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APRECIACIÓN A LA ESCULTURA LA ESCULTURA MEDIEVAL Entre los siglos V y XI Europa vive una época de transición que nos llevará al Románico. En estos seis siglos, la escultura goza de menor importancia frente a la arquitectura. En época carolingia encontramos algunas figuras de bulto redondo y relieves. La escultura visigoda apenas está desarrollada, pero destacan los excelentes capiteles de San Pedro de la Nave y los relieves de Quintanilla de las Viñas. De la escultura asturiana apenas quedan pequeños restos de relieves del conjunto del Naranco. El románico traerá consigo una recuperación de la escultura, que en estos momentos cumplirá una labor didáctica y moralizadora al colocarse en la Casa de Dios, para convertirse en un libro en piedra. Una de las representaciones más constantes es la Maiestas Domini o Pantocrátor, figura de Cristo en Gloria, sentado en un trono, como principio y fin de todas las cosas. Junto a Él se sitúan los cuatro evangelistas, los Tetramorfos. Las vidas de Cristo y la Virgen suelen ser las elegidas para acompañar las escenas anteriores, mientras que el Apocalipsis de San Juan

La Escultura Medieval

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Page 1: La Escultura Medieval

APRECIACIÓN A LA ESCULTURA

LA ESCULTURA MEDIEVAL

Entre los siglos V y XI Europa vive una época

de transición que nos llevará al Románico.

En estos seis siglos, la escultura goza de

menor importancia frente a la arquitectura.

En época carolingia encontramos algunas

figuras de bulto redondo y relieves.

La escultura visigoda

apenas está desarrollada, pero destacan los

excelentes capiteles de San Pedro de la

Nave y los relieves de Quintanilla de las

Viñas.

De la escultura asturiana apenas quedan

pequeños restos de relieves del conjunto

del Naranco.

El románico traerá consigo una

recuperación de la escultura, que en estos

momentos cumplirá una labor didáctica y

moralizadora al colocarse en la Casa de

Dios, para convertirse en un libro en piedra.

Una de las representaciones más

constantes es la Maiestas Domini o

Pantocrátor,

figura de Cristo en Gloria, sentado en un

trono, como principio y fin de todas las

cosas. Junto a Él se sitúan los cuatro

evangelistas, los Tetramorfos. Las vidas de

Cristo y la Virgen suelen ser las elegidas para

acompañar las escenas anteriores, mientras

que el Apocalipsis de San Juan

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APRECIACIÓN A LA ESCULTURA

será una fuente excepcional para los

veinticuatro ancianos o la resurrección de

los muertos. La mayoría de las figuras se

caracterizan por su fuerte carácter

simbólico, presentándose rígidas,

mayestáticas y hieráticas, con ciertas notas

apocalípticas, pero cargadas de ingenuidad

e impactante fuerza expresiva al mismo

tiempo.

La escultura gótica

conseguirá armonizar el realismo que

muestra al exterior con un profundo

idealismo interior. Los convencionalismos

abstractos del románico dejan paso a un

nuevo sentido de naturalidad y

humanización de la religión. Si bien es cierto

que la escultura gótica queda subordinada a

la arquitectura, empezamos a observar

también las primeras figuras exentas. Las

portadas de iglesias y catedrales son los

conjuntos más impactantes de este

momento artístico,

con las estatuas adosadas a jambas y

maineles casi convertidos en bulto redondo

y los relieves decorando los tímpanos,

frontones y arquivoltas con un evidente

sentido teológico y didáctico.

El arte funerario empieza a surgir con

fuerza,

observándose en un primer momento el

sepulcro tipo gisant, con la figura yacente

sobre la tumba, dando paso al modelo

llamado "enfeu", que consiste en un

sarcófago excavado en la pared, con la

figura yacente encima, mientras que en

siglos posteriores las figuras irán

abandonando su estatismo habitual para

convertirse en personajes vivos.

Las figuras exentas antes mencionadas se

presentan con mayor esbeltez,

apreciándose en ellas una singular nota

vitalista y una significativa tendencia a la

flexibilidad.

En el siglo XV encontramos el momento de

apogeo de la escultura gótica, creando

imágenes cargadas de patetismo y con una

sobresaliente perfección técnica, como se

observa en la escuela alemana o la

borgoñona, sin olvidar a los españoles, que

presentan una acentuada influencia

flamenca en sus trabajos.