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7/31/2019 La demolicin programada de la sanidad pblica
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La demolicin programada de la sanidad
pblicaLa exclusin de los inmigrantes es solo el primer paso de un proceso
de privatizacin
Aser Garca Rada24 SEP 2012 - 13:48 CET
"Seguro mdico para toda la familia. Desde 36 euros al mes/persona. Esto leen las
fotocopias que empiezan a colgar de farolas y paredes del madrileo barrio de
Malasaa. La operadora informa que trabajan con Mapfre y Adeslas y que las tarifas
varan segn la edad y el uso. Siendo joven y yendo poco al mdico el cliente estrella
de las aseguradoras- es como se consigue la que se anuncia. En caso contrario, todo
sube. Probablemente la relacin entre estos anuncios y el hecho de que desde el pasado
1 de septiembre la sanidad espaola ya no sea universal no es casual, lo que evidencia
cmo la sanidad privada ser el gran beneficiario del promovido e interesado declive denuestra sanidad pblica. Y no solo porque se excluya a determinados colectivos que
precisarn alternativas. El inminente recorte en prestaciones anunciado por Ana Mato,
que implicar repagar servicios actualmente de acceso gratuito, adems de golpear
especialmente a los ms desfavorecidos, conseguir aumentar el nmero de plizas.
Pero esto es solo la boca de un sumidero nada casual.
Veamos. Siendo rigurosos, nuestra sanidad dej de ser universal desde que se public
en abril el real decreto, gestado en las esferas de ndole econmica del Gobierno, que
degrada nuestro hasta ahora Sistema Nacional de Salud a uno de Seguridad Social, un
retroceso que nos retrotrae a la poca previa a la Ley General de Sanidad de 1986. La
diferencia no es balad. Mientras el primero se financia por impuestos generales y da
cobertura a todos los ciudadanos, el segundo lo hace por cuotas de los trabajadores querevierten fundamentalmente en ellos. La mayora de los mejores sistemas sanitarios,
como los de los pases nrdicos, Reino Unido, Italia, o hasta hace poco Espaa, se
configuran como Sistemas Nacionales de Salud, sistemas slidos que tienen en comn
la dificultad que tiene la iniciativa privada para penetrar en ellos, al menos inicialmente.
Si el sistema funciona razonablemente bien, por qu contratar un seguro privado?
Para abrir paso al capital se ha programado un
deterioro secuencialAs, para abrir paso al capital se ha establecido un plan de deterioro secuencial en el que
el ministerio de Sanidad, sin liderazgo para ejercer de contrapeso frente al de Hacienda,
acta ms como pen que como alfil. Fomentaremos la colaboracin publico-privada
para la gestin de las infraestructuras y servicios pblicos, aseguraba la pgina 150 del
programa electoral del Partido Popular para las ltimas generales. La idea es sencilla:
inicialmente se desacredita el sistema pblico para luego plantear la iniciativa privada
como solucin, pese a que los sistemas sanitarios con ms participacin privada son los
ms caros del mundo: vanse, frente al 6,5% del PIB dedicado a sanidad pblica en
Espaa, a EEUU con el 17.4%, o a Holanda que tras implantar en 2006 su modelo de
aseguramiento privado obligatorio pas del 9% al 12%.
Y cmo se desacredita? Fomentando un discurso que cuestiona su sostenibilidad y
recuerda sistemticamente su amplia deuda acumulada unos 15.000 millones de euros-como si ese desequilibrio fuese consustancial al sistema y no fruto de lustros de
http://sociedad.elpais.com/autor/aser_garcia_rada/a/http://sociedad.elpais.com/tag/fecha/20120924http://sociedad.elpais.com/tag/fecha/20120924http://sociedad.elpais.com/autor/aser_garcia_rada/a/http://sociedad.elpais.com/tag/fecha/201209247/31/2019 La demolicin programada de la sanidad pblica
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polticas autonmicas de marcado carcter populista, fomentadas por un gobierno
central permisivo y que, lo mismo que nos han llevado a tener aeropuertos sin aviones,
AVE sin pasajeros, o autopistas sin coches, nos han conducido a multiplicar
innecesariamente el gasto en infraestructuras y tecnologas sanitarias y en
medicamentos financiados. Los ciudadanos no somos inocentes, todos queramos un
hospital y un robot cirujano en nuestro barrio aunque sean ineficientes para mejorarnuestra salud. Los profesionales tampoco. Por desinters, ignorancia, o connivencia,
hemos mirado de lado.
Por su parte, casi ningn poltico reconoce que, especialmente desde que en 2002 se
consumaran las transferencias sanitarias a las diez ltimas autonomas, los criterios
electoralistas han primado sobre los tcnicos, lo que dispar el gasto sanitario del 5,4%
en 2004 al 6,5% actual en lo que alguno ha denominado la burbuja sanitaria.
Peridicos rescates del gobierno central durante una dcada de bonanza mitigaron el
descalabro hasta que, tras el inicio de la crisis financiera en 2008, eso dej de ser
posible. Por ejemplo, en Madrid se han construido desde 2003 diez hospitales y ms de
70 centros de salud sin que se haya modificado la poblacin de forma equiparable, sin
que haya aumentado el nmero total de camas y bajo un modelo de colaboracinpblico-privada que a la larga triplicar los gastos, como ya saben en Reino Unido
donde nos llevan dcadas de ventaja en esto. Otra comunidad, Cantabria, con 600.000
habitantes menos de la poblacin que cubre alguno de los centros madrileos- tiene
cuatro hospitales, dos abiertos en los ltimos aos. Y as podramos repasar autonoma
por autonoma. Cmo se les queda el cuerpo, pacientes abusadores?
En Madrid se han construido desde 2003 diez
hospitales sin que haya aumentado igual la poblacinPorque cuando no se asumen responsabilidades, hay que buscar culpable. El
archimencionado abuso va en esa lnea y justifica de paso la implantacin de repagos
que dificultan el acceso, otra bomba a la lnea de flotacin pblica y otro regalo a la
sanidad privada. Y por ah lleg tambin la inexplicable exclusin de, entre otros, los
indocumentados aprovechando el atavismo de apelar al odio al extrao. "No tener
derecho a la tarjeta sanitaria no quiere decir que no lo tengan a la asistencia sanitaria,
sino que no lo tienen utilizando una tarjeta que les confiere derechos para uno mismo y
para sus familiares". Con esas palabras que hay que leer varias veces para entender en
toda su obscenidad y que pasarn a la historia de la hipocresa ms absoluta, la
vicepresidenta del Gobierno, Soraya Senz de Santamara, rubricaba a la salida de uno
de esos consejos de ministros del terror este despropsito.
Despropsito porque supone eliminar una medida humanitaria elemental y porque,como abrumadoramente atestigua la evidencia cientfica hasta las antpodas, los
inmigrantes son ms jvenes, estn ms sanos y usan menos los recursos sanitarios.
Menos incluso los irregulares, porque persiste su miedo a ser identificados y
expulsados. Tambin porque no son ellos sino otros ciudadanos occidentales los turistas
sanitarios con los que se les persigue identificar, y porque son pocos, entre 150.000 y
300.000 -un 0,7% como mximo de la poblacin-, lo que convertira en irrisorio un
supuesto ahorro que, fjense, el propio ministerio de Sanidad reconoce no haber
cuantificado. Ahorro en cualquier caso improbable pues se augura una crisis de salud
pblica y porque la evidencia tambin demuestra que limitar la accesibilidad -por
ejemplo con un repago- implica que los pacientes acudan ms tarde y peor, requiriendo
finalmente tratamientos ms costosos. Tambin porque la medida entra en vigor cuandoan no se ha aprobado la alternativa propuesta para aquellos indocumentados personas
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sin trabajo o con trabajos ilegales y precarios- que quieran mantener su cobertura
pblica, la de pagar 710 o 1.864 euros anuales segn si son menores o mayores de 65
aos, respectivamente.
Pero es probable que esta medida absurda y su delirante alternativa sean la clave para
entender qu nos espera. Si se ha aplicado una medida tan polmica, carente de soporte
tcnico y de estimacin de ahorro, caben a mi juicio tres posibilidades. O bien nuestrosresponsables son incompetentes, o bien es un guio populista a los sectores ms
conservadores, o la ms plausible y que, aprovechando la excusa de la crisis,
supondra el fin literal de casi tres dcadas de una magnfica sanidad pblica con el que
algunos suean. Esta es, que los irregulares hayan sido el globo sonda tras el que
vayamos los dems. Es decir, que de aqu a que toda persona tenga que contratar un
seguro, bien ese pblico que ahora el estado ofrece a los inmigrantes, bien uno
anunciado en el cartel de una farola, pudieran quedar pocas fases de esta demolicin
meticulosamente diseada.
Aser Garca Rada es pediatra y periodista