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La poltica exterior estadounidensede los noventa no estuvo marcada por el
sndrome de Vietnam, sino por el sndrome
de Somalia, por lo que ocurri el 3 y el 4 de
octubre de 1993 en Mogadiscio, cuando 150
soldados de lite del To Sam, los tipos ms
duros y mejor armados del planeta, se me-
tieron en la boca del lobo de un poderoso
seor de la guerra y la Casa Blanca acab
humillada. Poco importa que su misin
imposible fuese un xito capturar a dos
lugartenientes de Mohamed Far Aidid en
el mismo corazn de su feudo: 18 milita-
res estadounidenses y casi un millar de so-
males murieron, decenas resultaron he-
ridos, dos helicpteros de alta tecnologa
fueron derribados, y todo el mundo pudo
ver las imgenes de los cadveres de dos
soldados estadounidenses arrastrados y
mutilados por la turba. La Administracin
de Clinton decidi cerrar el grifo de las
operaciones humanitarias: dej de acudir
con tropas a conflictos en los que no tena
intereses directos, como el de Bosnia.
La historia de aquellos rangers ymiembros de la Fuerza Delta, un cuerpo
tan poderoso y tan secreto que el ejrcito de
EE UU ni siquiera reconoce oficialmente
su existencia, se ha convertido en la ltima
pelcula de Ridley Scott, Black Hawk derri-
bado, que ha contado con un presupuesto
de 90 millones de dlares; a su vez es una
adaptacin del libro de Mark Bowden La
batalla de Mogadiscio, que est a punto de
ser editado en castellano por RBA. Publi-
cado primero por entregas durante 29 das
en el diario The Philadelphia Inquirer y
luego como libro en 1999, el texto de Bow-
den es ya un clsico de ese gnero tan an-
glosajn llamado literatura militar. Es Sal-
var al soldado Ryan en las destartaladas ca-
lles de la ciudad ms peligrosa del Cuerno
de frica, o sea, del mundo. Tiene los he-
licpteros y la fuerza de Apocalypse now,
las luchas callejeras de La chaqueta metli-
ca, el dolor y la soledad de los soldados de
Uno Rojo: divisin de choque. Y ha recibido
una aceptacin unnime de la crtica, de la
que tambin ha gozado la pelcula de Scott,
que el fin de semana de su estreno recaud
29 millones de dlares, lo que no impidi
que Black Hawk derribado fuese polmica
incluso antes de su estreno, el 18 de enero.
El filme de Scott es un asalto a la confian-
za norteamericana, y a la idea, que pareca
inalterable, de que el mundo necesita nues-
FortApacheenSomaliaFueron unas horas que cambiaron la historia. Los soldados mejor armados del mejor ejrcito del mundose vieron envueltos, en el centro de Mogadiscio, en una salvaje batalla que no esperaban. Ridley Scott loha contado en una pelcula basada en un libro de Mark Bowden. Por Guillermo Altares.
[03]REPORTAJE
FOTOGRAFA DE COLUMBIA TRISTAR
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tra libertad, nuestra democracia y nuestra
coca-cola, escribe Desson Howe en The
Washington Post, en una crtica, por otra
parte, muy favorable.
No se puede olvidar que uno de losprximos escenarios de la Operacin Li-
bertad Duradera puede ser Somalia. De he-
cho, se cree que entre las tropas de Aidid
que aquel da se enfrentaron a los solda-
dos estadounidenses haba militantes de
Al Qaeda, la organizacin de Osama Bin
Laden. Ahora, Estados Unidos se prepara
para otra misin en Mogadiscio, ha es-
crito el cineasta Alex Cox en una crtica al
filme en el diario britnico The Indepen-
dent. Puede tomar la forma de un bom-
bardeo o de acoso por parte de la CIA y del
Departamento de Estado para lograr el sa-
crificio del primer ministro. El negocio del
petrleo es muy poderoso y debe ser obe-
decido, asegura Cox, quien, sin embargo,
reconoce las virtudes del trabajo periods-
tico de Bowden, que en ningn momento
oculta la devastacin que provoc la po-
tencia de fuego de las tropas de lite esta-
dounidenses en la capital somal.
La otra polmica que ha envuelto a la
pelcula tiene que ver con el personaje
principal, que interpreta Ewan McGregor.
El ranger John Grimes en el filme es, en
la realidad y en el libro, John Stebbins,
Stebby, que fue condenado en junio de 2000
a 30 aos de crcel por la violacin de una
nia de 12. El Pentgono pidi al produc-
tor Jerry Bruckheimer que cambiase el
nombre para evitar controversias, y ste
acept. Los productores van a ganar mi-
llones con esta pelcula, en la que Stebby
aparece retratado como el gran hroe ame-
ricano que no es, escribi en una carta a
The New York Post la ex mujer del ranger,
Nora. La idea de que un tipo puede ser un
hroe en el campo de batalla y un violador
es algo que Bruckheimer, productor de fil-
mes como 60 segundos o Armageddon, pre-
firi ocultar al pblico. Pero en el salvaje
pas del Cuerno de frica cualquier cosa,
normalmente mala, es posible.
Somalia es uno de los grandes agujeros
negros de la poltica internacional. Tras el
derrocamiento de la dictadura de Moha-
med Siad Barre, en 1991, se desat una fe-
roz lucha de clanes que sumi al pas afri-
cano en el caos y en la hambruna. La ope-
racin de la ONU y de Estados Unidos
haba cascos azules y soldados norteame-
ricanos con mandos diferentes para in-
tentar mejorar las cosas fue un cmulo de
despropsitos. La idea, segn han seala-
do numerosos analistas, no era slo arre-
glar el terrorfico problema de la falta de
alimentos, sino hacer ms seguro un terri-
torio con unas inmensas reservas de hi-
drocarburos.
Eso es lo que interesaba sobre todoa la Administracin de Bush, padre, cuan-
do empez la operacin, que continu
Clinton. El 7 de mayo de 1993, la prensa ca-
nadiense hizo estallar el primer escnda-
lo al publicar que los cascos azules cana-
dienses haban torturado y asesinado a un
Somalia puede ser escenario de la Ope-racin Libertad Duradera. En la tropa deAidid pudo haber militantes de Al Qaeda
MISIN EN SOMALIA.En la pgina de la izquier-da, secuencia de la pel-cula. En esta pgina, arri-ba, desembarco de lastropas estadounidensesen Somalia, en diciembrede 1992; a la izquierda, elpiloto Mike Durant en elvdeo que grabaron suscarceleros somales trassu captura, y a la derecha,el helicptero de Durantsobrevuela Mogadiscioantes de ser derribado.
FOTOGRAFA DE ASSOCIATED PRESS / CABLE NEWS NETTWORK / SHAWN NELSON
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adolescente, Shidane Arone. Y tenan
fotos. Luego lleg la batalla del Mar
Negro, o, como la llaman los somales,
Ma-alinti Rangers (El Da de los Ran-
gers), nombre con el que se conoce lo
que ocurri en aquella tarde y noche del
3 al 4 de octubre, fruto del empeo de la
Administracin de Bill Clinton por aca-
bar con el ms poderoso seor de la gue-
rra somal, Mohamed Far Aidid, al
que consideraban responsable, con toda
razn por otra parte, de gran parte del
caos que padeca este pas.
Hasta la retirada de las tropas in-
ternacionales murieron 100 pacificado-
res, incluyendo los 18 estadounidenses,
y los 4.000 millones de dlares que la co-
munidad internacional invirti en So-
malia apenas se notaron. Slo en el ao
2000, despus de unas conversaciones
de paz, se convocaron elecciones libres,
de las que sali elegido Abidiqassim Sa-
lad Hassan, el primer presidente desde
1991. En este pas de siete millones de
habitantes los enfrentamientos entre
clanes son habituales, y son ellos los
que dominan una parte importante del
Estado, que cuenta con dos pases que
reclaman su independencia en el inte-
rior, Somaliland y Puntland, mucho
ms estables que la propia Somalia.
Pero el libro de Bowden, aunquelo trata, no intenta aclarar este comple-
jo contexto. Es la historia de 150 solda-
dos, los ms preparados de la Tierra
los fabricantes de armas los equipa-
ban de la misma forma que Nike vesta
a los deportistas, dice, los ms duros,
que de repente se encontraron sumer-
gidos en la guerra de verdad. Es tam-
bin la historia de los somales que vi-
vieron la guerra desde el otro lado. La
batalla de Mogadiscio, que fue finalista
en 1999 del National Book Award y que
estuvo durante semanas en las listas de
libros ms vendidos, aunque Bowden
tard meses en encontrar un editor, es
el fruto de cientos de entrevistas con
soldados y con miembros del clan Gidr,
al que perteneca Aidid, en Mogadiscio,
y es un ejemplo perfecto del ms poten-
te y paciente periodismo estadouniden-
se. Como en las mejores pelculas de
guerra, cada personaje tiene una histo-
ria, un pasado y un futuro, que muchas
veces acaba cercenado por un balazo o
por un disparo de RPG, una potente
granada lanzada desde un fusil capaz
de derribar un helicptero o de destro-
zar a un hombre. Durante aquella no-
che, los somales dispararon cerca de
mil RPG, y muchas dieron en el blanco.
El libro evita hacer cualquier de-claracin de intenciones poltica. En
realidad trata sobre soldados, y sobre
qu pasa por sus cabezas, y sobre la ex-
periencia de combate, ha dicho Bow-
den en una entrevista con motivo del
estreno de la pelcula. Las tropas esta-
dounidenses se enfrentaron a una mi-
sin muy peligrosa y la cumplieron, con
un altsimo coste en vidas, de america-
nos y de somales. Creo que eso es lo
que muestran tanto el libro como la pe-
lcula. La gente que llev a cabo esta mi-
sin lo hizo de forma heroica y profe-
sional. El hecho de que olvidasen llevar
aparatos de visin nocturna o de que no
tuviesen agua me remite al escenario de
cualquier batalla de la historia. Cuando
empiezan a disparar contra ti, las cosas
siempre van mal. Los que creen que la
misin fue una debacle porque mataron
a soldados estadounidenses no entien-
den de qu va la guerra, agreg.
A sus 52 aos, Bowden nunca ha
sido soldado, ni siquiera hizo el servi-
cio militar; pero conoce la guerra de
cerca: como periodista y porque su hijo
pequeo, BJ, es un cabo del cuerpo de
los marines. Durante sus 20 aos en The
Philadelphia Inquirer ha tocado todos
los gneros: cronista de deportes y de
ciencia, reportero para el suplemento
dominical, enviado especial Fue fina-
lista del Pulitzer y es autor de otros tres
libros: Doctor dealer (1987), sobre un li-
cenciado universitario que lleg a do-
minar el trfico de cocana en Pensil-
vania; Bringing the heat (1994), sobre
una temporada del equipo de ftbol
americano Philadelphia Eagles, y el
ms reciente, Matar a Pablo Escobar
(2001), que fue publicado el ao pasado
por RBA. Dice que su larga experiencia
como cronista deportivo le ayud mu-
cho a la hora de escribir La batalla de
Mogadiscio: el ftbol americano es un
juego muy tctico, en el que la prepa-
racin de cada movimiento conjunto es
esencial, y eso es algo que los jugadores
comparten con los soldados de lite.
Estn profundamente integrados y han
estudiado miles de tcticas; pero luego,
en el campo o en la batalla, todo puede
cambiar en unos instantes. La diferen-
Los fabricantes de armas equipabana los rangers de la misma forma queNike a los deportistas, dice Bowden
[03] Fort Apache en Somalia
LA MUERTE. Arriba, un foto-grama del filme de Scott. Enel centro, la multitud arrastrapor Mogadiscio el cadvermutilado del oficial Bill Cleve-land. Abajo, los rangers AlanBarton, Ron Galliette y RobPhipps antes de una misin.
FOTOGRAFAS CEDIDAS POR: COLUMBIA TRISTAR / PAUL WATSON / SHAWN NELSON
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cia est en lo que se juegan: unos
arriesgan su vida; otros, un marcador.
Era la tarde del 3 de octubre de1993. La Tiza Cuatro [escuadrn de 12
soldados que viaja en un helicptero]
de Eversmann [uno de los soldados] era
parte de un cuerpo formado por ran-
gers del ejrcito de Estados Unidos y
operadores de la Fuerza Delta, y esta-
ban a punto de saltar de forma inad-
vertida sobre un grupo de lderes del
clan Habr Gidr en pleno corazn de Mo-
gadiscio. El objetivo de aquel da eran
los lugartenientes de Aidid. Era una
misin de llegar, ver y vencer, escribe
Bowden casi en el arranque de su libro.
En mayor cantidad que de costumbre,
los hombres se haban llenado de mu-
nicin: tenan las recmaras cargadas,
granadas en los bolsillos y cartucheras
disponibles en los arneses. Haban de-
jado atrs cantimploras, bayonetas, ga-
fas de visin nocturna, as como cual-
quier otro artefacto considerado un las-
tre para una incursin diurna. No les
preocupaba la perspectiva de meterse
en apuros. Les apeteca. Ellos eran
unos predadores, unos vengadores du-
ros, imparables e invencibles. Pensaban
que, despus de seis semanas de rutina,
por fin iban a dar una patada de verdad
a algn culo somal.
Aquellos das de octubre, Mogadis-
cio era un violento caos: los miembros
de los clanes, armados hasta los dien-
tes, circulaban por sus calles impo-
niendo su ley. Los cuarteles de Nacio-
nes Unidas y de las tropas estadouni-
denses eran objeto, casi de manera
constante, de fuego de mortero. Los po-
tentes helicpteros Black Hawk y Little
Bird de EE UU sobrevolaban la ciudad,
y los enfrentamientos eran muy habi-
tuales. Los rangers y los chicos Delta
iban a meterse en mitad de aquel in-
fierno, en la zona que dominaba el clan
de Aidid, para atrapar a sus lugarte-
nientes y salir pitando de all en menos
de una hora. Se deslizaran con cuerdas
desde los helicpteros, y unos se dedi-
caran a la caza y captura mientras
otros aseguraban la zona. No tenan
miedo. Nadie haba sido capaz de de-
rribar sus pjaros blindados. Tenan el
mejor armamento. Haban sido entre-
nados para entrar en combate y sus ofi-
ciales les haban convencido de que
eran los mejores. Crean que su fuerza
era tan invencible como su pas. No te-
nan miedo. Pero se equivocaban: debe-
ran haberlo tenido. Estaban en el lugar
adecuado en el momento equivocado;
pero, aunque se lo crean, no eran ni
John McClane, ni Rambo. Tanto la pel-
cula como el libro han sido descritos
como los primeros 20 minutos de Sal-
var al soldado Ryan, pero durante
hora y media o ms de 300 pginas.
Al principio todo fue bien. Los sol-
dados se desplegaron segn lo previsto,
tomaron los objetivos, y pareca que
controlaban la situacin, aunque los
disparos eran cada vez ms intensos y
los somales quemaban cada vez ms
neumticos, una forma de avisar a los
miembros de su clan de que hay jaleo y
necesitan refuerzos. Pero las cosas se
torcieron. Un miliciano somal llamado
Aden (los detalles que proporciona
Bowden en su libro son realmente alu-
cinantes) apunt el can de su RPG
hacia arriba y dispar a un helicptero
por detrs. Dio de lleno. Las calles em-
pezaron a llenarse de gente y los solda-
dos disparaban contra todo lo que se
mova. Otro helicptero fue derribado,
un convoy que parti para rescatar a los
supervivientes se perdi en el laberinto
de Mogadiscio. Los soldados quedaron
atrapados toda la noche en un autn-
tico Fort Apache mientras aumentaban
las bajas y no se poda evacuar a los he-
ridos. Tardaron ms de doce horas en
rescatarlos, con un convoy inmenso
formado por decenas de vehculos;
pero no lograron impedir que los so-
males, enfurecidos, arrastrasen los
cadveres de dos soldados por las ca-
lles. El piloto Mike Durant fue captu-
rado, aunque Aidid acab por soltarle
11 das ms tarde.
La diferencia estaba en que los es-tadounidenses tenan miedo a la muer-
te, pero los guerrilleros somales no. El
sargento Eversmann relat una de las
tcticas de combate del enemigo: para
hacer emboscadas se colocaban a los
dos lados de la calle y disparaban a saco
contra los vehculos que pasaban por
all, con el peligro de alcanzar a los su-
yos. Tuvo la sensacin de que aquella
gente no respetaba ni su propia vida.
Les importaba un bledo!, escribe. Los
rangers y los chicos Delta eran real-
mente duros les arrancaban de un dis-
paro un dedo (que quedaba colgando),
se ponan una venda y seguan luchan-
do, su forma fsica era impresionante
y sus equipos eran insuperables; pero
los tipos que tenan enfrente se conta-
ban por miles y estaban dispuestos a
dejarse la piel. Estaban hartos de los
helicpteros, que al volar a baja altura
levantaban los tejados de hojalata de
sus casas; de los extranjeros, y desde
luego no iban a admitir que capturasen
a sus jefes en el saln de su casa.
Adems del relato de las tcticasmilitares, de la sensacin de peligro y
de batalla que logra transmitir a los lec-
tores, en el libro de Bowden hay dos co-
sas especialmente alucinantes: no hay
un solo soldado annimo y la minucio-
sidad con la que describe las heridas
que sufrieron las tropas. Un ejemplo:
Kowalewski era nuevo en la unidad y
discreto. Acababa de conocer a una
muchacha con la que quera casarse y
haba expresado su intencin de dejar
el regimiento apenas finalizado aquel
despliegue, al cabo de unos meses. Su
sargento quera que se quedara. Minu-
tos despus de que Othic se deslizara
junto a l recibi un balazo en el hom-
bro. [] Othic forcejeaba en el reducido
espacio para aplicar un vendaje al con-
ductor cuando les alcanz el RPG. Les
lleg por la izquierda, cercen el brazo
izquierdo de Kowalewski y se incrust
en su pecho. No explot. El misil, de
ms de sesenta centmetros de largo, se
absorbi dentro del muchacho: las ale-
tas le sobresalan por su costado iz-
quierdo bajo el brazo perdido, la punta
asomaba por el costado derecho. Estaba
inconsciente, pero con vida.
Kowalewski nunca se casara, Bill
Clinton tard unos pocos meses en re-
tirar a sus soldados de Somalia, los res-
ponsables de las tropas estadouniden-
ses fueron poco a poco retirndose de la
carrera militar, los lugartenientes de
Aidid fueron liberados. Muchos de los
que participaron en la batalla del Mar
Negro estn ahora en Afganistn o pre-
parando una nueva y desconocida in-
tervencin. Aquellas horas del 3 al 4 de
octubre de 1993 quiz cambiaron la his-
toria. Si Estados Unidos no hubiese sa-
lido con una sensacin de derrota, tal
vez las cosas, incluso el 11 de septiem-
bre, hubiesen sido diferentes. Lo que s
cambi es la existencia de los 18 esta-
dounidenses y cientos de somales que
murieron aquel da. De eso es de lo que
va la guerra.
[03] Fort Apache en Somalia
La diferencia estaba en que los esta-dounidenses tenan miedo a la muer-te, pero los guerrilleros somales no
* La pelcula Black Hawk derribado seestrena en Espaa el 22 de febrero.El libro de Mark Bowden La batallade Mogadiscio se publica la semanaque viene por RBA.
Howard E. Wasdin es hoy un apacible mdico que vive en una casa
al sur de Georgia. Pero form parte del Team Six de los Navy SEAL,
el ms mortfero comando estadounidense que hace un ao acab
con la vida de Bin Laden en Pakistn. Por primera vez sale a la luz el
testimonio de un miembro de esta unidad de lite. Esta es su vida.
Por QUINO PETIT
AS MATAUN NAVY SEAL
LA DECISIN ES MA.Ese es el lema de los francotira-dores del Team Six de los Navy SEAL. Yo decido cundo debe
caer un objetivo en la mirilla de mi fusil. A la izquierda, Howard E. Wasdin en un entrenamiento
a bordo de un buque y en un retrato actual.
El 6 de mayo de 2011, cinco das
despus de que un comando del
Team Six de los Navy SEAL aca-
base con la vida de Osama bin
Laden en Pakistn, el presidente
estadounidense, Barack Obama, viaj hasta
la base del 160 Regimiento en Fort Camp-
bell (Kentucky). Obama quera felicitar per-
sonalmente a los ejecutores de la Operacin
Lanza de Neptuno que l mismo orden
para capturar o matar al lder de Al Qaeda.
Cuando estuvo frente a los hombres que lle-
varon a cabo la misin, el mandatario y pre-
mio Nobel de la Paz dijo: Son ustedes, lite-
ralmente, la mejor fuerza reducida de
combate que jams ha existido en el mun-
do. Pero, como cont el periodista Nicho-
las Schmidle en Th e New Yorker, lo que el
presidente no les pregunt fue quin haba
realizado el disparo mortal que acab con el
enemigo pblico nmero uno de Estados
Unidos. Ellos tampoco se ofrecieron a decr-
selo. De no haberse retirado como francoti-
rador del mismo Team Six de los Navy SEAL
hace aos, Howard E. Wasdin podra haber
sido ese hombre que mat a Bin Laden.
El seor Wasdin es hoy un apacible qui-
roprctico que atiende a 150 pacientes se-
manales y vive en una casa con jardn al sur
de Georgia. Cuando era joven jams imagi-
n que llegara a celebrar su 50 cumplea-
os hace unos meses. Su destino como
miembro de la ms mortfera fuerza arma-
da de lite estadounidense pareca escrito
bajo un sencillo esquema: vivir deprisa, mo-
rir joven y dejar como todo legado un lus-
troso cadver. Estuvo a punto de cumplir
ese guion en 1993, durante la infernal bata-
lla de Mogadiscio (Somalia). A pesar de su
actual retiro en la vida civil, sigue estando
fuertemente armado con todas las modali-
dades de pistolas y rifl es que pueden custo-
diarse legalmente en una vivienda de Esta-
dos Unidos. Pero el nico destinatario de
los balazos de sus semiautomticas Sig
Sauer sera hoy algn despistado que osara
pisar su jardn. Bueno, ja, ja, ja! No escriba
eso. En serio: ahora solo disparo a objetivos
de papel de peridico.
La imagen del doctor Wasdin dista hoy
mucho de la de aquel francotirador guape-
ras del Team Six de los SEAL que se encara-
maba a los tejados de Mogadiscio con un
lanzagranadas al hombro. No ha resultado
fcil tenerlo al otro lado
del telfono. Tras varias
tentativas que acabaron
posponiendo la conver-
sacin, su voz retadora
llega finalmente desde
la consulta mdica don-
de presta servicios. En-
tre la avalancha de libros
(como Manhunt, del pe-
riodista Peter Bergen),
documentales y pelculas (como Acto de va-
lor, protagonizada por navy seals en activo,
o la versin de Hollywood sobre la Opera-
cin Lanza de Neptuno, que ha contado con
asesoramiento de la CIA y el Pentgono), de
las que vamos teniendo noticia en el primer
aniversario de la muerte de Bin Laden, el
doctor Wasdin ha publicado ahora en caste-
NO CREO QUE NINGUNA MUJER PUEDA SUPERAR LAS PRUEBAS DE ACCESO. Y SERAN UNA DISTRACCIN
Foto
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Cr
tica
llano el relato donde plasm con ayuda de
Stephen Templin sus memorias como fran-
cotirador de la misma unidad de lite que
liquid al lder de Al Qaeda. Bajo el ttulo de
Seal Team Six (Crtica), Wasdin rememora
con el vertiginoso ritmo de un thriller sus
aos en el cuerpo de los caballeros Jedi de
los equipos de la Marina de Estados Unidos
de Mar, Aire y Tierra (SEAL es acrnimo de
Sea, Air, Land). Es la primera vez que sale a
la luz el testimonio de un miembro de esta
unidad, cuyo alcance sintetiza el propio
Wasdin: Cuando la Marina de Estados Uni-
dos enva a su lite, manda a los SEAL. Cuan-
do los SEAL envan a su lite, mandan al
Team Six de los SEAL, el equivalente de la
Marina a la Delta Force del Ejrcito de Tie-
rra, que tiene encomendada la misin de
antiterrorismo y antiinsurgencia.
Son la lite de la lite militar. Solo los
mejores de entre los mejores han logrado
integrar sus fi las. Para ellos, el nico buen
da fue ayer. Hoy puede ser el ltimo. Ac-
tan siempre en secreto como una fuerza
de ataque ultrarrpido que maneja el fac-
tor sorpresa como estrategia bsica. Los co-
57EL PAS SEMANALAS MATA UN NAVY SEAL
mandos especiales estadounidenses Navy
SEAL nacieron como una apuesta de John
Fitzgerald Kennedy a principios de los se-
senta para acciones de contraterrorismo.
Tras el intento fallido en 1980 de rescatar a
unos rehenes estadounidenses de la Emba-
jada de EE UU en Tehern, se cre el Team
Six bajo mandato de Carter para seleccio-
nar a los mejores entre los SEAL: el All Star
Team, especializados en el rescate de rehe-
nes en localizaciones marinas, complemen-
to a la seguridad de bases militares y emba-
jadas y apoyo de operaciones de la CIA. No
admiten mujeres. Las especulaciones sobre
el nmero de miembros son constantes, as
como todo lo relativo a presupuesto, orga-
nizacin y operaciones. No puedo hablar
de nada relacionado con cifras o capaci-
dades, dice el doctor Wasdin desde Geor-
gia. Como sabe, es muy difcil superar el
adiestramiento de los SEAL. En el Team Six,
apro ximadamente el 85% de aspirantes son
descartados. Personalmente no creo que
ninguna mujer sea capaz de superar las
pruebas. E incluso si consiguieran entrar,
supondran una distraccin en combate.
Cuando entras en accin, no quieres pensar
SOBRE LOS TEJADOS DE MOG.Arriba, miembros del Team Six de los Navy SEAL en un tejado de Mogadiscio (Somalia). A cara descubierta y en la foto de abajo, Howard E. Wasdin. A la izquierda, un seal realizando la puesta a punto para una operacin.
en nadie salvo el enemigo. En cuanto al pre-
supuesto, solo puedo decir que cuando yo
serva en el Team Six se estimaba que el di-
nero empleado en balas de 9 mm durante
un ao superaba a todo el presupuesto ba-
lstico de los marines estadounidenses.
Como explica el doctor Wasdin, la mayo-
ra de las misiones del Team Six permanecen
ocultas al pblico en general, a sus propias
familias y a los otros compaeros seals. No
ocurri as con la Operacin Lanza de Nep-
tuno, que acab con Bin Laden en Pakistn
durante la noche del 1 al 2 de mayo de 2011.
Las informaciones al respecto revelaron que
nueve aos, siete meses y 20 das despus
de los atentados del 11-S, un miembro del
Team Six tuvo a tiro al lder de Al Qaeda en
una casa de la localidad paquistan de Abbo-
ttabad. El primer balazo le alcanz en el pe-
cho. Mientras caa, el seal dispar por segun-
da vez, acertando en el ojo izquierdo. Acto
seguido empu la radio e inform: Por
Dios y por mi pas, Gernimo, Gernimo,
Gernimo Gernimo EKIA [Enemy Killed
In Action, enemigo muerto en accin].
tras liquidar a bin laden y a otros habi-
tantes del complejo de Abbottabad, los seals
se incautaron de ms de 6.000 documentos,
algunos de los cuales han sido recientemen-
te publicados por el Centro de Lucha contra
el Terrorismo de West Point. Las llamadas
cartas de Abbottabad han revelado que los
ltimos das de Bin Laden no correspondan
con los de un supuestamente avezado estra-
tega del yihadismo mundial, si bien el capo
de la organizacin terrorista Al Qaeda segua
planifi cando ataques contra Estados Unidos.
Y ese es precisamente el objetivo principal
de los SEAL. Un quehacer que el doctor Was-
din sintetiza desde su propia experiencia:
Cuando fui navy seal, ayudaba a mantener
Estados Unidos libre de terrorismo. Ahora,
como doctor, creo que sigo ayudando a la
gente. Pero sin pistola.
Howard E. Wasdin lleg al mundo el 8
de noviembre de 1961 en Florida. Su madre
le pari a los diecisis aos en una clnica
pblica y le llev a casa en una caja de zapa-
tos. Ella trabaj duro en una fbrica de cos-
tura para mantenerle a l y a sus hermanas
mientras que su padre biolgico tomaba las
de Villadiego. Quien acab siendo su pa-
drastro, de nombre Len, acostumbraba a
abofetearle hasta hacerle comerse su propia
sangre. Tras reclutarse en la Marina, acab
picando la puerta de un ofi cial y solicit que
le destinasen a las temibles pruebas BUD/S,
el training de los SEAL, para reengancharse
antes de que terminara su contrato. La res-
puesta del ofi cial al mando fue: Coge el di-
nero, vuelve a casa y acaba tus estudios. No
tienes ni idea de lo que hace falta para con-
vertirse en un seal. Finalmente le destina-
ron al BUD/S y super todos los retos, cma-
ra hiperbrica de presin incluida. Fue el
nico de cientos de candidatos en lograrlo.
Entre las lindezas que tuvo que superar esta-
ban desafos con nombres como Prueba de
ahogamiento y Semana del infi erno. Hipo-
termias, espasmos, escalofros buceo, tc-
nicas de na vegacin sub-
marina y de sabotaje de
embarcaciones Hoo-
ya!. El grito de guerra esta-
dounidense ruge en las
memorias del doctor Was-
din, quien proclama en el
libro Seal Team Six que
todo ese adiestramiento
tiene como fi n convertirles
en armas humanas que no
conocen la palabra rendi-
cin. El nuestro es un c-
digo no escrito: es mejor
quemarse que apagarse, y
hasta el ltimo aliento nos
llevaremos por delante
tantos enemigos como po-
damos.
Para lograr tales prop-
sitos, el doctor Wasdin re-
cuerda la actitud converti-
da en tradicin de los SEAL:
Dame una patada en los cojones,
que lo puedo aguantar. No est de
ms aadir enseanzas como
aprender a construir una cueva de
nieve cuando la temperatura exte-
rior ronda los 40 grados bajo cero o
acumular experiencias de este tipo:
Si nunca has estado tumbado en un
charco llevando un traje ghillie em-
papado, con la lluvia aporrendote y
el viento aullando, mientras intentas
concentrarte en tu mira y hacer tu
trabajo, ests perdindote una de las
mejores cosas de la vida. As fue
como Wasdin se convirti en Waz-
Man, su apodo mientras perteneci a
los comandos especiales estadouni-
denses. El entrenamiento nunca aca-
ba. Pasas el resto de tu vida haciendo
de ti mismo un arma de alta precisin.
Mucho ms casado con los SEAL que
con su propia familia, Wasdin quiso conver-
tirse en francotirador de la lite absoluta del
Team Six tras formar parte del Team Two.
En mi bsqueda incesante hacia ser el me-
jor de los SEAL, decid ingresar en la acade-
MATAR A BIN LADEN.Los navy seal que liquidaron a Bin Laden en una casa de Abbottabad
(Pakistn, imagen del centro) destruyeron uno de los helicpteros
accidentados durante la misin. Sobre estas lneas, Howard E. Wasdin.
58 EL PAS SEMANAL
--
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lo. Llegados a este punto, nadie dira que
Pakistn estuvo refugindolo. Pero acep-
tando el hecho de que estaban ocultando al
hombre ms buscado del planeta, por qu
debera importarle a ellos o a cualquiera
que furamos a Pakistn y lo trincsemos?.
El doctor Wasdin habla como si an lle-
vara los 45 kilos de equipo y el armamento
de alta precisin de un seal del Team Six.
Describe en primera
persona del plural las
acciones de esta uni-
dad, acaso en un arre-
bato de aoranza por
no seguir sirviendo en
ella. Donde s particip
hasta las ltimas con-
secuencias fue en la
Operacin Serpiente
Gtica, que acab con -
vertida en la afamada ba talla de Mogadiscio.
De los recuerdos de aquella misin para
capturar al seor de la guerra somal Moha-
med Farrah Aidid y a sus lugartenientes
queda constancia en sus memorias con de-
fi niciones espeluznantes de apenas un par
de renglones: Mogadiscio ola a orn y ex-
crementos humanos mezclado con ese olor
tangible a hambre, enfermedad y desespe-
ranza. El 5 de septiembre de 1993, los
miembros del Team Six desplegados en la
capital de Somalia tuvieron a tiro al seor de
la guerra Aidid. Pero la peticin de disparar
fue denegada.
Cree que si aquel da hubieran recibi-
do la orden de disparar contra Aidid habra
sido posible evitar la batalla de Mogadiscio
un mes ms tarde?
S, porque habra sido liquidado o captu-
rado. Mi opinin personal es que, llegados a
ese punto, el Gobierno del presidente Bill
Clinton estaba desesperndose por sacarnos
de all. Desde ese da, el gran error que co-
metimos fue salir a patrullar a la luz del sol.
El mal recuerdo de lo que pas en Mo-
gadiscio el 3 de octubre de aquel ao per-
manece todava en el imaginario blico
estadounidense. Las milicias del seor de
la guerra Aidid lograron abatir dos helicp-
teros Black Hawk durante un enfrenta-
miento con las tropas de EE UU desplega-
das en Somalia, que sufrieron 18 bajas.
Clinton orden a partir de entonces la reti-
rada total de la zona. A pesar de que Black
Hawk derribado, la trepidante pelcula
donde Ridley Scott recre aquel combate
de manera magistral, no menciona la pre-
sencia de los miembros del Team Six, el
doctor Wasdin estuvo all con otros solda-
dos de esta unidad. Combati codo con
codo con los Delta Force y no duda en reco-
nocer la extraordinaria vala de esta otra
fuerza de lite estadounidense, a pesar de
que a muchos seals no les gustara or algo
semejante. Asegura que no le afect per-
sonalmente que el Team Six quedara omi-
tido en la exitosa versin hollywoodiense
de la batalla de Mogadiscio. Tena 32 aos
y le falt poco para palmarla, cumpliendo
el guion previsto desde que entr en los
SEAL. Volvi a casa con tres balazos y estu-
vo a punto de perder una pierna. Nada vol-
vi a ser lo mismo para l.
wasdin afront el principio del fi n con
resignacin. Tambin admite la difi cultad
de estar ms de un decenio sirviendo a ese
nivel. Como muchos otros colegas que no
murieron ni acabaron entrenando a los
recin llegados o trabajando para el sector
blico privado, se recicl en la vida civil.
En su caso, a travs de la medicina. Padre
de familia, casado en segundas nupcias,
seguidor de la fe cristiana y polticamente
declarado como un independiente que
odia a los medios de comunicacin pro-
gresistas, no se arrepiente de nada de lo
que hizo en combate. Lo que ms echa de
menos de aquellos aos como intrpido e
implacable francotirador es la adrenalina.
Sobre todo extrao mucho saltar de un
avin en plena noche a 27.000 pies de altu-
ra. Ya sabe, ese tipo de cosas que ningn
ser humano en sus cabales hara. Somos
los tipos mejor entre nados del planeta. Es
algo muy superior a pertenecer al equipo
que gana la Superbowl o la Copa del Mun-
do de ftbol. Podramos cascar cualquier
da. No hay ningn deporte profesional ni
conozco ninguna otra sensacin que se
parezca a eso.
Si mira hacia atrs, cree que usted ha-
bra acabado convirtindose en francotira-
dor del Team Six de los SEAL de no haber
recibido toda aquella violencia y maltrato
por parte de su padrastro cuando era nio?
Esa es una buena pregunta. No s si
tuvo algo que ver. Lo que est claro es que
todo aquello, en vez de anularme, fortaleci
mi actitud a la hora de soportar el dolor. Mi
carcter se forj a base de no abandonar ja-
ms. Ni ante nada ni ante nadie.
MISIN NOCTURNA. Miembros de los Navy SEAL estadounidenses esperan la ordende comenzar una incursin para capturar lderes insurgentes en Fallujah (Irak).
EL ENTRENAMIENTO NO ACABA NUNCA. PASAS TU
VIDA HACIENDO DE TI MISMO UN ARMA DE PRECISIN
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tenan experiencia en operaciones a lar-
ga distancia, baja altura y con gafas de
visin nocturna. Mientras, 100 pilotos
del Ejrcito que estaban mucho ms ro-
dados se quedaron en tierra. Tras De-
sert One, Beckwith fue apartado de Del-
ta Force y del generalato. Abandon el
Ejrcito. Cre una empresa de seguri-
dad, escribi un libro. Poco antes de su
muerte, en 1994, le preguntaron para
qu serva Delta Force: Para pegarle
dos tiros en la cabeza a un terrorista sin
pensrselo dos veces.
Su discpulo favorito, el general
Schoomaker, relataba en 1997 su expe-
riencia en Irn: Esa noche aprend que
en operaciones especiales debes ser ca-
paz de hacer lo que dices que sabes ha-
cer. Ni ms ni menos. En un momento
de crisis, si has mentido, todo se puede
venir abajo. Siempre he desconfiado de
los machos. Aquellos pilotos que decan
que eran los mejores volando de noche
y resulta que slo haban entrenado 15
horas al ao. La jodida diferencia es que
hoy tengo gente con 4.000 horas de vue-
los con gafas de visin nocturna; y apa-
ratos especializados en volar por la no-
che; y un programa de entrenamiento;
y los medios para llevarlo a cabo.
Solos, sucios, hambrientos. Rodea-
dos por el enemigo. El entrenamiento es
lo nico que puede salvar la vida de un
comando en accin. Un boina verde es-
paol habla de una fase de endureci-
miento con marchas diarias de 30 kil-
metros con 40 kilos a la espalda; gimna-
sia y natacin. Un par de horas diarias
de defensa personal hasta tener al me-
nos cinturn rojo. Luego te metes en la
montaa. Es lo peor: debes pasar como
mnimo 10 das al mes viviendo en el
campo. Instruccin y orientacin noc-
turna; buceo, esqu, manejo de todo tipo
de armas y explosivos. Lanzarte del he-
licptero en rapel. La prueba de fuego
es pasar 15 das en el monte sin nada
que comer ni tienda de campaa. De
qu te alimentas? Caracoles, races,
lombrices, pescas algo. Todava no se ha
muerto nadie. Pero son circunstancias
en que el espritu de equipo y las habi-
lidades de cada uno son fundamentales
para sobrevivir. Por eso, siempre son
bienvenidos a tu grupo los guarnicio-
neros, curtidores, carniceros.
Es imposible fabricar comandos
en masa, suele pregonar Peter Schoo-
maker. Segn su teora, cada soldado es
nico e irremplazable. Es demasiado
caro en tiempo y dinero formar a un
profesional de operaciones especiales.
En Estados Unidos, la formacin delas fuerzas especiales de cada Ejrcito
se lleva a cabo en una base distinta. Los
Rangers, Boinas Verdes y Delta Force,
en Fort Bragg. Un micromundo polvo-
riento a las afueras de Fayetteville (Ca-
rolina del Norte). Creado al filo de la
Primera Guerra Mundial, el segundo
acuartelamiento ms grande de Estados
Unidos alberga 150.000 personas, a las
que hay que aadir los profesionales de
la vecina base area de Pope. Miles de
hectreas. Muchas adquiridas a los Roc-
kefeller. Escasa vegetacin. Trfago de
helicpteros. Todo tipo de instalaciones
militares, incluyendo el acuartelamien-
to de Delta Force, rodeado de dos barre-
ras de alambre de espino. Tiendas, igle-
sias, un campo de golf, cines, escuelas.
Una unidad especfica con la funcin de
reforzar la moral de las familias cuan-
do sus miembros entra en combate. Sin
olvidar la universidad de las Operacio-
nes especiales: la Escuela JFK de Gue-
rra Especial, en la que se entrenan cada
ao 10.000 alumnos de todo el mundo.
Por ella han pasado los profesionales de
la Contra nicaragense y fuerzas para-
militares de toda Latinoamrica. En
Fayetteville viven tantos antiguos vete-
ranos de Vietnam que la llaman fayette-
nam. Es el gran templo de las operacio-
nes especiales. Testosterona en bru-
to, segn la definicin del periodista
Tom Wolfe.
Los comandos del Ejrcito del Aire
son adiestrados en Hulburt Field (Flo-
rida); los Seal de la Marina, en la Base
Naval Coronado (California). Entrenan
seis meses en condiciones de dureza ex-
trema. El adiestramiento de sus oficia-
les dura un ao. Los aspirantes son su-
mergidos en agua helada hasta la hipo-
termia; arrastran lanchas de goma
entre los rompeolas; sufren interroga-
torios al borde la tortura, y llegan a ser
disparados desde los lanzatorpedos de
un submarino: una experiencia no apta
para personas con claustrofobia perfec-
ta para que los comandos alcancen por
mar las lneas enemigas. Otra de sus ha-
bilidades es la infiltracin con paraca-
das HALO (high altitude, low opening).
Saltos a 8.000 metros con cada libre
hasta los 600 metros del suelo para no
ser detectados, que se realizan con bo-
tellas de oxgeno y que en ocasiones
acaban con la rotura del paracadas y la
muerte del comando.
Cul es el fin de tanto entrena-
miento? Segn un oficial de operacio-
nes especiales espaol: Que adquieran
fuerza y estabilidad emocional. Tan im-
portante es lo uno como lo otro. Que
piensen; que analicen. Que tengan dis-
ciplina y madurez. Que tomen decisio-
nes sobre la marcha. No queremos un
Delta Force sirve, segn sufundador, para pegarle dostiros a cada terrorista
capitanes generales, que podan decidir, por ejemplo, queprestaran proteccin especial durante el juicio a miembrosde ETA en Burgos, en 1970. En 1979, las compaas sedisuelven y se organizan en tres grupos (GOE), con sedeen Barcelona, Valencia y Ronda (Mlaga). En 1999 sus2.000 hombres se funden en un mando nico (MOE),bajo la direccin de un general de brigada, en Rabasa (Ali-cante), y a las rdenes del jefe del Mando de Maniobra.
El Ejrcito del Aire tiene una fuerza de operaciones es-peciales, la Escuadrilla de Zapadores Paracaidistas (muyactiva en Bosnia y Kosovo), y la Armada, una unidad pro-pia integrada en la Brigada de Infantera de Marina.
Guerrilleros espaolesAunque algunos oficiales de operaciones especiales es-paoles buscan las races de su actividad en Viriato y ElEmpecinado, la realidad es que los actuales guerrillerosdel Ejrcito espaol nacen en 1956 en la Escuela Militarde Montaa de Jaca, Huesca. Hasta 1962, la formacinde operaciones especiales slo se realizaba con oficiales.Es a comienzos de los sesenta cuando el capitn JavierCaldern es encargado de organizar las primeras com-paas. El modelo era el americano, aunque sin perder devista el trabajo de los partisanos griegos.
Hasta 1979 haba en Espaa 20 compaas (COE).Su trabajo era autnomo. Dependan directamente de los
62 EPS
amos siempre por delante.
Entre penumbras. Sin llamar la atencin.
Nuestro trabajo se inicia antes de que haya
tiros. Cuando nadie prev una crisis. Y
cuando parece que empieza el conflicto, no
es as: haba empezado mucho antes
pero nadie se haba dado cuenta.
Fort Bragg. Carolina del Norte. Abril
de 1980. Cindy Petroski nunca olvidar el
da que descubri que su marido era un
oficial de Delta Force, la unidad de comba-
te ms opaca y mortfera del Ejrcito ame-
ricano. La lite de la lite. Un cuerpo cuya
existencia el Pentgono nunca reconoce.
De la noche a la maana, Peter J. Schoo-
maker, un atractivo oficial de infantera de
34 aos, 1,90 de altura y 120 kilos de peso,
jugador de ftbol americano y veterano de
Vietnam, se vea obligado a confesar a su
mujer su verdadera ocupacin: Cario,
soy comandante de un escuadrn de las
fuerzas especiales. La revelacin tena
sentido: horas ms tarde, el mayor Schoo-
maker y su equipo partan con direccin a
Irn para rescatar a 52 estadounidenses se-
cuestrados en noviembre de 1979 por se-
guidores del ayatol Jomeini. El ltimo en-
vite del presidente Jimmy Carter para des-
pachar la crisis. Nunca pensamos que
Carter iba a tener cojones para seguir ade-
lante, declaraba aos despus el coronel
Charles Beckwith, director de la operacin
y creador de Delta Force en 1977. Una mi-
sin suicida en la que muchos no crean.
Con razn. Fue un completo fracaso.
Madrugada del 25 de abril de 1980 en
un punto indeterminado del desierto iran
denominado Desert One por los servicios
de inteligencia. Una columna de fuego se
eleva al cielo rompiendo la oscuridad de la
noche. Explosiones. En aquel momento,
Schoomaker lleg a pensar que ni los cuer-
pos de operaciones especiales ni su propia
carrera podran superar la tragedia que se
desarrollaba ante sus ojos. Las llamas azu-
les del queroseno consuman un helicpte-
ro RH-53s del cuerpo de Marines y un
avin de transporte Hrcules EC-130. Mi-
nutos antes se haban estrellado. Ocho co-
mandos carbonizados. Trece con quema-
duras. Imposible llegar a Tehern en esas
condiciones. Haba que abortar la opera-
cin. A la carrera, los supervivientes ocu-
paron el otro Hrcules. Mientras el avin
se deslizaba sobre la pista de tierra, an
pudieron contemplar la chatarra humean-
te iluminando el perfil de los cuatro he-
licpteros abandonados intactos.
Esa misma noche, la red de espionaje
estadounidense an existente en Irn era
desarticulada. Y los rehenes, dispersados
por todo el pas. El fracaso le costara a
Carter la reeleccin con ocho millones de
votos de diferencia. Y propiciara la llega-
da de Ronald Reagan a la Casa Blanca. El
21 de enero de 1981, el mismo da de su ju-
ramento, los secuestrados eran liberados
tras ms de un ao de cautiverio. Era el
eplogo de la Operacin Eagle Claw.
Al morir sus hijos vendrn / lle-
varn Boinas Verdes / para luchar / por la
libertad. Diecisiete aos ms tarde. Patio
de honor de Fort Bragg. Estados Unidos.
Atruenan los acordes del lacrimgeno
himno de las fuerzas especiales. Desfile de
banderas. Botas como espejos. El jefe del
Estado Mayor del Ejrcito inicia su aren-
ga: Quieren que les enumere las creden-
ciales de este soldado? Todo lo que tienen
que saber es que ha combatido en Desert
One, Granada, Panam, Irak, Hait. La
hoja de servicios de un autntico oficial de
Operaciones Especiales. Protagonista en
todas las crisis de los ltimos 20 aos. Oc-
tubre de 1997. Peter J. Schoomaker recibe
su cuarta estrella de general. El mximo
grado al que puede aspirar un oficial en
Estados Unidos. Y la direccin del podero-
so Mando de Operaciones Especiales, si-
tuado en la base area MacDill, en Tampa
(Florida). Su sueo hecho realidad. Un uni-
verso de posibilidades.
Y de ambigedad. Un manual del De-partamento de Defensa define as las ope-
raciones especiales: Aquellas llevadas a
cabo con medios militares no convencio-
nales con el fin de conseguir objetivos pol-
ticos, econmicos o psicolgicos en terre-
no hostil. Se pueden realizar en guerra o
fuera de ella, de forma independiente o co-
ordinadas con fuerzas convencionales.
Para su xito requieren clandestinidad, en-
cubrimiento o baja visibilidad. Difieren de
las operaciones convencionales en el grado
de riesgo fsico y poltico que entraan, en
la forma de operar, en la independencia del
soldado respecto a los apoyos clsicos y su
mayor dependencia respecto a las fuentes
de inteligencia y las fuerzas indgenas em-
plazadas tras las lneas enemigas.
sa es la teora. Para llevarla a la prc-
tica, Rangers, Boinas Verdes, Delta Force.
Comandos Seal de la Armada, los pilotos
ms avezados en vuelo sin visibilidad.
Treinta mil hombres. Treinta mil mqui-
nas de matar por tierra, mar y aire. Vein-
te mil ms en la reserva. Buceadores y pa-
racaidistas. Mdicos. Un presupuesto de
750.000 millones de pesetas al ao. Equipos
a medida. Aviones y helicpteros capaces
de volar a baja altura evitando el barrido
de los radares; con caones mortferos,
blindajes especiales y depsitos de com-
bustible de emergencia. Lanchas ultrali-
geras que alcanzan los 50 nudos. Motoci-
cletas de montaa. Las mejores gafas de
visin nocturna; equipos porttiles de
transmisin y cifrado. Confidencialidad
absoluta sobre sus adquisiciones. Efecti-
vos desplegados en todo el mundo. Entre-
namiento a fuerzas armadas en 90 pases.
Reconocimiento tras las lneas enemigas.
Sealizacin de objetivos con lser para
que sean destruidos por la aviacin sin
producir efectos colaterales. Localizacin
y destruccin de armas nucleares, biol-
gicas y qumicas
Es un aperitivo. Las fuerzas de opera-
ciones especiales son la punta de lanza de
las nuevas misiones de los ejrcitos actua-
les. Luchar contra la droga en Latinoam-
rica. Capturar al general panameo Ma-
nuel Noriega; destruir plataformas de mi-
siles Scud en Irak; asesinar al narco
colombiano Pablo Escobar. Acabar con el
dictador Raoul Cedrs en Hait. Atrapar
criminales de guerra en Bosnia. Acciones
antiterroristas dentro y fuera de sus fron-
teras. Actuaciones encubiertas (en las que
nunca se debe saber el promotor) en cola-
boracin con la CIA. Para un teniente ge-
neral espaol especialista en operaciones
especiales (y que pide anonimato, como la
mayora de las fuentes de este reportaje):
Unidades para hacer todo lo que no pue-
des hacer con una unidad convencional.
Al margen de la tica militar?
Cul es la tica militar? Lo de guerra
limpia es una ficcin. Todas las guerras
son sucias. O es que la guerra convencio-
nal es limpia? Fue limpio el bombardeo
de Dresde? Eso s, a la hora de intervenir
en una guerra irregular puedes pisar el
lodo intentando mancharte lo menos posi-
ble o ponerte a chapotear. Recuerde a los
boinas verdes en Vietnam y sus atrocida-
des. En cualquier caso, este tipo de guerra
irregular exige otro tipo de tica. Un co-
mando no puede dejar prisioneros detrs
V
El Mando de Operaciones Espe-ciales de EE UU tiene un presu-puesto de 750.000 millones
EPS 65
EN SILENCIO.El entrenamiento y elequipamiento son lasarmas del comando. Enla imagen, adiestramien-to con ametralladora.FOTOGRAFA: REUTERS, AGENCIA FRANCE PRESSE Y CORBIS
60 EPS FOTOGRAFA: AGENCIA FRANCE PRESSE
LA CAZADEL HOMBRE
LOS NMERO UNO.Los Rangers, o boinasrojas, son la unidad msnumerosa de las fuerzasde operaciones especia-les de Estados Unidos.En la imagen, durante unentrenamiento.
Son el ejrcito del futuro. Han aprendido de guerri-lleros y terroristas. Pocos, bien entrenados y con unequipamiento de ciencia-ficcin, los comandos sonmquinas perfectas de matar destinadas a las nuevasguerras irregulares. El conflicto mundial surgido el 11de septiembre ser su banco de pruebas. Por Jess Rodrguez.
superman que se le a bofetadas en un
bar. Lo que buscamos es un soldado que
piense que en ese bar puede tener pro-
blemas y le conviene no entrar. Esa es la
clave. Un comando no est para enfren-
tarse con nadie. Tiene que infiltrarse,
actuar y huir. Y as es como tendrn que
operar en Afganistn. Como deca Mao
(junto a Che Guevara, el gran maestro
de la guerrilla), la huida es parte de su
estrategia. Su actividad es dispersa y
descentralizada. Tiene que explotar las
vulnerabilidades del enemigo. Y rehuir
el combate porque est en inferioridad
de condiciones. Cules son las condi-
ciones para que una operacin tenga
xito? Segn un mando de Infantera de
Marina: Simplicidad, seguridad, sor-
presa, rapidez y un propsito claro.
La cuestin no es pegar tiros. De
hecho, cuando hay tiros es que algo ha
ido mal, explica un coronel espaol.
Seguramente la parte menos conocida
de las operaciones especiales son las
denominadas operaciones psicolgi-
cas, una materia que tambin se im-
parte en la Escuela JFK de Fort Bragg.
Otra forma de luchar. Su objetivo, crear
una opinin positiva en el territorio
enemigo a favor del bando propio. Di-
fundir noticias sobre los cambios bene-
ficiosos que est efectuado la potencia
invasora en el territorio ocupado. As
logras atraer al enemigo a tus filas o,
por lo menos, que deserte. En el caso de
Irak, el leitmotiv que se transmita a los
iraques era el inmenso poder de la coa-
licin a la que se enfrentaban, el aisla-
miento internacional en el que estaban
sumidos y las sanciones que les espera-
ban. Las fuerzas de operaciones psi-
colgicas lanzaron 29 millones de octa-
villas y realizaron retransmisiones de
televisin y radio durante 40 das. Con-
siguieron que unos 70.000 soldados ira-
ques se rindieran sin presentar bata-
lla, afirma un oficial espaol.
Dos jefes del Ejrcito espaol coin-ciden en alabar la forma en que EE UU
est tratando a la Alianza del Norte de
Afganistn con envos de material hu-
manitario: Repartir alimentos en vez
de armas es un buen ejemplo de guerra
psicolgica. Ests premiando zonas afi-
nes y aislando focos rebeldes. Ests
creando un efecto psicolgico, igual que
hace el terrorismo. No derrotas al ene-
migo, pero le desestabilizas. Y, al mismo
tiempo, le aterrorizas destrozando sus
centros de mando, control y comunica-
ciones. La tercera pata es entrenar a un
ejrcito nativo que se enfrente a sus
compatriotas. La cuestin es atraer a
una faccin del pas a tus filas, o, por lo
menos, que entiendan tu posicin y te
ayuden. Y, sobre todo, te presten infor-
macin. Es imposible una guerra de
guerrillas sin nativos ni informacin.
Y eso no lo han sabido hacer los
americanos nunca, analiza un tenien-
te general espaol. Ni en Vietnam,
donde se granjearon la enemistad de la
poblacin que les vea como invasores,
ni en Centroamrica. Ahora veremos si
han aprendido algo de Mogadiscio (So-
malia), donde entraron en 1993 en plan
sheriff (el almirante Howe ofreci 20.000
dlares por la cabeza de Aidid) y salie-
ron con 18 miembros de las fuerzas es-
peciales en bolsas de plstico. Les falt
la informacin y el ganarse a la gente.
Sobre el terreno, los comandos
americanos son impresionantes, ex-
plica un coronel espaol. Mquinas
muy precisas. Yo he trabajado con los
boinas verdes en medio de la montaa.
Y tener previsto un suministro por va
area a las 00.00. Encender luces qu-
micas para orientarles a las 23.55. A las
23.59 comenzar a escuchar los motores
Segn la doctrina de Mao, lahuida del guerrillero trasactuar es parte de su trabajo
Comandos con historiaTodo empez con David Stirling, un oficial britnico queen la convalecencia tras un accidente en paracaidas ideuna fuerza pequea, rpida y que utilizara el factor sor-presa para debilitar al mariscal Rommel en el norte de fri-ca. Era 1941. Haba nacido el Special Air Service (SAS).Su primer xito, destruir 61 aviones alemanes en diciem-bre de 1941. En 1990 fue nombrado caballero por la rei-na. En 1962, un oficial americano estuvo un ao entre-nando con esta unidad britnica. Era Charles Beckwith.Tras pasar por Vietnam como boina verde, se empe encrear una unidad antiterrorista en Estados Unidos Asesi-nos sin contemplaciones. Lo logr en 1977 con Delta For-
ce: seleccionados entre los mejores rangers y boinas ver-des. Tras el fracaso de la operacin para liberar a los re-henes de Irn, en 1980, Beckwith fue apartado del man-do. Sus discpulos fueron Hugh Shelton y Peter Schoo-maker. Los dos llegaran a la cima del Ejrcito de EE UU.El primero, como presidente de la Junta de Jefes de Esta-do Mayor, y el segundo, como jefe del Mando de Opera-ciones Especiales. De su nivel en el Reino Unido, el ge-neral Michael Rose, que mand el SAS en el conflicto delas Malvinas. Sin olvidar a Pervez Musharraf, hoy jefe deEstado de Pakistn, que siendo general de brigada dirigiel Special Services Group en la guerra de Afganistn.
SEIS HOMBRES SIN PIEDAD. La historia de las operaciones especiales: de izquierda a derecha, coronel David Stirling, coro-nel Charles Beckwith, general Hugh Shelton, general Peter Schoomaker, general Michael Rose y general Pervez Musharraf.
EPS 61
EPS 63
de l porque pondran en peligro su huida.
Un comando tiene autonoma absoluta.
La propia del soldado que pasa semanas en
territorio enemigo lejos de la cadena de
mando. Sin rdenes. Sin reglamentos. En
la operacin Tormenta del Desierto, en
Irak, hubo comandos aislados de cualquier
contacto con el exterior durante un mes.
Utilizan mtodos de ataque similares a
los de los terroristas. Y tienen esa capaci-
dad de minar la moral de sus vctimas. se
es su poder, explica un coronel espaol.
Un ejrcito dentro del ejrcito. En el
campo de batalla suplen su desventaja
numrica con su preparacin y equipa-
miento. Su arma es la sorpresa: tiempo, lu-
gar y procedimiento. Y la movilidad.
Soldados autosuficientes. La organiza-cin bsica de los boinas verdes america-
nos son los A-Team: grupos de
12 hombres en los que cada
uno de sus miembros cumple
una misin concreta: armas,
comunicaciones, explosivos,
sanidad. Cada puesto est du-
plicado ante posibles bajas en
campaa. Sus operaciones du-
ran entre tres das y tres meses
y exigen una profunda inmer-
sin en territorio enemigo.
Una vez localizado el objetivo y
ejecutada la accin, la cuestin
es escapar. Se suele llevar a
cabo mediante helicpteros r-
pidos y fuertemente armados.
Sus grandes rivales, los
Seal de la Armada, creados por
John F. Kennedy en 1963, estn
destinados a objetivos ms r-
pidos. Ms cercanos a las ope-
raciones antiterroristas. Sus
misiones duran de tres horas a tres das y
la infiltracin de sus pelotones de 16 solda-
dos suele hacerse desde el mar. Su compo-
sicin es secreta. Alrededor de 2.000 hom-
bres que habran actuado en Granada, gol-
fo Prsico, Panam, Hait y Bosnia.
Todo apunta a que Afganistn ser el
gran banco de pruebas de este tipo de uni-
dades. Sin embargo, la guerra de helicp-
teros, surgida en Vietnam y que se adapta
perfectamente a las operaciones especia-
les, puede pinchar en sia Central. Estre-
chos caones y tormentas de arena. Nieve
y ventiscas. Cordilleras de 4.000 metros. Un
teatro de operaciones donde sus sofistica-
dos Little Bird y Black Hawk difcilmente
podrn volar. Ese es el duro escenario de la
primera guerra del siglo XXI: La primera
guerra irregular de la historia.
As la define Joaqun Villalobos, ex co-
mandante del Ejrcito Revolucionario del
Pueblo, de El Salvador. Villalobos comba-
ti como guerrillero contra el ejrcito or-
ganizado en su pas por Estados Unidos en-
tre 1981 y 1992. Sabe cmo luchan los boi-
nas verdes. Va a ser una guerra irregular,
sin frentes ni gran masa de fuerza. Una
guerra de fuerzas irregulares. Eso lo
aprendi EE UU en El Salvador: no puedes
combatir a un ejrcito irregular con un
ejrcito regular. Es la trampa en que caye-
ron, en Afganistn, el Reino Unido en 1839
y Rusia entre 1979 y 1989. Los rusos no
abandonaron Afganistn por las bajas ni
por falta de medios. Tenan de sobra. Pero
los muyahidin les hundieron la moral. Lo
mismo que el Vietcong a los americanos.
Los yanquis aprendieron la leccin en El
Salvador. Al final, combatan a nuestra
guerrilla con guerrillas. sta va a ser una
guerra de guerrillas contra el Estado afga-
no, en la que EE UU tiene la ventaja de su
impresionante tecnologa y para la que ne-
cesita el imprescindible suministro de in-
teligencia que les proporcionen Pakistn y
Rusia.
Estn preparados los americanos?
En una fuerza irregular lo importan-
te es la moral; la disposicin al sacrificio.
Nuestros guerrilleros pasaban das enteros
bajo tierra; solos; sin moverse, comiendo y
haciendo las necesidades all mismo para,
llegado el momento, ejecutar su parte del
plan. Eso lo haces por motivacin. Y los
6.000 muertos de las Torres Gemelas pue-
den proporcionar a los soldados america-
nos esa motivacin que les ha faltado tan-
tas veces. Por ejemplo, en Vietnam, donde
perdieron la guerra en la retaguardia.
Operaciones baratas, ambiguas, opa-cas ante la opinin pblica, sin efectos co-
laterales. Pocos atades propios y cero
imgenes de nios muertos por los bom-
bardeos. La herramienta perfecta para en-
frentarse a los nuevos conflictos no con-
vencionales. El nombramiento del general
Hugh Shelton (un autntico duro), en oc-
tubre de 1997, como presidente de la Junta
de Jefes de Estado Mayor fue la evidencia
de que las acciones de las operaciones es-
peciales cotizaban al alza. En la carrera ha-
cia el cargo, Shelton pas por encima de ge-
nerales de la brillantez intelectual de Wes-
ley Clark o Joseph Ralston. Casi dos
metros, perfil ptreo, ex jugador de ftbol
profesional; boina verde en Vietnam; para-
caidista en combate, Shelton ha ocupado
todos los puestos a los que un militar de ac-
cin puede aspirar en EE UU. Sin embargo,
en este general de cuatro estrellas tambin
se adivina un nuevo perfil de soldado-di-
plomtico consciente de la importancia
poltica de cada accin militar y de la fis-
calizacin de los medios de comunicacin.
Lo demostr en 1994 al mando de la Opera-
cin Uphold Democracy, destinada a depo-
ner al general Raoul Cedrs, jefe de la san-
grienta junta militar de Hait.
Shelton convirti un previsible
bao de sangre en una opera-
cin humanitaria: Lo ltimo
que pude pensar es que nues-
tras fuerzas especiales aca-
baran trabajando con el Ejr-
cito de Hait en la pacificacin
del pas en un ambiente de res-
peto mutuo. Lo hizo bien. El
presidente Clinton tom nota.
(Sin embargo, Hugh Shel-
ton no dirigir la campaa de
Afganistn. El 1 de octubre, en
plena crisis, pas a la reserva y
fue sustituido por el general
del Aire Richard Myers. Pese a
todo, George W. Bush le ha con-
servado como consejero: su ex-
periencia militar y poltica y
su sangre fra sern bsicas en
una guerra irregular).
Los restos carbonizados de Desert One
fueron su trampoln. De Shelton, Schoo-
maker, Delta Force y del concepto de fuer-
zas especiales como pieza clave del ejrci-
to del futuro. Haba que reactivar las ope-
raciones especiales. Haca falta un mando
nico para enfrentarse a situaciones mili-
tares distintas a las de la guerra conven-
cional. Una fuerza area propia, rpida y
mortfera. Y miles de profesionales bien se-
leccionados, entrenados y equipados. En
1987, el Pentgono creaba el Mando de Ope-
raciones Especiales, de los tres ejrcitos. El
mtico coronel Charles Beckwith, creador
de Delta Force en 1977, analizaba as el fra-
caso de Irn: En 1980 no estbamos pre-
parados. La coordinacin fue un desastre.
No era un equipo: era un rompecabezas.
Haba mandos de distintos cuerpos. El ser-
vicio de meteorologa no previ la tormen-
ta de arena en la que se perdieron nuestros
helicpteros. Y, sobre todo, los pilotos (una
mezcla de marines, marinos y del Ejrcito
del Aire) no saban repostar en vuelo. No
EQUIPOS A. La autonoma de cada grupo de comandos es una desus caractersticas. En la imagen, a bordo de un Black Hawk.
FOTOGRAFA: REUTERS
A LA CARRERA.La guerra de helicpte-ros surgida de Vietnames pieza clave en lasoperaciones de coman-dos. Arriba, gurjas enYugoslavia. Abajo,comandos britnicosoperando en el Congo.
del avin y a las 00.01 tener el paquete
en el sitio exacto. Increble. Pero luego
les falta sensibilidad. No saben mover-
se entre la poblacin civil. Tienen una
tecnologa portentosa, cascos de kevlar
con vdeo; navegadores GPS; pero eso
no puede sustituir al hombre. No en-
tienden ms smbolos que los suyos. Y
dudo que sepan lo que supone el islam.
Un montn de rambos sueltos pueden
meter mucho la pata.
De sus derrotas, los generales ame-
ricanos han aprendido algo: el comando
no puede operar en Somalia igual que
en Panam. Tiene que seguir la reco-
mendacin de Mao: El guerrillero tie-
ne que moverse en territorio enemigo
como pez en el agua. Hoy toda la infra-
estructura de fuerzas especiales del
Ejrcito estadounidense est organiza-
da de forma regional. Cada grupo de
operaciones especiales est especializa-
do en una zona del mundo. Su entrena-
miento y equipamiento es especfico
respecto al terreno y condiciones que va
a encontrarse. Adems, reciben clases
de idiomas y cultura de la zona del
mundo que les es asignada. Por ejem-
plo, el Primer Grupo de Boinas Verdes
est destinado al Pacfico; el Tercero, a
frica; el Quinto, a sia Central; el Sp-
timo, a Suramrica. Todo este entrama-
do pasar un examen si, adems de a
Afganistn, las fuerzas especiales son
enviadas contra otros supuestos san-
tuarios del terrorismo islmico en Su-
dn, Libia, Indonesia o Yemen.
En esta tctica regional, las fuerzasde operaciones especiales americanas
van a la zaga de los britnicos. Los in-
gleses del SAS son los expertos, expli-
ca un militar espaol. Su principal
cualidad? Pasar largos periodos detrs
de las lneas enemigas sin ser detecta-
dos. Se camuflan perfectamente. Y tie-
nen una sensibilidad especial para
adaptarse, quiz por haber tenido mu-
chas colonias y conocer territorios dis-
tintos y muchas razas y religiones. Sa-
ben ganarse a la gente. Se quitan la go-
rra se ponen una kufiya y se echan a
andar. En Afganistn pueden llevar me-
ses infiltrndose y exfiltrndose.
Segn los expertos, el SAS (Special
Air Service Regiment) y su unidad
acutica (Special Boat Section) son el
ejemplo a seguir. Disciplinados y mort-
feros. Sesenta aos de vida. Una trayec-
toria que va desde los primitivos co-
mandos de sir David Stirling contra el
mariscal Rommel en el norte de frica,
en la II Guerra Mundial, hasta perse-
guir criminales nazis. Y de all, a las sel-
vas de Malaisia y Borneo; las llanuras
de Omn; las desoladas islas Malvinas,
donde volaron un campo de aviacin
con 11 aparatos argentinos en Pebble Is-
land; Bosnia o Irak, donde su misin fue
destruir plataformas de misiles Scud.
El SAS fue el modelo del coronel
Charles Beckwith a la hora de crear
Delta Force y la primera unidad en en-
trenar fuerzas antiterroristas tras el se-
cuestro y posterior carnicera de atletas
israeles en Mnich, en septiembre de
1972. El SAS comenz a patrullar inter-
mitentemente en Irlanda del Norte a fi-
nales de los sesenta y a partir de 1974 de
forma continuada. Entre 1976 y 1987 eje-
cutaron a 25 miembros del IRA. Y fue
sangrienta la operacin que llev a cabo
un equipo de 16 hombres del SAS el 6 de
marzo de 1988, eliminando a tres acti-
vistas desarmados del IRA en Gibraltar.
La primera ministra, Margareth That-
cher, que haba dado en persona la or-
den de actuar, les felicit.
Los expertos consultados coinciden
en que en una guerra irregular, donde
prima la calidad sobre la cantidad, los
britnicos van a tener un papel estelar.
Conocen bien el terreno. Conocen a los
muyahidin, a los que entrenaron a fina-
les de los setenta. Conocen a las fuerzas
especiales paquistanes, a las que ama-
mantaron desde su creacin. Para un
coronel espaol: Van a tener un papel
protagonista en este tipo de operacin.
Puede ser la primera guerra irregu-
lar de la historia. Las fuerzas especiales
parten con ventaja. La sentencia es de
un general ruso que luch en Vietnam:
En una guerra irregular, el ejrcito re-
gular, si no gana, pierde. En cambio, el
guerrillero, si no pierde, gana.
Segn los expertos, loscomandos del SAS son elejemplo a seguir por EE UU
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