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LA BIOMASA TÉRMICA OPORTUNIDADES Y GRANDES MITOS Ibán Revilla Sánchez

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LA BIOMASA TÉRMICA

OPORTUNIDADES Y GRANDES MITOS

Ibán Revilla Sánchez

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Se permite, incluso se agradece, la difusión parcial o total de este texto con la única condición

de citar la fuente.

En Salamanca a 20 de Enero de 2015.

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CONTENIDO

INTRODUCCIÓN ....................................................................................................................... 4

VENTAJAS DE LA BIOMASA ..................................................................................................... 6

COMBUSTIBLES DE LA BIOMASA ............................................................................................ 9

LA ASTILLA, ELEMENTO DE DESARROLLO RURAL ............................................................ 11

EL PELLET, EN DETALLE ...................................................................................................... 12

QUEMANDO PELLET ............................................................................................................. 15

¿QUÉ ES UNA CALEFACCIÓN? ............................................................................................... 18

CONTAMINANTES DE LA BIOMASA ..................................................................................... 21

MITOS Y LEYENDAS DE LA BIOMASA .................................................................................. 23

EL PAPEL DE LAS INSTITUCIONES ....................................................................................... 29

LA PROPUESTA ....................................................................................................................... 31

BIBLIOGRAFÍA ........................................................................................................................ 34

ANEXO I .................................................................................................................................. 35

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INTRODUCCIÓN

En los últimos años estamos viendo cómo la biomasa se va popularizando, estableciéndose

como una opción más a la hora de calefactar una vivienda, al igual que el gasoil o el gas natural. Sin embargo no podemos obviar una serie de circunstancias que se están dando y que nos

hacen dudar del correcto desarrollo de este sector económico. La biomasa se incluye dentro de las energías alternativas a los combustibles fósiles, como si

fuese una energía renovable y limpia más, como puedan ser la solar, la geotermia o la eólica. Sin embargo, para ser honestos, la biomasa debería meterse en este grupo con algunos matices. Si se gestiona bien su producción y se gestiona bien su combustión, sin duda es una de las mejores opciones que podemos tener para obtener energía, porque además de ser un combustible, nos ayuda a valorizar recursos naturales que no sólo es que se estén desaprovechando, sino que son causa de otros problemas a los que debemos hacer frente: incendios, enfermedades forestales, despoblamiento rural, abandono de paisajes antropizados, etc, etc.

Por el contrario, si la biomasa se gestiona mal o se combustiona mal nos dará muchos problemas: pondrá en peligro el correcto desarrollo de nuestros bosques y aumentará la contaminación atmosférica, siempre tan difícil de gestionar.

Desde muy antiguo la biomasa, en forma de leña o carbón vegetal, ha sido la principal fuente

de calor de nuestros hogares, hasta que hace menos de un siglo se vio desplazada por los derivados del petróleo que permitían la instalación de equipos mucho más cómodos de utilizar.

Este nuevo tipo de combustibles han tenido unos efectos secundarios realmente graves en nuestro entorno debido a las emisiones de gases de efecto invernadero que producen, a las dificultades técnicas de su extracción y transporte y sobre todo a los conflictos sociales que ha provocado su gestión a nivel global.

Por suerte, cada día la conciencia ecológica global aumenta, abarcando todos los ámbitos de nuestra vida. Son muchos los posibles campos en los que trabajar para conseguir los objetivos que mundialmente se han fijado. Además, dadas las características de nuestra sociedad, todos y cada uno de los individuos podemos contribuir a la consecución de estos objetivos.

La necesidad de cambiar nuestro modelo energético y las demandas sociales están provocando que se produzcan cambios en las normativas, obligando al uso de energías renovables en todas las nuevas construcciones. El uso de combustibles fósiles sólidos se debería limitar a partir del año 2015 (como se vienen afirmando desde hace años) y los combustibles fósiles irán despareciendo para dar lugar a otro tipo de energías limpias. Primero los combustibles sólidos fósiles y después los líquidos y gaseosos.

Actualmente, la biomasa que se consume tratada en forma de pellets o astillas permite la

instalación de una moderna tecnología que se traduce en calderas igual de cómodas que las de gasoil, con sistemas automáticos de alimentación y limpieza, además de programadores y termostatos que permiten un total automatismo de las calderas. Los combustibles fabricados con biomasa tienen una amplia producción y consumo en diferentes países de Europa, como se puede apreciar en la siguiente gráfica:

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Producción y consumo (estimados) de biomasa sólida en los países de la Unión Europea en

2012. En Mtoe (Miles de toneladas de petróleo equivalentes) ** Incluyen datos de ultramar. Fuente: EurObserv’ER 2013

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PRODUCCIÓN CONSUMO

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VENTAJAS DE LA BIOMASA

A continuación se expondrán algunas de las ventajas más evidentes del uso de la biomasa

sólida como combustible para calefacción.

1. Tiene un balance de CO2 neutro:

El CO2 que se emite por la chimenea de la caldera es el mismo que previamente fijaron los árboles al crecer. Realmente, si analizásemos todo el recorrido que sufre la biomasa, desde su extracción en los bosques hasta su consumo en la caldera (incluyendo trabajos forestales y transportes) tendríamos unas emisiones estimadas de 37 gramos de CO2 por cada kWh producido en la caldera. Comparándolo con el gasoil vemos que sólo al quemar este combustible en la caldera se emiten 318 gramos de CO2 por cada kWh generado, sin contar el CO2 generado en su extracción, refinamiento y transporte, que seguramente lo multiplicaría por un número bastante alto.

Se ampliará la información al respecto en el capitulo “Contaminates de la biomasa”.

2. Genera empleo

Su producción requiere de material vegetal, que podemos sacar de nuestros montes a través de trabajos forestales que sirven de prevención de incendios, de recuperación de fincas abandonadas, y nos permite gestionar eficientemente nuestro territorio generando numerosos puestos de trabajo en nuestros pueblos. Según los datos de AEBIOM y FAO, se generarían 135 puestos de trabajo para abastecer a una población de 10.000 habitantes, frente a los 9 puestos que generan los combustibles fósiles.

3. Es económica

Económicamente la biomasa ofrece un ahorro, contrastado con ingenierías independientes, que supera el 50% en instalaciones que anteriormente tenían gasóleo o gas.

Precios de Noviembre 2014. IVA incluido. *No incluye cuota fija mensual, alquileres o impuestos específicos. Fuente: empresas suministradoras

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4. Tiene precios estables

Gracias a que es un combustible de origen nacional, la biomasa tiene precios que se mantienen bastante estables en el tiempo. Por el contrario, los precios de los combustibles fósiles sufren bruscos altibajos debido a la naturaleza y origen de su extracción, que depende de gran cantidad de variables económicas a nivel mundial.

El uso de biomasa reduce la dependencia energética de nuestro país, ya que es un combustible que se genera aquí.

Precios con IVA incluido. *No incluye cuota fija mensual, alquileres de contador o impuestos específicos. Fuentes: Elaboración propia en base a datos del MINETUR, IDEA, AVEBIOM, REPSOL y

CNMC Llama la atención en la gráfica la escasa diferencia de incremento de precio de la biomasa

respecto a electricidad o gas natural (igual que se observa en la gráfica anterior de precios por kWh). Esto se debe a que estas dos fuentes de energía tienen unos costes fijos mensuales que no se repercuten en el precio por kWh, a los que hay que sumar alquiler de contador e impuestos específicos. Últimamente se ha observado que pese a que el precio del kWh no se incrementa tanto, las facturas han sufrido graves incrementos precisamente por la carestía de estos costes fijos, que además son independientes del consumo que se tenga.

5. Es eficiente

En el mercado existen gran variedad de marcas que ofrecen equipos con unos rendimientos inaccesibles para otros combustibles. Incluso existen calderas de condensación, llegando al 107,4% de rendimiento instantáneo.

De todos modos, lo que realmente interesa es lograr unos rendimientos estacionarios potentes. Se puede tener muy buen rendimiento instantáneo, como ocurre en muchas calderas de biomasa, que alcanzan valores del 90%, y sin embargo perder mucho al analizar el rendimiento estacionario, que puede quedarse en un 50%. Esto es lo que permite diferenciar la calidad de una caldera. Dentro de las calderas de biomasa hay mucha variedad de modelos, siendo las calderas de marcas austriacas las que mejores rendimientos estacionarios logran, ya que toda su regulación se centra en aprovechar la energía inercial del pellet y lograr unos amplios rangos de modulación. Incluso algunas marcas incorporan accesos a datos climatológicos a través de internet, que les permiten anticipar la modulación.

Por todo esto, y por sus nulas emisiones de CO2, al instalar equipos de biomasa es muy sencillo lograr una Clase A en la Certificación Energética del Edificio.

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Gas natural* Electricidad* Propano Gasoleo C Pellet

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6. Es segura

Las calderas de biomasas incorporan mecanismos de seguridad que evitan cualquier situación de peligro. Por ley todas deben tener algún sistema anti-retorno de llama y en la instalación se incluyen los mismos elementos de seguridad que cualquier otra instalación de calefacción.

El almacén de pellet no supone ningún riesgo si se instala uno prefabricado o si se construye siguiendo las pautas que exige la normativa.

Las cenizas son inocuas, pudiendo depositarse en un contenedor o esparcirse en el campo. En instalaciones de más de 70kW de potencia se obliga a instalar unas medidas de seguridad

adicionales para la prevención de incendios, como con cualquier otro combustible.

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COMBUSTIBLES DE LA BIOMASA

En “biomasa” se engloban muchos tipos de

combustibles que tienen en común un origen orgánico reciente, es decir, hace poco tiempo eran parte de alguna planta (a diferencia de los combustibles fósiles, que tienen origen orgánico también, pero de plantas que vivieron hace cientos de millones de años). Dentro de esta categoría hay dos linajes bien diferenciados: la biomasa sólida, que son combustibles sólidos usados para calentar y la biomasa húmeda, que se usa para la producción de agrocombustibles y de la que no vamos a hablar en este artículo, ya que tiene una problemática bien distinta.

Dentro de la biomasa sólida tenemos múltiples combustibles: leña, carbón vegetal, astilla, pellet, briquetas, hueso de aceituna o cáscaras de diversos frutos secos. Cada forma tiene sus ventajas y sus problemas, pero todos estos combustibles deben ser tratados, al menos para minimizar su humedad, ya que si queremos extraer energía de ellos, obtendremos mejores rendimientos cuanta menos energía gastemos en “secar” la humedad que contengan. Cuanto menos humedad, más poder calorífico tendrán.

Veamos en detalle qué problemas y qué ventajas tienen cada uno de estos combustibles, tanto en su producción, como en su combustión.

LEÑA

La leña es la forma más primitiva y menos eficiente de usar biomasa. Es difícil controlar su humedad y su poder calorífico por la tremenda diversidad de leñas que existen y su escasa manufactura.

Su producción es bastante sencilla, aunque lograr reducir la humedad ya no lo es tanto. Se suele dejar en verano al sol para que se seque y después se almacena bajo techo. Su comercialización es muy local, favorece la pequeña economía, aunque es un sector con bastante intrusismo y con mucha actividad sumergida.

A la hora de combustionar se obtiene un bajo rendimiento debido a su humedad y es bastante difícil automatizar el proceso, por lo que conlleva mucha dedicación por parte del usuario, tanto para cargar leña como para limpiar las cenizas. Las emisiones son bastante altas, tanto de CO, como de NOx, SOx y de partículas, por lo que su combustión es bastante sucia.

Sin embargo, con las calderas de gasificación de leña se obtienen unos rendimientos mucho mejores, se reducen mucho

sus emisiones y se simplifica algo su utilización. De hecho, la legislación sólo considera la leña como energía renovable cuando se logra más de un 75% de rendimiento, y eso sólo se logra gasificándola.

Su gran ventaja es el precio, que es inigualablemente bajo.

CARBÓN VEGETAL Este combustible ha sido muy utilizado en un pasado reciente,

cuando muchas casas del medio rural se calentaban con braseros de cisco. Este combustible se producía en un laborioso proceso artesanal que requería gran esfuerzo y paciencia, sometiendo a los restos de las

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podas y desmoches que no valían como leña a un proceso de pirolisis controlada que los carbonizaba, permitiendo así el uso como combustible de mucho material vegetal que de otro modo quedaría desaprovechado.

Actualmente aún se produce, principalmente en Extremadura, siendo una industria con una interesante lucha por renovarse. Actualmente e comercializa en sacos como combustible de barbacoas.

Su combustión da malos resultados de emisiones y el proceso no es automatizable, por lo que difícilmente se podrá usar en calefacciones.

BRIQUETAS

Son una imitación de un tronco de madera y se usan de la misma manera y con los mismos problemas y ventajas que la leña.

Se fabrican compactando serrín, por lo que son una gran idea para aprovechar este residuo de las carpinterías y de los aserraderos.

Su combustión puede ser algo problemática, como la de la leña, aunque añadiendo el hecho de que en su fabricación se pueden haber usado gomas, resinas, pinturas u otros elementos que tuviesen las maderas que se usaron en la carpintería.

HUESO DE ACEITUNA

Su uso nos sirve para gestionar el residuo de la industria aceitera. Permite la completa automatización de las calderas aunque apenas hay control sobre su composición.

El hueso de las aceitunas queda triturado en la almazara. Una vez seco sirve ya como combustible. Permite ensacarlo y transportarlo igual que el pellet.

Sin embargo su combustión es altamente compleja, pues emite múltiples compuestos que reacciona con el acero de las calderas, corroyéndolo a una velocidad pasmosa. Es como usar pellet industrial y sin controlar.

Sólo existe una fábrica en España que venda un producto certificado y ningún fabricante de calderas de pellet se hará cargo de los problemas que puedan surgir en la máquina de la combustión de este combustible, aunque vendan sus productos como aptos para la combustión de hueso de aceituna.

CÁSCARAS

Las cáscaras de muchos frutos secos, tales como almendras, piñón, avellana, etc, se pueden usar como combustible, dándole uso a este residuo.

Su problemática es muy similar a la del hueso de aceituna, aunque superior, ya que no existe ningún productor que certifique estos productos y los gases derivados de su combustión son mucho más complejos. Emiten una gran cantidad de gases contaminantes, por lo que no se les puede

considerar una fuente de energía limpia. Una vez repasados los distintos tipos de combustibles “menores” de la biomasa, queda decir

que el más usado a nivel global es la leña y que los que mejor tecnología permiten y mejor eficiencia aseguran son la astilla y, sobre todo, el pellet. Éstos son los combustibles “mayores” de la biomasa y hablaremos de ellos con más detenimiento.

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LA ASTILLA, ELEMENTO DE DESARROLLO RURAL

Las astillas son pequeñas piezas de madera de tamaño y

humedad controlada. Se clasifican en base a su tamaño, humedad, y contenido de cenizas. Es un producto elaborado y controlado que permite automatismos completos.

Para su fabricación se trituran restos vegetales leñosos que han sido secados, triturados y tamizados (o al menos así debería ser). Estas astillas son más fáciles de transportar, por lo que su mercado es mucho más amplio que el de la leña. El problema que nos encontramos es que muchos productores de astillas las fabrican sin conocer los detalles que debería tener un producto de calidad y carecen de certificaciones o controles que aseguren la homogeneidad del producto.

La combustión se hace en calderas robustas, que pueden ser totalmente automáticas. Se requiere un gran volumen de almacenamiento, por lo que en pequeños edificios es difícil su instalación. Otro limitante es que tiene que tener accesos suficientemente amplios como para acceder con los camiones que la suministran, ya que tienen que volcar la carga. Recientemente ya se han puesto en el mercado camiones que suministran astilla por carga neumática, como el pellet, por lo que se podría solventar este impedimento.

Son equipos muy costosos con muy buenos rendimientos y unas emisiones muy reducidas. Son una gran solución para el sector industrial, servicios y público, sobre todo cuando se requieren más de 70kW de potencia,

Es fundamental tener asegurado el suministro de astillas de calidad de antemano. De no ser así, como ocurre en la mayoría de los casos, estas máquinas terminarán consumiendo pellet, cuyo suministro está más establecido.

La fabricación de astilla como combustible es una actividad económica que permitiría la puesta en valor de muchas zonas rurales. De planificarse una buena gestión, serviría para fomentar las labores de prevención de incendios y para valorizar residuos leñosos derivados de actuaciones en el medio rural. Esto podría generar numerosos puestos de trabajo, a la vez que serviría para reducir los costes de la industria o de las instituciones públicas de los pueblos. Incluso, en plantas de cogeneración podrían abastecer de electricidad y agua caliente a municipios enteros o bien a polígonos industriales. Lo importante, en estos casos, sería planificar correctamente una gestión forestal sostenible que asegurase un aporte correcto de combustible, lo cual, irremediablemente, obliga a que sean instalaciones de tamaño pequeño-medio (hasta 1-2 MW eléctricos (MWe) como máximo) muy repartidas por el territorio.

Otro modelo de uso de astillas como combustible son las grandes centrales térmicas de biomasa, cuyas potencias, en torno a los 20-40 MWe, suponen una complejísima labor de recolección de combustible que muy difícilmente será sostenible. Al final, estas plantas, o bien tienen una vida útil muy corta, o bien se ven obligadas a conseguir combustibles de otras fuentes de biomasa que deberían reservarse para otros usos, como la ganadería o la agricultura. Así, se fomenta un mercado especulativo sobre posibles combustibles, como la paja, que alcanzarán precios privativos para su uso ganadero.

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EL PELLET, EN DETALLE

Es el más eficiente de los combustibles sólidos y al

funcionar casi como un fluido permite la automatización de todos los procesos que conlleva su consumo. Su comercialización está asegurada en todo el territorio nacional.

Fabricar pellet no es nada fácil. Conlleva un proceso industrial que permite obtener un combustible perfectamente controlado y definido. Este proceso sólo está al alcance aserraderos o empresas especializadas, tras grandes inversiones en maquinaria. Para las calderas domésticas no vale cualquier pellet, tiene que cumplir con unos estándares que son imposibles de lograr en un proceso casero.

De hecho, existe un sello que pretende asegurar la calidad del pellet. Es el EN-PLUS, que divide a los pellet en A1, A2 y B. La clase A1 representa pellets de madera virgen y residuos madera sin tratar químicamente, con bajos contenidos en cenizas, nitrógeno y cloro. Los combustibles con un contenido ligeramente más alto en cenizas, nitrógeno y/o cloro estarán dentro de la clase A2. En la clase B se permite utilizar también madera reciclada y residuos industriales aunque en ambos orígenes no se acepta maderas que hayan sido tratadas químicamente y de hecho hay valores máximos muy estrictos para los metales pesados.

Para calderas domésticas se recomienda, únicamente el uso de pellet certificados como EN-PLUS A1. Las otras dos categorías quedarán para uso industrial, dónde se instalan calderas mucho más robustas (las que queman también astilla) con quemadores preparados para este tipo de combustible.

Las características principales que deben cumplir los pellet para ser EN-PLUS A1 son las siguientes:

Poder Calorífico Inferior 16.5≤Q≤19 MJ/Kg Densidad ≥600 Kg/m3 Diámetro 6 ó 8 mm Longitud 31.5≤L≤40 Contenido en cenizas ≤0.7% Fusibilidad de cenizas ≥1200ºC Fuente: Manual para la certificación de pellets de madera para usos térmicos. European Pellet

Council.

Para fabricar pellet necesitamos madera sin corteza. Ahí tenemos el primer problema, pues ya no nos vale cualquier madera. Todos los restos de podas, desbroces y otras labores forestales menores quedan fuera de este proceso por lo inviable de su descortezado. La corteza contiene gran cantidad de sílice, que al ser combustionada funde y crea unas piedras que bloquean el correcto funcionamiento de una caldera doméstica de pellet. Sí valdría para calderas industriales de parrilla móvil, como las que se usan para quemar astilla, y serían pellet marcados como En-PLUS B.

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También hay que eliminar todas las partes verdes de las plantas, pues son las que tienen

clorofila y que al quemar producirán radicales de cloro que atacarán el cuerpo metálico de la caldera, acelerando exponencialmente su deterioro.

Una vez obtenidos los troncos limpios, se trituran hasta pulverizarlos y se tratan en un túnel de secado para rebajar su humedad hasta menos del 8%, lo cual es un proceso que consume mucha energía (que se puede obtener quemando biomasa de mala calidad). Una vez desecado se hace pasar al polvo de madera por un tamiz de 0,6 cm a gran presión, de modo que salen cilindros de madera que se irán rompiendo cada 2-4 cm de longitud. Estas piezas recién hechas hay que enfriarlas rápidamente para que queden compactadas y no se deshagan. Al final obtendremos cilindros de madera prensada de 2-4 cm de longitud y 0,6 cm de diámetro, con una superficie lisa y brillante y un color similar al de la madera. Si no brilla o tiene escamas es que tiene demasiada humedad; si es muy oscuro es que se ha sometido a demasiada temperatura en el proceso y se ha quemado parcialmente.

Bien fabricados, los pellet producen un máximo de 0,5% de cenizas, por lo que por cada tonelada consumida se sacarán de la caldera 5 kilogramos de ceniza. Ésta ceniza no contiene ningún elemento contaminante, por lo que se puede esparcir directamente en el campo, sirviendo, incluso, de abono. Esta ceniza debe tener un punto de fusión de 1200ºC. De ser inferior, en torno a los 900ºC, puede fundir dentro de la caldera, ya que éstas trabajan con temperaturas de entre 700 y 900ºC, produciendo escorias que darán algunos problemas en el quemador.

Quedan, por tanto, fuera de juego todas esas máquinas de fabricación casera de pellet que se venden para aprovechar los residuos del jardín ya que no nos permiten controlar la composición del pellet ni su humedad. Estos pellet arderán, pero deteriorando gravemente la caldera con su emisión descontrolada de gases.

El pellet se comercializa en sacos de 15 Kg, en sacos de 1 Tm o a granel. Éste último formato se hace con camiones cisterna de descarga neumática que llenan los silos de almacenaje que tienen los usuarios de calefacción, igual que hace un camión de reparto de gasoil. El kilogramo de pellet tiene un precio elevado si se compara con otras biomasas, pero también posee un mayor poder calorífico, que

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junto a la comodidad que ofrece al usuario, hace que compense su uso. Su combustión es muy buena, obteniendo grandes rendimientos y mínimas emisiones en un

proceso que puede ser totalmente automático. Sin embargo, debido al auge de este combustible, junto a las grandes marcas de calderas de

pellet, han aparecido en el mercado multitud de marcas y modelos de máquinas que en nada tienen en cuenta la eficiencia o la comodidad del usuario. Esto es lo que motiva el presente documento, que pretende dar algo de luz en este sector, cada día más oscuro.

Sin duda, el pellet es el combustible ideal para calefacciones domésticas, aunque se puede usar

en industria o cualquier otro sector, sin límite de potencia.

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QUEMANDO PELLET

Hasta aquí es dónde podemos dar una información homogénea acerca del pellet, ya que a la

hora de hablar de su combustión entramos en un terreno mucho más complejo, y es que existen multitud de equipos que queman pellet. Haremos una descripción sencilla de todos ellos:

CESTILLOS PARA CHIMENEAS

Son unos braseros de chapa agujereada donde se deposita el pellet con la intención de ser quemados en la típica chimenea de leña. Realmente es un producto absurdo, pues no aprovecha ninguna de las ventajas que ofrece el pellet en cuanto a automatismos, programación o eficiencia pues se quema como si fuese simple leña, eso sí, con un precio mucho más elevado.

ESTUFAS

Las estufas de pellet están de moda. Su mercado se ha incrementado bastante en los últimos años, en parte, debido a la mala praxis de muchos profesionales que las ofrecen como si fuesen calderas.

Se puede hacer una estufa de pellet extremadamente sencilla, cómo las que se fabrican en Íscar (Valladolid), que carecen de cualquier tecnología y que ofrecen rendimientos ínfimos. Se ofrecen para quemar cualquier tipo de biomasa, porque realmente no queman ninguna de forma eficiente.

Pero cuando se habla comúnmente de estufa de pellet nos referimos a máquinas con centralita electrónica que permite programar la combustión y la potencia, ofreciendo

unos rendimientos aceptables en la combustión. Se alimenta con sacos de pellet que hay que cargar manualmente y requieren una limpieza casi diaria.

Son máquinas decorativas que sirven de apoyo a sistemas de calefacción para calentar estancias diáfanas. Eso sí, al quemar pellet pueden reducir los costes de calefacción en instalaciones que consuman electricidad o combustibles fósiles. Pero no sirven como calefacción; al calentar aire tienen una calidad higrotérmica muy baja. En el capítulo “¿Qué es una calefacción?” veremos qué requisitos le faltan a la estufa para poder considerarse una calefacción.

A la hora de comprar una estufa es fundamental comprobar que cumple varios requisitos: que el brasero y el interior sean de fundición, que tenga un bajo nivel de ruido y que tenga el certificado 15a B-VG, que es el certificado más prestigioso que existe en Europa. Lo emite el gobierno Austriaco y cualquier marca que tenga en cuenta la calidad lo tiene. Es el único seguro de que la ficha técnica de la máquina se basa en datos reales. Si no está la 15a B-VG la ficha técnica no valdrá de nada. De hecho se pueden encontrar estufas de muy baja calidad con fichas técnicas muy superiores a las mejores estufas del mercado, que por tener esta certificación no pueden competir en igualdad de condiciones.

TERMOESTUFAS

En apariencia son muy similares a las estufas de pellet, pero en lugar de calentar aire, calientan agua, por lo que deben ir conectadas a un circuito de radiadores. Se colocan en el salón y pueden suplir a una caldera, pero conservan un cristal para poder ver la llama y por tanto, pierden calor a través de dicho cristal, lo que baja la eficiencia en la transferencia de calor al agua.

Son una solución para calentar pequeñas casas que no dispongan de espacio para una sala de calderas, pero siguen teniendo las limitaciones de una

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estufa, como la carga manual y la limpieza habitual. Sin embargo hemos de decir que una buena termoestufa da mejor servicio que una mala caldera.

Deberían ir instaladas junto a una caldera de gas o gasoil, sirviendo de apoyo a ésta. Se debe evitar calentar el agua caliente sanitaria (ACS) con estos sistemas, ya que su regulación puede ser fuente de muchos problemas.

Su seguridad es deficiente, porque no cuentan con sistema anti-retorno de llama fiable y tienen un alto riesgo de embalamientos y alquitranados.

CALDERAS MANUALES

Son calderas de pellet muy simples que requieren cargar los pellet a mano y una limpieza habitual, tal y como hemos comentado para una Termoestufa. Se diferencian en que no tienen cristal para ver la llama, por lo que en teoría, su eficiencia energética en la transferencia de calor al agua es mayor, aunque siguen perdiendo mucha energía a través del cuerpo. Al requerir un

mantenimiento muy exhaustivo es fácil que pierdan eficiencia por mal uso, por lo que en unos pocos años su rendimiento bajará bastante.

Tienen unos rendimientos estacionarios muy bajos, pues se enfrían rápidamente. No tienen combustión secundaria, apenas modulan (por lo que requieren de depósitos de inercia) y trabajan a sobrepresión, lo que permite que existan gases en torno al quemador en el momento de encender, lo que puede dar lugar a pequeñas explosiones. Su seguridad es incluso menor que el de una termoestufa, ya que están instaladas en lugares que no están vigilados y en muchos casos se fabrican sin excesivo esmero. Eso sí, su coste es muy bajo.

CALDERAS SEMIAUTOMÁTICAS

Mejoran a las calderas manuales en que incorporan algunos automatismos, como el encendido, o en que facilitan las labores de mantenimiento con palancas de limpieza. Por lo demás, dependiendo de la calidad de la máquina, puede no ser muy diferente de las calderas manuales o parecerse ya a una caldera automática.

CALDERAS AUTOMÁTICAS

Éstas son las mejores máquinas para la combustión eficiente del pellet. Aquí sí podemos hablar de la biomasa como una energía limpia, eficiente y renovable. La mayor parte de ellas son fabricadas

en Austria, país que es el referente mundial de la biomasa. Estas calderas incorporan sistemas homologados anti-retorno de

llama y poseen una potente electrónica que aumenta el rendimiento estacionario. Tienen combustión primaria y secundaria, lo que minimiza las emisiones y pueden modular de manera casi indefinida, por lo que se ajustan a la perfección a la demanda del edificio. Tienen sistemas de elevación de temperatura de retorno, lo que evita condensados ácidos en los intercambiadores, por lo que su vida útil es muy alta.

Son pirotubulares, es decir, el intercambio de calor se hace en unos tubos a través de los cuales pasa el humo, mientras que el agua queda rodeando esos tubos. Este método supera en eficiencia a las acuatubulares, en la que el intercambio de calor se produce al revés, con el agua por dentro de los tubos.

Saben gestionar la inercia que tiene el pellet como combustible. Cuando decidimos que no queremos más llama, el pellet tarda un tiempo en terminar de apagarse (como la leña), por lo que desprende un calor que de no aprovecharse se irá con los humos o hará que se sobrecaliente la vivienda. Una buena caldera conservará este calor inercial en su cuerpo gracias a la acumulación de

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un volumen de agua en su interior, que al estar bien aislado no se perderá. Cuando vuelva a haber demanda de calefacción la caldera usará este agua caliente y mientras el cuerpo de caldera no se enfríe el quemador no arrancará.

Se puede ver el ANEXO I para obtener un análisis más detallado de las diferencias entre los distintos tipos de calderas, incluyendo las termoestufas.

QUEMADORES

Se puede acoplar un quemador de pellet a calderas de gasoil o de leña. Es una tarea bastante sencilla, aunque en absoluto recomendable. La caldera seguirá siendo tan vieja como fuese, con los limitantes que esto supondrá para el rendimiento ya que el intercambiador ya tendrá desgaste. Además, los quemadores en sí ofrecen rendimientos muy bajos y no existe una gestión correcta de las cenizas, por lo que exigirá un mantenimiento muy habitual. Además de unas emisiones de contaminantes tan altas que difícilmente se podrá considerar al pellet como una energía limpia.

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¿QUÉ ES UNA CALEFACCIÓN?

Cualquier edificio de uso residencial que se construya o se rehabilite debe considerar soluciones

oportunas para satisfacer la demanda de bienestar térmico e higiene de las personas. El Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios (RITE) es el reglamento que se

encarga de definir las exigencias de diseño, cálculo, ejecución, mantenimiento y uso que deben cumplir las instalaciones térmicas para asegurar el bienestar e higiene, eficiencia energética y seguridad de la instalación.

Uno de los objetivos estratégicos de este reglamento es el fomento de la eficiencia energética y el uso de energías renovables. También se pretende que el usuario pueda conocer su consumo energético y que se pueda individualizar los consumos en instalaciones comunitarias.

Afecta a cualquier instalación de frío o calor que supere los 5kW de potencia termina nominal, por lo que cualquier estufa de pellet también está sujeta a este reglamento. Si la instalación no supera los 70kW bastará con emitir una memoria técnica, y si se superan los 70kW se necesitará un proyecto.

Para biomasa, se exige que el generador de calor supere el 75% de rendimiento puntual a plena carga y se elimina la necesidad de escalonar la potencia.

El IDAE publicó un documento específico para las instalaciones de biomasa que recoge toda la normativa y recomendaciones al respecto y cuya lectura recomendamos. “Guía Técnica: Instalaciones de biomasa térmica en edificios”

Para calefactar un edificio, sobre todo si está destinado a uso residencial, se tendrá que instalar

elementos emisores de calor, ya bien sean radiadores, suelo radiante o fan-coils. Si se opta por electricidad como energía primaria para producir calor, bastará con colocar los radiadores eléctricos conectados a un enchufe. Con cualquier otra energía se necesitará un circuito de tuberías que lleven el calor (trasportado por agua) desde el generador de calor a los emisores.

Se puede intentar calentar una vivienda con un sistema de aire, como una estufa, pero nos

encontraremos con bastantes inconvenientes: Por un lado tendremos que se generarán corrientes de aire y no se tendrá fuentes de radiación

de calor, por lo que el confort higrotérmico será muy deficiente. Por otro lado se producirá un gradiente de temperatura muy acusado entre el lugar dónde se

sitúe el emisor de aire caliente (estufa o rejilla) y los extremos distales de la sala. El sistema emisor que mejor rendimiento dará para una vivienda de ocupación continúa será el

suelo radiante, seguidos de otros emisores que trabajen a baja temperatura, los cuales permiten un ahorro energético de hasta el 30% respecto a emisores de alta temperatura, como son los radiadores convencionales.

Concretando se puede decir que una calefacción es una instalación para aportar calor a un

espacio cerrado con la intención de suplir la demanda de confort higrotérmico de las personas que lo habitan, cuando las temperaturas exteriores son bajas.

En el caso de la biomasa, que es el que nos ocupa, necesitaremos que la instalación incluya:

caldera, salida de humos, bombas de impulsión, tubería, emisores, elementos accesorios de seguridad y elementos de regulación.

Se tiene que distinguir entre el rendimiento instantáneo de una caldera y el rendimiento

estacional (COP) de una instalación. El primero sólo hace referencia a la eficiencia de una caldera a la hora de quemar su combustible. El segundo hace referencia al rendimiento que se obtiene en

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toda la instalación, entre la energía consumida y el calor obtenido. Esta distinción es extremadamente interesante, porque pese a que cualquier caldera de biomasa puede darnos un rendimiento instantáneo bastante bueno (sobre todo el primer año de vida) sólo las buenas calderas, acompañadas de una buena instalación podrán dar buenos rendimientos estacionarios a lo largo de toda su vida útil. Mientras que en el primero casi siempre va a estar entre el 90 y el 95% (salvo en condensación, que se llega a 107%), el COP podrá variar entre el 40 y el 90% dependiendo de la calidad de los componentes de la instalación, sobre todo de la caldera.

La biomasa es un combustible con inercia térmica, es decir, que desde que se le pide calor

hasta que arranca pasará un tiempo. Lo mismo pasará cuando se le pida que pare, que hasta que el combustible deje de emitir calor pasará un tiempo. Dependiendo de la calidad de la caldera, esta energía se podrá o no aprovechar. De no ser así, se necesitará añadir a la instalación un Depósito

de Inercia, que es un tanque de agua que se sitúa entre la caldera y los emisores. La caldera trabajará para calentar el volumen de agua del depósito de inercia y los emisores irán tomando de éste el agua caliente que necesiten. Se crean así dos circuitos, uno primario que lleva y trae el agua desde la caldera al depósito de inercia, y uno secundario que lo hará entre el depósito de inercia y los emisores.

Otro elemento importante a tener en cuenta es la Elevación de la Temperatura de Retorno.

El agua que retorna a la caldera debe superar los 55ºC para asegurar que no se producen condensaciones ácidas en la caldera por el choque térmico. Así se hace necesario instalar elementos que eleven la temperatura de retorno a la entrada de la caldera. Las buenas marcas ya incluyen en la propia caldera mecanismos para que este choque térmico no se produzca. Esto hace que cuando se trabaje con emisores de baja temperatura, como el suelo radiante, se necesite el depósito de inercia para separar un circuito primario que trabaje a alta temperatura, dejando la mezcla de agua templada al circuito secundario y así evitar que el agua de retorno esté demasiado fría al volver a la caldera. Sólo las buenas marcas incluyen tecnología que puede permitir a la instalación prescindir del depósito de inercia para trabajar a baja temperatura.

Jamás, con una caldera de gama media-baja se podrá trabajar directamente a un sistema de baja temperatura. De no tener en cuenta estas indicaciones la vida útil de la caldera se verá drásticamente reducida.

Para ver en detalle las diferencias en las prestaciones que se pueden encontrar entre unas

marcas y otras se puede ver el ANEXO I. En él se comparan los dos modelos imperantes de calderas de biomasa: el austriaco y el italiano.

Para la producción de Agua Caliente Sanitaria (ACS), que es el agua caliente que se usa en

los grifos, se necesitará otro circuito. Si se pretende que la caldera produzca este agua de manera instantánea se tendrá que tener en cuenta que o bien se produce con un intercambiador de placas que tome el calor de un depósito de inercia, o bien se tendrá que mantener encendido el quemador de la caldera continuamente con el despilfarro energético que eso supondrá, ya que lo óptimo es que si no hay demanda de calor el quemador se apague.

En biomasa no se suele producir el ACS de manera instantánea, sino que se añade a la instalación un circuito que conecte un Acumulador de ACS, con un volumen de agua almacenada adecuado a las necesidades del edifico. Así se evita reducir el rendimiento estacionario de la instalación.

Algo muy importante en la instalación será la regulación de todo el sistema. Ésta puede ser

externa o puede incluirse en la propia caldera. La mayor parte de las calderas, estufas y termoestufas de pellet y astilla incluyen centralitas de regulación más o menos complejas. Una centralita sencilla

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controlará la temperatura del agua de la caldera y poco más, mientras que una buena centralita será capaz de controlar la temperatura del agua, las temperaturas de la cámara de combustión, de humos, de distintas zonas del edificio, la del agua caliente sanitaria, la del depósito de inercia, la temperatura externa y las temperaturas de impulsión de los distintos circuitos que tenga la instalación. Además se puede controlar la depresión dentro de la máquina, el nivel de pellet restante en el silo, circuitos de placas solares con su aporte solar, la composición de los humos y cualquier otro elemento de la caldera o de la instalación.

Toda esta complejidad de datos permitirá que una caldera controle de manera óptima toda la instalación, obteniendo los rendimientos estacionarios más altos posibles.

Algunas marcas ofrecen el control a través de internet, por lo que todo cuanto se hace en la propia caldera se podrá hacer desde un Smartphone, PC o Tablet. Un punto intermedio sería el control remoto vía GSM que son muy simples y permiten encender o parar la máquina o visualizar algún aviso.

La salida de humos (chimenea) será otro elemento importante de la instalación. En todo

momento deberá ser de acero inoxidable AISI 316L, que es el destinado a combustibles sólidos. De no ser así sufrirá un deterioro muy rápido.

Si la chimenea va por el exterior del edifico tendrá que ser de doble pared y con aislamiento entre ambas paredes de acero para evitar los condensados. En estos casos solo se podrá instalar de pared simple si la caldera es de condensación, ya que no le afectarán los condensados que se produzcan en la chimenea.

En cualquier caso la normativa, al ser la biomasa un combustible sólido, exige que la chimenea ascienda hasta superar en 1 metro la cumbrera del tejado del edifico.

Existe un caso muy interesante de calefacción, como son los sistemas comunitarios, en los que

una sola instalación da calor a varias viviendas. Puede ser una instalación en un bloque de viviendas (como cualquier comunidad de vecinos de calefacción central) o lo que es más interesante: una instalación para varios edificios, independientemente de la naturaleza y uso de éstos. Es lo que se denomina Distric Heating o Caldera de Distrito, en la que una red de tuberías suministra de agua caliente a varios edificios. Estas tuberías van enterradas y tienen un nivel de asilamiento muy alto, de modo que el agua pierde menos de un grado centígrado por kilómetro de tirada. Así, con una sola caldera se puede abastecer a multitud de usuarios, habiendo casos de distric heating que abastezcan a pueblos enteros, a varias comunidades de vecinos, a multitud de edificios públicos, etc. hasta el límites como la ciudad danesa de Odense, donde hay 800.000 viviendas conectadas a un único distric heating (aunque usa como fuente de calor diversos combustibles, no sólo biomasa).

En cualquier caso las instalaciones comunitarias permiten individualizar el consumo, de modo que cada usuario pague sólo por lo que consume, obteniendo así las mejores ventajas económicas que puede ofrecer una instalación.

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CONTAMINANTES DE LA BIOMASA

Cualquier elemento que se añada a la atmósfera de forma artificial cambiará su composición y

por tanto será considerado como un contaminante. Teniendo en cuenta esta definición de contaminante atmosférico debemos admitir que la

biomasa contamina, ya que al quemarla se emiten los gases derivados de la oxidación de las moléculas orgánicas que constituyen la madera, que aunque en su mayor parte serán vapor de agua y dióxido de carbono, irán acompañados de otros gases y partículas que sí habrá que tener en cuenta.

Una correcta oxidación de las moléculas orgánicas hará que el carbono y el hidrógeno que las componen se asocien al oxígeno para dar dióxido de carbono (CO2) y vapor de agua (H2O) respectivamente. Evidentemente el vapor de agua no se considera un contaminante.

Pero las moléculas orgánicas están formadas por más elementos y estos sí producirán contaminantes, principalmente óxidos de Nitrógeno (NOx) y azufre (S0x), a los que habrá que añadir el monóxido de carbono (CO) y los hidrocarburos ligeros que se produzcan por una insuficiente combustión y las partículas volátiles que saldrán por la chimenea.

El CO2 no se considera un contaminante en los quemadores de biomasa porque se acepta que

se ha compensado con el CO2 que captó la planta para la producción de biomasa, por lo que el balance final es neutro. No ocurre lo mismo con los combustibles fósiles porque la combustión de éstos aporta un CO2 que procede de los depósitos subterráneos del planeta y no del propio aire, por lo que incrementan la concentración total de éste gas en la atmósfera, contribuyendo así al cambio climático.

El CO es un potente contaminante que resulta mortal para el ser humano a partir de cierta

concentración, a la vez que es muy peligroso porque es inodoro y no se percibe su presencia. Se produce por una insuficiencia de aire en la combustión y su producción aporta menos energía que si se formase dióxido de carbono, por lo que la eficiencia del quemador será menor cuánto más proporción de CO produzca. Para evitar esta pérdida de eficiencia no basta con aportar más aire a la combustión, pues si el aporte de aire es excesivo malgastaremos energía en calentar ese aire, por lo que se necesita un quemador que controle el aire aportado y pueda variar este aporte en base a la calidad del combustible. Técnicamente, el CO es un gas muy importante porque permite determinar el rendimiento de una caldera de manera indirecta, simplemente conociendo el tipo de combustible y la concentración de este gas en los humos.

Por otro lado, si la combustión no es completa se emitirán gases de hidrocarburos ligeros,

que son moléculas que no han terminado su proceso de oxidación total por una carencia de oxígeno. Algunos de estos gases, como el metano (CH4) pueden provocar pequeñas explosiones que son muy peligrosas. Para evitar este tipo de gases, cualquier marca de prestigio, provoca una combustión secundaria de los gases emitidos. Es decir, vuelve a quemar el humo que desprende la biomasa, para asegurar una combustión completa. Así se consigue también incrementar la eficiencia del quemador, pues se aprovecha mucha energía que en calderas sin combustión secundaria se pierde por los humos.

Los óxidos de nitrógeno (NOx), principalmente el NO y el NO2, son indicadores de la

temperatura que se alcanza en la cámara de combustión y del tiempo que los gases permanecen en ésta. Contribuyen al cambio climático y producen irritaciones y bronquitis en los humanos. Para evitar su formación hay que procurar una correcta combinación entre combustible y aire, procurar que la combustión sea rápida y que no se alcancen temperaturas excesivas en la cámara de combustión. Por eso unas bajas emisiones de NOx reflejan una buena calidad y control del

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quemador. Para detectar la calidad de una marca bastará con exigir el sello “Ángel azul”, que es un certificado para aquellos quemadores que apenas producen este tipo de gases y que asegura un mínimo impacto en la naturaleza en todo el proceso de fabricación de la máquina.

Los óxidos de azufre (SOx) tienen el comportamiento más complejo de todos estos gases. La

madera contiene cierta cantidad de azufre que al ser quemado produce SO3. Éste gas reacciona con el vapor de agua y si se enfría por debajo de su punto de rocío, producirá ácido sulfúrico (H2SO4) que atacará a la caldera provocando su rápido deterioro. Por esto es importante tener una chimenea de acero inoxidable AISI 316L de doble pared y con aislamiento, para evitar que éstos gases condensen y provoquen algo parecido a la lluvia ácida, pero dentro de los tubos y caldera. Una buena caldera controlará también su condensación, evitando que el agua fría que entra en la caldera provoque la condensación de estos gases.

En las calderas de baja temperatura, como las de condensación, los problemas derivados de la condensación ácida se resuelven adaptando la calidad de los materiales utilizados en su fabricación para evitar la corrosión y deben incorporar mecanismos para la evacuación del líquido resultante.

Se producen también hollines que están formados por restos de biomasa no quemada

impregnadas de CO, CO2, NOx y SOx. Se irán depositando por las paredes de la caldera dificultando el intercambio de calor y por tanto, disminuyendo su eficiencia. Pueden provocar corrosión, porque pueden derivar en ácido sulfúrico. Es imprescindible limpiarlos periódicamente, según las indicaciones del fabricante, pudiendo ser una tarea ardua (y diaria) en calderas de baja gama o puntual (anual) en las calderas automáticas de gama alta.

La fracción más fina de éstos hollines se emitirá a la atmósfera. Es lo que se llama

contaminación por partículas, y pueden resultar bastante peligrosas para la salud humana, tanto si se alcanzan altas concentraciones como si se respiran continuadamente, por lo que es muy importante controlar su emisión.

Las cenizas que se forman en la combustión de la biomasa pueden ser inocuas para el medio

ambiente y se podrán esparcir en cualquier campo. Para ello deberán provenir de biomasas sin tratar, es decir, no valen maderas que hayan sido barnizadas, pintadas o tratadas. Además que estos compuestos utilizados en el tratamiento de maderas provocarán gases muy contaminantes y peligrosos para los que ninguna caldera está preparada.

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MITOS Y LEYENDAS DE LA BIOMASA

En este punto es dónde entramos en la polémica. Ante un mercado tan complejo y variado

como el que ofrece el pellet y la escasa vigilancia, por parte de la administración, de las buenas prácticas empresariales, no es de extrañar que hayan aparecido cientos de empresas cuyo único cometido es “vender”, al precio y calidad que sea.

No vamos a negar que un objetivo básico de cualquier empresa sea el beneficio, pero sí que se puede puntualizar que no es lícito dicho beneficio si para lograrlo hay que ocultar, o al menos adulterar, la información del producto que se pretende comercializar.

Si tomamos como referente el documento publicado por la Comisión Europea titulado “Responsabilidad Empresarial” vemos que en su prólogo se definen prácticas que permiten una actividad económica responsable:

1- Tratar a sus clientes, socios comerciales y competidores con equidad y rectitud. 2- Se preocupan por la salud, la seguridad y el bienestar general de los trabajadores y los

consumidores. 3- Motivan a su personal con la oferta de oportunidades de formación y desarrollo

profesional. 4- Se comportan como “buenos ciudadanos” en la comunidad local. 5- Respetan los recursos naturales y el medio ambiente.

Si a estas recomendaciones “éticas” le añadimos la legislación vigente, publicada en el

Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios (RITE) es cuándo podremos señalar algunas de las prácticas habituales que consideramos están amenazando el correcto desarrollo de este sector empresarial.

1º Los residuos forestales y de jardinería no sirven para la biomasa

Es muy común escuchar que con la biomasa se pueden aprovechar todo tipo de residuos forestales o de jardinería, pero las más de las veces esta afirmación es falsa. Es cierto que las partes leñosas de las plantas son todas susceptibles de ser transformadas en combustible, pero no ocurre lo mismo con las partes verdes. Por eso los restos de jardinería difícilmente se podrán combustionar de manera limpia y eficiente; lo mejor que se puede hacer con ellos es compostarlos.

Los residuos generados en labores forestales sí que podrán, en parte, servir de combustibles, pero tendrán que ser seleccionados para su posterior tratamiento para convertirlos en astillas. Para hacer pellet no valen por los problemas que ya hemos comentado en el capítulo del pellet.

Estas astillas tan heterogéneas se tendrán que quemar en grandes calderas diseñadas para quemar este tipo de combustible. Por lo tanto, el sector doméstico queda al margen.

Como norma general podremos decir que cuanto peor sea la calidad del combustible, mejor tendrá que ser la caldera para obtener rendimientos y niveles de contaminación dignos de ser considerados energía limpia y renovable.

En muchos casos el coste de extraer los restos vegetales y el coste de su procesado hacen inviable el uso de restos forestales como combustible, como anécdota diremos que se hizo pellet de encina pero no se pudo valorar energéticamente porque era tan denso que prácticamente no ardía.

Sin embargo, esto no debería ser disuasorio para proyectos que pretendan usar este tipo de combustible, pues sin lugar a dudas es algo extremadamente interesante para el medio rural, como comentamos al hablar de la astilla.

2º Las estufas no son calderas.

Es habitual tratar con clientes que han venido de otras tiendas, o que han buscado información por internet y que piden “una caldera para el salón de la casa”. No es que se pretenda que todo el mundo conozca los pormenores de la industria del pellet; si se critica esto es porque esa idea la

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tienen porque alguien se la ha contado así. Normalmente profesionales de negocios que buscan el vender por vender.

Una caldera se instala en una sala de calderas que debe cumplir con una serie de requisitos de seguridad y funcionamiento definidos en el RITE, entre ellos el de ser de uso exclusivo para la caldera, por lo que se descarta, por ley, el poder poner la caldera en el salón u otra sala destinada a vivienda. En el salón se instalan estufas o termoestufas, no calderas.

Para calentar una vivienda es necesario un sistema de calefacción, lo cual, en el ámbito de la biomasa, supone la instalación de una caldera. No se puede ofrecer al cliente una estufa y asegurarle el correcto caldeamiento de la vivienda. La caldera se podrá conectar a circuitos de radiadores, de suelo radiante o a fan coils como se ha visto en el apartado “¿Qué es una calefacción?”.

Una estufa, que calienta aire directamente, dará un calor de escaso confort higrotérmico por corrientes de aire y generará un gradiente térmico: dónde está la estufa habrá mucho calor y los extremos distantes de la vivienda apenas se calentarán. Para calentar toda la vivienda se tendrá que canalizar la estufa, o arriesgarse a ver qué pasa con el aire caliente, si llega o no, por lo que se caerá, fácilmente, en un exceso de calor en la estancia dónde se sitúe la estufa. En definitiva, aunque sea suficiente, una estufa es un sistema muy incómodo para calentar una vivienda.

Aquí se incumple el requisito de buenas prácticas de tratar a los clientes con equidad y rectitud, pues no se informa de la normativa vigente ni de los posibles problemas de salud o seguridad que podría tener la instalación de una caldera en el salón, por lo que tampoco se vela por la salud, el bienestar o la seguridad del posible cliente.

3º Las estufas necesitan salida de humos.

En muchos casos hemos oído a clientes decir que les han dicho en algunas tiendas que no se necesita salida de humos, o que basta con sacar la chimenea a la calle con dos metros de tubo, o directamente desde la salida de humos de la estufa, ¡incluso que basta con evacuar el humo a un desagüe (!!!)

Lo cierto es que la estufa es de tiro forzado y que necesita poco para funcionar. Otro tema es lo que exige la normativa y los problemas que pueden pasar por no acatarla.

La normativa exige que la salida de humos (chimenea) ascienda hasta rebasar en al menos un metro la cumbrera del tejado de la vivienda, se trate de estufas, termoestufas o calderas, porque la normativa hace referencia al tipo de combustible, en este caso “combustibles sólidos”. De no hacerse así, a parte de las posibles denuncias de vecinos o inspectores de industria, se pueden generar problemas tales como revoques de humos cuando haya un apagón, ensuciar la fachada del edificio o ahumar la vivienda cuando se abra una ventana.

Además, siempre que se instalen chimeneas en el exterior de la vivienda, éstas deberán ser de doble pared para evitar las condensaciones que tanto daño hacen a la máquina. Sólo se permitirá tubos de pared simple cuando la máquina sea de condensación.

La salida de humos debe tener una te a la salida de la máquina con colector de hollín, lo que permitirá acceder a la chimenea para su limpieza a la vez que recoge hollines que impulsa el extractor hacia la chimenea.

También hay que tener en cuenta la calidad de la chimenea que deberá ser de acero inoxidable AISI 316L. De usar otros tipos de tubos se producirá un deterioro muy rápido de éstos, debido a la naturaleza química de los humos de la biomasa.

Por último, se tendrá en cuenta que la chimenea tenga el menor trayecto posible en horizontal, procurando que mantenga siempre una inclinación mayor a 45º. De no haber alternativa se podrá instalar en horizontal algún tramo, pero siempre instalando una te en uno de sus extremos para posibilitar la limpieza.

Las empresas que presupuestan sus instalaciones sin tener en cuenta estas directrices pueden reducir bastante la cuantía de su presupuesto, pero lo harán en detrimento de la seguridad y

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eficiencia de la instalación y por lo tanto no estarán tratando a sus clientes con la responsabilidad debida.

4º La biomasa no vale para todo

Parece como si la biomasa, con su adalid el pellet, fuese la panacea de la calefacción. No importa que edifico tengas, lo podrás calentar con pellet sin apenas inversión y ahorrando mucho combustible.

Pues no. Hay multitud de situaciones en las que no se pueden instalar equipos de biomasa. Casi siempre

es por limitaciones en la salida de humos, pero también hay situaciones en las que no se puede porque los accesos no permiten meter la máquina o porque no hay espacio suficiente para su instalación.

Un caso muy común es el de los bloques de pisos. Si partimos de una instalación comunitaria, la biomasa será, sin duda, una gran oportunidad para rebajar la factura del vecindario; pero si partimos de una instalación individualizada de gas ciudad el problema para cambiar a biomasa será mayúsculo.

En este caso es bastante complicado y costoso volver a una instalación comunitaria y la instalación de estufas o termoestufas en cada piso no es una opción, sobre todo debido a la complejidad de las salidas de humos, aunque sin olvidar la incomodidad que les supondrá a los usuarios subir los sacos de pellet hasta sus viviendas. Además es muy arriesgado recomendar el cambio de una máquina automática, como es la del gas, por un aparato que requerirá mucha atención para su correcto funcionamiento. A todo esto hay que añadir que el periodo de amortización de esta instalación será muy elevado, ya que el gas ciudad es más caro que el pellet, pero no tanto como para que merezca la pena el cambio.

Y en estos casos hay que decir que no, y punto. No se puede vender a costa de generar falsas

expectativas, y mucho menos eludir las obligaciones a las que te somete la normativa, simplemente para hacer posible lo que no está permitido.

5º La biomasa contamina.

Cualquier cosa que se queme desprenderá gases que alterarán la composición atmosférica, y eso es precisamente la definición de contaminar. Otra cosa son los efectos que producen cada gas emitido y su ciclo vital.

Como hemos visto en el apartado de “Contaminantes de la Biomasa”, al combustionar biomasa se emiten estos gases en mayor o menor proporción: Vapor de agua (H2O), dióxido de carbono (CO2), monóxido de carbono (CO), óxidos de nitrógeno (NOx), óxidos de azufre (SOx) y partículas (polvo). Ahora sólo diremos que el vapor de agua es inocuo, el CO2 se considera nulo porque sale de madera que había sido creada, previamente, por las plantas, fijando ese mismo CO2 atmosférico, y que el CO es un reflejo de la calidad de la combustión, permitiéndonos determinar el rendimiento de la máquina: a más CO en los gases, menor rendimiento de la máquina.

De todos los combustibles de la biomasa, el que menores datos de contaminación da es el pellet. Aun así, dependiendo de qué máquina se use para quemar el pellet, los niveles de contaminación podrán ser excesivos.

Para reducir al mínimo las emisiones de contaminantes una caldera debe tener un control de combustión bastante complejo, si no, lo más normal es que se produzca un déficit de aire en la cámara de combustión que aumentará los niveles de CO. El descontrol de la combustión hará que se alcancen temperaturas superiores a los 900ºC lo que hará que se incremente la producción de NOx. Sin unos buenos mecanismos de limpieza automática los intercambiadores se irán tupiendo de hollines y, aparte de reducir la eficiencia del intercambio de calor, también se aumentarán, considerablemente, las emisiones de partículas.

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Por tanto, la biomasa contamina y lo que importa es reducir estos contaminantes a su mínima producción. A nivel europeo, existen varios sellos que certifican unas emisiones inferiores a los límites de la legislación vigente, pero por desgracia en España no existen certificados fiables a este respecto.

Esto hace que resulte ridículo incluir a todas las máquinas que consumen biomasa en la misma categoría. No se pude decir que la biomasa no contamina, sino que habría que decir que ciertas calderas de biomasa contaminan de manera mínima y en base a esto se debería establecer una clasificación de calderas que limitasen su implantación si no cumplen unos requisitos mínimos. Esto es lo que ocurre en muchos países de la Unión Europea, pero no en España.

6º La biomasa es la energía del futuro.

Nada más falso que esta afirmación. La biomasa es la energía del presente. Estamos hablando de un sector tecnológico con más de 30 años de desarrollo y con equipos perfectamente testados a lo largo y ancho de toda la Unión Europea. Otra cosa es que en España sea un sector que no termina de despegar por diversos y complejos motivos.

Quizá el primero de todos ellos sea que la apuesta institucional por la biomasa, más allá de publicaciones publicitarias, no sea todo lo contundente que debería.

Otro inconveniente que limitaría su desarrollo es cultural. En España está muy mal valorado lo comunitario y es ahí donde mayores ventajas puede ofrecer la biomasa. Frente al Gas Ciudad, que fomenta el individualismo extremo, la biomasa se ha usado en países europeos para alimentar district heating que alimentan a municipios enteros con miles de vecinos (aunque las facturas luego sean individualizadas). Aun así, en muchas ciudades se están sustituyendo las antiguas calderas centrales de carbón en los bloques de viviendas por calderas de pellet. En Salamanca, por ejemplo, ya hay más de 40 comunidades de vecinos que han hecho el cambio desde carbón o gasoil a biomasa.

Un tercer motivo señala a los arquitectos e instaladores de calefacción, que aún no han incorporado estas calderas a su oferta y a los que les cuesta justificar su sobrecoste comparado con las calderas de combustibles fósiles.

7º Las calderas de biomasa tienen un coste elevado.

Si consideramos la leña como una biomasa más, entonces podremos encontrar calderas de biomasa bastante económicas. Pero si nos ceñimos a las calderas que queman astilla o pellet entonces la cosa cambia.

Hasta hace unos años, al hablar de calderas de biomasa se daba por sentado que suponían una alta inversión inicial que se compensaría en unos pocos años gracias a los ahorros de combustible que ofrecían, frente a los combustibles fósiles. Después fueron apareciendo las calderas manuales (y termoestufas) que, gracias a incrementar las labores de mantenimiento y reducir la regulación de la caldera, permitían reducir los costes iniciales, aunque bien es cierto que estas calderas fueron diseñadas para apoyar a otros sistemas automáticos de calefacción, como el gas ciudad y no para alimentar una calefacción ellas solas. Se reducía la inversión inicial desde unos 12000€ a no más de 6000€ (ejemplo para 14kW de potencia).

Sin embargo, desde hace un par de años, han aparecido multitud de calderas, de dudosa calidad, que han ido reduciendo esta inversión inicial hasta los 1500€. ¿Cómo es esto posible? Ahora hasta la inversión inicial es inferior a la de cualquier instalación con combustibles fósiles.

Si las calderas manuales que habían aparecido habían reducido a casi la mitad la inversión inicial a costa de simplificar la regulación y aumentar el mantenimiento de las calderas, ¿Cómo se puede seguir reduciendo la inversión inicial hasta llegar a los 1500€? ¿Cómo se puede fabricar una caldera que salga al mercado por 1500€, teniendo que pagar materiales, mano de obra, transporte desde otros países y dejando margen comercial a los comerciales y a los instaladores? ¿Cuál es el precio de fabricación de esa máquina?

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Sin lugar a dudas estamos ante el extremo del vender por vender, pues estos equipos no cuentan con ninguna de las mínimas medidas de seguridad con las que debe contar una caldera y dudosamente puedan lograr ningún certificado de conformidad.

Nos surge la duda, a los que insistimos en vender los equipos de 12000€, de qué pensarán de nosotros los posibles clientes con los que tratamos. Pensarán ¿Cómo puede este señor intentar venderme algo de 12000€ cuando he visto calderas por 1500? ¿Este señor me está intentando robar? ¿Cómo podrá vender algo a esos precios? ¿Es acaso un sinvergüenza embaucador?

Y una duda aún mayor: ¿dónde aferrarse para defender tu trabajo, si como veremos, no existe en España un control independiente sobre los productos?

8º Las calderas automáticas y el progreso tecnológico

Está aceptado globalmente que la tecnología debe progresar, es decir, que las máquinas que construyen los seres humanos deberían ser cada vez más precisas, más eficientes, más respetuosas con el medio ambiente y menos costosas. A nadie le entraría en la cabeza sustituir su coche que contamina por un vehículo limpio, si éste es un carro de mulas. Está claro que el carro de mulas es muy ecológico y muy económico, pero no cumple con el resto de requisitos como sería el de ser un medio de transporte eficiente o preciso. Si queremos tener alternativas al coche tendremos que ofrecer tecnología que lo supere, es decir, podríamos imaginar (y discutir) coches propulsados por energía limpias como el hidrógeno, la solar, biogás, etc., o diseñar una red de transporte público o cambiar nuestro estilo de vida para depender menos de los desplazamientos motorizados. Pero jamás podríamos conformarnos con vehículos de tracción animal, o con coches que para ser mucho más económicos prescindiesen de los elementos de seguridad, como los cinturones de seguridad, los airbag, el freno, o que echasen humo sin control para abaratar el coste del motor, ya que los filtros son muy caros.

Pues no se sabe por qué, pero en la industria de las calderas de biomasa es lo que está pasando. Cada año aparecen nuevos aparatos con menores prestaciones y mayores índices de contaminación, pero eso sí, cada vez más y más baratos.

Las grandes marcas de calderas siguen con su desarrollo tecnológico, invirtiendo grandes proporciones de sus beneficios en I+D y van sacando al mercado calderas que, aunque apenas han incrementado su precio, son más eficientes y con mayores prestaciones: condensación, regulación climática, telegestión, apoyo a solar, o incuso con producción eléctrica.

De este modo la brecha tecnológica entre los productos de calidad y los productos baratos es cada día mayor.

A día de hoy resulta rocambolesco ofrecer calderas que necesitan un mantenimiento diario y que dependen del buen hacer del usuario para su correcto funcionamiento, sobre todo para viviendas de nueva construcción.

Volviendo al símil de los vehículos con un ejemplo: una persona necesita un vehículo para desplazarse a su trabajo, que está a 50Km de su vivienda. Visita varios concesionarios en el que le van ofreciendo vehículos de distinta gama pero les pide que sólo le presupuesten algo sencillo y económico. Se lleva varios presupuestos entre los 10.000 y los 15000€. Pero por último entra en un almacén de materiales de construcción dónde le ofrecen un vehículo por 1500€. Le dicen que es muy buen vehículo, que es el mejor del mercado. Por último se lo enseñan y es una carcasa de coche que va a pedales; ¿lo compraría?

¿Por qué esto suena tan absurdo, tan indecente? ¿Cómo iba a haber tanta diferencia de precio? ¿Cómo va a vender un coche un almacén de materiales? ¿Sería posible que esto ocurriese?

Sencillamente no. El sector automovilístico debe cumplir unos requisitos mínimos bien controlados para sacar sus productos al mercado. Las propias marcas harían lo imposible por evitar que se vendiese ese vehículo a pedales como si fuese un coche. No permitirían que un almacén de materiales o una ferretería vendiesen sus productos. Incluso la gente rechazaría dicho vehículo. Sin embargo, en las calderas de biomasa es lo que está sucediendo, y una vez más la última

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responsabilidad de que esto ocurra la tienen las administraciones y las asociaciones de profesionales que lo toleran e incluso lo fomentan.

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EL PAPEL DE LAS INSTITUCIONES

¿Cómo es posible este desmadre?, ésa es la cuestión. Y aquí es donde debemos señalar a los

organismos que deberían proteger a las empresas que trabajan con productos de calidad. ¿Qué hacen las asociaciones de empresas de la biomasa, como AVEBIOM al respecto? ¿Qué hace (en Castilla y León, que es lo que nos toca) el Ente Regional de la Energía (EREN)? ¿El Instituto por la Diversificación y el Ahorro Energético (IDAE)?

La primera causa del desmadre que denunciamos es la escasa supervisión de las instalaciones

realizadas, ya que la legislación por sí misma sería suficiente para evitarlo, pero al no haber suficientes inspecciones resulta muy tentador realizar instalaciones deficientes.

Por otro lado, las certificaciones que se dan a las máquinas en este país no son una garantía de realidad. No es difícil encontrar máquinas de escasa calidad que tienen unas fichas técnicas con unos datos que superan a las mejores máquinas del mercado y que poseen certificados de otros países. El país que más exige en sus controles de calidad es Austria (norma 15a B-VG) y cualquier marca que quiera prestigio internacional, sea fabricada en Austria o no, busca este tipo de certificaciones. En España, por el contrario, de nada sirve obtener este prestigio, pues al no haber un control en nuestros propios certificados lo único que se conseguiría certificando los aparatos con las normas austriacas sería encarecer el producto y tener una ficha con datos menos llamativos.

Lo mismo ocurre con el tema de las emisiones de contaminantes. Se da por

sentado que la biomasa no contamina, por lo que todas las máquinas de biomasa, sean estufas o calderas de cualquier calidad, se engloban en el mismo grupo. De nada sirven aquí sellos como el Ángel Azul que emite el gobierno alemán, pues ninguna caldera de biomasa contamina a ojos de nuestra legislación.

Las distintas instituciones u organismos que tienen responsabilidad en temas de energía y

eficiencia poco hacen al respecto. Parece como si no quisiesen regular en ningún caso el desarrollo de las empresas del sector de la biomasa en nuestro país, dejándoles mano ancha para sacar al mercado cualquier producto. Esto, que a priori podría parecer positivo para el sector, es sin embargo un importante lastre, pues no se incentiva ni la innovación ni el desarrollo de nuevos productos. El I+D queda relegado a la decisión de los propios fabricantes que no sienten la necesidad de innovar hacia mejores productos, sino simplemente hacia el abaratamiento de los mismos. De este modo se desincentiva la producción de equipos de calidad y se fomenta un mercado en lo que lo único que importa es el precio final, ya que ni la calidad, ni las emisiones, ni las prestaciones se valoran como debieran. Como todas las calderas de biomasa son iguales ¿por qué vas a comprar otra que no sea la más barata?

Esta búsqueda del precio más bajo fomentado por el descontrol gubernamental hace que

incluso resulte interesante la importación de calderas obsoletas de calidad mínima. Hay países en los que se fabrican calderas con unos costes ridículos a costa de reducir al mínimo la calidad, pero como lo único que importa es el precio porque todas las calderas de biomasa son iguales son bienvenidas a nuestro país. ¿Qué importa si involucionamos tecnológicamente? El caso es que se venda. Y esta mentalidad es la que está tirando por tierra la opción de la biomasa como una energía renovable y limpia. Gracias al descontrol que sufrimos, la biomasa ya no es limpia, ni siquiera segura y las instituciones, poco a poco, también van sufriendo este deterioro.

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Hace unos años el IDAE hizo una serie de publicaciones sobre energías renovables que han sido un referente, ya que exponían distintos aspectos de las muchas energías renovables de una manera clara, concisa y profunda.

Por aquellos tiempos se diseñaros varias líneas de ayudas públicas a la financiación de las instalaciones de biomasa, como el BIOMCASA que obtuvieron muy buenos resultados, pese a tener mucho margen de mejora.

Desde entonces poco más ha hecho el IDAE al respecto. Bien es cierto, que esta inmovilidad es debida al cambio radical que se produjo en la administración con el cambio de gobierno en 2011 y que condenó a las renovables a un difícil camino. Parece que la eficiencia y el ahorro energético lejos de ser un objetivo de gobierno, son ahora enemigos a combatir en busca del beneficio a corto plazo de las grandes empresas energéticas de este país.

El EREN, en Castilla y León se ha visto sometido a un proceso similar. Aunque su papel

nunca ha sido referencial, sí que gestionó diversas líneas de subvenciones para instalaciones de biomasa. Estas subvenciones tuvieron tal demanda que su dotación resultó ser muy escasa. A día de hoy, el EREN fomenta el uso de la biomasa en administraciones públicas dependientes de la administración regional, aunque las subvenciones a particulares han desaparecido desde hace un par de años, a diferencia de lo que ha ocurrido en otras regiones donde aún se ofertan ayudas para las instalaciones de biomasa.

Por último analizaremos el papel de AVEBIOM, que es la Asociación Española de

Valorización Energética de la Biomasa y tiene como principal objetivo “hacer crecer el consumo de biomasa con fines energéticos para que, de esta forma, crezcan nuestras empresas asociadas y su volumen de facturación”. Son también los responsables de la certificación EN PLUS para los pellet producidos en España.

En la misma línea de lo que venimos denunciando, AVEBIOM no tiene criterios mínimos para aceptar socios, basta con pagar una cuota, lo que provoca que desde esta asociación se fomente todo tipo de máquinas sin discriminar calidad o servicio. El hecho de contar entre sus socios con un gran número de vendedores de estufas y con un bajo número de vendedores de calderas de calidad hace que desde la asociación se fomente la estufa o la caldera de baja calidad como imagen de la biomasa, ya que así es como se contenta a mayor número de socios.

Aunque hay que reconocerles una gran labor de divulgación a través de su revista Bioenergy Internacional, sobre todo de grandes actuaciones en el sector de la biomasa, existen otras muchas publicaciones de la Asociación que usan estufas como imagen de referencia, sin que existan apenas publicaciones que pretendan informar acerca de las diferentes máquinas de biomasa que existen y para qué usos se recomienda cada una de ellas. No se protege a las empresas que se esfuerzan en sacar adelante su trabajo con calidad, sino que más bien se las castiga, al hacerlas competir con marcas que obvian todo control de calidad en pos de un mejor precio, como si ofreciesen el mismo producto.

Indirectamente esto también fomenta el desarrollo de malas prácticas empresariales, pues la competencia es feroz y se elimina cualquier opción a establecer diferencias entre marcas. Parece como si con quemar biomasa ya estuviese todo solucionado, sin tener jamás en cuenta todos los mitos que existen sobre la biomasa y que hemos comentado anteriormente.

Se echa de menos también que la Asociación haga frente a una administración que va incumpliendo todos los objetivos que se habían marcado para el desarrollo de las energías renovables. Cualquier asociación sectorial del resto de energías renovables tiene una postura clara y radicalmente opuesta a las actuales líneas estratégicas del gobierno. Sin embargo, desde AVEBIOM se mantiene un discurso agradecido y sumiso, aplaudiendo los escasos anuncios que se hacen para el fomento de la biomasa sin denunciar jamás el abandono paulatino que se está produciendo.

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LA PROPUESTA

No se puede criticar la situación del sector de la biomasa sin dar una propuesta alternativa y

eso es lo que vamos a hacer ahora.

1º Gestión responsable del recurso natural.

Quizá aún es pronto para alarmarnos por este motivo, ya que la extracción de biomasa con fines energéticos es aún muy limitada. Sin embargo, si no se estable pronto una normativa y unos criterios para su gestión nos podremos encontrar que en un futuro cercano el consumo de biomasa esté tan extendido que las grandes empresas decidan apostar por esta energía a gran escala. Si esto ocurre se pondrá en peligro muchas zonas boscosas en favor de plantaciones forestales de especies de rápido crecimiento, como pinos, chopos y eucaliptos. Muchos podrán pensar que ojala este día llegue y se ponga en valor todo el terreno rural que hoy día apenas es aprovechable económicamente, pero la pérdida ecológica, paisajística y social será demoledora para muchos territorios, que quedarán irreconocibles.

2º Biomasa como energía estratégica.

Al igual que otras energías renovables, la biomasa puede ser una energía democrática, es decir, que cualquiera puede acceder a su producción, distribución, instalación y consumo. Permite que pequeñas empresas y ayuntamientos puedan aprovecharse de su gestión, que puede ser distribuida a pequeña escala por todo el territorio nacional. No te hace depender de grandes empresas que luego se aprovechen de su exclusivo acceso a la producción energética para extorsionar a los ciudadanos.

Frente al gas ciudad y otros combustibles fósiles nos asegura la independencia energética como país, aparte de ser una energía mucho más segura, limpia y pacífica. 3º Competir en igualdad de condiciones.

Un hecho curioso es que, pese a lo que popularmente se cree o se estima como apropiado, los combustibles fósiles reciben más ayudas estatales que las energías renovables. Se construyen plantas de ciclo combinado financiadas por el estado, se subvenciona el carbón, incluso se apoya financieramente la importación de petróleo. Se hacen planes de fomento de la eficiencia energética basados en calderas de condensación de gas, se facilita y apoya la construcción de redes de suministro de gas.

Sin embargo el uso de biomasa para producción eléctrica, al igual que la producción con cualquier otra energía renovable ha dejado de recibir primas, incluso se pretende penalizar. Se han reducido las subvenciones para instalaciones de biomasa, desapareciendo en muchas comunidades autónomas, al igual que las ayuda para prevención de incendios y que podrían servir para facilitar la producción de biomasa.

Por lo tanto, proponemos la abolición de todas las ayudas que reciben los combustibles, ya bien sean subvenciones o ayudas indirectas, y que se deje competir en igualdad a todos los sistemas de producción energética. Existen estudios que demuestran que a día de hoy ya son más competitivas las renovables.

4º Regulación y control de calidad.

Es necesario que se impongan criterios de calidad al sector, redefiniendo las categorías que se otorgan a las calderas y a los combustibles y estableciendo criterios mínimos para su comercialización.

En el caso de combustibles se debería limitar el uso de combustibles no controlados, obligando a su refinamiento para evitar contaminantes. Esto afectaría sobre todo, a combustibles

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heterogéneos como el hueso de aceituna y las cáscaras que debido a su descontrol son fuente de altos índices de contaminación.

En el sector de las calderas se debería exigir controles de emisiones y seguridad más rigurosos, acercándonos a las normas austriacas y estableciendo unas exigencias de seguridad más estrictas, entre ellas un sistema antirretorno de llama patentado y efectivo.

En ambos casos, queda en evidencia el actual sistema de certificación que se ha demostrado

ser inexacto e ineficiente. Se necesita un laboratorio independiente (de verdad) que emita los certificados de conformidad y selle las fichas técnicas en base a criterios reales de los productos que se quieran comercializar en España. Estos controles deberán afectar también a las máquinas de importación.

Tal y como se recoge en el RITE, las instalaciones deberían pasar una inspección que

actualmente nunca (o casi nunca) se produce. Así se obligaría también a la regularización de todas las instalaciones ya que muchas ni siquiera se dan de alta en industria. En el mundo de la estufa esto es algo realmente raro; problema que se alimenta también por la falta de boletines adaptados a sistemas de aire. Es necesario que industria emita un nuevo tipo de boletines que puedan recoger las características de una estufa de pellet.

Para que esto sea tomado en serio por los profesionales del sector es necesario que vaya

acompañado de una legislación que sancione su incumplimiento, haciendo responsables tanto al profesional como al usuario final, que muchas veces es el que presiona al instalador para abaratar la instalación eliminando elementos necesarios.

5º Responsabilidad de marcas y distribuidores.

Un sector serio debe tener un comportamiento serio. Para ello se requiere que las asociaciones del sector presionen para que se lleven a cabo unas buenas prácticas desde las empresas y marcas, e incluso se hace necesario una legislación que regule esta actividad.

Se debe crear unos canales de venta respetuosos con el sector. Es decir, lo primero sería distinguir entre marca, distribuidor e instalador, delimitar sus funciones e impedir solapamientos.

La marca es el fabricante o el importador. Su papel, aparte de producir e importar debería

ser el de formar a los comerciales y técnicos. Los distribuidores serían las delegaciones territoriales, comerciales o revendedores, cuyo

trabajo debería ser el de interlocutor entre la marca y el instalador. El instalador es el que vende la máquina al usuario final. Recibe descuentos en los

materiales porque acepta la responsabilidad de la instalación. Por último estaría el usuario, que es el que compra la máquina y disfruta de sus servicios. Se podría entender que la marca/importador haga sus propias instalaciones, de manera

exclusiva, sin vender a otros instaladores, pero de no ser así, consideramos que en ningún otro caso se debería permitir que la línea comercial antes expuesta se adulterase, como ocurre actualmente, donde el papel de cada uno de estos agentes se confunde con el otro, hasta el extremo de haber marcas que venden directamente a usuarios, ofreciéndoles las mismas condiciones que a un distribuidor, pero sin solucionarles la instalación. Esto provoca que haya una feroz competencia entre instaladores, que se ven tentados a buscar cada uno su propia marca, a la vez que se ven obligados a aceptar trabajos de instalación de máquinas que ni conocen y saben dónde pedir asesoramiento, ya que el usuario las compró directamente a la marca.

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Los propios usuarios deberían evitar comprar por otros cauces que no sean a través del instalador, mucho menos a través de internet, ya que eso les provocará (seguro) futuros problemas, ya que el instalador no querrá responsabilizarse de la instalación, o no se encontrarán piezas de recambio, o no se tendrá un correcto mantenimiento del quemador.

Además, en ningún caso se debería llamar a las cosas por lo que no son. Una estufa es una

estufa, no una caldera y no se puede vender termoestufas diciendo que son calderas. ¡Mucho menos estufas de aire!

Por último, debería quedar bien claro desde el inicio de la venta la necesidad de contratar

un mantenimiento anual que controle el deterioro de la máquina.

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BIBLIOGRAFÍA

- Reglamento Instalaciones de Térmicas en los Edificios – RITE (RD 1027/2007 de 20 de

Julio). - Documento Básico HE. Ahorro de energía. Del Código Técnico de la Edificación – CTE.

(RD 314/2006 de 17 de Marzo). - Solid Biomass Barometer. EurObserv’ER. Diciembre 2013. - Manual para la certificación de pellet de madera para usos térmicos. European Pellet

Council. Abril 2013. - Guía Técnica: Procedimiento de inspección periódica de eficiencia energética para calderas.

Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía - IDAE. Febrero 2007. - Manuales de Energías Renovables: Energía de la Biomasa. Instituto para la Diversificación

y el Ahorro de la Energía - IDAE. Enero 2007. - Guía Técnica: Instalaciones de biomasa térmica en edificios. Instituto para la

Diversificación y el Ahorro de la Energía - IDAE. Mayo 2009. - Requisitos de rendimiento para las calderas nuevas de agua caliente alimentadas por

combustibles líquidos o gaseosos. (RD 275/1995 de 24 de Febrero). - Responsabilidad Empresarial: Recopilación de casos de buenas prácticas entre pequeñas y

medianas empresas de Europa. Comisión Europea, Dirección General de Empresa. 2004.

WEBS Consultadas: - www.pelletenplus.es - www.avebiom.org - www.ceis.es/es/sector-eficiencia-energetica/ensayos - www.fjernvarmefyn.dk - www.idae.es - www.energia.jcyl.es - http://calorconbiomasa.blogspot.com.es/

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ANEXO I

DECÁLOGO PARA LA ELECCIÓN Y COMPARATIVA DE LOS SISTEMAS DE

CALEFACCIÓN POR PELLET DEL MERCADO ESPAÑOL

Consideramos para esta comparativa dos tipos de sistemas: los austriacos como ÖkoFEN, KWB etc, y el resto de equipos en su mayoría Italianos como Edilkamin, Ferroli, Greencalor y los españoles Ecoforest, Domusa, Brompi etc….

1.- POTENCIA REAL SUMINISTRADA AL AGUA:

Austriacos: La potencia que se anuncia en los catálogos y presupuesta es la real. EL RESTO: Hay que buscar en la ficha de características la real suministrada al agua

2.-RENDIMIENTO

Austriacos: El rendimiento total es de 95%, pero hay una cosa que es el rendimiento estacionario que se calcula con el comportamiento, adaptación y modulación del sistema de la vivienda EL RESTO: no tienen ningún rendimiento estacionario ya que funcionan “todo o nada”

3.-NECESIDAD DE DEPÓSITO DE INERCIA:

Austriacos: No necesita depósito de inercia para ningún tipo de instalación, otra cosa diferente es que en determinados casos se aconseje EL RESTO: En suelo radiante y cuando hay más de una demanda es obligatorio.

4.-FUNCIÓN PARA ACS Y CALEFACCION:

Austriacos: Da servicio a todo a la vez sin discriminar ninguna demanda, siempre tenemos ACS y calefacción EL RESTO: Suele ser con una válvula tres vías que deriva momentáneamente a ACS dejando la calefacción sin servicio o al revés

5.- ELEVACIÓN DE LA TEMPERATURA DE RETORNO:

Austriacos: Lleva integrado en su cuerpo de caldera el sistema que nos permite evitar condensaciones en cuerpo de caldera EL RESTO: Obligatorio montar sistemas de elevación. Si esto no se hace corre riesgo la caldera de corrosión interna debido a la condensación 6.- DEMANDA DE FUNCIONAMIENTO DE LA CALEFACCIÓN O ACS

Austriacos: Cuando hay una demanda, (si el cuerpo de caldera está caliente) lo primero que arrancan son las bombas de circulación, evitando así el arranque de la caldera. La caldera arrancaría cuando su cuerpo este por debajo de 60º EL RESTO: Si van conectadas a un termostato cada vez que este demande la caldera arranca, ya que su cuerpo no permanece caliente si no tiene llama en el quemador.

7.- MODULACIÓN DE FUNCIONAMIENTO DE LA CALEFACCIÓN O ACS

Austriacos: La caldera ajusta la potencia en función de la demanda diaria de la vivienda y de la temperatura exterior. Adapta su funcionamiento a las demandas reales en cada momento.. EL RESTO: La caldera arranca con la señal de un termostato, llega a su temperatura máxima, para, se enfría y vuelve a arrancar… así hasta que el termostato le diga basta. Ningún control de potencias, ni de impulsiones.

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8.- REGULACIÓN DE CIRCUITOS

Austriacos: Su centralita permite regular indistintamente, y a la vez, hasta 6 circuitos de calefacción, tres depósitos de inercia y tres circuitos de ACS además de tres circuitos solares. EL RESTO: Generalmente sólo controlan la propia caldera y, como mucho, un circuito de calefacción y otro de ACS pero nunca de manera simultánea.

9.-PROGRAMACIÓN HORARIA

Austriacos: En cada uno de los circuitos hay infinidad de posibilidades de programación, pero el arranque lo calcula la caldera para cumplir los objetivos de los programas (si quiero 20º a las 7:00 de la mañana en calefacción, la caldera arranca el tiempo necesario antes, en función de la temperatura exterior, para a las 7:00 tener los 20º) EL RESTO: La programación significa que a esa hora se enciende o se apaga la caldera, por lo que hay que calcular a ojo cuando quiero que encienda.

10.- DIFERENCIA ENTRE DIA Y NOCHE

Austriacos: La caldera trabaja con dos rangos de temperatura distintos, el de la máxima que queremos durante el día y el de la mínima que queremos durante la noche. EL RESTO: Se programa normalmente la temperatura de la caldera máxima, ya que los ambientes se programan en termostatos ajenos a la caldera.

11.- LIMPIEZA Y MANTENIMIENTO

Austriacos: Todo es totalmente automático, limpieza del plato de combustión, limpieza de los intercambiadores. Sólo hay un mantenimiento anual, que realiza el SAT. Gestión de los sistemas a través de internet. EL RESTO: En el mejor de los casos de limpieza semanal, aunque el cesto de la combustión como no se limpie una vez al día da problemas. Como mucho tienen un módulo para encender y apagar por móvil o internet.

12.- SEGURIDAD

Austriacos: Múltiples sistemas de seguridad anti retorno de llama, sonda de temperatura, sondas de humos, sensores, capacitivos, etc. EL RESTO: La seguridad anti retroceso de llama en la mayoría son nulos, aunque existe una sonda de temperatura en el depósito de pellet que hace parar la maquina. Es imposible detener el fuego en la cámara de combustión, por lo que, ante un apagón eléctrico el equipo se queda en combustión normal y el riesgo de incendio es elevado.

13.- CERTIFICACIONES, GARANTIA ETC

Austriacos: Se cuenta con completas fichas del fabricante y de los laboratorios más importantes del mundo con los datos reales de emisiones, rendimientos etc. EL RESTO: En el caso de las italianas los certificados corresponden a laboratorios internos o privados y en el de las españolas, simplemente se tiene el marcado CE y las pruebas del fabricante.

14. – RED COMERCIAL, VENTAS Y SERVICIO TÉCNICO

Austriacos: Sólo vende e instala a cliente final a través de instaladores de confianza en cada zona, dando el servicio de puesta marcha, seguimiento y atención al usuario directamente desde la propia Marca EL RESTO: La red comercial puede pasar por infinidad de puntos hasta que llega a un usuario: Importador, distribuidor, almacén de calefacción o tienda de chimeneas, instalador, albañil, etc. Cuando el usuario tiene que recurrir a un servicio técnico puede ser toda una aventura encontrar a quien debe hacerse responsable.

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15.- VIDA UTIL DE LA CALDERA

Austriacos: Los sistemas de calefacción están diseñados para durar en el tiempo infinidad de años, con un simple mantenimiento anual, siempre hay piezas de repuesto y siempre está ÖkoFEN para responder. EL RESTO: La vida útil de estas calderas es proporcionalmente inversa a las horas de uso, demostrado que en uno o dos años de uso continuo su rendimiento baja al 60%. No hay que olvidad que este tipo de sistemas está inventado para complementar a otros como gas, nunca como sistema único, aunque en España se está ofreciendo así.