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PRESENTACIÓN SOBRE LA ABDUCCIÓN DALIS VERGARA GUERRA

La abducción

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PRESENTACIÓN SOBRE LA ABDUCCIÓN

DALIS VERGARA GUERRA

LEE ATENTAMENTE EL SIGUIENTE RELATO

Jorge estaba de visita, por primera vez, en la casa de una mujer que había conocido unos cuantos meses atrás, llamada Camila. Después de tomar un café con galletas y de haber charlado un rato, entró a la casa una mujer que él no había visto más que en una foto de Camila en un estante de la sala en la que se encontraba.

-¿Qué te pasa? preguntó Camila la mujer que acaba de llegar.

-Acaba de terminar con el novio apuntó Jorge, a lo cual la recién llegada, asombrada, respondió:

-¿Y usted cómo sabe eso? ¿Lo conoce? Jorge sonrió y dijo:

-No se asuste. Es fácil saberlo. En primer lugar la foto del estante en el cual aparece usted, es reciente, pues Camila tiene una camisa que compró en mi compañía hace un par de semanas; en ella aparece usted sin argolla matrimonial en el dedo, por lo que puede verse que no esta usted casada, y con el cabello mucho mas largo que hoy, lo que significa que se lo corto hace poco. Cuando usted entró, hace un minuto, no pude dejar de notar el contraste de su vestido elegante y maquillaje perfecto con la bolsa plástica con que se cubría la cabeza de la lluvia, seguramente para evitar despeinarse y que se perdiera el trabajo hecho sobre su cabello,

por lo que podía inferir que acababa de salir de la peluquería. Sus zapatos mojados, mas no el extremo de su pantalón, me dicen que caminó solo un poco – de la calle a la casa- por el piso mojado por la lluvia; por ello puedo barruntar que vino usted en taxi y no caminando ni en bus; tampoco en carro particular, pues no se hubiera cubierto con una bolsa – que seguramente le facilitó el taxista-sino con un paraguas, y traería las llaves en la mano, pues por la premura que implica la lluvia, la ausencia del bolso y su pantalón sin bolsillos, no hubiera tenido tiempo ni lugar donde guardarlas.

Una mujer tan bella y bien dispuesta, que se baja sola en un taxi en casa de su amiga a esta hora de la tarde y con rostro ajeno de felicidad que se le nota en la foto, en vez de la cual hay tristeza, es porque tiene alguna pena, como lo notó Camila al entrar. Hoy es lunes, así que no hay ninguna fiesta, y las bolsas en sus ojos indican que ha llorado mucho y que ha dormido poco.

Para que una mujer cambie de aspecto en esa forma tan abrupta se requiere, generalmente, una perdida familiar o una ruptura sentimental causada por la ausencia de otra persona. El hecho de que la foto este en la sala significa que usted y Camila son muy cercanas, tal vez familiares, por lo que si la perdida fuera familiar, Camila ya lo sabría y también tendría el mismo aspecto en el rostro, yo no estaría aquí y usted no estaría buscando consuelo en el hombro de esta mujer,

además, disculpe mi indolencia, fue él quien terminó la relación, pues, de haber sido usted, en su rostro habría rabia, rememorando el motivo que él le daría para dejarlo, y no tristeza causada por la incomprensión de su decisión.

Mi nombre es Jorge mucho gusto, y déjeme decirle que lamento mucho su perdida.

Jorge se despidió amablemente de Camila y dejó sola a las dos mujeres, como conviene en estos casos, en los que un corazón femenino requiere de otro igual para que, más que entenderla, la comprenda y la acompañe. Relato Escrito

por Luis Felipe Burgo Castaño Estudiante de Lengua y Cultura

Segundo semestre del 2008

LEA ATENTAMENTE EL SIGUIENTE TEXTO Y ENCUENTRE POSIBLES RESPUESTAS A LAS PREGUNTAS QUE SE LE FORMULARÁN

EL TULLIDO ?

Cuentan los viejos y la historia tiene fama de ser verdad que en unas fiestas llegó a la aldea un tullido, de esos que andan de pueblo en pueblo pidiendo limosna.

Principió la feria, y cada uno de los ricos de los alrededores, que no eran más de tres, sacó a vender y exhibir sus ganados, por lo general unos bichos muertos de hambre. El alcalde, que por aquel entonces era Don Jonás Ramírez, salió montado en una “mula de quinientos”, como las llamaban por allí por ser artículo de lujo y casi exótico. Tras él los policías,

Los promeseros llegaron desde las primeras horas de la tarde; y como en el pueblo sólo había una pensión en donde las pulgas se morían de hambre y de aburrimiento, resolvieron hacer cama franca en la plaza, bajo la sombra de los pinos. Por fortuna aquella noche no llovió, y los promeseros pudieron dormir después de haber ingerido cada uno por lo menos diez botellas de chicha, famosa como el alcalde de diez leguas a la redonda, por ser la más brava y cumplidora.

Al día siguiente, se celebraba la cancelación de la feria, y los campesinos fueron levantados antes de las cinco de la mañana, a fin de que desocuparan la plaza, en donde bramaban diez minutos después los mismos bichos del día anterior, sólo que un poco más pesados y hambrientos, lo cual es mucho decir.

Don Jonás Ramírez, que estaba de presidente de la fiesta ese día, volvió a montar en su mula de quinientos y recorrió el semipotrero que formaba la plaza del pueblo, entre aclamaciones y pólvora, llevando de la mano una botella de brandy traída especialmente de la vecina ciudad, y de la cual obsequiaba a veces un trago a las damas encopetadas: su esposa, la juez municipal y la hermana del cura.

A Las doce en punto, don Jonás entregó la “medalla oro” (fabricada de latas y papeles dorados por el herrero de la vecindad) a don Gabriel Rincón, por haber presentado a la feria los mejores ejemplares de reses normandas. El acto se solemnizó con el Himno Nacional tocado por la banda, que no sabía sino esa “pieza” y un pasillo en que inevitablemente tocarían por la tarde en el toreo.

Y luego todos al almuerzo, y el tullido a dar la vuelta a la plaza, andando sobre las piernas inútiles y las manos resguardadas con guantes de cuero crudo.

En la alcaldía, una casucha de un piso, con paredes blanqueadas con cal y suelos protegidos por esteras viejas, se dio el “banquete en honor de las altas autoridades civiles y eclesiásticas de la localidad”. Asistió el cura, con su sotana raída y cenicienta; las inseparable hermana, doña Cleofás, una vieja menuda a quien más bien debían haber bautizado doña Caifás, como algunos lo llamaban en el pueblo por su mal genio; el juez municipal, joven recién salido de la universidad, a quien habían mandado a envejecer en esa aldea perdida entre los frailejones de la montaña;

su esposa; una chica medio alocada que andaba formando bailes todos los domingos; el alcalde con su barriga prominente como su brutalidad y su ignorancia; su esposa, pequeñita enclenque, que desaparecía como eclipsada por la enorme mole de su marido. Y así otro poco de gentes acaudaladas, entre las cuales no faltaba don Gabriel Rincón y su hija Chepita, que acababa de cumplir treinta y cinco años y estaba desesperada ya de encontrar a tales horas de la vida un “ príncipe azul “, o aun cuando fuera un “ paje colorado”

Y Siempre tullido metiéndose en todas partes, arrastrándose, levantando en el ánimo la compasión. Don Jonás le arrojo una moneda de veinte centavos; el cura una de cinco, para no dejarse “echar tierra” de los otros. El Tullido se retiró satisfecho de la alcaldía y continuó haciendo la ronda por las “camadas” de promeseros.

Se trajeron los toros bravos a eso de las tres de la tarde. Anunciando su llegado iba don Jonás en su mula, haciendo ruido con un silbato a fin de que lo promeseros se retiraran del camino de las bestias para evitar un atropello.

Luego se abrió la puerta del corral y entraron allí cuatro toros llaneros, llenos de nuches, que más parecían espectros que verdaderos animales. Sin embargo, en los programas repartidos en toda la provincia don Jonás anunciaba que se lidiarían a muerte cuatro bravos toros, de una de las ganaderías más acreditadas de la sabana de Bogotá.

Y Arrímense todos a la barrera para presenciar el espectáculo central de la feria, Jonás dio una orden y sacaron el primer toro, que caminó lentamente por el cercado…

¿QUÉ HIZO EL TORO?

Los promeseros disgustados por la pasividad del animal, empezaron a silbarlo y a arrojarle botellas desocupadas, ante lo cual protestó el dueño, quien estuvo a punto de correr la misma suerte que el toro si no interviene un policía municipal, (…) esgrimiendo su garrote “ en defensa de la sociedad y en Pro de la justicia y la libertad individual “ .

Los borrachos se bajaron de la barrera y entraron al pequeño circo, arriesgados y valientes, ante la admiración de los congregados, luego se quitaron las ruanas y se acercaron al toro, poco a poco, dispuestos a emprender carrera si la bestia los miraba mal. Pero como no les hiciera caso continuaron acercándose, lentamente…

¿EN ESTA OCASIÓN CÓMO REACCIONÓ EL TORO?

hasta que el animal curioso volvió la cabeza hacia ese lado, ni que hubieran sonado las trompetas del Apocalipsis, porque toda la plaza quedó desocupada en un momento.

Don Julio Romero – No de Torres -Contratista del ganado bravo, ordenó a sus peones que enceraran ese ejemplar que lo había desacreditado en todo el departamento. Y hablando aparte con uno de ellos, le dio instrucciones misteriosas.

¿ CUÁLES FUERON LAS INSTRUCCIONES MISTERIOSAS?

Confiados en la mansedumbre del ganado, los campesinos borrachos se bajaron al circo y se sentaron sobre el pasto. Los que no estaban ebrios acabaron también bajándose y así la plaza estaba prácticamente llena cuando se abrió la puerta del corral y salió un toro “barcino, el más bravo de la manada y uno de los más bravos animales del llano”.

Para mayor rendimiento del semoviente, uno de los peones de don Julio Romero le clavó en el lomo, al salir, una banderilla con truenos, los que no tardaron en estrellar sobre la guapa del animal volviéndolo verdaderamente loco de furor. Como pudo se desprendió de la banderilla y emprendió tal carrera contra los congregados en el circo, que muy pronto la plaza quedo completamente desocupada. Sin embargo, En sus embestidas, el toro logró …

¿EN SU EMBESTIDA QUE LOGRÓ HACER EL TORO?

blanco en un viejo campesino. Rompiéndole la ruana y practicándole una profunda herida en el abdomen. Luego se abalanzó contra una vieja promesera, la que la hizo una brillante manoletina con su deshilachado pañolón. Con cuidado entraron los tres policías municipales y sacaron al herido para llevarlo a la cantina del cojo y echarle aguardiente en la herida. El viejo se quejaba y maldecía de su suerte, pero aquello había sido el éxito de la tarde y posiblemente de todas las festividades.

El toro continuó más furioso que antes, como si la ausencia de victimas propicias le encendiera la sangre. Y Fue así como arremetió contra una parte de la barrera que mal armada, cedió dándole paso. El animal pisó a tres o cuatro personas, golpeó a un chiquillo en la cabeza, dejándolo herido sobre el pasto de la plaza, y emprendió veloz carrera hacia los potreros guiado por el instinto.

Pero ocurrió lo inesperado, lo imprevisto, lo inolvidable. El pobre tullido venía arrastrándose por la calle principal en dirección a la plaza, sin duda recién almorzado para contemplar el toreo por debajo de los palos de la barrera. Y El toro embocó directamente por el lado de donde venia el infeliz. Nadie pudo gritar, porque la voz se ahogó en las gargantas y allí quedó definitivamente sepultada. Todos miraban con indecible miedo, con terror, con lastima al tullido. Algunas mujeres se volvieron la cabeza o cerraron los ojos, para no ver su trágico final. El animal llegó a las esquina y tomó la calle precisamente aquella por donde el desgraciado venía arrastrándose.

Pero lo que sucedió los dejó aún más impresionados que todo lo anterior: …

¿QUÉ PASÓ CUANDO EL TULLIDO SE ENFRENTÓ AL TORO?

el tullido viendo venir al toro en su contra abandonó los guantes con que se resguardaba las manos, estiró sus piernas y echó a correr como una liebre, calle abajo, hasta que se perdió de vista y nunca más volvió por el pueblo.

FERNANDO SOTO APARICIO ( COLOMBIANO)

LA ABDUCCIÓN

Consiste en buscar y encontrar posibles descripciones de los acontecimientos que dieron como resultado un hecho tangible y real, mediante lectura de signos y evidencias que se encuentren en el escenario de referencia, apuntando sustancialmente en conocimientos previos y estudios detallados, rigurosos y sistemáticos de aquello que es necesario saber para entender el fenómeno descrito.

En la abducción se debe proceder hacia el descubrimiento, es decir, sabiendo que siempre habrá signos que pueden ser susceptibles de interpretación, que nuevos signos pueden llevar a nuevas hipótesis y que nuestro propio conocimiento puede llevarnos a interpretaciones erróneas.

Se parte de la observación y de la formulación de unas hipótesis.

Se puede llegar a concluir que dichas hipótesis estaban erradas o no y hallar explicación imprevista

Las hipótesis abductivas no están basadas necesariamente en las cosas, sino también en las características de las cosas que son comunes entre ellas, por esta razón se procede de forma analógica, poniendo en diálogo los signos, incluso cuando aparezcan dispares o lejanas.

El objetivo de la abducción es Centrarse en la lectura e interpretar signos cotidianos y comunes de forma diferente, extrayendo nuevos sentidos y significados, susceptibles de reconocimiento por la dinámica propia del lenguaje humano.

El todo es más importante que la sumas de sus partes, para la comprensión de un fenómeno y la reconstrucción de un hecho, se requiere reunir el mayor número de signos y lanzar hipótesis precisas y pertinentes para lo estudiado y ponerlos en diálogo.