La acción sometida a la crítica

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  • 7/28/2019 La accin sometida a la crtica

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    Ediciones 2009www.mariposasdelcaos.entodaspartes.netcontacto: [email protected]

    Alguna vez nos acercaron este material que luego estara editando EDITORIAL KLINAMEN (www.klinamen.org),suponemos ellos deben de haber traducido tambien este texto aparecido en la revista ELEPHANT del ReinoUnido.Pensamos en moverlo por esta zonas, no para iniciar un estril debate sobre Violencia si, violencia no sino paraque sirva de herramienta, en el mbito anarquista y afines. Recordar que como decimos hace ya mucho tiemponingn texto es una maldita Biblia.

    - Extrado de Cuadernos de Negacin nro.2, [www.negacion.entodaspartes.net]:Tanto el pacifismo como el anti-terrorismo en general, as como la distincin entre violencia de la clase "en suconjunto" y accin "individual", son una expresin cnica conciente o no de la ideologa dominante y por lo tantoanti-revolucionaria. El sealar y condenar la violencia, siempre pero siempre necesariamente minoritaria en susprimera fases, o considerar que la lucha armada contendra en s virtudes revolucionarias o "perversionesinhumanas" independientemente del proyecto social que contiene quienes la realizan -lo que inevitablementedeterminar la forma y el contenido real de esa violencia- es un obstculo para cualquier proyecto que intentetransformar la realidad.A esta altura de la historia es evidente que la revolucin social ser necesariamente violenta, pero es totalmentefalso que la violencia conduzca necesariamente a la revolucin. Reforma y revolucin no se distinguen por lautilizacin o no de la violencia, sino por la prctica social global al servicio de la reproduccin reformada delsistema o contra l. []Es absurdo el pretender caracterizar socialmente una lucha por la utilizacin de armas, as como tambin lo serael pretender caracterizarla por la difusin de panfletos o por el hecho de que sus protagonistas hagan reuniones oediten peridicos. La lucha slo podr caracterizarse no por lo que sus impulsores quieran o digan de ella, sino porsu manifestacin prctica en la realidad, por su contenido social real y por sus medios que inevitablementeprefigurarn los fines.[] Jams se puede ser "violento" o "no-violento": es fundamental saber hacia quin y en qu situacin, no sepuede ser una cosa o la otra en abstracto, no se puede ser "violento" con el polica y con el amante, esas

    caricaturas de las posiciones a adoptar slo nos alejan de una prctica y una discusin que puedan sernos tilesde alguna manera

    La Revuelta necesita de todo: diarios y libros, armas y explosivos, reflexiones y blasfemias, venenos, puales eincendios. El nico problema interesante es cmo mezclarlos (Ai ferri corti)

    LA ACCIN SOMETIDA A LA CRTICA.Algunas consideraciones viejas y nuevassobre anarquistas, revolucionarios y otros.

    REVISTA ELEPHANT

    Decididamente no soy no-violento. Puedo comprender a alguien que odie la violencia hasta el punto de quererhacerla desaparecer de su vida; alguien que nunca matara, que nunca usara la fuerza para ser escuchado; que,por su personalidad y tendencia, prefiere no recurrir a ella. Pero, puedo entender todo esto, si se trata de unaeleccin personal. Cuando la no-violencia se presenta como un mtodo de lucha, un camino a seguir, cuando latica individual se transforma en moral y en proyecto colectivo, me parece absurda, entonces solo sirve parajustificar la inactividad y se convierte en un obstculo para quines se rebelan, un valor absoluto para imponer alos dbiles que permitir a los fuertes olvidarse de ellos desde su comodidad. Al borde del abismo, con la tierracada vez ms bajo el fuego enemigo, la invitacin a usar solo mtodos educados puede solo mostrar esto. Haz lo

    que quieras pero no me sermonees.

    Todo esto teniendo en cuenta que tampoco soy un fantico de la violencia. No me gustan quienes alardean de sushazaas en se contexto, no justifico su apologa como fin en s misma, desprecio quines la consideran la nicasolucin posible. La considero una necesidad en la lucha contra el poder, nada ms. Como Malatesta, tampoco

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    creo en ocasos plcidos. No creo que el cemento armado con que el poder ha cubierto nuestra existencia sedeshaga ante el florecimiento de la planta de la libertad cariosamente germinada gracias a la difusin de nuestrasideas. Precisamente porque no soy no-violento me niego a soportar la condena moral de actos de violencia. Lahipocresa me pone enfermo. Pero precisamente porque no soy un fantico de la violencia, tampoco puedosoportar la exaltacin acrtica de estos actos. La estupidez de esta actitud me saca de mis casillas.

    Recientemente ha habido un resurgimiento de ataques llevados a cabo por compaeros desconocidos, primerocontra la comisara de Gnova, luego contra el sistema carcelario espaol. Teniendo en cuenta la reaccinhistrica de los medios de comunicacin, la respuesta de la polica era previsible. Pero Cul es la reaccin de los

    compaeros? Aparte de los idiotas habituales acostumbrados a sealar la reaccin ms comn es el silencio. Unsilencio necesario, para evitar hacer distinciones entre quienes estn a favor y quienes estn en contra de dichasacciones, lo cual sera til para las investigaciones policiales. Pero durante demasiado tiempo este silencio no seha limitado a reinar en los das posteriores a los ataques, se impone mucho mas all. Ya no es silencio ante unenemigo que querra saber, tambin es silencio ante compaeros que querran estar de acuerdo. Se ha pasado dela presencia de una forma de solidaridad mnima a la ausencia de toda discusin crtica. Pero Por qu deberauna accin, la que sea, no ser sometida a reflexin crtica? Por qu un debate hipottico sobre estas cuestionesdebera verse como un obstculo, algo dirigido a impedir otras acciones? Por qu no sera mas bien un apoyo,una manera de clarificar el sentido de lo que se hace, para fortalecer y mejorar la accin?

    Para m, tomando como punto de partida los acontecimientos recientes he decidido escribir y hacer circular estetexto. Su forma annima no es por temor a asumir la responsabilidad de mis palabras, es solo una forma de nodiferenciarme de los otros compaeros a los ojos de la represin.

    REIVINDICACIN SI, REIVINDICACIN NO

    Hasta donde yo s, al no ser un experto en el tema podra equivocarme, para encontrar el primer documentoreivindicando un ataque por una organizacin revolucionaria debemos retroceder hasta 1878 en Rusia. Fue elpanfleto Smet za smert (Muerte por muerte) hecho circular por el grupo Narodnaja Volja (Voluntad del Pueblo)despus del asesinato del general Mezenkov jefe de la polica secreta rusa. Trece das despus del asesinato eltexto reivindicativo lleg a un diario de Petersburgo y los das siguientes fue reproducido en otras ciudades yenviado a funcionarios pblicos. En aquel momento la accin caus un gran impacto y, por supuesto, no faltaroncrticas de aquellos que pensaban que dichos medios no podan sustituir a la propagacin de ideas y la rebelinde las masas, que eran ms importantes.

    Desde entonces esta escena se ha repetido cientos de veces. Los detalles, obviamente, cambian con el tiempopero la esencia permanece. Se podra afirmar que la experiencia de los revolucionarios rusos se convirti en unaespecie de arquetipo, un modelo original cuyas futuras manifestaciones no son mas que reproducciones oimitaciones. La nica variacin en este esquema ha sido la de los anarquistas que nunca han visto necesarioreivindicar polticamente sus acciones de ataque contra el poder. El grupo ruso Voluntad del Pueblo, de hecho,aunque inclua militantes de ideas muy diversas, se situaba en cualquier caso como una vanguardia centralizada.En esta organizacin, como record una militante en sus memorias, se desarroll un debate sobre si el programaa seguir deba ser el de obligar al gobierno a permitir al pueblo expresar sus deseos de reconstruir la vida polticay econmica sin obstculos... o si la organizacin deba primero tomar el poder en sus manos, para luego decretaruna constitucin desde arriba que fuera beneficiosa para el pueblo.

    Con tales principios uno puede comprender su necesidad de reivindicacin, de comunicar las razones de sus

    actos a las masas sobre las que pretenden elevarse y a los enemigos de los que pretenden ser oposicin.Despus de todo, se grupo quiso aclarar al pueblo que casi todos sus miembros venan de las clases msacomodadas, y quiso negociar con el poder constituido en su nombre, hasta el punto de mandar una carta alheredero del zar para aconsejarle que poltica deba seguir. Pero cuando uno no quiere representar a nadie, ni secoloca como oposicin de nadie por qu remitir comunicados? Si uno piensa que la accin de ataque contra elpoder debe, en cualquier caso, tener como horizonte la revolucin social, y no ser una parodia de la misma enforma de lucha armada contra el Estado Cul puede ser el objetivo de una organizacin armada concreta?

    Me parece que los anarquistas del pasado no se distinguan por reivindicar sus acciones. Los anarquistas que sesacrificaban llevando a cabo acciones individuales como Bresci y Caserio no lo hicieron por razones obvias.Tampoco lo hicieron aquellos que pretendan llevar adelante una actividad ms continua como Ravachol o Henry,ni tampoco esos que se unan a ellos y a otros en la accin armada: Di Giovanni no lo hizo, ni tampoco Durruti oAscaso. Y la razn parece obvia. Preferan que las razones para sus acciones viniesen de la base, que fuese el

    movimiento mismo quien las expresase, antes que aprovechar la ventaja del alboroto surgido para difundirlasdesde arriba, como el mensaje oficial de quienes han desarrollado una revuelta hacia quienes no lo han hecho. Elsignificado de una accin, si no aparece claro por el contexto social podra encontrarse en panfletos, peridicos,revistas y en el seno de los debates tericos desarrollados por el movimiento en su conjunto, no en el comunicadode una sola organizacin. Dar un ejemplo: si el movimiento es capaz de expresar su crtica terica de la prisin,

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    cuando alguien pasa a una crtica prctica no hay necesidad de escribir un comunicado explicando las razones porlas que se ha llevado a cabo. Las razones de la accin son claras y comprensibles. Cuando alguien quierereivindicar su accin es solo porque quiere introducirse en el show. El ataque contra la comisara de Gnova, porejemplo, fue tan significativo (por la eleccin del objetivo y el momento) como para hacer superfluas todas laspalabras. Por qu se difundi un comunicado que solo deca banalidades? Es verdad que la Brigada de la Cleraconstituye una especie de excepcin, incluso siendo un asunto de anarquistas reivindicando acciones. No porcausalidad, esta experiencia parece constituir un modelo para muchos compaeros que atacan al poder hoy. Pero,a no ser que uno quiera lanzarse a actitudes de imitacin, el ejemplo no me parece repetible. Por un lado esimposible no tener en cuenta que la Brigada de la Clera debera insertarse en el contexto histrico en que

    madur, los `70. Una poca en la que muchos grupos estalinistas difundan terribles ladrillos ideolgicos parapublicitar su propio proyecto poltico y tenan tendencia apropiarse del ataque armado, no me parece raro quealgunos anarquistas quisiesen marcar las distancias para no arriesgarse a trabajar involuntariamente para otros.Desde la eleccin del nombre a los objetivos, al estilo de los comunicados, todo tenda a diferenciarse de laconfusin reinante. Pero una vez superada en conjunto la ideologa estalinista, por qu sealarse en el sentidoanarquista? Cul es el sentido de seguir con esta auto-representacin? Puede que en sitios como Espaa,donde todas las acciones, incluidas las annimas son atribuidas a E.T.A.

    1, pero ciertamente no aqu en Italia. De

    hecho, durante aos acciones de ataque no produjeron reivindicaciones, excepto alguna vez algo muy breve ysimple y que rechazaba el uso de siglas. Las razones son evidentes; una accin solo puede pertenecer a todos sinadie se la atribuye. Tan pronto como es reivindicada y se le da una identidad, se crea una especie de separacinentre quienes la llevaron a cabo y los dems. Mas an, no debera ser necesario recordar el riesgo inherente atoda reivindicacin. Es peligroso enviarla, y sobre todo es peligroso escribirla porque cuanto ms escriba uno msindicaciones da a la polica (y no se trata de un peligro hipottico, ya hay un caso al menos que golpe acompaeros anarquistas). Un ataque annimo no permite emerger a nadie y no facilita la labor represiva de lapolica. Si las razones para el anonimato se han expresado mas de una vez, las razones en contra del mismo no.De unos aos ac las cosas han cambiado sin que se haya debatido el tema. Es difcil encontrar hoy una accinque no vaya acompaada por un bonito comunicado, seguido de eslganes y firmas por qu? Silencio... Yentonces, siguiendo con esto no acaba uno en el vanguardismo? El riesgo es tan evidente que entre muchosautores de comunicados los hay que se proclaman en contra del vanguardismo, con la esperanza de que sersuficiente decirlo para serlo. Pero excusarse es acusarse. Es el mtodo mismo que es vanguardista y, algunasveces, tambin los contenidos explcitos declarados (como se demostr en el triste comunicado de A.R.A. -AccinRevolucionaria Anarquista- posterior al ataque al Palazzo Marino

    2). Importa poco si los eslganes incitan a la

    guerra social y no a la dictadura del proletariado. Importa poco si las siglas cambian continuamente. Eso solodemuestra que las vanguardias anarquistas son ms elsticas que las estalinistas. Pero que, aun as, necesitandiferenciarse del resto del movimiento. No es suficiente tomar como punto de partida la Brigada de la Clera pararesolver el problema. S muy bien que la Brigada de la Clera dijo: No estamos en disposicin de afirmar sialguien es o no de la Brigada de la Clera. Todo lo que decimos es: la Brigada est en todas partes. Sin comitcentral ni jerarqua para clasificar a sus miembros, solo podemos reconocer caras extraas como amigas por susacciones.

    Y tambin s que sus participantes no se consideraban una organizacin o un grupo sino una expresin de rabiay descontento.... Pero eso solo demuestra la buena fe de estos compaeros, su preocupacin en no presentarsecomo vanguardia, pero no demuestra que consiguiesen su objetivo. Una firma que quiera ser un smbolo se rabiageneralizada no tiene sentido. Para que todo el mundo se pueda reconocer en ella los actos y las palabrasexplicativas deben ser comprendidas y compartidas por todos. No se puede ofrecer una identidad colectiva ypretender que cada uno renuncie a su individualidad. Eso solo puede hacerse si las acciones realizadas y laspalabras habladas se mantienen en un nivel tan bajo como para limitar las disensiones tanto como sea posible:acciones muy simples y ejemplares acompaadas por eslogans maximalistas. Todo eso (suponiendo que

    mereciese la pena) puede funcionar solo por un perodo breve de tiempo, despus intervienen otros factores queson la parte de todo proceso que hace imposible la continuacin del experimento: hay quienes quieren usarherramientas mas poderosas, que quieren golpear objetivos mas selectivos, que quieren expresar conceptos masprecisos... Hasta el F.L.A. (Frente de Liberacin Animal), que lucha por una motivacin que es bsicamente simpley unvoca como la liberacin animal, vivi sus primeras deserciones cuando empez a extenderse. Se formaronotros grupos de liberacin animal cansados de la confusin del proyecto, los objetivos minimalistas lasdeclaraciones de los portavoces. No es el nico, pero es el peor aspecto, todos estos grupos se vieron forzados adarse un nuevo nombre para evitar ser incluidos automticamente en el caldero principal. Por que, reivindicar, esun instrumento estrictamente poltico, con todo el dao que eso implica, mientras uno permanece en el anonimatopuede hacer lo que quiera, sin incluir o explotar a otros. Peor, tan pronto como alguien aparece, fuerza al resto amostrarse para no ser consideradas simples columnas militares. Este mecanismo de identificacin/asimilacin solose puede evitar con el anonimato, la diversificacin de los medios y la imaginacin en la eleccin de objetivos. Deotro modo, no importan las precauciones que se tomen, es inevitable que los medios de comunicacin lo pongan

    en marcha (mas aun si uno les enva los comunicados directamente a ellos).

    1N.de. trad. en realidad no ha sido siempre as aunque el autor, seguramente italiano, no est del todo al tanto.

    2El 25 de abril del 97 estall un artefacto en el Palazzo Marino, sede del ayuntamiento de Miln

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    Repito, con esto no pienso que uno pueda dudar de la buena fe de estos compaeros, aun as, creo que sonvctimas de un error: creer que un mtodo se puede convertir en anarquista en funcin de quien lo use. No es as.Una organizacin especfica, con sus siglas y comunicados, es vanguardista mas all de las personas que laformen. Qu sentido tiene enviar un comunicado a la polica? Qu sentido tiene explicar aquello que nonecesita ser explicado? Aparte de la mitologa revolucionaria, eso solo significa algo para una vanguardia que seve como distinta y mejor respecto al movimiento en su conjunto.

    QU OBJETIVOS?

    La lgica vanguardista es rgida, una vez que uno la adopta, se aplica en todo. Es suficiente pensar en la eleccinde objetivos, el camino cada vez mas estrecho ha llevado en estos aos de tumbar annimamente torretas de altatensin a la carta-bomba (con carta incluida) enviada a la televisin. En el primer caso se quiere sabotear a unenemigo, golpeando el funcionamiento de su sistema, inutilizando una estructura perifrica del mismo. Se trata deuna accin prctica de ataque, puede que un poco incmoda de llevar a cabo, pero que no pone a nadie enpeligro. En el segundo caso uno solo quiere que se hable de l, hacer publicidad de la propia marca, y eso cuandollegan directamente a las puertas de la R.A.I. (televisin pblica italiana)... Solo es una accin simblica, fcil dellevar a cabo, y si el riesgo de ser herido cae sobre algn cartero desafortunado o un empleado de televisin... aquin le importa. Parece que no solo los jesuitas piensan que el fin justifica los medios, tambin algunosanarquistas. Y sobre las cartas-bomba...

    No he sido justo. Dije que quienes las envan solo quieren que se hable de ellos. Olvid aadir que, dejado a unlado la auto-satisfaccin, quieren que se hable de algo mas. Por ejemplo las condiciones carcelarias que vivenalgunos anarquistas y rebeldes en Espaa. Los revolucionarios socialistas rusos de 1878 tenan el mismo inters.En uno de sus famosos documentos escribieron: Si la prensa no defiende a los presos, nosotros lo haremos. Hoyexisten los grupos de las 5Cs Anarquistas

    3, no socialistas revolucionarios. Anarquistas como May Picqueray quien

    en 1921 envi un paquete bomba al embajador americano en Pars para protestar por el silencio que pesabasobre la encarcelacin de Sacco y Vanzetti. La accin fue exitosa porque el abuso cometido por el gobiernoamericano finalmente se hizo pblico, impulsndose as una lucha que tuvo dificultades para despegar.

    Pero, despus de tener en cuenta las similitudes entre pasado y presente, uno debe tener dificultades de visin sino ve grandes diferencias. Los socialistas rusos mataron al jefe de la polica secreta despus de la muerte enprisin de uno de sus compaeros: muerte por muerte, tal cual. El anarquista francs, para hacer pblica lainfamia de la justicia americana, golpe al representante mximo del gobierno americano en Francia. Hoy, losanarquistas de las 5Cs envan sus regalos nada menos que a los trabajadores de la R.A.I. o las secretarias de lasagencias de viajes espaolas. La diferencia debera saltar a la vista. Es evidente que los responsables del rgimenpenitenciario que se impone a los compaeros estn lejos y, probablemente, demasiado protegidos paraalcanzarles, sin embargo los intereses del estado espaol estn por todas partes y pueden ser golpeados. Perorepresentan los trabajadores de una agencia de viajes estos intereses? Y, por que uno se empee en provocarun impacto en los medios puede ignorar el hecho de que stos solo amplifican la voz de los rebeldes si puedentergiversar su sentido? Y cmo no darse cuenta que dichas acciones hacen demasiado fcil esta operacin dedeformacin? Enviando cartas incendiarias a diestro y siniestro no sin duda conseguir que se hable en losmedios de los compaeros presos en Espaa, todo el mundo hablar de ellos. Pero en qu trminos? En lostrminos impuestos por los medios de comunicacin, claro, que se lanzarn a reforzar la idea ya implantada enmuchos de que, despus de todo, si estos presos tienen defensores tan desalmados, a lo mejor merecenregmenes severos.

    El problema es que aquellos que piensan que estn por delante, ms radicales que nadie, lo creen por una raznmuy concreta. Consiste en el uso de determinadas herramientas: los que hablan solo parlotean, los que atacancon armas estn actuando. Quienes apoyan la lucha armada estn enamorados de sus herramientas, las amanhasta el punto de que cesan de verlas como tales y empiezan a verlas como un fin en si mismas, su razn de ser.No eligen el medio ms adecuado para el fin que se desea conseguir, convierten el medio en un fin en si mismo.Si quiero matar una mosca en la pared uso un peridico enrollado, si quiero matar un ratn uso un palo, si quieromatar una persona uso un revlver, si quiero demoler un edificio uso dinamita. De acuerdo con lo que quierohacer, elijo el medio que mejor se adapta de los que tengo a mi alcance. El lucharmadista, no. No piensa as.Quiere usar su instrumento favorito, el que le da mas satisfaccin. El que le hace sentir ms radical, el que lepermite permanecer al calor en su popularidad meditica, y lo usa independientemente del objetivo que se hadado: dispara sobre moscas, ametralla al ratn, dinamita al hombre y, si pudiese, usara una bomba nuclear parademoler un edificio. Para el lucharmadista, la radicalidad es una cuestin de potencia de fuego: un arma del

    3Uno de los grupos de la F.A.I., Federacin Anarquista Informal (de Italia), no confundir con la Federacin Anarquista Italiana.

    Para mayor conocimiento leer su Carta abierta al movimiento anarquista y antiautoritario: Quines somos. disponible enInternet: http://flag.blackened.net/pdg/noticias/noticias/reivindicacion_primer_prodi.htmLas siglas 5C significan "Clulas contra el Capital, las Crceles, sus Carceleros y sus Celdas".

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    calibre 22 es menos radical que una del 38, que es menos radical que un kalashnikov, que es menos radical quelos explosivos plsticos. Es por esto que, sediento de fama y torpe por su adoracin tcnica, enva cartasincendiarias a simples empleados para combatir el rgimen F.I.E.S. Lo hace porque es lo nico que sabe hacer; latcnica no acompaa a la inteligencia sino que la sustituye, y as uno no se para a pensar un momento si el mediose adapta al objetivo que se busca. En lo que atae a escrpulos, no tiene por la simple razn de que en sucabeza todo se divide en blanco y negro, sin gradaciones de color. En una parte esta el Estado, en la otra losanarquistas. No hay nadie en medio. Si uno no es anarquista pertenece al Estado, as que es un enemigo. Losexplotados sonresponsables de las condiciones que soportan tanto como los explotadores de las que imponen: todos son

    enemigos, as que es su problema.Extraamente esa lgica tpicamente militarista gana terreno entre ciertos anarquistas, entre los que hay inclusoquienes apoyan al kamikaze palestino. Increble si uno piensa que tales niveles de vileza estn muy lejos inclusode los revolucionarios rusos al final del siglo XIX: vanguardistas autoritarios si, pero con una tica rigurosadispuestos a matar a un explotador pero sin tocar un pelo a ningn explotado. Y si los autoritarios tenan esecuidado Pensemos en los anarquistas! Los ejemplos en este sentido son numerosos: hasta Schicchi, conocidotambin por su lenguaje feroz, fue capaz de volver donde haba dejado la bomba para desactivarla cuando se diocuenta que algn paseante poda resultar herido.Pero la imagen del anarquista del pasado, perfecto caballero, es hoy demasiado benvola, no muy gratificantepara algunos anarquistas de hoy. Hoy anarquistas que solo pueden dar sentido a sus vidas si sienten que han sidogolpeados por el desprecio pblico. Cuanto mas se condene algo, mal les atrae. Cuanto mas pintan los peridicosy jueces a los anarquistas como gente sin escrpulos, mas se lanzan a asumir ste rol. Vacos de cualquierperspectiva propia, dejan que el enemigo sea el que les indique quines son y qu tienen que hacer.Otra consecuencia de lo que est pasando es la deformacin total del concepto de insurreccionalista, que hoy seusa como sinnimo de violento o incluso solo del que va mas all del dialogo con las instituciones. Anarquistasque ponen bombas son insurreccionalistas, anarquistas que rompen ventanas son insurreccionalistas, anarquistasque se enfrentan a la polica son insurreccionalistas, insurreccionalistas son los anarquistas que compiten con lasmanifestaciones de los partidos polticos y, as, sucesivamente. Ni una palabra sobre ideas. En cierto sentido serepite exactamente lo que ocurri a principios de siglo con el adjetivo individualista. Una vez que se tena laseguridad de que alguien apoyaba actos de violencia individual era un individualista, despus este trmino seaplic mas o menos para todo y, a menudo, fuera de lugar. En el frenes de los acontecimientos quin se paro aclarificar la confusin que se extenda? El recurso a la violencia individual no es una caracterstica tpica delindividualismo, hasta el punto de que hubo tambin anarquistas individualistas pacifistas (como Tucker) o no-violentos (como Mackay). Y, una vez mas, era Galleani un individualista? Si apoyaba acciones individuales...como Malatesta en determinadas circunstancias. Y tambin ha habido comunistas a favor de actos individuales.Desafortunadamente la equivocacin arraig tanto que hubo quienes se declararon individualistas a un nosindolo (como Schicchi en el juicio de Pisa).

    Confusin, incomprensin... es mejor no agregarse a esa confusin. Que lo hagan los medios de comunicacin esobvio y comprensible. Pero por qu deberamos hacerlo nosotros?

    La insurreccin es un acontecimiento social. No es un reto, ni un duelo individual contra el Estado lanzado poraquellos que creen que la masa solo la componen borregos esperando ser esquilados. El recurso a la violencia esinevitable y necesario en un proyecto insurreccional, tanto como lo es antes del mismo (porque el aspecto socialde la insurreccin nunca puede ser utilizado para justificar la espera). Por lo tanto tambin lo es ahora. Pero estaviolencia no puede separarse del resto del proyecto, no puede sustituirle. Es la violencia la que es un instrumentoal servicio del proyecto, no el proyecto el que est al servicio de la violencia. Quien quiera que piense que lainsurreccin es imposible, habiendo perdido (o nunca habiendo tenido) fe en la posibilidad de que los explotados

    se rebelen, debera darse cuenta de la distancia que le separa del proyecto insurreccional. Si quiere insertarse enla historia por sus acciones, porque esta es una cuestin de auto-satisfaccin, entonces dejadle sentarse bajo losfocos del los medios de comunicacin, pero sin decir que tiene a todo el movimiento tras de si.

    Es evidente que cada uno el libre de hacer lo que quiera. Quien se crea por encima de la crtica y crea que se ledebera aplaudir, comprender y seguir sin preocuparse siquiera de explicar las razones que hay tras sus mtodos,lo es mucho menos.