La Emoción en Los Procesos Sociales

Embed Size (px)

Citation preview

  • 7/26/2019 La Emocin en Los Procesos Sociales

    1/1291

    Ensayos

    Bosquejo para la observacin de la emocin en losprocesos sociales

    Outline for the observation of emotion in social processesJavier Callejo

    Universidad Nacional de Educacin a Distancia (Espaa)

    ResumenLos individuos y las sociedades estn atravesados de emociones y, siguiendo unclsico principio sociolgico, el estado emocional de una sociedad no es la mera

    suma de los estados emocionales de los individuos. La teora sociolgica ha venidosealando, con distinta intensidad a lo largo de su historia, la relevancia de las emo-ciones en los procesos sociales. Pero, a la vez, la propia sociologa parece incapaz deabordar las emociones empricamente. Las ms habituales prcticas de investiga-cin social en la actualidad, centradas especialmente en la produccin y anlisis dediscursos, parecen limitadas para recoger los estados emocionales de la sociedad, loque exige modicarlas o plantear prcticas de investigacin alternativas. Los instru-mentos de observacin actuales se han desarrollado principalmente para los proce-sos racionales, como la opinin pblica, valores, representaciones racionalizadas odiscursos.

    Siguiendo las recientes aportaciones de la neurociencia, se llega a que tales transfor-maciones vayan en el sentido de incorporar el trabajo de proyecciones, e incorporarel uso de la imagen en las situaciones empricas de observacin.

    AbstractIndividuals and societies are crossed by emotions and, following a classic sociologi-cal principle, the emotional state of a society isnt the sum of the emotional states ofindividuals. Sociological theory has been pointing out the importance of emotionsin social processes, to varying degrees throughout its history. At the same time , so-ciology itself seems unable to deal with the emotions empirically. oday, most com-mon social research techniques, focusing especially on the production and analysisof discourses, seem limited to collect emotional states of society , requiring modi-cation or alternative to practical research. Te current observational instrumentshave been developed primarily to rational processes, such as public opinion, values,representations or rationalized discourses.

    Palabras claveEstado emocional, ujos emocionales, accin colectiva, accin pre-racional, tcni-cas de investigacin social

    J. Callejo

    2014. Revista Internacional de Comunicacin y Desarrollo, 0, 91-102

  • 7/26/2019 La Emocin en Los Procesos Sociales

    2/1292

    Sumario

    1. Introduccin2. La observacin de las emociones por la sociologa3. Qu son las emociones sociales?4. El carcter corporal de las emociones.5. Estructura del estado emocional de una sociedad6. Focos preferentes de observacin7. Apuntes para la integracin del anlisis del estado emocional de la sociedad8. Conclusiones

    Contents1. Introduction

    2. Te observation of emotions in sociology3. What are the social emotions?4. Te corporal feature of emotions5. Structure of the emotional state of a society6. Preferred observational spotlights7. Notes for integrating the analysis of the emotional state of a society8. Conclusions

    Key wordsEmotional state, emotional ows, collective action, pre-rational action,social research techniques

    J. Callejo

    2014. Revista Internacional de Comunicacin y Desarrollo, 0, 91-102

  • 7/26/2019 La Emocin en Los Procesos Sociales

    3/1293

    Ensayos

    1. INTRODUCCIN

    Las dimensiones emocionales estn en

    los comportamientos sociales. Incluso en

    algunos de nuestros conceptos principales

    se encuentran (actitudes, opiniones). Con-

    ceptos que indican que las sociedades y, enespecial, fragmentos de las sociedades se

    mueven por fuerzas que, de una u otra ma-

    nera, escapan a lo racional.

    Es verdad que han tendido a verse como

    ruido que impide el comportamiento ideal

    o correcto, especialmente moral: compor-

    tamientos xenfobos que se alejaban del

    orden moral universal o la violencia en

    cualquiera de sus manifestaciones: desde

    la violencia de gnero en sociedades que

    parecan que haban domesticado (auto-

    controlado) todas las emociones en el pro-

    ceso de civilizacin (Elias, 1987) hasta las

    violencias entre bandas juveniles, con una

    alta densidad emocional contra el otro

    en la base de sus subculturas (Hebdige,

    1979). Miedo, confianza son emociones

    que mueven o atenazan a las sociedades;

    pero eso no quiere decir que no estn pre-

    sentes y que expliquen, al menos parcial-

    mente, nuestros comportamientos. Y que

    estn presentes en todo momento, sin

    esperar a acontecimientos que las hagan

    evidentes: movimientos de protesta moti-vados por la ira, explosiones de violencia.

    Las emociones ayudan a explicar ciertos

    movimientos populares. Por ejemplo, cmo,

    en una importante crisis econmica, donde

    la gente haca colas para comer, sin embar-

    go, el gobierno de Salvador Allende aumenta

    el apoyo electoral en el ao 1973 con res-

    pecto al que tena anteriormente.

    Centrndonos en la historia reciente de

    nuestra sociedad, se han representado esta-dos emocionales muy distintos. Valga como

    ejemplo una interpretacin de lo sucedido

    en las elecciones generales de 2004. Tras

    los atentados del 11M, la poblacin se ente-

    ra de las manipulaciones del Gobierno para

    presentarlo como un acto de ETA, en lugar

    de ser fruto del terrorismo islmico. No pue-

    de entenderse como una emotiva reaccin

    de ira, al sentirse engaada la poblacin, la

    experimentada por unos votantes que, de lo

    contrario y tal como indicaban los sondeos

    electorales, hubieran dado su apoyo al mis-

    mo partido que gobernaba?

    A veces, se representan estados emocio-

    nales casi opuestos, con respecto a lo que

    podra considerarse un mismo objeto o fe-

    nmeno social. Sigamos en la reciente his-toria espaola. Por un lado, la denominada

    indignacin ante la sucesin de una serie

    de acontecimientos y decisiones de carcter

    poltico, lo que llega a incluir la indignacin

    ante la serie de casos de corrupcin poltica.

    Pero, por otro lado, esa especie de indiferen-

    cia con la que la sociedad espaola parece

    recibir las noticias sobre ms y ms casos de

    corrupcin en nuestras instancias polticas.

    Un estado emocional que parece recordar,

    aun cuando desde muy lejos, los estados

    emocionales de las culturas enfermas de

    las que nos habla el neurocientfico Antonio

    Damasio: Alemania y Unin Sovitica de los

    aos treinta y cuarenta (del pasado siglo),

    China de la Revolucin Cultural, Camboya

    durante el rgimen Pol Pot (Damasio, 1999,

    p. 204). Tanto en un caso como en otro, la

    dimensin emocional est presente.

    El trabajo que se desarrolla plantea la ne-

    cesidad de que la sociologa, en sus observa-

    ciones empricas concretas, tenga en cuenta

    el estado emocional de la sociedad que se

    investiga. Asumiendo que en las lneas b-sicas de tal planteamiento puede obtenerse

    un consenso bastante extenso en la discipli-

    na, ya que el reconocimiento del papel de

    lo emocional en las sociedades enraza en

    los propios orgenes de la disciplina, seala

    que el reto se encuentra precisamente en el

    desarrollo de procedimientos y artefactos,

    tanto conceptuales como analticos, que in-

    formen adecuadamente a la investigacin

    sobre tales estados emocionales.

    2. LA OBSERVACIN DE LAS EMOCIONESPOR LA SOCIOLOGA

    Tras una manifestacin, una revuelta o

    una revolucin hay emociones. Prcticamen-

    te seguro entre quienes participan en estas

    manifestaciones pblicas y con un reconoci-

    ble contenido social y poltico. Como apun-

    ta Barrington Moore, por s solas las dife-

    rencias econmicas y sociales no explican

    jams un conflicto (Moore, 1991, p. 85).

    J. Callejo

    2014. Revista Internacional de Comunicacin y Desarrollo, 0, 91-102

  • 7/26/2019 La Emocin en Los Procesos Sociales

    4/1294

    Incluso, desde la militancia poltica, se llega

    a poner en una equilibrada balanza en la jus-

    tificacin de la participacin en tales acon-

    tecimientos la emocin por la participacin

    en los mismos y la obtencin de resultados

    prcticos. No obstante, ha sido ms la lite-

    ratura que la sociologa o la ciencia polticala encargada de dar cuenta de la presencia

    de estas emociones. Menos an se han re-

    gistrado avisos o previsiones de estos u

    otros estallidos emocionales en la sociedad.

    Sin embargo, en el lenguaje comn, fluyen

    conceptos como sociedades emocionadas,

    sociedades deprimidas o sociedades con-

    mocionadas.

    En todas esas expresiones sealadas,

    como manifestaciones o revueltas, hay emo-

    cin. Hasta puede hablarse de categoras

    sociales atravesadas por el resentimiento

    (Scheler, 1927; Martin Santos, 1981). La

    presencia de las emociones ha sido apunta-

    da desde la teora sociolgica clsica, la que

    institucionaliza la disciplina en los inicios del

    siglo XX. Sin echar la mirada ms atrs y re-

    cordar que autores como Hobbes, de tanto

    eco en la teora sociolgica, construyen sus

    edificios polticos sobre la presencia de las

    emociones.

    Las emociones no solo estn como una

    especie de negatividad de la sociedad.Tambin estn en la solidaridad (Duvig-

    naud,1986) y, en general, en manifesta-

    ciones de lazos o relaciones sociales (con-

    fianza, intercambios, votos, etc.). Pero ha

    de subrayarse que, sealada su relevancia

    terica, las ciencias sociales han tendido a

    dejar a un lado los procesos emocionales de

    la observacin emprica, salvo el acento que

    ha puesto la antropologa en el anlisis de la

    diversidad cultural en las expresiones o ma-

    nifestaciones de las mismas.

    Una dejacin de la emocin que tal vez

    pueda interpretarse desde la asuncin de la

    sociologa como la parte del saber que tiene

    por funcin explicar la modernizacin y sus

    consecuencias. Una modernizacin que se

    ha explicado fundamentalmente en trminos

    de racionalizacin, con la ilustre figura de

    Weber a la cabeza, o como etapa que consti-

    tuye un paso relevante ms en el control de

    los impulsos y las emociones (Elias, 1987),

    articulndose en los dos autores mostra-

    dos de forma magistral la relacin entre las

    transformaciones en las estructuras socia-

    les y las transformaciones en las estructuras

    del carcter, incorporando las actitudes de

    control de las emociones. Como dice Illouz

    (2007), las emociones quedan congeladas

    con el capitalismo, entendido como alter egode la modernizacin. Al declararnos la mo-

    dernidad como seres racionales, se desva-

    lorizaron las emociones, sin darnos cuenta

    de que todo sistema racional tiene un fun-

    damento emocional (Maturana, 2001, p. 8).

    Es ms, en el caso de las sociedades hay

    grandes procesos, como los ideolgicos o

    las religiones, a los que difcilmente puede

    atribuirse racionalidad. Es ms, pueden de-

    finirse como no racionales. Hasta el propio

    Weber, que hizo el gran trazo de la moderni-

    zacin como proceso de racionalizacin, no

    excluy la presencia de las emociones. As,

    puede entenderse el liderazgo carismtico

    como una inversin emocional.

    Es verdad que subrayaron (Le Bon, Tar-

    de) la sugestionabilidad de las masas a par-

    tir del engao manipulador. El pnico o inclu-

    so la depresiva situacin de las sociedades

    es analizada en esos primeros momentos.

    La emocin junta, incluso, a los individuos

    asociables (Tarde, 1989 [1901], p. 90) y las

    emociones (violentas) son entendidas como

    desencadenantes de acontecimientos his-tricos (Le Bon, 2000 [1895], p. 18). Tarde

    subraya que la conjuncin de emocin y opi-

    nin, reforzndose (Tarde, 1989 [1901], p.

    88), tienen un efecto multiplicador sobre las

    posibilidades de accin y movilizacin. Nos

    habla de progresin matemtica en su difu-

    sin. Aunque tambin apunta la posibilidad

    de que se encuentren enfrentadas, especial-

    mente cuando se asume una nueva opinin,

    como ms racional o eficaz, que choca con

    las creencias anteriores. Es ms, subraya

    las dificultades para que las colectividadesintegren la novedad, cuando hay un arraigo

    emocional a lo anterior.

    El papel de las emociones en la sociedad

    cobr vigencia cuando se quiso explicar la

    movilizacin autoritaria del primer tercio del

    siglo XX. Se hizo desde la bsqueda de los

    mecanismos que impulsaron a la sociedad

    a la aceptacin de un orden social o unas

    propuestas claramente autoritarias y violen-

    tas. La pregunta que condujo las reflexiones

    J. Callejo

    2014. Revista Internacional de Comunicacin y Desarrollo, 0, 91-102

  • 7/26/2019 La Emocin en Los Procesos Sociales

    5/1295

    Ensayos

    es: cmo sociedades tan aparentemente

    dominadas por la razn y la racionalizacin

    en sus actos, pudieron derivar en comporta-

    mientos tan fuera de la propia razn?

    Pronto quedaron en un cajn tales pre-

    ocupaciones. Se dejaron a un lado, bajola categora de psicologa de las masas,

    cuando se empez a tomar conciencia de

    las dificultades analticas del concepto de

    masa.

    Qued prcticamente aparcada la ob-

    servacin de la emocin para la sociologa;

    pero no para el anlisis filosfico. Aqu cabe

    rescatar las reflexiones que lleva a cabo Sar-

    tre en su obra Bosquejo de una teora de las

    emociones. En ella, siguiendo la tradicin

    fenomenolgica, se plantea que las emocio-

    nes han de analizarse en situaciones. Algo

    que se recupera ms tarde en esta exposi-

    cin, de manera que lo relevante es hablar

    de situaciones o estados emocionales de

    una sociedad, que atraviesan una sociedad

    en un momento dado y que abarcan la prc-

    tica totalidad de actuaciones de esa socie-

    dad en tal momento.

    Siguiendo dentro del desarrollo de la

    sociologa, sta retoma la relevancia de las

    emociones hacia finales de los aos setenta

    del pasado siglo XX, dejando a un lado tra-bajos de inters que siguen la lnea fenome-

    nolgica de Schultz. En esta primera regene-

    racin, se hace hincapi en la socializacin

    y la cultura como elementos fundamentales

    para comprender la formacin y la expresin

    de las emociones. Destacan las contribucio-

    nes de Gordon (1981 y, sobre todo, 1989).

    De forma paralela, se empieza a apuntar la

    presencia de las emociones en algunos cam-

    pos concretos abordados por la sociologa. Al

    igual que Gordon lidera el anlisis de los pro-

    cesos de socializacin en la emocin, Hochs-child lidera el anlisis de las dinmicas de la

    emocin en campos como el trabajo (Hochs-

    child, 1979), el consumo (Hochschild, 1983)

    o la familia o mbito domstico (Hochschild,

    1989). Pero sin salirse del principio subra-

    yado por Giddens (1992) de que el proceso

    de modernizacin conlleva transformacin

    en la vivencia y expresin de las emociones,

    tendente a una mayor gestin-control (moni-

    toringes el trmino que se impone en ingls)

    de las mismas (Giddens, 1984)

    En lo que puede considerarse la reciente

    progresiva institucionalizacin de la obser-

    vacin de las emociones en el campo socio-

    lgico, cabe establecer los siguientes hitos:

    el texto editado por Kemper (1990) sita la

    agenda de la investigacin en sociologa de

    las emociones; el de Turner (2000) introdu-ce la sociedad y, por lo tanto, la sociologa

    en la explicacin de la evolucin de las emo-

    ciones; y el manual compilado por Turner y

    Stets (2005), que puede considerarse el tex-

    to que muestra de una forma ms extensiva

    el campo de la sociologa de las emociones.

    Por qu esta recuperacin de las emocio-

    nes en la sociologa? por reaccin postmo-

    derna al dominio de la razn en la moder-

    nidad? El actual estado de incertidumbre,

    muy presente en muchas de las sociedades

    desarrolladas, parece constituir un contexto

    social ms proclive a que surjan intensas

    emociones, sin que se den tantos anclajes

    para la racionalizacin.

    Que las emociones existen es algo en lo

    que no vamos a detenernos aqu. Se desta-

    ca el carcter social de las mismas y, por lo

    tanto, su sentido sociolgico y la pertinencia

    de la perspectiva sociolgica. Algo que va

    ms all de la mera intencin de completar

    un campo: el de la emocin con la perspec-

    tiva sociolgica o el de la sociologa con la

    inclusin de las emociones entre sus objetosde observacin. El inters de las emociones

    para la sociologa deriva del enriquecimiento

    que produce en la aplicacin de sta en el

    anlisis de procesos sociales y, sobre todo,

    para el conocimiento del estado anmico

    de una sociedad con respecto a un objeto

    o campo de accin concreto, con la espe-

    ranza ciertamente clsica y tan positivis-

    ta como la entendi el mismsimo Auguste

    Comte de prever las potenciales acciones

    colectivas en un determinado momento. De-

    tectar el estado emocional de una sociedadcon respecto a un objeto de investigacin

    susceptible, claro est, de ser entendido

    como emocionante se convierte en un reto

    y, a la vez, una ventana estratgica para la

    propia investigacin social y su aportacin

    en estudios concretos. De hecho, los estu-

    dios vinculados a la publicidad ya lo llevan a

    cabo. Muchos de los estudios llamados de

    mercado lo que buscan es fijar y prever los

    estados emocionales de la sociedad o de

    una fraccin de la misma o target con res-

    J. Callejo

    2014. Revista Internacional de Comunicacin y Desarrollo, 0, 91-102

  • 7/26/2019 La Emocin en Los Procesos Sociales

    6/1296

    pecto a un campo de la realidad social ms

    o menos vinculado con la mercanca o ser-

    vicio que intentan promover. Otra cuestin

    es que tal bsqueda sea sostenida con los

    procedimientos e instrumentos adecuados.

    Y es aqu donde reside el centro de esta pro-

    puesta, con su previa reflexin.

    Por lo tanto, en las relaciones entre so-

    ciedad y emocin, una cosa es integrar la

    sociedad en las emociones observar la

    determinacin de la sociedad en las emocio-

    nes y sus expresiones y otra, distinta, es

    integrar las emociones en el anlisis de los

    fenmenos sociales. Es la segunda opcin la

    que parece menos desarrollada y, a la vez,

    se erige en algo fundamental para el anli-

    sis sociolgico, desde la asuncin de que la

    realidad social se encuentra atravesada de

    emociones y que la captacin de los estados

    emocionales de la sociedad permite obser-

    vaciones en clave de tendencias a la accin

    colectiva.

    3. QU SON LAS EMOCIONES SOCIALES?

    Si la filosofa, primero, y la psicologa,

    despus, ya tuvieron problemas para agru-

    par bajo una misma categora una variedad

    de procesos que tenan en comn una fuer-

    te intensidad en el sentir, la dilucidacinde tales procesos o parte de ellos como

    sociales tambin tiene sus dificultades. En

    principio, nos quedamos con la intensidad

    en el sentir, de tal manera que, asumiendo

    parcialmente el lenguaje comn, hay emo-

    cin cuando hay intensidad de sentimiento

    dirigida hacia algo.

    Siguiendo a Heidegger, segn la inter-

    pretacin sartriana, la emocin es la reali-

    dad-humana que se asume a s misma y se

    dirige-emocionada hacia el mundo. Comosuele ocurrir con el lenguaje de los fenome-

    nlogos, la claridad brilla por su ausencia;

    pero nos indica su indiscutible presencia,

    su asuncin y sobre todo su direccin hacia

    el mundo. Ya como tal realidad humana es

    una realidad social. Es importante rescatar,

    como hacen los fenomenlogos, la idea de

    emocin como totalidad, como sentimiento

    total hacia un objeto y, por lo tanto, unitario,

    sin matices, que se proyecta en el conjun-

    to de la relacin con el mundo en funcin

    principalmente de la importancia que tenga

    ese objeto social. Puede haber mayor o me-

    nor grado de intensidad de emocin en un

    momento dado hacia un objeto; pero esta

    emocin no puede desagregarse en grados

    segn los distintos matices que pueden en-

    contrarse en tal objeto, ni parcializarse. Sise experimenta ira o indignacin, equilibrio

    o estabilidad emocional, por una sociedad,

    abarca prcticamente el conjunto de la re-

    lacin con el mundo de esa sociedad, con

    relativa independencia del objeto o acon-

    tecimientos que produjeron tal situacin

    emocional. Lo que puede y debe hacerse es

    analizar su presencia en distintas situacio-

    nes. Es aqu donde el carcter social de la

    emocin cobra fuerza, pues toda situacin

    es social por definicin. Por ejemplo, la si-

    tuacin eufrica de una sociedad por haber

    ganado un importante campeonato futbo-

    lstico se transmite inicialmente a todos los

    campos de la actividad de esa sociedad en

    mayor o menor grado, lo que puede derivar

    en ciertos comportamientos, como aumento

    del consumo o de las relaciones sexuales.

    Por el contrario, una situacin depresiva de

    una sociedad producida por la crisis eco-

    nmica puede estar presente en distintos

    comportamientos, que van ms all de las

    directas consecuencias de la disponibilidad

    o expectativas econmicas, proyectndose

    en campos como el consumo, el voto, el tu-rismo, etc. A su vez, el estado de indignacin

    derivado de ciertas decisiones tomadas por

    un gobierno (nacional, regional, municipal,

    etc.) puede generar movilizaciones e incluso

    reacciones violentas si, como se dice, salta

    la ms mnima chispa.

    El carcter total de las emociones socia-

    les, que sitan a la sociedad frente al mun-

    do, hace que el anlisis de las mismas en

    procesos acelerados de transformacin co-

    bre relevancia (Girlin, 2006). Se destaca loemocionante de la propia participacin en

    acciones colectivas con respecto al orden

    social. La emocin en una revolucin, en el

    cambio social. Una emocin que est en la

    participacin en tales acciones colectivas y

    cuya potencial existencia puede sondearse.

    Sin embargo, conviene diferenciar entre

    la definicin de toda situacin como social

    y el anlisis de determinadas situaciones

    colectivas y, por tanto, sociales desde su

    J. Callejo

    2014. Revista Internacional de Comunicacin y Desarrollo, 0, 91-102

  • 7/26/2019 La Emocin en Los Procesos Sociales

    7/1297

    Ensayos

    estado emocional. Entre las dinmicas so-

    ciales de la emocin y las dinmicas de las

    emociones sociales. Ello porque las prime-

    ras pueden conducir al simple reconocimien-

    to de la presencia de la emocin en las ml-

    tiples y variadas situaciones intersubjetivas,

    de manera que los procesos de la emocinquedan separados de los procesos sociales

    de carcter macro, quedando nuevamen-

    te fijados en el nivel microsociolgico de la

    intersubjetividad del encuentro. De alguna

    manera, esto es lo abordado por la psicolo-

    ga social o incluso por algunas de las ms

    interesantes aportaciones de la sociologa,

    como la de Goffman (1959, 1961).

    La definicin de emocin social apenas

    abordada y, por lo tanto, sin ser foco de la

    observacin emprica, es la que la incrusta

    en situaciones macrosociolgicas, en pro-

    cesos sociales. Tras toda situacin social,

    entendida como situacin de una sociedad

    con relacin a un tema u objeto, estn pre-

    sentes en mayor o menor grado emociones,

    que, adems, pueden llevar a la accin. Es

    ms, el estado emocional de una sociedad

    se convierte en un indicador clave de la fuer-

    za de los vnculos sociales presentes en ella

    (Scheff, 1990a; 1990b). Sin embargo, la ob-

    servacin sociolgica emprica ha tendido a

    poner su foco en los productos ms raciona-

    les de esa situacin social, recogiendo repre-sentaciones, discursos, opiniones o meras

    respuestas a preguntas en un cuestionario.

    El estado emocional de una sociedad es

    inicialmente irreflexivo para los sujetos. Son

    los anlisis sociolgicos o parasociolgicos

    como los ocasionalmente realizados con

    certera pertinencia por los medios de comu-

    nicacin los que pueden hacerlo reflexivo.

    Como estado emocional con respecto al

    mundo, de carcter al menos parcialmente

    pre-reflexivo, es un reto para la investigacinemprica.

    4. EL CARCTER CORPORAL DE LASEMOCIONES

    A lo dicho anteriormente, se puede obje-

    tar toda una tradicin que incrusta las emo-

    ciones en el cuerpo y que el cuerpo, como

    material de observacin, es un objeto extra-

    o a una disciplina como la sociologa. De

    hecho, ha habido un consolidado esfuerzo

    por establecer una especie de biologa de

    las emociones. Es ms, situando su mani-

    festacin ms en el cuerpo, en movimientos

    y gestos corporales, que en el lenguaje ver-

    bal. Con respecto a esto, mantenemos con

    Sartre (1973, p. 8) que el cuerpo no puedeemocionarse. Claro que la emocin puede

    conducir a alteraciones corporales. Algunas

    de tal relieve que pueden afectar a la salud

    de los individuos. Pero son la consecuencia

    de la emocin, y no su origen.

    La emocin no est en el cuerpo, aun

    cuando el cuerpo individual tiende a ser un

    buen indicador de los estados emocionales

    de los individuos. Y el que las emociones

    adquieran corporeidad, no quiere decir que

    no tengan un carcter social, como destaca

    Williams (2001).

    Otra cosa es que el estado del cuerpo el

    estado de salud pueda generar emociones,

    como alegra y tristeza. Pero ello no querra

    decir que las emociones se encuentren en

    el cuerpo sino que es el cuerpo que genera

    emociones. Adems, cuando lo que busca-

    mos es el anlisis de las emociones en los

    procesos sociales, tal gnesis de las emocio-

    nes individuales es ajena a nuestro inters.

    Las emociones estn en el cuerpo social,en la sociedad. El reto de la observacin so-

    ciolgica emprica est en la construccin de

    dispositivos para su registro, anlisis, inter-

    pretacin y evaluacin. Un reto que, precisa-

    mente por el carcter indicativo que toman las

    emociones en el cuerpo, ha de poner una es-

    pecial atencin en las manifestaciones corpo-

    rales o materiales del cuerpo, lo que va desde

    los movimientos o los gestos, hasta el propio

    tono o carnalidad de las expresiones verba-

    les, dimensin del lenguaje que bien supo

    valorar Bajtin ponindola precisamente enrelacin con el orden social en una situacin

    determinada de la sociedad. Es la situacin

    emocional del cuerpo social la que se indica

    en expresiones corporales y, tal vez, verbales,

    siendo las primeras las que se ha tendido a

    dejar escapar en el anlisis emprico.

    Tal tendencia a dejar en el margen del

    anlisis o como, a lo sumo, refuerzo de las

    conclusiones obtenidas a partir del anlisis

    de los textos producidos en las situaciones

    J. Callejo

    2014. Revista Internacional de Comunicacin y Desarrollo, 0, 91-102

  • 7/26/2019 La Emocin en Los Procesos Sociales

    8/1298

    discursivas experimentales, como las presen-

    tes en prcticas de investigacin como las en-

    trevistas abiertas o los grupos de discusin,

    no quiere decir que no se perciban tales ex-

    presiones emocionales. Son muy evidentes.

    Cabe traer aqu varios ejemplos de talevidencia, obtenidos a partir de vivencias

    propias en la investigacin social. En una in-

    vestigacin sobre las polticas de integracin

    social llevadas a cabo por parte de las capi-

    tales de provincia espaolas, el tono amena-

    zante de una de las concejalas encargadas

    del rea de que ah se acababa la entrevista

    si se segua preguntando sobre poltica [sic].

    En un sondeo cualitativo previo a la reali-

    zacin de una encuesta sobre intencin de

    voto de cara a las elecciones autonmicas

    gallegas, dos de las componentes ms con-

    servadoras de un grupo de discusin forma-

    do por amas de casa de clase media de una

    de las capitales (Pontevedra) se levantan de

    la reunin ante la incapacidad de responder

    al discurso ms coherente de la fraccin

    ms progresista. En una investigacin sobre

    las condiciones de seguridad e higiene en el

    trabajo, el grupo de jvenes empleados en

    situacin precaria, con contratos temporales

    muy por debajo de su formacin y apenas

    futuro, se expresa en un tono tan apagado

    y falto de energa que se parece decir de su

    situacin ms, que las propias referenciasdel discurso. En un grupo de trabajadoras

    de clases populares, con hijos y en su mi-

    tad sin pareja, una de las participantes se

    echa a llorar tras exponer su situacin y la

    falta de reconocimiento por parte de los ms

    prximos de los esfuerzos y donaciones rea-

    lizados.

    El problema es que slo se recoge la pre-

    sencia de las emociones, del estado emo-

    cional, no constituyendo el foco de la obser-

    vacin, cuando son muy evidentes. Cuandose imponen en el discurso, hasta prctica-

    mente hacerlo explotar, valga la metfora.

    Cuando hay explosiones emocionales que

    se proyectan en movimientos del cuerpo:

    ponerse de pie, tonos de voz o salidas de la

    reunin. Y cuando no alcanzan tal expre-

    sividad extrema? Cabra decir que no hay

    estado emocional colectivo con respecto al

    objeto de investigacin? La realidad social,

    lo que incluye la realidad de los procesos so-

    ciales, est atravesada de emociones. El es-

    tado emocional de una sociedad da cuenta

    del estado de una sociedad. No es esta la

    funcin de los socilogos?

    El reflejo del estado emocional de los

    individuos en el cuerpo de stos, especial-

    mente en el cerebro, es algo sobre lo que lainvestigacin de mercado y consumo tiene

    serias intuiciones (Renvois y Morin, 2006;

    Arteaga y otros, 2007). Bien es cierto que,

    sobre la propia intuicin de la importancia

    de las emociones en los comportamientos

    de consumo, se ha erigido toda una indus-

    tria de vendedores de la intuicin con ms

    ruido que nueces, consiguiendo en parte

    su principal objetivo: venderse a s mismos,

    conseguir que se contraten sus servicios de

    asesoramiento. Las condiciones a las que se

    somete a los participantes en las propias si-

    tuaciones de observacin emprica, con un

    alto carcter experimental y por lo tanto muy

    extraas al mundo de vida y cotidianidad de

    estos sujetos, hace dudar de sus conclusio-

    nes. Las situaciones de observacin exigidas

    para obtener mediciones de, por ejemplo, el

    ritmo cardaco, de las respuestas de la piel o

    de la actividad cerebral, como queriendo leer

    en la mente, se aproximan slo a framingde

    situaciones mdicas de los sujetos; pero no

    de consumo. El eco de esta pretendida nue-

    va ciencia neuromarketing en los medios

    de comunicacin se parece demasiado a esaespecie de paranoia colectiva surgida alre-

    dedor del fenmeno de lo subliminal, ex-

    perimentado por las incipientes sociedades

    de consumo de los aos veinte y treinta. Un

    eco que algunos, incluso desde posiciones

    crticas en busca del reconocimiento popu-

    lar (Packard, 2007 [1957]), ayudaron ms a

    convertirlo en una especie de fantasma el

    fantasma de la manipulacin total de los in-

    dividuos que a ayudar a sealar las debi-

    lidades epistemolgicas y metodolgicas de

    tales concepciones. Hay que tener en cuentaque una cosa es la existencia de emociones

    en la sociedad y en los procesos sociales, y

    otra muy distinta que se puedan provocar

    estados emocionales en la sociedad a par-

    tir del mero uso de mensajes publicitarios.

    Aceptar esta segunda acepcin sera lo mis-

    mo que aceptar que los sujetos slo reaccio-

    nan a los mensajes de una manera ms o

    menos pasiva, sin margen de libertad y, lo

    que tal vez sea ms importante, dar sentido

    a los mensajes incluyendo el sentido emo-

    J. Callejo

    2014. Revista Internacional de Comunicacin y Desarrollo, 0, 91-102

  • 7/26/2019 La Emocin en Los Procesos Sociales

    9/1299

    Ensayos

    cional en funcin de su posicin en la so-

    ciedad y con respecto al objeto investigado.

    Algo que slo parece susceptible de aceptar

    si los individuos se encontraran en una es-

    pecie de gran campo de concentracin, sin

    libertad de accin. Individuos reactivos sin

    sociedad, pues no estaran en la sociedad.Sin embargo, desde hace tiempo y reducin-

    donos slo a los trabajos llevados a cabo en

    el mbito de la sociologa de la comunica-

    cin, se dej a un lado la concepcin de una

    recepcin o audiencia pasiva (Morley,1980;

    Callejo, 1995).

    Una cosa es el fenmeno sociolgico, con

    sus emociones y por lo tanto su estado emo-

    cional, y otra cosa es el fenmeno fisiolgico,

    que se deriva de la presencia emocional en

    los individuos. En qu medida uno y otro se

    encuentran articulados? Como se ha indica-

    do, el estado emocional de una sociedad se

    manifiesta en las expresiones de los sujetos,

    lo que incluye las expresiones meramente

    corporales, sin pasar por la dimensin refe-

    rencial del lenguaje. Los procesos orgnicos

    de una sociedad, las consecuencias de su

    organizacin y estructura, se incorporan por

    los sujetos, se traducen en formas y repre-

    sentaciones corporales (Bourdieu, 1998), se

    proyectan en sus organismos. Parece que,

    con mayor sentido, los estados emocionales

    en una sociedad se incorporen en los suje-tos.

    5. ESTRUCTURA DEL ESTADO EMOCIONALDE UNA SOCIEDAD

    El estado emocional de una sociedad

    tiene sus causas. En los ejemplos ofrecidos

    ms arriba aparecen: el triunfo del equipo

    que representa a la sociedad en un campeo-

    nato de ftbol, acontecimientos econmicos

    (crisis econmica) o una decisin poltica. Laposibilidad de que un acontecimiento derive

    en un estado emocional consistente, relati-

    vamente estable, depender del carcter de

    tal causa o fuente, de que el objeto sea emo-

    cionante. La reciente decisin del Gobierno,

    presentada a bombo y platillo en la compa-

    recencia posterior al Consejo de Gobierno

    del pasado 10 de enero de 2014, de poner

    distintas etiquetas a las diversas variedades

    de jamn serrano difcilmente puede consi-

    derarse un objeto socialmente emocionan-

    te. Cabe sospechar que realzar tal decisin

    por parte del Gobierno tena por finalidad

    aplicar o equilibrar las posibles derivas emo-

    cionales en la sociedad de otras decisiones

    tambin recientes, como la reforma de la ley

    del aborto o el recurso va institucin fis-

    cal de decisiones judiciales. Sin embargo,aun cuando sea a forma de parntesis, cabe

    apuntar aqu un par de reglas: a) difcilmente

    un objeto socialmente no emocionante equi-

    libra, aminora o compensa el estado emo-

    cional generado por un objeto socialmente

    emocionante; b) cuando se puede interpre-

    tar una accin como parte de una estrategia

    distractora de un estado emocional, tiende

    ms a alimentar tal estado emocional, que

    a reducirlo.

    El cambio de perspectiva nos lleva a hacer

    hincapi pues es posible que una parte de

    los profesionales lo haga en la actualidad, de-

    rivado de la experiencia en la propia prctica

    de investigacin, aun cuando no se encuentre

    formalizado en la necesidad de preguntarse

    por el grado de integracin de nuestro objeto

    de investigacin en posibles objetos emocio-

    nantes que tengan relevancia en las circuns-

    tancias de la sociedad estudiada.

    Claro est, el que un objeto sea emocio-

    nante para una sociedad depende de esa

    sociedad. Una sociedad se emociona conrespecto a objetos que considera dignos de

    producir emocin, ya sea por su relevancia,

    por lo que significan.

    Junto al objeto desencadenante de la

    emocin, la energa de sta. Turner (2005)

    recupera el concepto de energa emocional,

    que atribuye al psicoanlisis. La emocin

    est siempre presente, pero tal vez lo impor-

    tante es su caracterstica de qu tipo de

    emocin se trata: ira, disgusto, indignacin,

    tristeza, depresin, empata, simpata, an-siedad, rabia, vergenza, etc. y su inten-

    sidad. La energa que arrastra y es capaz de

    generar.

    6. FOCOS PREFERENTES DE OBSERVACIN

    A la hora de preguntarnos sobre cmo ob-

    servar empricamente las emociones, se re-

    quiere previamente contestar a otra pregun-

    ta: dnde estn las emociones en nuestras

    J. Callejo

    2014. Revista Internacional de Comunicacin y Desarrollo, 0, 91-102

  • 7/26/2019 La Emocin en Los Procesos Sociales

    10/12100

    ms o menos habituales investigaciones so-

    ciolgicas?.

    En primer lugar y dado que las expresio-

    nes lingsticas suelen constituir nuestro

    principal material de anlisis, hay que reco-

    nocer que las emociones estn en el lengua-je. Y lo estn de dos maneras distintas:

    a) Las emociones referidas por el lengua-je, que es lo que, por ejemplo, analiza la

    antroploga colombiana Bolvar (2004)

    en su estudio sobre el terrorismo en su

    pas. Las emociones actan en el discur-

    so como justificacin de acciones o, en

    otros campos de estudio, como descrip-

    cin de las mismas. Son palabras sobre

    lo que se siente. En buena parte, los dis-

    cursos que hablan de emociones son dis-

    cursos emocionales.

    b) La emocin que est en la generacindel discurso, pues todo discurso es ma-

    terialmente emocional, como plantea

    Bajtin. Aqu nos referimos al sentimiento

    de las palabras, con relativa indiferencia

    sobre qu palabras sean stas. Los dis-

    cursos que tienen emocin son discursos

    emotivos.

    Fuera de lo discursivo, las emociones

    que palpitan, pre-racionales o preconscien-

    tes. Sentimientos que escapan a las pala-bras, quedndose en el silencio. La emocin

    de una situacin, a la que grficamente re-

    conocemos como tensin, puede escapar al

    lenguaje.

    7. APUNTES PARA LA INTEGRACIN DELANLISIS DEL ESTADO EMOCIONAL DE LASOCIEDAD

    Buscar el estado emocional de una so-

    ciedad, explicando sus causas u objetosemocionantes en caso de tratarse de un es-

    tado emocional fuerte o intenso, en las ob-

    servaciones empricas sociolgicas conlleva

    cambiar de un modo relevante las formas

    de enfocar los objetos de investigacin y los

    propios procedimientos y artefactos de in-

    vestigacin. En primer lugar, exige integrar

    la observacin del objeto de investigacin

    en tal estado emocional, teniendo en cuenta

    que la relacin de la sociedad con el mundo

    en general y, por lo tanto, con ese objeto in-

    vestigado en particular, no es igual segn se

    inscriba en un estado emocional o en otro.

    En segundo lugar y aqu es donde radica

    el ncleo del reto para la sociologa, generar

    procedimientos y artefactos de observacin

    emprica capaces de registrar, analizar, in-terpretar y comprender el estado emocional

    de una sociedad en una situacin dada, sus

    especficas proyecciones con respecto al ob-

    jeto de investigacin y, en cierta medida, su

    potencialidad de convertirse en acciones co-

    lectivas. Hasta ahora, la inmensa mayora de

    las prcticas de observacin sociolgica em-

    prica se centran en la racionalidad del dis-

    curso y las expresiones verbales. En el regis-

    tro y anlisis de expresiones racionalizadas.

    Queda como excepcin, ms an teniendo

    en cuenta el propio lugar relativamente pe-

    rifrico que tiende a ocupar dentro de las in-

    vestigaciones sociolgicas aplicadas que se

    llevan a cabo, la observacin participante.

    Cmo introducir este reto en la observacin

    emprica? generando nuevas prcticas de

    investigacin social? introduciendo trans-

    formaciones en algunas de las actualmente

    habituales en la investigacin sociolgica?

    Preguntas que no son enteramente nuevas

    para los metodlogos de las ciencias socia-

    les, como pone de relieve Denzin (1990).

    Un reto que parece pasar por ir ms allde lo verbal. Qu significa tal ms all?

    La respuesta se extiende en tres sentidos:

    a) proyectar a los sujetos participantes en la

    investigacin social y, en cierta forma, ejer-

    ciendo el papel de representantes de una

    fraccin de la sociedad, en actividades que

    provoquen su salida de los discursos ms

    normativos, de decir lo que creen que tienen

    que decir; b) registrar y analizar sus compor-

    tamientos corporales y gestuales (Ekman,

    1967; 1982), lo que incluye esa materia-

    lidad discursiva que es el tono de voz, pre-guntndose por las causas del mismo (la

    situacin microsocial de observacin emp-

    rica, es decir, la situacin de entrevista en

    profundidad, grupo de discusin o entrevista

    con cuestionario estandarizado? o una si-

    tuacin macrosocial o estado emocional que

    cabra atribuir a una parte relevante de la

    sociedad y, por lo tanto, a situaciones dis-

    tintas de la concreta y especfica situacin

    de observacin?); c) el anlisis integral de

    lo verbalizado, lo que, adems del tono ya

    J. Callejo

    2014. Revista Internacional de Comunicacin y Desarrollo, 0, 91-102

  • 7/26/2019 La Emocin en Los Procesos Sociales

    11/12101

    Ensayos

    sealado, se preocupa por lo dicho y lo no

    dicho, por lo que aparece fluidamente y lo

    que parece encuentra resistencias para apa-

    recer en los discursos, en los silencios.

    Por lo tanto, se trata de un relativo ms

    all de lo verbal, que no descarta la relacincon lo verbal y, por lo tanto, con la raciona-

    lidad.

    Desde la neurologa (Damasio, 1999), se

    ha venido subrayando que razones y emocio-

    nes se encuentran funcionando en comn,

    de manera que el deterioro de una de ellas

    conlleva al hundimiento de la vida prctica.

    Como pone de relieve Sartre en su Bosque-

    jo,aun cuando aplicado a la psicologa, in-

    tegrar las emociones en la observacin no

    significa dejar de lado los otros componen-

    tes sino tener ms piezas para completar el

    puzzlede la realidad social.

    La propia palabra es una va valiosa para

    alcanzar las emociones y no cabe tirar por la

    borda todo lo que hay de emocional en los

    discursos. La mera adscripcin a palabras,

    la preferencia por palabras y signos, reposa

    sobre fundamentos emocionales (Matura-

    na, 2001, p. 10). Ahora bien, reconociendo

    la palabra tambin hay que reconocer otros

    lenguajes. La neurologa (Damasio, 1999, p.

    58) destaca el poder de las imgenes parallegar a lo emocional. En la neurociencia, en-

    contramos individuos con la base fsico-ce-

    rebral deteriorada y eso como causa de su

    deterioro emocional. Para ellos, puede ha-

    ber soluciones neuroqumicas. A nosotros,

    nos interesa cmo captar las emociones

    presentes en una sociedad. Desde tal punto

    de vista, lo importante es registrar cmo las

    imgenes disparan procesos emocionales o,

    al contrario, dejan en la indiferencia a los su-

    jetos, habindolas comprendido.

    Hay que reconocer que, tras un largo

    proceso de socializacin en el control (Elias,

    1987) y gestin (Goffman, 1959) de las

    emociones, no es fcil conectar con los flu-

    jos emocionales de la gente. Menos en una

    situacin pblica en un escenario como

    es la situacin de observacin emprica. De

    aqu que sea necesario renovar tcticas de

    investigacin para captar tales flujos emo-

    cionales. Una renovacin en la que el uso

    de imgenes puede ser muy relevante en las

    sociedades actuales, pues, como subraya

    Ong (1987), tras el impacto de los nuevos

    medios de comunicacin, se ha desarrolladouna cultura en la que ocupa un lugar central

    la iconocidad. Una cultura que define como

    segunda oralidad.

    8. CONCLUSIONES

    La teora sociolgica ha venido sealan-

    do, con distinta intensidad a lo largo de su

    historia, la relevancia de las emociones en

    los procesos sociales. Pero, a la vez, la pro-

    pia sociologa parece incapaz de abordar

    las emociones empricamente y, es ms, se

    muestran los problemas para registrar, ana-

    lizar e interpretar los procesos emocionales

    que se encuentran atravesando todos los fe-

    nmenos sociales. Las ms habituales prc-

    ticas de investigacin social en la actualidad,

    centradas especialmente en la produccin

    y anlisis de discursos, parecen limitadas

    para recoger los estados emocionales de la

    sociedad, lo que exige modificarlas o plan-

    tear prcticas de investigacin alternativas.

    Los instrumentos de observacin actuales

    se han desarrollado principalmente para losprocesos racionales, como la opinin pbli-

    ca, valores, representaciones racionalizadas

    o discursos.

    Siguiendo ciertas reflexiones de la neuro-

    ciencia y la propia experiencia, se llega a que

    tales transformaciones vayan en el sentido

    de incorporar el trabajo de proyecciones,

    como ya hace una parte importante de las

    investigaciones sociales del marketing para

    observar la recepcin de un nuevo producto

    o un mensaje publicitario, e incorporar el usode la imagen tambin desde esa funcin

    proyectiva en las situaciones empricas de

    observacin. Ello sin caer en situaciones de

    observacin excesivamente reactivas, en

    cuanto alejadas del mundo de vida o cotidia-

    nidad de los individuos participantes en la

    observacin.

    J. Callejo J. Callejo

    2014. Revista Internacional de Comunicacin y Desarrollo, 0, 91-102

  • 7/26/2019 La Emocin en Los Procesos Sociales

    12/12102

    Referencias Bibliogrcas

    Arteaga, Ramiro; Malfitano, scar;Romano, Sofa y Scnica, Elsa (2007).Neuromarketing. Celebrando Negocios yServicios. Barcelona: Granica.

    Bolvar, Ingrid Johanna (2006).

    Discursos emocionales y experiencias dela poltica.Bogot: Universidad de losAndes.

    Bourdieu, Pierre (1998). La distincin.Madrid: aurus.

    Callejo, Javier (1995). La audienciaactiva. Madrid: Centro de Investigacio-nes Sociolgicas.

    Damasio, Antonio R. (1999). El errorde Descartes. Santiago de Chile: AndrsBello.

    Denzin, Norman K. (1990). On Un-derstanding Emotion: he Interpreti-ve-Cultural Agenda. En . D. Kemper

    (Ed.), Research Agendas in the Sociologyof Emotions (pp. 85-116). Albany: StateUniversity of New York Press.

    Duvignaud, Jean (1986). La Solidarit:liens de sang et liens de raison. Pars:Fayard.

    Ekman, P. (1967). Interaction Ritual:Essays on Face-to-Face Behavior. GardenCity, Nueva York. Doubleday.

    Ekman, Paul (1982): Emotion in theHuman Face. Cambridge: CambridgeUniversity Press.

    Elias, Norbert (1987). El proceso decivilizacin.Madrid: Fondo de Cultura

    Econmica.

    Giddens, Anthony (1984). The Cons-titution of Society.Cambridge: PolityPress.

    Giddens, Anthony (1992). Transforma-ciones de la intimidad. Madrid: Ctedra.

    Girling, John (2006). Emotion andReason in Social Change. Nueva York:Palgrave.

    Goffman, E. (1959). The Presentationof Self in Everyday Life.Nueva York:Doubleday.

    Goffman, Erving (1961). Encounters:Two Studies in the Sociology of Interac-tion.Indianapolis, IN: Bobbs-Merrill.

    Gordon, Steven L. (1981). heSociology of Sentiments and Emotion.

    En Morris Rosenberg y Ralph H. urner(Eds.), Social Psychology: SociologicalPerspectives(pp. 562-592). New York:Basic Books.

    Gordon, Steven L. (1989): Institutionaland Impulsive Orientations in Selecti-vely Appropriating Emotions to Self. EnDavid D. Franks y E. Doyle McCarthy(Eds.), The Sociology of Emotions:Original Essays and Research Papers(pp.115-135). Greenwich, C: JAI Press.

    Hebdige, Dick (1979). Subcultures: TheMeaning of Style.Florence: Routledge.

    Hochschild, A. R. (1979). EmotionWork, Feeling Rules, and Social Struc-

    ture.American Journal of Sociology,85,551-575.

    Hochschild, Arlie Russell (1983). TheManaged Heart: Commercialization ofHuman Feeling,Berkeley: University ofCalifornia Press.

    Hochschild, Arlie Russell (1989). TheSecond Shift: Working Parents and theRevolution at Home. New York: VikingPress.

    Jimeno, Myriam (2004). Crimenpasional. Bogot: Universidad Nacionalde Colombia.

    Kemper, heodore D. (Ed.) (1990).Research Agendas in the Sociology ofEmotions. Albany: State University ofNew York Press.

    Le Bon, Gustave (2000). Psicologa delas masas. Madrid: Morata.

    Martn Santos, Luis (1981).MaxScheler, crtica de un resentimiento.

    Madrid: Akal.

    Maturana, Humberto (2001). Emocio-nes y lenguaje en educacin y poltica.Santiago de Chile: Dolmen.

    Moore, Barrington (Jr.) (1991). Los

    orgenes sociales de la dictadura y de lademocracia. Barcelona: Pennsula.

    Morley, David (1980). The NationwideAudience: Structure and Decoding.Londres: BFI.

    Ong, Walter J. (1987). Oralidad yescritura. Mxico: Fondo de CulturaEconmica.

    Packard, Vance Oakley (2007). TheHidden Persuaders. Nueva York: IgPublishing (1957).

    Renvois, Patrick, y Morin, Christophe(2006). Neuromarketing: El Nervio de laVenta. Barcelona: UOC.

    Sartre, Jean-Paul. (1973). Bosquejo deuna teora de las emociones.Madrid:Alianza.

    Scheff, .J. (1990a). Socialization of

    emotions: pride and shame as causalagents. En heodore D. Kemper (Ed.),Research Agendas in the Sociology ofEmotions. Nueva York: State Universityof New York Press.

    Scheff, homas J. (1990b).Microso-ciology: Discourse, Emotion and SocialStructure. Chicago y Londres: Universityof Chicago Press.

    Scheler, Max (1927). El resentimien-to en la moral. Madrid: Revista deOccidente.

    arde, Gabriel De (1989). Lopinion etla foule. Pars: Les Presses universitairesde France (e.o. 1901).

    urner, Jonathan H. (2000): On theOrigins of Human Emotions: A Sociologi-cal Inquiry into the Evolution of HumanAffect.Stanford, CA: Stanford UniversityPress.

    urner, Jonathan H., y Jan E. Stets(2005): The Sociology of Emotions. Nue-va York: Cambridge University Press.

    Williams, Simon (2001). Emotion andSocial Theory Corporeal Reflections onthe (Ir)Rational. Londres: Sage.

    Javier Callejo Gallego es doctor en Sociologa y licenciado en Sociologa, Ciencias de la Informacin y Derecho porla Universidad Complutense. ras su experiencia como investigador social de mercados en varias empresas, se dedica a ladocencia. Ha publicado ms de cien artculos en revistas cientcas y captulos de libros. Actualmente es profesor titular deSociologa en la UNED, donde imparte Sociologa de la Comunicacin. Contacto: [email protected]

    NOTAS BIOGRFICAS

    J. Callejo