La esencia (moral) de lo injusto en los delitos de cuello blanco

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  • 8/12/2019 La esencia (moral) de lo injusto en los delitos de cuello blanco

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    Curso: IN77X - tica y RSE Tarea N1 Pgina 1 de 3

    MBA - MAGSTER EN GESTIN Y DIRECCIN DE EMPRESASCURSO: IN77X TICA Y RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LA EMPRESA

    PROFESOR: TEODORO WIGODSKI

    AUTOR: IGNACIO LPEZ O.FECHA: 14.11.2013

    TAREA N 1La esencia (moral) de lo injusto en los delitos de cuello blanco

    (Resumen libre del artculo La esencia (moral) de lo injusto en los delitos de cuello blanco, J.R. Agustina, publicado en

    Indret: Revista para el Anlisis del Derecho, N2, 2013, http://www.indret.com/ca/dret_penal/8/?&sa=10&fc=151&sn=8,

    que corresponde a una recensin a S. P. GREEN, Mentir, hacer trampas y apropiarse de lo ajeno. Una teora moral de los

    delitos de cuello blanco, Ed. Marcial Pons, 2013.)

    El libro de GREEN ofrece una teora moral que subyace y atraviesa todo el conjunto de delitos econmico-empresariales o delitos de cuello blanco (pinsese en ciertas modalidades de obstruccin a la justicia,

    cohecho, trfico de influencias, amenazas, evasin de impuestos y otras conductas afines con relevanciapenal). La hiptesis de GREEN, consiste en que las reglas jurdicas que definen las clases de talescomportamientos delictivos intentan capturar ciertas clases de comportamientos socialmente inadecuados oincorrectos, contrarios a normas sociales existentes.

    Dicha tesis, normalmente asumida en los delitos tradicionales como el homicidio, las lesiones o los abusossexuales, en los delitos de cuello blanco puede no ser del todo clara. La teora de GREEN busca mostrar ques aquello que da cuenta del desvalor de lo injusto, ms all del mero hecho de la prohibicin legal: Lo queresulta interesante y distintivo de este grupo de delitos es que, sorprendentemente, en un gran nmero decasos existe una autntica duda sobre si los hechos por los que el sujeto fue acusado son, de hecho, un ilcitomoral ([s.i.c.], p.27, GREEN, Mentir, hacer trampas y apropiarse de lo ajeno. Una teora moral de los delitos

    de cuello blanco).

    Cuando se trata sobre la delincuencia de cuello blanco, nos referimos, entre otras cosas, a la realizacin deconductas que infringen determinadas normas sociales y a la comisin de delitos que se cometen desdeposiciones de confianza en las que se goza de una capacidad lesiva significativa.

    Desde hace como mnimo dos dcadas, las investigaciones criminolgicas, fundndose en encuestas realizadas,han constatado que en la opinin pblica se sitan en niveles similares de gravedad algunas formas dedelincuencia de cuello blanco y los delitos tradicionales relativos a la seguridad ciudadana.

    GREEN seala que, de acuerdo con el tradicional punto de vista del sistema de justicia penal norteamericano,las sanciones penales, las de mayor peso en la sociedad, deberan reservarse para aquellas conductas que, sin

    ningn gnero de duda, son merecedoras de reproche jurdico-penal. Por este motivo, slo se debe acudir astas como ltima opcin, cuando otro tipo de sanciones se muestran inadecuadas. Por tanto, antes deimponerse tal clase de sanciones, se debe considerar que es necesario asegurarse de que la conducta objeto desancin puede distinguirse con claridad respecto de otro tipo de conductas no sujetas de forma similar asanciones penales

    En el contexto de los delitos de cuello blanco, el sistema de justicia penal es mucho ms complicado. Comoya se destac, lo interesante de esta clase de delitos es que, en un alto nmero de casos, existe una autnticaduda acerca de si la conducta que se imputa al acusado puede considerarse de hecho moralmente incorrecta.

    http://www.indret.com/ca/dret_penal/8/?&sa=10&fc=151&sn=8http://www.indret.com/ca/dret_penal/8/?&sa=10&fc=151&sn=8
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    En tales casos, el problema no es si el acusado se vio en la necesidad de optar entre acatar la ley y permitir quese produzca un dao significativo, o infringir la legalidad para prevenir que tal dao ocurra. Por el contrario, lacuestin radica en si la conducta en la que se vio implicado el acusado fue ms o menos un comportamientoaceptable, al menos en el contexto en el que se realiz y, por tanto, no debera haber sido sancionada

    penalmente como primera opcin.

    Tal ambigedad refleja, a juicio de GREEN, la manifestacin de un percepcin ampliamente compartida por lacomunidad (jueces, miembros del jurado, expertos, periodistas y la mayora de los ciudadanos) acerca de quela Ley en este terreno se relaciona con un cierto grado de incertidumbre moral que la diferencia de lo quesucede en los casos que tradicionalmente pertenecen al ncleo duro del Derecho penal.

    Las referidas consideraciones realizadas por GREEN resaltan la complejidad moral en algunos casos de delitosde cuello blanco. Al respecto, se pueden plantear las siguientes cuestiones: (1) es efectivo el Derecho penalpara prevenir delitos de empresa?; (2) es necesario el Derecho penal en el mbito interno de la empresa?; (3)la conducta del empresario merece un reproche penal?; (4) puede ser tpica, antijurdica y culpable unaconducta moralmente ambigua?; (5) la persecucin penal debe dejarse en todos los casos al arbitrio delperjudicado?

    As, es razonable pensar que en el mbito interno de la empresa tienen lugar problemas ticojurdicos que,dependiendo del caso, podran encauzarse a travs de reglas internas o a travs del recurso al Derecho laboral.Para distinguir los casos en los que se considera necesaria la sancin penal, quiz tambin se debera atender ala dimensin pblica del conflicto, su trascendencia social y a su gravedad intrnseca.

    El creciente fenmeno de la autorregulacin empresarial, mediante mecanismos internos en las empresas, estestrechamente vinculado a la introduccin de normas o directrices ticas de comportamiento. Este fenmenoparte de la tesis de que la causa esencial de la criminalidad empresarial es la falta de valores ticos y sociales,considerndose, por tanto, que el fomento positivo de tales valores en el mundo empresarial y econmico, es

    el modo ms eficaz de lucha contra este tipo delincuencia.

    Para que tales cdigos de conducta puedan ser eficaces, las normas ticas deben cumplir con: (1) deben serconcretas y precisar aquellos comportamientos que se consideran inadmisibles; (2) deben repetirse confrecuencia tanto en los planes de formacin de directivos como en la propia cultura empresarial; y (3) suinfraccin debe ser sancionada mediante el recurso a los mecanismos propios del Derecho civil y del Derecholaboral y no mediante la imposicin de sanciones penales. Es ms, se debe evitar que las autoridades tengannoticia de la infraccin, a no ser que resulte absolutamente necesario recurrir a ellas, como en el caso de que eldelincuente discuta su grado de responsabilidad, pese a existir indicios manifiestos, o en caso de que los gravesdaos causados por su comportamiento hayan trascendido al mbito de lo pblico y amenacen la propiareputacin de la compaa. En definitiva, cuando el problema ya no pueda resolverse de manera interna.

    Las reflexiones morales que efecta GREEN, conducen a un enorme debate acerca si el Derecho penal es unreflejo fidedigno de la sociedad en la que vivimos o, por el contrario, si las normas penales, en su capacidad dedirigir el modo de vida de la comunidad, deben corregir aquellas disfunciones morales que impiden lascondiciones adecuadas de convivencia social.

    Tamar FRANKEL en su libro Trust and Honesty: Americas Culture at a Cross Road (2006), destaca que larelativizacin de los valores que construyen y fundamentan una sociedad justa, como la lealtad, la honradez, lasolidaridad, entre otros, se est produciendo a un ritmo vertiginoso y de forma imperceptible.

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    Qu evidencia esta tendencia en la cultura? Los medios de comunicacin de masas, los pleitos que se sucedenen los Tribunales y los distintos estudios que se han realizado apuntan hacia la extensin y el crecimiento delfraude en la sociedad norteamericana. El engao se expande por todas las capas sociales de la poblacin. Cada

    vez ms personas utilizan formas de engao para defraudar en seguros mdicos. Un mayor nmero de jvenesengaan en los exmenes de la escuela. Cada vez ms candidatos a un puesto de trabajo engaan en sucurriculum vitae. Ms personas y ms empresas defraudan a un mayor nmero de vulnerables consumidores.

    En este sentido, existen evidencias de haberse producido un movimiento hacia una mayor aceptacin delfraude como estilo de vida y hacia su justificacin. Por ejemplo, se argumenta que los accionistas no son lospropietarios de las empresas. Por tanto, los directivos pueden servir a otros intereses sin infringir sus deberespara con los accionistas. El trmino final de este proceso puede ser una cultura en la que el fraude se da pordescontado y en la que nadie pueda imaginar cualquier otra alternativa de comportamiento. Estos cambios enla cultura no se producen repentinamente, han ido evolucionando poco a poco desde hace dcadas.

    As, las prohibiciones relativas al abuso de confianza y al fraude se han venido debilitando. El individualismo y labsqueda exclusiva del propio inters fueron exaltados en perjuicio de los compromisos para con la sociedad.El comportamiento moral resistir frente a la tentacin, incluso si no hay presencia policial en los alrededoresha dejado de ser considerado una virtud. Y la aplicacin de la ley y la imposicin de sanciones a losdelincuentes de cuello blanco ha sido poco convincente, afectando a la denuncia de casos de abuso deconfianza.

    Ciertamente, existen zonas grises en el intermedio entre situaciones claramente definidas sobre las que lamayora de personas estara de acuerdo. Dentro de tales zonas grises uno puede moverse en pequeos pasos,de uno en uno, desde la honestidad hacia el fraude, desde la verdad hacia el engao, desde la confianza haciael abuso de confianza. El crecimiento y la extensin de la cultura del fraude puede ser un proceso lento,gradual, difcil ver a menos que se acuda a una fotografa antigua y se compruebe el cambio.

    FRANKEL advierte la importancia en trminos econmicos de la generalizacin de la cultura de la desconfianza.Su coste puede destruir el fundamento de la economa y la prosperidad de la sociedad. Hace unos aos erasuficiente la opinin y consejo de un solo mdico tanto para el paciente como para el propio mdico. En laactualidad, el paciente busca una segunda opinin y el mdico y el hospital requieren al paciente para quefirme renuncias de todo tipo. El paciente no se fiar del mdico y el mdico desconfiar del paciente.Culpabilizando al colectivo de los abogados y a los altos costes de los seguros, los mdicos han empezado ainvestigar a sus nuevos pacientes para conocer su historial de reclamaciones judiciales, y algunos mdicosrechazan las visitas de abogados en ejercicio. Todo este conjunto de especiales protecciones tiene sus costestanto para las partes, los mdicos y, en ltimo anlisis para la economa en general (FRANKEL, Trust andHonesty, 2006).