La “Vuelta” de la Calle Real en Castilleja

de la Cuesta (Sevilla): un modelo de

romería urbana

Álvaro PASTOR TORRES Sevilla

Para Antonio, Manolo y Fernando Rodríguez Lissén

La Hermandad del Rocío de Sevilla (Triana), decana de las corporaciones rocieras hispalenses y sexta por antigüedad en la nómina de las filiales de la matriz almonteña, celebra este año el bicentenario de su fundación1. Precisamente la peregrinación de Triana hasta la aldea del Rocío, y su paso por la Calle Real de Castilleja de la Cuesta -como parte de la antigua carretera nacional que unía Sevilla y Huelva, y también sede de la parroquia de la Concepción-, va a tener mucho que ver con el nacimiento y la forma de celebración de la “Vuelta”, romería urbana que la corporación concepcionista de esta villa aljarafeña celebra todos los domingos de Resurrección desde la segunda mitad del siglo XIX.

Como señaló el célebre escritor Antonio Burgos ante la pueril controversia de

si la hermandad sevillana de la Resurrección era de penitencia o de gloria “[Dios] creó la Semana Santa de Sevilla y al séptimo día descansó y se fue a resucitar en Castilleja de los Reyes2, que es donde hay que resucitar”3. El Patrimonio Inmaterial de la Cultura Cristiana, San Lorenzo del Escorial 2013, pp. 693-702. ISBN: 978-84-15659-13-6.

1 MAYO, J., “En el Rocío nació Triana. Nuevas claves para interpretar la gestación de la

filial trianera” en Boletín de las Cofradías de Sevilla, (2013) 398-402; MARTÍNEZ ALCALDE, J., “Dos siglos de fervor en Triana. Anales históricos (resumidos) de la Pontificia, Real, Imperial, Ilustre, Fervorosa y Antigua Hermandad de Nuestra Señora del Rocío” en Ibidem, 389-397.

2 Antonio Burgos cita así a Castilleja de la Cuesta por el ser el lugar de nacimiento de los hermanos Diego y Miguel de los Reyes, famosos intérpretes de sevillanas

3 BURGOS, A., “Discurso en el homenaje de la Tertulia El Museito”, en ABC de Sevilla (24-3-2007) 23.

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No en vano la jornada del domingo de Resurrección en Castilleja de la

Cuesta está declarada desde 1999 de interés turístico nacional de Andalucía, y ha sido objeto de estudios históricos y antropológicos4, pues aquí se produce uno de los piques populares más intensos entre “chorreones” y “chinos”5. Para los hermanos de la Calle Real (Pontificia, Real e Ilustre Hermandad Sacramental de la Inmaculada Concepción y Cofradía de Nazarenos de la Santísima Vera Cruz y Sangre de Jesucristo, Nuestro Padre Jesús del Gran Poder y María Santísima de los Dolores6) la resurrección evidentemente se produce en color celeste y en los alrededores de su vía, mientras que para los de la Plaza (Pontificia, Real e Ilustre Hermandad Sacramental de Santiago Apóstol y Cofradía de Nuestro Padre Jesús de los Remedios en el Santo Sepulcro y Nuestra Señora de la Soledad7), la vida solo se entiende en rojo y en los aledaños de la plaza de Santiago, pues el pueblo, desde antiguo está irremediablemente dividido en dos facciones casi siempre irreconciliables y mucho más en Semana Santa (la primera cofradía sale la madrugada del Jueves al Viernes Santo y la segunda en la tarde de este último día) y especialmente en la jornada del domingo de Resurrección.

La devoción concepcionista llegó a Castilleja en el siglo XV8 de la mano de los religiosos Terceros Franciscanos que se hicieron cargo de la ermita que había en la Calle Real y comenzaron a dar culto a una imagen de Santa María de la Concepción. Más tarde la ermita pasó a tener rango parroquial y se fundó la Cofradía de la Santísima Vera-Cruz y Sangre de Nuestro Señor Jesucristo “a Honra y Gloria de Nuestro Señor y de su Santísima Madre Concebida sin Pecado Original”9 (9 de junio de 1478), que con el tiempo (siglo XVIII) acabó integrando a las imágenes de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder y a la Virgen de los Dolores, que son las que actualmente procesionan en Semana Santa.

4 AGUILAR CRIADO, E., Las Hermandades de Castilleja de la Cuesta. Un estudio de

antropología cultural. Sevilla 1983 5 A los de la Calle Real se les conoce popularmente como “los chorreones”, parece que

por su poco miedo a mojarse, ya que la Vuelta siempre sale, incluso con lluvia. A los de la Plaza se les llama “Chinos” en recuerdo de un vestidor foráneo de la Virgen de la Soledad que recordaba por su aspecto a un asiático.

6 RODRÍGUEZ BABÍO, A., “Pontificia, Real…” en Nazarenos de Sevilla. Sevilla 1997, t. III, pp. 156-163.

7 ÍDEM, “Pontificia, Real e…” en Misterios de Sevilla. Sevilla, 2003, t. III, pp.362-373 8 RODRÍGUEZ NAVARRO, A., “La Inmaculada Concepción de la Villa de Castilleja de

la Cuesta (Sevilla)”, en La Inmaculada Concepción en España: religiosidad, historia y arte. San Lorenzo del Escorial 2005, t. I, pp. 257-283.

9 Archivo General del Arzobispado de Sevilla. Sección Justicia, Hermandades, Leg. 85. Reglas de la Cofradía de la Santíssima Vera-Cruz, p. 2r.

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El paso desde 1814 de la hermandad rociera del barrio de Triana hacia la marisma de Almonte por la Calle Real debió ser un gran acontecimiento -como lo sigue siendo en la actualidad- para una población por entonces tan pequeña. El cortejo, con su carreta donde va el Simpecado, y los caballistas portando las insignias (bandera, estandarte, varas, etc.) debió mover a los hermanos y devotos de la corporación concepcionista a imitar en parte este cortejo en el bando que anualmente anunciaba la procesión sacramental y gloriosa del Domingo de Resurrección10. Toda procesión que se preciara debía tener la víspera su correspondiente bando o anuncio público, que solía consistir en una especie de pasacalles con manguilla o cruz parroquial, monaguillo con campana y banda de música, por el mismo recorrido que iba a realizar al día siguiente la procesión. Al tratarse del domingo de Resurrección, y por motivos litúrgicos, el bando no se podía celebrar el día previo, con lo que seguramente fue trasladado al amanecer del domingo de Pascua. Y en la Calle Real de Castilleja de la Cuesta tomó el nombre de “Vuelta”, con la particularidad que hacía el recorrido inverso al de la procesión, un recorrido dificultado por la histórica división de la localidad en dos parroquias11, los roces entre ambas y la costumbre inveterada de no pisar la otra feligresía salvo que ese año solo saliera la procesión de una de las dos hermandades12.

Del auge que tomó la “Vuelta” de la Calle Real desde los primeros años

del siglo XX da buena muestra el interés de numerosas personalidades por asistir a la misma, entre ellos el Infante don Carlos de Borbón-Dos Sicilias (padre de doña María de las Mercedes, condesa de Barcelona, y por tanto abuelo del actual Rey), Capitán General de Sevilla, o don Álvaro de Figueroa y Torres, conde de Romanones, que la conoció en 1929.

Uno de los alicientes de la mañana del domingo de Resurrección en Castilleja

de la Cuesta era el duelo musical entre las bandas que contrataban una y otra hermandad, tanto para la diana o pasacalles como para la Vuelta. La Calle Real contrataba anualmente a la de Trompetas del Primer Regimiento Montado de Artillería, que en 1918 pasó a llamarse Tercero Ligero, comandada por el célebre brigada don Rafael Macías Borrás13. Tras acompañar en Semana

10 RODRÍGUEZ NAVARRO, A., “Apuntes para la Historia: La Fiesta de la Resurrección

(II)”, en Calle Real, 13 (1989) s/p 11 La de Santiago y la de la Purísima Concepción. Desde 1911 es parroquia única pero con

dos sedes, aunque hasta 1919 hubo dos párrocos distintos. 12 En 1870, la Autoridad Eclesiástica plasmó la costumbre en ley y decretó que no se traspasara la

demarcación parroquial en el caso de salir los dos cortejos, pero “si el acuerdo fuese la salida de una sola procesión, seguirá esta la estación de toda la población”. Archivo de la Hermandad Sacramental de la Inmaculada Concepción de Castilleja de la Cuesta. Decreto unido a las Reglas de 1800.

13 Sevilla 1887-1934. Del barrio de San Bernardo. Ingresó en el Primer Regimiento Montado de Artillería de Campaña nº 14. Sargento en 1914 y más tarde Brigada del Tercero Ligero. Se

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Santa a las hermandades de San Roque, el Museo, San Benito, San Bernardo, Montesión, Esperanza de Triana y Montserrat, llegaba a Castilleja al amanecer del domingo de Resurrección para tocar en la diana, después en la Vuelta y ya por la tarde delante de la Cruz de Guía de la procesión con la Inmaculada y el Santísimo. Así lo estuvo haciendo hasta finales de los años cuarenta, si bien el brigada Rafael se había retirado en 1931.

La “Vuelta” de la Calle Real comienza invariablemente a las doce de la mañana con el rezo del Ángelus. El itinerario discurría antaño por calles Real (hacia arriba), de la Cruz (hoy Manuel García Junco), Enmedio, Lepanto, plaza de la Constitución (hoy de Santiago), Convento y de nuevo la calle Real. Al año siguiente se hacía a la inversa. Solía recogerse sobre la una y media y los hermanos marchaban a sus casas a comer14. Hoy se mantiene el primer recorrido, pero tras la salida, se llega hasta el final de la calle Real, a la altura de la hacienda San Ignacio y vuelve sobre sus pasos para torcer después por García Junco. La hora de entrada es a las tres en punto de la tarde bajo una salva de cohetes y una lluvia de papelillos celestes.

A finales de la primera década del siglo XX un roce hizo saltar chispas entre las dos hermandades locales, algo habitual a lo largo de la historia. Un alcalde prohibió el paso de la “Vuelta” de la Calle Real por la Plaza, donde está la parroquia de Santiago, que tiene como sede a la hermandad de la Soledad. Curiosamente el alcalde era de la hermandad de la Plaza y se le conocía por “Reiquinto”. Llegó el domingo de Resurrección y el cortejo de la Calle Real se plantó en uno de los arcos que dan acceso a la Plaza (Mayor, de la Constitución o de Santiago, según las épocas), donde lo esperaba una pareja de la Guardia Civil que dio el preceptivo alto. Se adelantaron doña Carmen Núñez, doña Carlota y doña Carmelita de los Reyes y mostraron una orden15 del Gobernador Civil permitiendo el paso “como era tradicional e ininterrumpida costumbre”. De este episodio queda en la memoria y también en la tradición oral la letra de una sevillana que aún se sigue cantando: “María Inmaculada/ entra en la Plaza,/ porque a los Chorreones/ nos da la gana./ ¡Ay qué alegría! / que es Patrona de España/ y de Infantería”16.

retiró con el advenimiento de la II República y murió de una afección pulmonar en 1934. En 1929 el rey Alfonso XIII organizó un “duelo” musical entre su Regimiento y el de los Húsares de la Princesa, resultando el suyo triunfador indiscutible. Recibió como regalo un cornetín que se conserva en el Museo Militar de Sevilla.

14 RODRÍGUEZ NAVARRO, A., “La Inmaculada Concepción y Castilleja de la Cuesta (XLII)”, en Calle Real, 57 (2003) 46-47.

15 Gestionada con antelación y en secreto gracias a sus contactos y amistades en Sevilla 16 Ibídem, pp. 47-48.

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En la actualidad se mantiene el paso por la Plaza de Santiago. A la una en punto de la tarde, y a los sones de la Marcha Real, el caballista con el simpecado accede por uno de los arcos de ladrillo que limitan el recinto entre el fervor de los hermanos mientras llueven papelillos de seda color celeste. Durante una intensa hora se canta, se baila y se come en fraternidad. A las dos en punto, de nuevo suena la Marcha Real y el simpecado abandona la Plaza por el arco de la calle del Convento.

Es como una ocupación del “espacio enemigo”17. Antropológicamente, y

desde una concepción neutral por parte de la autora del estudio, comparadas las Vueltas de las dos corporaciones de Castilleja de la Cuesta, la de la Calle Real tiene “un aparente mayor grado de riqueza”. Valga como ejemplo que todas las insignias van a caballo”18. Y hay un elemento diferenciador importante: el carro, profusamente decorado de color azul “en el que van colgadas toda clase de chacinas y cargado de pan y bebidas que dos hombres van repartiendo a cuantos se acercan”.

La insignia principal del cortejo y eje central del acto de la Vuelta es el

simpecado19, que porta un hermano a caballo20. El primer estandarte inmaculista, y que dio nombre al término simpecado, lo enarboló en los albores del siglo XVII el Beato Fray Juan de Prado21, guardián del convento hispalense de San Diego de Alcalá. En el fragor generado en Sevilla por la disputa sobre el misterio de la Concepción, se organizó una procesión el 23 de enero de 1614 desde el convento de San Diego hasta el Sagrario de la Catedral, encabezada por el simpecado22, portado por el que más tarde sería misionero y mártir de la Orden de San Francisco, y acompañado por una multitud de devotos que cantaban las famosas coplas de Miguel del Cid: “Todo el mundo en general…”

Ya hay documentado un simpecado en esta hermandad de Castilleja de la

Cuesta en el siglo XVIII, cuando se titulaba “Cofradía de la Pura y Limpia Concepción, del Santísimo Sacramento y Santa Vera-Cruz”, concretamente

17 AGUILAR CRIADO, E., o.c., p. 143 18 Ibídem 19 “Insignia que en las procesiones sevillanas abre marcha en la sección de cofradías de la

Virgen y que ostenta el lema Sine labe concepta”. DRAE. 22ª ed. Madrid, 2011, t. II, p. 2067. 20 La tradición y la costumbre manda que el cargo de portador pase de padres a hijos 21 Juan de Prado (Morgovejo, León, 1563-Marrakech, 1631). Mártir franciscano. De

familia noble ingresó en el convento de Rocamador de Badajoz. Profesó en 1585. Fue el primer Ministro de la provincia de San Diego (Andalucía). En 1630 partió de Cádiz con dos compañeros hacia Marruecos para atender a los cautivos cristianos. Murió quemado vivo el 24 de mayo de 1631.

22 Se conserva actualmente en el monasterio de San Francisco de Santiago de Compostela a donde llegó desde la catedral de Sevilla por cesión del cardenal fray Ceferino González

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en el informe elevado al conde de Aranda en 1771 sobre la forma de procesionar: “luego le sigue el estandarte, luego le sigue la cruz, luego el simpecado”. También aparece citado en el capítulo 6º de las Reglas de 1800 con “estandarte sin pecado”23. Poco se sabe de esta insignia primitiva, salvo que fue sustituida por otra hacia 1897 durante la renovación de enseres propiciada por don Miguel de los Reyes Sánchez y don Esteban Rosales Rodríguez. Este simpecado se define en un inventario decimonónico como “de paño de seda celeste bordado en oro con la imagen de la Inmaculada”24. Aunque no se sabe su autoría, sí ha podido ser descrito gracias a los numerosos documentos gráficos que se conservan del mismo25. Estuvo en uso hasta los años cuarenta del siglo XX, si bien sufrió una profunda remodelación hacia 1920.

En los difíciles años cuarenta un grupo de hermanas idearon la realización de

un nuevo simpecado. Para ello contactaron con el taller de bordados de Guillermo Carrasquilla, heredero artístico del mítico taller de Juan Manuel Rodríguez Ojeda. Se optó esta vez por la malla de oro, introducida en este tipo de estandartes por Herminia Álvarez en el simpecado que bordó hacia 1920 para la Archicofradía de Jesús Nazareno, vulgo El Silencio. También se usó marfil en el rostro y las manos de la Inmaculada del óvalo central. Pero las innovaciones no gustaron mucho y pronto se modificó para acercarse al estilo del simpecado anterior, incorporándose incluso piezas del antiguo y cubriéndose la malla por detrás con un raso celeste26. El simpecado actual, réplica del estrenado en los años cuarenta del siglo XX, es del año 2009, fue donado por las buñoleras27 y se bordó en los talleres de Josefa Maya.

Las otras insignias que habitualmente acompañan al simpecado, también portadas por jinetes y amazonas a caballo, son la Cruz parroquial con campanillas, la bandera celeste y blanca y algunas varas. Antiguamente escoltaban la vuelta algunos el cabo gastador y algunos “armaos” o soldados romanos que también participaban en la procesión del Jueves Santo. Los caballos estás enjaezados con unos peculiares y únicos petos bordados que cubren parte del pecho del animal.

23 RODRÍGUEZ NAVARRO, A., “La Inmaculada Concepción y Castilleja de la Cuesta (LXV)”, en Calle Real, 79 (2010) 14-15.

24 Archivo de la Hermandad del Gran Poder de Castilleja de la Cuesta. Inventario de la Hermandad Sacramental de la Parroquia de Nuestra Señora de la Concepción de Castilleja de la Cuesta. Año 1899.

25 CARMONA ADORNA, F., “Arte para la Inmaculadas Concepción” en Coronación de seis siglos de amor. Castilleja de la Cuesta 2008, p. 209.

26 Ibídem, pp. 210-211 27 Grupo de hermanas que los sábados y los domingos hacen y venden en un local anexo a

la parroquia de la Concepción, buñuelos, pavías bacalao y globitos de gambas para recaudar fondos y destinarlos a diversos empeños de la hermandad.

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1. Domingo de Resurrección del año 1918. La “Vuelta” de la Calle Real entra en la Plaza de Santiago.

2. La Vuelta baja por la calle de la Cruz (hoy Manuel García Junco) hacia 1920.

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3. Domingo de Resurrección del año 2009. La “Vuelta” de la Calle Real entra triunfante en la Plaza de Santiago.

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4. La comitiva de la Calle Real abandona la Plaza de Santiago: dos de la tarde del domingo de Resurrección de 2009.

5. La alegría de la “Vuelta”: cante y baile delante del Simpecado de la Calle Real.