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Madinat Ilš: La ciudad islámica de Elche
Estudio patrimonial y de gestión de los restos arqueológicos.
Marina Chorro Giner
NIUB: 16119876
Tutora: Dolores López Pérez
Grado de Arqueología
Universidad de Barcelona 2014-2015
Índice
1. Introducción…………………………………………………………………………...1
2. La ciudad de Elche…………………………………………………………………..3
3. Estructura de las ciudades islámicas………………………………………..9
4. Madinat Ilš, la ciudad islámica de Elche………………………………….13
4.1. Fuentes escritas
4.2. Registro material
5. Gestión arqueológica y patrimonial………………………………………..27
6. Conclusiones………………………………………………………………………...35
7. Bibliografía…………………………………………………………………………...40
7.1. Fuentes directas
7.2. Webgrafía
ANEXOS
Anexo I: Cartografía
Anexo II: Ilustraciones de las Cantigas de Santa María
Anexo III: Fotografías
Resumen.
La actual ciudad de Elche se encuentra ubicada sobre los restos de la antigua ciudad
islámica de Ils. Esto ha marcado tanto la historia de los ilicitanos como la evolución del
callejero de la ciudad hasta nuestros días. Así, a partir del análisis de los estudios
realizados anteriormente sobre esta materia, las fuentes contemporáneas de época
islámica y los restos arqueológicos conservados hemos conseguido realizar una
aproximación al estado actual de las investigaciones. Además de esto, también se ha
analizado la gestión patrimonial que se hace desde el Ayuntamiento de Elche en
relación con estos monumentos de época islámica. La conclusión extraída es que esta
gestión tiene sus puntos favorables y desfavorables. Aún queda mucho por hacer en el
ámbito de la gestión patrimonial de la ciudad de Elche pero es indudable que se ha
avanzado mucho en los últimos años y poseen una buena base sobre la que trabajar y
mejorar en este ámbito.
Palabras clave: Elche, Ciudad islámica, Patrimonio arqueológico, Gestión patrimonial,
Arqueología urbana.
Abstract.
The current city of Elche is placed on the remains of the former Islamic city of Ilš. This
has marked the history of the people of Elche as well as the evolution of the street
directory of the city until our days. Thus, from the analysis of the studies carried out
previously on this matter, the contemporary sources of the Islamic period and the
preserved archeological remains we have managed to carry out an approach to the
current state of the researches. Besides this, the heritage management done by the
Ayuntamiento de Elche has also been analyzed in relation to these monuments of that
period in history. Our conclusion is that this management has its favorable and
unfavorable points. It still remains a lot to do in the area of the heritage management of
the city of Elche but it is undoubted that it has been advanced a lot in the last years and
they have a good base to work with and to do some improvements in this area.
Keywords: Elche, islamic city, Archaeologic heritage, Heritage management, Urban
archaeology.
1
1. INTRODUCCIÓN
La ciudad de Elche posee numerosos restos arqueológicos del periodo musulmán que,
sin embargo, apenas se han analizado. Con el presente trabajo se pretende realizar una
aproximación al análisis de una ciudad islámica muy poco estudiada pero que, a su vez
y pese a su menor tamaño y poder económico, fue muy importante dentro del marco de
comunicaciones entre otras ciudades mucho más grandes e importantes de la Cora de
Tudmir en época islámica. Además, también trataremos de profundizar en el modelo de
gestión patrimonial actual de los restos arqueológicos de periodo musulmán
conservados en la ciudad, tratando de entender cuáles son sus principales fortalezas y
debilidades e incluso proponiendo algunas mejoras para éste.
De este modo, los objetivos principales de este trabajo serán, en primera instancia,
realizar un estado de la cuestión a nivel historiográfico y arqueológico para más tarde
analizar estas fuentes y, finalmente, comprobar cuál es el uso que se hace de ellas. O, lo
que es lo mismo, cómo se integran los restos arqueológicos en el discurso de una ciudad
moderna, qué uso se hace de ellos, cuál es su plan de gestión y quién y cómo se ocupa
de adecuarlos para su integración no solo en la ciudad sino en la sociedad actual para
que los ciudadanos puedan entender mejor y aprender más sobre su ciudad.
Para llevar a cabo este trabajo, se estudiarán y analizarán diversas obras en relación
tanto con la ciudad misma como con la Cora de Tudmir hasta llegar al Tratado de Elche
de 1305 por el cual el reino de Murcia quedaba dividido entre las dos coronas.
Principalmente, las fuentes utilizadas serán los trabajos de Vicente Gozálvez Pérez
sobre la historia de la ciudad de Elche de mediados de los 70; las obras de José Hinojosa
Montalvo de finales de los 80 y principios de los 90 sobre la ciudad de Elche y sus
murallas; los artículos de Francisco Franco Sánchez de mediados de los 90 y 2000 en
relación con la aparición de la ciudad de Elche en fuentes musulmanas; y las obras de
Joaquín Vallvé de mediados de los 80 y Pierre Guichard de la primera década de los
2000, para explicar los hechos puramente históricos. Para contrastar estas fuentes tan
antiguas también se utilizarán artículos más modernos como los de Lorenzo Abad Casal
de la década de los 2000 sobre la vida en la antigua Ilici y el yacimiento de La Alcudia
o los artículos de Sonia Gutiérrez Lloret sobre la Cora de Tudmir y los yacimientos de
la zona también de esta década.
Además de esto, para realizar una breve introducción y explicación sobre las ciudades
islámicas nos basaremos principalmente en la obra de Leopoldo Torres Balbás del 85
2
además de otros artículos más actuales y la obra de Christine Mazzoli-Guintard. Estas
serán, además de las fuentes contemporáneas a la época estudiada – principalmente la
obra de Al-Idrisi –, las fuentes que se utilizarán para la confección del trabajo.
Finalmente, contaremos con la ayuda del MAHE (Museo Arqueológico y de Historia de
Elche) y del Ayuntamiento de Elche para adentrarnos en el tema de la gestión del
patrimonio. Dentro del Ayuntamiento, jefe de la Sección Técnica de Patrimonio
Cultural, Gregorio Alemañ fue el encargado de explicarnos más sobre la gestión que se
lleva a cabo en la ciudad de Elche. Además, para poder llevar a cabo el análisis de la
gestión del patrimonio arqueológico de época islámica de Elche, se visitaron todos los
elementos conservados. Así, todas las fotografías que se encuentran en los anexos de
este trabajo se realizaron durante dichas visitas por la autora de este análisis.
Como se puede comprobar, la mayoría de estas fuentes no han sido actualizadas, lo que
supone un problema a la hora de realizar este trabajo, pues las fuentes escritas en las que
nos basaremos están ya algo desfasadas y no han sido renovadas. Aun así, también
contamos con los restos arqueológicos conservados, los más recientes encontrados en
2014, por lo que gracias a estos podremos suplir la falta de fuentes actualizadas,
complementando la información de las que disponemos y ayudando a confirmarla o
desmentirla.
Otro de los problemas a los que nos enfrentamos a la hora de realizar el presente estudio
es el hecho de que al tratarse de una zona muy concreta, es muy difícil encontrar fuentes
contemporáneas a la época que nos interesa y que hablen sobre dicha zona. La ciudad
se ubica en la costa mediterránea de la actual provincia de Alicante (Figura 1), en la
comarca del Baix Vinalopó (Figura 2), al sureste de la Península Ibérica, y con unas
coordenadas de latitud: 38° 16′ 01″ N, longitud: 0° 41′ 54″ O. Actualmente la ciudad
tiene una extensión de 326,07 km² y se encuentra a una altura media de 86 metros sobre
el nivel del mar según la Dirección General del Instituto Geográfico Nacional.
Cabe destacar también que Elche (Figura 3) posee un terreno muy peculiar, pues se
asienta sobre una llanura cruzada por las sierras del Molar, Tabaiá y Castellar, las
últimas estribaciones del Sistema Bético, y es atravesada por el río Vinalopó, que
aunque tiene un escaso caudal posee una cuenca que llega a alcanzar los 100 metros, el
cual divide Elche de norte a sur. Además, lo más representativo del paisaje ilicitano es,
sin lugar a dudas, el conjunto de huertos que recibe el nombre de Palmeral y que cubre
una gran parte de la ciudad y su campo.
3
2. LA CIUDAD DE ELCHE
El territorio en el cual se sitúa la actual ciudad de Elche y sus alrededores se ha
documentado una ocupación prolongada desde época Neolítica. De este modo, los
restos más antiguos documentados en Elche y sus alrededores datan aproximadamente
del año 5.000 a.C. y se encontraron en el yacimiento de La Alcudia, actualmente situado
a tres kilómetros del centro urbano de ciudad1. Sin embargo, y pese a la gran
importancia de este yacimiento en época ibérica y romana, este no es el yacimiento más
importante de época neolítica pues tan solo se han encontrado materiales –
principalmente cerámicos y líticos – procedentes de esta época2. En su lugar destacan
otros yacimientos ocupacionales como son La Figuera Reona y El Promontori, ambos
relacionados entre sí. La Figuera Reona se encuentra situado junto al actual Puente del
Ferrocarril y El Promontori se encuentra a un kilómetro de distancia de éste. Ambos
yacimientos datan del III milenio a.C. y, junto a La Alcudia, se consideran los
emplazamientos que darían origen a la ciudad de Elche3.
La Figuera Reona se trata de un conjunto de cabañas circulares alineadas formando
calles paralelas al cauce del río que se ha interpretado, además, como un poblado
integrado por agricultores que explotaban las tierras circundantes y además, según los
restos materiales encontrados, recolectaban moluscos, criaban animales domésticos y
cazaban a los salvajes4. Por otro lado, El Promontori, situado en el cauce del Vinalopó,
constituye una meseta recortada entre el propio río y un suave desfiladero y se
correspondía con un lugar de producción de cerámica campaniforme, siendo el propio
río Vinalopó el medio de difusión de ésta hacia el interior peninsular. Así, en estos
yacimientos, se evidencian estratigráficamente los primeros escalones del proceso
cultural en tierras ilicitanas, con manufacturas líticas y cerámicas de clara tipología que
responden a los primeros conjuntos materiales asociables a las primeras comunidades
urbanas5.
1 RAMOS, A. (1989), Presencia Neolítica en La Alcudia de Elche, Cartagena, en “XIX Congreso
Nacional de Arqueología: Ponencias y comunicaciones”, vol. I, pp. 161-171. 2 ABAD, L. (2008), La Alcudia de Elche (Alicante). Ayer y hoy de un yacimiento emblemático, en
“Museo arqueológico nacional: Viejos yacimientos, nuevas aportaciones. Ciclo de conferencias 10-11 de
diciembre de 2008”, pp. 178-180. 3 GOZÁLVEZ, V. (1976), La ciudad de Elche, Valencia, Departamento de Geografía, facultad de
filosofía y letras, pp. 16-18. 4 Ídem. 5 RAMOS, R. (1981), El Promontorio del Aigua Dolça y Salá de Elche. Avance de su estudio, Valencia,
en “Archivo de Prehistoria Levantina XVI”, pp. 197-222.
4
En la Edad del Bronce se producen una serie de cambios socio-económicos en todo el
territorio con el descubrimiento de esta nueva aleación que tienen como resultado la
aparición de hostilidades entre los diversos grupos instalados en el territorio. Por ello,
ante la necesidad de protegerse de ataques de grupos rivales, los pobladores del lugar se
vieron obligados a trasladar sus aldeas a emplazamientos de fácil defensa natural. Así,
los habitantes de La Figuera Reona y del Promontori se trasladaron a puntos de difícil
acceso, encastillándose en parajes como El Castellar, El Puntal del Búho y La Moleta6.
Es este, además, el momento en el cual comienza la secuencia estratigráfica del
yacimiento de La Alcudia, una zona ideal en este periodo ya que proporcionaba una
defensa natural inmejorable debido a su situación7. Además de esto, también
establecieron puestos vigías como el que se puede encontrar en el yacimiento de
Caramoro, situado a varios kilómetros al norte de Elche. El yacimiento Caramoro se
encuentra sobre una visera rocosa volada sobre el Vinalopó, montada en el límite del
paraje denominado “Aigua Dolça i Salà”, encajada entre dos barrancos y configura un
auténtico balcón sobre el territorio ilicitano. En las excavaciones realizadas en este
yacimiento se encontraron muros pertenecientes a un recinto adaptado al terreno y
sólidamente fortificado en su zona de fácil acceso8.
Con este panorama, la sociedad sigue desarrollándose y evolucionando hasta el
comienzo de la época ibérica hacia finales del siglo VI a.C. aproximadamente en toda la
zona en general y en el yacimiento de La Alcudia en particular con la fundación de la
ciudad ibérica de Ilici. Gracias a los hallazgos arqueológicos se conocen las principales
actividades productivas en esta etapa histórica que, sin embargo, no distan mucho de las
de la Edad de Bronce, así, destacaríamos la agricultura, la ganadería, la caza, la pesca y
la guerra. Estos parecen ser los pilares de la sociedad junto a una serie de ritos
relacionados con diversas prácticas agrícolas, guerreras y místicas. De este periodo se
han conservado más restos que de los anteriores y destacan los yacimientos
ocupacionales de La Moleta y El Cabezó Lucero; las necrópolis de El Parque y La
Hacienda Botella; y, sobre todo, La Alcudia9.
6 RAMOS, A. (1989), El Eneolítico y la Edad del Bronce en la Comarca de Elche, Elche, Serie
Arqueológica II, pp. 100-195. 7 Fundación Universitaria de Investigación Arqueológica “La Alcudia” (2014), Historia del yacimiento,
recurso electrónico, última consulta: 25-08-2015. 8 RAMOS, R. (1988), Caramoro; Una fortaleza vigía de la Edad del Bronce, Albacete, Homenaje S.
Santos, IEAb. pp. 93-108. 9 RAMOS, R. (1983), La Alcudia de Elche, Alicante, CAAM.
5
La importancia del yacimiento de La Alcudia no radica solo en el descubrimiento de La
Dama de Elche en 1897 sino que también se trata de un yacimiento en el cual se puede
observar una amplia secuencia estratigráfica que va desde la Edad del Bronce hasta la
llegada del islam a la Península Ibérica. Este yacimiento, situado a unos tres kilómetros
de la actual ciudad de Elche y ubicado sobre una pequeña elevación de unas diez
hectáreas es la ciudad de Elche primigenia que, se piensa, en época ibérica era una de
las principales ciudades de la regio ibérica de la Contestania10. De este periodo, además
de una gran cantidad de cerámicas pintadas de estilo Elche, cerámicas de importación –
áticas y campanienses – y un amplio registro escultórico, se ha conservado el trazado de
dos calles que perduran hasta el final del dominio romano y varios edificios: algunas
casas y una construcción excavada en 1990 bajo la iglesia cristiana que fue interpretada
como un templo de tipo orientalizante si bien esta interpretación no está constatada
debido a la falta de pruebas de que fuera así. Sin embargo, de lo que no cabe duda es de
que este edificio es de época ibérica, pues sus dos fases constructivas, la primera que
llegaría aproximadamente hasta el siglo III a.C. y la segunda hasta el año 20, así lo
confirman. Una de las casas, de época ibérica tardía, supuso también un hallazgo
singular al encontrar en ella un cráneo y algunos vasos de formas poco comunes por lo
que se piensa que este espacio debía de estar vinculado a cultos de tipo doméstico o
gentilicios. Por otro lado, numerosos investigadores han defendido durante años que
Ilici fue destruida por los cartagineses en el año 228 a.C. pero los hallazgos
arqueológicos no permiten constatar este hecho ya que no se han documentado señales
de abandono o de incendio generalizado11. Por otro lado, se ha descartado por el
momento la conexión de la Ilici ibérica con la Heliké griega ya que la localización de
esta última es conflictiva, de hecho, en las últimas décadas hay una diversidad de
opiniones con respecto a su localización entre los investigadores, que proponen otras
ciudades como Elche de la Sierra en Albacete12 o incluso Belchite13 en Zaragoza.
Las necrópolis ibéricas encontradas estaban ubicadas a varios kilómetros de distancia de
Ilici y cerca de los caminos que la conectaban con otras ciudades de la época como
Lucentum, en Alicante. De estos yacimientos, El Parque y La Hacienda Botella, se han
10 Fundación Universitaria de Investigación Arqueológica “La Alcudia” (2014), recurso electrónico,
última consulta: 25-08-2015. 11 ABAD, L. (2008), La Alcudia de Elche (Alicante), pp. 181-185. 12 ALMAGRO, M. & GARCÍA Y BELLIDO, A. (1960), España protohistórica: la España de las
invasiones célticas y el mundo de las colonizaciones, Madrid, Espasa- Calpe, pp. 523-602. 13 FERNÁNDEZ, M.C. & RICHARDSON, J.S. (2005), Historia antigua, Editorial Crítica.
6
conservado sobre todo estatuas y monumentos funerarios, restos de cremaciones como
troncos carbonizados, fragmentos cerámicos y toda una serie de objetos personales que
constituían el ajuar de los difuntos como fíbulas, agujas, cuentas, de collar, fusayolas,
etc. Así, además de conocer los tipos de enterramiento de esta época, estas necrópolis
confirman el hecho de que la ciudad de Ilici estaba conectada con otras ciudades
importantes de la época y no era un simple poblado aislado de los que se pueden
encontrar también en la zona alicantina como la Illeta dels Bayets, en El Campello.
A partir de este momento, y pese a que en la zona sigue habiendo otros yacimientos de
menor magnitud, es La Alcudia el yacimiento más significativo al tratarse de “la
primera ciudad de Elche” propiamente dicha. De época romana se conoce una primera
fundación colonial entre los años 42 y 40 a.C. aunque no será hasta alrededor del año 26
d.C. cuando la ciudad ibérica de Ilici adquiere el rango de colonia romana, pasando a
llamarse Colonia Iulia Ilici Augusta. Estas dos fundaciones se han fechado mediante
varias monedas encontradas en el yacimiento y una inscripción sobre piedra
actualmente visible en la fachada del Ayuntamiento de Elche respectivamente. La
inscripción es una dedicatoria de los ciudadanos ilicitanos a Tito Estatilio Tauro y data
de entre los años 27 y 26 a.C.14 Además de esto, van apareciendo progresivamente
nuevas villae en los alrededores de la ciudad.
La transformación de Ilici en Colonia Iulia Ilici Augusta supone una progresiva
remodelación urbana y una superposición paulatina de la ciudad romana sobre las
estructuras ibéricas. Además, con la nueva fundación, también llegaron nuevos
habitantes y se hizo necesario un reparto de tierras que se puede constatar debido al
hallazgo de una placa de bronce en la que se hace referencia a la repartición de tierras
de Ilici entre diez licenciados de guerra de diferentes procedencias, conocida como la
“Tábula de Ilici”. Las causas de la fundación de la colonia son muy diversas pero
destaca la explotación de la tierra, en especial la de regadío. Otro hecho importante para
la fundación de la colonia romana es el hecho de que la calzada romana atravesaba el
campo ilicitano y constituía el Cardo Máximo de la centuriación, actualmente se
conservan algunos límites de las centurias en la red de caminos y acequias de la ciudad
de Elche y alrededores. Además, en La Alcudia se han conservado actualmente calles
fosilizadas, varias domus que, en general, aparecen sobre los cimientos de las casas
ibéricas, unas termas del siglo I d.C. (con los restos de uno de sus muros exteriores que
14 RAMOS, R. (1983), La Alcudia de Elche.
7
había sido interpretado hasta hace poco como una muralla de época romana) y
materiales muy diversos, desde cerámica hasta sarcófagos15.
Hasta el siglo III d.C. la colonia romana fue próspera y tuvo una gran actividad
relacionada con el comercio y la producción hasta que se produjo la llamada crisis del
siglo III que tuvo como resultado no solo una crisis económica sino una crisis
ideológica, social y cultural y es que pese a que el emperador Diocleciano consiguiera
mantener el imperio a flote durante un par de siglos más durante este tiempo se produjo
una descentralización administrativa y una progresiva orientalización cultural. También
cabe destacar el hecho de que tradicionalmente se ha pensado que Ilici sufrió invasiones
bárbaras, especialmente por parte de los francos, durante este siglo pero los hallazgos
arqueológicos o, mejor dicho, la falta de ellos ha desmentido este hecho. De este modo,
partir de este momento aproximadamente la sociedad evoluciona y durante la
antigüedad tardía, Ilici se incorpora en el reino visigodo, llegando a ser incluso sede del
obispado, prueba de esto se han documentado en la ciudad los restos de una basílica
cristiana bajo los que se encontró el llamado templo orientalizante ibérico. Sin embargo,
la ocupación visigoda se vio interrumpida por una conquista bizantina de la ciudad
desde el año 551 hasta el 621, con el comienzo del reinado de Suintila. Entonces, el
dominio visigodo de la ciudad se mantuvo hasta el siglo VIII, con la llegada de los
musulmanes a la Península. Aun así, La Alcudia tardó un tiempo en ser abandonada y
coexistió con la nueva ciudad islámica de Ilš, sobre la que se asienta actualmente
Elche16.
Así, con la llegada de los musulmanes a la Península Ibérica en el 711 se produce un
choque cultural que, hasta hace poco tiempo, se pensaba que había sido violento. Sin
embargo, gracias a documentos de la época conservados como el Tratado de Tudmir de
713 firmado entre Teodomiro, el gobernante local visigodo de Orihuela, y Abd al-Aziz,
hijo de Musa, proporciona una importante información sobre la naturaleza de la
invasión musulmana17. La ciudad de Ilici, aun visigoda en estos momentos, sufre una
paulatina islamización material y cultural con todo lo que eso conlleva. Sin embargo, en
estos momentos ya se ha creado un nuevo emplazamiento puramente islámico a varios
15 ABAD, L. (2008), La Alcudia de Elche (Alicante), pp. 186-198. 16 Ídem. 17 VALLVÉ, J. (1986), La división territorial de la España musulmana, Madrid, Consejo superior de
investigaciones científicas, instituto de filología, departamento de estudios árabes, pp. 189-191.
8
kilómetros de Ilici. Así, se piensa que el yacimiento del Castellar de la Morera18 pudo
ser el primer lugar de asentamiento musulmán en territorio ilicitano aunque fue el actual
emplazamiento de Elche donde se estableció la medina. Estos núcleos convivieron
durante un siglo aproximadamente y a mediados del siglo XI la antigua ciudad de Ilici
se abandonó totalmente19. Así, es importante mencionar que en La Alcudia se han
recuperado restos islámicos de la primera etapa del periodo musulmán que ayudan a
apoyar esta hipótesis.
18 GUTIÉRREZ, S. & MENENDEZ, J.L., & GUICHARD, P. (2008), El Castellar de la morera de Elche:
¿Madina o Hisn?, Alicante, en “LVCENTVM XXVII: Anales de la universidad de Alicante, prehistoria,
arqueología e historia antigua”, pp. 157-190. 19 GOZÁLVEZ, V. (1976), La ciudad de Elche, pp. 19-30.
9
3. ESTRUCTURA DE LAS CIUDADES ISLÁMICAS
La ley islámica, al fiqh (comprensión humana de la sharia, ley divina), es la que hace
que las ciudades islámicas tradicionales tengan una determinada forma y se expandan de
una manera diversa. Dentro de estas leyes, hay dos principios básicos que son los que
más se tienen en cuenta a la hora de configurar la ciudad, estos son el principio de la
Privacidad y el de la Igualdad social20. A partir del principio de Privacidad, surgen una
serie de normas a la hora construir las casas que configuran el entramado urbano
musulmán, algunas de estas normas son, por ejemplo, que las puertas de dos casas no
pueden estar una frente a la otra para evitar invadir la intimidad del vecino o que todos
los edificios tienen que tener una altura determinada, además del uso de la azotea, algo
que también está extremadamente normativizado. Con respecto al principio de Igualdad
social, destaca el hecho de que en las ciudades musulmanas no puede existir, al menos a
simple vista, la desigualdad social, es decir, no puede haber edificios mejores y más
decorados que otros y este tipo de ostentación pasa a realizarse al interior de las casas,
con los jardines u otros elementos similares. De este modo, todas las casas serán muy
parecidas si no iguales. Así, podemos ver que el carácter de la ciudad islámica es muy
flexible ya que está sujeta a unas leyes que, siempre y cuando no se rompan, permiten a
los ciudadanos y a las comunidades de vecinos construir a su antojo en la ciudad,
haciendo aparecer callejones, callejuelas, calles sin salida y puertas a bloques de casas
ex novo. De este modo, las autoridades (gubernamentales y religiosas) tenían potestad
de levantar una mezquita mayor o un palacio pero el espacio en la ciudad islámica era
flexible y manejable y se encontraba muy controlado por la población21.
Según Leopoldo Torres Balbás22 existen diversos tipos de ciudades islámicas basándose
en los motivos de su fundación o en si se trata de ciudades ubicadas sobre núcleos
anteriores o fundaciones ex novo. Aun así, todas las ciudades musulmanas poseen una
estructura básica. El centro neurálgico de las ciudades islámicas es la mezquita aljama o
mezquita mayor que además de ser el centro religioso y político de la ciudad, es el
hogar de la Ciencia, el centro de enseñanza más allá del Corán. Otras de las funciones
20 YOUSSEF, A. (1993), Cultura, espacio y organización urbana en la ciudad islámica, Madrid, en
“Cuadernos de investigación urbanística: Sección de Urbanismo del Instituto Juan de Herrera (SpyOT)”,
Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, pp. 7-45. 21 NAKHLI MTIRI, A. (2006), La ciudad islámica: sus referencias culturales, Madrid, En “La
inmigración y la interculturalidad, 28/04/2006”, Biblioteca Regional de Madrid, pp. 15-37. 22 TORRES BALBÁS, L. (1985), Ciudades hispano-musulmanas, Madrid: Instituto hispano-árabe de
cultura, pp. 7-80.
10
de la mezquita aljama eran, por ejemplo, la de tesorería de la comunidad y el ofrecer
cobijo a los forasteros independientemente del tamaño de la población. A partir de la
mezquita aljama se organizaba toda la ciudad, aun así, podían existir otras mezquitas,
más pequeñas, vinculadas con los diversos barrios de la ciudad.
En relación con la mezquita, el segundo elemento estructural más importante de la
medina islámica es el mercado constituido por un conjunto de zocos situados alrededor
de la mezquita aljama o a un costado de esta. La palabra suq no designa un elemento
urbano específico, sino que se refiere más bien al lugar en el que hay comercios o
tiendas, permanentes o temporales. Así, este mercado podía encontrarse en una calle o
dividido por varias callejuelas en torno a las que los vendedores se agrupan por oficios.
También cuenta siempre con una alcaicería donde se venden productos de lujo y de
importación y con alhóndigas que sirven tanto como almacenes al por mayor, talleres o
posadas.
Así, teniendo en cuenta esta configuración, la mayor parte de las calles conducen desde
este núcleo urbano hasta las puertas de la ciudad con un sinnúmero de pequeñas
ramificaciones que complican el entramado urbano y lo hacen parecer caótico y
desordenado. Así, fuera de los zocos y las calles de tráfico, la estructura urbana se
muestra como un laberinto de calles. Sin embargo, esto no es más que la visión
occidental de una ciudad que está configurada como resultado de una cultura, religión y
sociedad diferentes, que ven el mundo de otra manera y así lo plasman en todos los
aspectos de su vida como, en este caso, la arquitectura.
A partir de estos elementos básicos, se configuran los barrios residenciales que
obedecen a los preceptos de la privacidad y la igualdad social. La mayoría de las casas
no desembocan en calles, sino en callejones o en adarves a veces con puertas en estos
que se cierran por seguridad durante la noche. Dentro de los barrios residenciales se
podían encontrar, como ya hemos mencionado anteriormente, mezquitas más pequeñas
para los días de la semana y baños públicos para poder realizar las abluciones previas a
la oración y todo tipo de transacciones y acuerdos tanto de carácter comercial como
personal.
Los baños públicos también son un elemento importante dentro de la ciudad islámica.
Estos edificios se repartían también entre los barrios de la ciudad y, a veces, incluso
extramuros. Las funciones principales de estos lugares, a parte de la higiene
11
propiamente dicha, eran religiosas y sociales. El esquema general de los baños islámicos
nos presenta un edificio con tres salas de baño propiamente dichas, la sala caliente, la
templada y la fría; y al menos una sala de leñero u horno y un vestíbulo en el que el
usuario podía desnudarse y guardar sus ropas. Este sería el esquema más simple de n
hammam de época islámica pero según la ciudad y el barrio específico podían ser
mucho más grandes.
Además de esto, es muy rara la existencia de una medina islámica sin fortificar e incluso
cuando surgían los arrabales fuera de las murallas, estos tarde o temprano terminaban
protegiéndose con murallas complementarias pero lo cierto es que sí que existían
ciudades de este tipo pero eran muy escasas en comparación con las ciudades
amuralladas y, tarde o temprano, estas ciudades también terminaban siendo cercadas por
murallas. Ahí se puede observar la importancia de la seguridad y la protección dentro y
fuera de las ciudades islámicas y también se puede comprobar cómo las murallas
también son un elemento primordial en su estructura. En relación a esto, dentro de la
propia ciudad a veces podía encontrarse una ciudadela o alcazaba separada de la ciudad
por una muralla interior en la cual residía la autoridad, emir o gobernador, y solía contar
con una mezquita propia y sus respectivas puertas de comunicación con el exterior. El
emplazamiento de las alcazabas no parece seguir un patrón fijo, si bien lo normal es
encontrarlas situadas, por seguridad, en la periferia de la ciudad, formando un ángulo
del recinto urbano. En otros casos se puede encontrar en el centro del propio núcleo
poblacional y se puede encontrar alejado o cerca de la mezquita aljama. De este modo,
no hay un modelo fijo de ubicación de estas fortalezas. Sin embargo, sí que se sabe que
los elementos básicos de estas fortalezas eran las murallas, el palacio en sí y un aljibe.
Después, según el tamaño de la ciudad y de la alcazaba, se podían encontrar casas
dentro de las murallas, una mezquita, baños y otros edificios diversos.
También cabe destacar que fuera de las ciudades y alejadas de los arrabales, solían
encontrarse diversas almunias (casas de campo) o huertas, conformando un cinturón de
vegetación que rodeaba la ciudad y suponía uno de sus principales lugares de
producción de alimentos, de ahí la importancia de la introducción de mejoras y nuevas
técnicas agrícolas por parte del mundo musulmán. Algunas de estas almunias podían
construirse sobre los cimientos de antiguas villas romanas y, en general, su
configuración y sus funciones eran muy similares a las de éstas.
12
Los análisis de Christine Mazzoli-Guintard sobre las ciudades islámicas, pese a que en
esencia no varían demasiado, van un paso más allá de las aproximaciones de Torres
Balbás. De este modo, Mazzoli llega a la conclusión de que las ciudades islámicas de al-
Ándalus son seres históricos, y como tal evolucionan a la vez que las sociedades que las
constituyen.
Así, las ciudades islámicas del siglo VIII se ven marcadas sobre todo por la reocupación
de ciudades antiguas, sin que se pueda precisar si se dio yuxtaposición de poblamientos
o apropiación del antiguo lugar. Sin embargo, a partir del primer cuarto del siglo IX, las
ciudades empiezan a consolidarse y, con ellas, sus murallas pero no será hasta el siglo X
que las ciudades islámicas empiecen a dibujarse con más nitidez. De este modo, las
ciudades del primer tercio del siglo X se ven influenciadas por las fundaciones de
carácter dinástico, las consolidaciones de fundaciones de las Marcas, la aparición de
ciudades portuarias y el surgimiento de una red de capitales de coras densamente
estructuradas. En el siglo XI, con los reinos de taifas, el paisaje urbano se transforma y
así, el antiguo reducto fortificado se desarrolla y se aísla, dotándose de residencias
lujosas. La ciudad propiamente dicha, alentada por una vida intelectual activa, se dota
de puentes, baños, conductos de agua, amplía su mezquita, se fortifica y multiplica sus
arrabales. Aun así, la ciudad es más frágil, ya que el tapial reemplaza la piedra en
numerosas ocasiones, debido a la necesidad de fortificarse en poco tiempo. Después,
con la caída de los últimos reyes de taifas, las ciudades tienen que adaptarse a las
técnicas de guerra.
Sin embargo, los elementos estructurales principales de la ciudad islámica siguen siendo
los mismos, ya mencionados por Torres Balbás, lo que cambia es su significación con el
paso del tiempo. Aun así, según Mazzoli, este modelo es muy generalista y tan solo
podría aplicarse a las ciudades de los siglos X-XI ya que las de los siglos VIII y IX y
XII y XIII son muy diversas y están condicionadas por los momentos históricos de estos
periodos, siendo en el primer caso la llegada de los musulmanes a la península y en el
segundo el cambio de gobierno en estas ciudades en favor de las fuerzas cristianas.
Una vez vistos todos los elementos que constituyen una ciudad islámica y los diferentes
periodos evolutivos que sufren a lo largo de los siglos, podemos preguntarnos ¿cuáles
de estos componentes podemos encontrar en el caso de la ciudad islámica de Elche? A
continuación, veremos qué elementos de la ciudad islámica se pueden diferencias en la
ciudad de Elche a partir tanto de las fuentes como de los restos arqueológicos.
13
4. MADINAT ILŠ, LA CIUDAD ISLÁMICA DE ELCHE.
La invasión musulmana a principios del siglo VIII implica la fundación de la actual
ciudad de Elche a la vez que el abandono de la Ilici romana. El lugar conocido en la
actualidad como La Alcudia, nombre árabe con el que se designa la elevación que
encierra los restos de la antigua ciudad, corresponde a la primera fase urbana de Eche
como ya se ha explicado anteriormente y es aproximadamente hacia el año 862 cuando
se tienen las últimas noticias del antiguo núcleo poblacional. Así, a partir de finales del
siglo IX y principios del siglo X, Elche se traslada definitivamente a su emplazamiento
actual, abandonando el núcleo romano para asentarse a apenas 3 km de distancia, en la
misma llanura topográfica. También cabe destacar, con respecto a este hecho, que las
diferencias de altitud entre los asentamientos solamente alcanzan los 26 m. entre los 60
m. de La Alcudia y los 86 m. de la medina islámica, por lo que se desconocen las
razones de este desplazamiento ya que en ambos núcleos poseían casi las mismas
características. Sin embargo, el núcleo musulmán, emplazado en la cuenca del río
Vinalopó, posee una ventaja defensiva estratégica al utilizar el río como foso natural
mientras que el emplazamiento de La Alcudia estaba prácticamente desprotegido, pero
esta tampoco parece ser la razón de este traslado. Se han documentado, además, restos
romanos bajo la ciudad islámica, lo que hace aún más difícil explicar este traslado a la
hora de fundar la nueva ciudad amurallada pues, no solo esto, sino que también se han
encontrado algunos restos árabes en la zona de La Alcudia lo que hace de las razones de
este traslado un completo enigma23. Una de las hipótesis que podemos plantear es que el
progresivo agotamiento de la antigua ciudad de Ilici hacía necesaria la búsqueda de un
nuevo territorio en el que asentarse para los nuevos habitantes.
En la formación de la medina de Ilš hay que destacar dos momentos sucesivos muy
importantes como son el pacto de Teodomiro del año 713 y la llegada de una nueva
población de origen sirio y egipcio a la zona la década de 740. En este último momento
coexisten los musulmanes recién llegados y los hispano visigodos tradicionales quienes
pasan a tener obligaciones fiscales no solo con la aristocracia visigoda sino también con
los nuevos pobladores, lo que supone un cambio de estatuto jurídico de la región24.
Finalmente, para evitar mayores problemas, se procedió a la alianza de ambas fuerzas
23 GOZÁLVEZ, V. (1976), La Ciudad de Elche, pp. 22-34. 24 GUTIÉRREZ, S. (2013), De Teodomiro a Tudmīr: los primeros tiempos desde la arqueología (s. VII-
IX), Pamplona, En: “XXXIX Semana de Estudios Medievales: De Mahoma a Carlomagno. Los primeros
tiempos (siglos VII-IX)”, pp. 229-283.
14
mediante un matrimonio mixto entre Abd al-Yabbar con la hija de Teodomiro, como ya
se había hecho anteriormente en otros casos. Aun así, el sucesor de Teodomiro,
Atanagildo, parecía seguir teniendo aspiraciones económicas aunque finalmente llegó a
un acuerdo con el gobernador Abu al-Jattar que supone una reconciliación entre
musulmanes y visigodos y una instauración de un corto periodo pacífico que terminará
en época de Abd al-Rahman I, con la incorporación definitiva al Estado islámico de los
dominios del pacto, formando así la Cora de Tudmir. En el año 822 estalló la guerra
civil entre los árabes mudaríes y los árabes yemeníes que duró siete años y en mitad de
este conflicto Abd al-Rahman II funda la ciudad de Madinat al-Mursiya (Murcia)
en 825, convirtiéndola en capital de la cora de Tudmir y trasladando a esta la residencia
oficial de los gobernadores y los delegados del emir.
Así, la Cora de Tudmir limitaba al norte con las coras de Toledo, Santaver y Valencia; al
sur con el mar y la cora de Ilbira, y al oeste con las coras de Ilbira y Jaén. Además, el río
Júcar separaba los términos de la cora de Tudmir de los de Valencia. Hasta la caída del
Califato en el 1031, Denia (Daniya) pertenecía a la cora de Tudmir pero con la aparición
de los reinos de taifas se dio una rectificación constante de las fronteras, con
importantes consecuencias futuras25. Es en este momento, a partir del siglo XI y más
concretamente en los siglos XII y XIII cuando la medina de Ilš se consolida por
completo. Durante la época perteneciente a los reinos de taifas, Ilš pasó de unas manos a
otras formando parte de la taifa de Denia, la taifa de Valencia y la taifa de Murcia pero
este hecho no supuso un problema para la medina que siguió desarrollándose y
evolucionando hasta llegar a su máximo esplendor entre los siglos XII y XIII.
Sin embargo, a mediados del siglo XIII se pierde el equilibrio político de Al-Ándalus se
da una anarquía entre los poderes musulmanes del territorio de Murcia, al que
pertenecía Ilš en estos momentos. Así, el rey de esta región, Muhammad ibn Hud
observando el rápido avance de los cristianos hacia el sur de la Península Ibérica, decide
capitular. En 1243 envió a sus mensajeros a Toledo, dónde ofrecieron al infante don
Alfonso el reino de Murcia con todos sus castillos, y así el reino de Murcia pasó a
dominio castellano. En 1261 se produjo una gran revuelta y todos los musulmanes del
reino de Murcia se levantaron en armas con lo que Alfonso X le pidió ayuda a su suegro
el rey Jaime I de Aragón para sofocar la rebelión. Entre 1264 y 1265 la ciudad de Elche
capituló ante Jaime I, a quien se le entregó la villa. En 1269 Elche pasó a formar parte
25 VALLVÉ, J. (1986), La división territorial de la España musulmana, pp. 284-289.
15
del señorío del infante don Manuel, hermano de Alfonso X pero en el año 1296 como
resultado de la crisis dinástica de Castilla, don Alfonso hizo donación del reino de
Murcia a Jaime II de Aragón a cambio de su ayuda para conseguir el trono castellano,
con lo que la propiedad y jurisdicción de Elche pasó a la corona de Aragón.
Así, a partir de este nuevo periodo de gobierno cristiano, la medina de Ilš estuvo
formada por dos unidades independientes. Sin embargo, pasaron unos cinco siglos entre
la fundación de cada uno de estos núcleos. La primera unidad comprende la medina
amurallada que en esos momentos pasó a dominio cristiano; y la segunda se
corresponde con la morería, creada a partir de 1265 para ser habitada por los
musulmanes desplazados de la primera unidad urbana. De este modo, esta fecha puede
considerarse el final de la medina islámica de Ilš.
Finalmente, el 19 de Mayo de 1305 se firmó en la ciudad el Tratado de Elche entre los
representantes de los reyes Fernando IV de Castilla y Jaime II de Aragón. En este
tratado se repartió definitivamente el reino de Murcia, cuyo territorio fue dividido entre
las coronas de Aragón y Castilla, que había sido acordado un año antes en la Sentencia
Arbitral de Torrellas. En esta partición no se tuvieron en cuenta los vínculos históricos
de la región y se le entregó la parte norte al rey de Aragón, que trató de asimilarla
inmediatamente con el resto de sus dominios, mientras que la parte sur pasó
definitivamente a manos castellanas. Así, a partir de este momento, Elche pasó a estar
bajo dominio aragonés26.
4.1. FUENTES ESCRITAS
El periodo musulmán en la península ibérica es un periodo del cual apenas se han
conservado fuentes escritas. No se conservan casi documentos relacionados con la
ciudad de Elche de esta época a excepción del anteriormente mencionado Tratado de
Tudmir y varias descripciones de apenas unas líneas sobre la ciudad.
Actualmente, se han conservado cinco versiones del Tratado de Tudmir y tan solo en
una de ellas se menciona la ciudad de Elche. Los autores árabes que nos han transmitido
la copia del Pacto han sido al-Udri (1085), Ibn al-Jarrat (1185), al-Dabbi (s. XIII), al-
Garnati (siglo XIV) y al-Himyari (siglo XIV-XV). Aun así, la versión en la que aparece
26 GUICHARD, P. & SORAVIA, B. (2006), Los reinos de taifas: Fragmentación política y esplendor
cultural, Málaga, Sarriá, pp. 19-95.
16
la ciudad de Ilš es la más antigua y, por tanto, la más aceptada y utilizada por todos los
investigadores aunque todas las versiones son utilizadas para realizar una aproximación
a la reconstrucción del territorio en esa época. Así, la versión del tratado en la que
aparece la primera ciudad de Elche, asimilable a la Colonia Iulia Ilici Augusta romana,
es decir, al yacimiento de La Alcudia del que se ha hablado anteriormente data del año
1085 y está escrita por el geógrafo Al-Udri. Esta versión dice lo siguiente:
“En el Nombre de Dios, Clemente y Misericordioso. Este es el escrito que ‘Abd al-‘Aziz
ibn Musa ibn Nusair a Tudmir ibn Abdush dirige a Teodomiro b. Gandaris. Este último
obtiene la paz y recibe la promesa, bajo la garantía de Dios y su profeta, de que su
situación y la de su pueblo no se alterará; de que sus súbditos no serán muertos, ni
hechos prisioneros, ni separados de sus e hijos; de que no se les impedirá la práctica de
su religión, y de que sus iglesias no serán quemadas ni desposeídas de los objetos de
culto que hay en ellas; todo ello mientras satisfaga las obligaciones que le imponemos.
Se le concede la paz con la entrega de las siguientes ciudades: Auryula [Orihuela],
Mūla, (Mula) Lūrqa [Lorca], Balantala (?), Laqant [Alicante], Iyih (Ello), Ilš (Elche).
Además, no debe dar asilo a nadie que huya de nosotros o sea nuestro enemigo; ni
producir daño a nadie que huya de nosotros o sea nuestro enemigo; ni producir daño a
nadie que goce de nuestra amnistía; ni ocultar ninguna información sobre nuestros
enemigos que pueda llegar a su conocimiento. Él y sus súbditos pagarán un tributo
anual, cada persona, de un dinar en metálico, cuatro medidas de trigo, cebada, zumo
de uva y vinagre, dos de miel y dos de aceite de oliva; para los siervos, sólo una
medida. Dado en el mes de Rayab, año 94 de la Hégira [713]. Como testigos, ‘Uthman
ibn Abi ‘Abda, Habib ibn Abi ‘Ubaida, Idrís ibn Maisara y Abu l-Qasim al-Mazali.”27
En el texto se recogen principalmente las condiciones del tratado de paz entre los
musulmanes y los cristianos de Orihuela y las siete ciudades que se encuentran bajo el
dominio de Teodomiro. Se trata de un documento tipo adh que, en términos jurídicos, se
puede traducir como “transacción”, “acuerdo” o “pacto”, en este tipo de contratos
ambas partes, haciéndose concesiones mutuas, evitan un enfrentamiento o ponen fin a
uno ya comenzado, es decir, se trata de un texto histórico y jurídico. Es el único ejemplo
de este tipo de pactos que se ha conservado en toda la Península, concedido si no había
habido resistencia violenta por parte de la ciudad en cuestión. Con este tipo de pacto,
27 Al-Udri: Tarsi al-ajbar wa-tanwi al-atar wa-l-bustan, Ed. de Fernando de La Granja, La marca
superior en la obra de Al-Udri en Estudios de la Edad Media de la Corona de Aragón, VIII (1967), 457-
461.
17
aparentemente se les concedía cierta autonomía política a los cristianos a quienes
reconocían la propiedad de las tierras, respeto a las personas y libertad de cultos
quedando en situación de protegidos aliados. Por otro lado, en los territorios que se
habían resistido al dominio de los musulmanes éstos imponían un suhl, un pacto según
el cual los cristianos quedaban en situación de dimmíes o protegidos dependientes
políticamente de las autoridades musulmanas. La palabra suhl aparece en el Corán en su
sentido más general traducible como “reconciliación”, “conordia” o “arreglo
amistoso”.28 En el pacto de Teodomiro la parte musulmana se compromete a que no
cambiará el estatus o posición de ninguna de las personas de la ciudad, concediéndoles
así el poder de ser, en cierto modo, “independientes” pese a estar dentro del territorio
musulmán. Además, el tratado evidencia que los musulmanes no solían imponer su
religión en los lugares conquistados pese a que sí que es cierto que solían tener ciertos
privilegios aquellos que se convirtieran al islam pero no era una cosa obligatoria y todos
podían mantener su fe y sus creencias, la quema de iglesias, sin embargo, se realizaba
en los territorios conquistados para demostrar la superioridad y por eso, en este caso, se
comprometieron a no hacerlo.
Por otro lado, el bando cristiano se comprometió a ser leal y respetar las condiciones
impuestas en el pacto por las ciudades nombradas en el documento. De este modo, a
raíz del pacto de Teodomiro ninguna de las ciudades mencionadas debería dar cobijo a
fugitivos o enemigos musulmanes ni atacar a nadie que fuera aliado de estos y tampoco
debían ocultar a los musulmanes ninguna noticia sobre sus enemigos, evitando así
conflictos futuros y de mayor envergadura que podrían ser perjudiciales tanto para las
tropas musulmanas como para los propios habitantes de las ciudades antes
mencionadas. Además de cumplir con sus obligaciones como futuras ciudades bajo
dominio musulmán, al menos nominalmente, debían de comprometerse a pagarles
impuestos anuales a los musulmanes ya que, después de todo, no estaban en condiciones
de negociar un pacto mejor en vistas del sitio al que se había visto sometida la ciudad de
Orihuela.
Las siete ciudades que aparecen nombradas en el pacto son Auryula, Mula, Lurqa,
B.l.nt.la, Laqant, Iyih e Ilš. La identificación de estas ciudades ha sido muy discutida
por los investigadores y actualmente la teoría aceptada es la propuesta por Sonia
28 CHALMETA, P. (2003), Invasión e islamización: la sumisión de Hispania y la formación de al-
Ándalus, Jaén, Universidad de Jaén, pp. 206-213.
18
Gutiérrez en las cuales Auryula sería Orihuela, Mûla sería la actual Mula/Cerro de la
Almagra, Lurqa sería Lorca, Laqant se correspondería con Alicante, Iyih se trataría de
la ciudad de Ello e Ilš vendría a ser Elche. La única ciudad cuya correspondencia se
desconoce y que aparece repetida en las diferentes versiones con diferentes escrituras es
Balantala29.
Por otro lado, en lo referente a las descripciones de la ciudad de Elche de época islámica
que se han conservado, la primera con la que contamos es la realizada por el autor
musulmán Al-Idrisi en el siglo XII en su obra “Descripción de España”:
“Elche es una ciudad situada sobre una llanura [min al-ard]. La atraviesa un canal
[khalíj] que deriva del río [nahri-ha] y penetra en la ciudad por debajo de la muralla
[tahta as-súri], y se sirven, ya que corre a su baño [fi hammàmi-hà] y atraviesa los
mercados y las calles [turuqàti-hà].
Es un río salado, salobre [nahrun milhun sabkhìun];
[Como consecuencia de eso] beben los habitantes de esta ciudad de jarras [min al-
khawàby]; llevan desde fuera [el agua para beber]; las aguas para beber son aguas del
cielo [es decir, pluviales].”30
Se trata de la descripción más completa de la ciudad de Elche en época islámica que ha
llegado hasta nuestros días. De este modo, podemos comprobar como Al-Idrisi habla
exclusivamente de la ciudad intramuros, denominándola medina, y dando unos datos
muy interesantes sobre la existencia de un canal que atraviesa la ciudad. Se trata de un
fenómeno poco frecuente, especialmente teniendo en cuenta que Elche estaba situada a
orillas del río, al igual que el hecho de que el canal entrara en la medina por debajo de la
muralla. Se conoce claramente el recorrido de este canal gracias a los grabados de los
siglos XVIII y XIX. Otro hecho destacable es que el autor habla de las aguas saladas del
río y, como consecuencia de ello, que los habitantes se ven obligados a beber el agua de
origen pluvial conservada en aljibes o traída desde fuera de la ciudad31.
29 GUTIÉRREZ, S. (2013), De Teodomiro a Tudmīr: los primeros tiempos desde la arqueología (s. VII-
IX), pp. 251-254. 30 Al-Idrisi: Descripción de España, Ed. árabe de R. Dozy y M. J. Goeje, Description de l’Afrique et de
l’Espagne par Edîsî. Leiden, reimpr. 1968, p. 193. 31 FRANCO SANCHEZ, F. (1994), La ciutat d'Elx en el segle XII: Imatges castellanes i descripcions
àrabs, Elche, ed. Instituto de estudios comarcales del Bajo Vinalopó, pp. 107-110..
19
Ya en el siglo XIII aparecen dos nuevas descripciones sobre la ciudad de Elche, una
realizada por el polígrafo andalusí Al-Magribí en una crónica que comprende el periodo
de 1135 a 1243; y otra realizada por Al-Himyari a finales del siglo XIII o principios del
XIV. La referencia de Al-Magribí es la siguiente:
“Ibn al-Yasaa dijo: No hay en al-Andalus frutos [thamar] mejores que los de Elche.
Ibn Saïd [el autor] dijo: he pasado por esta ciudad, y su tierra se había apoderado
como un humedal salobre [as-sabakha]. Dicen que se parece a la ciudad del Profeta –
con Él sea la paz-.”32
Aquí el autor habla en primera persona y es interesante la comparación de Elche con la
ciudad del Profeta, Medina, un oasis de palmeras comparable a la estructura que
presenta el palmeral ilicitano. Además, es interesante que el autor hable de una gran
crecida del Vinalopó en la primera mitad del siglo XIII pues deja claro que la misma
ciudad sufrió de lleno los efectos de la inundación. Esto viene confirmado por la
arqueología ya que los restos de la Elche islámica se encuentran muy profundos, a más
de dos metros bajo el suelo actual. Algunos ejemplos de estos son los baños árabes
semienterrados actualmente en el subterráneo del Convento de Santa Lucía pues su
suelo se encuentra a unos 1’5 m por debajo del nivel actual33.
La siguiente descripción que se encuentra de la ciudad data de finales del siglo XII o
principios del XIV y está hecha por el escritor árabe Al-Himyari. Este ofrece una
descripción idéntica a la de Al-Idrisi, probablemente copiada, ya que ignora por
completo el raval que, probablemente en estas fechas, ya debería ofrecer un área urbana
tan importante como la ciudad intramuros.
Además de esto, se conocen biografías de algunos ilicitanos, transmitidas en la obra de
Ibn al-Abbar, un historiador valenciano del siglo XIII, pero no aportan ningún dato
urbanístico de la ciudad de Elche34.
La siguiente aparición de la ciudad en las fuentes se da en las Cantigas de Santa María
de Alfonso X El Sabio. La ciudad de Elche aparece en dos ocasiones, una en la cantiga
CXXVI (Figuras 7 y 8) y otra en la cantiga CXXXIII (Figuras 9 y 10). La primera de
32 Al-Magribí: Kitab al-mughrib fi hulà-l Maghrib, Ed. árabe de Xawqí Dayí. El Cairo (1955), vol II, p.
273. 33 FRANCO SANCHEZ, F. (1994), La ciutat d'Elx en el segle XII: Imatges castellanes i descripcions
àrabs, pp. 111-115. 34 GOZALVEZ, V. (1976), La Ciudad de Elche, pp. 22-34.
20
ellas, muestra una imagen de cómo debía ser el exterior de la ciudad mientras que los
hechos que se describen aparecen resumidos en los textos situados sobre las viñetas:
“Como os mouros combatían Elche e feriron un crischano d’una saeta no rosto / Como
lli quisieron tirar una saeta do rosto con tenaças e non poderon / Como lla quiseron
tirar con huna baesta e non poderon / Como se fez levar a a eigreja de Santa Maria
que’ll’ ouvesse mercee / Como se maenfestoou e se repentiu muito de seus pecados /
Como lle tirou Santa Maria a saeta e por en seja loada sempre amen.”35
En las imágenes de la cantiga se puede ver primero el exterior de la ciudad, observada
desde el ángulo Noroeste (al otro lado del río Vinalopó). El río aparece representado
como un simple hilo de agua en contraposición con como suele representarse otros ríos
como el Segura o el Guadalquivir, dando la sensación de que se trata de un río poco
caudaloso. Tras este aparece primero la barbacana, con una puerta al pie del río
enmarcada por un arco de herradura y sobre ésta, en el interior, se aprecia una línea
frontal de murallas con tres torres. A la izquierda de la imagen se ve claramente una
puerta que da acceso al interior de la ciudad y dentro de las murallas se adivina la
ciudad, una urbe apiñada. Sobre los tejados de las casas destacan numerosas paleras
como señal típica de identidad ilicitana. En esta misma cantiga aparecen representadas,
además, el interior de una habitación y el interior de la iglesia de Santa María. Sin
embargo, los elementos representados (arcos apuntados, columnas, techos y otros
ornamentos altos) son de un estilo claramente gótico y, por tanto, cristiano36.
En la cantiga CXXXIII, como en la anterior, los textos situados sobre las miniaturas son
el mejor resumen:
“Como huna meninna queria bever en huna acequia que passa por Elche / Como a
meninna caeu na acequia e non poude sayr e morreu y / Como o padre sacou a meninna
morta da açequia. / Como o padre e a madre a poseron ant'o altar de Santa Maria /
Como u dizian missa de requiem levanto-s a meninna viva e sana. / Como a meninna e
toda a gente loaron muyto a Virben Sancta Maria.”37
35 Alfonso X el Sabio: Cantigas de Santa María, Ed. de W. Mettmann en Alfonso X el Sabio: Cantigas de
Santa Maria y la virgen pastaba a las ovejas mientras cantaba, Madrid. (1986-1989) 36 FRANCO, F. (1994), La ciutat d'Elx en el segle XII: Imatges castellanes i descripcions àrabs, pp. 95-
105. 37 Alfonso X el Sabio: Cantigas de Santa María.
21
En esta cantiga aparece representado el interior de la ciudad con la acequia o canal
anteriormente nombrado atravesando Elche por el medio de la ciudad. Este canal
aparece envuelto por casas sin puertas con unas oberturas pequeñas y alargadas y bajo
las cornisas se pueden ver unas cenefas de estilo gótico que pretenden representar, sin
duda alguna, la ciudad cristiana. De este modo, se puede ver cómo lo que realmente se
pretendía era representar una idea general de lo que era el interior de la ciudad más que
los detalles concretos. Cabe destacar el hecho de que esta cantiga debió de realizarse
con posterioridad al uso del canal o sin conocer que este no contenía agua dulce y, por
tanto, no se podría beber de él38.
4.2. REGISTRO MATERIAL
Actualmente, aún se conservan restos de la antigua ciudad islámica de Elche. Algunos
fueron conservados a raíz de la conquista cristiana de la ciudad, manteniendo las
edificaciones -que indudablemente variaron con el tiempo- y cambiando su
significación, pero otros solo se han podido recuperar más tarde gracias a intervenciones
arqueológicas (Figura 4). Como hemos visto anteriormente, Elche en época islámica era
una ciudad amurallada. Su perímetro formaba un rectángulo que en el lado sur está
ligeramente oblicuo hacia el Noreste y las medidas máximas de su perímetro eran de
300 metros por 200 metros. La estructura interna del callejero de la ciudad aún
mantenía, en cierto modo, el trazado catastral romano (octogonal) y, en general, al ser el
núcleo ocupado por los cristianos sufrió numerosos cambios y transformaciones que
hacen que hoy en día apenas queden restos visibles del urbanismo musulmán de la
ciudad. De todos los elementos estructurales básicos que de las ciudades islámicas que
se han visto anteriormente en el apartado 3, la medina de Elche debía de tenerlos todos
los nombrados a excepción de la ciudadela o alcazaba, probablemente debido al
reducido tamaño de la ciudad intramuros, que hacía muy complicado crear otro recinto
amurallado en el interior. Sin embargo, algunos investigadores sí que piensan que hubo
una alcazaba en la ciudad, situada donde se encuentra actualmente el Palacio de
Altamira39 (Figura 6).
38 FRANCO, F. (1994), La ciutat d'Elx en el segle XII: Imatges castellanes i descripcions àrabs, pp. 105-
107. 39 RAMOS, R. (2011), Guía del museo arqueológico y de historia de Elche “Alejandro Ramos Folqués”,
Elche, Ayuntamiento de Elche, pp. 47-50.
22
Así, se conoce que además de la muralla la ciudad tenía un foso y una barbacana como
sistemas de defensa, con ocho torreones grandes en la muralla, dieciséis torres más
pequeñas y ocho torretas en la barbacana. En lo referente a las puertas, la ciudad tenía
varias para poder entrar y salir y conectar la ciudad con los arrabales, las diversas
almunias (casas de campo) de los alrededores y otras ciudades (Figura 11). Las puertas
más importantes y de las que se tiene constancia son las de la de la vila o de Calahorra y
la del Concejo o de Guardamar. La primera de estas sería la más importante debido a su
proximidad a la torre de Calahorra y a la mezquita aljama, esta, estaría situada al noreste
de la ciudad. Ambas puertas estarían situadas a extremos diagonales del recinto
amurallado y se encontrarían en relación con los caminos principales, hacia Alicante y
hacia Orihuela respectivamente. Se piensa que como la puerta de Guardamar estaba más
alejada del núcleo principal de la ciudad musulmana, tendría más espacio libre para
formar un posible zoco o mercado que después pudo continuarse hasta llegar a nuestros
días donde actualmente se sitúa la plaza del mercado (Plaça de la Fruita) 40. Esta última
hipótesis ha perdido fuerza en los últimos años debido a que en esa zona en particular se
han excavado los restos de unos baños públicos de época islámica.
En relación con los sistemas defensivos de la ciudad islámica, también se conservan
otros restos de torres y fragmentos de muralla de la medina islámica de Ilš. Estos restos
se encuentran en diferentes puntos de la ciudad que ayudan a confirmar la forma
rectangular de esta así como su perímetro. De este modo, en el tramo oriental de la
muralla se ha conservado, en la esquina entre la calle Fatxo y la Diagonal, un tramo
construido con tapial de mortero de cal. Aquí estaba la Torre Get, derribada a principios
del siglo XX. En la misma calle Fatxo, se encontró en 1996 un tramo de la muralla en la
dirección hacia La Calahorra, que pertenece a este tramo. Al Oeste de ella se descubrió
otro tramo de muralla de unos 20 metros. Está también documentado que la parte trasera
del Cine Capitolio es en realidad un tramo de la muralla islámica situada en la calle
Trinquete y que en su esquina sureste se hallaba otra de las torres desaparecidas. Por
otro lado, en el tramo occidental de la muralla, en el solar de la Casa de la Cort, se
descubrió en 1989 una parte de la muralla de unos 8 metros y en 1997 se consiguió
sacar a la luz otros 9 metros más de muralla unos metros más al norte. En la zona más
cercana a la Pasarela del Mercado se encontró otro trozo de muralla y al sur de este
tramo los restos de lo que pudiera ser otra torre. A partir de este tramo, la muralla 40 HINOJOSA MONTALVO, J. (1992), La muralla medieval de Elche, Alicante, en “Investigaciones
geográficas”, ed. Universidad de Alicante, pp. 165-179.
23
conectaría con el Palacio de Altamira, en el que se reconocen la existencia de restos de
paños de tapial de la muralla visibles desde la plaça del Palau (Figura 12) o desde dentro
del MAHE (Figura 14), donde se conservaron los restos de un acueducto de finales de
época islámica (Figura 15). Finalmente, del tramo septentrional de la muralla, frente a la
fachada este del Palacio, en las llamadas Cases de la Mare de Deu, se puso al
descubierto otro tramo de la muralla del siglo XI de imponente alzado, con foso
incluido. Unida a este conjunto se encuentra cercana los restos de la torre Cova (Figura
13), de la que se conserva una mitad del volumen inicial de la misma. Sin embargo,
muchos de estos restos actualmente no son visibles debido a las numerosas
construcciones realizadas en la ciudad si bien aún se conservan numerosos vestigios.
Sin embargo, las torres más importantes de la muralla islámica de Elche que aún pueden
verse son la torre Cova y la Calahorra y la torre del Concejo donde se sitúa el actual
Ayuntamiento de Elche41.
Una de las estructuras más importantes de la medina de Ilš cuya localización conocemos
actualmente es la mezquita aljama ya que los cristianos la convirtieron en la iglesia de
Santa María (Figura 16 y 17). Tras la conquista de la ciudad por Jaime I en 1265, la
mezquita permaneció en pie hasta 1334 y, sobre ella, se edificó un primer templo
católico, probablemente de estilo gótico y de planta de cruz, que subsistió hasta 1492. El
segundo templo era más grande y se terminó de construir en 1556, pero se hundió
debido a unas lluvias muy fuertes en 1672. El templo actual comenzó a construirse en
1672 y las obras acabaron definitivamente en 1784. En este caso, no quedan restos a
simple vista del urbanismo musulmán si bien al menos el edificio se ha mantenido en el
mismo lugar pese a haber cambiado y sido reconstruido varias veces con los años42. De
lo que no cabe la menor duda es que debajo de los cimientos del actual templo se
encuentran los cimientos de la antigua mezquita musulmana. Sería interesante realizar
una prospección geofísica en la iglesia como se hizo en la Catedral de Santa María de
Tarragona para ver si podrían distinguirse estructuras anteriores y si se podría conocer
un poco, de este modo, la mezquita musulmana de la ciudad. Aunque teniendo en
cuenta que la iglesia actual no se construyó justo sobre esta sería difícil lograrlo.
41 GARCÍA, X. (2013), Murallas de Elche (Alicante) CA-152, en “Guía de los Castillos de Alicante”,
recurso on-line, última consulta: 26-08-2015. 42 Ayuntamiento de Elche (2015), Cultura: Museos. La basílica, recurso on-line, última consulta: 25-08-
2015.
24
Junto a la iglesia de Santa María, es decir, la antigua mezquita aljama, se encuentran los
restos de la antigua torre de Calahorra (Figura 18). Esta, perdió 10 de sus 25 metros a
causa de un terremoto en 1829. La Calahorra custodiaba, junto con otra atalaya más
pequeña situada enfrente, la puerta más importante de la villa murada que encaraba el
camino de Alicante. En los siglos XV y XVI se le adosó extramuros una casa señorial,
con dos plantas y un sótano, para aprovechar el almudín (almacén de grano) de la época.
El almudín (Figura 19), aún conservado, era un espacio utilizado para almacenar y
distribuir el trigo y otros cereales. Está formado por tres estancias abovedadas donde se
guardaba el grano del diezmo hasta que era repartido. Tras pasar a manos privadas, en el
siglo XIX comenzaron las reformas para convertir todo el edificio en vivienda que, pese
a cambiar por completo el interior, conservó y únicamente restauró el exterior. De este
modo, hoy en día pueden verse los restos de la antigua torre musulmana en este
edificio43.
Además, se han conservado los restos de varias viviendas de época islámica, sin
embargo, ninguno de estos restos es visitable o visible. Así, destacan los restos de una
vivienda de época califal que data de entre los siglos XII y XIII que se encontró ubicada
justo entre la torre de la Calahorra y la iglesia de Santa María, en la actual plaza de
Santa Isabel. Esta vivienda estaba distribuida en varias dependencias principales
alrededor de un patio centrar que conectaba estas con otras estancias secundarias. Así,
se documentó el acceso desde la calle a esta vivienda. Este acceso estaba situado al
oeste y comunicaba con un patio porticado con jardín y alberca que, a su vez, conectaba
con dos salones, uno situado en el norte y otro situado al sur. Por otro lado se
documentaron dos habitaciones, un patio y una despensa44.
Otro de los vestigios de época islámica que se conservan en la ciudad, al menos en
parte, es el palacio de Altamira (Figura 20). En su construcción se distinguen varias
fases, la primera se correspondería con el periodo islámico, entre los siglos XI y XIII45.
En la actualidad, junto a restos de viviendas y alcantarillado, se pueden observar
algunos lienzos de muralla de esta época, así como una puerta monumental y una torre,
la del Homenaje, de la que sólo la planta baja pertenece a este periodo. Algunos de estos
43 Ayuntamiento de Elche (2015), Cultura: Museos. La Calahorra, recurso on-line, última consulta: 24-
08-2015. 44 RAMOS, R. (2011), Guía del museo arqueológico y de historia de Elche “Alejandro Ramos Folqués”,
pp. 47-50. 45 Ayuntamiento de Elche (2015), Cultura: Museos. El Palacio de Altamira, recurso on-line, última
consulta: 25-08-2015.
25
restos son visibles desde el Museo Arqueológico y de Historia de Elche (MAHE) que
conecta con el palacio de Altamira ya que forma parte del espacio museístico (Figura
21).
Finalmente, también se han documentado dos hammam (baños públicos) en la ciudad.
El primero se encuentra en el sótano del antiguo convento mercedario de la ciudad, el
convento de Santa Lucía. El edificio es sólo una parte de lo que fue en su día. Además
de las salas fría, templada y caliente, había una zona destinada al horno y un vestíbulo
donde los usuarios podían desnudarse y guardar la ropa. La parte mejor conservada es el
bayt-alsajun, la sala dedicada al baño caliente. En el interior, se observan actualmente
los ocho pilares de ladrillo que sostendrían el suelo de la sala y entre los que circulaba el
aire caliente que salía del horno a través de un túnel subterráneo (Figura 22). Estos
baños fueron reutilizados como espacio de culto cristiano por los miembros del
convento y pueden observarse en sus paredes algunas zonas en las que debían realizar la
sacristía46 (Figura 23). Los trabajos de restauración del convento terminaron en Abril de
2015 y estos dejaron a la vista más restos pertenecientes a los baños árabes (Figura 25)
además de hacer visitable el claustro del convento (Figura 24).
Los otros baños se excavaron en 2013 en la Plaça de la Fruita de Elche. Estos baños se
excavaron en su totalidad y, en la misma plaza, se encontró además un refugio antiaéreo
de la guerra civil (Figura 28). En el año 2000 fue cuando se conoció por primera vez la
existencia de estas estructuras bajo la plaza del mercado pero no fue hasta trece años
más tarde que realmente se llevaron a cabo las excavaciones47. Los baños, actualmente,
han sido conservados y preservados y se puede ver parte de ellos, no su totalidad pues la
plaza volvió a cubrirse tras las intervenciones (Figura 26). Los primeros baños estaban
localizados extramuros, junto a la puerta de Calahorra, mientras que los segundos se
encontraban situados intramuros en el otro lado de la ciudad, junto a la puerta de
Guardamar. Sobre los segundos baños aún no se ha publicado nada y se deberá esperar a
que se estudien con más detenimiento, al menos, el ayuntamiento de la ciudad ha puesto
interés en preservarlos y junto al recinto vallado ha colocado recientemente un panel
informativo en el cual explica lo que se está viendo (Figura 27).
46 AZUAR, R., & LOPEZ, J.A.; & MENENDEZ, J.L. (1997), Los baños árabes de Elche, Elche,
Ayuntamiento de Elche, pp. 13-63. 47 DIARIO INFORMACIÓN (2014), Los restos islámicos dan la cara: Las catas del Mercado Central
revelan muros de una construcción almohade que ya se detectaron en el año 2000, Alicante, recurso on-
line, última consulta: 23-08-2015.
26
Además de todas las estructuras citadas anteriormente, también se han recuperado restos
de enterramientos de época islámica en las zonas que debían pertenecer a las afueras de
la ciudad. También se han encontrado restos del gran aljibe – dos brocales – encargado
de suministrar agua potable a la ciudad. No solo esto sino que se conserva un sinnúmero
de cerámica andalusí de todo tipo, vidrio, materiales constructivos y de más materiales
encontrados en todas las intervenciones arqueológicas llevadas a cabo en la ciudad en
relación con este periodo.
27
5. GESTIÓN ARQUEOLÓGICA Y PATRIMONIAL
Como hemos visto anteriormente, la ciudad de Elche tiene un gran número de restos
arqueológicos de época islámica que forman parte del patrimonio arqueológico y
cultural de la ciudad. El Ayuntamiento de Elche es el encargado de la gestión del
patrimonio de la ciudad y, para ello, cuentan con un organismo que se conoce como
“Mesa de Patrimonio”48. El objetivo de la Mesa de Patrimonio es el conocimiento de los
diferentes elementos patrimoniales del municipio, incluido el arqueológico. Aun así, la
Mesa de Patrimonio también se encarga de la gestión y difusión del patrimonio
histórico, artístico, monumental, natural y paisajístico, etnológico y bibliográfico,
documental e inmaterial. Sin embargo, en el Ayuntamiento de Elche se diferencian
varias secciones de Patrimonio: una que se centra en el Patrimonio cultural y dentro de
este, en especial, en los elementos materiales ya sean muebles o inmuebles; otra sección
se encarga del Patrimonio inmaterial, algo muy importante en la ciudad porque el
Misteri D’Elx es considerado Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la
Humanidad por la UNESCO; finalmente, también hay una sección de Patrimonio
Natural.
Las funciones principales de La Mesa de Patrimonio, además de la difusión y
conocimiento del patrimonio ilicitano, son varias. Entre ellas destacan el planteamiento
de las medidas necesarias para la conservación y mantenimiento de los diferentes
elementos y la ejecución de las acciones necesarias para la restauración o rehabilitación
de los diferentes elementos patrimoniales, estableciendo normas o supervisando
actuaciones. Otras funciones son también el establecimiento de las líneas básicas de
actuación, así como la programación de las mismas y el desarrollo de proyecto.
También se ocupan de proporcionar las diferentes herramientas de análisis, estudio,
desarrollo y difusión del patrimonio y el fomento de la investigación en las distintas
manifestaciones del patrimonio además de la difusión de estos trabajos. Además de
esto, son los encargados de la articulación de diferentes instrumentos de difusión,
marketing etc. para acercar el conocimiento del patrimonio histórico a la sociedad en su
conjunto. El responsable y coordinador de la mesa de patrimonio del Ayuntamiento de
Elche es Gregorio Alemañ García, jefe de la Sección Técnica de Patrimonio Cultural, y
quien por ello es el encargado de todo el patrimonio cultural y material de la ciudad de
Elche. 48 Ayuntamiento de Elche (2015), Patrimonio cultural: Mesa de Patrimonio, recurso on-line, última
consulta: 20-08-2015.
28
Como nos comunicó Gregorio Alemañ, cabe destacar que el Ayuntamiento de Elche no
consta con un plan de gestión específico. Esto queda evidenciado en el hecho de que
pese a que todos los museos y yacimientos arqueológicos dependen del Ayuntamiento,
cada uno tiene su propia gestión interna. También es interesante el hecho de que el
Ayuntamiento de Elche no cuenta entre su personal con la figura del arqueólogo. Por
esto, las excavaciones realizadas por parte del Ayuntamiento son realizadas por
empresas contratadas para tal efecto, sobre todo por Alebus S.L. y Pimesa.
De este modo, todos los museos, las intervenciones arqueológicas –especialmente las de
urgencia que se desarrollan en terreno urbano– y los edificios y estructuras con
importancia histórico-arqueológica de la ciudad dependen del Ayuntamiento (Figura 5).
Sin embargo, en algunos casos como el del MAHE (Museo Arqueológico y de Historia
de Elche), pese a depender del Ayuntamiento y de sus directrices tienen una gestión
interna propia. Por otro lado, el Ayuntamiento no posee muchos trabajadores en la
sección de Patrimonio, así que normalmente suelen colaborar con el MAHE, el MARQ
(Museo Arqueológico Provincial de Alicante) y las Universidades de Alicante y Elche
respectivamente, además de algunas empresas privadas, para encargarse de la
conservación, rehabilitación, musealización y difusión de este patrimonio.
A continuación, realizaremos un análisis de la gestión patrimonial de los restos
arqueológicos islámicos de la ciudad de Elche que hemos comentado anteriormente, en
particular de los restos de la muralla y las torres adosadas a esta, la Torre de Calahorra,
la actual iglesia de Santa María, el Palacio de Altamira y los restos conservados en el
MAHE y, finalmente, los baños árabes, tanto los del Convento de Santa Lucía como los
de la Plaça de la Fruita. Para ello, nos basaremos principalmente en una serie de
criterios básicos y muy importantes: su estado de conservación, su uso, su
mantenimiento, su difusión, su musealización y, por último, su accesibilidad y
señalización. Una vez examinados estos aspectos, trataremos de inferir en la
potencialidad de este patrimonio como uso turístico o si, realmente, dentro de su modelo
de gestión, está visto como un reclamo turístico y si esto se fomenta.
Las murallas de Elche, el primer monumento a analizar de nuestra lista, destacan porque
se encuentran sumamente fragmentadas. Los lienzos de muralla que se conservan
poseen distintas características, pero en general son restos que se pueden encontrar
escondidos por el entramado urbano de la ciudad. En su mayor parte, apenas son
visibles y son muy difíciles de encontrar, ya que muchos de ellos se encuentran
adosados a las paredes de las viviendas actuales, precisamente porque las leyes
29
patrimoniales impiden que dichos fragmentos sean destruidos. En estas zonas, la
conservación depende del estado de las casas a las cuales se encuentran adosados los
fragmentos, y su mantenimiento depende tanto del ayuntamiento como de los
propietarios de las viviendas. No son elementos musealizados y, en algunos casos, hay
pequeñas placas en las calles para indicar que se encuentran ahí, si bien en general no se
encuentran señalizados y no se ha explotado su existencia de ninguna manera.
Sin embargo, los fragmentos de muralla que se encuentran frente al Palacio de Altamira
y junto al MAHE han sufrido una suerte radicalmente distinta. En este caso, nos
encontramos con una estructura de más de tres metros de longitud por medio metro
aproximadamente de altura, unido a los fragmentos de una de las torres de la muralla, la
torre de la Cova, de la que se han conservado dos metros aproximados de altura. Este
tramo de muralla y su torre adosada se encuentran en un estado de conservación
inmejorable pese a estar al aire libre, ya que son estructuras que han sido restauradas y
rehabilitadas de manera evidente, lo cual ayuda a cualquier persona que las visite a
hacerse una imagen más aproximada de cómo debían ser originalmente. Su
mantenimiento es óptimo, pero su musealización y su señalización, pese a encontrarse
junto al MAHE, es escasa. No hay ningún panel informativo que explique qué es lo que
se está viendo ni de qué época es, y estos datos tan solo pueden saberse si se entra al
MAHE, donde en las salas de época islámica hacen referencia a la muralla islámica, de
manera no obstante muy general. Probablemente todas estas diferencias en cuanto al
cuidado y conservación de este tramo de muralla en contraposición con los fragmentos
de muralla que se encuentran desperdigados por la ciudad sea la espléndida situación de
esta estructura, pues se encuentra en una plaza con puertas al parque municipal de
Elche, ubicada además entre el Palacio de Altamira y el MAHE y junto a una calle
principal con mucho tráfico desde la que se accede directamente. Sin embargo, y pese a
la importancia de las murallas en su época, se evidencia por la falta de dedicación en su
difusión y musealización que no es uno de los elementos más valorados dentro del
patrimonio histórico-arqueológico de Elche.
Con los restos de torres adosadas a la muralla islámica de Elche ocurre prácticamente lo
mismo que con la propia muralla. Las torres a las que más importancia se les da son
aquellas más importantes o aquellas mejor conservadas y, por tanto, son las que tienen
un mayor mantenimiento y se encuentran mejor cuidadas. De este modo, y pese a que
actualmente muchas de las torres mencionadas en el apartado anterior han desaparecido,
las torres de las que apenas se habían descubierto fragmentos solos o adosados a la
30
muralla se han conservado únicamente si se encontraban adosadas a estructuras más
modernas. Sin embargo, la torre Cova, la torre del Concejo y la Calahorra son las mejor
cuidadas y conservadas de todas.
La primera de ellas, la torre Cova, se encuentra adosada a un tramo de muralla en la
plaza situada entre el Palacio de Altamira y el MAHE. Al igual que ocurre con los
restos de muralla de esta zona, mencionados anteriormente, la torre ha sido restaurada y
se encuentra en un buen estado de conservación, pero su señalización y su
musealización es prácticamente nula e inexistente.
Por otro lado, la segunda torre, la torre del Concejo, ha sido prácticamente restaurada
por completo, al menos en su parte delantera. Actualmente esta torre, que ha sufrido
varias ampliaciones con los años, alberga el Ayuntamiento de Elche. Posee una
señalización y accesibilidad inmejorable precisamente por su uso, ya que el
Ayuntamiento debe ser fácil de identificar y accesible. Precisamente también por su uso,
su mantenimiento es constante, pero una de las desventajas de su reutilización es que
resulta complicado pensar que este edificio pertenece a época islámica si se mira su
parte delantera, que ha sufrido innumerables cambios a lo largo del tiempo. Su parte
trasera, sin embargo, parece que aún mantiene algo de la época de su construcción. A
tenor de lo antes mencionado, resulta evidente que no es esta una estructura musealizada
por su uso como edificio oficial, y por ello su difusión tampoco es excesiva más allá de
temas puramente oficiales.
Finalmente, la tercera de estas torres, la Calahorra, destaca porque es un caso totalmente
opuesto a los anteriores. Al haber sido utilizada como residencia desde la época
Moderna, es un edificio con una potencialidad museística muy grande, y se le ha sabido
sacar partido. Su conservación y su mantenimiento son muy buenos, especialmente en
el interior, vinculados sobre todo a su uso estrictamente museístico y turístico, que la ha
convertido en un lugar obligado de visita cuando se acude a la ciudad. Cada una de las
salas presenta paneles explicativos, objetos o incluso cuadros de la época, y la parte
islámica, los almacenes, recuerda mucho a la sala de los susurros de la Alhambra de
Granada, aunque ésta fuera construida con materiales mucho más modestos. El discurso
museístico de la Calahorra se centra principalmente en la época en la que esta se utilizó
como residencia, pues es lo mejor conservado y de lo que más vestigios hay. Aun así,
saben incluir en el discurso el pasado islámico del edificio y se entiende a la perfección
la superposición temporal y la evolución histórica del edificio.
31
Como ya se ha comentado antes, uno de los elementos más importantes de la ciudad
islámica era la mezquita, y actualmente se sabe el lugar que ocupaba en Elche porque es
donde encontramos la actual iglesia de Santa María, lugar principal en el que se realiza
el Misteri d’Elx. Se trata de un edificio puramente barroco orientado hacia el Este, que
se encuentra situado frente a una enorme plaza y a apenas unos metros de la Calahorra.
En su fachada se pueden observar algunos factores de deterioro como manchas en la
piedra provocadas por la humedad, y el edificio posee varias entradas: dos por el este y
una por el norte. Destacan también sus cúpulas azules, típicas del sureste peninsular. Sin
embargo, es un lugar de uso estrictamente religioso y el discurso de las explicaciones
que se puedan encontrar en esta y en su torre –visitable– son puramente religiosos y
arquitectónicos, hablando como mucho de las fiestas de Elche y del famoso Misteri. De
este modo, no se menciona en absoluto el pasado de la iglesia, que ocupa el lugar que
ocupaba la antigua mezquita. Su conservación es muy buena pese a las humedades de la
fachada, y su musealización y difusión están unidas a los festejos que se realizan en ella,
responsabilidad tanto del Ayuntamiento como la propia iglesia. Como consecuencia de
todo esto, apenas se tienen informaciones sobre la antigua mezquita islámica más que su
localización.
Por otro lado, el Palacio de Altamira está situado en el extremo noroeste de lo que debía
ser la ciudad amurallada de época islámica, y junto a él está ubicado el MAHE. Ambos
edificios se encuentran relacionados entre sí, pues el Palacio de Altamira es el que
alberga algunas de las salas de exposiciones del museo a partir de época islámica.
De este modo, cuando se visita el MAHE se puede visitar a su vez el Palacio y algunas
estructuras más relacionadas con este y con la ciudad islámica de Elche. Así, es posible
ver parte del foso relacionado con la muralla medieval e incluso restos de un acueducto
también de esta época, así como un sinnúmero de piezas de época islámica. El MAHE
es un museo bastante reciente, pues fue renovado en el 2006, y esto se hace evidente en
la forma de presentar las piezas y las explicaciones. Con un gran uso de audiovisuales,
reconstrucciones y explicaciones simples y directas para todos los públicos, es un
museo muy atractivo para cualquier tipo de visitante, sea cual sea su preparación previa.
En sus puntos débiles habría que destacar la iluminación, pues en este museo ocurre
como en tantos otros: es demasiado oscuro y la iluminación directa en las piezas a veces
hace que no se puedan apreciar todos los detalles. Además, encontramos también que en
otras salas este acontecimiento se lleva al extremo: la iluminación es prácticamente
inexistente. Aun y todo, realizan un gran trabajo de difusión del patrimonio, y por lo
32
que respecta a su accesibilidad, a nivel de infraestructura es grande, pues poseen
accesos para personas discapacitadas, pero a nivel de musealización, no se han añadido
en su exposición materiales más interactivos para gente con otros tipos de discapacidad,
como la visual. La señalización y la localización del museo son inmejorables, y la
disposición de las salas está muy bien pensada, pues cuando se entra en el Palacio de
Altamira se introduce la época medieval en el discurso (con una única salvedad: la sala
dedicada a la Dama de Elche), y es posible recorrer la mayor parte del Palacio,
observando elementos relacionados con su época y posteriores.
El Palacio de Altamira data del siglo XV, y según algunos investigadores está
construido sobre los restos de la alcazaba de época islámica. De hecho, la primera fase
constructiva de este data de entre los siglos XI y XIII. De este modo, junto a los
cimientos de esta construcción se encuentran restos de viviendas y alcantarillado de
época islámica –no visibles– y se pueden observar, además, algunos lienzos de la
muralla de época islámica, así como una puerta monumental y la torre del homenaje,
cuya planta baja pertenece a este periodo. Esta información, sin embargo, no es fácil de
encontrar en el propio Palacio, y por cómo está explicado y relacionado con el museo
puede pensarse que el Palacio de Altamira entero pertenece a esta época. Así, pese a que
en conjunto y con las posibles mejoras ya mencionadas, la musealización del espacio y
su restauración son muy buenas, la explicación es un tanto confusa, y no termina de
quedar clara la sucesión cronológica de las estructuras que se están viendo ni cómo se
encuentran relacionadas entre sí.
El último elemento a analizar son los baños árabes de la ciudad islámica de Elche, de
los que actualmente se encuentran documentados dos complejos documentados. El
primero de ellos fue descubierto en el sótano del Convento de Santa Lucía, en sus
inicios perteneciente a la orden de los mercedarios pero que en el siglo XVI pasó a a las
clarisas, que abandonaron el convento definitivamente en el 2007. El segundo se
encuentra situado en la plaza del Mercado y fue descubierto en 2013, cuando se estaban
realizando unas obras en la zona para crear un aparcamiento público. Cabe mencionar,
sin embargo, que pese a que sea una intervención ya terminada, la memoria de estas
excavaciones en las que, además, se encontró un refugio antiaéreo de la Guerra Civil,
aún no ha sido publicada.
Los baños árabes situados en el Convento de Santa Lucía se encontraban fuera de las
murallas de la ciudad islámica, junto al camino de Alicante que iba hacia la puerta de
Calahorra. El edificio del Convento ha sido restaurado recientemente, y de hecho las
33
puertas del claustro del Convento se abrieron a los visitantes en abril de 2015, si bien
los dos espacios dentro del edificio, los baños árabes y el propio convento, se
encuentran divididos entre sí, no por una barrera física, sino por una más puramente
museística y explicativa. La explicación del convento está basada en paneles situados en
una antesala del claustro, que comienzan explicando la fundación del convento, en el
año 1270 con la donación del espacio a la orden mercedaria por parte del infante don
Manuel, y también información de esta orden y del cambio a las clarisas hasta que estas
abandonaron el convento en 2007.
Los baños se encuentran situados en los sótanos del convento. Su conservación es muy
buena, y su explicación, mediante un audio y un sistema de iluminación para destacar
las distintas estancias, es muy interesante y didáctico. La duración de la explicación es
de entre diez y veinte minutos, y se dispone de otros tantos para poder observar las
estructuras por cuenta propia, siempre y cuando no haya otro grupo esperando para
pasar. El audio hace que los tablones explicativos sean innecesarios y que el espacio
quede libre de elementos modernos, a excepción de la plataforma sobre la que caminan
los visitantes. Uno de los pocos problemas que tiene este espacio es la iluminación, que
es demasiado pobre, y el espacio reducido que impide que sea un lugar ideal para visitas
de grupos, pues no se pueden observar bien los restos con demasiada gente en el lugar.
Además, el hecho de que haya otros grupos esperando a pasar hace que el tiempo de la
visita se reduzca aún más y no se pueda disfrutar y observar con calma y tranquilidad
todo el espacio. En cualquier caso, la señalización, aunque escasa, indica perfectamente
la ubicación de estos baños, al igual que la de todos los elementos más importantes de la
ciudad, pero carecen de un cartel o una puerta llamativa que deje claro que el edificio es
el indicado. Finalmente, cabe destacar el hecho de que en la parte del claustro del
Convento, recientemente abierta, se pueden ver los restos de los baños desde arriba,
dejando a la vista sus cimientos y el nivel de circulación de época islámica.
En último lugar, encontramos los baños públicos que se encontraron en 2013 en la Plaça
de la Fruita. En esta zona se sabía en un primer momento que tenía que haber vestigios
arqueológicos, probablemente de época islámica, y se pensaba que era el lugar en el que
debía de encontrarse el zoco de la ciudad. Por ello, cuando se realizaron las primeras
intervenciones como parte del proyecto de la realización de un parking en este lugar, se
contó desde el primer momento con un equipo de arqueólogos. Se excavó toda la plaza,
y en ella se encontró la totalidad de unos baños públicos de época islámica y un refugio
antiaéreo que data de la Guerra Civil. Teniendo en cuenta la significación e importancia
34
de los restos encontrados, se desestimó el proyecto de la creación del parking y se
excavó la totalidad de los restos. Estas intervenciones terminaron en 2014, y desde
entonces se puede ver desde la plaza una parte de los baños árabes, no en su totalidad
porque el resto fue cubierto de nuevo y se encuentra bajo el suelo transitable de la plaza,
sin posibilidad de visitarse.
La conservación de los restos es muy buena y su restauración apenas es visible. Las
estructuras se encuentran protegidas por una valla metálica a través de la que se pueden
ver y tienen una estructura sobre ellas que evita que la lluvia caiga sobre las estructuras
y les dé el sol directamente. Aparte de esto, la estructura cuenta con un único panel
informativo que explica qué son los restos visibles y qué otros restos se encuentran bajo
la plaza de forma muy general, además de algunos objetos encontrados en las
excavaciones. En este caso, la parte de la explicación es muy pobre, ya que el panel no
tiene casi información, y la musealización es prácticamente inexistente, sin que se hayan
realizado grandes esfuerzos en ella, pues las vallas son muy incómodas y no permiten
ver bien la estructura. Además, tampoco aportan demasiada protección, ya que nada
impide que los vehículos estacionen junto a ellas o que la gente meta la mano por la
valla y lance objetos de todo tipo a la estructura. Finalmente, los restos no se vinculan
con ningunos de la época y ni siquiera están señalizados, probablemente porque son un
descubrimiento reciente, pero de todos los comentados son los que poseen unas
características de gestión más pobres, pues aunque se han intentado integrar los restos
dentro del entramado urbano actual, la integración se ha hecho de manera en exceso
simple y descuidada.
35
6. CONCLUSIONES
Como se ha podido comprobar a lo largo de este trabajo, la ciudad de Elche tiene un
pasado histórico muy rico e interesante. La ciudad islámica es el resultado de una
mezcla del callejero romano y la arquitectura andalusí, esto se debe a la cercanía de
ambos núcleos, el romano y el islámico, y a que, probablemente, bajo los restos
musulmanes se puedan recuperar vestigios de época romana – probablemente
pertenecientes a alguna villa agrícola – pues, si no, no se entendería este tipo de
entramado urbano en una ciudad islámica.
Además, se han conservado varios elementos definidores del urbanismo islámico como
lo son los baños públicos (hammam) o sus diversas torres y tramos de muralla. De este
modo, la medina islámica de Elche, como se ha podido comprobar gracias a los
vestigios arqueológicos, estaba defendida por los tres elementos fundamentales que eran
la muralla, la barbacana y el foso. Se trata de un sistema defensivo muy potente para
una ciudad, en teoría, únicamente agraria y prácticamente rural. Este sistema de defensa
apoyaría la teoría de que la ciudad de Elche podría tener mucha más importancia de la
que en un principio se creía pues era un importante punto en las rutas de paso hacia
ciudades como Orihuela y Alicante.
En lo referente a las escasas fuentes escritas que se han recuperado, estas ayudan a
entender mejor el urbanismo y la arquitectura de la ciudad islámica de Elche, si bien
podemos comprobar con el ejemplo de las Cantigas de Santa María que cuanto más
lejanas son las fuentes, menor precisión tienen estas descripciones o representaciones de
la ciudad. Lo ideal sería poder conservar u obtener nuevas fuentes contemporáneas a la
época pero este hecho está prácticamente descartado pues no es una novedad que en
tiempo de guerra – especialmente entre cristianos y musulmanes en la Península – la
quema de libros y documentos estaba a la orden del día y es muy probable que esta sea
una de las razones principales de la falta de documentos escritos contemporáneos a este
periodo. Sin embargo, los pocos textos con los que se cuentan aportan numerosas
informaciones muy interesantes que han llevado a una serie de estudios e
investigaciones relacionadas con la historia de la ciudad de Elche. Aun así y pese a que
en la última década los estudios relacionados con la ciudad islámica de Elche parecen
haberse reactivado por autores de la zona como Francisco Franco Sánchez y Sonia
Guitierrez Lloret, es evidente la necesidad de realizar nuevos trabajos exhaustivos sobre
36
el tema pues las fuentes con las que se cuentan sobre el tema son muy antiguas y están
desfasadas.
Por otro lado, la gestión del patrimonio de la ciudad de Elche resulta ser muy desigual
pues se les da más importancia a monumentos y estructuras determinadas que al
conjunto. De este modo, la falta de un plan de gestión patrimonial común para todos los
restos de la ciudad se hace evidente. Así, se promocionan ciertos monumentos que
forman parte de la ciudad islámica más que el conjunto de la ciudad islámica en sí,
centrándose en el estado y significación actual de la ciudad de Elche más que en su
evolución histórica. Sin embargo, el estado del patrimonio ilicitano es muy bueno
aunque tiene algunas cosas que se podrían mejorar. La puesta en valor del conjunto de
la ciudad islámica de Elche pasaría por darles la misma importancia a todos los restos
conservados y, si esto no pudiera hacerse, al menos crear un discurso integrador en el
que todos ellos puedan interrelacionarse cosa que solo ocurre en el MAHE y, como
hemos visto, tampoco termina de realizarse a la perfección.
De este modo, la primera propuesta de mejora de la gestión patrimonial de la ciudad
islámica de Elche sería una muy general basada en la puesta en valor de la ciudad
islámica de Elche. Para ello, el Ayuntamiento de Elche podría instaurar alguna política
municipal para integrar toda la ciudad musulmana en el mismo discurso y que, de esta
manera, no se explicaran ni conservaran los monumentos de manera singular sino
también como un conjunto. Para esto sería interesante, por ejemplo, aprovecharse de las
propias fiestas de moros y cristianos de Elche para realizar diversas rutas por la ciudad
islámica de Elche, recreaciones o incluso espectáculos para difundir el patrimonio
histórico-arqueológico de la ciudad islámica de Elche como parte de las fiestas
populares de la zona.
En relación con esto, la puesta en valor de la totalidad de la muralla islámica y sus
torres, podría ser uno de los temas de estas rutas. Para ello podrían realizarse rutas por la
muralla islámica o, más bien, en búsqueda de esta. Pero esto no se podrá realizar si los
restos de la muralla que se encuentran más escondidos, adosados a viviendas o
formando parte de edificios modernos, no se señalizan y se explican. Además de esto,
los restos de muralla y la torre Cova que se encuentran entre el Palacio de Altamira y el
MAHE, por su ubicación, deberían tener al menos una placa explicativa ya que en el
interior del museo se habla de manera muy general de la muralla islámica de Elche y
estos restos deberían estar explicados para que todo el mundo pudiera saber qué es lo
37
que están viendo ya que se encuentra en un terreno público que no forma parte del
museo.
Después, centrándonos más en el MAHE, su principal debilidad es la iluminación de las
salas ya que con una iluminación diferente el museo podría ser aún más atractivo. Otro
de los fallos del museo es la falta de elementos interactivos, es decir, hay pocas
reproducciones y objetos que los visitantes puedan tocar. Esto es muy importante
porque hace que todos los visitantes – especialmente los niños – puedan experimentar
de primera mano los restos arqueológicos. En el MARQ, por ejemplo, hay zonas
interactivas, con juegos para niños – y no tan niños – y reproducciones que se pueden
tocar; algo así le falta al MAHE. Y es que este tipo de materiales son más efectivos de
lo que puede parecer para la difusión de los conocimientos histórico-arqueológicos y no
sirven solo para los niños y las personas más mayores sino que también es bueno para
las personas con discapacidad visual. Una última cosa a mejorar dentro del MAHE es la
explicación sobre el Palacio de Altamira. Como se ha mencionado anteriormente, no
queda clara cuál es la cronología de este espacio ya que se va pasando por salas con
restos de época islámica, algunas de las cuales se encuentran dentro del propio Palacio y
esto da una idea equivocada al público general de que el Palacio pertenecía a esta época.
Por ello sería necesaria, por ejemplo, una explicación estratigráfica del Palacio
aprovechando que en el MAHE, justo antes de acceder al Palacio de Altamira hay una
sala que explica el método arqueológico. Así, se podría explicar la estratigrafía en
general y la superposición estratigráfica que se da en el complejo.
Sobre los baños árabes del Convento de Santa Lucía el principal inconveniente de la
gestión y musealización existente es que los baños árabes se encuentran totalmente
separados del convento, es decir, el discurso es totalmente independiente y no hay una
continuidad histórica en ningún momento en este pese a que en la época cristiana
temprana estos fueron utilizados como lugar en el que realizar misas. De este modo, se
debería apostar por una mejor integración de los baños árabes con el convento y de un
discurso conjunto. Además, permitir que los visitantes ocupen un poco más de tiempo
en los baños para poder observarlos con tranquilidad y detenimiento y, por último, quizá
aumentar la iluminación de estos.
En el caso de los baños de la Plaça de la Fuita, habría mucho más que cambiar que en
todos los lugares mencionados anteriormente ya que su musealización es mucho más
pobre. Así, por ejemplo, sería interesante cambiar las vallas metálicas por algo que
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permitiera una mejor visibilidad de las estructuras como, por ejemplo, metacrilato
transparente. Además de esto, sería conveniente ampliar la explicación sobre estas
estructuras y añadir más tablones explicativos de los restos con más información y que,
por ejemplo, relacionen esta estructura con su periodo histórico y los otros baños de la
ciudad. También sería muy interesante poder visitar estas estructuras que se encuentran
en el nivel de circulación de época islámica, a varios metros por debajo del actual, pero
esto es mucho más difícil y conllevaría mucho más trabajo e inversión.
Finalmente, también sería interesante integrar en el discurso del conjunto de la ciudad
islámica un elemento central como es la mezquita pues una ciudad islámica no se
entiende sin su mezquita. De este modo, y pese a lo complicado de incorporar la actual
iglesia de Santa María en el discurso de la ciudad islámica, el Ayuntamiento de Elche
podría informar de la evolución histórica que ha sufrido con los años el solar que
actualmente ocupa la iglesia y que en época islámica ocupaba la mezquita mediante una
placa o algún panel informativo cercano a la iglesia pero, de nuevo, esto es más
complicado que todo lo anterior pues ya no solo depende de los organismos oficiales
sino también de las instituciones eclesiásticas.
Por otro lado, también hay que destacar la gestión patrimonial y la musealización de la
Calahorra. De todos los monumentos que nos conciernen en particular y de la ciudad de
Elche en general se trata del mejor gestionado y musealizado. La explicación histórica
va desde la construcción del edificio como una torre adosada a la muralla islámica hasta
su reconstrucción y amortización como vivienda y sede de la logia masónica ilicitana en
el siglo XIX pasando por su amortización como granero en el siglo XV. Así, pese a que
el atractivo principal del edificio es, precisamente, su última ocupación, visitándolo se
puede conocer toda su historia así como parte de la historia de Elche en general. Los
paneles explicativos son completos y directos, las restauraciones realizadas son
impecables – aunque no se nota qué está restaurado y qué no –, el mantenimiento y el
cuidado del edificio es muy bueno. Si todos los monumentos de la ciudad de Elche
estuvieran tan bien gestionados y trabajados como este, la ciudad ganaría mucho, no
solo visualmente sino cultural y turísticamente.
A modo de conclusión, la ciudad de Elche posee una historia muy rica que se remonta a
época Neolítica, sin embargo, no han sabido sacar partido de esta historia ni de los
momentos más importantes de la ciudad más allá de época romana. De esta manera, y
pese a que la gestión en general es bastante buena, tienen muchas cosas que mejorar
39
para que esta pueda ser perfecta y así cumplir los objetivos principales que deberían
tener todos los planes de gestión patrimonial: la conservación y difusión de este
patrimonio para que todo aquel que esté en contacto con el patrimonio conozca su
historia y su importancia. Y es que la conservación del patrimonio es muy importante
porque este nos ayuda a saber de dónde venimos y, ¿por qué no?, hacia dónde vamos y
esto solo se consigue mediante su conservación y difusión.
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7. BIBLIOGRAFÍA
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http://www.elche.es/micrositios/museos/info/1674/la-basilica-museo-de-la-virgen/>
[Última consulta: 25 – 08 – 2015]
Ayuntamiento de Elche. (2015), Cultura: Museos. La Calahorra, recurso on-line.
<http://www.elche.es/micrositios/museos/cms/menu/la-calahorra/>
[Última consulta: 24 – 08 – 2015]
Ayuntamiento de Elche. (2015), Patrimonio cultural: Mesa de Patrimonio, recurso
on-line. <http://www.elche.es/micrositios/patrimonio-cultural/cms/menu/Agentes-
internos-mesa-patrimonio/> [Última consulta: 20 – 08 – 2015]
Diario Información. (2014), Los restos islámicos dan la cara: Las catas del
Mercado Central revelan muros de una construcción almohade que ya se
43
detectaron en el año 2000, Alicante, recurso on-line, 21 – 01 – 2014.
<http://www.diarioinformacion.com/elche/2014/01/21/restos-islamicos-dan-
cara/1460057.html> [Última consulta: 23 – 08 – 2015]
Fundación Universitaria de Investigación Arqueológica “La Alcudia” (2015),
La Alcudia: Historia del yacimiento, Recurso electrónico. <
http://www.laalcudia.ua.es/> [Última consulta: 20 – 08 – 2015]
GARCÍA, X. (2013), Murallas de Elche (Alicante) CA-152 en “Guía de los
Castillos de Alicante”. Recurso on-line, 10 – 09 – 2013.
<http://guiacastillosalicante.blogspot.com.es/2013/09/las-murallas-de-elche-ca-
152.html> [Última consulta: 26 – 08 – 2015]
Anexo I
Figura 1: Mapa de la provincia de Alicante con sus ciudades más importantes. Se puede
observar la situación de Elche al sur-oeste de la capital.
(Fuente: Institut Cartografic Valenciá)
Figura 2: Mapa topográfico del Baix Vinalopó, con la ciudad de Elche en el centro de este.
(Fuente: Montxo Vicente i Sempere, 2008).
Figura 4: Callejero del centro de Elche. Esta imagen corresponde con el perímetro de la ciudad
islámica y se puede ver su perímetro en el trazado urbano actual. (Fuente: Google Imágenes)
Figura 3: Mapa de la ciudad de Elche cruzada por el río Vinalopó. (Fuente: DigiAtlas)
Figura 5: Mapa oficial de la oficina de turismo de Elche. En este se señalan la mayor parte de los monumentos mencionados en
este trabajo. (Fuente: Oficina de turismo de Elche, Ayuntamiento de Elche)
Figura 6. Reconstrucción de la forma de las murallas de la ciudad islámica de Elche sobre un plano actual.
Todos los elementos de los que se habla en el trabajo aparecen reflejados en esta imagen.
(Fuente: Google Earth)
Figura 8. Detalle de la Cantiga CXXVI (Fuente: Franco, F. 1994)
Figura 9. Ilustración de la Cantiga CXXXIII (Franco, F. 1994)
Figura 12. Restos de la muralla islámica de Elche y de la Torre Cova junto al MAHE.
Figura 13. Detalle de la restauración de la Torre Cova.
Figura 14. Restos de la muralla islámica en el MAHE. En esta zona, también hablan del foso
y la barbacana pero no lo señalan en los restos en sí.
Figura 15. Reconstrucción del acueducto encontrado adosado a la muralla islámica en el
MAHE.
Figura 18. Torre de Calahorra. En esta imagen se pueden apreciar muy bien los diversos
momentos estratigráficos de la construcción.
Figura 20. Palacio de Altamira. En el momento de realizar la foto – Julio de 2015 –
comenzaban las fiestas populares de moros y cristianos de Elche, de ahí las banderas.
Figura 21. Entrada del MAHE, junto al Palacio de Altamira.
Figura 23. Interior de los baños árabes del Convento de Santa Lucía. Esta zona fue la
reutilizada por los cristianos para realizar misas, de ahí las decoraciones en las paredes.
Figura 25. Restos de las estructuras excavadas en el Convento de Santa Lucía, visibles desde
el claustro.
Figura 26. Restos arqueológicos de los baños árabes de la Plaça de la Fruita.
Figura 27. Placa informativa situada en la valla de los baños árabes de la Plaça de la Fruita.
En esta imagen se puede comprobar cómo incluso los vehículos pueden aparcar junto a los
restos e impedir su visibilidad, como poco.
Figura 28. Detalle del panel informativo de los baños árabes de la Plaça de la Fruita. (Fuente:
Ayuntamiento de Elche)