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La casa del pánico

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Cuento hecho por alumnos y alumnas del 3º ciclo de Primaria de Jacarilla (Alicante) y de Burgos.

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CEIP Virgen de Belén de JacarillaCEIP Virgen de Belén de JacarillaCEIP Virgen de Belén de JacarillaCEIP Virgen de Belén de Jacarilla (Alicante)(Alicante)(Alicante)(Alicante)

CEIP Padre Manjón de BurgosCEIP Padre Manjón de BurgosCEIP Padre Manjón de BurgosCEIP Padre Manjón de Burgos

Page 3: La casa del pánico

Autores y autorasAutores y autorasAutores y autorasAutores y autoras Nacho MasNacho MasNacho MasNacho Mas

Israel SánchezIsrael SánchezIsrael SánchezIsrael Sánchez María RodríguezMaría RodríguezMaría RodríguezMaría Rodríguez

Ana ValAna ValAna ValAna Val Paula PerdigonesPaula PerdigonesPaula PerdigonesPaula Perdigones

Samuel ReySamuel ReySamuel ReySamuel Rey Álvaro SerranoÁlvaro SerranoÁlvaro SerranoÁlvaro Serrano

ProfesorasProfesorasProfesorasProfesoras Conchita LópezConchita LópezConchita LópezConchita López

Julita FernándezJulita FernándezJulita FernándezJulita Fernández

Alumna en prácticasAlumna en prácticasAlumna en prácticasAlumna en prácticas Marta PérezMarta PérezMarta PérezMarta Pérez

Page 4: La casa del pánico

Dedicamos este cuento

a todos los niños y niñas que están sufriendo en Haití,

a quienes no pueden asistir a la escuela por tener que

trabajar…

Queremos que todos los niQueremos que todos los niQueremos que todos los niQueremos que todos los niños y niñas del mundo

¡sean felices!

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La casa parecía acogedora, pero en ella había algo

que me causaba pánico: no tenía suelo, entonces

¿cómo me sujetaba yo?

... ¡Pues a la tubería que estaba en el techo y que poco

a poco se iba descolgando!

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Al descolgarse la tubería nos íbamos acercando al

precipicio que era muy oscuro y no sabíamos los

peligros que podría haber dentro.

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¡Tenemos que intentar que la tubería no siga

descolgándose! Porque si no, nos caeríamos al

precipicio.

Para que la tubería no se descolgase, decidí coger una

cuerda que tenía en el bolso de mi abrigo mágico;

íbamos a colgarla en el tejado y de repente nos dimos

cuenta de que no había tejado.

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Miré a mis pies y a mis manos repetidamente.

Escuché una voz muy extraña que decía:

- “Me debes una”.

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¡Era mi abrigo! Sin duda era mágico, pero me

parecía extraño que pudiera hablar o salvarme la

vida.

- ¡Vale! Primero explícame por qué hablas…

El abrigo fue al grano y dijo la causa:

- Estoy aquí por una causa. Tengo que hacer una

misión muy importante.

La niña, sin creer lo sucedido, dijo:

-Bien, ¿cuál es esa misión?

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-Mi misión es ayudarte, pero antes tienes que

ayudarme tú a mí. He perdido un botón y sin él mi

magia no está completa. Tú debes encontrarlo –

dijo el abrigo.

- ¿Dónde voy a buscar tu botón si aquí no hay ni

suelo ni techo? – preguntó la niña.

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- Tírate por un precipicio – propuso el abrigo.

Y Leyre, que así se llamaba la niña, no tuvo más

remedio que tirarse, aunque le diera mucho miedo.

¿Qué pasaría ahora?

Vio algo rojo… ¡Era fuego!

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Mientras estaba cayendo hacia el fuego, el abrigo se

transformó en un paracaídas y entonces le dije que

me llevara a un saliente que había allí.

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Aterricé sobre él y vi algo negro… ¡Era el botón!

Había que recuperarlo cuanto antes.

En ese momento un ave sobrevolaba el fuego y le dije

que me llevara hasta el botón.

El ave, que era un águila, me cogió rápidamente para

llevarme cuanto antes.

Cuando bajábamos le dije:

- ¡Más rápido, más rápido!

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El águila parecía que me entendiese y fue más rápido

y así pudimos recuperar el botón, pero ¿Cómo

íbamos a coser el botón si no teníamos hilo ni aguja?

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Vi una aguja enhebrada con un hilo que colgaba de

un armario. ¿Cómo voy a llegar hasta allí?

Empezó a mirar y vio un puente que conducía hasta

la aguja, lo cruzó rápidamente, la cogió, empezó a

coser el botón y al terminar salió un fuerte destello y

la casa ya tenía todas las habitaciones, un suelo, un

techo…

Lo que le pasaba a Leyre era que su abrigo mágico ya

no lo era, sólo servía como un abrigo normal.

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“Para viajar lejos, no hay mejor nave que un libro”.

Emily Dickinson.