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LA DIOSA DE LA COLA DE PEZ Y LAS SIRENAS En el mundo mediterráneo y en otros mares 1

La Diosa de LaCola de Pez y Las Sirenas,

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LA DIOSA DE LA COLA DE PEZ Y LAS SIRENAS En el mundo mediterráneo y en otros mares

Ignacio de J. Gomezgil R.-S.

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LA DIOSA DE LA COLA DE PEZ Y LAS SIRENASEn el mundo mediterráneo y en otros mares

A la memoria de la Maestra Teresa Rohde, “Coralito”

Todos hemos oído hablar de aquellos que escucharon, dicen, el canto de las sirenas de la mar. Canto que al parecer alcanza tal altura de belleza, que, de ningún modo es cantado por voz humana, Mucho menos si este proviene de mar adentro o de las profundidades del mismo.Este canto nos ha acompañado a los humanos a través de los tiempos; desde el gran Odiseo de Ithaca, los trouvers medievales, Exquemelin el naturalista pirata, hasta Hans C. Andersen, o los pescadores de las costas de Oaxaca. Los hombres ligados al mar han sentido el encanto que estas hermosas mujeres con cola de pez que viven en grandes ciudades en lo profundo del océano. Que suelen enamorarse de algunos hombres, salvan a los náufragos, salen a los arrecifes a tomar la luz de la luna y cuyo canto hipnótico, más exquisito que el de las ballenas, lleva a los simples mortales a buscarlas, perdiendo así, la razón y la vida.

Antes de continuar quisiera hacer una aclaración en cuanto al término “sirena”, ya que en la Grecia clásica la palabra no designaba a las bellas mujeres-pez, sino a unos monstruos alados femeninos, absolutamente ominosos, como nos lo dicen Homero, Apolonio de Rodas, Aplolodoro y otros mitógrafos,1 sin embargo cuando se mencione a las sirenas en este trabajo, nos referiremos a las mujeres-pez, a menos que se indique lo contrario.

La Sirena en el Medio Oriente antiguo

1 Graves, R. Los Mitos Griegos, p. 461, r.

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El origen de estos seres híbridos de pez y humano se remota a los primeros tiempos de la humanidad, y están estrechamente relacionados con la diosa del mar, en sus muchas manifestaciones. Estos seres no solo aparecen en las mitologías del mundo mediterráneo y el medio oriente, sino que las encontramos tanto en la mitología esquimal como en la celta y en las de las islas del Pacífico Sur.

La “sirena” aparece en la parte superior derecha. En la parte inferior derecha aparecen los signos zodiacales de capricornio y acuario. Sello asirio.

Las primeras representaciones gráficas de estos seres, tal y como las conocemos en nuestros días, se remontan a la Mesopotamia antigua. Existen sellos babilónicos y asirios, donde aparecen ya representados estos seres con torso humano y extremidades inferiores con forma de cola de pez.2 Estos seres no son propiamente “sirenas”, como las concebimos ahora, sino seres vinculados a las deidades del mar y del agua, como la diosa sumeria NAMMU, “mar primordial”, y “madre del cielo y la tierra”, personificación del AP SU (océano) como fuente de aguas y fertilidad.3 Esta sería una de las primeras deidades del mar, fruto de una gran civilización (la mesopotámica genéricamente), que de algún modo prefiguró a las posteriores deidades femeninas marítimas en el mundo mediterráneo. Y de estas deidades, por decirlo de algún modo, originales, derivaron en tiempos posteriores, y entre otras civilizaciones vinculadas al mar, como la cretense o minoica, la cicládica, la micénica y la helénica, las llamadas nereidas, sirenas, ondinas, nornas, sílfides y tritones, de la mitología y de las leyendas. Homero, Apolodóro y otros mitógrafos nos aclararan algo sobre el origen de estas criaturas como se vera más adelante.

2 Langdon, Semithic Mythology, pp. 83, 85, 86, 95.3 Millar y Shipp, An Akkadian Handbook, p. 60.

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Pero la imagen de la bella mujer con cola de pez representa a la Gran Diosa en su aspecto de Señora del Mar, y gran madre de las aguas, vinculada con la diosa-luna. Esta diosa fue conocida en Mesopotamia como Nammu, y Ti´Amat, en Ugarit (Fenicia) como Asherá, entre los israelitas y judeos se la llamaba Rahab, y también Miriam en su aspecto de doncella del mar enamorada, vinculada al planeta Venus. Entre los frigios de Lemnos, era llamada Myrina y de gran importancia fue también la Afrodita de Joppa y que tenía un altar en Hebrón. Muchos aspectos de esta diosa los comparte la afrodita helénico-levantina, como se explica a continuación.

La Diosa de la cola de pez en el Mediterráneo antiguo

Cabe aclarar que en el mundo mediterráneo antiguo, anterior a las llamadas invasiones griegas de los SS. XIII-XI A. C., la sociedad cretense se basaba en un sistema matriarcal de gobierno, y por lo mismo las principales deidades eran manifestaciones o desdoblamientos de la Gran Diosa Madre. Por lo tanto hay que entender que tanto la diosa del mar, como la del cielo y la tierra, son auto-manifestaciones de una misma deidad que se crea a si misma. Así lo afirman los mitos cosmogónicos pelasgo-cretenses, en donde la diosa surge del caos con el título de Eurínome “amplio vagabundeo”, y separa el mar del cielo, creando así la tierra y la creación de las cosas.

La diosa del mar en el mundo del mediterráneo oriental, llamada con muchos nombres y atributos, precede por siglos al Po-si-da-yo

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micénico, al Posidón helénico y al Neptuno romano. Uno de sus principales y más antiguos nombres de la diosa como gobernante del mar fue el de Euribia “Amplia fuerza”. Esta a su vez ostentaba varios títulos marinos, entre ellos estaban: Tetis “la que dispone”, Ceto, en su aspecto terrible de monstruo marino, Nereide “mojada” como diosa del elemento húmedo, Taumante como La Maravillosa, Electra como dadora del electrum (ámbar), y Dáride como La Generosa y generalmente conocida como Anfítrite “La del tercer elemento” (el mar). Anfítrite tuvo tres manifestaciones de si misma, ligada a su aspecto lunar, y son conocidas como hijas suyas: Tritón, la luna nueva de la fortuna (mas tarde masculinizado); Rode la luna de la cosecha y Bentesicime la luna vieja. Esta deidad un tanto abstracta, representaba de algún modo, los poderes dinámicos del agua así como su fluidez, recuérdese que las aguas primordiales rodeaban la tierra, y su fuerza era guardiana del universo.Posteriormente esta diosa del mar, se liga a una diosa del amor, muy semejante a la Ishtar babilónica y a la Ashtarte de Levante, a la cual conocemos con el nombre griego de Afrodita “nacida de la espuma”, de afrodiso “espumajear”, que aunque en la mitología clásica aparece como diosa del amor, fue también diosa del mar, y señora de ciertos aspectos de la muerte. Según el mito4 Afrodita surgió desnuda de la espuma del mar y se posó sobre una concha de ostra, arribó a la pequeña isla de Citera, y de allí cruzó el Peloponeso y en la Isla de Chipre, fijó su residencia en Pafos, de allí que se la conozca como Afrodita Pafia. Esta deidad en su aspecto fúnebre, era también conocida como la mayor de las tres parcas con el título de Urania5. Esto se debe a que los atenienses de tiempos antiguos sacrificaban a una ninfa que la representaba, y a un rey sagrado en el solsticio de verano, rito vinculado a Ouranos (Urano) como rey de esa estación. Pero aunque esta diosa estuviese vinculada estrechamente con el mar, en la mitología de helénica la preponderancia sobre el elemento marino lo tuvo Posidón, como se explicará, de manera somera, más adelante. Durante el periodo patriarcal, y de acuerdo a su mitología y a su concepción de las deidades de acuerdo a un orden patriarcal, uno de los tres hijos de Cronos, Posidón o Poseidón, como también es conocido, pasó a gobernar el mar. Pero para esto tuvo que llegar a un arreglo, por así decirlo, con la Diosa, que como hemos visto, ya gobernaba los mares. Este dios cortejó entonces a la nereida Tetis, pero no prosiguió su cortejo por temor a una profecía negativa. Entonces trato de enamorar a Anfítrite, pero ellas horrorizada huyó de él. Después de una segunda propuesta, ella accedió a ser su paredra o consorte, y según este mito, las tres hijas de Anfítrite, antes mencionadas, serían hijas de Posidón. Robert Graves nos dice que: El matrimonio implicaba la interferencia de los sacerdotes varones en el control femenino de la industria pesquera.6 Esto es, en un momento histórico en que la supremacía patriarcal se imponía sobre un sistema matriarcal en plena decadencia, y por lo tanto, deidades de estos 4 Hesiodo, Teogonía, 188-200, Apolodoro, I: 1.3.5 Pausanias-X:24.4, I:19.2.6 Graves, idem, p. 77.1.

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grupos patriarcales, se impusieron por sobre las viejas deidades femeninas. Y es así como, una deidad como Posidón, que originalmente fue un dios ligado a los bosques y los árboles, pasó a ser una deidad del mar, ya que los barcos se fabricaban de los troncos de los árboles de los bosques. Aunado está el fenómeno socio-político cuando una sociedad que originalmente no dependía del mar, como fue el caso de los grupos helénicos, en contraposición de los minóico-cretenses, que desarrollaron sus civilizaciones con base en el mar y en el comercio, intercambio y el control de las rutas marítimas y de las materias primas y suntuarias.

Pero volviendo a las sirenas y seres acuáticos de que trata este pequeño trabajo, nos remontamos a la autoridad de Homero quién nos dice que estas criaturas, las nereidas, que correctamente serían las mujeres con cola de pez, eran cincuenta ayudantes de la diosa Tetis. Eran hijas de Dóride y de Neréo, el profético anciano de la mar, este fue hijo de Ponto (mar), y la Madre Tierra. Este Neréo, también llamado Proteo estaría vinculado a un rey sagrado oraculár, enterrado en alguna Isla del mar. En cuanto a las cincuenta nereidas u Oceánides, estas parece ser, fueron miembros de un colegio de cincuenta sacerdotisas encargadas de los ritos propiciatorios para una buena pesca.7 Por lo tanto, sucede con las nereidas, lo mismo que con los centauros, los faunos y otras criaturas androzoomorfas e ichtiomorfas, esto es que en tiempos posteriores, digamos en ya tiempos de Homero, las imágenes que representaban a esos seres, no fueran ya entendidas. O más bien sufrieron de una interpretación iconotrópica, es decir de una interpretación alterada o errónea de la imagen, por desconocimiento del sentido original de ella. Esto es debido a que esa era una sociedad que utilizaba para representar sus hechos mitológicos un sistema pictográfico, alterno al escrito y oral, en el cual los miembros de las cofradías del caballo, de la cabra y de los diversos peces, eran representados como híbridos entre humanos y el animal representante de su hermandad.

Retornando a la mitología, estas amables nereidas tenían una serie de primas y parientes no tan agradables como lo serían las Gorgonas: Esteno, Euriales y Medusa, y las Fórcides, todas ellas vinculadas al mar por ser hijas de Ceto.También son considerados hijos del Mar a los siguientes basándonos en Hesiodo: Las tres Grayas llamadas Enio, Pefredo y Dino, que compartían un único ojo y un diente entre las tres. Equidna, mitad

7 Graves. idem, p.168, 3.

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mujer y mitad serpiente, quién fue esposa de Tifón y madre de Cerbero, la Hydra, la Quimera y a Ortro, perro de dos cabezas que yació con su propia madre engendrando a la Esfinge y al León Nemeo. Ladón, la serpiente parlante, que guardaba los frutos sagrados en las Islas de las Hespérides. Los nombres de las Hespérides eran Esperetusa, Egle y Eritia. Las Harpías, esas mujeres aladas y con garras de ave, se dice que también son familiares del Mar, ya que son hijas de Electra (título de la diosa del mar) y Taumante. En cuanto a las llamadas Ondinas, eran los seres vinculados a las ondas acuáticas así como los caballos con cola de pez, eran asociados a las olas al romper y a su espuma.Para Homero y Apolonio de Rodas, las tres Sirenas eran descritas como mueres-ave, hijas de la Tierra, y que, con sus bellos cantos atraían a los marinos a su isla, donde eran devorados por ellas.8

Como conclusión podemos decir que la representación iconográfica de los miembros de las hermandades o cofradías vinculadas religiosamente a ciertos animales, y que llegaban a representar en forma de teatro ritual los sucesos mitológicos de la deidad o ser mítico al cual estaban avocados, antes de las invasiones griegas del final del II milenio.

Fuera del Mediterráneo

Pero no es solo en el ámbito mediterráneo donde la sirena aparece, ya que la mujer con cola de pez aparece también en mares y ríos de otras latitudes. Como un ejemplo de ello podemos citar a la leyenda alemana de la sirena Lorelei que habitaba en una roca islote del Rin, y que con su hermoso canto atrae a los navegantes a su roca. En la tradición escandinava es la sirena Ran, que recibe las almas de los ahogados. Esta es mujer de Aegyr de eagor “mar”, esta sirena arrastra con su red todo lo que se encuentra en el mar, de ahí recibe su nombre “saqueadora” de raena “saquear.9Esta pareja tuvo nueve hijas que representan diversos aspectos del carácter del mar y de lo acuático, algunas de ellas son: Kolga la tempestad, Bulgja, la marejada, Dufa es la que se zambulle, Hrafn la espoliadora etc.10

8 Homero, The Odyssey, XII: 39, 184.9 Eliade, Tratado de historia de las religiones, p. 194.10 Ibidem.

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En las leyendas familiares de la Casa de Anjou-Lusignac, se cuenta a la sirena Melusina, como una de las fundadoras de esa importante casa francesa medieval. En el folclore británico existían las morganas doncellas marinas que derivan su nombre de la palabra celta mor “mar”. En el estrecho de Messina, las morganas suelen manifestarse como espejismos que hacen naufragar a los que suelen cruzarlo. Morgana aparece en el ciclo de leyendas artúricas como la hermana incestuosa del rey. Pero estas leyendas noveladas medievales, habían perdido ya su sentido original, conservando solo los aspectos de aventuras y los aspectos amorosos, influidos por las Cortes de Amor provenzales.Originalmente Morgana fue una deidad marina vinculada a las míticas Islas de la Buenaventura de la tradición celta-británica, siendo la principal de ella la Isla de Avalón (isla de manzanos). Otros aspectos de la diosa del mar aparecen el las leyendas artúricas como Vivian, la Dama del Lago, Morguse y Nimue, todas ellas vinculadas al aspecto acuático y marino de la diosa.

Otra serie de pueblos absolutamente vinculados al mar como lo son los de Indonesia, la Polinesia, Oceanía, y los llamados esquimales del círculo ártico, tienen en su mitología seres muy semejantes a las sirenas de occidente. En la rica mitología de Indonesia encontramos a la princesa sirena-dragón llamada Nagi. Esta casó con un hijo del sol llamado Thusandi. De esta unión nacieron tres hijos que fundaron dinastías reales, la primera en China, la segunda la de los palaung y la tercera, la de Palembang. La tradición de la nagi como fundadoras de dinastías, se extiende hasta el norte del sub continente indio.11

En la Melanesia la diosa del mar Walutahanga, una especie de sirena, fue desmembrada por su padre, desencadenaba tempestades.12

En los océanos de la América ártica, la señora y diosa de los mamíferos marinos, Sedna, es semejante a una sirena con pechos con los que amamanta a sus criaturas.

11 Eliade, idem, p. 197,12 Husain, La Diosa, p. 51.

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En el México Antiguo no encontramos algún equivalente exacto al de las amables ondinas de los mares europeos, pero algunas entidades ligadas a los ríos, manantiales o mares, estaban vinculadas a la diosa Chalchiutlicue, y a los animales acuáticos. En cuanto a las aladas sirenas griegas, aunque no equivalentes en ningún modo, las tzitzimime, eran mujeres monstruosas que bajaban del cielo y devoraban a los hombres.Antes de terminar no podemos pasar por alto los avistamientos de “sirenas” que nos reportan los navegantes y exploradores españoles de los SS. XV, XVI y aún del S. XVII, en el Caribe, el Golfo de México y La Florida. Pero en estos casos no se trataba de sirenas sino del amable manatí, una especie de sirenidus propia de esta agua, y que por su forma, puede ser confundido de lejos con la sirena de la imagenería de la época, o bien que algunos tripulante pensaran que, efectivamente esos animales fuesen las sirenas de las leyendas del mar.

La sirena representa aquellos aspectos y humores del mar y de las aguas, que ambiguamente, pueden ser benéficos pero también peligrosos. Son los espíritus o criaturas acuáticas que se supone interactúan con los humanos, llevándolos a veces, a sus maravillosos palacios de cristal y corales en los profundo del mar para vivir por siempre sin morir.Bibliografía

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