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La Globalización y sus complejas manifestaciones en relación con la formación en emprendimiento
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La Globalización y sus complejas manifestaciones
Se hace cada vez más impostergable la tarea de articular la globalización, como discurso y
praxis, a todas y cada una de las acciones que emprenda el hombre en su condición de ser
social. Esta tarea se amplía y por demás se complejiza en tanto la globalización como concepto
y discurso está asociada al lenguaje, esto es, a la capacidad de los seres humanos para
comunicarse. Por lo tanto al uso de códigos y símbolos y a las particularidades del contexto.
Como praxis la globalización se enfrenta a la dimensión ética de su significado y aplicación
generando espacios de aprobación y rechazo. De igual manera desde su acepción práctica se le
asocia a lo económico, a lo político, a lo espacial. A la noción de temporalidad que le demarca
su accionar como hecho ineluctable de estas épocas.
En esta perspectiva lo Global resiste diversas definiciones y abordajes tanto como escenarios
en donde se le discute como concepto más que como realidad. Realidad que no resiste
discusión, pues se encuentra asociada al devenir mismo de la sociedad. La sociedad actual es
una sociedad globalizada en la dirección que nos señalan los avances de la ciencia, pero
esencialmente de la tecnología.
Existe un medidor “empírico” del grado de globalidad, el mismo que está por encima de
elaboraciones más rigurosas y profunda de sus manifestaciones y efectos: los productos y los
mercados. La globalidad como realidad social, económica, política y cultural se halla impresa
en las acciones que despliegan los seres sociales en favor de satisfacer sus necesidades, desde
las más íntimas hasta las más superfluas.
Las redes globales de comercio electrónico son sin duda una perfecta manifestación de este
fenómeno. En tanto alcanzan y atraviesan cualquier barrera física-geográfica, pero ante todo
cultural, política y social. Hoy no basta, entonces, con ser internacional –trátese de una
persona o una organización empresarial-, es menester ser Global. La primera trasciende
fronteras físicas, la segunda también, pero además hace lo propio con las fronteras culturales.
La globalización produce algo que la internacionalización per se no ha producido, la
reconfiguración de la dimensión: espacio – tiempo. “El mundo actual es una aldea global”, es
una clara referencia a esta consideración. Pareciera que el mundo se ha hecho más pequeño y
por lo tanto la noción del tiempo también se expone a una reducción. La metáfora alude justo
al cambio en el paradigma del tiempo y el espacio. Dos, tres, cuatro y más personas
interactúan en tiempo real vía Skype –audio y video simultáneo-, lo hacen en tiempo real. La
pregunta sería: ¿el tiempo de cuál de ellos?, pues cada uno de los interlocutores se halla en
ciudades de continentes distintos y distantes. Incluso, alguna de estas personas o varias no se
encuentran en lugar fijo, pueden estar en movimiento. Una está en pleno vuelo atravesando el
Atlántico, otra más va cómodamente sentada en un tren de alta velocidad en alguna región de
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Europa, y otra se desplaza en su carro por alguna congestionada calle de Hong Kong. ¿A qué
noción de espacio estaremos haciendo referencia en un caso como este?
Es entendible, entonces, como consecuencia de su dimensión y realidad, que la globalización
haga presencia como tema de estudio y aplicación en los diversos campos del saber que hoy
por hoy contempla la formación de cualquier profesional en el mundo. Desde el economista,
para quien el tema siempre ha sido pertinente, hasta el profesional de las ciencias naturales y
las artes. Para ninguno de ellos el fenómeno de la globalización debiera pasar inadvertido.
Sólo comprendiendo su dimensión y omnipresencia el profesional de estos tiempos podrá
estar preparado para influir sobre ella, asociándola a su quehacer teórico – práctico.
Un programa de formación profesional que contemple la preparación idónea y temporalizada
en el campo de los negocios, de la administración de organizaciones productivas, del
mercadeo internacional, deberá comprender y hablar en el idioma global, esto es, en el idioma
de las interconexiones, de las redes, del recorte de las distancias, del multiculturalismo, de la
satisfacción de necesidades locales con procesos y tecnologías globales, de la injerencia e
intervención de poderes globales sobre poderes locales. Como hechos irrefutables de una
nueva e irreversible realidad.
Como paradoja habría que advertir que el fenómeno de la globalización ha venido a reforzar el
sentido de lo propio, de lo local, de lo regional. No como antagonistas, sino como dos
realidades que en más de las veces se articulan, ensamblan y a partir de ello producen las
respuestas que la sociedad requiere y exige: satisfacer necesidades locales con soluciones
globales.
Desde el marco de referencia que sugiere el emprendimiento como praxis humana, el sentido
de lo Global no puede ponerse en discusión. Le es pertinente y natural. Sólo desde la
comprensión de lo Global como fenómeno de múltiples caras se podría entender y apreciar la
necesidad e importancia de esta práctica. Dicho de otra manera, el fenómeno de la
globalización no sólo demanda nuevos individuos, nuevos ciudadanos, nuevos profesionales,
sino que demarca el perfil de éstos. Entre el empleado, el empresario, el político, el
economista, el sociólogo, el ingeniero, el arquitecto, el jurista, que sugieren un marco de
operación y entendimiento sobre el asunto, es imperativa la presencia de “otro” interlocutor.
El sujeto que emprende. Quien sensibilizado con la dimensión teórica del tema, tiene la
disposición para hacer la “interface” entre las diversas escalas que configuran una realidad
Global.
Esa interface la interpreta y la ejecuta el administrador de empresas. Su capacidad para
interactuar e intervenir sobre las diversas y complejas variables socio-económicas, políticas y
culturales que le plantea el mundo y la sociedad actual lo convierte en el mejor interlocutor
del fenómeno de la globalización desde su dimensión compleja. En particular en la relación:
espacio – tiempo.
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A esta relación subyace un entramado de conexiones tan complejas como difusas que la
determinan: la sociedad, la tecnología, las legislaciones, los comportamientos individuales y
colectivos, los espacios geográficos, el territorio, el estado, el gobierno, las máquinas, la mano
de obra, los productos, las empresas entre otras tantas.
En ese sentido el curso se estructura en torno a una escala de comprensión con cuatro niveles.
Estos ponen en juego todo un corpus de discusiones desde las cuales el administrador de
empresas se prepara para desempeñar su función esencial: hacer la conexión en mundo
globalizado y complejo entre la acción de emprender y sus espacios/tiempos de vida.
Preparó
José Alonso González S.