La Historia de Mi Vida de Arnold Ehret

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Biografía del profesor Arnold Ehret tal como él se la contó a su secretaria Anita Bauer.Arnold Ehret (1866-1922), alemán, profesor de dibujo, padecía el mal de Bright que los médicos calificaban de incurable. Decidido a salvarse comenzó a ensayar cambios de dieta hasta que logró curarse completamente 8 años más tarde. Es el padre de la teoría del moco, que denuncia a esta sustancia, provocada por una mala alimentación, como la fuente de la práctica totalidad de nuestras enfermedades. La solución está en combinar una dieta libre de moco o dieta amucosa con ayunos periódicos. Sus dos libros más conocidos son "Ayuno Racional" y "Sistema Curativo por Dieta Amucosa".

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LA HISTORIA DE MI VIDA DE ARNOLD EHRETLA HISTORIA DE MI VIDATAL COMO LE FUE CONTADA A ANITA BAUERPOR ARNOLD EHRETNDICEPrefacio Captulo 1: Mi amor silente Captulo 2: La Madonna de Mnich Captulo 3: Influencias sin carne, sin drogas Captulo 4: Mi padre Captulo 5: El Bosquecillo Sagrado Captulo 6: La amada aparece de nuevo Captulo 7: Un matrimonio infeliz Captulo 8: Un clrigo Captulo 9: Compromiso roto Captulo 10: Ehret se pone enfermo Captulo 11: Manzanas al da Captulo 12: Espiritismo Captulo 13: Un nio a mi imagen Captulo 14: El valor del ayuno Captulo 15: El lancero descalzo Captulo 16: Entrada al Paraso Captulo 17: Una sesin de espiritismo Captulo 18: Del suicidio a la resurreccin Captulo 19: Mi primer paciente Captulo 20: Comienza el viaje a casa Captulo 21: Mucha fuerza Captulo 22: De Palermo a Npoles Captulo 23: El lugar ms ideal Captulo 24: La isla de Capri Captulo 25: La isla de los bienaventurados PREFACIOPOR ANITA BAUER.Hace un par de aos Arnold Ehret se me apareci en una visin nocturna cantando: Ya te he perdonado. Ahora me voy a descansar.Supe entonces que se refera al descanso eterno y me sent extraamente conmovida, pues habamos sido amigos y lo seguamos siendo, a pesar de que un malentendido nos haba separado. Pero me consolaba pensando que un da todo quedara aclarado cuando terminase de escribir las historias que l me haba contado y se las ofreciese como un presente. Mientras tanto lea de sus conferencias en los diarios y saba que segua activo.Imaginaos entonces mi dolor cuando me enter de que muri el 8 de octubre de 1922! Ya era demasiado tarde para explicaciones. Mi sueo haba sido real.Mi segundo pensamiento fue: Se habr reunido con su amada Hilda en el grandioso ms all? Y entonces record que una vez dijo: Algn da se escribir mi biografa. Pero nunca imagin que sera yo la agraciada con esa preciosa responsabilidad.Como mejor recuerdo al Sr. Ehret es como lo vi aquel primer da, parado para recibirme en lo alto de las escaleras, alto, elegante, sonriente, su pelo castao suave peinado hacia atrs desde la frente, rizndose a manera de media melena por detrs de las orejas. Llevaba una barba a lo To Sam, bigote rebelde sin recortar. Su cara plida y delgada, los ojos azules, amables y singularmente claros, la nariz fina. Pens: As debera lucir un ser humano.Tendi una mano clida en gesto de bienvenida y me condujo a su habitacin. Lgrimas persistentes velaban mis ojos. Expliqu: Le ruego me disculpe. Acabo de recibir la noticia de que uno de mis jvenes hermanos ha muerto en la guerra.Para mi sorpresa no ofreci ni una sola palabra de consolacin, sino que permaneci de pie como si no me hubiera odo, ordenando las pginas de su manuscrito. Cuando termin dijo suavemente: Me dieron sus seas en la Escuela de Negocios de la calle Kearney... Sabe usted traducir y mecanografiar?Acordamos todo lo relativo al trabajo que haba venido a hacer. Dijo que me lo pedira cuando estuviese terminado. Y eso fue todo. Sin embargo, el mundo ya no pareca tan vaco como antes. Todo el camino de vuelta a casa la imagen de la habitacin del Sr. Ehret se mezclaba con los pensamientos de dolor por mi prdida familiar. Pensaba en sus manos sensibles, en la ropa inmaculada que vesta, preguntndome cmo se ganara la vida.1. MI AMOR SILENTE.Unas semanas ms tarde trajo a mi casa un pequeo cuadro y lo coloc en la repisa de la chimenea. Luego, con las manos en los bolsillos como de costumbre, dio un paso hacia atrs sonriendo aprobador.Este es su sitio: dijo. Su casa me recuerda a este lugar.Al mirarlo vi un prado verde con algunos rboles al fondo y una pequea ermita blanca. Monjas vestidas de blanco se dirigan a ella para la oracin de la tarde.La isla de los bienaventurados?: pregunt yo, pues le haba odo hablar de ella. l neg con la cabeza.Este es el bosquecillo sagrado. La que t dices es una extensin de tierra sobre la que se pone un sol rojo resplandeciente. Vagamente: Hay muchas concepciones de las islas bienaventuradas.Le rogu: Hblame de tus seres queridos.Y, midiendo la habitacin a grandes zancadas, yendo y viniendo con las manos en los bolsillos de los pantalones, la cabeza inclinada hacia delante, comenz su historia.Est Hilda: dijo dubitativo. Muchos aos han pasado desde que sucedi. Pero la imagen sigue grabada en mi mente... Me hallaba sentado, un joven tmido por decirlo as, en un lugar donde ella, una joven camarera, se hallaba trabajando. Haba cierta competitividad por la chica. Ella era una reina a quien apenas me atreva a mirar... Esa especie delicada sujeta a una de las mayores plagas del mundo (N. del T.: se refiere a la tuberculosis), que suele manifestarse en una mayor belleza espiritual, siempre me ha atrado. Es la nica especie que puede hacerlo.Sus ojos eran claros, maravillosos, en contraste con los que tienen otros enfermos de tuberculosis. Su cuerpo enjuto tena la gracia de algo sobrehumano.Interrumpindose a s mismo asever: La tuberculosis parece ser una fuerza de la naturaleza dirigida a crear condiciones ideales en lugar de toda poco atractiva obesidad por sobrealimentacin.Continu diciendo: Pero no me percat de que estaba enferma. El amor y la juventud dan la salud por sentada. Simplemente me sentaba all queriendo acercarme a ella pero sin atreverme. Y mi timidez no era la nica barrera. Haba all muchos estudiantes, su continua multitud de invitados... Voluntariamente elega una mesa en el rincn ms alejado, y me deca que como artista aficionado apreciaba mejor sus encantos, teniendo por tanto ms derecho a adorarla que todos los que la cortejaban. Una sonrisa soadora. Lleg el da en el que se me present la oportunidad de acercarme a ella, pero su gran belleza me inspir un temor tan reverencial que no encontr las palabras.Pero una tarde, la ltima antes de irse, mis ojos se encontraron con los suyos por encima de las cabezas de los estudiantes. Y esa mirada penetrante, esa contraparte del mal, revel el misterio de un gran amor... El verdadero amor no tiene palabras.Al da siguiente mi reina haba desaparecido. Busqu pero no la volv a encontrar. Poco despus de eso el restaurante tambin cerr. Sin Hilda, haba perdido su atractivo.Tras un silencio seal: Ese fue el primer captulo.S,: respond yo con ganas de or ms.2. MI DAMA DE MNICH.Parndose frente a la ventana y tirndose de la barba dijo: Fue mi primera vislumbre de una isla de los bienaventurados En aquel momento ostentaba un cargo de profesor de dibujo. Decid servir en el ejrcito al ao siguiente, escogiendo Mnich como cuartel para estudiar arte durante mi tiempo libre.Visitando los numerosos museos en esa ciudad me impresionaron dos hechos: que el arte, ms que cualquier otra cosa, era verdad pues daba el privilegio de presentar como bello y natural todo lo que para la mente convencional era pecado. Sin embargo, lo que ms me asombr como artista fue el juicio ingenuo que los legos cultos tenan sobre el arte. Ah abundaba una laguna en toda nuestra educacin.Fritz Von Uhde, el gran exponente de temas del Nuevo Testamento, despert mi ms profundo inters. En su Sermn de la montaa y en La ltima cena trasplant a Cristo al tiempo presente. En todas sus pinturas predicaba la segunda venida del maestro.l es luz, de l proviene la luz: cit yo, pues tambin me eran queridos y familiares Mnich y su arte.Los ojos del Sr. Ehret brillaban. ramos como dos nios felices con nuestro tema favorito, la religin, conviniendo en que Uhde tena la concepcin cristiana de la luz espiritual del mundo en sus obras y comentando el hecho con sorpresa.El caballero, el capitn de caballera, ese tipo de hombre huesudo, aunque de constitucin ligera,: dijo el Sr. Ehret. Quin lo habra pensado de l? Bueno, al principio provoc mucho disgusto y rechazo. Pero ninguna pintura de los viejos maestros tena la iluminacin que emana de su Cristo. l ha plasmado su fe en la luz espiritual de una forma tan artsticamente real... Yo mismo creo que Cristo no solo era la luz del mundo en un sentido espiritual sino que su cuerpo realmente brillaba. Todas las formas lo hacen si sus poseedores viven la vida verdadera. El halo alrededor de la cabeza de los santos no es una cosa de la imaginacin. Es un hecho.Yo dije: Ah, si se supiera cmo.Saber cmo!: respondi el Sr. Ehret amargamente. A quin le importa saber? La persona promedio est satisfecha consigo misma, demasiado satisfecha! Ese es el problema. Por eso, cuando volv a ocupar mi antiguo puesto como profesor en la Escuela Tcnica Superior de Frankfurt me sent entre mis amigos como Nietzsche. Hambriento me sent a su mesa, hambriento y agotado!Escupi las palabras pero al minuto siguiente volvi a sonrer, al regresar su mente a Mnich. Dijo: Haba una pequea panadera en la calle Turken, que se hizo famosa por una encantadora muchachita... Como todos los voluntarios tenan que auto-abastecerse con provisiones, result que yo tambin tena que comprarme una barra de pan de vez en cuando. Y, por supuesto, siempre iba donde la cara de la muchachita me sonrea tras el mostrador, una cara bastante excepcional en tipo y belleza. Ahora, cada vez que vena a la tienda a comprar cinco peniques de pan, la barra estaba envuelta ms cuidadosamente y era ms grande. Y finalmente iba all incluso sin necesidad de pan, solo por ver una obra de arte, pues ella siempre me recordaba la pintura de cierto viejo maestro.Un oficial del mismo regimiento tambin la admiraba, como supe un da cuando pasaba el rato en la trastienda vestido de civil, mientras acechaba de un lado a otro por la ventana. l not mi presencia, y la idea de que uno de sus subordinados le hubiese pillado in fraganti humill al hombre. Dos meses ms tarde pas a estar bajo su mando y fui el primero en ser castigado por aquel mal paso... Una miserable venganza!Pero qu fue de la muchacha?: quise saber ansiosamente. Reanud su andar y no respondi. Al rato dijo: El hecho interesante en mi carrera artstica es que solo me han atrado ciertos tipos Cuando tras unos diez aos volv a Mnich, mi primer paseo fue por la calle Turken para ver si por lo menos la panadera segua all Todava estaba. Pero el dueo, la ayudante, todos haban desaparecido. Dnde estarn aquellas personas?Fui llamado de nuevo a mi antiguo puesto de profesor, al lugar donde antes haba estado Hilda, lo cual raramente sucede.3. TEMPRANAS INFLUENCIAS EN ALIMENTACIN SIN CARNE Y CURACIN SIN DROGAS.En otra ocasin el Sr. Ehret dijo: Toda mi vida he tenido la impresin de ser una excepcin entre mis amigos. Las circunstancias me llevaron hasta los cultos, y all, como dije antes, me sent como Nietzsche, hambriento de verdad, de seriedad y de conocimiento, pero siempre experimentando la decepcin de que la conversacin versaba sobre algn asunto amoroso picante o sobre poltica. En sombra semi-conciencia vagu por el mundo. Habiendo estudiado en Frankfurt, tena muchas ganas de volver all. Todo joven lo deseara; en la vida universitaria hay algo clido que une, como una sensacin hogarea... Y mis antiguos compaeros me recibieron con un jbilo estruendoso.Sin embargo, esta demostracin de respeto y esta sensacin triunfal pasaron pronto. Pues yo haba resuelto no dejarme arrastrar ms a su crculo de estancamiento intelectual, sino utilizar toda mi energa para realizar el mximo en mi trabajo. Eso les molestaba.Mi madre viva a una hora de distancia de m ms o menos. Me senta mejor cuando la visitaba y hablaba con los viejos campesinos, adivinando que en su aparente ignorancia haba una gran sabidura de vida. La simplicidad y la naturaleza han sido siempre todo mi objetivo.Un viejo amigo en particular me pareca ms sabio que mis veinticuatro colegas. Se llamaba Frank, y era uno de los hombres ms altos del pueblo, un gigante; la gente por lo tanto lo llamaba el Turco. Su casa era la ltima en la calle del pueblo con una amplia vista sobre los viedos, campos y jardines.Y no solo era el ms grande entre los campesinos sino tambin el ms listo y el ms sabio, el tipo original de un ser sano y totalmente natural. Alto, la nariz ligeramente curva del filsofo, siempre andaba con la cabeza inclinada, dando la impresin de un ser terriblemente serio. Sin embargo, en la conversacin era de lo ms ingenioso. Incluso en la adversidad no le faltaba una ocurrencia para cada situacin".Esta autoridad de ingenio y sabidura popular tena dichos peculiares sobre los que, de nio, reflexionaba mucho. Deca: Si la maza te golpea, ten por seguro que su mango tambin lo har! Y yo lo miraba con admiracin y decida: Cuando sea mayor ser como Frank. S, ser exactamente como l.l era el nico amigo de la familia, y si algn da no vena nos alarmbamos y pensbamos que deba de estar enfermo. Si tardaba, mi padre o mi hermana miraban ansiosamente el reloj preguntando: Por qu no ha venido todava Frank? Y mi madre vaticinaba que l era una de esas pocas excepciones que mueren sin previo aviso... Era todo nuestro mundo.Incluso antes de que yo fuera capaz de hablar correctamente, a la temprana edad de tres aos, l jugaba en mi vida un papel incluso ms importante que mi padre o mi madre. En las largas tardes de invierno, cuando era seguro que Frank vendra regularmente, toda la familia se hallaba expectante una hora antes. Y entonces la puerta del jardn se abra y se volva a cerrar. El pequeo en la ventana, cuya expectacin haba sido ms viva, exclamada con gran alegra: Ya viene el manzano! Con esto, el da saliente proyectaba un fulgor resplandeciente sobre la familia, especialmente sobre el rostro del nio.Yo llamaba a Frank el manzano porque siempre tena una manzana para m en su bolsillo.l era el nico entre los granjeros que junto a la agricultura, apreciaba un buen rbol frutal, y en consecuencia tena el mejor huerto cubierto. Se diferenciaba de ellos en que no llevaba sus mejores frutas al mercado los sbados para traer a su casa salchichas y exquisiteces.Por qu tenemos llevarle lo mejor a la gente rica de la ciudad?: deca l. De todos modos, la basura que fabrican all no sirve para nada. Y se jactaba de no ir all, a la ciudad que se hallaba a solo una hora de distancia, ms que una o dos veces al ao.: rio entre dientes el Sr. Ehret.Su principal tema de narracin giraba en torno a la poca de su duro trabajo y experiencia como carretero antes de que existieran los trenes, sobre todo desde el Rin hasta Gales durante las guerras francesas. Y por lo tanto lo que este filsofo nato ms enfatizaba era la voluptuosidad, el lujo de la cultura, que l denotaba como el mal. En esto era un Rousseau. Y mil veces proyectaba su triunfo sobre la vida disoluta haciendo saber que su primer trozo de carne lo haba comido en su confirmacin y el segundo en su boda... El hecho de haber alcanzado la edad de veintisis aos antes de haber probado su segundo trozo de carne era su veto contra el lujo.Por aquel entonces solo haba un carnicero en el pueblo, y cuando el segundo abri su casa de matanza l dijo: No se le debera desear ninguna suerte a ese hombre, pues la gente empezar a comer carne incluso en das laborables.Si de hecho se levantara hoy encontrara cuatro carniceras en el lugar.: reflexion tristemente el Sr. Ehret.Coloqu ante l un recorte en el que uno de nuestros ms brillantes periodistas defenda la ingesta de carne para el trabajo cerebral. Tras leerlo respondi con un gracioso guio: Nos justificamos a nosotros mismos por nuestros actos. Ese hombre probablemente es tan aficionado a la carne como otro lo es al alcohol o a cualquier otro estimulante artificial, y por lo tanto intenta hacer de su debilidad una virtud... Frank realizaba un trabajo arduo y magnfico sin nada de esto. Y millones de personas ms han hecho lo mismo. Moiss mostr a su pueblo el camino de regreso a la salud y a la tierra prometida con una dieta sin derramamiento de sangre.La cosa ms maravillosa de mi antiguo amigo era su memoria. Era fabulosa! No solo poda recordar ms all de medio siglo, cmo haba sido el clima cada ao, si la vendimia haba sido buena, o si la cosecha haba sido destruida por el granizo, sino que tambin daba informacin precisa sobre cada mes individual. Y que esto no era imaginacin poda ser probado, dado que sus narraciones mil veces repetidas siempre coincidan entre s.l predicaba contra los ferrocarriles, la taberna y los juegos de cartas. Y los modernos sombreros de doncellas no eran en absoluto de su agrado.: sonri el Sr. Ehret. Si fuera joven otra vez no me casara con semejante espantapjaros!: deca l. A la vida de ciudad y a la sociedad se opona no solo por instinto, sino sobre todo por sus experiencias como sirviente de una seora rica cuyo hijo estudiaba Medicina y que a menudo vena a divertirse con sus compaeros. A los estudiantes deba de gustarles el vino cultivado en aquellos aos, pues Frank tena que llevarlos a la cama a menudo y por lo general los acostaba en la paja del granero.Uno de ellos trat de matar a Frank en su embriaguez. Ms tarde se hizo mdico. Y cuando al herirse con un hacha, Frank necesit por primera vez en su vida a un mdico, fue a ver a este Dr. Werder.El mdico le pregunt: Y t quin eres?Y Frank respondi: Bueno sabes? rase una vez que se era, que le quit el cuchillo de la mano a un estudiante y lo llev a la cama. Soy Frank, t, perito mdico judicial o lo que quiera que seas!El mdico dijo: Eso hay que abrirlo cortando.Y Frank repuso: Bien, tienes un cuchillo afilado?Y el mdico le aconsej: Ahora mira hacia otro lado para no marearte.Y Frank contest: Adelante. Puedo mirar para ver si lo ests haciendo bien? Mir y la herida ya estaba vendada. Habiendo relatado en la penumbra de nuestro saln sus experiencias del da concluy: Me gustara saber cunto le cobr por aquello.En la fecha sealada fue de nuevo al mdico. Y este, muy sorprendido por la inusual rapidez de la cicatrizacin de la herida, dijo: Ni pus, ni fiebre! Mira Frank. Qu bueno que te diera esa medicina. Una curacin as de rpida sera de otro modo imposible. Pero por seguridad te prescribir otra dosis. Has terminado la primera?Y Frank respondi: No he usado ninguna medicina en absoluto. Crees que tomara esa cosa del demonio que ni siquiera s lo que es?Cmo disfrutaba el Sr. Ehret contando estas pequeas historias! l era an un chico y Frank transitaba el sendero de la vida por delante de l. Yo pregunt: Atribuyes la rpida curacin a su manera sencilla de vivir?l dijo: S, Frank tena ochenta y ocho aos y segua leyendo el peridico sin gafas. Y en su boca no faltaba ni un solo diente. Cuando alguien le preguntaba si no tena miedo a morir, refirindose a su edad, responda drsticamente: Ms terneros van al matadero que bueyes. Confirmando de manera brutal el hecho de que, si se ha vivido de una manera sencilla, al cumplir cierta edad hay menos que temer que otros. Menos gente muere entre los cincuenta y los ochenta aos que a cualquier otra edad.Mirando al Sr. Ehret con su cabeza inclinada, escuchando ora su ingenio, ora su aguda crtica, pens en lo bien que haba logrado parecerse a su viejo amigo.4. MI PADRE.Fui educado en la creencia religiosa: reza y s bueno.: dijo el Sr. Ehret durante uno de nuestros paseos por las alturas de la ciudad. Esta creencia me sigui a travs de mis aos de colegio. En Karlsruhe, donde durante nuestras amplias excursiones a la naturaleza siempre nos encantaba discutir el tema religioso, me pele con uno de mis amigos debido a su incredulidad. Ms tarde yo mismo llegu al punto en que las hermosas mujeres de la iglesia me interesaban ms que el predicador. Me volv indiferente a la religin.En la escuela superior uno estudia lo suficiente como para sacar el examen. Por lo dems, toda la esfera de inters se centra en cortejar a las mujeres. Con el tiempo perd (tal como la presenta el mundo) hasta la ltima chispa de fe. Y con mi fe religiosa tambin desapareci mi supersticin.Mi casa paterna y la de mis abuelos estaban envueltas en la luz del misticismo por buena parte del pas. Mi abuelo tena fama de hechicero. Era cirujano veterinario pero curaba a hombres y animales con simpata y unos sencillos remedios naturales.Una vez pint su retrato y lo colgu en mi habitacin, y un extrao exclam un da al verlo: Rayos! Este hombre se parece al viejo Guillermo I.Mi abuelo era aristcrata de nacimiento y llevaba exactamente la misma barba que el querido viejo emperador. Y, como l y hasta el final de sus das, solo cenaba pan y un tazn de leche.Los remedios que siempre usaba, ya fueran plantas, animales o humanos, el expulsar a los demonios de los posedos, etc., eran heredados. Lo mismo que su reputacin. Esta pas a mi padre de quien se contaban todo tipo de historias misteriosas y aventureras. Los dichos de que no le tema ni al mismo diablo y que una vez haba abatido a siete demonios eran proverbiales entre los aldeanos.De nio esto me caus mucho malestar y sufrimiento. Los nios en la escuela se burlaban de m por ello. Pero ms tarde, tambin desech esta supersticin.Mi padre era uno de las personas ms singulares que haba. Era un granjero pero ejerca en la vida de personas y animales con tanto xito como mi abuelo. No haba esfera del conocimiento humano en la que no estuviese activo. Incluso sus enemigos tenan que admitir, que sin pretender ser ms que un simple granjero, era un genio de la tecnologa.Uno encuentra diletantes en todos los campos. De mi padre se deca que siendo un muchacho de dieciocho aos fabric, a partir de una lmpara de aceite de su granero, un cuchillo de bolsillo de veinticuatro lminas, en nada inferior al trabajo de los mejores mecnicos, que tenan la ventaja de tener a su disposicin todo tipo de mquinas.En nuestra casa haba instrumentos de todo tipo de trabajos manuales: una pequea herrera, un taller de albailera, una pequea carpintera, etc. Mi padre haca todas nuestras herramientas agrcolas e incluso reparaba su propio reloj. Un barril de vino que fabric, caus la admiracin de todos los manufactureros profesionales.Cuando en aos posteriores la enfermedad me encaden a la cama, pens sobre todo esto y le un libro que trataba de ocultismo, espiritismo, etc. Y entonces hall cosas como las que se decan sobre mi padre, siendo hechos cientficamente comprobados, pero que por entonces yo haba desechado como supersticiones.Hoy lo veo todo bajo una nueva luz... Empec a investigar ms a fondo, puse un anuncio en el peridico buscando a alguien interesado en el espiritismo. Celebramos reuniones. Mi estado de salud empeor. Buscaba la verdad; me fui a otra ciudad, y qued decepcionado con todo, sobre todo con los espiritistas.Empec a investigar por mi cuenta y conoc a un autor especializado: el Dr. Du Prel de Mnich. Fotografiaba espritus y los pesaba.Tras estas conversaciones, el Sr. Ehret y yo nos sentbamos a menudo en la oscuridad de mi saln vaco, con las manos sobre una pequea mesa. Al rato esta empezaba a moverse, y l repeta el alfabeto hasta que algn nombre o mensaje era deletreado. Yo ansiosamente esperaba tener noticias de Hilda o de su padre pero estos no acudieron. De algn modo yo daba por sentado que ambos haban fallecido, cosa que l me confirm ms tarde.5. EL BOSQUECILLO SAGRADO Y UN HIJO NATURAL.El Sr. Ehret hablaba sobre cmo, de nio en el campo, haba tenido muchas ganas de ver las grandes ciudades.Pero pronto perd todo inters por ellas, y renunciando al confort, busqu una residencia en las afueras.: dijo l.Se ri entre dientes: Llegu a casa de un polica, quien, habiendo cometido algn error, fue enviado a prisin durante varias semanas y su esposa se esforzaba por difundir el bulo de que haba ido a algn lugar de peregrinaje. Y continu: Entonces encontr una casa con un jardinero.La casa era pequea, pero el jardn de flores, frutas y hortalizas era de lo ms hermoso. En verano era para m el bosquecillo sagrado.Haba dos tipos originales en aquella casita estilo chalet suizo. La planta baja era un tanto elevada y una pendiente de flores se prolongaba hasta las ventanas, de modo que sin dificultad uno poda caminar a su travs. Cuando Frank vino a verme dijo: Esto es ideal para citas secretas .Cerca corra un pequeo riachuelo. Todo respiraba paz y alegra, el jardn y su propietario. Y esto en medio del distrito millonario de la ciudad. El jardinero pudo haberlo vendido en muchas ocasiones por una buena suma, pero prefiri vivir como pobre en un hermoso jardn que ser rico en una mansin cerrada.Querido viejo Sebastin! De joven haba vivido largo tiempo en el extranjero, posea fluidez de idiomas y gran amplitud de miras, pero siempre comentaba que no haba nada por encima de su jardn y que lo amaba ms que al mundo entero. Sus principales productos eran las flores, especialmente rosas, y no pasaba hora sin que llamara alguna de sus clientes (las damas ricas de la vecindad) para comprar y conversar ntimamente con l, llamndolo Sebastin.Yo, el joven forastero, a menudo deseaba que la gente fuera igual de confidencial conmigo. Ignoraba que dicha confianza era una joya merecida, otorgada por la naturaleza tan solo para el que es manso y compasivo.De unos cincuenta aos de edad, delgado, con una ligera joroba, Sebastin siempre llevaba una colilla de puro en la boca que, sin embargo, nunca estaba encendida. Su voz era aguda como la de una jovencita, y era muy religioso. Sus platos favoritos eran el maz dulce y las manzanas asadas con sirope.El hogar de Sebastin lo atenda Sabina, una pariente lejana suya, del tipo piadoso de religiosidad estricta. Ella era incluso ms piadosa que Sebastin, de su rostro emanaba brillo. Pero, tras ese semblante, todava encantador en la vejez, habitaba una pena, una decepcin, y un secreto muy grande, como descubr ms tarde.Pese a la sencillez, todo en aquella casa respiraba cierta consagracin, cada pequeo utensilio y recipiente de cocina. Haba all una paz y una felicidad que no se encuentran ni en el ms feliz de los matrimonios. Sabina se preocupaba por su joven invitado tan hondamente como por Sebastin.Pero l ley el secreto!Deberan existir ciertas tardes en una casa en las que cada uno pudiera contar los defectos del otro sin nimo de ofender. Debera ser la pura verdad. A menudo pens que a la pequea Sabina se le podran haber ahorrado as muchos sufrimientos.Ella solo lea libros de oracin y no tena amigos. Pero muchas veces dese estar de nuevo junto a ella, en aquella cocina limpia, ordenada, donde los domingos siempre serva un asado de carne, el mejor que jams prob.El secreto que yo crea estar leyendo en su cara causaba sus noches de insomnio incluso entonces. Ella poda decir cada maana, con maternal exactitud, en qu momento haba llegado yo a casa.A la una y veinte,: admita el joven estudiante.Correcto,: responda Sabina. Y Sebastin comentaba con su voz de nia: As es como les gusta vivir a los jvenes. Les gusta sentarse en la taberna.Asimismo, a menudo entraba por la ventana para no molestar a Sabina.Los parientes de Sebastin estaban ansiosos por que vendiera el jardn y se retirara, con la evidente intencin de algn da tomar posesin de la herencia en dinero contante y sonante. Sebastin razonaba: Pero con quin debo ir? Fritz, Jacob, Karl, todos ellos me quieren. Sin embargo no me marchar de mi casa. Dejar un testamento de firme voluntad.Si todo hubiera quedado en la pequea casa y el jardn, todo habra ido bien, en vez del proceso que sigui ms tarde.Sabina tambin era rica y se deca que llevaba su riqueza en sus medias. Sus herederos, que en parte eran los mismos que los de Sebastin, estaban ms preocupados por la disposicin futura de la propiedad de ella que por la de l... Se oan rumores de cierto secreto. Y cuando un da mi hermana me inform de ello entend su ansiedad, y tambin por qu Sabina tena que rezar tanto.Mi hermana, que no esperaba ninguna herencia, pero que por lo dems era ntima del crculo familiar de Sabina, confi en m con la mayor discrecin.Sabina tiene un hijo: dijo, y me hizo prometer no mostrar o decir que saba nada al respecto. l es profesor de teologa en Tubinga, igual que lo fue su padre, en cuya casa Sabina fue, de muchacha, cocinera.Mi hermana, que por aquel entonces era una mujer de la iglesia ortodoxa, vea esto como una escandalosa ofensa. Mis pensamientos, sin embargo, eran muy diferentes, particularmente desde que ahora saba quin era ese ser ideal, ese joven hermoso e inteligente cuya foto adornaba el escritorio de Sabina. As que este era su hijo! Un hijo natural. Empec a comprender.Tan solo imagina cmo debi estremecerse esta pequea alma, Sabina, cuando le preguntaba a veces quin era este bello ser! Tiene el aspecto de un clrigo ideal,: deca yo. Un ser magnfico! Quin es?Oh, es simplemente un joven clrigo como otros,: replicaba ella.No!: afirmaba yo. l es mejor que otros. De todos es el nico que me ha impresionado poderosamente.Ms tarde oa su voz feliz cantando en la cocina. Un ceo sustituy la contemplativa sonrisa del Sr. Ehret, mientras continuaba: Ense quince aos en una Escuela Tcnica Superior donde sola haber entre mil y mil quinientos alumnos, y donde en las conferencias y en el registro uno tiene una relacin exacta de las cosas. All se demostraba que de entre los alumnos, los hijos naturales eran los ms inteligentes.Como hablndose a s mismo dijo: Estoy viendo a los nios de mi clase ms bsica, de nueve a diez aos de edad. Y como siempre ocurre conmigo, le presto ms atencin a la apariencia de una persona que a otra cosa. Con solo ver la mano de un alumno puedo reproducirla en dibujo. De su nombre nunca me acuerdo.Entre los cincuenta pequeos muchachos haba uno que despertaba particularmente mi inters. Le pregunt: Cul es tu nombre, y quin es tu padre?Ninguna respuesta. Le pregunt de nuevo, dije severamente: Puedes decirme quin es tu padre? Entonces el hermoso muchacho suspir: Todava no tengo padre. Mi madre es cocinera en el cabildo.El suspiro de este nio era una acusacin contra el mundo entero!: llor el Sr. Ehret. Me impresion ms que todas las doctrinas filosficas juntas!Cuando tom el cargo en la escuela, el anciano y canoso director me dijo: Todos tus predecesores fueron terriblemente incompetentes. Eran incapaces de mantener la disciplina. El ltimo estaba delicado de salud y los nios a menudo lo tiranizaban.Reflexion: Pero la culpa siempre recae en quien la merece. El mayor arte de un maestro es ser justo. Ms tarde o de partes imparciales que los nios me teman ms, pero que tambin me amaban mejor.Como mencion antes, mi memoria auditiva era mala. Nunca recordaba el nombre de ninguno de mis mil alumnos. Pero mi memoria visual era excelente. Llegaba al extremo de que, al ver la cara de un alumno en la calle, tambin vea su dibujo con todos y cada uno de sus defectos y podra perfectamente haberle hecho una correccin all mismo.Para cosas abstractas mi memoria solo era buena en casos extremos, en el buen y mal sentido de la palabra. Haba un alumno considerado por todos mis colegas, con justa razn, como un tipo criminal. Una vez este muchacho se atrevi a mentirle a su profesor de dibujo. Esto me enoj y me preocup mucho. Pero, para ser justo, no dej que lo notara. Ms tarde le pregunt por qu haba abusado de mi justicia. Le dije: Nunca te olvidar esto.Al cabo de muchos aos, cuando me lo encontraba por la calle, me segua mostrando miedo, evidentemente recordando lo que le haba dicho.Le pregunt al Sr. Ehret si nunca haba conocido al hijo de la pequea Sabina, si alguna vez haba venido a ver a su madre. Se sorprendi de pensar que yo esperara eso. Cmo podra l, dijo. Se supone que nadie saba de su existencia. Su padre lo cri desde nio. Adems, dado que nuestras leyes estn mal (casi siempre lo estn cuando se trata de asuntos del corazn), el hecho sigue siendo que el hijo ilegtimo difcilmente puede esperarse que le est agradecido a su madre por su vergonzosa herencia.Mi propia madre me cont que, cuando muchos malos espritus estaban presentes, apestaba tanto que apenas se poda soportar dijo el Sr. Ehret una vez. Cuando dos almas gemelas (N. del T.: soul organs en el original) se pertenecen, se huelen la una a la otra. Nunca has de preguntar: dice el Lohengrin de Wagner. O, si mi cercana, mi ser tranquilo no te dice que soy tuyo, es que no te pertenezco. Dos almas se pertenecen por toda la eternidad, deben sentirse la una a la otra en la Tierra y esforzarse por perfeccionarse a s mismas hasta ser dioses.Cre que pensaba en Hilda y en s mismo. Pero inmediatamente volvi a hablar del jardn de Sebastin.No solo de da era tan excepcionalmente hermoso, sino sobre todo de noche, dijo l. Entonces tena algo tranquilo, misterioso, pues estaba en un barrio remoto de la ciudad donde las farolas no lo perturbaban. Solo se oa el murmullo del riachuelo.No lejos de l haba un gran parque en el que viva un ruiseor. La gente vena de todas partes para or su canto. Su msica era mejor que cualquier concierto.Un da volva tarde a casa por el campo. La casa de mi to estaba por el lago, donde en junio todo brillaba de tantas lucirnagas que haba. Los ruiseores cantaban su dueto. La luna arrojaba una luz plida. Yo estaba extasiado y, reuniendo una pequea pila de heno, me tumb all a descansar... Ay, qu dulce descanso en los brazos de la Naturaleza! Mi cama en casa no era ni la mitad de buena.6. MI AMADA APARECE DE NUEVO.Era muy tarde cuando finalmente me dispuse a irme. Las farolas de la calle se apagaron. El jardn de Sebastin estaba tan oscuro que no se vea nada en absoluto. De pronto tropec con alguien, me asust, cre haber cado en manos de un asaltante, pero solo vi precipitarse una forma, tan ligeramente, tan rpidamente, tan fragante, que dud de si realmente se trataba de un ser humano o de un espritu. Me fui a la cama un tanto alarmado... En la vecindad de este jardn viva cierto general retirado.l y yo nos cruzamos durante varios aos, sintiendo que algn da acabaramos por conocernos. Nuestro encuentro era algo ms fro de lo habitual cuando se encontraba en compaa de su esposa, quien era una buena clienta del jardinero y le compraba muchas rosas hermosas.Esta mujer me interesaba peculiarmente. Pareca haberla conocido alguna vez en el pasado, a pesar de que solo poda haber sido en un sueo. Nunca tuve la ocasin de verla de cerca. Pero siempre que el general y ella visitaban el jardn de Sebastin haba la sensacin, evidentemente por parte de ambos, de que algo nos conectaba, y algn da nos unira. Tambin haba cierta timidez, una ansiedad indefinida, algo incierto que cuando nos conociramos saldra a la luz.Los dos sabamos que haba peligro. Y cuando ellos se hallaban en el jardn arrancando flores, y suceda que yo iba o vena, siempre tomaba el camino lateral para evitar encontrarlos.Con tales sentimientos trat de sonsacar a Sebastin para saber ms de esta pareja... Se saba que el general era un hombre excntrico, que era dueo de una gran finca en la frontera rusa, donde antes de su matrimonio haba saboreado los placeres de la vida hasta la saciedad, de manera que ahora su estado de salud era tal que tuvo que retirarse de toda vida social. S, incluso se rumoreaba que, contrariamente a su antiguo modo de vida extravagante, se fue al extremo opuesto, dej de beber alcohol, abandon el tabaco, y ya no coma ms carne.Al principio todos crean que la pareja llevaba una vida matrimonial ideal porque no encontraban necesario pasar su tiempo en compaa de otros. No se les vea por ningn teatro o lugar de diversin. Enseguida se despert la curiosidad de los vecinos y, como es costumbre, se escucharon todo tipo de rumores sobre esta pareja sin hijos. La historia ms extraa era que l, un oficial de la alta nobleza, se haba casado con una mujer muy inferior, no solo una plebeya, sino de la clase ms baja. Las malas lenguas afirmaban incluso que en algn momento, en algn lugar, ella haba sido una camarera y una persona de mala reputacin. Esto, decan, era el motivo de que el oficial se diera de baja en el ejrcito.Sin embargo, siempre que vea a esa mujer tena, adems del recuerdo constante de haberla conocido antes, una impresin que en modo alguno corresponda con el rumor. Al contrario, haba en ella algo aristocrtico.Cinco aos ms tarde el destino me mand cuidar mejor de mi salud, y por casualidad el general y yo trabamos conocimiento. Sucedi en un centro de salud del lago de Ginebra en Suiza.Al principio se mostr por parte de ambos una fra reserva, cuya causa atribu a la diferencia de posicin social. Y adems, tambin yo tena ahora fama de ser una persona singular. Sin embargo, poco a poco creci nuestro inters recproco, sobre todo desde que pidi la opinin de los huspedes sobre su manera de proceder con una forma ideal de higiene de vida. No era nada corto en pedantera en el cuidado de su salud.Comparada con l, su mujer era una autntica aristcrata, de plida tez. Y ms cuando hablaba, uno se convenca de que la de noble sangre azul era ms bien ella que l. Y cuando sonrea, lo que raramente suceda, emanaba de su rostro un encanto que poda alegrar al ms triste. Pero cuando desapareca esa sonrisa portadora de alegra, se tena la impresin de que no era una mujer feliz.El sanatorio era ms moderno y avanzado que otros. No se inverta el tiempo sobre todo en comida y bebida. Se le prestaba ms atencin a los ejercicios fsicos, la gimnasia, el trabajo en el jardn, escalar montaas, etc..En la cima del monte haba una pequea casa que perteneca al sanatorio, y cuando se reciban rdenes de subir all arriba, siempre queran decir ir sin almorzar. Tras la larga caminata solo se servan leche agria y pan, pero aquello saba bien. El pequeo lugar en s era una maravilla de sencillez.Un da me encontr all al general y a su seora, y me enter de que se iban al da siguiente. Ella tena un sombrero muy grande que no le caba en la caja, y como yo tena un bal de gran tamao me ofrec para guardrselo. La pareja se dispona a hacer otro gran viaje a travs de Suiza.Cuando regresaron cumpl el especial deseo de entregar personalmente el sombrero. Este deseo fue expresado con una invitacin a cenar.Qu excitacin! Estaba invitado a casa de Hilda! Pues era ella. Lo supe todo el tiempo, pero no nos atrevamos a decrnoslo el uno al otro.Esta fue la primera vez en que la tensin entre su marido y yo se relaj un poco. No es que l estuviera celoso. La tensin se deba simplemente al secreto que, probablemente, solo dos de nosotros tres conocamos, pues no hubo ocasin de preguntar si el otro comprenda. Ninguna seal. Solo mi dolorosa incertidumbre sobre si ella le haba mencionado que nos conocamos, y que yo saba quin era ella.Me dijo con cierta pompa el nombre cristiano de su mujer. Se llama Clara: dijo. Y l la llamaba nicamente Clara.Cuando en una ocasin le pregunt, me dijo que en otro tiempo ella haba usado otro nombre, pero que en realidad fue bautizada como Clara, y subray que ella era de buena raza italiana. Contuve mi deseo de preguntar por qu haba usado otro nombre.Una vivienda grande para tres personas: dijo el Sr. Ehret despreocupadamente. Habitaciones superfluas, en parte dotadas con muebles de estilo antiguo, llenos de vajilla y artculos de lujo, que pudieron haber tenido su significado para el ex mundano y su familia, pero que en la actualidad no servan para nada.Con irnico orgullo el general abri un bufete especial y me mostr una rara coleccin de las ms variadas clases de copas de champn, recuerdos de supuestos buenos tiempos que fueron, como ahora reconoca, la causa de su cada. En este punto en particular, se haba pasado al extremo opuesto y no senta ningn respeto por nadie que se complaciese en su antao tan querido alcohol.Despus de haber conversado sobre algunas cosas, recuerdos del sanatorio, etc., entr en consideracin la tercera y ltima persona en la gran casa: la criada. La seora me la present comentando que era una verdadera buena alma que manejaba esplndidamente la casa desde el primer da de su vida matrimonial. Que la chica era todo lo que reflejaba en su cara, y adems, llevaba una pequea cruz de oro alrededor de su cuello.El dueo de la casa me inform entonces muy confidencialmente que bamos a tener una selecta comida higienista que su mujer haba ayudado a preparar... Haba en mi opinin cosas muy buenas pero en demasa. Y cuando al final se sirvi una variedad de quesos importados de los que la seora dijo que era muy aficionada, me sent inclinado a creer la historia de su marido de que ella era italiana.Generalmente las personas se acercan entre s y a menudo se convierten en ntimas al sentarse enfrente a la mesa. As pasaba conmigo. En ese corto tiempo supe ms sobre la pareja que durante todos los aos anteriores de nuestra relacin.El general tena una nariz muy roja y deforme, y cuando aludiendo a ello le pregunt si se deba a su pasada manera de vivir, l lo neg enfticamente y dijo que se deba a una cada de trineo y no al alcohol. Pero cuanto ms se esforzaba en convencerme del hecho, ms lea yo un horror profundo en los ojos de su mujer. Me hallaba aqu ante un extrao enigma?Esta antigua camarera que siempre me dio la impresin de ser un alma muy noble, se haba elevado an ms alto por el sufrimiento. No mostraba ninguna aversin a la rudeza de su marido. Su expresin permaneci inalterada incluso cuando l dijo con una sonrisa condescendiente: Imagnese! Mi esposa y la criada son tan piadosas que van juntas a confesarse.Aunque yo mismo tomara la religin catlica, tal como se entiende y manifiesta en la actualidad, la genuina piedad de Hilda me inspir nuevo respeto.No pude reconocerla inmediatamente y ya no era tan hermosa como antes. Su cara estaba hinchada y haba engordado. Sin embargo, ella me reconoci a primera vista.Dos o tres aos pasaron desde aquella velada. Vena a la casa con regularidad y frecuencia. Sin embargo, Hilda y yo nunca estbamos solos. Al final surgi una ocasin de unos cinco minutos en la cocina, y hubo una trrida escena de amor en la que Hilda me dijo que viva un infierno, y que si no fuera por la buena chica, Lina, que era una con ella en la fe, hace mucho que habra puesto fin a su vida tirndose al agua.7. UN MATRIMONIO INFELIZ.Recuerdo una novela de Zola. Al leerla me dije: Esto es imposible que pase. Ahora tengo que vivir para ver que es an peor de lo que Zola describe.Durante esos aos, cuando visitaba su casa, el general intentaba parecer una persona ideal. Siempre hablaba con entusiasmo de las posibles bondades de la humanidad, denunciando sus vicios. Llamaba a Hilda su ngel, cosa que ella era. Y ella me contaba ahora que l la trataba como un demonio.Hipocresa increblemente ingeniosa la de aquel hombre! Ejecutada con franca rutina. Estando una vez solos me explic qu cosas se podan hacer con el dinero. Ahora saba. En esos cinco minutos toda una vida pas ante mis ojos.Hilda me dijo que solo por desesperacin se haba hecho camarera en aquella poca. Pero aquel duro trabajo fue demasiado para ella y arruin su salud. Este desgraciado matrimonio le devolvi su antigua posicin social. Ella era de familia noble.La nariz deforme de su marido era el resultado de un crimen que l haba cometido durante la primera parte de su vida de casados. Esto tambin le haba costado su posicin como oficial. Ella misma haba sufrido mucho por el sentimiento de culpa y desarroll jaquecas crnicas. l ocup un cargo en frica, donde el calor empeor las cosas. Y cuando la madre de ella la aconsej que se abstuviera de tomar carne, ella la amenaz con castigo corporal si no la ayudaba a consumir su sempiterna pierna de cordero.Aparte de sus jaquecas, le haba estado buscando alivio a cierta dolencia, que su marido calific de sospechosa. Un da fue con su madre al mdico, un especialista en enfermedades sexuales. Le dijo que era incurable.Eso fue todo en cuanto al abrazo de la cocina. Sin embargo, Hilda temblaba de temor al pecado. Tendra que confesarlo al da siguiente en la iglesia... El confesor la amonest con palabras edificantes y le hizo prometer que desterrara de su mente todos los pensamientos de la persona amada. Como castigo recibi la orden de decir cinco rosarios diarios. Cuando ms tarde le pregunt si esto haba sido eficaz ella dijo que no, que as haba empeorado. l le dijo entonces que en el nombre de Dios ella poda pensar en l, pero que si se llegara al divorcio, ella seguramente tendra que ir al infierno.Yo mismo me senta indeciblemente afligido. Vi venir una eventual tragedia, actu en apariencia con frialdad, y empec a evitar la casa.8. CASI UN CLRIGO.Unos meses despus me hallaba sentado una tarde en el caf de mi ciudad natal, donde tuvieron lugar aquellas primeras experiencias con Hilda. Sentados uno frente al otro haba dos estudiantes que evidentemente estaban hablando de m. Continuamente miraban en mi direccin. De repente uno de ellos, al que entretanto yo haba reconocido como antiguo alumno mo, se levant y vino hacia m. Me requiri para que le diera fe a su compaero de que yo era su antiguo profesor.Ambos haban hecho un apuesta, el uno reconocindome, el otro diciendo que era imposible. Hasta que no escuch mi voz no qued convencido. Dio rienda suelta a su asombro con este comentario: No queda en usted rastro de semejanza con el antiguo profesor de dibujo. Solo su voz me ha convencido. He perdido mi apuesta.Yo le respond: Ests literalmente en lo cierto: el antiguo profesor de dibujo yace en su tumba. Este que est ante ti es una nueva persona... Y as era.Haba pocas iglesias en San Francisco que no hubiramos visitado, pero casi nunca lo hacamos durante el servicio. Ambos preferamos su silencio, del que el Sr. Ehret dijo que hablaba con suficiente fuerza.Y coment: Aunque no se crea en un determinado credo, no es posible evitar sentir las oraciones de las miles de almas que acuden aqu.Luego cont cmo por poco escap de hacerse cura.Nunca tuve deseos de estudiar, pero mi padre haba puesto su corazn en ello: dijo l. Mis dos hermanas mayores as como mi madre queran naturalmente teologa. Ellas eran miembros fervientes de la iglesia que no se habran perdido el servicio dominical por nada del mundo. Yo, sin embargo, me opuse a la idea con todas mis fuerzas. Finalmente ced a su deseo y entr en la Escuela de Ciencias Tcnicas.Estbamos en el campo un da, durante mis vacaciones, y mis hermanas y yo discutamos sobre el viejo tema. Decan: Mira que nos cuesta caro mantenerle, pero ni as se har predicador.Al diablo: contest. Si tiene que ser, me convertir en uno, pero luterano.Una de ellas se puso furiosa y levantando una remolacha grit: O me dices por qu razn o te tiro esto a la cabeza!Yo respond: Porque a los luteranos les est permitido casarse.Ahora rondaba los cuarenta y cinco aos y todava disfrutaba de una feliz soltera. El Sr. Ehret rio: Ironas del destino!Y sigui: Pasaron unos aos y mi padre muri. Podra haber ocupado su lugar en la granja, junto a mi hermano mayor que estaba enfermo, pero ya no estaba preparado para ello. Quizs nunca lo haba estado.Al llegar a la ciudad, yo era el de ms edad y el ltimo de mi clase en la Escuela, y tuve que pasar un examen antes de ser admitido. En mi pueblo natal, nuestro viejo profesor a menudo entraba en el aula y sealaba una leccin para que la copiramos, luego se iba a la taberna de enfrente. De ah mi ignorancia, y de por qu la Escuela Tcnica me admiti solo despus de superar la prueba.Uno de los profesores de all, el de Francs, ms que un profesor pareca un granuja internacional. Su objetivo principal era poner en evidencia mi ignorancia pueblerina ante los dems, por lo que yo siempre iba a la escuela con el corazn en un puo.Ms tarde me enter de que engaaba a la gente y que ninguna mujer se hallaba a salvo en su compaa. Pero en cualquier caso, cuando despus de dos semanas termin nuestro trabajo de muestra, vino y me susurr al odo: Est bien. No sers expulsado de la escuela.Y acorde a su profeca fuimos promovidos, yo del ltimo lugar al tercero.9. UN NOVIAZGO ROTO.Antes de ese segundo encuentro con Hilda me puse enfermo: dijo el Sr. Ehret y procedi a contar que, antes de la aparicin de esa enfermedad haba tenido un compromiso matrimonial.El Sr. Ehret sonri: Tras romperse el compromiso fui a ver a un amigo a la Selva Negra, donde juntos nos dedicbamos al arte... Ms tarde se lo cont a todos mis amigos. Luego, seriamente: El asunto lleg a ser profundamente trgico para m, pues la muchacha era la hija de uno de mis colegas con la que naturalmente, coincid en varias ocasiones y festividades colegiales.Ella despert mi inters no por ninguna belleza notable o especial, como sucedi con Hilda, pero para mi ojo artstico haba algo en ella que las muchachas europeas generalmente no poseen. Era excepcionalmente delgada y pulcra, con un movimiento y unas maneras que evocaban sangre oriental. El temperamento artstico, su canto y su habilidad al piano estaban muy por encima del promedio de las hijas talentosas.Creo que fue el canto de su boca encantadora lo que me cautiv. Pues aunque su nariz no me gustase sobremanera, haba en esa boca algo tan maravillosamente delicado que nicamente tena un deseo: un beso de esos labios de capullo de rosa.Con el ceo fruncido reflexion: La impresin general era que en realidad no era bella.Cuando por primera vez fui invitado a su casa estaba en la cocina y vino a recibirme con un gran delantal. Para mi pesar tuve que descubrir ms tarde que este delantal de cocina haba sido calculado para dar la impresin de laboriosidad domstica, aun a costa de la etiqueta, en un primer notorio reclamo. Me percat cuando se excus diciendo que haba estado ayudando a su madre, pero not tambin que este sencillo delantal aumentaba su encanto. El Sr. Ehret lanz una mirada divertida. Su objetivo de agradar se haba logrado de otra manera. Me gustaba mucho mejor as que en traje de sociedad o de baile.Ojal todas las muchachas dejaran sus costosas ropas y vistieran con sencillez! A menudo me preguntaba por qu uno ve tantas caras bonitas en el Ejrcito de Salvacin, y entonces se me ocurri pensar en el sombrero que, por su sencillez, forma un fondo tan maravilloso.La madre de la chica era una mujer corpulenta con una cara bastante inexpresiva. Tena la costumbre de ponerse sus gafas de oro en cada ocasin, incluso cuando no era necesario. Se notaba claramente que con ello pretenda darse una apariencia ms inteligente. Otra peculiaridad era que hablaba muy poco, siempre en voz baja, y que en la conversacin estaba de acuerdo con todo el mundo, fuera cual fuera el tema de discusin.Uno la tomara por la persona ms pacfica del mundo. Adems, en todos sus movimientos, en todo lo que deca, haba algo de precavido, de cuidadoso, sin importar cun compuesta actuara. Era anormal.Era increble que yo, un psiclogo, no hubiera descubierto lo que era. Ms tarde, forzado a verlo, me di un toque en la cabeza por no haberlo sospechado antes. Ella siempre estaba borracha, y yo crea que esta era su disposicin natural!Aun as, la familia era muy respetada y se mova en la mejor sociedad... Por fuera esplendor; tras las puertas cerradas lo contrario. Una noche la madre y sus dos hijas fueron a un baile y volvieron a casa tarde, al amanecer. Llam a su puerta a las cuatro de la tarde. All estaba la vieja seora sentada a la mesa con una botella de cerveza y dos vestidos nuevos de las hijas. Dijo: Mira lo laboriosa que soy. Desde anoche he cambiado cada trocito de cenefa de estos vestidos y adems he preparado el almuerzo. No he dormido ni un minuto.Pero para qu?: dije yo asombrado.A lo que ella contest: Bueno, no quieres ir al teatro esta noche? Ya sabes que, cuando uno se mueve en la sociedad moderna, tiene que parecer algo, lazos nuevos, cosas nuevas.Aquello para m fue un mazazo en la cabeza, e inmediatamente se me ocurri una excusa. Le dije que no poda ir al teatro esa noche. Dijo que las dos muchachas an dorman y explic en relacin con los vestidos: Esto da la impresin de que visten ropas completamente nuevas.Sent que me enfriaba otro grado ms.El Sr. Ehret se sum a mi risa entrecortada. Pero de pronto sus cejas se juntaron en seal de desaprobacin.Qu asunto ms degenerado!: exclam con disgusto. Habra sido una excelente suegra!Ella me confi: Ya sabes, si uno hospeda a extraos tiene muchas preocupaciones y tiene que usar todo tipo de trucos. Tengo hecho un duplicado de llaves para cada habitacin y cuando la gente est fuera voy y controlo las cosas.Uno de mis amigos, alojado all, empez a sospechar sobre esto, y todos los domingos cuando se marchaba peda a un amigo que se quedara all. Si hubiese entrado la habra pillado.Entre los que se quieren casar es bien conocido el dicho: Si quieres casarte con una seorita, mira primero a su madre; si es de buenas costumbres, entonces puedes pedir la mano de su hija.Empec a descubrir en mi prometida ms y ms vicios de su madre, y as se prepar la catstrofe final. Primero tuve una ruptura con el padre por falsedad, y cuando me encontr de nuevo con mi ex amada, ella admiti que todo era verdad, pero amenaz con matarme a menos que me casara con ella. Por supuesto, aquello me dej fro. Una amenaza que se profiere es inofensiva.Ese da hice las maletas y me fui a la Selva Negra, a casa de mi amigo. Entonces nos sentamos all en la taberna por la tarde, tranquilamente, celebrando el final de mi compromiso. De pronto se abri violentamente la puerta y apareci la hermana de mi amigo pidindonos que regresramos pronto a casa. Dijo que haba all dos mujeres agitadas buscndome. Inmediatamente sospech quines eran, y en efecto resultaron ser mi aspirante a suegra y su hija. Se haban enterado de mi paradero a travs de mi hermana y sin dudarlo tomaron el primer tren para inducirme a volver. Por supuesto, yo no poda hacerlo. Pero para evitar una escena, les dije que se fueran a la cama, que maana hablaramos de ello.A la maana siguiente mi amigo y yo nos habamos ido. Habamos emprendido un viaje de montaa, escalando durante la noche, y si mi cabeza estaba pesada entonces, cuando alcanzamos la cima estaba sobrio como un gato... Mi ex novia y su madre regresaron de nuevo a casa.Esta escalada por la montaa fue mi salvacin. Mi mente se liber. Mis sentimientos se expandieron. Aquel amanecer all arriba fue el ms feliz de mi vida. Mi mal paso se haba borrado.Una vez me encontr con un amigo que se haba comprometido de la misma manera que yo, un hombre de negocios, amable, agradable y laborioso, que por entonces acababa de tomar posesin del puesto de su padre. Me dijo: He odo que has creado un conflicto con tu futura suegra. Cmo se puede hacer algo as? La ma no es mejor, pero bueno, uno tiene que mantener su promesa.l cay en esta trampa y unos aos ms tarde haba enloquecido.10. EHRET CAE ENFERMO.El Sr. Ehret bail al atardecer en mi saln vaco, cant, silb y luego tom la escasa cena en la cocina donde un peridico haca las veces de mantel, la sal y la pimienta eran servidas en vasos de jalea, y una silla sin respaldo y una caja de jabn eran nuestros asientos. Buenos viejos tiempos aquellos! Yo, una joven entusiasta; l una celebridad. En la casa solo haba t para dos tazas. Y yo tan solo lo haba invitado porque se haba quedado hasta tarde, pensando que, como de costumbre, declinara la invitacin. Pero acept, y lo que es peor, por error puso sal en su t, y yo no tena otro que ofrecer. As que se lo bebi como un hroe, y aun as despej su estado de nimo para la danza y el canto del da que terminaba.Ca enfermo: me cont ms tarde en la oscuridad. Comenz una andadura de cinco aos de sufrimiento. Cogiendo un largo permiso para ausentarme de la Escuela, me fui a todos los diferentes balnearios, pero sin resultado. Finalmente tuve que renunciar a mi puesto completamente.Alimento nutritivo: decan los mdicos. Y yo segua sus instrucciones, hasta que un da ya no pude caminar de tanto que me haba debilitado. Frecuentaba los mejores restaurantes, donde se cenaba excelentemente. Entre los presentes haba una seora americana. Como sucede en tales casos, todas las personas bienintencionadas tenan un nuevo consejo que dar, y ella se sent a mi lado viendo lo mseramente enfermo que estaba y cmo me contaba las pulsaciones, y escuch lo que los otros me dijeron que hiciera.Una vez me dijo: No cuentes tus pulsaciones, y no creas que un hombre tan joven est necesariamente abocado a la ruina. Te traer algo maana.Era la ms sensible de todos. Al da siguiente me trajo un prospecto de un sanatorio de Kneipp en el sur de Alsacia.Con qu sentimientos me fui a aquel lugar! Saba que su propietario era un cura catlico, y estaba ms ansioso por verlo a l que al sanatorio. Durante toda la noche de mi partida mi imaginacin compona imgenes del hombre que me iba a salvar la vida. Mi fantasa me lo pintaba como un cura anciano, alto y delgado, que con cristiano amor cuidaba de sus pacientes.Me llev una triste decepcin. Precisamente el mismo tipo vulgar de cura catlico que Kneipp era! Una cabeza gruesa y un gran vientre.Pero haba en la institucin una vida patritica extrema. A pesar de toda la miseria, an conservaba una buena parte de mi viejo sentido del humor, y nuevos chistes aparecieron pronto por el lugar. Hasta los honorables curas, que se hallaban presentes en gran nmero, y siempre ocupando las mejores habitaciones, se interesaron por este extrao recin llegado de segunda clase. Hice peculiares amistades.Estaban los tpicos viejos alsacianos, hombres devotos, que gustaban hablar de la guerra y cosas por el estilo, pero que tambin les interesaba saber cosas sobre su estado de salud. Y como el cura solo apareca dos veces por semana, no pas mucho antes de que empezaran a traerme a m sus preguntas. Al final me venan con todo aquello sobre lo que haban estado discutiendo durante tediosas horas.Un sacerdote joven y agradable hizo ciertas tentativas de convertirme. Aunque yo era tan querido que al irme la mayora de los que haba all se echaron a llorar, y aunque mis opiniones se valoraran tanto que el mismo propietario me peda muchas veces consejo, se proyectaba sobre m una grave sombra: de toda la institucin yo era el hereje que evitaba la misa diaria en la capilla.Aquel joven sacerdote y yo tuvimos muchas e interesantes conversaciones sobre el tema. l no era un religioso fantico. No rezas?: pregunt.Yo le contest: No. Yo tambin tengo un Dios, como t. Solo que soy incapaz de imaginarme Su repentino inters por alguien que durante aos no se ha preocupado por l, adems de abolir una ley de la Naturaleza.Se haba producido una visible mejora en mi estado de salud, cuando de repente mis antiguos y terribles dolores de rin regresaron obligndome a guardar cama. Sacerdote y mdico permanecan impotentes a mi lado. La situacin era crtica. Ya nada poda inspirarme el deseo de vivir; nadie poda consolarme, hasta que apareci la enfermera.Era una bella francesa con el oscuro atuendo de una monja. Ella no saba hablar nada de alemn y mi francs no era muy bueno. Pero cada vez que vena a visitarme me senta mejor... Una criatura encantadora!Ella dijo: El sacerdote se toma un especial inters por ti. Solo falta una cosa. Nunca te dejas ver por la capilla.Me di cuenta de lo contenta que vena. Adems de sus visitas oficiales, a menudo pasaba una hora conmigo por la tarde, siempre dndome a entender que trataba de convertir mi alma. Pero haba algo ms que eso.Una noche decidi que no se ira hasta que le prometiera que acudira a misa cuando me encontrara lo suficientemente bien, y se me permiti sellar esta promesa con un beso de su mano.Barreras!: suspir el Sr. Ehret. El voto sagrado! No hice ningn intento por romperlo, claro est. Pero oh, cmo me habra gustado hacerlo!... Una linda maana me trajo el primer capullo de rosa del jardn.Y se sinti usted mejor?: le pregunt yo con ganas de escuchar ms, pues se haba quedado callado.Llor!: contest l. Solo haba llorado dos veces en mi vida, y la tercera fue ahora cuando el dolor casi me volva loco y las perspectivas de futuro eran desesperantes... Unos das ms tarde me fui al balneario de Wildingen, comenzando a darle la espalda a la Medicina oficial (N. del T.: going half way into the domain of medicine en el original).Ehret farfull: Todo aquello es un fraude! Uno se bebe el agua y paga facturas exorbitantes. Si hubo alguna mejora no qued ni rastro de ella cuando regres a casa algn tiempo despus. All sobrellev el invierno como pude. En febrero experiment un cambio radical.11. DOS MANZANAS AL DA.Has amado alguna vez un lugar de la Tierra tanto que hayas querido tomarlo entre tus brazos?: pregunt el Sr. Ehret. Lichtenthal en Baden-Baden era un lugar as. All viv los primeros meses de mi romance de resurreccin. Fue el tiempo ms hermoso de mi vida.Mi fe en la medicina haba desaparecido por completo y ahora daba mi primer paso en otro mundo cuya existencia apenas sospechaba. Comenzaba una nueva etapa.Lichtenthal era un pequeo lugar de los ms bellos que he visto jams. Se extenda hacia la Selva Negra. En medio del valle surga una pequea montaa desde la que haba una vista maravillosa. All habitaba un ser de la naturaleza, el mayor enemigo de la Medicina, un hombre loco.Previamente me haba informado sobre l en Baden-Baden y me dijeron: S, vive all en Lichtenthal, este hombre extrao que no da a sus pacientes ms que dos manzanas al da y un vaso de agua, y adems les hace andar por ah desnudos.Y para all que me fui con grandes expectativas, tan excitado como cuando fui a la institucin Kneipp. Y cuando lo tuve ante m, un estremecimiento de placer recorri mi ser. Qu impresin ms diferente de la del predicador en Corpoch, en la frontera francesa! All aquel cura gordo, obeso, aqu un Tolstoi, un ideal, tan descredo y libre como todo apstata de la Medicina. De unos sesenta aos de edad, con la misma ropa, porte y apariencia que el gran ruso, y haba escrito muchos libros l tambin. Y antes haba sido cantante bartono en Cassel.Qu consulta ms original! Ms tarde se lo cont a mi gente... Me acerqu a l, me quej de mis dolores y respondi: Qu? Dolores? Esa es tu propia falta. En el paraso no haba dolores, pero tampoco haba chuletas. Come frutas en vez de salchichas y otras porqueras, y deshazte de tus harapos y toma baos de aire!Esa fue toda la entrevista! Solo tena una baera en el lugar y estaba oxidada. Sin embargo haba un montn de platos de ducha. La casa era de una sola planta, con balcn saliente, y toda la fachada era de una sola habitacin de profundidad, de modo que cada una de las habitaciones tena un porche al sur y una entrada al norte, todo construido de madera, bastante primitivo.Lo principal era el jardn. Las habitaciones se suponan que solo servan como dormitorios. Incluso con tiempo lluvioso sacaba a sus pacientes fuera. l mismo era, como afirm y tambin demostr, terriblemente resistente a la intemperie.Haba trabajo que hacer, serrar madera, cavar, palear, trabajo de jardinera. Tambin haba ah una bolera.Tena una opinin muy racional en cuanto a nutricin. Me encantaba orle hablar del tema. Aunque no era un orador, lo enseaba todo tan clara y drsticamente como sola hacerlo el ex actor. Muchas veces vena de la casita cercana durante la cena, y sacando dos hermosas manzanas de su bolsillo deca: Mirad! En una de estas manzanas hay ms alimento y salud que en toda la cena.Cuando llegu a la institucin, esta en realidad ya no le perteneca; se la haba vendido a un maestro de Magdeburgo. Pero el maestro no poda compararse con nuestro Tolstoi, que se haba retirado. As sucedi que tras unas semanas, siendo el nuevo propietario incapaz de darle a sus pacientes una explicacin satisfactoria, siempre deca: Ve y pregntale a Ehret.Al igual que sucedi en Alsacia, haba all todo tipo de personas interesantes: consejeros privados, actores, etc., pero una sola meloda y una sola armona. Personas, que de otra manera nunca hubieran pensado en asociarse, fueron juntadas por el sufrimiento. Haba, por ejemplo, un barn, de unos treinta y cinco aos o as, gordo, estpido como suelen serlo esos mundanos, y de hecho solo reciba dos manzanas y unos higos al da. Qu de sentimientos surgieron as! Gente acostumbrada a la gran vida. Yo tambin lo experiment.Tambin haba una actriz de Bruselas. Tena los dedos paralizados. Cuando quera recoger moras en el jardn, se inclinaba y les pegaba un mordisco.Si ahora la vieran sus admiradores se sorprenderan!: brome yo.Dara con mucho gusto toda mi fama, esplendor y admiradores por mi salud!: contest con propiedad y brevedad.Qu contraste en comparacin con la institucin del sacerdote! Para m era un camino seguro a lo alto, hacia la salud, y adems cambi totalmente mi concepto de la vida. All poco a poco empec a comprender lo que Gruebel denominaba: La inutilidad e incluso el perjuicio de la cultura.La idea me interesaba cada vez ms y decid mirar ms de cerca a travs de estas nuevas lentes de la verdad. Tres meses ms tarde me fui a Berln.Para disfrutar plenamente de la cultura: me mof yo jovialmente.No!: replic l. Para aprender algo nuevo en esa direccin... Hubo mucho, muchas personas interesantes.Un sujeto notable, un sacerdote catlico, y result que tambin paisano mo, fue apartado de la Iglesia por hablar demasiado de libertad. Buscando otro medio de vida, estuvo dispuesto a aceptar cualquier cosa que se le ofreciese en la Universidad: Medicina, Filosofa, etc. Un ser original. l me introdujo en la vida cientfica de Berln.Todas las tardes bamos a sus conferencias, en las que siempre enseaba algo nuevo, contradictorio. Haba reuniones anarquistas, y todo tipo de movimientos de reforma: anti-medicina, socialismo, cultura fsica, el Ejrcito de Salvacin, etc..Los domingos por la maana, en vez de ir a las iglesias como antes, bamos a conferencias religiosas gratuitas. Una organizacin siempre daba un magnfico concierto: canto y maravillosa ejecucin de rgano. Pero los que ms me atraan eran la filosofa de la curacin natural y el vegetarianismo.Suspir con una risita: Me llev todo tipo de decepciones! Pas por la escuela de Gruebel. Traan grandes ollas, sartenes y cucharas. Y tragaban y se llenaban.Reflexion: Reformadores de base. Aquella sociedad logr maravillas. En la vecindad de Berln haba un desierto arenoso y ellos lo transformaron en un pequeo paraso llamado muy adecuadamente Edn. Esta colonia era cooperativa. Cuando un miembro falleca su participacin en la propiedad volva a la sociedad, la nica sociedad digna y capaz de existir.Tambin fui a la Universidad en Berln y o y vi todo tipo de cosas, las cuales, vistas a la luz, solo tendan a extraviar a la gente, y ni mucho menos a beneficiarla.Entre los muchos profesores haba uno que me impresion poderosamente y, curiosamente, tambin disertaba sobre el inusual tema: Las influencias dainas de la cultura sobre la vida del hombre.Representaba un cristianismo nuevo, libre, y era el orador que ms audiencia tena... Su antpoda de la teora de la descendencia de Darwin tambin tena muchos oyentes. Pero, aunque a m me quedara poco o ningn sentimiento religioso, siempre iba al primero. La suya era una cabeza de telogo de aspecto interesante, mientras que la estpida cara del otro siempre me recordaba a la del camarero de nuestro hostal.Defendan dos ideales opuestos: el uno a Dios, al cristianismo; el otro lo contrario. Ambos eran profesores... Cuando uno reflexiona sobre estos jvenes estudiantes, cuntas cosas les meten en sus receptivas cabezas, toda la enseanza intil y desprovista de carcter. Con el tiempo se desintegrar.12. ESPIRITISMO / INMORTALIDAD.Una vez di lecciones de dibujo en un colegio interno de clase alta: dijo al azar. Siempre ha sido mi deseo dar clases en un lugar tan femenino. Pero nunca en mi vida experiment decepcin ms triste. Jams vi en unos alumnos semejante vida de desfachatez y mala educacin. Uno de los profesores no oa bien y le hacan todo tipo de trastadas.Haba una buena chica de gran belleza. Su pelo tena la fragancia de las rosas. Le pregunt qu iba a estudiar. Ella dijo: Medicina. Aquello me dej perplejo. Cmo poda una criatura femenina tan exquisita querer arrancar intestinos de cadveres para encontrar la verdad de la vida? Cinco aos ms tarde me la presentaron casualmente como la Dra. Frulein. Todo un carcter. No haba envejecido, pero no quedaba en ella ni rastro de suave encanto femenino, atractivo o inocencia. Tena un aspecto docto. Nunca ms podra haberme enamorado de ella.Uno de nuestros temas favoritos era la investigacin de los movimientos espirituales. De esto el Sr. Ehret haba visto mucho. Haba sido parte de su estudio en Berln, donde haba un montn de oportunidades, pues haba all como una veintena de sociedades espiritistas.Dijo l: Le muchos libros sobre ese mundo secreto, asist a muchas conferencias y reuniones.Pero me daba la impresin de que, como con casi todo, se hablaba mucho pero no se vea ni se oa nada.Por aquel entonces haba dos mdiums de renombre en Berln. Una era la llamada mdium flor, A. Rhode; la otra tena el extrao nombre de Abend (la tarde). De aquella Rhode se afirmaba que los espritus le traan flores. Sin embargo, mi fe, que ya se haba debilitado visitando diversas sociedades, recibi otra conmocin. Fue condenada por fraude.Sus reuniones se celebraban en casa de un amigo, un astrlogo. En aquella habitacin grande y alargada, ardan cuatro o cinco llamas de gas, iluminando el lugar como si fuera de da. Me hallaba sentado en el extremo superior, cuando ella hizo su entrada. Era una mujer delgada, con aspecto de bruja. Me dio la impresin de estar dotada de cualidades sobrenaturales.Se oan sonidos de golpes, que podran haber sido verdad. Pero lo que desde el principio me pareci sospechoso fue que se sentaran a su derecha y a su izquierda dos mujeres corpulentas, prcticamente tapndola.Ahora, el gancho (N. del T.: the impressionist en el original), con un buen discurso aprendido de memoria, haba desviado toda atencin de la mdium, y acto seguido se vieron caer flores del techo. Hubo sorpresa general. Sin embargo, cuando empez de nuevo su discurso, no mir hacia l sino hacia la mdium, y cuando la segunda flor baj del presunto mundo espiritual vi claramente su procedencia.Eso fue medio ao antes de conocerse el engao y de ser desenmascarada. Cuando se investig se encontr que llevaba puesta una falsa enagua llena de flores. De donde las coga una tras otra y con mucha habilidad las tiraba por detrs hacia el techo y, claro est, la flor tena que bajar desde arriba.La estafa en s me irrit menos que esta vulgaridad sin lmites bajo el nombre de benevolencia divina, que el orador siempre enfatizaba.Tambin tena mis dudas sobre la segunda mdium, de la que se deca que posea una capacidad an mayor. Era lo que se denomina una mdium de materializacin, y no se poda conseguir la admisin tan fcilmente como con Rhode, que cobraba cinco marcos de seal. Uno tena que ser presentado. El director de la asociacin, sin embargo, prometi que me presentara a su marido, que supuestamente era un pobre zapatero.Me encontr con l al mismo tiempo que cierto mdico. Pareca extrao que Abend nos comunicara al mdico y a m que no saba cundo sera la prxima reunin, para que le diramos nuestras direcciones. Entonces, y cuando el mdico no estaba mirando, me susurr al odo: Venga el martes. No quiero al doctor. Aquello me hizo sospechar. Pero la noche sealada acud a la reunin.Se hallaba en una buena zona de la ciudad. Evidentemente, el pobre zapatero haba adquirido, a travs del ojo espiritual de su esposa, una considerable propiedad.Me presentaron a mucha gente de la nobleza, en particular a varios miembros de la casa Von Moltke. Incluso se rumoreaba que el Kiser estaba all, enmascarado.Una esquina de la habitacin estaba dividida por una cortina que la parta por la mitad. Cada visitante tena derecho a investigar esto de cerca, as como las prendas que la mdium vestira en la reunin. Estas se hallaban descansando sobre una silla. Para que no quedaran dudas de que no llevaba nada escondido, procedi a quitarse la ropa delante de toda la audiencia. Entonces se meti en el gabinete, las cortinas se cerraron y la habitacin se oscureci.El espritu empez a hablar. Era una mezcla de frases piadosas y alusiones profticas, para m vacas y sin sentido. Entonces orden de repente: Oscurecedlo todo! Todas las luces se apagaron, por lo que no se poda ver nada, la cortina se abri unos sesenta centmetros y se vio una figura blanca elevarse dos veces por detrs de la abertura. Sospech que la mdium estaba envuelta en una tela de seda fina... Por regla general el espritu se tomaba algn tiempo para transformarse.La mdium le mencion el nombre de algn ser querido de ultratumba a una pareja de ancianos. En todo caso, ella haba hecho indagaciones correctas. Lgrimas corrieron por las mejillas del anciano. Ms tarde el zapatero se arrodill y le dio gracias a Dios por haberle mostrado nuevamente gracia a su esposa.Muchos de los presentes se creyeron sin duda el engao, pues aunque algn tiempo despus de esto la polica la busc y ella escap, su fe en este tipo de cosas no se conmovi.Yo mismo segua preocupado por las diversas cuestiones de la vida y la salvacin, las muchas corrientes de la esfera espiritual, la teosofa, etc., pero qued decepcionado... Eso era Berln.De la familia Von Moltke se saba que eran espiritistas, y por esa razn surgieron situaciones tensas entre ellos y la casa imperial. Una noche varios caballeros enmascarados de la familia real participaron en la reunin, y uno de ellos, como se rumoreaba, era el emperador.Para m esta tendencia al espiritismo era explicable por cuanto el viejo genial estratega, Moltke, era profundamente religioso. l escribi un libro sobre su libro favorito, la Biblia, que se lee como ciencia cristiana. Uno apenas lo esperara de un vencedor de batallas. Lo que me pasm fue que la aristocracia de un pas, que al mismo tiempo debera representar su nobleza espiritual, pudiera caer en la urdimbre engaosa de la mujer de un zapatero... Bueno, uno se olvida del asunto y lo deja pasar.13. UN NIO A MI IMAGEN.He tenido un sueo extrao: le dije un da al Sr. Ehret.Eh?: respondi l interesado. Yo puedo explicar los sueos. S, puedo hacerlo.Le dije que se trataba de Hilda, de l mismo y de un pequeo pueblo pesquero. Entonces, para mi sorpresa, me di cuenta que no era Hilda la que estaba junto a usted sino yo: conclu yo.El Sr. Ehret se tap los ojos con la mano, y durante un rato no dijo nada. No siempre responda de inmediato, as que esper. Y lo que o vali la pena la espera. Me dijo de un modo extrao, simple, breve y embarazoso que l y yo ramos almas emparentadas. Mi corazn se hinch de orgullo.l asinti seriamente con la cabeza: Lo supe desde el principio. Y nos hemos de encontrar de nuevo en el ms all. Y a continuacin: El pequeo pueblo pesquero, Hilda, es Ascona! Ella estuvo all conmigo.Oh: respond yo vidamente. Estuvo ella?Pero no fsicamente: dijo l. Nunca nos volvimos a encontrar en este plano. Pero ella me escriba. Y es casi demasiado horrible de contar. Me escribi diciendo que preferira ser azotada durante media hora antes que ser abrazada por su marido, pero que segua viviendo con l por miedo a la condena eterna... Escapamos del conflicto con una clara conciencia.Pero dir lo que las mujeres a menudo pasan por alto. Hilda esperaba un beb y escribi que durante su embarazo, cuando su marido la besaba, ella cerraba sus ojos y trataba de imaginar que era yo. Ms tarde le llev la foto de su hijo a un abogado quien me dijo que, si el marido me acusaba de adulterio, l tendra que testificar ante el tribunal que yo era el padre. El nio era mi vivo retrato.Sin embargo Hilda y yo llevbamos ms de dos aos sin vernos. Nos separaba todo un pas. Durante ese tiempo me escribi contando su experiencia, diciendo que su marido estaba muy complacido esperando el retoo. Pero al ver la notable semejanza entre el beb y el anterior amigo de su esposa, cosa que ella tambin tuvo que reconocer, la acus de infidelidad.Lo bueno era que l saba que Hilda y yo nunca estuvimos a solas y que la posibilidad de un verdadero adulterio era imposible. Pero al no poder descubrir ninguna seal de su paternidad en el pequeo, le hizo tan imposible la vida a su mujer que esta muri.En parte hay que achacrselo, por supuesto, al hecho de que ella tena tendencia a la tuberculosis. En estas circunstancias una mujer puede dar a luz a un beb sano pero al precio de arruinar su propia salud.Tras la muerte de su mujer el general se uni a movimientos religiosos y jug cierto gran papel en la vida dando grandes sumas a fundaciones caritativas. Se convirti en uno de esos denominados benefactores de la humanidad.14. DESCUBRE EL VALOR DEL AYUNO.Nunca responda a las cartas de Hilda. Ni yo poda, ni ella lo esperaba. As que prevaleci una absoluta oscuridad sobre casi todo. Ni siquiera supe de su muerte hasta que vino en espritu a Ascona.Entretanto me sucedieron muchas cosas. Habiendo vuelto de Berln me encontr con que la cuestin de la inmortalidad me persegua ms que nunca. Puse un anuncio en el peridico y as entr a formar parte de un crculo privado, donde las reuniones comenzaban en una mesa.Aqu nadie era el mdium, pero uno de mis amigos trajo a sus tres cuadas solteras y aquello ech a perder la libertad. Siempre se intentaba emparejarlas con algn joven de los presentes, uno de los cuales era antiguo alumno mo, quien ms tarde jug un importante papel en mi vida, al viajar conmigo en bicicleta por medio mundo.l y yo acordamos finalmente separarnos del grupo, junto con otro hombre llamado Fernando (N. del T.: Ferdinand en el original), que ms tarde se hizo ntimo amigo mo.Era un maestro de esgrima... Su madre tuvo una muerte temprana. Su padre era un carnicero de Estrasburgo, notable bebedor, y cuando en 1870 estall la guerra se uni al ejrcito francs como proveedor de carne, dejando que el chico se las arreglara solo. Fernando tena por entonces ocho aos. Vestido con camisa y pantaln, descalzo, vagaba por la ciudad, por barrios peligrosos, donde nadie se aventuraba a dejar su casa, donde la gente se esconda en stanos o escapaba lanzndose a los trenes, donde las balas volaban a diestra y siniestra.Pronto fue conocido por doquier como el joven a prueba de balas y se le enviaba con una cesta a las tiendas a comprar vveres para los dems. Finalmente un cordelero se apiad de l y lo emple para girarle la rueda por dos piezas de pan al da, uno al medioda y otro por la noche.Esta vida vagabunda le vino bien a Fernando. No podra haber deseado nada mejor. Pero cuando los alemanes tomaron la ciudad y averiguaron su identidad, se despidi de Estrasburgo y de la independencia. Fue asignado a un to suyo en Basilea.Este to era un rico hombre de negocios, pero tan gran avaro como bebedor su hermano y escatimaba dinero para educar al chico. Se lo llev a su negocio y le haca trabajar todo el da.Cuando Fernando tuvo quince aos encontr un benefactor que lo envi a la escuela, y en un ao hizo todos los grados y se gradu como el primero de su clase. Ms tarde encontr empleo en un hotel como camarero y de all recibi un puesto en Londres, en un lugar donde se celebraban muchas magnficas bodas judas y se serva de todo lo que hay bajo el sol.En una de esas bodas la cuenta de la bodega no cuadr. Se reparti mucho ms vino del que se sirvi. Por lo que el propietario llam a la polica e hizo un registro, y de los doscientos camareros todos menos Fernando tenan botellas de champn en sus bales. Ellos fueron despedidos y l promocionado a jefe de departamento. Con esto se le abrieron las mayores oportunidades. Recibi empleo en un hotel frecuentado por el rey Eduardo donde la propina ms pequea era una libra. Solo se poda cenar all previa reserva de una habitacin. Nada volva a la cocina... Haba muchos lugares en Europa donde se daba el caso, donde camareros mantenan a varias familias con lo que sobraba... Ganaba de 60 a 80 libras por da y podra haber hecho fortuna en diez aos. Pero ahora era otra vez un pobre diablo.El destino no le favoreci ms; se volvi nervioso, sufra prdidas de memoria y ya no poda controlar a sus veinte camareros. Le engaaban.Con sus ahorros prob entonces todo lo que los mdicos y la Medicina podan ofrecer, desde pldoras suizas hasta el cinturn elctrico. Pero no recuper su salud.Se haba convertido en ayuda de cmara y por casualidad encontr un viejo libro de cierto oscuro autor donde se deca que haba que comenzar cada cura, sea cual fuere, con tres das de ayuno. Eso hizo, y afirm que tras ese tiempo se encontr completamente bien, libre de todo nerviosismo.Le entusiasm tanto que al mismo tiempo renunci a su cargo, dej su aparato elctrico y dos bales llenos de libros y viaj a casa. nicamente se detuvo en Wiesbaden para contemplar, desde su nuevo punto de vista, a las muchas personas que buscaban su salvacin en las aguas. Alguien con muletas se cruz con l y Fernando le dijo: S de algo que te curar. Pero solo te lo dir si prometes seguir mi consejo.Lo prometo: convino el forastero.Ayuna!: orden Fernando.Despus de dos das vio de nuevo al enfermo reumtico. Se senta mejor, y en dos das ms el hombre estaba bien. Fernando fue expulsado de la ciudad.Fue a Basilea donde un to suyo era maestro de esgrima, aprendi el oficio, y la ciudad le dio un puesto con una futura pensin. Sin embargo, su entusiasmo por el ayuno era tan grande que daba conferencias. Hasta las iglesias de Basilea estaban abiertas a su causa.Por supuesto, si uno representa algo as invita a la persecucin. Un domingo Fernando puso un cartel en el saln de esgrima diciendo que iba a ayunar siete das y luego dar una conferencia sobre: Cristo, el gran mdico de la historia.Naturalmente, todo el mundo acudi, aunque solo fuera para verle debilitado por siete das de ayuno. Pero el resultado fue que, junto a la esgrima, fue instado a dar conferencias regularmente. Y si en algn lugar haba un ser enfermo a quien nadie poda ayudar, tomaba refugio en Fernando, cuyo lema era: Ayuna y reza. Eso, deca l, contena todas las enseanzas de la curacin, pero el ayuno era ms importante. En breve tiempo tuvo cierto nombre y reputacin, por lo que apenas pasaba un da sin que solicitaran su ayuda por telegrama o cualquier otro medio.Naturalmente a los doctores en Medicina no les gustaba aquello, con lo que la polica le clausur el saln de esgrima. Ni siquiera le permitan aceptar admisiones voluntarias, y finalmente, mediante un amigo que era comisario de polica, fue expulsado de la ciudad.Su reputacin como mdico experto en ayuno le sigui. Conoci al editor de un peridico llamado Proteccin del Hombre. Y un da public un artculo sobre Fernando titulado: Un nuevo Cristo sanador, escrito de tal modo que cay como una bomba entre oponentes y amigos. Pronto Fernando fue la persona ms buscada y de la que ms se hablaba en Suiza. Se declar oficialmente que curaba a la gente de todo tipo de enfermedades, entre ellos a una mujer que haba sufrido problemas renales durante veintinueve aos.En Zrich le trajeron a un hombre ciego, que tras recuperar su vista gracias al ayuno, empez l mismo a dar conferencias tres meses ms tarde... Todos en Suiza y alrededores buscaban curarse con l.Morningstar, un judo, ocup su puesto en Basilea. Vio que se poda sacar algo de todo aquello, que se poda hacer negocio con ello. Fernando solo aceptaba donativos amorosos.As que l, Morningstar, reciba a la gente y deca: Fernando ya no est aqu, pero yo puedo hacer todo lo que l hace. Y cobraba dinero en efectivo y haca su trabajo, y un paciente le extendi un cheque por sesenta mil marcos para construir un sanatorio. Compr una granja cerca de Basilea, y en dos aos haba mandado los sesenta mil marcos al diablo. La polica lo detuvo, y aquello proyect una sombra de sospecha sobre Fernando, cuyo nombre estaba relacionado con ello.Ms tarde abri otra escuela de esgrima, en otra parte, y vivi all durante veinticinco aos, siempre probando su mtodo curativo, pero mdicos y polica le creaban problemas una y otra vez. Yo mismo lo emple como asistente al final, y hoy se ocupa en un sanatorio de reforma.En Basilea la polica lo ingres una vez en el manicomio, donde su caso fue diagnosticado de ideas fijas: dijo el Sr. Ehret riendo. Sus propios familiares renegaron de l. Pero, por desgracia, l no tena ningn dinero, por lo que los mdicos lo declararon sano. Cuando lo acusaron de tener una idea fija l contest: En efecto mis ideas son fijas! Las vuestras son de tan poco valor que las cambiis a diario. Las mas son tan slidas como las de aquel que dijo: Cielo y Tierra pasarn, pero mis palabras quedarn.Solemnemente el Sr. Ehret concluy: Su aspecto entero era noble. Nunca en su vida haba mentido... Un ser tan ideal creci de un nio medio muerto de hambre, sin educacin, padre ni madre. En verdad: Bienaventurados los pobres pues de ellos ser el reino de los cielos.Ms tarde me dijo:Un da de julio claro y caluroso, sin una mancha en el cielo, la gente fue al cementerio. Cientos de personas que se interesaban por Fernando y su familia participaron en este funeral. El tiempo era tan bueno que nadie trajo paraguas.Mientras bajaban el fretro, el clrigo hizo un conmovedor discurso, y al terminar, Fernando fue a dar una alocucin, algo contrario a toda costumbre y que ni siquiera estaba permitido... Con personalidades de gran renombre, un conocido puede decir unas palabras, pero aqu Bueno, comenz su discurso, pero las palabras se le atragantaron. Solo dijo una frase y ni siquiera la termin. Fue algo as:En realidad, yo soy el asesino de mi hijo, pues yo soy el responsable de su existencia.El clrigo lo interrumpi con una seal de advertencia, indicndole que se callara. Era una situacin dolorosa. Entonces sucedi algo extrao.El predicador tena a la gente tan fascinada durante su discurso, que nadie se dio cuenta de una inminente y pesada tormenta de truenos, y cuando el fretro estaba siendo bajado, venido del cielo se escuch el primer estallido cortando las palabras de Fernando. Al instante siguiente y como si una nube hubiera explotado cay un chaparrn, y la gente presa del pnico huy hacia la capilla del cementerio. Un momento despus la tumba estaba llena de agua y el atad flotaba por encima.El Sr. Ehret dijo: Yo por aquel entonces daba conferencias, y en una ocasin despus de una conferencia en Stuttgart vino a m el mdico de personal diciendo que acababa de asimilar el valor del ayuno. Pero que me objetaba una cosa: el que siguiera siendo soltero.Una risita cruz el saln. Yo le dije: Esa era la estipulacin que fallaba: que no tenas mujer. Seguro que ella no tena ni idea de cocina.Yo brome: Difcil tarea entonces para el amor cruzar el estmago.l bram: Esa es la frase ms absurda que he odo jams. Denota una tragedia de fondo.Un conocido mo, un poeta y lder del movimiento vegetariano, fue a Nueva York y all se cas con una chica alemana. Haba vivido durante aos de frutas y pan basto, pero ahora su querida mujer empez de nuevo a cocinarle. Un da enferm de pulmona y muri. Ella volvi a Alemania y se cas con otro vegetariano, un oficial, que tena su dedo amputado debido a que estaba torcido. Durante dos aos la herida no cur. Le aconsej que ayunara y en seis das estaba curado.La anciana pareja realiz una cura de ayuno y volvi a rejuvenecer. Entonces la mujer me dijo entre lgrimas: Ahora s que he matado a mi primer marido cocinando.El Sr. Ehret reflexion: Todos nos estamos matando unos a otros como mejor podemos y eso est bien. Nueva vida trae nuevas ideas. Piensa en las muchas personas cuyas mentes se han vuelto rancias y oxidadas con la edad por falta de uso. Piensa en los cerebros que necesitan ser barridos y ordenados como una sucia habitacin. Pero la gente est tan satisfecha con lo que ha almacenado que solo la muerte puede cambiarla... No se puede poner vino nuevo en odres viejos.15. EL LANCERO DESCALZO.Y continu: Fui a Niza en la Riviera Francesa y all conoc a otro singular paisano. Descalzo, sin sombrero, pelo largo, caminaba por el Paseo de los Ingleses causando gran revuelo. Se distingua del resto de personas de este tipo por su limpieza y por su alarde de riqueza. Un vagabundo ordinario se supone que debe ser pobre naturalmente, pero l, para refutar esto, llevaba varios anillos de diamante y una gran joya clavada en el cuello de su traje marinero de seda blanca. Tena un cierto porte aristocrtico.Cuando me cruc con l me habl, al haberme reconocido por una foto de mi libro sobre ayuno (Nota: se trata del libro Instrucciones para ayunar y hacer dieta que contiene fotos de varias etapas de la vida de Ehret). Me cont su historia.Un oficial de la guardia de los lanceros de Bonn, uno de los mejores regimientos, se puso enfermo, y despus del habitual maltrato de los mdicos, dio con mi libro. Hizo una escapada.Teniendo a su disposicin una fortuna de cuatro a cinco millones de marcos, se visti de gala al da siguiente, fue a su regimiento y dimiti del servicio. Entonces, en los alrededores de Berln, se compr una casita de verano, la llen completamente de frutas, se quit la ropa y vivi all.Ninguno de sus amigos iba a visitarlo. Si venan, se asomaba por la ventana y deca: Estoy desnudo. Si eso te molesta vete a otra parte. Pensaban que estaba trastornado, por supuesto, pero en un ao se haba curado.Fue arrestado dos veces por andar descalzo por Friedrichstrasse, y tras pasar toda la noche en la comisara de polica recuper su libertad gracias a la habilidad de un abogado y a mucho dinero.Ahora bien, debido a su atuendo, el Hotel de los Ingleses le neg la admisin. As que recurri al siguiente ardid. Se visti elegantemente y regres, diciendo que quera cenar all. Entonces se mont en un equipo de dos caballos con un lacayo. Pero cuando quiso tener al sirviente a su mesa hubo de nuevo problemas y le tuvo que cambiar primero las ropas al hombre.Pidi una botella del mejor vino que hubiese y eso para el lacayo. l no tom ni una gota, ni comi nada de la cena de diez francos que haba pedido previamente, salvo la fruta. Los invitados y los camareros estaban atnitos y no dudaron en decir que seguramente estaba loco, porque cmo se poda pagar tanto por una cena y luego no probarla?En otra ocasin quiso hacer un pequeo viaje en tren, y como estaba descalzo se negaron a venderle un billete de primera clase. As que compr un vagn entero para l solo.Cmo disfrutaba irritando a la gente! Le dije que hiciera mejor uso de su dinero para difundir la enseanza, que con su modo de vivir lo nico que haca era perjudicarnos a todos. Pero l se rio e intent convencerme para que me fuera con l a la India, donde deca que la gente saba cmo vivir. Cuando me negu, se fue solo viajando por todo el pas con un equipo de bueyes. Despus de dos aos haba alcanzado el otro lado y me escribi desde all. L