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La ilustración de “El gato con botas” en español a lo largo del
siglo XIX y primera mitad del siglo XX
José Soto Vázquez y Hanna Martens, Universidad de Extremadura
Citation: Soto Vázquez, J., H. Martens (2015), “La ilustración de ‘El gato con botas’ en español a lo largo del siglo XIX y primera mitad del siglo XX”, G. Bazzocchi, P. Capanaga, R. Tonin (eds.), Perspectivas multifacéticas en el universo de la literatura infantil y juvenil, mediAzioni 17, http://mediazioni.sitlec.unibo.it, ISSN 1974-4382.
1. Introducción
En la edición ilustrada de una obra literaria los elementos textuales se
combinan y completan con el aspecto visual del volumen para transmitir su
mensaje al lector. Para designar la unidad de estos dos sistemas semióticos, el
verbal y el visual, Oittinen dice que los libros ilustrados son “iconotextos”,
definidos como “unities formed by words, images, and effects, which have a
language of their own” (2006: 109-110).
Las relaciones entre el nivel verbal y el visual pueden describirse de diferentes
maneras. Oittinen (2001: 114-115) y Alvstad (2010: 24-25) explican que las
ilustraciones pueden reforzar el nivel verbal y acercar el texto más al lector, o
alejarse de lo verbal, creando una nueva historia, diferente de la que se lee en
el nivel lingüístico. Nilce Pereira (2008), por su parte, distingue tres maneras en
las que las imágenes pueden ser lo que ella llama “una traducción
intersemiótica” de las palabras: pueden reproducir los elementos textuales
literalmente, enfatizar ciertos elementos narrativos en detrimento de otros, o
adaptar las imágenes en función de una determinada ideología o tendencia
artística.
Sea cual sea la relación exacta entre lo verbal y lo visual, no cabe duda de que
las ilustraciones son un instrumento muy poderoso e influyen mucho en la
2
respuesta lectora a un libro. A la hora de interpretar una obra ilustrada, el
traductor, como cualquier otro lector, se ve influido, consciente o
inconscientemente, por las ilustraciones: la imagen mental que tiene de la obra
en cuestión se forma a base de la combinación de lo verbal y lo visual. Es
importante que el traductor sea consciente de este proceso, ya que, como
indican varios autores (Oittinen 2001, 2006; O’Sullivan 2006; Alvstad 2010),
existe el riesgo de que las relaciones entre lo verbal y lo visual cambien en la
traducción.
En el caso de traducciones de obras clásicas o canónicas, como por ejemplo
las Histoires ou contes du temps passé de Perrault, suele haber un problema
añadido: a lo largo del tiempo, lo más probable es que las ilustraciones vayan
cambiando en las nuevas ediciones que se publican, tanto en la lengua original
como en la lengua meta. Alvstad ofrece varias posibles explicaciones para este
fenómeno:
One of the reasons why translated children’s texts are sometimes
published together with new illustrations is that it may make a text look
more up-to-date. It may also be a cultural domestication of the text, a way
of making it look like a non-translation. This will especially be achieved
when well-known target culture illustrators make the new illustrations.
Changing illustrations can also be a way of adapting a book’s contents.
(2010: 25)
Como tanto las traducciones como las ilustraciones a veces interpretan de una
forma determinada cuestiones abiertas o ambiguas del texto original, pueden
ocurrir incongruencias entre lo verbal y lo visual si el traductor no sabe con qué
ilustraciones se va a editar su traducción o si esta va acompañada de
imágenes creadas para otro texto.
En este trabajo el lector encontrará cómo ha sido el proceso en un cuento
popular, ya clásico, como es “El gato con botas”. Por medio de un análisis de
las láminas que acompañan al relato desde su primera impresión en español
hasta la finalización de la dictadura franquista, nuestro objetivo es demostrar la
importancia de los grabados en la recepción del cuento en España y determinar
en qué medida han tenido influencia en nuestra interpretación del cuento, así
como en la percepción que tenemos de diversos aspectos del mismo.
3
No entramos aquí a valorar la polémica sobre la autoría de las ilustraciones en
otras lenguas, véase por ejemplo la atribución de las ilustraciones originales en
la edición de 1697 de Clouzier a los cuadernos fechados en 1695 por Perrault
descubiertos por Soriano (VV.AA. 1997: 40-43). Igualmente, solo nos
centramos en las ediciones de Perrault que contienen al menos siete de los
ocho cuentos traducidos al español, como ocurre en Cuentos de Perrault
(Círculo de Lectores 1967), donde falta “Cenicienta” y en Cuentos de antaño
(La Gaya Ciencia 1973), de la que está ausente “Las hadas”.
Si tuviéramos en cuenta el número de versiones, adaptaciones o recreaciones
de cuentos individuales, o traducidos a otro idioma peninsular, se haría
interminable esta labor. De este modo, quedan fuera algunas ilustraciones
como las de Apeles Mestres para Contes Dén Perrault (1907), en catalán; J.
Ferrándiz en 16 cuentos escogidos (1944); Bartolozzi, El Gato con Botas
(1937) o Pablo Ramírez en el cuento aislado El Gato con Botas (1960).
Algunos ejemplos de otras ediciones que no se incluyen por no llegar a tener
como mínimo siete de los ocho cuentos, aunque sí incluyen “El gato con botas”
son: Cuentos de Perrault. Nueva versión de José Luis Hojeda (Editorial
Tipografía Moderna, 1940. Contiene seis de los ocho cuentos); Cuentos Galos
(Editorial Araluce, 1957. Contiene cuatro de los ocho cuentos); La Cenicienta
(Editorial Fher, 1958. Contiene “La Cenicienta”, “El gato con botas” y
“Pulgarcito”); J.C. Andersen y C. Perrault, Cuentos famosos (Exclusiva Ferma,
1960. De Perrault tiene cinco cuentos) y Cuentos de Perrault (Bruguera, 1968.
Faltan “Caperucita roja” y “Barba azul”).
La procedencia de las ediciones utilizadas es diversa: la gran mayoría son de la
Biblioteca Nacional de España; una viene de la Biblioteca de Cataluña (Librería
de Juan y Antonio Bastinos, Editores, 1876); cuatro vienen de la Biblioteca
Nacional de Francia (Imprenta de J. Smith, París, 1824; Librería de Garnier
Hermanos, 1867; Librería de Rosa y Bouret, 1872; Librería de Garnier
Hermanos, 1884).
4
2. Ediciones e ilustraciones
Las ilustraciones de Antoine Clouzier que acompañan el cuento en su primera
edición impresa dentro del volumen Histoires ou contes du temps passé de
Perrault (1697) se caracterizan por su pobreza y escasa calidad, por lo que,
desde muy temprano, las ediciones posteriores las fueron sustituyendo, en
concreto, en las versiones españolas ni siquiera se utilizaron. En nuestro
estudio hemos realizado el cotejo de veintinueve ediciones en las que se
encuentra, entre otros textos, “El gato con botas”, con una distancia temporal
de más de siglo y medio. La primera edición consultada es de 1824 y la última
es de 1975.
Para comenzar el trabajo, cabría hacer un repaso de los diferentes títulos con
los que se ha denominado este relato, que aparecía en Perrault como “Le
Maistre Chat, ou le Chat botté”. A este respecto puede leerse el excelente
trabajo de Enrique Barcia Mendo (1997: 254):
Las primeras traducciones que se hacen en España de la obra de Perrault
muestran todavía cierto desconocimiento de cuanto acabamos de decir, y
también nos hacen pensar que la difusión de los cuentos, hoy
universalmente conocidos, no debía ser tan grande como parece a primera
vista, pues si no, no se explicaría la existencia de fluctuaciones incluso en
la traducción de sus títulos, que actualmente son ya inalterables, por su
uso generalizado, incluso cuando están mal traducidos.
En las versiones españolas hay seis traducciones diferentes en estas
veintinueve ediciones. La primera será “El gato maestro, o con botas” que es
recogida en tres ediciones (Imprenta de J. Smith, París, 1824; Librería de
Garnier Hermanos, 1867 y Librería de Rosa y Bouret, 1872). Le seguirá “Maese
gato o El gato con botas” en otras tres ocasiones (Imp. del Semanario
Pintoresco, 1851; Saturnino Calleja, 1920 y Editorial Iberia, S.A., 1952). Dos
veces encontramos titulado el cuento como “El gato embotado” (La Maravilla,
1862 y Librería de Juan y Antonio Bastinos, 1876). Así como cinco veces
“Micifuz el de las botas” (Abel Ledoux, 1863; Librería de Garnier Hermanos,
1884; Biblioteca Universal, 1892;Perlado, Páez y Compañía, 1920 y Editorial
Ramón Sopena, 1941). Una sola ocasión se recoge como “Maese Zapirón o El
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gato con botas” (Librería de Juan y Antonio Bastinos, 1883). Sin embargo, la
denominación de “El gato con botas” será la más tardía y la más prolífica hasta
la actualidad, en quince ediciones (Luis Tasso y Serra, 1883; Editorial Ibero-
africano-americana, 1927; Pla, S.A. Editores, 1930; Espasa-Calpe, 1933;
Lecturas para todos, 1936; Dédalo, 1940; Editorial Maucci, 1941; Saturnino
Calleja, 1941; Editorial Araluce, 1941; Librería y Casa Editorial Hernando, 1947;
Editorial Bruguera, 1958; Exclusivas Ferma, 1959; Gráficas Yagües, 1960;
Círculo de Lectores, 1967 y Editorial La Gaya Ciencia, 1973).
DATOS DE LA EDICIÓN
TÍTULO DEL CUENTO (en el original Le Maistre
Chat ou Le Chat botté)
Imprenta de J. Smith, París, 1824. EL GATO MAESTRO, O CON BOTAS
Imprenta del Semanario Pintoresco,
1851-1852.
MAESE GATO O EL GATO CON BOTAS
La Maravilla, 1862. EL GATO EMBOTADO
Abel Ledoux, 1863. MICIFUZ EL DE LAS BOTAS
Librería de Garnier Hermanos, 1867. EL GATO MAESTRO Ó CON BOTAS
Librería de Rosa y Bouret, 1872. EL GATO MAESTRO Ó CON BOTAS
Librería de Juan y Antonio Bastinos,
editores, 1876.
EL GATO EMBOTADO
Luis Tasso y Serra, 1883a. EL GATO CON BOTAS
Librería de Juan y Antonio Bastinos,
1883b.
MAESE ZAPIRÓN O EL GATO CON BOTAS
Librería de Garnier Hermanos, 1884. MICIFUZ EL DE LAS BOTAS
Biblioteca Universal, 1892. MICIFUZ EL DE LAS BOTAS
Perlado, Páez y Compañía, 1920. MICIFUZ EL DE LAS BOTAS
Saturnino Calleja, 1920. MAESE GATO O EL GATO CON BOTAS
Editorial Ibero-africano-americana,
entre 1927-1930.
EL GATO CON BOTAS
Pla, S.A. Editores, 1930. EL GATO CON BOTAS
Espasa-Calpe, 1933. EL GATO CON BOTAS
Lecturas para todos, 1936. EL GATO CON BOTAS
Dédalo, 1940. EL GATO CON BOTAS
Editorial Maucci, 1941a. EL GATO CON BOTAS
Saturnino Calleja, 1941b. EL GATO CON BOTAS
Editorial Ramón Sopena, 1941c. MICIFUZ EL DE LAS BOTAS
Editorial Araluce, 1941d1. EL GATO CON BOTAS
Librería y Casa Editorial Hernando,
1947.
EL GATO CON BOTAS
1 El volumen más antiguo que nosotros hemos podido consultar se imprimió en 1941, se trata
de una cuarta edición. Este libro obtuvo la licencia eclesiástica en 1926, si bien, la edición
primera es, probablemente, de 1914.
6
Editorial Iberia, S.A., 1952. MAESE GATO O EL GATO CON BOTAS
Editorial Bruguera, 1958. EL GATO CON BOTAS
Exclusivas Ferma, 1959. EL GATO CON BOTAS
Gráficas Yagües, 1960. EL GATO CON BOTAS
Círculo de Lectores, 1967. EL GATO CON BOTAS
Editorial La Gaya Ciencia, 1973. EL GATO CON BOTAS
Títulos del cuento en las ediciones consultadas. Fuente: elaboración propia
Del conjunto tenemos nueve ediciones que no incluyeron ilustraciones para
este cuento. En concreto, cuatro de las once ediciones del siglo XIX registradas
no incluyen ninguna imagen de este cuento (Imprenta de J. Smith, París, 1824;
Imp. del Semanario Pintoresco, 1851-1852 -edición con algunas ilustraciones,
pero “El gato con botas” no tiene-; Librería de Rosa y Bouret, 1872; Biblioteca
Universal, 1892). A lo largo del siglo XX la situación será diferente, se amplía el
número de ediciones, así como el de textos ilustrados, de manera que de un
total de dieciocho impresiones tan solo cinco no contemplan ninguna imagen
para nuestro relato (Perlado, Páez y Compañía, 1920; Editorial Ibero-africano-
americana, 1927-1930; Dédalo, 1940; Editorial Iberia, S.A., 1952; Exclusivas
Ferma, 1959 -solo tres ilustraciones en todo el volumen, ninguna que
acompañe el cuento de “El gato con botas”).
Las elecciones de los ilustradores han sido desiguales en este periodo, si bien
hay ciertas repeticiones llamativas. Así, encontramos cinco ediciones de las
que se desconoce el nombre del ilustrador (La Maravilla, 1862; Pla Dalmáu,
S.A. Editores, 1930; Lecturas para todos, 1936, Editorial Maucci, 1941 y
Editorial Ramón Sopena, 1941). Como apunta Jaime García Padrino (2004: 30)
la ausencia de los ilustradores en los orígenes de la literatura infantil en España
era algo más que frecuente. En dos ocasiones se han reutilizado las imágenes
creadas por G. Staal2 (Librería de Garnier Hermanos, 1867 y Librería de
Garnier Hermanos, 1884) y las de Rafael de Penagos3 (Saturnino Calleja, 1920
y Saturnino Calleja, 1941). Pero las más recurrentes han sido las láminas de
Gustave Doré, creadas en 1862 para una edición francesa de los cuentos (J.
Hetzel, 1862), las cuales se han incluido en las traducciones españolas hasta
en tres ocasiones (Abel Ledoux, 1863, Luis Tasso y Serra, 1883 y Editorial La
2 En la edición de 1884 parte de las viñetas de Staal se combinan con otras nuevas de Yan
D’Argent, Tofani y otros ilustradores de los que no se indica el nombre. 3 Las ilustraciones de la edición de 1941 son muy parecidas, pero no idénticas a las de 1920.
7
Gaya Ciencia, 1973). Otros autores han ilustrado el relato en alguna ocasión,
como es el caso de Capuz (Librería de Juan y Antonio Bastinos, editores,
1876), Vicente Urrabieta y Julián Bastinos (Librería de Juan y Antonio Bastinos,
1883), Manuela de Velasco (Espasa-Calpe, 1933), Luis Álvarez (Editorial
Araluce, 1941), M. Sierra (Librería y Casa Editorial Hernando, 1947), Jaime
Juez4 (Editorial Bruguera, 1958), Laffite (Gráficas Yagües, 1960) y Ballestar
(Círculo de Lectores, 1967).
EDICIÓN CON
ILUSTRACIÓN
LOS ILUSTRADORES EDICIONES SIN
ILUSTRACIONESDE
ESTE CUENTO
Imprenta de J. Smith,
París, 1824.
Imp. delSemanario
Pintoresco, 1851-1852.
La Maravilla, 1862. Autor desconocido. Ilustraciones de “La
Maravilla”. Posiblemente sean de Capuz,
ya que los grabados son idénticos a los
de Juan y Antonio Bastinos de 1876.
Abel Ledoux, 1863. Ilustraciones de Gustave Doré.
Librería de Garnier
Hermanos, 1867.
Ilustraciones de G. Staal.
Librería de Rosa y Bouret,
1872.
Librería de Juan y
Antonio Bastinos,
editores, 1876.
Grabados de Capuz.
Luis Tasso y Serra,
1883a.
Ilustraciones de Gustave Doré.
Librería de Juan y
Antonio Bastinos,
1883b.
Ilustraciones de Vicente Urrabieta y
Julián Bastinos.
Librería de Garnier
Hermanos, 1884.
Viñetas de G. Staal, Yan D’Argent,
Tofani, et al.
Biblioteca Universal, 1892.
Perlado, Páez y Compañía
1920.
Saturnino Calleja,
1920.
Ilustraciones de Rafael de Penagos.
Editorial Ibero-africano-
4 Estas ilustraciones se repiten (con ligeros cambios por un nuevo diseño de página) en una
edición de Bruguera de 1968 que no incluimos por solo tener seis de los ocho cuentos.
8
americana, entre 1927-
1930.
PlaDalmáu, S.A.
Editores, 1930.
Anónimo.
Espasa-Calpe, 1933. Ilustraciones de Manuela de Velasco.
Lecturas para todos,
1936.
Anónimo.
Dédalo, 1940.
Editorial Maucci, 1941a.
Saturnino Calleja,
1941b.
Ilustraciones de Rafael de Penagos.
Editorial Ramón
Sopena, 1941c.
Anónimo.
Editorial Araluce,
1941d.
Ilustraciones de Luis Álvarez.
Librería y Casa
Editorial Hernando,
1947.
Ilustraciones de M. Sierra.
Editorial Iberia, S.A., 1952.
Editorial Bruguera,
1958.
Ilustraciones de Jaime Juez.
Exclusivas Ferma, 1959.
Gráficas Yagües,
1960.
Ilustraciones de Laffite.
Círculo de Lectores,
1967.
Ilustraciones de Ballestar.
Editorial La Gaya
Ciencia, 1973.
Ilustraciones de Gustave Doré.
Ilustradores de “El gato con botas”. Fuente: elaboración propia
3. La denominación de los personajes principales y la ilustración de los
cuentos
3.1. El nombre elegido para los personajes del relato
Dejamos a un lado aquellas ediciones que no han sido ilustradas. Nos
referiremos en adelante a las que han incluido imágenes en el texto. A lo largo
de los años hay algunas vacilaciones en la denominación de los personajes
que se han mantenido a lo largo del tiempo. En particular en cuanto se refiere a
algunos personajes del relato, que entendemos como necesarias para entender
el trabajo y no como meras anécdotas.
9
1.- El Molinero. El joven molinero se designa como “Marqués de cuatro vientos”
en dos traducciones idénticas (La Maravilla, 1862 y Juan y Antonio Bastinos,
1876). En un texto aparece recogido como “Marqués de la Chirimia” (Librería
de Juan y Antonio Bastinos, 1883). Si bien, en el resto de traducciones aparece
recogido como “Marqués de Carabas” o “Marqués de Carabás” más cercana a
la traducción del francés “Marquis de Carabas”.
2.- El Gato. Menos unanimidad encontramos en la elección utilizada por los
traductores para referirse al personaje central del relato. Puede leerse por igual
“Maese Gato” (La Maravilla, 1862; Juan y Antonio Bastinos, 1876; Saturnino
Calleja, 1920 y Espasa-Calpe, 1933), “Micifuz” (Abel Ledoux, 1863; Luis Tasso
y Serra, 1883, Librería de Garnier Hermanos, 1884 y Lecturas para todos,
1936), “Gato Maestro” (Librería de Garnier Hermanos, 1867), “Maese Zapirón”
(Librería de Juan y Antonio Bastinos, 1883), “Gato” (Pla Dalmáu, S.A. Editores,
1930) o “Gato con Botas” (Editorial Araluce, 1941). El texto de Perrault habla en
casi todo momento de “le Chat” y solo en algunas ocasiones se refiere como “le
maistre Chat”; la denominación de “le chat botté” únicamente aparece en el
título y no en el cuerpo del texto.
3.2. Las principales escenas representadas
La representación de escenas de “El gato con botas” ha tenido un desarrollo
diferente. Tenemos ediciones con una sola ilustración (La Maravilla, 1862; Juan
y Antonio Bastinos, 1876 y Editorial Araluce, 1941), con dos imágenes (Librería
de Juan y Antonio Bastinos, 1883), con tres ilustraciones (Librería de Garnier
Hermanos, 1867; Pla Dalmáu, S.A. Editores, 1930 y Lecturas para todos,
1936), así como de cuatro (Abel Ledoux, 1863; Luis Tasso y Serra, 1883;
Librería de Garnier Hermanos, 1884; Saturnino Calleja, 1920) y cinco (Espasa-
Calpe, 1933).
Con la intención de explicar cómo ha sido este proceso desde su origen en las
traducciones al español, haremos un repaso por todas las imágenes que
hemos podido localizar, explicando aquellos aspectos que nos permitan
entender todo el proceso. Con el fin de aclarar el número de veces que se ha
10
escogido cada secuencia, junto al subtítulo propuesto se añade una cifra que
indica esa cantidad. En el conjunto de todas ellas, las secuencias ilustradas
han sido como sigue.
3.2.1. Primer diálogo del gato y su dueño (1)
Cuentos de las hadas por Carlos
Perrault, ilustraciones de G. Staal,
1867.
Les Contes de ma mère l'Oye des
Histoires ou contes du temps passé,
edición del texto que recoge una
viñeta de cada cuento. (Ros i
Vilanova, 1999: 24)
Posiblemente resuena el eco en la ilustración de G. Staal de la viñeta originaria
de 1697, donde, con un mayor realismo, se copia el esquema compositivo de la
primera, así como los elementos representados y su disposición en el grabado.
11
3.2.2. El gato se dirige a la caza de los conejos (1)
La imagen se inserta correctamente en la
parte del texto, donde se lee: “Cuando el Gato
tuvo lo que había pedido, se calzó
cumplidamente, y, echándose el saco al
hombro, cogió los cordones con sus dos
patas delanteras, y se fue a un coto donde
había gran cantidad de conejos”. Así, el
ilustrador intenta reflejar con fidelidad al texto
la escena. Es muy interesante, quizás para un
estudio posterior, como señala García
Padrino (2004: 47,60), la semejanza entre
estas ilustraciones y las incluidas en Cuentos
de Perrault (Saturnino Calleja, Madrid, 1918)
de Margaret Tarrant, muy similares a las que
incluirá Torné Esquius en Cuentos de Perrault
(Alfaguara, Madrid, 1979).
3.2.3. Los conejos en el campo (1)
Algunos cuentos de Perrault,
ilustraciones de Manuela de Velasco,
1933.
Ilustraciones de George
Cruikshank, 1864.
No es frecuente la representación de los animales en las ilustraciones, que se
decantan por la humanización de los animales. Manuela de Velasco, sin
embargo, elige este tipo de imágenes más infantiles. Aunque, por cierto, hemos
Algunos cuentos de Perrault,
ilustraciones de Manuela de
Velasco, 1933.
12
podido comprobar cómo Cruikshank representa de manera parecida este
momento en el siglo XIX.
3.2.4. Gato con el zurrón lleno de animales (1)
Cuentos de Perrault, ilustraciones de
Rafael de Penagos, 1930.
Cuentos de Perrault, ilustraciones
de Rafael de Penagos, 1941.
Esta escena, que no será habitual en las ediciones consultadas, es llamativa,
ya que, por primera vez, se incluye un crucifijo, que en ningún caso tiene su
reflejo en el texto. Esta caracterización religiosa aparece posteriormente en una
ilustración de 1941 de Saturnino Calleja con imágenes de Rafael de Penagos,
aunque unida ahora a la figura del Rey y en un momento del relato un poco
posterior. La misma tendencia a añadir símbolos religiosos también se aprecia
en un dibujo de la habitación de la abuela de Caperucita Roja por el mismo
Penagos: las ilustraciones de 1920 y 1941 son casi idénticas, pero en 1941 se
añade un retrato de la Virgen en la pared detrás de la cama.
13
3.2.5. Primera ofrenda del gato al rey (2)
Cuentos de Perrault,
ilustraciones de
Rafael de Penagos,
1920.
Puss in Boots,
ilustraciones de Otto
Speckter, 1856.
Ilustraciones de George
Cruikshank,1864.
G. P. Jacomb
Hood, 1889
(Lang, 1965).
A diferencia de las ilustraciones al uso de este mismo suceso en otros
ilustradores europeos, en 1920 Penagos prefiere una escena atemporal y
solitaria de los personajes, alejada de la pompa cortesana. Pero al igual que
sus antecesores prefiere alejarse del texto, donde, en ningún caso se alude a la
princesa en el relato: “Aquí tenéis, señor, un conejo del soto del señor marqués
de Carabas –este era el nombre que se le ocurrió dar a su amo–, en cuyo
nombre os lo ofrezco”. En la viñeta del mismo ilustrador de 1941 (véase la
imagen de la sección anterior) desaparece la princesa, pero, a su vez, se
muestran algunos cambios de la sala de recepción del palacio.
3.2.6. El gato caza las perdices para el rey (1)
Este creador, como en todas sus
ilustraciones que se recogen de este cuento,
presenta a un gato más animalizado, sin los
complementos que al uso suelen incorporar
otros autores: sin botas, zurrón ni sombrero.
Los cuentos de Perrault, viñetas de
G. Staal, Yan D’Argent, Tofani, et al.,
1884.
14
3.2.7. El baño en el río (2)
Ningún otro ilustrador ha querido representar
esta escena que escogiera Doré para presentar
la fiereza del animal. El gato aparece por
primera vez con sombrero, capa y cinturón. El
animal figura en primer plano y el joven
molinero en segundo plano. La imagen del gato
es desproporcionada. Las tres primeras
imágenes de este cuento aparecen juntas en el
interior del relato en el momento en que el gato
habla con el ogro. Gustave Doré realizó las
ilustraciones de los cuentos de Perrault en
1862 por primera vez (Pascual 1999: 8-23) y tan solo un año después serán
incluidas en ediciones españolas, lo que viene a demostrar la pronta
aceptación que tuvieron desde un principio. Han sido, además las más
repetidas en la cronología de las ilustraciones hispanas. De hecho, la atribución
del sombrero partirá de esta ilustración al resto, dejando a un lado el texto tanto
del original como de las traducciones posteriores, en las que la ornamentación
del felino es más escueta. En francés el gato solo pide a su amo “un sac y une
paire de bottes pour aller dans les broussailles” (un par de botas para andar por
la maleza) (Perrault 1991: 267). Que la imagen del gato con sombrero
actualmente se encuentra tan ampliamente extendida en el imaginario español,
viene a confirmar claramente las palabras de Nilce Pereira, quien sostiene que
una imagen determinada puede ser tan influyente que se convierte en un
estereotipo para la obra en un sistema literario (Pereira 2008: 117). Birgit Stolt
(2006: 78) nos recuerda que “ideas of fairy tale characters, castles, princes and
princesses are frequently formed for life from childhood picture books”.
Los cuentos de Perrault, ilustrados
por Gustave Doré, 1863.Cuentos
de Claudio Perrault y de Madama
de Beaumont, ilustraciones de
Gustave Doré, 1883.
15
3.2.8. Engaño con los segadores (7)
Los cuentos de Perrault,
ilustrados por Gustave Doré,
1863.Cuentos de Claudio
Perrault y de Madama de
Beaumont, ilustraciones de
Gustave Doré, 1883.
Cuentos de las hadas por
Carlos Perrault, ilustraciones
de G. Staal, 1867.
Los cuentos de Perrault,
viñetas de G. Staal, Yan
D’Argent, Tofani, et al., 1884.
A página completa. Las
ilustraciones aparecen junto
al texto adecuado, excepto
esta primera que por ser de
mayor calidad se antepone
en el transcurso de la
narración.
Los cuentos de Perrault,
viñetas de G. Staal, Yan
D’Argent, Tofani, et al.,
1884. Es una de las
imágenes tomadas de la
edición de Garnier, 1867.
Cuentos de Perrault,
ilustraciones de Rafael
de Penagos, 1920.
Cuentos de Perrault, 1930.
16
Se trata del momento del relato con la
mayor cantidad de ilustraciones
registrada. La escena del gato con los
segadores ya aparecía en la edición de
1697 con una disposición similar a la
contemporánea, lo que ha podido influir
en sus apariciones posteriores. La
estructura compositiva era muy similar:
el gato con botas erguido (a tamaño
humano), un segador con una hoja de
segar y el carruaje del rey al fondo, aproximándose a la escena. Si bien
encontramos diferencias, ponemos por caso, entre la imagen más infantil y
animalizada de la editorial Dalmau (1930), con un gato en postura encorvada y
descalzado, o el realismo y detallismo de las edición de Librería de Garnier
Hermanos (1884). Así, vemos que se va abandonando el plano general por un
Les Contes de ma mère l'Oye des Histoires
ou contes du temps passé, ilustraciones de
Antoine Clouzier, 1697.
17
plano más cercano en el que se eliminan los elementos secundarios del
carruaje, el camino…, sirvan de ejemplo las ilustraciones de Penagos (1920) o
la editorial Dalmau (1930).
Brigitte Cassirame observa que Perrault tiende a presentar en sus Cuentos a
un pueblo “sans intelligence, souvent superstitieux, aux manières brutales et
finalement (serait-ce l’opinion du courtisan Perrault?) indigne d’être sauvé et
responsable de ses propres malheurs” (2007: 77). El hecho de que en este
cuento un gato con botas hablador sea capaz de aterrorizar al pueblo sin más,
ilustra esta actitud general del autor. Cassirame contrasta la posición de
Perrault con la de Doré y defiende que este último, lejos de ningunear al
pueblo, estaría plenamente interesado en la dimensión popular de los cuentos
e intentaría representar a la gente sencilla con todo cuidado y detalle posibles y
con mucha simpatía. Sin embargo, no es esta la actitud de Doré que
observamos en la lámina que acompaña esta escena: el pueblo se inclina
delante del Gato más que en ninguna otra ilustración. Solo hay que fijarse en la
figura de la parte inferior derecha para darse cuenta de lo grotesca que resulta
realmente esta sumisión. Nótese que incluso el perrito de los niños se inclina.
18
3.2.9. El gato ante el palacio del ogro con algunos campesinos (5)
En esta escena siempre se muestra el exterior del castillo del ogro.
Cuentos de hadas, 1862. Cuentos de hadas,
grabados por Capúz, 1876, una única
ilustración ubicada en la página previa al inicio
del cuento.Cuentos de hadas por Carlos
Perrault, ilustraciones de Vicente Urrabieta y
Julián Bastinos, 1883.
Los cuentos de Perrault, ilustrados por
Gustave Doré, 1863. Perrault, Charles.
Cuentos de Claudio Perrault y de Madama
de Beaumont, ilustraciones de Gustave
Doré, 1883 (a diferencia de la edición de
1863, ahora las imágenes aparecen bien
incluidas, junto al texto que las refiere).
Claramente se trata de una ilustración primigenia, ya casi en desuso, que solo
se recoge en los textos decimonónicos, con idéntica estructura, lo que hace
pensar casi en un calco. El número de personajes, la posición del animal con la
mano levantada, así como la arboleda bajo la que se oculta el castillo son muy
similares. Paradójicamente, se trata de la única imagen de Doré del cuento en
la que se desposee al gato de su capa y sombrero, que vuelve a recuperarse
en la escena posterior con el ogro en el interior del castillo.Llama la atención
que se trata de un grabado muy oscuro, mientras que el castillo del ogro en el
fondo se baña en la luz. Doré parece sugerir así que el ogro de este cuento no
es ningún ser terrorífico: intenta recibir bien a su huésped el gato, que termina
comiéndoselo sin piedad para robarle su castillo. El ilustrador señala
19
claramente que el más astuto y seguramente también el más peligroso del
cuento es sin duda el gato (Cassirame 2007: 111)5.
3.2.10. El ogro recibe al gato (2)
El diálogo y la metamorfosis del ogro sí ha dado lugar a más recreaciones
pictóricas que este momento, que solo ha sido incluido por Doré. A diferencia
de la anterior, ahora se prefiere mostrar el castillo por dentro, en el que se
recoge la única imagen humana del ogro.
Los cuentos de Perrault, ilustrados por Gustave Doré, 1863. Cuentos de Claudio Perrault y de
Madama de Beaumont, ilustraciones de Gustave Doré, 1883 (a diferencia de la edición de
1863, ahora las imágenes aparecen bien incluidas, junto al texto que las refiere).
3.2.11. El ogro se transforma en un león y el gato se esconde aterrorizado
(2).
Es una escena de introducción tardía, que no se recogía en las primeras
ediciones. No será hasta el siglo XX en que no se recoja este momento, en dos
imágenes muy distintas. La primera sin localización espacial, frente a la
segunda, a color, en la que Luis Álvarez prefiere describir las estancias del
palacio y la fiereza del león.
5 Cassirame (2007:111) contrasta esta lámina con otra muy parecida para el cuento de “Barba
Azul”: la composición del dibujo es muy parecida, pero el castillo de Barba Azul, hombre cruel
que mata a todas sus esposas, aparece en el fondo en las tinieblas, mientras que los dos
jinetes en el primer plano que acuden a salvar a su hermana están en la luz.
20
Cuentos de Perrault, 1930.No se corresponde
con el texto, pues el gato se oculta tras un
taburete en lugar de las cortinas y no se
refleja el palacio. El texto francés no habla de
cortinas sino de canalones y tejas (Le Chat fut
si effrayé de voir un Lion devant lui, qu’il
gagna aussitôt les gouttières, non sans peine
et sans péril, à cause de ses bottes qui ne
valaient rien pour marcher sur les tuiles.
Perrault, 1991: 270). El gato se deshumaniza
perdiendo incluso las botas, lo que no pasa
según el texto francés que indica claramente
que las botas le molestan para subir al tejado.
Cuentos de Perrault,con ilustraciones de Luis
Álvarez, 1941. Única imagen del cuento. La
edición primera es, probablemente, de 1914,
pero la que hemos podido consultar es esta
reedición de 1941. Ilustración a color.
3.2.12. El ogro transformado en ratón (1)
Tan solo hemos encontrado la ilustración
de Manuela de Velasco, quien, como ya
hemos referido en otras partes de este
trabajo, se decanta por la ilustración de
animales a lo largo del texto.
3.2.13. El ataque del gato al ogro convertido en ratón (1)
Es una imagen de aparición tardía que, sin embargo, luego se va repitiendo
constantemente en años posteriores a la mitad de siglo (Editorial Maucci, 1941;
Algunos cuentos de Perrault,
ilustraciones de Manuela de Velasco,
1933.
21
Editorial Ramón Sopena, 1941; Librería y Casa Editorial Hernando, 1947 y
1958; Editorial Bruguera, 1958 y Círculo de Lectores, 1967). Al tiempo que se
produce un distanciamiento con el texto, puesto que se supone que la escena
con el ratón es dentro del palacio. En 1941, Penagos representa la misma
escena, de suma importancia para el relato, incluso dos veces.
Cuentos de Perrault, ilustraciones de
Rafael de Penagos, 1920.
Cuentos de Perrault, ilustraciones de Rafael de Penagos,
1941. Dos ilustraciones para esta misma escena. La
primera es una variación sobre la edición de 1920, la
segunda es realizada ex novo.
3.2.14. La entrada del Rey en el palacio del ogro (2)
Es una ilustración que tan solo se recoge en las ediciones del siglo XIX y que
no vuelve a repetirse.
22
Cuentos de las hadas por Carlos Perrault, ilustraciones G. Staal, 1867 (cadauna aparece
insertada en el texto adecuadamente).Los cuentos de Perrault, viñetas de G. Staal,
YanD’Argent, Tofani, et al., 1884.
3.2.15 El rey brindando con el gato (1)
La imagen no tiene correspondencia con el
texto, pues se incluye en la primera página
del cuento. Sin embargo, es llamativo que
esta edición decimonónica vuelva a incluir
el sombrero del gato que, por otro lado, no
era frecuente en las ilustraciones del siglo
XIX. No recoge ninguna parte del texto,
sino que es una muestra de la libertad
creadora del ilustrador, ya que la
traducción sigue fielmente al texto francés
y solo se mencionan las botas y el saco.
Cuentos de hadas por Carlos
Perrault,ilustraciones de Vicente
Urrabieta y Julián Bastinos, 1883.
23
3.2.16. El marqués de Carabas y la princesa(1)
No se especifica si es la entrada del rey y la
princesa en el palacio del ogro o el marqués
de Carabas y la princesa, después de
ofrecérsela en matrimonio. El texto que rodea
la imagen tampoco lo aclara, aunque la nueva
vestimenta del gato hace suponer la segunda
opción: “…y aquel mismo día se casó con la
princesa”. Esta escueta información es la que
se sugiere en el texto, en la página siguiente
a la que incluye la imagen.
3.2.17. Miscelánea: Detalle del Gato (1)/El marqués con la vestimenta que
le cede el rey (1)/ La princesa(1)/Las botas del gato (1)
Por último, dedicamos un epígrafe específico para aquellas imágenes que son
detalles menores del cuento.
Puss in Boots, ilustrado por Otto
Speckter, 1856.
Algunos cuentos de
Perrault,ilustraciones de Manuela de
Velasco, 1933.
24
Los mejores cuentos de Perrault, 1936.
La edición de todos los cuentos es similar, incluyendo exclusivamente
imágenes en primer plano o plano americano de los personajes de cada
historia. La semblanza del gato recuerda el inicio de las ilustraciones británicas
que Otto Speckter incluyera allá por 1856.
Algunos cuentos de Perrault, ilustraciones de Manuela de Velasco, 1933.
La imagen de las botas se incluye a modo de epílogo al final de la narración.
Son el símbolo de ascenso del gato, que con solo ponérselas camina erguido
como un humano de clase acomodada, ya que las botas son un posible rasgo
social de la condición económica adinerada a la que aspira el gato.
DATOS DE LA
EDICIÓN
ESCENAS
ILUSTRADAS
NOMBRE DE
LOS
PERSONAJES
INCIDENCIA EN LAS
ILUSTRACIONES
La Maravilla, 1862. El gato ante el
palacio del ogro
con algunos
campesinos
“Marqués de
Cuatrovientos” y
“Maese Gato”.
Una ogra.
Única ilustración ubicada en
la página previa al inicio del
cuento. Exterior del castillo
Abel Ledoux, 1863. El baño en el río “Marqués de
Carabas” y
“Micifuz”.
El gato aparece por primera
vez con sombrero, capa y
cinturón.
25
Engaño con los
segadores
Los segadores se doblan
ante el felino como si fuera el
mismísimo rey.
El gato ante el
palacio del ogro
con algunos
vecinos
Exterior del castillo
El ogro recibe al
gato
Última página del cuento,
después de la moraleja.
Interior del castillo
Librería de Garnier
Hermanos, 1867.
Primer diálogo
del gato y su
dueño
“Marqués de
Carabas” y “Gato
Maestro”
Un gato más realista. Sin
botas ni otro atuendo.
insertada en el texto
adecuadamente. Recuerda
la ilustración primera de
Perrault.
Engaño con los
segadores
Insertada en el texto
adecuadamente.
La entrada del
Rey en el palacio
del ogro
Insertada en el texto
adecuadamente
Librería de Juan y
Antonio Bastinos,
editores, 1876.
Ilustraciones idénticas
a La Maravilla, 1862.
El gato ante el
palacio del ogro
con algunos
campesinos
“Marqués de
Cuatrovientos” y
“Maese Gato”.
Una ogra.
Única ilustración ubicada en
la página previa al inicio del
cuento. Exterior del castillo
Luis Tasso y Serra,
1883a.
Mismas imágenes de
Doré de la edición de
De la Vega (1863). A
diferencia de las de
aquella, ahora las
imágenes aparecen
bien incluidas con
respecto al texto a las
que se refieren.
El baño en el río “Marqués de
Carabas” y
“Micifuz”.
El gato aparece por primera
vez con sombrero, capa y
cinturón.
Engaño con los
segadores
El gato ante el
palacio del ogro
con algunos
vecinos
Exterior del castillo
El ogro recibe al
gato
Última página del cuento,
después de la moraleja.
Interior del castillo
Librería de Juan y
Antonio Bastinos,
1883b.
El rey brindando
con el gato
“Marqués de la
Chirimía” y
“Maese Zapirón”.
Las imágenes no tienen
correspondencia con el texto.
Primera página del cuento
El gato ante el
palacio del ogro
con algunos
vecinos
Es un ejemplo de la copia de
ilustradores, aquí se recrea
la imagen creada por Capuz
en 1862
Librería de Garnier Engaño con los “Marqués de Ilustración nueva. A página
26
Hermanos, 1884.
Combina las
ilustraciones de
Garnier 1867 (misma
editorial) con otras
nuevas.
segadores Carabas” y
“Micifuz”.
completa. Las ilustraciones
aparecen junto al texto
adecuado, excepto esta
primera que por ser de
mayor calidad se antepone
en el transcurso de la
narración.
El gato caza las
perdices para el
rey
Ilustración nueva. Bien
insertada en el texto
Engaño con los
segadores
Una de las imágenes
tomadas de la edición de
Garnier 1867.
La entrada del
Rey en el palacio
del ogro
Una de las imágenes
tomadas de la edición de
Garnier 1867.
Escena exterior. Al final del
relato.
Saturnino Calleja,
1920.
Ilustraciones a color.
Primera ofrenda
del gato al rey
“Maese Gato” y
“Marqués de
Carabas”.
Incoherencia con el texto. Se
incluye ahora a la princesa.
Engaño con los
segadores
El ataque del
gato al ogro
convertido en
ratón
Error narrativo: ¡se supone
que la escena con el ratón es
dentro del palacio!
Imagen reutilizada en la
edición de 1941 de Saturnino
Calleja con variaciones
Detalle del Gato Cierra el cuento, Tras la
moraleja. Ahora que sirve en
palacio se le adorna con
sombrero y bastón de
mando, cinta… e incluso una
espada. Es un reflejo del
ascenso social al que alude
el cuento.
Imagen reutilizada en la
edición de 1941 de Saturnino
Calleja con variaciones
Pla Dalmáu, S.A.
Editores, 1930.
Gato con el
zurrón lleno de
animales
“Gato” y
“Marqués de
Carabas”.
Por primera vez se incluye
un crucifijo (esta vertiente
religiosa aparece
posteriormente en una
ilustración de 1941 de
27
Saturnino Calleja con
imágenes de Penagos).
Engaño con los
segadores
El gato ya no es
amenazante. Sin botas
El ogro se
transforma en un
león y el gato se
esconde
aterrorizado
No se corresponde con el
texto, pues se oculta tras un
taburete en lugar de las
cortinas y no se refleja el
palacio.
Espasa-Calpe, 1933.
Son todas
ilustraciones de
animales
El gato se dirige
a la caza de los
conejos
“Maese Gato” y
“Marqués de
Carabas”.
Los conejos en el
campo
No aparece esta ilustración
referida en el cuerpo del
texto
El ogro
transformado en
ratón
El marqués de
Carabas y la
princesa
Las botas del
gato
A modo de epílogo al final de
la narración
Lecturas para todos,
1936.
Son ilustraciones
individuales de
algunos personajes.
Las imágenes están
repartidas en la página
sin mucho orden.
El marqués con
la vestimenta que
le cede el rey
“Micifuz” y
“Marqués de
Carabas”.
Plano americano
El gato Primer plano de la cara del
felino sin sombrero. Ya
aparecía una ilustración
similar por Otto Specker en
1856.
La princesa Plano americano
Editorial Araluce,
1941d.
El ogro se
transforma en un
león y el gato se
esconde
aterrorizado.
“Marqués de
Carabas” y “Gato
con Botas”
Ilustración a página
completa, recogida con una
mínima antelación a la
escena que describe.
Ilustración a color
Tabla resumen de cada edición. Fuente: elaboración propia
28
4. Conclusiones
Llegados a este punto es necesario hacer algunas consideraciones al respecto,
que permitan verter alguna luz sobre el trabajo. De hecho, es evidente, quizás
por cuestiones puramente económicas, que en un primer momento se realizan
ediciones sin tener en cuenta la ilustración del texto, concediendo especial
importancia al texto. Tras esta primera etapa, nos encontramos que las
primeras ediciones ilustradas no tienen en cuenta la disposición de las
imágenes en el texto, sino que las incorporan como un mero elemento más sin
vinculación con el texto, si bien, esta situación varía desde muy temprano.
El conjunto de imágenes es dispar, aunque encontramos que a lo largo del
siglo XIX una de las imágenes más representadas es la aparición del gato a los
segadores y a los campesinos frente al palacio del ogro. Esta escena será un
leitmotiv en los ilustradores posteriores que recurren a ella con bastante
frecuencia. En este mismo sentido, cabe destacar el fenómeno de
intertextualidad que se repite en algunos grabados, como es el caso de las
imágenesde Juan y Antonio Bastinos de 1883 en las que se recrea la que
ideara Capuz en 1862. Posteriormente, entre otros fenómenos, a lo largo del
siglo XX algunos ilustradores, como sucede con Penagos, hacen una variación
de sus propias ilustraciones: Saturnino Calleja, 1920 y Saturnino Calleja,
1941b.
Respecto a la representación de los personajes centrales del texto, la
vestimenta del gato varía a lo largo del periodo, si bien, a partir de las
ilustraciones de Doré se generaliza la aparición del sombrero y cinturón. No en
vano, sus ilustraciones se han repetido en numerosas ocasiones (Abel Ledoux,
1863; Luis Tasso y Serra, 1883 y Editorial Maucci, 1941). Sin embargo, la
personificación del animal, en especial su andar erguido, se produce
inmediatamente tras la aparición de las botas en el texto. Al igual que en
ediciones del siglo XIX, hay una escenificación del animal que influye de unos
ilustradores a otros, repitiendo el esquema compositivo de la imagen del gato
con la misma disposición: de espaldas, de color negro y con una de las manos
levantadas. Por otro lado, hay escenas que no han sido repetidas en todo este
29
periodo, así, frente a Doré, que representa al ogro de forma humana, los
ilustradores españoles prefieren su transformación en algún animal: león o
gato, en ocasiones con localizaciones diferentes de las sugeridas en la
narración, como vemos en la imagen que incorpora Penagos en 1920 de la
transformación del ogro.
No escapa la ilustración de “El gato con botas” a la inclusión de elementos
católicos, hecho que se generaliza en toda la ilustración española de los años
30 y 40. Tal es el caso de la edición deDalmáu Carles Pla, S.A. Editores, 1930
y de Saturnino Calleja con imágenes de Penagos de 1941. E igualmente
interesante en este mismo sentido es la boda representada en la edición de
Ramón Sopena de 1941.
Dos fenómenos tardíos encontramos en la ilustración de este cuento. El
primero es la incorporación de escenas nuevas que no se recogían en
ediciones previas, como sucede con las transformaciones del ogro (Dalmáu
Carles, Pla, S.A. Editores, 1930 y Editorial Araluce, 1941). El segundo es la
pérdida con el paso del tiempo de otras escenas, las relativas al castillo del
ogro desde el exterior (Librería de Garnier Hermanos, 1867; La Maravilla, 1862;
Librería de Juan y Antonio Bastinos, 1883; Abel Ledoux, 1863 o Luis Tasso y
Serra, 1883).
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33
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Luz Morales, con ilustraciones de Luis Álvarez, 4ª ed., Barcelona: Editorial
Araluce, 95 y ss.
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Sierra, Madrid: Librería y Casa Editorial Hernando.
27. Perrault, Ch. (1952) Cuentos de hadas y otras narraciones, traducción de
María Teresa Vernet, prólogo de Emiliano M. Aguilera, Obras Maestras,
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28. Perrault, Ch. (1957) Cuentos Galos, ilustraciones de Jaime Palacín,
Barcelona: Editorial Araluce.
29. Perrault, Ch. (1958) Cuentos de Perrault, Colección Historias.Adaptación
de J. Alcántara Tarifa, ilustraciones de Jaime Juez, Barcelona: Editorial
Bruguera.
30. Perrault, Ch. (1958) La Cenicienta, Colección Cuentos : Bilbao:Fher.
31. Perrault, Ch. (1959) Cuentos, Colección Gacela Blanca, adaptación de J.
Vendrell, cubierta de Busquets, ilustraciones de Anita, Barcelona:
Exclusivas Ferma.
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adaptación de Federico Torres, ilustraciones de Lafitte, Madrid: Gráficas
Yagües.
33. Perrault, Ch. (1967) Cuentos de Perrault, traducción de Mª Teresa Vernet,
cubierta de Gracia, con ilustraciones de Ballestar, Barcelona: Círculo de
Lectores.
34. Perrault, Ch. (1968) Cuentos de Perrault, adaptación de Ángeles Valero,
ilustraciones de Jaime Juez, Barcelona: Bruguera.
35. Perrault, Ch. (1973) Cuentos de antaño, traducción de Cecilio Navarro,
ilustraciones de Gustave Doré, diseño de la cubierta de EnricSatué,
Barcelona: Editorial La Gaya Ciencia.