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La corrupción del discurso Demasiados políticos, economistas y periodistas tejen una 'neolengua' que, como en la pesadilla de Orwell, reduce el polifacetismo y la complejidad del mundo a una jerga tecnocrática y opaca LLUÍS DUCH / ALBERT CHILLÓN 4 NOV 2011 Archivado en: Opinión Recomendar en Facebook 29 Twittear 8 Enviar a LinkedIn 0 Enviar a Tuenti Enviar a Eskup Enviar Imprimir Guardar El principal partido de la oposición acusa al Gobierno de "connivencia" o "chalaneo" con ETA durante años, tacha sus desatinos y errores de aviesas "mentiras", omite evidencias y contextos a fin de argüir que la quiebra en curso solo se ceba en España. La jerarquía católica azuza a sus medios y corifeos para acusar a quienes defienden el derecho al aborto de promover la muerte de infantes. Un expresidente del Congreso y padre de la Constitución se declara convencido de que el irresuelto encaje de Cataluña en España podrá resolverse sin recurrir a bombardear Barcelona como ha pasado "no sé cuántas veces". Los soberanistas periféricos proclaman sin rebozo el "expolio" que sus patrias, edénicas víctimas, sufren a manos del Estado victimario. Demasiados políticos y economistas, periodistas y profesores, financieros y empresarios tejen de consuno una neolengua que, como en la pesadilla de Orwell, reduce el polifacetismo y la complejidad del mundo a una jerga tecnocrática y opaca. Cualquier época tiene un correlato discursivo. La de ahora conlleva una 'crisis gramatical'

La Corrupción Del Discurso

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La corrupcin del discurso

La corrupcin del discursoDemasiados polticos, economistas y periodistas tejen una 'neolengua' que, como en la pesadilla de Orwell, reduce el polifacetismo y la complejidad del mundo a una jerga tecnocrtica y opacaLLUS DUCH/ALBERT CHILLN4 NOV 2011Archivado en:OpininRecomendar en Facebook29Twittear8Enviar a LinkedIn0Enviar a Tuenti

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HYPERLINK "http://elpais.com/diario/2011/11/04/opinion/javascript:void(0);" \o "Tienes que estar registrado en EL PAS y haber iniciado sesin para poder guardar noticias" GuardarEl principal partido de la oposicin acusa al Gobierno de "connivencia" o "chalaneo" con ETA durante aos, tacha sus desatinos y errores de aviesas "mentiras", omite evidencias y contextos a fin de argir que la quiebra en curso solo se ceba en Espaa. La jerarqua catlica azuza a sus medios y corifeos para acusar a quienes defienden el derecho al aborto de promover la muerte de infantes. Un expresidente del Congreso ypadrede la Constitucin se declara convencido de que el irresuelto encaje de Catalua en Espaa podr resolverse sin recurrir a bombardear Barcelona como ha pasado "no s cuntas veces". Los soberanistas perifricos proclaman sin rebozo el "expolio" que sus patrias, ednicas vctimas, sufren a manos del Estado victimario. Demasiados polticos y economistas, periodistas y profesores, financieros y empresarios tejen de consuno unaneolenguaque, como en la pesadilla de Orwell, reduce el polifacetismo y la complejidad del mundo a una jerga tecnocrtica y opaca.Cualquier poca tiene un correlato discursivo. La de ahora conlleva una 'crisis gramatical'Urge rehabilitar las Humanidades en general y la Ilustracin en particularApenas citamos un ramillete de ejemplos de distinta envergadura y calado -entre la negligencia expresiva y el voluntario fraude- para ilustrar la pujante corrupcin del discurso que hoy cunde, grave dolencia en la que Occidente empez a reparar har 10 aos, cuando fue arrastrado a una guerra contra eleje del malque an colea, en pos de las espectralesarmas de destruccin masiva.Alentado por la frivolidad tica y poltica que cierto posmodernismo auspicia, el trastorno ha ido cobrando visos de pandemia, y encuentra en la actual debacle uno de sus campos de accin dilectos. Bajo la manida palabracrisis-fetiche verbal de corte economicista que oculta ms que revela- late una colosal quiebra de alcance global y epocal que afecta muy distintas facetas del presente: poltica y religin, moral e ideologa, educacin y costumbres. Cualquier poca crtica suele tener un correlato discursivo, y la que ahora sufrimos conlleva una infecciosacrisis gramaticaltan ubicua que tiende a pasar inadvertida, ya que compromete todas las vertientes de la vida pblica, privada e ntima. Naturalizada por la costumbre, la infeccin ya ha devenido pandemia, y se sustancia de dos modos principales: bien como depauperacin sistmica del lenguaje, bien como negligente y aun deliberada perversin de sus usos y discursos concretos.Depauperacin lingstica.De entrada, tal crisis gramatical se manifiesta como un quebranto tangible y sistmicamente inducido de la facultad deempalabrarla realidad, y aqueja a la mayor parte de la ciudadana y de quienes la instruyen, informan y ordenan. Las modulaciones del habla comn delatan que la indigencia lxica, sintctica y retrica medra a sus anchas, mengua que acarrea la de la aptitud para decantar un conocimiento lcido, crtico y articulado acerca de lares publica;una sensible merma de la competencia y talante que el dilogo plural exige; y, en fin, la proliferacin de patologas discursivas -de la anomia y el mutismo al desistimiento y la violencia- que socava los pilares de una sociedad compleja, plural y abierta.Lo que semejante enfermedad pone en jaque es la salud de la convivencia y el sustento de la democracia misma, entendida como ideal cuya siempre imperfecta aunque indispensable persecucindebefomentar el uso pblico de la razn y sus frutos: la crtica y la pregunta, el difcil pero deseable equilibrio entre heterodoxia y ortodoxia, el benfico cultivo de la duda responsable y de lasabidura de la ilusinque postulaba Nietzsche. La bsqueda de la integral e integradora virtud cvica(aret)en el sentido griego requiere ejercitar con decisin el clebre "Atrvete a saber"(Sapere Audeque el progresista Kant propuso como divisa de la Ilustracin). Pero hacia tan deseable horizonte, singularmente urgente en los das que corren, solo puede tenderse si la ciudadana goza de los medios educativos y comunicativos imprescindibles para la realizacin de sus humanas potencias, en lugar del metdico y ofuscador adoctrinamiento quede factopadece. Hoy, como maana y ayer, mujeres y hombres necesitan ser socializados y acogidos, a fin de que su innata fertilidad d una fecunda cosecha.Perversin del discurso.Si la mentada dimensin de la crisis gramatical atae a las genricas derivas que desde hace dcadas vivimos, la segunda muestra un cariz mucho ms tico y pragmtico, ya que concierne al amplio y difuso territorio en el que a los sujetos les cabe ejercer su albedro. Sometidas a sistmico deterioro, como hemos argumentado, las aptitudesempalabradorassufren, adems, abundantes perversiones y abusos, porque son los sujetos, los grupos y las instituciones quienes poseen la condicionada pero efectiva libertad de ejercerlas, amn de la responsabilidad de hacerlo de forma virtuosa.La corrupcin del discurso pblico se constata hoy por doquier, con tanta fuerza y tan disolventes efectos que urge atajar su contagio. La epidemia se manifiesta, por un lado, en la compartida incuria con que se expresan y piensan demasiados sujetos -prceres y poderosos incluidos-, y el dao que causa es proporcional a la inconsciente pereza que la impulsa. Ah estn, para ilustrarlo, la anemia lxica y la dejadez sintctica; el decir vago y haragn; el arrogante desprecio de la complejidad y matiz; la saturacin de tpicos y muletillas. Y en fin, sobre todo, la adopcin de un habla renqueante, acomodaticia y canija, muy dada a acatar toda suerte de bogas y a sacrificar la belleza y precisin verbal en el altar de laneolenguaeconomicista, tecnocrtica y deshumanizada a que antes aludamos, ese falsamente naturalantiestiloen que encarna laracionalidad instrumentalque combatieron con tanto ahnco los pensadores de Frncfort.Por otro lado, la perversin del discurso medra a manos de quienes adrede lo adulteran en aras del populismo, el mesianismo y la demagogia, cnceres de cualquier democracia y razn posibles. Son legin los dirigentes y portavoces dotados de pblico ascendiente -plpitos o micrfonos, tribunas o tarimas- que trasgreden la ms elemental tica comunicativa, ineludible sostn de la lealtad y la confianza que el convivir requiere. Con desfachatado cinismo, mandarines y gerifaltes tergiversan las certezas y probabilidades reconocibles, y confunden a cosa hecha la resabiada mentira -enunciacin deliberada de una inteligible falsedad, como escribi Agustn de Hipona- con el desacierto o el yerro. La fractura de la confianza que de tal desmn resulta extiende su grangrena a la entera sociedad, y la deja en franqua para que la desvergenza campe a sus anchas. Si la mendaz antitica del todo vale deviene al finnaturaly objeto de aplauso y premio, como tantos persiguen, entonces no solo se malogra la comprensin de cada asunto en particular -y los consiguientes actos y decisiones-, sino la propia capacidad deempalabrary conocer que ciudadanos y gobernantes precisan. Y lo que en suma se arruina es el cimiento de la comunicabilidad, la convivencia y la democracia, nada menos.Desde Humboldt y Nietzsche sabemos que el ser humano lo es porque significa y habla, en la medida en que erige la entera civilizacin por medio de smbolos y palabras. Y que el polifactico discurso -con el verbo en su cima- no es simple vehculo para la expresin de lo ya ideado sin l, sino requisito del pensar y sus frutos. La moderna conciencia lingstica ensea que comprender yempalabrarvan de la mano; y adems -aunque no suele repararse en ello- que el discurso eshacedorde realidad: de sus hechos, procesos y circunstancias, allende la cruda materia. l configura en buena medida la facticidad en que vivimos: el pasado y su memoria, el presente y su nocin, el porvenir y su anticipo. De ah la necesidad de atajar su corrupcin. Y de ah tambin, sobre todo, la urgencia de rehabilitar las Humanidades en general y la Ilustracin en particular, el patrimonio de sabidura que integra el legado crtico del Humanismo.Llus Duch,antroplogo y monje de Monserrat, es autor deAntropologa de la vida cotidianay de Mito, interpretacin y cultura.Albert Chillnes profesor y director del Mster en Comunicacin, Periodismo y Humanidades de la Universidad Autnoma de Barcelona.El mgico poder de escribirPone en orden los pensamientos, reduce la ansiedad y ayuda a comunicarse con los demsDisfrutar y lograr ms haciendo menosLa pareja al divnGABRIEL GARCA DE ORO8 JUN 2014 - 00:00CET1Archivado en:PsicologaCiencia

ILUSTRACIN DE JOO FAZENDARecomendar en Facebook8.350Twittear1.090Enviar a LinkedIn494Enviar a Tuenti

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HYPERLINK "http://elpais.com/elpais/2014/06/04/eps/javascript:void(0);" \o "Tienes que estar registrado en EL PAS y haber iniciado sesin para poder guardar noticias" GuardarGracias a la lectura, nuestro mundo personal se enriquece con otros mundos, se ensancha nuestra vida con otras vidas. Leer, sin lugar a dudas, es crucial en el crecimiento y desarrollo de los individuos y de la sociedad. Tanto es as que desde distintos sectores se trabaja para elevar los ndices de lectura en la poblacin. Nos hemos dado cuenta de ello. De lo que an no nos hemos percatado es del poder mgico y transformador que tiene la otra cara de la moneda: escribir. Tal vez para muchos esta actividad est reservada para aquellos que saben escribir. La mayora de nosotros nos sentimos excluidos del olimpo de las letras, reduciendo nuestros actos en este sentido a un puado de correos electrnicos, listados de la compra o redundantes mensajes en las redes sociales. Pero pensar que esta actividad est reservada a los grandes literatos sera tan estpido como creer que no podemos salir a correr porque no somos Usain Bolt. Del mismo modo que para realizar este deporte solamente se necesita dar un paso tras otro, para escribir, como deca Oscar Wilde, solamente hay dos reglas: tener algo que decir y decirlo. Y todos tenemos cosas que contar, como mnimo a nosotros mismos. Repasemos tres gneros que nos abrirn la puerta a sorprendentes beneficios para nuestro progreso personal e incluso para nuestra salud, tanto emocional como fsica. Aprovechemos un poder que, literalmente, est en nuestras manos.Al escribir proyectas un mundo a tu medida (Jess Fernndez Santos)El diario personal es una de las herramientas ms usadas por los psiclogos para reordenar las emociones de los pacientes. Sus beneficios son muchos; incluso, segn un estudio llevado a cabo en Nueva Zelanda y publicado en la revista Time, la gente que lleva un diario personal cicatriza antes sus heridas, y no hablamos de las emocionales, sino de las fsicas. Sin embargo, al margen de la terapia, tambin puede servirnos para crecer, progresar, conocernos mejor. Solamente necesitamos un bolgrafo, un cuaderno y 15 minutos de tranquilidad antes de ir a dormir. De este modo:Reflexionaremos nuestro da.El diario nos obliga a organizar lo que hemos vivido y a ponerlo en relacin con nuestros sentimientos. Volvemos, por as decirlo, a vivir y sentir lo ms importante del da.Un remedio para el aburrimiento

ILUSTRACIN DE JOO FAZENDADan Brown, autor de El cdigo Da Vinci, estaba de vacaciones. Un da, en la piscina de un hotel, no tena nada que hacer y se aburra. De repente encontr un libro abandonado en una hamaca. Era un thriller. Lo ley y pens que eso estaba tan mal escrito que poda hacerlo l. As que empez a escribir para paliar el aburrimiento, cuando l nunca haba sentido la llamada de las letras. As que nunca se sabe cundo uno empezar a escribir ni hacia dnde le llevar ese camino. Lo que es seguro es que siempre nos va a sorprender.LIBROSLa magia de escribirJos Antonio Marina y Mara de la Vlgona(Debolsillo)Es un manual lleno de entusiasmo y pasin por la palabra escrita, ya sea novela, poesa o no ficcin.Zen en el arte de escribirRay BradburyUn compendio de artculos del genial escritor de ciencia-ficcin acerca de todo lo que nos puede dar el mundo de la palabra.Evaluaremos nuestras respuestas emocionales.La reflexin nos conduce a la evaluacin. Hemos actuado correctamente? Nos hemos dejado llevar por los sentimientos? Volveramos a actuar de esta manera? Estas preguntas nos permiten mejorar o reforzar nuestra conducta, y as crecer en confianza y autoestima.Pondremos en perspectiva las situaciones.Porque podremos repasar las pginas escritas y darnos cuenta de que esto que tanto nos preocupaba, con el paso del tiempo, resulta que no tena tanta importancia. O que aquel problema que pensbamos que no tena solucin, result tenerla.Liberaremos estrs. Escribir de lo que nos pasa es una manera inigualable de exteriorizar emociones. De airear sentimientos. O, incluso, de dar rienda suelta a fantasas. Y ya sean emociones, sentimientos o fantasas, es importante que no se retroalimenten en nuestra cabeza enrareciendo nuestro ambiente emocional.Dormiremos mejor.Todo lo que hemos mencionado provoca que aligeremos carga antes de ir a dormir. Que estemos ms relajados y con ms seguridad para afrontar el nuevo da, lo que facilita que durmamos mejor y descansemos profundamente, y as al da siguiente estaremos ms despiertos. En todos los sentidos.Esta tcnica naci principalmente para la superacin de situaciones traumticas y dolorosas. Sin embargo, hoy es de uso comn para todas aquellas personas que quieran conocerse mejor y tener un mayor control sobre sus emociones. La escritura expresiva se basa en no pensar. En dejarse llevar por la palabra. De esta manera conseguimos asomarnos a nuestro inconsciente y conectar con realidades interiores que de otra manera seguiran bloqueadas y ocultas. James Pennebaker, psiclogo de la Universidad de Texas, estudia sus beneficios desde hace ms de tres dcadas y asegura que estimula la proteccin inmunolgica, relaja y mejora la calidad del sueo, ayuda a controlar la presin arterial y reduce el consumo de alcohol y frmacos. Si queremos empezar este viaje interior, solamente debemos:Escoger un tema que nos preocupe, por ejemplo, por qu no me llevo bien con esta persona, o por qu me siento mal en esta situacin, o por qu no consigo hacer esto que me propongo Lo que sea, pero que tenga relevancia para nosotros.Escribir 20 minutos durante cuatro das seguidos.Es importante ser constante durante el proceso. Encontrar un momento de tranquilidad en el que sepamos que no seremos molestados. Apagar telfonos, aislarse por un rato.El que lo piensa todo primero, no escribenada despus (Francisco Umbral)Solo escribir.Hacerlo sin pensar en el qu. Dejar que las palabras fluyan, que las frases salgan de nuestro interior. Sin atender al estilo ni a la correccin ortogrfica. No juzgar; por sorprendente que sea lo que nos venga a la cabeza, escribmoslo. Sin miedo.No leer hasta el final.Durante los cuatro das que dura este experimento personal es conveniente no repasar. No leer lo que hemos escrito para que no contamine la escritura del siguiente da. Una vez finalicemos, entonces s hay que hacerlo para ver qu sentimientos tenemos ante esa fotografa interior. Y as, analizar en qu nos puede ayudar, qu hemos aprendido y cmo nos hace sentir.En la prestigiosa Harvard Business Review apareci un artculo titulado Los beneficios de la poesa para profesionales. En l, John Coleman insista en que todos los empresarios deberan escribir poesa. Que para ejercer cualquier puesto de responsabilidad era necesario tener visin de poeta y dejar a un lado los libros de management. Revolucionario e inesperado, el artculo de Coleman nos descubre algunos beneficios de escribir poesa que todos, seamos empresarios o no, tenemos a nuestro alcance. Y es que la poesa es la mejor medicina para:Convertir en simple lo complejo.El limitado espacio de un poema nos obliga a sintetizar. A buscar metforas, paralelismos que conviertan el caos en algo comprensible. La poesa es un ejercicio constante de encerrar lo inalcanzable en una imagen entendible.No hay espejo quemejor refleje la imagen del hombre que sus palabras(Juan Luis Vives)Desarrollar la empata.La poesa no solamente nos obliga a estar atentos a nuestros sentimientos, sino tambin a los de los dems. Una exploracin con la que entendernos y conectarnos con el mundo que nos rodea.Potencia la creatividad.La lucha constante por encontrar la palabra justa que consiga expresar aquello que queremos decir, la capacidad de asombro ante cualquier detalle o el trabajo de imaginacin continuo son ejercicios creativos de primer orden.Nos ensea a valorar la belleza.Cuando estamos conectados con nuestro yo potico, somos capaces de apreciar la belleza en un simple charco. La poesa nos conecta con un sentido esttico de la vida.Estos ejercicios toman la escritura como partida para el progreso emocional. Pero la palabra es magia, en general tanto cuando hablamos con los dems como cuando lo hacemos con nosotros mismos. No es extrao or a alguien decirse Qu idiota he sido! en lugar de dedicarse algo constructivo del tipo Aqu fall por esto o por lo otro. Charles Reade dijo: Siembra un pensamiento y cosechars un acto. Siembra un acto y cosechars un hbito. Siembra un hbito y cosechars un carcter. Siembra un carcter y cosechars un destino. Pero no debemos olvidar que los pensamientos se hilan con palabras, y segn sea ese hilo, as ser el tejido de nuestro destino.