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LA GAVIOTA A. CHEJOV

LA GAVIOTA A. CHEJOV · Somos cinco: mi padre, dos hermanas, un hermanito y yo, ... desgracia mayor que la de ser pobre; en cambio, pa-ra mí es mil veces preferible ir harapiento

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  • L A G A V I O T A

    A . C H E J O V

    Diego Ruiz

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    Comedia en cuatro actos

    PERSONAJES:

    IRINA NIKOLAIEVNA ARKDINA, viuda deTrepliov, actrizKONSTANTN GAVRLOVICH TREPLIOV, suhijo, jovenPIOTR NIKOLAIEVICH SORIN, hermano deIrinaNINA MIJAILOVNA ZARIECHNAIA, joven hijade un rico terratenienteILYA AFANASIEVICH SHAMRIEV, tenienteretirado, administrador de SorinPOLINA ANDRIEVNA, su mujerMASHA, su hijaBORIS ALEXEIEVICH TRIGORIN, literatoEVGUENI SERGUEIEVICH DORN, mdico

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    SEMIN SEMIONOVICH MEDVEDENKO,maestro de escuelaYKOV, mozoUN COCINEROUNA DONCELLA

    La accin se desarrolla en la finca de Sorin. Entrelos actos tercero y cuarto transcurren dos aos.

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    ACTO PRIMERO

    Rincn del parque en la finca de Sorin. Una am-plia avenida que, partiendo del espectador, se hundeen el parque, lleva a un lago; en el paseo hay un ta-blado provisional levantado para una representa-cin en familia; cierra por completo la vista del lago.A derecha e izquierda del tablado, arbustos.

    Algunas sillas, una mesita. Acaba de ponerse elsol. En el tablado, tras el teln, YKOV y otrostrabajadores; se oyen toses y golpes. MASHA YMEDVEDENKO aparecen por la izquierda; regre-san de un paseo.

    MEDVEDENKO - Por qu va usted vestidade negro siempre?

    MASHA - Es luto que llevo por mi vida. Soydesgraciada.

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    MEDVEDENKO - Por qu? (Reflexionando.)No lo comprendo... Usted goza de buena salud; supadre, sin ser rico, tiene una posicin acomodada.Mi vida es mucho ms dura que la suya. No ganoms que veintitrs rublos al mes, de los que an seme descuenta una parte para la jubilacin, y a pesarde todo no llevo luto. (Se sientan.)

    MASHA - No es cuestin de dinero. Se puedeser pobre y feliz.

    MEDVEDENKO - En teora, s, pero en laprctica vea usted lo que resulta. Somos cinco: mipadre, dos hermanas, un hermanito y yo, y el sueldoes de veintitrs rublos. Hay que comer y beber, noes cierto? Tambin hay que comprar t y azcar,verdad? Y tabaco? Pues arrglate como puedas.

    MASHA (mirando hacia el tablado) - Pronto empe-zar el espectculo.

    MEDVEDENKO - S. Actuar Zarichnaia y laobra es de Konstantn Gavrilovich. Estn enamora-dos el uno del otro y hoy sus almas se fundirn enun vehemente deseo de crear una misma imagenartstica. En cambio, entre mi alma y la de usted nohay puntos comunes de contacto. La amo, la angus-tia no me deja permanecer en casa; cada da hagoseis verstas a pie para venir a verla, otras tantas de

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    vuelta, y no encuentro ms que indiferencia porparte suya. Es comprensible. No dispongo de recur-sos, mi familia es numerosa... Quin va a casarsecon un hombre que ni siquiera tiene de qu comer?

    MASHA - Tonteras. (Aspira rap.) Su amor meconmueve, pero no puedo responder con recprocosentimiento, eso es todo. (Le ofrece la tabaquera.)Srvase.

    MEDVEDENKO - No me apetece. (Pausa.)MASHA - El aire es sofocante, es probable que

    esta noche haya tempestad. Usted siempre est filo-sofando o hablando de dinero. Para usted no haydesgracia mayor que la de ser pobre; en cambio, pa-ra m es mil veces preferible ir harapiento y pedirlimosna que... De todos modos, esto usted no puedecomprenderlo...

    Entran por la derecha SORIN Y TREPLIOV.

    SORIN (apoyndose en un bastn)- Hermano, elcampo no me convence y, como es natural, nuncame acostumbrar a vivir aqu. Ayer me acost a lasdiez y hoy me he despertado a las nueve con la sen-sacin de que, por el mucho dormir, el cerebro seme haba pegado al crneo, eso es. (Se re.) Despus

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    de comer, he vuelto a dormirme, sin querer, y ahorame siento molido, tengo una pesadilla, al fin y alcabo...

    TREPLIOV- Tienes razn, necesitas vivir en laciudad. (Al ver a Masha y a Medvedenko.) Seores,cuando empiece el espectculo, les llamaremos aho-ra no se puede estar aqu. Tengan la bondad de reti-rarse.

    SORIN (a Masha)- Mara Ilnichna, haga el favorde rogar a su pap que mande desatar el perro; si noel animal no dejar de ladrar. Mi hermana no hapodido pegar el ojo en toda la noche.

    MASHA- Hable con mi padre usted mismo, yono lo har. Con su permiso, seores. (A Medvedenko.)Vmonos!

    MEDVEDENKO (a Trepliov)- Cuando vayan aempezar, mande usted aviso. (Salen los dos.)

    SORIN- Total, que el perro volver a ladrar to-da la noche. Vaya historia! En el campo nunca hevivido a gusto. Antes me tomaba a veces veintiochodas de permiso y me vena aqu para descansar aplacer, pero ste es un sitio donde tan pronto llegaste asan con estupideces, as que ya el primer da teentran ganas de marcharte. (Se re.) Siempre me hemarchado de aqu encantado de irme... Pero ahora

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    ya estoy retirado, no tengo adnde ir, sta es lacuestin. Me guste o no, aqu he de quedarme

    YKOV (a Trepliov)- Konstantn Gavrlovich,nos vamos a baar...

    TREPLIOV- Est bien, pero dentro de diez mi-nutos os quiero de vuelta. (Mira el reloj.) Pronto va-mos a empezar.

    YKOV- Entendido. (Sale.)TREPLIOV (dirigiendo la mirada al tablado)- Aqu

    tienes un teatro. El teln, luego el primer bastidor,luego el segundo y, despus, espacio libre. Ningunadecoracin. La vista se abre directamente sobre ellago y el horizonte. Levantaremos el teln a lasocho y media en punto, cuando salga la luna.

    SORIN- Magnfico.TREPLIOV- Si Zarichnaia llega tarde, se per-

    der todo el efecto, naturalmente. Ya debera estaraqu. Su padre y su madrastra la vigilan. A ella le estan difcil salir de su casa como salir de la crcel.(Ajusta la corbata de su to.) Llevas la cabeza y la barbasin arreglar. Me parece que deberas cortarte el pe-lo...

    SORIN (peinndose la barba)- Es la tragedia de mivida... Tambin cuando era joven pareca un borra-cho, eso es. Las mujeres nunca me han querido.

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    (Sentndose.) Por qu estar de mal humor mi her-mana?

    TREPLIOV- Por qu? Se aburre. (Sentndose allado de Sorin.) Tiene envidia. Est contra m, contra elespectculo y contra mi obra, porque no es ella laque acta, sino Zarichnaia. An no conoce miobra, pero ya la odia.

    SORIN (se re)- Invenciones tuyas, la verdad...TREPLIOV- Le duele que en una escena tan

    pequea como sta sea Zarichnaia y no ella la quecoseche los aplausos. (Mira el reto.) Es todo un casopsicolgico mi madre. Tiene talento, no hay duda;es inteligente, es capaz de conmoverse y llorar le-yendo un libro, puede recitarte de memoria aNekrsov de cabo a rabo; asiste a los enfermos co-mo un ngel; pero que no se te ocurra, en presenciasuya, decir unas palabras de alabanza para la Duse!Avisado ests! Hay que alabarla slo a ella, hay queescribir slo acerca de ella, hay que gritar de entu-siasmo por su extraordinaria interpretacin de LaDame aux camlias o de Los efluvios de la vida; pero co-mo aqu, en el campo, este opio falta, ella se aburre yse irrita, todos somos enemigos suyos, todos somosculpables. Adems, es supersticiosa, tiene miedo atres velas encendidas y al nmero trece. Es avara.

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    En un Banco de Odesa guarda setenta mil rublos,me consta. Pero si le pides que te preste algo se tepone a llorar.

    SORIN- Se te ha metido en la cabeza que tuobra no gustar a tu madre y ya te inquietas, eso es.Tranquilzate, tu madre te adora.

    TREPLIOV (deshojando una flor)- Me quiere, nome quiere. Me quiere, no me quiere. Me quiere, nome quiere. Me quiere, no me quiere. (Se re.) Ves?Mi madre no me quiere. A ver! Ella desea vivir,amar, ponerse blusas claras, y yo he cumplido yaveinticinco aos, le estoy recordando constante-mente que ya no es joven. Cuando yo no estoy, ellatiene slo treinta y dos aos; cuando estoy, tienecuarenta y tres: por esto me odia. Adems, sabe queyo no acepto el teatro. A ella el teatro le gusta; leparece que, con el teatro, presta un servicio a la hu-manidad, al sagrado arte; en cambio, yo creo que elteatro contemporneo no es ms que rutina y pre-juicios. Cuando se levanta el teln y a la luz crepus-cular, en una estancia de tres paredes, esos grandestalentos, sacerdotes del sagrado arte, representan dequ modo las personas comen, beben, aman, cami-nan y llevan sus chaquetas; cuando de unas escenasy frases triviales intentan sacar lecciones de moral,

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    de una moral canija, sin complicaciones, til para lavida domstica; cuando, en mil variantes me sirvensiempre la misma cosa, la misma cosa, la misma co-sa, huyo y huyo, como Maupassant hua de la torreEiffel, cuya vulgaridad le aplastaba el cerebro.

    SORIN- No se puede prescindir del teatro.TREPLIOV- Hacen falta nuevas formas. Nue-

    vas formas hacen falta , y si no se encuentran, mejores nada. (Mira el reloj.) Amo a mi madre, la quieromucho; pero ella lleva una vida absurda, siempre vade un lado a otro con ese literato, constantementesu nombre figura en los peridicos, y esto me cansa.A veces habla en m el egosmo de un simple mor-tal, nada ms; a veces siento que mi madre sea unaactriz conocida, y me parece que si fuera una mujercomo tantas otras, yo sera ms feliz. Dgame, to, sipuede haber una situacin ms desesperada y ab-surda. A veces recibe en casa visitas: son todas per-sonas clebres, artistas y escritores; entre ellos, elnico que no es nada soy yo; y me toleran por ser suhijo. Quin soy yo? Qu soy yo? He abandonadola Universidad en el tercer curso por circunstancias,como suele decirse, ajenas a la redaccin; soy unhombre sin talento y sin un ochavo, un simple veci-no de Kiev, segn reza mi pasaporte. Es que mi pa-

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    dre era de Kiev, aunque tambin era un actor denota. Bueno, pues cuando, a veces, en el saln de mimadre, todos esos artistas y escritores me concedensu benevolente atencin, me parece que con su mi-rada miden mi insignificancia; yo adivino sus pen-samientos y sufro de humillacin.

    SORIN- A propsito, a ver si me dices qu cla-se de hombre es ese literato. No hay modo de com-prenderle. Siempre est callado.

    TREPLIOV- Es un hombre inteligente, sencillo,un poco melanclico, sabes? Es muy formal. Anle falta bastante para llegar a los cuarenta aos y yaes famoso y nada en la abundancia... En cuanto a loque escribe... qu puedo decirte? Es agradable, tie-ne chispa... Pero... despus de Tolsti o de Zola noapetece leer a Trigorin.

    SORIN- Pues a m los literatos me son simpti-cos. En mis tiempos, dos cosas quera yo con pa-sin: casarme y hacerme escritor, pero no conseguninguna de las dos. S. Al fin y al cabo, hasta ser unescritor de pocos vuelos resulta agradable.

    TREPLIOV (se pone a escuchar)- Oigo pasos...(Abraza a su to.) No puedo vivir sin ella. Hasta elruido de sus pisadas es encantador... Estoy loco de

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    felicidad. (Se dirige rpidamente al encuentro de Nina Za-richnaia, que entra.) Mi hada, sueo de mi vida...

    NINA (emocionada)- No he llegado tarde... Natu-ralmente, no he llegado tarde...

    TREPLIOV (besndole las manos)- No, no, no...NINA- He estado inquieta todo el da, tena

    tanto miedo! Tema que mi padre no me dejase sa-lir... Pero hace poco que se ha ido con mi madrastra.El cielo est rojo, ya empieza a salir la luna, y yo hearreado el caballo, cmo lo he arreado! (Se re.) Peroestoy contenta. (Estrecha con fuerza la mano de Sorin.)

    SORIN (se re)- Estos ojitos, al parecer, han llo-rado... Ay, ay! Eso no est bien!

    NINA- S, es cierto... Ya ve cmo me cuesta res-pirar. Dentro de media hora me ir, hay que darseprisa. Por Dios, no me retengan, no puedo, no pue-do. Mi padre no sabe que estoy aqu.

    TREPLIOV- En verdad, ya es hora de empezar,hay que llamar a todo el mundo.

    SORIN- Ir yo, eso es. Ahora mismo. (Se dirigehacia la derecha y canta.) "A Francia van dos granade-ros..." (Mira a su alrededor.) Una vez me puse a cantarde este modo y un fiscal delegado me dijo: "Tieneuna voz muy potente, Excelencia"... Luego reflexio-

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    n un poco y aadi: "Pero... desagradable". (Se re ysale.)

    NINA- Mi padre y su mujer no me dejan veniraqu. Dicen que esto es la bohemia... tienen miedode que me haga actriz... Y yo siento atraccin poreste lugar, por este lago, como una gaviota... Ustedllena todo mi corazn. (Mira en torno.)

    TREPLIOV- Estamos solos.NINA- Me parece que hay alguien all...TREPLIOV- No hay nadie. (Se besan.)NINA- Qu rbol es ste?TREPLIOV- Un olmo.NINA- Por qu es tan oscuro?TREPLIOV- Porque ya anochece y todos los

    objetos se vuelven oscuros. No se vaya tan pronto,se lo suplico.

    NINA- Imposible.TREPLIOV- Y si voy yo a su casa, Nina? Me

    pasar toda la noche en el jardn contemplando suventana.

    NINA- Imposible, le vera el guarda. Tesoro anno est acostumbrado a usted y ladrara.

    TREPLIOV- La amo, Nina.NINA- Chist...

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    TREPLIOV (oyendo pasos)- Quin hay? Es us-ted, Yakov?

    YKOV (detrs del tablado)- El mismo.TREPLIOV- Que cada uno se ponga en su sitio.

    Ya es hora. Sale la luna.YKOV- As esTREPLIOV- Hay alcohol? Y azufre? Cuando

    aparezcan los ojos rojos tiene que oler a azufre. (ANina.) Vaya usted, ya est todo a punto. Est ner-viosa?...

    NINA- S, mucho. Que est su mam, pase; a sumam no le tengo miedo, pero est Trigorin... Ac-tuar ante 1 me asusta, me da vergenza... Es unescritor clebre... Es joven?

    TREPLIOV- S.NINA- Qu maravillosos sus relatos!TREPLIOV (framente)- No s, no los he ledo.NINA- La obra que ha escrito usted es difcil de

    representar. No tiene personajes vivos.TREPLIOV- Personajes vivos! No hay que re-

    presentar la vida como es ni como debera ser, sinocomo aparece en sueos.

    NINA- En su obra hay poca accin, todo sonprrafos largos. Adems, yo creo que en una obra

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    de teatro ha de figurar el amor... (Desaparecen los dospor detrs del tablado.)

    Entran POLINA ANDRIEVNA y DORN.

    POLINA ANDRIEVNA- Comienza a notarsela humedad. Vuelva a casa y pngase los chanclos.

    DORN- Tengo calor.POLINA ANDRIEVNA- Usted no se cuida.

    Eso es terquedad. Usted es mdico y sabe muy bienque el aire hmedo le perjudica, pero lo que quierees hacerme sufrir; ayer se qued usted aposta en laterraza durante toda la velada...

    DORN (canturreando)- "No digas que has perdidola juventud."

    POLINA ANDRIEVNA- Esta usted tan entu-siasmado hablando con Irina Nikolievna que ni sedaba cuenta del relente. Confiese que ella le gusta.

    DORN- Tengo cincuenta y cinco aos.POLINA ANDRIEVNA- Bagatelas: para un

    hombre esto no es ser viejo. Usted se conservamagnficamente y an gusta a las mujeres.

    DORN- Bueno, pero qu es lo que desea us-ted?

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    POLINA ANDRIEVNA- Ante una actriz, to-dos estn dispuestos a hincarse de rodillas. Todos!

    DORN (canturreando)- Otra vez ante ti. . . Queen la sociedad se estime a los artistas y se les trate demanera distinta que, por ejemplo, a los mercaderes,est en el orden de las cosas. Esto es idealismo.

    POLINA ANDRIEVA- Las mujeres siemprese han enamorado de usted y se le han colgado delcuello. Esto tambin es idealismo?

    DORN (encogindose de hombros)- Qu puedo de-cirle? Ha habido mucho de bueno en el trato que mehan dispensado las mujeres. En m estimaban, sobretodo, al excelente mdico. Hace diez o quince aos,recuerda usted?, yo era el nico toclogo de la pro-vincia. Adems, siempre he sido un hombre ho-nesto.

    POLINA ANDRIEVNA (le toma de la mano)-Querido!

    DORN- Cuidado. Vienen.

    Entran ARKDINA, del brazo de SORIN,TRIGORIN, SHAMRIEV, MEDVEDENKO Y

    MASHA.

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    SHAMRIEV- En 1873, en la feria de Poltava,actu maravillosamente. Qu entusiasmo! Aquellaactriz era un prodigio! No sabra usted tambin,por ventura, dnde se encuentra ahora el cmicoChadin, Pvel Seminich? En el papel de Rasplievera inimitable, mejor que Sadovski, se lo juro, mihonorable seora. Dnde est ahora?

    ARKDINA- Usted siempre me pregunta porpersonajes antediluvianos. De dnde quiere que losepa! (Se sienta.)

    SHAMRIEV (suspirando)- Pashka Chadin!Actores como l hoy no se encuentran. El teatro havenido a menos, Irina Nikolievna! Antes habapoderosos robles, ahora vemos slo las astillas!

    DORN- Ahora hay pocos talentos excepciona-les, es cierto; pero el actor medio est a mayor altu-ra.

    SHAMRIEV- No estoy de acuerdo con usted.De todos modos esto es cuestin de gustos. De gusti-bus aut bene, aut nihil1

    TREPLIOV aparece detrs del tablado.

    1 Confusin de dos proverbios latinos: De mortuis aut bene, aut nihil (de losmuertos a hablar bien o nada) y De gustibus non disputandum (de gustos no haynada escrito).

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    ARKDINA (al hijo)- Mi querido hijo, cundose empieza?

    TREPLIOV- Dentro de un momento. Les su-plico un poco de paciencia.

    ARKDINA (recitando un fragmento de Hamlet)-"Hijo mo! Me has vuelto los ojos hacia el interiordel alma y la he visto cubierta de sangrientas ymortales heridas, no hay salvacin! "

    TREPLIOV (recitando otro fragmento de Hamlet)-Y por qu has cedido al vicio y has buscado elamor en el abismo del crimen?"

    Tocan un caramillo detrs del tablado.

    TREPLIOV- Seores, empezamos! Atencin,por favor! (Pausa.) Empiezo. (Da unos golpes con unbastn, dice en voz alta) Oh, viejas sombras venerablesque flotis por la noche sobre este lago, adormece-dnos, haced que veamos en sueos lo que habrdentro de doscientos mil aos!

    SORIN- Dentro de doscientos mil aos no ha-br nada.

    TREPLIOV- Bien, pues que nos representenesta nada.

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    ARKDINA- Sea. Nosotros dormimos.

    Se levanta el teln; se descubre la vista del lago; laluna se eleva sobre el horizonte y se refleja en el

    agua; sobre una piedra grande est sentada NINAZARIECHNAIA, vestida de blanco.

    NINA- Los hombres, los leones, las guilas y lasperdices, los astados venados, los gansos, las araas,los callados peces pobladores de las aguas, las estre-llas marinas y los seres que no podan ser vistos porel ojo humano, en una palabra, todas las vidas, to-das las vidas, todas las vidas, acabado su triste ciclo,se han extinguido. . . Hace ya miles de siglos que latierra no lleva en s ni un ser vivo y esta pobre lunaen vano enciende su farol. En el prado ya no sedespiertan las grullas con su grito ni se oye el zum-bar de los moscardones de mayo entre el follaje delos tilos. Hace fro, fro, fro. Es el vaco, vaco, va-co. Es pavoroso, pavoroso, pavoroso... (Pausa.) Loscuerpos de los seres vivos se han reducido a polvo yla eterna materia los ha convertido en piedras, enagua, en nubes; las almas de todos ellos se han fun-dido en una sola. El alma general del mundo soyyo...yo En m est el alma de Alejandro Magno,

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    de Cesar, de Shakespeare, de Napolen y de la lti-ma sanguijuela. En m, las conciencias de los hom-bres se han fundido con los instintos de losanimales y yo lo recuerdo todo, todo, todo, y vuelvoa vivir en m misma cada una de las vidas. (Aparecenfuegos fatuos.)

    ARKDINA (en voz baja)- Esto tiene algo de de-cadente.

    TREPLIOV (suplicante y en tono de desaprobacin)-Mam!

    NINA- Soy una mujer sola. Una vez cada cienaos abro los labios para hablar y mi voz resuenatristemente en este vaco, nadie oye... Tampoco vo-sotros, plidos fuegos fatuos, me os... Cuando seacerca la madrugada os engendra el putrefacto pan-tano y erris hasta que sale la aurora, pero sin pen-samiento, sin voluntad, sin la palpitacin de la vida.Temeroso de que surja en vosotros la vida, el padrede la materia eterna, el diablo, hace que a cada ins-tante cambien en vosotros los nimos, lo mismoque en las piedras y en el agua, y os modificis sincesar. En todo el universo, tan slo el espritu per-manece fijo e inmutable. (Pausa.) Como prisioneroarrojado a un pozo profundo y vaco, no s dndeestoy ni lo que me espera. Una cosa no se me oculta,

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    y es que en la lucha tenaz y cruel con el diablo, prin-cipio de las fuerzas materiales, me ser dado vencer;despus, materia y espritu se fundirn en una ar-mona admirable y comenzar el reinado de la vo-luntad universal. Pero esto ocurrir slo cuando,poco a poco, despus de una larga, larga serie demilenios, la Luna, el brillante Sirio y la Tierra seconviertan en polvo... Hasta entonces, ser terrible,terrible...

    Pausa; al fondo del lago aparecen dos puntos rojos.

    Se acerca mi poderoso enemigo, el diablo. Veosus ojos espantosos, purpreos...

    ARKDINA- Huele a azufre. Tena que olerde este modo?

    TREPLIOV- S.ARKDINA (se re)- Vaya, hace efecto.TREPLIOV- Mam!NINA- Sin el hombre, se aburre...POLINA.ANDRIEVNA (a Dorn)- Se ha qui-

    tado el sombrero. Pngaselo, que se va a resfriar.ARKDINA- El doctor se ha quitado el som-

    brero ante el diablo, padre de la materia eterna.

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    TREPLIOV (furioso, gritando)- Se ha acabado laobra! Basta! Teln!

    ARKDINA- Por qu te enfadas?TREPLIOV- Basta! El teln! Bajad el teln!

    (Dando unos golpes con el pie) Teln! (El teln baja.) Milperdones! Se me haba olvidado que escribir obras yactuar en escena est reservado a unos pocos elegi-dos. He violado el monopolio! A m... yo... (Anquiere decir algo ms, pero hace un gesto con la mano y salepor la izquierda.)

    ARKDINA- Qu mosca le ha picado?SORIN- Irina, hermana ma, no es posible tratar

    de ese modo un amor propio juvenil.ARKDINA- Pero qu le he dicho?SORIN- Le has ofendido.ARKDINA- l mismo nos ha advertido que

    se trataba de una broma, y yo he tomado su obracomo si fuera verdaderamente una broma.

    SORIN- De todos modos...ARKDINA- Ahora resulta que ha escrito una

    gran obra! Vaya con el nio! As pues, ha organiza-do este espectculo y nos ha perfumado con azufreno para bromear, sino para hacernos una demostra-cin... Ha querido darnos una leccin de cmo se hade escribir y qu se ha de representar. Esto comien-

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    za ya a ser pesado. Esas constantes salidas de tonocontra m y esos alfilerazos, digan ustedes lo quequieran, son para acabar con la paciencia del mspintado! Es un caprichoso, cargado de amor pro-pio!

    SORIN- El quera darte una alegra.ARKDINA- S? Pues poda haber elegido una

    obra de las que se estilan y no obligamos a escucharese decadente extravo. Si se trata de una broma,estoy dispuesta a escuchar incluso extravos, pero 1nos viene con la pretensin de mostrar formas nue-vas y abrir una nueva era en el arte. Y creo que noestamos ante una forma nueva, sino, simplemente,ante un mal carcter.

    TRIGORIN- Cada uno escribe como quiere ycomo puede.

    ARKDINA- Que escriba como quiera y comopueda, pero que haga el favor de dejarme en paz.

    DORN- Jpiter, te enojas...ARKDINA- Yo no soy Jpiter, sino una mu-

    jer. (Enciende un cigarrillo.) No me enojo, slo lamentoque un joven pase el tiempo de manera tan aburrida.No quera ofenderle.

    MEDVEDENKO- Nadie tiene motivos paraseparar el espritu de la materia, pues quizs el pro-

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    pio espritu es un conjunto de tomos materiales.(Vivamente, a Trigorin.) Lo que s estara bien, sabeusted?, sera describir en una obra y luego repre-sentar en la escena cmo vivimos nosotros, losmaestros. Nuestra vida es dura, dura!

    ARKDINA- S, es justo, pero no hablemos deobras de teatro ni de tomos. Es tan hermosa estanoche! Oyen, seores? Cantan. (Escucha.) Quagradable!

    POLINA ANDRIEVNA- Es en la otra orilla.(Pausa.)

    ARKDINA (a Trigorin)- Sintese a m lado.Hace diez o quince aos, aqu, en este lago, casi to-das las noches se oa msica y canto. En esta orillahay siete grandes fincas. Me acuerdo de las risas, delalboroto, de los disparos, y todo eran amores, idi-lios... El jeune premier e dolo de todas esas seis fincasera, entonces, ese seor a quien le presento (sealacon la cabeza a Dorn), el doctor Evgueni Sergueich.Todava ahora es encantador, pero entonces erairresistible. De todos modos, empieza a mordermela conciencia. Por qu habr ofendido a mi pobrernuchacho? Estoy intranquila. (En voz alta.) Kostia!Hijo! Kostia!

    MASHA- Voy a buscarle.

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    ARKDINA- Haga el favor, querida.MASHA (va hacia la izquierda)- A-u! Konstantn

    Gavrlovich!... i A-u! (Sale.)NINA (apareciendo por detrs del tablado)- Por lo

    visto no continuaremos; puedo irme. Buenas no-ches! (Besa a Arkdina y a Polina Andrievna.)

    SORIN- Bravo, bravo!ARKDINA- Bravo, bravo! La hemos estado

    admirando. Con una figura como la suya y una voztan maravillosa, es un pecado quedarse escondidaen el campo. Usted tiene talento. No hay duda.Oye? Usted tiene la obligacin de dedicarse a laescena!

    NINA- Oh, ste es mi sueo! (Suspira.) Pero nose cumplir nunca.

    ARKDINA- Quin sabe? Permtame que lepresente: Trigorin, Boris Alexievich.

    NINA- Ah. qu contenta estoy... (Turbndose.)Siempre le leo...

    ARKDINA (hacindola sentar a su lado)- No seazore, querida. El seor Trigorin es un hombre c-lebre, pero tiene el alma sencilla. Ve? l mismo seha azorado.

    DORN- Supongo que ahora ya se puede levan-tar el teln; as impresiona.

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    SHAMRIEV (en voz alta)- Ykov, por qu nolevantas el teln?

    El teln se levanta.

    NINA (a Trigorin)- Verdad que es una obra ex-traa?

    TRIGORIN- No he comprendido nada. De to-dos modos, he visto la representacin con agrado.Usted ha declamado con mucha sinceridad. Tam-bin la decoracin era magnfica. (Pausa.) Debe dehaber muchos peces en este lago.

    NINA- S.TRIGORIN- Me gusta pescar con caa. Para m

    no hay mayor placer que sentarme al caer de la tardea la orilla y contemplar el flotador.

    NINA- Pero yo me figuro que para quien ha ex-perimentado el placer de la creacin artstica, losdems placeres ya no cuentan.

    ARKDINA (rindose)- No hable de este modo.Cuando le dicen palabras agradables, eso le perjudi-ca.

    SHAMRIEV- Recuerdo que en el teatro de laOpera de Mosc, una vez el famoso Silva cant eldo de bajo. Como hecho adrede, aquel da ocupaba

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    un asiento de gallinero un bajo de los que cantan enla capilla sinodal. De pronto, figrense ustedes, culno sera nuestra sorpresa, omos que gritan desde elgallinero: "Bravo. Silva!". una octava entera msbaja!... Algo as como (con voz de bajo): "Bravo, Sil-va!" Nos quedamos petrificados. (Pausa)

    DORN- Ha pasado un ngel silencioso volando.NINA- He de irme. Adis.ARKDINA- Adnde? Adnde ha de irse

    tan pronto? No la dejaremos marchar.NINA- Pap me espera.ARKDINA- Qu hombre, la verdad!... (Se be-

    san.) Bueno, qu le vamos a hacer. Es una pena de-jarla marchar, es una pena.

    NINA- Si supiera cunto siento tener que irme!ARKDINA- Y si alguien la acompaara, pe-

    quea ma?NINA (asustada)- Oh, no, no!SORIN (a Nina, suplicante)- Qudese!NINA- No puedo, Piotr Nikolievich.SORIN- Qudese una horita, eso es. Qu le

    cuesta, la verdad...NINA (despus de reflexionar un instante, con lgrimas

    en los ojos)- Imposible! (Le estrecha la mano y se va rpi-damente.)

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    ARKDINA- La verdad, es una chica desgra-ciada. Dicen que su difunta madre, al morir, leg asu esposo su enorme fortuna, hasta el ltimo kopek,y esta muchacha se ha quedado sin nada, pues elpadre ya lo ha legado todo a su segunda mujer. Esindignante.

    DORN- S, el papato es una bestia autntica,hay que hacerle plena justicia.

    SORIN (frotndose las manos ateridas)- Y si nosfuramos tambin nosotros, seores? Empieza anotarse la humedad. A m me duelen las piernas.

    ARKDINA- Las tienes como de madera, ape-nas andan. Bueno, vamos, infortunado viejo. (Letoma del brazo.)

    SHAMRIEV (ofreciendo el brazo a su mujer)- Ma-dame?

    SORIN- Oigo ladrar al perro otra vez. (A Sha-mriev.) Tenga la bondad de mandar que lo desaten,Ily Afansievich.

    SHAMRIEV- No es posible, Piotr Nikolie-vich, tengo miedo que me entren ladrones en el gra-nero, guardo all el mijo. (A Medvedenko, que va a sulado.) S, una octava entera ms baja: "Bravo, Silva!"Y no era un cantante, sino un simple cantor sinodal.

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    MEDVEDENKO- Qu sueldo tiene un cantorsinodal? (Se van todos menos Dorn.)

    DORN (solo)- No s, es posible que no entiendanada o que me haya vuelto loco, pero la obra me hagustado. Tiene un algo. Cuando esa muchacha ha-blaba de la soledad y luego, cuando han aparecidolos ojos rojos del diablo, me temblaban las manosde emocin. Es juvenil, ingenua... Me parece quepor ah llega l. Quisiera decirle muchas cosas agra-dables.

    TREPLIOV (entra)- Ya no hay nadie.DORN- Estoy yo.TREPLIOV- Mshenka me est buscando por

    todo el parque. Es una criatura insoportable.DORN- Konstantn Gravlovich, su obra me ha

    gustado extraordinariamente. Es un poco extraa,no he odo el final, pero a pesar de todo me ha cau-sado una fuerte impresin. Es usted un hombre detalento, ha de continuar.

    Trepliov le estrecha con fuerza la mano y le abrazacon arrebatado impulso.

    DORN- Huy, qu nervioso! Con lgrimas en losojos... Qu quera decirle? Usted ha buscado su

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    asunto en el terreno de las ideas abstractas. As tenaque hacerlo porque la obra de arte ha de expresar,sin falta, alguna idea grande. Slo es bello lo que esserio. Qu plido est usted!

    TREPLIOV- As, cree usted que he de conti-nuar?

    DORN- S... Pero represente slo lo importantey lo eterno. Ya sabe usted que mi vida no ha sidonada montona Y que la he saboreado, no me que-jo; pero si me hubiera sido dado experimentar laexaltacin que suelen sentir los artistas en los mo-mentos de su inspiracin me parece que habra des-preciado mi envoltura material y todo cuanto a ellase refera, y me habra elevado muy alto, muy porencima de la tierra.

    TREPLIOV- Perdn, dnde est Zarichnaia?DORN- Y an otra cosa. En la obra de arte ha

    de haber una idea clara, precisa. Usted ha de saberpara qu escribe; de otro modo, si avanza usted porese pintoresco camino sin un objetivo determinado,se extraviar y su talento se perder.

    TREPLIOV (impaciente)- Dnde est Za-richnaia?

    DORN- Se ha ido a su casa.

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    TREPLIOV (desesperado)- Qu hacer? Quieroverla... Necesito verla... Ir. . .

    Entra MASHA

    DORN (a Trepliov)- Sosiguese, amigo mo.TREPLIOV- De todos modos, ir. He de ir.MASHA- Vaya a casa, Konstantn Gavrlovich.

    Su mam le est esperando. Est intranquila.TREPLIOV- Dgale que me he ido. Y a todos

    ustedes les pido que me dejen en paz. Djenme!No me sigan!

    DORN- Bueno, bueno, amigo mo.. . No seponga as... No est bien.

    TREPLIOV (con lgrimas en los ojos)- Adis, doc-tor. Gracias... (Se va.)

    DORN (suspirando)- Juventud, juventud!MASHA- Cuando no se sabe qu otra cosa de-

    cir, se dice: juventud, juventud... (Sorbe rap.)DORN (le toma la tabaquera y la arroja entre unos ar-

    bustos)- Esto es feo! (Pausa.) Me parece que en la casahay msica. Es preciso ir.

    MASHA- Espere.DORN- Qu?

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    MASHA- Quiero decrselo otra vez. Deseo ha-blar ... (Agitada.) No amo a mi padre ... pero mi co-razn confa en usted. No s por qu, siento contoda el alma que usted me comprende... Aydeme.Aydeme, o har una tontera, me burlar de mipropia vida, la pisotear... No puedo ms...

    DORN- Cmo? En qu puedo ayudarle?MASHA- Sufro. Nadie conoce mis sufrimientos,

    nadie! (Le apoya la cabeza sobre el pecho; en voz baja.)Amo a Konstantn.

    DORN- Qu nerviosos estn todos! Qu ner-viosos estn todos! Y cunto amor... Oh, lago em-brujado! (Con ternura.) Pero qu puedo hacer yo, hijama? Qu? Qu?

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    ACTO SEGUNDO

    Campo de juego para croquet. En el fondo, a laderecha, la casa con gran terraza; a la izquierda se veel lago en el cual, reflejndose, brilla el sol. Parte-rres. Medioda. Hace calor. Junto al campo de juego,a la sombra le un viejo tilo, estn sentados en unbanco ARKDINA, DORN y MASHA. Dorn tieneun libro abierto sobre las rodillas.

    ARKDINA (a Masha)- Ver, levantmonos. (Selevantan las dos mujeres.) Pongmonos una al lado de laotra. Usted tiene veintids aos, yo tengo casi eldoble. Evgueni Serguievich, cul de nosotras pa-rece ms joven?

    DORN- Usted, sin duda.ARKDINA- Ya ve... Y por qu? Porque yo

    trabajo, yo siento, estoy constantemente haciendo

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    algo, y usted permanece siempre en el mismo lugar,no vive... Adems, yo me atengo a una norma: noasomarme al futuro. Nunca pienso en la vejez ni enla muerte. Lo que deba suceder suceder.

    MASHA- Pues yo experimento una sensacincomo s hubiera nacido hace ya mucho tiempo, mu-chsimo; tiro de mi vida a rastras, como si se tratarade una cola sin fin... A menudo no siento ningndeseo de vivir. (Se sienta.) Naturalmente, todo esoson tonteras. Es preciso reaccionar, arrojar de stodo eso.

    DORN (canturrea en voz baja)- "Contadle a ella,flores mas..."

    ARKDINA- Y soy correcta como un ingls.Yo, querida, me mantengo siempre en forma, comosuele decirse; voy siempre vestida y peinada comme ilfaut. Iba yo a permitirme salir de casa, aunque slofuera al jardn, en blusa o sin peinar.? Jams. Si mehe conservado tan bien, se debe precisamente a nohaber sido nunca una pepona, a no haberme aban-donado, como algunas hacen... (Da unos pasos por elcampo de croquet, en jarras.) Aqu me tiene, como unapollita. Dispuesta a representar el papel de una mu-chacha de quince aos.

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    DORN- Bueno, de todos modos yo voy a con-tinuar. (Toma el libro.) Nos habamos parado en lo deltendero y las ratas. .

    ARKDINA- Y las ratas. Lea (Se sienta.) Aun-que, dmelo, leer yo. Ahora me toca a m. (Toma ellibro y busca el prrafo con la mirada.) Y las ratas. . . Aquest... (Lee.) "Y, desde luego, para las personas de laalta sociedad, mimar a los novelistas y atrarselosresulta tan peligroso como para un tratante en gra-nos criar ratas en sus graneros. Sin embargo, a losnovelistas se los quiere. As, cuando una mujer haelegido al escritor al que desea prender en sus redes,le asedia con cumplidos, atenciones y amabilida-des..." Bueno, esto quiz sea as entre los franceses,pero en nuestro pas no hay nada semejante, no sedan programas de ninguna clase. Entre nosotros,una mujer, antes de tender sus redes para prender aun escritor, suele estar ya perdidamente enamoradade l, sta es la pura verdad. No es preciso ir muylejos para encontrar un ejemplo, vean el caso deTrigorin y mo.

    Entra SORIN, apoyndose en un bastn, acompa-ado de NINA; tras ellos, MEDVDENKO empuja

    un silln de ruedas, vaco.

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    SORIN (en un tono como el que se emplea al acariciar alos nios)- S? Estamos de fiesta? Estamos con-tentos al fin? (A su hermana.) Estamos de fiesta! Elpadre y la madrastra se han ido a Tver, y ahora, li-bres por tres das.

    NINA (se sienta al lado de Arkdina y la abraza)-Soy feliz! Ahora les pertenezco a ustedes.

    SORIN (se sienta en su silln)- Hoy est guapita.ARKDINA- Elegante, interesante... Por esto

    es usted inteligente. (Besa a Nina.) Pero no hay quecantar muchas alabanzas, que nos traera maleficio.Dnde est Boris Alexievich?

    NINA- Est en la caseta de bao, pescando concaa...

    ARKDINA- Crno no se hartar! (Se dispone acontinuar la lectura.)

    NINA- Qu est usted leyendo?ARKDINA- Es Maupassant, querida: Sobre el

    agua. (Lee algunas lneas para s.) Bah, lo que sigue noes interesante ni verdadero. (Cierra el libro.) Estoyintranquila. Dgame, qu tiene mi hijo? Por quest tan mohno y serio? Se pasa das enteros en ellago y yo casi no le veo.

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    MASHA- Tiene el alma dolorida. (A Nina, tmi-damente.) Recitemos algn fragmento de su obra, selo ruego.

    NINA (encogindose de hombros)- Lo desea usted?Tan interesante es?

    MASHA (conteniendo el entusiasmo)- Cuando lmismo recita alguna cosa, los ojos se le encienden y1a cara se le vuelve plida. Tiene una voz magnfica,triste, las maneras, como las de un poeta.

    Se oye roncar a Sorin.

    DORN- Buenas noches!ARKDINA- Petrusha!SORIN- Eh?ARKDINA- Duermes?SORIN- Nada de eso.

    Pausa.

    ARKDINA- No te cuidas y eso no est bien,hermano.

    SORIN- Me cuidara de mil amores, pero eldoctor no quiere.

    DORN- Cuidarse a los sesenta aos!

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    SORIN- Tambin a los sesenta aos se tienenganas de vivir.

    DORN (con desgano)- Eh! Bueno, tome gotas devaleriana.

    ARKDINA- A m me parece que no le sentaramal ir a alguna parte a seguir una cura de aguas.

    DORN- Bueno. Puede ir. Tambin puede no ir.ARKDINA- A ver quin lo entiende.DORN- No hay que entender nada. Todo est

    claro.

    Pausa.

    MEDVEDENKO- Piotr Nikolievich deberadejar de fumar.

    SORIN- Tonteras.DORN- Nada de tonteras. El vino y el tabaco

    despersonalizan. Despus de un cigarro o de unvasito de vodka, usted ya no es Piotr Nikolievich,sino Piotr Nikolievich y alguien ms; su yo sedispersa y usted se trata a s mismo como a una ter-cera persona, como a un l.

    SORIN (rindose)- Usted s que... puede hacercomentarios. Usted ha vivido su vida. Pero, y yo?Yo he prestado servicios en el Departamento de

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    Justicia durante veintiocho aos, y an no he vivido,no he experimentado nada, en resumidas cuentas; esmuy comprensible que tenga muchas ganas de vivir.Usted est ahto y es indiferente; por esto se sienteinclinado hacia la filosofa; en cambio, yo quierovivir y por esto bebo jerez en el almuerzo y fumocigarros, eso es. Y eso es todo.

    DORN- Hay que tomar la vida en serio, y eso decuidarse a los sesenta aos, lamentarse de haber dis-frutado poco en la juventud, usted perdone, es fri-volidad.

    MASHA (se levanta)- Es hora de almorzar, meparece. (Camina perezosa, muellemente.) Se me ha dor-mido una pierna... (Sale.)

    DORN- Se va y antes de comer se echar al co-leto un par de vasitos de vodka.

    SORIN- La pobrecita no sabe lo que es la felici-dad.

    DORN- Palabras, excelencia.SORIN- Usted razona como persona ahta.ARKDINA- Ah, qu puede haber ms abu-

    rrido que este agradable aburrimiento del campo!Calor, calma, nadie hace nada, todo el mundo filo-sofa... Con ustedes, amigos, se est bien, es grato

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    escucharles, pero. . . cunto mejor hallarse en lahabitacin de una hostera estudiando un papel!

    NINA (entusiasmada)- Muy bien la comprendo!SORIN- Claro, en la ciudad se est mejor. Te

    quedas sentado en tu gabinete, el lacayo no deja en-trar a nadie sin anunciarlo previamente, tienes tel-fono... en la calle hay coches de punto y eso es...

    DORN (canturreando)- " Contadle a ella, floresmas"

    Entra SHAMRIEV; tras l, POLINAANDRIEVNA.

    SHAMRIEV- Aqu estn los nuestros. Buenosdas! (Besa la mano a Arkdina; luego a Nina.) Encanta-do de verlas gozando de buena salud. (A Arkdina.)Mi mujer me dice que usted y ella tienen la intencinde ir a la ciudad esta tarde. Es cierto?

    ARKDINA- S, sta es nuestra intencin.SHAMRIEV- Hum... Esto es magnfico, pero

    en qu harn el viaje, mi muy respetable seora?Hoy transportamos el centeno, todos los trabajado-res estn ocupados. Permtame que le pregunte, qucaballos van a tomar?

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    ARKDINA- Qu caballos? Cmo quiereusted que lo sepa?

    SORIN- Pero tenemos caballos para coche.SHAMRIEV (inquietndose)- Para coche? Y de

    dnde saco las colleras? De dnde saco las colle-ras? Es sorprendente! Es increble! Mi muy respe-table seora! Perdone, me inclino ante su talento,estoy dispuesto a dar por usted diez aos de vida,pero no puedo darle caballos.

    ARKDINA-Y si he de ir? Qu tiene de ex-trao?

    SHAMRIEV- Muy respetable seora! Ustedno sabe lo que significa administrar una hacienda!

    ARKDINA (irritndose)- Esta es una vieja his-toria! En este caso, hoy rnismo vuelvo a Mosc.Mande alquilar caballos para m en la aldea; de locontrario, me voy a la estacin andando!

    SHAMRIEV (irritndose)- En este caso renun-cio a mi puesto! Bsquense otro administrador! (Seva.)

    ARKDINA- Cada verano pasa lo mismo, ca-da verano me ofenden aqu! No volver a poner lospies en esta casa! (Se va por la izquierda hacia donde sesupone que se encuentra la caseta de bao; un minuto despus

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    se la ve entrar en la casa; la sigue Trigorin con caas de pescary un cubo.)

    SORIN (irritndose)- Esto es una insolencia! Eldiablo sabe lo que esto significa! Ya estoy harto.Que traigan aqu todos los caballos. Ahora mismo!

    NINA (a Polina Andrievna)- Negar algo a IrinaNikolievna, a una actriz tan famosa! Acaso cadauno de sus deseos, hasta cada uno de sus caprichosno son ms importantes que toda la hacienda? Essencillamente increble!

    POLINA ANDRIEVNA (desesperada)- Qupuedo hacer yo? Pnganse en mi situacin: qupuedo hacer yo?

    SORIN (a Nina)- Vamos a ver a mi hermana. ..Todos le suplicamos que no se vaya. verdad? (Mi-rando en direccin a la seguida por Shamriev.) Es unhombre insoportable! Un dspota!

    NINA (impidindole levantarse)- Qudese sentado,qudese sentado. Le llevamos nosotros... (Nina yMedvedenko empujan el silln.) Oh, qu terrible es esto!

    SORIN- S, s, es terriblePero l no se ir,ahora mismo le hablar. (Salen; se quedan tan slo Dorny Polina Andrievna.)

    DORN- Son unos aburridos. Lo que se debahaber hecho era agarrar por el pescuezo al marido

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    de usted y despedirle; pero todo acabar con quePiotr Nikolievich, que est hecho una vieja mujeru-ca, y su hermana le pedirn perdn. Ya lo ver!

    POLINA ANDRIEVNA- Ha mandado alcampo hasta los caballos de los coches. Todos losdas hay historias como sta. Si supiese usted lo queme preocupa! Me pone enferma; ve?, estoy tem-blando... No soporto sus groseras. (Suplicante.)Evgueni, querido, adorado, llveme con usted; quepor lo menos al final de nuestra vida no debamosescondemos, mentir... (Pausa.)

    DORN- Tengo cincuenta y cinco aos; ya estarde para cambiar de vida.

    POLINA ANDRIEVNA- Ya s, me rechazaporque, aparte de m, hay otras mujeres que le pla-cen. Llevarlas a todas consigo es imposible. Locomprendo. Perdone, le he estado fastidiando.

    NINA aparece cerca de la casa; recoge flores.

    DORN- No, nada.POLINA ANDRIEVNA- Los celos me hacen

    sufrir. Claro, usted es doctor, no puede evitar a lasmujeres. Lo comprendo...

    DORN (a Nina, que se acerca)- Qu pasa all?

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    NINA- Irina Nikolievna llora y Piotr Nikolie-vich sufre un ataque de asma.

    DORN (se levanta)- Hay que ir y darles a los dosunas gotas de valeriana...

    NINA (tendindole las llores)- Permtame!DORN- Merci bien. (Se dirige hacia la casa.)POLINA ANDRIEVNA (acompandole)- Qu

    flores ms hermosas! (Cerca de la casa, con voz sorda.)Deme estas flores! Deme estas flores! (Cuando l selas ha dado, las rompe y las arroja; entran los dos en la casa.)

    NINA (sola)- Qu extrao ver llorar a una actrizfamosa y por un motivo tan insignificante Y no esextrao que un escritor famoso, predilecto del p-blico, un escritor del que se escribe en todos los pe-ridicos, cuyo retrato se vende y cuyas obras setraducen a lenguas extranjeras, se pase el da pes-cando y se alegre de haber pescado dos gobios? Yocrea que las personas clebres eran orgullosas,inaccesibles, que despreciaban a la muchedumbre yque, con la fama y el brillo de su nombre, se venga-ban en cierto modo de esta muchedumbre que sitapor encima de todo la nobleza del linaje y la fortu-na. Pero he aqu que lloran, pescan con caa, juegana cartas, se ren y se enojan como todos.

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    TREPLIOV (entra sin sombrero, con escopeta y una ga-viota muerta)- Usted sola aqu?

    NINA- Sola.

    Trepliov le pone la gaviota a los pies.

    Qu significa esto?TREPLIOV- Hoy he cometido la villana de

    matar esta gaviota. La pongo a sus pies.NINA- Qu le pasa? (Levanta la gaviota y la con-

    templa.)TREPLIOV (despus de cierta pausa)- Pronto me

    matar yo mismo de igual manera.NINA- No le reconozco.TREPLIOV- Desde que yo he dejado de reco-

    nocerla a usted. Usted no es la misma conmigo; sumirada es fra, mi presencia la importuna.

    NINA- ltimamente se ha vuelto usted irritable,se expresa siempre de manera incomprensible, pormedio de smbolos. Por lo visto, esta gaviota tam-bin es un smbolo, pero, perdone, no comprendo...(Pone la gaviota sobre el banco.) Soy demasiado simplepara comprenderle a usted.

    TREPLIOV- Esto ha empezado despus de lavelada en que mi obra se hundi tan estpidamente.

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    Las mujeres no perdonan el fracaso. Lo he quema-do todo, hasta el ltimo trozo de papel. Si supierausted cun desdichado soy! Su frialdad es terrible,increble; es como si me despertara y viera depronto que este lago se ha secado o que ha desapa-recido en la tierra. Usted acaba de decir que es de-masiado simple para comprenderme. Qu hay quecomprender aqu? La obra no gust, usted despreciami inspiracin, me considera una mediocridad, unanulidad, uno de tantos... (Dando un golpe al suelo con elpie.) Lo comprendo muy bien, lo comprendo! Escomo si tuviera un clavo en el cerebro, maldito seajunto con toda mi idiotez, que me chupa la sangre,como una serpiente... (Viendo a Trigorin, que avanzaleyendo un librito de notas.) Aqu viene un verdaderogenio; camina como Hamlet, tambin con un libroen la mano. (Haciendo burla.) Palabras, palabras, pa-labras. . . Este sol an no se le ha acercado y ustedya sonre, su mirada ya se ha derretido al contactode los rayos que l despide. No voy a serle un estor-bo. (Sale rpidamente.)

    TRIGORIN (escribiendo en su libro de notas)- Sorberap y bebe vodka... Siempre va vestida de negro. Elmaestro est enamorado de ella...

    NINA- Buenos das, Boris Alexievich!

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    TRIGORIN- Buenos das. Circunstancias im-previstas hacen que, al parecer, partamos hoy mis-mo. Difcil ser que usted y yo volvamos a vernosalguna vez. Es una pena. pocas veces tengo ocasinde encontrar a muchachas jvenes, jvenes e intere-santes; ya he olvidado, sin que pueda representr-melo con claridad, lo que se siente a los dieciocho ydiecinueve aos; por esto en mis novelitas y relatos,las jvenes muchachas suelen desentonar. Quisieraestar en su puesto aunque slo fuera por una horapara saber cmo piensa usted y, en general, qu ave-cilla es usted.

    NINA- Pues yo quisiera estar en el suyo.TRIGORIN- Para qu?NINA- Para saber qu experimenta un famoso

    escritor de talento. Cmo se vive la celebridad?Cmo siente usted el ser clebre?

    TRIGORIN- Cmo? Probablemente de ningnmodo. Nunca he pensado en ello. (Reflexiona.) Unade dos: o exagera usted mi celebridad o la celebri-dad no se experimenta de ninguna manera.

    NINA- Y si lee lo que de usted se dice en losperidicos?

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    TRIGORIN- Cuando las palabras son de elogio,es agradable; cuando son de censura, ests luego,unos das de mal humor.

    NINA- Maravilloso mundo! Cmo le envidio,si usted supiera! El destino de los hombres es diver-so. Algunos apenas arrastran su existencia, aburridae insignificante, todos se parecen unos a los otros,todos son desdichados; en cambio a otros, corno,por ejemplo, a usted -usted es uno entre un milln-,el destino les ha reservado una vida interesante, lu-minosa, plena de sentido... Usted es feliz...

    TRIGORIN- Yo? (Encogindose de hombros.)Hum... Usted habla de celebridad, de ser feliz, decierta vida luminosa e interesante; para m todasestas bellas palabras son, perdone usted, como unamermelada de la que nunca como. Usted es muyjoven y muy buena.

    NINA- Su vida es maravillosa!TRIGORIN- Qu hay en ella de singularmente

    bueno? (Mira el reloj.) Ahora he de irme a escribir.Perdneme, no tengo tiempo... (Se re.) Usted, comosuele decirse, ha dado en mi punto flaco, y aqu metiene comenzando a inquietarme y a enojarme unpoco. Con todo, vamos a hablar. Hablemos de mimagnfica y luminosa vida... Pero, con qu empeza-

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    remos? (Reflexiona un poco.) A veces hay imgenes quese nos imponen a la fuerza, como ocurre con elhombre que piensa siempre, da y noche, por ejem-plo, en la luna; tambin yo tengo una de esas lunas.Da y noche me persigue una misma idea obsesio-nante; debo escribir, debo escribir, debo... Apenasacabo un relato ya he de escribir otro, no s por qu;luego un tercero; despus del tercero, el cuarto...Escribo sin cesar, como si corriera en postas, y nopuedo hacerlo de otro modo. Qu hay en esto debello y luminoso, le pregunto? Oh, qu absurda estavida! Ya ve, estoy a su lado, me emociono, y sin em-bargo, recuerdo a cada instante que me est espe-rando un relato inacabado. Veo una nube semejantea un piano de cola. Pienso: habr que recordar enalguna parte del relato que flotaba una nube pareci-da a un piano de cola. Huele a heliotropo. Grabo enmi memoria: olor dulzn, color de viuda; recordarloal describir un atardecer de esto. Estoy al acecho decada una de mis frases, de cada una de sus frases, decada una de las palabras, y me apresuro a encerrartodas esas frases y palabras en mi despensa literaria:a lo mejor algn da me sern tiles! Cuando acabode trabajar, corro al teatro o a pescar con caa; estoes bueno para descansar, para distraerse; pero ca!,

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    en la cabeza empieza a darme vueltas un pesadoobs de hierro fundido, un tema, y ya me sientoatrado hacia la mesa, otra vez he de apresurarme aescribir y escribir. Y as siempre, siempre, sin unmomento de sosiego frente a m mismo; siento quedevoro mi propia vida, que para la miel que doy nos a quin en el espacio, saqueo el polen de mismejores flores, arranco las flores mismas y pisoteosus races. Acaso no soy un loco? Acaso mis pa-rientes y conocidos me tratan como a una personanormal?, "Qu est escribiendo? Con qu va aregalarnos?" Siempre lo mismo, y a m me pareceque esta atencin de mis conocidos, estas alabanzasde admiracin no son ms que engao; me engaan,como a un enfermo, y a veces temo que cuando me-nos lo espere se me acercarn cautelosamente poratrs, me agarrarn y me conducirn, como a Po-prischin2, a un manicomio. Y en los aos en queempec, aos de juventud, los mejores de la vida,escribir era para m una tortura constante. Un pe-queo escritor, sobre todo cuando la suerte no lesonre, se siente torpe, inhbil, intil, siempre conlos nervios tensos, a flor de piel; vaga, sin poderlo

    2 Poprischin: personaje del Diario de un loco, de Ggol.

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    evitar, en torno a las personas dedicadas a la litera-tura y al arte, desconocido, sin que nadie se fije enl; teme mirar directamente y sin miedo a los ojos,como jugador apasionado sin dinero. No vea a milector, pero me lo imaginaba hostil, desconfiado. Alpblico le tena miedo, un miedo pavoroso, y cuan-do deba poner en escena una nueva obra, siempreme pareca que los morenos se hallaban mal dis-puestos hacia m y que los rubios se mantenan enuna glacial indiferencia. Qu terrible era esto! Qutortura!

    NINA- Perdneme, pero la inspiracin y el pro-ceso mismo de crear, no le proporcionan, acaso,momentos de felicidad sublime?

    TRIGORIN- S. Al escribir, experimento unasensacin agradable. Tambin es agradable corregirpruebas, mas... apenas lo escrito sale de la imprenta,se me hace insoportable, veo que no es como debe-ra, que es un error, que no deba haberlo escrito deningn modo, y ello me entristece, me pone comoun peso en el alma... (Riendo.) El pblico lee y dice:"No est mal, tiene talento... No est mal, pero lefalta mucho para llegar a Tolsti", o bien: "Es unaobra excelente, pero Padres e hijos, de Turguniev, esmejor". Y as, hasta el fin de mis das, se repetir que

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    no est mal y tiene talento, no est mal y tiene ta-lento, nada ms; cuando haya muerto, quienes meconozcan dirn, al pasar por delante de mi tumba:"Aqu yace Trigorin. Era un buen escritor, pero nolleg a escribir como Turguniev".

    NINA- Perdneme, renuncio a comprenderle.Lo que pasa es, sencillamente, que est usted mima-do por el xito.

    TRIGORIN- Qu xito? Nunca me he sentidocontento de m mismo. No me gusto como escritor.Lo peor es que me encuentro como en cierto estadode embriaguez y, a menudo, no comprendo lo queescribo. . . A m me encanta, mire, esta agua, los r-boles, el cielo; siento la naturaleza, que despierta enm la pasin, un deseo irresistible de escribir. Perono soy slo un paisajista; soy, adems, un ciudada-no, quiero a mi patria, al pueblo: siento que, si soyescritor, estoy obligado a hablar del pueblo, de sussufrimientos, de su futuro; siento que estoy obligadoa hablar de la ciencia, de los derechos del hombre,etctera, y hablo de todo, me doy prisa, por todaspartes me espolean, se impacientan, siguen adelan-tndose y yo voy quedndome atrs, cada vez msatrs, como mujik que llega tarde al tren; al finalsiento que slo soy capaz de describir el paisaje y

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    que, aparte de esto, cuanto escribo suena a falso y esfalso hasta la mdula.

    NINA- Usted se ha dejado absorber demasiadopor el trabajo y no tiene tiempo ni deseos de adqui-rir conciencia de su vala. Es posible que est usteddescontento de s mismo, mas para los otros esgrande y magnfico. Si yo fuera un escritor comousted, consagrara toda mi vida a la masa del pueblo,pero tendra conciencia de que la felicidad de esamasa est slo en elevarse hasta m, y la masa mellevara en carro griego.

    TRIGORIN- En carro griego... Me toma ustedpor un Agamenn? (Sonren los dos.)

    NINA- Por la felicidad de ser escritora o actriz,soportara el desamor de la familia, la pobreza y lasdesilusiones, vivira en una buharda, comera slopan de centeno, aceptara el sufrimiento de estardescontenta de m misma y tener conciencia de misimperfecciones; pero, a cambio, exigira la fama... lafama autntica, clamorosa. .. (Cubrindose la cara con lasmanos.) La cabeza me da vueltas... Uf!...

    Voz de Arkdina desde la casa: Boris Alexie-vich!

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    'TRIGORIN- Me llaman... Ser para preparar elequipaje. Y no tengo ningn deseo e partir. (Volvin-dose hacia el lago.) Esto es un paraso!... Qu bien!

    NINA- Es la propiedad de mi difunta madre.All nac yo. He pasado toda mi vida junto a estelago y no hay en l islote que no conozca.

    TRIGORIN- Qu bien se est aqu (Viendo lagaviota.) Y esto, qu es?

    NINA- Una gaviota. Konstantn Gavrlovich laha matado.

    TRIGORIN- Hermoso pjaro. La verdad, noquisiera partir. Procure convencer a Irina Nikolie-vna que se quede. (Escribe algo en su librito de notas.)

    NINA- Qu escribe usted?TRIGORIN- Nada, una pequea nota... Se me

    ha ocurrido un tema... (Metindose el cuaderno en el bolsi-llo.) Un tema para un relato breve: a la orilla de unlago vive desde la infancia una jovencita, como us-ted; quiere el lago, como una gaviota, es feliz y librecomo una gaviota. Pero llega, casualmente, un hom-bre, la ve y, por no tener qu hacer, la sacrifica co-mo a esta gaviota.

    Pausa.

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    Por una ventana se asoma ARKDINA.

    ARKDINA- Boris Alexievich, dnde estusted?

    TRIGORIN- Ahora voy. (Se dirige hacia la casa,volviendo la cabeza para mirar a Nina; al llegar al pie de laventana, a Arkdina.) Qu hay?

    ARKDINA- Nos quedamos.

    Trigorin entra en la casa.

    NINA (se acerca a las candilejas; despus de un momentode reflexin)- Es un sueo!

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    ACTO TERCERO

    Comedor en casa de Sorin. A derecha e izquier-da, puertas. Un aparador. Un armario con medica-mentos. En medio de la estancia, una mesa. Unamaleta y cajas de cartn; son evidentes los prepara-tivos de partida. TRIGORIN se desayuna, MASHAest de pie, junto a la mesa.

    MASHA- Todo esto se lo cuento porque es us-ted escritor. Puede aprovecharlo. Se lo digo con elcorazn en la mano: si l se hubiera herido seria-mente, no le habra sobrevivido ni un minuto. Detodos modos, soy valiente. He tomado una decisin:arrancar de mi alma este amor, lo arrancar decuajo.

    TRIGORIN- De qu modo?MASHA- Casndorne. Con Medvedenko.

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    TRIGORIN- Con el maestro?MASHA- S.TRIGORIN- No veo la necesidad.MASHA- Amar sin esperanza, pasarse aos en-

    teros esperando... No bien me haya casado, adis,amor; nuevas preocupaciones ahogarn el pasado.De todos modos, sabe usted?, esto representar uncambio. Bebamos otro vaso?

    TRIGORIN- No ser demasiado?MASHA- Qu va! (Llena dos vasos.) No me mire

    de esta manera. Las mujeres beben ms a menudode lo que usted se figura. Las menos beben abierta-mente, como yo; la mayora, a escondidas. S. Ysiempre vodka o coac. (Chocan los vasos.) A la suya!Es usted un hombre sencillo, lstima que se vaya.(Beben.)

    TRIGORIN- Tambin a m me desagrada partir.MASHA- Entonces, pdale que se quede.TRIGORIN- No, ahora no se quedar. Su hijo

    se comporta con una falta de tacto extrema. Primerose dispar un tiro; ahora, segn dicen, quiere retar-me en duelo. A qu santo? Se enoja, refunfua,aboga por nuevas formas... Pero si sobra sitio paratodas, para las nuevas y para las viejas, qu necesi-dad hay de darse empujones?

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    MASHA- Adems, los celos. De todos modos,esto no es cosa ma.

    Pausa. YKOV cruza la escena de izquierda a dere-cha llevando una maleta; entra NINA y se detiene

    junto a la ventana.

    MASHA- Mi maestro no es muy inteligente, pe-ro tiene buen corazn, es pobre y me quiere mucho.Me da pena. Tambin me da pena su madre, que esviejecita. Bueno, permtame desearle a usted lo me-jor. No guarde de m un mal recuerdo. (Le estrechafuertemente la mano.) Le agradezco mucho su amabili-dad. Enveme sus libros y no se olvide de la dedi-catoria. Pero no escriba: "A la muy respetable", sino,simplemente: "A Mara, que no recuerda a sus alle-gados, ni sabe para qu vive en este mundo".Adis! (Sale.)

    NINA (tendiendo hacia Trigorin la mano cerrada)-Pares o nones?

    TRIGORIN- Pares.NINA (suspirando)- No. S1o tengo en la mano

    un guisante. Quera resolver el dilema: me hagoactriz o no? Si por lo menos hubiera alguien quepudiera aconsejarme!

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    TRIGORIN- En estas cosas no pueden darseconsejos. (Pausa.)

    NINA- Nos separaremos y... probablemente novolveremos a vernos jams. Le ruego acepte en re-cuerdo mo este pequeo medalln. He hecho gra-bar en l sus iniciales... y por la otra parte el ttulo desu libro Los das y las noches.

    TRIGORIN- Qu bonito! (Besa el medalln.) Esun magnfico regalo!

    NINA- Acurdese de m alguna vez.TRIGORIN- La recordar. La recordar a usted

    tal como la vi aquel da soleado, recuerda?, haceuna semana, cuando llevaba usted un vestido claro. .. estuvimos hablando... y haba en el banco una ga-viota blanca.

    NINA (pensativa)- S, la gaviota.. . (Pausa.) Nopodemos seguir hablando, alguien se acerca... Antesde partir, concdame dos minutos, se lo suplico...(Sale por la izquierda; al mismo tiempo entran por la derechaArkdina, Sorin vistiendo frac con una estrella en la solapa;luego Ykov, atareado en preparar el equipaje.)

    ARKDINA- T, mi viejo, qudate en casa.Cmo vas a salir con tu reumatismo? (A Trigorin.)Quin acaba de irse? Nina?

    TRIGORIN- S.

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    ARKDINA- Perdn, hemos estorbado... (Sesienta.) Creo que lo he puesto todo en las maletas.Estoy rendida.

    TRIGORIN (lee en el medalln)- Los das y las nochespgina 121, lneas 11 y 12.

    YKOV (recogiendo lo que hay en la mesa)- Hay queempaquetar tambin las caas de pescar?

    TRIGORIN- S, an las necesitar. Los libros,dalos a quien quieras.

    YKOV- Como usted mande.TRIGORIN (para s)- Pgina 121, lneas 11 y 12.

    Qu dicen esas lneas? (A Arkdina.) Tenis mislibros aqu?

    ARKDINA- S, estn en el gabinete de mihermano, en la estantera del rincn.

    TRIGORIN- Pgina 121... (Sale.)ARKDINA- La verdad, Petrusha, deberas

    quedarte en casa...SORIN- Os vais y sin vosotros me sentir muy

    solo aqu.ARKDINA- Y en la ciudad, qu?SORIN- Nada extraordinario, pero de todos

    modos... (Se re.) Se colocar la primera piedra deledificio del zemstvo y cosas por el estilo... Aunqueslo sea por unas horas tengo ganas de salir de esta

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    vida de renacuajo, que es mucho lo que he perma-necido arrinconado, como un trasto viejo. He man-dado preparar los caballos para la una. Saldremosjuntos.

    ARKDINA (despus de una pausa)- Bueno, tequedas a vivir aqu, no te aburras, no te resfres.Atiende a mi hijo, cuida de l, guale. (Pausa.) Ya ves:me voy y no s por qu Konstantn quiso matarse.Me parece que la causa principal han sido los celos ycuanto antes me lleve de aqu a Trigorin, tanto me-jor.

    SORIN- Crno decrtelo? Haba tambin otrascausas. Se comprende: es joven, inteligente, vive enel campo, apartado de la ciudad, sin dinero, sin po-sicin, sin futuro. Sin ocupaciones de ninguna clase.Se avergenza de su ociosidad y la teme. Yo le quie-ro mucho, y l siente afecto por m; pero l cree, enel fondo, que en casa sobra, que es, aqu, un gorrn,un paniaguado. Se comprende: el amor propio...

    AR.KDINA- Cuntas preocupaciones me da!(Cavilosa.) Quiz si consiguiera algn empleo...

    SORIN (silba un poco; luego, con indecisin)- A mimodo de ver, lo mejor sera que... le dieras algo dedinero. Lo primero que necesita es vestirse comoDios manda, eso es. Fjate, lleva la misma chaquetita

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    desde hace tres aos, no tiene abrigo... (Se re.) Tam-poco le sobrara darse una vuelta... Hacer un viaje alextranjero, por ejemplo. . . No resulta tan caro!

    ARKDINA- De todos modos... Bueno, dineropara un traje an puedo drselo; mas para ir al ex-tranjero... No, en este momento no puedo darle nipara un traje. (Decidida.) No tengo dinero!

    Sorin se re.

    ARKDINA- No!SORIN (silba)- Est bien. Perdname, querida;

    no te enfades. Te creo... Eres una mujer generosa,noble.

    ARKDINA (con lgrimas en los ojos)- No tengodinero!

    SORIN- Si yo tuviera dinero, le habra dado yomismo, est claro; pero no tengo ni cinco. (Se re.) Eladministrador se me queda con toda la pensin quecobro y la gasta en agricultura, en ganadera, en api-cultura, y mi dinero se pierde intilmente. Las abejasse mueren, se mueren las vacas; los caballos, no melos dan nunca...

    ARKDINA- Cierto, dinero tengo, pero soyuna artista; ya los vestidos son una ruina.

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    SORIN- Eres buena, simptica... Yo te estimo...S. . . Pero otra vez me ocurre algo... (Se tambalea.)Me da vueltas la cabeza. (Se apoya en la mesa.) Mesiento mal, eso es.

    ARKDINA (asustada)- Petrusha! (Esforzndosepor sostenerle.) Petrusha, querido... (Grita.) Ayudadme!Socorro! ...

    Entran TREPLIOV, con la cabeza vendada, yMEDVEDENKO.

    ARKDINA- Se siente mal.SORIN- No es nada, no es nada... (Se sonre y bebe

    agua.) Ya ha pasado... eso es...TREPLIOV (a su madre)- No te asustes, mam,

    esto no es peligroso. Ahora le pasa a menudo. (A suto.) Acustate un rato, to.

    SORIN- Un poco, s... De todos modos har elviaje hasta la ciudad... Me tumbar un rato y luegoir... est claro... (Camina apoyndose en el bastn.)

    MEDVEDENKO (le acompaa sostenindole por elbrazo)- Hay una adivinanza que dice: por la maana,sobre cuatro patas; al medioda, sobre dos; por latarde, sobre tres...

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    SORIN (se re)- Eso es. Y por la noche, sobre laespalda. Muchas gracias, puedo caminar solo...

    MEDVEDENKO- Djese de cumplidos!...(Medvedenko y Sorin se van.)

    ARKDINA- Qu susto me ha dado!TREPLIOV- No le sienta bien vivir en el cam-

    po. Se pone triste. Si t, mam, te sintieras generosay le prestaras mil quinientos o dos mil rublos, l po-dra vivir en la ciudad todo el ao.

    ARKDINA- No tengo dinero. Soy actriz, nobanquera.

    Pausa

    TREPLIOV- Mam, cmbiame la venda. Lo ha-ces muy bien.

    ARKDINA (saca del armarito de los medicamentosyodoformo y una caja de vendas)- El doctor se ha retrasa-do.

    TREPLIOV- Prometi venir antes de las diez yya es medioda.

    ARKDINA- Sintate. (Le quita la venda de la ca-beza.) Parece que llevas turbante. Ayer un forasteropregunt en la cocina de qu nacionalidad eras. Casise te ha cicatrizado por completo. Lo que queda no

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    es nada. (Le besa en la cabeza.) Cuando yo no estaqu, volvers a hacer pum-pum?

    TREPLIOV- No, mam. Aqul fue un minutode desesperacin insensata y no pude dominarme.No volver a suceder. (Le besa la mano.) Tienes unasmanos de oro. Recuerdo que, hace mucho tiempo,cuando estabas an en el Teatro Nacional -entoncesera yo todava un nio- hubo una pelea en el patiode nuestra casa y golpearon muy fuerte a una inqui-lina, lavandera. Recuerdas? La levantaron del suelosin sentido. . . t fuiste a su casa muchas veces, lellevabas medicinas, le lavabas a los pequeuelos enun lebrillo. Es posible que no te acuerdes?

    ARKDINA- No me acuerdo. (Le pone una nuevavenda.)

    TREPLIOV- En nuestra casa vivan entoncesdos bailarinas ... Venan a tomar el caf contigo ...

    ARKDINA- Esto lo recuerdo.TREPLIOV- Eran muy devotas. (Pausa.) lti-

    mamente, estos das, te quiero con tanta ternura ytan sin reserva como cuando era nio. Fuera de ti,ahora, no tengo a nadie. Pero, por qu te dejas in-fluir por este hombre, por qu?

    ARKDINA- T no le comprendes, Konstan-tn. Es una personalidad nobilsima...

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    TREPLIOV- Sin embargo, cuando le han co-municado que yo me dispona a retarle en duelo, sunobleza no le ha impedido desempear el papel decobarde. Se va. Vergonzosa huida!

    ARKDINA- Qu tontera! Yo misma le pidoque se vaya de aqu.

    TREPLIOV- iPersonalidad nobilsima! Ya ves,t y yo por poco reimos por su culpa y l estarahora en el saln o en el jardn rindose de noso-tros. . . preocupndose del desarrollo de Nina, pro-curando convencerla definitivamente de que l es ungenio.

    ARKDINA- Para ti es un placer decirme cosasdesagradables. Estimo a ese hombre y te ruego nohables mal de l en presencia ma.

    TREPLIOV- Pues yo no le estimo. T quieresque yo tambin le considere un genio; perdname,no s mentir, sus obras me dan nuseas.

    ARKDINA- Esto es envidia. A las personassin talento, pero con pretensiones, no les queda msque criticar a los verdaderos talentos. Bonito con-suelo, a fe ma!

    TREPLIOV (irnicamente)- Verdaderos talentos!(Furioso.) Tengo yo ms talento que todos vosotros,si de esto se trata! (Se arranca la venda de la cabeza.)

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    Sois unos rutinarios, os habis hecho con el primerpuesto en arte y slo tenis por legtimo y autnticolo que vosotros hacis; todo lo dems, lo oprims, loahogis! Yo no me inclino ante vosotros! No meinclino ante ti ni ante l!

    ARKDINA- Decadente!...TREPLIOV- Vuelve a tu querido teatro y acta

    all representando obras lamentables y torpes!ARKDINA- Nunca he actuado representando

    obras semejantes. Djame en paz! T no eres capazni de escribir un lamentable vaudeville. Provincianode Kiev! Parsito!

    TREPLIOV- Roosa!ARKDINA- Desarrapado!

    Trepliov se sienta y llora suavemente.

    Nulidad! (Paseando agitada.) No llores. No hayque llorar. .. (Llora.) No debes... (Le besa la frente, lasmejillas, la cabeza.) Mi hijo querido, perdname... Per-dona a tu pecadora madre. Perdname: soy tandesdichada!

    TREPLIOV (abrazndola)- Si t supieras! Lo heperdido todo. Ella no me quiere, yo ya no puedoescribir... he perdido toda esperanza...

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    ARKDINA- No te desesperes ...Todo se arre-glar. l ahora se ir y ella volver a quererte. (Leseca las lgrimas.) Basta. Ya hemos hecho las paces.

    TREPLIOV (le besa las manos)- S, mam.ARKDINA (tiernamente)- Haz tambin las pa-

    ces con l. No ha de haber ningn duelo... Verdadque no?

    TREPLIOV- Est bien... Permtame tan slo,mam, no volver a verle. Me sera difcil... Es supe-rior a mis fuerzas...

    Entra TRIGORIN.

    Mira... Me voy... (Coloca a toda prisa los medicamentosen el armario.) El vendaje ya me lo pondr el doctor...

    TRIGORIN (busca en el libro)- Pgina 121 ... l-neas 11 y 12... Aqu est ... (Lee.) Si alguna vez ne-cesitas de mi vida, ven y tmala.

    Trepliov recoge del suelo la venda y sale.

    ARKDINA (mirando el reloj)- Pronto tendremoslos caballos preparados...

    TRIGORIN (para s)- Si alguna vez necesitas demi vida, ven y tmala.

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    ARKDINA- Supongo que ya lo tienes todopreparado para la marcha, no?

    TRIGORIN (impaciente)- S, s.. . (Absorto.) Porqu en esta llamada de un alma pura he percibidouna nota de tristeza y se me ha encogido tan dolo-rosamente el corazn?... Si alguna vez necesitas demi vida, ven y tmala. (A Arkdina.) Quedmonosun da ms!

    Arkdina mueve negativamente la cabeza.

    Qu demonios!ARKDINA- Ya s, querido, lo que te retiene

    aqu. Pero has de dominarte. Ests un poco embria-gado, vuelve en ti.

    TRIGORIN- S t tambin juiciosa, s inteli-gente, razonable, te lo suplico, mira todo esto comouna amiga verdadera... (Le estrecha la mano.) Eres ca-paz de sacrificarte... S mi amiga, djame...

    ARKDINA (muy agitada)- Tan enamoradoests?

    TRIGORIN- Me siento atrado hacia ella! Esesto, quiz, lo que me hace falta.

    ARKDINA- El amor de una muchacha deprovincias? Oh, qu poco te conoces a ti mismo!

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    TRIGORIN- A veces hay personas que duer-men caminando; as ahora yo hablo contigo y escomo si me hallara sumido en un sueo y en sueosla veo... Se han adueado de m unos sueos dulces,divinos... Djame...

    ARKDINA (temblando)- No, no... Yo soy unamujer como todas las otras, no es posible hablarconmigo de esta manera... No me tortures, Baris. . .Tengo miedo...

    TRIGORIN- Si quieres, puedes ser extraordina-ria. Un amor joven, encantador, potico, que trans-porte al mundo de los ensueos, slo un amor aspuede dar la felicidad en la tierra! Un amor seme-jante an no lo he experimentado... En mi juventud,no tuve tiempo, llamaba a la puerta de las redaccio-nes, luchaba con la pobreza... Ahora aqu est: porfin ese amor ha llegado, me llama... No sera insen-sato huir de l?

    ARKDINA (airada)- Has perdido la razn!TRIGORIN- Qu ms da.ARKDINA- Hoy os habis puesto todos de

    acuerdo para atormentarme! (Llora.)TRIGORIN (agarrndose la cabeza con las manos)-

    No comprende!, no quiere comprender!

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    ARKDINA- Es posible que sea ya tan vieja yfea que conmigo se pueda hablar, sin rebozo, deotras mujeres? (Le abraza y le besa.) Oh, te has vueltoloco! Amor mo, maravilloso, divino... Eres la lti-ma pgina de mi vida! (Se hinca de rodillas.) Eres mialegra, mi orgullo, mi bien... (Le abraza las rodillas.) Sime abandonas, aunque slo sea por una hora, no losoportar, perder, oh, mi admirable, mi magnfico,mi seor...

    TRIGORIN- Puede venir alguien. (Le ayuda a le-vantarse.)

    ARKDINA- Que vengan, no me avergenzode mi amor por ti. (Le besa las manos.) Tesoro mo,cabeza loca, quieres hacer locuras, pero yo no quie-ro, no te dejar... (Se re.) T eres mo... eres mo. . .Y esta frente es ma y los ojos son mos y estos es-plndidos cabellos sedosos tambin son mos... Teres todo mo. T, con tanto talento, tan inteligente,el mejor de todos los escritores de ahora, t, nicaesperanza de Rusia... Es tanta tu sinceridad, tu sen-cillez, tu frescor, tu humor sano... De un solo trazosabes expresar lo esencial, lo caracterstico de un sero de un paisaje, tus personajes son como hombresvivos. Oh, no es posible leerte sin arrobamiento!Crees que esto es incienso? Que te adulo? Mrame

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    a los ojos... mira... Me parezco a una mentirosa? Yaves, slo yo s apreciarte; slo yo te digo la verdad,querido mo, gloria ma... Te irs conmigo? S?No me abandonars?...

    TRIGORIN- No tengo voluntad propia... Nun-ca he tenido propia voluntad.. . Blando, flojo, siem-pre obediente, es posible que esto pueda gustar alas mujeres? Tmame, llvame de aqu, pero no teapartes de m un solo paso.. .

    ARKDINA (para si)- Ahora es mo. (Desenvuel-ta, como si no hubiese pasado nada.) Aunque, si quieres,puedes quedarte. Me ir yo y t te vienes luego,dentro de una semana. La verdad, por qu vas adarte prisa?

    TRIGORIN- No, partiremos juntos, pues nosiremos juntos... (Pausa.)

    Trigorin. escribe en su cuadernito.

    ARKDINA- Qu escribes?TRIGORIN- Esta maana he odo una expre-

    sin bonita: "Virginal pinar. . ." Me ser til. (Se esti-ra.) As pues, nos vamos? Otra vez vagones,estaciones, cantinas, chuletas, conversaciones...

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    SHAMRIEV (entra)- Con profunda pena, ten-go el honor de comunicarles que el coche est pre-parado. Es hora ya, muy respetable seora dedirigirse a la estacin; el tren llega a las dos y cinco.As pues, Irina Nikolievna, hgame esa merced, nose olvide de preguntar dnde se encuentra ahora elactor Szdaltsev, si vive, si goza de buena salud. Enotro tiempo, bebimos juntos, en ms de una oca-sin... En El asalto del correo era inimitable... Recuerdoque entonces, en Elisavetgrado, actuaba con l eltrgico Izrnilov, tambin una gran personalidad...No tenga prisa, mi muy respetable seora, an pue-de esperar cinco minutos. Una vez, en un melodra-ma, hacan de conspiradores, y cuando, de pronto,les echaron el guante, haba que decir: Hemos ca-do en la trampa pero Izmilov dijo: Hemos cadoen la tampra ... (Re a carcajadas.) Tampra! ...

    Mientras l habla, YKOV se ocupa de las maletas;una DONCELLA trae a Arkdina el sombrero, el

    guardapolvo de viaje, la sombrilla y los guantes; to-dos ayudan a Arkdina a prepararse. Por la puerta

    de la izquierda se asoma el COCINERO, quienunos instantes despus avanza indeciso. Entra

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    POLINA ANDRIEVNA, luego entran SORIN yMEDVEDENKO.

    POLINA ANDRIEVNA (con una cestita)- Aqutiene usted ciruelas para el viaje... Son muy dulces.Quiz le apetezca golosinear un poco...

    ARKDINA- Es usted muy buena, Polina An-drievna.

    POLINA ANDRIEVNA- Adis, querida ma!Si algo no hemos hecho bien, perdnenos. (Llora.)

    ARKDINA (abrazndola)- Todo ha estadobien, muy bien. Slo que no se ha de llorar.

    POLINA ANDRIEVNA- El tiempo nuestrose va!

    ARKDINA- Qu le vamos a hacer!SORIN (llevando abrigo con esclavina; con sombrero y

    bastn; entra por la puerta de la izquierda y atraviesa la esce-na)- Hermana, ya es hora; no sea que, al final, lle-guemos tarde. Voy a tomar asiento. (Sale.)

    MEDVEDENKO- Yo ir andando hasta la es-tacin a despedirles. Me dar prisa... (Sale.)

    ARKDINA- Hasta la vista, queridos... Si te-nemos vida y salud, el prximo verano volveremosa vernos... (La doncella, Ykov y el cocinero le besan la

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    mano.) No os olvidis de m. (Da un rubio al cocinero.)Aqu tenis un rublo para los tres.

    COCINERO- Mil gracias, seora! Qu tengafeliz viaje! Quedamos muy reconocidos!

    SHAMRIEV- Nos hara felices si nos manda-ra una cartita! Adis, Boris Alexievich!

    ARKDINA- Dnde est Konstantn? Decidleque parto. Hay que despedirse. Bueno, no guardismal recuerdo de nosotros. (A Ykov.) He dado unrublo al cocinero. Es para los tres.

    Todos salen por la derecha. La escena queda va-ca. Detrs de la escena, ruido, tal como suele pro-ducirse en las despedidas. La DONCELLA vuelvepara tomar de la mesa la cestita con las ciruelas ysale de nuevo.

    TRIGORIN (regresando)- Se me ha olvidado elbastn. Me parece que lo he dejado en la terraza.(Avanza y junto a la puerta de la izquierda se encuentra conNina, que entra.) Es usted? Partimos...

    NINA- Presenta que volveramos a vernos.(Agitada.) Boris Alexievich, he tomado una deci-sin irrevocable, la suerte est echada: me dedicaral teatro. Maana ya no estar aqu, me voy del ladode mi padre, lo abandono todo, empezar una nue-

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    va vida... Partir, como usted... hacia Mosc. Allnos veremos.

    TRIGORIN (mirando en torno)- Aljese en el Ba-zar Eslavo... Hgamelo saber en seguida... Calle deMolchnovka, casa de Grojolski ... He de darmeprisa... (Pausa.)

    NINA- Todava otro minuto ...TRIGORIN (a media voz)- Es usted tan hermo-

    sa... Oh, qu felicidad pensar que pronto nos vere-mos! (Nina apoya la cabeza sobre el pecho de Trigorin.)Otra vez ver estos ojos maravillosos, esta tiernasonrisa de indescriptible belleza... estos dulces ras-gos, expresin de angelical pureza... Querida ma...(Un largo beso.)

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    Entre los actos tercero y cuarto transcurren dosaos.

    ACTO CUARTO

    Uno de los salones de la casa de Sorin transfor-mado por Konstantn Trepliov en gabinete de tra-bajo. A la derecha y a la izquierda, puertas, queconducen a habitaciones interiores. Enfrente, unapuerta vidriera que da a la terraza. Adems del mo-biliario habitual de un saln, hay una mesa de escri-bir en un ngulo, a la derecha; junto a la puerta de laizquierda, un divn; hay un armario con libros,y libros en los alfizares de las ventanas y en las si-llas. Anochece. Arde una lmpara con pantalla. Pe-numbra. Se oye el ruido de los rboles y el silbidodel viento en las chimeneas. El guarda revela su pre-sencia haciendo resonar el chuzo.

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    Entran MEDVEDENKO y MASHA.

    MASHA (llamando)- Konstantn Gavrlich! (Mi-rando a su alrededor.) No hay nadie. El viejo no hacems que preguntar a cada momento dnde estKostia, dnde est Kostia... No puede vivir sin l...

    MEDVEDENKO- Tiene miedo a la soledad.(Escuchando con atencin.) Qu tiempo ms horrible!Ya es el segundo da.

    MASHA (da un poco ms de mecha a la luz)- En ellago se forman olas enormes.

    MEDVEDENKO- El jardn est oscuro. Harafalta mandar que desmonten ese teatro del jardn.Ah est, desnudo, horrible, como un esqueleto, y elviento hace batir el teln. Ayer, al pasar cerca de all,de noche, me pareci que alguien estaba dentro, llo-rando.

    MASHA- Vaya, hombre... (Pausa.)MEDVEDENKO- Vmonos a casa, Masha.MASHA (mueve negativamente la cabeza)- Pasar la

    noche aqu.MEDVEDENKO (suplicante)- Masha, vmonos!

    A lo mejor nuestro pequen tiene hambre.

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    MASHA- Bah! Matriona le dar de comer. (Pau-sa.)

    MEDVEDENKO- Me da pena. Es ya la terceranoche que no ve a su rnadre.

    MASHA- Qu latoso te has vuelto. Antes, por lomenos, a veces filosofabas; pero ahora siempre mevienes con la misma cancin: el pequeo, a casa, elpequeo, a casa, y no hay modo de sacar de ti otracosa.

    MEDVEDENKO- Vamos, Masha.MASHA- Vete t.MEDVEDENKO- Tu padre no me dar el ca-

    ballo.MASHA- Te lo dar. Pdeselo y te lo dar.MEDVEDENKO- Est bien, se lo pedir. As

    pues, volvers maana?MASHA (olisquea rap)- Bueno, maana. Qu pe-

    sado.

    Entran TREPLIOV Y POLINA ANDRIEVNA;Trepliov trae almohadas y una manta; Polina An-drievna, unas sbanas; lo ponen todo sobre el di-

    vn; luego, Trepliov va a sentarse a su mesa deescribir.

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    MASHA- Por qu traen esto aqu, mam?POLINA ANDRIEVNA- Piotr Nikolievich

    ha pedido que le preparemos la cama en el gabinetede Kostia.

    MASHA- Djeme, la har yo... (Prepara la cama.)POLINA ANDRIEVNA (suspirando)- Los

    viejos son como los nios... (Se acerca a la mesa de es-cribir y, apoyndose de codos en ella, mira un manuscrito;pausa.)

    MEDVEDENKO- As pues, me voy. Adis,Masha. (Besa la mano a su mujer.) Adis, mam. (Sedispone a besar la mano a su suegra.)

    POLINA ANDRIEVNA (molesta)- Deja! QueDios te guarde.

    Trepliov le tiende la mano sin decir palabra;Medvedenko sale.

    POLINA ANDRIEVNA (mirando el manuscrito)-Nadie pensaba ni se habra imaginado que usted,Kostia, iba a convertirse en un verdadero escritor. Yya ve, a Dios gracias, las revistas han comenzado aenviarle dinero. (Le pasa la mano por los cabellos.) Ytambin se ha vuelto hermoso... Querido Kostia, mi

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    buen Kostia, sea ms amable con mi pequeaMasha!...

    MASHA (preparando la cama)- Djele, mam.POLINA ANDRIEVNA (a Trepliov)- Es tan

    buenecita. (Pausa.) Una mujer, Kostia, slo necesitauna cosa: que la miren con ternura. Lo s por mmisma.

    Trepliov se levanta de la mesa y se va sin decir nada.

    MASHA- Le ha molestado. Qu necesidad tenade insistir!

    POLINA ANDRIEVNA- Me das pena, M-sheka.

    MASHA- La falta que me hace!POLINA ANDRIEVNA- Por ti tengo el co-

    razn dolorido. Lo veo todo, sabes?, todo lo com-prendo.

    MASHA- Estupideces. El amor sin esperanzaslo se da en las novelas. Tonteras. Lo nico quehace falta es no abandonarse y no pasarse el tiempoesperando no se sabe qu, esperando que la mar seaparte... Si el amor anida en el corazn, hay queecharlo fuera. Ver, han prometido trasladar a mi

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    marido a otra provincia. Cuando estemos all, loolvidar todo... lo arrancar del corazn de raz.

    Se oyen las notas de un vals melanclico; llegandel interior, a travs de dos habitaciones.

    POLINA ANDRIEVNA- Kostia est tocan-do. Esto significa que se siente triste.

    MASHA (da dos o tres vueltas de vals en silencio)- Loimportante, mam, es no tenerle ante los ojos. Queconcedan el traslado a mi Semin y all, crame us-ted, en un mes olvidar. Todo esto son pequeeces.

    Se abre la puerta de la izquierda; DORN yMEDVEDENKO empujan el silln en que est

    sentado SORIN.MEDVEDENKO- En casa tengo ahora seis

    personas. Y la harina est a setenta kopels el pud.DORN- Y arrglatelas como quieras.MEDVEDENKO- Usted puede rer, usted tiene

    la bolsa bien repleta.DORN- La bolsa repleta? En treinta aos de

    ejercicio, amigo mo, aos intranquilos, durante loscuales no he tenido mos ni los das ni las noches,logr reunir tan slo dos mil rublos y me los he

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    gastado no hace mucho en el extranjero. No tengonada.

    MASHA (a su marido)- No te has ido?MEDVEDENKO (como si fuera culpable)- Qu

    quieres que haga? No me dan el caballo!MASHA (con amargo despecho, a media voz)- Ojal

    mis ojos no te vieran!

    Detienen el silln en la mitad izquierda de la estan-cia; Polina Andrievna, Masha y Dorn se sientancerca de l. Medvedenko, entristecido, se aparta.

    DORN- Cuntos cambios hay aqu! De un sa-ln han hecho un gabinete.

    MASHA- A Konstantn Gavrlich le resulta mscmodo trabajar aqu .Puede salir al jardn a meditarcuando quiere.

    Se oyen los golpes del guarda.

    SORIN- Dnde est mi hermana?DORN- Ha ido a la estacin, a esperar a Trigo-

    rin. Pronto estar de vuelta.SORIN- Si usted ha credo necesario hacer venir

    aqu a mi hermana, es que estoy enfermo de grave-

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    dad. (Despus de unos momentos de silencio.) Bonita histo-ria, estoy gravemente enfermo y no me dan ningunamedicina.

    DORN- Y qu quiere usted? Gotas de valeria-na? Soda? Quina?

    SORIN- Vaya, otra vez filosofas. Oh, qu cas-tigo! (Sealando el divn con la cabeza.) Lo han prepa-rado para m?

    POLINA ANDRIEVNA- Para usted, PiotrNikolievich.

    SORIN- Gracias.DORN (canturreando)- Flota la luna por los cie-

    los nocturnos. . .SORIN- Vern, quiero dar a Kostia un tema pa-

    ra una novelita, que deber titularse "El hombre que haquerido, Lhomme qui a volulu. En otro tiempo, cuandojoven, quera hacerme literato, y no lo hice; querahablar con elegancia y siempre he hablado de mane-ra espantosa (parodindose): "y eso, eso es, as pues yas no", a veces, me he puesto a resumir, resu-mir... hasta quedar baado en sudor; quera casarmey no me he casado; quera vivir siempre en la ciu-dad, y ya ven, acabo mi vida en el campo, eso es.

    DORN- Quera llegar a ser consejero de Estadoy ha llegado a serlo.

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    SORIN (rindose)- Esto no lo buscaba. Vino pors mismo.

    DORN- Manifestar descontento de la vida a lossesenta y dos aos, reconzcalo usted, no es gene-roso.

    SORIN- Qu tozudo! Pero comprenda que setienen ganas de vivir!

    DORN- Esto es poco serio. Segn las leyes de lanaturaleza, toda vida ha de tener un fin.

    SORIN- Usted razona como un hombre ahto.Usted va harto y por esto es indiferente a la vida, austed todo le da lo mismo. Pero tambin a usted lecausar pavor morir.

    DORN- El miedo a la muerte es un miedo ani-mal... Hay que vencerlo. Conscientemente, slo te-men la muerte los que creen en la vida eterna y seasustan de sus pecados. Pero usted, en primer lugarno es creyente; en segundo lugar, qu pecados leatribulan? Ha prestado sus servicios en el Departa-mento de Justicia durante veinticinco aos, y eso estodo.

    SORIN (rindose)- Veintiocho...

    Entra TREPLIOV y se sienta en un escabel, a lospies de Sorin. Masha no aparta de l sus ojos.

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    DORN- No dejamos trabajar a Konstantn Gra-vlovich.

    TREPLIOV- No, no importa.

    Pausa.

    MEDVEDENKO- Permtame una pregunta,doctor: cul es la ciudad extranjera que ms le hagustado?

    DORN- Gnova.TREPLIOV- Por qu Gnova?DORN- Hay en las calles de esa ciudad una mu-

    chedumbre excepcional. Al atardecer, cuando salesdel hotel, la calle est llena de gente, caminas luegoentre la muchedumbre sin objetivo alguno, sin rum-bo, siguiendo una lnea quebrada; vives con la gente,te fundes psquicamente con ella y empiezas a creerque, en verdad, es posible la existencia de una solaalma universal, semejante a la que un da, en suobra, personific Nina Zarichnaia. A propsito,dnde est ahora Zarichnaia? Dnde est y c-mo est?

    TREPLIOV- Es de suponer que goza de buenasalud.

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    DORN- Me han dicho que ha llevado una vidaun poco especial. De qu se trata?

    TREPLIOV- Es una larga historia, doctor.DORN- Cuntela en pocas palabras. (Pausa.)TREPLIOV- Huy de su casa y se uni a Trigo-

    rin. Lo saba usted?DORN- Lo saba.TREPLIOV- Tuvo un nio. El nio muri. Tri-

    gorin dej de quererla y volvi a sus antiguos afec-tos, como era de esperar. De todos modos, nuncahaba roto sus viejas relaciones en un lado y en otro.Por lo que he podido comprender de lo que se meha dicho, la vida privada de Nina ha sido un fracasototal.

    DORN- Y en la escena?TREPLIOV- Segn parece, an ha sido peor.

    Debut en un punto de veraneo cerca de Mosc,luego se fue a provincias. En aquel entonces yo nola perda de vista y durante cierto tiempo la seguadonde fuera. Representaba siempre papeles im-portantes, pero lo haca sin gracia, sin gusto, for-zando la voz y gesticulando de manera brusca.Haba momentos en que saba emitir un grito conarte, pero se trataba slo de momentos.

    DORN- As pues, talento artstico no le falta?

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    TREPLIOV- Era difcil de comprender. Proba-blemente lo tiene. Yo la vea, pero ella no queraverme; en el hotel daba orden de que no se me deja-ra pasar a visitarla. Yo comprenda su estado denimo y no insista en obtener la entrevista. (Pausa.)Qu ms podra decirle? Despus, cuando volv acasa, recib de ella unas cartas. Eran cartas inteli-gentes, afectuosas, interesantes; no se quejaba, peroyo me daba cuenta de que era profundamente desdi-chada; no haba lnea que no respondiera a un ner-vio tenso, enfermo. Tambin tena la imaginacinun poco perturbada. Se firmaba Gaviota. En La Si-rena3 el molinero dice que es un cuervo. As ella, ensus cartas, repeta siempre que es una gaviota. Ahoraest aqu.

    DORN- Cmo se entiende, aqu?TREPLIOV- En la ciudad, en una hostera. Ha-

    ce ya cinco das que se aloja all. Yo he ido a verla, ytambin ha ido Mara Ilnichna, pero no recibe anadie. Semin Seminovich afirma que ayer, des-pus del almuerzo, la vio, en el campo, a dos verstasde aqu.

    3 La Sirena, poema de Pushkin.

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    MEDVEDENKO- S, la vi. Ella iba en direc-cin opuesta, hacia la ciudad. La salud y le pre-gunt por qu no vena a hacernos una visita. Mecontest que vendra.

    TREPLIOV- No vendr. (Pausa.) Su padre y sumadrastra no quieren saber nada de ella. Han puestoguardas en todas partes para que no la dejen acer-carse ni siquiera a la finca. (Se aparta con el doctor haciala mesa de escribir.) Qu fcil, doctor, ser filsofo en elpapel y qu difcil serlo en la realidad!

    SORIN- Era una muchacha encantadora.DORN- Qu?SORIN- Digo que era una muchacha encantado-

    ra. El consejero de Estado Sorin hasta estuvo ena-morado de ella cierto tiempo.

    DORN- Viejo Don Juan!

    Se oyen risas de Shamriev.

    POLINA ANDRIEVNA- Me parece que losnuestros han vuelto de la estacin...

    TREPLIOV- S, oigo a mam.

    Entran ARKDINA y TRIGORIN; tras ellos,S