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simon-rodiguez
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Abordaremos estos temas:
Subió a los cielos
Y está sentado a la derecha del Padre
Y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos
Y su reino no tendrá fin
Subió a los cielos
Con la Ascensión al cielo Jesús termina su itinerario
terreno para iniciar su condición gloriosa a la
derecha del Padre.
“Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo que va a venir sobre vosotros y seréis mis
testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría y hasta el
confín de la tierra.
Dicho esto, a la vista de ellos, fue levantado al cielo, hasta que una nube se lo quitó de
la vista” (Hch 1, 8-9).
Luz inaccesible
Lucas presenta a Jesús siendo elevado hacia las
alturas, lugar donde, según la concepción judía, habita Dios.
El cielo del que nos habla el evangelista es el ámbito de Dios, la
“luz inaccesible” en la que Dios habita, fuera
de toda realidad creada, como dice San Pablo en
su carta a Timoteo (1 Tim 6, 16).
Desde este momento, Jesús resucitado y
elevado junto al Padre es el vínculo indisoluble
de unión entre los hombres y Dios, la cabeza de la nueva
humanidad redimida.
Y está sentado a la derecha del Padre
Sentarse a la derecha del Padre significa que a Jesús se le devuelve la
gloria y el honor que como Dios le pertenece y que estaba velada a los ojos de los hombres durante su vida
en la tierra.
Que Jesús esté ahora a la derecha del Padre significa que es el Hijo, es decir,
Dios, de la misma naturaleza que el Padre todopoderoso.
Con la Ascensión del Señor y su vuelta al Padre comienza el tiempo
de la Iglesia.
La presencia del Señor
Jesús se va, pero, al mismo tiempo, continúa entre los
hombres con una nueva presencia, como lo había dicho él mismo:
“me voy y vuelvo a vuestro lado” (Jn 14, 28).
El Señor continúa su presencia en el corazón de cada creyente y en medio de la comunidad eclesial: “donde dos o tres están reunidos
en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mt 18, 20).
La presencia del Señor en su Iglesia llega a su culmen en el sacramento de la Eucaristía.
Y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos
Jesús anunció en repetidas ocasiones durante su
predicación en la tierra el Juicio del último día.
Entonces se pondrá a la luz la conducta de cada uno y será reprobada la incredulidad de
quienes han rechazado la gracia y el perdón ofrecidos por Dios.
“En verdad os digo: lo que no hicisteis con uno de estos, los
más pequeños, tampoco lo hicisteis conmigo. Y estos irán al
castigo eterno y los justos a la vida eterna” (Mt 25, 45-46).
A la derecha del Padre
El Señor ahora está “sentado a la derecha del Padre”, esperando que se
revele la victoria definitiva del juicio de Dios, cuya gloriosa manifestación
pondrá fin a la historia de la humanidad.
Y su reino no tendrá fin
El Reino de Cristo, presente ya en su Iglesia, no está todavía acabado con la última venida de Cristo Rey a la tierra.
Este Reino es aún objeto de los ataques de los poderes del
mal.
Los cristianos piden, sobre todo en la Eucaristía, que se apresure el retorno
de Cristo cuando suplican, con las palabras con las que termina la Biblia,
“ven, Señor Jesús” (Ap 22,20).
Resucitar en Cristo
“Ignoramos el tiempo en que se hará la consumación de la tierra y de la humanidad. • Tampoco conocemos de
qué manera se transformará el universo.
La figura de este mundo, afeada por el pecado, pasa, pero Dios nos enseña que nos prepara una nueva morada y una nueva tierra donde habita la justicia, y cuya bienaventuranza es capaz de saciar y rebasar todos los anhelos de paz que surgen en el corazón humano.
Entonces, vencida la muerte, los hijos de Dios resucitarán en Cristo, y lo que fue sembrado bajo el signo de la debilidad y de la corrupción, se revestirá de incorruptibilidad” (GS 39).
ORACIÓN
• Concédenos, Dios todopoderoso, exultar de gozo y darte gracias porque la Ascensión de Jesucristo, tu Hijo, es ya nuestra victoria, y donde nos ha precedido él, que es nuestra cabeza, esperamos llegar también nosotros como miembros de su cuerpo. Por N.S.J. Amén.