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LA CONSTRUCCION SOCIAL DE LA VULNERABILIDAD 37 CAPÍTULO 2 La tragedia causada por el huracán y tormenta tropical Mitch ha tenido como una de sus conse- cuencias incrementar la inseguridad de las perso- nas en cuanto a sus capacidades y oportunidades para mejorar la calidad de vida. La inseguridad (vul- nerabilidad) sólo puede ser interpretada en el marco de los procesos que han favorecido una cons- trucción frágil de una sociedad con un desarrollo humano espacial y socialmente desequilibrado y con una importante degradación ambiental. Tradicionalmente el concepto de seguridad se ha interpretado en el sentido estrecho de seguri- dad del territorio nacional frente a una agresión ex- terna o, en el campo de la política exterior, de pro- tección de los intereses nacionales. En el Informe Mundial sobre Desarrollo Huma- no de 1994, se analizó una nueva visión de la segu- ridad. Esta no pone el acento en el Estado-nación, sino en la gente. Contempla dos aspectos funda- mentales: la reducción de amenazas crónicas como el hambre, la enfermedad y la represión, y la reduc- ción de repentinas y dañinas interrupciones de los patrones de vida cotidiana, ya sea en el hogar, en el trabajo, o en la comunidad (terremotos, aumento inusitado de la criminalidad) (PNUD, 1994:23). El ser humano está expuesto a este segundo tipo de amenazas casi independientemente del nivel de desarrollo de la sociedad en que vive y de la posi- ción que ocupe en ella. Históricamente, el bajo umbral de seguridad humana ha representado una constante en la so- ciedad hondureña. Aunque los ciudadanos usual- mente equiparan la falta de seguridad al aumento de la delincuencia, es claro que éstos se encuen- tran dentro de un espectro mucho más grande de amenazas. Por ejemplo, el alto índice de pobreza, el inestable e insuficiente crecimiento económico y los bajos niveles de desarrollo humano revelan la existencia de un país con notables problemas de seguridad, lo cual condiciona los ámbitos de lo sub- jetivo y objetivo de la vida de todos. Antes del desastre de octubre de 1998, los indi- cadores del desarrollo comprobaban que el país progresaba. Su índice de desarrollo humano, por ejemplo, aumentó de 0.280 a 0.573 en los últimos 35 años. El Mitch ha provocado su disminución, al afectar los indicadores en salud, educación e ingre- so. Desde la perspectiva del desarrollo humano sos- tenible, los mal llamados desastres naturales en los países en vías de desarrollo contribuyen a acen- tuar y poner más de manifiesto el verdadero desas- tre que significa la vasta pobreza producida por modelos inadecuados de desarrollo. Sólo un pro- ceso sostenido y sostenible de desarrollo huma- no, que reduzca, ostensiblemente, las condiciones sociales de riesgo, podrá disminuir la frecuencia y los efectos de aquellos desastres (PNUD, 1994). En Honduras, en el centro de los problemas del desarrollo se encuentra la cuestión de la pobreza, especialmente de la rural. El grado de pobreza es muy elevado: abarca alrededor del 60% de la po- blación. Este porcentaje es aún más elevado en las áreas rurales, en donde vive el 58 % de los hondu- reños. Gran parte de esta pobreza se traslada a las ciudades, en las cuales agrava las vulnerabilidades propias de una urbanización no planificada (PNUD, INDH, 1998). Al analizar las amenazas, las brechas y la progre- sión de la vulnerabilidad y del riesgo en Honduras, hay que tomar muy en cuenta el hecho de que el país vive en los últimos años una transición en el plano político, económico y social. Es decir, hay que hacer la constatación fundamental de que la socie- dad hondureña ha venido cambiando sus patrones históricos y que la democratización que se ha veni- do abriendo paso a partir de los ochentas, ha traí- do considerables aportes en la conformación de un Estado de derecho y en la orientación hacia el de- sarrollo humano. Sin embargo, el análisis macroeconómico elabo- rado en el Informe Nacional (PNUD, INDH, 1998), advierte que no se podrá consolidar un crecimien- to económico sostenido y equitativo si no se entra en una dinámica de acumulación de capital huma- no y social mediante el fortalecimiento de la edu- cación, la nutrición, la salud y el mejoramiento del ingreso, etc. Los índices de desarrollo humano, desagrega- dos por departamentos y municipios, muestran la existencia de grandes desigualdades entre ellos y en el interior de cada uno. En ese sentido, puede asegurarse que Honduras es una de las naciones más «fracturadas» del continente. Antes del Mitch, el 48% del total de los munici- pios mostraba un índice de desarrollo humano bajo. Los departamentos con un índice de desarro- La construcción social de la vulnerabilidad

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LA CONSTRUCCION SOCIAL DE LA VULNERABILIDAD 37

CAPÍTULO 2

La tragedia causada por el huracán y tormentatropical Mitch ha tenido como una de sus conse-cuencias incrementar la inseguridad de las perso-nas en cuanto a sus capacidades y oportunidadespara mejorar la calidad de vida. La inseguridad (vul-nerabilidad) sólo puede ser interpretada en elmarco de los procesos que han favorecido una cons-trucción frágil de una sociedad con un desarrollohumano espacial y socialmente desequilibrado ycon una importante degradación ambiental.

Tradicionalmente el concepto de seguridad seha interpretado en el sentido estrecho de seguri-dad del territorio nacional frente a una agresión ex-terna o, en el campo de la política exterior, de pro-tección de los intereses nacionales.

En el Informe Mundial sobre Desarrollo Huma-no de 1994, se analizó una nueva visión de la segu-ridad. Esta no pone el acento en el Estado-nación,sino en la gente. Contempla dos aspectos funda-mentales: la reducción de amenazas crónicas comoel hambre, la enfermedad y la represión, y la reduc-ción de repentinas y dañinas interrupciones de lospatrones de vida cotidiana, ya sea en el hogar, en eltrabajo, o en la comunidad (terremotos, aumentoinusitado de la criminalidad) (PNUD, 1994:23). Elser humano está expuesto a este segundo tipo deamenazas casi independientemente del nivel dedesarrollo de la sociedad en que vive y de la posi-ción que ocupe en ella.

Históricamente, el bajo umbral de seguridadhumana ha representado una constante en la so-ciedad hondureña. Aunque los ciudadanos usual-mente equiparan la falta de seguridad al aumentode la delincuencia, es claro que éstos se encuen-tran dentro de un espectro mucho más grande deamenazas. Por ejemplo, el alto índice de pobreza,el inestable e insuficiente crecimiento económicoy los bajos niveles de desarrollo humano revelan laexistencia de un país con notables problemas deseguridad, lo cual condiciona los ámbitos de lo sub-jetivo y objetivo de la vida de todos.

Antes del desastre de octubre de 1998, los indi-cadores del desarrollo comprobaban que el paísprogresaba. Su índice de desarrollo humano, porejemplo, aumentó de 0.280 a 0.573 en los últimos35 años. El Mitch ha provocado su disminución, alafectar los indicadores en salud, educación e ingre-so.

Desde la perspectiva del desarrollo humano sos-tenible, los mal llamados desastres naturales en lospaíses en vías de desarrollo contribuyen a acen-tuar y poner más de manifiesto el verdadero desas-tre que significa la vasta pobreza producida pormodelos inadecuados de desarrollo. Sólo un pro-ceso sostenido y sostenible de desarrollo huma-no, que reduzca, ostensiblemente, las condicionessociales de riesgo, podrá disminuir la frecuencia ylos efectos de aquellos desastres (PNUD, 1994).

En Honduras, en el centro de los problemas deldesarrollo se encuentra la cuestión de la pobreza,especialmente de la rural. El grado de pobreza esmuy elevado: abarca alrededor del 60% de la po-blación. Este porcentaje es aún más elevado en lasáreas rurales, en donde vive el 58 % de los hondu-reños. Gran parte de esta pobreza se traslada a lasciudades, en las cuales agrava las vulnerabilidadespropias de una urbanización no planificada (PNUD,INDH, 1998).

Al analizar las amenazas, las brechas y la progre-sión de la vulnerabilidad y del riesgo en Honduras,hay que tomar muy en cuenta el hecho de que elpaís vive en los últimos años una transición en elplano político, económico y social. Es decir, hay quehacer la constatación fundamental de que la socie-dad hondureña ha venido cambiando sus patroneshistóricos y que la democratización que se ha veni-do abriendo paso a partir de los ochentas, ha traí-do considerables aportes en la conformación de unEstado de derecho y en la orientación hacia el de-sarrollo humano.

Sin embargo, el análisis macroeconómico elabo-rado en el Informe Nacional (PNUD, INDH, 1998),advierte que no se podrá consolidar un crecimien-to económico sostenido y equitativo si no se entraen una dinámica de acumulación de capital huma-no y social mediante el fortalecimiento de la edu-cación, la nutrición, la salud y el mejoramiento delingreso, etc.

Los índices de desarrollo humano, desagrega-dos por departamentos y municipios, muestran laexistencia de grandes desigualdades entre ellos yen el interior de cada uno. En ese sentido, puedeasegurarse que Honduras es una de las nacionesmás «fracturadas» del continente.

Antes del Mitch, el 48% del total de los munici-pios mostraba un índice de desarrollo humanobajo. Los departamentos con un índice de desarro-

La construcción social de lavulnerabilidad

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llo humano superior al promedio del país (0.548) yen los cuales los municipios presentaban menorinequidad entre ellos: Colón, Cortés, Comayagua yAtlántida, se encuentran entre los más afectados porel huracán. Es decir que las consecuencias más se-rias se ven en las que han sido las zonas de mayorcrecimiento (capítulo 1).

¿Pero por qué estas zonas han sido las más afec-tadas? Aunque sin duda esto tiene que ver con larecurrencia de los episodios meteorológicos defuerte impacto en el país, son sobre todo los facto-res estructurales los que han impedido disminuirlos riesgos frente a potenciales amenazas.

Entre esos factores se encuentra la falta de inte-gración regional y local, la desigualdad entre de-partamentos y entre los municipios, la ausencia deun amplio abanico geográfico de polos de desarro-llo, la desigualdad de oportunidades y capacidades,la debilidad de mercados locales cautivos y desco-nectados entre sí y con muy escasas posibilidadesde contribuir a resolver el grave problema de lapobreza y disminuir los niveles de vulnerabilidad.

En este capítulo se analiza la seguridad humanaen Honduras, en relación con los riesgos implíci-tos en la alta recurrencia histórica de fenómenosnaturales, especialmente los huracanes, que se hanconvertido en fuentes de temor para las personas yen una amenaza para el desarrollo del país. Ade-más se examinan los efectos demográficos produ-cidos por el huracán y tormenta tropical Mitch.

¿Una sociedad en riesgo?

A lo largo de su historia la sociedad hondureñase ha visto expuesta a una serie de fenómenos quehan amenazado continuamente la vida de la gentey frenado el desarrollo del país. Se trata de eventosextremos originados en la naturaleza o directa-mente provocados por el ser humano. En el pri-mer caso también adquieren, como se ha dichoantes, una inseparabale dimensión social.

Para efectos del presente capítulo se utiliza elmarco conceptual de «gestión del riesgo», cuyospilares: capacidad de organización, participación ybuen gobierno, involucran el núcleo de los pilaresdel desarrollo humano sostenible (ver recuadro2.1).

El paso del huracán en octubre de 1998 puso aldescubierto la alta vulnerabilidad de la sociedadfrente a una amenaza de considerable potencialdestructivo, producto de una escasa capacidad paraprevenir y contrarrestar el riesgo.

La tendencia predominante en Honduras es aconsiderar como causalidad de fondo de los desas-tres la acción humana y los vicios estructurales desus procesos de desarrollo. Generar procesos dereflexión ciudadana sobre la deuda social y ambien-tal acumulada, que permita articular esfuerzos parala gestión de riesgos y reducción de desastres a ni-vel nacional y particularmente a nivel local, podríafavorecer, por ejemplo, la disminución de las altastasas de deforestación de que han sido objeto los

RECUADRO 2.1

Desarrollo humano sostenible ygestión del riesgo

Amenaza, vulnerabilidad y riesgo

La amenaza surge cuando de la posibilidadteórica se pasa a la probabilidad, más o me-nos concreta, de que un fenómeno de origennatural o humano se produzca en un deter-minado momento y en una determinada re-gión.

La vulnerabilidad se determina por las con-diciones intrínsecas de una comunidad a serafectada cuando se desencadena una amena-za. Se pueden considerar diversos tipos de vul-nerabilidad: social, económica, organizativa,cultural, biológica, ambiental, que generan unasituación de riesgo para las personas y el de-sarrollo de un país.

El riesgo es la probabilidad de que ocurraun desastre. Surge de la combinación de doscircunstancias que se potencian: la amenaza yla vulnerabilidad. El riesgo (R) de una comuni-dad, o de un sistema, a sufrir un desastre sedefine como el resultado de «calcular» la po-tencial acción de una amenaza determinada(A), con las condiciones de vulnerabilidad (V)de la comunidad (o sistema) = A*V.

En los últimos años se ha desarrollado unenfoque holístico de intervención basado enla participación y seguridad de grupos huma-nos locales cuya sumatoria apunta a consoli-dar un desarrollo sostenible nacional. En es-pecífico, el concepto de gestión del riesgo serefiere a las capacidades de las sociedades yde sus diferentes actores para reducir el ries-go, es decir la capacidad de actuar sobre lascausas que los producen.

Honduras, al igual que el conjunto de pai-ses centroamericanos, se caracteriza por pro-cesos de acumulación de riesgos y condicio-nes de vulnerabilidad desencadenantes de de-sastres, estrechamente relacionados a sus pa-trones de desarrollo.Fuente: PNUD/UNDRO, 1992; Wilches-Chaux,1998; Zilbert, L., 1998.

bosques y las colinas que circundan las zonas deanegamiento, que históricamente han venido dis-minuyendo su función de contención.

Es importante subrayar que no existe una rela-ción directa entre la magnitud y la intensidad deun evento físico en sí, y el tamaño del desastre quesuscita. Uno de magnitud mediana o pequeña enun área densamente poblada y muy vulnerable es,evidentemente, mucho más peligroso que uno degrandes proporciones ocurrido en una zona de bajadensidad poblacional y baja vulnerabilidad social(Lavell, A. 1996:21).

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LA CONSTRUCCION SOCIAL DE LA VULNERABILIDAD 39

Es claro que las pérdidas humanas en octubrede 1998 se debieron, en gran medida, a la precarie-dad de los asentamientos humanos, ya que un grannúmero de ciudadanos habita en zonas de riesgosgeomorfológicos como laderas o riberas de los ríos,por falta de otras opciones de hábitat. Esta realidadse une a la ausencia de un sistema de alerta tem-prana.

Lo anterior significa que algunas actividades hu-manas aumentan la vulnerabilidad, mientras que lafalta de otras impide la prevención de riesgos, acen-tuando los efectos de fenómenos naturales excep-cionales, tales como lluvias torrenciales o sequías,huracanes o terremotos, etc.

A continuación se describe una serie de desas-tres que se han producido en Honduras en estesiglo. Esta descripción muestra, por un lado, la re-currencia cíclica de los desastres y, por el otro, elhecho de que el impacto de estos desastres ha afec-tado directamente el corredor geográfico en el quese encuentran ubicadas las zonas de mayor creci-miento y productividad.

Fenómenos naturales y desastres:un recuento histórico

Centroamérica constituye una de las regiones delcontinente americano más propensa a los desas-tres naturales. De acuerdo con la información re-gistrada por la Oficina de Asistencia para Desastresen el Extranjero (OFDA), esta región sufrió, entre1960 y 1992, 75 eventos denominados «desastres»(Lavell, A., 1996). En los últimos cuatro años el nú-mero de tormentas tropicales muestra una tenden-cia a aumentar. Además, de un total de 33 registra-das entre 1995 y 1998, en el océano Atlántico y elmar Caribe, 14 ocurrieron en ese último año; deellas diez evolucionaron hasta convertirse en hura-canes. En el caso del Mitch, éste ha ocurrido des-pués de un período de eventos ENSO (El Niño),con sequías graves en las tierras altas y costeras delPacífico centroamericano (Proyecto Estado de la Re-gión, 1999).

Como se aprecia en el cuadro 2.1 el riesgo y laamenaza prácticamente han sido una constante enla historia nacional, como consecuencia, principal-mente, de la forma en que la sociedad ha estructu-rado sus procesos de desarrollo económico, políti-co y sociocultural. Esto tiene que ver con los mo-dos en que la sociedad y el Estado han interactua-do históricamente para impulsar planes de desa-rrollo que no han logrado estimular una suficientey necesaria integración y equidad de oportunida-des entre los diversos grupos socioeconómicos delpaís, condenando a una importante proporción depoblación a la pobreza.

Lo anterior significa que los fenómenos natura-les, como huracanes y tormentas, no son una ame-naza en sí mismos, sino que se vuelven tales por elhecho de que ciertas comunidades o grupos se venobligados a establecerse en áreas susceptibles alimpacto nocivo de fenómenos naturales, como es

TormentaTropical

Epidemia defiebre amarillaEpidemia depeste bubónica yviruelaGuerras civiles

TemblorHuracánTormentaTropical

TormentaTropical

Temblor

TormentaTropicalHuracán KingHuracán HildaHuracán FlossyHuracán AnnaHuracán CarlaTerremotoHuracánFranceliaTormentaTropical IreneHuracán Fifí

Temblor

SequíaHuracán Gilberto

Huracán Mitch

CUADRO 2.1

Eventos naturales que han constituido amenazasen el siglo XX en Honduras

Octubre, 1906

1906

1913

Durante década1910 - 1920Diciembre 1915Julio, 1916Octubre, 1932

Septiembre de1933

Diciembre, 1934

1935

Octubre, 1950Septiembre, 1954Julio, 1956Septiembre, 1961Septiembre, 1965Febrero, 1969Septiembre, 1969

1971

Septiembre, 1974

Febrero, 1976

1986Octubre, 1988

Octubre, 1998

Eventos Fechas Zonas afectadasFco. Morazán: Tegucigalpa, CedrosCholuteca: Choluteca, El Corpus, Orocuina,Apacilagua, Pespire, MorolinaEl Paraíso: El Paraíso, Texiguat, San Antonio deFlores, Morocelí, Yuscarán, Yauyupe y LiureValle: San Lorenzo, Nacaome y AmapalaComayagua: Comayagua y La Villa de San AntonioCortés: San Pedro SulaCortés y Atlántida

Cortés y Atlántida

Tegucigalpa

Lempira: Gracias, Campuca, Flores y TalguaLa Mosquitia.Fco. Morazán: TegucigalpaCholuteca: Choluteca, El Corpus, Orocuina,Apacilagua, Pespire, MorolinaEl Paraíso: El Paraíso, Texiguat, San Antonio deFlores,Oropolí, Yuscarán y Yauyupe, y Liure.Fco. Morazán: Tegucigalpa, San Juan de FloresCholuteca: Choluteca, El Corpus, Orocuina,Apacilagua, Perpire, Morolica, San Marcos.El Paraíso: El Paraíso, Texiguat, San Antonio deFlores, Oropolí, Yuscarán y YauyupeValle: San Lorenzo, Nacaome y AmapalaComayagua: Comayagua y La Villa de San AntonioCortés: San Pedro SulaYoro: El ProgresoAtlántida: La CeibaIslas de La Bahía: RoatánSanta BárbaraTegucigalpa, La EsperanzaCopán: Santa Rosa, San Antonio, Santa Rita,Cabañas y Ruinas de Copán Ocotepeque: SinuapaCortés: La Lima

Cortés: Atlántida, y ColónCortés y AtlántidaCortés y Atlántida

Cortés y Santa BárbaraCortés y Atlántida, Colón, Islas de La Bahía

Cortés y Atlántida, Colón, Islas de La Bahía y Gracíasa DiosCortés y Atlántida, Colón, Islas de La Bahía y Gracíasa DiosCortés y Santa Bárbara

Choluteca y ValleAfectó directamente Nicaragua, impactandoen HondurasTodo el país

Fuente: Elaboración propia con base en Argueta, M. 1998; Díaz, F. 1972; Feldman, L. 1998; Flores, F.1996; Molina, G. 1976; Zuniga, E, 1998.

el caso de las que se ubican en los márgenes de losríos Ulúa y Aguán en el norte y del Choluteca en elcentro y el sur.

En cierta forma se puede decir que las amena-zas, las cuales difieren una de otra por su origen(ver recuadro 2.2), surgen de una especie de rela-ción perversa entre la naturaleza y algunos gruposhumanos, la cual ha sido favorecida por la existen-

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cia de un elevado porcentaje de la población conmuy limitados ingresos y bajos niveles de desarro-llo humano y un Estado y una sociedad que no hangenerado las condiciones para disminuir la vulne-rabilidad y la inseguridad.

Como se puede observar en el gráfico 2.1, en eltranscurso de este siglo la sociedad hondureña seha visto expuesta a una serie de amenazas de dis-tinto origen. Los huracanes y las tormentas tropi-cales han sido las más frecuentes. En el presentesiglo, desde 1906 hasta 1998, han tenido lugar unos15 episodios de graves consecuencias para la eco-nomía y la población. Los de mayor magnitud ocu-rrieron en 1974 y 1998. En el pasado, sólo el hura-cán de 1774 llegó a presentar tan graves consecuen-cias como esos.

RECUADRO 2.2

Clasificación de las amenazas según su origen

• Amenazas de inicio repentino. Son los huracanes y tormentas tropicales,los cuales han predominado en Honduras , y los terremotos.

• Amenazas de inicio lento. Sequías, hambrunas, degradación ambiental,desertificación y plagas etc. Se encuentran más ligadas al deterioro delmedio ambiente que las anteriores.

• Guerras, conflictos civiles, insurrecciones, grandes desplazamientos depoblación, etc.

• Epidemias que han diezmado poblaciones a inicios de este siglo y pan-demias actuales asociadas a la pobreza y a patrones culturales, como elVIH/sida y la TBC.

Fuente: PNUD/UNDRO, 1992.

En cuanto a sismos, desde el siglo XVI hasta 1934se produjeron 27 terremotos (cfr. Feldman, L.1987:145). Se toman en cuenta sólo aquellos cuyoepicentro ha estado localizado en territorio hon-dureño o en el Golfo de Honduras. Durante el pre-sente siglo, en total se han reportado y registradosiete movimientos sísmicos con impacto sobre lapoblación (cfr. Zúniga, M. y Cruz, G., 1994: 17) (Vergráfico 2.1 y mapa 2.2.)

También las sequías, las epidemias y las guerrashan provocado desastrosas consencuencias, sobretodo en determinadas zonas. Graves epidemias seprodujeron a principios de siglo en el norte del país.A partir de la década anterior el sida (ver capítulo3) se ha venido transformando en un peligro decarácter nacional. En la zona sur las sequías han con-tribuido a deteriorar aún más el medio ambiente.

En cuanto a conflictos armados, hay que recor-dar las guerras civiles que tuvieron lugar hasta laprimera mitad de esta centuria, la guerra con ElSalvador, las secuelas de las guerras en los paísesvecinos en los setentas y ochentas. Esos conflictosretrasaron la construcción de una nueva institu-cionalidad, favorecieron el caudillismo y obstaculi-zaron el desarrollo. Curiosamente, la mayoría delos conflictos armados se escenificaron en las déca-das de 1910 y 20, en las cuales no se registrarondesastres, cuya amenaza tenga por origen un even-to de la naturaleza.

Ahora bien, como ya se ha expresado, son loshuracanes y tormentas tropicales los que han pro-vocado los mayores desastres y los que más hanacosado con su amenazante recurrencia la vida y eltrabajo de los hondureños. No es, por lo tanto, ca-sual que ya en la mitología maya se divinizara a loshuracanes como el «reflejo de una fuerza naturaldescomunal que acude sin ser llamada a los ámbi-tos caribeños en los meses de septiembre y octu-bre para dejar a su paso huellas de destrucción im-borrables» (Serrano, A. 1999).

Es evidente que debido a la posición geográficadel país, éste está expuesto frecuentemente al pasode huracanes y tormentas. Colocada en la parte cen-tral y más protuberante del istmo centroamericanoque da al Caribe y distante apenas unas 900 millasnáuticas de la línea ecuatorial, Honduras se hallaentre los países más propensos a sufrir el embatede los huracanes que todos los años se desplazanpor ese mar. Sin embargo, vale la pena insistir enque en realidad los desastres tienen lugar cuandoexisten precondiciones socio-ambientales para queuna fuerza natural despliegue toda su potencia arra-sadora. Por eso, la naturaleza, como buena practi-cante que es de los equilibrios sistémicos, sinérgi-cos y de autoajuste, reacciona con mayor ferocidadcuando la depredación, la erosión, la contamina-ción, la deforestación han roto esos equilibrios. Sepodría decir que al responder y reclamar lo suyo selleva consigo vidas, infraestructura, cultivos, espe-ranzas y sueños.Fuente: Elaboración propia con base en Argueta, M. 1998; Díaz, F. 1972; Feldman, L. 1998;

Flores, F. 1996; Molina, G. 1976; Zúniga, E. 1998.

Tipo y número de eventos que han afectado a Honduras en el cursodel siglo XX

GRAFICO 2.1

Guerras yconflictos civiles

Sequías

Epidemias

Movimientossísmicos

Huracanes ytormentas

5 10 20 30 40 50 60

70

5

6

15

7

70

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LA CONSTRUCCION SOCIAL DE LA VULNERABILIDAD 41

CUADRO 2.2

Al acercarnos, a través de una matriz analíticaexplicativa, a los factores que han generado un altogrado de vulnerabilidad (cuadro 2.2) y de situacio-nes de riesgo en Honduras, se aprecia que en elfondo ha operado una combinación de «ausencias»políticas, económicas, ambientales y sociocultura-les que los han favorecido. Si no se interviene enlos factores causantes de la vulnerabilidad, a nivelmacro y, sobre todo, a nivel micro, el país seguiráexpuesto a los desastres que tienen como detonantelos eventos naturales.

El corredor de desarrollo comocorredor de riesgos

Los fenomenos naturales y la vulnerabilidad dela nación hondureña han llevado a la formación deuna especie de corredor geográfico de riesgos:zonas que históricamente siempre han recibido elpeso principal del flagelo de los desastres (ver ma-pas 2.1 y 2. 2).

Este corredor de riesgos coincide con lo que seconoce como el «corredor central de desarrollo»,es decir el eje que une el polo industrial de PuertoCortés y San Pedro Sula con el Golfo de Fonseca,pasando por el Valle de Comayagua y el DistritoCentral.

En el marco de la zonificación productiva ela-borada en el Informe Nacional sobre Desarrollo Hu-mano, 1998, este corredor de desarrollo y riesgospuede ubicarse como parte de tres de las sietemacrorregiones definidas de acuerdo con criterioshistórico-sociales, ecológicos, productivos y de con-centración de la tierra1. Es en las regiones Agroin-dustrial del Norte, Empresarial del Sur y Latifun-dio Central Seco donde han tenido lugar la mayo-ría de los desastres ocurridos en Honduras duran-te este siglo (ver mapa 2. 1).

La primera de esas tres regiones abarca el Valledel Alto y Bajo Aguán, el Litoral Atlántico Norte y elValle de Sula. Tiene un grado de urbanización rela-tivamente alto (53%). De sus 19 ciudades sólo sietesuperan los 25.000 habitantes. Al mismo tiempo, ladensidad de la población rural es alta (44.2 habi-tantes por kilómetro cuadrado). En casi todos susmunicipios, el índice de logro educativo es de losmás altos del país.

En esta región se aglutina la mayor cantidad deempresas agroindustriales y plantaciones a nivelnacional, especialmente de banano, caña de azú-car, cítricos, piña y palma africana. Las explotacio-nes ganaderas tienden a ser más intensivas, perocubren el 50% del uso del suelo. Es una región do-

AMENAZAS

Naturales

.Hidrometeorológicaso climáticas:HuracanesTormentas tropicales

El NiñoSequiasIncendios forestales

InundacionesDesbordamientos.Geológicas:Sismos y terremotos

Socio-naturales

.Deforestación

.Incendios-quema

.Mal manejo de cuencashidrográficas

.Destrucción demanglares.Sobre explotación

de los suelos y loscuerpos de agua.Contaminaciónatmosférica

.Construcción de obrasde infraestructura sinlas precauciones técnicas y ambientales

Antrópicas

.Contaminación

químico-tóxica y

radioactiva, plagicidas,

derrames de petróleo

.Guerras civiles

.Epidemias

RIESGOS

El desastre es la manifestaciónde los riesgos no manejadoso gestionados que tienen unalto costo para las sociedades y sus procesos de desarrollo

Cálculo de pérdidashuracán Mitch

VULNERABILIDAD

Factores EstructuralesMacrográficos

Urbanización/Asentamientohumano no planificado y enzonas de riesgo

Degradación ambiental

Falta de políticas con enfoquede gestión de riesgos

Alto crecimiento demográfico

La vulnerabilidad: Factor de riesgo frente a las amenazas

La deuda social y la deudaambiental llama a intervencio-nes que involucren la gestiónde riesgo en los procesos dedesarrollo para disminuir las vulnerabilidades propias de un “desarrollo insostenible”.

Vidas humanas: 5,657Heridos: 12,272Desaparecidos: 8,058Damnificados: 1,482,659

Monto de daños totalessufridos: Millones US$ 3,794

Insuficientes logros enCrecimiento económico,Educación y Salud

Fuente: Elaboración propia con base en CEPAL, Honduras: Evaluación de los daños ocasionados por el huracán Mitch, 1999; INDH, 1998., Wilches Chaux, 1998.

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INFO

RM

E DE D

ESAR

RO

LLO H

UM

AN

O | H

ON

DU

RA

S42 MAPA 2.1

Huracanes en Honduras 1950-1998Frecuencia de incidencia sobre el territorio

(Corredor de desarrollo)

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LA C

ON

STR

UC

CIO

N SO

CIA

L DE LA

VULN

ERA

BILID

AD

43

MAPA 2.1

Temblores y fallas geológicas en HondurasMAPA 2.2

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tada de infraestructura productiva, vial y con la pre-sencia de puertos importantes. Pero por estar ubi-cada en el recorrido de los ríos Ulúa, Chamelecóny Aguán, entre otros, constituye una zona de ries-go, objeto de múltiples inundaciones tanto de losasentamientos humanos como de las zonas produc-tivas.

La Macroregión Empresarial del Sur, que corres-ponde a los departamentos de Choluteca y Valle,cuenta con un grado de urbanización de un 39%,una ciudad importante y cuatro intermedias y unadensidad rural alta (62 habitantes por kilómetrocuadrado). El logro educativo es de 0.582. En losnoventa el cultivo del camarón ha aumentado eldeterioro del ecosistema, coexistiendo con el culti-vo de melón, de sandía y con la actividad ganaderaque sigue siendo una de las más importantes.

Sin embargo, es en esta región donde el «no-venta por ciento de las lluvias caen de mayo a octu-bre, lo que provoca veranos inclementes con gran-des incendios forestales y fuertes inundaciones enlos períodos lluviosos. De esta manera, la rupturadel equilibrio ecológico provocada por la tala delos bosques, ha conducido a una alternancia ‘se-quía-inundaciones’ cada vez más constante y des-tructiva. Otro fenómeno crítico es el período inter-medio en el invierno, llamado canícula, que cadavez se hace más largo y más seco» (Corriveau, R.1992:20-21).

La Macroregión del Latifundio Central Seco, com-puesta por tres regiones: Valles Centrales, Cerros yMesetas de la Región central y el Distrito Central,presenta un grado de urbanización muy variable(muy alto en el Distrito Central y mediano en lasotras zonas). El logro educativo es uno de los máselevados del país, por la presencia del Distrito Cen-tral. Aun cuando predomina el latifundio ganade-ro, éste se ha venido tecnificando paulatinamente,con una fuerte presencia de campesinos pobres yfinqueros. Los pastos ocupan el 46% de la tierra, entanto que los cultivos y los bosques el 23% y 31%,respectivamente. En esta zona se han visto afecta-das las poblaciones ubicadas en el margen de losríos Choluteca y Chiquito, especialmente la ciudadcapital.

La paradoja que resulta de la conformación his-tórica de este corredor de desarrollo es que en éstese han sucedido la mayor cantidad de los fenóme-nos naturales que han devenido en desastres hu-manos y producido efectos negativos en el desa-rrollo y la sostenibilidad (véase recuadro 2.3). Estopone de manifiesto, por un lado, la vulnerabilidadde los asentamientos humanos y productivos deeste corredor de desarrollo y, al mismo tiempo,prueba la existencia de fortalezas de la sociedadque permiten la recuperación y seguir avanzando.

Es preciso preguntarse por qué el país no ha pro-movido otros polos o áreas de desarrollo, a fin dedisminuir la presión demográfica y las condicionesde vulnerabilidad para que esta zona no siga sien-do propensa al riesgo que socavan profunda y pe-

RECUADRO 2.3

Impacto de los desastres sobre eldesarrollo humano durante el siglo

XX

Las consecuencias de los desastres en Hon-duras, pueden resumirse de la siguiente mane-ra:

En materia de capital físico: desestructura-ción cíclica del aparato productivo debido a lapérdida de cultivos permanentes, de ganado einfraestructura industrial; destrucción de infra-estructura vial ( carreteras y puentes) e infraes-tructura habitacional y de servicios, como es-cuelas y centros hospitalarios.

En cuanto al capital humano, mayor vulne-rabilidad en salud, conocimientos, habilidadestécnicas, disposición al trabajo e iniciativa queincide en menos acumulación de capital social.

Especial atención merecen los constantes pe-ríodos de inseguridad alimentaria que aumen-tan las tasas de morbilidad y merman el rendi-miento escolar y las capacidades para generaringresos.

En relación con el capital social, tanto loseventos «naturales» como las guerras civiles yconflictos armados han generado una historiade inestabilidad política, de debilidad institu-cional y de dificultad para fortalecer un Estadode derecho. La recurrencia e impacto de estoseventos sobre el capital social inciden en el de-bilitamiento del tejido social comunitario. Cien-tos de aldeas y barrios han sufrido traslados ymigraciones obligadas de miles de personas.Esto ha significado la pérdida de su identidadcultural basada en patrones históricos en nu-merosas comunidades.

Un efecto directo sobre el capital social es laextensión del temor y la desconfianza entrelos individuos y los grupos, y entre ellos y lasinstituciones, lo cual ha perjudicado la integra-ción social de la nación hondureña.

Fuente: Elaboración propia con base en: Argueta,M., 1998; Molina Chocano, G., 1976; Feldman, L.,1988; Flores, F., 1996; Zúniga, E., 1988.

riódicamente la producción y la infraestructura, opor qué no se la ha protegido mejor.

En este corredor de desarrollo los principalesproblemas están dados por la recurrencia de lasinundaciones y por el alto número de ciudades ypoblados ubicados en los bordes de los ríos máscaudalosos del país. Cabe también preguntarse: ¿val-drá la pena hacer un trabajo permanente para pro-teger estas zonas, o será necesario reubicar los asen-tamientos humanos vulnerables como una soluciónmás sostenible a largo plazo?

En el mapa 2.1 y 2.2 se observan las zonas geo-gráficas, la frecuencia y el tipo de fenómenos quehan afectado especialmente su infraestructura

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LA CONSTRUCCION SOCIAL DE LA VULNERABILIDAD 45

(puentes y carreteras) y los cultivos (granos bási-cos y banano) y han contribuido, además, a la pér-dida continua de vínculos sociales y de vida fami-liar al generar una situación permanente de temo-res y de búsqueda de nuevos horizontes de em-pleo. Aún así, la mayoría de la gente permanece enestas zonas porque las consideran como las demayor posibilidad para lograr una mejor calidad devida.

Aun cuando algunos de los eventos, tales comoterremotos o huracanes, hayan tenido, de formaparticular, efectos reducidos, probablemente enconjunto representan una erosión de las oportuni-dades de desarrollo y significan, en forma acumu-lativa, un efecto económico y social tan importantecomo uno o más grandes desastres juntos. Además,la mayoría son precursores de una pérdida de lacalidad de vida de las personas afectadas, debido alproceso histórico de crecimiento de la población,superior al de la oferta general de servicios socialesy de oportunidades económicas, lo cual aumentaen forma creciente la vulnerabilidad social.

Además, esta acumulación de riesgos está rela-cionada con la falta de políticas y estrategias orien-tadas a su manejo y a la existencia de estructurasadministrativas y sistemas legislativos adecuados,tanto a nivel local, como nacional y regional. Se hacereferencia a una estrategia de gestión de riesgoscapaz de dar sostenibilidad a un modelo de desa-rrollo que genere fortalezas suficientes como paraconsolidar sus logros, disminuir la amenaza y lavulnerabilidad nacional, entendida como la sumade las vulnerabilidades locales.

Los desafíos históricos para eldesarrollo humano

En este apartado se ha descrito como las ame-nazas naturales, socio-naturales y antrópicas, repre-sentan, en la sociedad hondureña, una constantedramática para la seguridad humana. La combina-ción de amenazas y condiciones de vulnerabilidad-inseguridad ponen en una situación de riesgo casipermanente a muchos grupos sociales. Esto plan-tea el desafío de aumentar su seguridad, mejorar lacalidad y los niveles de desarrollo para reducir lafrecuencia y los efectos de los desastres.

En Honduras, el paso de un nivel de desarrollobajo en los años 60 a uno medio en los 90 se realizóa través de una significativa inversión en educacióny salud primaria. Ahora se trata de dar un paso aúnmás ambicioso para alcanzar objetivos superioresen desarrollo humano: mayores inversiones no sóloen los sectores mencionados, sino en otros comola consolidación y ampliación de la institucionali-dad democrática y de un Estado de derecho quefavorezcan las oportunidades de inversión en elsector productivo.

La combinación de desastres provocados poreventos naturales como el Mitch, y la vulnerabili-dad de las estructuras socioeconómicas y político-culturales plantea, además, la necesidad de afian-

zar un compromiso político y ciudadano frente a laprevención, manejo y gestión de emergencias quetome en cuenta los conocimientos y la informacióngenerada y los medios para generarla, lo cual facili-taría intervenciones rápidas y coordinadas y dismi-nuiría muchas de las tragedias.

Hay que establecer mecanismos que permitanescuchar y atender las alarmas tanto en los escalo-nes altos de la clase política como en la población.Por ello es importante establecer sistemas de aler-ta temprana eficaces y eficientes, dentro de un sis-tema nacional de prevención y gestión de riesgos.

Otro aspecto importante a considerar es el cos-to que representa un desastre. Tanto en la Confe-rencia Mundial sobre la Reducción de los Desas-tres Naturales patrocinada por las Naciones Unidasen 1994, como en la Cumbre Social, celebrada en1995 en Copenhague, y en el Grupo Consultivo deEstocolmo, en 1999, se alertó sobre la necesidadde priorizar estrategias de gestión de riesgos, ya que«los desastres acrecientan los males de las socieda-des como las migraciones obligadas, la pobreza, laenfermedad y la degradación del medio ambien-te», aumentando en forma desmesurada los cos-tos del desarrollo.

Equilibrio socio- espacial

La concepción de una planificación geográficadel desarrollo en Honduras, ha estado representa-da por discursos políticos y algunas legislacionestendientes a impulsar la formación de polos dedesarrollo en los años setenta, el desarrollo ruralintegrado en los ochenta, y, a mitad de los añosnoventa, propuestas de ordenamiento territorial.Al respecto se utilizaron conceptualmente diversasunidades lógicas como valles y cuencas, desarrolloperiurbano, etc.

A mediados de los noventa,el debate se benefi-ció del aporte de los conceptos de desarrollo sos-tenible (ecológicamente amigable) y del desarrollohumano (socialmente participativo). Sin embargo,todos estos elementos que han estado presentesen el debate público no logran generar una diná-mica de permanencia y sentido de urgencia sufi-ciente como para acelerar acciones legislativas ysociales que facilitaran una planificación de mode-los de desarrollo sostenible.

El «choque» de otro desastre vuelve a dar funda-mento y crudeza a esta problemática de riesgo per-manente, basada en la insostenibilidad del modelode desarrollo. Los efectos a nivel nacional han sidodiferenciados según las características de la geogra-fía física y social, es decir, la trayectoria de los cau-ces, la distribución de las vías terrestres, el gradode deforestación, el clima de vulnerabilidad de ungran número de asentamientos humanos, el nivelde institucionalidad, etc., lo cual permite delimitarno un desastre sino múltiples y diferenciados.

Parte de los desafíos de un equilibrio socio-es-pacial se relacionan con cambios y transformacio-nes planteadas en el plan de reconstrucción nacio-

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INFORME DE DESARROLLO HUMANO | HONDURAS46

nal. Optar por una reconstrucción que conllevetransformación implica un cambio para que las po-líticas se enmarquen dentro de una estrategia degestión de riesgos, para que haya una consolida-ción de los instrumentos de gobernabilidad y selogre que el desarrollo participativo incorpore, enforma lógica y sistemática, las dimensiones básicasoperativas de un reordenamiento territorial queconsidere el factor riesgo/seguridad y las caracte-rísticas demográficas, sociales y productivas, en for-ma moderna, y descentralizada.

Una ética para el desarrollo

Generar una corriente de opinión que permitaarticular esfuerzos para la gestión de riesgos y re-ducción de desastres, como factor fundamental deldesarrollo humano sostenible, implica reflexionarsobre la causalidad de fondo de los desastres: de laacción humana, es decir, de los resultados que sederivan del modo en que las personas se relacio-nan en comunidad y con la naturaleza. Esto impli-ca una ética de la responsabilidad y compromisopara con los otros y para con el medio ambiente.

El desarrollo de un ethos cultural en la sociedadque permita la transformación de sujetos depen-dientes en sujetos activos, responsables de su pro-pio destino, aumentaría el valor de la seguridadhumana y de la participación, y disminuiría, porende, en forma drástica, las vulnerabilidades y lasamenazas que se ciernen, en forma silenciosa y per-sistente, contra la calidad de vida de los ciudada-nos.

Tanto la degradación ambiental, los altos nivelesde pobreza, el poblamiento desordenado, como lafalta de una cultura de la prevención, están relacio-nados con la falta o un escaso compromiso éticode los individuos con su sociedad y del conjuntode la sociedad con los individuos. Si las institucio-nes y las organizaciones sociales no tienen la capa-cidad para una adecuada gestión del riesgo frente acierto tipo de eventos, se hace necesaria una realtransformación que las habilite dentro de un enfo-que de proyectos de desarrollo sostenible.

Enfoque que privilegie un «continuo» entreemergencia y desarrollo

En la actualidad el planteamiento más corrientefrente a los desastres sigue orientado hacia la pres-tación de auxilio en las emergencias. Sin embargo,es importante establecer un puente «continuo»entre la emergencia y los procesos de desarrollo.En la práctica esto significa que cada vez sean máslas organizaciones que emprendan la rehabilitacióny reconstrucción que sigue a los desastres, de acuer-do con las potencialidades de un desarrollo a largoplazo.

Es decir, se precisa dar un paso más para que seestablezca el compromiso de aplicar medidas deprevención, mitigación y construcción. Las accio-nes planificadas frente a los peligros naturales y fren-

te a las vulnerabilidades socioeconómicas son másrentables y gestionables desde el punto de vistaadministrativo que las grandes operaciones deemergencia. Paradójicamente, el período que sigueal desastre es a menudo un buen momento parainiciar programas de prevención y transformación,porque el grado de sensibilización pública y de vo-luntad política suelen ser muy elevados.

Una de las conclusiones más importantes de laConferencia Mundial sobre la Reducción de losDesastres Naturales fue la voluntad de gran partede los participantes de edificar una cultura globalde la prevención más ambiciosa, dadas las experien-cias positivas de solidaridad en el país, y de dirigir-se hacia la conformación de una cultura de solida-ridad como base ciudadana de gestión de riesgos.

Para impulsar esta cultura de la solidaridad, losresponsables de las políticas y los representantesde la sociedad civil en su conjunto deben esforzar-se permanentemente por integrar la prevenciónconsensuada en la ejecución de las estrategias ge-nerales de sus planes de desarrollo municipales,departamentales, nacionales y regionales.

Los riesgos que comparten los países de la re-gión centroamericana determinan la importanciade trabajar, en forma estratégica regional, lo nacio-nal y lo local. Por ello es importante el diálogo trans-parente (Cfr. Declaración de Estocolmo, 1999).

En el plano nacional destacan las acciones decoordinación efectiva. A nivel local, dado que sonlas comunidades las que soportan los mayores efec-tos de los desastres y, por consiguiente, tienen elmáximo incentivo para prevenirlos, se hace nece-sario concentrar más recursos y apoyo para la con-solidación de un mínimo de institucionalidad des-centralizada que permita planificar proyectos conel claro objetivo de reducir sus vulnerabilidades.

Vulnerabilidad y aspectos demográficos

Desde la perspectiva del desarrollo humano, losaspectos demográficos2 constituyen una dimensiónfundamental porque no sólo influyen en la calidadde ese desarrollo, sino que contribuyen a mostrarel nivel del ejercicio de los derechos sociales y re-flejar las capacidades y oportunidades a que tieneacceso una sociedad.

Los niveles y patrones de fecundidad, mortali-dad y migración conforman, además, conjuntamen-te, el cuadro básico de vulnerabilidad pues permi-ten diferenciar, según los grupos sociales, la inci-dencia, tamaño y ubicación espacial de los desas-tres. Los aspectos demográficos son también ele-mentos importantes en la constitución y manteni-miento de la pobreza y de la falta de seguridad hu-mana.

Honduras es un país que se caracteriza por ni-veles de fecundidad aún elevados. No obstante, exis-ten diferencias importantes en los patrones de fe-cundidad por grupo social; son los grupos conmenor nivel de desarrollo humano, particularmen-te en las áreas rurales, los que presentan las tasas

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LA CONSTRUCCION SOCIAL DE LA VULNERABILIDAD 47

Departamentos Total T.F

Total IDH

T.F. Urbano

IDH Urbano

T.F Rural

IDH Rural

Atlántida 4.64 0.580 3.53 0.597 5.96 0.519Colón 5.63 0.538 4.60 0.580 6.27 0.440Comayagua 5.43 0.578 3.59 0.678 6.69 0.506Copán 5.34 0.502 3.34 0.501 6.26 0.435Cortés 3.40 0.607 2.79 0.617 5.17 0.568Choluteca 5.04 0.524 3.25 0.564 6.04 0.458El Paraíso 5.10 0.519 3.54 0.551 5.80 0.452Francisco Morazán 3.51 0.648 3.04 0.670 5.48 0.590Intibucá 5.99 0.517 4.11 0.550 6.46 0.447La Paz 5.57 0.552 3.26 0.573 6.36 0.476Lempira 6.16 0.470 4.09 0.493 6.42 0.409Ocotepeque 5.37 0.511 3.33 0.534 5.94 0.438Olancho 5.80 0.561 4.34 0.600 6.37 0.491Santa Bárbara 5.38 0.518 3.57 0.587 6.15 0.461Valle 4.99 0.539 3.76 0.549 5.77 0.459Yoro 4.99 0.540 3.38 0.594 6.13 0.460País 4.56 0.544 3.18 0.603 5.97 0.482

CUADRO 2.3

Estimación de la tasa global de fecundidad según área de residencia, 1999

Fuente: Elaboración propia con base en: D.G.E.C., Censo de Población yVivienda, 1988., Encuesta de Hogares, 1999; SECPLAN/FNUAP, Proyeccionesde Población, 1996.

más altas de fecundidad (cuadro 2.3). Estos segmen-tos poblacionales son, al mismo tiempo, los quemuestran menos condiciones de ejercer sus prefe-rencias reproductivas. Esta falta de oportunidad ycapacidad para hacerse cargo, en forma decidida yconsciente, de su rol reproductivo constituye elpunto de partida de un círculo vicioso de expan-sión de la pobreza.

Los niveles de mortalidad también son claramen-te diferenciados por estrato socioeconómico. Perola relación más directa y visible entre dinámicademográfica, pobreza y vulnerabilidad tiene que vercon los patrones de redistribución espacial de lapoblación. En las últimas décadas, el país viene ex-perimentando una creciente concentración de loshabitantes en las áreas urbanas, principalmente enlas dos ciudades más grandes, que ha propiciado elafianzamiento de grupos urbano-marginales que,junto con sectores pobres del campo, revelan unaelevada vulnerabilidad social y ambiental.

El presente acápite consta de tres partes. La pri-mera presenta la situación demográfica de Hondu-ras desde 1988 (año del último censo de población)hasta 1998, cuando llega el Mitch. La segunda parteevalúa el efecto del huracán sobre la población decada uno de los departamentos. La tercera, presen-ta algunos desafíos y recomendaciones.

Antecedentes

Como ha dicho Notestein, «en los procesos dedesarrollo de la era moderna «la reducción de lafecundidad requiere de un cambio de rumbo enlas metas sociales, de aquellas orientadas hacia lasupervivencia del grupo a las que apuntan albienestar y calidad de vida del ser humano»(Notestein, 1964). Honduras, posee un nivel defecundidad de los más elevados de América Latina.Aún cuando esta fecundidad comenzó a descendera mitad de la década de los setentas, el descensoha sido relativamente lento cuando se lo comparacon otros países latinoamericanos. Hace sólo 10años el número promedio de hijos que una mujerhondureña tenía al finalizar su vida reproductiva (latasa global de fecundidad) era de 5.4. Según datosde posteriores encuestas, ENESF (1991-92/1995),este descenso lento continuó y la tasa global defecundidad (TGF) se estimó en alrededor de 4.6hijos por mujer en 1998 (Gráfico 2.2).

La gráfica 2.2 muestra una transición demográfi-ca, en el agregado nacional, más lenta de la proyec-tada a partir de los datos del censo de 1988. Asimis-mo, la desagregación muestra importantes desfa-ses entre los distintos sectores sociales en el des-censo de la mortalidad y, principalmente, en la fe-cundidad.

El hecho de que la tasa de fecundidad se hayamantenido tan alta en el pasado, unido al de sudescenso lento, ha traído como consecuencia laexistencia de una población hondureña muy joven.En 1988 la mitad de la población tenía menos de 17años de edad. Diez años más tarde, en 1998, toda-

Tasa global de fecundidad 1974 - 2005

GRAFICO 2.2

Fuente: Elaboración propia con base en: D.G.E.C., Censo de Población y Vivienda, 1988; SECPLAN/FNUAP, Proyecciones de Población, 1996.

9

1

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7

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1970

Proyectada

Observada

1975 19801985

1990 1995

2000

2005 2010

Proyección estimada basada en censo 1998 y según encuestas ENESF,1991-1995

Proyección estimada basada en censo 1998

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INFORME DE DESARROLLO HUMANO | HONDURAS48

vía el 50 % de la población era menor de 18 añosde edad. Esta edad mediana de la población fluctúaentre los departamentos; en aquellos que aún tie-nen una fecundidad alta, la edad media de la pobla-ción es menor (Gráfico 2.3).

Junto con una población tan joven, hay otro fac-tor que puede producir una situación de vulnera-

bilidad desfavorable para el desarrollo: su rápidocrecimiento. Dicho crecimiento era superior al 3.0por ciento anual con anterioridad a 1988, y sólo hadisminuido hasta el 2.8 por ciento anual en 1998,pese a que existe una alta emigración de hondure-ños hacia otros países. Honduras tiene en el pre-sente uno de los crecimientos de población másaltos de América Latina.

Aunque el país no presenta una mortalidad baja,el hecho de tener una estructura tan joven de lapoblación hace que el número de muertes por cada1.000 habitantes sea bajo. Paradójicamente, si bienel número de muertes por cada mil habitantes esbajo, la mortalidad en cada una de las edades eselevada. Aún hoy, uno de cada 20 nacidos vivos nollega a cumplir un año de edad. Los departamentosque disfrutan de una mortalidad más baja son Fran-cisco Morazán, Olancho y Comayagua, mientras queColón, Valle y Lempira una más elevada (Gráfico2.4).

El movimiento migratorio interno neto es relati-vamente estable en cuanto a los departamentos quereciben y expulsan migrantes. El censo de pobla-ción de 1988 y sucesivas encuestas de hogares hanpermitido establecer que hay cuatro departamen-tos que atraen la migración. Durante el período de1993 a 1998, se ha estimado que más de la mitad delos migrantes netos (alrededor de cuatro mil poraño) eligen ir a Cortés, mientras que el resto fija sunueva residencia en Atlántida, Colón y Francisco Mo-razán. En estos dos últimos el número de personasque llegan exceden, en unas mil por año, a las quese van (Gráfico 2.5) .

Los departamentos de donde se originan másmigrantes son Comayagua, Copán, Olancho y San-ta Bárbara. Mientras que en Yoro, Ocotepeque, Lem-pira, Islas de la Bahía, Intibucá y Gracias a Dios elnúmero de inmigrantes que llegan es casi igual alde las personas que se van. El resto de los departa-mentos tiene un movimiento migratorio neto muypequeño.

Por último, hay que señalar que Honduras es unanación con un movimiento emigratorio internacio-nal relativamente importante para el número totalde sus habitantes. Sobre la base de estadísticas deotros países, se ha estimado que alrededor de 15mil hondureños han salido anualmente del territo-rio nacional durante los últimos 10 años. Se esperaque este promedio se mantenga durante los próxi-mos años (Oficina de Emigración de los EstadosUnidos 1998; IMILA/CELADE, 1998).

Durante la década de 1988 a 1998 la poblaciónde Honduras creció un 32%. Los departamentos quemás rápidamente aumentaron fueron El Paraíso,Colón, Gracias a Dios y Atlántida. Sin embargo, deltotal de 1.4 millones en que creció toda la pobla-ción, un 17% se concentró en Cortés, y otro 17%en Francisco Morazán. Cada uno de estos dos de-partamentos prácticamente tenían un millón dehabitantes; es decir, un tercio de la población delpaís vive en estos dos departamentos (Gráfico 2.6).

Edad media por departamento, 1998

GRAFICO 2.3

Fuente: Elaboración propia con base en: D.G.E.C., Encuesta Permanente de Hogares de PropósitosMúltiples, 1998; SECPLAN/FNUAP, 1996.

Atlá

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Esperanza de vida al nacer por departamento, 1998

GRAFICO 2.4

Fuente: Elaboración propia con base en: D.G.E.C., Encuesta Permanente de Hogares de PropósitosMúltiples, 1998; SECPLAN/FNUAP, 1996.

74.0

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60.0

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Valle

Yoro

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LA CONSTRUCCION SOCIAL DE LA VULNERABILIDAD 49

Migración anual 1993 - 1998 por departamento y sexo

GRAFICO 2.5

Yoro

Atlántida

Colón

Copán

Lempira

Comayagua

Choluteca

Ocotepeque

Fco. Morazán

El Paraíso

Intibucá

Olancho

Sta. Bárbara

Valle

Gracias a Dios

Islas de la Bahía

Cortés

La Paz

-3000 -2000 -1000 0 1000 2000 3000 4000

Mujeres Hombres

-3000

Fuente: Elaboración propia con base en: D.G.E.C., Encuesta Permanente de Hogares de PropósitosMúltiples, 1993-1998; SECPLAN/FNUAP, 1996.

Población estimada por departamento, 1988 y 1998

Fuente: Elaboración propia con base en: D.G.E.C., Censo Nacional de Problación y Vivienda, 1988;SECPLAN/FNUAP, Proyecciones de Población, 1996.

GRAFICO 2.6

1988 1999

En m

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Impacto del huracán Mitch

De acuerdo con las estadísticas oficiales el Mitchcausó casi seis mil muertos, ocho mil desaparecidos(los cuales, para los análisis siguientes, se presumeque están muertos), 12 mil heridos y más de unmillón de damnificados. Para un país de casi seismillones de habitantes, estas cifras representan ungolpe de enormes proporciones.

La magnitud real de estos números adquieretodo su verdadero significado si se los compara conel número de muertes anuales de la población. Porejemplo, mientras se esperaba que murieran 37 milpersonas en 1998, el huracán causó, en una sema-na, el deceso inesperado de alrededor de 14 milmás. En otras palabras, el huracán produjo un au-mento de casi un 40% en la mortalidad anual pre-vista.

Incidencia por cada mil personas

Al determinar el número de muertes y desapa-recidos por cada mil habitantes, encontramos queen el total del país el huracán causó dos muertespor cada mil personas. Esta cifra promedio cambiaconsiderablemente en cada departamento. Aparen-temente, el huracán tuvo un mayor impacto sobrelos departamentos del norte y oriente; así, en Co-lón fué de cuatro veces mayor que en el promedionacional. En Islas de la Bahía y Gracias a Dios, lasmuertes por cada mil personas fueron 10 vecesmayores que el promedio nacional (alrededor del2%).

En cuanto al número de damnificados, se pue-de decir que una persona de cada cuatro sufrió con-secuencias serias. Sin embargo, en algunos depar-tamentos esa proporción, que es un promedio na-cional, fue elevadísima, como en el caso de Graciasa Dios, Yoro y Choluteca. Felizmente, en otros comoCopán, Intibucá, Lempira, La Paz y Ocotepeque, lascifras disponibles indican un porcentaje menor al2% de damnificados.

Impacto sobre la esperanza de vida al nacer

Se estima que en 1998 la mortalidad, en condi-ciones normales, debería haber significado una es-peranza de vida al nacer de 68 años, para ambossexos. El exceso de mortalidad producida por elhuracán Mitch en el año 1998 produjo un descen-so de seis años de esa esperanza de vida. Es decir,la estimación para 1998 sólo fue de 62 años.

Ahora bien, se presume que esa reducción fueun poco más severa para las mujeres debido a queéstas presentaban una mortalidad menor que lamasculina. En cuanto a los departamentos, los másafectados fueron los de la región norte. Específica-mente, en Islas de la Bahía y Gracias a Dios, el exce-so de mortalidad por el huracán redujo la esperan-za de vida a la mitad. Esta reducción podría consi-derarse como más significativa que muchas de lasepidemias que diezmaban las poblaciones siglosatrás.

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INFORME DE DESARROLLO HUMANO | HONDURAS50

Sin embargo, aunque la esperanza de vida alnacer es un índice muy frecuentemente utilizado,no es recomendable medir el peso de las muertesproducidas por un desastre como el del Mitch enrelación con los cambios en el promedio de eseíndice. Para ello es preferible utilizar el conceptode años de vida perdidos.

Impacto sobre Años de Vida Perdidos (AVP)

En Honduras, en condiciones normales de mor-talidad, entre el nacimiento y la edad de 80 años sehabrían perdido 15 años de vida. Sin embargo, porel efecto del huracán en la tasa de mortalidad, elnúmero de AVP (recuadro 2.4) aumentó a 20. Estafue la verdadera magnitud del efecto sobre la mor-talidad, es decir, que el exceso de muertes produ-cido por el huracán en una semana significa un au-mento de la mortalidad anual del 35% en relación alos años de vida perdidos (gráfico 2.7).

La situación es alarmante cuando se analizan losdepartamentos más afectados y con menor densi-dad poblacional, como Islas de la Bahía y Gracias a

Departamentos Muertes por cada 1,000 personas

Muertes y desaparecidos por cada 1,000

personas

Total de afectados por

cada 1,000 personas

Atlántida 3.1 3.9 131

Colón 5.0 7.9 336

Comayagua 1.0 3.8 206

Copán 0.2 0.2 14

Cortés 0.2 1.6 246

Choluteca 1.2 1.9 391

El Paraíso 1.1 1.6 19

Francisco Morazán 0.5 0.5 234

Gracias a Dios 6.0 17.7 178

Islas de la Bahía 2.8 22.8 3

Intibucá 0.3 0.3 101

La Paz 0.2 0.2 13

Lempira 0.0 0.0 2

Ocotepeque 0.8 0.9 12

Olancho 1.0 1.3 196

Santa Bárbara 3.2 12.2 76

Valle 0.4 0.6 235

Yoro 0.6 0.8 287

País 1.1 2.4 185

*El total de afectados está compuesto por muertos, heridos y damnificados.

huracán Mitch por cada mil personas según departamentos

CUADRO 2.4

Fuente: Elaboración propia con base en Ministerio de Gobernación. Informe huracán

Mitch.

No. de muertos, muertos y desaparecidos y total de afectados por el

Dios. En éstos, la pérdida de años de vida aumentómás del 200 %. Por ejemplo, en Gracias a Dios, encondiciones normales se habrían perdido sólo 12.7años de vida entre las edades desde el nacimientoa los 80 años. Sin embargo, por el huracán, los per-didos en 1998 fueron 42.3. Una situación muy simi-lar se encontró en Islas de la Bahía.

Como conclusión, las consecuencias de ese nú-mero de muertes con relación al tamaño de la po-blación han significado para el país y, sobre todo,para ciertos departamentos, uno de los mayores de-sastres humanos de su historia.

Migración

Una de las modificaciones importantes que sue-len ocurrir como resultado de desastres y crisis esla movilidad de la población en busca de nuevasoportunidades. Existen efectos inmediatos previsi-bles debido a la pérdida de bienes (vivienda, tie-rras, etc.) y a la necesidad de obtener empleo e in-gresos, lo cual puede resultar difícil, o al menos asílo percibe la población.

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LA CONSTRUCCION SOCIAL DE LA VULNERABILIDAD 51

RECUADRO 2.4

Años de vida perdidos (AVP)

El concepto de años de vida perdidos (AVP)es sencillo. Por ejemplo, si en una poblacióncualquiera la gente vive, como promedio, 80años, las personas que viven menos pierden ladiferencia con aquel promedio. Así, una perso-na que ha vivido sólo 65 años, perdió 15.

Estimación de años de vida perdidos bajo condiciónde vida normal y con impacto del mitch

GRAFICO 2.7

Normal Con Mitch

Colón

Comayagua

Valle

Gracias a Dios

Cortés

Lempira

Ocotepeque

El Paraíso

La Paz

Islas de la Bahía

-0.0 10.0 20.0 30.0 40.0 50.0 60.0

Santa Bárbara

Atlántida

Choluteca

Olancho

Yoro

Fco. Morazán

Intibucá

Copán

Fuente: Elaboración propia con base en: D.G.E.C., Censo Nacional de Población y Vivienda, 1988;SECPLAN/FNUAP, Proyecciones de Población, 1996.

Pero también podría suceder que como fruto dela falta de oportunidades que se genera, como con-secuencia de los cambios en las estructuras pro-ductivas (por ejemplo en la agricultura) y en el perfilespacial de la creación de empleos, los movimien-tos migratorios que ya ocurrían antes del huracánse hayan acelerado.

Debido a que una parte importante de la pobla-ción perdió su fuente de subsistencia, tanto en elcampo como en las ciudades, pero sobre todo enel primero, donde las consecuencias en este aspec-to fueron mayores, podría haber una aceleraciónde la migración rural-urbana. Habrá que esperar másinformación proveniente de encuestas o del próxi-mo censo para comprobar el verdadero alcance deesta hipótesis.

Crecimiento de la población

A pesar del impacto relativamente limitado delMitch en cuanto al número de muertes ocurridasrespecto a la población total (0.2%), el efecto en elcrecimiento de la población durante 1998 no esdespreciable, tal como puede verse en el cuadro2.5: cerca del 10% del crecimiento esperado no seprodujo.

Los datos a escala departamental muestran unpanorama distinto, ya que algunos fueron más afec-tados. En los departamentos de Islas de la Bahía,Gracias a Dios y Santa Bárbara, los porcentajes dereducción del crecimiento poblacional (sin consi-derar migraciones) fueron de 92%, 62% y 40%, res-pectivamente.

Los retos

Dos cuestiones relacionadas con los movimien-tos demográficos son particularmente importantesen los esfuerzos de reconstrucción incluyente delpaís: el ordenamiento territorial y la salud repro-ductiva.

La organización y la espacialización de las activi-dades humanas pueden ayudar a aumentar o a mi-tigar los riesgos de los desastres naturales. En pri-mer lugar, es importante reconocer que el procesode urbanización todavía se encuentra en una faseincipiente. El grado de urbanización sigue siendorelativamente bajo en el contexto latinoamericano.Se puede prever que el número de personas que

habitan en áreas urbanas deberá aumentar de los2.582,000 en 1996 a 7.300,000 en el año 2030. Lahistoria mundial nos enseña que no hay políticaagrícola o política de retención de la población enel campo que sea capaz de revertir esas tendencias.

La ubicación geográfica y física de estos 4.7 mi-llones de personas adicionales en las áreas urbanasserá un factor determinante de la vulnerabilidad dela población en el futuro. De seguir las actuales ten-dencias, en las cuales no existe una planificaciónexplícita y efectiva del uso del espacio urbano, es-pecialmente para atender las necesidades de lossegmentos más pobres de la población -los cualesconstituyen la gran mayoría de migrantes- es inevi-table que la población hondureña se torne cada vezmás vulnerable a las amenazas naturales.

Por lo tanto, hay una necesidad imperiosa deiniciar un proceso de planificación explícito y efec-tivo del espacio urbano para hacer frente a lo quees inevitable: la intensificación del proceso de ur-banización. En realidad, es necesaria una planifica-ción del uso sostenible del espacio a escala nacio-nal, a fin de prever la protección de ecosistemasfrágiles o ricos en biodiversidad. Todo eso, al mis-mo tiempo, tiene que estar de acuerdo con la pla-nificación del espacio económico.

En suma, la planificación del espacio, para redu-cir la vulnerabilidad, o para promover la sostenibi-lidad a largo plazo, requiere de una actitud proacti-va que englobe aspectos demográficos, económi-

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INFORME DE DESARROLLO HUMANO | HONDURAS52

cos y ambientales. Se requiere, desde ahora, iden-tificar bien qué formas de ocupación se consideranmás aptas y más sostenibles. Tales acciones proac-tivas, a su vez, no deben constituir una vuelta a laautosuficiencia tecnocrática o política, sino nutrir-se de la participación de todos los grupos sociales.

En lo que se refiere a la salud reproductiva, elhecho de que los segmentos más pobres de la po-blación tienen más del doble del número de hijosque desearían tener, representa una brecha en elcumplimiento de los derechos humanos y tambiénun factor condicionante de la vulnerabilidad. Todostienen el derecho de escoger el número de hijosque desean y de tenerlos cuando quieran. Los po-bres se ven atados a un ciclo vicioso de la pobrezaque se transmite de generación en generación. Losefectos del incumplimiento de ese derecho, a suvez, recaen sobre todo en las mujeres, que frecuen-temente se ven obligadas a asumir toda la respon-sabilidad de los hijos.

Dada la relación estrecha entre bajos niveles dedesarrollo humano y vulnerabilidad con los efec-

tos de los desastres naturales, urge que el país tomeiniciativas más efectivas en el ámbito de la saludreproductiva y equidad de género, tanto en el cam-po como en las ciudades.

Lo mismo puede decirse con relación al movi-miento migratorio internacional, asistencia escolar,fuerza de trabajo y características de la vivienda. Elimpacto que podría haber tenido el huracán Mitchsobre estas características de la población podrá serevaluado oportunamente con la información querecoja el censo de población del año 2000, dadoque cualquier análisis tropieza con graves dificulta-des debido a la escasa información que se recopila,procesa y divulga. El huracán Mitch puso al descu-bierto, también, la necesidad de contar con un cen-tro de información nacional, así como uno en cadadepartamento y municipio, que provea informaciónútil sobre los hechos dentro de un plazo oportuno.La toma de decisiones antes, durante y después dela emergencia, se ve limitada por la falta de datos einformación cuantificable.

NOTAS

1 Frente Pionero Agrícola; Agroindustrial del Norte; Mon-tañas y Valles Campesinos del Interior; Cafetalera de Oc-cidente; Las Altas Montañas y Vertientes del Sur; Empre-sarial del Sur y Latifundio Central Seco (PNUD,INDH,1998).

2 Demografía: se entiende no sólo como el estudio esta-dístico de una colectividad humana, según su composi-ción y estado en un determinado momento, sino, másbien, de su evolución histórica.