La Constitución Española de 1978 - tienda.grupocto.estienda.grupocto.es/pdf/EN_OPEMurcia2017_CapM.pdf · Oposiciones de Enfermería ... de la Constitución Española comienza con

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    1.1. LA CONSTITUCIN ESPAOLA DE 1978:

    ESTRUCTURA Y CONTENIDO

    La Constitucin es la norma jurdica suprema en Espaa, y ninguna otra norma puede contradecirla. En ella se establecen los principios que rigen en la Nacin, los derechos y los deberes de los ciudadanos, los tres poderes del Estado, y lo relativo a la Corona, la organizacin territorial del Estado, la Economa y Hacienda del pas, el Tribunal Constitucional y la reforma de la propia Constitucin.

    En cuanto a su estructura, la Constitucin se divide en ttulos, captulos, secciones y artculos. Consta de 11 Ttulos, 169 artculos, 4 Disposiciones Adicionales, 9 Disposiciones Transitorias, una Disposicin Derogatoria y una Disposicin Final. Tiene un Prembulo, que cumple la funcin de intro-duccin al texto constitucional, sealando los objetivos que ste persegui-r. Dicho Prembulo no tiene categora de ttulo (no se debe confundir con el Ttulo Preliminar), ni se encuentra dividido en artculos.

    Por tanto, la Constitucin se compone de 11 ttulos (10 numerados y uno, el Preliminar, sin numerar) y todos ellos son articulados (Tabla 1.1).

    El Ttulo Preliminar y el Ttulo I conforman lo que la doctrina ha venido defi -niendo como parte dogmtica de la Constitucin, frente al resto de la mis-ma, que se califi ca como parte orgnica.

    El Ttulo Preliminar trata de los principios fundamentales.

    1.1. La Constitucin Espaola de 1978: estructura y contenido

    1.2. Derechos y deberes fundamentales: garanta y suspensin

    1.3. Instituciones bsicas del Estado1.4. El Estatuto de Autonoma

    de la Regin de Murcia1.5. La Unin Europea: instituciones

    comunitarias y polticas comunes. Referencia al Tratado de Amsterdam

    1.6. La participacin de Espaa y la Regin de Murcia en Organizaciones Internacionales

    La Constitucin Espaola de 1978: estructura y contenido. Derechos y deberes fundamentales: garanta y suspensin. Instituciones bsicas del Estado. El Estatuto de Autonoma de la Regin de Murcia: estructuracin y contenido. La Unin Europea: instituciones comunitarias y polticas comunes. Referencia al Tratado de Amsterdam. La participacin de Espaa y la Regin de Murcia en Organizaciones Internacionales

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    Por su parte, todos los derechos se encuentran regulados en el Ttulo I (De los derechos y deberes fundamentales), pero no en su Captulo I, sino en el Captulo II (Derechos y libertades), que, a su vez, se divide en dos secciones (en la Seccin I se encuen-tran regulados los derechos fundamentales; en la Seccin II, los derechos y deberes de los ciudadanos, pero sin la categora de fundamentales). El Captulo III se dedica a los principios rectores de la poltica social y econmica, que si bien no disponen de la categora de derechos, tienen gran importancia (entre ellos se halla el derecho a la proteccin de la salud, art. 43). El Captulo IV de este extenso Ttulo I regula las garantas que tienen los derechos y principios expuestos en los captulos anteriores para hacerlos efectivos. Por ltimo, en el Captulo V se desarrollan los supuestos en que algunos de los derechos referidos pueden ser suspendidos a una colectividad de personas o a personas de-terminadas.

    1.2. DERECHOS Y DEBERES

    FUNDAMENTALES: GARANTA

    Y SUSPENSIN

    El Ttulo I (De los derechos y deberes fundamentales) de la Constitucin Espaola comienza con el art. 10, no integrado en ningn captulo.

    Artculo 10.

    "1. La dignidad de la persona, los derechos inviolables que le son inherentes, el libre desarrollo de la personalidad, el respeto a

    ESTRUCTURA DE LA CONSTITUCIN ESPAOLA

    Ttulo Preliminar (art. 1 a 9)

    Ttulo I. De los derechos y deberes fundamentales

    Art. 10

    Captulo I. De los espaoles y los extranjeros (art. 11 a 13)

    Captulo II. Derechos y libertades Art. 14

    Seccin I. De los derechos fundamentales y de las libertades pblicas (art. 15 a 29)

    Seccin II. De los derechos y deberes de los ciudadanos (art. 30 a 38)

    Captulo III. De los principios rectores de la poltica social y econmica (art. 39 a 52)

    Captulo IV. De las garantas de las libertades y derechos fundamentales (art. 53 y 54)

    Captulo V. De la suspensin de los derechos y libertades (art. 55)

    Ttulo II. De la Corona (art. 56 a 65)

    Ttulo III. De las Cortes Generales

    Captulo I. De las Cmaras (art. 66 a 80)

    Captulo II. De la elaboracin de las leyes (art. 81 a 92)

    Captulo III. De los Tratados Internacionales (art. 93 a 96)

    Ttulo IV. Del Gobierno y de la Administracin (art. 97 a 107)

    Ttulo V. De las relaciones entre el Gobierno y las Cortes Generales (art. 108 a 116)

    Ttulo VI. Del Poder Judicial (art. 117 a 127)

    Ttulo VII. Economa y Hacienda (art. 128 a 136)

    Ttulo VIII. De la Organizacin Territorial del Estado

    Captulo I. Principios generales (art. 137 a 139)

    Captulo II. De la Administracin Local (art. 140 a 142)

    Captulo III. De las Comunidades Autnomas (art. 143 a 158)

    Ttulo IX. Del Tribunal Constitucional (art. 159 a 165)

    Ttulo X. De la reforma constitucional (art. 166 a 169)

    Disposiciones adicionales (4)

    Disposiciones transitorias (9)

    Disposicin derogatoria

    Disposicin fi nal

    Tabla 1.1. Sumario de la Constitucin Espaola de 1978

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    la Ley y a los derechos de los dems son fundamento del orden poltico y de la paz social.

    2. Las normas relativas a los derechos fundamentales y a las libertades que la Constitucin reconoce se interpretarn de conformidad con la Declaracin Universal de Derechos Hu-manos y los Tratados y acuerdos internacionales sobre las mismas materias ratifi cados por Espaa.

    Este artculo se puede preguntar en un doble sentido: Qu conceptos son el fundamento del orden poltico y de

    la paz social? La dignidad de la persona, los derechos inviolables que le son inherentes, el libre desarrollo de la personalidad, el respeto a la Ley y a los derechos de los dems.

    De qu sern fundamento la dignidad de la persona, los derechos inviolables que le son inherentes, el libre desarro-llo de la personalidad, el respeto a la Ley y a los derechos de los dems? Del orden poltico y de la paz social.

    No debe confundirse lo anterior con los valores superiores del ordenamiento jurdico del art. 1.1, ni con los principios que la Constitucin garantiza en el art. 9.3.

    Asimismo, hay que tener claro que ante la pregunta De con-formidad con qu se interpretarn las normas relativas a los derechos fundamentales y a las libertades que la Constitucin reconoce?, slo hay una respuesta posible: con la Declaracin Universal de Derechos Humanos y los Tratados y acuerdos internacionales sobre las mismas materias ratifi cados por Espaa); y no con la Declaracin Universal de Derechos del Hombre, ni con las Declaraciones de la Unin Europea (UE).

    Al margen de este art.10, no integrado en captulo alguno, los restantes artculos (11 al 52) que constituyen este Ttulo I se di-viden en cinco captulos (no apareciendo hasta el segundo los relativos a los derechos). Se inicia a continuacin el estudio de tales artculos, con la excepcin de aqullos (43, 44, 49, 50, 51) que, por estar relacionados con la proteccin de la salud, sern examinados de forma especfi ca en el ltimo epgrafe de este tema.

    1.2.1. Captulo II. Derechos y libertades

    La parte que se aborda seguidamente es, sin duda, la ms im-portante de este tema. Se trata de los derechos fundamenta-les. Ya se vio anteriormente que la Constitucin reconoce dos tipos de derechos, los fundamentales y los que no lo son. Ade-ms, tambin contempla unos principios rectores de la poltica social y econmica (localizados tambin en el Ttulo I), que no son derechos, ni siquiera de los no fundamentales. Pues bien, los derechos fundamentales y los no fundamentales reconoci-

    dos en la Constitucin estn recogidos en el Captulo II (De-rechos y libertades) del Ttulo I.

    Se inaugura este captulo con el art. 14, dedicado al derecho a la igualdad, que no est encuadrado en ninguna seccin y que, por tanto, tampoco puede califi carse como derecho fundamental.

    Artculo 14.

    Los espaoles son iguales ante la Ley, sin que pueda prevalecer discriminacin alguna por razn de nacimiento, raza, sexo, reli-gin, opinin o cualquier otra condicin o circunstancia personal o social.

    De modo que slo se reconoce la igualdad entre los espao-les. No debe conducir a error la referencia sobre la inexistencia de discriminacin alguna por razn de raza, ya que se refi ere a razas, pero de espaoles.

    Los restantes artculos del Captulo II se dividen en dos secciones: Seccin I. De los derechos fundamentales y de las liber-

    tades pblicas (artculos 15 a 29). En ella se encuentran los derechos fundamentales.

    Seccin II. De los derechos y deberes de los ciudada-nos (artculos 30 a 38). En ella se encuentran los derechos no fundamentales.

    A. Captulo II: Seccin I (De los derechos fundamentales y de las libertades pblicas)

    Se inicia a continuacin un repaso de los preceptos contenidos en la Seccin I (De los derechos fundamentales y de las li-bertades pblicas) del Captulo II del Ttulo I.

    Artculo 15.

    Todos tienen derecho a la vida y a la integridad fsica y moral, sin que, en ningn caso, puedan ser sometidos a tortura ni a penas o tratos inhumanos o degradantes. Queda abolida la pena de muer-te, salvo lo que puedan disponer las Leyes penales militares para tiempos de guerra.

    Este derecho tan importante ha sido objeto de numerosas pre-guntas en el sentido siguiente: en la Constitucin no est com-pletamente abolida la pena de muerte. Aunque literalmente se indique que queda abolida la pena de muerte, posteriormen-te se deja un resquicio para su implantacin, una excepcin: en tiempos de guerra, si as lo dispusieran las Leyes penales militares. En caso de tener que responder a una cuestin sobre qu requisitos se tienen que dar para que subsista la pena de muerte, sta es la nica opcin correcta, no sindolo respues-tas errneas tales como En caso de estado de sitio, Porque as lo establezcan Leyes Orgnicas o similares.

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    En cambio, tortura, penas o tratos inhumanos o degradan-tes no se pueden dar en ningn caso (para estos comporta-mientos no existe la excepcin mencionada en el supuesto de la pena de muerte -en tiempos de guerra, porque as lo esta-blecieran Leyes penales militares-). As se expresa el precepto constitucional, aunque pueda parecer contradictorio que tor-turas, penas o tratos inhumanos o degradantes se encuentren plena y completamente abolidos, mientras que la pena de muerte se pueda instaurar en determinadas circunstancias.

    Artculo 16.

    "1. Se garantiza la libertad ideolgica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades sin ms limitacin, en sus mani-festaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden pblico protegido por la Ley.

    2. Nadie podr ser obligado a declarar sobre su ideologa, reli-gin o creencias.

    3. Ninguna confesin tendr carcter estatal. Los poderes pbli-cos tendrn en cuenta las creencias religiosas de la sociedad espaola y mantendrn las consiguientes relaciones de coo-peracin con la Iglesia Catlica y las dems confesiones.

    Del primer apartado es importante tener claro que la libertad ideolgica, religiosa y de culto no tiene lmite alguno. El man-tenimiento del orden pblico protegido por la Ley es el lmite a las manifestaciones de esa libertad (por ejemplo, las procesio-nes o hacer rituales satnicos), pero a nadie se le pueden limitar las creencias o ideologas que forman parte de su fuero interno.

    La no obligacin a declarar sobre ideologa, religin o creencias no admite excepciones (ni estando detenido, ni bajo tutela judi-cial, ni en estado de guerra o de sitio).

    Desde la promulgacin de su vigente Constitucin, Espaa dej de ser catlica y pas a ser aconfesional, ya que ninguna confesin tiene carcter estatal. Sin embargo, esto no signifi -ca que los poderes pblicos no tengan en cuenta las creencias religiosas de la sociedad espaola y mantengan relaciones de cooperacin con la Iglesia Catlica y las dems confesiones, As pues, slo tienen en cuenta las creencias religiosas de la socie-dad espaola, no las de otros colectivos no espaoles; pero s se mantendrn relaciones de cooperacin con todas las confe-siones, no slo con la Iglesia Catlica.

    Artculo 17.

    "1. Toda persona tiene derecho a la libertad y a la seguridad. Na-die puede ser privado de su libertad, sino con la observancia de lo establecido en este artculo y en los casos y en la forma previstos en la Ley.

    2. La detencin preventiva no podr durar ms del tiempo estric-tamente necesario para la realizacin de las averiguaciones

    tendentes al esclarecimiento de los hechos, y, en todo caso, en el plazo mximo de setenta y dos horas, el detenido deber ser puesto en libertad o a disposicin de la autoridad judicial.

    3. Toda persona detenida debe ser informada de forma inmediata, y de modo que le sea comprensible, de sus derechos y de las ra-zones de su detencin, no pudiendo ser obligada a declarar. Se garantiza la asistencia de abogado al detenido en las diligencias policiales y judiciales, en los trminos que la Ley establezca.

    4. La Ley regular un procedimiento de habeas corpus para pro-ducir la inmediata puesta a disposicin judicial de toda perso-na detenida ilegalmente. Asimismo, por la Ley se determinar el plazo mximo de duracin de la prisin provisional.

    Es ste uno de los artculos que con mayor frecuencia se pregun-ta. En l se reconoce el derecho a la libertad y seguridad, as como importantes derechos que asisten al detenido. Este pre-cepto hay que compararlo con el art. 24. El art. 17 regula acerca de la situacin de la persona que ha sido detenida por agentes de la autoridad, pero a la que an no se acusa de nada; precisamente se la detiene para realizar averiguaciones tendentes al esclareci-miento de los hechos y para que, una vez que se hayan efectuado aqullas por los agentes de la autoridad, pueda determinarse si el detenido pasa a disposicin judicial por haberse encontrado indicios sobre los que fundamentar una acusacin, o queda en li-bertad por no haberse encontrado en el tiempo mximo que una persona puede estar detenida (72 horas). En cambio, en el art. 24, el detenido ya no es tal: se encuentra bajo tutela judicial, ha pasa-do a ser un acusado o imputado (al haberse encontrado indicios de su culpabilidad) y est a la espera de que se resuelva sobre su culpabilidad o inocencia en una futura sentencia.

    Sobre el segundo prrafo de este artculo hay determinadas preguntas recurrentes, que giran sobre: El plazo que debe estar detenida a una persona. La respues-

    ta no puede ser otra que el tiempo estrictamente necesario para realizar las averiguaciones tendentes al esclarecimien-to de los hechos. Una persona no ha de estar detenida el mximo de 72 horas si ya se han efectuado las averigua-ciones para esclarecer los hechos o, incluso, stos ya se han esclarecido, y por tanto se puede fundamentar su libertad o traspaso a disposicin judicial.

    El plazo durante el cual puede estar detenida una persona. La respuesta en este cas s sera 72 horas; transcurrido este plazo, ya no se puede estar detenida ms tiempo, aunque los agentes de la autoridad no hayan hecho todas las ave-riguaciones necesarias para esclarecer los hechos. Con los datos conseguidos en esas 72 horas, debern valorar si la persona queda en libertad o pasa a disposicin judicial.

    En el tercer apartado, se relatan una serie de derechos de la persona detenida, como ser informada de forma inmediata y que le sea comprensible; de sus derechos, y de las razo-nes de su detencin. Este mismo derecho lo tiene el acusado

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    en el art. 24, pero a ste se le informara de las razones de la acusacin.

    Al detenido no se le puede obligar a declarar sobre ninguna materia; al acusado, en el art. 24, s, salvo a declarar contra s mismo o confesarse culpable.

    Tambin se reconoce al detenido el derecho a la asistencia de abogado en las diligencias policiales y judiciales, mientras que el acusado tiene derecho a la asistencia y defensa de letra-do (que es igual que el abogado, pero con toga). Ntese que el abogado slo asiste al detenido, pues todava no se le acusa de nada; mientras que el letrado asiste al acusado pero tambin le defi ende, en tanto que ya existe una acusacin en su contra.

    El cuarto prrafo se refi ere al procedimiento de hbeas corpus, que es el medio para que una persona detenida pueda pasar de forma temporal a disposicin judicial para que el juez valore su situacin de detencin y la mantenga o la modifi que. Esa persona, aunque est a disposicin judicial, sigue teniendo el califi cativo de detenido.

    Por ltimo, hay que comentar que el plazo mximo de prisin provisional lo determina la Ley, no teniendo nada que ver con el plazo mximo de detencin (72 horas). La prisin provisional es la situacin de privacin de libertad en la que se encuentra un acusado que est esperando ser juzgado y para el que, al haber riesgo de fuga, el juez ha acordado dicha prisin provi-sional que asegura su presencia en el procedimiento.

    Artculo 18.

    "1. Se garantiza el derecho al honor, a la intimidad personal y fa-miliar y a la propia imagen.

    2. El domicilio es inviolable. Ninguna entrada o registro podr hacerse en el sin consentimiento del titular o resolucin judi-cial, salvo en caso de fl agrante delito.

    3. Se garantiza el secreto de las comunicaciones y, en especial, de las postales, telegrfi cas y telefnicas, salvo resolucin judicial.

    4. La Ley limitar el uso de la informtica para garantizar el ho-nor y la intimidad personal y familiar de los ciudadanos y el pleno ejercicio de sus derechos.

    Del primer apartado de este artculo (que tambin se ha utili-zado para formular preguntas en mltiples exmenes), hay que saber de forma precisa qu se garantiza: el derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen.

    El segundo apartado se refi ere a una estancia donde se ejer-ce el derecho a la intimidad y, por tanto, se puede vulnerar tal derecho si no se cumplen las condiciones sealadas para entrar en l: el domicilio de las personas. Pues bien, el do-micilio es inviolable. A quienes no habiten en l, slo se les

    permite la entrada (con o sin registro) con consentimiento del titular (del titular del concepto de domicilio, es decir, de quin lo habita; no del titular del bien patrimonial), con or-den judicial o en caso de fl agrante delito (aqul que se est cometiendo en ese mismo momento y que exige una intervencin inmediata para su cese). Estas condiciones no son acumulativas: slo ha de darse una de ellas para realizar la entrada y/o registro sin vulnerar el derecho a la intimidad protegido en el domicilio.

    Pero el derecho a la intimidad tambin se puede ejercer a travs de las comunicaciones; por eso, en el tercer aparta-do, se garantiza el secreto de todas las comunicaciones, aunque especialmente de las postales, telegrfi cas y te-lefnicas. Si en un examen se preguntara De qu comuni-caciones garantiza la Constitucin su secreto?. La respuesta sera De todas. Para contestar De las postales, telegrfi cas y telefnicas, la pregunta formulada habra de ser: De qu comunicaciones garantiza especialmente la Constitucin su secreto? No obstante, sin suponer una vulneracin de este derecho fundamental, las comunicaciones tambin se po-dran intervenir por resolucin judicial (medio que se utili-za frecuentemente en la investigacin de delitos). Advirtase que en este caso no se pueden introducir como excepciones para el secreto de comunicaciones el consentimiento del ti-tular ni el fl agrante delito, aplicables slo a la inviolabilidad del domicilio, con el cual s coincide en la excepcin de la resolucin judicial (no tendra sentido solicitar el consenti-miento a alguien para pincharle el telfono, ni hay ningn delito que se pueda evitar cuando se est cometiendo slo escuchando lo que est aconteciendo).

    Finalmente, el cuarto apartado dispone que el uso de la in-formtica se limitar por Ley para garantizar el honor, la intimidad personal y familiar de los ciudadanos y el pleno ejercicio de sus derechos. Obsrvese que no se contempla el derecho a la imagen, por lo que el derecho a la propia imagen no se garantiza limitando el uso de la informtica.

    Artculo 19.

    Los espaoles tienen derecho a elegir libremente su residencia y a circular por el territorio nacional.

    Asimismo, tienen derecho a entrar y salir libremente de Espaa en los trminos que la Ley establezca. Este derecho no podr ser limi-tado por motivos polticos o ideolgicos.

    Lo primero que llama la atencin de este artculo es que los de-rechos amparados en sus dos apartados se reservan a los espa-oles. El derecho a elegir libremente su residencia y circular por el territorio nacional no est limitado en este precepto (aunque luego se ver que s se puede suspender en situacio-

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    nes de estado de sitio o excepcin). En cambio, entrar y salir libremente de Espaa s tiene lmites: no se detallan cules seran, pero s los que no podran ser (motivos polticos o ideo-lgicos). As que, al margen de stos, la Constitucin permite limitar el derecho de entrada y salida de Espaa (por ejemplo, por razones de salud pblica, si un espaol quisiera entrar en el pas con una enfermedad contagiosa).

    Artculo 20.

    "1. Se reconocen y protegen los derechos:a) A expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y

    opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproduccin.

    b) A la produccin y creacin literaria, artstica, cientfi ca y tcnica.

    c) A la libertad de ctedra.d) A comunicar o recibir libremente informacin veraz por

    cualquier medio de difusin. La Ley regular el derecho a la clusula de conciencia y al secreto profesional en el ejercicio de estas libertades.

    2. El ejercicio de estos derechos no puede restringirse mediante ningn tipo de censura previa.

    3. La Ley regular la organizacin y el control parlamentario de los medios de comunicacin social dependientes del Estado o de cualquier ente pblico y garantizar el acceso a dichos me-dios de los grupos sociales y polticos signifi cativos, respetando el pluralismo de la sociedad y de las diversas lenguas de Espaa.

    4. Estas libertades tienen su lmite en el respeto a los derechos reconocidos en este Ttulo, en los preceptos de las Leyes que lo desarrollan y, especialmente, en el derecho al honor, a la inti-midad, a la propia imagen y a la proteccin de la juventud y de la infancia.

    5. Solo podr acordarse el secuestro de publicaciones, grabaciones y otros medios de informacin en virtud de resolucin judicial.

    Se trata del derecho ms extensamente desarrollado, y bsica-mente se refi ere al derecho a la libertad de expresin en sus mltiples facetas: de opiniones y pensamientos; de produccin literaria, artstica, etc.; de libertad de ctedra (que slo tendrn los catedrticos universitarios); de comunicacin o recepcin de informacin veraz. Si la persona de la que se pretende obte-ner informacin se acoge al secreto profesional (supuesto de los profesionales sanitarios) o clusula de conciencia, se pierde el derecho a obtener la informacin que se pretende: los derechos de secreto profesional o clusula de conciencia priman sobre el de obtencin de informacin. Las personas que se pueden aco-ger a secreto profesional o clusula de conciencia se determinan por Ley (por ejemplo, la Ley de Autonoma del Paciente).

    Hay que destacar que, segn el apartado cuarto, todos estos derechos relacionados con el derecho a la libertad de expre-

    sin tienen su lmite en el respeto a todos los derechos reco-nocidos en la Constitucin y, especialmente, en el derecho al honor, a la intimidad, a la propia imagen y a la proteccin de la juventud y de la infancia. Dos observaciones prcticas sobre posibles preguntas al respecto: Si la pregunta es Qu derechos limitan los derechos de liber-

    tad de expresin?, la respuesta debe ser Todos los derechos del Ttulo I (parte de la Constitucin donde se defi nen to-dos los derechos existentes).

    Si la pregunta es Qu derechos limitan especialmente los derechos de libertad de expresin?, entonces la respuesta sera El derecho al honor, a la intimidad, a la imagen y a la proteccin de la juventud y de la infancia.

    Por otro lado, la censura previa en Espaa est completa-mente prohibida, sin excepciones (ni siquiera porque lo dis-ponga un juez).

    El apartado tercero de este artculo habla de los medios de co-municacin social dependientes del Estado o de cualquier ente pblico, cuya regulacin se har por Ley que sern controla-dos por los Parlamentos (Cortes o Asambleas autonmicas). Se garantizar el acceso a estos medios de los grupos sociales y polticos signifi cativos.

    Aunque la censura previa est prohibida sin excepciones, el lti-mo apartado indica que las publicaciones, grabaciones y otros medios de informacin s se pueden secuestrar, e impedir as su difusin, porque as lo acuerde un juez (por ejemplo: cuando un programa va a vulnerar la intimidad de un personaje famoso, una resolucin judicial puede prohibir su emisin).

    Artculo 21.

    "1. Se reconoce el derecho de reunin pacfi ca y sin armas. El ejer-cicio de este derecho no necesitar autorizacin previa.

    2. En los casos de reuniones en lugares de trnsito pblico y manifestaciones se dar comunicacin previa a la autoridad, que solo podr prohibirlas cuando existan razones fundadas de alteracin del orden pblico, con peligro para personas o bienes.

    En lo primero que incide este artculo es en que slo se re-conoce el derecho de reunin si es pacfi camente y sin ar-mas. Cualquier reunin que incumpla estos dos requisitos es inconstitucional y no estara comprendida en el marco de este derecho fundamental. Los requisitos son acumulativos; es decir, se tienen que dar ambos. Por otro lado, ha sido objeto de pregun-tas de examen el hecho de que estas reuniones reconocidas en la Constitucin no necesitan en ningn caso autorizacin, ni siquiera si se dan las circunstancias del apartado segundo, es decir, reu-niones en lugares de trnsito pblico y manifestaciones, que ser necesario comunicar a la autoridad, pero que no necesitan su au-

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    torizacin, slo que no se prohba realizarlas por motivos de alte-racin del orden pblico, con peligro para personas o bienes. Una reunin en sitio pblico no hace falta comunicarla a la autoridad y, por tanto, es imposible que sea prohibida. Para que sea obligato-rio comunicarla a la autoridad, la reunin se debe dar en zona de trnsito pblico o ser una manifestacin, es decir, en una va pbli-ca donde pueda impedirse el trnsito de los dems (por ejemplo, no hara falta comunicar a la autoridad una reunin de boy scouts en el monte). Y, por otro lado, en este artculo tampoco se dice que si existen razones fundadas de alteracin del orden pblico, con peligro para personas o bienes, se deban prohibir por la autoridad en todo caso; slo le da a la autoridad la posibilidad de prohibirlas, pero tambin puede no hacerlo y que se realicen (pinsese en el caso de las celebraciones de las afi ciones de equipos en determi-nados lugares tras la consecucin de un triunfo).

    Artculo 22.

    "1. Se reconoce el derecho de asociacin.2. Las asociaciones que persigan fi nes o utilicen medios tipifi ca-

    dos como delito son ilegales.3. Las asociaciones constituidas al amparo de este artculo debe-

    rn inscribirse en un registro a los solos efectos de publicidad.4. Las asociaciones solo podrn ser disueltas o suspendidas en

    sus actividades en virtud de resolucin judicial motivada.5. Se prohben las asociaciones secretas y las de carcter para-

    militar.

    Cuando en exmenes de oposicin se ha preguntado sobre este derecho, las cuestiones siempre se han enfocado en tor-no al matiz de ilegales o prohibidas de las asociaciones. Pues bien, ha de quedar claro que son ilegales las asociaciones que persigan fi nes o utilicen medios tipifi cados como delito, mientras que son asociaciones prohibidas las secretas y las de carcter paramilitar. Por tanto, una asociacin paramilitar no sera ilegal, sino que estara prohibida; una asociacin delic-tiva sera ilegal, pero no estara prohibida.

    Por otro lado, es clara la obligacin de toda asociacin de ins-cribirse en un registro. Pero, aunque sea obligatorio, no es un requisito para su constitucin, sino slo para su publicidad (es decir, para que todo el mundo pueda saber de su existen-cia). Posiblemente, de no inscribirse en este registro, esa asocia-cin se califi cara como secreta y estara prohibida.

    Al igual que sucede con otros derechos constitucionales, las asociaciones podrn ser disueltas o suspendidas si as lo dictamina un juez.

    Artculo 23.

    "1. Los ciudadanos tienen el derecho a participar en los asun-tos pblicos directamente o por medio de representantes,

    libremente elegidos en elecciones peridicas por sufragio universal.

    2. Asimismo, tienen derecho a acceder en condiciones de igual-dad a las funciones y cargos pblicos, con los requisitos que sealen las Leyes.

    Este derecho ya se revis al estudiar el art. 13.2 (Solamente los espaoles sern titulares de los derechos reconocidos en el artculo 23, salvo lo que, atendiendo a criterios de reciprocidad, pueda establecerse por Tratado o Ley para el derecho de sufragio activo y pasivo en las elecciones municipales). Por tanto, aunque aqu no se exprese, slo los espaoles gozaran del derecho de participar en elecciones (votando o siendo votados) o del dere-cho de acceder a la funcin pblica. Con la salvedad, ya vista, de las elecciones municipales (en las que por Tratado o Ley, y con reciprocidad, se puede conceder a extranjero el derecho de sufragio activo y pasivo).

    Es importante recalcar que son las Leyes, y no la Constitucin, las que sealan los requisitos para acceder a las funciones y car-gos pblicos. Y la forma en que se tiene derecho a acceder a la funcin pblica es en condiciones de igualdad.

    Artculo 24.

    "1. Todas las personas tienen derecho a obtener la tutela efec-tiva de los jueces y tribunales en el ejercicio de sus derechos e intereses legtimos, sin que, en ningn caso, pueda producir-se indefensin.

    2. Asimismo, todos tienen derecho al Juez ordinario predetermi-nado por la Ley, a la defensa y a la asistencia de letrado, a ser informados de la acusacin formulada contra ellos, a un pro-ceso pblico sin dilaciones indebidas y con todas las garantas, a utilizar los medios de prueba pertinentes para su defensa, a no declarar contra s mismos, a no confesarse culpables y a la presuncin de inocencia.

    La Ley regular los casos en que, por razn de parentesco o de se-creto profesional, no se estar obligado a declarar sobre hechos presuntamente delictivos.

    Este artculo hay que analizarlo desde dos puntos de vista. El pri-mer apartado se refi ere al derecho a obtener tutela judicial, es decir, proteccin. De quin? De jueces y tribunales. Para qu se puede obtener su tutela? Para defender los derechos e in-tereses legtimos, para que no se produzca la indefensin de la que se habla en este apartado. Esto signifi ca que si una persona ve vulnerado alguno de sus derechos o intereses legtimos, pue-de acudir a denunciarlo ante los jueces o tribunales para que lo impidan y le restablezcan ese derecho. Se trata de una garanta para todos los derechos reconocidos en la Constitucin, ya que un derecho no tendra efectividad si sus vulneraciones no pudie-ran ser reclamadas ante jueces o tribunales.

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    El otro punto de vista, refl ejado en el prrafo segundo, se refi ere a los derechos que tiene una persona que se encuentra in-cursa en un procedimiento judicial como acusado, situacin que ya fue comparada con la del detenido del art. 17. As, los derechos del acusado son: Que el juez que dirija su situacin est predeterminado por

    la Ley, lo que garantiza su objetividad e imparcialidad. Que se le informe de la acusacin. Que el proceso sea pblico y sin dilaciones indebidas (s

    pueden producirse dilaciones o retrasos, mientras no sean indebidos).

    Presentar pruebas para defenderse. No declarar contra s mismo. No confesarse culpable. Presuncin de inocencia.

    Procede efectuar una serie de interesantes y prcticas precisio-nes para distinguir los derechos del detenido y del acusado: El derecho a la presuncin de inocencia slo lo tienen los

    acusados, no los detenidos del art. 17, ya que al detenido no se le acusa an de nada (no hay, pues, que presumirle inocente de nada en concreto).

    Asimismo, e igualmente, el detenido no tiene el derecho de presentar pruebas para su defensa, porque no tiene que defenderse todava de ninguna acusacin.

    Los detenidos tampoco tienen derecho a un proceso pbli-co, porque para que se abra un proceso judicial tiene que haber un acusado, no slo un detenido.

    El detenido tiene derecho a no declarar, sea lo que sea; sin embargo, el acusado s debe declarar, salvo que sea en con-tra de s mismo o para confesarse culpable.

    El abogado asiste al detenido (no le tiene que defender de nin-guna acusacin todava), mientras que a un acusado su letrado le asiste y le defi ende de la acusacin formulada en su contra.

    Es fundamental tener siempre presentes tales precisiones, pues es fcil confundir los derechos que tiene el detenido en el art. 17 con los del acusado en el art. 24. La clave radica en entender que a una persona detenida an no se la ha acusado de nada, pues todava no se han encontrado sufi cientes datos para ello. De he-cho, se la detiene para poder realizar las averiguaciones condu-centes al esclarecimiento de los hechos y, una vez esclarecidos, dejarla en libertad o ponerla a disposicin judicial e iniciar, ya s, un proceso judicial (el detenido del art. 17 pasara entonces a ser objeto del art. 24, como acusado).

    Por ltimo, este artculo se refi ere a la obligacin de todos a declarar sobre hechos delictivos de los que se tenga cono-cimiento. Pueden excusarse determinadas personas por razn de secreto profesional (por ejemplo, como los letrados) o re-lacin de parentesco con el acusado (por ejemplo, su madre). Los profesionales sanitarios s estn obligados a declarar sobre hechos delictivos de los que tengan conocimiento

    en el ejercicio de sus funciones, si un juez estima necesaria tal declaracin; es ms, tienen la obligacin de denunciar esos hechos delictivos (violaciones, maltrato a nios, vio-lencia de gnero ) de los que tengan conocimiento por el ejercicio de las funciones de profesional sanitario.

    Artculo 25.

    "1. Nadie puede ser condenado o sancionado por acciones u omi-siones que en el momento de producirse no constituyan delito, falta o infraccin administrativa, segn la legislacin vigente en aquel momento.

    2. Las penas privativas de libertad y las medidas de seguridad estarn orientadas hacia la reeducacin y reinsercin social y no podrn consistir en trabajos forzados. El condenado a pena de prisin que estuviere cumpliendo la misma gozar de los derechos fundamentales de este Captulo, a excepcin de los que se vean expresamente limitados por el contenido del fallo condenatorio, el sentido de la pena y la Ley peniten-ciaria. En todo caso, tendr derecho a un trabajo remunera-do y a los benefi cios correspondientes de la Seguridad Social, as como al acceso a la cultura y al desarrollo integral de su personalidad.

    3. La Administracin civil no podr imponer sanciones que, di-recta o subsidiariamente, impliquen privacin de libertad.

    El primer apartado se refi ere al principio de legalidad que se regula en el art. 9.3. Signifi ca que antes son las Leyes que regu-lan los actos, que los actos a las Leyes que los regulan. Es decir, se estara en situacin de indefensin si no se sabe con antela-cin la consecuencia de los actos, y, por consiguiente, no se po-dra valorar si hacerlos o no. Por ejemplo: se aparca el coche en una zona donde no est regulada ningn tipo de multa (como consecuencia, y precisamente por eso, se decide efectuar el estacionamiento); despus de producirse el aparcamiento, la Administracin regula una multa para estacionar en ese lugar, producindose la subsiguiente indefensin del ciudadano.

    El importante apartado segundo de este artculo es susceptible de preguntas muy tpicas. As por ejemplo, hacia qu estarn orientadas las penas privativas de libertad y las medidas de se-guridad?. Hay que tener muy claro que la respuesta correcta y exacta es hacia la reeducacin y reinsercin social, debiendo ser rechazada cualquier opcin que no sea la susodicha (haca la resocializacin, la recuperacin, etc.). De otra parte, en Espa-a las penas no podrn consistir ya en trabajos forzados. No obstante, el preso que quiera voluntariamente trabajar, tiene derecho a hacerlo, remunerado y con los benefi cios de la Se-guridad Social. Respecto a los derechos de los presos, tienen todos los fundamentales menos los que se les haya limitado en la sentencia (libertad, ejercicio de la profesin, derechos polti-cos, elegir residencia, etc.), por el sentido de la pena y por la Ley penitenciaria.

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    Los presos tienen reconocido tambin el acceso a la cultura como un derecho fundamental, mientras que para las perso-nas que no estn cumpliendo prisin el acceso a la cultura est reconocido en el art. 44 como un mero principio rector de la poltica social y econmica.

    Respecto al tercer apartado, slo jueces y tribunales pue-den imponer sanciones que impliquen privacin de liber-tad. Es imposible que una Administracin (por ejemplo, un Ayuntamiento) imponga penas de prisin (por no pagar una multa o no haber pedido una licencia).

    Artculo 26.

    Se prohben los Tribunales de Honor en el mbito de la Adminis-tracin Civil y de las organizaciones profesionales.

    Un Tribunal de Honor es el autorizado dentro de ciertos cuer-pos o colectividades para juzgar la conducta deshonrosa, aun-que no delictiva, de alguno de sus miembros, y para valorar la dignidad de esa persona para seguir perteneciendo al cuerpo o profesin del que forma parte. Si se preguntara si estn pro-hibidos los Tribunales de Honor en la Constitucin, la nica respuesta posible es no. Slo se prohben en el mbito de la Administracin Civil y de las organizaciones profesionales, por lo que subsisten en mbitos distintos a stos.

    Artculo 27.

    "1. Todos tienen el derecho a la educacin. Se reconoce la libertad de enseanza.

    2. La educacin tendr por objeto el pleno desarrollo de la per-sonalidad humana en el respeto a los principios democrticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales.

    3. Los poderes pblicos garantizan el derecho que asiste a los pa-dres para que sus hijos reciban la formacin religiosa y moral que est de acuerdo con sus propias convicciones.

    4. La enseanza bsica es obligatoria y gratuita.5. Los poderes pblicos garantizan el derecho de todos a la edu-

    cacin, mediante una programacin general de la enseanza, con participacin efectiva de todos los sectores afectados y la creacin de centros docentes.

    6. Se reconoce a las personas fsicas y jurdicas la libertad de creacin de centros docentes, dentro del respeto a los princi-pios constitucionales.

    7. Los profesores, los padres y, en su caso, los alumnos interven-drn en el control y gestin de todos los centros sostenidos por la Administracin con fondos pblicos, en los trminos que la Ley establezca.

    8. Los poderes pblicos inspeccionarn y homologarn el siste-ma educativo para garantizar el cumplimiento de las Leyes.

    9. Los poderes pblicos ayudarn a los centros docentes que re-nan los requisitos que la Ley establezca.

    10. Se reconoce la autonoma de las Universidades en los trmi-nos que la Ley establezca.

    En primer lugar, hay que sealar que el apartado primero hace referencia a dos tipos distintos de derechos: el de educacin y el de la libertad de enseanza. Es un artculo muy extenso, en el que cabra resaltar (pues ha sido objeto de pregunta en muchas ocasiones) es el apartado cuarto, en el que se seala que la enseanza bsica es obligatoria y gratuita. Y sobre tal afi rmacin se ha preguntado desde distintos ngulos: Qu enseanza es obligatoria? (la bsica), Qu enseanza es gra-tuita? (la bsica u obligatoria), Cmo es la enseanza bsica? (obligatoria y gratuita). No se especifi ca qu es la enseanza bsica, esto ya lo determinan las Leyes que desarrollen este ar-tculo (por eso, hay pocas en las que la enseanza bsica es hasta los 13 aos; otras, hasta los 16, etc.).

    En este artculo aparece el derecho a la autonoma de las Universidades, formando parte, por tanto, del derecho funda-mental de educacin. Recurdese que, sin embargo, el derecho a la libertad de ctedra forma parte del derecho a la libertad de expresin del art. 20.

    Artculo 28.

    "1. Todos tienen derecho a sindicarse libremente. La Ley podr limitar o exceptuar el ejercicio de este derecho a las Fuerzas o Institutos armados o a los dems Cuerpos sometidos a dis-ciplina militar y regular las peculiaridades de su ejercicio para los funcionarios pblicos. La libertad sindical comprende el derecho a fundar sindicatos y a afi liarse al de su eleccin, as como el derecho de los sindicatos a formar confederaciones y a fundar organizaciones sindicales internacionales o afi liarse a las mismas. Nadie podr ser obligado a afi liarse a un sindicato.

    2. Se reconoce el derecho a la huelga de los trabajadores para la defensa de sus intereses. La Ley que regule el ejercicio de este derecho establecer las garantas precisas para asegurar el mantenimiento de los servicios esenciales de la comunidad.

    En este artculo se reconocen el derecho de sindicacin (en el apartado primero) y el derecho de huelga (en el segundo).

    En cuanto al derecho de sindicacin, la Constitucin se lo reconoce a todos, pero deja abierta la puerta para que la Ley pueda limitar o exceptuar este derecho a las Fuerzas Armadas o a los dems Cuerpos sometidos a disciplina militar (Guardia Ci-vil). Ahora bien, si se pregunta a quin excepta la Constitucin el derecho a la libertad de sindicacin, la respuesta debe ser a nadie, ya que el texto constitucional remite las posibles excep-ciones a este derecho fundamental a la Ley. La Constitucin, en principio, se lo reconoce a todos; respecto a los funcionarios, ni siquiera reconoce forma alguna de exceptuarles este dere-cho, pero s indica que tendrn peculiaridades (diferencias) en

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    el ejercicio de su derecho de sindicacin, que igualmente ser regulado por las Leyes. Por otro lado, se reconoce a todo el mundo el derecho de afi liarse al sindicato de su eleccin, o a fundar un sindicato nuevo. Si se trata de formar confe-deraciones, fundar organizaciones sindicales internacionales o afi liarse a ellas, este derecho ya slo lo tendran los propios sindicatos, no las personas.

    El apartado segundo habla del derecho de huelga, que slo podr poseer quien sea trabajador y que nicamente le servir a ste para la defensa de sus intereses como traba-jador. As pues, para hacer huelga es necesario ser trabajador, pero en este caso la condicin no es derecho fundamental, ya que el derecho al trabajo se encuentra regulado en el art. 35 (en la Seccin II de este Ttulo) y, por tanto, fuera ya de los que se consideran derechos fundamentales. Es decir, la huelga es un derecho fundamental; para ejercerlo, es condicin ser traba-jador; pero trabajar no es un derecho fundamental. El derecho de huelga tiene un claro lmite: el mantenimiento de los ser-vicios esenciales (atencin, no de los servicios mnimos) para la comunidad.

    Artculo 29.

    "1. Todos los espaoles tendrn el derecho de peticin individual y colectiva por escrito, en la forma y con los efectos que deter-mine la Ley.

    2. Los miembros de las Fuerzas o Institutos armados o de los Cuerpos sometidos a disciplina militar podrn ejercer este de-recho slo individualmente y con arreglo a lo dispuesto en su legislacin especfi ca.

    Se entra as en el ltimo de los derechos fundamentales, el de-recho de peticin. En este artculo no se seala a quin; ser el art. 77 el que lo aclare: a la Administracin y a las Cortes. Como ocurre con otros, es un derecho slo para espaoles y puede ejercerse de forma individual o colectiva, pero siempre por es-crito. En ocasiones se ha preguntado si los miembros de las Fuer-zas Armadas tienen derecho de peticin; s lo tienen, e igualmente por escrito, pero slo de forma individual, nunca colectiva.

    B. Captulo II: Seccin II (De los derechos y deberes de los ciudadanos)

    Se inicia ahora el estudio de los artculos 30 a 38, que, como ya se vio, conforman la Seccin II (De los derechos y deberes de los ciudadanos del Captulo II del Ttulo I, y que se cen-tran en los derechos no fundamentales. Estos derechos y debe-res de los ciudadanos, derechos no fundamentales, son, sirva la expresin, tan constitucionales como los anteriores, pero no se pueden clasifi car como fundamentales. Puede llamar la aten-cin que, en la vida cotidiana del individuo, resulten incluso ms importantes que los fundamentales (derecho al trabajo, a

    la propiedad privada, a un sistema tributario justo). Esto es as porque lo que califi ca como fundamental a un derecho es el lugar que ocupe en la Constitucin, no su importancia sustanti-va; y, por tanto, todo lo que quede fuera de la Seccin I de este Ttulo deja de ser derecho fundamental.

    Artculo 30.

    "1. Los espaoles tienen el derecho y el deber de defender a Espaa.2. La Ley fi jar las obligaciones militares de los espaoles y regu-

    lar, con las debidas garantas, la objecin de conciencia, as como las dems causas de exencin del servicio militar obli-gatorio, pudiendo imponer, en su caso, una prestacin social sustitutoria.

    3. Podr establecerse un servicio civil para el cumplimiento de fi nes de inters general.

    4. Mediante Ley podrn regularse los deberes de los ciudadanos en los casos de grave riesgo, catstrofe o calamidad pblica.

    Es importante retener el siguiente concepto: defender a Es-paa constituye un derecho y un deber a la vez, y slo lo tienen los espaoles (hombres y mujeres). Cules sean espe-cfi camente las obligaciones militares de los espaoles, ya ser fi jado por Ley, que tambin establecer las causas de exencin del servicio militar obligatorio, incluida la objecin de concien-cia (que es una de esas causas). La Constitucin no las regula, sino posibilita que existan causas por las que el espaol se exi-ma de sus obligaciones militares, aadiendo, adems, que ello podr suponer la imposicin de una prestacin social sustituto-ria. Como ya se advirti al comienzo de este tema, efectuar un recorrido por la Constitucin supone encontrarse con materias obsoletas. Tal es el caso del servicio militar obligatorio, al que claramente se refi ere este apartado, y que ya no forma parte de las obligaciones militares de los espaoles; por tanto, tampoco existen ya las causas de exencin ni las prestaciones sociales sustitutorias. Ahora bien, al no haber desaparecido de la Cons-titucin, tales cuestiones son perfectamente susceptibles de motivar una pregunta.

    S sigue existiendo la posibilidad de establecer un servicio civil a los ciudadanos (por ejemplo, prestacin de transporte a los vecinos de un municipio de menos de 5.000 habitantes, limpieza de los edifi cios ofi ciales en municipios cuya poblacin sea infe-rior, igualmente, a 5.000 habitantes, etc.). Pero siempre tiene que tener como objetivo el cumplimiento de fi nes de inters ge-neral, para convertirse, aunque sea de forma obligatoria, en una forma de incentivar que los ciudadanos se ayuden mutuamente.

    Por ltimo, hay que referirse a situaciones de catstrofes, grave riesgo o calamidad pblica, en las que se podr imponer a los ciudadanos deberes regulados por Ley (por ejemplo, trasladar heridos en vehculos particulares, donar mantas, alimentos, etc.). Por supuesto, a los que ms deberes de este tipo se im-

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    pondr en estas situaciones es a los profesionales sanitarios (obligacin de realizar horas extras si se encuentran en el pues-to de trabajo, ejercer su profesin en la medida de lo posible aunque la situacin se produzca en periodos de descanso entre jornadas laborales).

    Advirtase la siguiente distincin: Para la exencin de obligaciones militares, los espaoles

    realizaran una prestacin social sustitutoria. Para el cumplimiento de fi nes de inters general, los ciuda-

    danos realizaran servicios civiles obligatorios. En situaciones de catstrofes, grave riesgo o calamidad p-

    blica, se impondran deberes.

    Artculo 31.

    "1. Todos contribuirn al sostenimiento de los gastos pblicos de acuerdo con su capacidad econmica mediante un sistema tributario justo inspirado en los principios de igualdad y pro-gresividad que, en ningn caso, tendr alcance confi scatorio.

    2. El gasto pblico realizar una asignacin equitativa de los re-cursos pblicos y su programacin y ejecucin respondern a los criterios de efi ciencia y economa.

    3. Slo podrn establecerse prestaciones personales o patrimo-niales de carcter pblico con arreglo a la Ley.

    El primer apartado enuncia una serie de conceptos que hay que dejar bien consolidados: Forma que tiene el Estado de recaudar ingresos: mediante

    un sistema tributario justo. Principio de igualdad (se recauda lo mismo sobre rentas

    iguales). Principio de progresividad (se recauda ms cuanto mayo-

    res sean las rentas). Ausencia de carcter confi scatorio (confi scar es privar de

    un bien a alguien sin ningn motivo de utilidad pblica).

    El segundo apartado se refi ere al gasto pblico, a cmo el Estado gastar lo recaudado en el primer apartado. Lo har mediante una asignacin equitativa de los recursos pbli-cos (dando ms a los que menos tengan), y su programacin y ejecucin respondern a los criterios de efi ciencia y eco-noma (buscando la mxima efectividad con el mnimo gasto posible ).

    En los exmenes se suelen intercambiar principios de am-bos apartados, y ese trueque conceptual conduce a opciones errneas que asignan al gasto pblico los principios de igual-dad y progresividad, al sistema tributario los de efi ciencia y economa, o que califi can como justo el gasto pblico, etc. Es fundamental, por tanto, conocer y recordar de forma exacta el signifi cado de cada principio y adjetivo (para asociarlos de for-ma razonada y correcta a ingresos o gastos).

    Por ltimo, el artculo garantiza que si se quieren incremen-tar los impuestos u obligar a realizar prestaciones personales (como las ya vistas en el art. 30.3 para el cumplimiento de fi nes de inters general), slo se pueden establecer por Ley, y no por la decisin de una autoridad o de un Consejo de Gobierno (sal-vo que ste haya recibido delegaciones legislativas).

    Artculo 32.

    "1. El hombre y la mujer tienen derecho a contraer matrimonio con plena igualdad jurdica.

    2. La Ley regular las formas de matrimonio, la edad y capaci-dad para contraerlo, los derechos y deberes de los cnyuges, las causas de separacin y disolucin y sus efectos.

    El que se haga referencia al hombre y la mujer no signifi ca que tenga que ser entre ellos. sta es la interpretacin que de este artculo se hizo para permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo y no tener que modifi carlo.

    No debe olvidarse que los cnyuges contraen matrimonio con plena igualdad jurdica, y no slo patrimonial, penal, de obli-gaciones, etctera.

    Para los requisitos para contraer matrimonio, la separacin y disolucin, las formas de matrimonio permitidas en Espaa, as como para los derechos y deberes que tendrn los cnyuges en esa plena igualdad jurdica, la Constitucin se remite a las Leyes que regularn tales aspectos.

    Artculo 33.

    "1. Se reconoce el derecho a la propiedad privada y a la herencia.2. La funcin social de estos derechos delimitar su contenido,

    de acuerdo con las Leyes.3. Nadie podr ser privado de sus bienes y derechos sino por cau-

    sa justifi cada de utilidad pblica o inters social, mediante la correspondiente indemnizacin y de conformidad con lo dis-puesto por las Leyes.

    En Espaa, se puede ser propietario a travs de las formas re-guladas en el Cdigo Civil, y tambin heredando bienes. Pero estos derechos estn muy limitados, y aunque parezca incre-ble, ser propietario de un bien no permite hacer con l lo que se estime oportuno. El primer lmite que se puede encontrar es la funcin social que cumple el bien. As, no se podra cons-truir un edifi cio con el estilo que se creyera oportuno en un casco histrico, ni tender ropa en los balcones por impedirlo las ordenanzas municipales Pero el ejemplo ms claro son los impuestos que se pagan por ser propietarios de bienes o el Impuesto sobre Sucesiones. Segn este artculo, se limitan los bienes propios o los que se hereden por la funcin social que stos cumplen. Ahora bien, por muchos lmites que se pongan

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    a estos bienes por su funcin social, no se puede a privar de ellos a su propietario aunque ste se vea obligado a pagar nu-merosos impuestos.

    Sin embargo, el tercer apartado s permite privar por completo de la propiedad del bien, por causa justifi cada de utilidad pblica o inters social. Son las llamadas expropiaciones (por ejemplo, de un olivar para construir una carretera, de una casa para edifi -car un colegio...). La privacin de la propiedad del bien requiere indemnizacin para el propietario, pero ste no puede rechazar la expropiacin por no estar de acuerdo con la indemnizacin.

    Este derecho, cuya comprensin parece fcil, oculta diversas trampas en su contenido, que debe quedar lo sufi cientemen-te claro para no caer en ellas: Por funcin social de un bien, su propietario puede sufrir

    limitaciones, pero no verse privado del mismo. Por inters social o por causa de utilidad pblica, el propie-

    tario del bien s puede verse privado del mismo. El derecho a una indemnizacin nace de la privacin del bien. La limitacin al derecho a la propiedad o a la herencia por

    funcin social no motiva indemnizacin alguna.

    Artculo 34.

    "1. Se reconoce el derecho de fundacin para fi nes de inters ge-neral, con arreglo a la Ley.

    2. Regir tambin para las fundaciones lo dispuesto en los apar-tados 2 y 4 del artculo 22.

    De este derecho, tan breve, referido a las fundaciones, lo im-portante es que stas cumplen fi nes de inters general (hay numerosas fundaciones creadas para fi nes sanitarios, para lu-char contra enfermedades).

    El segundo prrafo remite a dos apartados del derecho de aso-ciacin para que sean aplicados tambin en las fundaciones; as, las fundaciones que persigan fi nes o utilicen medios tipifi cados como delito son ilegales, y slo podrn ser disueltas o suspendi-das en sus actividades en virtud de resolucin judicial motivada.

    Artculo 35.

    "1. Todos los espaoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo, a la libre eleccin de profesin u ofi cio, a la promocin a travs del trabajo y a una remuneracin sufi ciente para sa-tisfacer sus necesidades y las de su familia, sin que en ningn caso pueda hacerse discriminacin por razn de sexo.

    2. La Ley regular un Estatuto de los Trabajadores.

    Este artculo, referido slo a los espaoles, reconoce el deber de trabajar y el derecho al trabajo, y luego una serie de dere-chos que son condiciones obligatorias como derechos del traba-

    jador. Pero no todas las condiciones de trabajo estn incluidas en el derecho al trabajo de este precepto. Hay otras, no menos importantes, recogidas en el art. 40.2 y que, por tanto, son prin-cipios rectores de la poltica social y econmica, sin obligacin de cumplimiento salvo que fueran desarrolladas por Ley, como afortunadamente ha ocurrido con la formacin y readaptacin profesionales; la seguridad e higiene en el trabajo; el descanso necesario; la limitacin de la jornada laboral; las vacaciones pe-ridicas retribuidas, y la promocin de centros adecuados.

    As que, dependiendo de la condicin laboral por la que se pre-gunte, formar parte del derecho al trabajo del art. 35 o ser un principio rector de la poltica social y econmica del art. 40.

    Por otro lado, tambin hay que fi jarse en que la nica discri-minacin que no puede realizarse segn este artculo en las condiciones laborales entre trabajadores es la motivada por razn de sexo, sin incluir, paradjicamente, cualquier otro tipo de discriminaciones.

    En el segundo apartado fi gura un dato que no debe olvi-darse. Si se preguntara (como ya ha ocurrido), qu tipo de norma es el Estatuto de los Trabajadores, slo hay una res-puesta: es una Ley (y slo puede haber uno en vigor, no varios de forma simultnea).

    Artculo 36.

    La Ley regular las peculiaridades propias del rgimen jurdico de los Colegios Profesionales y el ejercicio de las profesiones tituladas. La estructura interna y el funcionamiento de los Colegios debern ser democrticos.

    Los Colegios Profesionales slo se reconocen para profesio-nes tituladas (salvo excepciones como las que se vern en el tema de la Ley de Ordenacin de Profesiones Sanitarias) y estarn regulados por Ley. Su estructura interna y funciona-miento sern democrticos (como en el caso de sindicatos y partidos polticos).

    Artculo 37.

    "1. La Ley garantizar el derecho a la negociacin colectiva labo-ral entre los representantes de los trabajadores y empresarios, as como la fuerza vinculante de los convenios.

    2. Se reconoce el derecho de los trabajadores y empresarios a adoptar medidas de confl icto colectivo. La Ley que regule el ejercicio de este derecho, sin perjuicio de las limitaciones que pueda establecer, incluir las garantas precisas para asegurar el funcionamiento de los servicios esenciales de la comunidad.

    Ambos apartados de este artculo han aparecido en muchas oca-siones como pregunta de examen. El primero se refi ere al derecho

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    a negociar convenios colectivos para regular las condiciones de los trabajadores. Ahora bien, stos no lo pueden hacer direc-tamente con los empresarios, sino que deben ser sus representan-tes los que negocien. As que, quienes tienen derecho a la ne-gociacin colectiva son los representantes de los trabajadores y los empresarios (stos s pueden negociar personalmente, no necesariamente a travs de sus representantes). Para garantizar su cumplimiento, se reconoce fuerza vinculante a estos convenios.

    El apartado segundo se refi ere al derecho a adoptar medidas de confl icto colectivo, que pueden ser adoptadas tanto por los trabajadores como por los empresarios (no slo por los tra-bajadores, como el derecho de huelga). Sirven como medida de presin a los trabajadores o al empresario para la defensa de los propios intereses, pero sin incumplir sus obligaciones laborales o empresariales. Por ejemplo, una huelga de celo no sera huel-ga, ya que el trabajador est en su puesto de trabajo, sino una medida de confl icto colectivo. Al igual que el derecho de huelga, este derecho tiene como lmite asegurar el funcionamiento de los servicios esenciales para la comunidad.

    Artculo 38.

    Se reconoce la libertad de empresa en el marco de la economa de mercado. Los poderes pblicos garantizan y protegen su ejercicio y la defensa de la productividad, de acuerdo con las exigencias de la economa general y, en su caso, de la planifi cacin.

    Se trata del ltimo derecho reconocido por la Constitucin, la libertad de empresa. La primera frase de este artculo debe ser memorizada: se reconoce la libertad de empresa en el marco de la economa de mercado, pues cuando se ha pre-guntado sobre este precepto, se ha hecho de tal forma que era necesario recordar tal afi rmacin como una frase hecha.

    1.2.2. Captulo IV. De las garantas de las libertades y derechos fundamentales

    El Captulo IV (De las garantas de las libertades y derechos fundamentales) del Ttulo I es fundamental en el siguiente sentido: un derecho sin garantas no servira para nada.

    Artculo 53.

    "1. Los derechos y libertades reconocidos en el Captulo II del pre-sente Ttulo vinculan a todos los poderes pblicos. Slo por Ley, que en todo caso deber respetar su contenido esencial, podr regularse el ejercicio de tales derechos y libertades que se tutelarn de acuerdo con lo previsto en el artculo 161.1.a.

    2. Cualquier ciudadano podr recabar la tutela de las libertades y derechos reconocidos en el artculo 14 y la Seccin primera del Captulo II ante los Tribunales ordinarios por un procedi-miento basado en los principios de preferencia y sumariedad y, en su caso, a travs del recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional. Este ltimo recurso ser aplicable a la objecin de conciencia reconocida en el artculo 30.

    3. El reconocimiento, el respeto y la proteccin de los princi-pios reconocidos en el Captulo III, informar la legislacin positiva, la prctica judicial y la actuacin de los poderes pblicos. Slo podrn ser alegados ante la Jurisdiccin or-dinaria de acuerdo con lo que dispongan las Leyes que los desarrollen.

    El primer apartado establece varias garantas para todos los de-rechos regulados en el Captulo II del Ttulo I; o lo que es lo mis-mo, para todos los derechos reconocidos por la Constitucin, fundamentales y no fundamentales (pues todos se encuentran regulados en ese Captulo II, unos en la Seccin I y otros en la Seccin II). Esas garantas son: Los derechos vinculan a los poderes pblicos y, por tanto,

    tienen que respetarlos. Para poder aplicar estos derechos, se tienen que regular

    posteriormente. En la Constitucin se defi nen de una forma genrica, demasiado como para ser aplicados a casos con-cretos. Dicha regulacin slo puede hacerse por normas con rango de Ley, y no por normas inferiores. Al regular los derechos, estas Leyes debern respetar el contenido esen-cial que la Constitucin les da.

    Por otro lado, este apartado tambin refi ere que estos derechos se tutelarn de acuerdo con lo previsto en el art. 161.1.a, en el que est regulado el recurso de inconstitucionalidad para de-clarar nulas aquellas Leyes que vulneren la Constitucin. Por tanto, si una Ley vulnerara alguno de los derechos que la Cons-titucin reconoce, se invalidara por el Tribunal Constitucional a travs de un recurso de inconstitucionalidad.

    En el segundo apartado se vuelve a hablar de la tutela judicial que tienen los derechos constitucionales, para que un Tribunal ordinario proteja de sus vulneraciones. En el caso de que la tu-tela que necesite sea de uno de los derechos fundamentales o del derecho de igualdad, esta tutela sera ante el mismo Tribu-nal ordinario, pero por un procedimiento preferente y sumario (se adelantara dicha tutela a otras del resto de derechos, y el procedimiento sera ms rpido, con plazos ms cortos).

    La ltima garanta de los derechos es el recurso de amparo, que se interpone ante el Tribunal Constitucional en el caso de que la Administracin vulnere algn derecho fundamental, el derecho de igualdad o el derecho a la objecin de conciencia como causa de exencin de obligaciones militares regulada en el art. 30.2.

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    Oposiciones de EnfermeraManual CTO

    El contenido fundamental de estas garantas es el relativo a los derechos que se encuadran en cada una de ellas, y que en re-sumen seran: Todos los derechos vinculan a los poderes pblicos. Todos los derechos tienen tutela judicial ante tribunales

    ordinarios. Slo los derechos fundamentales y el de igualdad tienen

    la tutela judicial a travs de un procedimiento preferente y sumario.

    Todos los derechos de la Constitucin se deben regular por Ley, que ser Orgnica si regula algn derecho fundamen-tal y Ordinaria si regula el resto.

    Slo por violacin de la Administracin de los derechos fundamentales, del de igualdad y del de objecin de con-ciencia del art. 30.2 se puede interponer recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional.

    Por ltimo, en el apartado tercero se indican las garantas de los que ya no son derechos, sino principios rectores de la pol-tica social y econmica: informar la legislacin positiva, la prctica judicial y la actuacin de los poderes pblicos. Y, como ya se dijo antes, si son desarrollados por Ley, se podrn alegar ante los tribunales ordinarios, como cualquier derecho, aunque en ningn caso mediante el procedimiento preferente y sumario de los derechos fundamentales y el de igualdad.

    Artculo 54.

    Una Ley Orgnica regular la institucin del Defensor del Pueblo, como alto comisionado de las Cortes Generales, designado por s-tas para la defensa de los derechos comprendidos en este Ttulo, a cuyo efecto podr supervisar la actividad de la Administracin, dando cuenta a las Cortes Generales.

    RECUERDA

    Es importante saber y recordar los siguientes datos del Defensor del Pueblo: Qu es? Un alto comisionado de las Cortes. Quin lo designa? Las Cortes. Qu derechos defi ende? Todos, ya que defi ende todos los del

    Ttulo I. A quin supervisa? A la Administracin. A quin le dar cuenta de su actuacin? A las Cortes. A travs de qu tipo de norma se regula? Ley Orgnica.

    1.2.3. Captulo V. De la suspensin de los derechos y libertades

    Este Captulo V (De la suspensin de los derechos y liberta-des) es el ltimo del Ttulo I. Regula los supuestos en que los

    derechos estudiados en el Captulo II pueden no aplicarse, de forma temporal, si se dan determinadas circunstancias.

    Adems, hay que distinguir si estos derechos se suspenden de forma colectiva para una generalidad indeterminada de perso-nas, o se suspenden de forma individual para personas deter-minadas e identifi cadas.

    Artculo 55.

    "1. Los derechos reconocidos en los artculos 17, 18, apartados 2 y 3; artculos 19, 20, apartados 1, a y d, y 5, artculos 21, 28, apartado 2, y artculo 37, apartado 2, podrn ser suspendidos cuando se acuerde la declaracin del estado de excepcin o de sitio en los trminos previstos en la Constitucin. Se excepta de lo establecido anteriormente el apartado 3 del artculo 17 para el supuesto de declaracin de estado de excepcin.

    2. Una Ley Orgnica podr determinar la forma y los casos en los que, de forma individual y con la necesaria intervencin judicial y el adecuado control parlamentario, los derechos re-conocidos en los artculos 17, apartado 2, y 18, apartados 2 y 3, pueden ser suspendidos para personas determinadas, en re-lacin con las investigaciones correspondientes a la actuacin de bandas armadas o elementos terroristas.

    La utilizacin injustifi cada o abusiva de las facultades reconoci-das en dicha Ley Orgnica producir responsabilidad penal, como violacin de los derechos y libertades reconocidos por las Leyes.

    El primer apartado se refi ere a la forma de suspender de ma-nera colectiva determinados derechos constitucionales. Para que esto se pueda realizar, es necesario que se haya decla-rado el estado de excepcin (ante circunstancias de alteracin del orden pblico por catstrofes naturales, emergencias etc.) o el estado de sitio (ante golpes de Estado, insurrecciones de territorios, atentados contra la soberana nacional y, en general, cualquier situacin que ponga en peligro al Estado tal y como est concebido en la Constitucin).

    Preguntas habituales sobre este apartado son: Cul de los si-guientes derechos se puede suspender de forma colectiva en un estado de sitio? y Cul de los siguientes derechos se puede sus-pender en un estado de excepcin?. Porque no todos los dere-chos se pueden suspender, aun en alguno de esos estados. As, slo se podran suspender: En estado de sitio, los derechos reconocidos en los si-

    guientes artculos: - Art. 17: derecho a la libertad, derecho al plazo mximo

    de detencin preventiva, derechos del detenido (abo-gado, no declarar, informarle de las razones de su de-tencin...) y derecho a hbeas corpus.

    - Art. 18.2 y 3: derecho a la inviolabilidad del domicilio y derecho al secreto de las comunicaciones.

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    - Art. 19: derecho a circular libremente por el territorio na-cional, y derecho a entrar y salir libremente de Espaa.

    - Art. 20.1.a y d: derechos a la libertad de expresin y a la libertad de comunicar y recibir informacin; y en el art. 20.5, derecho al secuestro de publicaciones me-diante resolucin judicial.

    - Art. 21: derecho de reunin. - Art.28.2: derecho de huelga. - Art. 37.2: derecho a adoptar medidas de confl icto co-

    lectivo.

    En estado de excepcin, los mismos derechos que en el estado de sitio, salvo los del art. 17.3 (derechos del dete-nido: asistencia de abogado, ser informado de las razones de la detencin, no ser obligado a declarar) que en un es-tado de sitio s se pueden suspender, pero no en uno de excepcin.

    As pues, todos los derechos que se pueden suspender sirven a los poderes pblicos para disponer de un mayor control de la poblacin en situaciones de alteracin del orden pblico, o para facilitar la bsqueda y captura de los responsables. Advirtase que todos los derechos que se pueden suspender de forma colectiva son derechos fundamentales, menos uno, el dere-cho a adoptar medidas de confl icto colectivo del art. 37.2 (es obvio cul sera la respuesta adecuada a la pregunta Qu de-recho no fundamental se puede suspender de forma colectiva?).

    En el segundo apartado se regula la suspensin individual de derechos. Para que esto se pueda realizar, estas suspensiones tienen que estar relacionadas con investigaciones sobre ban-das armadas o terrorismo; es decir, a las personas determinadas a las que se les suspenden estos derechos son presuntamente responsables de estos delitos. Adems, estas suspensiones de-ben estar intervenidas por un juez y controladas por las Cortes. El desarrollo legislativo de estas suspensiones individuales se har por Ley Orgnica. A estos presuntos delincuentes slo se les pue-den suspender de forma individual los derechos regulados en el art.17.2 (plazo mximo de detencin preventiva) y en el art. 18.2 y 3 (inviolabilidad del domicilio y secreto de las comunicaciones). De modo que, en el caso de los derechos que se pueden suspen-der de forma individual, son todos fundamentales.

    1.3. INSTITUCIONES BSICAS

    DEL ESTADO

    La institucin de la Corona se regula en la Constitucin Espao-la (CE) en el Ttulo II.

    Segn la CE, la forma poltica del Estado espaol es la Monar-qua Parlamentaria, lo que signifi ca, que el Poder Legislativo lo ostenta el Parlamento (las Cortes), las Cortes representan al pueblo espaol, y son el smbolo de la democracia, ya que son elegidas por el pueblo al que representan.

    La fi gura de la Monarqua, ms que tener competencias institucionales, tiene competencias simblicas y repre-sentativas, la Corona es un smbolo de la unidad espaola, representa a Espaa y nombra a los ms altos cargos de la Administracin estatal y autonmica.

    Dentro de la Corona, hay que diferenciar la fi gura del Rey de los dems miembros de la familia real.

    El Rey es el verdadero titular de la Corona, al que la Constitu-cin otorga funciones institucionales, los dems miembros de la Corona no tendran funciones institucionales, salvo en caso de ejercer regencias, tutoras, etc.

    A continuacin se estudia esta Institucin segn se regula en la Constitucin Espaola.

    1.3.1. El Rey

    El ttulo que tiene es el de Rey de Espaa. La persona del Rey es inviolable y no est sujeta a responsabilidad.

    Como el Rey no es responsable de sus actos, sus actos estarn siempre refrendados, es decir, otra persona asume la responsa-bilidad de los actos del Rey: 1. Los actos del Rey sern refrendados por el Presidente del

    Gobierno o por los Ministros. 2. La propuesta y el nombramiento del Presidente del Gobier-

    no, y la disolucin del Congreso por no elegir Presidente del Gobierno en el plazo de 2 meses, sern refrendados por el Presidente del Congreso.

    A. Funciones del Rey

    1. El Rey es el Jefe del Estado.2. El Rey es el smbolo de la unidad y permanencia de Espaa.3. El Rey arbitra y modera el funcionamiento regular de las

    instituciones.4. El Rey asume la ms alta representacin del Estado espaol

    en las relaciones internacionales, especialmente con las na-ciones de su comunidad histrica.

    5. Sanciona y promulga las leyes.6. Convoca y disuelve las Cortes Generales.7. Convoca las elecciones.8. Convoca a referndum al pueblo.

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    Oposiciones de EnfermeraManual CTO

    9. Propone el candidato a Presidente del Gobierno.10. Nombra al Presidente del Gobierno.11. Pone fi n a las funciones del Presidente del Gobierno.12. Nombra y separa a los miembros del Gobierno, a propuesta

    de su Presidente.13. Expide los decretos acordados en el Consejo de Ministros.14. Confi ere los empleos civiles y militares.15. Concede honores.16. Es informado de los asuntos de Estado.17. Preside las sesiones del Consejo de Ministros, cuando lo es-

    time oportuno, a peticin del Presidente del Gobierno.18. Es el mando supremo de las Fuerzas Armadas.19. Ejerce el derecho de gracia con arreglo a la Ley, que no po-

    dr autorizar indultos generales.20. Ejerce el Alto Patronazgo de las Reales Academias.21. El Rey nombra y releva libremente a los miembros civiles y

    militares de su Casa.

    B. Funciones internacionales

    Como se cita anteriormente, el Rey asume la ms alta represen-tacin del Estado espaol en las relaciones internacionales, es-pecialmente con las naciones de su comunidad histrica.

    Por ser el representante internacional del Estado, el Rey:a) Acredita a los embajadores y otros representantes diplom-

    ticos de Espaa. Asimismo, los representantes extranjeros en Espaa estn acreditados ante l.

    b) En los Tratados Internacionales, el Rey manifi esta el consen-timiento del Estado.

    c) Al Rey le corresponde, previa autorizacin de las Cortes Ge-nerales, declarar la guerra y hacer la paz.

    C. Sucesin de la corona, el Prncipe de Asturias

    La sucesin en el trono, que es hereditaria, seguir el orden regu-lar de primogenitura y representacin, siendo preferida siempre la lnea anterior a las posteriores; en la misma lnea, el grado ms prximo al ms remoto; en el mismo grado, el varn a la mujer, y en el mismo sexo, la persona de ms edad a la de menos.

    Extinguidos todos los sucesores anteriores, las Cortes Genera-les establecern la sucesin de la Corona en la forma que ms convenga a los intereses de Espaa.

    El prncipe heredero, desde su nacimiento o desde que se produzca el hecho que origine el llamamiento, tendr la dig-nidad de Prncipe de Asturias.

    Aquellos sucesores en el trono que contrajeren matrimonio contra la expresa prohibicin del Rey y de las Cortes Genera-les, quedarn excluidas en la sucesin a la Corona por s y sus descendientes.

    Las abdicaciones y renuncias que ocurran en el orden de su-cesin a la Corona se resolvern por las Cortes por una ley or-gnica.

    D. El consorte del Rey

    La Reina consorte o el consorte de la Reina no podrn asumir funciones constitucionales, salvo lo dispuesto para la Regencia.

    E. Regencia

    1. Cuando el Rey fuere menor de edad, el padre o la madre del Rey y, en su defecto, el pariente mayor de edad ms prxi-mo a suceder en la Corona, entrar a ejercer inmediatamen-te la Regencia y la ejercer durante el tiempo de la minora de edad del Rey.

    2. Si el Rey se inhabilitare para el ejercicio de su autoridad y la imposibilidad fuere reconocida por las Cortes Generales, entrar a ejercer inmediatamente la Regencia el Prncipe heredero de la Corona, si fuere mayor de edad.

    3. Si no lo fuere, el padre o la madre del Rey y, en su defecto, el pariente mayor de edad ms prximo a suceder en la Coro-na, entrar a ejercer inmediatamente la Regencia hasta que el Prncipe heredero alcance la mayora de edad.

    4. Si no hubiere ninguna persona a quien corresponda la Re-gencia, sta ser nombrada por las Cortes Generales, y se compondr de una, tres o cinco personas.

    5. Para ejercer la Regencia es preciso ser espaol y mayor de edad.

    6. La Regencia se ejercer en nombre del Rey.

    F. Tutor del Rey

    Ser tutor del Rey menor la persona que en su testamento hubiese nombrado el Rey difunto, siempre que sea mayor de edad y espaol de nacimiento.

    Si no lo hubiese nombrado, ser tutor el padre o la madre, mientras permanezcan viudos.

    En su defecto, lo nombrarn las Cortes Generales, pero no po-drn acumularse los cargos de Regente y de tutor sino en el padre, madre o ascendientes directos del Rey.

    El ejercicio de la tutela es tambin incompatible con el de todo cargo o representacin poltica.

    G. Juramentos

    El Rey, al ser proclamado ante las Cortes Generales, prestar juramento de desempear fi elmente sus funciones, guardar y hacer guardar la Constitucin y las leyes y respetar los derechos de los ciudadanos y de las Comunidades Autnomas.

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    El Prncipe heredero, al alcanzar la mayora de edad, prestar el mismo juramento, as como el de fi delidad al Rey.

    El Regente al hacerse cargo de sus funciones, prestar el mismo juramento, as como el de fi delidad al Rey.

    1.3.2. Las Cortes Generales

    Las Cortes Generales representan al pueblo espaol y estn for-madas por el Congreso de los Diputados y el Senado. Se regu-lan en el Ttulo III de la Constitucin.

    Las funciones de las Cortes Generales son: Ejercen la potestad legislativa del Estado. Aprueban los Presupuestos Generales del Estado. Controlan la accin del Gobierno.

    A. Composicin

    Nadie podr ser miembro del Congreso y del Senado simult-neamente, ni ser diputado de una Asamblea de Comunidad Autnoma y diputado del Congreso.

    Los miembros de las Cortes Generales no estarn ligados por mandato imperativo.

    1. Composicin del Congreso

    El Congreso se compone de un mnimo de 300 y un mxi-mo de 400 diputados, elegidos por sufragio universal, libre, igual, directo y secreto.

    Cada provincia tendr una representacin mnima inicial de diputados y los dems diputados se repartirn en propor-cin a la poblacin.

    Ceuta y Melilla estarn representadas cada una de ellas por un diputado.

    El Congreso es elegido por 4 aos. Las elecciones tendrn lugar entre los 30 y 60 das desde la

    terminacin del mandato.

    El Congreso electo deber ser convocado dentro de los 25 das siguientes a la celebracin de las elecciones.

    2. Composicin del Senado

    El Senado es la Cmara de representacin territorial. En cada provincia se elegirn cuatro senadores por sufragio

    universal, libre, igual, directo y secreto por los votantes de cada una de ellas.

    En las islas mayores (Gran Canaria, Mallorca y Tenerife) se elegirn tres senadores y un senador en cada una de las

    siguientes islas: Ibiza-Formentera, Menorca, Fuerteventura, Gomera, Hierro, Lanzarote y La Palma.

    Ceuta y Melilla elegirn cada una de ellas dos senadores. Las Comunidades Autnomas designarn adems un senador

    y otro ms por cada milln de habitantes de su respectivo te-rritorio. La designacin corresponder a la Asamblea legislati-va o, en su defecto, al Gobierno de la Comunidad Autnoma.

    El Senado es elegido por 4 aos.

    B. Privilegios

    Los diputados y senadores gozarn de inviolabilidad por las opiniones manifestadas en el ejercicio de sus funciones.

    Durante el periodo de su mandato los diputados y sena-dores gozarn asimismo de inmunidad y slo podrn ser detenidos en caso de fl agrante delito.

    No podrn ser inculpados ni procesados sin la previa auto-rizacin del Congreso o del Senado.

    Para juzgar a diputados y senadores ser competente la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo.

    C. Reglamentos de las Cortes

    Las cmaras aprueban sus propios reglamentos mediante ma-yora absoluta.

    D. Presidentes del Congreso y del Senado

    El Congreso y el Senado estn presididos cada uno de ellos por un Presidente, que est al frente de una mesa com-puesta por el Presidente del Congreso y del Senado y otros miembros.

    Los presidentes de las cmaras ejercen todos los poderes administrativos y facultades de polica en el interior del Congreso y del Senado, es decir, mantienen el orden, ceden la palabra, dirigen los debates, etc.

    El Presidente del Congreso y el del Senado y los miembros de las mesas son elegidos por el propio Congreso y Senado respectivamente.

    Las sesiones conjuntas de las Cortes sern presididas por el Presidente del Congreso.

    E. Reuniones

    Las Cortes se renen anualmente en dos periodos ordinarios de sesiones: el primero, de septiembre a diciembre, y el segun-do, de febrero a junio.

    Podrn reunirse tambin en sesiones extraordinarias a peticin del Gobierno, de la Diputacin Permanente o de la mayora ab-soluta de los miembros de cualquiera de las cmaras.

    Las cmaras funcionarn en pleno y por Comisiones.

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    Las Comisiones son grupos de diputados o senadores, que tra-bajan en sesiones a parte del pleno, y cuyas funciones suelen ser preparar los trabajos al pleno, como por ejemplo las Comi-siones Presupuestarias, Comisiones Legislativas, etc.

    Las cmaras podrn delegar en las Comisiones Legislativas la aprobacin de proyectos o proposiciones de ley, salvo que la materia sobre la que traten sea la reforma constitucional, las cuestiones internacionales, las leyes orgnicas y de bases y los Presupuestos Generales del Estado, que no admiten delega-cin, y cualquier ley sobre estas materias se debe aprobar por los plenos.

    1. Comisiones de investigacin

    El Congreso y el Senado, o ambas cmaras conjuntamente, podrn nombrar Comisiones de investigacin sobre cualquier asunto de inters pblico.

    Sus conclusiones no sern vinculantes para los tribunales, ni afectarn a las resoluciones judiciales, aunque el resultado de la investigacin sea comunicado al Ministerio Fiscal para el ejer-cicio, cuando proceda, de las acciones oportunas.

    F. Peticiones de los ciudadanos

    Las cmaras pueden recibir peticiones individuales y colectivas, siempre por escrito, quedando prohibida la presentacin direc-ta por manifestaciones ciudadanas.

    Las cmaras pueden remitir al Gobierno las peticiones que reci-ban. El Gobierno est obligado a explicarse sobre su contenido, siempre que las cmaras lo exijan.

    G. Diputacin permanente

    En el Congreso y en el Senado habr una Diputacin Permanente compuesta por un mnimo de 21 miembros, que representarn a los grupos parlamentarios, en proporcin a su importancia nu-mrica.

    Las Diputaciones Permanentes estarn presididas por el Presi-dente de la Cmara respectiva y tendrn como funciones: Pedir sesin extraordinaria al pleno de la Cmara. Asumir las funciones que correspondan a las cmaras en la

    aprobacin de decretos-leyes o declaracin de estados de excepcin o de sitio, en caso de que stas hubieran sido di-sueltas o hubiere expirado su mandato.

    Velar por los poderes de las cmaras cuando stas no estn reunidas.

    Expirado el mandato o en caso de disolucin, las Diputacio-nes Permanentes seguirn ejerciendo sus funciones hasta la constitucin de las nuevas Cortes Generales.

    1.3.3. El Gobierno de la Nacin

    El Gobierno est regulado en el Ttulo IV de la Constitucin Espaola.

    Sus funciones son las siguientes: Dirige la poltica interior y exterior. Dirige la Administracin civil y militar. Dirige la defensa del Estado. Ejerce la funcin ejecutiva y la potestad reglamentaria.

    A. Composicin

    El Gobierno se compone de los siguientes cargos: Presidente. Los Vicepresidentes, en caso de haberlos, ya que no es ne-

    cesario. Los ministros. Los dems miembros que establezca la ley.

    A los miembros del Gobierno los nombra y separa el Rey, a pro-puesta del Presidente del Gobierno.

    B. El Presidente del Gobierno

    El Presidente dirige la accin del Gobierno y coordina las fun-ciones de los dems miembros.

    Es elegido por el Congreso a propuesta del Rey, y nombrado por el Rey.

    1. Eleccin del Presidente

    Despus de cada renovacin del Congreso de los Diputados, el Rey, previa consulta con los grupos polticos, y a travs del Pre-sidente del Congreso, propondr un candidato a la Presidencia del Gobierno.

    El candidato propuesto expondr ante el Congreso de los Dipu-tados el programa poltico del Gobierno que pretenda formar y solicitar la confi anza de la Cmara. Si el Congreso de los Dipu-tados, por el voto de la mayora absoluta de sus miembros, otorgare su confi anza a dicho candidato, el Rey le nombrar Presidente. De no alcanzarse dicha mayora, se someter a nue-va votacin 48 horas despus de la anterior, y la confi anza se entender otorgada si obtuviere la mayora simple.

    Si efectuadas las dos votaciones no se otorgase la confi anza a ese candidato, se tramitarn sucesivas propuestas de candida-tos, de la misma manera que con el primero.

    Si transcurrido el plazo de 2 meses, a partir de la primera vota-cin de investidura, ningn candidato hubiere obtenido la con-

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    fi anza del Congreso, el Rey disolver ambas cmaras y convocar nuevas elecciones con el refrendo del Presidente del Congreso.

    C. Cese del Gobierno

    El Gobierno cesa tras la celebracin de elecciones generales, en los casos de prdida de una cuestin de confi anza o aproba-cin de una mocin de censura, o por dimisin o fallecimiento de su Presidente.

    El Gobierno cesante continuar en funciones hasta la toma de posesin del nuevo Gobierno.

    D. Responsabilidad penal

    La responsabilidad criminal del Presidente y los dems miem-bros del Gobierno ser exigible ante la Sala de lo Penal del Tri-bunal Supremo.

    Si la acusacin fuere por traicin o por cualquier delito contra la seguridad del Estado en el ejercicio de sus funciones, slo podr ser planteada por iniciativa de la cuarta parte de los miembros del Congreso, y con la aprobacin de la mayora absoluta del mismo.

    1.3.4. El Poder Judicial

    El Poder Judicial se regula en el Ttulo VI de la Constitucin Espaola.

    La justicia emana del pueblo y se administra en nombre del Rey por jueces y magistrados integrantes del Poder Judicial, inde-pendientes, inamovibles, responsables y sometidos nicamen-te al imperio de la ley.

    La potestad jurisdiccional se ejerce juzgando y haciendo ejecu-tar lo juzgado, y le corresponde exclusivamente a los juzgados y tribunales determinados por las leyes.

    El principio de unidad jurisdiccional es la base de la organiza-cin y funcionamiento de los tribunales.

    La jurisdiccin militar slo acta en el mbito castrense (militar) y en los supuestos de estado de sitio.

    Se prohben los tribunales de excepcin (aquellos que se crean expresamente para juzgar un caso concreto). Obligacin de cumplir resoluciones judiciales. Es obliga-

    do cumplir las sentencias y dems resoluciones fi rmes de los jueces y tribunales, as como prestar la colaboracin re-querida por stos en el curso del proceso y en la ejecucin de lo resuelto.

    Justicia gratuita. La justicia ser gratuita cuando as lo dis-ponga la ley y siempre respecto de quienes acrediten insu-fi ciencia de recursos para litigar.

    Forma del procedimiento y de las sentencias. Las actua-ciones judiciales sern pblicas, con las excepciones que prevean las leyes de procedimiento. El procedimiento ser predominantemente oral, sobre todo en materia criminal.

    Las sentencias sern siempre motivadas y se pronunciarn en audiencia pblica.

    Error judicial. Los daos causados por error judicial, as como los que sean consecuencia del funcionamiento anor-mal de la Administracin de Justicia, darn derecho a una indemnizacin a cargo del Estado.

    Ley Orgnica del Poder Judicial. La Ley Orgnica del Po-der Judicial determinar: - La constitucin, funcionamiento y gobierno de los juz-

    gados y tribunales. - El estatuto jurdico de los jueces y magistrados de carre-

    ra, que formarn un Cuerpo nico. - El estatuto jurdico del personal al servicio de la Admi-

    nistracin de Justicia.

    El Consejo General del Poder Judicial. Es el rgano de gobierno del Poder Judicial. El Consejo General del Poder Judicial estar integrado por: - El Presidente del Tribunal Supremo, que lo presidir. - 20 miembros nombrados por el Rey por un periodo de

    5 aos. 12 miembros jueces y magistrados de todas las ca-

    tegoras judiciales. Cuatro a propuesta del Congreso de los Diputados,

    elegidos por mayora de tres quintos de sus miembros, entre abogados y otros juristas, todos ellos de recono-cida competencia y con ms de 15 aos de ejercicio en su profesin.

    Cuatro a propuesta del Senado, elegidos por mayora de tres quintos de sus miembros, entre abogados y otros juristas, todos ellos de reconocida competencia y con ms de 15 aos de ejercicio en su profesin.

    El Tribunal supremo. Con jurisdiccin en toda Espaa, es e