“LA ÉTICA EMPRESARIAL”

Yaneri Adriana Ospina Muñoz

La vida del hombre comenzó a mejorar en el momento que descubre nuevas cosas y a mejorar en la tecnología gracias a su inteligencia. Una de las cosas que más me ha llamado la atención y a veces hasta lo comento con mis amistades es que anteriormente la tecnología avanzaba muy despacio y ahora no es sino sacar un producto nuevo para que al momento ya pase a estar desactualizado porque ya apareció otro mejor

Quisiera mencionar solo un ejemplo al respecto: Uno escucha hablar a los abuelos de los tiempos en que inventaron la victrola que era toda una novedad. Que en un principio era manual y que dependiendo de la velocidad con que se le diera manivela así sonaba el disco.

Luego aparecieron las que funcionaban con luz y para dar este paso transcurrieron muchos años. Los LP tenían solo una canción grabada y para que aparecieran los LP que tenían 3, 4 o 5 canciones pasaron algunos años; pasaron muchos años para que aparecieron las grabadoras de casetes que fueron toda una novedad; éstas se fueron sofisticando cada día pero cuando aparecieron las grabadoras de CD al cabo de algunos años, pasaron a ser inservibles y obsoletas.

Actualmente, la tecnología avanza rápidamente y no hay que esperar años sino que es cuestión de días. Recuerdo cuando aparecieron los CD y muy pronto dejaron de ser la novedad porque aparecieron muy rápido los MP3 y casi que a la par los MP4; Apenas nos estábamos acostumbrando a éstos cuando vinieron las memorias USB que tenían poca capacidad, y pronto aparecieron las de 1, 2, 4 gigas pronto las de 8, 16… ¡Pare de contar!

Lo que he narrado anteriormente es sólo un ejemplo pero sabemos que son muchas las cosas que cada vez avanzan más. En los medios de comunicación sí que se queda uno corto.

Con todo esto lo que quiero decir es que en la actualidad las personas en el campo laboral no sólo deben ser profesionales, no sólo deben saber sino que escuchamos hablar de competencias laborales, ciudadanas, competencias en los diferentes saberes. ¡Hay que ser competente en un mundo competitivo!

“La empresa contribuye al desarrollo de la sociedad y tiene su referencia central en la persona como alguien que posee una dignidad, que es sujeto de derechos y obligaciones, libre y capaz de asumir compromisos” (Jordi Canals, Juan Font rodona)

Dicho de otra manera, la empresa es necesaria y fundamental a la hora de pensar en desarrollo económico y social pero no podemos perder de vista que ésta está conformada por seres humanos. En un documento que leía hace poco sobre la orientación profesional decía que si bien es muy importante el saber hacer, la creatividad y el emprendimiento, a la hora de elegir un candidato para ejercer algún cargo en una empresa, es muy importante el saber ser, esto es, la parte ética.

Un buen candidato es aquel que desde la primera impresión en la entrevista da muestras de educación, elegancia, glamor, buenas maneras y es culto. Un buen candidato no sólo es el que dice que sabe sino que demuestra que sabe y sabe hacer pero a este dato importante le mezcla de manera pertinente una personalidad definida y equilibrada fundamentada en los valores, con un profundo respeto por su propia dignidad y la de los demás.

Alguna vez escuché que decían algunos columnistas en la televisión que el siglo pasado había sido el siglo del desarrollo y la producción a tal punto que se había olvidado a la persona pero que este siglo XXI era para volver a pensar en el más rico humanismo promovido desde la familia, la escuela y la universidad con el objetivo de formar personas útiles para la sociedad y con capacidad de hacer comunidad.

 

Todos estos comentarios dan la oportunidad de volver a pensar en la pedagogía del amor, del arte, de la cultura que encuentra su común denominador en la ética abordada por los padres de la filosofía perenne y que nunca pasará de moda, porque ésta no solo se aprende sino que se hace vida en cada una de nuestras vidas y en todas partes.

Si esto es así, la ética empresarial cobra toda su importancia en la actualidad porque significa que los miembros de la empresa desde sus más altos dignatarios hasta los más sencillos puestos están soportados no por productores sino por seres humanos con una alta calidad en la convivencia y en las relaciones interpersonales, que tienen en buen nombre el respeto, la responsabilidad y la honestidad, que saben “todos somos uno”, esto es, con capacidad de hacer equipo de trabajo y con capacidad de trabajar en equipo.

 

La ética empresarial no solo hace referencia a lo anteriormente descrito sino que se ve reflejada en el cumplimiento de la normatividad por la cual la empresa se rige, siendo justos en la asignación de horarios y manejo de los mismos, la asignación de salarios y el reconocimiento de los derechos y deberes de todo trabajador y empleador.

Además, continuamente se está capacitando el personal para no perder el norte sino trabajar en pro de los mismos objetivos sin desconocer la misión, visión y filosofía de la empresa, donde todos se sienten orgullosos de ser lo que son y marcados por un alto sentido de pertenencia.

De esta manera, la ética empresarial lo que hace es dar al miembro activo de ella la posibilidad de que desarrolle su proyecto de vida, sienta que cada vez es más exaltada su dignidad como ser humano y con razones más que su suficientes para decir: “Soy feliz”.

Esto no es una utopía aunque las políticas del Estado pareciera que a veces están lejos de esta realidad. Lo ve uno reflejado, por ejemplo, en las instituciones educativas que son calificadas en su nivel académico por los resultados que arrojan los estudiantes en las pruebas saber y pruebas ICFES sin mencionar otras externas e internas

Si estos son buenos, la institución es buena. Si los resultados no son satisfactorios, la institución queda mal calificada aunque su calidad humana y su convivencia sean buenas. Cuando hablamos de ética empresarial estamos pensando en la integralidad, esto es, en todos los aspectos y dimensiones que conforman al ser humano.

En este contexto, entendemos que la empresa es una factor fundamental de la convivencia social, no solamente desde su rol de animadora de la economía, de proveedora de recursos materiales destinados a satisfacer las necesidades de los hombres, sino también desde el de promotora de su autorrealización

. Sus decisiones condicionan el presente y el porvenir de la sociedad política, por lo que resulte indispensable que las mismas se adopten en el marco de la ética y de la honestidad de las costumbres

La empresa es una unidad económica, en la cual están agrupados y coordinados - alrededor de un proyecto a realizar en conjunto - los factores materiales y humanos de la actividad económica; en un espacio de libertad, de creatividad, de realización y de fraternidad, la empresa constituye el punto de encuentro de quienes aportan el capital, la materia gris y la capacidad de trabajo hacia una causa final: el cliente.

Como grupo social y como organismo vivo, desde la definición de la visión y la misión, de la estrategia competitiva, del plan de acción y de los mecanismos de control de gestión, la empresa está permanentemente comprometida con la calidad en la satisfacción de las necesidades por la que los clientes pagan y cumple un rol esencial en la definición y creación del sentido de pertenencia social de los individuos que la integran, cuya actitud global imprime su sello en su cultura.

Las empresas debieran considerar al menos que, al margen de la responsabilidad social que les compete, no son sus accionistas los únicos que realizan inversiones y soportan riesgos; los clientes, los proveedores, los empleados, la comunidad local - por nombrar los factores más significativos que aportan a las actividades colectivas en el marco de la empresa - también realizan inversiones específicas, estableciendo interrelaciones y soportando los riesgos de su mutua dependencia.

Desconocerlo sería desconocer valores éticos fundamentales como la justicia y la solidaridad. Al respecto expresa Peter Cracker “... el problema es convertir una organización basada en el poder, en una basada en la responsabilidad. No debe concederse a ninguna organización otro poder que el necesario para su función social, y cualquier otra cosa que vaya más allá de esto, es una usurpación”. (Arrebatar, apoderarse, apropiarse, quitar)

Se trata de incorporar valores sociales a los procesos de organización; lo cual no implica un reemplazo de la idea de eficacia, sino de agregar el juicio de valor moral y ético a los procesos.