficio del pais; en una palabra, djgase, quela que lo merezca, será admi.tida Socia, y po~drá concurrir siempre que quiera. De este modo,ni los Señores que componen la Junta, ten­drán facultad de admitir sino á las muge res quelo merezcan, ni éstas solicitarán esta dístincioncomo hermosas, ni como petimetras, sino co·mo aplicadas, y {Hiles á la Patria. Si lo queahora las aparta, es su continua distraccion, ypuerilidad, los Amigo! dd Pais, deben tra.ba:jar en corregir estos defectos, y se remedIarael daño. Seflalen premios, y estímulos á lasmugeres aplicadas, y laboriosas: sea uno admi ..tirlas á la Sociedad, y entonces es natural que

procuren merecerlo. Mientras ~o se haga .así,y se las considere cómo un mtembro podndo,ó separado del cuerpo Sodal, ¿qué progresospueden hacer? Ya sabemos quanto influxo tieneen todo la opinion; y así la mala, en que los

hom ..

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Ar.nCOTO llr:: 17H6• 4~1hombres tienen :1hora :. IJ.~ mugeres, t" ~Ilti­Clcntc para mall[cncrlas siempre en la IgIIO­rancIa.

24.0 La que sea digna del titulo (~e Socia,por las razones que acabamos de deCIr, talll­bien sabrá guardar el sigilo que corre'>ponda,

porque el Cf«::er, que todas las mugert:~~ ~on ,ha­bladoras indiscretas, tiene muchas, y muy JUS­

tas excepciones. Baste reflexionar de paso, lIlJ esin entrar á las deliberaciones de los Tribuna­

les, de los Consejos, de las Academias, ni SI l.ciedades, no hay conferencia en todos C:¡!O''¡

cuerpos por secreta que sea, que no llcglleá divulgarse, citando muchas veces hasta los :.lJ·

getos, que fueron de este dictamen ó del otro.No son seguramente aquellas, las que reve­lan estos misterios de Estado, ó de Gobierno,6 de Política, en que no intervienen. Siendopues, los hombres los que los publican, no di­gamos, que el sigilo es un caracter distintivl)de su sexo. Por el contrario, se pudieran CI­

tar tantos, ó mas exemplos, de la sahidul'ia,prudencia, y valor de las mugeres, como de suconstancia en guardar secreto, pero son tanobios, que qualquiera lo sabe. Yo diria, quesiendo este un efecto regular de la discrccioll,la persona en que ésta se halle, sea hombre ómllger, sabrá guardarle. Con que si la Socie­dad atiende á las calidades, que se han dilhopara admitir mugeres, no debe dudar, que aña­dirá á ellas la de la prudente reserva quizá me­jor, que los hombres, quienes) ó por la emu-

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4 ~ J MF.MOn (AL l,n'HRARIO.

lacion de los empléos, ó de los lalentos , refie .•ren lo ocurrido en su,s Juntas.

2).° Pensar, que la concurrencia de las mu­geres, sería perniciosa por los vicios qUQ intro­ducirian en las costumbres de las costumbres delos Socios, es una suposicion harto fatal á en­trambos sexos. Es digno de alabanza el zelo delque quiere desterrar el vicio, y precaver su ge­neral comunicacion, pero no pretendamos im­p05ibles. ¿ Acaso la modestia, y retíro de lasantiguas, que tanto se encarece, la~ libró delos asaltos de los hombl'es? Buen exemplo te­nemos t=n las hi~torias sagradas, y profanas, yen las costumbres de nuestros mayores. i Quán­do han sido mas freqücntcs los homicidiüs, losasesinatos, las violencias, y los raptos, quequando las mugeres estaban encerradas y guar­dadas con candados? A otros tiempos han su­cedido otras costumbres no podemos decir me .•j()res, pero no será dific'tl probar en buena fi­losofía, que si las dificultades aumentan losdeseos, la facilidad los amortigu[t. Es constan~te, que á hombres, y á mugeres; convendriavivir enteramente separados, pero debiera seresta separadon total, y para siempre mientrasesto no se consiga, y queden como ahora su­cede, mi 1 rnotÍ\ros de juntarse, no digamos, que elañadir uno tan digno, sea la destruccion delgénero humano. Las JU 1lt:l 3 de la Sociedad nece­sariamente se han de componer de muchos, y en­tre mut:hos no hay peligro de dj~olucion. El re­cato no se ha elltinguido 1 como se extinguen

otras

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1

A.n()~·r() 1lJl: 1786• 421otras virtudes: t()do~ quieren parecer hllello,):lIt/lque 110 lo sean, y esto conserva la c.Il'hl\J.a

decencia cn las concurrencias. Con quc\i t.'n

otras no hay abuso, ¿ por qUt: lo habría en C:.­

ta? ¿ Es posible que los hombres que 3111 aH'¡­ten á tratar del bien cornun, se hahían de tro­car en un instante en libertinos? ¿No hay fre­no, ni respeto en tales Asambléas? Ma~ ~icn­do cierto que lo hay, no debe temerse lI1:1li

peligro, que el que se advierte en todas la~¡ ()('a­siones que tienen de verse los hombres, y I:I'~mugeres; cuyo peligro no las prohibe ~tb:,O­]utamente porque es necesario juntarse alguna,' .•veces, y porque el vicio de un particular, Ile)

debe, ni puede destruir el bien general. Lue­go si las tnugeres pueden ser útiles de nlgllJ1:lmanera á la Sociedad, no hay [37.on para se­pararlas de ella por un inconveniente rcmotoque no impide otras Juntas semejantes.

26.0 Ni tampoco lo será el pretenllcr, quecarecen de conocimientos elementales, en lasmaterias de que tratan las Sociedades. y (J 4ui­siera saber, quantos de los hombres que á cllasconcurren, tienen estos conocimientos elernen·tales, y con todo asisten, y dáo su voto. I,ospuntos que abraza la Sociedad son casi todosde hecho, por que cotejar entre las obras delextrangero, y nuestras, para ver lo que se pue­de adelantar, y decidir sobre las/ manufacturasque se presentan, son cosas que qu:dquiera que.tenga ojos, y una mediana razon, sabrá enútenderlas: hacer nuevos inventos en las artes,

¡Jer-

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4'4 Ml':MOJtIAI, 1.11'u.nAnro.

perfeccionar lo~ COUOlldu', , (".llllllllar á los fa.bncanlelO, lab'adorc~, y .Ule ••1I1OS, á que tra ...bajen con vent.lja, y COII perft:cclull, calcular loqu~ fa.lta en un paí~, y traedo de otro en cam­bio de 511 sobrante por medio d~ un sabio comer .•cio, aunque son cosas que piden meditacion.y noticias, no son materias tan abstractas, queno las pueda compreender la muger que tengaun talento regular. Basta que haya en la. Jun­ta quien sepa proponer estas especies con or­den, claridad, y di~tincion, para que las en­tiendan los detnas.

27.0 Quando se erigieron las Sociedadeseconómicas, pocos eran los que sabian, queasuntos podían pertenecerles. Con todo muchosse alistaron á ciegas, llevados mas de la cu­riosidad que produce un establecimiento nue­vo, y de la gloria de ver alistados sus nOLn­

bres, con otros que tenia n por ilustres, quede amor á la patria, ni de deseo de su felici­dad • .Enterados con el tiempo del obgeto de es­tos establecimientos, unos se aplicaron á estu .•diar estas nuevas materias, y otros dexaron deconcurrir, desacreditando lo que no entendian,parecíendoles esto mas fadl, que instruirse. Sinemba ego, en todas las Sociedades ha quedadoun número competente de Individuos, que notienen los principios elementales, que deseael ilustre Socio que se opone á la admision delas mugeres, por esta ignorancia. Pero aun con .•cedida ésta, comparada con la de algunos hom­bres, pudieran pletender la preferencia las mu-

ge·

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If,

Ar.OSTO nI': 17R6• '1':! )

gerc~, por la mayor fanlldad con.que ~c 1111­

ponen en los asunlos, y por los primeros PCIl­.:.amientos oportunos que suelen tcner, p~r:t re­sol ver con vcntaja cierta:> dificultades.

28.0 Si hubo vicio en los que se alislaronen las Sociedades sin la debida instrucciun pa­ra ser útiles en ellas, tambien le hubo en lo~cuerpos, que admitieron á todos jndi~tinLalllcl1­te, por acumular fondo de caudales, ya queno de luces. Esta pobreza de los cuerpo,) Jla­

tridos, clama por el remedio, pero rnicnlra';no le haya por otros arbitrios, los obliga .i au­mentar el número de contribuyentes, sin cx;1·minar su mérito por otras circunstancias. Peroaun en esta clase, no le parece al Socio nuc:;­tro impugnador, que pueden ser Íltiles las 1I111~

geres. Yo dil'Ía que si por otras razones es ("O/l­

veniente su admision, contribuyan tambicn 0>11

sus caudales. Los caudales que ahora se gritaque disipan en el luxo, y en la vanidad, pro­curese, que los apliquen en útilidad comUl1, loqual podrá verificarse siempre que se las hagatomar interes por la patria, y por el Estado.

29.o El luxo es excesivo, y las mugeres leocasionan: esto no admite duda I pero qllanromayor es un desorden, tanto mas preciso haceel remed io. Vemos que no bastan á ponerJe lasvehementes declamaciones de los Predicadores,las sabias providencias del Gobierno, la po­breza de las falllilias, y la dificultad de losmatrimonios: ¿pues quien sabe, si seria mas efi­caz que todos es. os, el interesar á las muge.

les

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426 Ml!IVlORIAT, UTr::nAnlO.res en el bien de la patria? Esto se conseguía,lJamandoJas á la SOlÍedaa de los Amigos delPa;s. Alli verían, como se desvelan unas gen­tes acomodadas, y empleadas en otros nego­cios, por la prosperidad de sus compatriotas.Vedan que si premian al comerciante, al la.•brador, al fabricante, y al artesano, es paraestimular á todos, y para que florezca en Es­paña el comercio, la agricultura, las fábricas,y las artes; con tales exemplos no podrían mi­tar despues con indiferencia la causa comun.

3(J.o El ubgeto de las Sociedades, -no pue .•de ser mas justo, pero para que tengan el com­plemento que desean son menester dos cosas,la primera, que los unos se apliquen á traba­jar y perfeccionar sus labores, la segunda, queestos trabajos, y labores tengan despacho, por­que de otra suerte ninguno quiere atarearse enhacer lo que despues no ha de vender. Si sepretende dar fomento á nu~stras artes, y fábri­cas, es necesario, que nos contentemos CUIl 10que aquí se trabaja. Al principio se hará violen ..to tomar 10 menos vistoso, y de peor gusto,deXando los géneros estrangeros, que excedenen ambas calidades; pero sino empezamos poreste sacrificio del gusto ofrecido en las aras delamor patriotico, nunca floreceran nuestras labo­res. ¿Y estas labores, que ha introducido, yá que dá valor el luxo, no son generalmen ...te las que forman el adorno de las mugeres~Pues á éstas conviene interesar, para que seadolnen á menos costa J 6 sus caudi;\les no re-

dun-

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AOOS1'O DE r 7B6• 427c1untlen á bcnefil:Íu Jcl eslrangcro, vi~ti('lId()...l.'de g0ncfos del país. Su concurrencia á b So­ciedad, podrá inspirarles estas máximas, ven·

tajosas al Estado: allí oir:1I1 los perjuicios queacarrea su extremado luxo, y los medios dcevitado. Pidaseles, que contribuyan á la patriacon sus luces, con sus manos, y con sus t:3U­dales. No duden los hombres, que todo estoofrecerán las mugeres, si ellos les djn parteen sus resoluciones, y las estimulan á pensar

en el bien general que tanto muestran que ape ...tecen.

31.° Otro Socio igualmente que el primeropor su mérito, y circunstancias, ha escrito a pro·bando la admision de las mugeres en la Socie­dad. Dice que el pensamiento no es nuevo,que se suscit6 desde los principios, y quc tll­va patronos ilustres, pero que apesar dc C~IO,

no tu vo efecto por entonces, esto es, no se re­sol ví6 con la formalidad que pedía la materia.Encarece el mérito de las dos Senoras que han

sido ya admitidas. Indica las reglas que se de­ben seguir para la admision de otras, median­te las quales, no parece que se puede temerningun desorden en este punto. No aprueba,que una vez admitidas, se le:i cierre la ent ra~da á las Juntas, y concluye con aprobar quesu asistencia es conveniente á la Socied~d, y álas mismas mugeres; á éstas, porque las a"i­ma á emplear bien sus talentos, y á aquella;porque le sumí nistra un aumento de luces, yde caudal, que ~e invierta en ~us luable$ fines.

A

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4~8 MEMORIAL LI'l'EnARJO.

32.0 A la verdad, es digno de perpetuo re­conocimiento de parte de las mugercs ) el ilus­tre Socio, que se ha atrevido á tomar su de­fensa. Las razones en que la funda, y la de­licadeza de su estilo, todo tiene un mérito muyparticular. Las gracias mas enérgicas que po­demos darle, son trabajar por ponernos en elcaso qut: desea, para hacer justa nuestra admi ...siou, la qual nosotras mismas debemos anhelarque solamente se conceda al mérito, á la apli­cacion, y á la viuud.

33.0 De"pues de un Apologista tan djgno,debe parecer fria qualquiera otra defensa, enfavor de las mugeres, pero este temor no meha desanimado, antes me confirma en la bon­dad de la cau~a, porque sola esta razon pu­diera arrastrar á protejerla al Socio nuestro par­tidario y á los sugetos que fueron del mismodictamen, quando se propuso á los princi­pios. Grandes son sin duda las calidades de lasdos Señoras que ha admitido la Sociedad deMadrid, por lo tanto merecen ser las prime­ras, y las que han obligado á salvar la leyno promulgada todavia en favor de su sexo,pero extiendase tambien á otras, que tenganlas c3lidades ya mencionadas. Para la Socie­dad deben serlo ademas de todo lo expuestoen este papel, la mayor inteligencia, que tie­nen las mugeres respecto de los hombres. envarias materias, que se le presentan cada di a,y que deben promover, como importantes albien general. Tales son los hilados) los tegidos,

los

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Ar:O'l"'O nR r 786. 4 ~Q

los en(':tgc~ y 100la~ la ..•lab()r~s propia,; (1('1 he­Jlo Sl~XÚ. Todos C'Jt()~j ramo') será <:a~ll;llld.lll.que los entiendan algunos de lo.') homllll'" 1 ydeben saberlo todas las muge res. U nido') 11/10'0

y otros en una Junta, al que preside lora t.'1I1~

plear á cada uno en l(~s que entll'llda. No 5el.Imenester mas para rectificar muchas c()sa~ I IH1r­

que felices fueran las artes, :;Í solo trala~CIl deellas los artífices.

34.0 Concluyam~s, pues, ~e todo ~od ¡dI()que si las mugeres tienen la ll11:>ma aptlLud 'Jll~

los hombres para instruirse; si en toJo') llt'lll­pos han mostrado' ser cap~c~s de. las <.:iell(,LI',.de la prudencia, y del SJgtlo, SI han tenIdo)

y tienen las virtu~es S~ciales; si .su aplicacíllllpuede ser convemente a ellas. mIsmas y al t''i­tado· si puede ser un remedIO á los desorde­nes ~ue tanto se gritan, el aplicarIas o'i l. ,'~asuntos que comprehende la Sociedad; si elpeligro, que amenaza á ésta de su concurren­cia es remoto; y aun éste puede peec;) hcrsr,no admitiendo sino á las que sean verJat!l'I',l­

mente dignas de ello; si no es nuevo en dmundo que intervengan á las deliberaciollc. s; ~,iactualmente ocupa una. rnuger la PresiJenci:lde las ciencias en una Corte de fl:urop:t. qllees mas que sentarse como individuo en UI1 {'Ul'r­po, que las materias de que trata nunc;a Slll1tan abstractas; y si en fin se [rara de hac~r1as

amigas del pais, lo qual sería en mucha Uti­lidad de éste, COI1 tales hipotesis, lejos de:' Sl"r

perjudicial la. admi¡ion de las muge res ~ pue-de

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430 MIIMonIAT. U1'F.RARIO.

de y debe ser conveniente. Zaragoza y Junio Sde 1786. = Josepha Amar.

CARTA DE DON JUAN ANTONIOHernandez de Larrea, á Doña JOJ'epha Amar,diciendo su parecer sobre el Dilcur so "n­tecedente.

MUY Señora mía: he leido con mucho gus~ta el Discurso de Vrn. en que intenta persua­dir la aptitud de las mugeres, para el gobier­no, para las letras, para las armas, y casi pa•.ra todos los ministerios civiles: deduce Vm.despues de estos antecedentes, que es noto •..ria injusticia la que algunos quieren haccrlasde oponerse á que sean Individuos de las So­ciedades económicas, que á mi ver es lo mis.•mo que quererlas despojar del derecho de ciu­dadano: tambien persuade Vm. con razonesbastante congruentes esta segunda parte; quepuede corroborarse con que, si son admitidaslas Damas, en las Academias de las tres no.bles Artes, y no es solo cortesía su admisioll;pues en Francia como nota Ponz, en su via­je presentaron pinturas el afio de 83, que sellevaron en el Palacio de Louvre, las atencio­nes de los inteligentes, y en España las hanmerecido las Academicas Duquesa difunta deArcos, y la actual viuda Marquesa de Estepa,con sus pinturas y disefios; bien se dexa en .•tender son mas accesibles á las Señoras los ob.

getos económicos de las Sociedades. Y aun da-do

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