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giselle-murillo
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Luego de estar varios años en un equipo de fútbol de mujeres era inevitable que escribiera algo sobre una heroína del balónpie. Miriam es una chica que gusta del deporte de las patadas de manera obsesiva y distante, un escape en el medio del romance con Drilo, el jugador talentoso que siempre es promesa de estrella. Un drama de noventa minutos más el agregado.
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1. La tragedia del Monumental.
Eran casi las seis de la tarde y el sol se pona en el horizonte mezclando el azul natural del
cielo con un anaranjado nostlgico. Ese cielo en degradado haca juego con el mosaico
colorido de la tribuna del mtico, imponente y magnnimo estadio Monumental que luca
totalmente lleno. En la cancha, la luz del alumbrado del inmueble que ya se haba
encendido, le daba un aspecto mgico a las lneas que delimitaban el terreno de juego y a
los postes del campo que, todos ellos blancos, reflejaban en su textura metlica toda la
alegra que se viva previa al encuentro. Todo el que tena boleto estaba ah pues
conseguirlo haba significado un enorme sacrificio econmico en un pas en el que la gente
cobraba salarios miserables que apenas si alcanzaban para mantener la dignidad. No
faltaba el perezoso que lo haba comprado al doble o al triple en la reventa, mercado
negro perdonado por el gobierno y por la todava ms oscura pero legal empresa
multinacional que se haca cargo de la venta de los boletos por sistemas digitales.
Mujeres, hombres y nios estaban en las gradas desde haca cuatro horas, eso ms cinco
horas previas de fila frente a las puertas del estadio; toda la espera y la paciencia
sostenida por la ilusin de mirar en vivo el juego del ao. Tambin estaba el presidente del
equipo local, en su palco especial con servicio exclusivo, equipado con grandes pantallas
planas y aire acondicionado. De visita incmoda estaban los miembros principales de la
cooperativa que era duea del equipo visitante, la diplomacia haca corto circuito entre
dos directivas que se odiaban mutuamente. Los tcnicos de TV y los que narraran el
partido a millones de aficionados en todo el mundo tambin estaban. Movan centenares
de metros de cable, ajustaban los lentes de sus costosas cmaras y uno que otro narrador
haca grgaras antes de comenzar a cantar el juego. Todos afinaban los ltimos detalles
para llevar a cabo la transmisin de la que, segn haban anunciado los diarios ese mismo
da, sera la batalla pica ms grande en la historia de la liga. Dos clubes llegaban con igual
nmero de ttulos, eran los ms ganadores, el que ganara esa noche tomara histrica
ventaja. Eran antagnicos desde su creacin, uno auspiciado por las clases altas militares y
otro forjado por los liberales en la poca en que ser llamado liberal no era un insulto. Uno
con la frescura tatuada en la frente, el otro con el celo del triunfo que no perdonaba
ninguna flaqueza. Una de las aficiones se deca culta, la otra la no la bajaba de pobre y
mugrosa; igual, ambas tribunas cantaban y beban cerveza. Era da de fiesta y en el aire se
senta y se respira la esencia de una gran final. Casi todo el pas estaba pendiente. Los que
no, es porque sufran de cierto mal que les haca odiar el ftbol, su castigo es que
quisieran o no, se enteraran del resultado antes del da siguiente, menudo va crucis.
Los dos equipos ya estaban en el tnel del estadio que daba acceso al campo de los
sueos. Entre ellos se cruzaban miradas y ni siquiera en ese momento de profunda
concentracin y ansiedad la prensa los dejaba estar. En las filas de ambos cuadros haba
grandes jugadores, unos que ya eran parte de las leyendas populares, otros que todava
tenan que esforzarse para lograr esto ltimo mostrando sus mejores jugadas en el
terreno de juego y no solo en los comerciales de televisin. En ambos cuadros tambin
haba excelentes guardametas, dos solitarios comprometidos con su misin: evitar el grito
que todos deseaban exhalar. Adems, por diferentes razones y circunstancias, dos
novatos jugaran sus primeros minutos en una gran final. De los dos que debutaban el
primero en entrar al terreno fue Risto Tanque, defensa central que le haca honor a su
apellido, duro, malacara e inmutable desde que estaba en las inferiores. Alto, atltico...
pero fro lo describi as una revista de intereses femeninos (ninguna publicacin, ni las
de poltica ni las de nada de nada, pudieron resistir mencionar el gran juego en sus
pginas).
A Tanque se le vea tranquilo a pesar de que solo contaba con veintin aos y ya estaba en
la antesala de una final. Esto contrastaba con el novel del otro cuadro: con una gran
sonrisa en el rostro, de aspecto desgarbado, cuatro aos menor que Tanque, sin mucha
estatura fsica pero inmensa de alma y la playera sin fajar (el nico de los veintids con
esta caracterstica); a diferencia de Tanque, l no haba pasado la vida por las inferiores, l
haba llegado de lejos para probarse en las reservas del equipo rojo y se qued. Dicen que
caus tal sensacin en la primera prctica que tuvo con el equipo que de inmediato se
convirti en el nio consentido del tcnico. Este nos va a dar muchos triunfos, dicen que
dijo su entrenador al verlo dominar un baln. Le decan Drilo y jugaba de interior izquierdo
aunque no pocos pensaban que jugaba ms de extremo.
La noche anterior al partido el entrenador de Drilo, el mtico Sergio Camacho con sus trece
ttulos de liga y cinco de copa, haba subido hasta el cuarto del muchacho para tratar de
tranquilizarlo y decirle que no estuviera nervioso. Camacho recorri cada escaln desde el
lobby del hotel hasta el cuarto donde estaba Drilo, recordando como l mismo, el da de
su debut como jugador no haba podido conciliar el sueo. Lleg al cuarto de Drilo y se
sorprendi al ver al muchacho jugando un partido en las canchas de Morfeo, el chico
estaba profundamente dormido. Lo romntico del asunto de Drilo no escap a la prensa,
les atraa inmensamente el asunto del nio de barrio que de un da a otro estaba
contemplado para jugar en la grande. En los das previos, los reporteros bombardearon a
Camacho con preguntas sobre el hecho. Camacho se mostr renuente a explicar la
presencia de Drilo en el juego y por eso en las tapas de los peridicos aparecieron ttulos
sensacionalistas como Se volvi loco, Ni que fuera un dios o Es un berrinche. Todos
desaprobaban el hecho del debut de Drilo, todos excepto los que ya retirados miraban con
tristeza como el juego se haba hecho un campo de super-atletas con mucho msculo,
mucha fuerza, mucha potencia pero poca imaginacin, poca independencia y casi nada de
desdn.
En cambio, el debut de Tanque era un poco ms que forzado. En la fase previa su tcnico,
el calculador Dimitri, haba perdido dos defensas titulares, uno por lesin y otro por
tarjeta, ambos en el partido semifinal. Se busc tener listo al lesionado para el da del
encuentro pero no pudo ser a pesar de que recibi lo ltimo en traumatologa deportiva.
Por eso, Dimitri, muy a su pesar, tuvo que echar mano de Tanque. Dicen que minutos
antes del partido, en el vestidor, Dimitri le dijo a Tanque lo siguiente:
Ni un solo gol, entendis? Si no ganamos, morimos despus de mucho tiempo todos
diran que Tanque lo entendi al pie de la letra.
La ceremonia del himno nacional termin y los equipos calentaron un poco mientras en el
centro del campo el rbitro, un hombre casi sexagenario con el cabello blanco y que ese
da se retiraba luego de haber sido el mejor rbitro de la liga durante veinte aos, llam a
los dos capitanes para el volado y elegir lado o baln. La postal era inolvidable, Tanque
hacia estiramientos y a unos pocos metros del Drilo dominaba el baln con maestra con
la tribuna roja a sus espaldas. En la tribuna roja las bengalas y las banderas ondeaban al
ritmo del cntico guerrero que exhalaban uno a uno los fieles seguidores del equipo
colorado como despectivamente los llamaban los pitufos, que era a su vez como los
aficionados rojos llamaban a los jugadores y aficionados del cuadro celeste.
Qu cantan los Celestes, pap? pregunt una nia de ocho aos a su padre.
Cosas racistas como siempre. No los escuches.
La nia llevaba ya desde ese da el jersey rojo, carente de publicidad en el frente de la
playera, apenas unos tmidos logotipos en las mangas y costados era lo que la franela roja
dejaba a sus fieles patrocinadores. Tambin llevaba enroscada al cuello, una bufanda roja,
con la leyenda Rojo hasta la muerte por un costado y en el otro Siempre te amar con
el escudo del equipo colorado en el extremo. Una gorrita, tambin para el fro y tambin
en rojo, evitaba que su largo y suave cabello lacio se hiciera una maraa por el viento que
haca. Su padre era un hombre espigado y de barba de tres das, que con la mirada
avispada y la mente alerta, lea que en el estadio haba sobrecupo y saba que eso no era
bueno para estar ah con su pequea hija de ocho aos. Al mismo tiempo que cantaba, el
padre examinaba las posibles salidas en caso de que aquello hirviera; saltar al campo no
era una opcin pues una malla de tres metros de alto coronada con alambres de pas
dejaba en claro el lugar de la aficin con respecto al universo futbolstico: los mirones son
de palo. A pesar de que cada quince das estaba ah sin falta con su hija, esa tarde no era
como todas las dems, era la final.
Va a meter al chaval ese! El Driblo o Drilo, como se diga grit un hombre que estaba
a un costado de la nia, era gordo y tena un tarro de cartn lleno de cerveza en la mano.
Hay que darle el beneficio de la duda dijo el padre de la nia como si conociera al
desconocido desde haca muchos aos.
Los experimentos que los deje para los primeros partidos de la copa, cuando juegas con
la tercera, no para la final; no para cuando estn los pitufos enfrente.
Bueno, yo espero una buena sorpresa. Camacho es un viejo lobo de mar, nos ha dado
muchos ttulos, entonces hay que darle esta. Yo espero una linda sorpresa y ya vers,
cuando termine el juego te invitar una cerveza dos veces ms grande que esa que tienes
y estaremos festejando que somos campeones.
Salud, camarada!
Salud!
Salud, pap! dijo la nia sin tener nada con que hacer brindis.
Salud, hija. Salud.
El juego por fin comenz, con minutos de retraso debido a la gran cantidad de gente que
haba en el campo y que no tena nada que hacer ah. Movieron los celestes, que eran los
del equipo de Tanque. Marsut pas a Escubaro y ste toco atrs haca Tanque ante la
presin de un rival. Tanque recepcion con tcnica, luca imponente y seguro, llevaba la
vista al frente y no dudo en enviar un pelotazo largo y tendido haca el llanero solitario del
equipo, Paco Galdamez, a pesar de que ste estaba marcado por Cortina y Paz, defensores
de la roja.
El juego comenz rspido y trabado en la media cancha, ah donde Vladic y Jorge Estroza
integrantes del equipo de Drilo, y que portaban orgullosos la casaca roja hacia ocho y
cuatro temporadas respectivamente, trataban de ponerle talento al asunto. Enfrente,
estaban Scotti y Vernau, medios de contencin del equipo Celeste, que no dudaban en
tirar patadas a sus adversarios ms tcnicos. La prensa, siempre exagerada, haba descrito
el estilo de los dos entrenadores con la siguiente frase Camacho tenia escrito en la frente
Libertad y Dimitri tiene tatuado en la espalada Catenaccio!
Pasaron veinte minutos de juego y Drilo ni la haba tocado, en cambio Tanque ya haba
hecho tres faltas, tres barridas y un tapn que hizo volar al pobre semi-novato y lateral
derecho Amori por los aires. Con todo eso, Tanque comenzaba a tomar ms y ms
confianza. A pesar de ello, Drilo, se senta muy tranquilo y no desesperaba. Entonces, casi
de manera milagrosa, el llanero solitario Galdamez logr obtener un tiro de esquina. Scotti
fue el encargado de cobrarlo, pensaba hacerlo en parbola y a primer palo. En el rea
Galdamez peda ayuda a sus compaeros, acudieron as las dos torres de centrales
(excepto Tanque, los equipos de Dimitri jugaban siempre con tres centrales), el interior
derecho Grimaldi tambin iba, pero un grito de Tanque le impidi lanzarse al rea para
intentar rematar.
Te mato si te vas a rematar y dejas tu marca Grimaldi dijo Tanque que con veinte
minutos en el campo se crea ya capitn de la celeste.
Marcar?, pero vos atacamos apenas dijo Grimaldi.
El portero Mascte de los azules, aplaudi la decisin de Tanque. El portero rival que
ahora tena su primera prueba del partido, tambin aplaudi la decisin.
Cada quien con uno, son pocos muchachos, vamos! deca el tipo bajo los tres palos
de la Roja de nombre Mazu, con su piel negra y su vestimenta del mismo color; era
siempre blanco de los insultos racistas de la tribuna Celeste.
Se cobr el tiro de esquina, Gocanovich defensa centro de los rojos, fall en su despeje. Lo
hizo hacia el centro y all lo tom Vernau, medio centro de los celestes, a unos cinco
metros fuera del rea grande y no lo pens. Meti un disparo que rebot en un jugador
contrario y el rebote cay caprichosamente a los pies de Galdamez, que mir, tiro y venci
en menos de un segundo a Mazu. Gol. Dimitri, el tcnico celeste, tena el juego justo
donde le gustaba.
Arnau, capitn de la roja y el jugador ms veterano en el terreno de juego sac el baln de
las redes de su portera y sinti morir un poco. Mientras lo pateaba hacia el centro del
campo animaba a sus compaeros. Arnau echo una mirada a Drilo y le dijo:
Lo que vayas a hacer hazlo ya.
Drilo se anim con el mensaje de su capitn y reavivo sus esperanzas echadas por tierra
con el gol recibido. Vladic, uno de los siete extranjeros permitidos por equipo, reanud el
juego. Retras el baln, se lo regresaron de primera y al levantar la vista encontr que
Drilo estaba solo por la banda izquierda. Mand el baln a Drilo y este tom la bola Oh,
que felicidad! Se dijo para si el muchacho, pues por fin era suya. Apenas, vio venir a
Tanque e intento devolver el baln hacia atrs, pero lo hizo mal... Qu tan mal? Bastante
mal. Se la entreg a Galdamez y por poco le clavan el segundo a su equipo. Por primera
vez en mucho tiempo, Drilo sinti que el mundo se le vena encima. Para su suerte
Galdamez iba solo al frente y tampoco esperaba el regalo de Drilo, el veterano delantero
lament su falla pero no con la intensidad que Drilo ahora sufra la suya. Drilo, qued de
pie sobre su banda, lamentndose y escuchando los abucheos y recordatorios familiares
de los aficionados que ahora se escuchaban realmente cerca. Camacho le grit entonces
desde la banca
Lo que ests jugando no es nada diferente a lo que jugabas en el barrio, esto es solo
ftbol y t lo sabes jugar. No los escuches, solo juega.
Falta otra vez sobre Strunz y tarjeta amarilla para Grimaldi. Cobr el propio Strunz y
mand el baln sobre Drilo y es aqu que realmente comienza nuestra historia.
Y all va el baln otra vez sobre el joven Driblo, perdn Drilo, total, es bastante malito el
muchacho. Que lamentable partido el del pobre!, eh?, pelota que le dan pelota que
pierde. Otra vez. Uff! Merci es la marca de los campeones, usa ropa Merci informa,
marcador en el Monumental, los celeste van uno a cero por sobre la roja.
Camacho le ha debutado en falso a este muchacho, pero mirad que a pesar de que
pierde los balones los sigue pidiendo con el mismo mpetu.
Lo que debera pedir es su cambio.
Esto era lo que se escuchaba en la transmisin de TV mientras la pelota viajaba, por
ensima vez, hacia Drilo. Esta vez la tom bajo la marca de Grimaldi. En cuestin de un
segundo Grimaldi iba detrs de Drilo, sencillamente lo haban pasado. Drilo entonces
busc a Strunz o tal vez a su delantero centro Garca, pero todos estaban marcados, un
mar de Celestes le nublaba el panorama. Pudo tocar hacia atrs a donde Gocanovich le
peda el apoyo, pero no lo hizo. Lo que s hizo fue hacer creer que lo hara y en esa
magistral finta qued sembrado el rival Escubaro. Drilo entonces aprovech la infinitud de
su banda izquierda y corri por ella los metros libres que l mismo se haba fabricado. Esto
hasta que se top de frente con Tanque que haba salido de su zona para hacerle la
cobertura a Escubaro. Era la esquina del lado izquierdo, Drilo hizo una finta hacia la
izquierda y despus bicicleta hacia la derecha, Tanque abri las piernas por acto reflejo,
haba sido engaado.
Tnel del tamao del estadio seoras y seores!
Tanque intent un ltimo recurso: la falta. Pero no pudo ni tocar a Drilo que ya estaba
lejos de su alcance. Drilo ya estaba dentro del rea. La gente le peda que tirara. Camacho
tambin. El narrador rogaba:
Tira!, Tira!, Por el amor de Dios tira!
Pero Drilo no hizo caso, en cambio se quit al otro central y se encontr de frente al
arquero que haba tapado todo ngulo posible de disparo. Drilo se dio cuenta pero tirar ya
no era necesario. Se detuvo en seco y, como si tuviera todo el tiempo del mundo, golpe
el baln con la parte interna de su pie derecho con la precisin de un tiro sobre el pao de
una mesa de billar y, con el desdn de quien no se estuviera jugando nada, se convirti en
espectador de lo que sigui: luego de recibir el pase lateral de Drilo, con toda la puerta
abierta, Garca sac el grito de gol de toda la aficin roja.
Gol! Pero qu cosa acabamos de ver seoras y seores! Eso fue un pedazo de gol.
Diego si lo has visto algrate. Pele, si estas en el estadio ponte de pie y aplaude. A los
dems solo nos resta dar las gracias. John, tu que estas a mi lado dime si no es de lo mejor
que has visto.
El narrador exageraba, cierto. Pero no mucho.
Garca anot y corri como loco haca el bandern de crner del lado derecho, volte y
esperaba ver a sus compaeros detrs de l dispuestos a felicitarlo, pero no encontr a
nadie. Todos estaban con Drilo. Garca esboz una sonrisa y con la humildad de alguien
que ha recibido la gloria del cielo fue a festejar a Drilo. Por la banda izquierda yaca en el
suelo Tanque. Estaba muerto de rabia. A su portero, Mascte, le haban hecho el gol, a
Gonzlez le haban quebrado la cintura, a Escubaro le haban engaado para siempre,
pero a l, a l le haban hecho el cao. Tena miedo de voltear a la banca donde estaba su
entrenador Dimitri y por eso no lo hizo.
En la tribuna, medio estadio gozaba y la otra mitad senta fro. La nia que acompaaba a
su padre saltaba de alegra como todos a pesar de recibir un bao de cerveza sobre su
cabeza. Era una alegra incontenible, una fusin de xtasis con una masa llena de
extraos. Haban festejado muchos goles antes, pero ese era especial, era el de la
esperanza de ser campeones.
El juego, como haba empezado, empatado, con mucha tensin en el medio y con Tanque
efectivo y ms o menos recuperado en la defensa. Pero haba algo distinto ahora, muy
distinto. Era Drilo, se haba convertido en el centro de gravedad de su equipo y el deleite
de los aficionados. Antes de terminar la primera mitad, ya haba fabricado cuatro paredes,
hecho un sombrero, cobrado un tiro libre a la horquilla, tan ajustado al palo que el rebote
pic sobre la lnea de gol y se fue fuera. Ya en la segunda parte y despus de recibir las
felicitaciones extras de sus compaeros en el descanso, propin dos tneles a Marsut y
uno a Escubaro, intent anotar desde un crner, se deleit haciendo cambios de juego tan
precisos que pareca tener un teodolito en la cabeza. Drilo escurra de tcnica e
imaginacin ms que sudor y por lo tanto, en pocos minutos, le quito a su compaero
Strunz el dudoso honor del jugador ms castigado por los defensas celestes. Mientras
tanto, Tanque, segua bien en la retaguardia y confiaba en que pronto se le presentara
una revancha con Drilo.
Como en todos los juegos que se dan en un ritmo vertiginoso, en este hubo un momento
de relativa calma y de respiro para los jugadores. Era el minuto setenta de tiempo corrido
y Camacho sustituy al lateral Corsi por el delantero Osmar Valdez. El cambio se haba
podido realizar gracias a que el juego se haba interrumpido debido a una falta a favor del
equipo Rojo. Strunz estaba presto a cobrar. La falta haba sido cometida detrs de medio
campo as que Strunz toc hacia su portero y este haca su lateral derecho que evalu en
un segundo todas sus opciones y eligi a Drilo que se haba salido de su banda para recibir
en el centro del campo. Por supuesto vena marcado pero eso no fue problema porque
Drilo que se quit a su marcador con un quiebre que pareci lo ms fcil de este mundo.
Entonces vio a Garca que marcaba un pase por detrs de la defensa. Tanque adivin el
movimiento del delantero y dio la orden de salir. Como una fila de soldados en perfecta
lnea recta, los cinco defensas dejaron en mala posicin a Garca. Drilo pareca no darse
cuenta de esto, pues segua viendo a Garca y pareca que le tocara en largo. Pero solo
pareca. Drilo vea a Garca a su izquierda y sin separar su mirada de l, pas a su derecha
donde Vladic estaba solo. La lnea de soldados haba sido engaada. Vladic toc de
primera intencin regresando una pared de quince metros a Drilo que entr como un rayo
y en buena posicin por el centro a buscar el pase de Vladic. Hizo sensacional recepcin
dirigida y tena a su frente, a unos treinta metros, la meta de Mascte y detrs de s,
corriendo como un blido para alcanzarlo, a Tanque. A unos treinta metros de la portera
Drilo avanz en vertical a una gran velocidad y con la bola que pareca cocida a la bota.
Camacho suspir por tan bella jugada.
El destino nos juega a veces pequeas bromas, pero en ocasiones se ensaa; esa tarde-
noche el destino se carcaje de Drilo. Tanque se barri con todo pero no alcanz al baln,
tampoco al hombre, qued tendido en el suelo pero se levant y sigui corriendo detrs
de Drilo aunque ya todo dependa de su guardameta.
Mascte sali al encuentro de Drilo en los lmites del rea grande. Drilo record entonces
la finta de Pel a Mazurckiewz intentarla? No, el portero estaba ya muy cerca. Entonces
el sombrero, si un sombrero. Mascte lleg con todo y con los pies por delante y recibi
como pago que Drilo elev el baln sobre su humanidad. La puerta ya estaba entregada,
Drilo solo tena que empujarla. Se sinti en el cielo pero ese baln tardaba una eternidad
en bajar, ese tiempo fue infinito para todos en el estadio e incluso para los que miraban
por la televisin. La aficin ya cantaba el segundo gol y el que iba a ser de seguro el del
campeonato. Pero Drilo decidi mal, quiso entrar caminado por la puerta de San Pedro:
intent golpear el baln con su pierna izquierda antes de que este cayera al suelo pero no
lo hizo. Y sin embargo el baln iba rumbo a la portera con mucha fuerza. Drilo no le haba
pegado a la bola, el que lo haba hecho era Tanque que haba logrado recuperarse y haba
alcanzado a Drilo. Fue un ltimo y desesperado intento de despeje con riesgo de autogol.
Tanque se haba lanzado en el aire contra la pelota. Esta dio de tajo contra el poste
izquierdo y regres directo a Drilo que sinti como Tanque se precipitaba con todo su
impulso y humanidad sobre su pierna derecha. Literalmente, Tanque cay encima de la
diestra del delantero. Drilo sufri un intenso dolor, pero eso no lo distrajo en lo ms
mnimo de su meta. La bola le caera de nuevo luego del rebote en el palo y era necesario
empujarla, solo eran cinco metros. Como pudo, Drilo conect el baln con la cabeza, pero
lo hizo muy dbil; no era para menos, su rodilla haba sido destrozada. Aun as, tuvo la
ltima esperanza pues la bola iba a gol, lento, muy lento, pero iba a gol. Entonces Drilo vio
desahuciado como Tanque corri hacia la bola. Era el fin. Tanque tena mucho tiempo,
incluso Mascte ya estaba cerca, adems de otro defensa. Tanque poda parar la bola o
dejar que su arquero la tomase o mil cosas ms, pero no. Dej que el baln tocara un
centmetro de la lnea de gol y lo revent. Lo revent lo ms lejos que pudo hacia la
banda. Horroroso despeje, sin la ms mnima expresin de arte, si es que un despeje
puede tenerla. Si el baln pudiese llorar en ese instante lo hubiese hecho. Tanque puso la
bola en el segundo piso del gradero.
Camilla! Camilla! gritaba desesperado Vladic. Strunz reclamaba penal y el colegiado
solo repeta.
El hombre lleg a la bola primero.
Maldito perro! le contest Strunz y se llev la roja. En eso un mar de jugadores rojos
rodearon a Tanque. Garca le empuj y escupi, Tanque no contest y Garca se fue
temprano a las regaderas. Tanque aguant firme los insultos y no dio ninguna explicacin
a nadie.
Vladic se acerc a Drilo que no se mova por el dolor. Le deca que estara bien, que no se
preocupara, que la ayuda ya vena en camino. El mdico del equipo lleg hasta el lugar,
examin lo que pudo y de inmediato dio la seal de cambio. El partido haba acabado para
el novel jugador. Mientras sala en camilla, Drilo escuchaba como Camacho discuta con
Dimitri y con el cuarto rbitro, tambin escuch cuando su compaero Osmar Valdez le
dijo que le llevaran el trofeo a su casa y que ganaran por l. Drilo tena mucho dolor, el
doctor orden entonces.
Durmanlo y Drilo durmi, durmi por mucho tiempo.
Galdamez anot el gol de oro. El gol que les daba el ttulo a los celestes. A pesar de sus
dos goles la televisin no lo calific como el mejor jugador del partido. Ese honor se lo
dieron a... no tampoco a Drilo, la prensa no da premios de consolacin. El titulo se lo
otorgaron a Tanque.
Los narradores y analistas sealaban que un joven haba cautivado el corazn de todos los
que haban visto el partido, pero que otro era el que haba ganado. Ese era el ahora gran
Tanque, el que haba robado el respeto del respetable y relegado el gol de Drilo que anot
Garca a una simple y bonita ancdota.
En la tribuna roja el silencio era de funeral mientras los celestes festejaban su glora. La
nia mir a su padre que tena lgrimas en los ojos y eso deton las suyas. Las cmaras de
televisin, siempre dispuestas a registrar el drama, encontraron a la nia de la tribuna roja
y le dedicaron casi un minuto. Ella solo lloraba y su padre la abrazaba, por momentos el
hombre gordo que segua con una cerveza en la mano tambin acariciaba la cabeza de la
infanta.
Es la derrota, esto es el futbol. Que alguien le diga a esa nia que el futbol da revanchas.
La escena es conmovedora. Por ms que el padre la abraza, la nia no cesa en llanto.
As duele perder un campeonato. Merci, la marca de los campeones, informa, los
celestes son campeones.
Nadie sabe cmo inici la verdadera tragedia. Solo se sabe, por lo que registraron las
cmaras de televisin, que en la tribuna roja hubo dos o tres explosiones. La gente
asustada intent brincar la malla con alambre de pas. El pnico ocasion que unos
pasaran por encima de los otros. La malla nunca cedi y en cambi sirvi de tumba para
decenas de aficionados rojos. La polica trat de abrir huecos en la malla pero nunca abri
las puertas al campo. Eso deton que los aficionados rojos estallaran en ira contra la
polica y el juego de la represin, tan comn en el pas, comenz. Mientras eso suceda, la
barra celeste no cesaba de cantar y burlase de lo que le ocurra a los perdedores. Una bala
de goma dio en el pecho del padre de la nia que ayudaba desde lo alto de la reja a que
mujeres y nios pasaran al campo. La polica lo haba identificado. La nia que ya estaba
del lado del campo, relativamente a salvo, mir como su padre cay desde lo alto de la
malla luego de recibir el impacto, al caer su cabeza golpe de fea forma sobre la pista de
tartn. Los policas lo golpearon, ya cado, con sus macanas y luego lo esposaron. El padre
de la nia todava se mova en medio de la golpiza. Uno de los policas seal a lo lejos a la
nia y justo cuando dos policas se dirigan hacia ella, alguien la tom por la espalda y la
llev hasta donde estaban reuniendo a los heridos. Fue la ltima vez que la hija vio vivo a
su padre.
Fin del captulo I. Una nueva parte cada viernes.
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