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876 59 LA CARTOGRAFÍA EN LA ÉPOCA DE FELIPE II Jesús Varela Marcos Nuestra intención es recopilar y ahormar un poco los conocimientos y saberes del mar en la época de Felipe II en este año del centenario de su muerte. 1 Y qué mejor lugar y tiempo que en el archipiélago Canario, centro irradiador de corrientes descubridoras tanto en sus decubrimientos de las Indias Orientales como Occidentales. Y que mejor momento que al cumplirse los cuatrocientos años de Felipe II, monarca recopilador de los saberes de su tiempo y anteriores, como nos testifica la existencia de la biblioteca del monasterio del Escorial, por ejemplo. Esta pretensión nos obliga a remontarnos en la historia de nuestra nación a tiem- pos anteriores a la formación de la misma, incluso muy anteriores, para con ello tratar de conseguir un hilo conductor que nos permita interpretar los saberes náuticos y cartográficos tan desarrollados en el reinado de Felipe II, cuando España dio a la imprenta los primeros tratados modernos de náutica, caso de la obra de Pedro de Medina con Felipe II regente y editada en Valladolid en 1545, o la de Rodrigo Zamorano, por poner otro ejemplo de obra náutica popular, utilizada por pilotos a diario, editada en Sevilla en 1563. Así pues, deseamos empezar con una breve reseña histórica sobre la evolución de la cartografía, definiendo la propia palabra. Parece que este término contiene semánticamente la representación de una ciencia que sirve de instrumento de ayuda a los hombres que navegan por este medio con seguridad de retorno al punto de partida, y poder volver a hallar lo descubierto mediante las anotaciones tomadas en el discurso del viaje. La cartografía, con base científica, debió nacer en China en época desconocida para nosotros aún. Sabemos de los conocimientos babilónicos con los estudios astrológi- cos aplicados a la política en la corte de Nínive 2 y los grabados de ríos en sus tablillas de arcilla, como también de los protoviajes casi míticos 3 como el del Faraón Nechao II, en cuyo reinado parece ser que los fenicios rodearon Africa el año 600 a.d.c., según Herodoto; o el viaje del cartaginés Hannon que pasando Gibraltar bordeó Africa hasta el Senegal. Pero estos viajes, si fueron realizados, pocos recuerdos dejarán y menos documentos cartográficos escritos; pues las cartas náuticas no les serían necesarias por cuanto eran similares a los itinerarios por tierra, debido a que no la perdían de vista. Simplemente cambiaban el medio terrestre seco y árido por el del agua más confortable, pero el sistema de orientación era igual. Al mundo occidental heleno debieron llegar los conocimientos cartográficos chi- nos y babilónicos en tiempos de Pytheas, que calculó latitudes por las estrellas, pero sin aplicación naval; o Anaximandro de Mileto en el siglo VI a.d.c., quien primero trató de pintar una carta geográfica conforme a la concepción de disco plano de la tierra, que no aporta ningún avance hacia el nacimiento de una cartografía clásica. Herodoto sigue en

LA CARTOGRAFÍA EN LA ÉPOCA DE FELIPE II

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59LA CARTOGRAFÍA EN LA ÉPOCA DE FELIPE II

Jesús Varela Marcos

Nuestra intención es recopilar y ahormar un poco los conocimientos y saberesdel mar en la época de Felipe II en este año del centenario de su muerte.1 Y qué mejor lugary tiempo que en el archipiélago Canario, centro irradiador de corrientes descubridorastanto en sus decubrimientos de las Indias Orientales como Occidentales. Y que mejormomento que al cumplirse los cuatrocientos años de Felipe II, monarca recopilador de lossaberes de su tiempo y anteriores, como nos testifica la existencia de la biblioteca delmonasterio del Escorial, por ejemplo.

Esta pretensión nos obliga a remontarnos en la historia de nuestra nación a tiem-pos anteriores a la formación de la misma, incluso muy anteriores, para con ello tratar deconseguir un hilo conductor que nos permita interpretar los saberes náuticos y cartográficostan desarrollados en el reinado de Felipe II, cuando España dio a la imprenta los primerostratados modernos de náutica, caso de la obra de Pedro de Medina con Felipe II regente yeditada en Valladolid en 1545, o la de Rodrigo Zamorano, por poner otro ejemplo de obranáutica popular, utilizada por pilotos a diario, editada en Sevilla en 1563.

Así pues, deseamos empezar con una breve reseña histórica sobre la evolución dela cartografía, definiendo la propia palabra. Parece que este término contienesemánticamente la representación de una ciencia que sirve de instrumento de ayuda a loshombres que navegan por este medio con seguridad de retorno al punto de partida, y podervolver a hallar lo descubierto mediante las anotaciones tomadas en el discurso del viaje.

La cartografía, con base científica, debió nacer en China en época desconocidapara nosotros aún. Sabemos de los conocimientos babilónicos con los estudios astrológi-cos aplicados a la política en la corte de Nínive2 y los grabados de ríos en sus tablillas dearcilla, como también de los protoviajes casi míticos3 como el del Faraón Nechao II, encuyo reinado parece ser que los fenicios rodearon Africa el año 600 a.d.c., según Herodoto;o el viaje del cartaginés Hannon que pasando Gibraltar bordeó Africa hasta el Senegal.Pero estos viajes, si fueron realizados, pocos recuerdos dejarán y menos documentoscartográficos escritos; pues las cartas náuticas no les serían necesarias por cuanto eransimilares a los itinerarios por tierra, debido a que no la perdían de vista. Simplementecambiaban el medio terrestre seco y árido por el del agua más confortable, pero el sistemade orientación era igual.

Al mundo occidental heleno debieron llegar los conocimientos cartográficos chi-nos y babilónicos en tiempos de Pytheas, que calculó latitudes por las estrellas, pero sinaplicación naval; o Anaximandro de Mileto en el siglo VI a.d.c., quien primero trató depintar una carta geográfica conforme a la concepción de disco plano de la tierra, que noaporta ningún avance hacia el nacimiento de una cartografía clásica. Herodoto sigue en

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estos conceptos del mundo con ligeras variaciones y avances como la introducción delongitud y latitud, siempre sobre tierra. Dicearco de Mesina, discípulo de Aristóteles, esquién primero crea un entramado ortogonal de coordenadas dibujando dos ejes divididosen estadios que se cortaban en la isla de Rodas cuyo paralelo denominó diafragma a 36° N.a partir de donde se podían situar los lugares con referencias. Enorme importancia, en elconocimiento del ecumene, tuvieron las expediciones de Alejandro Magno a Oriente, a laIndia, llevando consigo sabios helenos, que fueron ampliando los horizontes geográficos,pero siempre unidos al medio terrestre.

Pero quizás no fuera hasta Eratóstenes de Cyrene, nacido en 275 a.d.c. y muertoel 195, hombre curioso conocedor de la matemática, astronomía, geógrafo y director de laescuela de Alejandría, cuando se pongan bases sólidas para el conocimiento real del mun-do mediante un método que hiciera posible cuantificarlo. Nació el concepto de esferidadde la Tierra, el de grado, para medir esa tierra, aplicó la matemática para plasmar susteorías y puso las bases del rigor científico. Además, según nos cuenta Estrabón, Eratóstenesparece que dibujó un mapa del orbe, quizás el primero con sentido científico, pero desgra-ciadamente no se conservó. Dicha carta seguramente representaría un concepto generaldel mundo, nada aplicable a la navegación o cartografía náutica. Luego esta escuela helenaemparentará con la romana, y sus ideas junto con las de Ptolomeo, se harán cada vez másconfusas y circunscritas al Mediterráneo, perdurando durante toda la Edad Media.

Con estos conocimientos en occidente ¿no se puede hablar de cartografía náuti-ca, de navegación en altura regimiento de astros, conocimiento de corrientes, empleo deinstrumentos hasta fines de la Edad Media?. Para Europa es afirmativa la contestación, yfue en este medio donde Colón se formaría, pero para el resto del mundo sería negativa larespuesta. Había otros lugares, otros reinos donde los conocimientos siguieron un procesoparalelo, más continuado y también más temprano que en el ambiente Mediterráneo. Fuesin duda en el mundo oriental, en China, donde se inició, y su desconocimiento , en el casode Colón, le hizo cometer graves errores.

Los métodos de navegación en occidente

Curiosamente el final del período de esplendor de la navegación china en el sigloXV, coincide con la necesidad de los pueblos iberos por aventurarse en la navegación enaltura por el Atlántico. Si bien la presencia de occidentales en las costas Oeste de Africatenía unos precedentes envueltos en las leyendas de viajes de circunnavegación de judíosy mitos fenicios, que pueden encerrar vestigios de verosimilitud, pero, hoy por hoy, noestamos en disposición de poder demostrarlo científicamente.

Así, podemos decir que las navegaciones de los occidentales se iniciaron con lasexpediciones marítimas de algunos atrevidos navegantes por la costa occidental africana.La más antigua, de las conocidas históricamente, fue la de los hermanos Vivaldi, genoveses,que partieron en 1291 para Gazula, frente al archipiélago canario, de donde no regresaronnunca. Este infeliz resultado hace que se considere la primera a la del año 1336, organiza-da por, el también genovés, Lancellotto Malocello para la exploración de las Canarias. Deeste viaje tenemos noticias cartográficas con la presencia del archipiélago del que apare-cen ya tres islas en la carta portulana de Angelino Dulcert, datada en Mallorca, al poco desu regreso, en el año 1339.

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De las tres islas presentes en el portulano Dulcert una de ellas está rotulada con elnombre de su descubridor, Lancellotto, otra con el de Forteventura y la tercera, que setrataba del islote de Lobos, se rotula como Linegimari. Junto a estas islas Canarias figuranel archipiélago de Madera, con los nombres de Canaria y Capraria, si bien conservandoaun su carácter fantástico, pues ambas aparecen bajo el rótulo de “Insulle set Brandanjsive Puelarum”. Finalmente, podemos observar en la carta náutica otra isla con el nombrede Corvimaris, que bien pudiera tratarse de la isla del Cuervo, perteneciente al archipiéla-go de las Azores.

Pocos años después, en 1341, tenemos noticia de una expedición de portuguesesa las Canarias, de la que nos dejó relación escrita el italiano Nicolaso. Al año siguiente,catalanes y mallorquines efectuaron nueve expediciones más a aquellos confines, ademásde un número indeterminado de navegaciones portuguesas. Fruto de estos viajes son, sinduda, la representación cartográfica de las islas Canarias y las de Madera en el llamadoAtlas Mediceo Laurenciano. Esta obra medieval, que se conserva en Florencia, es dedatación insegura, pero la podemos situar entre los años 1351 y 1415, siendo muy proba-blemente de 1370. En este Atlas, se observa igualmente la presencia de la isla principal delas Madera rotulada, en italiano, Legname. También aparecen en él cuatro islas Azores.

Siguiendo con el progreso de los descubrimientos occidentales a través de lacartografía, diremos que en 1375 se construye el Atlas Catalán, de la Biblioteca Nacionalde París. Es opinión común, que este Atlas lo pintaron Abraham y Jafudá Cresques, padree hijo. Sin embargo, y en opinión de Riera Sans,4 Cresques no es un apellido, sino elnombre propio del padre; Jafudá es el del hijo y Abraham el del abuelo.

Así pues, lo correcto sería nombrarles como Cresques hijo de Abraham, y Jatudáhijo de Cresques. En el Atlas figuran casi todas las islas Canarias, menos La Palma y elislote Montaña Clara, así como las Madera, las Salvajes y una representación algo fantasiosade las Azores, con seis de sus islas rotuladas. La costa africana aparece dibujada hasta másallá de cabo Juby, rotulado Buyetder. Podemos contemplar también, al Sur del este cabo,una prueba cartográfica del denominado “Uxier de Jaume Ferrer”, personaje que partió el10 de agosto de 1346, rumbo al río de Oro, y del que no regresó, ni se tienen noticias.

Otros hitos cartográficos dignos de recordar en este lento descubrir del Atlánticoafricano en el siglo XIV son: entre los años 1380 y 1385 las cartas del mallorquín GuillemSoler donde está representado el archipiélago de Azores al completo con sus nueve islas.Y será en los inicios del siglo XV, concretamente en 1402 cuando se inicie la presenciaoficial castellana en el Atlántico con los viajes de Jean de Bethancour y Godifer de la Salleque ocuparon la isla de Lanzarote y ofrecieron vasallaje al rey de Castilla, el TrastamaraEnrique III lo que supuso el cambio de orientación política de esta región separándose dela órbita de Portugal. Ya en el siglo XV, siglo de presencia lusa, todavía vemos en 1413 lacarta del mallorquín Maciá de Viladestes con la costa del Sáhara Occidental hasta el cabode Nun, más allá de la desembocadura del río de Oro, así como la reproducción del “Uxierde Jaume Ferrer” uno más de los ejemplos característicos de la cartografía que es la repro-ducción, en este caso de la leyenda del Atlas catalán.

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La presencia lusitana

Ya decíamos que coincidía el final de la preocupación china por el resto del mun-do con el comienzo de la inquietud descubridora en Occidente, y en el caso de Portugalinicia su política de asentamientos africanos con la conquista de Ceuta,5 sin duda el mo-narca luso Juan I, aprovecha la debilidad castellana mostrada por el regente de Juan II,Fernando de Antequera, más ocupado en la política interior y sucesoria. Es el inicio delperíodo portugués de esplendor marítimo bajo la batuta de D. Enrique el Navegante, quienhacia 1420 parece que contrató los servicios de Jacome de Mallorca para que enseñara acartografiar a sus marinos y dar así nacimiento al grupo de hombres de mar que se ocupa-ron de las expediciones portuguesas en Africa y que, ya en el siglo XIX, se les bautizó conel nombre de “Escuela de Sagres”.

Al respecto de este período, Cortesao opina que como los primeros resultados deaquellas exploraciones, en 1419 los portugueses Joao Gonsalves y Tristán VazDouradodescubren las islas Madera y Velho Cabral alcanza las Azores en 1431 ó 1432. En el casode las primeras ya figuraban en la carta de Dulcert de 1339 . En cuanto a las Azores, quehemos visto figuraban en cartas de fechas muy anteriores. La data de Cortesao es discuti-ble, toda vez que en la carta náutica de Gabriel de Valseca de 1439 aparecen algunas deellas con una leyenda que pone: “Aquestes illes foran trobades por Diego Silves pelot delrei de portugall en lany MCCCCXXVIII”. Es posible que las fechas de Cortesao se refie-ran a la ocupación portuguesa de aquellas islas o al comienzo de su colonización, peroresulta difícil conseguir el hecho del descubrimiento para Portugal.

Muy poco después, en 1434, Gil Eanes, acuciado por don Enrique, consigue do-blar el cabo de Bojador, tras quince intentos anteriores frustrados. En este cabo había unarestinga que se internaba seis leguas en la mar y las aguas parecían hervir al romper en ellalas olas, cosa que infundía pavor a los marineros. La hazaña de Gil Eanes consistió eninternarse mar adentro para rodear el obstáculo.

Después de la hazaña de Gil Eanes prosigue la exploración de la costa africana,facilitada, a partir de la década de los cuarenta, por el empleo de la carabela, nave muyadecuada para descubrir por ser muy marinera y de escaso calado, pudiendo fondear muycerca de la orilla, y navegar con vientos contrarios. Entre las expediciones lanzadas poraquellos años destacan, en particular, la que hicieron juntos Antao Gonsalves y NuñoTristao en 1441 hasta el cabo Blanco, pues según parece, montaron una factoría en la islade Arguim, en la bahía del mismo nombre y al abrigo de aquel cabo. La finalidad de esteasentamiento era el rescate del marfil, oro y esclavos negros; así como otro viaje y factoríaque Nuño Tristao hizo por su cuenta en 1443. El interés de ambas expediciones radica enque, en una carta del rey D. Pedro, regente de Portugal, fechada el 22 de octubre de 1443,se expresa literalmente que la nueva carta del Infante D. Enrique se hizo tras la captura de38 moros en dos expediciones, que no pudieron haber sido sino las de 1441 y 1443, prime-ras con la presencia de esclavos.

Estas noticias nos llevan a plantearnos que la primera carta náutica portuguesadocumentada tuvo que elaborarse en el propio año de 1443, casi medio siglo más tardeque las mallorquinas, y 10 años más tarde de la desaparición de Zheng He. Aún así aquella

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carta no ha llegado a nuestros días, pero por las referencias que tenemos de ella tuvo queexistir, sin duda alguna. En 1444, Dinis Díaz dobla el cabo Verde, y un año después, doscarabelas que regresan de cabo Blanco rodean la isla de La Palma, la más occidental de lasCanarias, para desde allí arrumbar a Portugal. Esta navegación supuso la ejecución de unaderrota de altura, e implicaba el conocimiento y la utilización de los vientos y las corrien-tes atlánticas.

Los sistemas de navegación por cabotaje en la península

La navegación en el Mediterráneo, a diferencia de la astral de los chinos, se rea-lizaba a vista de costa, situando su localización por marcaciones referenciales a puntos dela costa conocidos. Cuando por alguna razón climática: vientos, corrientes o necesidad deuna travesía, esto no era posible, entonces los pilotos del Mediterráneo navegaban a laestima, término que encierra toda una filosofía y una técnica, pues parte era “a ojo” y partecon la ayuda de la brújula que indicaba el rumbo. La distancia podían calcularla en unacarta náutica o portulano en función de la velocidad de la nave, según su parecer. Esteprocedimiento hacía que la pericia del piloto fuera fundamental. Con ambos elementos, elrumbo y la distancia, el piloto echaba el punto, o lo que es lo mismo, señalaba en elportulano el lugar donde creía encontrarse, por esta razón se denominaba a la acción “echarel punto en la carta náutica por fantasía”.

Por el contrario, y como es bien sabido, la navegación astronómica consiste enechar el punto en la carta náutica teniendo en cuenta las coordenadas geográficas de lati-tud y longitud, en una carta que disponga de meridianos y paralelos debidamente gradua-dos. De estos dos ejes de localización, el de la latitud se obtenía mediante la observaciónde los astros con instrumentos apropiados para ello, que ya aparecen en Occidente descri-tos en Los libros de Saber de Astronomía del rey castellano Alfonso X, el Sabio, hacia elaño 1270. En esta publicación se hallaba también las tablas astronómicas necesarias paratal fin, un meridiano 0˚ ó de Toledo. Todo ello traducido y redactado por el rabí Zag deSujermenza. Con tales medios se lograba hallar la latitud con un error de medio grado,unas 30 millas náuticas.

Sin embargo la longitud era muy difícil de lograr por falta de medios técnicos, yno será hasta mediados del siglo XVIII cuando se pueda lograr. Los métodos utilizadosanteriormente a estas fechas con la utilización de los astros y distancias angulares de cier-tos astros al satélite etc., producían errores muy grandes, con lo que se debía recurrir acalcular la longitud convirtiendo las distancias recorridas a lo largo de un paralelo engrados de paralelo, y todo ello determinado a la estima. Por todo lo expuesto, no resultadescabellado afirmar que los pilotos del occidente europeo siguieron navegando en laépoca de los descubrimientos por el método, ya analizado, de rumbo y distancia, y noutilizaban los sistemas de determinar la latitud sino para comprobar el lugar de arribada,haciendo las mediciones en tierra. Para realizar todas estas operaciones eran imprescindi-bles unos soportes físicos, donde contrastar las anotaciones, este es el momento en queaparecen las cartas náuticas o portulanos.

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Las cartas medievales de navegación

En el siglo XIII vino a desarrollarse una cartografía náutica especialmente bri-llante, fidedigna, utilitaria que tuvo gran éxito. Indudablemente era una época en queconfluyeron varios factores entre los que cabe subrayar las vicisitudes de las Cruzadas ylas aportaciones de la cultura clásica por el mundo musulmán, el cambio de actitudes yaptitudes del mundo cristiano occidental, extrovertido, que por impulsos religiosos y mer-cantiles remitieron viajeros hasta los enclaves más recónditos del Viejo Mundo y, efectua-ron una navegación profusa en el mar Mediterráneo y aguas de su entorno.

En ese tipo de navegación había unos lugares y unos personajes claves: los puer-tos y sus vigilantes. Los primeros por ser las escalas o destinos posibles en las travesíasnáuticas; los segundos porque conocían y controlaban a los primeros, porque eran los“prácticos” en la navegación en sus particulares espacios. Unos prácticos que junto a losmarineros pudieron describir el litoral de la región navegada de un modo minucioso, pri-mero, de forma oral y, enseguida, escrita: eran los marineros “portulanos”6 propiamentedichos, los primeros que surgieron a mediados del siglo XIII.7

El paso del que hacer portulano, como explicación oral o escrita, a la “cartaportulana”, en cuanto representación gráfica, fue rápido y el resultado fue materializadoen una obra plástica además de clara y efectiva. Por los materiales en que fueron confec-cionadas estas cartas portulanas, presentan una buena conservación, y el lujo que mani-fiestan procede de su confección por encargo de mercaderes que no han hecho un usocontinuo de ellas.

Las cartas portulanas guardan entre sí notables analogías. Suelen estar realizadassobre un pergamino que conserva la forma natural de la piel del bovino u ovino . La línealitoral se perfila en color negro, detallando minuciosamente los accidentes costeros. Pre-senta una abundante toponimia costera sistemáticamente presentada de forma convencio-nal. Habitualmente aparecen leyendas ilustrativas de índole geográfica, histórica o legen-daria; de forma plástica muestran alguna ciudad, de ubicación bien conocida, aunque sedibuje demasiado grande y tierra adentro. Las montañas y los ríos siguen un trazado máso menos convencional pero nunca reflejando la realidad del espacio allí representado.

Las tierras dibujadas suelen ser, hasta finales del siglo XV, las que se hallan en-torno al mar Mediterráneo, desde los mares Negro, Rojo, Caspio y golfo Pérsico hasta elAtlántico, desde las islas Británicas hasta el cabo de Bojador e islas Canarias. Como pue-de apreciarse a simple vista, las cartas náuticas no tienen un sistema de proyección. Laescala se reduce al método gráfico, que eran estimadas o calculadas a ojo, pero con uncriterio aceptable.

Con la aceleración del proceso de los descubrimientos geográficos a finales delsiglo XV por el auge naval ibérico fueron ampliándose los horizontes de la tierra quenecesitaba ser representada y enriqueciéndose la información fidedigna y legendaria.8

Finalmente en el siglo XVI la expansión de lusos y españoles en el océano fue de talesdimensiones que hizo necesario dar un gran impulso al desarrollo de la cartografía queexcedió las posibilidades de los portulanos. Sin embargo, el sistema de cartas portulanas

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no decayó; en el propio mapa de Juan de la Cosa se constata y, a lo largo del siglo XVI esfrecuente observar la vigencia de esas técnicas. Fue un sistema que pervivió en especialcuando el área a representar era de interés costero, de un espacio muy concreto y bienconocido. En situaciones tales las técnicas del portulano perviven en representacionescontinentales de factura poco evolucionada, y en ellas9 apreciamos algunos de sus rasgoscaracterísticos hasta tiempos muy tardíos.

Además de los adelantos expuestos se produjeron evolución en las velas, y otrosque en en el occidente europeo aparecen como adelantos experimentales en la segundamitad del siglo XV, pero eran conocidos ya desde antiguo en China. Y esta situación deexpectación novedosa era la existente en los años del auge descubridor de los marinos dela península Ibérica.

La cartografía ibérica a final del siglo XV

Las naciones que serán el apoyo político y económico de las grandes hazañasdescubridoras de finales del siglo XV, Portugal y España, viven también momentos fina-les de sus etapas de formación como estados. En el caso del reino luso este período detiempo lo cubren los reinados del regente D. Enrique “El navegante” hasta 1460, AlfonsoV y su hijo Juan II quienes, al haber conseguido unas fronteras definitivas en la península,se ocupan de una política naval expansiva y exitosa.

El otro gran protagonista de la época dorada de los descubrimientos será, sinlugar a dudas, Castilla que en este medio siglo estuvo gobernada por Juan II hasta 1454,por su hijo Enrique IV hasta 1474, y su hija Isabel ocuparía el resto del siglo hasta 1504.Debemos hacer notar que la dedicación primera de estos monarcas fue tratar de mantenerla paz en su estado agitado por las tensiones nobiliarias y terminar la reconquista. Estaspreocupaciones les llevaron a olvidar un poco su política atlántica de lo que se beneficióPortugal. Pero no existió una decisión firme en uno u otro sentido sobre la actuación en lasaguas del Atlántico Sur, hasta que ambos problemas, el sucesorio en Castilla y el hegemó-nico en el mar se plantearon en Alcaçovas. Este tema lo hemos estudiado más en profun-didad en un reciente trabajo,10 al que nos remitimos. Pero recordemos que serán las jorna-das de las Vistas de Alcántara, que llevaron a la paz con Portugal, reconociendo en el tronode Castilla a Isabel, las que marquen una política definida en las navegaciones por elAtlántico para ambas coronas. Se puede decir que desde Alcaçovas-Toledo en 1479, Castillatenía una política Atlántica.

En lo que a desarrollo tecnológico y cientítico se refiere,ambas coronas andabanparejas, al ser discípulas de escuela y maestros comunes.11 En cartografía y navegación dealtura con la aplicación de tablas las técnicas eran prácticamente los aprendidas en lastraducciones de los hombres de la escuela de Toledo sobre textos árabes, que a su vez loshabían tomado de los chinos. Este proceso nos lleva a contemplar un fenómeno especial,en que por unas versiones encadenadas y realizadas, no siempre con intención científica,se escribían textos alejados del rigor científico original y cercanos a la belleza literaria,hecho que impedía ser utilizados para la navegación, pues los resultados eran nefastos.

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Este fenómeno llevó a los pilotos de occidente a realizar sus propias experien-cias. Así, en el caso de la navegación en altura los métodos empleados por los portuguesesdifieren bastante de los chinos, si es que lograron utilizarlos.12 La realidad es que en estemedio siglo los lusos publican el mapa de Fra Mauro, con toda la polémica que contiene aldibujarse en él Africa al completo, y siguen con su política de navegación Sur por la costaafricana en busca del paso a la India, pero con unos sistemas de navegación a la estima.Castilla había hipotecado su presencia en este área atlántica en Alcaçovas, sin embargo nohabía intención de conformase con la posesión de las Canarias tan sólo, por lo que lasexpediciones hacía Guinea, aunque ilegales, fueron frecuentes.

Los conocimientos astronómicos, cartográficos, geográficos, matemáticos y dela realidad del mundo en ambas coronas eran medievales. Todos ellos basados en traduc-ciones muy puntuales de la escuela de Toledo y lo que los “grandes padres” defendíancaso de Picolomini, o de Pierre D’Ailly, con grandes influencias de las teorías tolemaicaspuestas de manifiesto de forma sobresaliente con la imprenta. Podemos decir que la con-troversia sobre la realidad del mundo estaba aún viva, y junto a planteamientos novedososestaban los más clásicos. Al margen, debemos situar a los hombres de la mar, que si en sumayoría eran analfabetos, en su profesión de pilotos eran magníficos y dominaban el me-dio naval por conocimientos prácticos derivados de la ciencia oral y consuetudinaria.

De esta forma tan escueta como la expuesta podemos definir la situación de laciencia náutica y de los conocimientos tecnológicos en occidente en los años de la décadade 1470 en que aparecerá Colón. ¿Eran suficientes estos conocimientos para embarcarseen aventuras tan largas como las que se van a realizar?. Es difícil dar una respuesta. Sóloapuntar que eran unos conocimientos muy inferiores a los que tenían los chinos en elmomento en que Zheng He dejó de navegar por el índico y Pacífico en 1430.

Cristóbal Colón y la cartografía de los descubrimientos Ibéricos

Somos de la opinión de que analizando las idas y venidas de Colón en la Penínsu-la Ibérica aportamos una visión real de la situación de la cartografía y náutica de estemomento tan importante para los grandes descubrimientos. El futuro almirante se acercaal mundo científico tras su boda con Felipa Moniz de Perestrello e influenciado por elnuevo ambiente portugués, se cree o siente inclinado a la vocación de navegante que serespiraba en Porto Santo, e inicia su autoformación cartográfica recurriendo a las fuentesque su nuevo estatus noble le facilitaba, y que ponía a su disposición tanto libros de sabercientífico, como cartas náuticas, relaciones antiguas e incluso leyendas. Así, va cambian-do sus preocupaciones habituales sobre contratos y sus razonamientos mercantiles poruna nueva inquietud donde se vislumbraba un interés de protagonismo y aventura. Seinicia así en la vida de Colón un período de formación teórica que iría completando con lapoca práctica que acumulase en sus forzados viajes navales por asuntos todavía comercia-les a Inglaterra y África.

Saber cuál fue su primer o primeros libros de consulta resulta difícil pero vea-mos. Necesitaba información tanto escrita como oral, antigua como la de último momen-to; así abordará su preparación con el conocimiento de obras sobre clásicos y la primerasería el viejo incunable de Picolomini Historia rerum ubique gestarum, editada en Venecia

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1477, al que se uniría el de Pierre d’Ailly (Aliaco) Imago Mundi , que se publicó enLovaina 1483, el libro de Marco Polo II Milione publicado por vez primera en Amberes1485 si bien había copias manuscritas abundantes. De Ladino pudo leer La Historia Natu-ral de Plinio el Viejo. Impresa en Venecia 1489;13 Las vidas de Plutarco editada en Sevillael año 1491. En estos textos conoció los autores clásicos más antiguos caso de la obra deAliaco donde leyó a Aristóteles, Séneca, Averroes, Plinio y Altragano,con lo que iba ad-quiriendo una cultura somera. Esta información bibliográfica se completaba con la corres-pondencia con hombres de ciencia como Toscanelli, relación contrastada por la carta de1479.

La carta de Toscanelli es para Colón la plasmación física y científica de sus lec-turas en el Imago Mundi de Pierre d’Ailly en especial el capítulo Forma de la Tierra,14

donde el obispo francés recoge los conocimientos de Alfragano sobre los climas la longi-tud de los mismos en grados y establece la medida del grado en 56 millas y 2/3. Junto enestos datos aparece claro que los climas cálidos están habitados y, además que la tierradesde Hispania a la India por el Este es más de la mitad de la circunferencia, y por tanto elmar de Hispania a India por Occidente es breve.15

Estas breves referencias nos llevan a pensar que Colón lee los cinco libros cita-dos anteriormente, y base de su bibliografía entre los 1480-85, en su etapa portuguesa, yno como se ha dicho tras el tercer viaje, por allí, en la carta-relación a los Reyes Católicosdonde aparece detallada su bibliografía. Quizás puede haber alguna duda en la lectura deII Milione.16 Además es la etapa en que se inicia en el arte de la cartografía siguiendo unejemplo conocido y de la más alta escuela renacentista italiana como fue su relación conToscanelli y, en concreto, el estudio de su famosa carta.

Recordemos otras fuentes tanto de Colón, como de sus amigos y conocidos sobresu faceta de cartógrafo. El Almirante cuando habla sobre sus saberes, al respecto escribía:“Aeste mi deseo fallé a Nuestro Señor muy propicio y ove dÉl para ello espíritu de inteligen-cia. En la marinería me fiso abondoso, de astrología me dio (Dios) lo que bastaba y ansi degeometría y aritmética, e ingenio en el ánima, y manos para dibujar la estera y en ella lasciudades, ríos y montañas todo en su sitio. En este tiempo he yo puesto estudio en ver lasescrituras,cosmografía historias, crónicas y filosofía y de otras artes”.17

Además de su opinión otros autores que le conocieron nos han dejado su versiónsobre el Genovés y, a la hora de juzgar sus conocimientos,18 recordemos a su amigoBernáldez19 que opinaba que Colón era hombre de muy alto ingenio “sin saber mucho deletras”. Igualmente Gómara, aunque no muy amigo del Almirante, escribía de él: “no eradocto Cristóbal Colón, mas era bien entendido”. Así como de testigos de los Pleitos Co-lombinos que se referían a esta virtud de Colón de dibujar cartas de navegar e incluso deenseñar a hacerlo a algunos marineros en el primer viaje 20. Así declaraba Pedro Arroyalque “vio como el almyrante daba al dicho Juan de la Cosa las cartas de marear que fazia,e Juan de la Cosa las dibuxaba.”21 O aquel otro pasaje en que Colón reprendió al valliso-letano Pedro Salcedo porque “le avia mostrado ciertas cartas de marear a Juan de la Cosa”,ya en el tercer viaje.

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Y, por último, anotemos otras declaraciones suyas, ya mayor tras el tercer viajecuando se considera hombre de mar y cientítico formado22 lo que le permite elaborar unnuevo concepto geográfico del mundo localizando sitios como el Paraíso terrenal y expli-cando por qué nordesteaban las agujas a 100 millas al oeste de Azores en el lugar quebautiza como la raya. Al respecto escribía: “Yo siempre ley que el mundo tierra e agua, eraesperico y las autoridades y esperiencias que Ptolomeo... davan a entender... Agora vitanta disformidad como ya dixe, y por esto me puse a tener esto del mundo”Y falle que noera redondo en la forma que escrive, salvo que es de la forma de una pera que será todamuy redonda salvo alli donde tiene el peçon.”

Estas breves ideas unidas a los conocimientos que tenemos de la obrascartográficas de Colón, la carta presentada a Martín Alonso que lleva en el primer viaje, laque iba confeccionado en dicho viaje, y la pintura o carta del segundo viaje colombino nospermite tener una idea de la habilidad del genovés para dibujar cartas y las nocionescartográficas que tenía.23 Pero lo realmente trascendente de los saberes colombinos, y quemás nos interesa, es el devenir de sus conocimientos desde las primeras ideas de la con-cepción del mundo hasta su choque frontal con la cruda realidad, en el cuarto viaje, en quela geografía americana le venció impidiéndole llegar al Catay, aun cuando su cartografíalo registrase como una meta conseguida.

Colón cartógrafo

Pero analicemos ya su obra cartográfica. El genovés tenía estas ideas plasmadasen una carta, o quizás en un planisferio e incluso en una esfera, de donde tomaba los datospara las distintas cartas, a medida que necesitaba tal o cual parte del mundo para defendersus planteamientos. Sin embargo no sabemos apenas nada de sus obras cartográficas enPortugal, y debió hacerlas para usarlas cuando se presentó ante la comisión de Juan II queanalizó su proyecto.24 Sin duda debió presentar una esfera o dibujo esférico a modo ymanera como el que conocemos suyo dibujado en el libro de Aylli. Esta representacióngráfica indica que en los primeros momentos estaba más preocupado por ideas generalesde la concepción del mundo, que en cartas de territorios concretos, donde era más difícil latécnica. Si bien estas esferas presentaban más dificultad a la hora de defender las ideas enellas plasmadas por ser muy teóricas.

De su estancia en Portugal, en lo que a cartografía personal se refiere no sabemosmás, solo vagas referencias de que trabajó en tierra confeccionando cartas de navegacióncon su hermano Bartolomé, y referencias a que viajó en la Mina donde vio tomar laslatitudes. Otras veces comenta como en Portugal estuvo presente en acontecimientos des-tacados para los descubrimiento observándolos plasmados en una carta como le ocurrió ala vuelta de Bartolomeu Diaz en 1488, pero sobre su labor cartográfica nada.

Con Colón ya en España y siguiendo sus pasos, puede ser que en la Rábida el año1485 hablara o mostrara algún apunte cartográfico, si bien lo dudamos, a lo sumo comen-taría sus ideas, pero sin enseñar documentos. En su primera estancia en Córdoba conocióa Quintanilla. Es posible que a este noble le enseñase alguna idea plasmada en pergaminopara poder acceder a los Reyes, e incluso después, cuando la comisión encargada le solici-to información, Colón les debió mostrar cartografía suya del tipo de la general que decía-

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mos, apoyando sus principios generales de la concepción del mundo, pero no cartas con-cretas del Atlántico. Otras noticias de sus apuntes no las intuimos hasta su segunda visitaa la Rábida en 1491, cuando llegó desde el puerto de Santa María y en la tertulia hablaría,y en su desesperación enseñaría alguna carta a Juan Pérez y los contertulios, hecho que alser notificado a la corte hizo precipitar la decisión de la reina.

¿Qué tipo de carta o apuntes cartográficos debió enseñar Colón en la Rábida?

Intuimos que debió ser una carta del mismo estilo a la que mostró a Martín Alonsocuando, según Las Casas, “hicieron sus conveniencias”. Quizás esa carta la conozcamos ysea la misma que analizaban los marineros en el viaje de ida. En concreto el día 25 deseptiembre escribe Las Casas: “Yva hablando el Almjrante con Martín Alonso Pinçon,capitán de la otra caravela Pinta, sobre una Carta que le avía enbiado tres días avía a lacaravela...” 25

Sirviéndonos de estos datos hemos reproducido de forma un tanto artesanal elaspecto que pudo ofrecer esta carta, para poder seguir, en lo posible, el devenir cartográficode Cristóbal Colón en estos primeros viajes de descubrimiento. De este documento nosabemos si era o no una carta plana, pues no lo específica. Pero sí podemos adivinar quetenía el contorno de Euráfrica con sus archipiélagos, el océano Atlántico y las costas deAsia, todo ello siguiendo el planisferio de Toscanelli. En el espacio Canarias- Asia apare-cían una serie de islas que facilitarían el viaje. “...donde segúnd parece tenya pintadas elAlmjrante çiertas Yslas por aquella mar.”26

Se completaría esta carta con unos troncos de leguas en consonancia con lasteorías del Almirante, o lo que es lo mismo, una distancia de Europa a Asia de 510 sobre elfamoso paralelo de Rodas, que a razón de 14 leguas 1/6. situaba las costas del deseadoCatay en torno a las 750 leguas.27 Esta travesía, no en exceso larga, se veía facilitada por laexistencia de unas islas más o menos a 400 leguas, como veíamos.

Podemos denominar a ésta la primera carta del descubrimiento y su existencia esindudable, pues tiene pruebas documentales. Para nosotros esta carta ordinaria de navega-ción que se utilizaba por los marineros del viaje y que no debía tener aspecto especialmen-te bello, es la primera de una serie documentada de ellas que hará el Almirante y queiremos analizando. Una segunda carta tuvo que ser la que el Almirante fue confeccionan-do mientras navegaba en el viaje descubridor en 1492, que debía responder a la puesta apunto de las realidades que iban encontrando.

Esta segunda carta, que también hemos reproducido, debió de entregarla Cristó-bal Colón a los Reyes católicos junto con el Diario en Barcelona. Mostraría los contornosde la primera con la representación de las tierras recorridas. Debía reproducir la isla de laJuana (Cuba) que “yo pensé que no era ysla, salvo tierra firme,y que sería la provincia delCatayo”.28 De la existencia de esta carta también tenemos datos. Las Casas nos dice sobreel recibimiento en Barcelona, que después de las fiestas los Reyes estuvieron con Colón“muchas horas informando y refiriendo muy en particular las cosas que le acaecieron ensu viaje, y todas las islas que descubrió y en qué partes y en qué puntos dellas estuvo”.29

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Sin embargo, los comentarios que sobre esta carta náutica nos dan los propiosreyes nos dejan perplejos. Así en la carta de 5 de septiembre de 1493 escriben a Colón enestos términos . “Y porque para bien entenderse mejor este vuestro libro habíamos menes-ter saber los grados en que están las islas y tierra que fallastes y los grados del camino pordonde fuiestes, por servicio nuestro que nos los envieis luego; y asimismo la carta que vosrogamos que nos enviásedes antes de vuestra partida, nos enviad luego muy cumplida,yescritos con ella los nombres; y si vos pareciere que no debemos mostrar nos lo escri-bid.”30 Sigue la carta recomendándole a Fray Antonio de Marchena como astrólogo, sinduda, para que le ayude a localizar los descubrimientos.

El contenido de la cita es muy rico, (si bien no es el lugar ni momento de sucomentario) lo que nos interesa es confirmar que los reyes habían mantenido una conver-sación con el genovés sobre lo descubierto y que éste les había dado una carta, sin nom-bres ni rumbos, por lo que ahora le reclamaban estos datos.

¿Por qué Colón había hecho esto?. Por el comentario posterior de que lleve a frayAntonio de Marchena como astrólogo, podemos pensar que Colón no fue capaz de situarde forma inteligible en la carta náutica entregada, las tierras descubiertas. Pues, la alterna-tiva es que el Almirante no había querido enseñar a los reyes el fruto de sus descubrimien-tos. Actitud esta que se nos muestra irreal porque los monarcas podían acceder a la infor-mación por medio de Vicente Yañez, amén de no ser tan complacientes con un personajeque hubiese mostrado recelos tan irracionales ante la corona.

Lo cierto es que el resultado cartográfico del primer viaje fue muy pobre, comono podía ser de otra forma, cuando se navega hacia lo desconocido y no se puede medir lavelocidad con precisión. Cuando el Almirante llegó a España no pudo aportar más noticiasque haber descubierto tierra, pero la distancia era dudosa, pues según aparece en la cuentalarga del Diario había sobrepasado la 750 leguas prometidas alargándose a 1.029,5 leguas.De forma que los 510 se habían transformado en 72˚. Podemos afirmar que el caos y laduda mental de Colón a la hora de plasmar en una carta lo descubierto era la característicadestacable del primer viaje.

Tenemos pruebas cartográficas colombinas del segundo viaje y abundantes; elloes debido a la insistencia de los Reyes Católicos a Colón para que plasmase sus descubri-mientos en una carta y se la hiciese llegar, con la finalidad de conocer la realidad de susdescubrimientos, y así poder tratar con Juan II de Portugal los problemas derivados delviaje descubridor.

El cumplimiento de esta orden real lo efectuó el descubridor de inmediato y se lehizo saber a los reyes remitiendo la carta por Antonio Torres en los primeros navíos queregresaron. Con lo que a principios de abril del 1494 esa carta estaba ya en Medina delCampo. En ella podemos ver las costas de Euráfrica y las islas descubiertas. Colón dibujóun sistema , a primera vista , novedoso para poder apreciar las distancias. Se trataba de unamaya de líneas en sentido vertical y horizontal separadas por un espacio que según eltronco de escala que emplea, representaba un grado con una medida que nos dice: “Losespacios de cada raia significan un grado que e contado 56 millas y 2/3 o 14 leguas y 1/6”.Este sistema permitía conocer con precisión la distancia entre Canarias y las islas descu-

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biertas de forma sencilla y fácil de comprender para neófitos como, se suponía, que eranlos Reyes. Al estar contemplados los grados tanto en sentido vertical como horizontal, o loque es lo mismo en latitud y longitud con la misma longitud de grado, el resultado era unacarta náutica plana con un entramado de cuadrados iguales, donde la sensación de declina-ción hacia los polos desaparecía con la consecuente deformación. El motivo fue sin duda,facilitar la información concreta que los monarcas insistentemente le solicitaban para re-solver el contencioso con Portugal, que la indiscreción colombina a la vuelta del primerviaje había provocado.

Este tipo de carta náutica no fue inventada por Colón, como podemos comprobarpor sus mismas palabras, pues no intenta apropiarse del sistema, sino que lo tomó deTolomeo, quien a su vez lo había tomado de Marino de Tiro quién lo aprendió de Posidonio.Este eminente sabio griego había logrado establecer el valor del grado en el paralelo 360en 400 estadios y en el Ecuador en 500 con esta proporción, elaboró una carta plana muysimilar a la que estudiamos y que se encuentra en el Atlas Veneciano de la biblioteca deTop.Kapu Sarayu . Esta joya de la cartografía antigua fue sacada de nuevo a la luz, recono-ciéndola como tal carta plana de Poseidonio, por el erudito investigador Laguarda Trias.

Así mismo, en la carta de Colón aparecía de forma destacada una raya roja verti-cal pasando por la ciudad de la Isabela, que separaba lo descubierto el primer viaje de lodescubierto en el segundo. Esta raya se presta a numerosas interpretaciones relacionadascon Martín Alonso y el primer viaje, pues poco interés podía tener para informar a losReyes sobre la situación de los descubrimientos en general.

El documento que analizamos disponía de un tronco de medidas a modo de esca-la dado en millas y sus equivalencias en leguas castellanas, para poder interpretar confacilidad las distancias entre las costas desde España y lo descubierto. Tal tronco represen-taba la medida en grados.

En esta carta plana, denominada por Colón pintura, apreciamos otros datoscartográficos interesantes. Parece que estaba marcada la línea Equinoccial. Suponemosque con el error habitual de Colón de 5˚ al Norte de su posición real, haciéndola coincidircon La Mina, y sobre este eje, y no sobre el paralelo de Rodas- lo que supone una novedadimportante- sitúa la latitud de la ciudad de la Isabela a 26˚ Norte. Dato que comenta alhablar de la ciudad que estaba edificando “...como la pintura hará manifiesto... veran Vues-tras Altezas que aquí en La Ysabela estamos distante de la línea equinocial veinte y seisgrados, que todo es con las islas de Canarias en especial con la Gomera”.

En realidad la ciudad de la Isabela está a situada 19˚30', cometiendo un error de6˚30'. Este error de latitud aparece en esta primera carta seria que Cristóbal Colón dibuja,e influirá decisivamente en la carta náutica o planisferio de Juan de La Cosa del año 1500,estando presente en la cartografía española durante varios años, pues no será hasta 1519cuando se inicie su corrección. Esta desviación en la latitud, cuya apreciación era bienconocida, creemos que es debido a la influencia del Paralelo de Rodas, que no es paraleloal Ecuador, sino más bien convergente y al llegar a la altura de la Española se había des-viado esos casi 7˚. Este error en la cuenca del Mediterráneo plasmada en los portulanos,apenas era perceptible debido a su pequeño tamaño.

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Es posible que esta carta llevase algún tipo de adorno mitológico o explicaciones,datos que no estamos en condiciones de aportar. Lo cierto es que Colón, terminada la cartay con el memorial que sobre el desarrollo del asentamiento, quejas y peticiones habíaescrito a los reyes, lo entrega todo al Capitán General de la Flota Antonio Torres para quezarpe de inmediato hacia Castilla. Las naves salieron de la rada de la Isabela el 3 defebrero de 1494, y poco más de un mes después el 7 de marzo, llegaba a España.

Antonio de Torres, una vez resueltos los problemas del desembarco se trasladóde inmediato a la corte, a la sazón en Medina del Campo, llevando consigo la documenta-ción colombina y entre ella la carta náutica que venimos estudiando. Al parecer la comiti-va de Torres llegó a la ciudad castellana, tras atravesar el Duero por el puente de Tordesillas,el 4 de abril y de inmediato se presentó a los reyes que recibieron de sus manos la tanesperada carta de Colón.

Esta carta estudiada, fue la primera que sabemos, con pruebas fehacientes, reali-zó Colón, y de la que conservamos su descripción literaria, que ya publicamos en nuestrolibro El tratado de Tordesillas y la Dolítica atlántica castellana. Los monarcas españolesantes de las jornadas que se avecinaban para la firma del Tratado, contestan a CristóbalColón desde Medina del Campo diciéndole que habían recibido con agrado lo remitidopor Antonio de Torres31 y que se alegraban mucho porque había seguido las sugerenciasque la reina Isabel le hizo sobre como pintar la carta náutica de forma que fuese fácil decomprender.32

Por esta pintura que el Almirante hizo de sus descubrimientos (Vid carta) losReyes Católicos supieron que las islas halladas estaban a 52˚ de longitud33 y que el gradocon el que Colón lo había calculado era de 14 leguas y 1/6 lo que les aclaraba que ladistancia a las islas era de 740 leguas (736,84 leguas) aproximadamente y todo era de marabierto. Así pues, los monarcas podían ajustar perfectamente las peticiones de los repre-sentantes lusos a los intereses de la Corona de Castilla sin perjuicio de ésta, con tan sólosuperponerlas a la carta náutica enviada. Realizada la operación comprobaron que la am-pliación de la raya de las 100 leguas otorgada por el Papa al oeste de Cabo Verde, a las 370que solicitaba Portugal no suponían ningún riesgo para sus descubrimientos.

Con los argumentos expuestos por ambas partes se decide que la Raya de Demar-cación de influencias entre las políticas navales en el Atlántico de los reinos Peninsularesse trace a 370 leguas al Oeste de las islas de Cabo Verde, sin determinar, ni concretar unaisla del archipiélago en particular, entre la isla de Boa Vista y Santo Antonio. Pues todossentían que sus intereses no estaban encontrados en este problema,y además era difícil oimposible de clarificar por la poca ayuda que la ciencia prestaba todavía a las localizacio-nes en alta mar. El verdadero secreto, el por qué aceptaban la Raya era porque con elloaseguraban la paz y mantenían sus respectivas políticas atlánticas intactas.

Por último, debemos explicar a quien pertenecía, según esta Raya de Demarca-ción, el futuro Brasil. Siguiendo el dictamen de la cartografía de la época, reproducida pornosotros en la Carta plana de Tordesillas, incluso en la carta náutica de Juan de la Cosa de1500, el actual Brasil quedaría al Oeste de la Raya de Tordesillas (Vid carta). La rotundidezde esta afirmación se debe a que hemos podido comprobar que desde las islas del archipié-

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lago de Cabo Verde, tomando como referencia su centro, hasta la costa más oriental delactual Brasil, en la carta náutica de 1494 de Colón había exactamente 28˚ de los de Colón,que les atribuía, como vimos, 14 leguas y un sexto. En cambio la Raya de Tordesillas sehabía trazado, por indicación del Almirante, a 26˚ grados de 14 1/6 leguas, o sea a 370leguas, o mejor 368’16 leguas exactamente. Estos datos nos están dando un margen dedos grados como mínimo, unas 29 leguas, lo que justifica el trazado de la Raya de Tordesillasen la carta de Juan de la Cosa de forma tangencial, situación que se aprecia con mayorprecisión en la Tabula Orbis.34

Pasemos ahora a analizar las cartas de Colón después del Tratado de Tordesillas.Es evidente que no fue la única carta, las anteriores ya las hemos comentados, y las poste-riores de este mismo segundo viaje debieron existir, como las que realizaría en el tercero ycuarto de sus viajes al nuevo Mundo. Conocemos la existencia de esta produccióncartográfica por referencias documentales trasmitidas por sus acompañantes, y que pode-mos comprobar en las declaraciones de los pleitos colombinos. Los dos hermanos Colón,Cristóbal y Bartolomé realizaron numerosas cartas náuticas y geográficas, durante el cuartoy último de sus viajes, pero no disponemos de ninguna obra gráfica suya. En cambio siconocemos situaciones críticas entre los componentes de la cuarta expedición, provoca-das precisamente por la preocupación del Almirante en sustraer a sus acompañantes todotipo de apuntes cartográficos, y evitar así que supiesen la localización de los descubri-mientos. Este comportamiento de Colón era habitual; si a esto unimos lo secreto de estosviajes, el resultado fue que no nos llegaran cartas suyas.

Ciertamente no disponemos de ninguna carta náutica firmada por Colón, pero sídisponemos de reflejos de ellas. Hemos visto una literaria del segundo viaje; disponemosdel archiconocido dibujo del Norte de la Española siempre atribuido a Cristóbal Colón; elfamoso mapa, o mejor carta, de Juan de la Cosa firma en el Puerto de Santa María el añode 1500 contiene algo más que reflejos de las cartas que Colón confeccionó en los tresprimeros viajes; y creemos existe parte de una copia de una carta de Colón, reflejando losdescubrimientos del primer y segundo viaje, en la famosa carta denominada Piri Re’is,datada en 1513, que como sabemos confeccionó el cartógrafo del mismo nombre dentrodel un atlas de 120 mapas que dedico al sultán Selim I. Piri Re’is narra que elaboró sutrabajo a partir de distintas cartas, entre ellas la proporcionada por un prisionero, quedeclaró haber viajado con Colón en tres ocasiones al Nuevo Mundo.

Sobre quién fue la fuente de información de Reis no vamos a entrar, pues está enla nebulosa de la información y la fábula, pero que existió y que los datos recogidos estánen la carta que analizamos no hay duda. Hemos querido hacer un adelanto del estudio quesobre el tema estamos realizando, y reproducimos la parte de la carta que creemos tomoPiri Reis de fuente colombina, y que hemos reconocido por contener el error propio sólode Colón al mostrar a Cuba como tierra firme y no como isla. Así mismo, tenemos funda-das sospechas de que “El portulano de Valladolid” pueda haber sido realizado por Colónen 1488. Pero ambas, como ya decíamos, son hipótesis de un trabajo que estamos reali-zando y que esperamos llegue a buen término. Para finalizar, recordemos los apuntescartográficos sobre el Nuevo Mundo de Zorzi, tradicionalmente atribuidos a BartoloméColón y que pensamos son del mismo Zorzi.

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La cartografía en la España de los Austrias

La desaparición de Colón en el mundo científico de la mar en España no supusoningún trauma ni resentimiento en su desarrollo. Ya en 1503 se había fundado en Sevilla laCasa de la Contratación 35 como institución avanzada en su tiempo para regir una políticatrasatlántica rica y compleja tanto en el campo comercial como en el científico y téctico-naval, sin olvidar el de gestión. La fundación de esta Institución se debe a Juan Rodríguezde Fonseca,36 hombre que tuvo en sus manos todo el proyecto descubridor y que con laampliación del mismo vio desbordadas sus capacidades y debió rodearse de un equipoapropiado. Pero Fonseca no olvidaba el aspecto político de los descubrimientos y cuantode secreto implicaba su actividad, por lo que debía contar con los medios técnicos y cien-tíficos mejores para poder crear una opinión oficial acertada a la hora de decidir. Es poresto, y por la necesidad científica obligada en el mundo de la navegación, que en la Casade la Contratación se destinará un apartado al campo de la ciencia e investigación, si bienen un primer momento sin estar institucionalizado sino como una escuela espontánea depilotos expertos.

En este departamento científico se deben distinguir varias etapas, una primerainmediata de dotación de los hombres imprescindibles que ocupa la primera mitad delsiglo XVI, cuando se creó la figura del Piloto Mayor,37 en quien debían recaer todas lasfunciones referentes a garantizar la idoneidad de los pilotos para las rutas de los descubri-mientos. Poco después, en 1519, se crea la figura del cosmógrafo. cuya misión sustancialera reflejar en cartas náutica bien definidas esos nuevos descubrimientos. El primer nom-bramiento recayó en la persona de Nuño Garcia de Toreno, como maestro de hacer cartasnáuticas.

La segunda etapa, ya pasada la mitad del siglo y con la ampliación y diversidaden los conocimientos, se vieron obligados a articular mejor este mundo de la investiga-ción. Es el momento en que aparece la cátedra de navegación y cosmografía en la personade Jerónimo de Chaves en 1552. La función de esta plaza era la enseñanza teórica a lospilotos y la investigación en métodos de navegación e instrumentos náuticos que, a menu-do, confeccionaban los mismos cosmógrafos. España estaba viviendo los mejores mo-mentos de ciencia náutica de su historia siendo la punta de lanza del mundo en la investi-gación y publicación de los nuevos conocimientos. Así, también la producción científicase unía a la literaria de este siglo de oro.

Demos considerar, así mismo, una tercera etapa que abarca el último tercio delsiglo XVI. Es el momento de la reglamentación propia de Felipe II, que tiene su base enlas reales ordenanzas del Consejo de Indias de 24 de septiembre de 1571. La pretensión deesta medida era organizar y oficializar perfectamente el conocimiento y la documentacióndel mundo descubierto con estudios cuidados, fruto de una investigación y recopilacióneficaz. Para ello se debía redactar un libro descriptivo de la geografía indiana cuya actua-lización correspondería al cosmógrafo y cronista mayor de lndias. Así se aprovecharía lalabor recopiladora ordenada en el mundo disperso de la investigación sevillana desde laépoca de Hernando Colón, con la recopilación de los papeles de Alonso de Santa Cruz, yde la catedral de Sevilla, donde estaban las cartas y escritos de Cristóbal Colón.

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Ciñéndonos al campo que más nos atañe de la cartografía, en esta primera etapa,que coincide “groso modo” con el reinado de Juana de Castilla y su hijo Carlos I, se creala infraestructura de la cartografía Española dentro de la Casa de Contratación sobre pila-res nacionales, hombres conocedores de esta ciencia ayudados por cartógrafos extranjerosque se contrataban al efecto, caso de algunos portugueses que veremos.

La escuela de Cartografía de Sevilla

A la hora de estudiar esta escuela, que existió que fue eficaz y fecunda toparemoscon algunos problemas, el más sustancial la ausencia de ejemplares de su produccióncartográfica, si bien sus cartas aparecen mencionada,39 por diversas causas. Pues no fuesólo el carácter secreto de sus trabajos, que hacía que se destruyeran los apuntes y esque-mas de los pilotos, sino también la dispersión de sus obras en el momento, al ser usadascomo elementos de regalos a príncipes y papas, con lo que se convertían en elementospolíticos y a veces manipulados. También desaparecen y por motivos técnicos, pues mu-chas de las cartas envejecían al representar un área que resultaba ser errónea y al sercorregida y superada no tenía ya utilidad. Otros factores, como el contrabando y demás,perteneciente a épocas posteriores salen fuera de nuestro trabajo.

Con esta aclaración previa, creemos que la Escuela de cartografía española con 1sede en la Casa de Contratación, debíamos hacerla nacer, o fundarla con la obra de Juan dela Cosa en 1500.39 Carta náutica que sería el precedente inmediato. Pues la escuelas nacende la publicación de los trabajos de un grupo inquieto de investigadores, no como unconjunto de ladrillos que forman un edificio. En Tan sentido esta escuela sigue la tradiciónde la de Toledo, Sagres o la Colombina, pero esta vez con la ventaja de que se verá conso-lidada en una institución, como la Casa de la Contratación y en un departamento como eldel piloto mayor, primero, y el cosmógrafo, más tarde.

La cartografía Española del siglo XVI

Dentro del mundo científico de la Casa de la Contratación debemos distinguirdos vertientes, si bien relacionadas. Así la que ocupan los hombres que tienen la profesiónde la cartografía inmediata, de ir elaborando las cartas que se necesitaban el día a día, cuyodepartamento dirigía el cosmógrafo; y las recopilaciones de investigaciones y ciencia, lapuesta al día de tratados clásico en obras nuevas, que dan lugar a la bibliografía o tratadosde este siglo en España, el más importante de la investigación, cosmográfica, náutica ycartográfica de mundo.

Veamos los primeros, que son los mas desconocidos. Decíamos que se empeza-ba el siglo con la carta de Juan de la Cosa, y con su autor como el primer cartógrafo de laescuela, pero el espacio entre la fecha de esta, el año 1500, y la carta náutica perdida deFernández de Enciso de 1518, está muy desdibujado. Quién hacía las carta en estos añosen el departamento correspondiente de la Casa de la Contratación, y donde están esasobras. Nos referimos a toda la cartografía producida por los viajes de Rodrigo de Bastidasy Juan de la Cosa de 1501-2, el cuarto viaje de Colón, Juan Díaz de Solis y Vicente YañezPinzón de 1508-9, a la Florida de Ponce de León de 1512,40 de Juan Díaz de Solis al Surcomo más destacadas, sin olvidarnos de los viajes comarcanos en el Caribe.

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Tradicionalmente esta laguna se rellena con la argumentación del padrón real y ladestrucción de las cartas náuticas de los descubridores por ser secreto de Estado. Nosparece muy simple la explicación sin embargo no es el momento de detenernos en ello, yque conste que existe documentación y vestigios de esta enorme producción cartográficaque debemos recopilar y estudiar.

Ahora queremos ver que personas hacían la cartografía día a día en Sevilla.

Desde la vuelta del viaje descubridor de Colón en Barcelona en la primavera delaño 1493, los Reyes Católicos destinan a una persona de confianza a guardar las cartasnáuticas de Colón, Juan Rodríguez Fonseca estuvo cerca. Desde este momento hasta 1503,año de la fundación de la Casa de Contratación, debió ser Fonseca el hombre de confianza,y quien contratase los hombres de la cartografía. Pero sólo conocemos a Juan de la Cosacomo elaborador de la carta de 1500 para poner al día los descubrimientos. Debió haberotros. ¿Quienes eran?. Pues esos que realizaban esta labor por necesidad personal, y quepasaron a realizarlo por encargo oficial. Es el caso de Gonzalo Díaz, Pedro Mateos, An-drés de Morales y Américo Vespucio, o Juan Díaz de Solis y su hermano Francisco Cotos,Caboto, o Nuño García de Toreno. Pilotos y cartógrafos de los primeros años de la Casa dela Contratación que sirvieron entre 1500 y 1519 y que siguieron el camino ya apuntado.

Este Nuño García debió ser tan eficaz colaborador de cartografía como descono-cido es ahora, seguramente por su discreción, virtud que es fundamental en un hombre enquien se depositan secretos de estado. Pocas notas tenemos de él indirectas.41 Sabemospor su participación en la expedición de Magallanes al realizar el encargo de la confec-ción de un nutrido número de cartas. Parece que Nuño trabajó con Vespucio en la Casa deContratación cuando éste fue nombrado piloto Mayor, en 1508, y ya desde entonces sededicaba a hacer cartas. Este Nuño, junto con Juan Vespecio y Diego Ribero ocupan esteprimer cuarto de siglo el puesto oficial de maestros de hacer cartas desde 1519 a 1525, ysuponen el final de la primera etapa. Parte de la producción de cartas de esta etapa pudie-ron ser: Varias cartas de Juan de la Cosa de 1501,1503 entregadas a la reina después de suviaje a Portugal. Carta o apuntes de Gonzalo Díaz y Pedro Mateos, del cuarto viaje deColón, Carta del mismo Colón de este último viaje. Carta de Solis y Vicente Yañez de1508. Carta de Andrés Morales de 1508 con perfil de la Española que conservamos, Car-tas de Américo Vespucio y Nuño García pintadas entre 1505 y 1512. Carta de AndrésMorales de 1515, aceptada como padrón real. Carta de Andrés Niño de 1524 con las costasde Nicaragua etc., y otro gran número que resulta difícil y sería impreciso una cita preci-pitada.

La segunda etapa de la cartografía se extiende desde 1525 hasta 1571 momentode la reglamentación ,como veíamos, por parte de Felipe II, y representa el punto álgido elmás brillante de la cartografía histórica española. Se pasó la etapa de aprendizaje y losmaestros de hacer cartas se transformaron en cosmógrafos brillantes, como el caso deGarcia de Toreno, Juan Vespucio,Diego Ribero, Alonso de Chaves, Diego Gutiérrez, Alonsode Santa Cruz etc.

El tercer momento o etapa abarca el último tercio del siglo XVII, en que la bri-llantez no es tan notoria, pero si la eficacia. Son dignas de destacar las obras de Diego

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Ruiz, Juan López de Velasco, Sarmiento de Gamboa, Rodrigo Zamorano,DomingoVillaroel, Juan Martínez, Jerónimo Martín, Juan Bautista Antonelli etc. científicos quenos llevan a la etapa revisionista de Felipe III, donde hombres como Tomé Cano tendránmucho que decir.

Libros de Tratados y publicaciones

La segunda vertiente científica que adelantábamos, de la Casa de la Contrata-ción, corresponde a las obras científicas publicadas. Es de tener en cuenta que en un perío-do de tiempo tan extenso como el que va desde Alcaçobas hasta la época de Felipe II, enconstante investigación náutica y descubridora no sólo tenía que producir buenos pilotos ycartógrafos sino hombres de ciencia experimentados con capacidad para elaborar nuevasformas de ver e interpretar la nueva realidad geográfica del mundo. Personas además quefueran capaces de escribir sus pensamientos y vertirlos en estudios o tratados para darlosa conocer. Así, a la corriente impulsora técnica le sigue otra de científicos que darán aconocer sus pensamientos y métodos a través de la imprenta suficientemente instalada yaen España.

Es el caso de Martín Fernández de Enciso, el más tempranero, que publicó suobra Suma de Geographia,42 escrita en los primeros años del siglo XVI, en Sevilla en1519. A esta primera etapa corresponde también la obra inédita en su tiempo de Alonso deChaves titulada Espejo de navegantes.43 Obra que tuvo problemas para su publicación porque revelaba secretos de navegación y su fácil comprensión no solo suponía una madura-ción de la ciencia española en el campo de la cartografía y náutica, sino que lo brindaba alos extranjeros. De ahí que quedase inédita. Con estos debemos incluir a Pedro Medinaque logra dar al público su obra Arte de Navegar en Valladolid en 1545,44 suponiendo elfinal de una época en que el mundo de la investigación estaba unido al del descubrimientoy el método seguía siendo el mismo de la época clásica.

Una segunda etapa lo constituyen las publicaciones de la segunda mitad del sigloen época de reina de Felipe II, en que debemos analizar las obras de Martín Cortés,45

Alonso de Santa Cruz,46 Juan de Escalante,47 Rodrigo Zamorano,48 Andrés de Poza,49 DiegoGarcia de Palacio50 y Baltasar de Vellerino51 e incluso Pedro de Soria, pues Tomé Canocreemos está dentro de la órbita reformadora de Felipe III.

Todas estas obras, y otras que no es necesario citar en un trabajo de este tipo,tenían propósitos similares cuales eran determinar la realidad geográfica del mundo, en lanueva forma que los recientes descubrimientos habían demostrado, y hacerlo de la formamás precisa, facilitando el método de llegar a ellos a los pilotos españoles que debíanservir a la corona. Todos los trabajos cumplen, mejor o peor, con estas premisas, e inclusoalgunos resultan tan buenos que el rey se vio obligado a prohibir su publicación, como esel caso de los tratados de : Alonso de Santa Cruz, cosmógrafo y cartógrafo e inventor deinstrumentos para hallar la longitud por la luna, pero su libro de las longitudes no vio la luzhasta 1921. Lo mismo le ocurrió a Juan de Escalante que al escribir un libro de derrotas tanclaras fue prohibido a igual que el de Baltasar de Vellerino, que no hemos podido conocer-lo hasta 1985 cuando el Museo Naval hizo la primera edición junto a la universidad deSalamanca.

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A pesar de los impedimentos apuntados, estamos ante el período más fértil de lainvestigación y redacción de obras de ciencias del mar, y sería muy bueno , ahora que yadisponemos de ediciones, poder sacar a la luz todo el saber de nuestro siglo de oro naval.

NOTAS

1 Esta pretensión tienen los trabajos de D.CUESTA. Náutica especulati va y práctica. Navegación oceánicasiglo XVI. En Prodotti e tecniche di olttre mare nelle economie europee (XII-XVIII). Instituto Internazionaledi Storia. Prato 1998. Y Descubrimien tos en la epoca de Felipe II: Náutica, Geografía y Cartografía. EnLas sociedades Ibéricas y el mar a fínales del siglo XVI. Lisboa 1998.

2 vid sobre este aspecto el artículo de Pierre VILLAR. Astrologie et politique a la cour de Ninive. Lesdossiers D’archeologie ,n0 191, marzo 1994.E. Faton S.A.Dijon.

3 Existe poca bibliografía sobre estos aspectos citernos S.ISPIZUA. Historia de la geografía y de la Cos-mografía, en las Edades Antigua y Media con relación... Madrid 1922. R.CEREZO. La cartografía náu-tica española en los siglos XIV XV y XVI Madrid 1994. C. SANZ. Ciento noventa mapas antiguos delmundo de los siglos I al XVIII que fornan parte del proceso cartográfico universal. Madrid 1970 M.CUESTA. La cartografía, arte y oficio. En Cristobal Colón en la Casa del Cordón de Burgos. Burgos1998, pp.29 a 74.

4 J. RIERA SANS Cresques Abraham. Judio de Mallorca maestro de mapamundis Y brújulas. En Atlascatalan de Cres-ues Abraham Barcelona 1975, p.1 5.

5 Sobre el tema vid A. PALADINI CUADRADO. La cartografía de los descubrimientos. En Boletín deInformación del Servicio Geográfico del Ejército. Nº 74.

6 Vid al respecto M.CUESTA DOMINGO y J. VARELA MARCOS. Portulano de Valladolid. Valladolid1996. p.23. R. CEREZO. La cartografía..[2].p.27.

7 El portulano genovés datado en 1296. Compasso di navigare se le considera el primero de los conocidos.

8 Así se puede comprobar en el Atlas Catalán de 1375 , el Estense de Módena, El mapa de Fra Mauro oMartin Behaim o el Portulano de Valladolid.

9 Es el caso del atlas de Juan MARTINEZ, en concreto, la carta que representa América del Sur, que seguarda en la Biblioteca Nacional de Madrid.

10 Jesús VARELA MARCOS. El tratado de Tordesillas en la política atlántica castellana. Universidad deValladolid.Valladolid 1996.p.19 y ss.

11 Trabajamos en comprobar que buena pane de los conocimientos avanzados de ambos reinos provenían dela Escuela denominada de Traductores de Toledo.

12 Sobre el tema vid A. PINHEIRO MARQUES. Portugal e o Descobrimento Europeu da América. Casa dela Moneda. Lisboa 1992, p.107.

13 Hemos utilizado la reciente edición en castellano de la editorial Gredos Historia Natural. Libros I-II.Madrid 1995.

14 Pierre d’AiIly (Aliaco) Imago Mundi. Se publicó en Lovaina en 1483, nosotros utilizamos la edición deA.RAMIREZ. Madrid 1992.

15 Sobre las teorías de los climas y circunnavegacion parece que se recogen las ideas de Plinio el Viejo[13]del libro 2˚,p.424.

16 El libro de Marco Polo. AIianza Editorial. Biblioteca de Colón, I. Madrid 1992.

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17 Copia de Las Casas de la carta de Cristóbal Colón a los Reyes 1501. Biblioteca Nacional ms. R. 21. A estacarta debió acompañar una esfera. Publicada en Colección Documental del Descubrimiento.R.A.H.M.A.P.F.R.E. y C.E.S.I.C. Madrid 1994. (En adelante Co.Do.Des.).doc.490.p.1281.

18 Hace un estudio sobre ese aspecto G. FERRERO. Nuova Raccolta Colombiana. Roma 1992.vol.XIII.cap.III.

19 Andrés BERNALDEZ. Historia de los Reyes Católicos D. Fernando y D Isabel. Edic. BAE. Madrid1953, tomo III.

20 Sobre estos aspectos didácticos de Colón vid. J.VARELA MARCOS: La escuela de pilotos. colombina:elotro semillero naval peninsular. Porto 21 a 24 de septiembre de 1988. Comissao Nacional para ascomemoracoes dos Descobrimientos Portugueses. Congreso Internacional Bartolomeu Días e a sua Epoca.

21 Pleitos de Colón CoDoIn Ultramar. Madrid 1892, tomoVII, p.149.

22 Carta relación del almirante a los reyes sobre su tercer viaje . La hystoria del viaje que almirante doncristobal Colon hizo la tercerave vez...Copia de Las CASAS BNM. sig. Vit.6,7fol. 68v. a 76. Buenatrascripción en CoDoDes .doc. 405.pp. 1093 a 1116.

23 Sobre el tema vid A.. BALLESTEROS: EI CántabroJuan dela Cosa y el Descubrimiento de AméricaEdic. Diputación R. de Cantabria 1987.cap.XVI. También, y como contrario a sus tesis,. a E. VIGNAUD:Histoire critique de la grande entreprise de Cnistophe Colomb. Paris 19 20,tomo II p. 537.

24 Es posible que fuera a finales de 1483, cuando Colón planteó su proyecto a Juan II. El monarca sabemoslo sometió al estudio de una Junta presidida por Diego Ortíz el español “Calzadilla” en la que estaban :Pedro Alvarez, Vizinho y Rodrigo, y cuya respuesta fue negativa.

25 Cristóbal COLON. Diario del Descubrimiento. Edición de M. ALVAR. Gran Canaria.1976, p.76. Lafrase “tres días avia” aparece interlineada en el texto de Las Casas, como si fuese una adición.

26 lbídem.

27 Sobre las unidades empleadas por Colón,vid en reciente estudio de J.M. AROCA. Jaime Ferrer y Tratadode Tordesillas. Seminarios Temáticos. Rev. del Seminario de Descubrimiento y Cartografía del I.D.E.D.I.P.Tordesillas 1996.

28 Cristóbal COLON. Libro Copiador. Transcripción y estudio de RUMEU, DE LA FUENTE Y ALONSO.Madrid.1989,tomo II.p.435.

29 B. de LAS CASAS. Historia de las Indias. Estudio de PÉREZ DE TUDELA. B.A.E.. n0 95 y 96. Madrid1957.p. 235.

30 Carta mensajera de los Reyes Católicos a Colón de Barcelona a 5 de septiembre de 1493, publicada en:Colección de Viajes y Descubrimientos... Coord. por F. NAVARRETE. Madrid 1825, tomo II p.108.

31 Carta de las Reyes Católicos de 16 de agosto de 1494 en respuesta a las noticias de Colón traídas porTorres, en Colección de Viajes y descubrimientos... coord.por Martín FERNANDEZ NAVARRETE, Madrid1825, tomo II,pp.154 a 146.

32 Carta de la reina Isabel de 5 de septiembre de 1494 en NAVARRETE [ 31 ] tomo II pp.1 07,108.. Lareproducimos en el apéndice.

33 La longitud en esta época era muy difícil de saber,Colón lo logrará más precisamente en este segundoviaje, pero en fecha posterior, en concreto el 14 de septiembre de 1494 por el eclipse de luna de este día,cuando calculó la distancia entre la isla Saona y el cabo de S.Vicente en 5 horas y media.

34 Vid la obra de Ptolomeo; Geográphicae Enarrationis. Libri Octo. Edición revisada y corregida por Mi-guel SERVET, Lyon 1541 Reseña bibliográfica. J. VARELA para la Exposición Tordesillas 1494. Catálo-go Madrid 1994, p.39.

35 A JIMENEZ -PLACER. Origen y establecimiento en Sevilla de la Casa de la Contratación de las Indias.Discurso ante la R. A. S. de Buenas letras. Sevilla 1907.

36 Sobre este interesante personaje vid. A. SAGARRA. Juan Rodríguez de Fonseca. Burgos 1997.

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37 Fue nombrado el primer piloto Mayor en 1508 en la persona del italiano Américo Vespucio.Sobre estainstitución no se ha superado la obra, que resulta clásica, de J. PULIDO RUBIO. El piloto mayor de laCasa de Contratación de Indias. Sevilla. EEH. 1950.

38 Es interesante la recopilación nominal de cartas que ha realizado Ricardo.CEREZO MARTINEZ. Lacartografía Náutica Española en los siglos XIV, XV y XVI. Madrid 1994. Capítulo anexo: Rol de cartasnáuticas.

39 Sobre esta obra maestra existen muchos estudios nos remitimos al de Paladini. La Carta de Juan de laCosa. de Ricardo CEREZO. La Cartografía Náutica. [2]

40 Nosotros rehicimos la cartografía de este viaje en el libro. Antón de Alaminos. El piloto palermo descu-bridor de las costas del seno mexicano. Palos de la Frontera 1992.

41 Quien nos aporta algunas el R. CEREZO MARTINEZ. La cartografía Náutica Española en los siglosXIV, XV y XVI. Madrid 1994. p.171 y M. CUESTA en el prólogo a la edicción de Madrid 1987 a la Sumade Geographia M. FERNANDEZ DE ENCISO.

42 Martín FERNANDEZ DE ENCISO. Suma de Geographia que trata de todas las partidas del Mundo: Enespecial de las Indias y trata largamente del arte de marear, juntamente con la esfera en romance : conel regimiento del sol y del Norte. Sevilla editado por Jacobo Cromberger en 1519. De la obra se hicierondos reimpresiones en Sevilla en 1530 y 1546 por Andrés de Burgos, la última corregida. Nosotros hemosutilizado la edición de M. CUESTA. MADRID 1983.

43 Su título completo es Quatri Partitu en cosmographia práctica y por otro nombre llamado espejo denavegantes. Obra mui utilisima y compendiosa en toda la arte de marear y mui necesaria y de grandprovecho en todo el curso de la navegación principalmente de España. Agora nuevamente ordenada ycompuesta por Alonso de Chaves, cosmografo de la Magestad Cesárea del Emperador y Rei de lasEspañas Carlos Quinto semper Aaugusto. Edición de P. CASTAÑEDA, M. CUESTA P. HERNANDEZ.Museo Naval de Madrid 1983.

44 Dr. Mariano CUESTA. Obra Cosmográfica y náutica de Pedro de Medina. Madrid 1998. En esta obraaparecen todos los escritos de famoso autor del siglo XV y su estudio.

45 Breve compendio de la esfera y del arte de navegar, con nuevos instrumentos y reglas, ejemplificado conmuy sutiles demostraciones. Compuesto por Martín Cortés, natural de Bajalaroz en el reino de Aragón yde presente vecino de la ciudad de Cadiz. Dirigido al invicto monarca Carlos V reyde las España, etc.Señor nuestro. Impresa por Antón Alvarez en Sevilla 1551.

46 Libro de las longitudes y manera que esta agora se ha tenido en el arte de navegar, con sus demostracionesy ejemplos. (inédito) Primera edicción en Sevilla 1921.

47 Juan ESCALANTE DE MENDOZA. Itinerario de navegación de los mares y tierras occidentales. 1571.Edición de R. BARREIRO-MEIRO. Museo Naval Madrid 1985.

48 Rodrigo ZAMORANO. Compendio de la arte de Navegar. Sevilla 1582.

49 Hidrographia la más curiosa que hasta aquí ha salido a la luz, en que más de un derrotero general señalala navegación por altura y derrota y la del Este Oeste: con la graduación de los puertos y la navegaciónal Catayo por cinco vias diferentes. Compuesto por el licenciado Andrés de Poza, natural de la ciudad deOrduña, abogado en la muy noble y muy leal villa de Vizcaya. Impreso en Bilbao por Matias Mares en1585.

50 Diego GARCíA DE PALACIO. Instrucción náutica para el buen uso yregimiento de las naos, su traça ygovierno con forme a la altura de Mexico. Mexico 1587.

51 Baltasar de VALLERINO. Luz de navegantes. Edición de CEREZO Madrid 199.