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LA CIUDAD EN LA EDAD MEDIA
INTRODUCCIÓN
Conviene plantear después de la aproximación bibliográfica, preguntarse qué es
la ciudad. Veremos que nos tan simple como cabría esperar responder a esta pregunta.
Antes de responder, se constata que el mundo urbano sigue siendo atrayente para
nuestra sociedad, y por eso, vamos a proceder a la lectura de dos artículos de “El País”,
del pasado domingo (11-11-12). La ciudad sigue siendo un centro de interés económico
y que genera riqueza, algo que empieza en la Edad Media y no se ha detenido; esto es
un rasgo fundamental del mundo urbano. Lo mismo que vemos en el artículo: “Las
empresas apuestan por la urbe inteligente”, es lo que pasó en la Edad Media, pues era
un mundo donde circuló la mercancía y la riqueza monetaria, algo, que se convirtió en
un cáncer para el feudalismo, la nobleza, todo ese mundo feudal, pues se crearon unos
nuevos valores que terminaron chocando con el orden conservador establecido. Aquí en
el artículo, tenernos una prueba de lo apetitoso que es, el hecho, de que las firmas
tecnológicas hagan de las ciudades contemporáneas ciudades inteligentes. El siguiente
artículo que tenemos, se llama: “Una ciudad andaluza en China”; y dice el titular: “Un
equipo de arquitectos de Andalucía gana un concurso para crear una nueva urbe para
400.000 habitantes en el país asiático”. Esto puede parecer muy moderno, pero resulta,
que cuando estudiemos la Ciudad Medieval, ya existe una planificación, a pesar de que
la Edad Media se presenta como una época atrasada u oscura, vemos sin embargo, que
el mundo occidental ya ha tenido experiencia sobre este comportamiento. Ciudades que
se empiezan desde 0, como ésta de China, es un fenómeno de larga tradición, pero claro,
cambia el volumen, la proporcionalidad. Hoy, la ciudad ha alcanzado un desarrollo tan
impresionante, que en muchos aspectos se ha desvinculado de la Edad Media, a pesar de
estos dos artículos. Desvinculado en algunos matices, y el más espectacular, descansa
en el número de habitantes. En la época Medieval no existen metrópolis (como Nueva
York, París, Shanghái…) pero hoy además, se ha traspasado la barrera de la metrópolis
y existe ya una megalópolis, y resulta, que las ciudades conectan unas con otras, como
el eje Boston-Washington, o el de Tokio-Osaka. Esto dice que la ciudad es un ser que
sigue evolucionando, y hay que entender que se despega en las Ciudades Medievales.
La ciudad más populosa hoy es Tokio, con 34 millones de habitantes; la segunda,
Nueva York, tiene 20 millones de habitantes; en Europa la primera será París con 10
millones de habitantes. Estas ciudades, consiguen que nos preguntarnos con más interés
si cabe qué es una ciudad. La respuesta, es dificultosa, y todos los historiadores, para
definir a la Ciudad Medieval, antes, tienden a analizar la Ciudad Antigua, y, la Ciudad
Contemporánea. Las metrópolis, las megalópolis, todas las ciudades actuales son
herederas de la Ciudad Medieval, y hay que decir que no tienen una relación tan directa
con el Mundo Antiguo. Por este tipo de matices, para aclarar lo que era la Ciudad
Medieval, hay que contraponerla con la ciudad Antigua y Contemporánea. La Ciudad
Antigua, la griega y la romana, comprendía dos elementos: el primer elemento era una
ciudadela natural, y en esa ciudadela de superficie reducida, se levantaban los santuarios
dedicados a los dioses, y se levantaba una muralla que también prestaba una función
defensiva. Ese lugar acotado, reducido, donde se dan culto a los dioses y se levantan los
templos, y es, donde se te protege de los peligros, ese lugar, se llama en Grecia la
Acrópolis, y en Roma el Capitolio. Todo esto son cuestiones que hay que tener en
cuenta, pero hay un segundo elemento, difuso e indeterminado, que consiste en que a
los pies de la Acrópolis y el Capitolio, se erigen distintos elementos públicos, como
teatros o termas, y también, se levantan casas, de tal manera que el límite de la ciudad
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no está precisado, aunque se puede definir en torno a las murallas de la Acrópolis. En
conclusión, la Ciudad Antigua no tenía límites precisos. La condición urbana, viene
dada por el estatuto jurídico del ciudadano, se era miembro de la polis, o de la urbs o
civitas romana, porque se era un vecino que ejercía sus derechos ciudadanos,
participaba en la administración, o votaba en la asamblea. Esto quiere decir que la
Ciudad Clásica, era menos una entidad material, y era sobre todo una entidad moral y
jurídica: se definía menos por su materialidad que por sus valores morales y jurídicos.
El valor moral, supone que la ciudad del Bajo Imperio presenta un estilo de vida
impuesto por las élites, las élites que prefieren vivir en la ciudad, algo propio de su
rango social. Vivir en el campo es de esclavos, de personas poco civilizadas, y lo propio
es tener residencia en la polis. Allí, ser educado, ir a la escuela, tener conocimiento para
entrar en la administración civil o militar, era lo digno, lo prestigioso; y con un gran
patrimonio histórico, esta Ciudad Antigua le da el tono adecuado a la ciudad, la estética,
estas élites, pagan la construcción de las obras públicas; como los acueductos, el circo,
las termas, el alcantarillado, las vías, el empedrado… el Estado gasta poco dinero, y
todo esto es un ejercicio de las élites, y es así como aparece el elemento mecenazgo. El
mecenas tenía una oportunidad de embellecimiento, de sentimiento, algo que era
compartido por toda la población, pues todos estaban satisfechos de su ciudad, y todos
estaban de acuerdo con los gustos de su mecenas. No sólo gastaba el dinero en la
construcción, sino que eran benefactores sociales, “pan y circo”, todos los gastos de
entretenimiento del pueblo eran pagados por el patrimonio de estos nobles, y también
repartían el pan entre todos los habitantes. Estaban muy contentos con ese estilo de vida
urbana, los pudientes gastaban su dinero, y el Estado se lo ahorraba. La contrapartida es
el respeto que la población menos rica siente por estos mecenas, supra-hombres, que
están por encima de la población, son idolatrados, y este fue el modelo de vida de
Grecia y de Roma hasta la aparición de los bárbaros. Ese era el valor moral, y el valor
jurídico era ese desempeño en la administración en los cargos públicos. La Ciudad
Antigua, por tanto, no se podía definir por la topografía, no tiene límites, está llena de
estatuas, de templos, de arcos triunfales… pero topográficamente hablando no sabemos
dónde acaba. Tampoco se puede definir por la actividad de sus habitantes, pues en la
Ciudad Antigua, constatamos la presencia de campesinos que trabajan los campos
circundantes. Pero también viven artesanos, mercaderes, grandes propietarios de tierra,
por lo que hay una heterogeneidad; no hay nada compacto. Tampoco se puede definir la
Ciudad Antigua por el número de habitantes, pues hay ciudades enormes como Roma,
con 1 millón de habitantes, y pueden existir ciudades minúsculas. Sin embargo, sí que
podemos sacar una doble conclusión del análisis de la Ciudad Antigua:
-Que se caracteriza en primer término, porque sus habitantes son personas
cultivadas, miembros de la polis, que se contraponen al salvaje, al campesino.
Todos los ciudadanos están encuadrados en una organización sociopolítica, una
organización que se considera perfecta, que asegura la convivencia, que asegura
la subsistencia de todos sus habitantes. Esta dualidad ya aparece en el Mundo
Antiguo, y se va a traspasar a la Edad Media, y es algo que todavía continúa.
Algo que vemos en el Quijote, Sancho Panza, al ser campesino se describe como
atrasado respecto al hombre urbano.
-La segunda conclusión es que todos los habitantes de la Ciudad Antigua se
sienten formando parte de una misma comunidad, con los mismos valores
educativos, estéticos, religiosos… se crean entre ellos lazos de afecto, y esos
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lazos, de una ciudad de organización perfecta, les granjea el orgullo, la sensación
de que se ennoblecen cada día más de vivir en la ciudad en la que han tenido la
suerte de estar. Ese sentimiento de gloria, de creerse por encima de otras
ciudades, es un patriotismo urbano que va a ser trasmitido a la Ciudad Medieval
y a la Moderna. En la época Moderna, afloran multitud de cronistas, y los títulos
que dan a sus crónicas son de grandeza, de triunfo, nobleza, con ese sentimiento
de satisfacción, de orgullo por vivir en una ciudad que consideran la más
importante.
Estos son los elementos más significativos de la Ciudad Antigua, y en
contraposición, tenemos a la Ciudad Contemporánea, que va desde el siglo XIX hasta la
actualidad. La Ciudad Contemporánea es una aglomeración urbana, que tienen el
calificativo de urbana porque desarrollan una o más funciones económicas, y es el
desempeño de esas funciones económicas el requisito fundamental para convertirse en
ciudad. Estas ciudades urbanas no tienen función agrícola, y vamos a señalar las seis
funciones clarificadoras que le dan el estatus de Ciudad:
1. Función militar, hay ciudades que son de defensa, y que pueden tener puertos
de guerra
2. Función mercantil, ésta es la más extendida, y tiene las grandes factorías.
3. La procedente de la Industria, ciudades mineras, de fábricas,
manufactureras…
4. Función terapéutica o de turismo, lo que llamamos ciudades de curación o de
placer.
5. La función intelectual y religiosa, hay ciudades universitarias, y hay ciudades
de peregrinación.
6. La función administrativa, sobre todo, en las capitales de los Estados.
Las Ciudades Contemporáneas pueden tener una de estas funciones o varias, y se
han convertido en metrópolis, y ahora incluso en megalópolis. En la época
Contemporánea, surgió por primera vez la necesidad de decir qué era aglomeración
urbana y qué no lo era. En el año 1817, se celebró un congreso internacional de
estadística donde los estadísticos o los geógrafos, llegaron a un acuerdo: “toda
población que tuviera más de 2.000 habitantes, tendrían la designación de Ciudad”. A
finales del siglo XIX, esa cifra era incoherente, ya no tenía valor ninguno, pues resulta
que en el siglo XIX hay aglomeraciones de 10.000, 20.000, ó, 30.000 habitantes que no
son ciudades, son pueblos. Por ejemplo, localidades de Sicilia, o en la propia Andalucía,
con aglomeraciones como Écija o Carmona, que no se pueden llamar ciudad por estar
dedicadas al mundo agrario, y por supuesto, no se puede decir que fueran ciudades del
siglo XIX como Barcelona o Milán, y en la Edad Media menos, y sin embargo, hay
ciudades de menos de 2.000 habitantes que sí eran auténticas ciudades. Entonces, dadas
estas vicisitudes, los geógrafos buscaron un segundo elemento, y echaron mano del
elemento topográfico. En el Mundo Antiguo no era un requisito que se cumpliera, pero
ahora sí, aunque resulta que tampoco es válido, pues las aglomeraciones
contemporáneas nuestras, son muy grandes, como puede ser el caso de la aglomeración
londinense. Finalmente, queda otra cuestión importante, y digamos como ejemplo, que
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el habitante de Saint-Denis no se considera parisino, es un elemento artificial, luego
entonces, acuden y se preguntan si la Ciudad Contemporánea se puede contabilizar con
un componente afectivo, si se sienten identificados con esa aglomeración, y resulta que
la contestación es negativa, como así sería el caso de París o Londres, o el caso
sevillano de que aquellos que viven en Triana, se sienten más trianeros que sevillanos.
Los parisinos, no tienen un centro para celebrar fiestas públicas o manifestaciones, las
grandes avenidas son inmensas e impersonales, son deshumanizadas, y por tanto, no ha
cuajado como un centro público para reunión, para actos colectivos. También se aprecia
que no hay lazos afectivos con la ciudad, y se ve que en las representaciones deportivas
no hay un club que represente a la ciudad, representan a los barrios, y por tanto, las
ciudades actuales han retrocedido a la Edad Media. El individuo tiene un microcosmos
que es el barrio, y con este sentido se retrocede al pasado. Las Ciudades
Contemporáneas se califican de tristes, desintegradas, donde no hay una vida en común
excepto en los barrios. Ya estamos en disposición, pues, de decir: ¿Qué es una ciudad
medieval?.
-El cliché del burgués civilizado y el campesino rudo, es algo que se ha mantenido
desde el principio de la Edad Media.
La Ciudad Medieval
La definición de ciudad Medieval no es sencilla. Vimos lo que era la Ciudad
Antigua y la Ciudad Contemporánea, y la ciudad medieval se define por cuatro
elementos:
1. Primero son las Murallas. Desde el punto de vista físico es una aglomeración de
personas y edificios envuelto en un muro defensivo, que, para su comunicación exterior
estará perforado por distintas puertas. Para reforzar su seguridad, la muralla cada cierto
trecho presenta torres elevadas. Era tan normal que tuviera murallas la ciudad medieval
que en muchos casos se ha constituido como escudo heráldico. En muchas ciudades el
símbolo es una mujer, la ciudad es femenina, y sostiene una puerta o la muralla, como la
ciudad de la Concordia en París. Por tanto, la ciudad medieval comienza con la
construcción de su primera muralla y cesa cuando estas murallas son destruidas. Las
primeras murallas se construyeron en el siglo III, en el mundo tardorromano, con las
penetraciones de bárbaros, mauritanos y francos, en las que las poblaciones necesitaban
protegerse en una época ya lejana de la pax romana. En el siglo XIX, con la Revolución
Industrial, las murallas dejan de tener sentido. En París la ultima muralla se construye
en 1840. El siglo XX comporta el derribo de estas antiguas construcciones, y sólo
quedan para la memoria topográfica. San Isidoro de Sevilla decía que una ciudad
medieval no son sólo sus murallas, sino la voluntad de los habitantes, la voluntad de ser
un hogar. Por lo que además de un cuerpo, la ciudad tiene que tener una vida propia.
2. El segundo factor es la existencia siempre de una autoridad, de un jefe; esa
aglomeración de personas tiene que ser regulada por un jefe. Ese jefe reside en la
ciudad, y vive tanto en los tiempos difíciles como en los de bonanza. La autoridad
puede ser tanto laica como eclesiástica, aunque en la Alta Edad Media la autoridad es
generalmente eclesiástica. Todas las estructuras del Imperio romano desaparecieron,
pero permanece una: la Iglesia, el obispo no se exilia, no huye, no escapa de la ciudad,
sino que permanece en ella, y por tanto, amplía sus facultades, y no sólo será entonces
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el jefe espiritual, sino que se convierte en el jefe político de la ciudad. Se convierte en el
defensor civitatis; es el encardo de cuidar del pueblo, de las construcciones, de firmar
pases, tratados con los invasores bárbaros; aunque también, en la Alta Edad Media,
habrá jefes bárbaros en la ciudad representantes de un Rey bárbaro: un dux
fundamentalmente. Para la permanencia de la vida urbana, fue fundamental la
continuidad de estos jefes.
3. El tercer factor, es que cuenta con unos habitantes que ejercen actividades diversas:
actividades económicas. En la ciudad altomedieval van a vivir grandes propietarios,
pero también artesanos, u encargados de otros oficios, los soldados que protegen a los
grandes señores, o los religiosos. En la Plena Edad Media este abanico de profesiones se
amplía, hay una gran variedad en materias económicas, y hay ciudades que se
especializan, por ejemplo, en la materia textil, en el trabajo del cuero, las pieles, las
cerámicas… por tanto, esta diferenciación es una nota distintiva de la ciudad medieval.
La propia población es heterogénea, está jerarquizada, y existen desde mercaderes y
artesanos, hasta vagabundos desocupados; toda una gama, y todos ellos conviven en el
mismo espacio urbano.
4. La ciudad no solamente son los muros, como decía San Isidoro, y esto quiere decir
que la ciudad es un estado de ánimo. Ese estado de ánimo es el que mantiene vivo el
completo espíritu de superioridad de los habitantes de una ciudad. Los habitantes de una
ciudad se sienten orgullosos de pertenecer a ella. Rivalizan con las demás ciudades en
ser más fuerte, dinámica, mejor provista de monumentos; los vecinos quieren elevar su
ciudad sobre el conjunto de las demás. Sienten un “patriotismo” muy acentuado, y así lo
vemos, como en el ejemplo del poeta italiano Dante, que fue obligado a exiliarse, y él,
en sus escritos, siempre dice con orgullo: “Florentinus natione”, es decir, de nación
florentina. De ahí, que cuando vecinos de una ciudad como Florencia o Génova, se
marchen al extranjero para realizar negocios o empresas comerciales, siempre buscarán
los barrios con una parroquia de su Santo Patrón. Estos inmigrantes siempre están
anhelantes de regresar a su tierra de origen, quieren ser ancianos retirados en su ciudad,
desempeñar cargos políticos, y ser enterrados en su barrio. Están unidos a sus
antepasados, a sus muertos, a su glorioso pasado.
Con estos cuatro ingredientes:
1. Muralla
2. Autoridad
3. Habitantes heterogéneos
4. Y, ese estado de ánimo de orgullo de la ciudad natal
Ya se nos da la posibilidad de formular una definición de ciudad medieval:
“Una ciudad medieval es una aglomeración cerrada por murallas donde viven
hombres y mujeres que pertenecen a familias diferentes y que se dedican a
actividades diversas viven de forma continua recogidos en numerosas casas
construidas alrededor de una Iglesia parroquial. Por último, constituyen una
comunidad particular, singular, que tiene conciencia de su originalidad, porque se
otorgan un estatuto jurídico propio. Y terminan ejerciendo esa autoridad fuera
incluso del recinto amurallado combinando los ejercicios económicos con el campo”.
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TEMA 1. LA DESAPARICIÓN DEL IMPERIO ROMANO
La ciudad que procede de la crisis del Imperio romano, y va, hacia la Alta Edad
Media; ha venido siendo valorada, de formas muy diferentes, a lo largo de un siglo (más
o menos) de investigación. Todo comenzó con una publicación de Henri Pirenne, un
historiador belga, que publicó su obra: Las ciudades de la Edad Media, a principios de
los años 20 del siglo pasado. Pirenne, se percató de la importancia del fenómeno urbano
en la Historia de Occidente, y se apremió a entregar unas conclusiones. Henri Pirenne,
llegó a afirmar que las ciudades romanas en la Alta Edad Media habían desaparecido, y
por lo tanto, estaban constituidas por un desierto urbano, y que había que esperar al
siglo XI para que volviera la ciudad; hay pues, un alargado paréntesis.
No obstante, huelga decir que en los años 60 y 70 del siglo pasado, otra serie de
investigaciones demostraron que si en el mundo cristiano no existían las ciudades, todo
era un yermo urbano, no era así como ocurría en el mundo musulmán, pues éstos vivían
en un suelo exquisitamente urbano. Así pues, Se reunieron en varios congresos en la
ciudad italiana de Spoleto para abordar si esas dos realidades (cristiana y musulmana)
eran tan antagónicas. Ahí empezó la primera tendencia, la hipótesis de que los
planteamientos de Pirenne eran muy radicales, y había que profundizar en la cuestión.
La arqueología medieval despegaba en aquella época, ha sido muy reveladora, pues se
ha profundizado en amplios conocimientos de la Alta Edad Media, algo que empezó a
minar la tesis de Pirenne. Ahora, la posición, ya con más trabajos documentales y
arqueológicos, es que no existió eclipse en la ciudad de la Alta Edad Media; se puede
hablar de crisis, pero no se puede hablar de desaparición total de las ciudades. Dutour,
el historiador francés Heers y Le Goff, han llegado al mismo punto de coincidencia, que
no existió un eclipse, aunque sí una crisis, y esa crisis transformó a las ciudades, las
hizo evolucionar en otro sentido, pero no desaparecieron del todo. Dutour dice que sí
existieron ciudades altomedievales, pero son ciudades distintas.
La decadencia de las ciudades
Habrá que analizar, no obstante, cuáles son los factores que procuraron una degradación
del sistema urbano, y lo veremos a continuación en una serie de cuatro puntos:
1. El primer aspecto es la crisis del sistema urbano romano. La ciudad romana gozaba
de una centralidad magnifica, y esa centralidad venia fundamentada porque la ciudad
desempeñaba un papel político administrativo. La ciudad romana era un mundo cerrado,
y desde la perspectiva político-administrativa, la ciudad recaudaba todos los impuestos
del campo, y esos impuestos acababan siempre en la ciudad. Pero no sólo se encargaban
de reunir los impuestos en su seno, sino que además, era el lugar donde habitaban las
clases pudientes, los grandes terratenientes, que vivían en la ciudad romana, y las rentas
procedentes del campo eran consumidas en la ciudad. Para satisfacer a esta clase
poderosa, existen artesanos que trabajan para ellos, y existen también soldados al
servicio de los terratenientes. La ciudad romana no busca riqueza, sino que se limita al
contento de su clientela urbana. El campesinado urbano, se limita a pagar su renta, pero
no llevan sus productos a vender a la ciudad, no tienen capacidad de transporte para eso.
Así funcionó la ciudad romana desde el siglo I de nuestra era. Los grandes propietarios
se sentían bien en la ciudad, hacían curriculum político, patrimonio, y sus actividades de
placer. En el siglo III, no obstante, cambiaremos, pues llegan las invasiones, y con
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motivo de la inseguridad, esta ciudad que había venido funcionando inalterablemente
desde el siglo I, comienza a degradarse. La degradación de la Ciudad Antigua, comenzó
incluso antes de la llegada de los bárbaros, y es que, el mundo comenzó a ruralizarse, y
cada vez iba siendo mayor la distancia entre el campo y la ciudad. Digamos que lo que
precipita esa degradación es la llegada de los bárbaros, que repercutieron muy
negativamente, ya que saquearon y asaltaron las ciudades. Los vecinos reaccionaron
levantando a toda prisa murallas, la pax romana, se pensaba que iba a ser eterna, y al ser
tan rápidos en construir la muralla, son murallas pequeñas. La cuestión de la rapidez a la
hora de levantar una muralla, viene dada por la premura con que eran atacados, y no es
lo mismo cerrar 100 Ha de ciudad que 200 Ha. Claro que también es cierto, que al haber
habido una disminución de la población, tampoco era necesario abarcar un margen
mayor de la necesidad de aquellos a cuantos se tenía que proteger.
2. El segundo elemento de la degradación es el Estado creado por Diocleciano y
Constantino. Ese Estado ya no funciona, no se pagan los tributos, y es algo que incide
negativamente en la ciudad. Muchos de los terratenientes huyeron al campo, y quieren
vivir autárquicamente en el campo, por lo que esas rentas que antes llegaban a la ciudad
ahora se quedan en dicho campo. La degradación termina en decadencia, es el efecto de
la crisis, y esa decadencia se manifiesta en los aspectos subsiguientes:
-La despoblación, que obedece no solamente a las guerras, a los saqueos, a los
pillajes, sino también a la huida, los poderosos, los grandes terratenientes, la nobleza
romana, se sienten más seguros en el campo, rodeados de su ejército particular,
controlando la producción agrícola para subsistir. Pero la huida de los cuerpos
profesionales más cualificados hace que la ciudad pierda en el siglo IV, la centralidad.
Hablar de despoblación es hablar de empobrecimiento de la ciudad, pero a pesar de la
dureza de los tiempos, la ciudad no desapareció, y en esto, estamos muy lejos de
Pirenne, aunque él tenga el mérito de ser el primero en ahondar en esto. Las ciudades no
desaparecieron: Roma, Marsella, Tarragona, Barcelona, Tréveris, Londres… no
desaparecieron, y los bárbaros respetaron e incluso aprovecharon las ciudades. Ellos no
conocían la vida urbana, y ante la contemplación de la ciudad, estos bárbaros actuaron
de dos maneras: una de asombro, de alucinación, aquello para ellos debió ser como ver
vida en otra galaxia, y por eso, los germanos nunca quisieron acabar con la cultura
romana, sino que quisieron incorporarla. Por otro lado, como minoría que eran,
sintieron peligro de ser absorbidos por la cultura romana que estaba representada por
una mayoría de población romana (se habla de 24 millones de romanos, frente a los 2
millones de los germanos que mandaban políticamente). Ambos sentimientos no fueron
opuestos, pues los reyes bárbaros mantuvieron las ciudades y las promocionaron. La
pregunta es por qué, por qué esa promoción de la ciudad; y la respuesta es que veían un
símbolo en las dichas ciudades, un símbolo de su poder, del territorio que controlan, y
por tanto, un rey bárbaro, tiene que tener una capital política que le proporcione una
legitimación a ese poder suyo. Clodoveo, por citar unos ejemplos, elige París, y los
visigodos, después de Toulouse, eligieron Toledo… una ciudad como capital da
prestigio al rey ante sus súbditos, y ese prestigio se celebra y promociona en los actos
oficiales. Tenemos dos casos como los ostrogodos y visigodos. En el caso de los
visigodos, Leovigildo fundó una ciudad desde cero, Recópolis, en la provincia de
Guadalajara, y fue llamada así en honor de su hijo Recaredo. Recópolis fue una ciudad
que no tuvo éxito después, en la época musulmana, y por eso ha desaparecido, pero esto
nos da el dato de que los bárbaros promocionaron y crearon ciudades. Lo mismo,
ocurrió con el rey Teodorico de los Ostrogodos.
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TEXTO DE TEODORICO (AÑO 526):
“La construcción de una ciudad, objeto de preocupación de un rey, es una obra
noble, porque la reconstrucción de las ciudades antiguas constituye un ornato para los
tiempos de paz, y una protección necesaria en caso de guerra. Así, preparamos el
porvenir ordenando a todos los que encuentren en sus campos piedras de todo tipo,
útiles para la construcción de murallas, que las entreguen sin dilación a la ciudad”.
Teodorico tiene en su cabeza dos metas: la ciudad ennoblece, da prestigio, y
aumenta la legitimidad del jefe germano. Por otro lado, la ciudad protege, por lo que se
convierte en un ente de seguridad. En la ciudad de época de Teodorico, los monumentos
dejan de tener utilidad, pues las ciudades son más grandes de lo que se necesita, por eso,
lo de coger las piedras que se encuentren, para reforzar la ciudad.
TEXTO DE CASIODORO –CARTA A LA CIUDA DE CATANIA–
“Vuestra defensa es al mismo tiempo nuestra fuerza, y todo lo que os protege contra el
peligro sirve a la defensa de nuestra gloria. Así, las piedras del anfiteatro, que decís
que se han caído por efecto del paso del tiempo, que ya no sirven al ornato de la
ciudad, sino que ofrecen el espectáculo de ruinas deshonrosas, os permitimos hacer de
ellas un uso público, para que con estas piedras se levante un muro. Que si quedasen
en el suelo, no serían de utilidad alguna. Aportadnos pues fielmente todo lo que pueda
servir a la defensa, o a la decoración de la ciudad. Y sabed que os estaremos
reconocidos por todo lo que hagáis por vuestra ciudad”.
Este es el mismo sentido, la defensa, se reutilizan edificios que quedan en
desuso, y un italorromano todavía puede comprender que la ciudad tiene que estar
ornamentada, pero la defensa es lo primordial.
3. Tras la caída de Roma, otra manifestación de la decadencia de la ciudad, luego de la
despoblación y la pérdida de centralidad; es, la pérdida progresiva de los símbolos de la
ciudad. El cristianismo convierte en obsoleto algunos monumentos, y la jerarquía
eclesiástica condenó el uso de las termas, los teatros, los anfiteatros y los circos. Esta es
una constante de la moral cristiana, siempre vio con desagrado la reunión de personas
que se dejaban llevar por las pasiones. Veían en ello un pretexto para el pecado, y por
eso lo consideraron ilícito. Teatros, termas, circos, etc., quedaron por tanto sin
funcionamiento. La Iglesia es la primera que condenó las corridas taurinas, y han
intentado varias veces la abolición precisamente por este desatamiento impulsivo de
pasiones. Estos monumentos, por tanto, ya no son usados, y solamente se salvan
algunos que son transformados. Hemos visto en el texto cómo sirven estos lugares para
construir los muros de la ciudad, sirven para la construcción de murallas, como en
Verona, o en Spoleto; pero también, las piedras de esos anfiteatros y demás, pueden ser
trasformadas en casas de vecinos, para residencia de personas, como en Florencia, como
en Arlés; o en Tarragona, que ocurrió que fueron reutilizados los templos religiosos, es
decir, en Tarragona, un templo pagano fue reutilizado como santuario de un mártir.
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La ciudad romana, se salva siempre que ocurre una circunstancia. Puede haber
invasiones, desaparición del Estado, pérdida de la centralidad y de los símbolos
constructivos; pero, hay una circunstancia que garantiza la supervivencia de la ciudad, y
es: que un obispo elija esa ciudad como su residencia. La ciudad francesa de Autumn
era sede de un obispo, pero fue saqueada dicha ciudad por las invasiones, y entonces,
decidió el obispo marcharse a Dijon, por lo que Autumn, desaparece, y la que tiene
continuidad urbana es la ciudad de Dijon. Lieja (Bélgica), sostiene su permanencia
cuando Tongres (Bélgica), se ve arruinada y el obispo se marcha a Lieja. Podemos decir
que el éxito urbano de Dijon y de Lieja se debe a un obispo. Pero no todas tuvieron la
misma fortuna, y por tanto, hay una reestructuración del mapa heredado del mundo
romano. Por ejemplo, las vías romanas, algunas de ellas desaparecen. En Italia, como
consecuencia de la llegada de los bárbaros, las poblaciones buscan la defensa
marchándose a la costa, y se marchan a la costa por dos razones: las zonas pantanosas,
en la que los bárbaros tienen dificultad de llegar; así nace Venecia, que es un lugar poco
atractivo, una zona de pantanos, de malaria, pero es un refugio seguro contra los
lombardos. Pero también buscan la costa en busca de la flota bizantina, que garantiza
seguridad. Lo mismo pasó en Cataluña, pero al revés, pues allí las ciudades eran
costeras, como en Ampurias, pero la inseguridad hizo que las ciudades se trasladaran al
interior.
4. Por último, la cuarta manifestación de la decadencia de las ciudades es el
distanciamiento, la lejanía, el divorcio cada vez más grande entre urbs/territorium,
entre la urbe y el campo. En el mundo romano, la ciudad dominaba totalmente al
campo, era una absorción continua de toda la renta, era un consumo en la ciudad de todo
lo que producía el campo; consumo en juegos, en monumentos, todo se consumía, pero
con la crisis de la Edad Media, se separa esta asociación y cambiaron las tornas, pues la
ciudad quedó aislada del mundo rural. En la Alta Edad Media, no triunfa la urbs como
en el Mundo Antiguo, triunfa el territorium, que tiene vida propia. Hay dos formas de
vida que triunfan en el territorium y que certifican este éxito:
-Las construcciones de monasterios, hay monasterios que nacen en las periferias
al principio de la ciudad, pero pronto, se marchan al campo y viven autárquicamente en
una célula de autoabastecimiento, con sus artesanos y sus infraestructuras en el interior.
También aparecen autoridades que recaen sobre el campo, sobre el territorio, de tal
manera que ya la ciudad no ejerce competencia en ese territorio, pues éste, se ha
independizado por completo. No obstante, en la Alta Edad media, las afirmaciones
contundentes no pueden darse, pues existen matizaciones, no todo es extensible a todo
el continente europeo, pues hay ciudades donde se mantienen la hegemonía de la ciudad
sobre el campo. Hay tres áreas fundamentales: Italia, donde no se perdió la memoria de
la tradición urbana, las ciudades italianas de la Alta Edad Media, tiene cónsules o duces,
que siguen teniendo prerrogativas, siguen teniendo privilegios, siguen escribiendo
dando fe de los contratos, dan fe, y transmiten conocimientos. Igual ocurre en el sur de
Francia, la Francia meridional es una zona muy romanizada, y las ciudades conservaron
estas competencias. También ocurrió en Hispania, pero aquí se cortó esta evolución por
la llegada de los árabes, cuya incursión cambió el rumbo de esta evolución.
-El segundo punto son las trasformaciones urbanísticas ocurridas en la Alta
Edad Media. Todos los cambios tuvieron incidencias en el espacio urbano, alterando
más o menos la ciudad romana. La primera consecuencia fue la contracción, algo que ya
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hemos mencionado, por falta de población, por amenaza de invasiones; las superficies
de las ciudades se restringen. París dejó fuera de la muralla todo lo que hoy es el barrio
latino. Solamente, se salvan ciudades que eran capitales políticas, las diócesis del
imperio, que podían tener entre 30-40 Ha, no más (lo normal eran entre 10-12 Ha). Esta
contracción, también se dio con la llegada de los segundas invasiones bárbaras, que
repercutió en las ciudades del norte de Europa y también en Inglaterra.
-La tercera consecuencia es la degradación de los espacios urbanos, no hay
alcantarillado, no hay suministro de agua, hemos visto que los monumentos son pasto
del tiempo, y también se pierde la centralidad, es decir, ya no es necesaria la existencia
del foro, con lo que se destruye en muchas ocasiones la trama urbana. Esto lo vamos a
apreciar en los documentos que tenemos (fotocopias repartidas en clase). Sin embargo, a
pesar del deterioro no se pierde la planimetría octogonal, y cuando pasan las tormentas
se tira de planos octogonales. En estas transformaciones ha tenido mucha importancia la
Iglesia, tuvo culpa de la destrucción de monumentos, pero al mismo tiempo moldea una
nueva ciudad. Es lo que Jean Hubert llama el nacimiento de la “Ciudad Santa”, algo que
consiste en que, el triunfo de la Iglesia, será que levanta nuevos edificios: la catedral, el
baptisterio, los monasterios, los santuarios… son muy numerosos, y la ciudad de
Tréveris, por ejemplo tenía 32 edificios religiosos, y Lyon tenía 18. La catedral es
imprescindible, pues todavía no estaba desarrollada la red parroquial, y los cristianos
tenían que acudir a la catedral. Para el bautismo es fundamental el baptisterio, y además
existen monasterios que recogen las reliquias de algún santo y se originan movimientos
de peregrinación para adorar a estos santos. Este conjunto de edificios eclesiásticos,
forman una segunda muralla, pero a diferencia de la primera, esta muralla es espiritual.
Un obispo bendice e inaugura dos iglesias en la ciudad, y en su sermón, afirma, que está
muy orgulloso de esas construcciones porque sirven para la salvación del pueblo y, la
defensa de la ciudad. Aquí vemos los dos muros, el físico y el de la espiritualidad. Lo
mismo dice Gregorio de Tours, el galorromano que realiza una procesión, pues hay una
peste en la ciudad de Reims, y para proteger a sus habitantes organiza una procesión al
sepulcro del patrón de la ciudad, y dice, textualmente: “para añadir a los muros que
protegían a Reims de una muralla más eficaz”. Sin embargo, las catedrales van a
transformar la red viaria, se construían en la periferia de la ciudad, pues según la ley
romana, como albergaban sepultura tenían que situarse en el extrarradio de la ciudad; no
se permitía la inhumación dentro de la población amurallada. Las catedrales se
consolidaron, y se creó el cuerpo de canónigos en época carolingia, y hacía que los
canónigos tuvieran a su servicio a comerciales y artesanos, por lo que consolida la
población urbana. Para concluir, el éxito de la Iglesia en la urbanidad hizo que en la
ciudad existieran dos polos, que hubiera una dualidad urbanística, y junto al viejo
núcleo romano, aparece ahora el nuevo apartado formado que tiene la catedral, el
baptisterio, iglesias, etc.
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-MAPA de WINCHESTER-
El mapa (parte izquierda) refleja la ciudad en el siglo VII, y viene con el número
1 señalado el forum; con el número 2 aparece un antiguo monasterio, y con el número 3
el palacio real. Por tanto, aquí hay dos elementos nuevos que perturban la trama viaria
de la antigua ciudad romana, pues el antiguo forum se ha roto en alguna calle por el
palacio real, y lo mismo ocurre con el monasterio, que se coloca donde antes había una
calle. El plano de la ciudad es totalmente octogonal, típicamente romano, pero la
presencia de la Iglesia y también de los reyes bárbaros, está degradando el tejido
urbano. Ahora veremos la misma ciudad (parte derecha), sólo que pasa del siglo VII al
año 1000, al final de la Alta Edad Media. Resulta que podemos observar bien cómo se
ha deteriorado la trama viaria, pues casi la mitad de la ciudad, está ocupada ahora por un
nuevo monasterio, que se ha ampliado sobre el viejo, y esto ha roto todas las calles,
podemos decir que ha expropiado también hogares. Además se ha creado otro nuevo
monasterio, y se ha creado también un palacio episcopal. Por tanto, vemos en esta
comparativa como se ha deteriorado el tejido urbano por la aparición de la Iglesia, que
con sus construcciones deteriora la trama viaria original y cambia la visión de la antigua
ciudad.
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-MAPA DE LA CIUDA SANTA DE SOISSON–
La ciudad romana es aquí un rectángulo que ha sido desbordado por las
construcciones religiosas, sobre todo a orillas del río, donde hay una gran cantidad de
iglesias, de santuarios. También, vemos la catedral, que está al otro lado de la muralla.
Veremos a continuación lo que dice el historiador Heers: “La corona de los santuarios
en el Bajo Imperio, alrededor de la antigua civitas, se ha enriquecido
considerablemente por numerosas construcciones de iglesias, de abadías, de hospitales,
de tumbas de reyes y de obispos. Sin embargo, la identidad se intensifica cuando nos
acercamos a los antiguos muros, muy particularmente en las orillas del río. Intramuros
se han levantado dos conjuntos de edificios religiosos, tanto en la parte sur de la
civitas: imponen una radical transformación del tejido urbano”.
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-MAPAS DE LAS CIUDADES PÉRIGUEUX Y AVENCHES-
En el caso de Perigueux, la cité, aparece ahí señalada en negrita, es la muralla
que rápidamente y a toda prisa han tenido que levantar. Hay que fijarse en la
contracción de la ciudad, pues vemos una ciudad romana con sus calles octogonales, en
ángulo recto, y ha quedado reducida a la mínima expresión, ese es el fenómeno de la
contracción. El centro de la ciudad romana es lo que vemos con el número 1, era el foro,
el centro político-administrativo. En torno al foro, estaba una basílica, y después, ya
más en la periferia de ese centro, con el número 2, se encontraba un templo pagano.
Aprovechando una parte del anfiteatro la ciudad que corre peligro, se ha reforzado para
resistir mejor militarmente.
Lo mismo tenemos en el caso de Avenches, donde el foro es el número 2,
encontrándose al lado del foro un templo pagano (1), y a otro lado el teatro (3), estando
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el anfiteatro más alejado (4). La ciudad romana es toda la línea discontinua, y ahí se
pueden apreciar las calles octogonales. Pues bien, todo eso quedó reducido al burgo (5),
pues el burgo es la contracción defensiva realizada por los hombres de la Alta Edad
Media. El comentario en francés sobre estos planos (Perigueux y Avenches) dice lo
siguiente: “Dos ejemplos manifiestos de abandono de los perímetros amurallados de las
antiguas fortificaciones romanas: el tejido cuadrangular que fue completamente
abandonado por posiciones excéntricas, en los dos casos, cerca del anfiteatro. La cité
en el caso de Perigueux, o el burgo en el de Avenches (este burgo de Avenches fue
ocupado sin ninguna extensión hasta 1070) son fortificaciones, áreas muy pequeñas de
asentamiento, con apenas una red de calles”
-En el examen puede entrar un texto y un plano como este.
-MAPA DE LA CIUDAD DE TRÉVERIS-
Aquí hay una comparativa de la Tréveris entre los siglos VI y VII, y la Tréveris
del año 1000. A la izquierda tenemos la Alta Edad Media, y al lado los inicios de la
Plena Edad Media. Hay que fijarse en que se han perdido todas las calles, todo el
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trazado viario de la ciudad romana. Se ha construido la catedral (con el número 8 a la
izquierda, y con el 1 a la derecha), en una zona excéntrica, cerca de una puerta romana
que se sigue conservando en la actualidad, y que se llama la “Puerta Negra”. Cerca de la
catedral vemos cómo se ha creado un mercado (número 13 a la derecha), y hay que
fijarse como se ha reducido la ciudad. Las murallas romanas las vemos señaladas con un
trazo discontinuo que comprende hasta el río. En la época Altomedieval, la catedral, el
burgo, y el mercado, se han reducido, como vemos en la línea gruesa que encierra líneas
diagonales, y que señala el número 1 (a la derecha). Habrá que esperar al siglo XIII para
que se recupere la ciudad, aunque con cruces griegas que delimitan el perímetro de
dicha ciudad, vemos que es una ciudad todavía más pequeña que la romana. Hay por
tanto una contracción de la ciudad, y una alteración magnifica de la trama urbana.
Tréveris es una ciudad alemana, y es una ciudad que conserva perfectamente el trazado
medieval. Es una ciudad que se ha conservado de casualidad, pues se sitúa en una zona
muy castigada por la 2ª Guerra Mundial, aunque afortunadamente los bombardeos no
impactaron allí. Se conservan varias puertas romanas, la basílica romana, y es una
ciudad que constituye un tesoro para la comprensión evolutiva de la ciudad en la Alta
Edad Media. Tréveris es una además una ciudad famosa por otras circunstancias
distintas, pues es conocida por el vino que llevaron allí los romanos, y allí, también es
donde nación Carl Marx.
-MAPA DE BOLOGNE –insertar imagen– –me falta la fotocopia–
En el caso de Bolonia, los lombardos también trastocan el tejido urbano. La
ciudad romana era un cuadrado, están ahí las murallas, y la ciudad bárbara es la
representada nada más por la letra “A”, por tanto, es como la mitad, el 50% de la
ciudad. En una zona excéntrica levantan la Catedral de San Pedro, y los lombardos
intervienen aumentando la extensión de la ciudad, contrayendo esa muralla con la plaza
de la Puerta Ravenna, y que está en una zona radial. Hay que esperar al siglo XII para
que la ciudad amplíe su población romana, que es el recinto que aparece en la imagen
con línea continua. Traduciremos ahora un texto de Heers sobre Bolonia: “Bolonia:
contracción, después expansión, …
….Antes de nada en una cuadrilátero que ocupa la mitad de la antigua civitas, se ha
levantado un palacio episcopal, y en el extremo norte una catedral … una zona
devastada ha quedado al abandono, mal drenada resulta insalubre. En esta primera
ciudad bárbara (con la letra A), los lombardos añaden un campo militar más tarde
urbanizado (letra B), cuyos dibujos en circular y los ejes impuestos, siguen la expansión
del área en la parte este de la ciudad, ….. –revisar traducción en traductor–
-MAPA DE LA CIUDAD DE YORK EN INGLATERRA (Fig. 9) –falta fotocopia-
El dibujo corresponde al año 1100, es decir, el siglo XII, pero nos ilustra sobre la
colonización bárbara llevada a cabo por los vikingos. Tanto anglosajones como
vikingos colonizan la ciudad situada entre los ríos Ouse y Foss, pero lo asombroso del
caso es que se mantiene el tejido octogonal, el ángulo recto de la ciudad. Dice Heers:
"Los establecimientos anglosajones y la …. No ocupan más que una parte de la antigua
ciudad romana. Se han desarrollado sobre todo dos sectores distintos, en el este, en
dirección del río Foss, y más allá de los límites de las tierras inundadas. También hacia
el suroeste, sobre la orilla derecha del río Ouse. El tejido urbano se presenta
perfectamente geométrico, resultado de una ocupación …”.
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Otra vez no encontramos que los reyes bárbaros conocían la planificación.
Hemos citado el caso de Recópolis en el reino visigodo, y aquí chocamos con el caso de
York, una ciudad romana que fue muy importante. Está situada al norte de Inglaterra,
cerca del muro de Adriano, y esta centralidad hace que permanezca y continúe su vida
urbana a lo largo de la Edad Media.
-MAPA DE LA VILLA DE SPLIT EN CROACIA-
Una visita a Split (Croacia) puede ser tan sugerente como realizarla a Tréveris.
Estamos ante el palacio de Diocleciano. Diocleciano era natural de aquella zona, y en su
tiempo de euforia y felicidad, por haber salvado el Estado romano con su reforma; él
decidió construir un palacio donde retirarse en su vejez. Él pudo ver cómo funcionaba
su obra (la tetrarquía), pero le preocupaba el problema de la sucesión, algo que no pudo
resolver. Pero al fin y al cabo, Diocleciano se instaló allí y vivió en este magnífico
palacio que es una pequeña ciudad en sí mismo, y según el gusto romano se levanta
como vemos en el dibujo de la izquierda, donde tenemos:
1. Triclinium (salas de banquetas)
2. Habitaciones privadas
3. Habitaciones de los huéspedes
4. Archivos
5. Biblioteca
6. Exedra (una construcción clásica)
7. Baños
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Esta es la enumeración de la parte inferior del palacio, pero si seguimos
subiendo nos encontramos en la zona central el mausoleo, y a la izquierda un santuario
pagano. Subiendo a la parte de arriba nos encontramos la zona donde viven los
soldados, la guardia de Diocleciano, y también almacenes. En la zona de la derecha
viven los artesanos y es donde están las mercancías y los mercaderes. El palacio tiene
tres puertas, y podemos denotar en la planta como se transluce una especie de
microciudad, totalmente octogonal. En la imagen de la derecha, lo que vemos es cómo
se deterioró esta microciudad. Hoy sigue existiendo, pero es una zona de viviendas
particulares.
En resumen, a la izquierda tenemos el palacio de Diocleciano, y vemos como en
la Alta Edad Media se ha degradado, tergiversando el tejido urbano de una parte del
palacio, y vemos como la catedral (1), el baptisterio (2), y los monasterios (3), también
han trastocado el orden octogonal. Lo mismo pasa en el barrio de los artesano, los
comerciantes y los almacenes. Dice Heers: “Los establecimientos religiosos (la catedral
y el imponente baptisterio), ocupan los emplazamientos de los templos y del mausoleo
romanos. Las tres grandes líneas del plano cuadrangular se han conservado en líneas
generales, pero en concreto y en detalle, el tejido de las calles se encuentra totalmente
desarticulado por toda clase de acaparamientos: calles estrechas, callejones sin salida,
y patios interiores privados”
Efectivamente, aquí en el palacio de Diocleciano también se observa la nueva
trama viaria.
Las Estructuras Socioeconómicas de la Ciudad en la Alta Edad Media
Uno de los rasgos que identifica a la ciudad es su función de centralidad. En los
siglos V al X esa centralidad se ve mermada, pues aumenta la economía rural. La
economía de subsistencia de la Alta Edad Media, establece como centro de producción
el campo, pero también es un centro de distribución de las cosechas. El papel
económico de las ciudades también se disminuye, ya no funcionan como en época
romana, y por eso se vio afectada la estructura de la ciudad que surge en la Alta Edad
Media. Tanto la sociedad como la economía, experimentan cambios evidentes. Hay
rupturas, emergencia de nuevos elementos, pero también, hay procesos que continúan,
hay una continuidad, y tenemos que analizar tanto las facetas continuistas como las
novedades:
1. La primera continuidad que observamos es la referida a la vertiente estratégica de la
ciudad, su ocupación defensiva. Esto es algo estable, y se transmite a la Edad Media
como algo que pervive en la ciudad; es una seguridad ante el peligro, y se trasmite este
elemento que ya era propio de las ciudades romanas del siglo III al V. Un ejemplo de
esta pervivencia es Nápoles, que siguió siendo una ciudad portuaria del Mar Tirreno.
Los bizantinos continuaron con la misma política de mantenimiento de la ciudad de
Nápoles, y gracias a eso, fue la ciudad más populosa durante la Alta Edad Media,
llegando a contar con 30.000 habitantes, y superando a la propia Roma de aquel tiempo.
2. Un segundo factor que se mantiene, que viene del mundo romano, fue el comercio.
No solamente el comercio, sino también otras profesiones como ciertos artesanos, pues
no todos desaparecieron. En la Italia del valle del Po, las ciudades registran entre sus
19
habitantes a mercaderes o comerciantes; también registran a monederos, los que acuñan
moneda, y también artesanos que viven establemente en esas ciudades del valle del Po.
Incluso en Nápoles, los jaboneros están agrupados en una corporación propia, por lo que
no se eclipsó el comercio y cierta producción de artesanía en las ciudades. El proceso no
se limita al valle del Po, en las ciudades del sur de la Galia, como Arlés y Marsella, hay
agrupaciones de mercaderes, de comerciantes, que llegan allí desde Bizancio, desde el
Mediterráneo Oriental, desde Siria o Egipto; y también en la Hispania visigoda se
identifican estas actividades. Por tanto, tenemos tres zonas donde el comercio no se
volatilizó. También existió en la Galia del Norte, y es un comercio internacional donde
acuden los mercaderes extranjeros. Una quinta zona fue en el valle del Mosela y del
Rin, en Colonia hay una colonia de mercaderes, y es la arqueología la que ratifica la
existencia de este comercio. En Bélgica, aparecerán vidrios, zancos, cerámica del Rin;
por tanto, hay una producción artesanal para el comercio. Incluso en algunos
documentos se hace mención de artesanos itinerantes, es decir, artesanos nómadas; y
son citados albañiles italianos que se han desplazado hasta Tréveris, y trabajan en la
construcción de la ciudad. También sabemos de artesanos francos que han ido a
Inglaterra a fabricar vidrios en el siglo VII, y vemos también movimiento en los
monederos, los que fabrican las monedas. Como vemos, tenemos un montón de indicios
que indican un movimiento cierto.
El número de estos especialistas en verdad ha decrecido, pero este artesanado
que se traslada existe, y eso se ve en la demanda, aunque se ha perdido la cualificación,
y por eso hay que acudir a los francos en vidrio, por ejemplo, u a otros en yesería
buscando un artesanado de calidad. La ciudad es el lugar donde se desarrolla el
comercio, y este comercio es internacional, un comercio de larga distancia. El
Mediterráneo sigue siendo un mar libre para el comercio, hay distintas rutas y todas
ellas son visitadas por los comerciantes. Hay un contacto entre el norte de África con
Hispania en primer lugar, y que se extiende con la Galia. El norte de África proporciona
trigo, y proporciona aceite. Pero la ruta más importante es la oriental, la que procede de
Siria, el Líbano, Israel y de Egipto. Estos mercaderes son llamados sirios generalmente,
siendo sirio un término genérico. También en este comercio internacional intervienen
los judíos, pero además del Mediterráneo, hay otra ruta, la Atlántica, que pone en
contacto el Mediterráneo con la región de Frisia, y también con Suecia. Hasta allí
llegaron los artículos, las mercancías hispanogodas, y hasta allí llegaron monedas de
épocas de Leovigildo. Este comercio enriqueció al reino hispanogodo de Toledo. Hay
varias ciudades, Málaga, Sevilla y Mérida, que eran muy importantes para estas
transacciones. Después, se encuentran otras ciudades como Cartagena o Lisboa, y
siempre hay en las mismas una comunidad judía que anima al comercio. Éstas, eran
rutas marítimas, pero el comercio era tan vivaz que también se abrieron rutas terrestres.
Desde época romana existían caminos abiertos a través de los Andes, que llegaban a
toda la cuenca del sur, y que terminaban en Gran Bretaña. Estas vías se siguen
utilizando, y hay intercambios mercantiles entre el sur y el norte. Un cambio sustancial,
es que en la época romana el comercio tenía un solo eje: el este-oeste, el eje horizontal;
desde el siglo VII en la Alta Edad Media observaremos como ese eje comienza a variar,
y se hace más importante y decisivo el eje comercial sur-norte, norte-sur; y esa es una
gran diferencia. Ese comercio vertical empieza a subir en los siglos VIII y IX, pero
tendrá un parón en época vikinga, para, posteriormente no dejar de crecer.
Cuando la primera oleada de pueblos bárbaros se asienta, y hay una época de
tranquilidad, como consecuencia de ese comercio en el norte, aparece un fenómeno que
podemos calificar de urbano, y que es más exacto llamar “fenómeno pre-urbano”. Es la
20
formación de emporios comerciales. Esos emporios comerciales son llamados en los
textos como portus, un término latino que significa puerta, un puerto, un lugar de paso,
un lugar de transacción mercantil. Hay otro término de origen germano que significa los
mismo: wik, y que se pone en relación con la transacción y el comercio.
Los emporios comerciales llamados wik o portus, en primer lugar aparecen en la
costa del mar Báltico, del norte, son emporios costeros, pero el auge es tan
impresionante que la ruta proseguirá ramificándose por los ríos; donde se fundaron
emporios fluviales.
Relación de emporios preurbanos: portus y wiks
-En el Sena: Ruán
-En el Somme: Amiens
-En el Mosa (antes de los vikingos): Dinant y Huy, posteriores Maastricht,
Namur y Verdún.
-En el Escalda: Cambrai, Valenciennes antes de los vikingos
-En el delta del Rin: Dorestad y Duurstede
-En la boca del Canche: Quentovic
-En Inglaterra: Ipswich, Hamwith en el siglo X reemplazado por Southampton
De esta relación hay que subrayar los dos enclaves más importantes Dorestad y
Duurstede. El primero intercambia los productos del Rin con el Báltico y el mar del
Norte, y Quentovic intercambiaba los productos con las islas británicas. De cara al
Báltico: Haithabu (Alemania), que pasó de 10 ha en el 900 a 24 ha en el siglo X; decae
en el siglo XI y es reemplazado por Schleswig y Birka, cerca de Estocolmo. Tuvo 12 ha
el puerto en el siglo X, fue reemplazado por Sigtamu.
Los vikingos son clientes de este comercio y compran esclavos, venden hierro y
ámbar, pero al lado de este tipo de productos, hay que decir que también los hay de
subsistencia. No obstante, más que los productos, lo que nos interesa es el fenómeno del
emporio, del portus, del wik. Los comerciantes eran los nativos de la zona, eslavos,
frisones, y estos mercadores crean el portus y el wik como lugar de embarque y
almacenamiento de las mercancías. Simplemente, son factorías que sirven de depósito
para que los mercaderes puedan desplazarse, pero nunca terminan siendo auténticas
ciudades, pues jamás se fundan Iglesias. Hemos visto anteriormente la importancia de la
presencia de un Obispo, y en estos emporios jamás se consagran edificios religiosos;
pero tampoco hay palacios que representen la autoridad de un conde o de un rey. Por
tanto, cuando llegan los vikingos, la mayoría de estos emporios son destruidos,
arrasados por el pillaje, y desaparecen hasta que el comercio se recupera en el siglo X.
Existía comercio incluso en aquellas tierras llenas de bárbaros, y ese comercio comportó
un proceso de creación de ciudades que se interrumpe por la irrupción de las segundas
oleadas bárbaras.
-La moneda no desapareció, quedó reducida, todo se contrae pero no se eclipsa.
Hay continuidades, pero una continuidad reducida, deteriorada, entonces la
centralidad de las ciudades no desapareció del todo. Alguna función política,
económica, administrativa, militar o religiosa, mantiene algo de llama dentro de la
21
ciudad. Hay dos ciudades en Italia que aumentaron esa llama de la centralidad: Bolonia
y Florencia. Pero dejando al margen esta excepcionalidad, la disminución de la
centralidad de la ciudad también influyó en la composición social.
3. La composición social sigue siendo compleja, y esto es un tercer rasgo de la
continuidad. Toda sociedad urbana es compleja, y está constituida por distintos grupos
sociales. En la Alta Edad Media esa complejidad permanece. Por ejemplo, siguen
avecindadas familias senatoriales, familias que eran nobles por gozar de un enorme
patrimonio económico, pero, al lado de familias nobles, también viven en las ciudades
grandes funcionarios, y también, hay comerciantes de gran patrimonio por su actividad
mercantil. Muchos de los nobles, de los funcionarios, se hacen grandes terratenientes,
con grandes propiedades de tierras, y muchas ciudades, siguen manteniendo en la
ciudad a esos grandes propietarios de tierras, ricos comerciantes.
Al lado de esta élite, también sigue existiendo una plebe, son los grupos
inferiores urbanos, y esos grupos inferiores están representados por esos artesanos que
antes hemos mencionado: canteros, albañiles, gente del vidrio, de la cerámica. Claro
que, dentro de la continuación, aparecen en el terreno social dos novedades. La primera
novedad es que hay artesanos que se han quedado sin clientela, y terminan perdiendo la
memoria de su oficio; son artesanos no cualificados. Hay junto a la nobleza, la élite,
obreros no cualificados, y al lado de ellos, hay campesinos que arruinados en el campo
marchan a la ciudad. Son campesinos refugiados, pero también son refugiados esclavos
que se han tomado la libertad por su mano; todo este conjunto de gente no cualificada,
constituye una multitud que son calificados en los tiempos contemporáneos como los
ociosos. Por tanto, por parte del obispo y los eclesiásticos, comienza una política de
caridad dirigida a este conjunto de pobres. La pobreza es un invento descubierto por el
cristianismo. El cristiano tiene que socorrer con su misericordia tanto al pobre como al
pecador. Esta política de asistencia, de caridad, de construir hospitales, es obra del
obispo, y es algo que no existía en el mundo romano. La segunda innovación es la
formación de clientelas familiares, una forma de protegerse, de ser socorrido, es ponerse
al servicio de una familia, ponerse como cliente de una familia. Esta clientela se
convierte en una especie de grupo armado que protege a estos nobles, y no sólo los
protege contra la inseguridad exterior, sino que protegen a los nobles de otros nobles; se
crean grupos antagonistas, y se crea la rivalidad entre los clanes urbanos, entre las
familias aristocráticas, algo que quedó consagrado en Romeo y Julieta: los Montesco y
los Capuleto eran dos familias clientelares.
4. El último apartado habla de los nuevos dirigentes. Evidentemente, la consecuencia
más importante es que se trastoca el orden social de la antigua sociedad romana, y
aparece una nueva sociedad. Esa nueva sociedad tiene a su frente una clase dirigente
nueva, y esa clase dirigente está integrada por los clérigos en primer término.
Anteriormente, vimos la importancia que tenía la permanencia de un obispo en la
ciudad, que además de ser un jefe pastoral y espiritual, es un jefe político, jurídico, el
que cobra impuestos, y se encarga de la seguridad de la ciudad, de las murallas. Hay que
tener en cuenta que han desaparecido el ayuntamiento romano, las autoridades romanas,
y ese vacío lo ocupa el obispo, el defensor civitatis. Alcanzó tal influencia que cuando
los reinos bárbaros se afianzan, los reyes designan a los obispos como administradores
de los territorios. En algún caso los reyes también designan un dux o comes civitatis de
la ciudad como representante de la autoridad laica, civil, pero siempre, el mayor
prestigio y hegemonía permanece al obispo; de modo que cuando un duque levanta un
palacio, está próximo al palacio del obispo. Estas funciones administrativas relanzaron
22
el papel de los clérigos en las ciudades, ya que el obispo se tenía que rodear de
canónigos, establecer sacerdotes en su ámbito. Hemos dicho que esto es una innovación,
pero no es una innovación rotunda, pues un obispo venía de las familias senatoriales
romanas, eran romanos de pies a cabeza, por su ascendencia social y por su educación.
Por tanto, hay una continuidad sociológica. Además de los clérigos, aparecen en las
ciudades los militares, el obispo cuenta con sus soldados y quieren asentarlos en la
ciudad. También hacen lo mismo los duques bárbaros, y entonces, comienzan a convivir
junto con los clérigos estos militares, que son designados en los textos en latín como
milites, lo que significa el arranque de la caballería: son los futuros caballeros. Se van
convirtiendo en una élite porque además de tener la fuerza bruta, la profesión de las
armas empieza a ser muy considerada, muy estimada, es una profesión de nobles, no de
plebeyos, y por eso se convierten también en dirigentes de la ciudad.
5. Por último tenemos los ministeriales, que sí son completamente originales,
rompedores, y aparecen como grupo ahora, a partir del siglo VI. Los ministeriales son
los individuos que desempeñan unos trabajos relevantes en los señoríos, en las grandes
propiedades, son los administradores, los que gestionan la gran propiedad, y de ahí
pasaron a ayudar al obispo a la administración de la ciudad. Pero de la administración
económica terminan pasando a la administración judicial, y terminan constituyendo un
cuerpo de jueces llamados escabinos. Cuando llegue el momento del boom, de las
ciudades medievales por antonomasia, va a resultar que siempre nos encontramos con la
presencia de ministeriales, por lo que jugaron un papel decisivo en la elaboración de las
ciudades. Hay dos elementos humanos que contribuyeron activamente a la constitución
de las ciudades: primero los ministeriales, y luego los comerciantes que constituyeron
los portus-wik, pues esos mercatores se asociaron en la gildas*, que eran asociaciones
cuyo objetivo era perseguir la paz del mercado, que no hubiera robos y violencia en el
mercado, que pudieran moverse por las vías sin peligros, es una unión de solidaridad en
pro de los interese propios. Entre ellos, además se protegen en caso de necesidad
económica, de enfermedad, en los enterramientos… y este espíritu de unión fue
fundamental también para la eclosión de la ciudad.
-Gilda: Asociación o agrupación de individuos que se reunían con un propósito común,
establecían una fraternidad mediante un juramento, y ponían en evidencia los lazos
existentes entre ellos mediante la celebración de banquetes rituales.
23
-PLANO DEL EMPORIO DE HAITHABU-
-Se ve como el comercio es muy activo, y una prueba sustancial es observar en el dibujo
como creció este wik.
Visión de la Ciudad en la Alta Edad Media según sus Propios Contemporáneos
TEXTO de Gregorio de Tours (538-94)
“Por esta época, el bienaventurado Gregorio residía en la ciudad de Langres.
Era un gran obispo de Dios, célebre por sus milagros y sus virtudes. Y ya que hacemos
alusión a este pontífice (que es el bisabuelo materno del autor y fue obispo de Langres
desde el año 506 hasta el año 538), he pensado que se me perdonará el hecho de
24
insertar en este capítulo una descripción de la localidad de Dijon donde residía con
frecuencia. Es una plaza fuerte dotada de murallas muy robustas en medio de una
llanura muy agradable; las tierras son fértiles y fecundas hasta el punto de que tras
haber pasado el arado una sola vez se arroja la simiente y se obtiene una grande y
opulenta cosecha. Al mediodía está el río Ouche, muy rico en peces; por la parte norte
penetra otro pequeño río que tras entrar por un portillo y pasar bajo un puente sale por
otro portillo; tras haber regado todo el contorno del recinto con su cauce tranquilo,
mueve los molinos con prodigiosa velocidad. Se han hecho cuatro puertas a los cuatro
vientos y treinta y tres torres adornan todo el recinto; la muralla de este recinto se ha
edificado en piedra de sillería hasta una altura de veinte pies, y por encima de
mampostería; tiene treinta pies de altura y quince de ancho. No sé por qué esta
localidad no tiene la calificación de ciudad. En tomo a ella hay fuentes preciosas. Por
el occidente hay colinas muy fértiles llenas de viñedos que proporcionan a los
habitantes un falerno tan noble que desdeñan el vino de Ascalón. Los ancianos cuentan
que la ciudad fue edificada por el emperador Aureliano”.
En principio esto es un juicio, una valoración de la ciudad que tiene Gregorio de
Tours. En esta anécdota que cuenta está lo que para él era una auténtica ciudad.
Tenemos la figura de un obispo, pues aparece un dirigente de la ciudad Alto Medieval.
El obispo vive en Langres, pero viaja con frecuencia a un castrum, Dijon, y hay que
fijarse como Gregorio de Tours dice en el quinto renglón como Dijon no tiene la
calificación de ciudad, sino la de castrum. No es ciudad porque no vive el obispo, que
es quien le concede la categoría de urbs. Para hacerlo más retórico, nos preguntamos
cómo una ciudad con una fortaleza y murallas tan impresionante, no puede llegar a ser
ciudad. Además, es un edén, pues el arado besa el suelo y crece el cultivo, y tiene vino,
por tanto, es el colmo de que no sea calificada como ciudad; no obstante, no será
llamada así hasta que se traslade allí el obispo. Una ciudad es considerada urbana
cuando vive el obispo, cuando es la sede de Dios. El modelo ideal de vida urbana
romana, tranquila de la ciudad, ese modelo continúa, y este es un modelo no bárbaro,
viene de Roma.
TEXTO de Gregorio Magno (ca. 540-604)
“¿Queda alguna cosa en este mundo capaz de alegrarnos? Todo son lamentos y dolor;
se destruyen las ciudades, se arrasan los castillos, se devastan los campos y la tierra ya
no es más que un desierto. Ya no quedan labradores en el campo ni habitantes en la
ciudad. Y los pocos que quedan se ven zarandeados por toda clase de desgracias [...].
Hemos visto a muchos hombres convertirse en esclavos y a otros sufrir la mutilación o
la muerte. Está bien claro hasta qué punto Roma, la antigua reina del mundo, ha
venido a menos: oprimida por un gran dolor, queda despoblada de sus ciudadanos,
atacada por el enemigo, no es más que un montón de ruinas [...]. ¿Dónde está el
Senado? ¿Dónde está el pueblo? [...] El esplendor de las dignidades civiles se ha
extinguido. La multitud de los ciudadanos ha desaparecido y nosotros, los que
sobrevivimos, nos vemos desgarrados día y noche por un sinnúmero de tribulaciones”.
En el texto del papa Gregorio Magno, vemos como lanza una homilía en el año
592, porque hay un rey lombardo que tiene acongojados a los romanos. ¿Dónde está el
Senado? ¿Dónde está el pueblo? Estas dos preguntas son el nudo central del texto. Los
intelectuales creían que el Imperio romano estaba tocado por el dedo de Dios, y de
pronto llegan los invasores bárbaros y se preguntan cómo Dios permite eso. ¿Dónde
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está el Senado? El obispo de Roma tiene que pactar con el enemigo, él sabe que el
Senado no existe, es un cinismo brutal, una retórica, y después, podría haber dicho:
¿Dónde están las familias senatoriales? Pues él es un romano, de una familia senatorial,
y allí hay más familias senatoriales, pero no le interesa para nada mencionarlas.
Después, pregunta dónde está el pueblo; el pueblo está allí, existe, pero no nos da
noticia sobre la composición social de ese pueblo, pues lo que le interesa es que él sea la
autoridad máxima de la ciudad, y que el resto del pueblo está unido por la fe; la
supervivencia del obispo depende de esa comunión de fe entre los fieles y los pueblos.
Toda esta retórica es una utilización que hace el Papa para legitimar su poder. Ha
cambiado la visión de la ciudad, y ahora es una comunión de creyentes, unidos en la fe,
la fe es la vacuna que salvará a los romanos. El modelo de la ciudad romana era de
placeres, de banquetes, y ahora, todo eso ha desaparecido y es un Ciudad Santa, donde
no existe la paz y el miedo siempre está presente.
TEXTO: La ciudad, modelo de la vida civil (del libro de Dutour)
Un ejemplo entre tantos otros puede ilustrar el peso duradero de tales
representaciones. En la Cataluña del tiempo de Ramón Berenguer I (1035-1076), hay
juramentos de fidelidad de grandes personajes que se hacen al príncipe y que se
conservan por escrito; se pueden contar aún cerca de doscientos. Según el estudio que
de ellos ha hecho Michel Zimmermann, esos juramentos comienzan por una promesa de
fidelidad y enumeran los elementos de los que esa promesa será objeto, sobre todo la
autoridad del conde. Ésta es objeto de un <<inventario geográfico y a la vez
tipológico>> que <<tiene como objetivo describir de manera ordenada el territorio
gobernado por el conde barcelonés que, desde finales del siglo IX, ejerce su autoridad
indivisa sobre los tres condados de Barcelona, Gerona y Vic/Ausona>>. Ahora bien, se
deduce de los textos estudiados que el marco fundamental de la descripción, y por lo
tanto de la identificación y de la localización de los lugares y espacios mencionados es
<<un condado organizado en torno y a partir de la ciudad (civitas) que le da su
nombre>>; <<es la ciudad la que denomina y organiza el espacio político>>. Para M.
Zimmermann ésta es la prueba del <<vigor de la herencia romana en Cataluña>>. Y así
es realmente. Pero ¿cómo se ha transmitido? No hay nada que imponga por la fuerza
esta herencia. La futura Cataluña fue romano-goda en tiempos del reino visigodo de
España, musulmana desde la década de los años 720, franca desde su conquista por los
ejércitos de Carlomagno entre 780 y 803, y si sus élites reivindican una herencia, ésta
es la de los godos: el conde Borrell de Barcelona (947-992) utiliza el título de dux
Gothiae. Según esto, salvo creyendo sinceramente en las virtudes propias de una
herencia romana que se impone por sí misma, hay que pensar que la conquista de los
francos es un episodio decisivo; en este momento es cuando <<las ciudades dan
inmediatamente origen a condados herederos de su nombre>>. La ciudad de origen
romano, lugar por excelencia de la inserción de lo sagrado en rituales y en
construcciones, lugar de organización de un espacio político, no es un modelo, sino el
modelo único tanto de la vida urbana como, más ampliamente, de la vida social. Las
observaciones que acabamos de hacer aquí sobre Cataluña valdrían de la misma forma
para la Germania, convertida poco a poco al cristianismo y al mundo franco entre los
siglos VII y IX.
A fin de cuentas, el mundo carolingio, podríamos decir aunque la afirmación
sea evidentemente paradójica, no es rural sino profundamente urbano –a su manera–.
Sus ciudades corroboran el hecho de que, como decía Joseph Comblin, <<si los
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hombres construyen ciudades, no es sólo para habitar en ellas, es porque se sienten
movidos por una idea, por un sueño>>.
-CONDADO organizado (territorium)
-Entorno a partir de la ciudad (Civitas, Urbs)
-Herencia hispanogoda (rebeldes y mozárabes)
-Franca o carolingia
Dutour habla aquí de los condados catalanes, pues el feudalismo irrumpe a partir
del siglo X como un nuevo modelo sociopolítico, algo que entraña la secesión, la
fragmentación de Estados independientes. En la Península Ibérica tenemos dos grandes
ejemplos en Castilla y Cataluña. Castilla se independiza del reino asturleonés. El
feudalismo hace que esto sea hereditario, y que se hagan juramentos de fidelidad. Esos
juramentos de fidelidad se hacen en una ciudad, no se hacen en el campo, o en el
castillo, se hacen en una ciudad y en este caso es en Barcelona. En el renglón 16 (del
texto sobre papel entregado en clase) aparece escrito el condado que está organizado en
torno o, a partir de la ciudad, el territorium sigue girando alrededor de la ciudad. Ese
autor dice que no hay desaparición de la ciudad, ha habido una evolución, y la ciudad
del siglo X tiene unos cambios, unos elementos distintos, pero la teoría del colapso hoy
día no se mantiene. El caso de Cataluña es un territorio muy organizado, y por eso, más
adelante, dice que todo es producto del vigor de la herencia romana en Cataluña; pero
podemos discrepar, pues dice que hay una herencia hispanogoda, pero también fue
ocupada por los francos. Los más romanizados son los habitantes de la Tarraconense, y
los mozárabes están embriagados de la ciudad musulmana, algo que no tiene en cuenta
Dutour, y le da más importancia a la aportación franca, aunque pensamos que es más
fuerte la herencia hispanogoda. Termina la página con la frase: “Si los hombre
construyen ciudades no es sólo para habitar en ellas, es porque se sienten movidos por
una idea, por un sueño”. Efectivamente la ciudad no es sólo una entidad física, es una
entidad espiritual.
TEXTO. Disposiciones sobre los judíos en Hispania (693) (Liber iudicum, 12, 2, 18)
“Los restantes judíos que perseverando en la perfidia del corazón no quisiesen
convertirse a la fe católica [...] en adelante no se atrevan a ir al cátaplo para
comerciar con los de ultramar, ni hacer cualquier negocio con cristianos; sin embargo,
tengan licencia para comerciar entre sí. […]. Y tanto los esclavos como los edificios,
tierras, viñas, y aun olivares, y otras cualesquiera cosas inmuebles que se sepa que han
recibido de los cristianos por causa de venta o de cualquier otro modo [...] todo ha de
incorporarse con fuerza al fisco. [...] Y si cualquiera de estos mismos judíos que
permanecen en la infidelidad pretendiesen ir al cátaplo, o tener comercio con cualquier
cristiano, aprehendido con todas sus cosas, será hecho servidor del fisco a
perpetuidad”.
Esto está recogido en el Liber iudicum, y vamos a leer algunas disposiciones
legales de este libro jurídico. Vamos a utilizar los textos para extraer conclusiones de la
ciudad. De este documento nos interesa lo que nos dice de la historia urbana. Un cátaplo
era una lonja, donde se comerciaba. Le ponen límite a los judíos en el comercio, por lo
que sigue practicándose, es un continuidad, está vivo y es dinámico, por tanto, lo
importante de este texto es que el comercio no ha desaparecido, y hay unos
especialistas. Podemos deducir que los judíos son ricos propietarios de bienes que
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pueden tener esclavos, viñas, tierras, y que viven en las ciudades. A estos comerciantes
se les obliga a convertirse al catolicismo, y en el caso de que no cumplan las
condiciones, serán hechos siervos del fisco del Estado. Son presiones muy graves e
importantes.
TEXTO. Élite de Verona en el siglo X según el obispo Raterio
“Los ricos de la ciudad son poseedores de “campos, esclavos y esclavas,
caballos, bueyes, ovejas, utensilios, trigo, vino y aceite”, lo cual es pernicioso para la
salvación. Se deleitan con perros y halcones. Poseen abundantes vestidos.
...tu, cualquiera que seas, que te vanaglorias de pertenecer a una estirpe
gloriosa, tu origen es similar al de muchos otros. Estáis hechos de la misma materia.
Así, por ejemplo, el hijo de un conde, cuyo abuelo era jurista, el bisabuelo era un
modesto funcionario al frente de una circunscripción rural, el tatarabuelo un vasallo de
humilde condición, pero el padre de ese vasallo ¿qué era? ¿un juglar o un panadero?
¿uno de aquellos que curaban la enfermedad con los emplastes de hierba, o un
pajarero, un curtidor o un alfarero, un sastre o un siervo adscrito al gallinero, un
arriero o un holgazán? En resumen, ¿un- caballero noble o un villano, un siervo o un
libre?”.
En este caso es una fuente narrativa, pues el obispo Raterio da su visión sobre la
clase dirigente de Verona. Una de las notas características de los poderosos es tener
cuantiosos bienes, como señala el texto, y llevan un tren de vida romano; se deleitan con
las cacerías, con el lujo de los vestidos, y hay una crítica de moral cristiana que es la
vanidad. Dice que no pueden presumir de linaje por sus raíces comunes a los de otro
cualquiera. Esto señala una jerarquía social compleja, donde hay profesiones muy
diferentes, y ahí aparecen curtidores, pajareros, gente de muy diversa procedencia.
TEMA 2. EL NACIMIENTO DE LAS CIUDADES Y EL MOVIMIENTO
COMUNAL
El desarrollo de las ciudades está muy ligado a dos procesos de expansión
durante la Edad Media. El primer proceso de expansión es el boom de la agricultura, y
el segundo es el de la población: la demografía. Sin esos dos fenómenos expansivos, no
hubiera sido posible el desarrollo urbano en la Plena Edad Media. La revolución
agrícola se basó en el descubrimiento y en la puesta en práctica de procesos técnicos. Se
mejoró el tiro de los animales, el empleo de los arados, la introducción del caballo en las
labores agrícolas… todas estas innovaciones mejoraron los cultivos y, por consiguiente,
incrementaron el volumen de las cosechas. Pero, este aumento de la producción no sólo
procede de las mejoras técnicas, sino también de una presión fiscal. Los señores
feudales exigen a sus campesino dependientes el pago de rentas, de impuestos, que
tienen como consecuencia el esfuerzo de los campesinos por multiplicar los
rendimientos agrarios. Claro que, al lado de la Revolución Agrícola, tenemos que
comentar que como secuela de esa revolución, los precios aumentaron, aunque sobre
todo aumentó la comercialización de los artículos. Esta comercialización permitió a los
campesinos tener más disponibilidad de dinero, de ahorro, para comprar nuevos
artículos artesanales, y esto constituye una gran novedad, pues ya no se necesitan a los
artesanos locales que trabajaban con poca especialización, pues ahora pueden obtener
esos productos en el mercado urbano. Las ciudades además se desarrollaron por una
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revolución demográfica, que aumentó en primer término porque hay más cosecha, más
trigo, más comida. Se cultivan nuevos suelos, pero ni siquiera esos nuevos suelos
pueden acoger el excedente demográfico, y entonces se manifiesta un fenómeno que es
el de la inmigración. Muchos campesinos buscaran nuevas metas, nuevas fortunas en las
ciudades que están apareciendo, por lo que las ciudades se refuerzan con este capital
humano que está llegando. Se van a dedicar a tres actividades principalmente:
1. Artesanado
2. Comercio
3. Servicios
Con la llegada de estos inmigrantes y sus dedicaciones, se va construyendo la
complementariedad entre el mundo urbano y el mundo rural. El artesanado que aparece
ahora, a partir del siglo XI, es diferente del que existía en los señoríos rurales en la Alta
Edad Media, pues este artesanado de ahora es libre, no depende de los señoríos, y
además, se especializa influyendo en la calidad del producto final. Ese artículo
manufacturado busca la salida en la comercialización, y ese comercio no es sólo local,
sino que se hace regional e internacional. El comercio es cada vez más dinámico, cada
vez más intenso, y este comercio no es de lujo (característica principal del comercio
altomedieval), sino de materias primas, aunque también, de artículos artesanales, lo que
explica el éxito de los portus y los wiks. El comercio se consolida y pasa de temporal a
permanente, y todos los estratos sociales fomentan la existencia de este mercado.
El comercio será bien recibido por los monasterios, los señores feudales, o los
reyes. Este comercio es bien visto por todos, y es aplaudido por los señores feudales,
pues circula el dinero, la moneda, y se afianza el hecho de que los campesinos paguen
no en especie, sino en dinero. De tal manera que la ciudad, además de centro
administrativo y cultural, en la Plena Edad Media, se va a transformar en un centro
económico. La ciudad tendrá una centralidad económica y se convertirá en el centro de
gravedad más importante de ese comercio. Es el motor que genera la riqueza de las
poblaciones urbanas, el mercado es el motor generador de toda la riqueza. Lo que
genera riqueza atrae la atención de los poderes públicos y privados, y consigue que
empiecen a interesarse por las ciudades. Este, no es un interés altruista, sino que
descansa en la oportunidad de que las ciudades redunden en su beneficio. Dado que las
ciudades generan riqueza, como contrapartida, los señores feudales intentaran controlar
la ciudad, pero ese control comporta la potenciación de las poblaciones urbanas. Las
potencian otorgándole privilegios, aunque no solamente otorgando privilegios, sino
también creando mercados en esas ciudades y concediendo estatutos: la nueva situación
jurídica de la ciudad y del nuevo mundo existente. El estatuto que es concedido, refleja
las conciencias de las peculiaridades de sus habitantes. Refleja que los habitantes de la
ciudad no son campesinos, no son clérigos, no son caballeros, tampoco son nobles;
luego entonces, ¿qué son?: Son burgueses. Esto es revolucionario, y rompe con el orden
establecido hasta entonces, y al mismo tiempo refleja el poder que se está obteniendo.
Los estatutos no son uniformes, hay unos que tienen más autodeterminación que otros,
pero reflejan una misma realidad en todos los casos.
Las ciudades son auspiciadas por los poderes, pero esto conlleva una
contrapartida, pues las ciudades se hacen agresivas, salen fuera de sus murallas,
conquistan y terminan gobernando el territorio. Tienen la preocupación del dominio de
ese territorio para asegurar la supervivencia de esa ciudad. Esta parte de la agresividad,
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de la apropiación del territorio circundante, nos lleva a una segundo aspecto: el de la
ciudad y el feudalismo. En el siglo XIX, aparecieron dos metodologías que dieron una
visión de la ciudad contrapuestas con el feudalismo. Esas corrientes fueron la de los
historiadores románticos y la de los historiadores de la escuela marxista. Para los
románticos, la ciudad era el germen de la libertad contra la opresión feudal, y piensan
que a partir de las ciudades se le da el golpe de muerte al feudalismo. Para los marxistas
del siglo XIX, también las ciudades comportaron el fin del feudalismo con la nueva
mentalidad económica, una mentalidad que hará aflorar al capitalismo, y este mismo
capitalismo será el que pone punto y final al feudalismo. El discurso de ambas dice que
la ciudad era la antagonista del feudalismo, aunque ya desde finales del siglo XIX, se
cuestiona esta postura tan radical. Parece que hay ciertas relaciones entre la ciudad y el
feudalismo. El primer historiador que pone esto sobre la mesa, es el francés Agustín
Thierry, francés, pues plantea que hay lazos entre la ciudad y el feudalismo. Después,
otro historiador francés, Duby, llega a la conclusión de que la ciudad es análoga a los
centros feudales, y como son análogos, se establecen lazos jurídicos y mentales entre la
burguesía y la monarquía; son relaciones entre señor y vasallo. Últimamente se ha
dejado de lado todo esto, y se dice que en un primer momento no existieron
contradicciones. Hilton, un historiador neo-marxista, con la obra Las ciudades
medievales, y otro historiador italiano, Antonio Marongiu, defienden, que en los inicios
no hubo contradicción, y que las ciudades beben del feudalismo. Marongiu va mucho
más lejos, y afirma que tanto la ciudad como los señoríos tenían la misma naturaleza, la
naturaleza feudal. Una posición intermedia, presenta José María Molsalvo Antón. Para
este hombre, las ciudades surgen en el feudalismo y buscan acomodo; parece que las
ciudades existían antes, y lo que hacen es adaptarse a esa nueva realidad. No es un tema
cerrado, es un tema dialéctico, pero hoy, la mayoría de los historiadores no ven la
ciudad como un fenómeno opuesto a la naturaleza feudal, aunque a la larga, en Época
Moderna, sí que hará desaparecer al dicho régimen feudal. Las ciudades en la Edad
Media han nacido dentro de la lógica feudal, y se pueden esgrimir hasta seis
características totalmente feudales que aparecen en las ciudades, que emanan del
feudalismo y que se arraigan a las ciudades:
1. La producción feudal se basa en la cédula básica que es la familia. Es una familia
nuclear, los feudos se trabajan a través de unidades familiares. En la ciudad es el taller
familiar, los artesanos tienen talleres, y es una unidad de producción básica propia del
feudalismo. No existen grandes empresas con ciento de empleados.
2. Los nobles se identifican con la ciudad, no la ven con malos ojos, no rechazan la
ciudad, ven que es un motor que genera riqueza, y por tanto, la auspician, la promueven,
e incluso ellos mismos hacen fundaciones de ciudades.
3. Las ciudades se comportan como señoríos colectivos, un señor feudal es un señor
físico, particular, privado… sin embargo, la ciudad es un señorío colectivo que exigen el
vasallaje de sus aldeas. En las ciudades de la Picardía Francesa, las ciudades tienen
cartas de libertad y estatuto, pero sus aldeas no. En Burgos y Zaragoza hay una
constelación de aldeas, y se dirigen al consejo de Burgos y Zaragoza como vasallos de
ese señorío.
4. Las ciudades actúan como los nobles en las guerras, y toman partido según sus
intereses, al igual que lo hacen los reyes o los nobles. Así, de este modo, intervendrán
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en la guerra del Imperio contra el Papado. Por tanto, se intoxican de los valores
feudales.
5. Las ciudades están fragmentadas. En la ciudad hay dos poderes, el poder del conde y
el poder del obispo. Este dualismo es muy propio de la mentalidad feudal, el conde
representa la autoridad laica, y el obispo la autoridad eclesiástica. Después llegaran los
burgueses y entraran en competencia con el conde y el obispo, y todavía se fragmentará
más la ciudad. Otra fragmentación son los barrios, que son como si fueran lotes de
tierra, se protegen con muros, con murallas, con palacios, y en esos barrios tienen la
residencia las grandes familias nobles de la ciudad, los mismos que controlan a los
habitantes de cada barrio. Esta fragmentación es un síntoma de naturaleza feudal.
6. El deber de consejo, de aconsejar, los vasallos tenían la obligación de ayudar a su
señor cuando este le pedía opinión, le pedía consejo, asesoramiento. Las ciudades como
señoríos colectivos y vasallos del rey prestan consejo al monarca, y ha quedado patente
en los Parlamentos, el origen de estas asambleas está en las ciudades de la Edad Media
como cumplimiento del consejo a tu rey.
Las ciudades también emplean vocabulario, actitudes, ceremonias, típicamente
medievales. Para ver como se aplican términos a las ciudades, podemos citar el ejemplo
de Felipe Augusto de Francia, que a comienzos del siglo XIII, escribe una lista donde
aparecen sus vasallos, después los abades, después los condes, y así, toda una serie de
cargos civiles; llega un momento que incluye ciudades, y esto quiere decir que eran tan
vasallas como el abad, el conde, etc. Los cónsules de las ciudades, de Francia por
ejemplo, prestan juramento de fidelidad al señor, cada vez que cambian de mandato.
Esta vinculación institucional o personal con el señor noble de la ciudad, es también una
prueba de la influencia de la mentalidad feudal. Cuando en el año 1183 se firma la paz
de Constanza, las ciudades italianas que han ganado la guerra al emperador, sin
embargo, juran fidelidad al emperador. En contrapartida, cuando una ciudad, en Italia,
conquista un territorio que se llama “contado”, cuando conquista un contado, actúa la
Iglesia, y exige a los caballeros de las aldeas que presten juramentos de fidelidad a los
cónsules. Otro caso: los vecinos de la ciudad de Urbino, tenían que prestar servicio
militar a la ciudad de Rímini, y ese servicio militar consistía en que durante una semana,
dos veces al año, se prestaba el dicho servicio militar; y si Rímini tenía que prolongar
ese servicio militar, tenían que pagar un dinero por los servicios. Esto también se vio en
Castilla y Aragón. En Castilla, Segovia, Toledo, o la propia Sevilla, tienen un contado,
pero aquí no se llama contado, sino alfoz, o término municipal. Las aldeas se califican
vasallas de Sevilla, de Toledo, o de Ávila. Pero este último aspecto, el uso de vocablos,
no es un término muy seguro para establecer una relación entre feudalismo y ciudades,
pues puede tratarse de realidades distintas. Lo que ocurre es que en aquella época no
habían podido acuñar términos distintos, y utilizan términos similares para señalar
realidades distintas del feudalismo.
El movimiento comunal
En el desarrollo de las ciudades hay un aspecto que sobresale, y es el
movimiento comunal. El término movimiento comunal fue acuñado por Henri Pirenne,
este pionero de la historia urbana limitó y explicó todo el origen de las ciudades,
achacando toda la puesta en marcha de las mismas a la existencia de las comunas. En
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efecto, las ciudades medievales europeas nacieron por la voluntad de sus habitantes.
Ellos tienen el deseo, la meta, de convertir esas aglomeraciones donde viven, en centros
de progreso y de expansión, en centros de libertad, en centros donde los restantes
cuerpos sociales se distingan. Evidentemente, no todos los componentes de las
aglomeraciones comunicarían con esto; pero los colectivos fueron muy dinámicos y sus
derechos fueron reconocidos, pero el reconocimiento de esos privilegios, según Pirenne,
no fue pacifico. Fue por un lado producto de los mercaderes, que tenían sus gildas, y los
intereses de sus empresas comerciales se desligan, y no son intereses para toda la
ciudad. Pero en algunos casos los intereses de los mercaderes choca contra un sector de
la ciudad (sobre todo con los obispos de los estamentos eclesiásticos, pues chocará
menos con los señores feudales). La concepción de Pirenne hoy día está obsoleta. La
ciudad, también surgió por la presencia de los ministeriales nombrados anteriormente, y
también, debido a la inmigración campesina. La acción de ministeriales, de inmigrantes
del campo, y de comerciales, en la mayoría de los casos consiguen el reconocimiento de
sus derechos por vías de diálogo, de acuerdos, por vía pacífica. La razón es muy
evidente, y es que ya hemos dicho que los señores se dieron cuenta de que las ciudades
eran centros de riqueza, de poder, y están deseosos de sancionar jurídicamente el
estatuto de los recién llegados. Pero, ¿cómo son llamados aquellos que no son clérigos,
nobles, milites, o caballeros? En las fuentes son llamados homini novi, hombres nuevos,
pues no tienen estado jurídico, serán los burgueses, y por vía pacífica obtienen sus
peticiones. Esas peticiones se llaman cartas de franquicia, o, carta comunal. En estas
cartas, que no son todas iguales, siempre aparecen los motivos principales de
reclamación a los señores, y se reclama para que los homini novi sean objeto de esos
derechos.
Derechos que reclaman los Homini Novi:
1. Lo que preocupaba a estos hombres es la justicia monopolizada por el señor, y
querían independizarse en el sentido de tener ellos mismos sus propios jueces o
tribunales, su propia justicia.
2. Tener libertad de movimiento tanto personal como de mercancías. Libertad de viajar
y de comercializar.
3. La tercera gran reclamación es propia de los mercaderes, que haya orden y paz en la
ciudad, pues el orden y la paz favorece a los negocios.
4. Por último, los impuestos, que los impuestos no sean arbitrarios, y que estén
recogidos por escrito esos impuestos a pagar al señor, y además con el montante, cuánto
hay que pagar.
Los señores salen ganando a pesar de las concesiones, pues se hacen un sitio en
la ciudad, y se hacen legales a partir de estas cartas de libertad. Las cartas de franquicia
o comunales, de las que tenemos un listado:
-Saint-Omer (Países Bajos)
-Beauvais (Francia)
-Friburgo (Alemania)
-Fueros (Castilla o Aragón)
-Cartas Forays (Portugal)
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Se van copiando estos estatutos, y en el 95% de los casos se llega a un acuerdo.
Otras veces, ese acuerdo se compra, pero hay un 5% que va a obtener el estatuto
utilizando la lucha, la violencia. Por tanto, hay luchas de los homini novi que se realizan
para poder disfrutar de estas cartas. Serán la Iglesia, los obispos, los que ofrecerán
resistencia a la petición de los burgueses. La explicación descansa en el tipo de sociedad
que los propios contemporáneos se habían dado: esa sociedad trinitaria, la basada en tres
órdenes, una sociedad sagrada producto de la presencia divina y dividida en tres grupos:
1. Oratores, el clero, los más importantes, los intermediarios de dios que rezan para
proteger a los otros dos
2. Bellatores, que son los que combaten, los caballeros, los que protegen con sus armas.
3. Laboratores, que son los campesinos, pero campesinos acomodados, los llamados
labradores.
Esta sociedad se basa en la armonía de los tres órdenes, y cada uno con su
actuación favorece a los demás. Esta es la concepción, pero ahora aparecen los homini
novi, que no pertenecen a ninguno de los tres grupos anteriores. Hay obispos radicales
que rechazan la aceptación de este grupo, no le quieren dar carta de aprobación, y unas
20 ciudades situadas entre el Loira y el Rin, se levantaron contra el clero con las armas.
Algunos ejemplos de ciudades que lucharon por las cartas de aprobación:
-En el año 1074 se originó una insurrección en Colonia contra el obispo.
-En el año 1077, el obispo es expulsado de Cambrai al negarse a la aprobación
del estatuto.
-En el año 1112, el obispo de la ciudad de Laon fue asesinado por los mismos
burgueses, los mismos habitantes de la ciudad.
En todos los casos, al final tuvieron que ceder, y los estatutos fueron aprobados.
En Castilla hay dos ciudades que tuvieron luchas comunales: Sahagún y Santiago de
Compostela, pero al final, consiguen el estatuto. Pero: ¿Qué importancia tiene el
estatuto? Tiene una relevancia extraordinaria, pues, en primer lugar, le va a dar a la
ciudad un reconocimiento, y además de los tres órdenes establecidos, aparece ahora el
de los ciudadanos, el de la gente de las ciudades. Para Occidente, tiene una importancia
vital, pues en China o en tierras musulmanas, se cree que las ciudades son productos
naturales, algo que no ocurre nunca, pues son producto de la voluntad humana, y el
estatuto, es la manifestación de esa voluntad. El estatuto le da categoría urbana a sus
habitantes, los distingue de los campesinos, y eso jamás se ha dado en otra civilización
salvo en la Occidental. El estatuto es reconocido y empieza un proceso de elaboración
teórica de la ciudad, es decir, se tiende a la definición de una ciudad ideal, a la búsqueda
del idealismo de esa ciudad. La ciudad ideal que buscan los hombres de la Edad Media,
no parte de cero, no surge de la nada, hay una tradición romana que busca la
simplificación, el esquematismo. Éste, es el ideal de la ciudad romana, y esa idea de
esquematismo y simplificación pasará a la Edad Media. Pero los hombres vivían
además de la obra cristiana, y tenemos a San Agustín, con la Ciudad de Dios, y
describía su concepto de ciudad terrenal (pecado) y de ciudad celeste (ideal). La ciudad
celeste es a la que llegaran todos los hombres que se salven, y terminará confundiéndose
con la Jerusalén celeste. Esta búsqueda de la ciudad ideal se enriquece con la aportación
33
del descubrimiento de Aristóteles, el aristotelismo, que se redescubre cuando la
burguesía está triunfando y en sus ínfulas, recoge este pensamiento ideológico. El
aristotelismo o la escolástica, producen una racionalidad paralela a la necesidad de los
negocios. Además, se ven identificados con el Platonismo, los símbolos sugieren una
verdad eterna, ideal; pero sobre todo y también, elucubraran según la propia experiencia
que les da su propio empirismo. En definitiva, los hombres de la Edad Media tienden a
la creación de una forma urbana que sea regular, simétrica, proporcionada, armónica.
Esa armonía es el espejo del cuerpo social de la ciudad. Esa unidad, es sinónimo de vida
colectiva, de convivencia pacífica, de perfección. De ahí, que el plano de las ciudades
medievales tienda a ser siempre o cuadrangular o circular. El modelo cuadrangular
procede del mundo romano, y por este se inscribe o una cruz latina, o en una cruz
griega. El modelo circular es la representación de la Jerusalén celeste. Hay que esperar
al siglo XV, con los arquitectos del Renacimiento italiano, para obtener una nueva
planificación que incluye ciudades en hexágono. Los hombres de la Edad Media
recurren al empirismo, a la experiencia, pues no tienen grandes medios para hacer
construcciones. Un monasterio, un palacio de un rey, es como una micro-ciudad donde
se ensayan formas, aprovechamiento de espacios, los materiales, etc.; y todo eso se
aplicará luego al tamaño real de ciudad. Claro que es más fuerte en la Edad Media el
idealismo, a ese empirismo del que hablamos. Este modelo ideal es por tanto, tan fuerte,
que las ciudades no se adaptan a la topografía, se hace abstracción de la topografía, y
por ejemplo, se implantan ciudades octogonales sin tener presente las condiciones del
terreno. Es decir, se hace el plano en damero o octogonal, porque la simplificación y la
regularidad es síntoma de percepción, y por eso, se llegan a extremos radicales. Esto
hace que en la Edad Media la planificación sea una realidad. Así se planifican todas las
ciudades del sudoeste de Francia, las bastidas; y se levantan nuevas poblaciones en
Italia, o en Castilla. Pero la imagen no se desarrolla al mismo tiempo que la
construcción, la morfología, la forma, los hombres de la Edad Media no se sintieron
atraídos por la simplicidad, con la especificidad de cada ciudad, son ciudades abstractas,
que se contentan con castillos o con campanarios que son aplicables a cualquier ciudad.
Hay que esperar al siglo XV para que haya catastros, inventarios, descripciones
pormenorizadas de la ciudad. Hay un fresco, una pintura, un mural que está realizado
por Lorenzetti y situado en el ayuntamiento de Siena (1340 aprox.). La ciudad que
aparece ahí de Siena, cree que el puente, el mal gobierno, no es un retrato
individualizado, es una abstracción de la ciudad, con murallas volumétricas y con
paisajes que no rebelan ningún detalle de la ciudad. Sin embargo, aunque hay que
esperar al siglo XV para que aparezcan ya, retratos específicos, sí que aparecen en el
siglo XIV, los laudes civitatis, es decir, los cantos de la excelencia, la glorificación de
las maravillas de cada ciudad. Aquí sí se produce una individualización, y el ideario de
este género literario, es un cronista florentino llamado Giovanni Villani, que escribió
una crónica de la Historia de Venecia en 12 libros, donde exalta las glorias, las
maravillas, las fastuosidades de su ciudad. Este género tuvo tanto éxito, que a partir de
Villani, hay una constelación de escritores que se difunden por Europa y que escribirán
sobre la exaltación urbana.
34
TEXTO de Rupert de Deutz (Año 1128)
“(Cap. 8) Permítaseme ahora decir por qué el incendio triunfante se apoderó
con tal rapidez de las torres de este odioso castillo [...]. Tened, bien en cuenta, queridos
amigos, [...] que lo que yo odio intensamente no son las piedras o las murallas, sino la
injusticia que habita en ellas [...] ¿Quién ignora que la posesión de este castillo [...] fue
consagrada a Dios? Las tradiciones sobre la construcción del castillo varían; unos
piensan que fue obra de Julio César [...]. Este castillo, notable por su belleza y su
poderío, subsistió hasta el emperador Otón I. El hermano de éste, Bruno, arzobispo de
Colonia, [...] lo mandó demoler […]. San Heriberto [...] consagró a Dios el lugar del
castillo, completamente en ruinas; utilizó las ruinas para la edificación de un
monasterio [...] y purificó el lugar de cualquier habitación secular, instalando en la
parte externa de la muralla a aquellos a quienes había expulsado […]. (Cap. 9) Pero
con el tiempo, la enorme negligencia de nuestros predecesores, demasiado
acomodaticia para con los hombres del siglo, ha alentado el desenfreno […]. Éstos han
ocupado el castillo. Y no son sólo las torres y las murallas lo que han vuelto a levantar,
para albergar en ellas a personas decentes según el mundo; han alquilado a gente de
vida dudosa, de condición desconocida, sin reputación, los subterráneos llamados
bodegas, similares a cavernas oscuras y a recovecos casi invisibles. Por eso las
personas serias de nuestro entorno consideran esos locales negocios inmundos [...].
Precisamente, aunque el incendio tuviera otras causas, yo diría que ésa es la causa
mayor y que se trata de un juicio de Dios. Así es como yo, en sueños, había visto el
incendio antes de que se produjera […]. (Cap. 10) Fue Caín primero que construyó una
ciudad [...]. (Cap. 12) Abraham, Isaac y Jacob no construyeron ciudades ni castillos, al
contrario, huyeron de las ciudades para habitar en tiendas y construyeron lo más
opuesto a las ciudades y a los castillos en honor a Dios…”.
Es una fuente documental, una carta de Rupert de Deutz, y es muy importante
pues la escribe un clérigo que toma partido en contra de los homini novi, unos hombres
que son pecadores, que se dedican al comercio, y alquilan bodegas para la compra-venta
del vino. El contexto general es la consideración de las nuevas concepciones urbanas, y
es un sentimiento de repulsa. El incendio en una ciudad, no es casual, es un castigo, un
juicio de Dios hacia estos burgueses, además, Rupert de Deutz dice haberlo visto
comunicado previamente en una visión. No se siente afligido por el incendio, pues tiene
mucho odio hacia los burgueses, la ciudad la hizo Caín, y la ciudad se levantó a la
sombra de un monasterio. Esta es una ciudad que está a la otra orilla de Colonia, y a la
sombra del monasterio y de las ruinas del castillo se va formando un burgo, de gente
que se dedica al comercio. Los calificativos que emplea para estos burgueses son
tremendos. Dice: “han alquilado a gente de vida dudosa, de condición desconocida, sin
reputación, los subterráneos llamados bodegas, similares a cavernas oscuras y a
recovecos casi invisibles. Por eso las personas serias de nuestro entorno consideran
esos locales negocios inmundos”. Por tanto, hay un rechazo total a la ciudad, por lo que
una parte de los contemporáneos no aplaudía el éxito de las ciudades, y mucho tiene que
ver el hecho de esa concepción trinitaria que ahora se iba a romper.
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TEXTO. Otto de Freising (ca.1114-58), tío de Federico Barbarroja
“Aman la libertad de tal forma que rechazan cualquier exceso de poder y
prefieren, para dirigirlos, a cónsules más bien que a jefes. Entre ellos hay tres órdenes,
el de los capitanes, el de los valvasores y el del pueblo. Para evitar cualquier
insolencia, eligen sus cónsules no en un solo orden, sino en los tres, y para impedir que
cedan a la sed de poder, se cambian todos los años. De ahí viene el que, al estar casi
toda la tierra dividida entre las ciudades (tota fIla terra inter civitates ferme divisa),
cada una obliga a los habitantes de su territorio a permanecer con ella, de tal forma
que sería muy difícil encontrar un noble o un grande tan ambicioso como para no
someterse a las órdenes de su ciudad. De acuerdo con ese poder de reunir a los
hombres, a sus diferentes territorios los llaman comitatus (contado). Y, para no
privarse de medios de oprimir a sus vecinos, no juzgan indigno de ellos el dejar que los
jóvenes de baja condición, incluso artesanos que ejercen despreciables oficios
mecánicos, ciñan el talabarte de caballeros y accedan a las más altas funciones
(mientras que los demás pueblos los alejan como a la peste de los empleos más
honorables y más libres). De este modo, sobrepasan en riqueza y en poderío a las
demás ciudades del mundo. A esto contribuye, como hemos visto, no sólo su actividad,
sino también la ausencia de sus príncipes que, de ordinario, se hallan en los países
ultramontanos […]. Casi nunca reciben con respeto a su príncipe, a quien por propia
iniciativa deberían mostrar una respetuosa obediencia, y no prestan obediencia alguna
a sus decisiones tomadas con el máximo respeto a las leyes si él no les hace sentir su
autoridad con la ayuda de un poderoso ejército […]
Ideas principales:
-Libertad (cónsules)
-Capitanes, valvasores, pueblo
-Nobles “contado”
-Riqueza-poder
Está hablando de la ciudad de Milán, y también su análisis es negativo sobre la
ciudad, pero ya no es tan negativo como el de Rupert de Deutz. Este análisis afina más
en las cuestiones y es mucho más preciso. Hace una autopsia muy buena de la ciudad, se
da cuenta de los elementos nuevos y originales, y también advierte donde está el peligro
para los emperadores. Dice al principio, aman la libertad, y esto es lo que confunde a
los románticos del XIX para que piensen en las ciudades como centros de igualdad, que
no lo son, aunque ahí este el germen. Como amor a esa libertad tienen su autogobierno,
y nos informa de tres órdenes, los capitanes, los valvasores, y el pueblo. La
magistratura de estos cónsules se reparte entre los tres órdenes de manera temporal. El
poder no es personal por tanto, es colectivo, y se ha hecho en contados, de tal manera
que los nobles están sometidos a la ciudad. La ciudad es un centro que genera riqueza, y
como son muy ricos adquieren mucho poder e incluso se atreven a no obedecer al
emperador. Otón de Freising está poniendo sobre aviso del peligro que puede suponer la
ciudad para el emperador en un futuro, y por tanto, es una visión muy acertada.
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TEXTO de 1175. Guy de Bazoches (+ ca. 1203)
“Estoy en París, en esa ciudad real que retiene por la tranquilidad y la
abundancia de sus dones naturales no sólo a quienes habitan en ella, sino que atrae a
quienes se hallan lejos e invita a quienes están ausentes. Lo mismo que la Luna, que
por la majestad y el mayor brillo de su espejo eclipsa la claridad de los demás, así esta
ciudad levanta por encima de las otras su cabeza altiva, ceñida con la diadema de la
dignidad real. Está situada en un valle delicioso que corona un círculo de montañas,
engalanado por las atenciones fecundas de Ceres y de Baco. El Sena, que está muy
lejos de ser despreciable entre la cohorte de los ríos y se enorgullece de su cauce, llega
al oriente y forma una isla, rodeando con sus dos brazos la cabeza, el corazón, la
médula de toda la ciudad. A derecha e izquierda se extienden dos arrabales, de los que
el menor suscita la envidia de las ciudades envidiosas. Uno y otro tienden hacia la isla
dos puentes de piedra; a uno y otro se les conoce por su tamaño; porque el puente
grande es aquel cuya cara mira al aquilón y a la mar inglesa; y, en la parte opuesta, al
que se abre en dirección al Loira, se le llama el puente pequeño. El puente llamado
grande, ancho, rico comerciante, hierve, exhala, abunda en barcos, en riquezas, en
mercancías sin número, hierve de barcos, exhala riquezas, abunda en mercancías. He
ahí un lugar que no tiene parangón. En cuanto al puente pequeño, está dedicado a los
“filósofos” que pasan por allí, se pasean o discuten. De dentro de esta isla se eleva
dominante el palacio real [...]. Desde hace mucho tiempo la filosofía ha instalado en
esta isla un trono real, ella que es la única que al aceptar el estudio como sola
compañía y poseyendo la ciudadela perenne de la luz y de la inmortalidad, holla con
pie victorioso la flor árida de un mundo desde antaño senescente. En esta isla las siete
hermanas han creado un imperio perpetuo y, entonando la trompeta de la más noble
elocuencia, aquí se dictan los decretos y las leyes [...].
Ideas principales:
1. Centralidad Administrativa
-Centralidad económica (comercial)
-Centralidad cultural
Aquí cambia por completo la concepción. En esta ocasión Guy de Bazoches es
otro canónigo de París, pero ya la valoración de la ciudad ha cambiado por completo.
París no es Babilonia, sino que es una ciudad estupenda, y se le aplican magníficos
adjetivos. El texto resalta la centralidad de la ciudad, es la corte del rey, el centro
político, administrativo. Después, será centralidad económica, dice que hay un puente
grande de piedra, y en ese puente grande, ancho, rico, comerciante, exhala y abundan
los barcos… es decir, es un emporio comercial. Después, en la isla de la Cité está el
puente pequeño. Además, París es la centralidad de las bellas artes, las 7 hermanas que
se mencionan son las 7 bellas artes. La segunda parte es el orgullo de ser parisino
respecto a otras ciudades, dice que no tiene parangón, en definitiva, la valoración de la
ciudad está hecha con otra mirada, y está será la que se imponga, pues la ciudad acabará
dominando toda la Europa occidental.
37
TEXTO. La Comuna de Laon (1112).
“El clero, así como los archidiáconos y los grandes que esperaban la ocasión de
extorsionar del dinero de la gente, le ofrecieron por intermediarios la facultad de tener
permiso de crear una comuna mediante un precio justo.
La comuna, palabra nueva y detestable, consistía en que todos los que eran
sujetos a un censo personal pagarían una vez al año a sus señores la dicha costumbre
servil y que si cometían un delito, lo redimirían mediante una multa fijada legalmente.
Las otras rentas que se acostumbraba imponer a los siervos serían completamente
suprimidas. El pueblo halló así la ocasión de eximirse y aportó dinero para calmar la
codicia de tantos hombres ávidos. Estos, más calmados entonces, se comprometieron
por juramento a respetar la convención.
El juramento colectivo de ayuda mutua acababa de ser prestado por el clero, los
grandes y el pueblo cuando el obispo volvió de Inglaterra con mucho dinero. Irritado
contra los autores de la nueva situación, estuvo durante algún tiempo fuera de la
ciudad (…).
La violación de las cláusulas de la dicha comuna causó tal furor, tal estupor en
los corazones de los burgueses que todos los oficiales desertaron de sus oficios, las
tiendas de los zapateros cerraron, en las tabernas y mesones se dejó de vender
cualquier mercancía, porque se sabía que no quedarían nada de ellas, tal como los
señores saqueaban por todas partes (…).
Al día siguiente (sábado santo), como el obispo seguía a su clero en la
procesión, ordenó a sus gentes y a todos los caballeros marchar detrás de él llevando
espadas bajo sus vestidos. En el curso de esta procesión, mientras se comenzaba a
producir un poco de desorden, como pasa en las turbamultas, uno de los burgueses
salió de un sótano y, creyendo que había comenzado una especie de crimen organizado,
se puso a gritar repetidamente: “¡Comuna!, ¡Comuna!” (…).
El obispo, que no conseguía rehuir los asaltos temerarios de la plebe, se puso
los ropajes de uno de sus siervos y se refugió en el cillero de la Iglesia, oculto en una
pequeña bodega. Dado que un servidor fiel obstruyó la entrada, una vez él se hubo
ocultado, se creyó bien escondido. Como las gentes corrían en todas las direcciones
preguntando a altos gritos dónde estaba, no el obispo, sino el verdugo, secuestran a
uno de sus siervos, pero no obtiene de este hombre fiel lo que querían. Toman a otro y,
gracias a una señal de este traidor, consiguen saber dónde está el que buscaban.
Penetran en el cillero y, buscando por todas partes, acaban por encontrarlo.
Como se le buscaba en cada tonel, un tal Teudegaud se paró ante uno que
ocultaba al personaje y, quitando la tapadera, le preguntó repetidas veces quién era, y
le golpeó. El obispo movía apenas sus labios helados de miedo: “¡un chetif!”,
murmuró. El obispo tenía la costumbre de llamar por burla de este modo a Isengrin,
por su figura de lobo. Es, en efecto, el nombre que algunos daban a los lobos. El
agresor dijo, pues, al obispo: “¡Ah!, es el señor Isengrin quien está aquí escondido”
Gaudri, que, aunque pecador, era sin embargo el ungido del Señor, fue sacando
brutalmente del tonel y arrastrado por el cabello, recibió muchos golpes y fue llevado a
morir a una callejuela (…). Teudegaud, viendo el anillo en el dedo del difunto y no
pudiendo sacarlo fácilmente, cortó el dedo del muerto y se apropió del anillo”.
Guibert de Nogent, Historia de sua vita,
Traducción francesa de R. Latouche
(sacado de Historie de la France urbaine.
La ville medieval, pp. 168-169)
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El obispo se opuso a la concesión del estatuto. Le da unos adjetivos a la comuna
que se han hecho universales, aparecen en todos los libros de historia. Dice: “la
comuna, palabra nueva y detestable…”. Como vemos, la proclamación de una revuelta
comunal en Laon, llevó a la muerte al obispo. Las comunas se forman para obtener el
reconocimiento, y estos juran un lazo de solidaridad, y ponen la mano en las sagradas
escritura, que es la conjuratio, que ratifica esa unión entre todos los homini novi. En la
comuna de Laon no consiguieron por la vía del diálogo el reconocimiento de su
estatuto. En esta lectura tenemos un caso excepcional, cuando hablamos de comuna
pensamos que es todo el colectivo de los homini novi los que participan en dicho
colectivo, pero no son todos los que están, son los mejor situados económicamente, no
creamos que, automáticamente una comuna es un bloque que participa de esta actividad.
TEXTO. La carta del consulado de Arles (1142-1155)
“En el nombre de Nuestro Señor Jesucristo. Yo, Raimundo, arzobispo de Arles,
con el consejo de caballeros y prudhommes que queremos tener con nos, con el
consentimiento y asentimiento de otros, en honor de Dios y de la gloriosa Virgen
María, su madre, así como de San Trófimo y su Iglesia, establecemos y ordenamos
fundar en la ciudad (cité) y burgo (bourg) de Arles un consulado, válido, legal y
conveniente, quedando a salvo el dominio y el derecho de los señores mayores y
menores que han participado en el presente consulado o que en él participarán en el
futuro.
Que cada uno, en verdad, en este consulado, tenga su derecho, obtenga justicia
por mano de los cónsules y haga justicia, quedando a salvo los estatutos y buenas
costumbres.
Habrá doce cónsules: cuatro caballeros, cuatro tomados entre los habitantes del
burgo, dos escogidos entre los del Mercado y dos entre los del (barrio de) Borrianum;
por ellos todos los que pertenecen al consulado serán regidos y gobernados. Y, siendo
aceptado el gobierno del consulado, ellos tendrán el poder de juzgar y ejecutar los
juicios, tanto lo referente a heredades como lo relativo a injurias y todos los otros
delitos.
Quienes sean elegidos para elegir a su vez a los cónsules jurarán que, sin temor
ni preferencias, elegirán para el gobierno de la ciudad a los que ellos estimaron más
aptos, según su alma y conciencia y siguiendo el consejo del arzobispo. El cónsul
elegido prestará el juramento siguiente: “yo, un tal, elegido cónsul, juro que por todos
los medios, en mi conocimiento, regiré y gobernaré a los que pertenecen conmigo al
consulado, junto con el Consejo, el mayor y el menor, de los que forman parte del
consulado. Y que no dejaré de ejercer mi función de cónsul hasta que otro sea elegido.
Y si alguna discordia surgiera entre nosotros, los cónsules, yo la intentaré poner fin
con el consejo del arzobispo y de los mejores del consulado y yo procuraré que sea así.
Y para discutir un asunto no recibiré ni promesa ni dinero de nadie. Y ninguno, durante
mi mandato, será citado a la justicia si no pertenece al consulado o no ha aportado
seguridades de rigor. Así Dios me ayudará y sus Santos Evangelios”.
Los que vinieran al consulado harán el juramento siguiente: “yo, un tal, juro
este consulado por cincuenta años y buena fe, inteligencia y sumisión a los cónsules. Y,
si yo soy elegido cónsul, no rehusaré. Y así Dios me ayudará y los Santos Evangelios”
(…). Que ningún extranjero sea recibido en el consulado sin el consentimiento y la
voluntad del arzobispo y de todos los cónsules”.” Editado por C. Giraud, Essai sur l’histoire du droit français,
t. 2, París, 1846, en Histoire de la France urbaine.
La ville medieval, p. 170.
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Ideas principales:
-Arzobispo
-Consejo caballeros
-Prudhommes
-Consulado formado por:
12
(4) + (4) + (2) + (2)
El tipo de fuente es documental, y es la carta de concesión del consulado a los
habitantes de Arlés. En este caso ha habido negociaciones, acuerdos, y el arzobispo
aprueba y concede el consulado. Pero en esa ciudad no sólo viven burgueses, aquí junto
al obispo hay nobles, la ciudad no nace del aire, sino que surge en un territorio que es de
alguien, y en este caso es del arzobispo Raimundo de Arlés, y en ese caso los nobles no
han abandonado la ciudad, por tanto, el consulado, la nueva institución de la ciudad, es
de coexistencia entre estos burgueses y los nobles. Aquí la ciudad es dual, pues dice la
cité, y el burgo, que se crearía en la Plena Edad Media.
Se establece entonces el consulado, regido por un consejo de 12 cónsules, de los
que 4 son caballeros, es decir, cuatro nobles están presentes en el consejo de la ciudad,
con 4 habitantes del burgo, es decir, burgueses de pura cepa, y además, se conservan 2
mercaderes para cónsules, y un barrio también tendrá 2 cónsules; por lo que 8 de estos
cónsules serán habitantes del burgo. Vemos las funciones que tiene, funciones
judiciales, la justicia escapa del propio señor, está en manos de los ciudadanos, se regula
el sistema de elección, y tienen que tener buenas relaciones con ese consejo de nobles.
Al final se pone especial hincapié en la honestidad, en la honradez de estos cónsules,
pues dice: “no recibirá ni promesa ni dinero de nadie”. Después aparece el juramento, y
este carácter religioso que ratifica el lazo de seguridad. Hay que ver como es una
comuna cerrada, donde nadie puede entrar libremente, pues dice: “ningún
extranjero….” Desde el primer instante el acceso a la ciudad está tipificado, y aquí
vemos un caso concreto que es un prototipo de gobierno muy dado en Francia, y en el
norte de Italia.
La Ciudad Ideal
Nos detuvimos en el prototipo de ciudad ideal, la imagen, sus cantos elogiosos, y
todo ello, inmediatamente está recogido en la aparición de las ordenanzas, de
normativas urbanísticas. El triunfo de la comuna supone la puesta en marcha de
órdenes, de decretos, en definitiva, de ordenanzas. Esas órdenes emanadas por las
comunas evidencian el ideal de construir una ciudad pensada, reflexionada, quieren
trasplantar la idea de ciudad a la realidad física. Al principio, leímos un texto del
ostrogodo Teodorico que hablaba de urbanismo. También Carlomagno tiene leyes
excepcionales, y habla de la ciudad, la conservación de las calles, la limpieza en las
plazas, el tipo de pavimento, como deben hacerse las construcciones de agua, que altura
tienen los edificios, el tipo de fachada, e incluso hay normativas de expropiaciones
cuando se realizan la creación de templos.
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La realidad morfológica y las estructuras urbanas de las ciudades en la Plena Edad
Media
La estructura y la forma respondieron a 4 factores:
1. Viene dado por el resultado de la voluntad de los hombres, voluntad de vivir en
aglomeraciones, conjuntamente.
2. El resultado de las necesidades que intentan cubrir.
3. El condicionamiento topográfico en el que está la ciudad.
4. Las propias concepciones urbanísticas de los habitantes.
La ciudad desde la Plena Edad Media es un organismo vivo. Un organismo que
evoluciona, por ejemplo, hemos visto que Arlés es una ciudad de época romana que ha
evolucionado y se convierte en medieval, pero tienen un pasado, y ese pasado no se
puede borrar. Sin embargo, hay ciudades que se construyen de nueva planta, desde cero,
o que desde antiguo parcialmente son recreadas. Las ciudades surgen en la Plena Edad
Media, en torno a un castrum o castillo, a una Iglesia o monasterio, pero no solamente,
también pueden surgir en un cruce de caminos, en una bahía, en la confluencia de dos
ríos. La mayoría de las ciudades de la Plena Edad Media, surgen en un dualismo
topográfico, aparece una aglomeración, un suburbium, en torno al castillo, monasterio,
y se produce la aglomeración del castrum, y el nuevo poblamiento. También el
dualismo se dan en las ciudades del Antiguo Imperio Romano, la cité, la antigua
ciudadela y el nuevo establecimiento. En otros casos varias aldeas se unen en una
ciudad, o la antigua ciudad romana que queda absorbida por el desarrollo urbano de la
ciudad medieval. También hay casos en que la ciudad es la unión de dos
aglomeraciones, como el caso de Arlés, que están a ambas orillas de un río, y un puente
une a la ciudad en una única población. El plano, la forma más frecuente de ciudades
medievales, es la rectangular, en el rectángulo se inscribe una cruz, pero además del
plano rectangular, se inscribe el plano radio-concéntrico, que por una elevación del
terreno, la zona más elevada es un castillo o una Iglesia, y según se desciende la ladera
se construyen casas y calles. Los planos rectangulares son producto de concepciones
urbanísticas previas. Además, existe otro tercer tipo de plano, el de la ciudad itinerante
o de camino, que se forma siguiendo el eje de una vía de comunicación, como Santo
Domingo de la Calzada. En otros casos, las experiencias urbanísticas se realizan en los
barrios, tanto nuevos, como, barrios que se re-urbanizan. Las formas de las ciudades se
vertebran a través de unos elementos directores, y podemos decir que hay cinco
elementos directores fundamentales en las ciudades medievales. Estos elementos
terminan conformando la trama urbana de la ciudad, y son los cinco siguientes:
1. La muralla. La muralla es de vital importancia; puede ser de piedra, pero en los
primeros momentos es de tierra apisonada. En el siglo XI se generalizó el uso de la
piedra para las fortificaciones. Construir una muralla era una empresa carísima, pero
gracias a la expansión económica y a los burgueses, a lo largo de la Plena Edad Media
se pudieron levantar dos y tres recintos amurallados. A veces, en la construcción
intervenían reyes y señores feudales. La muralla tiene dos funciones, por eso es un
elemento vertebrador importantísimo:
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-La función militar, protegerse de peligros exteriores, aunque esos peligros
pueden ser de dos naturalezas: pueden ser bélicos, pero también de enfermedades, pues
en caso de peste las puertas se cierran, y se controla a todo aquel que entra. Por tanto, la
muralla podía ser un elemento de control de enfermedades.
-Tiene también una función jurídica, el muro, distingue a los burgueses de los
campesinos, diferencia totalmente el ámbito rural del urbano, y los que están
intramuros, dentro de la ciudad, gozan de un estatuto que no tienen los campesinos. Por
tanto, el mundo rural y el urbano son dos mundos separados. Pero hay un punto de
encuentro en la muralla de esas dos esferas: las puertas de las fortificaciones de esas
murallas. La puerta sirve para controlar a los inmigrantes, a todas las personas que
entran y salen de la ciudad, pero también sirve para controlar las mercancías, y aquí hay
otro aspecto importante de las puertas, que actúan como aduanas, es decir, la puerta es
una herramienta fiscal, pues se vigila, se controlan todos los artículos que entran y salen
de la ciudad, y se tienen que pagar los impuestos de aduanas correspondientes. En
definitiva, las puertas tienen un valor simbólico impresionante. La puerta es el lugar
más delicado de las murallas, el menos protegido, por eso, se le rodea de torres, y estas
con su altura sobresaliente le dan una importancia extraordinaria; y, para subrayar su
importancia simbólica las puertas se decoran, es el único lugar de la fortificación a la
que se le ponen escudos, estatuas, banderas, y todo, por ese valor jurídico que tienen.
Claro que, siempre las murallas tienen un inconveniente, y es que además de ser
caras de construir, también lo son de mantener. Las comunas acudieron a varios
sistemas para mantener su vinculación. En Italia se constituían asociaciones de vecinos
que tenían que mantener la conservación de la puerta. En Cataluña, eran los vecinos que
tenían un tramo de la calle, a los que les correspondía esa conservación.
2. La Iglesia. Desde la Alta Edad Media, la Iglesia tiene una importancia extraordinaria,
y este valor no se trastoca. Ahora se dispara el número de parroquias, la red parroquial,
y además aparecen los conventos urbanos, algo que no aparecía antes en las ciudades.
Para evangelizar a los burgueses, se crearon órdenes específicamente urbanas, cuya
presencia no estaba en el campo, como los agustinos o los franciscanos. Las órdenes
mendicantes, una de sus funciones es estar presente en medio del mundo de la ciudad.
El mundo tan rico hace que estos elementos se construyan en medio de grandes lujos, y
hace que otras órdenes que antes vivían en el campo se vayan a la ciudad, o muy cerca
de ella, como los cartujos. Esto alcanzó cifras voluminosas en las construcciones de este
tipo, podía haber hasta una treintena de conventos en una ciudad. El más emblemático
de estos edificios era la catedral. Muchas veces, la catedral no ocupa un sitio céntrico,
pues en la legislación romana los cementerios no se podían construir dentro de la
población. Sea o no excéntrica la catedral, en el siglo XII y XIII terminan
convirtiéndose en piedra, y queda inscrita dentro del arte románico y gótico. Las
catedrales góticas tienen una obsesión: construir torres y cimborrios cada vez más
elevados, algo que rompe la verticalidad de la ciudad. Pero para construir estos edificios
se expropian casas, rompen el callejero, y por un lado comporta destrucción, pero por
otro, se remodela el tramo urbano.
La parroquia ocupa el centro del barrio, pues las ciudades se organizan en
barrios. Pero la catedral y la Iglesia no son sólo centros religiosos, cumplen la función
de encuentro, la gente se ve, se saluda, y son por tanto, también lugares de reunión.
Reuniones políticas, profesionales, y también tienen otra función: la defensiva. En caso
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de una ataque estas iglesias brindan protección. Por último, es el lugar donde residen los
antepasados, ahí están enterrados, y se produce una solidaridad entre los vecinos que
están desarrollando una vida en torno a estos edificios, cuya comunión se une al
vecindario
3. Los edificios singulares. También hay otros edificios laicos tan importantes como los
eclesiásticos. En la Alta Edad Media veíamos que quedaban en pie basílicas, circos, o
teatros que quedaban convertidos en casas. Pero en la Plena Edad Media aparecen
edificios específicamente laicos en la ciudad: aparece el palacio del gobierno, que en
castilla lleva el nombre de ayuntamiento. Aunque no sólo aparecen los palacios del
gobierno urbano, aparecen también sedes de los gremios, de los oficios. En Holanda, en
Alemania, aparecen edificios suntuosos que constituyen hoy una de las atracciones
turísticas. También en Italia, las revueltas urbanas hacen que aparezcan palacios del
pueblo, que se construyan graneros, lonjas…
“Or San Michel en Florencia. En 1336 se construyó como mercado de
granos. En 1380 y 1404 se transformó en iglesia y capilla de los oficios de artesanos y
comerciantes. En la Planta Baja aparecen los arcos del siglo XIII con 14 esculturas que
son los patronos de las 14 artes mayores y menores cuya autoría corresponden a
Donatello, Ghiberti, Verrochio, etc. En la Planta Primera están los oficios y en la
Segunda el granero municipal”.
4. La plaza. Con la plaza pasa igual que con la catedral, en la mayoría de los casos es
céntrica, pero en otros casos es excéntrica, y está al lado de las puertas de la ciudad,
donde se ubicaron los mercados, que arrastra la plaza a la zona de la muralla. La plaza
de la ciudad no sólo tiene la función importante de mercado, de lugar de compra-venta;
la plaza también tiene un sentido simbólico, es el lugar de reunión, de sociabilidad de
los vecinos; donde se reúnen para celebrar las fiestas públicas, o para realizar
competiciones deportivas. En la plaza también se celebran procesiones, cívicas o
religiosas, y es donde también se hacen reclamaciones, o, se hacen los ajusticiamientos
públicos (en la plaza de San Francisco –Sevilla– se celebraban ejecuciones). Todo esto
proporciona a la plaza un carácter de teatralidad, y se va a embellecer con fuentes, con
picotas (donde el reo es expuesto a la vergüenza de la población por sus delitos), se
43
decora con cruces, y sobre todo albergaba dos edificios señeros: el palacio del gobierno
y la catedral. La perspectiva puede ser diversa, pero siempre ocupan estos edificios
lugares preferentes. También en muchas plazas existen el halles, una especie de lonja,
de lugares de venta.
5. El trazado viario, las calles. Las puertas de las murallas buscan la conexión con el
centro, son las calles principales, pero también hay calles secundarias que unen los
barrios entre sí. Las calles con 5 m de anchura es la que predomina en las ordenanzas,
pero también las hay de 1 y 2 m de anchura, calles estrechas, pero en honor de aquellos
hombres, debemos decir que estaban lejos de imaginarse que en el futuro iban a existir
coches, así que hay que entender que no fueran partidarios de calles anchas. Otra
característica es que las calles son sinuosas, singulares, un mapeado intrincado, por lo
que hay un paralelismo con las ciudades islámicas, que tiene ese trazo laberintico. Al
hacer el paralelismo, parece que los seres humanos tenemos esa tendencia natural de lo
intrincado, pero no es por la condición humana, sino por la acumulación de tres
factores, al menos en Occidente:
-El clima. El frío en latitudes de la Europa del norte, se ceba con mucho rigor.
En el norte de Inglaterra, una calle ancha deja pasar el viento por todas partes, lo que es
muy poco atractivo, y construyen calles estrechas y sinuosas para paliar ese efecto
gélido. En el sur, se produce el efecto contrario, y las calles angostas protegen al
caminante del calor.
-Función defensiva. Se construyen así en proceso, a priori se construyen de
manera laberíntica, y lo hacen por una función defensiva. El invasor que se encuentra en
estas calles tiene dudas de por dónde ir, se pierde, piensa, y esos instantes, son vitales
para el ciudadano que lo aprovecha como una ventaja.
-Función estética. Por último, una ciudad estrecha es más estética, es más
agradable para los ciudadanos, y esto lo dice León Bautista Alberti, que un arquitecto
partidario de la simplicidad, de la línea recta, de los planos de damero; claro que, eso no
quiere decir que no valore otros tipos de ciudad.
TEXTO. León Bautista Alberti (De re edificatoria)
“En el corazón de la ciudad quedará más elegante que no sean rectas, sino que
den vueltas en diversos sentidos, hacia delante y hacia atrás, como el curso de un río.
Pues así, no sólo por resultar mucho más largas, con lo que contribuirán a la idea de la
grandeza de la ciudad, constituirán igualmente una gran seguridad contra todos los
accidentes y emergencias. Por otra parte, esta sinuosidad de las calles hará que el
peatón descubra a cada paso una nueva estructura, y la puerta principal de cada casa
estará directamente al frente del medio de la calle; y en tanto que en las ciudades más
grandes una anchura excesiva resulta poco elegante y malsana, en una ciudad más
pequeña resultará por igual saludable y placentero contar con tal vista abierta desde
cada casa por medio de los recodos de la calle”.
Este texto es muy elocuente, y vemos la función de embellecimiento de las
calles como una manifestación de la belleza. Hemos hecho referencia a las calles
principales, pero también hay calles secundarias, que son las que ponen en contacto al
barrio. Tanto en calles secundarias como principales (aunque sobre todo en las
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principales, en las más importantes), aparecen unos fenómenos que terminan
apropiándose la calle: son los soportales. Ante la fachada de una casa, el dueño, pone
unos pilares, y sobre ellos y la fachada pone una techumbre de madera, o de paja, y que
cubre la zona que ha ocupado de la calle o de la plaza. Con el tiempo, se adelanta la
fachada y se ha apropiado de la calle. Este fenómeno está totalmente prohibido, pero no
obstante, se realiza. En otros casos, los soportales se realizan para que los transeúntes
puedan ver mejor las mercancías, protegiéndolas de los efectos del sol, de las lluvias, de
los fríos; aunque también sirven para que la gente vean desde la calle al artesano cómo
trabaja en el taller. En otros casos la expropiación no son soportales, sino por voladizos,
que es un balcón puesto sobre la calle, y que es capaz de unirse con el balcón de la
vivienda de enfrente. Esto fue también prohibido pues obstaculizaba la entrada de la luz,
era antihigiénica, no ayudaba al mal estado de higiene de las calles, y en España, quien
prohibió los voladizos fueron los Reyes Católicos. Sólo había una región en España que
los habían permitido, y son las islas Canarias, pero en el resto de Europa fueron
totalmente abolidos por la consecuente normativa urbana. También veremos cómo
aparecieron escaleras exteriores.
-La Infraestructura Urbana. Las Particularidades del Hogar
Las calles, en la mayoría de los casos no están pavimentadas, son de tierra o de
cascotes apisonados. Solamente las principales puede que estén pavimentadas, pero es
muy raro que en la Plena Edad Media haya calles con pavimento. En París, en el siglo
XIII, o en la Toscana sí se encuentran casos donde se pavimentaron. Otro problema de
las ciudades, es que esa aglomeración de personas tienen que consumir agua,
abastecerse de agua, y este es un problema capital. Este abastecimiento, se llevó a cabo
de la siguiente forma:
1. Construyendo pozos, abriendo pozos que podían ser privados o públicos.
2. Construir cisternas o aljibes, que se llenaban con el agua de lluvia.
3. Construyendo fuentes públicas. Las fuentes públicas manaban agua
procedente de pozos o de manantiales naturales. Si los manantiales estaban
próximos había una conducción de tuberías.
4. Las ciudades con ríos podían aprovechar este recurso fluvial cercano.
Igual que con las murallas el abastecimiento de agua tiene un problema en la
conservación y por eso, hay una normativa. Los vecinos tenían que acudir a los aljibes,
o cisternas para ir al agua. Otro problema es la eliminación de los residuos sólidos y de
las aguas residuales. En las ciudades medievales no se construyen sistemas de
evacuación de aguas residuales, las obras públicas romanas estaban totalmente
olvidadas, y solamente en Paris, se reutilizaron las cloacas de época romana. Este
problema higiénico lo resolvían construyendo los llamados pozos negros, donde se
vierten en estos agujeros todas las aguas residuales, y una vez se colmatan, son
cerrados. Un segundo método es hacer canalizaciones a cielo abierto. Aprovechan la
pendiente y a la vista de todos discurren esos residuos. Pero, a pesar de tanta normativa,
la gente recurría al sistema de abrir la ventana y decir: “Agua va”. Para completar este
cuadro, si hay una canaleta central con los residuos, resulta que en las calles, hay un
animalito muy apreciado por todos los habitantes de la Edad Media, los cerdos, que
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campaban por las calles a sus anchas, con lo que se multiplicaban los hedores y la falta
de higiene. En conclusión, podemos afirmar que las ciudades medievales eran
antihigiénicas por excelencia, y se estaba a años luz del sistema de evacuación de
residuos del sistema romano.
-Los muladares, era otro sistema para deshacerse de los desperdicios, situados cerca del
muro, en el exterior, la gente iba allí y tiraban todo despreocupadamente.
Otro aspecto de la infraestructura es la periferia, hasta ahora hemos estado
dentro de las murallas, pero no se limita a ellas, extramuros levantan una serie de
edificios de muebles, como son los batanes, las herrerías, las curtidurías o tintes para las
prendas… y se levantan fuera de la ciudad por dos razones (aunque esto no significa
que no los hubiera dentro) pero la tendencia es situarlos fuera, pues producen una
alteración acústica y olfativa. Sobre todo las curtidurías, no hay nada que huela peor que
arrancar la piel de un animal y prepararla. Pero estos edificios aprovechan la fuerza del
río, y por eso, también se trasladan a la periferia. Otros muebles son los conventos, que
prefieren la ciudad pero, escapando del ruido de la misma para, tener un punto de
aislamiento para la oración. La construcción de conventos, y de estos inmuebles
industriales, hace que muchos mercaderes lleven sus mercancías, y hace que muchos
mesones y ventas se levanten aquí también, atendiendo a los trabajadores, al mercader, a
los religiosos. Se puede terminar la periferia con un embellecimiento, pues se
construyen huertas y jardines como una especie de cinturón en torno a la ciudad.
Para concluir, la ciudad es una aglomeración de personas, pero también es una
aglomeración de viviendas, y la gente vive en dos tipos de casas: en la casa particular o
privada, y en la casa colectiva o, casa de vecinos. Para la construcción de las casas se
utilizaran materiales distintos según estén ubicadas en el norte o en el sur. En el norte
las casas se construían de madera y de adobe, mientras que en el sur se construyen de
piedra y de ladrillo. La tradición romana hace que en el sur continúe la técnica
constructiva de la piedra y el ladrillo. Hay que tener en cuenta, que hay una jerarquía
social, y esto establece una separación en la utilización del material, pues la corte, la
nobleza, y la Iglesia, tienen sus construcciones en piedra. Los artesanos, los caballeros,
tienen las residencia en madera, y los campesinos tienen chozas de tierra. Lo mismo
ocurre en las construcciones medievales. Con el desarrollo económico, las ciudades
introducen materiales más nobles, como el ladrillo, la piedra, pero, la madera sigue
siendo en la Europa del norte y del centro el material más frecuente, y como las calles
eran angostas y hacía mucho frío, existían en las casas hogueras. La techumbre era de
madera o paja, y cualquier chispa era motivo de incendio. Las ciudades medievales
conocían incendios con mucha asiduidad. De ahí que el gobierno de las ciudades
prohibiera la construcción de chimeneas, aunque da el permiso para materiales
ignífugos, materiales que no arden. Otra medida para evitar los incendios fue la
sustitución de la techumbre de paja o madera, por una piedra llamada pizarra. También
se utilizaba madera para la construcción de voladizos, o para las escaleras exteriores.
Roma tenía hasta cuatro plantas o cinco, y se accedía por escaleras exteriores de
madera. Las casas eran unifamiliares, pero en la Edad Media hay un diferencia en la
altura, la vivienda romana tiene una planta, la planta baja; en la Edad Media va a tener
dos plantas, la baja para el negocio del artesano, y la segunda, que es la planta noble,
donde está el hogar. En la planta baja se pueden encontrar las cocinas, los establos, las
bodegas…
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Otro tipo de planta medieval es la casa-torre, donde habitan los nobles de la
ciudad, y son frecuentes en el sur de Francia y en el norte de Italia. Viven en casas-torre
por la defensa, es un lugar seguro, luego viven también por prestigio, pues una casa-
torre es el solar de un jefe de una facción humana que interviene en los asuntos del
gobierno. También rivalizan en poder, mientras más altura, más poder se demuestra y
más rica se es. En la Alta Edad Media ya se había dado esta identificación de prestigio
con el uso de las construcciones de la nobleza romana. Viven en el teatro Marcelo, la
tumba de Augusto, y así, justifican unos orígenes prestigiosos. Sin embargo, los
documentos son escasos en el ámbito de la vida. Durante toda la Plena Edad Media, la
vida se desarrolla en la sala, que es el hogar donde está la chimenea y tiene múltiples
usos. Es el centro de la vida familiar, en ella se cocina, una vez preparados los alimentos
se consumen allí, cuando no hay que cocinar ni es el momento de la comida, la sala es
una zona de trabajo, las mujeres hilan, tejen, preparan los trajes, los vestidos. También,
en la sala los niños juegan, las niñas aprenden los oficios mal llamados femeninos, el
bordado, el hilo, el trabajo textil. Por último, como centro del hogar, la sala es el lugar
de reunión, allí comparten los acontecimientos del día, donde se refuerza la unión
familiar. Allí se encuentra el momento de librarse de sus emociones. A finales del siglo
XIII, la sala, se amplía con otras dependencias y aparece la cocina, y aparece el
dormitorio principal, pues la sala también era el lugar de descanso, donde se dormía.
Por tanto, se va produciendo una especialización de la vivienda, pero eso no se culmina
hasta el siglo XV, aunque será algo que irá surgiendo paulatinamente en el XIII y el
XIV. En toda la Plena Edad Media no existió el sentido de privacidad en el hogar, todo
se compartía, y por ejemplo, hemos dicho que la sala se convierte en dormitorio, se
come en la sala, y cuando aparecen habitaciones como el dormitorio particular, los
escritores de la época, que no son nobles y no puede permitirse esa especialización del
hogar, critican duramente ese comportamiento de los nobles. Hay un escritor inglés
Langland, que tiene una obra, un poema, cuyo título es Piers Plowman, Pedro el
Labrador. Langland vive a mediados del siglo XIV, y en ese poema cuenta la siguiente
anécdota: estaban en la casa común de sus señores, y en un determinado momento el
señor toca las palmas y dice el señor que se retira a comer, pero sólo los señores, pues
los demás no pueden entrar allí donde se irán a comer. La crítica se hace porque para
ellos lo normal es compartir la comida, y por supuesto, el descanso. Estos dormitorios
comunes existían también en los monasterios. Miguel Ángel, el escultor del siglo XVI,
dormía en el mismo dormitorio con todos sus ayudantes, pues no existía ningún tipo de
privatización. Lo mismo ocurre en esos mesones de las periferias de la ciudad, y en los
hospitales, las camas son colectivas, nada es individual.
Cuando se han investigado a fondo estos bienes, ha surgido un dato muy
especifico, una sorpresa, y es que las instituciones eclesiásticas eran grandes
propietarias de inmuebles urbanos, incluidos solares. Esto se explica por dos hechos:
1. El primero, es que la ciudad nace en la mayoría de los casos en núcleos con
aglomeraciones que eran eclesiásticas; eran la sede de un obispo o la sede de un
monasterio. Por tanto, de antiguo, desde la Alta Edad Media, los terrenos tenían un
propietario que era la Iglesia.
2. Hay, no obstante, una segunda cuestión que son las donaciones. Hay que tener en
cuenta la presión de la ideología cristiana, pues los fieles, para asegurarse la salvación,
donaban sus bienes, y mientras más donaciones hacían, más tranquilos se sentían a la
hora de lograr la Salvación.
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Estas dos cuestiones, hicieron que la Iglesia tuviera un gran patrimonio. La
catedral de Sevilla, sin ir más lejos, contaba con 700 viviendas urbanas al terminar la
Edad Media. Pero, también otros grupos sociales eran grandes propietarios de casas.
Después de la Iglesia nos encontramos a la nobleza, pero en este caso hay muchas
diferencias, y no es un comportamiento homogéneo. En la Italia del Norte, la
aristocracia no siente pudor en invertir en la compra de viviendas, sin embargo, la
aristocracia castellana es menos solícita en invertir en capital para la compra de
viviendas. El tercer grupo que podía acceder a cierto patrimonio es la propia burguesía,
aunque en una proporción menor, también invierten en la compra de inmuebles. Claro
que, la documentación se percata claramente de que la Iglesia era con diferencia la que
más tierras y patrimonio tenía.
-La propiedad y el uso de la casa
Propiedad
Casa
Uso
Sin embargo, en la Edad Media y en la Edad Moderna, se da la distinción entre
la propiedad y el uso, algo que hace que los contratos sean curiosos, pues se hace
distinción entre la propiedad del suelo y la propiedad del edificio. La del suelo es la
inminente, y la del edificio es en usufructo, el derecho de uso. Señalaremos por tanto,
dos ejemplos antagónicos:
1. En la ciudad del sur de Italia de Salerno, un propietario si firma un contrato con un
inquilino, es sobre un suelo, un solar, y le permite que en ese solar construya la
edificación que estime pertinente. El contrato puede durar 8 ó 9 años; es temporal, pero
cuando se finaliza, si no se renueva, el inquilino tiene que tirar toda la construcción que
hiciese en el solar, y tiene que entregar el sitio como lo encontró, afrontando todo el
gasto correspondiente.
2. En Roma ocurrirá todo lo contrario, cuando termina el contrato no puede derribar la
casa, tiene que entregarla como está, tal y como se encuentre en el momento de dejar el
solar, y el inquilino no recibe ninguna compensación económica por dejar la
construcción en planta.
Estos contratos fueron muy frecuentes en Italia, en toda Europa, pero mucho
más abundantes que los contratos de arrendamiento, fueron otro tipo de contratos que se
parecen a los del mundo rural. Son los censos enfitéuticos, es decir, se entrega la
vivienda a cambio de la vida del inquilino, toda su vida, o dos vidas, dos generaciones,
la del inquilino y la de su hijo, y podían llegar a ser incluso tres generaciones y a
perpetuidad. La explotación de los inmuebles urbanos, generalmente, se hace por censo
enfitéutico, es abrumador, y uno se hace la pregunta de por qué se generaliza tanto. Hay
dos explicaciones fiables que explica la imposición de este medio de residencia en la
vivienda. El primero es que la Iglesia tienen tanto parque de inmuebles, es tan
voluminoso, que si la Iglesia se hace responsable del mantenimiento y de la
conservación de todos ellos, puede suponer su arruina, y esto, la obliga a realizar
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censos, pues son los inquilinos los que se van a encargar del mantenimiento de ese
parque inmueble, quitándole el cargo de esos gastos a los eclesiásticos. La segunda
explicación es que a la Iglesia le interesa conocer los ingresos de esos censos a
perpetuidad, pues así, saben la rentabilidad que le proporciona ese parque de viviendas.
Sin embargo, este tipo de censos, a la larga es rentable para el censitario, pues la
inflación hace que estas rentas acaben siendo asequibles y bajas para los propios
censitarios.
-La particularidad interna del hogar
Dentro de esas casas está lo que llamamos ajuar, un mobiliario, y por supuesto,
comprobaremos como en dicho ajuar hay una desigualdad social. En las casas grandes,
que tienen un solar, una superficie grande, en la parte trasera hay un patio o corral, y en
ese espacio trasero, se construyen dependencias para determinados servicios, por
ejemplo, la cocina, o también, la letrina. En las casas de la Edad Media, incluso a finales
del siglo XV, era excepcional la constatación de un cuarto de baño, como dijimos, la
evacuación de las aguas residuales se realizaba a través de pozos negros o también se
vertían a la calle, y no existían canalizaciones públicas, salvo el caso de París, y sólo en
la zona colindante con el rio Sena, donde había una cloaca romana que se siguió
utilizando (huelga decir que en los barrios colindantes no existían estas conducciones).
Las casas contaban también con suministros de agua, para ello, disponían de pozos o
aljibes. Muchas veces, un pozo o aljibe era aprovechado por varias familias que
compartían su utilización. Las casas que no contaban con pozo o aljibe tenían que
acudir a las fuentes públicas. La ciudad con más fuentes públicas era Venecia, que
contaba con 2.700 cisternas o depósitos, que se llenaban de agua procedente del río y de
la lluvia, en proporción de que las cisternas de agua fluviales representaba el 20%; y las
de lluvia el 80%. En el caso de Sevilla, la aristocracia disponía de una obra almohade y
distribuía el agua a través de los Caños de Carmona hasta el interior de la ciudad. Una
tercera cuestión, es que las casas, de noche, tenían que contar con iluminación, y la sala
principal era iluminada por el fuego, que servía para otros usos, como calentar o cocinar
alimentos. No obstante, en las habitaciones de las casas, no había fuego, por lo que se
recurrían a tres métodos para la iluminación:
1. Se empleaban las lámparas de aceite, que era el sistema intermedio entre lo barato y
lo caro.
2. Lo más barato eran las bolas de sebo, que daban mucha luz, pero producían un humo
muy desagradable
3. La más cara y de mayor calidad eran las velas de cera, los cirios, pero eran más
costosos como decimos.
Un día de frío, se protegían de la bajada de temperaturas, normalmente, para
protegerse del frío y también del viento, lo que hacían es tapar los vanos o huecos
aplicando telas enceradas o aceitadas. También se usaban tapices, que tenían otra
función además de preservar del frío y la humedad, y era compartimentar el espacio.
Estamos hablando de huecos, de vanos en las paredes, pero también produce frío la
humedad en el suelo de la vivienda. Los suelos de la vivienda generalmente son de
barro, de tierras hechas con un tipo de argamasa. En los países mediterráneos se aplica
también el ladrillo, y se cubre la argamasa o el ladrillo con esteras o alfombras. Pero el
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ajuar demuestra las desigualdades sociales, y lo mismo que el uso de la iluminación la
cera era los más caro, el tapiz y la alfombra, sólo eran para las clases pudientes. La
gente común acude a materiales más pobres como la paja, pero la paja tenía dos
peligros: uno era la suciedad, era antihigiénica, y el segundo, era el incendio, pues era
fácil que ardiera. Por último hablaremos del mobiliario. En los testamentos, es donde
aparece recogido el ajuar de las viviendas, de las familias, y en estos testamentos resulta
que el mobiliario de la casa, normalmente, está constituido por tres enseres:
1. Bancos
2. Mesas
3. Arca
Esta es la trilogía del mobiliario en las casas medievales. Mucho menos
extendido estaba el escritorio, los aparadores, y el anaquel (los anaqueles eran una
hornacina con estanterías). De todos los muebles, los más extendidos eran el banco y el
arca. El arca era el mueble rey, lo más difundido en el continente europeo, pues servía
para guardar cualquier tipo de cosas (mantas, chatarrería, etc.). Después del arca se
encuentra el banco, que tiene un gran éxito porque es multiusos. Durante el día se
sientan los miembros de la familia, pueden comer en él, y de noche, los bancos se unen
y constituyen camas, lechos para dormir. Los más acomodados utilizaban el mueble
cama, algo que se compartimentaba, se aislaba de la curiosidad de los demás mediante
doseles, pues las cortinas y doseles aislaban del resto familiar. Cuando el progreso
económico se extiende en el siglo XV, los comerciantes y los intelectuales amplían el
mobiliario, pues éstos necesitan un escritorio para su trabajo. Los mercaderes para la
contabilidad, los libros de registro, etc.; y los intelectuales para su trabajo literario.
Además, necesitan estantes o anaqueles para guardar los libros, los documentos, y
demás.
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Comentario de Planos, Mapas y Textos:
-PLANOS DE LIMOGES (arriba) Y DE REMIS (abajo)-
Estamos ante un plano muy característico de la Plena Edad Media. Es un plano
dual, tiene dualismo, pues estamos ante un mapa de la Alta Edad Media que se integra
al burgo posterior para constituir una ciudad. Con el numero 1 vemos que tiene señalada
su catedral, y vemos la fortificación hecha de prisa y corriendo, pero esto, se queda
obsoleto, y aparece el numero 2, donde observamos un desarrollo irregular, con calles
laberínticas, y terminan uniéndose y constituyendo la ciudad de Limoges. Reims es
igual, con el número 1 aparece la catedral y la cité, y con el número 2 aparece el nuevo
burgo, la abadía de Saint Remis, y al final, se terminan fusionando. Es un plano dual,
por lo que no hay planificación a priori, sólo empirismo, el empirismo que resulta de ir
desarrollando una ciudad que es la reunión de una más antigua, la altomedieval, y de la
nueva concepción pleno-medieval.
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-PLANO DE ARRAS-
Aquí tenemos el mismo caso, con la cité, vemos la protección amurallada y, la
nueva protección en torno a la abadía de Arras, que ha tenido más éxito y termina
fusionándose con la antigua cité.
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Viendo el plano de Florencia (hay que observar la leyenda que tiene), nos
preguntamos si es una ciudad dual, y en este caso la respuesta es no. Es una ciudad
radioconcéntrica. En este caso la ciudad romana ha ido creciendo, y podemos ver lo que
corresponde al primer recinto, lo remarcado con las líneas en negrita que constituyen un
cuadrado, y donde se aprecian los dos ejes fundamentales. Pero la ciudad aumenta en el
siglo XII, y se construye el trazo cursivo en negrita. Y en el siglo XIV, se hace una
tercera ampliación que es enorme y atraviesa el río completamente. El centro sigue
siendo la ciudad romana, el Arzobispado, el Baptisterio, el Palacio de la Señoría… y
todas las calles tienden a converger al centro, no hay dualismo, es un continuación de la
ciudad romana, y desde todas las puertas se llega al centro.
En Génova, en la parte inferior aparece castrum, el castillo, la ciudad encogida
para defenderse. Pero en el siglo XII se ha creado un burgo en torno a una abadía, a un
monasterio, por lo que volvemos a encontrarnos en una ciudad dual de nuevo. Entonces,
toda la ciudad queda compactada por un recinto fortificado que se levanta a mediados
del siglo XII. Si aparece una ciudad dual tenemos que decir qué significaba la muralla,
el palacio de la murallas, los monasterios, el castrum… todo lo que podamos aportar.
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-MAPA CON CUATRO EJEMPLOS SOBRE FUNDACIÓN DE CIUDADES-
Aquí vemos ciudades fundadas en un papel, en un proyecto urbanístico antes que
en el propio terreno. No sólo crecen las antiguas, pues también nacen nuevas ciudades,
y hay un movimiento de refundación urbana que permite llevar a la realidad el ideal
tangible urbano. Aquí vemos los ensayos de lo que sería una construcción ideal. Estas
ciudades se llaman bastidas, fundadas, y hay que decir que la mayoría de las bastidas
están en el sureste de Francia (tres de los ejemplos aportados son de esta zona). El
primer caso que observamos es el de Revel. Aquí el plano no es dual ni
radioconcéntrico: es poligonal, y dentro de ese polígono, hay islotes irregulares donde
se construyen las casas y las calles, y se ha dejado un islote sin construir, libre, que es la
plaza, y está señalada porque en los cuatro lados que la perfilan, están señalados en el
mapa más en negrita. Han buscado la centralidad, el orden se busca porque es la
armonía, la perfección, y por eso la plaza ocupa ese sitio central. Aquí hay mucha
centralidad, pero cuando vemos el interior de los islotes vemos que no hay centralidad,
se construyen patios traseros, callejones sin salida, la abigarrada realidad no se
corresponde con lo señalado en el plano. Hay que tener en cuenta que esto son tanteos,
se hacen experimentos, y cada vez se va adquiriendo más destreza.
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-Se tiende al triunfo de lo cuadrado, de lo octogonal, y se desechan las calles
laberínticas cada vez más.
Saint-Foy-la-Grade es otra bastida que se levanta en el año 1050. El plano es un
rectángulo, y las calles son octogonales, esto no es una cosa plantada, está planeada,
pero la plaza, al igual que el caso anterior, no busca el centro de la ubicación, no es
céntrica, pero es preciosa, pues se embellece con soportales, los puntitos indican que
está porticada, y es una plaza dedicada al comercio. Próxima a esta plaza, se encuentra
la Iglesia principal. La plaza no ocupa el centro, es excéntrica, aunque estemos ante un
plano octogonal, es un caso peculiar, pero observamos la evolución respecto al caso
anterior.
Otra bastida que podemos observar, es el caso de Neubrandenburg. Esta bastida,
no está en Francia, sino en Prusia, y fue fundada en 1248. El plano nos sorprende, pues
ya no es regular, no es un cuadrado o un rectángulo, sino que es circular; claro que esta
forma circular también es muy apetecida por los urbanistas de la Edad Media. Además,
le han construido por razones defensivas, un foso que rodea totalmente a la población,
rodea al círculo, y en este caso de Neubrandenburg, no se contentan con una sola plaza,
sino que se han construido dos plazas, y se ve ahí en sendos rectángulos.
Por último, tenemos el caso de Sauveterre de Rouergue, que es una forma
totalmente regular, una bastida dividida en islotes totalmente rectangulares; con una
plaza en todo el centro de la población, y cerca, señalada con una cruz está la iglesia
parroquial. También en este caso, la regularidad se combina con irregularidades, pues
esta iglesia está apartada, no en el centro, y lo mismo ocurre en la parte suroeste, donde
los islotes no son regulares, tiene calles laberínticas, y tanto la Iglesia parroquial como
la manzana del dicho ángulo suroeste, tienen esa regularidad, y esto nos llama la
atención.
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-PLANO DE COLONIA (según el Atlas Westermann)-
El plano de Colonia es una ciudad cohesionada, concéntrica, y la muralla última,
ofrece esa sensación de cohesión, y proporciona la percepción concéntrica del plano.
-PLANO DE CRACOVIA A MEDIADOS DEL SIGLO XII-
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En este caso el plano es dual. Con puntitos vemos la ciudad alemana, y con
líneas la eslava, por tanto, se aprecian dos ciudades. La eslava son calles irregulares, de
trazo anárquico, pero, en la ciudad alemana, ya tenemos el idealismo, la búsqueda de
una ciudad perfecta. Es un ejemplo muy claro de ciudad dual, y toda ella, está protegida
con un castillo que defiende a la población desde una posición elevada.
-PLANO DE LÜBECK (a partir del Atlas Westerman)-
La leyenda marca una idea de lo que podemos comentar. La zona más antigua es
la que tiene puntitos menos unidos, y después, se observa la refundación de la ciudad
por el duque Enrique de León, con puntitos más pequeñitos, muy unidos. En el año
1143, un noble alemán marcha hacia el este y repuebla esos espacios geográficos, y es
la propia nobleza la que propicia la creación de una ciudad, es este conde Adolf el que
anima a que los repobladores lleguen. La ciudad tienen varias catástrofes, y por eso hará
falta refundarla, y en el año 1157, la refunda pues Enrique el León. La función
comercial es lo que debe el éxito a esta refundación. La parte nueva tiende a la
regularidad también, de manera que se fusiona, y se construye la muralla que engloba
una zona y otra. Tenemos los elementos directorios de la ciudad: muralla, iglesia,
hospitales, calles… todo lo que se pueda comentar.
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-PLANO DE NEW SALISBURY, fundada en el año 1219. En el registro de 1327 se
recogían numeradas las 20 manzanas de casas (según M. Beresford, New Towns…).
Si esto aparece en el examen práctico, tenemos que decir que es una ciudad
pensada, una representación ideal. Fue fundada por un obispo, que por problemas
fiscales con un noble, decidió trasladar la población tres kilómetros al este.
TEXTO. La Jerusalén celestial en el Apocalipsis de S. Juan
“Y vino uno de los siete ángeles... y me llevó en espíritu sobre un monte grande
Y sublime, Y me hizo ver la ciudad santa, Jerusalén, que descendía del cielo y venía de
Dios,... y tenía un muro de circunvalación grande y alto, con doce puertas, y a las
puertas había doce ángeles, y estaban escritos los nombres, que son los nombres de las
doce tribus de los hijos de Israel. A oriente tres puertas, a septentrión tres puertas, a
mediodía tres puertas, a occidente tres puertas. y. el muro de la ciudad tenía doce
cimientos, y en ellos los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero. Y aquel que
hablaba conmigo, tenía una caña de oro para medir, para tomar la medida de la
ciudad, de la puerta y del muro. Y la ciudad tiene planta cuadrada, y su longitud es
igual a su anchura, y midió la ciudad con la caña de oro en doce mil estadios, Y son
iguales su anchura, altura y longitud. Y midió el muro en 144 (12x12) codos, a la
medida del hombre, que es la del Cordero.
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Y la estructura del muro era de jaspe, más la ciudad era de un oro puro tan
transparente que se parecía a un vidrio o cristal sin mota. Y los fundamentos del muro
de la ciudad estaban adornados con toda suerte de piedras preciosas. El primer
fundamento era de jaspe, el segundo de zafiro, el tercero de calcedonia o rubí, el cuarto
de esmeralda, el quinto de sardónica, el sexto de sardio, el séptimo de crisólito, el
octavo de berilio, el nono de topacio, el décimo de crisoprasa, el undécimo de jacinto,
el duodécimo de amatista. Y las doce puertas son doce perlas, y cada puerta estaba
hecha de una de estas perlas. Y el pavimento de la ciudad oro puro y transparente como
el cristal”.
En este texto leemos: “…Y la ciudad tiene planta cuadrada, y su longitud es
igual a su anchura, y midió la ciudad con la caña de oro en doce mil estadios, Y son
iguales su anchura, altura y longitud…”. La planta cuadrada es el símbolo del paraíso,
por lo que no es un referente sólo romano, sino cristiano también pues es la
construcción de dios sobre la tierra. Después, esta ciudad está llena de materiales
preciosos, todo brillante, de ahí que las ciudades se quieran embellecer, buscan la
belleza, y todo arranca de las mismas fuentes cristianas.
TEXTO. La forma urbana según F. Eiximenis (S. XIV)
La composición de la ciudad requiere una forma y una figura bella, y bello
tamaño y proporción. La ciudad material bien ordenada en el mundo, es imagen, figura
de la ciudad celestial, y aquella se nos representa en esta vida a manera de un hermoso
espejo. Sobre la forma de la ciudad se han dado diversas opiniones: porque han
hablado los filósofos griegos hasta que después han ajustado (?) algo los sabios
cristianos, y han dicho, sumariamente, en esta materia que toda ciudad debía ser
cuadrada, porque queda así más bella Y más ordenada. En el centro de cada lado debe
existir una puerta principal, que esté a la misma distancia de cada ángulo del muro
unos 500 pasos, de forma que todo el muro tenga en tomo cuatro mil pasos. Y desde la
puerta oriental a la puerta de poniente pase una calle grande y amplia, atravesando
toda la ciudad de parte a parte; de igual manera sea de la puerta que mira a mediodía
hasta la otra principal que mira a tramontana. De cada una de estas puertas
principales hasta los dos ángulos que están a sus lados haya otras dos puertas menos
principales. Una a la parte derecha y la otra a la izquierda; y que así como dicho es,
viniesen calles derechas desde la puerta oriental a la puerta de poniente, y de aquella
de poniente (sic) a la de tramontana. Así, viniesen calles rectas y bellas desde cada una
de las puertas menos principales a las otras puertas contrarias, y, por consiguiente, la
ciudad tendría cuatro barrios (“cuartons”) principales; esto es, cuatro partes. Y cada
parte podría tener plaza grande y bella, Y en cada parte podría estar alguna gente
especial”.
(Dotzé del Crestiá; S. Vila: “La ciudad de Eiximenis: un proyecto teórico de urbanismo
en el siglo XIV”.
Teniendo una ciudad equilibrada, ordenada; se emula a la ciudad celeste, la de
Jerusalén, y aquí se defiende que el ideal por antonomasia es el cuadrado. Dice que es
de tradición romana, pero la han perfeccionado más los cristianos, por lo que estás
reflexiones históricas influyeron. Los cristianos de la Edad Media en Sevilla, levantaron
el barrio de San Vicente totalmente octogonal. Vimos un texto de León Bautista Alberti,
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que decía que también era bella la ciudad laberíntica. Esto es la teoría, pero vemos
como tuvo incidencia en la práctica.
El punto de vista demográfico
Estas ciudades que estamos viendo, consiguen su estatuto, su consolidación,
poniendo en marcha una política poblacional. El éxito de la ciudad es de tal calibre que
despertó el interés migratorio de amplias capas de la sociedad de la época. Es un centro
que trae excedentes demográficos del campo, del medio rural. Llega cada vez más gente
sin cualificación, que busca mejorar su suerte personal, con las posibilidades que le
ofrecían las ciudades y su nuevo marco jurídico. Las ciudades se llenan de niños
aprendices que llegan del campo, pero que ahora se interesan por aprender un oficio.
Quieren ejercer una profesión, y por eso, hay niños dentro de las casas talleres de los
artesanos, aprendiendo, las distintas profesiones. También hay un número considerable
de niñas que se dedican al servicio domestico en las casas de los burgueses; y también
llega un número considerable de especialistas, que en algunos casos vienen del mundo
rural, y en otros, proceden de otras ciudades. Para este último tipo de casas, veremos el
ejemplo, de que si se observa que una ciudad portuaria tiene éxito, atraerá a gente que se
dedica al trabajo de transportista, de marinero, etc.; oficios dedicados al transporte que
requiere dicha ciudad. En Sevilla hubo un barrio entero lleno de genoveses especialistas
y dedicados al transporte. Sevilla era un centro exportador de vinos, y como hacía falta
una infraestructura, como aquella que permitiera la construcción de toneles; muchos
vascos especialistas en las construcción de estos toneles llegaron a Sevilla a los largo de
los siglo XIV-XV. Lo mismo ocurrió con las construcción de la catedral, pues llegó una
enorme cantidad de canteros vascos, especialistas que se ofrecían para realizar el trabajo
de la cantería. La pregunta que viene a continuación, es, si: ¿Este movimiento era libre o
los poderes públicos lo encauzaban en determinada dirección? Generalmente es poco
espontáneo, no era blanco o negro, pero la política migratoria en las ciudades siempre
estuvo controlada, dirigida por ciertos poderes, pues nos encontramos una migración
estratégica. Al principio, las puertas de la ciudad se abren, no hay filtro, pero a partir del
siglo XII, la llegada de personas ya no es contemplada de la misma manera, y se
decidirá a aquellos que vayan a permanecer de forma más selectiva. Por ejemplo, se
abre las puertas a los artesanados preparados, como los tejedores flamencos, pues son
necesario, y en Francia y en Inglaterra también, son muy bien recibidos. En otros casos,
las puertas se cierran, por lo que la espontaneidad es muy relativa. Esta política
migratoria obedece más a cuestiones económicas que demográficas, se busca el
beneficio económico, y no un aumento demográfico. De todas manera, la emigración en
los siglo XII y XIII, fue un fenómeno extraordinario, y hay que tener en cuenta, que el
crecimiento poblacional en las ciudades, se dio más por los movimientos migratorios,
que por el crecimiento vegetativo de las mismas. La inmigración tiene un radio variable,
lo más normal es que la gente que emigra proceda de entre 10 y 40 km de distancia de la
ciudad de llegada, aunque en otros casos se puede ampliar hasta 50 km. Las ciudades se
llenan de inmigrantes, sin embargo, llega un momento en que las autoridades urbanas
ponen freno a esa inmigración. La primera razón de ese freno es el interés económico, y
como hemos visto, entonces se produce una selección de los que entran. Esto se frena de
la siguiente manera: si no se quiere un oficio determinado, como curtidor, por ejemplo,
se les exige un determinado número de cosas, como, que venga con toda la familia, o
que resida un número determinado de años, y cuando pasen esos años, las autoridades
de la ciudad ya decidirán si le otorga el título de ciudadano, la ciudadana. También las
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autoridades pusieron límite porque estaba en juego la propia supervivencia de la ciudad,
tenía que existir un equilibrio entre lo que se producía y lo que se podía mantener, pues,
si el campo no subsistía de manera adecuada se podría haber derivado en catástrofe. Ese
equilibrio se consigue a finales del siglo XII; pero a mediados del XIV, se produce la
Peste Negra que diezmó a las ciudades. Por lo que en ese siglo volvieron a abrirse las
puertas, para, que se volvieran a cerrar en el siglo XV.
No obstante, las autoridades urbanas no sólo tienen esta política de inmigración,
ya que hay otra manifestación de política demográfica. Una política demográfica
totalmente poblacional, que es el fomento del matrimonio. Esta política sí es totalmente
demográfica, pero la política que regula la inmigración, se realiza fundamentalmente
por motivos económicos. Pero: ¿Por qué las poblaciones urbanas tienen esta política en
el siglo XII de animar a la gente a casarse? Se dio en la ciudad la constitución de la
dote, una mujer no podía casarse sin dote. Era algo impropio para un ciudadano llevar a
su hija sin una dote bajo el brazo, y mientras más voluminosa era dicha dote, el
matrimonio era más provechoso e interesante para la familia. Luego entonces, la dote se
constituyó como un elemento negativo para contraer el matrimonio, pues se tenía que
esperar mucho tiempo para que una familia consiguiera la dote suficiente como para
llevar a cabo el matrimonio. Esto era un problema social en las ciudades. En Florencia o
en Génova (en las ciudades italianas en general), se llegó a constituir un seguro
financiero. Los padres compraban deuda pública de los bancos florentinos o genoveses
para que al cabo de un determinado tiempo, la hija contara con una dote. En otros casos,
como ocurría en las ciudades de la península Ibérica y en otros lugares de Europa, se
crearon fundaciones piadosas. Estas fundaciones piadosas tenían una finalidad, la
limosna, las donaciones, eran bienes que se entregaban a las mujeres pobres, a las
huérfanas, para que tuvieran alguna dote y pudieran contraer matrimonio legítimo. Estas
fundaciones piadosas, tenían también otro objetivo: el objetivo de que estas mujeres
pobres o huérfanas no cayeran en la prostitución. Durante toda la Edad Media este fue
un problema irresoluble; la dote era un freno para las celebraciones matrimoniales. Los
padres para celebrar la boda de sus hijas tenían que contar con una buena dote, algo que
llevaba su tiempo constituir. Se intentó paliar con las fundaciones piadosas, sobre todo,
y con los seguros financieros.
Otra política poblacional era presionar a los jóvenes para que contrajeran
matrimonio. La segunda política demográfica, era animar a los jóvenes para que se
casaran, culminar el sacramento del matrimonio. Por ejemplo, en la ciudad de Siena, y
de Luca, en Italia, se publicó una ley por la que los jóvenes mayores de 27 años que no
estuvieran casados, se les prohibía acceder a determinados cargos públicos del gobierno
urbano. Mediatores nunciaptorum: Esta institución consistía en unos intermediarios
que ponían en contacto a una familia con otra, para, que suscribiesen el contrato del
matrimonio, algo que se extendió por la Toscana, y cobraban un porcentaje por el
matrimonio que se constituía. También, se creó en la ciudad de Siena la constitución de
los cuatro ciudadanos, que consistía en llevar un libro, un censo, en el que estuvieran
inscritos todos los jóvenes solteros de la ciudad. Una vez establecido el censo, esta
asociación se interesaba porque los jóvenes contrajeran matrimonio.
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TEXTO. Acuerdo del concejo de Siena (años 1462): “Considerando cuanto nuestra
ciudad ha disminuido de pueblo, y como hay muchísimos jóvenes que teniendo entre
veinte y cuarenta años sin mujer aptos para tener hijos, y como hay muchísimos jóvenes
que están para casarse, y por la negligencia de los “mezani” se tarda, incluso no se
realizan muchos matrimonios, y la juventud suelta (sciolta) y sin mujer”
Esta comisión estuvo funcionando, lo que no tenemos es el resultado, no
sabemos si fue positivo o negativo. Esta política también tiene una finalidad social, pues
estos jóvenes que no contraen matrimonio forman bandas en las ciudades constituyendo
focos de violencia. Estos jóvenes que no han conseguido matrimonio alteran a las
familias, causan robos, violaciones; y es un motivo de preocupación, de desorden, de
inestabilidad en la ciudad. También por esta razón, se creyó conveniente crear esta
comisión de los cuatro ciudadanos.
Desde el punto de vista demográfico, en las ciudades medievales, durante la
Plena Edad Media se dieron tres hechos característicos:
1. Hay en las ciudades más solteros que en el campo. El número de solteros en
las ciudades fue abrumador respecto al campo, y esto, ha echado por tierra alguna de las
hipótesis, que era, que como el campesino tenía que esperar la herencia para poder crear
una familia, había más solteros en el campo que en las ciudades. Lo que se ha
demostrado es todo lo contrario, y en el mundo urbano los solteros son más numerosos
que en el mundo rural. Esto, parece ser que está relacionado, no sólo con la dote, sino
también con la dificultad de encontrar un oficio, la dificultad de encontrar una profesión
de forma continuada. Esto pues, también hace que la soltería sea un hecho
característico.
2. El segundo hecho característico, es que debido a la soltería, hay muchos
hogares en los que sólo vive una persona. En la ciudad de Florencia, en un censo que
hay del año 1427, hay un 11% de hogares formados por un solo individuo.
3. Por último, decir que en las ciudades de la Plena Edad Media hay más
hombres que mujeres. Por ejemplo, en Valencia, en las ciudades de la Toscana, hay
130 hombres por cada 100 mujeres. Esta desproporción, se debe, fundamentalmente, a
razones higiénicas, sanitarias, pues las mujeres tras el parto están muy expuestas, y los
desenlaces son trágicos, y esto parece que incidió en esta desproporción. Sin embargo, a
partir del siglo XIV, la cosa cambió por completo, y en la Baja Edad Media el panorama
se invierte, pues el número de mujeres va a ser superior al de los hombres. Será superior
porque hay mas progreso higiénico, no hay epidemias, y sobre todo, porque los hombres
contraen matrimonio a una edad tardía, por tanto, mueren antes, y hay más viudas, por
lo que la población femenina supera a la masculina, claramente, a partir del siglo XV.
Para terminar, en las ciudades el modelo familiar que predomina es la familia
nuclear o conyugal. Pero también hay un 12% de hogares en que la familia conyugal
acepta a otros parientes; como los abuelos, o los hermanos, y los tíos, que en ocasiones
excepcionales también conviven con la familia conyugal. El número de personas (antes
de la Peste Negra) de la familia conyugal, supera con creces el 4, tenían entre 5 y 5’5
miembros. Claro que este no es un número uniforme, la aristocracia, los nobles que
viven en la ciudad, o y los ricos comerciantes, tienen una familia más amplia:
generalmente de 8 miembros como término medio. Esto es así porque tienen más
63
calidad de vida, más prácticas higiénicas, su tasa de natalidad es más fuerte, pero
también, porque dentro de esa familia conyugal noble o acomodada, hay agregados que
no tienen parentesco sanguíneo con los progenitores: son criados, clientes, que se ponen
bajo la defensa, el amparo, la protección de estas familias nobles acomodadas. Con la
Peste Negra el número descendió, y hay una recuperación a finales del siglo XV. En la
siguiente gráfica, veremos el número de componentes tras la Peste Negra, y veremos,
como poco a poco las familias se van recuperando, aumentando el número de habitantes
de la ciudad:
Año Nº Fam. Conyugal Año Nº Fam. Conyugal Año / Nº F. C.
Ypres: 1412 3’4-3’2 1437 3’7-3’6 (dos barrios) 1491 / 4’3
Siena: 1395 4’3 1453 4’28
Lucca: 1411 3’91
Año Nº por Familia Conyugal
Reims: 1422 6’6 (S. Pedro) 3’8 (S. Hilario)
Florencia: 1427 3’8 (en el campo 4’4)
Carpentras: 1473 5’1
Vemos en primer término la ciudad de Ypres, como se pasa de una familia
conyugal con un promedio de 3’4 en el año 1412, al 4’3 en el año 1491. En este año
1491, ya nos vamos acercando más al número 5 que había antes de la Peste Negra. Lo
mismo ocurre en Siena, que aunque no haya un aumento, sí que podemos observar
como se ha estabilizado la situación. Aquí pues, vemos en este cuadro la composición
aproximada de cómo se constituye una familia nuclear.
En la documentación también aparecen otros rasgos, la gran diferencia de edad
en el matrimonio, entre el cónyuge masculino y femenino. Generalmente, el marido
contrae matrimonio casi a los 30-35 años, mientras que las esposas contraen matrimonio
a la edad de 18-20 años. De todas maneras, las edades varían mucho de unas ciudades a
otras. Lo más común es que las mujeres se puedan casar a una edad temprana. En Siena
se podían casar a los 12 años, pero en otras ciudades era los 14 años, y en otros lugares,
se normalizaba el casamiento a los 20 años. En el código civil actual, está regulado que
para contraer matrimonio se tienen que tener como mínimo 14 años, y siempre, a esa
edad, con autorización judicial.
Las mujeres con una dote estaban en una condición extraordinaria para contraer
matrimonio. Este era un tema tan serio que no intervenía ni siquiera la Iglesia, eran las
familias las que realizaban el acuerdo, y cuando la boda está constituida, la boda se
celebraba fulminantemente, con gran rapidez, y esto se debe a dos razones: la dote no es
un tarea sencilla, por eso, una vez constituida, se produce una celeridad por realizar el
enlace. Pero además, hay otra cuestión, pues el matrimonio permite la salida de un
miembro del hogar, una boca menos que alimentar, y esto es algo a tener en cuenta. En
los matrimonios se produce un cambio: son más las viudas que los viudos, pues el
matrimonio está más descompensado, ya que los cónyuges masculinos son mayores, y
la mortandad viene antes. El papel de una mujer será cambiante en la ciudad. Si una
mujer tiene que reunir la dote, no puede contraer matrimonio cuando ella quiere, pero al
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ser viuda, la cosa cambia por completo, ya que se queda con el patrimonio del marido, y
esto causa desorden en las ciudades, y produce la protesta social del vecindario, pues las
mujeres eligen a hombres más jóvenes, y esto causa revuelo. El matrimonio está
concertado por las familias de los contrayentes, y es la autoridad paterna la que se
impone, y ni siquiera la iglesia consigue imponerse sobre el padre de familia. Las
relaciones entre los jóvenes son a escondidas, y se hacen sin la “mirada” de los adultos,
y si se produce un enamoramiento, lo normal es que acabe en rapto o concubinato. La
población fue creciendo por las políticas matrimoniales a lo largo de la Edad Media (no
todo era el aumento de la cosecha).
Tenemos una fuente cuantitativa para calibrar ese crecimiento. Esa fuente es el
Domesday Book (libro del juicio final), ese título parece aludir a algo religioso, pero es
un inventario, un censo de la población del año 1086, mandado realizar por Guillermo el
Conquistador, y nos da una cifra en Inglaterra de 1.300.000 habitantes. En el año 1377,
se hace otro inventario para cobrar un impuesto: el poll-tax. Esa fecha de 1377,
corresponde con el final de la Peste Negra, en el siglo XIV, y la población arroja una
cifra de 3.300.000 habitantes, que podemos elevar a 3.700.000 descontando la muerte
por la Peste Negra. Es decir, la población de Inglaterra se triplicó, por lo que en todo el
continente existió un boom demográfico, y en ese boom nos interesa señalar que las
ciudades crecieron al compás de dicho boom. Las ciudades no quedaron al margen, y lo
sabemos por dos datos: por la proliferación de ciudades, y porque se levantan distintos
anillos defensivos, por lo que hay distintas oleadas de crecimiento. Los barrios se
quedan pequeños y tienen que ser abrazados por nuevas murallas.
Cálculos estimativos de habitantes por ciudad:
Año Población Año Población Año Población Año Población
Milán 1288 150.000 1463-94 100/120.000
Génova 1155 47.500 1462-63 85.000 1480 80/100.000
Pavía 1254 17/20.000 1460-80 10/16.000
Venecia 1338 110/120000 1422 85.000
Padua 1281 27/30.000 1411 18.000 1435 18.000 1490 19.000
Bolonia 1294 50.000 1323 43.000 1371 32.000 1480 40/50.000
Florencia 1300-38 100/120000 1os
s. XV 40.000
En este cuadro vemos como se crece en todos estos países, hay una evolución
hasta el año 1350, año de desarrollo de la Peste Negra, y en el que las poblaciones se
truncan, hay un retroceso, hay una contracción de habitantes. Esto es algo que se conoce
como la crisis general del siglo XIV, una crisis que fue triple, y las ciudades se vieron
afectadas por tres factores de crisis simultáneos:
1. Las hambrunas. El campo, en el siglo XIV tocó techo con el método de su técnica
productiva; no podía producir más, y no consiguieron descubrir nuevos métodos
revolucionarios en el trabajo del campo. El clima también cambio, se hizo húmedo y
frío, y por tanto, si no había medios técnicos y el cambio climático fue perjudicial, lo
que se produce es un cortocircuito. Desde 1315 a 1317, se vio un aumento de las malas
cosechas. En muchas ciudades de Flandes murieron más de 3.000 personas por ciudad;
los estragos demográficos fueron terribles. Los habitantes de las ciudades vieron como
el abastecimiento disminuía, por tanto, la comida, los víveres, eran menores en las
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ciudades, y se produce una subalimentación urbana. Pero eso no solo se debe a los
escasos alimentos, sino que al ser escasos, son más caros, y los menos pudientes no
pueden acceder a dichos alimentos. Sin embargo, uno podía pensar que la ciudad con su
desarrollo económico podía mitigar las hambrunas mejor que el campo, pues con el
comercio podían traer trigo de donde hubiera. Las ciudades estaban mejor situadas,
pero, no obstante, cuando llegó el momento de la respuesta, los permisos o licencias de
aduanas, preparar los transportes, toda la infraestructura comportó que esa traída de
cereales fuera muy lenta, y no resolviera la papeleta con la gradualidad esperada. Pero
además, los campesinos se iban a las ciudades en busca de alimentos, con lo que la
ciudad no pudo reaccionar efectivamente ante esta carestía, por lo que quedó tocada por
las hambrunas.
2. El segundo factor fue la guerra. Afectó más al campo que a la ciudad, pues se
incendiaban las cosechas, rompían las líneas de comunicación, los mercenarios
asesinaban y violaban, pero la ciudad tampoco se salvó totalmente, pues algunas fueron
cercadas, y el desorden impidió el comercio habitual. Aunque este, fue un factor menos
lesivo para la población urbana que para la rural.
3. El tercer factor fueron las epidemias. El caldo de cultivo estaba preparado, y
empiezan a aparecer determinadas enfermedades infecciosas, como la disentería, la
tuberculosis, y por último la malaria. Además, en el año 1350, se extiende por toda
Europa la famosa Peste Negra, traída de la península de Crimea. No se sabe si es un
virus, una bacteria, pero es una enfermedad muy infecciosa que en menos de 10 días
dejaba al enfermo inerte y muerto. Con vómitos de sangre, las póstulas, todo eso,
producía auténticos terrores en las ciudades. Las muertes están en torno al 30% de la
población, pero hay ciudades que llegaron al 50 y al 60 %, como en Hamburgo. La
reacción fue recurrir a lo único que podían comprender: entrar en los templos y pedir la
protección divina, lo que hizo que la peste se extendiera más todavía, pues al reunirse la
gente la infección se propagaba con más facilidad.
Pasado el año 1370 las epidemias empiezan a retroceder. Sólo Hungría se salvó
de la Peste Negra, aunque no se sabe bien el porqué. A partir de 1370 algunas ciudades
se van recuperando y se recuperaron más rápidamente en el norte, como en Flandes. En
otras zonas, como la Toscana, la recuperación fue más pausada.
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Conclusiones sobre la Demografía
Para concluir la demografía, una vez pasado el efecto de las hambrunas, de las
epidemias, o de las guerras: terminarán por consolidarse los sistemas urbanos, pues el
sistema urbano tendrá que crear una jerarquización. La población europea y su
urbanización al final de la Edad Media, estaba en números relativos de entre el 5 y el
10% de la población. No podría haberse aumentado más, estaban en el máximo, pues se
necesitaba del mundo rural para subsistir, y si se reproducían se venía un colapso. Esto
también es dependiendo de las regiones, pues hay poblaciones que pasan al 30 y 32 %
de gente que vive en la ciudad, como el caso de los Países Bajos.
-TABLA DE TAMAÑOS DE LAS CIUDADES EUROPEAS HASTA EL AÑO 1300-
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Tenemos este gráfico, que es muy revelador de la distribución urbana en Europa. El
cuadro hay que empezarlo a ver de abajo hacia arriba, es decir, de las ciudades más
pequeñas a las más grandes. El profesor Monsalvo hace una clasificación. Resulta que
las ciudades en Italia no se consideran ciudades, pues se considera mundo rural. En
Francia hay muchas ciudades con ese espíritu de vida urbano. En Inglaterra hay 500
muy pequeñas, y menos cantidad de medianas. En el número V vemos “las pequeñas y
muy pequeñas”, y en el tipo IV vemos las “medias”. Si vemos el cuadro, vemos que la
mayoría de las ciudades son muy pequeñas, pequeñas, y medianas, y los restantes
epígrafes se reducen en número, pero son más brillantes. Vemos la relación de ciudades
“grandes”: en Francia, un elenco amplio en Italia, pero no se dan tanto en Inglaterra, ni
en el Imperio Romano Germánico. En el caso de Francia son 26. En el caso del Imperio
Romano Germánico son 33. Pasamos al segundo tipo (II), las ciudades “gigantes”, y en
Italia vemos entre 11 y 12; en Francia hay 6, en el Imperio hay entre 1 y 3, y en
Inglaterra sólo Londres. Por último, las ciudades calificadas como “Metrópolis”. En
Italia 4, y solamente fuera de Italia hay 1, que es París. Aquí no está la península
Ibérica, Sevilla y Barcelona estarían en el tercer epígrafe, y hay que esperar al final de la
Edad Media para que se conviertan en gigantes, con más de 40.000 habitantes.
Finalmente, las ciudades acaban por constituirse en sistemas urbanos o
jerárquicos. La ciudad es un gran centro, y lo demás son poblaciones satélites. Sevilla
es un centro, y todas las demás de alrededor dependen de ella: Cádiz, Jerez, Carmona,
Écija…. Pero al lado de este sistema, hay otro sistema de jerarquización: los sistemas de
redes urbanas. En Castilla se dieron estas dos modalidades: el sistema urbano (una gran
ciudad como centro) y el de redes urbanas (varias ciudades equilibradas entre sí). El
caso de Sevilla, de Barcelona, de Valencia, son ejemplos de sistemas urbanos, que
entran en contacto entre ellos y se crea una red interregional, e internacional. Pero en la
Meseta no hay sistemas urbanos, hay sistemas de redes, pues todas las ciudades están
equilibradas, Segovia, Palencia, Salamanca, Ávila.. evidentemente cada sistema urbano
tiene de particular y mira por su paisaje, por su producción, por su economía, tienen
peculiaridades regionales. En las ciudades flamencas se dedican a la industria y al
negocio, no hay ninguna ciudad romana, todo son fundaciones medievales. En cambio,
la Bretaña francesa es un región diferente, no tienen tanto desarrollo urbano, pero
combina ciudades galorromanas con ciudades medievales, y tiene dos grandes centros
neurálgicos: la ciudad de Nantes y de Rennes.
TEMA 3. CONFORMACIÓN DE LOS GOBIERNOS, DE LAS SOCIEDADES Y
DE LAS ECONOMÍA URBANAS
El gobierno urbano es un experimento que llevan a cabo los hombres nuevos
(homini novi), los burgueses, y la ciudad, era un campo de experimentación. La
comunidad que vive en la ciudad tiene que administrarse, gobernarse, y poner en
marcha autogobiernos, que van, de la total autonomía, hasta la tutela del rey o de los
señores; aunque las ciudades siempre tienen parcelas de autogobierno. Ese gobierno
urbano recibe distintos nombres en Europa, pero es una única realidad: el más conocido
es la comuna, pero en otros lugares se llama consulado, y en otros lugares se llama
universitas (palabra en latín). Es la misma realidad, y esta realidad siempre manifiesta
tres características propias de los habitantes urbanos:
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1. La conciencia de grupo
2. El sentido de defensa conjunta, de defensa colectiva de la comunidad
3. Manifiesta que esa institución ha sido reconocido por la Iglesia, el rey o los
señores, por el poder en definitiva
Los precedentes, de esta conciencia colectiva son dos:
1. Instituciones eclesiásticas, pues miraron una costumbre puesta en marcha por
los obispos, que era la Tregua de Dios, o la Paz de Dios; y consistía que la Iglesia veía
intolerable la violencia feudal. En momentos determinados de la semana, estaba la
tregua de Dios, que se utilizaba en el mercado, en los intercambios como método para
prohibir la violencia. La Iglesia promulga la paz.
2. El segundo punto lo establecen los mercaderes, que necesitan esa paz para no
ser asaltados, y en el mercado lo mismo, pues no quieren robos ni violencia. Crean las
asociaciones llamadas gildas, y en las gildas, uno de los puntos es la defensa de sus
intereses.
Parece que la ciudad se fijó en estos dos modelos, y el autogobierno, entonces,
obedece a dos constantes:
1. La primera, el deseo de paz, la comuna lo que quiere es proporcionar
tranquilidad y orden frente al desorden y la inseguridad, frente la arbitrariedad. El
desorden lo representaban los señores feudales, pues un señor feudal exige impuestos
arbitrariamente, impuestos que no están tipificados, y de los que cambian las cifras
exigidas, la fecha de cobrarlos. Todo es caprichoso y arbitrario, y el estatuto pretende
eliminar esa arbitrariedad dentro de las poblaciones urbanas. En este sentido, los
burgueses quieren lo mismo que los peregrinos, que quieren llegar a los lugares de culto
pacíficamente, sin agresiones en el camino.
2. La segunda cuestión que aparece en estos gobiernos es el deseo de libertad. La
libertad en los estatutos, en las cartas de comuna. La libertad medieval no tiene el
sentido actual, pues para los burgueses, la libertad es estar al margen del derecho feudal,
tener una nueva ley, una ley que no esté supeditada al antiguo código feudal. Una carta,
es un privilegio ante un legislación obsoleta e incompatible con los burgueses
Estos son por tanto, los dos conceptos fundamentales que rigen los
autogobiernos de las ciudades. En Siena, en una pared se mando pintar a Lorenzetti: El
Buen y el Mal gobierno Urbano. El buen gobierno está presidido por la paz, sin
sobresaltos, sin robos, también es donde la ciudad está abastecida, no hay hambre, y el
mural el buen gobierno está representado por un ángel. Todo esto, escrito en latín
representa la securitas, la seguridad, y este artista supo plasmar el ideal de los estatutos
del autogobierno. La libertad es tener un derecho nuevo, y está recogido en los fueros, o
cartas de comuna, o en cartas de franquicia. Esta plasmación por escrito que son los
estatutos, no se hace en un momento determinado y se cierra, sino que según las
necesidades se van escribiendo las clausulas de ese derecho que se precisa. Al principio,
este derecho surge desde el suelo, del nivel inferior, de los propios burgueses; pero en la
Plena Edad Media, en los siglo XII y XIII, son los nobles y los reyes, es el poder central
el que se entromete y ya concede los fueros, las cartas otorgadas; pero anteriormente el
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modelo fue de abajo arriba . Este nuevo derecho busca dar seguridad, inviolabilidad,
una justicia imparcial, que no se cometan abusos.
TEXTOS
-S. Omer (1127): “Sobre todos los mercados de Flandes, si los burgueses son objeto
de una querella, serán sometidos a la justicia de los escabinos, sin duelo, y en el futuro,
en efecto, quedan liberados de duelo”.
Una práctica del derecho feudal, el duelo, es suprimido, queda algo retrógrado, y
los burgueses detestan esa práctica que consideran primitiva. Por lo que consiguen que
los comerciantes sean sometidos al tribunal de justicia pero sin duelo, por lo que el
ejercicio judicial se perfecciona.
-“Los hombres de la condesa no serán admitidos. Pero los hombres libres pueden
formar parte de la comuna al igual que los del señor. Una vez entrado, el nuevo
“burgués” sea libre de su cuerpo y de sus bienes y conserve sin ser inquietado todo lo
que haya aportado con él. El burgués sea libre de toda manomuerta, pero, una vez
miembro de la comuna, deberá residir, salvo cuando los negocios lo reclamen fuera”.
Tienen seguridad en todos sus bienes y sus personas, cuando se convierten en
miembros de la comuna. Para esto, debe residir en S. Omer, si no, pierde la condición de
ciudadano. Aquí se entra en otro ámbito, y el mundo que separa lo rural de lo urbano, se
traspasa una vez se atraviesa la muralla.
-Laon (1128): “nadie, libre o siervo, puede prender a alguien por delito alguno sin
intervención de la justicia”.
Ningún señor feudal puede meter en la cárcel a alguien salvo que intervengan los
tribunales urbanos de justicia.
-Cortes de León (1188): “que ni yo ni nadie de mi reino destruiremos o invadiremos
casa ajena, ni cortaremos viñedos o árboles de otros”.
No se puede hacer daño sobre los bienes de los demás, la comuna tiene autoridad
sobre los territorios de la ciudad, y autogobierna.
-Carta de San Quintín (1195): “es cosa sagrada y costumbre en nuestra comuna que
ni la justicia del conde ni la justicia del alcalde pueda penetrar, por un delito, en la
cámara de un burgués o de un jurado, ni podrá de ninguna manera romper sobre él la
puerta si está cerrada”.
Inviolabilidad de la persona, del domicilio, es lo que expresan estos dos
documentos últimos que hemos leído.
-“y si su señor hubiera retenido indebidamente sus cosas y no le quisiera reconocer su
derecho, nosotros haremos justicia; y averiguaremos según nuestro poder todas las
cosas que les fueron quitadas y tomaremos garantía por las cosas perdidas. Y para ir y
venir ante su señor, nosotros los conduciremos por salvoconducto allí donde tenga
derecho a se convocado”.
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La propia comuna defiende a su colectivo, y van a intervenir en la defensa de sus
vecinos. Todo es una obsesión por la seguridad.
-Laon (1128): establece el pago de una talla, pero añade “y no pague ninguna otra
talla, a menos que poseyera fuera de los términos de la paz alguna tierra por la que
debiera talla, y entonces den talla por ella, según valor”
El señor exige aquí en Laon la talla, los burgueses no logran eliminar ese
impuesto, pero ya que no pueden eliminar la talla, consiguen que sí sea tipificada; que
se marque la periodización, pues quieren saber cuándo y cuánto la tienen que pagar
-Abbeville (1184): “debían pagar Felipe Augusto sólo tres ayudas: por rescate del rey,
por matrimonio de su hija, por armar caballero a su hijo”.
Sólo por estas tres ayudas, exclusivamente: por cautiverio del rey, por
matrimonio de la hija, o por armar caballero a su hijo, tendrían que pagar en Abbeville,
por lo demás temas en absoluto.
Buscan la seguridad, la inviolabilidad, y siempre: que los impuestos no sean
abusivos ni arbitrarios.
Por último, aparecen también derechos militares y fiscales. Los derechos
militares, son del tipo de que si el señor exige esos servicios militares, tiene que
especificar de cuánto tiempo al año se van a componer, el numero de burgueses que
tendrían que ir, o el tiempo de campaña militar en su caso. Se va regulando, por lo que
se refleja la conciencia de grupo, una conciencia distinta a la del mundo feudal. Esta
conciencia de grupo, precisa un dinero, la exigencia de pagar impuestos, y entonces se
crea una hacienda urbana, que nace en primer término de las necesidades de defensa:
hay que establecer una muralla, y se crean impuestos, pero no feudales, sino urbanos, y
así se va creando una hacienda urbana. La ciudad se convierte, por fin, en un
autogobierno, es celosa de su fuerza, de su privilegio y de sus libertades, por eso, tiene
siempre en la cabeza un sustantivo: intromisión, recela de cualquier intromisión en su
ámbito, y sobre todo, recela de la intromisión señorial. Era muy difícil que las ciudades
dejaran pasar por su territorio a destacamentos militares del emperador o del papado, era
una violación de su autogobierno, lo que demuestra una sensibilidad interna en su
ámbito de soberanía.
En unos casos vicinus, es el nombre que tenían estos elementos de la comuna; de
esta palabra derivará el español “vecino”, y en francés “voisin”. En otros casos aparece
cives, y también jurado, pues estos ciudadanos tenían que prestar un juramento, y por
eso le decían jurado, porque había hecho un juramento. En Inglaterra los habitantes de
la ciudad fueron llamados freemen, ciudadanos, burgués… todas las calificaciones son
para personas que han sido recibidos como miembros de un gobierno urbano. Pero
normalmente, hay que cumplir dos requisitos:
1. Residencia permanente en la ciudad
2. O, la posesión de una casa o una tierra
La posesión de una propiedad es exigida sobre todo para garantizar en caso de
pleito judicial el pago de un fianza. También, por supuesto, es un elemento que asegura
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la permanencia de ese vecino en la comuna. El otro requisito es el de residencia, no se
puede ser miembro de la comuna al día siguiente de entrar en la ciudad, se consigue una
vez ha pasado un tiempo determinado, y esto se hace para llevar a cabo una política de
control migratorio. Había individuos que tenían que esperar 30 años, pero se redujo, y lo
normal se quedó en 1 año y un día. Pero en momentos de control demográfico podía
elevarse. En el caso de Sevilla, los extranjeros tenían que alcanzar los 10 años para
lograr la calidad de vecinos, pero a los habitantes de Castilla se les exigía era 1 año y un
día.
Estos aspectos los tenemos regulados en las cartas de Franquicia:
-Laon (1128): “Cualquiera que sea recibido en esta paz edifique una casa para sí, o
compre viñas, o lleve a la ciudad toda su riqueza mueble, todo en el término de un año,
para que el oficial de justicia pueda cumplir en ellas, si fuere necesario, sus
sentencias”.
El vecino tiene que acudir a la comuna con una casa, con propiedades de viñedo,
o bienes muebles, para garantizar el pago de una fianza en caso de disputa.
-Rouen (fines s. XIII): “nadie debe permanecer más de un año y un día en la ciudad si
no es jurado de la comuna. Durante ese tiempo, y antes de haber jurado, no podrá
gozar de ninguna de las libertades de la ciudad”
Es decir, tienen que cumplir un año y un día para ser sujeto de derecho, de
libertades.
-Arrás (1194): Si un forastero reside en la ciudad “después de permanecer libremente y
sin oposición durante un año y un día, será burgués y tendrá la ley de la ciudad”.
Otra vez nos encontramos el topo de 1 año y un día
-Lincoln (1160): El rey declara que “si alguien hubiese permanecido en la ciudad de
Lincoln durante un año y un día, sin ser reclamado por parte de ningún reclamante, y
hubiese adoptado las costumbres, y fuera capaz de demostrar por medio de las leyes y
costumbres de la ciudad, que el reclamante hubiese estado en tierra inglesa sin
reclamarlo, en el futuro permanecerá como en el pasado en paz,… como mi ciudadano”
El rey es el que da esta carta de franquicia.
-San Quintín (1195): “cualquiera que lo desee y de cualquier parte que venga, salvo
que sea ladrón nocturno o diurno, podrá vivir en la comuna; y desde el momento en
que haya entrado en la ciudad nadie podrá apresarlo ni tratarlo violentamente, si no es
por la justicia común de los escabinos”.
Volvemos de nuevo a la cuestión del amparo
En definitiva, la comuna, desde el punto de vista jurídico se diferencia del
concepto feudal preexistente. Con el tiempo se hace selectiva la aprobación de los
nuevos vecinos, y se rechaza a nuevos vecinos cuando no se quiere más población en la
ciudad, y por ejemplo, se establecen tasas económicas elevadas, por lo que la gente
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humilde no puede pagar esas tasas. En las ciudades inglesas ocurre mucho. En York, o
en Bristol, se exigen estas tasas. En otras ocasiones se exige una cualificación laboral
para poder ser vecino. Por tanto, las actas de las comunas, de los gobiernos urbanos,
registran a la gente que pide ser vecino de esa ciudad, y se puede seguir el movimiento
de aceptación de vecinos. Los que adquieren la condición de vecinos, no tienen que
renovarla, pues por costumbre feudal, se transmite de manera hereditaria, y pasa de
padres a hijos. Con la inmigración se crean dos realidades, la de los vecinos de a pie, el
sujeto de derecho, y luego, hay inmigrantes que no son vecinos en la ciudad, y entonces,
dentro de esas gentes que no son vecinos aparecen dos nuevas realidades urbanas:
-Moradores
-Estantes
-El Morador es el inmigrante que está en la espera de…, de que el gobierno urbano le
apruebe los requisitos para convertirse en vecino, y en este periodo transitorio, no es
vecino, pero tampoco extranjero, es morador, y como tal paga algunos impuestos. Los
moradores no tienen obligaciones absolutas, pero algunas obligaciones sí que tienen.
-El Estante es el que no tiene voluntad de permanencia, está de paso, es un transeúnte,
es un vagabundo, un peregrino, un transportista, y por eso, tiene la condición de estante,
pues está un tiempo determinado nadas más.
Pero aparte del morador y el estante aparecen otras dos calificaciones jurídicas:
el extranjero, el viajero que aparece sin esperarlo, el foráneo. En la Baja Edad Media, el
foráneo es mal visto, pues se confunde con un posible ladrón o espía. La otra categoría
es la del marginado. Próximamente veremos cómo se encuadran estos vecinos. El
primer encuadre es la comuna, pero la comuna se amplía de manera que hacen falta
otros encuadramientos más pequeños (como los barrios urbanos y las parroquias).
Vittorio Carpaccio, Milagro de la reliquia de la Cruz (detalle), 1494. Bajo su graciosa
corola, la expansión de las chimeneas venecianas (hasta 8 por inmueble). Se sabe luchar
victoriosamente contra el frío a orillas de la laguna. (Venecia, Academia).
Esta pintura representa a Venecia al final de la Edad Media, se pierde el sentido
de la ciudad ideal, algo impensable en un pintor del siglo XII o XIII, pues es una
representación esquemática: murallas, torres, campanarios… el realismo del
renacimiento singulariza a las ciudades, y aquí tenemos el particularismo de Venecia.
Veíamos como las salas de los hogares se calientan con chimeneas, y ahí vemos la
proliferación de chimeneas, y se regula para que se construyan con materiales ignífugos.
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-El propio arte nos informa sobre las viviendas.
Simone Martini, El bienaventurado Agostino Novello, <<Milagros de Santo>> (detalle),
políptico, 1328. Hacia 1330, en las ciudades superpobladas, hay numerosos añadidos
ligeros (aquí, de madera que invaden en voladizo las calles). Los municipios luchan
contra semejante proliferación anárquica, antiestética y peligrosa (incendios o
accidentes). (Siena, iglesia de San Agustín).
Vemos sobre las calles ese voladizo, y una mujer se asoma por un hueco del
voladizo para ver el estado de la calle. Estos voladizos en Castilla fueron
terminantemente prohibidos por los Reyes Católicos, que aplicaron un decreto por el
que sólo se podían realizar en Canarias. El material que se aplica es la madera, y por
tanto, también tiene el problema del incendio.
- PALACIO GONDI-
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Palacio Gondi (1490-1501), en Florencia. Ejemplo célebre –debido a Giuliano da San
Gallo– de aquellos palacios de nuevo estilo a los que distinguía su decoración (Rucellai)
o su concepción general. De una impresionante monumentalidad, victoriosamente
plantados en el tejido urbano, magníficamente decorados en sus fachadas, intimidantes
como recintos fortificados y sacros, estos palacios macizos combinan la fuerza gloriosa
del castillo y el apacible recogimiento del convento. Marcos , admirables para una
existencia privada, burguesa, dichosa y segura, y, en ocasiones para su ostentación
pública.
Es un palacio de una familia patricia, una clase acomodada, el palacio Gondi de
a finales de la Edad Media.
En el mediterráneo las construcciones son de piedra, y la última planta es de
ladrillo o mampostería. Se construye varias plantas: la inferior se dedica a los negocios,
la primera para la vivienda, y la planta segunda para deposito de alimentos, para la
servidumbre, los criados, y aparece el gusto estético de León Bautista Alberti, se busca
sorprender al caminante con la belleza de esta fachada. El friso de la parte principal es
distinta, para cambiar el ritmo, ninguna planta tiene el mismo esquema, y esto le da
movimiento, le da variedad. Predomina la forma regular, el orden, el equilibrio, la
belleza, algo que se percibe no sólo en el plano urbano, sino también en la propia
vivienda.
-Tacuinum sanitatis (pater familias)-
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Tacuinum sanitatis, Pavía o Milán, 1390-1400. Sentado en su cátedra, el pater familias
acaba de gustar con la cuchara el caldo que le ofrece su esposa inquieta. Está satisfecho.
Y la satisfacción del amo reconforta a las dos mujeres. (París, Bibl. Nac., ms. na. lat.
1673. fol. 50 v. º)
-Es un grabado de un manual de medicina, el Tacuinum sanitatis, el más difundido de la
Edad Media.
Esta ilustración nos presenta la sala de la casa como el lugar fundamental de la
vivienda. En esta sala existe el fuego, para preparar los alimentos, para calentarse, y esta
sala es un lugar de reunión, del fuego, del tipo de trabajo femenino (como bordar). El
padre prueba si la comida está lista para servir.
-Masaccio, Caridad de san Nicolás-
Masaccio, Caridad de san Nicolás (detalle), fragmento de la predela del políptico de
Pisa (desmembrado), 1426. Lo exiguo del lecho hace que se le reserve al padre. Las
hijas duermen sentadas, recostadas sobre el arcón. (Berlín, Saatliche Museen
Preussischer Kulturbesitz).
En este fragmento, vemos a un anciano en posición horizontal descansando
sobre un lecho, y tres mujeres aparecen reclinadas sobre ese lecho, y un transeúnte está
observando la escena a través del vano, la ventana. El lecho es un banco estrecho, no
tienen más cabida, y las hijas tienen que reclinarse sobre él, Se ha utilizado un arca. Este
grabado demuestra que todavía no hay privacidad, y toda la familia al igual que la
comida, comparten el descanso.
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-Pietro Lorenzetti, Caridad de san Nicolás de Bari (detalle)-
Pietro Lorenzetti, Caridad de san Nicolás de Bari (detalle), h. 1330-1340. Los pobres no
siempre tienen acceso, en su vida privada, a una verdadera intimidad personal. Tres
hermanas comparten en este caso el lecho doméstico; su padre dormita sobre el cofre
junto a ella. (París, Louvre).
Vemos en el lecho a tres hermanas, y como no hay sitio, en este caso es al padre
al que le toca reclinarse, pero sin derecho a la intimidad.
-Vittore Carpaccio, Leyenda de Santa Úrsula-
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Vittore Carpaccio, Leyenda de santa Úrsula, <<Sueño de la santa>>, 1495. Alcoba
artesonada, clara (con anchas ventanas, parcialmente vidriadas) y refinada de una
princesa y mujer cultivada del Renacimiento: fijarse en el espacio, en la decoración
avanzada de los muebles usuales, en los nuevos testimonios de una cultura femenina
profana (libros, objetos, esculturas). La alcoba de finales del siglo XV refleja más que
antes los gustos de su huésped. Pintarla equivale a hacer de él un retrato imprevisto,
pero penetrante y nuevo (Venecia, Academia).
Ya es un dormitorio aparte, la vivienda se ha hecho más compleja, y aparte de la
sala y la cocina, hay un dormitorio individual, privado, que pertenece a una rica familia
de la ciudad. Bien decorado, tiene ventanales cubiertos con cristales, es una
privilegiada. También dice que hay libros, textos que denotan su cultivo intelectual.
Pozo doméstico florentino (siglo XIV): con accesos en cada planta. Pozo excavado bajo
el edificio mismo. Su conducto sube hasta el nivel más alto del inmueble. Una polea
particular permite a las sirvientas sacar directamente el agua en cada piso: dos puertas
de doble batiente dan acceso a él desde dos habitaciones diferentes.
-Es un pozo, con las puertas abiertas, y otras puertas interiores cerradas.
Es la política de abastecimiento de agua, se ha construido un pozo y surte a toda
la planta de las familias que habitan en el inmueble.
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-PINTURA DE ANTONELLO DE MESINA, SAN JERÓNIMO EN SU CUARTO DE
TRABAJO-
Antonello de Messina, San Jerónimo en su cuarto de trabajo, 1475. Un modelo para los
hombres de estudio: biblioteca, studio tranquilo, vastos espacios de experiencia y
pensamiento, todo cuanto los mercaderes humanistas tratan a su vez de conseguir con
sus lecturas, sus estudios, la redacción de sus Memorias y su correspondencia. (Londres
National Gallery).
Lo mismo que aparece un dormitorio, la complejidad económica, hace que
aparezcan comerciantes que ya no son itinerantes; y estos comerciantes demandan un
habitáculo distinto en la vivienda: es el estudio, y el mercador lo usa para llevar su
contabilidad, sus reflexiones, el control de sus empresas. Vemos las estanterías o
anaqueles para cobijar los libros, y todos los instrumentos necesarios. El texto dice que
redactaban sus memorias, es una costumbre también medieval. Estas memorias reflejan
la sensibilidad de estos hombres, son como nosotros, están llenos de afecto, de cariño,
de ternuras.
-TEXTO A: Giovanni Morelli no ha podido borrar nunca de sus ojos, de su corazón, de
su imaginación, los momentos atroces de la última enfermedad de su hijo Alberto. Un
lunes por la mañana, al pobre niño (tenía diez años) le sobrevino cuando estaba en la
escuela una hemorragia nasal acompañada de náuseas y cólicos. Después la fiebre no le
abandonó más. Al cabo de dos días, en medio de vómitos, sintió un vivo dolor en la
ingle. Su estado empeoró de día en día. El dolor era tan agudo, tan torturador, sin una
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sola hora de pausa en dieciséis días, que el chiquillo no cesaba de gemir y de gritar.
Todos los que se hallaban a su alrededor, por curtidos que estuviesen, se sintieron
trastornados.
Esto es una memoria, un diario que nos refiere una familia.
-TEXTO B: Consejos moralistas: <<Casa a tu hija en tu propio ambiente, con la dote
requerida>>. Alberti: <<Tomar mujer es lo mismo que buscar belleza, parentesco,
riqueza. Aseguraos del parecer de todos vuestros mayores. Ellos conocen por menudo
las familias, incluidas las abuelas, de todos los candidatos>>.
La importancia de la dote es algo que observamos aquí, si no hay dote lo que hay
es un agravio. La boda era un asunto de familia, no era espontanea ni libre, la pareja no
tenía libertad para elegir a su propio cónyuge.
Encuadramientos sociales dentro de la ciudad
Durante los primeros momentos la comunidad era la única forma de
encuadramiento, pero con el tiempo la comuna se desarrolla, se amplía, y aparecen otros
encuadramientos menores, como la parroquia y el barrio.
El barrio es un espacio donde sus habitantes manifiestan una solidaridad que va
mucho más allá del simple lazo vecinal, es una solidaridad casi de parentesco, casi de
lazos familiares. Esta relación pues, que se puede asimilar a la de un lazo familiar, hará
que en algunas ciudades italianas como Génova aparezca el albergo, que es un
encuadramiento clientelar. La formación de los barrios se puede deber a razones
espontaneas, pero también a razones impuestas. Una razón impuesta es que la parroquia,
la Iglesia parroquial sea el centro, el aglutinante de ese encuadramiento, y formará el
centro del barrio. Cuando la Iglesia se convierte en el eje vertebrador de un barrio,
recibe en la península Ibérica el nombre de collación. Los barrios tienen como centro
una parroquia, y en Sevilla está la collación de San Isidoro, o la collación de San Pedro.
Por tanto, una primera forma de encuadramiento es la parroquia. El vecino parroquiano
pertenecía a su Iglesia, y la Iglesia estaba presente en todos los momentos de su vida,
por ejemplo, un momento para el vecino es estrenar su casa, su hogar, y allí estará el
presbítero para bendecir el hogar, por lo que hay una vinculación muy estrecha desde el
primer momento entre el parroquiano y su parroquia. La parroquia, es un elemento que
cohesiona a los habitantes del barrio, de la collación, cohesiona a los parroquianos, y
vamos a establecer las causas por las que se establece esta cohesión:
1. La primera causa de esta cohesión parroquial, es que la gente llega desde
distintas partes, son inmigrantes, y generalmente, eligen una parroquia que tiene
miembros de aquellos que descienden del mismo sitio, del mismo pueblo, y esto es una
forma de encontrar protección, de encontrar defensa. El inmigrante concibe la ciudad
como algo hostil, y por eso, elige una parroquia donde hay paisanos. Ese acto de
cohesión, además, se consolida porque participan en actos litúrgicos, en las fiestas de
los patronos, de los gremios, de las cofradías; pero no hay que olvidar que es la
búsqueda de protección lo que les hace ir a parroquias donde hay gente conocida, de
una misma procedencia y que les ha precedido.
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2. La segunda causa es de tipo geográfica, los hijos nacen de los padres que han
llegado, luego contraen matrimonio en esa parroquia, reciben las exequias de familiares
en esa parroquia, por lo que se relacionan momentos importantísimos de sus vidas con
esa Iglesia parroquial, y cuando se celebran bautizos y bodas, son momentos de
prestigio social, y se aprovecha la circunstancia para agasajar y aumentar el prestigio, y
todo, determinado con la relación entre un miembro y una determinada parroquia.
3. En tercer lugar, el parroquiano tiene otro compromiso, y es la conservación en
buenas condiciones del templo, de la parroquia. Se encargan de la administración, de los
ingresos y gastos del templo, y eso se llama la administración de la fábrica del templo,
y contempla todos los gasto de conservación, de mantenimiento. Los parroquianos en
principio, llevaban las cuentas, llevaban los beneficios, pero en el siglo XIV le sustraen
a los parroquianos de esta labor los burgueses de la ciudad, y por supuesto: la propia
Iglesia
4. Como cuarta consecuencia se utilizan las iglesias para actos laicos, y si no hay
ayuntamiento, en la parroquia, se reúnen los miembros del gobierno local; y si no hay
un palacio de justicia ahí se celebran los juicios, y las reuniones gremiales; es decir, se
emplea también para reuniones, por lo que tiene una función laica que también es causa
de cohesión.
5. Por último, la quinta causa de cohesión es que el templo se convierte en
refugio, un refugio de dos maneras: de asilo, que no siempre es una garantía de
seguridad; se refiere al tipo de asilo porque se es perseguido injustamente por la justicia
del señor, o de la comuna, la Iglesia sería como una jurisdicción. Otra opción de refugio
era en caso de que la ciudad fuera atacada, invadida, y no solo era refugio de las
personas, sino también de los bienes: se trataría de un refugio físico. Además, la
parroquia también tenía otra modalidad de función, pues servía como granero, es decir,
se mantenía allí un lugar para depósito del grano, del trigo.
Durante el siglo XI y XII la parroquia no tuvo rival, no tuvo competencia en la
ciudad, y era el centro religioso por antonomasia. No surgieron órdenes religiosas al
tiempo que la comuna, pero con el éxito de la comuna, se habrían de constituir órdenes
mendicantes, pensadas para desarrollar una labor en la ciudad. Aparecen en el siglo
XIII, y algunas se hicieron muy importantes, como los franciscanos y los dominicos,
que rompieron el monopolio de las parroquias, y se constituyeron en barrios diferentes.
El segundo encuadramiento, aparte de la parroquia, será el barrio. El barrio
como encuadramiento apareció muy pronto. Hemos visto un castrum, una civitas, y
luego el burgo, que es un barrio habitado por mercaderes o artesanos, mientras el
castrum lo habitaban los clérigos o los señores: se da una dualidad. Después se forman
asociaciones de puertas, que se encargan del mantenimiento de las murallas, por lo que
estas asociaciones formaran barrios a lo largo de las murallas, como se observa en el
norte de Italia. Se dan circunstancias, pero no obstante, los barrios se constituyeron a
través de las parroquias, como la unidad fiscal de las parroquias, y al final, termina esta
fiscalidad constituyendo un barrio; claro que, aparece también la unificación militar,
que se reparte en barrios o collaciones. Además, los barrios tienen la obligación de
participar en cargos políticos de la ciudad.
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Estos barrios no son permanentes, y habrá modificaciones a lo largo de los
siglos XII al XV. En Génova, en el siglo XII hay ocho compañías, ocho barrios que
desaparecieron en el siglo XIV. Pero sean permanentes o haya cambios, estas
collaciones son encuadramientos públicos; aunque hay también encuadramientos
totalmente privados, particulares, y el primero es el caso de algunas ciudades italianas,
como en Génova, se llama albergo, que es una familia, un clientelismo y un patronazgo.
El albergo está formado por un linaje, una familia importante, burguesa, patricia, que es
el patrón, y los familiares y parientes se ponen bajo el manto protector de ese patrón.
Pero no solo es un relación de patronazgo, también se da el clientelismo, pues toda una
serie de vecinos pobres, de vagabundos, se enrolan bajo la protección de ese patrón. Es
una forma de bando, como un partido político, pero un partido comercial que alberga
patricios, clase media, y finalmente, también clase marginal. Los Montesco y los
Capuleto, en Romeo y Julieta, reflejan la realidad de dos albergo, y cada familia está
encuadrada en su propio albergo. También, otro encuadramiento privado, es lo que se
llama vicinia, y tenemos un ejemplo que ocurre también en Génova, con la vicinia de S.
Donato. Esta asociación es personal, estaban integrada por unos cien vecinos, cien
familias, y pertenecían a la parroquia de San Donato. Quien se marchaba del barrio
dejaba de ser miembro de esta vicinia. La función primordial de esta asociación era dar
ejemplo de moralidad en la ciudad. La vicinia tenía un consejo formado por mujeres, y
tenían la responsabilidad de esa moralidad. La vicinia se formaba porque eran
inmigrantes, procedían de una localidad y era una forma de defensa, de protección. Esto
se dio también en la península Ibérica, en Castilla, en Portugal o Aragón, sólo que se
encuadran en barrios étnicos, no son vicinias, y tenemos en Sevilla la calle de los
Navarros o la calle de los Catalanes, siendo esto, un fenómeno que se dio en todas las
ciudades. Otros encuadramiento privado son los oficios, los gremios, que tienden a
emplazarse en sitios determinados. En cambio, el patriciado, la aristocracia romana,
nunca eligió un barrio, sino que se dispersa por todos ellos. Otros grupos confesionales,
sin embargo, también se dedican a agruparse. Es el caso de las juderías, o de las
morerías. Siempre encontraremos pues, encuadramientos en barrios o parroquias, y,
tanto públicos como privados.
Las Aspiraciones del Gobierno Urbano
Todas las ciudades estaban formadas por un gobierno, y todas las ciudades que
surgen en la Edad Media tienen una aspiración, y era la de tomar por ellos mismos las
decisiones políticas de su propia ciudad; aunque esa aspiración no siempre es total, y si
alguna vez se alcanza el 100%, en ciudades-Estado como Venecia, Génova o Milán… el
resto de las ciudades, alcanzaron sólo un grado relativo de autogobierno, de
independencia, y hay una escala de más a menos. La economía político-administrativa
no fue total, pero el deseo de autogobierno queda plasmado en cinco elementos
constantes que se repiten en las ciudades medievales:
1. El sello, el primer elemento es el sello de la ciudad, que es lo que autentifica
el documento emanado de la comuna, del gobierno, lo que le da validez. Esto es algo
que sigue ocurriendo hoy.
2. El segundo elemento es el escudo.
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3. La bandera o la enseña, el pendón en el caso de Castilla. Si hay un escudo,
bandera o pendón, es por una razón práctica, pues la inmensa mayoría de la población
era analfabeta, e igual que los símbolos de conducción que conoce todo el mundo, sepa
o no leer (como la señal de dirección prohibida); se sabía a qué ciudad se pertenecía, y
se iba a la guerra con este escudo, pues era una referencia, una cuestión práctica.
4. La propia muralla, el límite que separa lo urbano de lo rural.
5. El palacio del gobierno, el edificio concejil, el ayuntamiento.
Las ciudades que tuvieron más autonomía administrativa fueron las del norte de
Italia, los Países Bajos e Alemania. El resto, estuvieron sometidas a los señores, y aquí
en la península Ibérica, las ciudades estaban sometidas a la autoridad del monarca,
aunque gozaban también de autonomía. Posteriormente, el gobierno de las ciudades
estará mediatizado por otros poderes. En origen, coincidiendo con el inicio de las
comunas, la ciudad tiene que compartir el poder con el obispo o con el conde. Pero
después, con el éxito de los gremios, tienen que compartir el poder con los oficios, es
decir, con las corporaciones de oficios, y los maestros de los gremios acceden en
muchas ciudades al gobierno de la ciudad. También aparecerá lo que se llaman los
bandos, o las parcialidades, o los partidos políticos medievales, algo que ya veremos en
qué consistían, pero que es algo que mediatiza en el gobierno de la ciudad. Este
gobierno urbano gozaba de la triple división que todos sabemos, es decir, había un
poder ejecutivo, había un poder judicial, y un poder legislativo; pero, en la ciudad
medieval no existe no existe esa división, y el poder legislativo, en algunos casos, es
ejercido por el gobierno, pero en otros asuntos está regido por obispo, por el conde, por
el rey, que dicta las órdenes, las leyes. El poder judicial, por otro lado, es el más
fragmentado, pues hay distintas competencias judiciales, y por ejemplo, hay tribunales
de la propia ciudad, tribunales burgueses, y la Iglesia tendrá en la ciudad sus propios
tribunales de justicia. Además, están los tribunales aristocráticos, de nobleza; hay
tribunales gremiales… por lo que no existió, en las ciudades medievales, la división
tripartita de los poderes.
El gobierno municipal evoluciona en distintas etapas. La primera forma de
gobierno es la ejercida por los poderes feudales, por el obispo y por el conde. Y el poder
del conde y el obispo es ejercido por unos agentes intermediarios que se llaman milites,
y en otros casos se llaman ministeriales. Pero las comunas triunfaron, obtuvieron su
estatuto, sus cartas de franquicia, fueros, y a través de estas prerrogativas, gestionaron
su autogobierno, algo que recibe un distinto nombre según dónde estén las ciudades,
pero definiendo una misma realidad: la de Asamblea de Vecinos, aunque el nombre más
común es: la comuna. El concejo, sería la comuna en el caso de la península Ibérica, y
es el concejo abierto. En Italia arengo, y en Alemania rat, que son asambleas de todos
los miembros de la comuna. De ahí, emanan una serie de cargos oficiales con poderes
ejecutivos. Durante varios años, funciona este consejo abierto, pero con el tiempo se
hace más compleja la administración, y con la complejidad del gobierno empiezan las
complicaciones, pues determinadas capas sociales, querrán monopolizar el gobierno de
la ciudad. Por lo que empieza un proceso de oligarquizase. Al final, el concejo abierto
desaparece y quedará cerrado en manos de unas cuantas familias importantes. A partir
de entonces se llamará cabildo, ayuntamiento…
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A partir del siglo XIII, fundamentalmente, desaparecen las comunas abiertas, los
concejos abiertos, y el gobierno es monopolizado por la familia más poderosa de la
ciudad, y aparecen pues los bandos que luchan entre ellos por alcanzar el ejercicio del
poder. En Italia, esta lucha de bandos, creará un cargo que se llama podestá, y este
cargo entrañará la figura de un árbitro, alguien que intermedia entre los distintos
conflictos de los distintos bandos. Se crea para dar estabilidad a la ciudad, para que no
haya tanta violencia, pero se complica porque esta situación no es satisfactoria. Hay
otros grupos medianos que quieren acceder al poder, pero no pueden por el monopolio
de las familias poderosas, por eso, a mediados del siglo XIII, se producen unas revueltas
en las ciudades, hablamos de la aparición de las revueltas del popolo. Estos grupos
medianos movilizan a la plebe para la conquista del poder. El popolo se dio para romper
el monopolio de las grandes familias. En la Baja Edad Media, los conflictos urbanos
terminan con el éxito del podestá, y lo que en principio era un árbitro, se convierte en la
autoridad suprema, se transforma en un poder personal, creándose dinastías que se
mantienen de generación en generación; como los Gonzaga, dueños del gobierno de
Mantua en Italia; o los Visconti en Milán. Esto dará a la creación de verdaderos Estados
en el siglo XV, como los Medici en Venecia, o los Sforza en Milán. De un gobierno
democrático en una segunda fase, se pasó en muchos casos a un gobierno personal.
Hubo una ciudad que salió airosa de esta situación, Venecia, que siempre fue una
República cuyo gobierno siempre estuvo en manos de una oligarquía, de los
mercaderes. La máxima autoridad del gobierno, llamado dogo, era una figura que no
concentraba todo el poder en su mano; pero quitando Venecia, la mayoría de las
ciudades italianas, terminaron como decimos en gobiernos personales.
La fiscalidad en el Gobierno de la Ciudad
El gobierno urbano de la ciudad, para que pusiera en práctica los objetivos de
los burgueses, tenía que contar con un sistema fiscal, contar con una fiscalidad, pues sin
fiscalidad no había gobierno y no había comuna. ¿Qué sistema fiscal existió en las
ciudades? Lo que existió fue la alianza entre la monarquía y las ciudades, se necesitaban
mutuamente, la ciudad necesitaba al rey para que aprobase los impuestos necesarios, y
el rey necesitaba a la ciudad para poder cobrar una serie de impuestos. Los
administradores de la ciudad, se percataron de que era imprescindible afrontar tres
capítulos de gastos en las poblaciones urbanas para que funcionaran adecuadamente:
1. El primer capítulo era la administración, todos los cargos de la comuna,
conllevaban unos gastos, por lo que era imprescindible pagar a las autoridades, a los
jueces, pagar los pleitos, los desplazamientos.
2. El segundo capítulo eran las demandas que los señores presentaban contra la
ciudad, lo que ocasionaba una cantidad de pleitos que tenían que ser resueltos y era un
gasto.
3. Por último, las obras públicas: cimentación, murallas, edificios…
Para afrontar estos gastos se crearon las haciendas concejiles, comunales. El
gobierno de la ciudad necesita sus propios impuestos, por lo que hay impuestos que
necesitan ser aprobados por la monarquía y otros que no. La monarquía eligió a las
ciudades como centro de recaudación. Hay que tener en cuenta que los reyes
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necesitaban dinero para las continuas guerras (Francia contra Inglaterra, Castilla contra
Aragón, etc.), por lo que se produce una alianza completa entre la ciudad y la
monarquía.
Habrá dos tipos de impuestos urbanos: los directos y los indirectos.
Los impuestos directos podían ser de dos clases, como en época romana, estaba
la capitación, que era una cuota indiferenciada, se ponía una cifra y se pagaba por
cabeza. También había otra modalidad de impuesto (como un IRPF), según los niveles
de riqueza de cada ciudadano. Este impuesto directo, tenía sin embargo un defecto, y es
que cuando se pasaba un máximo de cuantía patrimonial siempre se pagaba lo mismo, y
por abajo, cuando no se tenía suficiente dinero no se pagaba. Por lo que eran los grupos
intermedios los que sufragaban los gastos (este impuesto es por familia). Después
estaban los impuestos indirectos o tasas, y las tasas recaían sobre todo lo imaginable, el
uso de bienes públicos, alimentos, compra-venta… de tal manera, que el capítulo más
importante de los impuestos era el de los indirectos, cuyo montante era más atractivo
que el procurado por el impuesto directo. Esto se debe a la mentalidad feudal, a las
dificultades contables de la época. Siempre la hacienda urbana era deficitaria, sobre
todo en la Baja Edad Media con la crisis del siglo XIV, y ese déficit es solventado con
la emisión de deuda pública, algo que se generaliza en el siglo XV, y estaban tan
endeudadas las ciudades que el porcentaje de intereses constituía el 54% del
presupuesto.
TEXTOS
“Todos los vezinos de Sevilla labran ya las casas a la calle, lo qual da mucho lustre a
la ciudad. Porque en tiempos pasados todo el edificar era dentro del cuerpo de las
casas, sin curar de lo exterior, según que hallaron a Sevilla de tiempo de moros. Más
ya en este hazen entretenimiento de autoridad, tanto ventanaje con rejas, y gelosías de
mil maneras, que salen a la calle, por infinitas damas nobles y castas que las honran y
autorizan con su graciosa presencia.
Es muy más saludable la bivienda de Sevilla en estos nuestros tiempos, como
quiera que se han alçado algún tanto las calles con más cuydado en su limpieza, y
enpedrado, y mejores corrientes a sus desaguaderos. Aviendo también quitado los
saledizos, que antiguamente las hazían más húmedas y sombrías, y por el consiguiente
más enfermas. Y así con esto, y con las muchas plaças, alegran y desenfadan mucho
toda la ciudad, sin que se vea ya en toda ella alguna laguna o pantano que no se aya
dispuesto a saludable vivienda”. (A. Morgado: Historia de Sevilla, Sevilla, 1587, f. 47
v.-48).
Alonso Morgado, autor del texto, se identifica perfectamente con el pasado y la
deferencia de su ciudad, se siente orgulloso de ella. Si se es rico, no hay que
manifestarlo hacia el exterior, no resultaba demasiado moral, y por eso, todo el motivo
decorativo se vierte en el interior. Estaba mal visto que las mujeres fuesen curiosas, y
salieran a la calle sin motivo. Vemos la infraestructura de la ciudad, y como un cronista
canta la excelencia de la política urbanística.
“El concejo compra en 1480 la lonja de los placentinos y milaneses, frente a la
Catedral, para derribarla. Lo justifica “porque segund el logar do ella está, se
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alargaua la plaça de las dichas Gradas, de forma que se ennobleçían las dichas Gradas
e plaça della, e la dicha calle”.
En 1480, por motivo de la nueva estética renacentista, se está transformando el
plano urbano.
Se intenta adecentar las ciudades, con una política urbanística organizada por el
gobierno.
El gobierno dice ordenar y mandar, pero también son mandados por el rey, por
lo que el gobierno es autónomo pero hasta cierto punto. Manda cambiar de lugar a los
cambiadores, a los que saben el valor de las monedas.
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Aquí se recoge el autogobierno, y como no se tiene una autonomía total. Dice el
capítulo “a”, que cien ciudadanos, eligen una terna, una lista con tres candidatos a
alcalde, y el rey es el que elige de los tres candidatos al alcalde. El alcalde que en este
caso es el juez supremo de la ciudad, no es elegido por los ciudadanos, ni por los 100 de
una forma directa, sino que el rey se reserva un derecho.
-Escabinos: son ayudantes del alcalde en la justicia.
El punto “c”, dice que si matan a un ciudadano y huye, su casa será destruida, y
si es apresado quedará bajo la justicia real, no la urbana. En el punto “f” aparecen dos
cargos señoriales, el preboste y el vizconde del rey, que vemos cómo intervienen en la
ciudad. El punto “g” amplía el anterior, y habla también del vizconde.
Las necesidades irán haciendo estas leyes, y no hay una auténtica autonomía
salvo excepciones, la política urbana está mediatizada por el rey.
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Aquí estamos ante un ejemplo de presencia feudal, el conde de Flandes, el
gobierno no es totalmente autónomo, pero sí existe autonomía, pues se habla de
escabinos o de comunidad.
-El consejo con “s”, es consejo del rey o gobernador de la ciudad, pero concejo con “j”,
es gobierno urbano, y hay que tener cuidado con esto.
Hay un carácter aristocrático del gobierno, de los más importantes, los
mercaderes, y se desprecia el trabajo de aquellos que trabajan con las manos, como los
tintoreros que se ensucian las manos de tinte, o los peleteros que huelen mal al trabajar
con pieles.
Está escrito por un francés funcionario de la corte real. Escribe estas leyes de
Beauvaisis, y nos ofrece esta apreciación escrita en el siglo XIII.
-Primates graso
Común popolo mediano
-Primores minuto
Este texto es un anticipo de lo que vamos a analizar, que es la sociedad urbana.
Hasta ahora hemos visto aspectos jurídicos, fiscales, del gobierno, pero no de la
sociedad urbana. Las sociedades urbanas, al principio, presentan una visión dual, donde
están una minoría selecta, los poderosos, donde están los primates urbi, los primeros de
la ciudad, conocidos también como primores; luego, el contrario son los pobres, pero no
tiene éxito la palabra pobre, y aparece un término político, que es el común; después
aparece un término económico y social: el popolo (el pueblo, el común). Al principio es
una división dual, pero la influencia de la filosofía escolástica, hace que ésta sea
sustituida por una división tripartita de la sociedad urbana. Aparecen, en latín, los
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maiores; aparecen en segundo lugar los mediocres, y por último los minores. Aparecen
los ciudadanos, en latín cives maiores, cives mediocres, y cives minores; y eso se
traduce fácilmente como ciudadanos medianos, mayores, y menudos. En el siglo XIII,
ya con el popolo, se llaman: popolo graso, mediano, o minuto (el común), el popolo
más extendido. Por esta razón, con esta división tripartita, Felipe de Beaumanoir,
cuando describe su ciudad y las de su entorno, dice que hay pobres y medios, y que los
minores y los medianos, no tienen parte alguna en el gobierno, pues éste, está acaparado
por los ricos, es decir, por los primates, los primores, y por el popolo graso (el común
teme al popolo graso por su hacienda y por su linaje). Entonces, el gobierno urbano que
estaba en un principio abierto a todos los ciudadanos, ahora se ha hecho oligárquico, se
ha monopolizado por parte de los burgueses, el sector del popolo graso. Dice el texto,
que si acontece que alguno de ellos, es durante un año alcalde o recaudador, el año
siguiente coloca en el puesto a su hermano, a su sobrino, etc., en definitiva a los
parientes de los más ricos, de modo que en unos años, los ricos consiguen el control de
toda la administración. Está hablando de una sociedad que desde el punto de vista
escolástico, está dividida en tres estamentos, en tres niveles, y el primero es el
patriciado, el que abordaremos a continuación. Tiene la denominación en los libros de
historia, o en los manuales, de: patriciado urbano, aunque nunca aparece con este
nombre en la documentación medieval, es un término acuñado desde Pirenne hasta la
actualidad, y designa a este grupo de privilegiados de la ciudad que veremos a
continuación.
PATRICIOS
OLIGARQUÍA – GRASSI
MEDIOCRES
POPOLO COMÚN MINORES
Hemos empezado el estudio de la oligarquía urbana los ricos, los grassi, según
los testimonios de la época. Se impone por la filosofía escolástica una división tripartita,
los ricos, los poderosos, y después los pobres, los mediocres y minores, que para
incluirlos se utilizaba el vocablo de popolo o común.
Vamos a empezar el estudio de la sociedad por la oligarquía, la élite poderosa,
los grassi. El término patriciado no es usado por los contemporáneos de la época
medieval, sino por los historiadores del siglo XX, y con ello se alude a esta capa social
urbana. Esta élite poderosa no presenta uniformidad, no es uniforme ni por su origen ni
por su procedencia social, ni tampoco es uniforme por las bases económicas que le
permiten integrarse en esa élite, en esa oligarquía. En esa oligarquía nos encontramos
hasta cinco tipos de personas que formaran el patriciado, cinco caminos que habrían de
seguir:
1. El primer camino deriva de la nobleza, son una segunda nobleza o caballeros. Esta
segunda nobleza o caballeros, habían vivido en la ciudad desde la Alta Edad Media, y
en muchos casos habían permanecido allí viviendo; en otras ciudades llegan atraídos por
el éxito de la población urbana, e incluso desde el campo llega esta nobleza debido al
éxito de la ciudades. Esta segunda nobleza está muy unida a la ciudad, pues conviven en
ella desde la Alta Edad Media. Siempre la riqueza de esta nobleza segundona descansa
en la tierra, aunque hay una segunda nobleza que combina la propiedad del suelo con
los negocios, algo que ocurre en la península Ibérica, no son incompatibles, pues se
complementan ambas formas de riqueza. La que está ausente de la ciudad es la gran
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nobleza, solamente a finales del siglo XV, cambia su residencia, por tanto, hay un
contingente de oligarcas, de patricios que proceden de esta nobleza secundaria.
2. El segundo camino se nutre de los grandes propietarios de tierra. Estos propietarios
son patricios más o menos poderosos según la cantidad de tierra que tienen en posesión,
y un ejemplo sobresaliente de patricios cuyo poder descansa en la propiedad de la tierra,
son los patricios de las ciudades del valle del Duero, y también de la Mancha.
3. Una tercera vía son los ministeriales, los agentes que administran los señoríos
feudales. El estar al frente de la administración, esto le da ingresos, escalan posiciones,
se convierten en funcionarios del rey… y todo desemboca en un enriquecimiento de
estos ministeriales que al final se instalan en las ciudades.
4. También conforman la oligarquía los mercaderes, que tienen una jerarquización, y no
es lo mismo un mercader que abastece a la ciudad de pan, que uno que hace préstamos,
pues es más rico el mercader que se dedica al negocio de la economía, como banqueros,
recaudadores de impuestos, y son los que están a la cabeza de este patriciado urbano.
También, dentro de este círculo de mercaderes podemos incluir a los empresarios, que
entran los últimos en esa oligarquía patricia. Su presencia obedece al éxito de la
producción artesanal en algunas ciudades, sobre todo en los Países Bajos. Un
empresario que entra a formar parte de esa oligarquía son los cerveceros alemanes, pues
tienen mucho éxito y se enriquecen.
5. Por último, glosan esta oligarquía los funcionarios. Junto a los empresarios entran los
últimos en esa oligarquía de la sociedad. Los funcionarios son cada vez más
imprescindibles, debido a la complejidad que se está logrando en los gobiernos del siglo
XV. Hacían falta juristas, letrados, notarios… y este ejército de juristas, letrados y
notarios, constituyeron la cota más elevada del funcionariado; y conciben por su
actuación privilegios, concesiones; de la ciudad, del rey, y terminan acuñando fortuna y
comprando títulos para sus descendientes.
El Patriciado Urbano (nombre dado desde Pirenne a una realidad medieval)
Según el tipo de ciudad existe un patriciado donde predomina, por ejemplo, el
grupo social de los mercaderes, pudiendo dominar en otra ciudad otro de estos grupos
superiores. Muchas veces, se funden con otros grupos sociales, y en una ciudad
normalmente, no existe un solo grupo, sino la combinación de varios, y es una
característica de esta élite del patriciado urbano. Sin embargo, a finales del siglo XV, se
produce la fusión de todos ellos, algo que los lleva a tener el mismo estilo de vida, y
unas pautas de comportamiento. Esas pautas de comportamiento o estilo de vida, los
rasgos característicos del patriciado es algo que intentaremos detallar, aunque ese estilo
de vida es difícil de precisar, pues lo mismo que la ciudad tiene un estatuto, el patriciado
carece de ese estatuto, no hay ley que establezca unas pautas de comportamiento, y sólo
hubo un acuerdo tácito, pero no escrito, de las conductas propias que debían tener los de
la élite, los del patriciado. Señalaremos cuatro de esos rasgos propios y típicos del
patriciado medieval:
1. El ejercicio del poder. Lo propio de un patricio era desempeñar cargos públicos en el
gobierno de la ciudad. Lo primero era el ejercicio del poder, pero termina
monopolizando el poder, y deja al resto de la población sin poder acceder a los puestos.
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De tal manera se identifica con la ciudad, que los intereses de la ciudad son los intereses
del patricio. Esta confusión de intereses ha sido magníficamente estudiada por Yves
Barel, y por Bernard Chevalier. Ejercer el poder, para estos patricios es una prueba de
su estado, de su situación privilegiada, es propio de su código de honor, de su fama.
Ejercer el poder se convierte en un signo visible de la elite ciudadana. Había muchos
burgueses, un conjunto amplio, pero la barrera que había entre un burgués normal y un
patricio selecto, era ejercer el poder. Como señala Barel y Chevalier, estos patricios
tienen una estrategia, y es que tienen que estar presentes en todas las estancias del
poder, tiene que copar el poder, y no se limitan a ocupar la comuna o el concejo, sino
que además están presentes en las cofradías, en las asociaciones militares, en los
gremios, en las sociedades comerciales; es decir, se ramifican por toda la ciudad,
controlan y vigilan todo lo que es poder, todos los puntos vitales. Por último, este
ejercicio del poder tiene una coincidencia con la lógica feudal, un punto de contacto.
Los señores feudales se pueden dedicar a la guerra, a extorsionar a los campesinos, a
mantener el poder en su feudo utilizando la fuerza, y utiliza esos medio porque tienen
todo el tiempo libre para entrenarse, para educarse en el poder. Estos patricios también
tienen todo el tiempo libre del mundo, y por eso están en todos los ámbitos del poder.
En este ejercicio del poder, mantienen su nivel patrimonial, mantienen su riqueza, y no
sólo eso, sino que la aumentan, pues como veíamos en un texto: no pagaban impuestos
y se burlaban de las leyes. Los cargos no tenían retribución económica, algo que
podemos decir en su favor, y si la tenía era muy simbólica.
2. El segundo rasgo es la riqueza, no se concibe un patricio pobre, desheredado,
arruinado. Todos ellos tienen un gran patrimonio, otra barrera que separa a los
burgueses, y es por tanto, una fracción de la burguesía, la más poderosa y la que más
bienes de todo tipo tiene la que ocupa el poder.
3. El tercer rasgo del patriciado, es que no se contenta solo con el ejercicio del poder y
tener grandes fortunas, sino que quieren más elementos que los distinga del resto de la
sociedad, son elementos diferenciales. Por ejemplo, cuando hablábamos de la vivienda,
esta élite no está dispuesta a vivir en una simple casa, se construye una casa-torre, que
demuestra el poderío que se tiene como patricio. En otros casos exigen un tratamiento
específico, y nos sonará mucho el de honorable, poner delante de su nombre el
honorable, y eso es un título de prestigio social. También se vanaglorian de que su
fortuna no tiene contacto con el trabajo manual, y vimos en un texto como esto, el oficio
manual, se podía tener por un oficio vil.
4. El cuarto punto hace referencia a llevar un estilo de vida nobiliario, hablamos de la
apariencia, de una apariencia aristocrática. En el siglo XV podemos decir que la gente
urbana se ruraliza, mucho más de lo que la gente rural se urbaniza. Con este galimatías
lingüístico, lo que queremos decir es que esta élite, los patricios, para distinguirse del
común, del pueblo, dirigen la mirada hacia la alta nobleza, la nobleza rural, y se
incorporan muchos valores propios de esa élite rural. Se identifican con la aristocracia
antigua. Los nobles tenían el título de domine, y en los burgueses aparece entonces el
título de monseñor, o el título de sire. Los comerciantes cerveceros alemanes, quieren
también ennoblecerse, y se hacen un escudo heráldico, algo impropio de la burguesía, y
más propio de la aristocracia. Por último, vuelven a resucitar el orden de la caballería, se
hacen caballeros, y entran en el ámbito del vasallaje. Compran incluso tierras y feudos,
y se pone de moda que los patricios deben tener su propia cosecha. Es un orgullo invitar
a sus congéneres sociales y presumir que el vino de la mesa procede de los viñedos de
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su propia tierra, o también la fruta y otros alimentos. En el siglo XV incluso se
construyen una segunda residencia, y pasan largos periodos en el campo, por lo que
decíamos que el patriciado se ruraliza, algo que no pasó tanto del campo a la ciudad.
TEXTOS
“Nuestra ciudad, gracias a Dios, sobrepasa a las demás en fuerza, riqueza y
agradables cualidades. Si, por tanto, queremos conservar la fama, la nobleza y la paz, y
destruir, además, a nuestros hostiles vecinos, sería discreto y muy útil comenzar a crear
caballeros nacidos en nuestra ciudad”. (Caffaro; exposición de cónsules genoveses en
1179).
Un patricio llamado Caffaro, es quien dice esto. Se observa como la orden de la
caballería renace.
“para que no les falten los medios de avasallar a sus vecinos, no desdeñan conceder el
cinto de caballero o los grados de esta distinción a jóvenes de estado inferior, o incluso
a algunos que trabajan en los más bajos oficios mecánicos, a los que otros pueblos
excluyen como la paste de las más respetadas y honorables actividades”. (Otto de
Freising, siglo XII).
Otto de Freising señala que la orden de caballería no les pertenece a ellos, a los
burgueses, y se alarma de que gente que realiza trabajos manuales sean nombrados
caballeros.
Siguiendo la obra de los dos autores antes nombrados, resulta que estos patricios
para mantener el monopolio del poder se constituyen en unas asociaciones como el
albergho, la consortería, pariagl, o la casa. Sea cual sea el nombre, es la misma
realidad, y la realidad descansa en el linaje, también de influencia nobiliaria, la
importancia de una familia. El linaje, es el elemento vertebrador de un albergho, de una
consortería, pariagl o casa. La familias patricias reproducen el mismo fenómeno que la
aristocracia, y el primogénito hereda la mayor parte del patrimonio, hereda el honor de
la familia, y es el depositario de su fama, de su prestigio, y tiene que defender ese honor
y prestigio de cualquier mancha o agresión. No obstante, el primogénito puede tener
hermanos segundones, y estos segundones tienen que emigrar, salir de ese linaje y hacer
fortuna por otros caminos. Pueden hacer fortuna casándose con un descendiente de la
nobleza, o con alguna mujer rica, o pueden entrar a hacer fortuna por el estamento
eclesiástico. El primogénito es la cabeza del linaje, y es el encargado de proteger el
buen nombre, y éste es también el encargado de la venganza. Pero el primogénito no
sólo tiene la obligación de defender el apellido, el buen nombre, la fama o el honor de la
familia; sino que tiene que garantizar la supervivencia de los miembros de su familia
menos pudientes. Este cabeza de familia termina exaltando su apellido, y apellidos de
renombre son Spínola, Centurión, Sopranis… son apellidos ilustres de las Repúblicas
italianas. Además del apellido, estos linajes inventan su escudo, y para ratificar su rango
social tienen, como hemos dicho antes, una casa palacio, donde viven los familiares del
cabeza de linaje. Pero no sólo los familiares, pueden cohabitar en el mismo palacio otros
parientes más lejanos, por ese objetivo de defensa de los más débiles. Estos palacios son
hoy motivo de visita, como el palacio de los Doria en Génova. También tienen una
capilla de enterramiento. Lo más sorprendente es que para garantizarse el monopolio del
poder, estas casas terminan formando los bandos, parcialidades, o: “partidos políticos”.
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El funcionamiento de estos bandos, de estas parcialidades, ha sido estudiado sobre todo
por Jacques Heers, quien en los años 80 escribió un libro llamado Los partidos políticos
y la vida política en la Edad Media (libro en francés, no está traducido), y analiza muy
bien el funcionamiento de los bandos. Para empezar, afirma Heers, que estos partidos
políticos son anteriores al nacimiento de la ciudad, existían partidos de ámbito nacional,
como era el partido de los güelfos o de los gibelinos. Los güelfos eran partidarios del
poder del papa, y los gibelinos eran los partidarios del poder del emperador, pero no fue
el único escenario de partidos nacionales. En Francia, estaba el partido de los
Borgoñones, y de los Armagnacs. En Inglaterra, estaba el partido de las dos rosas. Pero
en las ciudades, estos bandos no tienen carácter nacional, tienen carácter casi
exclusivamente local. Otra cosa es que aprovecharan su poder para desarrollarse, pero el
tema era urbano. Estos bandos tienen tres características singulares:
1. Son de naturaleza estrictamente local, solamente les interesa organizar un
bando o partido para controlar el poder, es un instrumento para la conquista del poder.
Esto se ve en Italia cuando la guerra entre el papa y el emperador ha pasado.
2. Vayamos donde vayamos siempre encontraremos dos bandos; vamos a
Génova, y encontramos dos bandos, vamos a Florencia y encontramos dos bandos, nos
vamos a las ciudades de la Península Ibérica, y hay dos bandos. No hay ni tres, ni
cuatro, ni cinco, siempre hay dos, y nos preguntamos si esto es una casualidad, pero esto
no es casual, es una estrategia. Lo mismo que están presentes los patricios en la
asociaciones o gremios, controlan los bando o “partidos políticos” estableciendo que lo
ideal era, que estratégicamente, nunca fueran más de dos bandos para mantener con
mayor comodidad el monopolio del poder. Si solamente hay un partido, si gobiernan
mal, si se equivocan o cometen errores, la ciudadanía iría en contra de ese partido, y
sería rápidamente sustituido por una oposición, por lo tanto, establecer un solo partido
conllevaba el riesgo de perder el monopolio del poder. También era peligroso que
hubiera más de dos partidos, pues podrían venir de otras fracciones, y así no solamente
de los patricios, y tendrían que llegar a pactos, a compromisos. Por lo tanto, lo ideal es
que haya dos, y así se produce una apariencia, y se confunde la realidad. Una facción
ostenta el poder, y la otra queda fuera del poder premeditadamente, como una reserva,
como el jugador suplente, y en caso de que los que gobiernen lo hagan mal, cometan
errores, entonces son sustituidos por los que están en el banquillo, por la otra facción de
patricios. Eso produce una ilusión, la ilusión de que todo el mundo participa del poder,
algo falso, pues aquí no hay democracia, sólo monopolio y presencia constante de
patricios en las más altas esferas del poder. En algunos casos, esta alternancia del poder
es pacífica, pero en otros no tanto. Cuando no es pacífica se produce el destierro, es lo
que le ocurrió a un gran poeta, a Dante Alighieri, que pertenecía al patriciado, a uno de
los grupos que resulta que pierde el poder, siendo todos ellos desterrados, pero ese
trauma nunca los superó Dante, que siempre tiene la nostalgia de volver a su Patria, a su
nación florentina. En otros casos el sistema de alternancia es no violento, y por ejemplo
se exilian, se marchan para poder luego regresar, y esto es algo que le da más
credibilidad al sistema; pues da la impresión de que es un exilio involuntario, y lo que
hacen en realidad, es pasar a la reserva, y en caso de cambio, se cambian y vuelven,
para que todo el poder se mantenga igual, y siempre mandan los mismos. Este sistema
estratégico, ha tenido mucha influencia en la historia, y todavía hay países en los que
sigue funcionando.
93
3. No tienen ideología, esta sería la tercera característica, y aquí empieza a
diferenciarse y a distinguirse el porqué no son auténticos partidos políticos a la
moderna. Sólo se mueven por el interés de pertenecer al poder, quieren el poder,
mantenerlo, no tienen un programa político, carecen de programa político, ellos no
tienen como referencia a la comunidad, al bien público, sólo les mueve el juego del
poder local, el control del poder municipal. Esa carencia de programa, esa carencia de
ideología, se manifiesta en el propio nombre que tienen estos grupos, como dice Heers,
pues por ejemplo, se llaman los blancos y los negros, como es el caso de Génova. Lo
mismo ocurre en Barcelona, en uno está la busca y en el otro la vida, son nombres
neutros que no comprometen a nada, y que pertenecen a dos grupos oligárquicos, sin
ideología. Otro nombre son los del Barrio Viejo y los del Barrio Nuevo, una alusión
geográfica. En Sevilla está la casa de los Medina Sidonia y los Ponce de León. Como
vemos no hay significación ideológica. Podemos preguntarnos entonces si tenían
afinidad sociológica, y la respuesta es que tampoco, pues estos dos bandos están
agrupados verticalmente. El cuerpo está formado por el cabeza de linaje, después sus
parientes, y después sus amigos o clientes. Es decir, está formado por tres círculos, el
primero es el cabeza de familia y los suyos, los más cercanos; el segundo círculo son los
parientes; y el tercer círculo es el de la clase popular, y todos ellos están relacionados
con lazos de clientelismo que los atan al cabeza de linaje.
Para terminar, cuando desaparecen los motivos de venganza personal, o de lucha
de poder por el cargo de una ciudad, ese partido, ese bando desaparece, se volatiza, y
esta desaparición temporal del bando, indica también que no eran partidos políticos
como los entendemos en la actualidad, pues carecen de contenido político.
-Heers explica sobre los bandos: “se trata de formaciones espontáneas, nacidas en la
mayor parte de los casos de la lenta maduración de profundos conflictos insertos en la
sociedad, pero que ven la luz bruscamente por una cuestión o querella fortuita, se
organizan, pues, en el tumulto de la acción, al azar de las circunstancias y de precarios
equilibrios, sin ningún afán de rigor; son conjuntos heteróclitos de hombres de toda
condición, de señores y de clientes, de ciudadanos y de rurales, con horizontes e
interese muy diferentes, lanzados a la misma aventura política o guerrera con
ambiciones inmediatas muy diversas”.
Estos bandos, estas parcialidades aprovechaban las fiestas de la ciudad, los
juegos de la ciudad, para dar rienda suelta a la salida de sus venganzas, de sus tensiones
no resueltas, y alteraban, muchas veces el orden urbano.
94
TEXTOS
-Uberti
-Gibelinos-güelfos
-Señorío de la ciudad
-Primo popolo Ideas a remarcar
-Popolo vecchio - podestá
-Palazzo Bargello
El tipo de fuente es narrativa, de un cronista que nos habla de unas revueltas
urbanas en el año 1250 en la ciudad de Florencia. Lo que nos describe aquí el cronista
es que hay un gobierno que está en manos de los patricios, y que gobiernan bajo la
sombra de dos partidos. A los gibelinos y los güelfos, lo que menos les interesa es quién
gobierne, si el papa o el emperador, lo que les interesa es quien tenga el monopolio de la
ciudad. Dice que querían el señorío de la ciudad, y aquí está la relación con el
feudalismo, y lo ejercen de una forma tiránica, haciendo una política abusiva. Están en
contra los partidarios güelfos, y han sido expulsados de la ciudad, que no están en la
ciudad, sino en el contado, en los castillos feudales. Los Uberti, es un linaje, el principal
de todos ellos, aunque había otros linajes. Cometen abusos de poder, tiranizan al pueblo,
y descubre el pueblo que los gibelinos ostentan el poder, y como los güelfos no hacen
nada, se deciden a dar un golpe, y es que los medianos y los menores, el popolo, se va a
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encargar de participar en el poder, de romper la estrategia patricia. Los patricios, habían
intentado asegurarse el monopolio con la figura del podestá, otra ilusión, aunque se
elige a un patricio que tiene fama de neutro, de honrado, y que se encarga de aunar a las
dos facciones del bando. En 1250 los menores dijeron: “hasta aquí hemos llegado”, y
entonces toman el poder, y lo hacen a través de un personaje que se convierte en el
director de la revuelta, el capitán del pueblo, Uberto de Lucca, que será asesorado por
un consejo de doce ancianos del pueblo. Una vez conquistado el poder se suprime la
señoría, y se crea un consejo, y después aparecen otros cargos que son militares. La
conquista de este poder se tenía que remarcar con la construcción de una sede nueva, un
palacio nuevo, que se mantiene en la actualidad en Florencia, el Palazzo Bargello, que
hoy es un museo. Aquí asistimos a una transgresión de la lógica de los bandos. Esta
revuelta se llama del primo popolo, del primer pueblo, o del popolo vecchio, del pueblo
viejo. Este gobierno duró diez años, pues en 1260 los patricios vuelven a recuperar el
poder. Como epílogo, una de las medidas que toman es derribar las torres de estos
linajes, pues con ellas ostentaban el poder de la ciudad.
turbas de malhechores que la infestaban, reconociese cuán incapaz era el duque don Enrique, para
salir a la defensa de los oprimidos, que era lo que se proponía el rey y el maestre, diestro artífice de
discordias. (Alonso de Palencia: Décadas I-244, II-4).
Es una crónica de Alonso de Palencia que cuenta el reinado de Enrique IV de
Castilla y de León. Es una fuente narrativa, en un contexto de guerra civil, y aquí en
Sevilla se ven estructurados dos bandos. Aquí, con Alonso de Palencia, vemos como es
la organización de una bando, y lo llama partido también, no es algo que inventa Heers,
como vemos, son vocablos que se emplean. Aquí hay dos bandos y cada uno de ellos
está organizado por un nombre, por un linaje de prestigio. El cronista unas veces lo
pone como Conde de Arcos, y otras como Marqués de Cádiz, se trataba de Don Rodrigo
Ponce de León. Por tanto, ya tenemos un bando, el organizado por Ponce de León. El
segundo estaba organizado por el Duque de Medina-Sidonia, Don Enrique de Guzmán.
Aquí observamos que la Alta Nobleza en Castilla ya vive en las ciudades, es urbana, y
cada uno de los linajes tienen su residencia, en concreto en Sevilla: en un barrio. Ponce
de León controlaría varios barrios, iglesias parroquiales o collaciones; pero sobre todo,
la más cerca de su residencia, que es San Pedro, es decir, el palacio de los Ponce de
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León es lo que hoy es la sede de EMASESA, la empresa de aguas de Sevilla, y por eso
se llama la plaza que hay allí Ponce de León. Enrique de Guzmán controlaba el barrio
de San Miguel, esa Iglesia que existe hoy, y que estaba cerca de la plaza del Duque. Lo
que hoy es El Corte Inglés, era la zona del palacio antiguo de los duques de Medina-
Sidonia. Luego, si ya tenemos las dos cabezas de los bandos, observamos que estos
partidos se extienden y quieren controlar la ciudad, cada uno tiene su espacio
determinado, y observamos, como decíamos, que las iglesias parroquiales tienen
muchas funciones, y aquí tienen la de defensa, la gente se protegía en las torres de la
iglesia, y en el templo de la iglesia. Estuvo a punto de estallar el conflicto bélico, de
llegarse a las manos, aunque parece que en todo quedó en una tensión, aunque el riesgo
de confrontación era tremendo.
Vemos como los enfrentamientos son por cuestiones individuales, no de otra
naturaleza, aquí no hay ideología, ni hay una actividad sociológica. La cabeza son estos
altos nobles, pero vamos bajando en los círculos, y el segundo círculo serían Fernando
Arias de Saavedra, el comendador Gonzalo, y el último círculo sería el común, y esos
elementos inferiores aparecen ahí: homicidas, sicarios, vándalos, y su finalidad era
causar temor y pánico en la población. El comentario del texto en el examen, sería todo
lo que sabemos sobre el patriciado y los bandos (TENER COMO IMPORTANTE EL
TEXTO 22). Este hecho demuestra que la historia de la península Ibérica está totalmente
integrada en el contexto de la Europa Occidental, y que tenemos las mismas pautas
evolutivas que el resto del continente.
El común o el popolo
El común, pueblo, o popolo, albergaban en su seno dos categorías, una
intermedia entre los patricios y los desheredados: eran los medianos; y después de los
medianos, ya estaban los grupos inferiores.
Los medianos eran dos grupos: los mercaderes y los profesionales de la
inteligencia. Se pertenecía a este rango intermedio de medianos por un nivel de riqueza,
y también, por una consideración social. La consideración social tiene mucho peso. La
presión de la consideración social hace que incluso los gremios estén jerarquizados. Los
gremios en muchas ciudades italianas se llamaban artes, y hay artes mayores y artes
menores; hay oficios más loables y oficios menos atractivos; de ahí que a nivel también
personal, se juntan grupos de medianos, y grupos sociales inferiores. Dentro de este
grupo de medianos, hay un conjunto de profesionales que son los mercaderes, pues los
mercaderes, fundamentalmente, pertenecen a este rango de medianos. Solamente pasan
de esta burguesía mercantil al patriciado, a la élite oligarca, aquellos que son capaces de
ejercer un cargo público, de ejercer poder en el gobierno de la ciudad, y esa era, junto a
la riqueza: la separación. Por tanto, dentro de esos medianos burgueses, nos
encontramos tres clases diferentes de mercaderes:
-Existen grandes mercaderes, pero también existen mercaderes que se dedican
exclusivamente al abastecimiento, al pequeño abastecimiento de la población. ¿Quiénes
eran los grandes mercaderes? Los grandes mercaderes eran los comerciantes que tienen
negocios mercantiles de larga distancia, participan en el comercio internacional. Estos
negocios cada vez son más prósperos, pues aumenta el número de ciudades, y éstas, son
demandantes de productos, y este comercio no hace más que crecer. Pero no todos los
grandes mercaderes son patricios, sólo aquellos que consiguen ejercer un cargo público.
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También forman parte de los grandes mercaderes, no solamente los comerciantes de
larga distancia, sino los cerveceros alemanes, que hemos dicho son muy prestigiosos.
Al lado, se encuentran los mercaderes que abastecen a la ciudad. Un pequeño
comerciante, un mercader de abastecimiento en París, era Etienne Marcel, que comenzó
como trapero, vendiendo y confeccionando telas de mala calidad, y llegó a convertirse
en el jefe de los mercaderes en París. Resulta pues, que como no lo dejaron participar en
el poder, organizó un levantamiento para cambiar la situación. Otro ejemplo de
mercaderes de abastecimiento son los carniceros. Si los cerveceros estaban encuadrados
en el grupo de los grandes mercaderes, no pasaba así con los carniceros. Los carniceros
tenían un tabú que procedía de la Alta Edad Media, y ese tabú les daba poca valoración
social; era el contacto con los animales muertos, manipular reses que los manchaba de
sangre y otras sustancias, les hacía impuros en la sociedad medieval, y a pesar de que
tenían cierta riqueza no eran aceptados socialmente. En un plano intermedio entre los
grandes mercaderes y los mercaderes de abastecimiento, están los mercaderes
financieros, es decir, aquellos que especulan con el dinero; son los prestamistas, los
cambiadores, los arrendatarios de impuestos; aunque algunos de estos mercaderes
financieros se convierten en grandes comerciantes, son los banqueros que se codean con
los mercaderes internacionales, con los grandes jefes de negocio. La figura del mercader
va evolucionando a lo largo de la Plena Edad Media, el mercader arranca, inicia su
carrera al unísono de los carniceros, de los verdugos, tienen muy mala prensa, y sobre
todo la Iglesia, en la Alta Edad Media, criticó el uso del préstamo abusivo, la usura, y de
la especulación, los carolingios fueron perseguidores contumaces, de tal manera que
siempre se enarbolaban los pasajes del evangelio donde se criticaba el préstamo y la
usura. Pero esta valoración cambia a lo largo de la Edad Media, cambia a partir del éxito
de las ciudades, y si por ejemplo una ciudad tiene una hambruna, la situación es más
llevadera gracias a los comerciantes, ya que pueden subsanar el hambre con su oficio.
Se va conociendo que los mercaderes contribuyen al bien público, y la llegada de la
filosofía escolástica fue magnífica para estos mercaderes. Decían que con su trabajo
aumentaba la calidad de la vida, mitigan las catástrofes, sin embargo, a pesar de que la
escolástica mejoró mucho la valoración de los mercaderes en la Edad Media, los
mercaderes siempre tuvieron problemas de conciencia, y siempre que un mercader abre
su libro de contabilidad, lo hace invocando el nombre de Dios. Francisco de Asís,
representa el desprecio, la línea tradicional de la Iglesia, el desprecio a todo tipo de
riqueza o negocio.
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Escrito por Benedetto Cotrugli es el primer escritor de contabilidad de Europa, y
su manual de contabilidad está escrito en italiano, y trata sobre la mercancía, la
actividad mercantil y el perfecto comerciante. Este texto está escrito en el año 1458, y el
autor, siendo natural de una República independiente de Venecia, después se fue a vivir
a Nápoles, y allí murió. Este personajes fue consejero del rey Fernando I de Aragón.
El texto cuenta como hasta los grandes intelectuales van buscando a los
mercaderes, también la gente del poder, la gente importante en general, pues ningún
hombre de oficio, dice, no ha sabido manejar el dinero como lo hace un mercader
honrado. Se le da honradez a los mercaderes.
-Estos grupos son movibles, son fluctuantes, no son rígidos, y si se arruinan pasan al
rango de los menores, pero si vuelven a enriquecerse pasan de nuevo a ser medianos.
Hay impermeabilidad social, no son cuerpos estancos totalmente sellados.
-Estamos hablando de la plebe, el común, el pueblo, que se divide en los
medianos y en los inferiores. Anteriormente hemos descrito a los medianos, el primer
grupo eran los mercaderes y empresarios, pero el segundo grupo y último son los
profesionales de la inteligencia. Este conjunto de personas se caracterizan porque
poseen una formación intelectual, han aprendido un oficio en la Universidad o en la
escuela; o también han aprendido el oficio de un notario, de un cirujano, de un barbero,
o un contable, etc. Los profesionales de la inteligencia aumentan en número a lo largo
de los siglos XIII, XIV, XV; esto se debe a que aumenta la demanda de los servicios,
tanto en el ámbito privado como en el público. Estos profesionales constituyen social y
económicamente un grupo intermedio, una clase media en la sociedad urbana, claro que,
alguno de ellos traspasaron estos límites y escalaron socialmente. Por ejemplo, un
aumento de este ascenso social son los juristas, los abogados, y los médicos, como en
París en el siglo XIII, donde se les permite a los médicos y a los letrados, que puedan
vestir trajes de telas ricas, y esta revelación denota ese ascenso social, ya que el común
no podía vestir con ricas túnicas como los pobres. En Génova, las gildas o artes de los
maestros de gramática gozaban de un estatuto superior a las demás gildas o artes.
Grupos relevantes de estos profesionales de la inteligencia, como hemos dicho, son los
médicos, que no son muy numerosos, que empezaron a escalar en relevancia social. En
la segunda mitad del siglo XIII, dos ciudades italianas como eran Verona o Milán,
contaban con 5 médicos por cada mil habitantes; e incluso otras ciudades italianas, sus
gobiernos respectivos, contratan a médicos que atiendan las necesidades de salud de los
más desfavorecidos. Por ejemplo, la ciudad de Venecia, en el año 1334, tenía
contratados 13 médicos para cubrir esta necesidad de los más desfavorecidos. También
a partir del siglo XIV, se desarrolla la administración, la burocracia administrativa, y
con ese desarrollo también se desarrolla la cultura del documento escrito, la extensión
del documento escrito, por tanto, revitaliza y asciende a dos actividades de la profesión
de la inteligencia: a los funcionarios, y sobre todo a los funcionarios juristas, los del
derecho, y también a los notarios y escribanos públicos. El documento escrito también
se beneficia de la expansión de las actividades económicas, el boom económico
coincide con el administrativo, y entonces se necesita un profesional que de fe de la
veracidad de todas las operaciones, tanto administrativas como económicas. Es
necesario, por ejemplo, constituir las sociedades comerciales ante notario, la compra-
venta se hace ante notario, el reconocimiento de deuda, los testamentos, las dotes, los
contratos de trabajo; como vemos, es cada vez más imprescindible el trabajo de estos
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notarios públicos. Cipolla ha estudiado el ascenso de esta profesión y ha dado datos
concretos. En Polonia, en el año 1283, afirma que había 212 escribanos públicos y de
notarios por cada mil habitantes. A los notarios se les suma estos funcionarios juristas, y
entre notarios y funcionarios juristas, las ciudades alcanzan un 12% de estos
profesionales. Por ejemplo, en Milán, existían 1.500, las ciudades italianas tienen unas
tasas entre el 10 y el 12 %, pero fuera de Italia las cifras se reducen a un centena
aproximadamente. Relacionado a lo jurista, está la justicia, otro servicio demandado en
las ciudades, y este ámbito, hace que aparezcan unos profesionales de la inteligencia
vinculados a esta actividad: jueces, procuradores, abogados o letrados, los asesores
oficiales de los jueces… todo un conjunto de especialistas. Este tipo, en las ciudades
italianas se nutren con los miembros de familias nobles, en cambio, en el sur de Francia,
como en Lyon, no son familias nobles, sino que son inmigrados, personas que se han
trasladado a las ciudades desde el campo, por lo que la presencia en estos quehaceres
variopinta. Por todo esto, médicos, notarios, jueces, habían alcanzado una relevancia
social, pero entre ellos mismos, tenían que marcar una diferenciación social, en el
mismo seno o cuerpo de profesionales de la inteligencia. Esto se consigue a través del
aprendizaje, la enseñanza de los conocimientos de sus oficios; ése será el elemento
diferenciador, por ejemplo, los abogados y juristas, estaban por encima de los notarios,
pues los juristas y abogados habían aprendido su profesión en las aulas universitarias;
por el contrario, un notario aprende su oficio de otro notario, en un ámbito particular,
lejos del ambiente universitario. Igual ocurría con los médicos y cirujanos; los médicos
tenían mayor valoración social, pues aprendieron en la Universidad, mientras los
cirujanos aprendieron su profesión parcialmente como bachilleres, y sobre todo, por la
experiencia de otros cirujanos. Los médicos y los cirujanos se diferenciaban también de
los barberos, que además del corte de cabello, actuaba como dentistas o sangradores, es
decir, ejercían ciertos conocimientos médicos que eran empíricos. La enseñanza, fue
totalmente mimada por los gobiernos de las ciudades, y vamos a leer un tipo de
enseñanza privada y particular.
Esto es un manual de enseñanza dirigido a los mercaderes, para que sepan tener
al día sus negocios. Habla de la pluma, lo que quiere decir que el mercader tiene que
saber leer y escribir como requisito fundamental. Todavía no tiene la sensación de que
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sus negocios sean lícitos, por eso, los negocios en el Libro Mayor deben realizarse
procurando el favor de la divinidad. El libro es pedagógico, docente, como manual de
enseñanza para los mercaderes, para los profesionales de la inteligencia.
Giovanni Villani, en el siglo XIV escribe lo siguiente:
“encontramos que muchachos y muchachas que están leyendo, son 8.000 en las
escuelas de Florencia”.
-Los profesionales de la inteligencia se consolidan como grupo mediano, y dentro de
ellos, la consideración social se basa en el modo de aprendizaje, siendo preeminente la
Universidad.
Los Grupos Inferiores
Es el sector más numeroso de la población urbana, y dentro de ellos se
diferencian por el tipo de actividad y los ingresos económicos. Hay una gran diversidad,
calificada según los dos tipos vistos, y pertenecen básicamente a tres sectores: el
primario, secundario y terciario. El Sector Primario: es la actividad agraria, en las
ciudades medievales, hemos visto como la actividad agraria casi desaparece, pero no
por completo. En las ciudades grandes, el porcentaje de la población dedicada a la vida
agraria, es insignificante, y Florencia, sólo tiene un 0,4% de campesinos, pero en las
ciudades medianas y pequeñas está entre el 8 y el 12%, como en las ciudades de Pisa o
Sevilla. En las ciudades pequeñas aumenta ese porcentaje hasta el 65-69%.
Tenemos aquí el grupo de la población activa de los minores, y vamos a empezar
por ejemplo en la ciudad de Toulouse, donde en 1398, donde vemos que el porcentaje
de la agricultura, en la última cifra, es un 11’2, por lo que es una ciudad de tipo medio,
como Sevilla. En cambio la ciudad de Florencia tiene el 0’4%, siendo muy significativa
la diferencia con una ciudad grande, industrial. La ciudad de Sevilla es de tipo medio
también, y llega al 19’9, porque se le añade la gente dedicada al mar, a las labores
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marítimas. En contraposición tenemos el caso de Carmona, como ciudad pequeña, que
tiene un 69’3%. En cambio, el sector secundario, es el segundo en importancia, y hay
que fijarse en la ciudad de Toulouse, donde el 28’6% es textil, el 16’3% la alimentación,
el 13’1% la industria de la piel y el cuero, el metal el 8’6, el comercio el 11’4. En
Verona tenemos el textil al 37%, la alimentación en el 23%, la piel y el cuero el 10%, la
construcción el 7%. Lo mismo tenemos en Frankfurt, en Florencia, y en Sevilla; lo que
quiere decir que las actividades secundarias, el artesanado, es el segundo grupo más
importante. Este cuadro de actividades, lo vemos aumentado a continuación:
Aquí vemos como la tendencia siempre es la misma, pero, aparte de esta visión
cuantitativa, veremos una condición cualitativa en el documento número 28.
En este documento tenemos las partes o gildas divididas en artes mayores (que
tienen una mayor consideración social), en artes medias, y en artes menores. Los
oficios más valorados eran los que se pueden observar ahí: jueces, notarios, médicos,
cambistas, peleteros; es decir, toda la industria textil y los profesionales de la
inteligencia, ocupan los primeros puestos de la tabla. Las artes medias son otros oficios:
carniceros, zapateros, herreros, carpinteros, etc. Por último, los menores serían los
cerrajeros, los zurradores, panaderos, etc.
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Oficios más representados en diversas ciudades
En Florencia en el año 1427, tenemos que el oficio más realizado es el de
notario, y luego los funcionarios de la administración, los tejedores, los zapateros, los
laneros, etc. Tenemos pues, una relación que siempre incluye la industria del cuero,
textiles, y los funcionarios de la inteligencia, como los que ocupan los primeros puestos.
Los mismo ejemplos tenemos en Hamburgo, y San Geminiano. Sólo queda observar la
gráfica con atención, y veremos cómo los grupos menores o inferiores, tienen una
representación escasa en el sector primario, pues el mundo rural no es propio de las
grandes ciudades, y esta tendencia continúa hasta la actualidad, de tal manera que hoy
un Estado en el que el mundo agrario o primario sea el más importante, indica, que es
un país atrasado, un país subdesarrollado. Dentro de estos grupos menores o inferiores
se encuentra el artesanado, que no es un bloque homogéneo, hay una gran diversidad de
profesiones, tanto por los oficios distintos, como por la característica de cada ciudad,
pues cada una puede representar una cierta forma de economía, como especializarse en
el sector del cuero, etc. La gran variedad está en el interior de cada profesión, los oficios
se realizaron en gremios, y cada gremio se estructuraba en:
-maestros
-obreros
-aprendices
La situación de los maestros de gremio no es idéntica, y se podían dar tres
situaciones diferentes: el maestro como empresario, que llevaba la gestión de su
empresa. Este maestro autónomo empresario, independiente, es el maestro empresario
que trabaja para el abastecimiento local de ciudades de tipo medio como eran Nantes, o
Ávila. Pero cuando se pasa a otro nivel de ciudad, de tipo grande, como Milán, resulta
que ya no es empresario el maestro, sino que es el dueño del taller, y el empresario es un
mercader que lo contrata, le proporciona un encargo, tiene que producir una
determinada cantidad de objetos manufacturados, y en esta circunstancia, el maestro es
simplemente dueño del taller que trabaja para un empresario mercader. Él recibe la
materia prima del mercader, y cuando termina la producción se la entrega por el precio
estipulado al mercader-empresario. La tercera situación, es que el maestro no es
siquiera ni el dueño del taller. Se dan las tres circunstancias pues, dueño y empresario,
dueño sin empresa, y ni siquiera dueño de un taller.
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Hay un listado de profesiones artesanales que tienen más prestigio que otras, los
oficios aquí se llaman artes, y por supuesto, hay profesiones más cotizadas: las artes
mayores. Pero hay también artes viles, que son los oficios menores. Esta mentalidad de
los oficios procede de la ideología proporcionada en la Alta Edad Media por la Iglesia,
aunque hay una tradición que procede del mundo romano y del germano. Hay algunos
oficios que son tabúes, que producen impureza, arrojan infamia sobre el honor, la
consideración social. Los romanos eran todo contra el trabajo manual, y también por
tradición germana aparecen una serie de oficio ilícitos, viles, que contaminan, que
producen manchas. Todo ello se rodea en la Alta Edad Media de una imagen del trabajo
negativa, el trabajo es la prueba del pecado original, una losa sobre los hombres por el
pecado de Eva y Adán: “ganarás el pan con el sudor de tu frente”. Era algo peyorativo,
pero en cambio, con el desarrollo económico de las ciudades, tiene que cambiarse esta
ideología, y la calidad de vida es innegable en la ciudad, por lo que se entra en
contradicción con esa ideología, y el trabajo no tiene que verse como una carga, sino
como algo inherente a todos los seres humanos, que con el trabajo contribuyen al
progreso. La escolástica surge en el siglo XII, y el mercader pasa de realizar una
profesión ilícita a todo lo contrario. Este contable que leíamos, aconseja que el libro de
cuentas sea iniciado con advocación a Dios. Los mercaderes, además siempre donan a
las iglesias obras de arte parar hacerse perdonar. Muchas profesiones, por la ideología
escolástica, pasaron de ser ilícita a ser aceptadas, pero siempre con una jerarquización.
Todos los oficios eran necesarios para la sociedad, el trabajo dignifica, y a partir del
siglo XII, aquellos que no se integran en el sistema, se le aplica una política represiva, y
los vagabundos son considerados parásitos de la sociedad, es el contravalor de los
artesanos, y tanto se enfatiza el trabajo que incluso hay una profesión cuestionada que
se intentó poner al nivel de las artes: la prostitución. Se estaba levantando la catedral de
Notre Dame de París, y cada oficio estaba deseoso de donar unas vidrieras en la
Catedral, por lo que luchaban los oficios por tener un ventanal, y las prostitutas de París
no querían ser menos, y presentaron una solicitud que produjo escándalo. Claro que los
escritos, las opiniones, no eran todas fervientes del rechazo, pues hubo canónigos que
pensaron que podía ser factible que las prostitutas donaran una vidriera, claro que,
finalmente, se declinó la posibilidad.
Los artesanos, sabiéndose responsables del bienestar de las poblaciones, eran
muy celosos de su prestigio social. Sobre todo, donde manifestaban su éxito económico
o social, era en las fiestas, en celebraciones como en el Corpus. En París, en el año
1431, Enrique VI como nuevo Rey entra en la capital francesa, y al entrar, tiene que ser
recibido bajo palio por distintos oficios de la ciudad. Se levanta un pleito porque
protestaban los que habían quedado fuera de llevar las varas del palio. Siete oficios de
París tuvieron el honor de portar los varales del palio desde las puertas de la ciudad
hasta la catedral; dichos oficios fueron los siguientes:
-Los notarios
-Los pañeros
-Los cambiadores o banqueros
-Los orfebres
-Los mercaderes de las especies
-Los peleteros
-Los carniceros
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En todas las ciudades de la Edad Media existe una suspicacia, un control, un
mantenimiento de lo que manifiesta la gloria de un oficio sobre otro. Si los maestros
luchaban entre ellos en los pleitos ceremoniales, ¿qué pasaba con los trabajadores
ordinarios, los obreros y aprendices? Las fuentes no son muy informativas, pero
obviamente, también había recelos, ellos no eran menos, y el gran estudiosos de este
mundo de trabajadores, de oficiales y aprendices, ha sido, el historiador polaco
Bronislaw Beremek. Este hombre es un gran historiador, estuvo estudiando en la
Sorbona de París, y de su estancia en Francia surgieron trabajos magníficos sobre el
artesanado. Sobre este tema, llegó a la siguiente conclusión: los asalariados y los
aprendices también se reunían, y eran celosos de su reconocimiento social, pero eran
celosos no frente a los maestros, sino frente a los intrusos, a los inmigrantes. Concluye
Beremek, que los gremios, por tanto, nunca constituyeron un instrumento por parte de
los asalariados y de los aprendices de mejora social, sino que fueron y se contentaron
con ver los gremios como un instrumento de integración; es decir, los inmigrantes
llegaban a la ciudad, y lo que querían era pertenecer a un gremio, para asegurarse su
vecindad en la ciudad. El gremio era visto como una plataforma de aceptación social, y
de garantizar la paz urbana dentro de la ciudad. Beremek dice que la gran mano de obra,
no eran los asalariados o aprendices, eran los inmigrantes, los que no habían aprendido
un oficio, y será esta masa de trabajadores sin cualificación los que lleven a cabo las
grandes revueltas urbanas de la Baja Edad Media, como la de los Ciompí florentinos, en
el año 1378. Los ciompí eran contratados como mano de obra barata para teñir los
tejidos, por eso se llamaban ciompí o uñas azules, por el destiñe. Los trabajadores, a
secas, los hay en todas las ciudades castellanas, y se alquilan yendo a determinados
lugares de la ciudad, la plaza pública o la puerta, allí son contratado, y se dice que el
80% de trabajadores era gente contratada no cualificada.
Dentro de esta mano de obra, de este mundo artesanal, hay trabajadoras, mano
de obra femenina, y en algunos casos de forma muy destacada. Las mujeres trabajan en
las ciudades. El primer lugar de trabajo de las mujeres es su propio hogar, su propia
casa, allí preparan pan, confeccionan vestidos, colaboran con su marido en los negocios,
en las empresas; pero sobre todo, trabajan como hilanderas o cargadoras. Son
mercaderes los que contratan esta manos de obra femenina como cargadora o hilandera.
El segundo lugar de trabajo son los talleres gremiales, por ejemplo, en Colonia, las
mujeres terminaron organizando gremios, corporaciones de oficios. Hay tres gremios
femeninos como mínimo entre los siglo XIV y XV. En Colonia, están los gremios de las
hiladoras, las tiradoras, y las tejedoras de seda. Pero Colonia no es el único caso,
aparecen peleteras en las ciudad de Frankfurt, en Ratisbona, y hay otros oficios
realizados por mujeres en la ciudad de Tours; y en el año 1436 también hay sombrereras
y colcheras. Parece que las mujeres sólo ocupaban los oficios textiles, pero también
sabemos por otras fuentes que las mujeres realizaban trabajos pesados, que hoy día nos
pueden chocar. En Sevilla, había trabajadoras dedicadas a la fabricación y reparación de
las redes que se utilizaban en la pesca, eran las rederas, y este era un oficio
fundamentalmente femenino. También en Sevilla hay mujeres dedicadas a la
construcción, y otras son transportistas de materiales. Igual ocurre en la ciudad francesa
de Toulouse, que aparecen mujeres dedicadas al ámbito de la obra. Otra renovación de
la ciudad, es que la mujer adquirirá una serie de derechos que paliará la imagen negativa
y nefasta que la mujer había adquirido hasta esa fecha.
El Sector Terciario: después del artesanal, es el sector más numeroso en la
ciudad, y es también muy diverso, pues está compuesto por un elenco de actividades
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diferentes: son los transportistas, los comerciantes, los que se dedican al abastecimiento
de la ciudad, el servicio doméstico… hay muchos escalones en el sector terciario, y
veremos los más importantes. El primero es el de la alimentación, que obviamente, está
presente en todas las ciudades. Hay que garantizar el suministro de artículos
alimenticios, y en torno a este mundo del abastecimiento, aparecen modestos
comerciantes como los tenderos. En la Edad Media, este oficio de suministro de víveres
está en manos de unas personas llamados regatón, o regatones, eran hombre y mujeres
dedicados a la venta de productos alimenticios. También, los funcionarios modestos
pertenecen a este sector, y hay algunos oficios muy descollantes, como el caso de los
hoteles, de la hostelería, del hospedaje… El gran estudioso del mundo de la hostelería
es Philippe Wolff, que ha estudiado sobre todo la ciudad de Toulouse, que contaba en el
siglo XV con unos cincuenta hoteles o albergues. Toulouse era una ciudad de rutas de
diversidad de caminos, y contaban con 50 albergues que ascendiendo a 70 a finales de la
Edad Media. Estos albergues contaba cada uno con 5 o 6 camas. Se terminan levantando
15 más, con una capacidad de 190 camas. Según sus cálculos, entre 1.000 y 1.500 eran
las personas que podían pernoctar en Toulouse a mediados del siglo XV, contando con
una población de 25.000 personas.
Otro sector, también terciario muy importante, es el del transporte: hay trasporte
terrestre, fluvial, y marítimo. La flota veneciana era impresionante, y Sevilla tampoco se
quedaba atrás con más de 180 propietarios de barco. Enrique Otte, hispanista alemán, ha
estudiado muy bien esta población terciaria en nuestra ciudad. Otra profesión terciaria
muy sobresaliente era el servicio doméstico. Bajo el calificativo de criado o criada, se
esconden muchas realidades. Las nodrizas eran llamadas criadas, muchos esclavos
también eran llamados criados, un ayudante de cámara también es llamado criado.
Muchas veces residen en la casa del amo, del casero, pero otros tienen su propio
domicilio. Casi la mitad de las casas urbanas tienen criados, la mayoría, disponen de un
sólo criado o criada, y solo un 10% posee más de tres criados. Los criados o criadas que
viven en su propia casa representan, en la Baja Edad Media, entre el 10 y 15%. Una
práctica es que los padres situaban a sus hijas desde niñas en el trabajo de criadas, se
convertían en sirvientas, y la explicación reside en que así se quitaba una boca que
alimentar, algo costoso en los hogares pobres, y por eso, la niña entraba en una casa en
torno a los 5 ó 6 años, aunque lo normal era en torno a los 10 años. Entraban siendo
niñas, y cuando salían de la casa era para casarse, en torno a los 18 años, y
generalmente, la dote había sido sufragada por su amo. Los amos más generosos
sufragaban los gastos del entierro de estas mujeres u hombres cuando fallecían.
También muchos contratos de criados o criadas, se realizaban para pagar las deudas que
hubiera contraído el padre. Estas criadas o criados, una gran parte, proceden de los
inmigrantes rurales. En Génova, los criados son jóvenes mozalbetes que llegan de las
montañas. En Venecia, los criados proceden de las Islas Griegas del Mediterráneo. Los
criados y criadas de Córdoba, también proceden fundamentalmente del medio rural. Los
amos, los cabeza de hogar de la familia, contratan esta mano de obra servil, más por
cuestión de imagen, de prestigio social, que por cualquier otra razón. Llevar un criado
acompañado en el paseo, es una demostración de riqueza, refuerza la posición social del
amo, y evidentemente, la presencia femenina es más numerosa en este mundo de la
servidumbre, pues los varones son los menos. Hay tres formas de pagar el trabajo de la
sirvienta:
1. Una primera forma es en especie, no se le da salario, se le da alojamiento,
comida y vestido.
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2. En otros casos, durante un tiempo, se le paga en especie, y después con
salario.
3. Por último está el pago únicamente en salario, la forma más habitual de pago
en el siglo XV.
Hay que decir, que en las grandes ciudades, en el siglo XV, incluso se crearon
agencias de colocación, que fijaban las tarifas que habían de pagar las propietarias por
el servicio doméstico, y a cambio, estas agencias procuran certificados de buena
conducta. Ésta, es una sociedad de pobres, las ciudades medievales presentan unos
niveles de riqueza desalentadores, y entre el 25 y el 50 % de la población está dentro del
estatus de la pobreza. Los niveles de riqueza, son muy diferentes, la pobreza, sobre todo
se agudizó en la Baja Edad Media, y tras la Peste Negra, se conoció un recrudecimiento
de los pobres. La pobreza ha sido estudiada por dos grandes historiadores: Chevalier y
Mollat.
Vemos la definición del historiador Bernard Chevalier:
No tienen capacidad de mantener un depósito económico de reserva, sólo
cuentan con su fuerza de trabajo. Mollat, dice del pobre:
La pobreza tiene una gradación, pues Mollat, dice que puede ser transitoria o
permanente, pues si se carece de salud, es entrar en la pobreza, tanto como no tener
dinero, todo incide en el tipo de pobreza. En la Edad Media, la pobreza, más que un
concepto económico, era un concepto social, se considera pobre a aquel que es
desgraciado, tiene una limitación, y puede ser porque ha perdido la salud, o porque ha
nacido con una limitación de nacimiento para la acción de trabajar. También existe otra
perspectiva, por ejemplo, un noble, que tiene que llevar un tren de vida, pero si se ha
empobrecido, sin poder rodearse de criados, si no puede cazar o participar en los
torneos, es considerado un pobre, aunque eso no quiere decir que económicamente sea
pobre, sólo que ha perdido capacidad. Lo mismo ocurre con un trabajador de un gremio,
que ha perdido el trabajo, y es considerado pobre en el sentido social. Paralelamente a la
consideración social, está también la material, y dentro de la material, sobre todo son las
mujeres el elemento social más desheredado, decir viuda es decir pobre de solemnidad;
y las esposas de maestros de taller entraban en la más profunda de las miserias al
enviudar. También los huérfanos, pero la miseria, la pobreza, no es compacta, tiene
muchas gradaciones, y no es lo mismo una familia que tenga muchos miembros, que
otra que cuente con un hijo o dos hijos nada más. Siempre se estaba al borde de la
miseria, y también hay que tener en cuenta las necesidades tales como la conformación
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de la dote, algo que arruinaba a las familias. También el bautizo, una boda, podían
suponer entrar en la miseria.
Este texto es una estrofa de la obra del escritor francés Chretien de Troyes, a
quien se le considera el padre de la novela europea, y tiene esta poesía donde relata muy
bien el nivel de pobreza de las tejedoras, que presentan un cuadro verdaderamente
lastimoso. Aquí se ve la pobreza económica, pero también social, la escasez de medios
es evidente, y se ve cómo trabajan duramente sin obtener mejora ninguna. Es un
ejemplo de mano de obra femenina de pobreza y de miseria, los grupos más lamentables
de la población urbana. La fuente es una fuente narrativa, una creación poética que
refleja muy bien ese ambiente social.
25.- Abusos de los empresarios oligarcas.- María de Lices declara bajo juramento que
su madre, la difunta Sara de Lices, sirvió al señor Jean Boinebroke fabricando tejidos
durante doce años o más, y cuando ella hizo sus cuentas con el señor Jean, tuvo que
tomar géneros en especie por más de lo que valían, por miedo a perder la clientela del
dicho Jean, y sus ganancias. Esto lo estima en más de 48 libras de París, la cuales
reclama (G. Espinas: Les origines du capitalisme, Lille, 1933).
-Jean Boinebroke
-Empresario (mercader)
-Tejedora: casa: lugar de trabajo
-Sara de Lices / María de Lices
Es una fuente documental, pues es un reclamación judicial, donde la demandante
es María de Lices, que declara que ella ha heredado de su madre el oficio de tejedora, y
108
trabaja por contrato, por encargo de un mercader empresario que se llama Jean
Boinebroke. A la muerte de su madre realiza unas cuentas, y éste, le había exigido a la
madre por materias primas, un precio mucho más elevado respecto al mercado; la madre
tiene que pagar en especie por los productos que había tejido, y tiene que pagar más por
miedo a perder la clientela, los encargos del trabajo del mercader, y la hija calcula lo
que ha pagado su madre de más, por lo que reclama por vía judicial este abuso del
mercader. Los hilos de este mercader se los ha cobrado más caros, y ella reclama que el
precio por saldar la cuenta, es mucho mayor de lo que hay en el mercado.
Marco de Sociabilidad. Cofradías y gremios.
Hemos visto la sociedad urbana constituida grupos superiores, una clase media,
y por los grupos inferiores; este último conjunto social, el de los pobres, se caracteriza
por tres notas distintivas:
1. Hay una jerarquización, una diferenciación social, no es un grupo, una
sociedad igualitaria, sino que está fuertemente jerarquizada
2. En los escalones inferiores, hay un gran igualitarismo, que procede y descansa
en la escasez de recursos materiales.
3. Por último, esta sociedad está atravesada por una gran corriente espiritual.
Por estas tres razones: jerarquización, espiritualidad, e igualitarismo debido a la
estrechez económica, esa acusada diferenciación social, hace fácil la comprensión de un
fenómeno de sociabilidad muy propio de la Edad media en las ciudades: ese fenómeno
son las cofradías. El historiador Bernard Chevalier afirma que las cofradías fueron una
institución clave del sistema urbano, y afirma que las cofradías fueron clave porque a
través de ellas se operó la sociabilización, o lo que es lo mismo, la integración de los
individuos en el mundo urbano. Las cofradías fueron los vehículos, los instrumentos,
que integraron a los vecinos en la ciudad con un sistema de ideas, de valores, y de
pautas.
Veremos con más detenimiento lo que son las cofradías. No surgieron de forma
espontánea, sino que tuvieron unos orígenes. Hay algunos historiadores que relacionan
estas cofradías urbanas con unas celebraciones, rituales de la tradición germana, que
practicaban cada cierto tiempo en comunidad, una reunión donde la comida y la bebida
eran los elementos fundamentales de dichas asambleas. Generalmente, esas reuniones
terminaban en borracheras, en escándalos, y de ahí que los clérigos en época Carolingia
las prohibiesen, empezaran una política de oposición a esas comilonas que acaban en
escándalo, en orgías, etc. Por ejemplo, el obispo de la ciudad de Reims, Hincmaro, es
uno de los religiosos más señalados en esta política de eliminación de la tradición
germana. Sin embargo, en el siglo XI, las cofradías vuelven a aparecer, tenemos
constancia de su existencia en ciudades italianas y también inglesas. Estas cofradías
inglesas, también flamencas o italianas, están relacionadas con las gildas de los
mercaderes, por lo que también tienen un vínculo con las asociaciones de comerciantes.
En el siglo XII se extendieron por toda Europa, parecía un fenómeno imparable, pero el
siglo XIII fue un siglo de dificultades, pues fue un siglo otra vez de limitaciones, de
intento de frenar la eclosión de las cofradías, y según historiadores como Beremek, se
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explica este intento de parálisis de las cofradías porque eran instituciones donde
predominaba el elemento social más pobre de la ciudad, y también predominaban
aspectos igualitarios, y esta reivindicación igualitaria, de que fueran pobres y
desheredados los que se apuntasen a las cofradías, hizo recelar y desconfiar a las
autoridades, y por eso, el siglo XIII fue un siglo de contención. Pero a partir de la Peste
Negra (1348), en el siglo XIV, de nuevo, las cofradías se extendieron de forma
irreversible por toda Europa. Una ciudad de 10.000 habitantes podía tener entre 100 y
150 cofradías, lo que puede darnos una idea del éxito de las cofradías al final de la Edad
Media.
Rasgos característicos de las cofradías:
1. Las cofradías tendrán un carácter maleable, pues aparecen, desaparecen, se fusionan
unas con otras; no tienen una gran estabilidad.
2. En segundo lugar, la composición de las cofradías son de diverso tipo. Las cofradías
son asociaciones en las que pueden participar todos los vecinos de la ciudad: hombres,
mujeres, ricos, pobres, esclavos…
Podemos distinguir hasta cuatro tipos de cofradía en la Ciudad Medieval:
1. La cofradía vecinal, una cofradía de barrio, o de parroquia, por tanto, el barrio
o la parroquia es el elemento aglutinador.
2. Las cofradías de oficio, son aquellas en las que la mayoría de sus
componentes tienen una misma profesión: panaderos, zapateros, etc.
3. El tercer tipo son las cofradías sociales: nobiliarias, de trabajadores, de un
mismo grupo de inmigrantes.
4. Por último, están las cofradías generales, que son las cofradías propiamente
dichas, no tienen ningún tipo de requisito o limitación para formar parte de ellas,
y pueden pertenecer tanto ricos como pobres, laicos como eclesiásticos, etc.
Sin embargo, el carácter igualitario, estos tipos de cofradía que en principio son
igualitarias, observamos en su funcionamiento que son los más ricos, los más
poderosos, los maestros de gremio y de taller, los que se convierten en las autoridades
de estas cofradías. Visto el origen y la composición de las cofradías veremos el tercer
aspecto.
3. La cofradía es una asociación religiosa, no confundir con los gremios, y se constituye
con dos objetivos:
3.1. Realizar determinados actos de piedad, dar salida a un perfeccionamiento
religioso de sus miembros, pero tienen un segundo objetivo que es la ayuda mutua, el
socorro, la ayuda de sus componentes.
3.2. El primer objetivo de las cofradías es el culto: las cofradías siempre se
colocan bajo la advocación de un Santo Patrón, o de la Virgen, o del Espiritu Santo.
Hay cofradías cuyo patrón es San Roque o San Sebastián, y son santos taumaturgos, que
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protegen de las enfermedades. Hay otras cofradías que tiene de Santo Patrón a San
Cristóbal, que protege de la muerte súbita; según la creencia popular todo el que viera a
San Cristóbal, tenía la certeza de que ese día no iba a morir. Hay otros santos que
coinciden con la actividad de ciertos gremios, San Eloy está relacionado con los
orfebres, o San José con los carpinteros. Estos santos, realizan sus cultos según la
potencialidad económica; si tienen mucho dinero tienen su capilla en una parroquia o
iglesia. Si tienen menos disponen de un altar, y si tampoco se pueden permitir el altar,
se contentan con realizar sus oficios en el Altar Mayor. Las cofradías más pudientes
tienen un capellán propio, se independizan del presbítero. Desde el punto de vista
cultual, la fiesta más apetecida es la del patrón o patrona, y se convierte en el pretexto
para exhibirse públicamente, se organiza la procesión, es un espectáculo, pues todo el
fasto, la pompa de los miembros de esa cofradía, se expone en las calles para
demostración ante los demás vecinos; los trajes, todo queda exhibido. Algunas cofradías
complementan la procesión con la exposición de los misterios, las escenas de la pasión,
de la vida de la virgen, como si de un drama se tratara, por lo que representa un origen
del teatro, siendo un espectáculo admirado y aplaudido por toda la vecindad. Este día
del patrón, se culmina con el acto más solicitado, la comida colectiva, es el exponente
de sociabilidad más sobresaliente, tiene tanto valor como la propia liturgia de la
procesión, o de los misterios y milagros. La comida colectiva demuestra la cohesión de
los cofrades, la homogeneidad de todo el grupo. Estas comidas colectivas son
banquetes, y pueden durar todo el día. Esos banquetes van acompañados de bailes, de
bebidas y de consumo de alimentos. Esas comidas colectivas requieren el pago de los
gastos, por tanto, la cofradía tiene una caja o depósito donde se va reuniendo el dinero
necesario a lo largo de un año para la dicha celebración. Claro que la cofradía tienen un
sentido religioso que se recoge hacia los pobres por sus cofrades. Algunas cofradías
sientan en sus mesas a un número determinado de pobres. El estatuto de la cofradía de
San Pablo, en París, marca un número de gente pobre que se admite en la mesa de la
cofradía. En otras cofradías se reparte pan, o un porcentaje de alimentos. En otras
cofradías se reparte un porcentaje del gasto, y en otras, se reparten las sobras de la
comida ritual, de esta comida colectiva.
Esta religiosidad practicada en las cofradías, es una religiosidad ritual, es el
rasgo dominante de cómo se entiende la religión en las ciudades medievales, no es una
religión reflexiva, mística, sino totalmente ritualista. Hay que participar de la
celebración, ir a la misa de los difuntos, pero luego, no ninguna otra demanda de
espiritualidad., hasta que a finales del siglo XIII aparece otra nueva manifestación de
piedad religiosa: las cofradías de los disciplinantes. Son cofrades que imitan a Jesús en
la Pasión, y para obtener el perdón, en el momento de la Pasión salen por las calles
azotándose, flagelándose. Esta modalidad religiosa está muy relacionada con los
franciscanos, que introducen el culto de la Veracruz, de la verdadera cruz de Cristo.
Esto influyó mucho también en las ciudades, y a lo largo de la Baja Edad Media va a
tener una gran difusión. En Sevilla, las cofradías disciplinantes, fueron las asociaciones
que desarrollaron la Semana Santa, que está relacionada con este mundo espiritual y
religioso. Pero en la piedad religiosa de las cofradías, mucho más que asistir a la misa
del difunto, de la fiesta del santo Patrón, el culto más importante eran las candelas,
tener siempre encendidas las velas del Altar ante la imagen del patrón o patrona, existe
una verdadera obsesión porque estén encendidas las velas que iluminan la capilla. De tal
manera, que en Inglaterra o los Países Bajos, la candela, es un sinónimo de cofradía. En
Inglaterra las cofradías que tienen fondos económicos contratan a un empleado para que
día y noche las velas estén encendidas, y se crea un oficio que es el de cuidador de las
velas, y que aparece con el nombre de ligthman.
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3.1. (Prolongación): Hay otra finalidad de la cofradía que es la ayuda mutua, el
socorro; que tenía dos vertientes: una, es la ayuda al pobre propiamente dicha, el
alimento y los cuidados; la otra, es que la cofradía ofrecía a los habitantes de las
ciudades remedios sobrenaturales contra las adversidades de la vida, era un seguro
contra ciertas calamidades, pero también, era un seguro de Salvación, del más allá, del
ultramundo. La ayuda mutua se dirige más al tema de la Salvación que a otra cosa, es la
obsesión por el más allá, por la vida eterna, y es por esto por lo que tuvo tanto éxito el
mundo de las cofradías. Cuando un cofrade moría sabía que sus compañeros no se
olvidarían de su alma, y que se celebrarían misas para su salvación. Las cofradías tiene
una deleitación en todo el proceso de las pompas fúnebres, por darle una buena
sepultura a sus miembros, y en el estatuto se describe todo el protocolo. El estudioso de
las cofradías medievales, Vauchez, afirma que la ayuda espiritual se buscaba más que la
ayuda para la propia vida. Se prefería prosperar en la muerte antes que en la vida. No
obstante, las cofradías dentro de esta finalidad de la ayuda mutua, también
contemplaban la ayuda material, aunque subordinada a la muerte. Esto consistían en dar
de comer, alojamiento a un cofrade que estuviera en mala situación económica, podían
ser tres días, o una semana, eso dependiendo. También se le podía ayudar en caso de
enfermedad, se le acompañaba si salía fuera de la ciudad para protegerlo; también
recibía ayuda en caso de pleitos judiciales, e incluso hay cofradías que dan créditos,
ayudas, a algunos componentes que pasen por un mal momento profesional. Estas
ayudas mutuas, incluso van más allá del círculo de las cofradías, no se limita a sus
miembros, y como labor de misericordia se ayuda a pobres, enfermos, y muchas
cofradías levantan hospitales; que no es como hoy, un centro sanitario, que también,
pero era un lugar de acogida, donde poder pasar la noche, tenía asistencia religiosa y se
les daba alimentos.
En conclusión, las cofradías en las ciudades medievales fueron mucho más que
simples asociaciones religiosas. Las cofradías se convirtieron en las ciudades
medievales en instancias que respondían a necesidades que no encontraban otro cauce
de manifestación. A través de las cofradías, se expresan sentimientos o reclamaciones,
que no se podían realizar en otra organización, y así por ejemplo, aparecen cofradías
sociales, como hemos dicho. En la ciudad inglesa de Lincoln, se creó una cofradía
llamada de Santa Ana, que se crea en el año 1300, y en esta cofradía sólo pueden ser
miembros los patricios, los grandes mercaderes. Como reacción, contra la hegemonía o
preeminencia de esta élite, se crea una cofradía rival, la del Corpus Cristi, una cofradía
que se dice del común, y de la gente mediana, por lo que hay aquí una exclusión social,
un enfrentamiento evidente que se encauza a través de las cofradías. Igual sucede en
otra ciudad inglesa, en Coventry, e igual pasa en Castilla, donde se crean cofradías de
caballeros, por lo que se identifica esa cofradía con una élite social. Sabemos que las
cofradías eran mucho más que asociaciones religiosas, no sólo por la rivalidad, sino por
la propia intervención de la autoridad, de los poderes públicos, que recelan, manifiestan
cierta hostilidad hacia las cofradías, y es porque temen que las cofradías modifiquen
determinadas situaciones urbanas. El famoso Simon de Montfort, suprimió todas las
cofradías en el sur de Francia. En el año 1307 el rey de Francia suprimió todas las
cofradías de París. Lo mismo ocurre en Castilla en tiempos de Fernando III y Alfonso
X, que hablan de las malas cofradías, por lo que se explica que eran mucho más que
asociaciones religiosas. Incluso, las autoridades gremiales, se oponen a las cofradías,
porque se crean cofradías de oficiales y aprendices, y si se unen estos es por un deseo de
reclamación, de mejora social, y observamos como las cofradías son un instrumento de
ciertas contestaciones sociales. Este recelo descansa también en la conducta de los
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cofrades, los cofrades tienen un estatuto que es jurado, aparece la conjuratio, y esto le
da a las cofradías un aire de asociación secreta, opaca y peligrosa. Sea como fuere, las
cofradías se extendieron por todas las ciudades medievales, y fueron un instrumento
magnífico de sociabilidad, los vecinos se integraban en la ciudad generalmente a través
de estas cofradías. Este es un tema que todavía no está cerrado, hay que seguir
investigando la temática de estas cofradías, y no sólo lo relacionado con los poderes
públicos, sino desde el punto de vista cultual, pues recibían críticas por su falta de
concepción religiosa. Futuras investigaciones seguirán alumbrando estas cuestiones.
TEXTOS
Caridad y cofradía son los mismo. Aquí veremos algunas clausulas de sus
estatutos, se regían por el derecho canónigo, y por lo tanto, tenían un gobierno. Aquí
vemos ya la preocupación por las velas, y vemos como esta cofradía dispone de un altar
para su patrón San Pedro. También vemos la otra finalidad cultual más importante: el
enterramiento de sus miembros. Aquí se establece el diezmo, un porcentaje, y el diez
por ciento de lo que se coma se tiene que dar a los pobres. La quinta cláusula nos
muestra también como hay un gobierno regido por doce hermanos. La última cláusula,
es el precio por entrar en la cofradía, algo que no es gratuito, aunque está abierta a todo
el mundo. Estos estatutos están sancionados por el derecho canónigo, por lo que se
piensa que las cofradías fueron más que cofradías, eran instancias de protesta social,
desde las que se podía actuar en la ciudad.
Alfonso X, acuerda estas propuestas para las cofradías. Es totalmente opuesto,
tiene un recelo y una hostilidad contra las cofradías, pues no se limitan al culto ritual,
sino que van mucho más allá, y a veces son vistas como un fenómeno peligroso, algo,
que se extendió por toda Europa.
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La sociabilidad urbana se manifiesta, como hemos visto por las cofradías, pero
hay una segunda institución que son los gremios. La palabra gremio nunca existió en la
Edad Media, es un contexto que se adquiere desde la Edad Moderna, en el siglo XVII o
XVIII. En la Edad Media, los gremios son llamados corporaciones de oficios; pero, no
hay un solo nombre para designar a esta institución laboral. Aparece el término
corporaciones de oficios, pero también existe el término cofradías para albergar esta
realidad. También en latín se conoce como ministerium, el oficio, las gildas, la hansa,
las artes… todas estas, son nombres y formas para aludir al gremio. La corporación de
oficios es una asociación totalmente medieval, nacen en la Edad Media, se consolida en
los siglos medievales, y se prolonga hasta la Revolución Industrial. Pero además de ser
una institución totalmente medieval, es también una institución urbana.
¿Por que aparecieron las corporaciones de oficios, los gremios? Según algunos
historiadores, son secuela del éxito de las cofradías, que tienen ese carácter de
agrupamiento, de juramento, de solidaridad, y por tanto, todo esto sirvió de modelo, de
preámbulo para la formación de los gremios. Otros historiadores piensan que los
gremios son una contestación a la necesidad, la economía urbana se dispara, cada vez es
más compleja, y para adecuarse a esta económica comercial, cada vez más capitalista, es
fundamental agruparse en oficios, en gremios. La agrupación en gremios puede venir
dada desde la base, o desde los poderes públicos. Es decir, los gremios se constituyen
por los propios especialistas para defender sus intereses profesionales, y luchan en
contra de la injerencia de los poderes públicos, o de la competencia de los inmigrantes,
por lo que desde la base los gremios se constituyen como una autodefensa de sus
miembros. Pero también, los gremios son creados desde los poderes políticos, y esto se
debe a una cuestión de orden público, hay que asegurar la paz, los productos deben estar
constituidos con calidad para preservar el honor de la ciudad, del poder. Por tanto, los
poderes públicos intervienen creando gremios. Históricamente, hay algunos precedentes
de los gremios en la Alta Edad Media. En la Italia Bizantina, existen unas agrupaciones
laborales llamadas scholae, a finales del siglo VI, como la de los jaboneros, que ya
practicaban un juramento de ingreso en la sociedad. Pero es a finales del siglo X, con las
gildas de los mercaderes, cuando comienza el desarrollo de los gremios. A finales del
siglo XI y principios del XII, el movimiento gremial se instaló por toda Europa. Pero
fue un proceso lento, largo, y hay ciudades que nunca se organizaron gremialmente, por
ejemplo, la ciudad francesa de Lyon, que reuniendo todos los requisitos para contar con
gremios, ya que realizaban sedas fantásticas, de una calidad textil importante, nunca se
instalaron dichos gremios en Lyon. Lo mismo pasó en la ciudad alemana de Núremberg.
En otros casos, los gremios son aparentes, instituciones controladas por los grandes
mercaderes, vimos las artes mayores, y estos son los que controlan la vida laboral de la
ciudad. Esto quiere decir que los gremios no fueron iguales en todas partes, hay matices,
y sea como fuere, los gremios contaban con ordenanzas. Las ordenanzas tenían dos
finalidades: la primera la autodefensa de la profesión, y la segunda era mantener el
orden social, la paz social. La preocupación principal de los mercaderes era la paz, el
orden, y los gremios vienen a reforzar ese orden.
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Las ordenanzas de los gremios tienen 3 objetivos principales:
1. Proteger al consumidor, asegurarle un precio justo, la filosofía escolástica.
2. Asegurar a los productores, a los maestros de taller, a los trabajadores, que
siempre contarían con materia prima y con la protección de las autoridades.
3. El tercer objetivo era garantizar la calidad de los artículos, que no se produjera
fraude, ya que manchaba la fama del gremio y de la ciudad
Con estas ordenanzas se promueve una economía moral, y aquí hay que definir
el espíritu económico de los gremios, que no tiene un ideal capitalista, tratan de evitar la
competencia fundamentalmente, por eso, se reparte la materia prima de forma equitativa
en la ciudad, y no hay un acaparamiento de materia prima de un maestro de taller sobre
otro. La obra tienen que estar bien terminada, bien hecha, siguiendo un protocolo que
los gremios establecen. Compran las herramientas de manera colectiva, ya que son caras
y se comparten. El gremio, por tanto, carece del espíritu capitalista, pero esto no
significa que no haya cierta concurrencia y competencia, es una economía que busca
sobre todo la calidad del producto, que los productores hayan aprendido muy bien el
oficio, y que todo esté muy bien hecho; algo que no es propio de la economía
capitalista. Por eso, cuando estalla la Revolución Industrial, todo va encaminado a la
eliminación de los gremios, que se veían como fósiles contra el desarrollo del
industrialismo capital.
Las ordenanzas se transmitían oralmente, luego fueron redactadas por los
componentes de un oficio, o del poder público. Todas las ordenanzas gremiales de París
fueron concedidas por el rey de Francia en el siglo XIII, y estas ordenanzas, siempre en
todos los casos, recogían 7 aspectos fundamentales:
1. El acceso al oficio, cómo se entraba al gremio de los toneleros, por ejemplo, o
de los orfebres, por lo que se estipulaba el sistema de aprendizaje, si había que
pagar una cuota, etc.
2. El segundo aspecto tratado en casi todas las ordenanzas era la relación
laboral, las condiciones de trabajo entre maestro, aprendiz y oficial
3. La materia prima, como se compraba la materia prima y la calidad de esa
materia prima, su retribución entre los maestros
4. El precio de los artículos, se trataba de un precio justo, no existía la ganancia
actual.
5. Normas que protegían al oficio del intrusismo, que no se pudiera trabajar
fuera del gremio, no estaba permitido.
6. Las autoridades del gremio, el organigrama de control.
7. La labor existencial y de culto de los gremios.
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En estos estatuto aparecen las categorías laborales, muy conocidas: la del
maestro, el oficial o trabajador, y el aprendiz. Los trabajos realizados en este mundo,
han demostrado que no es un mundo tan cerrado, y hay trabajadores fuera de los
gremios, y trabajadores que tienen dos o tres oficios. Luego también se trabaja fuera de
los gremios, aunque éstos llevaran la voz cantante. La trilogía es lo más importante: el
maestro de taller es el elemento capitalista del gremio, es el que invierte el capital, en
una casa, en el taller, en tener las herramientas, en comprar las materias primas; y si el
negocio sale mal pierde su inversión. Este maestro de taller es el dueño de los medios de
producción. Pero, el maestro de taller, muchas veces no es autosuficiente, autónomo,
pues trabaja para un gran mercader, y veíamos los abusos de estos mercaderes sobre los
artesanos. En algunos casos, estos maestros de taller no tienen ni taller, porque se hayan
arruinado, o porque tenga problemas familiares, por lo que se contratan como mano de
obra asalariada. El aprendiz, es un niño que entra por un contrato hecho ante notario en
el taller para aprender el oficio. Generalmente el aprendiz no recibe salario ninguno,
aunque es alojado gratuitamente en la casa del maestro, y es vestido y alimentado por el
maestro. El aprendiz además de ir adquiriendo conocimientos del oficio, actúa como
criado de la familia del maestro de taller. Generalmente se entra como aprendiz a los 8 ó
9 años, y está un periodo de unos 8 años aprendiendo el oficio. Una vez que ha
adquirido los conocimientos suficientes se convierte en oficial. En castellano se conoce
como oficial o trabajador; en francés todavía es más clara la evolución, al principio se
conoce valet (criado), y en el siglo XIII dejó de llamarse valet para llamarse compagnon
(obrero). Un maestro, podía tener varios aprendices, como máximo 4, pero en algunas
ciudades, por ley, sólo podían tener 1. El aprendiz es una mano de obra barata que
simultanea la producción en el taller con tareas de servicio doméstico. En el gremio la
figura menos definida es la del obrero o trabajador. Al principio, cualquier trabajador
puede convertirse en maestro de taller, pero los gremios se cerraron, y en el siglo XIII,
los maestros de taller exigen un examen para tener el título de maestro. Es el examen de
la obra bien hecha, y hay que pagar una tasa, por lo que se restringe el acceso de los
trabajadores al grado de maestría. Cada gremio cuenta con un concejo o cabildo, y elige
generalmente a dos maestros de taller para que se conviertan en autoridades del gremio
y hagan cumplir el estatuto. Estos dos representantes, estas dos autoridades del gremio,
reciben también nombres diferentes: en Francia se llaman jurados, porque juran el
estatuto. En otros casos son llamados síndicos, cónsules, o alcaldes como en castilla.
Estos alcaldes, jurados, o síndicos, inspeccionan todos los talleres, vigilan que se
cumplan las normas de producción, que no se cometan fraudes; y delegan en otros
maestros de taller que son llamados encargados, y que son los que examinan a los
oficiales que quieren obtener el grado de maestría. Con el tiempo los gremios también
tienen la competencia existencial o de culto, o bien se agregan a una cofradía o crean su
propia cofradía, y aparece otro cargo, el de administrador de la cofradía que se llama
prioste. El gremio tiene una serie de ingresos: las multas, las cuotas, las fianzas, las
tasas de examen; y este dinero sirve fundamentalmente para la labor existencial, para
socorrer a los trabajadores enfermos, o a los que se quedan sin trabajo. Según la ley de
los gremios, cuando un maestro de taller fallece, su esposa, puede seguir dirigiendo el
taller, con la condición estricta de que no vuelva a casarse. Lo mismo ocurre al
contrario, pues si una maestra de Colonia que dirige un taller de textil fallece, el marido
puede seguir dirigiendo el taller si no se casa. Con los gremios ocurre lo mismo que con
las cofradías, hay ciudades que auspician las creación de los gremios, y sin embargo,
habrá otras que recelen de estos gremios. La hostilidad hacia los gremios tenía más
fundamento que hacia las cofradías, pues en las ciudades donde los gremios se
constituyeron como asociaciones importantes, terminaron los gremios constituyendo
116
parte del gobierno de la ciudad, como en Lisboa. Los patricios, los grandes propietarios
o mercaderes, reaccionaron, como estudia Barel, apuntándose a los gremios, y estos
mismos patricios se ponen a la cabeza de los gremios. En otras ciudades, sin embargo,
se intenta prohibirlos.
El autor de este texto no nos es conocido. Este patricio, que vive en torno al
1250, escribe su opinión sobre el movimiento gremial. Es una opinión negativa, sobre el
peligro de los gremios, que se confabulen para alterar el precio de los productos, algo
que altera la paz en la ciudad, y se pide que intervenga el poder público, y que los
responsables sean encarcelados.
De Etienne Boileau, este texto recoge los estatutos de más de un centenar de
oficios que están reseñados por orden del rey en un libro: El Libro de los Oficios. Este
libro fue redactado en París por este funcionario real, Etienne Boileau, y en este caso
concreto nos refiere los estatutos, las ordenanzas, del oficio de los olleros en París.
117
Tenemos, por tanto, una selección de estos estatutos, y el primero, regula el acceso a la
profesión, dejándolo libre, pero con el requisito de hacer una obra bien hecha, un
examen, así, se convierte en maestro, y no tiene limitación ni del número de aprendices
ni de oficiales. Aquí, si saliera este texto en el examen, podríamos hablar de lo que era
un maestro, un aprendiz, y un oficial. Si pasamos al punto segundo, se establece la
normativa laboral, por la que se puede trabajar todos los días, menos los de fiesta,
tampoco de noche, y todo, para que el artículo fabricado no tenga deficiencias, pues la
noche poco iluminada, podría inducir al error. Los artesanos, trabajaban todos los días
del año de sol a sol, pero los días de fiesta eran muchos en el calendario, había tantas
celebraciones religiosas que quizás el calendario estaba más equilibrado de lo que pueda
parecer. La tercera cláusula, es sobre la obra bien hecha, y el primer perjudicado es el
maestro, luego el gremio, y por último, la propia ciudad: París. Hay que cumplir todas
las normas del protocolo. Otra clausula habla de la organización del gremio, y aquí, en
vez de cónsules o alcaldes, se habla de prohombres. La autoridad, se incluye en el
gremio, con el preboste, un miembro de alto rango de la administración francesa. En el
último punto se regula la fiscalidad, donde se ve que tienen que pagar la talla y otros
impuestos, no tienen exención fiscal, y tienen que pagar como todos los ciudadanos.