La Banda de Música de Benavente

1851 - 2011

CIENTO SESENTA AÑOS DE ACTIVIDAD MUSICAL EN BENAVENTE

Documento fundacional de la Academia y Banda de Música Municipal de Benavente. Año 1851.

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Presentación

La Banda de Música de Benavente vive un año de conmemoraciones. Está de enho-rabuena, pues se cumple el 160 aniversario de la actividad bandística en nuestra

localidad y esto es causa de satisfacción para todos. Diversos y variados son los actos dirigidos a hacer partícipes a todos y a dejar testimonio de esta efemérides, entre los que queremos destacar una exposición conmemorativa, conciertos, homenajes, etc., que tienen como motivo o hilo conductor la Música y, especialmente, las bandas de música municipales y particulares que existieron en nuestra ciudad, con su proble-mática, pasado y futuro.

Además se reparó en que la ocasión era apropiada para realizar una publicación en la que se hiciese partícipe a todos los ciudadanos de este acontecimiento o celebra-ción, llevando a cabo un breve recorrido por la historia de esta agrupación musical, tan cercana y ya tan indisolublemente unida a nuestra ciudad. En las siguientes páginas podemos encontrar algunas referencias a todo aquello que tuvo que ver en el pasado con el mundo musical en Benavente, como son las informaciones de las diversas agrupaciones musicales que existieron. Nos acercaremos así a los primeros intentos de bandas municipales que desde mediados del siglo XIX contaron con el apoyo de la Corporación, o los grupos que nacieron gracias al entusiasmo de muchos que sabían de la eficiencia de la Música en la educación y formación de los seres hu-manos. En fin, que lo que hoy podemos disfrutar, con sincero orgullo, es consecuen-cia de la decisión empeño o tenacidad, voluntad, esfuerzo y sensibilidad de muchos ciudadanos que nos precedieron, y a los que con estas líneas queremos testimoniarles nuestro más abierto agradecimiento.

La Academia y Banda Municipal de Benavente se crearon en torno a 1851, si bien la primera, según las informaciones disponibles, debió ponerse en marcha unos años antes. Desde aquel momento han sido muchos los músicos y directores que han formado parte de la misma. El Ayuntamiento de la ciudad intenta que esta destaca-da y valiosa tradición musical siga siendo reconocida y valorada día a día, pues es consciente de que constituye un componente imprescindible para que las próximas generaciones de benaventanos se formen en esta materia artística. De esta forma, todos seremos recompensados y, trascurrido el tiempo, podremos echar una mirada hacia atrás satisfechos por la labor desarrollada en beneficio de la actividad musical.

Saturnino Mañanes GarcíaAlcalde de Benavente

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La Banda de Música de Benavente, pasado y presente

unas formaciones musicales que sirvan a las necesidades munici-pales o locales que a las altas mi-ras puramente educativas, forma-tivas o sociales.

Indudablemente, no tratamos de ofrecer en estas páginas una historia de la música en Benaven-te, ni tan siquiera de sus bandas y agrupaciones musicales, sino tan sólo trazar unas pinceladas a modo de recorrido histórico -fun-damentalmente desde la segunda mitad del siglo XIX hasta la actua-lidad- que nos permita saber algo más de nuestra banda de música, incorporando también referencias a otras agrupaciones contemporá-neas que han concurrido en nues-tra localidad y el clima musical de cada periodo. Para ello considera-mos interesante que este, a todas luces insuficiente, relato que aquí ofrecemos sobre la historia de la banda municipal de música se ini-cie con la narración sucinta de los antecedentes musicales de la villa, y en lo relativo a la Banda Munici-pal de Música se remonte a las pri-meras tentativas en este sentido y a la creación de la Escuela, luego Academia de Música Municipal, pieza fundamental de esta historia donde se formaban los que habían de ser sus componentes.

El factor determinante de esta publicación que no es otro que

Aunque su relevancia, inci-dencia y reconocimiento so-

cial ha sido muy diferente en las distintas épocas y lugares, es algo bien aceptado que la Música es un componente básico en la educa-ción o formación del ser humano, además de una parte esencial de la cultura de un pueblo. También es indiscutible que ha sido la ins-trucción y enseñanza musical el factor que ha propiciado su arrai-go y, consecuentemente, su desa-rrollo y expansión. Benavente no ha sido un caso muy diferente al de otras poblaciones del contexto regional y, en este sentido, el es-tudio y fomento de la música no ha tenido en su conjunto mayor atención cuidado y consideración oficial o particular reconocimiento que otras expresiones culturales. Si bien, todo hay que decirlo, la atención prestada a esta faceta cultural ha obedecido casi siem-pre más al interés por contar con

el de dar a conocer y dejar cons-tancia de esta efemérides nos ha condicionado, sobre todo por li-mitaciones de espacio, a centrar nuestra exposición sobre todo en aquellos primeros tiempos de la formación musical y de la ense-ñanza de la música, es decir de la Banda de Música y de la Escuela, más tarde denominada Academia de Música. Las actas capitulares del ayuntamiento han constitui-do, por un lado, un primer puntal de información, si bien las refe-rencias musicales son bastante desiguales e imprecisas en buena

parte del siglo XIX y XX. En mu-chas ocasiones a penas se daban cuenta de nombramientos, ceses o de miembros que integraban estas agrupaciones musicales, lo que nos hubiera permitido seguir con mayor claridad el devenir de las mismas a lo largo del tiempo. Avanzado el siglo XX hemos su-mado a esta imprescindible fuente datos extraídos de la prensa, com-pletados más recientemente con recuerdos de personas vinculadas al fenómeno musical en nuestra ciudad. Finalmente, queremos y esperamos que estas líneas, aun-que incompletas en lo que a la historia de la Banda de Música de Benavente y la actividad musical y bandística en Benavente se refie-re, despierten interés no sólo para quienes han tenido en la música una de sus grandes aficiones o pa-siones, o para los que están o han estado vinculados a esta agrupa-ción musical en algún momento de su vida, sino también para los que desean conocer algo más del pasado y presente de su ciudad.

Castillo de Benavente por W. Bradford (1809)

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Benavente ha contado desde muy antiguo con una gran variedad

de expresiones culturales, muchas de las cuales se han desarrollado en el campo musical. Durante siglos la música en Benavente y estas mani-festaciones musicales se circunscri-ben a la vida cortesana de la peque-ña corte condal en el castillo-palacio de los Pimentel, a la música religio-sa de los templos, conventos y capi-llas de los hospitales benaventanos, y a la actividad social desarrollada en las calles principalmente en for-ma de cortejos procesionales y cele-braciones festivas. La música era el elemento del que se hacía acompa-ñar el ayuntamiento para transmitir boato y realce de cuantas funciones religiosas o civiles participaba o asistía. Así, en ocasiones para so-lemnizar diversos actos, la villa dis-ponía de un grupo de músicos que formaban el cortejo de la autoridad

Antecedentes y tradición musical en Benavente

municipal desde la Edad Media. Las trompetas y los atabales o tambores formaban parte de estos cortejos que en ocasiones solemnes acom-pañaban al séquito de las autorida-des del concejo o ayuntamiento. En ocasiones especiales el Concejo pa-gaba los servicios de agrupaciones de ministriles, los cuales cumplían una función más lúdica y de ocio dirigida a los ciudadanos, especial-mente en determinadas festivida-des como el Corpus Christi.

Por otra parte la educación musical ocupó un lugar destacado dentro del ámbito de la instruc-ción pública local dentro de las en-señanzas tuteladas y subvenciona-das por el Consistorio municipal. En cuanto a la formación musical, se canalizaba por medio de las enseñanzas del maestro de canto que contrataba el Ayuntamiento, y las enseñanzas que se impartían en los conventos benaventanos particularmente de Santo Domin-go y de San Jerónimo, situado este último a extramuros de la villa, y donde se impartían entre otras enseñanzas las disciplinas de Ar-tes. En el siglo XVI y XVII, según revelan las actas municipales, el Concejo benaventano sostenía un maestro de canto nombrado por parte de las autoridades, que se encargaba de formar a los niños de coro o niños cantores.

Pergaminos musicales reutilizados como cubiertas en libros municipales del siglo XVI (Archivo Municipal de Benavente)

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En lo referente a la vida musi-cal que se desarrolla en el castillo-palacio de los Pimentel, los cro-nistas y viajeros que pasaron por el castillo a lo largo de su historia, nos ofrecen en muchas ocasiones descripción de sus dependencias y de la vida en el mismo, relatando las fiestas que tenían lugar en él, principalmente con motivo de la estancia de personajes ilustres, y donde no faltaban la música y las danzas cortesanas. Según señalan los inventarios de los bienes de la fortaleza se constata la existencia entre sus pertenencias de tambo-res y atabales. Se recogen además numerosas noticias de las fiestas y veladas que tuvieron lugar en el mismo. Así, destacan, las aconte-cidas durante las visitas llevadas a cabo por diferentes monarcas y príncipes desde el siglo XV al si-glo XVIII. La fortaleza o castillo-palacio disponía además de su propia capilla u oratorio, en el que poder celebrar toda clase de fun-ciones solemnes con acompaña-miento musical. Entre los criados que estuvieron al servicio de Don Rodrigo Alonso Pimentel y Don

Alonso Pimentel, IV y V condes de Benavente, se encontraba un destacado grupo de músicos. En época del V conde, en 1499, la Casa de Benavente contaba con una ca-pilla, un grupo de seis cantores, tres niños de coro, dos capellanes, un organista, un arpista, cuatro ministriles y dos sacabuches. Esta dotación musical se completaba con un conjunto de “músicos he-ráldicos” formados por siete trom-petas y dos atabales, en sus cam-pañas militares, y participaban en los actos representativos. El sexto titular de la Casa, don Antonio Al-fonso Pimentel (1514-1575) tuvo a su servicio una pequeña capilla de músicos esclavos, de raza negra o morena, que había comprado en Lisboa. En un inventario realiza-do en 1655, permanecían aún en la fortaleza de Benavente dos cajas de órganos y un manicordio des-compuesto, que dan fe de la acti-vidad musical cortesana al menos

Músicos y danzantes en la procesión del Corpus

Comitiva de la procesión del Corpus

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hasta avanzado el siglo XVII. Los músicos formaban un conjunto o capilla autónoma de tres o cuatro voces, y dos instrumentos de vien-to capacitada para la interpreta-ción de gran parte del repertorio polifónico de la época.

En cuanto a la música religio-sa desarrollada en la villa sobre-salían los organistas o maestros de órgano. La mayor parte de los templos benaventanos disponían de sendos órganos musicales, al igual que los conventos y monas-terios existentes en la misma. Los conventos benaventanos de San Francisco y Santo Domingo, por ejemplo, disponían en sus gran-des capillas de magníficos órga-nos. El convento de San Francis-co, donde los Pimentel tenían su panteón familiar, disponía en el coro de un gran órgano con 32 re-gistros y cuatro fuelles. De igual manera el Hospital de la Piedad contaba con plaza de maestro organista, bien dotada económi-camente y regulada, según rezan sus estatutos o reglamentos y testimonian las cuentas de esta fundación. También ha quedado constancia de ello en los vecin-darios y padrones municipales, figurando entre los vecinos, mi-nistriles o músicos y organistas. A comienzos del siglo XVI ya se tie-ne noticia del traslado del órgano portátil o móvil de que disponía el Ayuntamiento en el oratorio de sus Casas del Concejo, con el fin de solemnizar determinadas fun-ciones que tenían lugar en Santa María del Azogue y a las que asis-tían los regidores.

La función principal de los músicos al servicio del Concejo consistía en, asistir en nombre de la villa a las ceremonias reli-giosas u otros actos públicos, in-terpretando su música, al recibir y despedir al Regimiento o ayun-tamiento, particularmente con motivo de las celebraciones, ma-nifestaciones de júbilo y visitas Reales, condales o de personajes

Órgano de la Iglesia de Santa María del Azogue

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ilustres. En cuanto a los instru-mentos musicales utilizados en dichas funciones, éstos, consistían en tres chirimías (flautas dulces) y un sacabuche (trombón de varas). Además de este cuerpo de minis-triles, también disponía el Concejo de clarineros, empleados públicos, que formaban parte del cortejo re-presentativo de la Ciudad cuando éste acudía a algunos ceremonia-les como el Corpus.

Generalmente la música servía para solemnizar nacimientos, bo-das, exequias Condales y Reales, etc., solía estar a cargo de organis-tas de los diferentes templos, mo-nasterios y hospitales de la villa, quienes se acompañaban con co-ros para estas ceremonias religio-sas. Junto a la música sacra ejecu-tada en el interior de los templos, de carácter más intimista o de exaltación jubilosa para profundi-zar en el sentimiento religioso, el acompañamiento musical de otras manifestaciones más populares y festivas, desarrolladas en calles y plazas fue igualmente importante. Así sucedía, por ejemplo, cuan-do se celebraban proclamaciones Reales, victorias militares, carna-val, verbenas, fin de desgracias (guerras, epidemias, etc.), consti-tuyendo la parte musical un nece-sario complemento de estas fun-ciones cívicas a las que el pueblo asistía con enorme júbilo. El lugar más usual para festejar estos po-pulares “regocijos”, iniciados con un repique de campanas, era la plaza de Santa María y el corrillo de San Nicolás, donde se situa-ban las Casas del Concejo y tenían

lugar los espectáculos públicos, como los autos sacramentales que se organizaban con motivo de la festividad del Corpus. Señalándo-se mediante bandos el desarrollo de los mismos o, incluso, el aspec-to de las fachadas de las casas, que debían estar adornadas con re-posteros, colgaduras e iluminadas por las noches. Precisamente las luminarias, que frecuentemente se ponían con motivo de diversas fiestas y celebraciones en la torre de la iglesia de Santa María del Azogue, para iluminar su célebre reloj y cuyas campanas debían to-car a la suelta, sufrirían un apara-toso incendio el día 12 de Mayo de 1738 que afectaría seriamente al mencionado artilugio.

Castillo de Benavente en 1854 (Foto Ch. Clifford. Archivo Municipal

de Benavente)

A tener presente en lo que se refiere a la música es el hecho, en lo que se circunscribe a nuestra localidad, de la existencia de cuer-pos militares que durante siglos y desde la Edad Media han tenido asiento en Benavente. Su natura-leza y composición ha sido muy diferente y variada a lo largo de los tiempos, desde las mesnadas

reales y condales, pasando por los regimientos acuartelados en la vi-lla en diferentes momentos de su historia, como fue por ejemplo, el Regimiento de Remonta de Ara-gón o las agrupaciones o comités de carácter civil pero militarizados del siglo XIX, como fueron los Vo-luntarios Realistas o las llamadas Milicias Nacionales.

Con respecto a la denomina-ción que se les da, es indudable, si analizamos el nombre de estas agrupaciones o acompañamientos musicales su origen. Así nos en-contramos con que precisamente la palabra banda tiene un origen

militar, ya que desde el punto de vista histórico y etimológico (band, en inglés; bande, en francés) su significado es: faja, fleje, lazo, unión. Comenzándose a aplicarse en todos estos idiomas para desig-nar, a partir del siglo XVII, al gru-po de músicos o soldados que, con instrumentos musicales (de viento y percusión) debían cumplir la mi-sión de enardecer y redoblar con sus sonidos y ritmos, el ánimo de los combatientes. La banda venía a cumplir la función de enlace y coordinación de los movimientos de las tropas.

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Acompañamiento musical de una procesión

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La dotación por el ayuntamien-to de una escuela Municipal

de Música para impartir gratuita-mente esta clase de enseñanza a los niños, adolescentes y jóvenes de las capas más desfavorecidas de la villa, desde mediados del siglo XIX (en torno a 1848-1851), propició en gran medida un am-biente que favorecería el arraigo musical. El objetivo principal de dichas enseñanzas era formar a los jóvenes, educándolos para tocar en la Banda de Música Municipal.

La sociedad benaventana y es-pecialmente la oligarquía burgue-sa dominante, veía en la educación un instrumento ineludible para su formación, mientras las clases so-ciales más bajas especulaban con ella como un medio para huir a de su mísera condición. A decir de Llamas Gallego, en su estudio sobre la enseñanza de la música en Benavente, ésta gozaba de no-table arraigo en la vida cotidiana de los benaventanos, disfrutando de un protagonismo relevante en el calendario festivo local. Esta cir-cunstancia favorecería, sin duda, la proliferación de músicos y agru-paciones locales musicales. A ello habría que sumar el interés por la música y el baile, especialmente entre la burguesía local, que en su casinos y salones disfrutaba de conciertos y veladas musicales de

Aquellos primeros tiempos de la Banda de Música

toda clase. Surgen así en la villa asociaciones musicales como el llamado Liceo Lirico, que organiza conciertos y espectáculos de zar-zuela en el conocido como Teatro del Jardinillo.

Para hablar de los orígenes de la música de banda en Benavente debemos remontarnos a media-dos del siglo XIX. Esta historia, que a grandes rasgos intentamos reconstruir, se ve a menudo di-ficultada por la ausencia de do-cumentación, lo cual nos impide conocer las vicisitudes por las que pasaron las diferentes agrupacio-nes musicales que existieron en la localidad. En este sentido, hay que subrayar que los periodos de crisis y dificultades económicas por las que cíclicamente atravesa-ba la villa (luego ciudad a raíz del reconocimiento oficial de esta ca-tegoría en 1929 por Alfonso XIII), tal y como eran sequías, guerras, calamidades, etc., las cuales, afec-taban tanto a la vida cotidiana de la misma, como especialmente a las arcas municipales, y tenían su directa repercusión en honorarios, gratificaciones y pagos llevados a cabo a las bandas.

Si nos atenemos a lo expresa-do en su artículo de investigación sobre la Banda por M. A. Fernán-dez del Hoyo: “El surgimiento de la actividad bandística benaventana

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puede considerarse como muy prema-turo, de tal forma que podría conside-rarse entre las de más solera de nuestro país”. Sin embargo, la historia de la banda municipal de música de Benavente es una historia llena de claroscuros en la que se suceden épocas de muchos problemas, di-ficultades, e incluso de supresión circunstancial y reorganización, que se alternan con épocas o tem-poradas más estables e incluso de esplendor. En esta línea se podría decir que la Banda de Música de Benavente ha padecido un cierto síndrome “ojos del Guadiana”, lo cual, se detecta tanto a nivel documental como existencial. A decir del mencionado autor: La perspectiva de este dilatado espacio de tiempo, de más de siglo y medio de andadura musical, un verdadero mé-rito sin duda, no debe, por el contra-rio, ocultarnos el demérito de que ese arraigo temporal no ha gozado de una continuidad irreprochable a lo largo de los años.

de las europeas, creando asocia-ciones de instrumentos de viento según el modelo de las bandas militares. Estas agrupaciones ge-neraron una enorme satisfacción entre los vecinos y visitantes, ale-grando el ocio de los ciudadanos y dando lustre y solemnidad a los actos oficiales. A decir de Llamas Gallego (quien ha estudiado la trayectoria de la educción musi-cal y la bandística benaventana durante un amplio periodo de la Restauración), la creación por parte del ayuntamiento de una Escuela o Academia Municipal de Música, que impartía gratuita-mente la enseñanza a niños, ado-lescentes y jóvenes de las clases sociales más desfavorecidas de la villa desde mediados del siglo XIX, favorecería en gran medida un clima propicio para impulsar el interés por la música.

La existencia de la banda de música en Benavente hay que si-tuarla en el contexto general del siglo XIX, cuando surge un movi-miento en pro de la cultura mu-sical popular, y muchas ciudades españolas siguieron el ejemplo

Acuerdo Municipal de 27 de enero de 1851 sobre enseñanza de la música y la

Orquesta o Banda Municipal

Sobre la precocidad del movi-miento musical y bandístico be-naventano de patrocinio público local se encuentran en las Actas

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Municipales de 1851 las primeras noticias sobre el particular. Se re-fieren estas a la confirmación en el cargo como maestro de la en-señanza de música a Santiago Vi-niegra, con fecha de 27 de enero del mencionado año, establecién-dose además entre sus cometidos, y a la hora de fijar las bases de su contrato, que ha de asistir a todas las funciones y festejos públicos, ya sean religiosos ya profanos, siempre que el Ayuntamiento se lo prevenga. Se sitúa así pues entre sus competencias la de Director de la que entonces se denomina “orquesta”. Ello supone tanto una confirmación en el cargo del propio Viniegra, como el esta-blecimiento de unas bases sobre sus obligaciones, tanto respecto a la enseñanza como sobre la forma-ción que dirige. En las mismas se fijan entre sus obligaciones “Que no sólo ha de regir la orquesta, sino que ha de tocar su instrumento igual que los demás músicos, en cuanto las atenciones de la dirección se lo permi-tan”. Se especifica también entre sus compromisos: Que ha de ense-ñar música e instrumentos a todos los alumnos que la Corporación Municipal le designe. Tal y como hemos relata-do la fecha de 1851 no correspon-dería estrictamente al punto de partida de la labor auspiciada por la Corporación y llevada a cabo por el propio Viniegra, tanto en lo que a la formación musical se re-fiere, toda vez que años después, con fecha de 15 de febrero de 1865, el mencionado maestro y director demanda del ayuntamiento, jus-tificante que avale el tiempo que lleva en el desempeño del cargo:

Se leyó una solicitud de D. Santiago Fernández Viniegra, para que se le faci-lite un certificado en que conste, haber dado lecciones de música y enseñado a tocar instrumentos desde 1848 al 1856 en esta población, con otros particula-res sobre el mismo objeto, y se decretó que se le expida lo que conste y sea de dar.

La historia de la banda de mú-sica de Benavente se encuentra indefectiblemente unida a la crea-ción de una escuela municipal de música, que luego pasaría a de-nominarse Academia Municipal de Música. La Corporación ve la necesidad de crear una escuela o academia de música que posibi-litase la formación o instrucción musical. En ella se podría ofrecer gratuitamente la enseñanza de dicho arte en beneficio de la po-blación, con el objetivo además de proporcionar mejores educandos para el sostenimiento de la Banda Municipal. El ayuntamiento pro-veía al respecto una serie de pla-zas gratuitas para alumnos deno-minadas “becas para pobres”. Con ello se pretendía que la academia fuese un semillero de vocaciones, a la vez que posibilitara el descubri-miento y potenciación de nuevos valores. Para los padres y alum-nos estas enseñanzas brindaban la ocasión con la que mejorar las expectativas formativas, e incluso económicas y de calidad de vida. Por ello la Academia de Música y la Banda Municipal de Benavente, corrieron parejas en su discurrir o existencia. Desde su creación la banda tuvo que enfrentarse a mu-chas dificultades e inconvenientes.

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En ocasiones son los propios mú-sicos los encargados de encarar los problemas. El ayuntamiento se ve en la necesidad de intervenir o mediar a veces de forma recurren-te y a lo largo de la historia, con el fin de aliviar las tensiones internas existentes, ya sean estas entre los propios músicos o entre el director y éstos. La misma agrupación vive también, frente a etapas de bonan-za y éxitos, otras de incertidumbre y enfrentamiento, durante las que surgieron no pocos problemas con las autoridades municipales, las cuales llegaron a dejar suprimida la banda en varias ocasiones o en trance de desaparición.

A decir de Fernández del Hoyo, quien ha estudiado la historia de la Banda Municipal durante la etapa en que esta fue dirigida por el maestro Lupicinio Jiménez, a grandes rasgos las características de la agrupación musical benaven-tana se parecerían bastante a las de otras bandas de música muni-cipales de la época, en poblaciones similares o del tamaño y caracte-rísticas al de Benavente. Constaría así la misma de una cabeza visible, un grueso de músicos aficionados que recibían pequeñas gratifica-ciones por el servicio prestado y un núcleo de educandos aficionados que recibían gratuidad. En cuanto a la plantilla, esta se mantendría con oscilaciones en torno a 18 ó 20 músicos. Los cuales vendrían contando con una dotación instru-mental notablemente equilibrada para su composición numérica. Sobre el sostenimiento económico de la Banda, hay que señalar que

fue por completo municipal y que, a pleno municipal o la comisión de instrucción pública se elevaron, con el visto bueno del director, las diferentes altas y bajas de sus miembros, aunque no siempre de una manera rigurosa. De su carác-ter público deviene la naturaleza de sus compromisos, que se cir-cunscribían esencialmente a los conciertos de verano en el parque Ramón y Cajal, a las fiestas de la Veguilla, a diversas procesiones, verbenas y muy especialmente a les ferias de septiembre.

Otra de las características de la banda benaventana, común a este tipo de agrupaciones, es la existencia de clanes familiares o grupos de músicos. Los clanes fa-miliares tuvieron mucho que ver en la historia de nuestra banda, ya que eran frecuentes las “voca-ciones familiares”. Entre las sagas familiares se encuentran los Suá-rez, los Iglesias y los Vega en el siglo XIX, las de los Rebordinos o los Pérez ya en el XX, algunos de los cuales habían ido pasando por diferentes fases de la banda, e in-cluso heredando la actividad de sus antepasados.

A decir de Fernández del Hoyo, otra fuente de conflictos para la Banda es la utilización de los ins-trumentos de utilidad pública para propósitos particulares. A priori una práctica autorizada para completar las testimoniales grati-ficaciones municipales, pero que comúnmente ha derivado en la formación de intereses propios y a veces rivales de la banda munici-pal, cuando no, en un método para

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presionar con su no devolución. Toda esta problemática en conjun-to o aisladamente en ocasiones, se deriva en fuente de conflictos

Partituras de la Banda de Música de Benavente (Archivo Municipal)

frecuentes entre Ayuntamiento y Banda, lo que desemboca en las varias disoluciones ordenadas por el Ayuntamiento.

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La vida musical del pasado en la ciudad de Benavente no se

limitó exclusivamente a la acti-vidad desarrollada por su Banda Municipal, pues existieron otras agrupaciones como la Banda de la Milicia Nacional y diferentes gru-pos u orquestas particulares que han surgido, sobre todo, cuando esta ha estado de capa caída y al-gunos de sus músicos se han arre-molinado en torno a otras peque-ñas agrupaciones que, en diversas ocasiones, han venido a suplir la existencia de una banda titular en la localidad.

El panorama bandístico be-naventano de la segunda mitad del siglo XIX aparece a simple vista un poco confuso. Las prin-cipales referencias sobre aquella época las continuamos encon-trando en las actas capitulares del ayuntamiento. Durante las décadas de 1860 a 1870 se docu-menta la existencia o convivencia de dos orquestas. Estas reducidas agrupaciones, tal y como sucedía en otros puntos del país, general-mente estaban especializadas en “bailables” y estuvieron a merced de constantes convulsiones (gue-rras y luchas políticas, epidemias de cólera, etc.). De lo animado de la vida musical en Benavente du-rante los años 60 y 70 ofrece una idea bastante clara la convivencia

de estas dos agrupaciones musica-les. Según señala Llamas Gallego, estas dos agrupaciones musicales pugnaban entre sí por obtener el favor y reconocimiento del ayun-tamiento y los beneficios econó-micos que se derivaban de este privilegio o apoyo institucional: la “Música Orquesta”, (que así se la denominaba), dirigida por Santia-go Fernández Gamallo y la califi-cada como “Banda Municipal”, y que subvencionada por el Consis-torio está encabezada por Valentín Alonso, Liborio Guzmán y Manuel Muñoz.

La Milicia Nacional la forma-ban un conjunto de cuerpos de ca-rácter permanente y asentamiento fijo. Estaban organizados militar-mente, aunque sus componentes eran individuos civiles. Estos cuer-pos se constituyeron en España durante las luchas políticas del siglo XIX para la defensa constitu-cional. La existencia de la Milicia Nacional estuvo sometida a los cambios políticos de los convulsos años del siglo XIX, a merced de los pronunciamientos, revoluciones y gobiernos.

Entre los diversos servicios con que estaba dotada la Milicia be-naventana se encontraba su banda de música. Esta agrupación no era una Banda Municipal propiamen-te dicha, aunque estaba costeada

El panorama musical en Benavente a mediados del siglo XIX

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por el Ayuntamiento y al menos, parte de sus instrumentos musica-les, eran propiedad municipal. Su función principal la constituían las paradas y conmemoraciones de actos revolucionarios, elementos estos, se pensaba, podían ser ge-neradores de la formación de una memoria nacional y uniforme. El soporte financiero de esta milicia corría a cargo del Consistorio mu-nicipal. La Banda de la Milicia Na-cional funcionó hasta 1856, fecha en que se produce su disolución, procediendo a recoger entonces el Ayuntamiento al menos algunos de los instrumentos. Su director y profesor percibía un salario fijo del ayuntamiento, si bien la esti-mación profesional y salarial que le ofrecía como funcionario muni-cipal era poco decorosa.

A falta de más informaciones, la Banda de la Milicia Nacional debió de constituirse en Benaven-te en torno a 1854 y durante el lla-mado bienio progresista, nacido de la revolución liberal de igual nombre. Entre los acuerdos del ayuntamiento benaventano, y con fecha de 18 junio de 1855, encon-tramos la siguiente referencia con-cerniente a las necesidades de la mencionada banda: Se leyó una co-municación del primer Comandante de la Milicia Nacional de esta villa, fecha 14 del corriente a la que se acompaña un presupuesto del coste que podrían tener tres portajas, tres baqueteros de metal, tres mandiles de baqueta, una cartuchera y un portacarabina para los tres tambores y un corneta, las cuales prendas son necesarias para la conser-vación de sus vestuarios.

Un año después, en 1856, fue suprimida oficialmente (aunque más tarde volverá a reorganizar-se) la Milicia Nacional y con ello su banda, sin embargo, la acade-mia continuaría su andadura, tal y como demuestran las solicitudes de ingreso. Así con fecha de 9 de julio de 1856 localizamos una soli-citud del impresor y director de la publicación benaventana denomi-nada “El Nada”, Federico Verdi, so-licitando la admisión de su vásta-go en la misma: Se leyó una solicitud de Federico Verdi en nombre de su hijo, para que se le admita en la instrucción de la música y se le facilite un flautín que hay vacante, se acordó admitirle y que dicho flautín que se haya deterio-rado, se entregue al maestro para su arreglo y recomposición, de cuenta de Eusebio de la Fuente cuyo hijo, que lo tuvo anteriormente lo entregó estro-peado.

En 1862 se producen intentos de reorganización de una “orques-ta”, así en sesión de ordinaria de 17 de abril, se hace presente por regidor don Froilán Serrano, co-misionado de festividades, que no puede organizarse acompañamiento de música, como en otros actos y semejan-tes casos de años anteriores, a causa de que son muy pocos los músicos, que por tener en su poder instrumento de la Municipalidad, están obligados y se prestan a asistir, negándose a ha-cerlo los demás; de modo que con solo aquellos no puede formarse ni mediana orquesta, y mucho menos no habien-do acompañamiento de platillos con el cual si se contase podría arreglarse alguna manera a pesar del corto nú-mero. Esta iniciativa por parte del

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Consistorio trata de evitar que los instrumentos se “extravíen”, ya que asume cierta responsabilidad de control sobre ellos, aunque no todos sean de su pertenencia: Y teniendo presente el ayuntamiento que en poder de algunos sujetos existen, sin pertenecerles algunos instrumentos costeados o adquiridos por los oficia-les de la extinguida Milicia Nacional y algunos mas subscritores, los cuales conservan desde que se suprimió últi-mamente la referida institución.

Con frecuencia el ayuntamien-to dispone sobre dichos instru-mentos, siendo habitual a lo largo de la historia que los ceda para uso no sólo de los miembros de la Ban-da Municipal, sino también a otras agrupaciones, ya sean estas patro-cinadas o subvencionadas de al-guna forma desde el Consistorio o no: Se recogen en depósito en la Secre-taría, toda vez que en el estado y poder que se hallan los referidos instrumen-tos no pueden utilizarse, para ningu-na clase de funciones ya generales o de localidad ni para obsequios a particula-res que la Municipalidad tiene y debe hacer en casos dados; unánimemente se acordó recogerlos en calidad de depósito en la secretaría del ayuntamiento, don-de se conserven hasta tanto que las per-sonas a cuyo dispendio se adquirieron o por representación de las mismas sean reclamados. Sucintamente gracias a este hecho podemos conocer no solo parte del instrumental de que disponían sino también los nom-bres de algunos de los primeros músicos benaventanos y el ins-trumento que tocaban: Don San-tiago Fernández una flauta- tercerola, Valentín Alonso un clarinete requinto,

Felisa García Barrios viuda del difunto Celedonio Martínez un flautín, Juan Antonio Fernández un redoblante, Inocencio Castellanos un bombo. Tam-bién se hallan en poder de D. Santiago Fernández Viniegra y se acordó fueren recogidos como procedentes de los ins-trumentos costeados y adquiridos por el ayuntamiento, los efectos siguientes. Dos boquillas de clarinete, las tonas y cajón de cornetín, una boquilla del tigle que usa Apolinar Ferrero, tres farolitos para dar música de noche, un atril para ídem y un cajón grande donde trajeron los instrumentos. La localización de un instrumento se convertía a ve-ces en una pequeña odisea, hasta encontrar al sujeto que finalmen-te lo tenía en su poder: Respecto a los platillos, el Sr. Regidor de fiestas, manifestó que noticioso de hallarse en poder de Eleuterio Toledo como alcal-de Caballero de la cofradía del Santo Entierro para las procesiones de esta Semana Santa, se había apersonado al mismo con el fin de que los facilitare para la festividad de Nuestra Señora de la Vega, pero que le había contestado se hallaban en poder y a cargo de Marce-lino Iglesias; en cuyo estado acordó el ayuntamiento se recogiesen al mismo de luego que dichas funciones termi-nasen y con anterioridad a los demás instrumentos y efectos que quedan anotados. De esta cesión de instru-mentos y de su control por parte del Consistorio se deja constancia en diversos acuerdos.

Como contrapartida habitual el ayuntamiento concedía a las agrupaciones locales la cesión de alguno de los salones del ex con-vento de San Francisco, a cam-bio de sus servicios gratuitos en

determinadas festividades, tal es el caso de lo acaecido en 1865: El Sr. Presidente manifestó haber trata-do con el maestro director de orquesta Marcelino Iglesias y compañeros que suscribirán, previa la aprobación de la Municipalidad y convenido en que éste con los demás músicos de su direc-ción, cuyos instrumentos pertenecen al

ayuntamiento, asistirán gratis á tocar en todas las festividades de la Corpo-ración, así civiles como eclesiásticas, como igualmente las tardes de los do-mingos y días festivos durante el buen temporal, en los paseos de la Mota; per-mitiéndoles en cambio el ayuntamiento dar bailes en el salón del ex convento de San Francisco.

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En los años previos al adve-nimiento de la Restauración

borbónica en 1875 la vocación musical gozaba en Benavente de un momento de bonanza, ya que eran numerosos los músicos que se aglutinaban en diversas agru-paciones musicales u orquestas. Según revela Llamas Gallego en su estudio tres eran al menos, las sociedades musicales benaventa-nas que se disputaban la subven-ción del ayuntamiento: la banda de la Milicia Nacional dirigida por el mencionado D. Santiago Fer-nández Gamallo, y las orquestas de D. Faustino de Vega y D. Mau-ricio Suárez. Fue la primera de ellas, que venía gozando ya del apoyo económico del Consistorio, la que ejerció como Banda Muni-cipal. Como contrapartida a sus servicios el ayuntamiento utiliza-ba la baza de conceder a alguna de las agrupaciones pretendien-tes los salones del desamortizado monasterio de San Francisco, de propiedad municipal, con el fin de que fuese utilizado para la cele-bración de bailes durante las fies-tas de Carnaval.

Durante el llamado sexenio democrático se produce una revi-talización de los llamados comités de voluntarios y, más concretamen-te durante la Primera República, se restablece la Milicia Nacional

La Banda de Música durante la Restauración

mediante decreto de Emilio Cas-telar hasta que es de nuevo disuel-ta definitivamente por el gobierno de Cánovas en 1876. En Benavente esto afecta a la Banda Municipal, si bien subsiste la Academia de Música, continuando Fernández Gamallo como maestro de músi-ca hasta su fallecimiento en 1877. Para cubrir el vacío dejado por la banda de Música de la Milicia Nacional el ayuntamiento recu-rre a las formaciones musicales benaventanas para que se hagan cargo de las prestaciones o de los servicios a cambio de recibir las mismas contrapartidas, entre las que se encuentra la cesión gratui-ta del salón del Convento de San Francisco.

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Con la muerte de Gamallo queda vacante la plaza de maestro de música y director de la banda municipal, siendo adjudicada tras deliberación a Marcelino Iglesias Posa, quien se había ofrecido a desempeñarla gratuitamente, y con la única compensación de la concesión de explotación del sa-lón de San Francisco para orga-

nizar bailes. Iglesias desempeña-rá el cargo entre 1877 y 1881, año este último en que sería destitui-do por la institución municipal, aludiendo para ello a razones de continuidad. Con algunas contra-partidas menores en 1882, pero sin los atributos económicos de que disfrutaba su antecesor, se hace cargo de la academia de música

y de la banda municipal D. Faus-tino de Vega, pero pronto, debido a las onerosas condiciones en que lleva a cabo su labor con carácter de interinidad, solicita este que se ratifique su nombramiento para firmar con ello su autoridad. La desidia o dejadez mantendrá ce-rrada la escuela de música duran-te un lustro, hasta que en 1887 se dota de nuevo la plaza de maestro de música. Esta vez se lleva a cabo con mejores prerrogativas y asig-nación económica, resultando esta

vez mediante concurso oposición designando Marcelino Iglesias Posa. Con su llegada se produce una revitalización de la Academia con nuevas solicitudes en cascada y nuevas incorporaciones, adqui-riéndose además algunos instru-mentos nuevos. Para evitar que los jóvenes músicos al concluir su periodo formativo optaran por formar parte de pequeñas orques-tas o agrupaciones musicales se acuerda para solventar este pro-blema una fórmula tendente a

lograr cierta fidelización y conti-nuidad por parte de los mismos. Igualmente se establecen normas que atañen a la disciplina, pun-tualidad y colaboración con el maestro.

En la década de los años no-venta del siglo XIX recabamos informaciones sobre la Banda no sólo en la documentación munici-pal sino también en la prensa be-naventana, ya que son frecuentes sus intervenciones, no sólo en los festejos estipulados en el calen-dario local, además de, en cuantos acontecimientos de relieve tienen

lugar en la villa. Durante los años en que tiene lugar la Guerra de Cuba la Banda Municipal acude a despedir a los soldados que parten al combate, a recibir a los repatria-dos a la estación de ferrocarril, e interviniendo en cuantos actos pa-trióticos, benéficos y homenajes se organizan al efecto. Así como a los sepelios de los soldados fallecidos en el hospital benaventano y orga-nizados con toda pompa, según se refleja en la prensa provincial y en los semanarios benaventanos El Áncora y La Mota.

Reglamento de la Banda Municipal de Benavente 1933

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Durante las primeras décadas del siglo XX la Banda Muni-

cipal continúa con su dinámica habitual. Durante esta etapa la misma se encuentra bajo la batu-ta y dirección de Don Juan Cele-mín. Ello no es óbice para que el ayuntamiento requiera en ocasio-nes los servicios de otras agrupa-ciones musicales existentes en la localidad, como los de la banda dirigida por Don Hermógenes To-cino, la cual quien fue contratada, a título de ejemplo, para tocar con motivo de visita realizada a la villa por S.A.R. la Infanta Isabel de Bor-bón en 1909. En torno a ese mismo año, toma las riendas de la Banda Municipal como director encarga-do, Don Valentín Pérez, a quien se gratifica por tocar en las procesio-nes de Semana Santa y Vísperas de la Veguilla.

Resumimos a continuación cro-nológicamente los hechos más des-tacados relacionados con la vida de la Banda Municipal de Benavente y la actividad bandística en general en nuestra localidad durante las décadas siguientes. Así en 1923 tie-ne lugar una propuesta de modifi-cación de la plantilla de la Banda en lo que concierne a categorías, sin alterar el número de músicos ni la cuantía de las gratificaciones, al mismo tiempo se establece la pre-sentación nominal de las personas

La Banda Municipal en el siglo XX

que han sido aceptadas y su esca-lafonamiento. En junio de 1924 se inicia un expediente gubernativo instruido para averiguar el parade-ro de los instrumentos y material de la Banda Municipal, instruido por el alcalde Don Francisco Gay Lloveras. En 1925 la Banda recibe sustanciosas gratificaciones ex-traordinarias por los conciertos celebrados. En un relativamen-te corto espacio de tiempo, entre el 24 de junio y el 31 de julio de 1926, se procede sucesivamente a

Nombramiento de Lupicinio Giménez como Director de la Banda Municipal

la disolución y reorganización de la Banda Municipal de Música y al nombramiento mediante opo-sición de la plaza de director de la misma. En 1927 se da cuenta de varios ingresos y bajas que han te-nido lugar en la Banda. En 1929 se acuerda la adquisición de partitu-ras y arreglo de instrumental con destino a dicha formación musical.

El 6 de abril de 1930 se presenta en sesión ordinaria del ayuntamiento una moción de la alcaldía sobre la organización y estado de la banda de Música, a raíz de un documento suscrito por varios de sus músicos, disconformes con la gestión lleva-da a cabo por su director, y a resul-tas de lo cual, la Comisión Munici-pal Permanente acuerda proceder

a la disolución de la agrupación musical. En sesiones inmediata-mente posteriores se toman diver-sos acuerdos que recogen la pro-testa de Lupicinio Jiménez y Pablo Pérez sobre tal decisión, así como otros solicitando la reorganiza-ción de la misma, e igualmente la cesión de instrumentos por par-te de particulares para ejercer en público como músicos o en deter-minadas festividades. Entre ellas se encuentra la presentada por D. Guillermo Prieto, director de la Banda “Santa Cecilia”. Plantilla de la Banda Municipal en 1929

Banda Municipal de Benavente en la década de 1930

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En 1934 la Corporación muni-cipal acuerda una nueva disolu-ción de la Banda y al respecto se presenta subsiguientemente un recurso de interposición contra el acuerdo de la comisión munici-pal por su hasta entonces director D. Lupicinio Jiménez. En 1934, se reconstituye la Banda Municipal y se elabora un Reglamento para su funcionamiento. En 1943 se es-tablece un acuerdo sobre los con-ciertos en el parque de La Mota los jueves y domingos en la tempora-da de verano, contratándose para ello a la banda local de Don Vic-toriano Rebordinos. El 20 abril de 1945 se lleva a cabo un acuerdo so-bre la reorganización de la Banda de Música, para la cual se consig-na una partida, si bien no llega a celebrar concurso para la plaza de director, permaneciendo ésta sin proveer. El 6 noviembre de 1946 se propone a la Comisión Gestora del Ayuntamiento, por parte de los miembros de la Comisión de Instrucción Pública, la provisión interina de la plaza de director de la Banda Municipal, incluso se re-cibe alguna solicitud para el des-empeño de la misma. El 6 de no-viembre de dicho año se acuerda dejar el tema sobre la mesa. El 28 de enero de 1947, se decide supri-mir la plaza de director de la Ban-da Municipal por problemas de disponibilidad económica. En 20 de abril de 1948 se inician las ges-tiones para la recuperación de los instrumentos de la antigua Banda de Música, con el fin de formar un inventario de ellos y adoptar las garantías precisas para que

no lleguen a desaparecer. En 1 de junio del mismo año se ofre-ce por el interventor municipal a la Corporación inventario de los instrumentos recuperados, dán-dose cuenta a la Corporación. El 6 de junio de dicho año se acuerda que prosigan las gestiones hasta recuperar la totalidad de los ins-trumentos, facultándose al alcalde para que mediante recibo pueda entregar los mismos instrumentos a los músicos que lo soliciten.

Partituras de algunos de los ejercicios del examen para Director de la Banda de

Música en 1926

En 1 de julio 1948 se recibe en el ayuntamiento de la ciudad comu-nicación del Sr. Jefe de Enseñanza de la provincia, para que durante la temporada de verano, pueda ser utilizado unos de los locales del grupo escolar La Encomienda en los

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ensayos de la Banda de Música, a consecuencia de su reorganiza-ción. Se faculta al Alcalde para el otorgamiento del oportuno con-trato, en que conste que la Banda de Música será dirigida por el pro-fesor jubilado D. Lupicinio Jimé-nez Camino, acordándose la repa-ración de instrumentos propiedad del ayuntamiento. En sesión de 1 de junio de 1948 se adopta el acuerdo de aunar las voluntades de los distintos grupos de músicos diseminados por las varias forma-ciones que hay en la localidad. Con el maestro Lupicinio Jiménez se fijan trece conciertos anuales, in-cluidos las verbenas de San Juan, San Pedro y la Virgen del Carmen, más las actuaciones de costumbre de las ferias de septiembre. Se dis-pone así mismo que la banda de música que dirige el maestro D. Lupicinio Jiménez continúe dan-do conciertos en el paseo Ramón y Cajal después de las Ferias de septiembre y durante el mes de octubre. A la vez que se refuerzan las gestiones para reorganizar la Banda Municipal paralelamente se lleva a cabo un proyecto de con-trato con la banda de música que dirige D. Victoriano Rebordinos. En los años 1948 y 1949 se firman contratos con la Banda que dirige el maestro Rebordinos. En 1949 se reciben recomendaciones de altas instancias políticas del Régimen, para que la plaza de director sea cubierta por D. Serapio García Alaejos.

En 6 de diciembre de 1951 se crea de plaza de profesor de mú-sica en las escuelas nacionales. Se

nombra por la Dirección General de Administración Local como di-rector de la Banda de Música Civil o Municipal de Benavente a D. Fer-mín Abad Martínez. Las autorida-des municipales manifiestan que la Corporación no tiene creado dicho cargo para la dirección de una ban-da de música, que el ayuntamien-to no tiene organizada la misma y que además no se puede sostener

Funeral de Lupicinio Giménez en 1949

El féretro acompañado por la Banda Municipal

La Banda Municipal de Benavente bajo la dirección de Esteban Belinchón

por la absoluta falta de recursos. Se entabla así un contencioso que se prolonga entre 1951- 1956, fecha esta última en que se dicta orden por la que se resuelve el recur-so de agravios promovido por el ayuntamiento contra la resolución del Ministerio de Gobernación so-bre el nombramiento de director

de la Banda Municipal. La música de banda en Benavente vivirá du-rante las décadas siguientes una vida lánguida hasta comienzos de la década de 1970, recurriendo y contratando los servicios de la banda local de D. Victoriano Re-bordinos o recurriendo a bandas foráneas.

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Durante la década de los ochenta y primeros años de

los noventa aumenta el interés y la sensibilización de la población local en relación con la Música al establecerse en la ciudad algunas enseñanzas musicales con carác-ter privado. A iniciativa de algunos particulares y aficionados se insta al ayuntamiento a iniciar las ges-tiones para la refundación de la Banda Municipal, encomendando la tarea de iniciar las enseñanzas y dirigir la mencionada banda al músico militar D. Esteban Belin-chón, quien desempeñará esta la-bor y cargo varios años. En 1997 la banda se constituye como asocia-ción cultural. Es entonces cuando la banda municipal de Benavente se convierte en “Banda de Músi-ca Maestro Lupi”, a cuya cabeza se sitúa en el año 1999 el joven director orensano D. José López Cid. El maestro presenta su nue-vo proyecto el 29 de abril de 2001 durante el concierto celebrado en el teatro Reina Sofía de Benaven-te, con obras de Wagner, Mascag-ni, y Schubert entre otros. Desde entonces la banda ha realizado con un éxito notable y esperanza-dor el papel que le corresponde como titular del municipio. Así lo demostró en los actos conmemo-rativos del VIII Centenario de las

La Banda Municipal en las últimas décadas

Cortes de Benavente (para TVE y para la red nacional de la Cadena COPE), igualmente en el certamen de bandas de Villamayor de la Ar-munia (Salamanca) en cuyo con-curso resultó vencedora, así como en distintas comunidades autóno-mas del territorio nacional, como Galicia, Cataluña, Asturias, etc., y múltiples localidades de Castilla y León donde ha intervenido.

La Banda de Música de Be-navente ha sido a lo largo de su his-toria una formación de gran tras-cendencia social de la localidad, desarrollando la función de acer-car la música de los grandes auto-res. Siendo a lo largo de su dilata-da y a veces complicada historia, una institución de referencia para Benavente. Más recientemente, con el paso del tiempo, la Banda se ha convertido en parte indisoluble del panorama festivo de la ciudad, con la participación continuada en todos los eventos de importancia de la misma. Esta agrupación mu-sical local vive en la actualidad un momento muy especial, pues a la progresiva consolidación profe-sional de sus componentes hay que unir el hecho de que su ca-lidad artística va in crescendo. Su labor educativa, realizada a través de la formación musical de niños y jóvenes, el fomento y difusión de

la cultura musical, los múltiples conciertos que viene realizando tanto en la ciudad como por toda la geografía española, son algunos

de los méritos de los que pueden sentirse orgullosos sus músicos, su Director, el Ayuntamiento y to-dos los ciudadanos de Benavente.

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Banda de Música “Maestro Lupi” 2001

Banda de Música “Maestro Lupi” 2005

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Santiago F. Viniegra

Valentín Alonso, Liborio Gavilán y Manuel Muñoz

Santiago Fernández Gamallo

Mauricio Suárez

Faustino de Vega

Marcelino Iglesias Posa

Juan Celemín

Directores de la banda municipaly otras agrupaciones musicales de carácter local concertadas

con el Ayuntamiento de Benavente 1851/2011

Hermógenes Tocino

Valentín Pérez

Guillermo Prieto Cordero

Lupicinio Jiménez Camino

Victoriano Rebordinos Ferreras

Fermín Abad Martínez

Esteban Belinchón

José López Cid

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Banda de Música “Maestro Lupi”. Concierto Año Nuevo 2009.

Bibliografía:

DE LA MATA GUERRA, Juan Carlos.: Sociedad y Prensa en Benavente (siglos XIX y XX). Benavente, 2001.

FERNÁNDEZ DEL HOYO, Manuel Ángel.: La Banda Municipal de Benavente y la figura del Maestro Lupicinio Jiménez (1923-1949). En Brigecio nº 15, pp.37-62. Benavente, 2005.

LLAMAS GALLEGO, Alfredo.: La Educación musical en Benavente durante la Restaura-ción (1875-1902): La Banda de la Milicia Nacional y la Academia Municipal de Música (1875-1887). En Brigecio nº14, pp. 189-207. Benavente, 2004.

LLAMAS GALLEGO, Alfredo.: La Educación musical en Benavente durante la Restau-ración (1875-1902): II. La Academia Municipal de Música, la Banda Municipal, el Carnaval y otros eventos (1887-1895). En Brigecio nº 15, pp. 15-35. Benavente, 2005.

SIMAL LÓPEZ, Mercedes.: Los condes-duques de Benavente en el siglo XVII. Patronos y coleccionistas en su villa solariega. Benavente 2002.

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Ayuntamiento de BenaventeConcejalía de Cultura (Servicio de Publicaciones)

Organiza: Banda de Música “Maestro Lupi” (Benavente)Documentación y Textos: Juan Carlos de la Mata Guerra (Archivo Municipal de Benavente)Fotografías: Archivo fotográfico de la Banda de Música “Maestro Lupi”, Archivo Municipal

de Benavente, Fran Rebordinos, Claudio de la Cal (foto portada).

Diseño gráfico: Estudio Paracrear (Benavente)Imprime: Gráficas Cubichi. Benavente, 2011.

Orquestina carnavalera integrada por músicos de la Banda de Benavente. Año 1931.

Banda de Música«Maestro Lupi»

AYUNTAMIENTO DE BENAVENTE

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