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Ponencia Adolofo Perez Esquivel 2003 estiu
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La globalización y los desafíos entre el Pensamiento Único y
el Pensamiento Propio
Vivimos tiempos complejos y difíciles para el mundo y para nuestro país. La
educación , el conocimiento y la creatividad son el gran desafío que debemos
asumir en los procesos de cambio, es el proceso revolucionario del presente
siglo.
Lo primero que debo señalar es que la grave situación que vive la humanidad
y cada pueblo no puede cambiar con paliativos, no se trata de tratar de mejorar
el sistema, de pretender que humanizando la inhumano, se puede llegar a un
equilibrio y convivencia con un sistema que nació sin corazón.
Son necesario cambios profundos y revolucionarios, no a través de la violencia;
sino de transformaciones capaces de reestructurar la vida de los pueblos, de su
participación y conciencia en la necesidad de los cambios que requiere
nuestras sociedades.
Debemos descubrir la potencialidad de los pueblos y enfrentar a los sistemas
de dominación con la capacidad de la resistencia, la conciencia crítica y la
unidad.
Descubrir lo que señalara el gran filosofo y maestro Zen- Susuki: “Aquello que
tenemos y no sabemos que lo tenemos, es lo mismo que no tenerlo”.
Hace un corto tiempo estuve con amigos africanos, en Kentucky, EE.UU.,
analizando las diversas realidades y vida de nuestros pueblos; muchos de los
problemas que vivimos son semejantes y los mecanismos de dominación
iguales. Uno de ellos recordaba a los antepasados de su pueblo, a la memoria
colectiva, esa memoria que no significa quedarse en el pasado, sino que nos
tiene que ayudar a iluminar el presente, porque es en el presente donde
podemos construir el futuro. Me decía que: “ Si no sabes a dónde vas, regresa
para saber de dónde vienes.”.
¿Sabemos nosotros a dónde vamos?- ¿Tenemos conciencia de dónde
venimos?-
Estamos sumergidos en el vértigo en que vivimos, olvidándonos de descubrir
nuestra potencialidad, como personas y como parte de la gran familia humana,
nos quedamos a la defensiva y sin saber cómo reaccionar frente a los
conflictos, que nos impactan permanentemente y nos llevan a situaciones
imprevisibles; que en muchos casos pensábamos que a nosotros no nos
podían tocar. Hoy la realidad nos sacude a todos y nos enfrenta con
acontecimientos y cambios profundos que nos desconciertan frente a nuestra
visión de la vida, de la filosofía y las culturas, religiones que nos sostenían.
Estamos viviendo una época compleja y difícil, y a la vez, debiéramos definirla
como interesante, plena de desafíos, de creatividad y resistencia; de cambios
profundos, tal vez como nunca vivió la humanidad.
Los escenarios internacionales están sujetos a profundos cambios, cada vez
más acelerados y los impactos de lo que sucede en lugares remotos tienen
influencia en nuestros países. Podría señalar a los medios de comunicación, el
dirigismo informativo de los grandes monopolios.
Los avances tecnológicos y científicos han modificado los escenarios del
mundo y las relaciones del poder. Estos avances extraordinarios tienen la
capacidad de resolver los grandes problemas que afectan a la humanidad: el
hambre, la pobreza y la exclusión de la gran mayoría de los países
empobrecidos, que necesitan de la ayuda y asistencia para su desarrollo.
Sin embargo los hechos ponen en evidencia que no es así, que las diferencias
son cada día mayores, entre los que concentran las riquezas y el poder político
y económico, y el conocimiento tecnológico y científico.
Cuando hacemos un análisis de la situación actual que vive la humanidad,
vemos que predominan el poder y la dominación sobre la vida y necesidades
de los pueblos. La concentración de los recursos naturales y económicos y el
uso que hacen de la capacidad tecnológica y científica ponen en riesgo la vida
de gran parte de los pueblos en el mundo, sometidos al empobrecimiento y al
deterioro cada vez mayor de la “Madre Tierra”, por la voracidad y la
irracionalidad de los centros de poder, que ponen en riesgo la existencia
misma del planeta.
Recientemente convocados por la ONU, se ha realizado la Cumbre Mundial de
Desarrollo Sustentable, en Johannesburgo, en Sudáfrica, como continuación
de la Cumbre de la Tierra realizada en Río de Janeiro en 1992. Desde esa
cumbre a la actual, los problemas del mundo se agravaron considerablemente.
Los países llamados desarrollados representan el 20% de la población mundial
y consumen el 80% de la energía y el 40% del agua potable. Uno de los
recursos cada vez más escaso en el mundo, que ya tiene graves implicancias
para la vida de los pueblos.
Millones de personas que no tienen acceso al agua potable y a la energía,
viven en situación de extrema pobreza, es decir en la miseria. Lo trágico en la
vida de los países llamados subdesarrollados y pobres es que poseen grandes
recursos naturales; no son países pobres, son potencialmente ricos,
empobrecidos por la explotación y el saqueo sin piedad por los grandes
intereses económicos que han llevado a la desigualdad y la exclusión a esos
pueblos.
En estos escenarios que he planteado brevemente, han surgido con mayor
predominio, la concentración y control del poder internacional de las
corporaciones transnacionales, por sobre los Estados. Son poderes sin rostro y
sin banderas, que definen las políticas de los países y extraen sus recursos con
total impunidad.
No existe un código de conducta y control internacional sobre las mismas.
Muchas de ellas no pagan impuestos en los países en los cuales operan sus
empresas y extraen grandes recursos y ganancias, a través de la explotación
llevándolos a un mayor empobrecimiento.
Otro de los fenómenos de estas políticas, cada vez más acentuado, es la
transnacionalización del trabajo, la globalización de la producción y la exclusión
de los trabajadores que han perdido todas las conquistas laborales, su
estabilidad y condiciones de vida digna.
Hoy las empresas transnacionales se trasladan a países dónde pueden
fabricar sus productos, como las autopartes para su producción a precios más
bajos, con salarios de explotación y semi- esclavitud; sin protección de los
trabajadores, sin estabilidad laboral y sin servicios sociales.
Evidentemente estamos frente a graves violaciones de los derechos humanos,
en el marco de los derechos económicos, sociales y culturales.
La Argentina no está excluida de sufrir esa situación. Hoy está pasando por
una estado de postración, con un aumento creciente del desempleo, y la
consiguiente falta de recursos para la vida y el desarrollo.
El país ha retrocedido mas de 50 años y perdido su capacidad de recuperarse
si no se toman medidas profundas para los cambios estructurales que se
necesitan. Para ello es necesario coraje y decisiones políticas. Es necesario
un cambio profundo de sus estructuras, un proceso revolucionario, social,
político y económico, que conduzca al país por nuevos rumbos de vida, de
participación social colectiva, con el protagonismo del pueblo.
El país había alcanzado niveles de vida que permitían un desarrollo sostenible
en salud y educación, con capacidad productiva agropecuaria e industrial. Se
había desterrado el analfabetismo y las enfermedades endémicas. Las
estadísticas en la UNESCO son significativas, la Argentina era uno de los
pocos países en América Latina que había superado el analfabetismo.
Éste breve análisis de los procesos internacionales y nacionales, es para tratar
de comprender mejor la situación que vivimos.
En los escenarios internacionales entre los cambios producidos en las últimas
décadas, tenemos que señalar la caída del Muro de Berlín y la desintegración
de la Unión Soviética.
Hasta ese momento y después de la Segunda Guerra Mundial, las dos grandes
potencias se habían dividido el mundo y sus áreas hegemónicas de poder.
Con la desintegración de una de ellas, EE.UU. tomó el centro del poder, y hoy
estamos frente a un imperio, tal vez el más poderoso de todos los tiempos; que
trata de mantener su hegemonía internacional a costa del resto de los países.
Cuentan con grandes recursos necesarios para su desarrollo como potencia,
pero tienen grandes deficiencias estructurales y necesitan de los recursos que
poseen otros países, uno de los cuales es el agua potable, cada vez más
escasa y que en el tiempo adquieren un valor mayor.
Otras fuerzas están disputando el poder internacional de los mercados y el
poder político; la Unión Europea y el Sudeste-asiático, China, Japón y Corea.
Principalmente China tendrá en los próximos años una mayor vigencia y
presencia internacional.
Chomsky, en uno de sus libros, señala que: “las próximas guerras no van a ser
por territorios, sino por mercados”.
Esa guerra ya está desatada, con las graves consecuencias para la vida de los
pueblos. Podemos ver la situación de África, las guerras en los Grande Lagos,
entre Rwanda, Burundi, el Zaire y el Congo, con mas de 3 millones de muertos,
países con grandes riquezas, pero que viven en la mayor indigencia.
La situación del Medio Oriente, en la interminable guerra entre Palestina e
Israel, provocada en gran medida por la herencia dejada por el decadente
imperio británico. Irak, un país sometido a un permanente acoso y bombardeo
semanal por EE.UU. y la Gran Bretaña, sufre la amenaza permanente de una
posible invasión por parte de los EE.UU.
En América Latina, la puesta en marcha del denominado Plan Colombia que
llevará a un conflicto regional con consecuencias imprevisibles.
Debemos hacer memoria de las políticas de intervencionismo norteamericano
en las Américas, como Panamá, República Dominicana, Haití, Nicaragua,
Guatemala, y la formación de mas de 80 mil militares latinoamericanos en las
Escuelas de las Américas en Panamá y en las Academias militares de los
EE.UU., para imponer las dictaduras en todo el continente.
Nada de lo que ocurre es casual, existen políticas “pensadas” para nuestros
países.
Un amigo y gran escritor latinoamericano, uruguayo, Eduardo Galeano dice: “
En un mundo sin alma se nos obliga a aceptar como lo único posible, que no
hay pueblos, sino mercados; no hay ciudadanos, sino consumidores; no hay
ciudades, sino aglomeraciones; no hay relaciones humanas, sino competencias
mercantiles”.
Los escenarios y sujetos han cambiado en el mundo y debemos estar atentos a
esos cambios, no somos ajenos, necesitamos comprender la dinámica que hoy
vive la humanidad y ver cuales son las alternativas para la vida, para lograr la
soberanía y el derecho de autodeterminación. Ningún país es lo que fue hace
algunas décadas atrás.
Creo que esto responde a la concepción filosófica y de valores del sistema
dominante. Oscar Wilde decía que: “cínico es aquel que a todo le pone precio
y valor a nada” y esto ejemplifica concretamente la situación actual. Precio y
valor no son lo mismo, hay valores que no se cotizan en la Bolsa, es la
dignidad y ética de los pueblos, el derecho a la libertad y autodeterminación, a
la soberanía, hoy seriamente avasallada.
Un acontecimiento que en estos días fue recordado en el mundo y
particularmente en los EE.UU., es el día 11 de septiembre del 2001, por el
atentado terrorista contra las Torres Gemelas en la ciudad de New York, que
conmovió al mundo con la pérdida de miles de víctimas por la locura terrorista.
Muchos dicen que a partir de ese día el mundo cambió. Creo que no es así; el
mundo continúa con altibajos; sí, se aceleraron los tiempos que el sistema
dominante, capitalismo y neoliberalismo, tenía para nuestro continente y otras
partes del mundo. Fortaleció y aceleró los pasos su política internacional de
dominación.
Una de esas medidas es el incremento extraordinario armamentista de los
EE.UU., que elevó su presupuesto a 375 mil millones de dólares.
¿Cuántos hospitales, escuelas, recursos para el desarrollo y la vida de los
pueblos del mundo podrían hacerse con esos recursos?- ¿Cuántos proyectos
para superar el hambre podrían ponerse en funcionamiento?-
Aquel día. 11 de septiembre, me encontraba en Porto Alegre, para el
lanzamiento del Foro Social Mundial, y recibimos el fuerte impacto a través de
los medios de comunicación del atentado terrorista, que nos conmocionó a
todos.
Simultáneamente recibimos otra noticia estremecedora, que ningún medio de
información internacional registró: la ONU no convocó a la Asamblea General,
no se reunió el Consejo de Seguridad; el Secretario General de la ONU, Kofi
Annan, no sacó ninguna resolución o protesta internacional; los gobiernos en el
mundo guardaron un prudente y cómplice silencio. Las iglesias tal vez miraron
al cielo esperando una señal, y la señal no llegó.
La F.A.O. publicó su informe señalando que ese día y todos los días, mueren
en el mundo más de 35 mil niños de hambre.
¿Recordaremos ese día 11 de septiembre como el día en que murieron en el
mundo más de 35 mil niños de hambre?-
¿Recordaremos que en nuestro país, mueren cerca de 100 niños por día de
hambre y enfermedades evitables?.
La Argentina es un país rico; productor de alimentos por excelencia, sin
embargo hoy tenemos que mendigar alimentos a otros países y pedir ayuda
para paliar las necesidades básicas del pueblo. No hay casualidades. Lo que
ocurre en América Latina tiene que ver con las políticas globales que nos
imponen: el “Pensamiento único”, que debemos someternos y tratar de vivir
dentro de los parámetros que nos impone los poderes y que no hay otra salida
que la globalización.
Somos un país periférico y débil; el imperio nos dará en la medida de nuestro
sometimiento a sus intereses, premios y castigos; podemos hoy verlo con las
políticas impuestas por el FMI.
En la situación internacional EE.UU. busca fortalecer su hegemonía continental
pues siempre trató a América Latina como su “patio trasero”; las continuas
intervenciones militares, económicas y políticas se ponen de manifiesto a lo
largo de la historia.
Pero debemos saber escuchar y percibir los signos de la resistencia. Los
pueblos son como ríos subterráneos, que en momentos determinados de la
historia se transforman en emergentes y surgen con toda su potencialidad, con
capacidad y conciencia crítica de desarrollar y potenciar el “Pensamiento
propio”, ante la avalancha con que la globalización trata de imponer del
“Pensamiento único”.
Es la resistencia de los pueblos, que saben que la dominación no comienza por
lo económico. La dominación comienza por lo cultural y si dominan a nuestros
pueblos culturalmente, matan nuestras raíces y razón de ser. Los pueblos que
se someten a la dominación cultural, serán arrastrados a todo tipo de esclavitud
y son pueblos llamados a desaparecer.
La resistencia cultural es lo que permite sobrevivir y construir nuevos espacios
de libertad de conciencia crítica y capacidad de construir y superar las
dominaciones.
Gustavo Gutiérrez, teólogo peruano, a quien llaman el “Padre de la Teología de
la Liberación”, dice que: “debemos beber en nuestro propio pozo”, es decir en
nuestra fuente que nos nutre y da la energía del vivir; del hacer y del
comprender, para ser comprendido, es la fuerza de amar y ser amado.
Las políticas de bloque desaparecieron con la caída del muro de Berlín y de la
Unión Soviética y el imperio del neoliberalismo, liderado por EE.UU. En el
mundo se marcaba, como lo expresaba Fukuyama, el fin de la historia y la
muerte de las ideologías. Este pensamiento fue penetrando en la conciencia
colectiva y determinando comportamientos y actitudes hacia la inevitable
globalización.
Hace algunos años, apoyamos a un grupo de cineastas documentalistas
holandeses, que llegó a la Argentina casi al final de la dictadura militar para
hacer un documental sobre la Deuda Externa y sus consecuencias sobre la
vida del pueblo. Recuerdo que nos encontramos en Ámsterdam, para el
armado y diálogo del documental. Una de las discusiones entre el grupo fue el
nombre que le pondrían, después de largas deliberaciones y de descartar los
títulos, llegamos a una conclusión que nos pareció acertada y que tiene
vigencia en el día de hoy. “ Hoy no se come y mañana tampoco”. Tratemos de
avanzar un poco más sobre lo que acabo de señalar.
Las situaciones de injusticias no se sostienen solas, necesitan de cómplices
directos e indirectos. Nadie entra en la casa de uno sino se le abre la puerta,
salvo que sean asaltantes que entren con violencia; o de cómplices que le
abran la puerta y entren para asaltarnos.
Podemos tener varios ejemplos. El FMI, el gobierno de los EE.UU., las
transnacionales y los corruptos no podrían hacer lo que hicieron, vaciar el país,
destruir el aparato productivo, generar el hambre y el desempleo y el creciente
aumento de pobres que hoy alcanzan a 19 millones de argentinos, sin
complicidades. No voy a entrar en describirlas, ustedes las conocen y las
sufren.
Quiero tratar tres temas preocupantes. El primero es la presión cada vez mayor
en nuestro país y en todo el continente para implantar el ALCA, llamada
Asociación Latinoamericana de Libre Comercio, por parte de los EE.UU., que
llevará indefectiblemente a la destrucción de los acuerdos regionales como el
MERCOSUR, el pacto Andino, Centro Americano y Caribeño.
Segundo : debemos llevar el problema de la Deuda Externa, ante la Corte
Internacional de la Haya, con un pedido consultivo para determinar lo legítimo
de lo ilegítimo
El otro punto es la militarización creciente en el continente y la instalación de
bases norteamericanas, el entrenamiento de tropas extranjeras para el control
de los pueblos y la participación descarada en el Plan Colombia, que puede
llevarnos a un conflicto regional, semejante al de Vietnam, pero donde los
muertos serán soldados y población civil latinoamericanos, defendiendo los
intereses económicos y políticos de la gran potencia.
No se trata en todo esto de ser “ anti-norteamericano”, dentro de ese país hay
muchas organizaciones, iglesias, movimientos sociales solidarias con América
Latina.
En los países centrales también surgen movimientos de resistencia social que
se oponen a esta dominación global. Recordemos Seattle, Davos, Génova, el
movimiento internacional que representa al Foro Social Mundial.
Recientemente realizamos el Foro Temático en la Argentina, que permite ir
profundizando en el Pensamiento Propio y construir nuevas alternativas
sociales, políticas, económicas y culturales.
La esperanza, la capacidad de los pueblos, su incansable lucha, sus mártires,
demuestran una vez más que se pueden generar nuevas alternativas, que otro
mundo es posible, que otra América Latina es posible, que otra Argentina es
posible.
Reciban mi fraterno saludo de Paz y Bien.-
ADOLFO PEREZ ESQUIVEL
PREMIO NOBEL DE LA PAZ