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La economía en los países
centrales y en los
periféricos, de la posguerra
a los 70s
Leyla Chain (UNLP)
Jose Ortiz Amaya (UBA)
Patricio Narodowski
(UNLP)1
1 Mariano Kleiman (UNLP) realizó una búsqueda bibliográfica complementaria y colaboró en los boxs. Se agradece la lectura de Rocio Jaimarena
1. El contexto en que nace la economía, el liberalismo y el marxismo
Durante el siglo XIX se produce en Europa el fin de la transición del feudalismo al
capitalismo. Desde el siglo XV el comercio se había expandido a partir de la unión
comercial con Asia, que permitía obtener apreciados recursos para los europeos. Con
el descubrimiento de América el comercio se amplió aún más en el siglo XVI.
Aparecen los mercaderes y banqueros como la elite comercial que, en ocasiones,
llegaban a monopolizar la venta de un producto en un área determinada y dominaban
el comercio internacional. Tal fue la importancia del comercio y las finanzas, que las
monarquías nacionales procuraron fortalecer su poder ejerciendo un creciente control
sobre la economía del Estado (Rivero Gracia, 1998).
El crecimiento del comercio favoreció el resurgimiento de algunas ciudades como las
del Norte de Italia y de los Países Bajos para luego jugar un papel importante las
ciudades portuarias, como Burdeos, Sevilla y Cádiz, Londres, Liverpool y
Southampton. Este dinamismo atrajo a miles de personas procedentes del medio rural
y generó un incremento de las aun incipientes artesanías que habían surgido en el
siglo XV con la abolición del feudalismo y la libertad de los siervos. A medida que
los negocios crecían, algunos artesanos empezaron a contratar ayudantes,
desarrollando el sistema de oficios.
Este proceso tiene su epicentro en aquellos países que lograron la conquista del
comercio marítimo. En este sentido, el Reino de Castilla y Portugal, desarrollaron la
carabela y realizaron los primeros proyectos expansionistas (Dussel, 2000 y Batalla
Rosado, 2010). Las exportaciones de oro y plata desde América pasaron a ser
centrales para el comercio europeo (Elliot, 1963). Los metales eran extraídos de las
minas de las colonias y era monopolizado por el Estado, no así el comercio de
mercancías dominado por comerciantes y empresas conocidas como compañías.
España, fue así la primera nación "moderna" y domina el mercantilismo mundial
(Dussel, 2000), constituyendo durante el siglo XVI un imperio global, tal vez el
mayor imperio de la historia de Europa (Elliot, 1963).
Los portugueses no sólo se adelantaron a los otros países europeos, sino que además
su expansión mundial durante los siglos XV y XVI fue la única que alcanzó a los
cinco continentes y a los océanos más importantes (Fernandez Beceiro y Marin Rojas,
1991).
Este liderazgo duró hasta el siglo XVII. Ingleses y holandeses siguieron estrategias
similares, y el poder económico europeo, es decir, la "zona fuerte del comercio" se
desplazó hacia el oeste, hacia el océano Atlántico (Rivero Gracia, 2005). Los
holandeses primaron al final del siglo XVI y parte del XVII. Sus barcos poseían más
tonelaje que todos los países competidores. Sobresalían, según muchos autores, por
ser un sistema mucho mas liberal que los absolutistas de España y Portugal.
Pero desde la segunda mitad del siglo XVII y hasta principios del siglo XX, emerge
Gran Bretaña, debido fundamentalmente a la protección naval de sus naves y al
desarrollo científico y económico, también como consecuencia del crecimiento de la
industria y las ciudades (Emmer, 2003). El proceso se consolida con diversos
enfrentamientos bélicos, con la llamada Revolución burguesa de 1766 y con las
revoluciones industriales.
En todo este contexto, Francia había desarrollado cierto potencia colonial, pero el
Tratado de París, con que finaliza la Guerra de los Siete años en 1763 la obliga a
ceder la mayor parte de los territorios en disputa a Gran Bretaña. Esa guerra es
interesante para ver las posiciones: por un lado los victoriosos Inglaterra, Prusia
Portugal y por otro los derrotados, Reino de Sajonia, el Imperio austríaco, el Reino
de Francia, el Imperio ruso, Suecia, y el Reino de España. Luego, en 1789, se
produciría la Revolución francesa y con ella el inicio de la supremacía de la burguesía
urbana y del fin de la sociedad aristocrática; con ella, y a pesar de los vaivenes y el
triunfo de una versión moderada, surge una fuerte oleada de liberalismo en toda
Europa, inclusive en las colonias británicas y algo más tarde, en las españolas, en el
continente americano.
Este liberalismo implicaba el fin del Estado opresor de las nuevas actividades, su
imposición permitió el fin de los monopolios y del control monárquico y dio impulso
al desarrollo de las actividades que luego conformarán la industria. Estos procesos,
junto con el liberalismo económico, dieron pie a la Primer Revolución Industrial, que
permitió la sustitución de la energía humana y animal por la mecánica: en principio se
aplicó a la industria textil inglesa y generó el auge de la máquina a vapor y del
carbón. (Fernández Puig, 2011). Ya en la segunda parte del 1800 se produciría la
segunda revolución industrial con el hierro y el acero, la construcción de ferrocarriles
y el impulso que esto generó en todas las actividades. Dentro de un contexto de
crecimiento del capitalismo, pero también de la urbanización.
Durante estos años hay dos hechos históricos que demuestran que no todo eran rosas
en el nuevo capitalismo. En 1848 se produce una revolución denominada “la
primavera de los pueblos”, que se inicia en Francia y pronto se extiende a toda
Europa. Esta revolución responde a la conjunción de una crisis económica agrícola
y el descontento político por diversas causas. Hacen su aparición las grandes
masas obreras, producto de la industrialización creciente de los países occidentales
de Europa y las reivindicaciones nacionalistas (Lara, 2010). Marx escribiría el
Manifiesto Comunista.
En 1871 se produce la revuelta de la Comuna de Paris, punto de inicio de la ruina y la
desocupación de la pequeña burguesía. Termina con un Comité Central
revolucionario finalmente derrotado con la ayuda de Prusia. Este suceso dio lugar a
un planteo que luego sería importante dentro de las ideas socialistas: la necesidad de
derrocar al Estado burgués e imponer un Estado de los trabajadores
Es interesante ver que esta supremacía del Reino Unido y el auge del capitalismo se
daba en un contexto de fuerte decadencia española iniciada en 1598, con la cesión a
Francia de diversas ciudades y en el siglo XVIII, con la guerra de Sucesión, con el
abandono de la mayor parte de los Países Bajos y de Italia, así como el reparto de las
ex colonias entre Francia e Inglaterra (Goñi, 2011; Albareda, 2015). Luego vendrían
en consecuencia las revoluciones en la América española y la aparición en España y
Portugal de movimientos liberales frente a las tendencias absolutistas (Lara, 2010).
En paralelo, se produce la llamada unificación alemana a partir de la unión aduanera
de libre comercio de 1834 que incluía a la mayor parte de la Europa centro oriental,
(incluyendo a Austria y a Prusia, fuerte impulsora del proceso); debe mencionarse
también la importancia que tuvo para esta unificación, la construcción de toda una
red ferroviaria (Aparicio Cabrera, 2013). Bismark fue un artífice de la unificación; en
1870 con la creación del Imperio Alemán, él es elegido Canciller. En 1884 Bismarck
introduce por primera vez un seguro social a fin de evitar la alternativa socialista. Se
combinaba con el programa de indemnización por despido y con el seguro por
enfermedad ya existentes. En 1889 se promulgó el seguro de vejez. Es el antecedente
más importante de las llamadas políticas keynesianas del siglo XX.
En América del Norte también había grandes novedades, ya que en 1776 surgen los
Estados Unidos de América. Los colonos exigían el fin de la política colonial, y
también pugnaban por el librecambio. Luego vendría la guerra de Secesión entre el
norte incipientemente industrial y el Sur eminentemente agrícola. Si bien la disputa
central de la guerra era la cuestión de la esclavitud, la cuestión de fondo era si el país
iba a tener un perfil industrial o agropecuario. El triunfo del norte significó el triunfo
del librecambio y como consecuencia se produjo un boom económico: el ferrocarril, los
nuevos inventos transformados en negocios, las fábricas. Las ciudades crecieron con
rapidez y millones de personas llegaron de otros países. Entre las actividades
económicas que fueron líderes en el proceso de industrialización se encuentran la
producción de alimentos, de hierro y acero, y luego llegarían los automóviles
(Aparicio Cabrera, 2013).
Estos sucesos que hemos mencionado marcan la historia de los inicios del capitalismo y
también de la economía como ciencia. Mientras que en el siglo XVIII se expandía el
comercio de ultramar, surgía la escuela mercantilista para analizar el lugar del comercio
exterior en la riqueza de las metrópolis; luego, en la Francia eminentemente agrícola, la
escuela fisiócrata intentaría empezar a describir el circuito económico con los recursos
naturales como punto de partida; en el siglo XIX mientras surge y se desarrolla el
capitalismo, nace la escuela clásica con Smith y Ricardo; Marx escribe El Capital.
2. Smith, Ricardo y el liberalismo
Adam Smith es considerado el fundador de la escuela clásica y del liberalismo. Según él,
la producción en la sociedad se organiza a partir de la división del trabajo, que aumenta
las destrezas del trabajador y crea una situación social de interdependencia. La división
del trabajo es básicamente la división de una tarea en partes, y cada una de ellas está a
cargo de un individuo diferente. Smith la identifica esencialmente con la especialización
de tareas dentro una empresa. Esta especialización es la que aumenta la destreza
específica de cada trabajador y promueve la interdependencia ya que cada uno de esos
trabajos deberá ensamblarse para el producto final. Además, el ahorro de tiempo ayuda a
aumentar la productividad. Introduce la noción de precio natural, y afirma que los
precios tienden constantemente hacia el precio natural a través de un mecanismo de
oferta y demanda, el mercado es el contexto dentro del cual este mecanismo se produce.
Este análisis llevó a Smith, finalmente, a postular su famosa teoría de la “mano
invisible” de la cual se desprende además la idea de una política de completa libertad de
acción. Si cada uno de los que compiten en el mercado busca realizar su propio interés
óptimamente, estará realizando, a la vez el interés general. Es el gran inspirador del
liberalismo económico, que significa que el equilibro económico en una sociedad se
establece en el juego de la oferta y la demanda, sin intervención del Estado, lo que
garantiza, además, el orden, la justicia y el progreso social. Es la llamada doctrina del
laissez faire (dejar hacer, dejar pasar). Se entiende que el mercado se regula por la libre
concurrencia y el Estado sólo está llamado a defender la libertad de la actividad
económica. Detrás de ese equilibro automático no está entonces el Estado sino la
“mano invisible”.
David Ricardo, algo después, hace su aporte a esta cuestión. Su preocupación central
giraba en torno a la distribución de la renta de la tierra. El problema que encontraba
Ricardo era que, en las primeras etapas de la revolución industrial, cada nueva superficie
que se utilizaba para cultivar, era menos productiva que la anterior porque no estaba
normalmente dispuesta para dicha actividad, requiriendo entonces un precio más alto del
producto para hacer viable la ganancia de estas tierras. Con el creciente aumento de la
población surgió la necesidad de cultivar más tierras que no estaban preparadas para el
cultivo por ser de calidad inferior o por estar mal situadas. Cada alza de precio debida a
la necesidad de usar tierra de calidad inferior, generaba una ganancia extra a las tierras
más ricas: la renta del suelo. Del total de lo obtenido de la venta de los granos, quedaba
más en manos del terrateniente y menos en poder de quien trabajaba la tierra.
La solución de Ricardo era eliminar a los propietarios de la tierra y generar nuevos
capitalistas en el campo. Para que esto suceda Ricardo elabora toda una teoría del
comercio internacional según la cual cada país debía especializarse en una producción
vinculada a los factores de la producción existentes en dicho país; de esa manera,
apertura comercial mediante, ningún país podía proteger una producción ineficiente.
Esta teoría se denominó “el enfoque de las ventajas comparativas” y tiene vigencia
actual entre los miembros del pensamiento liberal.
Otro tema que será retomado por los neoclásicos es el referido a los costos de la
producción. Para Ricardo, siguiendo a Smith, el valor de los bienes dependía del trabajo
insumido en la producción, pero esta definición regía sólo para la sociedad del trueque;
en la economía en que hay un excedente, se debería utilizar el concepto de costos de
producción, es decir, el valor de los bienes debía descomponerse según el aporte que
hace cada uno de los propietarios de los factores de la producción (el propietario de los
recursos naturales del capital) y no sólo el trabajo. Luego el Ricardo que pensaba que
“el valor de los bienes dependía del trabajo”, será retomado por Marx, y el Ricardo de
“los costos de producción”, será retomado por los neoclásicos.
3. El pensamiento de Marx en relación a la estructura económica y el Estado
El pensamiento de Marx esta disperso en diversos escritos filosóficos, políticos, su
obra fundamental es El Capital. Entre los primeros está La Ideología alemana (1845 )
en la que subraya que el Estado moderno y la propiedad privada son
analíticamente inseparables, porque ese Estado moderno y burgués es el que garantiza
por medio de su aparato jurídico, ideológico y político, el mantenimiento de la
propiedad privada. El Estado se constituye entonces como un instrumento de
dominación de clase, de la clase burguesa, capitalista, sobre el proletariado.
Aclarando un poco más el concepto de clase, podemos decir que el marxismo, en sus
interpretaciones más usuales, concibe la existencia de clases sociales desde que se
presenta en la historia de la humanidad la división del trabajo, es decir, una diferente
relación en cuanto a las fuerzas productivas características de cada época.
Al hablar de “fuerzas productivas”, Marx hacía referencia a los medios de producción
de los que se vale cada sociedad para conseguir los bienes que necesita para subsistir.
Comprende tanto los recursos naturales como los científicos y técnicos y también la
fuerza de trabajo. Las clases sociales son los estamentos en que se divide la sociedad,
determinadas por el lugar que cada uno tiene en cada una de las diversas formas de
explotación (Marx las llama “relaciones sociales”). Hay una coherencia entre
relaciones sociales y fuerzas productivas en cada periodo histórico.
Con la aparición de la nueva propiedad privada a partir del Estado moderno
posrevolucionario, la sociedad se divide a grandes rasgos en dos clases: por un lado, la
llamada burguesía, que son las personas que poseen los medios de producción como
las tierras, las fábricas, etc.. Por el otro lado, aquellas personas que no poseen esos
medios de producción y sólo disponen de la venta de su fuerza de trabajo para
sobrevivir: los proletarios.
El conjunto de estas fuerzas productivas materiales (medios de producción y relaciones
sociales) forma la estructura económica de la sociedad; la base sobre la que se levanta
el Estado y otras instituciones como el poder jurídico y político (los que constituyen la
superestructura). Por eso, entre algunas interpretaciones de la teoría marxista, se
sostiene que Marx concibe a la sociedad en términos de base y superestructura.
La “base” es la estructura económica de las sociedades, el espacio donde los hombres
establecen determinadas relaciones de producción para asegurarse su subsistencia: es
la producción social de su propia existencia. Sobre esta “base real” se eleva el edificio
jurídico y político, que es en el capitalismo, el Estado moderno.
A partir de esta concepción materialista de la historia, Marx cree que los cambios en la
sociedad están motorizados por la revolución de la base real, es decir, que la
organización de las fuerzas productivas en la estructura de la sociedad es lo que
determina la superestructura jurídica y política. Esta postura aparece en 1848, en El
Manifiesto Comunista, un texto político del autor.
En El Capital (1885), a partir del concepto de valor - trabajo que aquí no
desarrollaremos, se muestra la relación entre el análisis histórico-político del capitalismo
y la teoría económica, del cual se desprenden las ideas de plusvalor, explotación y
crisis.
4. El pensamiento neoclásico. Equilibrio y racionalidad económica
La escuela neoclásica nace como continuadora de la escuela clásica, a finales del siglo
XIX. Recordemos que subsistía el domino británico, crecían los EEUU, se unificaba
Alemania y se producía la segunda revolución industrial.
El pensamiento de esta nueva escuela se puede ver fundado en la llamada Ley de Say
que establece que “la oferta crea su propia demanda” y que la economía funciona en
equilibrio. Como se ve, continúa las ideas de Smith y Ricardo en lo relativo al
librecambio y el equilibrio. Todo lo que se produce genera un ingreso para los que han
intervenido en la producción (llamados factores), estos ingresos garantizan la demanda
de esa nueva oferta.
Luego, Alfred Marshall, avanza en la idea de los equilibrios parciales, por mercado. Ya
no un equilibrio general para todos los mercados juntos. Analiza el
comportamiento de las
empresas y los consumidores como unidades individuales. Esa noción de equilibrio
quedará definida por Pareto, como el óptimo, es decir, una situación en la que no es
posible beneficiar a otros sin perjudicar a terceros. Los desarrollos teóricos de estos
economistas darán lugar luego al enfoque microeconómico, ya que éste parte del estudio
de las unidades básicas: la empresa y los consumidores. Aun no existía la
macroeconomía.
BOX, La Ley de Say y la importancia del concepto de equilibrio La Ley pretender resolver los posibles desequilibrios en el mercado tratando
de transmitir que los recursos productivos no pueden en una economía estar
permanentemente ociosos por falta de demanda agregada dado que las
expectativas de ingresos futuros permiten sortear coyunturas de la demanda
y el valor producido termina intercambiándose. El supuesto clave detrás de
su teoría es suponer una economía donde el dinero no se atesora
productivamente, funcionando solo para el fin de intercambio, debido a una
propensión a consumir total de las personas que tienen en la producción el
medio para consumir por el intercambio más bienes. Por lo tanto, el deseo de
los vendedores en vender sus productos responde a su necesidad de
comprar otros bienes y no dejar su dinero improductivo (por no cumplir la
función que le da para el intercambio) abriendo la posibilidad de compra de
otros bienes y llevando a más demanda de productos y mas crecimiento. Por
ejemplo, si en un pueblo se producen mesas y para la producción de esos
bienes se les paga a los trabajadores una cantidad X de la moneda del
pueblo, esos trabajadores con dichos ingresos podrán adquirir las mismas
mesas que ellos producen; por lo tanto, para cualquier producción, existirá la
demanda que surgirá de los propios trabajadores que la realizaron y de los
ingresos que recibieron por ella.
Como resultado, se estudian los mercados, que se equilibran a través del precio, que
está determinado exclusivamente por las transacciones del mercado. Éstas están dadas
por la oferta de las unidades productivas que se realizan de un determinado bien y la
demanda de ese bien para la satisfacción de una necesidad subjetiva que ese bien
genere en cada uno de los individuos que tiene posibilidades de acceder a ese
mercado. La versión moderna de este concepto es el óptimo de Pareto, al que la
economía debe llegar si se deja libre el mercado.
Box El óptimo de Pareto
El economista italiano Wilfredo Pareto (1938) presenta una formalización
fuerte del concepto de bienestar al explicar la mejor asignación de recursos
para una economía, el punto donde se está en una situación “optima”. Esta
situación se observa cuando, permitiendo el intercambio a través del
mercado, ninguna de las partes puede obtener un beneficio económico
mayor sin que la otra se vea perjudicada y sin valoraciones sobre quién
debe estar mejor. Así se llega a un “objetivo” enfoque de bienestar. Este
resultado es matemáticamente desarrollado y el resultado de Pareto se
conoce como el resultado “First Best”. Hay dos consumidores en un
mercado y dos bienes con precios dados de los factores y la posibilidad de
pasar factores libremente de una producción a otra. El consumo es eficiente
si ningún consumidor puede mejorar sin perjudicar a otro, y la producción
es eficiente si no es posible producir una mayor cantidad de bienes, dados
los recursos y la tecnología que existe a menos que se sacrifique la
producción de otro bien. Este es el principio básico del primer teorema de la
economía del bienestar: el resultado de que cualquier equilibrio del mercado
en competencia perfecta representa una asignación de First Best y es la
combinación de consumo y producción eficiente (no se hace juicio sobre
distribución en este modelo) y por ende lo mejor para maximizar el bienestar
de la sociedad.
El equilibro es posible porque se supone que las decisiones son tomadas por un ser
racional que busca maximizar sus utilidades en un entorno de mercado de competencia
perfecta que asigna perfectamente los recursos. Este agente racional es muy importante
para la teoría económica neoclásica y supone que el individuo (cuando se estudia su
comportamiento económico) actúa para obtener beneficios y lo hace eficientemente. Si
se cumplen estos supuestos, cada mercado y toda la economía, tienden al equilibrio.
5. La crisis y la salida de la crisis
El siglo XIX, como vimos, había representado el establecimiento definitivo de la
burguesía y el capitalismo en toda Europa junto con sus tensiones sociales. El rol del
Estado era limitado. Solo en la Alemania de Bismarck y en la tradición prusiana, el
Estado era considerado un baluarte del capitalismo, y sobre todo, un elemento central en
la lucha contra la activa militancia de la clase obrera industrial en crecimiento. Como
parte de esa lucha, desde 1884, el Imperio Alemán promulgó un conjunto de leyes que
otorgaban seguros en previsión de accidentes, enfermedades, ancianidad e invalidez para
los más pobres. El sistema alemán fue mejorando y en 1911 ya se caracterizaba por su
obligatoriedad, pero aún cubría sólo a los obreros industriales. Además era
fundamentalmente causal, porque en la mayoría de los casos, se refería sólo a riesgos en
el trabajo.
En Gran Bretaña, los primeros atisbos de la intromisión del Estado en la economía (en el
sentido actual del término), habían aparecido con las “poor laws” inglesas en el siglo
XVII. Dichas leyes aseguraban un ingreso mínimo de subsistencia a los más
desposeídos, pero no representaban un hecho masivo. En 1910 se aprobó la “Nacional
Insurance Act” que establece el seguro de enfermedad y de invalidez, pero no el de
vejez, que sólo regía para los pobres. Inglaterra innova en 1920 al generalizar el seguro
obligatorio por desempleo.
Ya por entonces el Estado era el principal sostenedor del financiamiento de los seguros.
Sin embargo, aun no hay una seguridad social en los términos que proponía Alemania.
La década de 1920 apura este proceso debido a la crisis. La década había comenzado
muy bien para Estados Unidos, pero terminaría con una de las crisis más grandes del
siglo XX. Efectivamente, durante los primeros años del siglo, el ferrocarril aumentaba
su área de influencia, se empezaba a desarrollar la industria automovilística, crecían las
ciudades y la inversión en infraestructuras parecía un motor inacabable. Sin embargo,
ya llamaba la atención el hecho de que muchos sectores económicos no gozaran de una
prosperidad similar y por eso, la creación de puestos de trabajo aumentaba menos que la
población urbana, los ingresos de estas clases crecían menos que la producción y que
las ganancias de los capitalistas.
Lo cierto es que desde 1928, y como corolario de un período anterior de auge
económico, los fondos especulativos americanos se empiezan a mudar de Europa a la
bolsa de New York, incluso, el alza de las acciones atrajo a las familias, que
comenzaron a confiar a los bancos sus ahorros con más fuerza. Se permitió que las
personas compren acciones de empresas con fondos prestados pagando solo una parte
de la acción y recibiendo un préstamo por el resto. Además, las acciones servían como
garantías para obtener préstamos. Esto hizo disparar el precio de las acciones. A pesar
de este optimismo, existían escépticos a este boom como la Reserva Federal, que
aumentó las tasas para frenar la especulación bursátil sin resultados positivos. Para
colmo, se produce una crisis agraria que generó más pesimismo. Finalmente, el 24 de
octubre de 1929 cundió el pánico y una avalancha masiva de venta de acciones hizo
caer sus precios. El 29 del mismo mes se produjo una corrida similar, con caídas
inéditas.
BOX LA SEGURIDAD SOCIAL IMPULSADA POR BISMARK
Cuando Prusia dominó la nueva Alemania su canciller alemán Otto von Bismarck
impulsó, como vimos, el seguro social, lo que significó una ruptura con las
instituciones de la beneficencia con reglas automáticas, dirigido a los asalariados,
con aportes de los beneficiarios (Isuani, 1991). La ley de accidentes de trabajo en 1884
estableció el aporte patronal a la caja de seguridad. En 1891 se estableció la jornada
de 11 y 10 horas para mujeres y niños y la prohibición del trabajo nocturno para estos
últimos grupos. Este modelo ha sido un antecedente fundamental para los nuevos
sistemas sociales europeos del siglo XX.
Al caer los precios de las acciones, los nuevos actores financieros que alimentaron el
endeudamiento de familias, tuvieron que hacer frente a los malos rendimientos
que se producían con la caída de precios, no pudiendo hacer otra cosa, más que vender
de forma indiscriminada sus activos. Era el comienzo de la recesión. Tanto en Europa
como en los Estados Unidos, la crisis siguió durante todo 1930, hay grandes quiebras
aun en 1931 y 1932. La desocupación pasó de una cifra cercana al millón, en 1929, a
los casi 5 millones en octubre de 1930, 8 millones en octubre de 1931 y 13 millones en
1933. Los salarios reales bajaron a la mitad, el consumo se redujo al mínimo, generando
un círculo vicioso de difícil salida.
BOX: ¿QUE SON Y PORQUE QUIEBRAN LAS BOLSAS DE VALORES?
La Bolsa de Valores es el sistema que permite en tiempo real y hoy de
manera virtual ser el mercado que une ahorristas e inversionistas. Funciona
permitiendo que las sociedades y entidades habilitadas jurídicamente
puedan comerciar sus acciones y bonos y otros instrumentos de deuda con
todo el público a través de intermediarios autorizados que participan en su
representación. La determinación del precio de los valores se realiza en
régimen de mercado, mediante la confrontación de ofertas y demandas de
los valores objeto de transacción. Pero en la determinación del precio
entran variables que no se tienen en cuenta en los mercados de productos,
como el riesgo, la incertidumbre y las expectativas de precios futuros. Todo
ello provoca que las oscilaciones de precios sean más intensas y frecuentes
en el mercado bursátil que en los mercados de bienes. La actividad de la
bolsa está ligada a la coyuntura económica, pero puede observarse que en
determinados momentos actúa con anticipación: los inversores descuentan
a veces los efectos de determinados acontecimientos positivos o negativos.
Por ello, no es raro ver una bolsa alcista en un momento recesivo, si el
mercado piensa que se va a tocar fondo y se va a iniciar una recuperación
(Vallejo & Torres, 2010). Cuando descuentan un futuro adverso empiezan las
ventas, estas se suceden en cadena. En ocasiones muy especiales se han
suspendido operaciones para que las acciones no se vayan al piso. En
esos momentos, desde el año 1929 ha actuado el Estado con salvatajes, el
último caso ha sido el 2008.
En septiembre de 1931, el Reino Unido abandona el patrón oro e inicia una política
monetaria expansiva, lo que hace que deje de ser el garante del sistema
monetario mundial y su influencia queda restringida a la llamada “área de la libra”.
Estados Unidos luego de intentar resolver el problema subiendo las tasas, dejan el
patrón oro en 1933 y así esquiva el rol de moderador del patrón monetario mundial que
dejaba Inglaterra. Era evidente que, para ambas potencias, la prioridad era la
recuperación del nivel de actividad interna, aún por encima de la estabilización del tipo
de cambio. Sin embargo, es claro que los errores de la Reserva Federal (Banco Central
de Estados Unidos) y su tardía reacción, generaron problemas adicionales.
Dentro de esta situación, los países que habían seguido con el patrón oro, no pudieron
evitar - incluso estimularon- nuevas salidas de capitales y la recesión provocada por el
ajuste que exigía ese sistema monetario. Francia fue la tercera potencia, que se mantuvo
en el patrón oro hasta 1936, lo hizo con un duro costo para su economía. Recién en
1936, en medio de una difícil situación económica, Francia abandona la regla
monetaria. Además, ese año, los tres países firmaron un acuerdo estableciendo la
convertibilidad de los billetes en oro entre bancos centrales y limitando la posibilidad de
nuevas devaluaciones competitivas. En 1944 se firmaría el tratado de Bretton Woods,
pero los nuevos parámetros ya se habían establecido.
BOX: HISTORIA DEL PATRON ORO
La historia monetaria mundial está marcada por la estrecha relación de la
libra con el oro. La regla garantizaba de una forma casi automática, el
equilibrio de las balanzas de pagos, mediante el siguiente mecanismo:
supongamos que la balanza de pagos británica estuviera en déficit, los
importadores seguirían comerciando en libras esterlinas, que es la moneda
del comercio internacional, y, como consecuencia, las cuentas corrientes de
los bancos de Londres se encontrarían con saldos deudores frente a las
cuentas de sus colegas extranjeros, que se encontrarían con saldos
acreedores. Si las importaciones excedieran en mucho a las exportaciones,
los no residentes no querrían conservar sus pertenencias en esterlinas, y
exigirían su conversión en metal (Lelart, 1993). Esta situación llevaría a
solventar con reservas la demanda, pero obligaría a subir las tasas de
interés para recuperar las reservas. Un aumento neto de sus depósitos en
esterlinas sería posible, pero dentro de los límites de la producción de oro,
especialmente de aquella que llegaba cada semana a Londres de África del
Sur: el sistema llevó confianza a todo el mundo que comerciaba con
Inglaterra, adoptando el patrón oro como la moneda fuerte para sus
transacciones internacionales. Así se garantizaba el equilibrio. Los precios
se mantuvieron relativamente estables durante todo este periodo, los tipos
de cambio se mantuvieron casi fijos de 1879 a 1914. La capital británica era
el centro mundial del mercado de metales. Lo que se rompió en 1929 fue
todo ese modelo.
Como una respuesta a la crisis, se inicia el New Deal en Estados Unidos, política
intervencionista con alcance mundial. Fue anunciado, por el presidente Franklin
Roosevelt en 1933 tras su asunción. Se incluye una partida jamás vista para obra
pública, subsidios para las empresas, salario mínimo, vivienda popular, etc. Un año
antes, Commons y su equipo, en la Universidad de Wisconsin, junto al Estado de
Wisconsin, habían dado a conocer el plan Wisconsin, que incluía una ley de
administración pública, una normativa de las tarifas, un techo para la tasa de interés,
un impuesto sobre las ganancias y un subsidio a los desempleados. Se encara una
política de seguridad social amplia, aunque aún en un campo de aplicación reducido
(el de los trabajadores industriales). También se estableció un régimen conjunto -
federal y de los estados- para las indemnizaciones y un sistema obligatorio de
pensiones de vejez para los trabajadores de los principales sectores industriales y
comerciales. Una ampliación mayor del universo de beneficiarios se produciría en
1950. Lo mismo sucede en Inglaterra donde, sobre las bases anteriores, se
profundizan las políticas , con una orientación definitivamente más universalista.
Para ello fue fundamental el informe de Willian Beveridge al Gobierno británico en
1942.
BOX El informe Beveridge
En 1941, en una etapa de reconstrucción de la guerra, el gobierno nombró al
economista Sir William Beveridge para dirigir una investigación sobre la
Seguridad Social en el Reino Unido. El informe se publicó en 1942 bajo el
nombre “Report to the Parlament on Social Insurance and Allied Services” y
formó la base de las decisiones relativas a la legislación posterior a la
guerra. Los principios rectores de sus conclusiones fueron: que las
recomendaciones revolucionarias eran oportunas en el contexto que se
heredaba de la guerra, la organización de la seguridad social debería ser
tratado como una sola parte de una política integral del progreso social y
que el Estado es garante de brindar un servicio donde se interactúa con los
individuos. El seguro social plenamente desarrollado puede proporcionar
seguridad de ingresos, pero también es un remedio contra la enfermedad, la
ignorancia, la miseria y la ociosidad.
Pocas veces un informe a un gobierno ha sido tan influyente. Siguiendo las
recomendaciones se creó en 1946 el Servicio Nacional de Salud (NHS)
pionero mundial del seguro de salud universal públicamente financiado con
impuestos generales y gratuito para toda la población. El informe se
planteaba como un intento integro de garantizar el empleo y la economía,
sin hacer uso de ningún principio económico en el sentido teórico ni
sofisticación estadística. Este informe levantó la crítica de colegas de
Beveridge como Hayes, que consideraban El estado de bienestar como un
desastre. En otros sectores de la seguridad social, el informe fue el
incentivo para otras medidas como la ley de seguro laboral, la regulación de
la renta inmobiliaria y el aumento de asignaciones familiares y jubilaciones
y pensiones. Así se terminó de salir de la crisis, pero ya estaba la guerra.
6. La economía y el estado en Keynes.
Conceptos generales
Para Keynes, según la Teoría General de Keynes, libro editado en el año1936, la
economía funciona de la siguiente manera: la demanda agregada (DA) es la suma de
los usos que una economía hace de lo que produjo, se compone del consumo, la
inversión, el gasto público y la demanda externa neta. La suma será igual a la oferta
agregada que tiene una economía en un periodo determinado.
El consumo es un elemento clave de la DA y refiere al gasto privado que se realiza
para satisfacer necesidades y no para producir. Para Keynes el consumo es estable: “los
hombres, por regla general, aumentan el consumo promedio cuando el ingreso crece,
aunque no tanto como el crecimiento de su ingreso” (Keynes, 2001). Así surge el
concepto de “propensión marginal a consumir (PMgC)”, un valor inferior a 1 (se
supone que un consumidor consume menos que su ingreso) que no es estable y que
probablemente disminuye a medida que el ingreso aumente. Además, surge el
concepto de propensión a ahorrar, que es similar a lo no consumido.
Este desarrollo de toda una teoría del consumo y el comportamiento de los
consumidores implica que la respuesta al problema de la acumulación y el ahorro que
los clásicos se preguntaron, en Keynes, se responde desde un enfoque diferente: el
ahorro es la otra cara del consumo y ambos dependen del ingreso de la economía.
En lo que hace a la inversión, en la Teoría General se introduce el concepto de
eficiencia marginal del capital, la que depende de la expectativa de rendimiento
probable y del precio de oferta corriente del bien de capital.
En relación con el rendimiento probable, Keynes dice que los bienes de capital generan
rendimientos, pero éstos son sólo probables, ya que los mismos dependen de la venta
futura de los productos. Las previsiones según Keynes se realizan sobre bases muy
precarias, basadas en pruebas y variables inseguras, sujetas a cambios violentos.
De esta forma, debido a que la inversión es una decisión tomada por la empresa (como
agente clave) en el presente sobre ciertos hechos que se espera tengan lugar en un
futuro, queda definitivamente incorporado al marco analítico el problema de las
expectativas.
En contraste con el rendimiento probable de la inversión, tenemos el precio de oferta
del “bien de capital”, que difiere del precio de mercado del bien en cuestión. El precio
de oferta lo define Keynes, como el precio que induciría a un fabricante a producir una
nueva unidad adicional del mismo, es decir, su costo de reposición. Por lo tanto, la
eficacia marginal del capital surge de la diferencia entre el rendimiento probable de
una unidad más de esa clase de capital y el costo de producirla.
La eficacia marginal del capital es la tasa de descuento que logra igualar el valor
presente de la serie de anualidades mencionadas en todo el tiempo que dure el bien, al
precio de oferta. Estas condiciones son las que determinan la demanda de inversión por
un tipo de bien de capital. Este concepto determina las decisiones de invertir del
empresariado a partir de esta igualdad entre el valor presente esperado por invertir
cierto monto y el precio que tiene que pagar por el capital, tomando como referencia la
tasa de interés, precio del capital, si la eficacia marginal de la inversión esperada es
mayor, la inversión se llevará a cabo, y caso contrario si no. Al formular esta igualdad,
Keynes inserta el valor probable de una inversión como mecanismo de explicación
para las decisiones de inversión a la variable objetivamente observable que es el precio
o costo del capital. Así, permite una explicación psicológica de las expectativas para
determinar las decisiones y abre juego para su teoría de cómo se forman esas
decisiones y como pueden afectar la inversión.
Según Keynes, a medida que aumenta la demanda de inversión, la eficiencia marginal
del capital podría reducirse debido a la caída de los rendimientos probables esperados
(no corrientes) y debido al aumento del precio de oferta del bien de capital (corriente).
Este último aumenta por la presión sobre las facilidades para producir el bien. Surge una
curva que muestra cuánto deben aumentar las inversiones durante el período, para que la
eficacia marginal baje a determinado nivel.
Ahora, la tasa real de inversión corriente llegará al punto en que no haya clase alguna de
capital, cuya eficacia marginal exceda a la tasa de interés corriente. Se inicia un ciclo
negativo. Por eso, en la economía keynesiana, es fundamental entender la función de
inversión como un producto de una variable objetiva (la oferta de bienes de capital y su
precio) y otra subjetiva: el valor presente de los ingresos esperados futuros. En este caso
la palabra esperados es crucial e implica que hay que reflexionar sobre las expectativas y
la incertidumbre.
Keynes plasma las expectativas como el principio que anima a la inversión en un
contexto inherentemente incierto que depende de un aspecto subjetivo no producto de la
cuantificación. Afirma que “Dejando a un lado la inestabilidad debida a la especulación,
existe la inestabilidad que se debe a la característica de la naturaleza humana, según la
cual una gran proporción de nuestras actividades positivas dependen más del
optimismo espontáneo que de una expectativa matemática, ya sea moral, hedonista o
económica. Él lo llamó “espíritu animal” sin profundizar el concepto.
BOX PROBLEMAS DE LA RELACION ENTRE AHORRO E INVERSION
Un punto central del análisis de Keynes es el de la inversión y tiene diversas
interpretaciones. En el enfoque post-keynesiano la inversión está determinada por
las perspectivas de los inversores y el ahorro está determinado por las intenciones
de los consumidores. Como el ahorro y la inversión no están determinados por las
mismas variables, no alcanza con una determinada tasa de interés para que ambas
se igualen. Lo que puede suceder según este punto de vista, es que a una
determinada tasa de interés, haya más inversión que ahorro y por lo tanto,
necesidades de financiamiento. O, al contrario, haya más ahorro que inversión y
salida de capitales hacia el exterior para financiar a inversionistas en otros países.
Es que, debido a la incertidumbre, puede que haya necesidades de financiamiento
o que nadie quiera financiarse para hacer nuevas inversiones. Esto es lo que
genera las grandes crisis.
¿Cómo se sale de la crisis según Keynes? Antes que nada, queda claro que Keynes
cuestiona la idea neoclásica de que las fuerzas naturales, que para ellos era una política
monetaria pasiva, llevan a una tasa de interés de mercado que equilibra el sistema en un
punto que es compatible con la ocupación plena. Keynes dice que eso puede suceder
pero con desempleo, debido a la rigidez a la baja del salario. Según él, la política
monetaria influye en el sistema económico ya que un cambio en el nivel de la tasa de
interés repercute en la demanda de dinero. Es que, debido a la función del dinero como
reserva de valor, mientras menos rentable sean otras reservas de valor que dependen de
la tasa de interés y menor sea el precio de los créditos, se invertirá más. Pero esto es así
en Keynes sólo teniendo en cuenta ciertos niveles de las expectativas.
La política fiscal también repercute, al ser (como vimos anteriormente), un componente
de la demanda agregada. Un aumento del gasto produce un aumento de la DA e impacta
aumentando el ingreso, no sólo una vez sino generando ingresos para otros sectores que
volverán a gastar ese dinero en la economía. Se trata de un efecto que se
retroalimenta, por eso surge la idea del multiplicador keynesiano
Para salir de la crisis se habla de un shock de demanda efectiva, que no produce un
aumento de la generación de bienes, sino que impulsa una baja de los stocks. Así surge
la famosa receta de “mandar a cavar pozos a la mañana y enterrarlos a la tarde”.
Es en el capítulo 24 de la Teoría General queda claro que hay una visión muy distinta
del rol del Estado. Allí plantea que el aumento de la riqueza no depende del ahorro de
los ricos, sino del consumo de las masas populares, y, por ende, una distribución del
ingreso más equitativa generada por la imposición a los más pudientes, influye
favorablemente sobre la propensión marginal a consumir (PMRC) y sobre la inversión.
En este capítulo final Keynes propone a fin de garantizar la inversión, un plan de
imposición directa para garantizar un ahorro colectivo que vuelva rápidamente al
sistema económico aumentando las dotaciones. Al mismo tiempo, el Estado debe
influenciar directamente sobre la propensión a consumir, con política fiscal o
monetaria, pero esto no es suficiente, por eso propone una cierta socialización de la
inversión, que no sea el control de la propiedad de los medios de producción, pero si la
garantía de los medios necesarios para que los agentes puedan desarrollar sus
actividades. Si reconocía que “los principales inconvenientes de la sociedad económica
en que vivimos son su incapacidad para procurar la ocupación plena y su arbitraria y
desigual distribución de la riqueza y los ingresos”, el Estado debía intervenir para
asegurar la ocupación plena.
Hay diversos enfoques como por ejemplo el de los manuales neoclásicos de
macroeconomia (la llamada síntesis neoclásica) que consideraron el planteo de Keynes
como un caso particular aplicable a situaciones de desempleo, en este enforque el rol del
Estado se limitaba al mínimo indispensable para volver a la economía al equilibrio de
pleno empleo.
BOX CICLOS Y CRISIS EN EL CAPITULO 22 DE KEYNES
El ciclo económico se define como la secuencia más o menos regular de
recuperación y recesión de la producción real en torno a la senda de largo
plazo de crecimiento de la economía. Una sucesión de fases ascendentes y
descendentes con cuatro elementos comunes: depresión o fondo,
recuperación o expansión, auge o cima, recesión.
Cuando el ciclo se inicia, puede estar en una fase de depresión o en una
fase de auge. Vamos a suponer que estamos en la fase de depresión: esto
significa que los niveles de venta son muy bajos y se están destruyendo
incluso bienes de capital y stocks, lo que disminuye la competencia. Así se
inicia en parte la recuperación. A medida que ésta se produce se va ganando
en optimismo, se producen nuevas inversiones, se regenera el stock
perdido y los bienes de capital. Así se llega hasta el auge. Es el propio auge
el que empieza, según el mismo Keynes, a generar previsiones de un
posible freno del crecimiento y la reactivación y el posible inicio de la
recesión. Hay que tener en cuenta que los motivos que explican todas estas
fases han sido siempre difíciles de explicar por parte de la economía. Los
mismos han tomado gran importancia en América Latina.
El flujo circular y la ecuación macroeconómica
El keynesianismo llevó a los economistas a elaborar una teoría de los agregados: la
macroeconomía. Esta rama de la economía rompe con el estudio enfocado en los
individuos y los productores particulares para armar teoría sobre fenómenos
generales y trabajar en el plano de grandes objetivos políticos como por ejemplo
hacer crecer la economía, estabilidad de precios, o el aumento general del trabajo o
la productividad del país. A fin de realizar un primer abordaje del sistema
económico, se utiliza el análisis del flujo circular. Este enfoque permite definir los
conceptos más importantes. El flujo circular del ingreso permite además representar
cómo se crea el ingreso nacional y cómo puede ser medido. La circulación, vista
globalmente, presenta dos polos:
a) Las empresas, el aparato productivo.
b) Las familias, que responden a la propiedad de los factores y generan el consumo
de bienes finales.
El aparato productivo, por un lado, es responsable de la producción y oferta de
servicios y bienes de consumo. Por otro, emplea los factores que demandan sus
funciones de producción, es decir, utiliza empleo, capital, algún recurso natural,
alguna propiedad de las familias y por eso paga retribuciones (salarios, interés, renta,
respectivamente).
Las familias adquieren productos acabados y ofrecen su fuerza de trabajo o el uso de
sus propiedades a las empresas. Por esa venta de factores reciben una retribución:
salario, renta de la tierra, interés por el capital.
Estos flujos sumados explican la riqueza generada por una nación en un período. Esta
suma es el PBI o Ingreso. Si lo queremos medir por lo que se produce, el Producto
Bruto Interno de una nación es igual a la suma de los valores agregados de los distintos
sectores de la economía. Para no contar varias veces los productos que atraviesan
distintas etapas en la producción, integrándose al proceso productivo de otro bien (por
ejemplo, la harina en el pan) se calcula el valor agregado en cada fase de producción y
en el conjunto de la economía. También se procede restando de la producción total
los costos de los bienes intermedios que se compran y venden entre empresas.
Lo mismo sucede en el proceso de la construcción. Si al final de una obra
considerásemos el producto de la industria plástica, el producto de la industria de la
madera utilizada en la construcción, el producto de la siderurgia, el producto de la
metalurgia, el producto de la industria de los cerámicos y al mismo tiempo, el valor
total de la obra, estaríamos repitiendo varias veces los valores agregados de cada uno
de los sectores. Por lo tanto, para conocer el valor agregado de la construcción se
deben diferenciar estos distintos valores agregados y llegar a un número definitivo.
Por el lado del gasto, el producto se mide por la demanda. Ésta se traduce en los
gastos que se realizan en el mismo período. La cifra será igual a lo producido (al PBI)
y se distribuye en diversos componenntes que, para Keynes eran determinados del
modo en que aquí se expone:
-Gastos de consumo privado. El consumo depende del nivel de ingresos de las
familias y de su propensión a ahorrar, que es más o menos constante.
-Gastos de inversión. Vienen dados por los aumentos deseados o planeados por las
empresas, de su capital físico (fábricas y máquinas) y de sus existencias (el stock de
mercaderías o insumos) para la producción o la venta futura.
Como vimos, para Keynes la inversión está determinada por el costo de los bienes de
capital y por los rendimientos esperados, que es un dato que genera cierta
incertidumbre. A su vez, depende del costo del dinero. Cuando la tasa de interés se
reduce resulta más fácil financiar los proyectos de inversión y, en consecuencia, se
incrementa la demanda de inversión, aunque todo depende de los rendimientos
“esperados” de cada proyecto.
Los planes que las empresas llevan a cabo están fuertemente condicionados por sus
expectativas sobre la demanda futura de los bienes que ellas producen. Así, si la
economía se encuentra en auge, las empresas esperarán que la demanda de sus
productos aumente y se sentirán motivadas a invertir. Lo contrario ocurrirá si la
economía se encuentra en recesión.
En síntesis, la inversión depende de las expectativas empresariales sobre el futuro de
la actividad económica, la tasa de interés y el nivel de capacidad instalada utilizada
por las empresas.
-Gasto público. Las principales herramientas del gobierno en este sentido son la
política fiscal y la política monetaria. Ambas pueden ser utilizadas por el gobierno
como un elemento estabilizador de la actividad económica. La diferencia entre
ingresos y gastos es el déficit. Éste puede ser afrontado con emisión monetaria o con
endeudamiento. Los impuestos suelen variar con el producto y si no se quiere tener a
un gran déficit público y un aumento de la deuda, le imponen un límite al gasto
estatal.
-Gastos en las compras realizadas desde el exterior (exportaciones) menos las compras
realizadas al resto del mundo (importaciones). Se trata de la balanza comercial y
dependerá de la productividad relativa y los precios relativos (fundamentalmente, el tipo
de cambio)
La cifra que resulta de sumar los cuatro tipos de gastos (consumo, inversión, gasto
público y exportaciones netas de importaciones), debe ser restada de la variación de
existencias, esto es, del valor de los bienes y servicios finales no vendidos por las
empresas en dicho período para que sólo hayamos incluido lo sucedido en el año.
Finalmente se puede medir el PBI en función de cuánta retribución reciben los factores
por su uso para la producción. Los ingresos de cada una de las familias dependerán de
las cantidades de recursos que posean (si alquila una tierra, o tiene una fábrica o vende
su fuerza de trabajo), de la fracción de éstos que se venda en el mercado en el caso de
que haya algún recurso desocupado y de los precios a los que logren colocar esos
recursos (el precio del alquiler de la tierra, el interés recibido, el salario), que a su vez
dependen de la productividad alcanzada.
Cuánto se lleva cada factor (el salario, la renta, el interés) en el proceso productivo, se
estudia a través de los análisis de la distribución del ingreso. Cuando nos referimos a la
distribución del ingreso entre capital y trabajo hablamos de una distribución funcional de
ingreso.
En función de lo visto, podemos decir que el ingreso (Y) se descompone de la siguiente
manera:
La demanda agregada (DA, el gasto) es la sumatoria de los bienes que se demandan en
una economía, destinados tanto para el consumo (C), la inversión (I), el Estado (G) y las
exportaciones (X):
DA=C+I+G+X
La oferta agregada (OA) es el monto total de producto que escogen proveer empresas y
familias, dados los salarios y precios de la economía. Las empresas deciden la cantidad
de producto a colocar en el mercado para maximizar sus ganancias, teniendo en cuenta
el precio del producto, los costos de los insumos, el stock de capital y la tecnología de
producción disponible.
Oferta Agregada (AO)=Producto (Y)+Importaciones(M)
En síntesis, la oferta se constituye por lo que se produce y lo que se importa; la demanda
es el uso que se le da a las retribuciones que recibieron las familias y las empresas por
participar en la producción (para consumir, para invertir o para exportar)
El mercado de bienes está en equilibrio cuando, al nivel de precios vigente, el nivel de
productos, sumadas las importaciones iguala la demanda agregada. Ni consumidores ni
empresarios tienen incentivos para alterar su conducta: si el gasto planeado excede a la
producción, las empresas verán que sus existencias disminuyen por lo que decidirán
incrementar su producción para hacer frente a la demanda.
OA=DA=>C+I+X+G=Y-M
El equilibrio sólo tendrá lugar cuando la demanda agregada planeada sea exactamente la
suficiente para absorber la cantidad ofrecida. Si esto no se produce, el equilibrio peligra.
Para la teoría neoclásica esto se verifica siempre gracias al ajuste de los mercados, pero
para Keynes podía haber desequilibrios.
BOX UN EJEMPLO ACTUAL PARA APROVECHAR LA
ECUACION MACROECONOMICA
Hay un tema interesante: cuanto más se ahorra, más se invierte, pero esa
inversión genera una producción que no tiene compradores (ya que estos
prefirieron ahorrar), por eso se requiere un equilibrio dinámico entre
consumo y ahorro y entre ahorro e inversión. El ahorro no siempre es
positivo si representa una salida de dinero del circuito económico, es decir,
si no se transforma en inversión. Es el caso de los EEUU actualmente, hay
un alto nivel de consumo, de inversión y un gasto público que supera los
recursos generando déficit, por lo tanto, esto se va a traducir en una
balanza comercial negativa.
Otro tema interesante es que hay economías donde se ahorra mucho y se
invierte poco, la diferencia entre ambas estrategias suele ser la fuga de
capitales. Es el caso Argentino, que en los últimos años muestra altos
niveles de consumo y al mismo tiempo de ahorro de los sectores medio-
altos que no se traduce en inversión, alto gasto público, una balanza
comercial agropecuaria positiva que se compensa con la industrial negativa
haciéndose el total levemente negativo, la diferencia se traduce en emisión
que es una forma de endeudamiento: otras veces crece la deuda externa.
Argentina, desde hace mucho tiene recurrente problemas con esta salida
de capitales, ahorro que no se transforma en inversión y repercute en la
competitividad, por ende, en la balanza comercial industrial (Basualdo y
Kulfas, 2000).
Japón, por ejemplo, ahorra, invierte y exporta. Es que inicialmente, el
“modelo toyotista” de producción fue un éxito productivo, pero las
ganancias se canalizaron al ahorro público y privado. Para fines de los
noventa este país era el mayor tenedor de divisas del mundo, el primer
acreedor mundial, y detenta un stock de inversiones que duplica su PBI
(SELA, 2013).
El modelo japonés de bajo consumo interno y mucho ahorro para financiar
la expansión productiva se adoptó en otros países de Asia entre ellos China.
Este país comenzó a crecer en las últimas décadas a tasas sostenidas, en
gran parte gracias a las inversiones extranjeras que llegaron al país atraídas
por los bajos salarios y favorables condiciones para la inversión. Estos
ingresos de capitales fueron también coordinados por el Estado para
inversiones productivas. Se mantuvo el nivel de ahorro y de inversiones,
manteniendo bajo el consumo.
Las políticas posteriores
Con este fundamento, durante algo más de 30 años dominó en la academia la idea de
la síntesis neoclásica de que para estabilizar la economía puede utilizarse, con una
serie de limitaciones, tanto la política fiscal como la monetaria. Estas políticas
permitirán aumentar los niveles de producción bajo determinados supuestos que se
dan en los modelos macroeconómicos de síntesis neoclásica ya mencionados. Sólo se
acepta la intervención estatal cuando el motivo del desempleo es la rigidez salarial o
se produce la trampa de la liquidez. Además, sólo acepta que esa intervención sea con
una política monetaria o fiscal delimitadas.
El Estado Benefactor se parecería entonces más al planteado por el propio Keynes
que al rol que le quería asignar la síntesis neoclásica.
Es que durante los años posteriores a la segunda guerra mundial se puso en práctica
una política monetaria y fiscal activa, también hubo una cierta socialización de la
inversión a través de la creación de las empresas públicas. El nuevo rol del Estado es
parte de la conformación de un régimen de regulación específico, el fordismo. Las
políticas keynesianas sirven para atacar el problema de la demanda, a través de una
distribución más equitativa de los aumentos de la productividad que se estaban
produciendo.
De a poco, pero fundamentalmente en la posguerra, el Estado deja de ser un mero
ejecutor de las leyes y comienza a interesarse por la prestación de servicios a la
colectividad, entre los que se cuentan instrucción, higiene, sanidad, seguridad social,
asistencia, planificación del territorio. También de a poco entra en la economía con
fuerza, como un nuevo actor, la empresa pública, la cual interviene en la provisión de
petróleo y sus derivados, gas, agua, electricidad, transporte. De modo que, Estado y
mercado interactúan recíprocamente cada vez en mayor medida. La medida más usual
para probar esta estrategia es medir la relación entre gasto público y PBI, en los años
1960, este indicador en algunos países rondaba el 50%.
Este crecimiento mundial, motorizado por el fordismo, se apoyaba en una posición
hegemónica de Estados Unidos, quien mantenía a su economía cercana al pleno
empleo y permitía a sus socios comerciales que obtuviesen excedentes suficientes
para compensar, por lo menos parcialmente, las rentas de capital de Estados
Unidos. Arrigí y Silver (1999), dicen que el Plan Marshall, que implicaba
transferencias de fondos a los países europeos, sirvió para transformar los conflictos
sociales y políticos en problemas técnicos de eficiencia y productividad, y asegurar
un mercado masivo para el crecimiento de la producción de la industria y, por tanto,
del empleo.
.
BOX ¿Qué ES EL FORDISMO?
El fordismo se relaciona con un modo de producción predominante desde
fines de la segunda guerra, asociado a una organización industrial en los
países desarrollados basada en una elevada mecanización y
estandarización de los procesos de trabajo, aportando una novedad,
respecto al Taylorismo, que es insertarse en una sociedad de consumo en
masa, alimentadas por las políticas Keynesianas, el gasto social y el
reconocimiento de los derechos sociales para el trabajador. El éxito del
régimen se basa en que logró solucionar el problema de la demanda que
subsistía desde los ´30, a partir de una distribución más equitativa de los
aumentos de la productividad que se producían por la reorganización
industrial. El modelo permitió que se pudiera ampliar la oferta productiva
con niveles muy elevados de productividad y al mismo tiempo generar una
demanda que permitiese mantenerlo. Duró hasta comienzos de los setenta,
cuando se terminaron las ganancias de esta relación fructífera entre capital
y trabajo y el modelo terminó siendo costoso para las empresas, los
procesos inflacionarios y el freno del crecimiento fueron los indicadores
más evidentes.
Las economías estuvieron cerca del pleno empleo; fue la “era dorada del capitalismo”.
Las potencias, principalmente Estados Unidos, la Unión de Repúblicas Socialistas
Soviéticas (URSS) y Alemania, en esta nueva etapa se transformaron en proyectos
hegemónicos nacionales, abandonaron la apertura mundial, estimularon la amplia
intervención del Estado, y el aumento de la regulación laboral y social. Así generaron
una rápida expansión industrial. De este modo, el keynesianismo, entendido como
política económica activa y de planificación, era una filosofía intermedia entre el
modelo soviético centralizado y las tradicionales políticas de laissez faire.
BOX LAS EMPRESAS PUBLICAS DE POSGUERRA EN LOS PAISES
CENTRALES
Luego de la guerra, el proceso de crecimiento de los conocidos “30 años
gloriosos del capitalismo” tendría al Estado como eje central de la economía
en los países centrales, no solo aplicando política fiscales y monetarias sino
también controlando la esfera productiva a través de inversiones en
empresas públicas, principalmente en sectores de necesidad de grandes
inversiones que no podían hacerse únicamente por el sector privado
(servicios públicos o actividades extractivas). La creación de grandes
empresas públicas o nacionalización de compañías privadas pronto se
volvieron comunes en la Europa que se reconstruía, dando al Estado gran
capacidad de planificación para las economías y fuente de ingresos para dar
estabilidad al modelo de crecimiento. El peso del Estado seria mayor en
Europa que en Estados Unidos, en Francia las empresas públicas fueron el
motor de la innovación tecnológica e introdujeron los nuevos métodos de
gestión y administración, mientras que en Inglaterra se dio una ola de
nacionalizaciones y en Italia se reorganizaron las empresas que ya existían
desde antes de la guerra y se estableció un holding; en Alemania sucedió
algo similar. Esta época fue el auge de la denominada economía mixta
donde el Estado toma importancia en la propiedad y control de los medios
de producción de la economía y los fines de la empresa se separaban de los
exclusivos objetivos de rentabilidad de la empresa de mercado.
Para graficar las diferencias en la estrategia de los países desarrollados, Michel Albert
utiliza una taxonomía en que hay dos modelos, el modelo Renano (Holanda,
Alemania, Francia, Italia, Japón y los Países Escandinavos) y el modelo
angloamericano. En los primeros, los sindicatos y las empresas comparten el poder, el
Estado de Bienestar proporciona un sistema de pensiones, la salud y la educación. En
el segundo caso se ha pretendido que los mercados se comporten con mayor
flexibilidad. Los resultados son diversos, en el modelo Renano la brecha de los salarios
no ha aumentado como en el otro modelo, pero el desempleo siempre es un riesgo. En
el modelo renano la estabilidad y crecimiento de largo plazo sostenible es la guía para
el diseño de todas las políticas, mientras que el modelo anglosajón apuesta al mercado
y su dinámica, siendo la rentabilidad y la competencia el medio para ganar la carrera al
crecimiento.
La discusión sobre las empresas y su propiedad atraviesan estos modelos. En el modelo
renano la propiedad es más individualizada y estable: por ejemplo, en Alemania los
financiadores de las empresas son sobre todo los bancos, y hay grandes empresas que no
cotizan en bolsa, mientras que Japón sigue un modelo similar con corporaciones
oligopólicas coordinadas con los objetivos e intereses del Estado, el modelo anglosajón
es el de la gran Sociedad Anónima y los mecanismos de financiación (Albert, 1993).
Estado, mercado y fallas del mercado
Evidentemente, en la posguerra dominaba el paradigma keynesiano, tal vez para
enfrentarlo teóricamente, avanzado el siglo XX, empieza a tomar fuerza el debate
alrededor del “second best”, que es el segundo mejor. Lo que dice esta teoría es que,
aunque haya fallas de mercado, no hay que intervenir si no va a ser para corregirlas. Es
un punto de vista para negar la intervención estatal aun cuando el mercado no funciona
completamente.
Pero… ¿que son las fallas de mercado? Son, según la teoría neoclásica, circunstancias
por las cuales el mercado no es eficiente en el sentido de Pareto, ya que no se cumplen
los supuestos de competencia perfecta. Son las siguientes:
1. Bienes públicos y meritorios: los bienes públicos son aquellos bienes o servicios
que brinda el Estado para todos y tienen las características de no exclusión y no
rivalidad en el consumo, es decir que nadie puede no disfrutarlos. En ellos están
presentes los principios de no exclusión, que hace inviable racionalizar su uso (la
seguridad interna o la defensa); esto significa que es imposible impedir que una
persona se beneficie de ese bien; y la no rivalidad en el consumo. Que una persona se
beneficie con su uso no impide que otra persona también lo haga, siempre que no se
llegue a un punto de congestión. En algunos enfoques se agrega además la condición
de que su racionamiento no fuera deseable, son los bienes públicos impuros, el caso
que más se usa es la educación.
2. Poder de mercado: se trata de los mercados que trabajan en condiciones
monopólicas u oligopólicas. Este poder se ejerce para alterar la determinación del
precio o de la cantidad respecto al equilibrio competitivo. El Estado debe intervenir
mediante leyes antimonopolio que impiden que quienes son únicos oferentes se
aprovechen y obtengan ganancias desproporcionadas. Por ejemplo, las empresas de
cable, por ser monopólicas, dejan de ser eficientes.
3. Externalidades: consisten en actividades de un individuo o firma que generan
efectos sobre las de otros individuos o firmas, alterando la estructura de costos y
beneficios. Si los agentes económicos involucrados son pocos, la solución puede
provenir de la negociación entre partes. El ejemplo típico es el del daño ambiental
generado por una empresa en un río para producir pasta de papel. El Estado debería
impedirlo o imponerle un precio alto por el daño efectuado.
4. Problemas de información asimétrica: se trata de la selección adversa y del riesgo
moral. Selección adversa: el primer problema surge cuando las partes involucradas
poseen información privada, fenómeno que afecta negativamente a los demás
participantes del mercado que no están debidamente informados. Esto sucede, por
caso, cuando algunos agentes del mercado conocen a priori, la conducta que seguirá
un Banco Central en el mercado de divisas, estimulando o no una devaluación.
5. Riesgo moral: se relaciona con la imposibilidad de un agente de observar la
conducta de otro que puede afectar con su comportamiento el resultado de la
transacción. Un caso típico de riesgo moral es el que, mientras esto se escribe, sucede
en los Estados Unidos. Si muchos agentes económicos cuidadosos de sus inversiones
hubiesen sabido que, ante la posible quiebra de una Banco de Inversión americano, la
Reserva Federal de este país iba a salir a garantizar los depósitos, es probable que
mucha más gente hubiese participado de la “especulación”. Muchos individuos que
suponían la debacle y no esperaban que el gobierno norteamericano defendiese estas
inversiones, se abstuvieron de obtener ganancias por ser cuidadosos.
6. Rendimientos a escala: los rendimientos crecientes a escala pueden generar
posiciones monopólicas. Las políticas deberían permitir que las pequeñas y mediana
empresas (Pymes), accedan a los mismos, para no quedar fuera del mercado
competitivo.
7. Efectos de derrame tecnológico: esta falla se explica por la incapacidad para
apropiarse plenamente de manera privada de los beneficios que genera la producción
de tecnología por parte de las Pymes. La introducción de un producto nuevo implica
elevados gastos de investigación y un costoso “aprender haciendo”. Este hecho, de
alguna manera, justifica la intervención estatal en las primeras etapas de desarrollo
del producto, a través de, por ejemplo, un “tratamiento tributario favorable a las
pérdidas operativas” incurridas.
8. Debilidad o inexistencia de los mercados y fallas de coordinación: en las primeras
etapas del proceso de desarrollo, es posible que no exista mercado, o que si existe
funcione mal y por consiguiente determine precios incompatibles con la asignación
correcta de los recursos o no cumpla su función de coordinación. La ausencia de
mercados de riesgo es otra falla relacionada con la anterior, por la cual, inversiones en
gran escala son muy riesgosas y el mercado no genera ningún mecanismo que
reduzca los riesgos inherentes.
9. Las imperfecciones de los mercados de capitales: la incapacidad de muchas
empresas para acceder al crédito restringe el crecimiento global de la economía. En
realidad, este problema es una suma de fallas: hay problemas de información y
monitoreo, mercados ausentes e incompletos y hay competencia imperfecta del lado
de la oferta. Por eso, las Pymes suelen pagar tasas mucho más altas. El Estado
debería subsidiar este tipo de créditos.
Otra de las razones por las que se justifica la intervención del Estado (además de las
fallas de mercado que acabamos de mencionar) es la necesidad de mejorar la
distribución del ingreso, es decir, la forma en que se distribuye el ingreso nacional
entre los diversos factores productivos.
La solución será remover esas fallas antes que aumentar el rol del Estado, los
neoinstitucionalistas tendrán una solución diversa.
7. La cuestión del subdesarrollo en la posguerra
Procesos históricos y primeras teorías del desarrollo
Si hacemos un repaso por la historia en los siglos XVIII y XIX, podemos ver que esos
períodos en los que se producen la Revolución Francesa y el resto de las revoluciones
europeas, inspiraron a Marx en sus estudios sobre el capitalismo, pero también son los
años en los cuales se produce la independencia de los Estados Unidos y los procesos
BOX: La curva de Phillips y Milton Friedman
Este debate entre Estado y mercado puede verse a través de la curva de Phillips. Este
teórico en 1958 mostró que hay una relación inversa entre desempleo e inflación. La
hipótesis era consecuente con las políticas keynesianas. El contraataque vino por medio de
la curva de Phillips de largo plazo, elaborada por Milton Fiedman y Phelps en los 70s; en
ella se ve que luego de un primer momento el ajuste de las expectativas hace que la
inflación crezca más allá de la esperada, y el empleo quedará estancado. El mencionado
Friedman fue uno de los más importantes críticos del keynesianismo y fundador de la teoría
monetarista en esos años. El eje de su planteo es la ineficiencia de la emisión en términos
de los objetivos de crecimiento de la economía. Al mismo tiempo debe ser considerado un
antecedente fundamental del llamado neoistitucionalismo, que veremos luego.
independentistas en América del Sur ocurridos en los primeros años del siglo XIX. Es en
este siglo en el que se van conformando los Estados Nacionales y por lo tanto se van
constituyendo las economías locales, las principales instituciones, etc. y empiezan a
desarrollarse tanto las bases infraestructurales en estos países como las principales
estructuras productivas y sociales.
Es en el siglo XX, cuando se terminan de producir los principales movimientos por la
independencia sobre todo en África, en la posguerra. Luego de la segunda guerra y en el
contexto de la guerra fría, comienza a ganar fuerza un proceso descolonizador en ese
continente, surgiendo diversos partidos nacionalistas que se ubican en una suerte de
tercera posición que en algunos casos derivó en posturas socialistas. En 1960 la ONU
realiza la Declaración sobre la Independencia de los países y pueblos colonizados. Entre
1955-1962 se produce la independencia de gran cantidad de países africanos. En 1975
prácticamente el proceso está concluido.
Al mismo tiempo, las ex colonias tanto de América Latina como del África empiezan a
observar que sus economías no logran acercarse a las de los países del viejo continente y
de los Estados Unidos, que ya en el siglo XX, empezaba a ser la potencia mundial que
hoy todos conocemos.
Así es que crece la preocupación de diferenciar los tipo de países y el intento de tratar de
buscar soluciones. Primero éstas tenían que ver con la necesidad de que los países de las
viejas colonias hiciesen el mismo camino que los países centrales, es decir, logar niveles
de ahorro aceptables para luego sostener la inversión en un nivel de desarrollo
equilibrado. Surgen los modelos de crecimiento que depositan su confianza en el ahorro.
En paralelo, Arthur Lewis asume la diferencia entre el sector moderno y el sector
tradicional de un país subdesarrollado, pero plantea que, si los mercados funcionan
libremente, el segundo irá desapareciendo paulatinamente. Lewis retoma el problema
del subempleo como Keynes, pero lo aplica, por primera vez a un contexto asimétrico
ya que reconoce la existencia de diversos tipos de economía, incluso dentro de la misma
economía: un sector moderno y otro atrasado. Como en los modelos de crecimiento
neoclásicos, el eje es el crecimiento, pero el mercado regula ese proceso. El gran aporte
fue que Lewis intentó diferenciar dos economías poniendo especial énfasis en que las
políticas no podían aplicarse del mismo modo. El modelo de Lewis de reconocimiento
de las asimetrías, es retomado por otros autores, los teóricos del desarrollo, para generar
un corpus más completo.
Uno de ellos, François Perroux fue tal vez quien más influencia tuvo en el
estructuralismo latinoamericano. Él plantea las diferencias entre regiones sobre la base
de que el crecimiento económico surge con mayor intensidad en ciertas áreas, que
desarrollan economías de aglomeración (polos). Las economías de aglomeración, se
refieren a los beneficios a los que acceden las empresas que se encuentran situadas en un
mismo lugar, por ejemplo, el ahorro en los costos de producción debido al uso de
servicios comunes, el acceso a los mercados u otros beneficios de “estar cerca”. Las
economías de aglomeración explican la presencia de “lugares centrales” donde se
aglomeran las empresas. Estos lugares pueden ser ciudades, países, etc., que tienen una
ventaja competitiva sobre el resto. Por otro lado, las firmas allí establecidas gracias a las
ventajas analizadas, logran apropiarse de alguna proporción de la renta de monopolio
generando mayor distancia respecto a las firmas de las regiones atrasadas. Estos
mecanismos van generando interdependencias que pueden ser positivas o negativas. Este
teórico sostiene que el crecimiento del polo puede ser impulsado por políticas que
estimulen la propagación, es decir, que se pueden crear artificialmente polos que, por
medio de los efectos de propagación, estimulen los procesos de industrialización -
modernización. La idea generó muchos adeptos, porque efectivamente daba una base
sólida a la intervención del Estado en los procesos de industrialización de los países
subdesarrollados. Se demostraba que ya sea a través de las empresas públicas o de un
sistema de subsidios, era posible generar encadenamientos en toda la economía y
mejorar la solidez del tejido productivo, con impacto en la sociedad toda y en las
regiones.
Otro economista fundamental del desarrollo ha sido Albert Hirschman. Él plantea que el
subdesarrollo da cuenta de la existencia de una cadena de desequilibrios espacialmente
diferenciados que son determinantes de la progresiva distancia económica entre
regiones. Un desequilibrio lleva a otro y así sucesivamente. Su enfoque de los
eslabonamientos resulta muy útil para comprender el proceso de industrialización y el
rol que cumplen las economías de escala. Hirschman dice que los eslabonamientos
hacia adelante, se caracterizan por generar un impulso de las actividades productivas
que vienen después en la cadena de valor. Por otro lado, los eslabonamientos hacia
atrás son aquellos que generan un impulso de los sectores industriales y de materias
primas anteriores en el proceso productivo.
BOX Ejemplo de eslabonamiento hacia adelante
Un ejemplo de eslabonamientos hacia adelante es la aparición de nuevos
plásticos en la industria respectiva, generó una serie de nuevas empresas
que transformaban dichos plásticos. Naturalmente, el hecho de que no
hubiese PVC impedía que existiesen los caños de PVC. La aparición de este
tipo de material, generó un desarrollo importante de nuevas actividades
hacia adelante. Este tipo de eslabonamiento incorpora la interacción del
tamaño de la escala y del mercado, mediante la habilidad de la industria de
reducir los costos potenciales. Para seguir con el ejemplo, la aparición de
los nuevos caños de PVC permite reducir el costo de infraestructura de una
casa y aumentar la duración de la inversión. Las políticas oficiales de
desarrollo no debieran interesarse en la promoción de inversiones en estos
eslabones. Se supone que el impulso es muy fuerte, proviene del sector
privado y genera rentabilidades tan obvias que las empresas las
transforman rápidamente en nuevos proyectos de inversión.
Otro ejemplo de eslabonamiento, pero hacia atrás es la construcción de
viviendas por parte del Estado, genera un aumento en la actividad
constructiva y ésta en los materiales que se utilizan y en las empresas que
las realizan, en los servicios que se requieren para la construcción, etc.
Surgen cuando una empresa industrial que previamente importaba, genera
presiones para la producción interna de los insumos o de los bienes de
capital. La política pública es central en este campo, porque justamente
genera un impulso de las actividades de los insumos, tanto de los recursos
naturales como la transformación de los mismos. Se trata de una política de
demanda desde el Estado que, como ya vimos, es típicamente keynesiana.
Para Hischman, como para Lewis, el beneficio mutuo en el comercio internacional
ocupa un lugar fundamental, porque ve en esas relaciones la esperanza del desarrollo,
ya que permitirá que se beneficien todos los países intervinientes a través del
intercambio de recursos naturales, de productos industriales, de mano de obra, de
tecnología, etc. El desarrollo sería posible gracias a la industrialización,. Y para que
ello fuera posible, era necesaria una influencia exógena, como consecuencia de la
relación con el resto del mundo y con una mayor intervención estatal. Esas relaciones
con los otros países se harían fundamentalmente a través de la inversión extranjera en
los países subdesarrollados.
Estructuralismo y teoría de la dependencia
El pensamiento estructuralista, de la mano de economistas críticos de la teoría
neoclásica con Prebisch y Furtado, se fue articulando justamente en torno a la crítica
de la teoría tradicional del comercio internacional, incorporando el concepto de centro-
periferia. Este concepto reconoce la existencia de diversas estructuras económicas,
entre naciones e internamente. De este pensamiento surge la necesidad y la posibilidad
de poner en marcha transformaciones estructurales favoreciendo la industrialización a
través del Estado y con la contribución del capital internacional que debía ser orientado
en función de objetivos nacionales.
Prebisch, economista argentino, fue director de la Comisión Económica para América
Latina (CEPAL). Según él en la economía mundial existían dos grupos de países
diferenciados entre sí por sus estructuras productivas específicas. El grupo de países
periféricos, se caracteriza por la especialización (homogeneidad productiva) y una
productividad muy heterogénea. En cambio, el grupo de países centrales, se caracteriza
por tener una diversidad de actividades productivas y una productividad homogénea.
Estas diferencias se reproducen e incrementan a lo largo del tiempo constituyendo un
nuevo modo de desarrollo. Este economista sostenía que los países centrales producían
y exportaban bienes industriales, y los periféricos materias primas. Este intercambio
generaba estructuras económicas progresivas en el centro y regresivas en la periferia y
este tipo de relaciones mundiales se autorreproducían constantemente como un círculo
vicioso o virtuoso, según el caso, y lo mismo sucedía internamente a cada país. Así se
deteriora la relación en los intercambios porque, para Prebisch, esta situación en
realidad oculta un problema más profundo que es la concentración de los frutos de la
mayor parte del progreso técnico en los países centrales.
El proceso de aumento del rol del Estado en la economía se dio también en algunos
países subdesarrollados, sólo que, la industrialización nunca logró los niveles de los
países centrales, repercutiendo en la capacidad de absorción de la población,
generando un nivel de vida inferior.
Esta posición llevó a la Cepal a apoyar los intentos de los Estados de seguir políticas
intervenconistas, pero tal vez debido a la persistencia de las asimetrías que se quería
resolver, la teoría estructuralista fue fuertemente cuestionada por la Teoría de la
Dependencia, que realiza un planteo radicalizado. Es que mientras la CEPAL surge de la
tradición económica keynesiana y recibe la influencia de la teoría de los polos, en la
Teoría de la Dependencia domina el pensamiento marxista. Entre los teóricos
fundamentales encontramos a Andre Gunder Frank, Cardozo, Faletto, Dos Santos y
Mauro Marini.
El eje del enfoque hay que buscarlo en la teoría del intercambio desigual, según la cual
hay dos clases de países que tienen un contacto recíproco en el mercado internacional, se
acepta la hipótesis de una composición orgánica del capital idéntica y se supone que el
precio de venta de los productos no este sujeto a factores exógenos. Hay así, una
transferencia oculta de valor del área de subdesarrollo al área de desarrollo debido a que
las mercaderías en los países subdesarrollados incorporan salarios y beneficios menores
a los precios de venta de los productos provenientes de los países centrales. Se trata de
un análisis de las relaciones sociales de producción a nivel internacional.
El problema a resolver sigue siendo el de los desequilibrios detectados por la CEPAL, la
solución es siempre la industrialización, sólo que ésta es imposible dentro del
capitalismo. El motor también es el Estado, solo que un “Estado de nuevo tipo”. De
todos modos, si bien, el enfoque parte del capitalismo mundial, en la práctica
teórica se pasa a la posibilidad de una solución nacional, lo que le permitió a la teoría de
la dependencia tener un fuerte rol en las luchas liberadoras de los ’70. La solución
nacional parece posible pero como resultado de un proceso de agudas confrontaciones
políticas y militares y una profunda radicalización social. Se suponía, tal como sucedió,
que estos países deberían enfrentarse a un dilema: gobiernos de fuerza o gobiernos
revolucionarios populares, camino al socialismo. Esta opción no fue posible.
La cuestión de la especialización y la heterogeneidad social siguen vigentes, pero con
una interpretación del rol de las clases dominantes mundiales y locales. El problema del
deterioro de los términos del intercambio al que hacían referencia las teorías
estructuralistas es reemplazado por una conceptualización más compleja como la teoría
del intercambio desigual. Las alternativas planteadas son radicales.
El péndulo argentino bajo este enfoque
Tanto para la rama del estructuralismo ligada al marxismo como para la ligada al
keynesianismo se coincide en que el capitalismo no es un sistema armónico sino
inherentemente conflictivo y que en su desarrollo se producen importantes
desequilibrios y ciclos de crecimiento y recesiones. Así como Keynes planteó la idea de
que el Estado debía intervenir en la economía con el fin de disminuir el desempleo y
aumentar la producción como forma de manejar los ciclos inherentes a la economía
capitalista, los Cepalinos entendían que había un carácter desigual del capitalismo
mundial con los países de América latina países exportando materias primas y los países
ricos exportando productos industriales, lo que ampliaba las asimetrías en el comercio
internacional y amplificaba el impacto de las crisis de los ciclos keynesianos, lo que los
llevó a recomendar que el Estado intervenga en la economía para impulsar la
industrialización a través de la “sustitución de importaciones” y lograr amortiguar las
crisis de los ciclos de estos países, que eran de una magnitud mayor a las analizadas por
Keynes por los desbalances comerciales que se producían.
El Estado, movido por las ideas de los cepalinos inspirados en Keynes, estuvo detrás
de un proceso de intervención sin precedentes desde 1950 en toda América Latina. El
modelo adoptó del keynesianismo la protección efectiva de la industria nacional, a
través de elevados aranceles, bajas tasas de interés para créditos, y un tipo de cambio
múltiple como novedad para favorecer a la industria por sobre el agro. El estado no solo
era concebido para sacar de la meseta a la economía en un ciclo recesivo, sino para
cambiar toda su estructura productiva.
El problema de estructura y el carácter cíclico de las economías latinoamericanas fue
uno de los hallazgos más interesantes de Raúl Prebisch fundador de la CEPAL. Este
economista era crítico de la teoría neo-clásica del crecimiento y buscaba una
explicación a las diferencias entre países. Con esa perspectiva, Prebisch incorpora la
idea de que los países subdesarrollados crecían pero dentro de un proceso de “stop and
go”: luego de un cierto período de crecimiento, aumentaba el déficit de balanza
comercial y las divisas se tornaban insuficientes para sostener una nueva etapa
virtuosa, se agotaban las reservas y se producía, tarde o temprano una devaluación de
la moneda local.
La solución que gana consenso político es la aplicación de medidas que permitiesen
sustituir importaciones, es el Modelo de Sustitución de Importaciones (MSI), una
política económica basada en la protección a la industria mediante la imposición de
altas barreras arancelarias, el privilegio fiscal, el crédito subsidiado y un mecanismo de
transferencia forzosa de recursos de ahorro hacia este sector . El Estado también operó
a través de sus presupuestos de ingreso y gastos. El sistema bancario se hallaba
estrictamente controlado con bajas tasas de interés fijadas por el Banco Central y
restricciones cambiarias. Los ciclos no pudieron evitarse.
Si miramos el caso argentino, desde los ‘30 la política económica trata de adecuarse,
con sus peculiaridades, a la crisis mundial. Lo hace por la via de buscar una relación
“privilegiada” con el Reino Unido, mediante la firma del Pacto Roca Runciman, por el
cual la Argentina se aseguraba una cuota de importación de parte del Reino Unido,
pero se comprometía a que el 85% de las exportaciones de nuestro país se realizasen a
través de frigoríficos extranjeros.Se comprometía además a no aplicar aranceles al
carbón y a no reducir las tarifas de los ferrocarriles ingleses.
Y es desde el inicio de la década del ’40 que nuestro país incorpora los instrumentos
regulatorios que vimos para Europa y EEUU. Para enfrentar la crisis se forman las
Juntas Reguladoras de Carnes y Granos y se establece una política de control de
cambio. Se crea el Banco Central, hay por primera vez una Ley de Bancos y se
procede a la organización del Banco Hipotecario y del Banco de la Nación. Hay un
fuerte estimulo financiero a la industrialización y la construcción.
Durante el gobierno de Perón en 1945 se intensifica la política industrializadora a
través de nuevas medidas: altos niveles de protección arancelaria, creación del Banco
de Crédito Industrial, el IAPI (Instituto Argentino de Promoción del Intercambio),
nacionalización de los servicios públicos, las conquistas sociales de los trabajadores y
tasas de interés negativas y un notable aumento del gasto público.
La segunda etapa de este proceso, está dominada por el pasaje de un MSI motorizado
por el Estado y el empresariado nacional a otro, en el que la IED tiene un rol central.
Parece iniciarse en 1957 (con la política mucho más ortodoxa del ultra-liberal Krieger
Vasena) y profundizarse desde 1958 a partir de la presidencia de Arturo Frondizi,
quien es famoso por firmar nuevos y más ambiciosos contratos petroleros con firmas
americanas y por la política de austeridad elegida. Luego vendría una sucesión de
ciclos hasta la ruptura definitiva en 1975. Es evidente que no se logra una estabilidad
de largo plazo. Desde 1945 hasta 1974 se crece un 200%, pero hay 9 años en los que el
PBI cae. Hay un estancamiento relativo considerable respecto de Brasil.
BOX El péndulo de Diamand
Quien mejor describió para Argentina la cuestión del ciclo fue
Diamand, con un aporte interesante a la relación entre economía y
política. El plantea que las continuas rupturas del proceso de
acumulación impedían alcanzar una escala que diese masa crítica al
modelo. Que en esos ciclos hay una corriente popular y otra ortodoxa
que se alternan en el poder de acuerdo a la necesidad de la
coyuntura. La primera, tratando de sostener el mercado interno y una
política industrialista, la segunda, tratando de frenar la inflación a
costa del deterioro del poder adquisitivo de los trabajadores, con una
política de fuerte restricción monetaria. Los industrialistas planteando
que el problema principal es que la devaluación con inflación y sin
ajuste de salarios genera un tipo de cambio sólo compatible con la
competitividad del agro. Los ruralistas argumentando que luego de
1930 el ritmo de crecimiento en Argentina cae notablemente debido a
las políticas basadas en las transferencias del agro a la industria.
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