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La declaración balfour, 1917

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"Estimado Lord Rothschild: Foreign Office "2 noviembre 1917.

"Me complazco en transmitir a usted, en nombre del Gobierno de Su Majestad Británica, la siguiente declaración de simpatía por las aspiraciones judías sionistas, cuyo texto ha sido sometido al Gabinete y aprobado por éste:

"El Gobierno de Su Majestad ve con beneplácito el establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío y hará cuanto esté en su poder para facilitar el logro de este objetivo, quedando claramente entendido que no tomará ninguna medida que pueda perjudicar los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías de Palestina, o los derechos y la condición política de que gocen los judíos en cualquier otro país.

"Agradeceré a usted se sirva poner esta declaración en conocimiento de la Federación Sionista.

"Atentamente,

"Arthur James Balfour".

LA DECLARACIÓN BALFOUR

La Declaración

Gran Bretaña no se resignaba a permitir la presencia de ninguna otra potencia en Palestina’. En un memorando que lleva por título The Future of Palestine presentado al gobierno de Su Majestad, Sir HERBERT SAMUEL había recomendado en 1915 "la anexión británica de Palestina (en donde) podría asentar entre tres y cuatro millones de judíos europeos" 1.

La organización sionista, que ya había entrado en conversaciones con el gobierno británico, renunció a las propuestas de la diplomacia francesa. N. Sokolow, dirigente sionista, le comunicó a Ch. Picot que "los judíos habían tenido presente desde hacía tiempo la soberanía del pueblo británico"2. El resultado final fue hacer desistir a Francia de sus pretensiones sobre Palestina. La alianza del sionismo con la política británica se había sellado para escribir una oscura página de la política internacional. En la primavera de 1917 "Londres informaba a los sionistas que su toma de posición en favor de un mandato británico en Palestina sería muy apreciada".3

De acuerdo con las reglas de juego de entonces, Mark Sykes se encargó, por parte del gobierno británico, de llegar a un convenio con la organización sionista, en cuyo caso estaba representada por Chaim Weizmann. La proposición de M. Sykes consistía en que el gobierno de Su Majestad prometería al sionismo un lugar de privilegio en Palestina, ya sea por medio de una declaración privada o en documento público. La organización sionista, en retribución, ayudaría a conseguir el dominio político británico de Palestina.

Habiendo obtenido un acuerdo, y después de serios estudios en la forma de presentación de un documento que favoreciera los intereses del sionismo, la Corona aceptó emitir una declaración - redactada en género epistolar -, firmada por el Ministerio de Relaciones Exteriores, en que se expresaría la simpatía del gobierno hacia el ideal del movimiento sionista. Este documento, conocido con el nombre de "Declaración Balfour" está redactado en los siguientes términos:

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Balfour Declaration 1917

November 2nd, 1917

Dear Lord Rothschild,

I have much pleasure in conveying to you, on behalf of His Majesty's Government, the following declaration of sympathy with Jewish Zionist aspirations which has been submitted to, and approved by, the Cabinet.

"His Majesty's Government view with favour the establishment in Palestine of a national home for the Jewish people, and will use their best endeavours to facilitate the achievement of this object, it being clearly understood that nothing shall be done which may prejudice the civil and religious rights of existing non-Jewish communities in Palestine, or the rights and political status enjoyed by Jews in any other country."

I should be grateful if you would bring this declaration to the knowledge of the Zionist Federation.

Yours sincerely,

Arthur James Balfour

El fundamento de las conversaciones entre el gobierno británico y la organización sionista fue un estudio presentado por Chaim Weizmann a Mark Sykes, cuyo título era "Esquema de Programa para el Reasentamiento judío en Palestina de acuerdo con las aspiraciones del Movimiento Sionista". Este informe, que fue entregado en enero de 1917, contiene los términos de discusión que culminarían con la redacción definitiva de la Declaración Balfour, del 2 de noviembre de ese mismo año. El ideal era que "la población judía presente y futura de Palestina sería reconocida oficialmente como una nación judía"; base, también, del programa, era que "el Gobierno soberano (Inglaterra) concedería a los judíos de otros países el pleno derecho de inmigrar a Palestina, y a la población judía todas las facilidades para la compra de tierras".5

El trabajo diplomático se realizó con cierta facilidad cuando Arthur J. Balfour entró a desempeñar el cargo de ministro británico de Relaciones Exteriores desde los primeros meses de 1917. Habiendo los Estados Unidos entrado en la guerra desde abril 6, el ministro A. J. Balfour fue enviado a Washington, donde pudo reafirmar sus ideas sionistas en conversaciones con A. Brandeis, presidente de la organización sionista de EE.UU. Una vez en Londres, Balfour se puso en contacto con Weizmann y con Lord Rothschild, pidiéndoles que redactaran una declaración de simpatía del gobierno de Su Majestad por los anhelos sionistas. El texto de esta declaración, estudiado en equipo, fue terminado a fines de julio. Lord Rothschild fue el correo que entregó el proyecto de declaración al ministro A. J. Balfour.

Ahora bien: durante los estudios que el gobierno británico hacía de este proyecto de declaración, una firme resistencia de los judíos antisionistas fue dada a conocer a través de diversos medios de comunicación. Edwin Montagu, Lucien Wolf y el Conjoint Committee, que albergaba dos influyentes agrupaciones - la Anglo-Jewish Association y la Board of Deputies of British Jews - habían hecho resaltar el grave peligro que existiría si Palestina fuese centro de innumerables migraciones de personas que ahora

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conservaban la nacionalidad del país donde habían nacido. El problema de una doble nacionalidad y, acaso, la denegación de los derechos civiles y políticos a los judíos en los países del mundo, era una consecuencia de la posición adoptada por el sionismo. El Conjoint Committee envío una carta al diario Times, titulada "Palestina y Sionismo, puntos de vista del anglojudaísmo", en que se sentaba una definida postura antisionista con sólidos argumentos. Esta carta, que encendió una fuerte polémica en su tiempo, con la oposición de los grupos anteriormente mencionados, obligó a reconsiderar los términos del proyecto de declaración presentado a Balfour. Nuevamente sometido a estudio del Gabinete de Guerra, un virulento ataque de Edwin Montagu al proyecto hizo que se introdujeran algunas reformas. Un comité de ocho personas - cuatro sionistas y cuatro antisionistas - revisó el que sería el texto definitivo, a no ser por ciertas modificaciones dadas por el Presidente W. Wilson, allende los mares.6

Fuentes Bibliograficos

Análisis de la declaración Baflour Extraído de trabajo titulado Palestina y el derecho de gentes Elías Antonio Muvdi Bogotá- Colombia

1 Cfr. C. PACHÁ y P. MONTERO, op. Cít.,- t.1, pág. 91.

2 Cfr. Naciones Unidas, Orígenes y evolución..., Parte 1, pág. 9. En realidad, desde cuando el panarabismo se convirtió en un problema para las políticas imperiales de Occidente, Gran Bretaña -a ejemplo de lo sentado por el precedente napoleónico- (ut supra, parte primera, cap. Iv, nota 5), planea la formación de un Estado que disuelva las aspiraciones de libertad de los pueblos del Medio Oriente. Desde 1840, Lord Palmerston sienta este importante precedente: los judíos de Occidente deberían ayudar, en un movimiento colonizador, a frenar las esperanzas de los países árabes. Por ello, MAx NORDAU pudo decir que si el sionismo político no existiera, "Gran Bretaña lo habría inventado". Cfr. J. ZOGBY, "Palestinian Human Rights in the Context of the Historical Development of the Zionist Movement", en Segundo Seminario de las sobre la cuestión de Palestina, edición mimeográfica, Viena, 1980, pág. 293. V. también RABBATH, YASSEN y RATEB, Op. cit., págs. 54-55.

3 Cfr. Naciones Unidas, Orígenes y evolución..., Parte 1, pág. 10.

4 J. P. ALEM, op. cir., pág. 80.

5 V. Naciones Unidas, Orígenes y evolución..., Parte I, pág. 6.

6 Cláusulas contenidas en el informe. Cfr. ALE11, op. cit., pág. 82. V. también Naciones Unidas, Orígenes y evolución..., Parte I, págs. 10.11. de la India, Edwin Montagu, en documentos secretos dados a la luz pública años después, escribió en 1917: "El sionismo me ha parecido 49 El secretario de Estado para los asuntos siempre una creencia política errónea, que ningún ciudadano patriota del Reino Unido puede sostener. Si un judío inglés tiene los ojos fijos en el Monte de los Olivos y aspira al día en que se sacudirá la tierra británica de sus zapatos a irá a hacer agricultura en Palestina, este hombre me parece haber perseguido finalidades incompatibles con la ciudadanía británica, y haber admitido que él era inepto para participar en la vida pública de Gran Bretaña o ser tratado como un inglés... Niego que actualmente Palestina esté indisolublemente ligada a la suerte de los judíos... Es perfectamente exacto que Palestina ha jugado un papel importante en la historia judía, pero to ha jugado igualmente en la historia cristiana. El Templo se encontraba en Palestina, pero el Sermón de la Montaña y la Crucifixión también... Si se da al judío un hogar nacional,

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la consecuencia de eso será indudablemente que la tendencia a privarnos de los derechos de la ciudadanía británica adquirirá una fuerza enorme. Palestina se convertirá en el ghetto del mundo". Gobierno británico, Public Record Office, Cabinet N° 24/24 (agosto 1917). Cfr. Naciones Unidas, Orígenes y evolución..., Parte i, pág. 14. V. también RABBATH, YASSEN y RATEB, Op. cit., pág. 28. El presidente norteamericano acolitó las pretensiones sionistas e intervino hasta ofrecer alguna recomendación al texto sometido al estudio de Gran Bretaña. El día 16 de octubre de 1917 un cablegrama enviado por el coronel House al gobierno británico dio la noticia del asentimiento de Wilson. Cfr. CH. WEIZMANN, Trial and Error, New York, Harper & Brothers, 1949, págs. 207-8. V. también ALEM, Op. cit., págs. 85. y 376

7- V_ Naciones Unidas, Orígenes y evolución..., Parte t, pág. 7. NORMANN BENTWICH define el concepto de hogar nacional en una forma que guarda fundamento humanitario: "un territorio donde un pueblo, sin recibir los derechos de soberanía política", posee "un estatuto legal reconocido y la facultad de desarrollar su ideal moral, social a intelectual. "Le systéme des mandats", Rec. des Cours, 1929 - Iv, t. 29, pág. 134.

8- J. P. ALEM, op. cit., pág. 87.

9- V. CH. WEIZMANN, op. cit., pág. 211. Debe cotejarse el sentido que encierran las palabras de T. HERZL inmediatamente escritas después del Primer Congreso sionista: "Si tuviera que sintetizar el Congreso de Basilea en una frase -que me cuidaré de pronunciar públicamente- diría to siguiente: En Basilea he fundado el Estado judío... Si hoy dijera esto en voz alta, todos me responderían con una carcajada. Tal vez en cinco años, y desde luego dentro de cincuenta, todo el mundo lo sabrá" (V. Naciones Unidas, Orígenes y evolución..., Parte I, pág. 7), con to registrado por N. SOKOLOW: "Se ha dicho, y aún to repiten obstinadamente los antisionistas de cuando en cuando, que la meta del sionismo es la creación de un 'Estado judío' independiente. Pero eso es una falacia. El 'Estado judío' no ha formado parte del programa sionista" ( V. Naciones Unidas ,Orígenes y evolución...,Parte 1, pág.8 ). 10 No fue una ligereza esta omisión de los derechos políticos en el texto de la Declaración. J. JEFFRIES explica que "...lo primero que hay que decir de la Declaración Balfour es que fue un pronunciamiento sopesado en sus menores detalles antes de su publicación. Solo contenía 67 palabras (en idioma inglés) y cada una de ellas... fue examinada largamente antes de que se la incorporara al texto" (V. Naciones Unidas, Orígenes y evolución..., Parte I, pág. 11). A. HAURIOU enseña que "la libertad política es el derecho de todos los ciudadanos a participar en el gobierno del Estado e incluso a proporcionar los gobernantes. Las libertades civiles son las diversas facultades que permiten a los ciudadanos o individuos realizar con independencia y eficacia su destino personal, en el marco de una sociedad organizada". Los dos tipos de libertades guardan relaciones muy estrechas. Cfr. Derecho constitucional a instituciones políticas, Barcelona, Edit. Ariel, 1971, págs. 194 y ss.

11 v. Naciones Unidas, Orígenes y evolución..., Parte I, pág. 15.

12 V. RABBATH, YASSEN y RATEB, Op. cit., pág. 88.

13 Ibíd., pág. 86. Este hecho, aún no suficientemente ponderado, es de una fuerza contundente. En 1898, un miembro de la comunidad judía de Palestina, JOSEPH HAYYIM SONNENFELD, en una acerba crítica al programa sionista del Primer Congreso de Basilea, escribió -en representación de la judería palestina-: "Para quienes vivimos en Tierra Santa, es evidente que el Dr. HERZL no es un enviado del Señor, sino un «emisario de la contaminación»; porque nosotros decimos: el que

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defienda la causa de Israel, será exaltado en el mundo por El Altísimo, loado sea, mientras que este maldito predica la condenación y multiplica la acusación (sic)". V. Naciones Unidas, Análisis juridico-internacional de las principales resoluciones de las Naciones Unidas relativas a la cuestión de Palestina (estudio presentado por W. T. MALLISON y SALLY V. MALLISON, pág.

10, nota 35) (ST/SG/SER.F/4). N° de venta: 3.79. 1.19. Asimismo, conviene recordar las palabras de CH. WEIZMANN en alocución dirigida en Rumania, en 1929: "._ hemos obtenido la Declaración Balfour en condiciones absolutamente imprevistas..., dicho de otro modo, somos los máximos beneficiarios de un botín de guerra. La Declaración Balfour, de 1917, no descansaba en ningún fundamento. Cada día, y a cada hora, durante los diez últimos años, me decía -al leer los diarios- que el Gobierno británico podría citarme para plantearme esta pregunta: ¿Qué es, pues, esta Organización sionista? ¿Dónde están, pues, vuestros partidarios sionistas? Se habría entonces sabido que los judíos se nos oponían. Y habríamos estado solos, en una pequeña isla, no siendo más que un puñado de judíos con nuestro pasado de extranjeros". V. H. TRIKI, El sionismo al desnudo, Madrid, Afrodisio Aguado, 1977, pág. 90. * La Comisión King-Crane, que presentaremos más adelante.

14 Gobierno británico, Public Record Office. Forelng Office N° 371/4283 (1919). V. Naciones Unidas, E! derecho de! pueblo palestino a la libre determinación, págs. 17-18.

15 Gobierno británico, Public Record Office. Foreign Office N° 800/217 (1919). V. Naciones Unidas, El derecho del pueblo palestino a la libre determinación, pág. 18. El lector podrá observar una rara ironía en cabeza del campeón de la libre determinación, W. WILSON, que Lord BALFOUR alcanzó a registrar: "Difícilmente concibo cómo el presidente WILSON podrá conciliar su adhesión al sionismo con la doctrina de autodeterminación". V. ALEM, op. cit., pág. 106.

Declaración Balfour, es la declaración emitida por Gran Bretaña el 2 de noviembre de 1917 en favor de la creación de una nación judía en Palestina. La idea fue consolidándose a través de una carta enviada en marzo de 1916 por el político británico Arthur James Balfour, que en esta época era ministro de Asuntos Exteriores del gabinete presidido por David Lloyd George, a Edmond James Rothschild, un destacado defensor del sionismo.

El gobierno británico expresaba en este escrito su apoyo al "establecimiento de una nación para el pueblo judío en Palestina". Asimismo, Gran Bretaña se comprometía a poner "todo su empeño para facilitar la consecución de este objetivo, teniendo presente que no debía llevarse a cabo ninguna acción que pudiera perjudicar los derechos civiles y religiosos de las comunidades palestinas que no fueran judías, o los derechos o situación política de la que disfrutaran los miembros de la comunidad judía residentes en otros países".

Por lo general, se ha considerado que la declaración Balfour fue un compromiso unilateral adquirido por el gobierno británico. Su fin inmediato era conseguir el apoyo del pueblo judío, de otras naciones en lucha y de países neutrales, como Estados Unidos, a la causa aliada durante la I Guerra Mundial. En cuanto a los objetivos a largo plazo, el motivo que subyacía a la política británica era la importancia de Palestina

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como punto estratégico para las rutas marítimas y terrestres a la India y, sobre todo, como último eslabón en el Mediterráneo de los oleoductos procedentes de las regiones petrolíferas de Oriente Próximo.

La creación de un estado sionista bajo protección británica habría proporcionado a Gran Bretaña la posesión de este codiciado trofeo, al tiempo que representaría una prueba fehaciente de la aplicación del lema de los aliados: "la autodeterminación de las pequeñas naciones". El 24 de julio de 1922, la declaración fue incorporada al mandato de la Sociedad de Naciones para Palestina, en el cual se establecían las condiciones conforme a las cuales se le confiaba a Gran Bretaña la administración temporal de este país en nombre de sus ciudadanos árabes y judíos. Una consecuencia indirecta de la declaración Balfour fue la proclamación de Israel como estado independiente en 1948 en la zona sometida a la supervisión británica.