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República Bolivariana de Venezuela Ministerio del Poder Popular para la Educación Superior Escuela de Artes Escénicas de la Universidad de Los Andes Mérida - estado Mérida Ensayo sobre el concepto de corporeidad. Basado en la obra “El cuerpo: síntesis de las artes” de Víctor Fuenmayor.

La Corporeidad

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Ensayo sobre la corporeidad

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Page 1: La Corporeidad

República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación Superior

Escuela de Artes Escénicas de la Universidad de Los Andes

Mérida - estado Mérida

Ensayo sobre el concepto de corporeidad. Basado en la obra “El cuerpo:

síntesis de las artes” de Víctor Fuenmayor.

Joolver Cárdenas C.I.: V-20394067

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Ensayo sobre el concepto de corporeidad. Basado en la obra “El cuerpo:

síntesis de las artes” de Víctor Fuenmayor.

La obra de Víctor Fuenmayor, “El cuerpo: síntesis de las artes. De la

corporeidad a la razón sensible” constituye una forma de acercamiento a la

verdadera significación del arte como la proyección más acertada del ser y que

por consiguiente depende exclusivamente del cuerpo y de la forma en como lo

utilizamos, es decir de la corporeidad como motor para cualquier arte. La

corporeidad es una actividad recíproca y cíclica existente entre el individuo y el

entorno -incluyendo también otros cuerpos- que depende de los sentidos como

puerta o conexión entre estas dos partes, pero también de la capacidad de

abstracción para poder incorporar lo que recibimos a través de lo biológico, es

decir, del olfato, la vista, el tacto, el gusto y la audición. Una vez que esto que

recibimos ya está dentro de nosotros, se moldea y se modifica por nuestra

experiencia tanto consciente como inconscientemente para así volver de nuevo

al exterior a través de nuestro mismo cuerpo. La corporeidad es netamente

individual, es decir, varía de unos a otros, esto se debe a la ya antes

mencionada modificación de la percepción debido a la experiencia. La

corporeidad es definida por Victor Fuenmayor como “la huella estructural de la

historia emocional del ser humano” debido a que es la forma en la que

percibimos cada uno el mundo y ésta a su vez depende del aprendizaje, es

decir, de la manera en como fuimos organizando -en su mayor parte

inconscientemente- la información que recibimos del mundo exterior a medida

que fuimos creciendo. El autor expone que “la sensorialidad primera es

totalmente difusa, hasta que el aprendizaje va separando los sentidos en

módulos” y esto podría estar en relación directa con la teoría de la mente, la

cual explica que cuando nacemos no tenemos conciencia de la separación

existente entre nuestro mente y el mundo, de nuestra conciencia y la de otros,

pensamos que somos uno con lo externo, es decir “se refiere a una habilidad

‘heterometacognitiva’, al hecho de cómo un sistema cognitivo logra conocer los

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contenidos de otro sistema cognitivo diferente de aquel con el que se lleva a

cabo dicho conocimiento” (Ustárroz, 2007). La corporeidad no es más que ese

aparataje de códigos que nos permite crear una barrera permeable a la

comunicación entre el yo y el exterior, una barrera que se forma gracias al

mismo cuerpo, a los sentidos pero que “no se libra a la simple percepción de

los órganos sino de los sentidos organizados en una escucha de las

asociaciones entre elementos” porque siempre dependerá del aprendizaje, de

los conceptos que en algún momento incorporamos para poder entender el

mundo, por ejemplo, en el caso del sentido de la vista, cuando estamos

leyendo un libro las imágenes llegan a nuestra retina en forma de ondas de luz

que deben ser traducidas y entendidas en primer lugar como formas y colores,

pero es sólo gracias a la combinación de estas imágenes con las abstracciones

que hemos incorporado debido a la experiencia, que podemos reconocer la

forma de las letras que tenemos en frente y así a través del consciente mover

los ojos para recorrer las líneas. Según Fuenmayor la corporeidad no es un

proceso exclusivamente introspectivo, se compone de toda una cadena de

entrada, interpretación y salida de información a través del cuerpo ya que

“entre el cuerpo y la corporeidad creada por la cenestesia se encuentra un

resto organizado de vivencias que conforman el sistema perceptivo-

impresivo-expresivo y definen nuestra singularidad” porque las vivencias son

exclusivas de cada individuo. En el caso de la parte perceptiva de este sistema,

el autor menciona que “la corporeidad es una abstracción paradójica entre

transitoriedad del discurrir de la vida y la permanencia de ciertas

impresiones que han marcado huella en el cuerpo, sin negar ni el instante ni

lo permanente” . Tomando como ejemplo la conciencia o el saber de

nuestra propia existencia, un individuo sabe que existe porque está

recibiendo información sensorial de la “transitoriedad del discurrir de la

vida” a través de todos los sentidos, una información que se compone de la

imagen que está recibiendo de sí mismo como formas y colores, del sentido

del tacto que le permite sentir su cuerpo sobre la silla, de los propioceptores

que le permiten saber las posiciones de las partes de su cuerpo incluso con

los ojos cerrados, de la audición y todo lo que está percibiendo a través de

ella y de la infinidad de receptores que posee su organismo para hacerlo

consciente de su existencia, pero toda esta información no es suficiente sin

“la permanencia de ciertas impresiones que han marcado huella en el

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cuerpo” debido a que en algún punto de la infancia tuvimos que haber

aprendido que los sonidos son sonidos, es decir algo que viene del mundo

externo, que los colores y formas específicas que percibimos al mirarnos

representan las distintas partes de nuestro cuerpo, que estas partes nos

pertenecen porque podemos estar consientes de ellas y sentirlas -así no las

veamos- y que debido a la infinidad de información que estamos recibiendo,

como por ejemplo la diferencia de temperatura entre nuestro cuerpo y el

exterior, es que sabemos que estamos separados del resto. Continuando

con la premisa de Fuenmayor de que la corporeidad es la forma como cada

quien percibe el mundo, es indispensable tomar en cuenta la participación

de la cultura, lo cual trae como resultado la existencia de una corporeidad

social y “lo propio de la investigación de la corporeidad social es situar el

asujetamiento del sujeto a códigos, escrituras, partituras, que partiendo de

las señales programadas, van instalando el cuerpo en una sincronización

inconsciente y cultural de la motricidad”. Un ejemplo muy claro de esto

podría ser la forma en la que hemos asumido los comportamientos

femeninos y masculinos en las distintas culturas, “el niño distingue entre

individuos pertenecientes a los géneros femenino y masculino –por sus

comportamientos, costumbres, tono de voz, etc.- y llega a considerarse como

integrante de uno de esos dos grupos antes de percibir la diferencia anatómica

de sexos” (Golergant, 2015), pero estos comportamientos considerados

femeninos o masculinos pueden variar de cultura en cultura, y lo que para una

sociedad puede ser considerado como femenino para otras puede ser una

expresión de masculinidad, así mismo su prestamos atención a las sociedades

que han permanecido aisladas de la transculturación durante miles de años -

como es el caso de algunas tribus indígenas- podemos notar que el

comportamiento gestual del macho y la hembra no varía en gran medida, lo

que denota el carácter de aprendizaje que pueden tener estas conductas, no

son más que corporeidad transmitida de generación en generación y que logra

esta sincronía gracias a la porción impresiva-expresiva del sistema ya

nombrado, la cual le permite al individuo que forma parte de un contexto social

reproducir estas conductas y acoplarse para formar parte del grupo ocupando

una postura aceptada y definida en ese contexto, la corporeidad se usa para la

supervivencia social. A pesar de que la corporeidad tiene esta porción eferente,

ésta “solo puede revelarse de manera indirecta”, un ejemplo claro de esto

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corresponde a la lengua hablada, según Chomsky el lenguaje se compone de

una estructura superficial formada por las palabras y una estructura profunda

que corresponde a los pensamientos y lo que sentía el emisor de las palabras

antes de concebirlas, pero estas palabras serán interpretadas por el receptor

usando como base su experiencia, por consiguiente la transmisión de la

información siempre será indirecta y estará modificada por la subjetividad.

De acuerdo a todo lo expuesto anteriormente queda claro que todo ser humano

posee corporeidad, pero “el artista es el único que puede hacer de su

corporeidad una obra de arte”. Cuando Fuenmayor afirma que el cuerpo es

la síntesis de las artes se refiere al hecho de que todas las artes son una

forma de corporeidad traducida, ya sea a la poesía, la música, la pintura o la

danza; por citar algunos ejemplos. Algunas de estas formas de corporeidad

están más o menos alejadas del cuerpo, pero todas provienen de éste. La

actuación y la danza son las disciplinas más cercanas a la corporeidad

propiamente dicha, la poesía, la música y la pintura podrían tomarse como

derivaciones. En el caso del poeta, gracias a la corporeidad es que logra

mover su lápiz para expresar palabras escritas, en el caso del pintor sucede

algo parecido pero con las pinceladas, pero en la danza y la actuación se

utiliza el propio cuerpo, estos tipos de arte son corporeidad neta a pesar de

que se encuentra modificada por la conciencia. La gestual de un individuo

mientras habla, se mueve o camina, no es más que la interpretación de la

imagen que tiene y que con el tiempo se creó de sí mismo, es un tipo de

actuación cotidiana en la cual el actor es el mismo individuo e interpreta un

personaje que en este caso también es él, y la técnica actoral busca poder

reproducir todo esto de forma fidedigna. Todas estas artes se componen de

“una síntesis en la representación donde la corporeidad extiende los

espacios de lo más individual” , los espacios de la mente del artista para

que sus ideas sean transmitidas a otros, y lo mismo que sucede con el

lenguaje en su estructura superficial y profunda pasa con los distintos

códigos del arte, con respecto a la poesía Fuenmayor dice que “todos

hablamos y podemos comprendernos, pero la poesía exige también ese más

allá de la comprensión: trabaja la lengua explorando la piel de las palabras,

la superficie profunda de la sonoridad, la música de los signos unidos a las

cosas, por eso existen pocos poetas” debido a que éstos requieren de una

sensibilidad abismal y un acceso al inconsciente con intención, además de

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una capacidad afilada y majestuosa para representar lo que sienten con las

palabras exactas y en el orden específico, que se convierte en belleza sin

perder el significado que busca expresar este artista. Así como sucede con

el poeta sucede con todos los artistas, crean una forma de expresión

valiéndose de su corporeidad para acercarse a la verdad lo más posible, a

pesar de que saben que ésta es totalmente subjetiva, pero si algún artista

intenta objetivar un poco su arte en la búsqueda de compresión por los

demás, puede valerse de experiencias comunes para todos o de respuestas

innatas como los reflejos provenientes de nuestra memoria evolutiva, para

crear un lenguaje universal comprendido por todos y un poco desecho de la

subjetividad. Fuenmayor explica que para esto es necesario olvidarse de lo

aprendido y retornar a lo básico de nuestra especie, porque “cuando el

artista encuentra esos espacios de desaprendizaje y de cristalización de

deseos, se apoya en las impresiones primeras para lograr sintonizar con el

pensamiento simbólico más sensible y anterior al pensamiento consciente y

racional” para luego reproducirlo en su arte, claro está que si el artista sólo

quiere expresar lo que siente desde su subjetividad dispuesto a que se

interprete su arte bajo el ojo subjetivo del espectador, es perfectamente

comprensible. A manera de conclusión se podría decir que entender

nuestra corporeidad es entender el origen de las artes.

Referencias Bibliográficas:

Golergant, D, (2015). El género en la teoría sexual. ALTER: revista de

psicoanálisis, investigación y traducciones inéditas. Madrid: Alter.

J, Tirapu-Ustarooz, et al, (2007). ¿Qué es la teoría de la mente?

Neurología: revista científica.

X, Babords, (2008). La interpretación Chompskiana. La gramática de

Port-Toyal: fuentes, contacto e interpretación.

Nota: Todas las citas que aparecen entre comillas pertenecen al texto “El

cuerpo: síntesis de las artes” de Víctor Fuenmayor.