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    1/11GODOY

    DOSSIER

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    toridad un pas compuesto de tal variedad de insti-tuciones, de pasiones, de lenguas, de razas, de cos-

    tumbres y de actitudes. Razones por las cules,despus de un conocimiento mayor del pas, habasacado la conclusin de que lon lavoit tromp son gard. Tambin hablaron del rey Fernando yde su hermano Don Carlos, de quien tena todavapeor concepto que de aqul.

    El lord se aventur a decirle que sus memoriashaban perdido inters por tratar de justificar todossus actos pblicos y Godoy reconoci que en las si-guientes entregas de su autobiografa, que ya pre-paraba, en vez de ser demasiado laudatorio o es-crupuloso y oficial pensaba hacerlo less fasti-

    La familia de

    Carlos IV(por

    Goya, 1800-1801, M.Prado). Carlos

    Mara Isidro, Goya,

    Fernando (prncipe

    de Asturias), M

    Josefa, M Isabel,

    M Luisa, Francisco

    de Paula, Carlos IV,

    Antonio Pascual,

    Carlota Joaquina,

    prncipes de Parma

    y su hijo Carlos.

    dious, porque los volmenes iniciales de la ose haban vendido menos de lo que esperab

    causa de estos inconvenientes. Haca dos aos el, en otro tiempo, todopoderoso Prncipe de la haba publicado sus Memorias. Y aunque mobastante despus, en 1851, a los 85 aos de ednunca las acabara tal como asegurara a lord lland. En lo que escribi que bien pudo dictadej la imagen que de s mismo tuvo aquel homque por tantos aos rigi los destinos de Espaauno de los perodos ms difciles de su Historiaque dio al traste con el Antiguo Rgimen.

    En 1933, ao de la ascensin de Hitler al der Hans Roger Madol, el principal bigrafo

    Arriba, Godoy como

    guardia de corps,

    hacia 1788,atribuido a Esteve.

    En la portadilla,

    alegora de la Paz de

    Basilea: Godoy

    presenta la Paz a

    Carlos IV, por Juan

    Pablo Montaa,

    1796. (Ambas obras,

    en la Real Academia

    de San Fernando,

    Madrid).

    2

    Manuel Moreno AlonsoProfesor Titular de Historia Contempornea

    Universidad de Sevilla

    EN LA TARDA FECHA DE 1838, CUANDOhaca treinta aos que el Prncipe de laPaz haba abandonado Espaa para siem-pre, Godoy se encontr en Pars con Lord

    Holland antiguo embajador ingls en Espaa, pri-mer ministro y valedor de los refugiados liberalesen Londres. Segn ste, el antiguo valido estabamuy cambiado en apariencia, aunque con buenhumor, autosatisfecho y algo jovial, y, con su malfrancs, se le quej de la ingratitud del mundo. Cri-

    tic que recibiera del Gobierno francs como sub-sidio tan slo la cantidad de cinco mil francos

    (unas doscientas esterlinas anuales), cuando tangeneroso haba sido l con los prncipes y nobles deFrancia exilados anteriormente en Espaa. Se que-j igualmente de que su soto de Roma se le hu-biera regalado a Wellington. Le dijo tambin que ensubsiguientes volmenes de sus Memoriasdibuja-ra los contrastes entre la Espaa de Carlos IV y la-de los liberales. Y, por supuesto, hablaron de Na-polen, y de lo que ste le dijo en Bayona, cuandoen una conversacin distendida le espet que na-die que no fuera un hombre notable podra habergobernado durante cerca de veinte aos bajo su au-

    DOSSIER

    Ni a izquierda ni a derecha habacamino para m, por donde huirlos duros hierros del destino(Manuel Godoy)

    El favorito visto por s mismo

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    Arriba, Pepita Tud,

    amante de Godoy

    (por Vicente Lpez,

    poco despus de

    1800, Museo Lzaro

    Galdiano, Madrid).

    Abajo, la condesa de

    Chinchn, esposa

    del Prncipe de la

    Paz (Goya, hacia

    1801, coleccin

    particular, Madrid).

    18361838). Ibaprecedida de unaserie de conside-raciones sobre sulargo silencio apartir de su cadaen desgracia enmarzo de 1808...con un amargo la-mento final: paranosotros..., nues-tro asilo es la tie-rra enemiga; nues-tro contrario esnuestro hus-ped... En tal co-

    mienzo alega nohaber tenido inters en recordar todo aquello, peroque, a la postre, no tena ms remedio que dar a laluz las razones de su gobierno desde su ascensinal poder, porque saba bien que l era el blanco porexcelencia del bando torticero, al que atribuatodos los males de la patria.

    Se haba abstenido de hacerlo porque Carlos IV,su seor y amo, le haba aconsejado que no se de-fendiera de tan burdos ataques, escribiendo la his-toria de su vida, y con ella su defensa, especial-mente en vida de su hijo Fernando VII. T no pue-des cuenta que le dijo Carlos IV defenderte sintocarle y sin afligirle, de cualquier modo que lo hi-cieses. Si por caso hubieres escrito, al estallar unmovimiento de que est siempre amenazado por suerrada poltica, dira la Historia que t diste armaspara atacarlo, y armas habras dado, pues las tie-nes; tu fidelidad y sufrimiento le abrirn los ojos; l

    nos har justicia; l romper algn da la opresiny el error en que le tienen mis enemigos y los tu-yos. Yo clamar por ti sin cesar, y cuando todo fue-se en vano, a lo menos dir el mundo que leal alpadre amigo tuyo, lo fuiste de tal modo que exten-diste tu lealtad hasta el hijo que haba sido tu ene-migo. Pero una vez muertos los reyes padres y suhijo Fernando, llegaba la hora de hablar.

    Haba esperado que ... un silencio tan profundo,y tan prolongado hablara en mi favor tal vez ms queuna defensa, pero como las cosas no haban trans-currido as, y una multitud de folletos, de libelos, de

    memorias, de biografas y de artculos de gacetashaban publicado contra l, tomaba la resoluciescribir su propia defensa porque ... sin hacer gn examen, sin verificar ningn dato y errando ta las fechas, se habla de m como de un hombrjuzgado que no apela y se resigna a la sentencia

    Para Godoy, cado en desgracia pero por mucaos omnipotente dictador, el hombre persegusi se encuentra inocente tiene derecho de alabay debe hacerlo; pues si no lo hiciera as, no dra defenderse ni alcanzara a justificarse.

    Su nacimiento y su casaSegn su autobiografa, Manuel Godoy y lva

    de Faria naci en Badajoz, en 12 de mayo de 17de familia noble, con hacienda mediana, la m

    parte herencia antigua y patrimonio de la famiSu estirpe proceda, por lnea paterna, de Castumientras la de su madre, natural de Badajoz, era tuguesa de origen, de una familia ilustre altam

    La reina Mara

    Luisa en 1799(Goya, M. Prado,

    Madrid).

    Manuel Godoy, lo calific de primer dictador de

    nuestro tiempo. Y con razn, porque aquel hombrede orgenes oscuros, se convirti en uno de los per-sonajes que ms poder han ejercido en Espaa a lolargo de su Historia. Todos cuantos se le opusieronen su fulgurante carrera conocieron el destierro ofueron perseguidos. La situacin lleg al extremode que, segn se deca entre sus enemigos, en unaocasin un perro recorri las calles de Madrid conun cartel que deca: Soy de Godoy; no temo na-da; como no pudo descubrirse al autor de la bur-la, se meti al perro en la crcel.

    Durante aquellos aos de gobierno omnipotente,Godoy se convirti en el hombre ms amado y adu-lado de la Historia de Espaa, y despus en el msodiado y vilipendiado de ella, hasta el punto deque, dos siglos despus, su labor de gobierno, ape-nas si ha sido revisada o reivindicada por los histo-riadores. Quizs temiendo tal olvido, escribi susMemorias, y en ellas, aunque con los excesos que

    l mismo reconoci ante Lord Holland, justific suaccin de gobierno desde su subida al poder y qui-so autorretratarse a la defensiva: Mis enemigoshan querido perjudicarme por todos los medios.Han propagado sobre m toda clase de falsedades.Han querido sostener que el gran favor con que medistinguieron mis monarcas deba atribuirse a lagalantera, a cualidades frvolas. No vale la penadescender a semejantes bajezas, pues el respetoque debo a su memoria es sagrado para m.

    Aunque su autobiografa adolece de las defi-ciencias de instruccin propias de su autor, hombrede formacin limitada pero de inteligencia despier-ta, tienen un gran valor, toda vez que, con todos losdefectos intrnsecos que quieran verse en ella,constituyen las primeras y nicas memorias escri-tas por un primer ministro de Espaa hasta la pu-blicacin de las de don Manuel Azaa. Y esto a pe-sar de que ha habido quien, sin mayor fundamen-

    to, ha negado a Godoy la autora de sus confesio-nes, y todo porque cont con la ayuda para corre-girlas y quizs aumentarlas en algunos aspectosdel abate Sicilia, natural de Granada, autor de unaOrtologaespaola, y que le recomend su paisanoMartnez de la Rosa, a la sazn emigrado en Pars.

    La obra, publicada tambin en francs, aparecien su primera edicin castellana con el ttulo deCuenta dada de su vida poltica por don Manuel Go-doy, prncipe de la Paz, o sean memorias crticas yapologticas para la historia del reinado del seordon Carlos IV de Borbn (Madrid, Sancha,

    4

    Godoy impresiona a Mara Luisa

    E l marqus de Villa-Urrutia supona que el amor de Mara Luisa por Godoy co-menz as: "Una tarde, poco despus de su incorporacin a la Corte, dando es-colta de servicio al carruaje en el que viajaba la Princesa de Asturias al regre-sar de un pase, cay Manuel Godoy de su caballo por loco desenfreno del animal; Ma-ra Luisa, asustada, lanz un grito al percatarse del incidente y orden detener su co-che para preguntar si el jinete se haba lastimado. Y como le viera levantarse inclu-me, viril y apuestsimo, qued muy impresionada de su estampa..."

    Una real bofetada

    Una ancdota que se emplea para mostrar la intimidad entre Mara Luisa y el va-lido es la de la bofetada: "Glvez Caero, gentilhombre de S.M., estaba una no-che de 1808 de guardia en un corredor de Palacio cuando ante l pas la co-mitiva real. Carlos IV iba delante solo, y detrs, en voz baja pero iracunda, Godoy pa-reca recriminarle algo a la Reina. Las disculpas de ella al parecer no satisficieron alvalido, que de pronto le dio una bofetada. El Rey se volvi al orla.

    "Qu ha sido ese ruido? pregunt."Nada contest Mara Luisa, un libro que se le ha cado a Manuel".(Fernando Daz-Plaja,Fernando VII, Planeta, Barcelona, 1991).

    Las mujeres de Godoy

    Mara Luisa de Parma (1751-1819), reina de Espaa. La esposade Carlos IV presuntamente fue amante de Godoy, quizs desde 1788; l te-na 21 aos; ella, 37. Se rumore mucho en la Corte que los dos ltimoshijos de la Reina: Mara Isabel de Npoles, 1792, y Francisco de Paula,1794, nacieron de esos pretendidos amores, que proseguiran con altiba-jos hasta la cada de Godoy en 1808; sin embargo, no existe prueba algu-na que lo confirme de forma concluyente. El valido, en el exilio, mantuvouna constante amistad con sus reyes hasta su muerte, en 1819; Mara Lui-sa le dej en su testamento como heredero universal, aunque no se respe-t este testamento.

    Mara Teresa de Borbn y Vallabrigacondesa de Chinchn

    (1780-1828). Prima de los Reyes, fue su primera esposa. Godoy se cascon ella en 1797 y tuvieron una hija, Carlota. Ese matrimonio result muazaroso debido a las rumoreadas relaciones sentimentales entre Godoy y lReina y a sus escandalosos amores con Pepita Tud. Hay versiones contradictorias sobre si vivi con su marido en el exilio.Pepita Tud (1779-1869), nacida en Cdiz e hija de un oficial de artillera. Fue amante de Godoy, probablemente a partir de 1796 y hasta lmuerte de la condesa de Chinchn, 1828, en que se convirti en su esposa. Tuvo con l dos hijos. La reina Mara Luisa la hizo, a peticin de Godoycondesa de Castillofiel, pero no lo fue tanto, pues abandon a Godoy hacia

    1835, llevndose cuanto tena.

    DOSSIER

    Godoy fue el primer dictador de

    nuestro tiempo: aquel hombre de

    orgenes oscuros se convirti en uno

    de los personajes que ms poder han

    ejercido en Espaa

    GodoyDF

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    Francisco Saavedra ,

    poltico e intelectual

    ilustrado que

    sucedi a Godoy en

    la Secretara de

    Estado en 1798

    (Goya, 1798,

    Academia de San

    Fernando, Madrid).

    bir la historia. Lo mismo que haba hecho Foy, ensu Historia de la guerra de la Pennsula bajo Napo-len, en la que lo presentaba como gran tocador deflauta.

    Su educacin, segn el propio Godoy, fue rgiday severa, adecuada para dedicarse a la milicia y almanejo de las armas, aunque aprendiendo a culti-var la razn. Acabada su primera enseanza, estu-di durante ocho aos de continuo matemticas,letras humanas en toda su extensin, y la filoso-fa moderna en los diferentes que se comprendenal presente bajo el nombre de ideologa. Estudiosque hizo con maestros alumbrados de la luz del si-

    glo, pero sin manchas ni prestigios. Tal fue elmodesto caudal de su instruccin con que partipara la corte a la edad de diecisiete aos. As que,segn l, era falso lo propagado por sus enemigos:que apenas mal lea cuando empez su carrera.

    Admitido en 1787 al servicio militar en la Guar-dia de Corps, su carrera la inici en compaa de suhermano mayor; siendo totalmente falso lo que de-can los bigrafos extranjeros, que atribuyeron algalanteo y a las tonadas y a las coplas de bolerolos favores que debi a los Reyes.

    Nada dice, sin embargo, del verdadero motivoque ocasion su elevacin al poder y slo sealaque no fue llamado al valimiento para servir de-signios hostiles a la patria. Reconoce la amistad yestimacin que le mantuvieron desde entonces, yde por vida, tanto el rey Carlos como la reina Mara

    En el recuadro

    cronolgico: Mara

    Luisa, reina deEspaa; Carlos IV;

    evacuacin de

    Toln por la flota

    hispano-britnica;

    el navoSanta Ana,

    que combati en

    Trafalgar; Napolen

    Bonaparte, hacia

    1806 y Fernando

    VII.

    emparentada. Segn l, sus orgenes nobiliarios,haban quedado sobradamente manifiestos cada vezque se haban realizado las pruebas pertinentes, tan-to para su ingreso en la Orden de Santiago dondenadie es recibido sin probar nobleza no interrumpidaen sus ocho grados o, cuando, ms tarde, fue ele-vado a la grandeza, con las pruebas practicadas conla severidad acostumbrada por el Consejo de Casti-lla, que no dud en dictaminar que en muchos aosno se haba ofrecido una prueba de nobleza mscompleta. Pruebas que, por otra parte, segn susMemorias, se repitieron muchas veces cuando el Reylo honraba con otras varias distinciones que reque-

    ran estas solemnidades rigorosas.Por todo ello, quedaban sin valor los argumentosde sus enemigos que le haban tachado de buscaremprestados genealogas y linajes hericos. Paralo cual apelaba al buen sentido de sus lectores,ante quienes se presentaba como sobradamentebien nacido para figurar sin rubor en la corte de losreyes. l era el primero en rerse o en indignarsecuando aduladores de toda laya le emparentaban he-rldicamente con personajes de primer orden:quin, llegado al poder se ha visto libre de estaplaga de lisonjeros y de humildes ambiciosos? Mu-chos de ellos se vengaron de sus propias bajezas, ypara desmentirlas figuraron despus en las primerasfilas con mis mayores enemigos.

    Hablando de los medios econmicos de su fami-lia, Godoy no duda en calificarla de pobre, si por

    pobreza se entenda una honesta mediana defortuna. Sus mayores le trasmitieron en honor y en

    ttulos de gloria mucho ms que en riqueza; mas nopor esto fuimos pobres en el rigor de esta palabra,pues, la casa de sus padres fue bastante para darposada a los Reyes cuando, en 1796, dirigindose aSevilla, descansaron muchos das en Badajoz, y sedignaron habitarla.

    Y en cuanto a lo que decan sus enemigos sobresu condicin de aventurero y su falta de toda suer-te de enseanza, diestro solamente para taer divi-namente la guitarra y cantar tonadas nacionalesModerno Orfeo le haban llamado varios miem-bros respetables de la Academia Francesa nada,segn l, era cierto: jams haba tocado ni cantado,ni, por desgracia, conoca nada de msica; no obs-tante lo cual, no ya slo en Espaa sino en Francia,los bigrafos y autores de diccionarios lo repetan, re-cogiendo mentiras y basura de pasiones para escri-

    6

    DOSSIER

    Manuel Godoy lvarez deFaria Ros Snchez Zarzo-sa, Prncipe de la Paz y de

    Bassano, duque de Alcudia y deSueca, capitn general de los Ejr-citos Nacionales y almirante de Es-paa y de Indias...1767. Nace en Castuera, Badajoz,en una casa perteneciente a la bajanobleza, con modestos recursoseconmicos, pero no pobre (12-V).1784. Se traslada a Madrid parapreparar su ingreso en la Guardiade Corps, institucin armada deorigen francs, instaurada en Espa-a por Felipe V en 1706, para elservicio real; generalmente ingre-saban en ella con gran dificultad,pues slo haba 1.000 plazas a fi-

    nales del siglo XVIII miembrosprocedentes de la nobleza. Losguardias de corps "tenan la cate-gora de oficiales; los cadetes erancapitanes; los exentos y ayudantes,tenientes coroneles; los tenienteseran generales y los capitanes,grandes de Espaa y capitanes ge-nerales del ejrcito.1787. Logra el ingreso en laGuardia de Corps.

    1788. Sucede el acontecimientode la cada delcaballo y de laatraccin de Ma-ra Luisa. MuereCarlos III y le su-cede Carlos IV.

    1788-1792. Vertiginoso ascen-so militar, social y poltico: cadete,ayudante general, brigadier, maris-cal de campo, sargento mayor de laguardia, gentilhombre de cmara,consejero de Estado, superinten-dente de Correos y Caminos, co-mendador de la Orden de Santiago,duque de Alcudia con grandeza deEspaa...1792. Carlos IV lo convierte enprimer ministro (15-XI).

    1793. Guerra con la Convencinfrancesa. Lastropas del ge-neral Ricar-dos llegan alas puertas dePerpin(20-IV). Sefundan la pri-

    mera Escuela de Veterinaria en Es-paa, el Real Laboratorio de Instru-

    mentos y el Real Observatorio As-tronmico de Madrid; Espaaadopta el sistema mtrico decimal;Mazarredo inicia grandes reformasen la Marina.1794. Muerte del general Ricar-dos (13-III). Cambia la suerte de laguerra: comienzan los reveses es-paoles. Espaa e Inglaterra aban-donan el puerto de Toln (20-XII).1795. Invasin francesa de Cata-

    lua, Navarra y el Pas Vasco (22-VII); Paz de Basilea: Espaa pierdeSanto Domingo. Tratado con Esta-dos Unidos sobre Florida y Luisia-na, desfavorable a los intereses es-paoles. Godoy inaugura el EstudioSuperior de Medicina Prctica enMadrid.1796. Tratado de San Ildefonso,

    por el cual Espaa pone al serviciode los franceses su flota, sus ejrci-tos (18.000 infantes, 6.000 jinetesy 15 navos de lnea) y, ms adelan-te, sus plazas (22-VII).1796-1802. Primera fase de laguerra con Inglaterra.1797. Derrota espaola en el ca-bo de San Vicente (14-II). Godoyordena la confeccin del censo:11,5 millones de habitantes; incor-pora a su consejo a Jovellanos ySaavedra. Se funda el Estudio deMedicina Clnica de Barcelona. In-glaterra se apodera de Trinidad.Godoy se casa con Mara Teresa deBorbn y Vallabriga, condesa de

    Chinchn y prima de Carlos IV.1798. Cada relativa del favorito(28-III). Desamortizacin de bie-nes eclesisticos concedida por elPapa a peticin de Godoy (19-IX).1799. Godoy maneja el poderdesde la Corte. Cese de los minis-tros Jovellanos, Saavedra y Meln-dez Valds.1800. Segundo tratado de San Il-defonso con Francia (1-X). Godoy

    ordena el destierro de Cabarrs yde otros ilustrados.1801. Guerra de las Naranjas:un ejrcito espaol mandado por elgeneralsimo Godoy toma Olivenza(27-II). Rendicin portuguesa. Go-doy asume pblicamente las rien-das del poder como presidente delGabinete y ministro sin cartera. Lasburlas polticas aseguran que ni unperro se mueve en Espaa sin per-miso de Godoy. Jovellanos es apre-sado y encarcelado en Mallorcahasta 1808. Convenio de Aran-juez: Godoy pone a disposicin deNapolen la flota espaola.1802. Espaa firma con Inglate-

    rra la Paz de Amiens, reajustadaposteriormente: Espaa ceda a In-glaterra la isla de Trinidad y recu-peraba Menorca (25-III). Funda-cin de la Escuela de Ingenieros dePuentes y Caminos de Madrid. Fer-nando, prncipe de Asturias, se ca-sa con Mara Antonia de Npoles(5-VIII).1803. Gravoso pacto de neutrali-dad con Francia, para evitar la

    confrontacin con Inglaterra,comprometindose Espaa a pagar264 millones de reales mensuales!(23-X).1804. Crisis de subsistencias enCastilla. Epidemia de fiebre amari-lla. Inglaterra ataca a cuatro fraga-tas espaolas que llegaban de Am-rica ante el puerto de Cdiz (1-X).Madrid declara la guerra a Londres(12-XII).1805. Godoy se ve abocado a unnuevo pacto con Napolen paracombatir a Inglaterra (4-I). Godoypropone a Napolen un reparto dePortugal, quedndose el validouna parte con el ttulo de Rey en el

    caso de fallecimiento de Carlos IV.Desastre hispano-francs en labatal la deTrafalgar(21-X). Es-paa pier-de diez na-

    vos de lnea, cinco quedan mal-trechos y perecen cuatro diestroscapitanes: Gravina, Churruca, Val-ds y Alcal Galiano.

    1806. Distanciamiento entre Go-doy y Napolen, que destrona alrey de Npoles, hermano de CarlosIV, y que exige bases en Espaa.Godoy se atreve (6 -X) a lanzaruna proclama animando al pueblo

    espaol a com-batir al tirano,sin nombrarlo.Las victorias deNapolen enJena y Auers-tedt sobre losprusianos obli-

    gan a Carlos IV a felicitar al Empe-rador, que exige tropas espaolaspara el bloqueo de Inglaterra(XI): expedicin del marqus dela Romana, con 13.374 hombres,

    al Norte de Europa.1807. Tratado de Fontainebleau:Francia y Espaa acuerdan tomar yrepartirse Portugal (27-X). Elmismo da de la firma estalla elcomplot de El Escorial, seguido deun proceso en el que el pueblomuestra pblicamente su reproba-cin contra la Trinidad (Godoy ylos Reyes) y su apoyo al prncipeFernando.

    1808. Motde Aranjue(18-19-III):Godoy es capturado y encarcelado.Carlos IV abdca en su hij

    Fernando. Godoy es conducido poMurat que le ha salvado la vidaa Bayona, donde se rene con la familia real (26-IV). Se inicia la sublevacin contra la ocupacin francesa de Espaa y, con ella, la Guerra de la Independencia (2-V). Godoy se instala con Carlos y MarLuisa en Roma y con ellos contnuar hasta el fallecimiento de loReyes, en enero de 1819.

    1828. Tras la muerte de su esposa, Mara Teresa de Borbn, Godocontrae matrimonio en Francia cosu amante Pepita Tud, que no tardar mucho tiempo en abandonarle.1832. Se traslada a Pars, dondpublica susMemorias.1847. Isabel II le devuelve sus ttulos y sus bienes.1851. Muere en Pars.

    La vertiginosa carrera de un hidalgo extremeo

    Su educacin fue severa, adecuada para

    la milicia y el manejo de las armas,

    aunque tambin estudi matemticas,

    letras humanas y filosofa durante

    ocho aosGodoyDF

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    Francisco Nez RoldnProfesor Titular de Historia Contempornea

    Universidad de Sevilla

    ADMITIENDO UNA CIERTA JERARQUAde las dificultades, cabe decir que lostiempos de Manuel Godoy y Alvarez fue-ron especialmente duros y crticos, a cau-

    sa de los cambios profundos que la sociedad, la eco-noma, la cultura y la poltica espaola y europea es-taban conociendo y sufriendo: la crisis del AntiguoRgimen.

    Godoy gobern Espaa como privado del rey Car-los IV durante un largo e intenso perodo de diecisisaos, entre 1792 y 1808, con una breve interrup-

    cinentre 1798 y 1801. Es ocioso apuntar querante su mandato se tomaron decisiones y ocurrihechos que fueron determinantes para el futuroreino. Pero si la oportunidad permite destacar anos, debe sealarse, en primer lugar, la realizacde un censo de poblacin conocido por el nomdel privado y que fue el ltimo que se elabor rante el siglo XVIII. A pesar de las crticas que se levantado contra el mismo, nadie lo desprecia creferencia final o inicial para el anlisis de la evcin de la poblacin de Espaa en los siglos XVXIX respectivamente.

    En segundo lugar, no se podra entender y juel gobierno de Manuel de Godoy sin tener prese

    la complicada situacin internacional que viva Europa como consecuencia de la Revolucin Frasa, a partir de 1789. Tratar de influir desde Espen ese enmaraado contexto, sin daar los prointereses, debi ser una experiencia extraordinpara quien haba nacido en una humilde cuna exmea... Y no se precisaba slo gran inteligencia ybilidad para sortear los acontecimientos que imcaban a Espaa, sino que, adems, haba que surar graves deficiencias econmicas y de la Haciepblica para realizar una poltica de acuerdo connecesidades del pas.

    La Espaa de GodoyLa Espaa de Godoy

    El poder del favorito en cuatroclaves: el Censo, la guerra con laConvencin, los Pactos de SanIldefonso y la quiebra de laHacienda

    DOSSIER

    GodoyDF

    Manuel Godoy tras la Guerra d

    las Naranjas, con las banderas

    portuguesas tomadas en el

    conflicto (Goya, 1801, Real

    Academia de Bellas Artes de SaFernando, Madrid).

    Mariano Luis de

    Urquijo, sucesor de

    Saavedra en la

    Secretara de Estado

    y presunto amante

    de la Reina (Goya,

    1798/99, Real

    Academia de la

    Historia, Madrid).

    Luisa, quienes, afligidos e inciertos en sus resolu-ciones, concibieron la idea de procurarse un hom-

    bre y hacerse en l un amigo incorruptible, obra so-la de sus manos, que, unido estrechamente a suspersonas y a su casa, fuese con ellos uno mismo yvelase por ellos y su reino de una manera indefec-tible. Que as fue como result admitido a la fa-miliaridad de los dos reales esposos.

    Ante el juicio de la Historiaste es el tono con el que, desde el principio de

    su autobiografa, el Prncipe de la Paz reivindica sumemoria y defiende su obra de gobierno, desde suascensin irresistible al poder hasta la conspiracinde Aranjuez de 1808, tan desleal como impolticay mal urdida. Una conspiracin realizada por hom-bres que le imputaron todo el mal que hicieron, yque, adems, le cargaron con los males de los nue-vos tiempos que ellos precipitaron tan irresponsa-blemente. En razn de todo ello, el ex ministro es-cribe sus Memoriaspara presentar las diferentes

    pocas de su vida ante el juicio de la Historia. Yque su conducta sea juzgada sobre todos sus por-menores y que sea recorrida por el orden de lostiempos, sin tratar nada en globo, sin dar saltos, nicomenzar por lo postrero.

    En el inicio de su relato proyecta abarcar cuatropocas de su vida, que considera fundamentales.La primera, desde que comenzaron sus funcionesde primer ministro, en 1792, hasta que perdi talpuesto, en 28 de marzo de 1798; con los tres aossiguientes que vivi alejadodel poder y retirado dela corte. La segunda, desde 1801, en que el Reyvolvi a llamarlo a su servicio en calidad de gene-ralsimo de sus Ejrcitos, hasta los postreros mesesde 1806, en que aumentaron las intrigas e in-fluencia de sus enemigos. La tercera, desde 1807,en que la faccin enemiga redobl sus ataquescontra l, impidiendo su defensa de la patria hastael desastre producido por la perfidia de los jefes

    de la horrible trama. Y la cuarta y ltima, nuncaescrita, hasta la terminacin de sus das.En sus Memoriaspretende relatar no slo su pa-

    sado y lo que sus enemigos fueron mientras lmandaba, sino tambin la evolucin de stos en losaos posteriores, cuando dueos del poder hanmostrado con hechos, que a fuerza de espantososse tendran por increbles, cules fueron sus prin-cipios, cul su enemistad con los pueblos, cul sudesprecio de la patria. Y as, de una manera rei-terativa y quejumbrosa, volviendo continuamentesobre s mismo, explica su accin de gobierno, de-

    fendindose una y otra vez de los ataques e incul-paciones de sus numerosos enemigos. As es comotrata de las negociaciones de neutralidad entabla-das con Francia o de la guerra y posterior alianzacon la Repblica francesa, del Tratado de San Ilde-fonsoo de la guerra con los ingleses y de los asun-tos internos de Espaa hasta los sucesos de Aran-juez, que pusieron fin a su dictadura.

    Godoy rebate las inculpaciones del abate dePradt, autor de unas famosas Memorias histricassobre la Revolucin de Espaa, aseverando que, decuantos haban escrito en contra suya, nadie habaigualado la enemistad encarnizada y voluntaria

    con que le haba tratado y jams se haban estam-pado contra nadie injurias ms atroces como lasque este ex prelado haba expresado en su obra. Lopropio hace con el abate Muriel, cuyos escritos es-taban llenos, a su parecer, de cuentos y menti-ras. O con los ministros que le precedieron, comoel conde de Aranda, perdido por lo violento de sucarcter o por la fiereza de su amor propio. O elconde de Floridablanca, quien, en 1808, al frentede la Junta Central, lo trat de autor infame deun sinnmero de males, cuando, de este antiguoministro, de quin nunca fue enemigo tantos pa-rabienes haba recibido en el tiempo de su mando.

    Tal es la defensa de su poltica que, en sus Me-morias, presentaba en Pars Manuel Godoy, proscri-to en su patria, que en el exilio de Italia o de Fran-cia, una vez que murieron sus seores, vivi siem-pre con zozobra mientras reinaba su enemigo de-clarado, Fernando VII. En 1828, fallecida su mujer

    legtima, la condesa de Chinchn, se uni en ma-trimonio con Pepita Tud, regularizando una situa-cin que haba provocado tantos escndalos. Peropoco despus, sta no tard en abandonar al hom-bre casi septuagenario de quien haca cuarentaaos que era compaera. Godoy volvi a encontrar-se entonces, casi como al principio de su vida, enla miseria. Los pocos franceses que le saludabanen los aledaos del BulevarBeaumarchais, dondehabitaba, le llamaban monsieur Manuel.

    En esa poca es cuando se queja ante Lord Ho-lland, el nico amigo que le quedaba, al que le ha-ba pedido asilo en Inglaterra despus de encon-trarle en Verona, Roma y Pars. Entonces le informa

    del abandono de su mujer, PepitaTud, que le haba dejado solo a lavejez, guardndoselo todo, de talmanera que l se encuentra sumidoen la mayor miseria imaginable.

    Extrao hombre y extrao desti-no! concluye diciendo el lord. Sucaso parece propicio para servir detema de moral o de argumento no-velesco. Y aunque su verdaderaexistencia qued paralizada enmarzo de 1808, su sombra vivienteno pas a mejor vida hasta el 4 deoctubre de 1851. Sus restos repo-san en el cementerio parisino delPreLachaise, en el islote de losespaoles.

    8

    Tras el fallecimiento de su esposa, lacondesa de Chinchn, en 1828, Godoyse cas con Pepita Tud, su amantedurante treinta aos; sta le abandonya septuagenario, llevndose cuantotenan y dejndole en la miseria

    GodoyDF

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    Napolen en elConsejo de los 500,

    el 10 de noviembre

    de 1799. Ese da

    logr la disolucin

    de la Cmara y se

    alz con el

    Consulado,

    inaugurando su

    poder absoluto

    sobre Francia

    (detalle de una obra

    de Franois

    Bouchot, Museo del

    Palacio de

    Versalles).

    Retrato ecuestre del

    conde de Aranda,

    en una jarra de loza

    de Talavera de la

    Reina, de mediados

    del siglo XVIII

    (Museo de Cermica

    de Barcelona).

    cin. En cambio, Madrid, capital y corte, tena en-tonces 167.607 habitantes, 20.000 ms que en elao 1787, lo que indica que su crecimiento eraconstante, posiblemente debido a la emigracin delas poblaciones del centro hacia la capital. No eraGodoy acaso un emigrante distinguido?

    Los datos de riqueza territorial e industrial de Es-paa extrados del Censo de 1797, casi inexisten-tes en el de Floridablanca, permiten saber que lamayor parte de la poblacin viva a fines del sete-cientos del trabajo del campo: no menos del 70 porciento de la mano de obra se ocupaba en la agri-cultura y slo un 12 por ciento se consideraban fa-

    bricantes, artesanos y menestrales, aunque muchosde ellos cultivaban tambin la tierra. Las Adverten-cias del Censoanotaban, al respecto, la baxa con-siderable de la clase agricultora, y la alza de la deindustria. Pero no se trataba de una desacelera-cin del sector primario y de un crecimiento ines-perado del industrial, sino que debe atribuirse ahaberse contado en el ao de 1787 como labrado-res a muchos individuos que se ocupan en las fae-nas del campo dos o tres meses, y los restantes enlas artes, por cuya consideracin se han compre-hendido ahora en esta clase...

    As pues, a Godoy le correspondi gobernar unpas con evidentes sntomas de debilidad demogr-fica y todava alejado de cualquier viso de revolu-cin industrial. Su Censo le proporcion, sin duda,las claves para la realizacin de una poltica realis-ta. Pero la coyuntura internacional pudo ms quesus buenos deseos ilustrados.

    Frente a la Francia revolucionariaGodoy accedi al poder en un momento crtico.

    El abanico de problemas era muy variado: haba detomar una rpida y urgente decisin respecto a unenfrentamiento con la Francia revolucionaria; almismo tiempo, afrontar una crisis econmica pro-funda y grave, manifestada en el declive de la ac-tividad comercial y en la precariedad de la Ha-cienda; y, por ltimo, resolver, incluso de manerapersonal, el enfrentamiento entre reformismo y re-accin en todas las esferas de la vida poltica, so-cial e ideolgica. Lo ms urgente era resolver elenredo internacional.

    En los das 7 y 23 de marzo del ao 1793 seprodujo la recproca declaracin del estado de gue-

    rra entre Francia yEspaa. Era laculminacin de un

    proceso de contra-dicciones polti-cas, de recelos yde enfrentamien-tos que se inicia-ron en 1789 y quela ejecucin deLuis XVI aceler yprecipit. Antesde esa fecha lasrelaciones conFrancia no iban

    ms all del miedo y del recelo espaol antcurso que tomaban los acontecimientos, pero la ejecucin del Rey, en enero de 1793, la quedujo a tomar una posicin declaradamente hosblica frente a la Revolucin, cuando no exiscontenciosos territoriales que desencadenaranguerra. Fue el conde Aranda ya partidario de la guerra desde agosto de 1792 quien ms iny en tal decisin, aunque ms tarde dara maatrs, comprendiendo que sera intil, cara y ctraproducente para los intereses diplomticos panos. Sin embargo, la responsabilidad del drrollo y de las consecuencias del conflicto fuede Godoy ya duque de Alcudia y del Rey quapoy. En tan delicada situacin se hall el iperto favorito cuando accedi al Gobierno.

    La guerra comenz con seales favorables pEspaa. Las tropas mandadas por el general Anio Ricardos penetraron en Francia abril

    1793 llegando a las cercanas de Perpin, entanto se preparaba la defensa de la frontera vanavarra y aragonesa, a cuyos frentes se envia23.000 hombres. Al mismo tiempo, se establuna alianza militar con Inglaterra y se inici campaa propagandstica interior, fundada eimagen de la fuerza militar de Espaa y en lacesidad de luchar contra el rgimen poltico naca en el pas vecino, hasta ese momento aliay que se defina por ser antimonrquico y antirgioso. El conflicto se presentaba como una cruzy por eso la decisin de Godoy y de Carlos IV de

    DOSSIER

    Capitn general

    Antonio Ricardos, el

    nico jefe espaol

    que mantuvo la

    iniciativa en la

    guerra con la

    Convencin; sumuerte supuso un

    desastre para las

    armas espaolas

    (Goya, 1794,

    coleccin particular,

    Sevilla).

    Aunque no vayan firmadas por l, en las Adver-tencias Preliminares del Censo de 1797, publicadoen el ao 1801, ya declara Godoy que la ejecucin

    del recuento tiene como objeto la correccin de loserrores del anterior, mandado levantar por Florida-blanca en 1787, aunque el mtodo para su elabo-racin fuese muy semejante.

    Un censo mal valoradoEs asombroso el desprecio de muchos historia-

    dores por esas palabras y que se hayan limitado anegar fiabilidad al Censo porque las cuentas no lescuadran. Si crticos con este Censo, acusado de re-petir los datos de la estadstica anterior, hubiesenreparado en la confesin del propio Godoy, de queel Censo de 1787 necesitaba revisarse y mejorarse,se habra disipado un juicio apresurado sobre esafuente demogrfica y sobre su propio autor. Nadieha indicado que fue el mismo Godoy quien propu-so realizar, en el futuro, censos de poblacin cadadiez aos, de tal manera que con l hubiese co-menzado una era plenamente estadstica en el

    campo de la demografa. Por ltimo, atribuir a Eu-genio Larruga, tcnico de la Oficina del Censo, laautora del mismo, negndosela a Godoy, es invali-dar el oficio del poltico como creador y sobrevalo-rar la tarea del burcrata como ejecutor de rdenes.

    El Censo que ide y mand ejecutar Godoy seelabor en plena guerra con Gran Bretaa, cuandola administracin funcio-naba de un modo atrope-llado, y es posible que nopudiese proporcionar da-tos muy seguros y fiables.Pero se admite que conta-biliza a toda la poblacinsin excepciones, lo cualevita operaciones de extra-polacin y adicin innece-sarias e inconvenientes;incorpora informacin es-

    tadstica precisa sobre es-tablecimientos pblicos;clasifica a los censadospor ocupaciones y sectoresproductivos, mejorandosensiblemente los datosdel Censo de Floridablancay permitiendo estudiosbastante ms completosque cualquier otro recuen-to anterior sobre poblacinactiva.

    Godoy tena una gran fe en la estadstica comouna ciencia de futuro, una ciencia racionalista y co-rrectora de los defectos de la tradicin : La Esta-dstica de Espaa, la estadstica verdadera: he aquuna de mis grandes ansias desde el da en que en-tr al mando (Memorias, T.I, pg. 242). Son pala-bras que califican a Godoy como un ilustrado con-vencido y militante, un hombre de su tiempo, pre-ocupado por el bienestar del Estado.

    Las claves de la situacinLa cifra de poblacin que da el Censo de 1797

    es de 10.541.221 habitantes. Con relacin al

    Censo de Floridablanca, Espaa haba ganado po-co ms de 273.000 habitantes, es decir que elcrecimiento de ese perodo solo alcanz la mediaanual del 0,13 por ciento, muy inferior a la del si-glo (0,42 por ciento). Es posible, como admite elpropio Godoy en las Advertencias del Censo, quela operacin no presente un resultado completode la poblacin del Reino, pero eso se debera, se-gn su propio razonamiento y experiencia, a la in-sinceridad de los pueblos, temerosos de las ope-raciones censales por creerlas dirigidas a au-mentar sus contribuciones. Semejantes preocu-paciones desapareceran, contina Godoy, si loscensos se repitieran peridicamente y no con oca-sin de nuevas contribuciones, como hasta enton-ces se haba hecho. Tan convencido estaba de elloy tanta fe pona en las operaciones de estadsticademogrfica y social que, despus de aquella re-flexin, anunciaba la ejecucin de un nuevo m-

    todo de clculo demogrfico, basado en la conta-bilidad de las defunciones, nacimientos y casa-mientos, de las que hara responsable al Ministe-rio de Estado. Operaciones que seran muy tilespara valuar casi geomtricamente el total de lapoblacin del Reino... La propuesta de creacindel Registro Civil no poda ser ms inteligente,aunque tardara mucho en ponerse en marcha.

    Aceptando los datos del Censo a la baja, comohace su autor, se llega a estas conclusiones. Pri-mero, Espaa era un pas poco poblado a finalesdel siglo XVIII, menos que la vecina Francia, porejemplo; y, en determinadas regiones del centro(Aragn, La Mancha, gran parte de las dos Casti-llas), la despoblacin alcanzaba cotas alarmantes,con densidades por debajo de los 16 h/Km2. Por elcontrario, la distribucin en la periferia anunciacon nitidez la tendencia contempornea, pues lasdensidades duplican a las halladas en el centro;

    pero no toda la periferia observa idntico compor-tamiento: crecen Catalua, Valencia, Murcia y Gra-nada, que acaparan casi el 70 por ciento del au-mento de la poblacin respecto a 1787; disminuyesensiblemente la poblacin gallega, que pierde197.562 individuos, cuyo destino es fcil de supo-ner, y paradjicamente tambin se despueblan lasvillas de Guipzcoa. Aproximadamente, el 86 porciento de los espaoles viva en poblaciones de me-nos de 10.000 habitantes, lo cual significaba que,a las puertas del siglo XIX, exista un alto grado deruralizacin o, si se prefiere, una escasa urbaniza-

    10

    Nadie ha indicado que Godoy propuso

    realizar censos de poblacin cada diez

    aos, lo que hubiese comenzado una

    era plenamente estadstica en el

    campo de la demografa

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    FerdinandGuillemardet,

    embajador de

    Francia en Espaa

    (Goya, 1798-99,

    Museo del Louvre,

    Pars).

    la intervencin econmicabritnica en el imperio colo-nial espaol. As pues, conve-na anular a Inglaterra o in-cluso enemistarse con ella (yas se recoga en el artculoXVIII del Tratado) y slo lapoderosa Francia poda, puestambin estaba interesada enesa empresa, apoyar la estra-tegia diplomtica espaola.Para Godoy, el problema deri-vado de ese giro en la orien-

    tacin de la poltica exteriorconsista en la incompresinpopular de la medida y la ma-nifiesta oposicin de sus ene-migos polticos interiores.

    La formacin de la alianzamilitar contra Inglaterra, quese deduca de la letra delPacto, provoc los recelos deLondres y aument las ambi-ciones y las fuerzas napole-nicas. En los primeros dasde octubre de 1796, se rom-pieron las hostilidades conInglaterra segunda guerradel mandato de Godoy y seiniciaba un proceso de de-pendencia respecto a Franciaque, hasta 1808, orientara

    los destinos de la poltica exterior espaola deacuerdo con sus intereses, ya gobernase el Directo-rio, el Consulado y el Imperio. La Espaa de Godoyperda toda iniciativa en poltica exterior que estanto como decir que no tena poltica exterior ad-hirindose al viva quien vence, que revelaba supropia debilidad e insignificancia internacionales.

    La guerra contra Inglaterra constituy un desas-tre de magnitudes superiores al conflicto que se ha-ba mantenido con la Francia de la Convencin. Laguerra se desarroll en dos perodos separados poruna paz: 17961802 y 18041808. En la prime-ra fase los enfrentamientos anglohispanos resulta-ron nefastos para Espaa. En febrero de 1797 lamarina espaola fue derrotada por la inglesa man-dada por Nelson y Jerwis frente al cabo de San Vi-cente. A continuacin, los ingleses tomaron Trini-dad y establecieron en ella una base para sus ope-

    raciones en el Caribe, servira para interrumpitrfico entre Espaa y suslonias. Estos fracasos oblron al gobierno de Godoentablar negociaciones paz con Inglaterra, pese oposicin de Francia, quetirara su apoyo al ministinfluira en su cada, en mde 1798.Todo se redujo a una retirbreve y aparente, pues Go

    sigui contando con la vanza de los reyes y en fero de 1799 cada de Jllanos ya lo manejaba ten la Corte. La llegada alder en Francia de NapoBonaparte, inaugurandoConsulado, encumbr detivamente a Godoy, que restablecido en el podeinstancias del primer cen marzo de 1801. Se insificara, de ese modo, lapendencia espaola con pecto a Francia. Pero ade que Napolen lograrpoder, el apoyo prestadEspaa por el Directorio nlibr del ataque ingls a

    llorca, en noviembre de 1798, y la aisl an mde Inglaterra, Rusia, Npoles, Toscana, AustrPortugal.

    Napolen firm con Espaa el segundo Trade San Ildefonso, el 1 de octubre de 1801. Ese comprometa a crear en Italia el reino de Etrucon capital en Florencia, para el Duque de Pary obtena de Espaa la utilizacin de su armcon el fin de servir fines militares franceses: dbloquear la isla de Malta acosada por la marinaglesa y reembarcar al ejrcito francs de Egiptoenero de 1801, consigui Napolen la intervencmilitar de Espaa en Portugal, con el fin de qumonarqua lusitana rompiera su alianza con Interra. Para ejecutar sus propsitos, ante la retencia ofrecida por Carlos IV al que le unan lade sangre con la familia real portuguesa, Napolse granje la fidelidad de Godoy, ms atento a ambiciones personales que a las consecuencias

    plomticas de tal alianza. Convencido el Rey Godoy, declar la guerra a Portugal el 27 de febro de 1801. El Prncipe de la Paz reuni un ejto de 60.000 hombres para invadir Portugal en yo. La toma de Olivenza y de otras plazas fronzas oblig a Portugal a la firma de un armistque pona fin a la llamada Guerra de las NaranEl Tratado de Badajozestipulaba que Portugalrrara sus puertos a los barcos de guerra inglesceda Olivenza a Espaa. Carlos IV, por su partecomprometa a proteger la integridad territoriasitana. Por otro lado, Inglaterra firm el Tratad

    Godoy y la Guerra de las Naranjas

    S egn Prez Galds, tras su prrica victoria sobre los portugueses en 1801, "Elfavorito celebr sus soadas victorias con un festival teatral al que debi aque-lla guerra el nombre de Batalla de las Naranjas. Ustedes saben que los Reyes ha-ban acudido a la frontera. El favorito mand construir unas angarillas, que adorncon flores y ramajes, y sobre esta mquina hizo poner a la Reina, que fue tan chaba-canamente llevada en procesin ante las tropas, para recibir de manos del General-simo un ramo de naranjas, cogido en Elvas por nuestros soldados..."

    (BENITO PREZ GALDS,La Corte de Carlos IV, Editorial Hernando, Madrid, 1992).

    DOSSIER

    Arriba,vergonzosa

    rendicin del

    castillo de Figueras

    durante la guerra

    con la Convencin.

    Abajo, desastre de la

    flota espaola ante

    la flota inglesa en el

    cabo de San Vicente,

    el 14 de febrero de

    1797 (grabados del

    siglo XIX, por Serra,

    coleccin particular,

    Valencia).

    varla a cabo cont con el apoyo encendido del cle-ro, que llam desde los plpitos a luchar contra labarbarie regicida, en una guerra contrarrevolucio-naria, dirigida contra el Mal, encarnado en la Re-pblica francesa. La propaganda tena como misin

    disminuir la impopularidad de la guerra que, a pe-sar de lo dicho, pareca desprovista de razones,pues se trataba de intervenir en un pas que no ha-ba provocado las hostilidades y en un momento deespecial penuria para los contribuyentes.

    La guerra dur muy poco, ya fuera porque las ex-pectativas o los resultados que se pudiesen esperarno eran halageos o tiles, ya porque el dinero re-sultase escaso como haba previsto Aranda cuan-do planific la guerra o porque el enemigo estu-viese avisado de ello. Lo cierto es que, despus deque Francia invadiese el Pas Vasco conquistandoSan Sebastin en 1794, Bilbao y Vitoria en 1795y pusiera en peligro la integridad de Navarra y elAmpurdn, Manuel Godoy determin bajo su res-ponsabilidad firmar unilateralmente una paz en Ba-silea (22 de junio de 1795) con la nueva Repbli-ca, deseosa igualmente de la misma por razonesgeoestratgicas y econmicas.

    Por el tratado firmado y negociado entre ambaspartes, Carlos IV, a espaldas de las dems monar-quas europeas aliadas suyas durante la guerra, re-conoca oficialmente a la Repblica francesa y s-ta, a su vez, devolva los territorios ocupados du-rante la guerra. Adems, Espaa tuvo que entregara Francia su parte de la isla de Santo Domingo, co-mo pago e indemnizacin por los daos causadosdurante la guerra.

    A pesar de esta prdida colonial, y de la escasay efmera gloria alcanzada slo en los momentosiniciales del conflicto, el duque de Alcudia sali

    fortalecido con el tratado, pues consigui que Car-los IV no slo le mantuviera al frente del Gobiernosino que, adems, le concediera el ttulo de Prnci-pe de la Paz. Entre las consecuencias polticas in-mediatas del conflicto cabe destacar el destierrodecidido por el propio Godoy del conde de Aran-da, al que se responsabiliz de la guerra; la elimi-nacin de sus partidarios en la corte y la aparicinde las primeras manifestaciones de oposicin y deconspiracin contra el primer ministro, al que se-gn los mentideros polticos se le haba concedi-do un ttulo inmerecido y desproporcionado.

    Juguete de FranciaGodoy dio entonces un giro sorprendente a la po-ltica exterior espaola, reanudando la secularamistad con Francia, de tal modo que, en agosto de1796, estableca con el Directorio francs el Trata-do o Pacto de San Ildefonso. Las clusulas del Pac-to tenan carcter defensivo y ofensivo y en ellas seconcretaba la aportacin de cada uno de los dosEstados a la formacin de una fuerza militar co-mn, en el caso de ataque por un tercer pas.

    Qu motivos haba para cambiar cuando, mesesantes, la propaganda auspiciada por el valido invo-caba la desaparicin del rgimen poltico francs?.Por un lado, se intentaban proteger los intereses delos Borbones de Parma y de Npoles, en cuyos tro-nos se sentaban miembros de la familia; tras lascampaas victoriosas en Italia, era lgico tender unpuente con el Directorio francs que asegurara elstatu quo. Interesaba, en segundo lugar, el apoyo

    francs, porque si se optaba por la neutralidad enla poltica internacional del momento se facilitara

    12

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    Antonio Noriega

    Bada, tesorero

    general bajo la

    proteccin de

    Godoy (Goya, 1801,

    National Gallery of

    Art, coleccin

    Samuel H. Krees,

    Washington).

    LasMajas,

    representaciones de

    Pepita Tud,

    encargadas por

    Godoy (Goya, 1800,

    M. Prado, Madrid).

    mantena a flote la Hacienda. En efecto, el ataqueingls al comercio espaol con las Indias y el blo-queo del comercio peninsular durante la guerra,produjeron una consecuencia perversa : la dismi-nucin de los caudales procedentes de Amrica en-tre 1791 y 1807 y la reduccin de los ingresosaduaneros, que constituan un captulo trascenden-tal de las rentas ordinarias del Estado.

    Para compensar estas prdidas recaudatorias segrav al estamento eclesistico, a travs de unamayor participacin de Estado en las rentas deci-males el llamado noveno decimal extraordinariolo que equivali, entre 1788 y 1797, a un 5 por

    ciento de los ingresos totales de la Hacienda, por-centaje que aument hasta el 13 por ciento en elltimo perodo de gobierno de Godoy, entre 1803 y1807. As se explica su impopularidad entre el cle-ro e incluso su derrocamiento poltico.

    Por lo que respecta a los ingresos aduaneros, laevolucin fue negativa y drstica : la recaudacindurante el perodo 18011808 fue la mitad de loalcanzado en los aos anteriores al encumbramien-to de Godoy, lo que tambin explica el fracaso desu poltica belicista, aunque sta fue torpe.

    Godoy y las Majas

    G odoy era amante de Pepita Tud des-de 1796, pero en 1797, para mejo-rar su imagen pblica ante la Corte,la Iglesia y el pueblo, se cas con Mara Te-

    resa de Borbn y Vallabriga, condesa deChinchn (hija del infante Luis Antonio deBorbn y, por tanto, prima de Carlos IV).Pero no por eso abandon a su amante: se-gn cuenta Luis Alonso Tejada, Godoy en-carg a Goya, en 1800, que la retratara endos de sus cuadros, uno desnuda y otro ves-tida: lasMajas, obras que los ntimos del va-lido pudieron contemplar en su gabinete re-servado, junto con una coleccin de desnu-dos, entre los que se hallaba laVenus delEspejo, de Velzquez, y otra Venus de JacobJordaens, regalos de la duquesa de Alba aGodoy. Mucho trabajo tuvo en 1800 Goyacon el favorito, pues ese mismo ao retrata la condesa de Chinchn en un prodigiosoretrato que hoy se expone en los Uffizi deFlorencia.

    El pudor del favorito era tan escaso que

    cuando se cas con la condesa de Chinchnse llev a vivir a Pepita Tud a su palacio y enpblico se mostraba con ambas, escandali-zando, por ejemplo, a Jovellanos, que fue in-vitado por Godoy cuando le hizo ministro:"El prncipe nos llama a comer a su casa; va-mos mal vestidos. A su lado derecho, la prin-cesa; a la izquierda, en el costado, la PepitaTud. Este espectculo acab mi desconcier-to; mi alma no pudo sufrirlo; ni com, ni ha-bl, ni pudo sosegar mi espritu; hu de all".

    DOSSIER

    Arriba, Gaspar

    Melchor de

    Jovellanos, un

    ilustrado

    escandalizado por

    Godoy (Ignacio

    Surez Llanos,

    Ayuntamiento de

    Gijn).Abajo, centro,

    soldados de la

    infantera de

    marina, con

    uniforme de 1802

    (Museo Naval deMadrid).Abajo,

    derecha, alegora de

    la batalla de

    Trafalgar (La

    Ilustracin

    Espaola y

    Americana, 24-X-

    1873, coleccin

    particular, Madrid).

    Amiens con Francia (marzo de 1802), gracias alcual Espaa recobrara Menorca pero perdera defi-nitivamente a favor de Inglaterra la isla de Trinidad.

    Godoy naufraga en Trafalgar

    Pero la paz durara poco. En mayo de 1803,Francia arrastr al gobierno de Godoy a una nuevafase de confrontacin con Inglaterra, que no se ra-tific hasta 1805, pues Godoy se resista a entraren otra guerra que profundizara la debilidad espa-ola y pondra en entredicho su hacienda pblica.Sin embargo, en octubre de 1805, la flota fran-coespaola y la britnica se encontraron en el ca-bo de Trafalgar. La armada inglesa sali victoriosa,aunque perdi a su almirante Nelson. Para la ar-mada espaola la derrota fue terrible pues, ademsde la prdida de la mayora de la flota, pereci enla lucha lo ms granado de sus oficiales.

    La imagen de Godoy se deterioraba acelerada-mente. Slo poda recuperar el prestigio alindosede nuevo con un Napolen victorioso y eso fue loque hizo enviando un ejrcito de 14.000 soldadosa Alemania expedicin del marqus de la Roma-na para sumarse al bloqueo continental que Na-

    polen prepar contra la economa inglesa. La pro-mesa napolenica, que satisfaca las ambiciones ylos sueos de Godoy, consista en ofrecerle un rei-no y un trono : el Algarve portugus. Habra que li-quidar la monarqua de los Braganza, interviniendoen Portugal y apoyando la entrada del ejrcito im-perial. Los detalles se fijaron en el Tratado de Fon-tainebleaude 27 de octubre de 1807. Pero duran-te ese mes se estaba gestando la definitiva cadadel valido como consecuencia de las conspiracio-nes del Prncipe de Asturias contra Godoy y contrasu propio padre, Carlos IV.

    El estado lamentable en el que se encontraba laHacienda real era, probablemente, la muestra msrepresentativa de la coyuntura econmica de fina-les del siglo XVIII. Hacia 1808, cuando Godoy aca-baba de perder el gobierno de Espaa, la Haciendaestaba muy prxima a la bancarrota. Esa situacinestaba ntimamente asociada a la poltica exteriorbelicista, diseada por el inexperto Prncipe de laPaz desde que accediera al poder en 1792.

    La quiebra de la Hacienda realLa guerra contra Francia, iniciada en 1793, ini-

    ci el endeudamiento pblico progresivo. Para su-

    fragar los gastos del ejrcito y de la marina real, elministro de Hacienda, Diego de Gardoqui, recurri aemprstitos y propuso la emisin de ttulos de ladeuda pblica, los llamados vales reales, cuyoscompradores cobraran un inters anual del 4 porciento, permitindoseles utilizarlos como papel mo-neda. El propio Godoy, que alent la guerra, recono-ci en sus Memoriasque el conde de Aranda se re-fugi en la falta de liquidez para oponerse a la em-presa de combatir sin un motivo razonable. El dfi-cit de la Hacienda pblica en el ao 1796 no cons-titua, por lo tanto, una sorpresa para el favorito.

    De la misma manera se increment el dficit du-rante las guerras con Inglaterra (17961807). Pe-ro, en este caso, se iba a producir el colapso de laHacienda real no ya slo por la acumulacin delgasto o por la reduccin de los ingresos tributarios,sino por la ruptura del sistema colonial espaol que

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    Arriba, Manuel

    Godoy (Antonio

    Carnicero, Museo

    Romntico,

    Madrid). Derecha,

    Jos Moino, conde

    de Floridablanca,

    jefe delpartido

    golilla (C. Tinti,

    Roma, 1777,

    Biblioteca Nacional,

    Madrid).

    como supremos realizadores de los designios de laCorona, a la cual estaran estrechamente vincula-dos. No crean que la nobleza deba jugar un papelimportante en la poltica; por el contrario comohaca constar uno de sus integrantes, Cabarrsconsideraban que la nobleza haba sido siempre fu-nesta y destructiva del verdadero equilibrio poltico.

    El otro era el partido aragons, cuya cabeza in-discutible era el conde de Aranda, y que estaba in-tegrado por gentes que no eran nicamente arist-cratas, aunque fueran stos los que por su prestigioe influencia constituyeran la nota ms sobresalien-te y destacaran, en general, en el horizonte polticonacional e internacional. En el partido aragons no

    hay que ver, como han querido algunos, a unos tra-dicionalistas movidos por el viejo espritu foral re-primido por la poltica borbnica, ni a unos reac-cionarios que queran reconquistar para la noblezalos puestos rectores que otros le haban arrebatado.Aranda era un ilustrado, un esprit fortde la po-ca, que se carteaba con Voltaire, e incluso mante-na amistad con algunos de los ms destacados fi-lsofos de las Luces. Su Estado ideal hubiese sidouna monarqua equilibrada por contrapeso y asalvo de toda arbitrariedad, un poco al estilo de c-mo la conceba Montesquieu.

    Es importante recordar la existencia de ebandos polticos, porque ayuda a comprender jugaron un papel nada desdeable en el germenla oposicin poltica que afect la etapa en la Godoy ocup el poder. Oposicin que no hubieranido mayores consecuencias si la ideologa revcionaria, potenciada por los sucesos de Franciahubiese llegado a endurecer muchas posturas hta un radicalismo imprevisto en los programaslos respectivos partidos.

    Menos luzCuando estall la Revolucin francesa, Flor

    blanca temi las consecuencias que podra tenerepercusin en Espaa. Como ha sealado RichHerr, A pesar de lo mucho que crea en el progso ilustrado, no poda concebir que las riendasEstado estuviesen en manos que no fuesen lasrey y sus ministros. As, escriba a su embajaen Pars, Fernn Nuez,cuando le llegaron noti-cias de la toma de laBastilla: Aqu noqueremos ni tantaluz, ni sus conse-cuencias. Paraevitar el contagiocerr la fronterade los Pirineoscon su famosocordn sanita-rio, al tiempo que

    maniobraba en lascancilleras europeasy se pona en contactocon los realistas franceses.Todo ello explica que los nuevos dueos de latuacin en Francia hiciesen cuanto estuvo enmano para provocar su cada y lo consiguieron gcias a las presiones de su embajador en MadJean-Franois Bourgoing , porque Floridablancana en la Corte muchas antipatas, incluyenddel nuevo rey, Carlos IV.

    Era lgico que a Floridablanca le sucediese efe del partido opuesto, conde de Aranda. Aralleg al poder con ansias de reforma en absode revolucin, y con el deseo de reconciliarse la nueva Francia. Enseguida empezaron a comayor importancia los Consejos, en detrimentola Junta de Estado, y hasta se constituy, ctrascendental innovacin un Supremo Consejo

    Economa Poltica, dividido en tres Salas: Gob

    Francia hizo cuanto estuvo en su man

    para provocar la cada de

    Floridablanca y lo consigui gracias a

    las presiones de su embajador en

    Madrid

    Dos toreros de

    moda de poca de

    Godoy, Jos y Pedro

    Romero (Goya,

    Philadelphia

    Museum of Art,

    Filadelfia y Kimbell

    Art Museum, Fort

    Worth).

    Rafael Snchez Mantero

    Catedrtico de Historia ContemporneaUniversidad de Sevilla

    EL PERODO CORRESPONDIENTE AL REI-nado de Carlos IV tiene una gran impor-tancia desde el punto de vista de la histo-ria poltica por cuanto en l se perfilaron

    las fuerzas que desencadenaran poco ms tarde laRevolucin en Espaa. A partir de un momento de-terminado, esas fuerzas, cuya gnesis no resulta f-cil precisar, se polarizaron en un frente comn:contra el primer ministro Godoy.

    Manuel Godoy fue ganndose la enemistad demuchos sectores de la sociedad espaola que con-templaba atnita su meterica trayectoria polticadesde que lleg a la Corte procedente de tierras ex-tremeas. Ya fue motivo de escndalo su nombra-miento como Prncipe de la Paz, a raz de la firmade la Paz de Basilea, ttulo que nadie sin sangre re-

    al haba llevado en Castilla. Aos ms tarde, en1807, recibi el ttulo de Almirante, que le equi-paraba a la familia real por su tratamiento de Alte-za Serensima. Todo ello contribua a poner de ma-nifiesto su ilimitada ambicin, a suscitar las envi-dias y a acrecentar las filas de sus enemigos.

    Pero la oposicin a su poltica fue gestndosecasi desde el inicio de su valimiento. La Iglesia nolo miraba con simpata a causa de la legislacinque promovi sobre los bienes de las institucionesreligiosas, de los que se apropi el Estado para con-vertirlos en papel de la deuda. La no-bleza lo odiaba porque era un advenedi-zo que no tena reparo alguno en apartara los desafectos a su poltica. La bur-guesa se puso en frente del favorito porsu mala administracin: los gastos delas guerras y los dispendios de la Corterecaan en su mayor parte sobre las cor-

    poraciones artesanales, como los CincoGremios Mayores de Madrid, o sobre lascasas comerciales, arruinadas muchasde ellas por el descrdito en el que ca-yeron los vales reales.

    El pueblo se escandalizaba por suirreligiosidad y la liviandad de su vidaprivada, por sus riquezas y por algunasmedidas extraordinariamente impopula-res, como la supresin de la fiesta de lostoros en 1805. Adems, la subida de losprecios por encima de los salarios y el

    empeoramiento de la situacin de los ms deshere-dados, haca an ms escandalosa la riqueza de laque haca gala Godoy. En 1807 se le cedi la CasaPalacio de Buenavista, adquirida por medio millnde reales y se deca que sus ingresos ascendan a2.251.000 reales.

    No resulta extrao, por tanto, que frente a la om-nipotente y odiada figura fueran concitandose lasdiversas fuerzas de oposicin que cristalizaron envarias intentonas para derribarlo del poder.

    La formacin de los partidos polticos

    Se conoce la existencia de partidos y programas,aunque, naturalmente, en un sentido muy distintoal que tienen en los sistemas polticos contempor-neos. El origen de estos partidos hay que buscarloen el reinado de Carlos III. De una parte, se habaido configurando en la Corte el llamado partido go-lilla, encabezado por Floridablanca y formado porlos que defendan las prerrogativas de la toga y delpoder civil. Preconizaban una administracin racio-nalizada y fuertemente centralizada, cuyos smbo-los seran los secretarios de Despacho o ministros,

    16

    La oposicin polticaa Godoy

    Todos estaban contra el favorito,la nobleza, la Iglesia y el pueblo:por advenedizo, impo,esquilmador de sus rentas,

    impdico abusn de la confianzareal y hasta por prohibir lascorridas de toros...

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    Brigadier Alejandro

    Malaspina, famoso

    marino y frustrado

    aspirante a la

    Secetara de Marina,

    lo que, por

    despecho, le

    convirti en

    conspirador (Museo

    Naval, Madrid).

    febrero de 1795. Un maestro mallorqun, Juan Pi-cornell, acompaado de un grupo de pequeos in-telectuales preceptores, traductores de francspreparaban un levantamiento popular cuyos finesno aparecan del todo claros. Picornell haba sido elprototipo de miembro de las Sociedades Econmi-cas de Amigos del Pas, preocupado por mejorar laindustria y, sobre todo, el sistema educativo: habaideado un plan de enseanza capaz, segn l, de

    revolucionar la cultura de los espaoles y de trans-formarlos en los mejores ciudadanos. En prueba desu eficacia tuvo lugar una comentada sesin en laUniversidad de Salamanca, donde examin a su hi-jo Juan Antonio, de slo tres aos, en las discipli-nas humansticas de Religin, Geografa de Europae Historia de Espaa.

    El plan fue bien acogido en un principio por Flo-ridablanca, pero las alarmantes noticias que recibade Francia, le indujeron a pensar que aquel no erael momento oportuno para introducir innovaciones.Picornell se eterniz esperando, hasta hacerse unresentido, que de la revolucin cultural pas a la re-volucin poltica. Cuando reparta propaganda y di-nero con sus compinches para conseguir proslitos,fue delatado por dos de los iniciados. As acab lallamada Revolucin de San Blas y Picornell y suscuatro colaboradores fueron deportados a Amricatras un largo proceso.

    Qu se proponan realmente Picornell y sus se-guidores? Se trataba de iniciar una revolucin enEspaa, o simplemente de derribar a Godoy y al go-bierno? Su programa estaba resumido en un Mani-fiesto al Pueblo y en la Instruccin de lo que debeejecutar el Pueblo de Madrid en este da. En ellosse habla de una Junta Suprema legislativa, de laseparacin de poderes y de una Constitucin. Perose critica fuertemente al Gobierno y a las grandessumas derrochadas por el Estado para ...engran-decer y mantener a Godoy con un lujo superior a lasrentas del ms rico potentado.... Las autoridades

    de la poca acusaron a los conspiradores de reblicanismo, pero no pudieron probarlo.

    Gracias al estudio de Mara Jess Aguirrezse conocen otros detalles de la Revolucin de Blas. Lo ms interesante sera la declaracin decornell de que la Junta Suprema estara compta por el conde de Aranda, el duque de Almodel marqus de Colomera y otros personajes dnobleza y del ejrcito. La conspiracin adquiereun claro tono aragons, o del partido de la opcin, y uno de sus objetivos principales parece se centraba en el desplazamiento de Godoy.

    Ese mismo ao, el marino espaol de origen

    liano, Alejandro Malaspina, conspir contra Godespechado por no haber sido nombrado para opar la Secretara de Marina, puesto al que aspba. Sus ideas polticas se hallaban, al parecer, ca de las que preconizaba el partido arandino. laspina elabor un plan mediante el cual Godoyra exonerado del poder y en su lugar se establera un gobierno compuesto, entre otros personapor el duque de Alba, el conde de Revillagigedel propio Jovellanos. El plan de Malaspina fue dcubierto por Godoy antes de que llegase a los repor medio de algunas damas de la Corte y su auencarcelado y desterrado a Italia.

    La conjura de El EscorialLa inquina contra Godoy sigui aumentando

    los aos sucesivos y a comienzos del siglo XIX pez a dibujarse el partido fernandinocomo nufuerza de oposicin, a la que se arrimaron muc

    de los descontentos. En 1801, el heredero dCorona, futuro Fernando VII, contaba con dieciaos y, a pesar de los esfuerzos de Godoy pornarse su afecto, la incompatibilidad entre amera ya manifiesta. En la animosidad contra el do intervino decisivamente el preceptor del prpe, el cannigo Juan Escoiquiz, introducido e

    Corte precisamente por elltico extremeo. Pues bya en 1803 y 1804 hubomores de un plan para cbiar a Carlos IV por FernaVII, que para unos sera splemente la forma de cama Godoy y, para otros, la pbilidad de establecer imtantes cambios polticos.Pero la primera maniobraeste tipo de la que hay d

    concretos fue la de El Escoen 1807. Siempre se ledado a esta conjura el cater de una trama puramecortesana, como una conftacin entre el padre y el halentada a lo sumo por penas del propio servicio pciego, como el cannigo coiquiz, y provocada poentreguismo de Godoy aNapolen. Carlos Corona p

    Godoy y los Caprichosde Goya

    G oya public sus Caprichos hace dos siglos, en febrero de 1799, y slo los tu-vo a la venta dos das" se despacharon 27 libros", a una onza de oro cada uno,pues ces el ilustrado Saavedra como primer secretario de Estado y debieronavisar al artista de que la Inquisicin se estaba moviendo para procesarle por el con-tenido de la obra. Mal lo hubiera pasado el pintor de no haber contado con el apo-yo de Godoy, que estuvo muy relacionado con los Caprichos, primero impulsando suejecucin en 1797/98 en sus Memorias resalta que bajo su proteccin se hicieron"las ochenta estampas de bellos caprichos de don Francisco de Goya"; segundo, pa-rando al represor ministro de Gracia y Justicia, Caballero, y a la Inquisicin, que tra-taban de procesar al artista... Recurdese que Godoy le deba a Goya algunos favo-

    res, como la realizacin de las Majas (1800) y su retrato de la Guerra de las Na-ranjas (1801).Bien pudo ser Godoy quien ide la solucin de que el pintor pusiera los Capri-

    chos bajo proteccin del propio Rey, entregndolos a la Calcografa Real en 1803, acambio de una pensin vitalicia de 12.000 reales para su hijo... Goya se quej amar-gamente muchas veces de que su obra no pudiera conocerse la segunda edicinapareci en 1855 pero los inquisidores le dejaron en paz y aquella pensin com-pensaba el beneficio que el pintor hubiera podido obtener por sus Caprichos.

    Izquierda, Aranda,

    jefe delpartido

    aragons. Arriba,

    ascensin en globo

    de Lunardi ante el

    Palacio Real.

    no, Justicia e Iniciativas y Proyectos. Quin no veen estas tres salas un recuerdo de la triple divisinde poderes teorizada por Montesquieu: Ejecutivo,Judicial y Legislativo? Tal vez Aranda pensaba, co-mo ms tarde Canning, que la poltica es el artede hacer reformas para evitar revoluciones y nadaimpide pensar que acertaba. Pero sus medidas pa-recieron peligrosas en un momento tan delicado: laradicalizacin de los sucesos en Francia, con elasalto a las Tulleras y la prisin de Luis XVI, hicie-ron pensar a Carlos IV que la oportunidad no era lams adecuada para realizar ensayos.

    La oposicin antigodoystaAranda cay acusado, poco menos que de revo-lucionario y de discpulo de la escuela jacobina yfue sustituido por el joven Manuel Godoy. Desdenoviembre de 1792 en que se oper la sustitucin,la inquina de Aranda y de los aragonesescontra elomnipotente valido no se extingui ya. Aquel mis-mo ao parece que hubo en el Consejo una conju-ra antigodoysta, que el poltico extremeo consi-gui sortear; pero las asechanzas no cesaron ni si-quiera con el destierro de Aranda en 1794. El par-tido aragons, convertido en el partido de la oposi-cinse encarg de zancadillear por todos los me-dios al joven valido y, adems, se fue constituyen-do en una fuerza posible de la revolucin espaola.

    Hasta qu punto sufri este partido una verda-dera metamorfosis, abandonando el viejo programa

    de Aranda por otros ms radi-cales, es cuestin mal cono-

    cida, pero lo cierto es que elviejo partido aragonsdej deformar parte del rgimen paraconvertirse en su enemigo.Su enemistad era comparti-da, adems, por los elemen-tos ms avanzados de la Ilus-tracin, cada vez ms lejos delas directrices marcadas porla poltica carolina. Como ha

    sealado Richard Herr, En 1788 el Gobierno ha-ba sido ilustrado y haba contado con el apoyo delos progresivos. En 1793, 1795 1797, apenas siera menos ilustrado, pero haba perdido ese apoyo.La Revolucin haba trado a la catlica Espaa losalbores de una nueva era. El programa de este gru-po consista tanto en lograr la cada de Godoy y detodo su equipo, como en transformar la maquinariadel Estado, sustituyendo incluso a Carlos IV por su

    sucesor, como se haba de intentar en la conjuradel Escorial o en el motn de Aranjuez.Con todo, las noticias disponibles sobre algunos

    de estos hechos son fragmentarias, lejanas y vagas,puesto que no se sabe muy bien si sus objetivoseran a favor de la Revolucin o en contra del odia-do Manuel Godoy. Ni las autoridades de la pocapodan llegar muy lejos en sus averiguaciones, nilos historiadores de hoy tienen a su disposicin ele-mentos de juicio definitivos. Sin embargo se danalgunos episodios significativos en los que apareceGodoy como centro de la protesta.

    El motn del globoUn episodio que, quizs por su carcter anecd-

    tico, ha sido relegado por la historiografa es el co-nocido como el incidente del globo. En l se pro-dujo uno de los primeros ataques a Godoy, aunquefue dbil y despert poco eco. En 1792 se elev enEspaa el primer globo tipo Montgolfier, tripulado.El pasajero fue el italiano Lunardi, quien llev a ca-bo una demostracin pblica en 1793, delante del

    Palacio Real, en presencia de los reyes y del inevi-table Godoy. Cuando comenz a elevarse surgieronde entre el pblico, que se agolpaba para presen-ciar el acontecimiento, gritos subversivos, quizcon el intento de transformar la fiesta en un motn.Pero no lo consiguieron, aunque pudieron escaparde la persecucin de los alguaciles. Qu se pre-tenda? Llamar la atencin de Carlos IV sobre losmales que padeca el pas? Simplemente derribar aGodoy? Los sntomas de un ataque contra el rgi-men, aunque tmidos, ya se dejaban notar.

    Ms serio parece haber sido el intento del 3 de

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    Motn de Aranjuez,

    un estallido popular

    de clera slo en

    apariencia: fue

    organizado y

    pagado por los

    enemigos de Godoy

    para derribarlo.

    de los supuestos aliados, los franceses. Godoy pro-puso el viaje a Sevilla y Cdiz, para desde all em-barcar con rumbo a Amrica. El pueblo de Aran-juez, indignado por tanta cobarda, se levant apo-derndose de la persona del valido y forz la abdi-cacin de Carlos IV, que renunci en su hijo Fer-nando VII. Esta versin tradicional, ha sido matiza-da por el historiador Mart Gilabert, quien ha pues-to en claro muchos aspectos desconocidos o des-cuidados por la historiografa. Tngase en cuentaahora la sustitucin de la Guardia de Palacio, con

    la llegada de un nuevo regimiento procedente deMadrid, justo horas antes del motn; los carruajesalquilados en la Corte que llevaron al Real Sitio alas personas que haban de iniciar el gritero; el re-parto de dinero que se hizo la noche anterior parala recluta de protestatarios, y la presencia entre s-tos, como principal animador, del To Pedro, queresult ser el conde de Montijo.

    La indignacin popular contra Godoy era un he-cho cierto, y no necesitaron excesivos esfuerzos losorganizadores; pero no fue una sublevacin espon-tnea, sino un golpe encauzado y estimulado hasta

    conseguir sus fines. La nobleza descontenta pacin y orquest el motn de Aranjuez y logr asu objetivo inmediato.

    En un principio se crey que Godoy haba hcon destino a Andaluca, cuando advirti los meros movimientos en la noche del 17 de marz1808. Sin embargo, fue descubierto en la madel da 19 en su propia casa. Se haba encerren una buhardilla, ocultndose entre varios rode alfombras y esteras. El mismo Prncipe de Arias tuvo que tranquilizar al pueblo y Godoy paser custodiado en el cuartel de la Guardia de Copara evitar que el pueblo se ensaase con l.

    saparecido de la escena Godoy, Carlos IV no psostenerse en el trono.Por primera vez en la Historia de Espaa, un

    era destronado por su propio hijo. Fernando VIDeseado cea la corona y la oposicin pasabocupar el poder. Pero no pudo disfrutarlo por cho tiempo, puesto que las tropas francesas habdejado ya claras las intenciones de Napolenprescindir de los Borbones. Godoy salv la vida cias a que Napolon quiso tenerlo en Francia yvi en el destierro hasta su muerte, el 4 de octude 1851, ms de la mitad de su existencia. Unnal triste y prolongado para quien lo haba sidodo en la Espaa de Carlos IV.

    Para saber ms

    AYMES, J.R. (ed.), Espaa y la Revolucin francesa, Barcelona, 1989.

    BULLN DE MENDOZA, A.,Manuel Godoy, Prnc

    pe de la Paz, Badajoz, 1968.CORONA BARATECH, C., Revolucin y reaccin etiempos de Carlos IV, Madrid, 1957.CORONA BARATECH, C., Las ideas polticas en ereinado de Carlos IV, Madrid, 1954.CHASTENET, J., Godoy y la Espaa de Goya, Bacelona, 1963GODOY, M., Memorias, Editorial Atlas, Madrid1965.GONZLEZ SANTOS, L., Godoy. Principe de la Pazsiervo de la guerra, Madrid, 1985.HERR, R., Espaa y la Revolucin del siglo XVIIMadrid, 1971.LA PARRA LPEZ, E., La alianza de Godoy con lorevolucionarios. Espaa y Francia a finales del sig

    XVIII, Madrid, 1993.MADOL, H.R., Godoy, el primer dictador de nuestrtiempo, Madrid, 1966.

    MART GILABERT, F.,El proceso de El Escoria

    Pamplona, 1965.MART GILABERT, F., El motn de Aranjuez, Pamplona, 1972.SECO SERRANO, C. (editor), Memorias del Prncpe de la Paz, 2 vols, Madrid, 1956.SECO SERRANO, C., Godoy. El hombre y el poltco, Madrid, 1978.VALDEOMAR, MARQUS DE, El partido fernandno y la masonera: Godoy un hombre mquina, Madrid, 1974.

    GodoyDF

    Calos IV, protector y

    amigo de Godoy,

    opt por dimitir

    tras la cada del

    valido (Goya, Museo

    del Prado, Madrid).

    de relieve la importante presencia en la trama devarios miembros de la nobleza, de los cuales el msdecidido era el conde de Montijo (antes, conde deTeba), sucesor de Aranda en la jefatura del partido.Mart Gilabert, que ha estudiado el proceso, creeque no fue ms que una operacin calumniosa con-tra el Prncipe de Asturias, y que no hubo conjurasino en la malignidad de Godoy. La comedia prepa-rada por el Prncipe de la Paz fue contraproducen-te, puesto que provoc la indignacinde muchos, sirvi para aumentar suexaltacin y los dispuso en definitivaa llevar a cabo la revolucin. Mart Gi-labert ve en el proceso de El Escorial

    el comienzo del triste desenlace delreinado de Carlos IV.

    El motn de AranjuezEl descubrimiento de la trama de-

    j las cosas como estaban hasta quealgunos meses ms tarde triunfase elmotn de Aranjuez. Sin embargo, esosmeses entre los dos incidentes cons-tituyen para Carlos Seco la etapa msamarga en toda la larga vida de Go-doy. Todos, y por mltiples motivos,se volvan en aquellos momentos con-tra l: ... los nobles humillados tan-to tiempo por la imposicin de un ad-venedizo aupado con malas artes has-ta el trono; los ricos, porque a la horade repartir las cargas econmicas sinrespetar privilegios ni apellidos, haba

    hecho recaer el peso de las exigen-cias fiscales sobre los poderosos, pa-ra desahogar a los humildes a lo lar-go de una crisis constante; la Iglesiaporque os enfrentarse con el SantoOficio, porque habl de reformas fis-cales en algunos sectores del clero, yporque, siquiera fuese de acuerdocon el Papa, haba intentado alterarsus privilegios econmicos; el pueblo,en fin, porque se lo presentaban co-mo un desenfrenado hereje, que tras

    someter a su voluntad a un viejo y dbil monarca ymanchar el trono con su impudicia, an pretendaarrebatarselo al legtimo heredero y deseado rey, aljoven Fernando...

    Toda esa oposicin vio por fin realizado su deseode desplazar del poder a Godoy con el triunfo delmotn de Aranjuez. Los hechos sucedieron as: lafamilia real haba huido a Aranjuez ante las alar-mantes noticias que llegaban sobre las intenciones

    20

    La conspiracin de El Escorial

    E l Prncipe de Asturias, futuro Fernando VII, aquel ser "tonto y ocio-so, mentiroso, envilecido y solapado", segn deca de l su suegra,Carolina de Npoles, odiaba a Godoy, supuesto amante de su madrey favorito de su padre. Tal sentimiento fue cuidadosamente cultivado porlos enemigos del valido, sobre todo, los duques del Infantado y de San Car-los y el cannigo Escoiquiz, que formaron una camarilla en perpetua cons-piracin contra Godoy. ste les corresponda con un estrecho espionaje ycon la marginacin poltica.

    En 1807, a los 23 aos, enviud el prncipe de su primera esposa y sele buscaba mujer. Como la poltica exterior de Godoy se basaba en las

    alianzas con Napolen Bonaparte, Fernando y sus consejeros decidieronsegarle la hierba bajo los pies al valido, y pidieron secretamente al empe-rador francs que le buscase novia en su familia.

    Bien por una delacin, bien porque lo descubriera el espionaje de Go-doy, ste se enter de la maniobra y, probablemente, invent una conspi-racin para terminar con la camarilla del Prncipe. El 27 de octubre de1807, apareci en la mesa del Rey una nota en la que se acusaba al prn-cipe Fernando de tramar su derrocamiento: "La corona de V.M. peligra; laReina Mara Luisa corre el riesgo de ser envenenada", deca literalmente elmensaje.

    El Rey orden el registro de las habitaciones de su hijo y apareci la co-rrespondencia con Napolen. El Prncipe fue arrestado. Y aquel intrigantecorri a pedir perdn a sus padres y a denunciar a sus cmplices. Para los

    duques de San Carlos y del Infantado y para el cannigo Escoiquiz se pidila pena de muerte, pero la presin popular logr sus absolucin.

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