97

La Inocencia Violada Sobre El Caso Hans de Freud

Embed Size (px)

DESCRIPTION

La Inocencia Violada Sobre El Caso Hans de Freud

Citation preview

  • 1SOBRE EL CASO HANS DE FREUD

  • LA INOCENCIA VIOLADA?

    2

  • 3SOBRE EL CASO HANS DE FREUD

    La inocencia violada?Sobre el caso Hans de Freud

  • LA INOCENCIA VIOLADA?

    4

    Dachet, FranoisLa inocencia violada? : sobre el caso Hans de Freud. - 1 ed. -Buenos Aires : El cuenco de plata, 2013.96 pgs. - 21x14 cm. - (Teora y ensayo)

    Ttulo original: LInnocence Viole?Traduccin: Silvio Mattoni.

    ISBN: 978-987-1772-58-2

    1. Psicoanlisis. I. Mattoni, Silvio, trad. II. TtuloCDD 150.195

    2008, lUnebvue diteur 2013, El cuenco de plata

    El cuenco de plata SRLDirector: Edgardo RussoDiseo y produccin: Pablo HernndezAv. Rivadavia 1559 3 A(1033) Ciudad de Buenos Aireswww.elcuencodeplata.com.ar

    Hecho el depsito que indica la ley 11.723.Impreso en abril de 2013.

    Prohibida la reproduccin parcial o total de este libro sin la autorizacin previa del autor y/o editor.

  • 5SOBRE EL CASO HANS DE FREUD

    Franois Dachet

    La inocencia violada?Sobre el caso Hans de Freud

    Traduccin de Silvio Mattoni

    teora y ensayo

  • LA INOCENCIA VIOLADA?

    6

  • 7SOBRE EL CASO HANS DE FREUD

    RECIBIENDO A HERBERT GRAF

    por Susana Bercovich

    De dnde habra surgido la pretensin de que el psi-coanlisis mantuviera rigurosamente separados el caso deSigmund Freud conocido como el pequeo Hans deHerbert Graf y su obra? Herbert Graf, que ms tarde seconvertira en director de escena del Metropolitan Operade Nueva York y del Gran Teatro de Ginebra, verdaderocreador en su gnero, y que dirigira a Mara Callas enPoliuto, habra sido decididamente ignorado como artis-ta por el psicoanlisis. Semejante desconocimiento es anms sorprendente en la medida en que no fue recproco:Hans-Herbert Graf (como lo nombra el autor) se mani-fest sobre el psicoanlisis, sobre su encuentro con Freud,y sobre las resonancias que ese encuentro tuvo en su obra.Nada de eso pareci de inters para los psicoanalistas: Laobra de Herbert Graf se destaca en primer lugar por lasiguiente constatacin general: todava no le interes anadie en el campo del anlisis, a pesar de su xito ante elpblico de la lrica. (Pg. 50). Ocupado en estudiar lascausas de la fobia infantil y las disfunciones edpicas, elpsicoanlisis haba permanecido ciego y sordo respecto deHerbert Graf, su obra, y sordera mayor de lo que ellatena para decirle.

  • LA INOCENCIA VIOLADA?

    8

    Prcticamente desde su publicacin, hace ya ms deun siglo, el famoso caso de Freud se haba convertido enuna suerte de receptculo de saberes. Objeto de investi-gacin, pretexto para una infinidad de literatura psicoa-naltica, el caso haba sido recibido, hasta ahora, del ladode la psicopatologa. Y aun cuando Lacan fue sutil en suabordaje, eso no impidi que su enseanza al respecto sefijara en un saber prt--porter: Edipo, castracin, fun-cin paterna, madre flica, disfunciones varias, todo lecaba a ese pequeo. Incluso cuando Freud se ocup dedeslindarlo de la pedagoga, el caso no escap a tentati-vas de pedagogizacin ni a la lgica de la norma y eldesvo.

    Motivo de ejemplo, muestra de la veracidad de la teo-ra; seminarios, artculos y libros le han sido consagrados,y se le endosaron todo tipo de interpretaciones. Es comocrear un personaje en el que se reencuentran con gustolos conceptos segn los cuales fue moldeado. El viejo tru-co del conejo colocado previamente en el sombrero, lastrampas de la teora. Como suele suceder, a fuerza de apli-car un saber y en un movimiento de retorno, el caso sehabra convertido a su vez en una mquina generadora desaberes.

    La inocencia violada? es, antes que nada, el recibimientode Herbert Graf por parte del psicoanlisis. A partir de estaobra podemos concebir el pequeo Hans como un casodirigido a los psicoanalistas, un caso que en realidad con-cierne a todos los casos, pues como efecto colateral de estarecepcin, y sin proponrselo, el autor revela lo que resulta

  • 9SOBRE EL CASO HANS DE FREUD

    de la aplicacin de un saber constituido: resignarse a laproliferacin de terapias conductistas. (Pg. 44.)

    Qu relacin mantiene el psicoanlisis con sus casos?Es el interrogante que subyace a lo largo de estas pginas.

    El artista antecede quiz en demasa al analista. Lamanera en que Herbert Graf refiere su obra y se sita comodirector de escena respecto de su experiencia del psicoan-lisis no produce experiencia, ni tal vez enseanza, en steltimo. (Pg. 51) La inocencia violada? saca al peque-o Hans del lugar de ese producto psi en que se habaconvertido y lo reinstala en el mundo. El autor procede adesbrozar el terreno de toda adherencia psicopatolgicapara recibirlo, es decir, para recibir su obra.

    La relacin de Freud con el arte hace al mtodo anal-tico. Freud no interpreta la obra de arte, como el sueo oel sntoma; la obra es ya una interpretacin. El analista,que no es un experto, lejos de aplicar un saber, recibe unsaber librado. La sensibilidad artstica del profesor Freud*no es un rasgo de personalidad, sino una manera de ac-tuar en relacin al sntoma, el lapsus, el sueo, el chiste.Y la sensibilidad del autor prolonga esta manera de ha-cer.

    El libro que presentamos es una filigrana de hiladosmltiples. En el camino, el autor nos recuerda la especi-ficidad del anlisis: dar la palabra al caso. Lejos de labsqueda de fantasmas psicosexuales que explicaran laverdad de una vida, y de ese modo la de una obra, el

    * F. Dachet, en LUnebvue, 1993, n 3, Suplemento al n 3:S. Freud, Personajes psicopticos en escena; M. Graf,Reminiscencias del Profesor Sigmund Freud.

  • LA INOCENCIA VIOLADA?

    10

  • 11

    SOBRE EL CASO HANS DE FREUD

  • LA INOCENCIA VIOLADA?

    12

    recibimiento de Herbert Graf se apega al mtodo freudia-no por dos puntas: la letra y la transferencia.

    En relacin con la transferencia, estas pginas recorrenlos lazos del amor circulante: la msica, los libros, la proxi-midad de Sigmund Freud, Mahler, Loos, Richard Strauss,Kokoschka, las lecturas de Nietzsche. El recorrido es elestablecimiento de los encuentros en un estilo que se dejaleer a la vez como un homenaje al artista.

    Sobre la famosa eleccin de objeto, el libro guardasilencio; un silencio que tambin se corresponde con unasutileza de mtodo.

    En cuanto a la inocencia, ya el ttulo nos recuerdacun difcil resulta tomar distancia de la figura hoy msatractiva que nunca del nio vctima y su contraparti-da, el victimario; as como del abanico de prescripcio-nes sobre el ser que esta pareja presupone. Pero no hay porqu inquietarse: los encuentros de Herbert-Hans con Freud,las preguntas planteadas por su padre, no habran violadosu inocencia tal vez, muy por el contrario, habran moti-vado su arte. De hecho, la tesis de Herbert Graf RichardWagner, director de escena. Estudio para una historia deldesarrollo de la puesta en escena de la pera (traducidapor Franois Dachet al francs), est dedicada e inspiradaen Freud. All el artista ofrece al psicoanlisis una leccinen lo que se refiere a su relacin con las artes. El traductorrecoge la enseanza, y este libro es el resultado. Su escritu-ra no versa sobre el pequeo Hans, ni sobre la vida deHerbert Graf, sino que por el contrario se ajusta a su obra.El lector encontrar una puesta en relacin de textos y si-tuaciones. Y en el camino se dibuja la cuestin mayor: nose podra escribir sobre salvo cuando se est en posicin

  • 13

    SOBRE EL CASO HANS DE FREUD

    de recibir un saber librado, aun si ese saber implica underrumbe de la teora.

    La des-psicopatologizacin del caso permite recibir laobra del artista. Y puesto que esa obra lleva la marca de lainspiracin freudiana, el psicoanlisis nos sorprende, m-vil, reapareciendo por una va inusitada: por la esquinaopuesta de donde se fabrica un saber. La lectura de estaspginas nos pone al pie del muro, obligando, a partir deahora, a tener que elegir cada vez: recepcin de la obraversus psicopatologa.*

    * Como parte del recibimiento de la obra del artista, el 5 de marzode 2011 tuvo lugar un evento-homenaje en la pera de la Bastille,en Pars (Colloque Herbert Graf). Entre el pblico seencontraba la hija del artista, quien declar que era la primeravez que aceptaba asistir a un evento sobre su padre, pues eratambin la primera vez que el evento no versaba sobre el casode Freud sino sobre su obra artstica.

  • LA INOCENCIA VIOLADA?

    14

  • 15

    SOBRE EL CASO HANS DE FREUD

    La inocencia violada?Sobre el caso Hans de Freud

  • LA INOCENCIA VIOLADA?

    16

  • 17

    SOBRE EL CASO HANS DE FREUD

    TODO COMIENZA EN VIENA

    A principios de los aos 1980, se mont una notableexposicin sobre Viena en el pasaje al siglo XX. Su ttuloera: Viena 1900, El apocalipsis feliz. La exposicin se hizoen Pars en el Museo de Arte Contemporneo deBeaubourg. Y representaba con bastante precisin lo me-jor de la poca a partir de una determinada manera dehablar del psicoanlisis sin nombrarlo verdaderamente. Unamanera que en lo esencial no se modific. E incluso seacentu en su propia degradacin. Pero gracias a la pers-pectiva histrica, quizs sus consecuencias se puedan per-cibir mejor en la actualidad.

    Con una pluma robada de las alas del espritu, unapizca de nostalgia, adems de algunas citas bien ubica-das aunque sin abandonar ciertos apriorismos tenacesse trata de volver la mirada hacia Viena, patria ingratadel psicoanlisis. Cerrando los ojos, adivinaremos o es-bozaremos nada menos que el nacimiento de nuestromundo. Como si tuviramos uno, por supuesto, ya quese supone que nada es imposible para la imaginacin.Cuando ese background (que se volver cada vez ms

  • LA INOCENCIA VIOLADA?

    18

    convencional con el correr de los aos) se toma comobase de una publicacin cuyo enfoque analtico es direc-to o resulta cercano, es decir, si seguimos lo que produceesa manera de bordear el psicoanlisis diseminando unpuado de nombres prestigiosos sobre un paisaje de anc-dotas y de supuesta connivencia, aparecen entonces unacantidad de perspectivas que se activan en la lectura y enla consideracin de los textos freudianos, y que tiendena fijar el psicoanlisis en su sarta de momentos heroicos,empezando por su nacimiento. Los llamados casosfreudianos se ofrecen tanto ms a tales efectos en la me-dida en que su apariencia biogrfica los expone especial-mente a la heroizacin de su contenido.

    En lo que sigue, el nombre del hroe es: PequeoHans. En su desarrollo, por momentos recog, por mo-mentos desplegu, una Conferencia de LUnebvue pro-nunciada en abril de 2005. Se trata de algunas observa-ciones inspiradas en las resonancias actuales del significantenio, especie de comentario al margen del trabajo detraduccin de la tesis defendida por Herbert Graf en 1925,que inaugura su obra escnica. A menudo resulta difcilcriticar los enfoques abiertamente readaptativos de lasinstituciones. Y mucho ms hacer que se entienda el ca-rcter equvoco de muchas medidas de proteccin de lainfancia, as como el desarraigo subjetivo que provocan aveces en nombre del bienestar del nio y la preservacinde su inocencia. Pero tambin puede resultar chocante quedichas medidas cada vez ms invasivas se tomen con bastan-te frecuencia al abrigo de explicaciones con apariencia y vo-cabulario psicoanalticos. Ms an cuando la sexualidad de

  • 19

    SOBRE EL CASO HANS DE FREUD

    los adultos resulta subrayada y la de los nios sigue siendonegada. Pero tambin habra que preguntarse: cmo esposible semejante error?

    ENCORSETAR AL PROFESOR FREUD

    Por supuesto, en Viena, en la poca de la redaccin delcaso de fobia, el psi, los psi, como se suele decir (teniendoen cuenta la fuerza neolgica y vulgarizadora, ese troncolingstico sigue perteneciendo a una paleta de palabrasde valores muy diversos) no existan en el discurso comny corriente. Desde ese punto de vista, sin duda podemosdecir que en casa de los Graf estaban bastante adelanta-dos. En la casa Graf ya lo supondrn de alguna manera,naturalmente est la familia Graf: Max, Olga, Herbert,y desde haca poco, en 1907, Hanna. La madre de Herbert,o la mujer de Max Graf, segn se mire, haba sido pacien-te de Freud. Max Graf, el padre de Herbert y de Hanna,esposo de Olga Hnig, era un interlocutor y colaboradorde Freud en los debates de la Sociedad de los mircoles.

    Freud visitaba de tanto en tanto la casa de los Graf.Una hermana de Freud, Rosa, se haba casado con un Graf,sin que podamos establecer si exista algn parentesco yde qu tipo. Max Graf haba generado una colaboracincon Freud. Los fragmentos aparecidos de una correspon-dencia censurada hasta hoy muestran que las relacionesentre Max Graf y Freud no se interrumpieron hasta la muertede este ltimo, incluso despus del divorcio de los espososGraf. Olga Hnig tampoco desapareci por completo del

  • LA INOCENCIA VIOLADA?

    20

    mbito del psicoanlisis, ya que form parte de la delega-cin que le entreg el premio Goethe a Freud a comienzosde los aos treinta. En cuanto a Herbert Graf, adems dela clebre visita, su ltimo contacto con los Freud data delsaludo que fue a darle a Anna Freud en un congreso depsicoanlisis de nios que ella presida en Ginebra en 1970,ciudad cuya pera l diriga por entonces.

    Quedmonos un momento ms con los Graf, en la casa,y escuchemos con atencin. Construyamos una atmsfe-ra. Esa atmsfera implica un trmino, Stimmung. Dadotodo lo anterior, es plausible conjeturar que Herbert oahablar de Freud. Incluyendo a los amigos que iban a lacasa y discutan las teoras del Profesor con su padre, sinduda tambin con su madre, con los msicos ocasionales,etc. Tal vez Olga Hnig recordaba con bastante libertadsu anlisis con Freud, como lo haba hecho algunos aosantes con quien iba a casarse y se convertira en el padrede Herbert.

    Si bien Freud, para Herbert Graf, haba sido el analistade su madre, para l era tambin el profesor, ProfessorFreud, quizs incluso el profesor Herr Doktor y, cambian-do de lengua para hacerlo entender, lProfeurreud,Prfreud, aquel cuyo nombre pronunciado demasiadorpido, o a la vienesa, u odo de lejos, o cuando se est apunto de dormir, bien pudiera haber terminado desembo-cando en la escritura P-fe-rd;1 entonces, le aplicamos tam-bin a ese nombre de todos los das, no a Freud sino a

    1 Pferd: caballo en alemn [T.].

  • 21

    SOBRE EL CASO HANS DE FREUD

    Professor Freud, un tratamiento comparable al dezerwurzelt que Herbert Graf les haba aplicado a losGirafen-Graf.

    El Profesor Freud, que le haba llevado a su casa el dade su tercer cumpleaos un caballo hamaca (como quizslo escuchara nombrar a veces: el caballo del profesor o elcaballo de Freud, Professors Pferd, Freuds Pferd), y a quientambin conoca porque haba escrito libros. Libros apo-yados en las mesas, o alineados en los estantes, o dejadosal alcance de la mano, objetos de conversacin y tal vez delecturas entre sus padres, y sobre cuyas tapas seguramentehabr llegado a echar un vistazo. De qu hablaban? Y siescuchaba hablar de ellos seguramente era en un tono es-pecial. Digamos un tono en el que no estaban ausentes eldebate, la crtica. El Professor Freud daba conferencias enla Universidad, al igual que Max Graf, su pap. Era en-tonces alguien que deba tener a menudo una pluma en lamano, y a quien seguramente se le poda escribir aquelloque no se le poda decir, porque estaba muy ocupado yporque nunca estaba presente cuando pasaban, como lascigeas, las ideas interesantes o que dan miedo. Por otraparte, su pap lo haca de vez en cuando, envindole tex-tos, algunos de los cuales luego se publicaban en diarios,en libros.

    Adems, el Profesor Freud, al igual que su pap, tam-bin daba conferencias en reuniones pblicas, que promo-van la difusin, los rumores: estaba escrito en los diariosy eso provocaba cierto ruido, se difunda. Y todos losmircoles a la noche (nueva puesta en escena: Mam,

  • LA INOCENCIA VIOLADA?

    22

  • 23

    SOBRE EL CASO HANS DE FREUD

  • LA INOCENCIA VIOLADA?

    24

    pap, vendrn a darme el beso de las buenas noches? Pero Herbert, ya sabes que hoy es mircoles!) estaba lareunin. Acaso pap le hablaba a mam sobre eso a lanoche tarde o al da siguiente? Luego estaban las confe-rencias, las discusiones con cientficos, con artistas, conpolticos, como en lo del librero del Graben por ejemplo,en lo de Heller, que haba sido el librero oficial del partidomarxista austro-hngaro y que ahora publicaba los librosde Freud.

    EN CASA DE LOS GRAF

    Por lo tanto, en casa de los Graf, en la conversacin,estaban tambin los nombres, en particular los nombrespropios de personas/personajes que el nio a veces vea ensu casa, sin contar otros nombres que, como nio, no sa-ba, o quizs no siempre de inmediato, si eran nombres degente viva o muerta, puesto que el encanto de un violn,de un piano, de una voz, podan hacerlos revivir un ins-tante. Esos nombres deban pues tener cierto peso, aun-que por supuesto todava no haban recibido el trato quereciben en la actualidad: Freud, Adler, Jung, Brahms,Mahler, Schnberg, Romain Rolland, Richard Strauss,Schnitzler, Shakespeare, Schiller, Beethoven, Kraus, AlbanBerg y tantos otros Se trataba de nombres que apare-can en los diarios, los libros, incluso en partituras, aun-que tendamos a olvidarlas un poco. Para los adultos, di-gamos, nombres de escritores; pero para los nios nom-bres ms bien de escritura. De bastante escritura en bas-tantes lenguas diferentes, en alfabetos diferentes; el hebreo

  • 25

    SOBRE EL CASO HANS DE FREUD

    ciertamente, el cirlico tal vez, el gtico por supuesto, yhasta en la escritura estenogrfica en la que, segn cuentaFreud, Max Graf tomaba notas de lo que deca su hijoantes de informrselo al Profesor en sus cartas.

    Podemos armar de esta manera un cuadro familiar, porcierto no referencialmente exacto, aunque mucho ms car-gado de colores dando as una mejor idea de su posibledensidad significativa, que al que nos limitamos con fre-cuencia cuando la disposicin de los personajes determinade antemano las diferentes posibilidades de leer all el Edipofreudiano. La textualidad no es entonces una seal de pre-cisin o una postura tica, sino una garanta metodolgicade que las cuestiones siguen siendo planteadas desde elngulo del significante. Tal abordaje no es por lo tantoreferencial. Tampoco es ficcional puesto que se sostiene,casi literalmente, en la textualidad del caso y de sus secue-las. Pero las condiciones en las que ese cuadro se arm ylos motivos por los cuales se arm as, y que me pareceque son los que acabo de indicar a mi manera, puedenseguir siendo siguen estando la mayora de las vecesimplcitos, y hasta desconocidos. Se produce entonces enlos lectores cierta vaguedad sobre lo que hay que entender.No en los discpulos, sino en los verdaderos lectores, diga-mos, los que han quedado presos en las ramificaciones delas aporas de la transferencia que Freud reinicia por ellado de la recepcin al redactar el caso. Porque en primerlugar fue por eso que Freud escribi el texto al final delque aclara que en ese caso (volver sobre este punto) nohaba aprendido nada nuevo. Los propios lectores debe-rn sostener su lectura. A menos que se dejen llevar a una

  • LA INOCENCIA VIOLADA?

    26

    conclusin al amparo de las facilidades que ofrece el pre-supuesto familiarista con su arquitectura edpica, antes queexponerse a lo real del nido de subjetivacin que es eseespacio compuesto, laminar, complejo, aqu llamado casade los Graf y que linda con aquel denominado por asocia-cin casa de los Freud. Complejidad que fue borrada, en-cubierta, edulcorada, y as el descubrimiento/construccinanaltica de una subjetivacin singular que se efectu enuna red, vira hacia la aplicacin de las diversas formas deun esquema: el esquema edpico. En este ltimo, todo elmundo vive en casa de los Labdcidas. En un palacio, porsupuesto.

    Ese contexto de los casos freudianos que un enfoquedocumental o periodstico ofrece hoy a granel en las co-lumnas de revistas, estudios histricos o lingsticos, nodeja de tener inters en la medida que contribuye al tejidotextual, imaginario, sonoro, de los casos. Permite sealarpor un lado ciertos hitos, y por otro reconstruye momen-tneamente en el habla una singularidad esencial. Aunquedado el circuito por el cual nos llega, conviene tratar esecontexto en relacin con lo que es para el anlisis: un avatarde transferencia paseando a escondidas de los portadoresa los que parasita. No podemos pues esperar que eso obs-taculice naturalmente un abordaje psicoanaltico de lascuestiones. Contextualizando sus lecturas, Lacan sacaba asus oyentes de los sueos que se generaban al leer los textosde Freud, sueos que los mantenan prisioneros de una doxa.Digamos que volva a poner en hora los relojes, inyectandocierta dosis de materialidad en las situaciones de habla.Lo que habra tenido efectos paradjicos. La distancia

  • 27

    SOBRE EL CASO HANS DE FREUD

    as planteada respecto de los hbitos de lectura ser tanimportante, tan traumtica para algunos, que luego serpreciso que esa distancia sea experimentada, convalidada,repetida, e incluso repetida sin cesar, por ejemplo en ense-anzas denominadas seminarios. Y la conviccin deotros, de los otros, ser puesta a prueba de un modo queno deja de evocar la religiosidad.

    Tambin pondr a prueba la capacidad del traumatis-mo lacaniano para insertarse en el marco de los saberesestablecidos. De all el acomodamiento repetido sin pausasobre las regulaciones que realizara Lacan con respecto altexto de Freud. Tal acomodamiento es importante, ya quepor parte de Lacan era una manera de hacer sonar, parasus oyentes, palabras, letras y frases, donde la clnica sehaba refugiado en el texto freudiano. Pero eventualmen-te separada de esa textualidad, ya sea de manera absoluta,ya sea por las traducciones, o incluso tomando las trans-cripciones de los seminarios en una perspectiva referencial,el ritornelo produjo un nuevo marco de referenciaspsicopatolgicas. Lacan no solamente haba procedido ala crtica de un modo interpretativo o con referenciashistoricistas usuales, sino con la afirmacin de un mtodoy de un objeto con los que trataba de orientarse de mane-ra no reactiva, o menos reactiva. Sostener hoy el movi-miento que Lacan haba impreso a la lectura de los textosfreudianos es prolongarlo hasta volver posibles las separa-ciones, y no reiterarlo en las fronteras de la psicopatologa.El sitio que se presta a ello en su enseanza con el textodel caso de fobia, el pequeo Hans, es el que se puedesealar, apartado de los ritornelos, como un silencio.

  • LA INOCENCIA VIOLADA?

    28

    VIENA, CIUDAD MUSICAL

    Hay que destacar un punto preciso, pero que no dejade diluirse en las relaciones entre Viena y el psicoanlisis, ya fortiori en el caso de fobia. La lectura de las Memoriasde un hombre invisible2 dice mucho al respecto: se trata dela msica.

    En la vida vienesa, Max Graf no era Freud. Se ha insis-tido mucho sobre el tema: a Freud no le gustaba Viena.Pero la msica no es solamente una rama de las artes. EnViena, a diferencia de otras ciudades, la msica era en esapoca un elemento esencial. No se trata entonces de lamsica en general, sino de la msica en la medida en quela vida vienesa no poda separarse de la msica, desde losdescubrimientos cientficos hasta los chismes, digamos, yen lo esencial incluyndose en el campo de los cambioseconmicos o religiosos. As, un participante de los dos otres primeros aos de la Sociedad de los mircoles, el m-sico David Joseph Bach, pariente de Schnberg, crtico enel Arbeiter Zeitung y defensor de los conciertos populares,despus de la guerra instaurar en la Viena roja los Con-ciertos obreros del domingo. Esa dimensin social que enViena aproxima, incluso en la msica, al psicoanlisis conel austromarxismo, es diferente de la posicin que ocupapor ejemplo en Francia la cancin popular. Aunque sepuede seguir atentamente, ya que lo lemos en los semina-rios de Lacan, los mapas de todos los transportes colectivos

    2 H. Graf, Memorias de un hombre invisible, Suplemento enLUnebvue n 3, 1993.

  • 29

    SOBRE EL CASO HANS DE FREUD

    vieneses de comienzos de siglo para compenetrarse de lostrayectos de Hans y su pap en sus paseos dominicales:nunca se cruza con la menor semicorchea. La escena, laobscena Schauplatz, en la que cualquiera puede recons-truir a su antojo, con mayor o menor rigor, la historizacinvienesa de los casos freudianos en el campo de la represen-tacin, no incluye, ni siquiera marginalmente, esaStimmung musical, ni sus correlatos sonoros. Dicho as-pecto de la vida vienesa no podra sin embargo sobresti-marse. Remitmonos entre las numerosas obras publica-das por Max Graf a la que se titula Viena, leyenda de unaciudad musical, que se publicar en tres idiomas inglsen Estados Unidos, espaol en Buenos Aires, y alemn.

    Pero tomar en cuenta este indicio, un silencio, es muydistinto que proporcionarle al caso un background hist-rico que permita borrar la artificialidad producida por unaactualizacin forzada, debido a su lectura tarda y a partirde un registro de indagacin desfasado. Muy especialmente,tomar en cuenta la msica no significa recordar los com-ponentes artsticos del caso. Sera ms bien, por el con-trario, una manera que permite desprenderse de ellos, en-contrar los medios para salir de los ritornelos cuyo marcoconstituyen, y que inciden en los trabajos al respecto mu-cho ms de lo que stos pueden advertir. En ese mbito, laesttica neokantiana es el bien mejor repartido de todos yal que la sensibilidad de cada uno siempre est ms o me-nos expuesta. Por ejemplo, puede verse en la dificultad deencontrar los medios para no recaer demasiado pronto enuna perspectiva referencial cuando se trata de captar lasresonancias significantes. En este caso, se trata de lo que

  • LA INOCENCIA VIOLADA?

    30

    no se puede descartar en Viena y a propsito de Vienacuando se plantea la cuestin del lazo social. Y en particu-lar a propsito del tejido lingstico, sonoro, artstico,donde se configuran circulaciones e intercambios. Dichosintercambios, esos lazos sociales, y especialmente los quese ponen de manifiesto en los registros de la construccinmusical o de la encarnacin sonora, no seran una parteesencial de aquello a lo que se adhiere una fobia, el lugardonde recoge los materiales para la construccin del lmi-te que fabrica, tanto para s misma como para el entorno?Lo que tendr como consecuencia que en lugar de salirmucho afuera, por ejemplo, se permanecer, quiz dema-siado, en casa, freudiando.3

    PEDAGOGA Y MORAL ANALTICA

    Por lo tanto, en casa de los Graf haba msica, y esta-ba el Profesor Freud. Y quizs tambin de vez en cuandohaba en la casa disputas conyugales a golpes de interpre-taciones salvajes. Al respecto, slo se pueden hacer conje-turas. Pero es preciso hacerlas, no para multiplicar las hi-ptesis, sino para acusar recibo de lo que puede leerse enuna digresin de la correspondencia entre Freud y Jung:Habra considerado el anlisis de la propia mujer comoabsolutamente imposible. El padre del pequeo Hans meprob que funciona muy bien. La regla tcnica que he

    3 En el original, freudonner, neologismo que juega con el verbofredonner: tararear, y obviamente con el nombre de Freud[T.].

  • 31

    SOBRE EL CASO HANS DE FREUD

    vislumbrado hace poco, superar la contratransferencia, sevuelve tambin demasiado difcil en ese caso.4

    Herbert, el joven Herbert, como ya ha sido sealadomuchas veces despus del artculo prnceps de S. Hajlblumy C. Misrahi en Tel Quel, estaba un poco expuesto a todoeso. Adems de que Freud, como es sabido (me contentocon evocar lo que supone cierta familiaridad con los tex-tos freudianos, y en particular con el del caso de fobia),apartado de la nursery por su esposa Martha y su cuadaMinna Bernays, les haba solicitado a sus colaboradoresinformacin sobre los nios para convalidar la teora yparticularmente los Tres ensayos de teora sexual.

    Consideremos las lecturas del caso de fobia unilateral-mente orientadas a la familia, que reducen y endurecenlo que denomin la casa Graf, que sern las nicas duran-te ms de medio siglo hasta que se le restituya el nombrede Graf al caso de fobia. Lo que se destaca es una determi-nada tonalidad que despunta ya con la publicacin delcaso en 1908, cuando Jung le anuncia por correo a Freudque tambin va a publicar un artculo sobre las fobias desu hija, porque, en su caso, los padres no tienen nadaque reprocharse.

    Esto nos har atravesar de un solo golpe un siglo, acer-cndonos, con ciertas diferencias aunque tambin con al-gunos ecos familiares, al tono de los debates jurdico-pol-ticos actuales que se polarizan en torno al abuso infantil.

    4 S. Freud, C. G. Jung, Correspondencia, II, 20, Pars, Gallimard,1975 [ed. en esp. Editorial Trotta, Madrid, 2012].

  • LA INOCENCIA VIOLADA?

    32

    Ese tono de reproche, de suspicacia, de lecciones educati-vas donde los nios son inducidos a hablar slo para res-ponder a las preguntas que les plantean los adultos, raravez est ausente de la atmsfera de las lecturas del peque-o Hans, cuando no constituye un eje esencial. Agregue-mos que ese desplazamiento de la aprehensin de las ma-nifestaciones y expresiones del sntoma hacia la aprecia-cin tico-social o psicosocial de su supuesta causa es unindicio nada desdeable para el psicoanlisis actual. Msall de un lmite cuya forma habr que definir de maneraestilstica, transformar el abordaje de las castraciones enla transferencia en signo de un dficit normativo, hace sa-lir del campo analtico y caer en prcticas que no se con-tentan con una incidencia teraputica sino que tienen metasabiertamente adaptativas y normalizadoras.

    Surgen entonces reproches para Max Graf en funcinde algunos sealamientos de Freud cuyo estilo quizs nose ha tomado en cuenta lo suficiente, por haber sido justa-mente demasiado culto, por estar demasiado al tantojunto a Freud, no lo bastante presente en la cama de mam,demasiado encima de su hijo, etc. En esos rasgos, al pare-cer muchos creyeron reconocer a una figura que les resul-taba conocida, la del psi discpulo de su maestro, que de-pende de sus textos y de su palabra. Pero si se lee conatencin, hay un elemento inadvertido en las prolonga-ciones del caso, ya que tratndose de disciplinas es precisodirigirse a Nietzsche en lo que se refiere a Max Graf. Comolo demuestra la lectura de El caso Nietzsche-Wagner,5 Max

    5 M. Graf, El caso Nietzsche-Wagner, Cahiers de LUnebvue,Buchet/Chastel y EPEL, Pars, 1999.

  • 33

    SOBRE EL CASO HANS DE FREUD

    Graf se presentaba haciendo referencia a Nietzsche y no aFreud.

    Tambin han sido motivos de reproches los viajes regu-lares que haca a Lainz, a casa de su madre, dice Freud ysubraya Lacan, llevando consigo a Herbert. Los viajes entren de los domingos del caso supuestamente conducirana Max Graf y su hijo a ver a su madre, la abuela de Herbert.Decir que era retenido contra su voluntad no sera del todoexacto. En el seminario La relacin de objeto, por ejem-plo, es algo bastante discreto. Pero lo suficiente como parasuscitar efectos posteriores, mucho ms unvocos, a partirde algo que en principio slo haba sido una posibilidad,una conjetura dentro de un conjunto complejo y plural,un modo de composicin frecuente en los seminarios deLacan. Pero esa sumisin conjeturada del padre del pe-queo Hans a la figura materna, a la abuela paterna deHerbert, es uno de los elementos que ha permitido, encierta vertiente de la doxa lacaniana, plantear determina-da suspensin de la llamada metfora paterna como ele-mento desencadenante de la angustia de los Pferden.

    Pero si bien dicha sumisin se construye enteramenteen el caso tal como Lacan lo retoma, es en desmedro dedeterminados elementos de las declaraciones de Max Grafen el campo de la escritura que actualmente componen elcaso. En particular, parece sujeta a discusin la atribucinde significado a los reiterados viajes de Max Graf y su hijoa la casa de quien Lacan llega incluso a denominar lalainzeana. As, teniendo en cuenta algunos indicios dis-persos en las Actas de la Sociedad de los mircoles, entre

  • LA INOCENCIA VIOLADA?

    34

  • 35

    SOBRE EL CASO HANS DE FREUD

  • LA INOCENCIA VIOLADA?

    36

    otros (aunque siempre son elementos publicados en el cam-po de la escritura del caso por el mismo Max Graf), pode-mos restablecer que el padre de Max Graf, el abuelo deHerbert, muri entre marzo y mayo de 1908.6 O sea en lapoca que precedi a la extincin de la fobia, justo en elmomento de la visita a Freud con Herbert, cuando Freudse muda al departamento que antes ocupaba su hermana,Rosa Graf. La misma designacin de los reiterados viajesdominicales a Lainz como si estuvieran orientados haciala abuela, oculta entonces otro interrogante: por qu enese contexto Freud no recuerda que la madre de Max Grafaunque la conjetura podra asumir otras representacio-nes estaba en la cabecera del padre moribundo? Ms ancuando, segn otro elemento hecho pblico en el campode escritura del caso, Max Graf adolescente haba cedidoante su padre y aceptado terminar la carrera jurdica quele haba sido impuesta contra su voluntad, simultnea-mente a sus estudios musicales. Despus de su muerte, con-tempornea pues del episodio de fobia de su hijo y rela-cionado con ello, escribe una obra de teatro el verano si-guiente.

    6 Graf presenta un breve anlisis del esbozo de una obra deteatro (escrita durante el verano). El tema es un conflicto entrepadre e hijo. Dos meses antes de que concibiera el plan de eseesbozo en tres actos, su padre muri; siempre haba vivido enconflicto con l. En relacin con ese proyecto, recuerda a Schillery a Hebbel: ambos hicieron su carrera viviendo en conflicto consus padres. Su obra teatral es entonces su propia justificacinpersonal. Actas de la Sociedad psicoanaltica de Viena, II, 1908-1910, Pars, Gallimard, 1978, p. 84.

  • 37

    SOBRE EL CASO HANS DE FREUD

    TRANSFERENCIA VS. PSICOPATOLOGA

    Aclaremos que no se trata de recuperar algo del casofreudiano a partir de estas nuevas resonancias del textooriginal o de sus elaboraciones. El caso recogi textual-mente la manera en que Freud puso all en juego la trans-ferencia. Ese es el punto de enseanza y no la fobia. Cuan-do no se asume esta decisin, los casos, retratos y lecturasviran infaliblemente a la psicopatologa, cualquiera quesea. Sera absurdo querer modificar o, peor an, corregirel caso freudiano proponiendo, por ejemplo, otra etiolo-ga. No en virtud del peso del nombre de Freud, y de lapreservacin del mausoleo que la cultura le ha erigido so-bre todo para que no salga de all; sino tambin por moti-vos de metodologa analtica. El resurgimiento de elemen-tos contextuales es una de las incidencias de la circulacinpblica de las aporas de la transferencia, confiadas a laescritura freudiana del caso. Si pueden orientar un traba-jo, implican la vivacidad del caso. Literalidad y significa-cin se responden sin que una tenga predominio tericosobre la otra. Simplemente el juego de la lectura acata lasreglas del dispositivo que supone la relacin con el len-guaje del anlisis. Es decir, en particular y en la medida delo posible, por fuera de las connivencias de lectura dondeuna comunidad doctrinal nunca deja de reconocerse. Loselementos literales producen seales significativas paradespejar la manera en que sirvieron de contexto paraHerbert Graf y conformaron en adelante elementos dedesciframiento para la lectura de Herbert Graf o para lade Freud va Herbert Graf. Algo que no se ha sostenido en

  • LA INOCENCIA VIOLADA?

    38

    el caso y que dichos elementos nos invitan a sostener. Deall la necesidad de separar en los casos la postura freudianade sus adherencias psicopatolgicas. Un ltimo ejemplo.

    En la historia de los comentarios del caso se advierteque, sobre la base precedente, se ha llegado a entender lacolaboracin de Max Graf con Freud como uno de lossignos de su falta de virilidad (discpulo de). Al respec-to, tambin podramos invertir la imagen. Porque tal vezsea una determinada concepcin instituida del anlisis entrminos de transmisin la demasiado famosa cuestinde la transmisin del anlisis, unida a una concepcinquizs demasiado escolar, lo que lleva a entender ciertosefectos de las colaboraciones de trabajo en el campo ana-ltico como esterilizadoras. Adems, la virilidad social noes la expresin o el equivalente de la virilidad subjetiva.Tampoco son naturalmente la continuidad una de laotra, as como rechazo y represin no estn en el mismoplano.

    Pero adems, no slo Max Graf, como he sealado, noestaba en posicin de discpulo respecto de Freud, sinoque sera poco decir que jugaba su propio juego con elpsicoanlisis. Y lo jugaba en relacin con pblicos paralos cuales el nombre de Freud estaba lejos de suministrarlede entrada una acogida amistosa, e incluso donde debaparecer, an ms que hoy, completamente incongruente.Graf le abra otros pblicos al psicoanlisis a travs de suslibros y sus artculos musicales. Exploraba e indagaba qupensamientos, qu sensibilidades, y en qu formas podancrear en diferentes pocas las diferentes artes musicales,

  • 39

    SOBRE EL CASO HANS DE FREUD

    desde los polifonistas de fines de la Edad Media hasta loque se denomina msica contempornea y cuyas primerasaudiciones no le merecieron a la llamada escuela de Vienamenos polmicas, oposicin y hasta insultos que a Freudsus primeros trabajos. Si Max Graf estuvo en posicin dediscpulo, en posicin de reverencia e interrogacin, deapropiacin, lo estuvo respecto de Nietzsche, y por otraparte lo manifest en varias ocasiones. Tal vez se podraabordar la cuestin sosteniendo que Freud era para MaxGraf una cierta manera de posicionarse en relacin conalgo que haba seguido siendo problemtico para l enNietzsche. Por otro lado, no fue el nico de los colabora-dores de Freud ni mucho menos, que estuvo en una situa-cin semejante.

    Tras este rpido recorrido, el tono de reproche quemenciono no afect nicamente, como lo hiciera en Ibsenpor ejemplo, al padre. Tampoco se le ahorr a la madre,en este caso la de Herbert: pinsenlo bien, con sus panta-lones amarillos y sus calzas de ciclista, su costumbre dehacer pis con su hijo y sus veleidades mendaces de quererhacrsela cortar al pequeo Hans, aunque no se diga conqu doctor. Me abstengo de decir: qu comportamien-to! No aludo ms que al pasar a la atmsfera de lecturasconsistentes que se esfuerzan por armar un cuadro clnicocon un mnimo de rigor y que, por no estar desprovistasde rigor, darn a esa dimensin del reproche una resonan-cia, a veces con una pizca de consejo pedaggico que noera forzosamente buscada en un principio, pero que tam-poco estaba del todo ausente.

  • LA INOCENCIA VIOLADA?

    40

    Si siempre es mnimamente posible demostrar el carc-ter tendencioso de tales versiones de los personajes de loscasos, es porque de todas maneras, en ese terreno, la cues-tin siempre est desplazada de antemano. La articula-cin de los significantes tambin es coordinacin de lasfantasas. Nada puede ser convertido de manera unvocaen signo de. La intrincacin de la lnea del enunciado yla lnea de la enunciacin en el anlisis corresponde en elabordaje de los casos al distanciamiento de un uso prefe-rentemente referencial del lenguaje. Qu llamado al gocese apodera de la escritura para construir esa orientacintan particular?

    LA INOCENCIA VIOLADA?

    La suspicacia educativa que actualmente ha invadidoel espacio de relacin con los nios era entonces origina-ria, como lo acenta la observacin de Freud mencionadaen la pgina 30. El mismo valor tiene el aadido que Freudle hace al texto del caso luego de la segunda visita quele hiciera Herbert Graf, unos quince aos despus de lafobia, en el momento en que est componiendo los estu-dios que preparan la obra en la que piensa desde que asis-ti a los espectculos de Max Reinhardt y que lo llevarn,entre otras cosas, a sostener la tesis a la que volver a refe-rirme ms adelante. En esa nota, Freud se regocija de po-der decirle al pblico del psicoanlisis que no se le causningn mal al nio de la fobia. Contrariamente a lo quesostenan las voces de Casandra en el momento de la apa-ricin del caso, su inocencia no fue violada por todas las

  • 41

    SOBRE EL CASO HANS DE FREUD

    interrogaciones planteadas a su intimidad, por esas histo-rias que supuestamente le haban contado sus padres, porFreud a travs de los padres, etc.

    Subrayemos que no fue a propsito de Herbert Grafque esa dimensin justificativa se manifest por primeravez en el anlisis. Estaba presente desde su origen, en lasexpresiones de Freud desde el primer anlisis de un sueo,el llamado de la inyeccin de Irma, precedida de una escri-tura en forma de justificacin, Rechtfertigung. Y enPsicopatologa de la vida cotidiana, abre el olvido delnombre de Signorelli en direccin a un paciente de cuyosuicidio Freud se enter en Trafo. Tambin se conjugaaos despus en las lecturas de esos textos cuando se tratade distinguir el rechazo de la represin.

    En lo concerniente al caso de fobia, se produce cuandolas dificultades subjetivas a las cuales se haba atado HerbertGraf nio son consideradas desde la perspectiva de unaposible falla educativa. As, en 1922, lo que anunciaFreud en el aadido al caso es que el pobre nio al cualle haban predicho todas las desgracias violado en suinocencia a una edad tan tierna y vctima de un psicoan-lisis se comporta muy bien; y que ahora se ha convertidoen un apuesto joven. Pero dado lo que acabo de men-cionar, y los elementos potencialmente cargados en el tex-to de Freud o en los comentarios que lo acompaaron,esto en verdad no limitar las futuras lecturas del caso defobia que no estarn indemnes de ese estilo.7 La importancia

    7 Estilo que adems es un rgimen corriente de atribucin de laculpa en los dispositivos discursivos contemporneos.

  • LA INOCENCIA VIOLADA?

    42

    concedida a la incidencia de conjunto de un padre idealde un determinado temple en la fabricacin y la lecturadel caso tambin aadir sus efectos. Ese abordaje de lainfancia tan insistente en nuestros das, la infancia viola-da, vctima potencial, y por lo tanto vctima de alguien,bajo cuyos rasgos se dibujan en negativo las diferentes fi-guras del monstruo, el culpable e incluso el extranjero, noestaba entonces del todo ausente en los comienzos del psi-coanlisis.

    HYSTORIZAR8/ HISTORIZAR

    Una vez que se ha instalado el cuadro a la manera deViena apocalipsis feliz, opacado y cada vez ms conven-cional aunque todava acorde con el espritu de la poca,sin olvidar la referencia erudita pero dndole tambin lamano al qu dirn, es necesario hacer una pausa para pre-cisar algunas consideraciones de mtodo introducidas an-teriormente. Qu hace posible, y en qu condiciones, queinsertarse hoy en las consecuencias de la escritura de uncaso sea algo ms que una adoracin de reliquias? Paradecirlo de otro modo, cmo se constituira en estas cir-cunstancias la actualidad de los casos freudianos? Por ejem-plo, permite el soporte textual de los casos dar a conoceruna experiencia nueva? Por otra parte, la trama heroica,el lado sensacionalista, presse people de lo que acabo deevocar brevemente un aspecto al que Freud estaba atento

    8 En el original, hystoriser, neologismo que se diferencia del quederivara de histoire por la letra y, que aparece por ejemplo en laortografa francesa de hystrie: histeria. [T.]

  • 43

    SOBRE EL CASO HANS DE FREUD

    y que en tal o cual momento haya sido mucho ms exage-rado e inventivo que el cuadro a fin de cuentas bastantesobrio de las pginas precedentes, es secundario o necesa-rio? Y en este ltimo caso, es ese todo el asunto o es sloun aspecto, o una versin, o un primer paso, siendo cadaposibilidad algo diferente? Y aun si prefiriramos dejar delado por el momento todo lo que pudo producirse delibe-radamente como pieza de escndalo o como expedientessecretos9 contra el psicoanlisis, qu grano de verdadofrecen a su pesar y sin saberlo los documentos estableci-dos en tales ocasiones, cualquiera sea su presentacin ten-denciosa?

    Planteado as, de qu dependern hoy los puntos dedebate y de enseanza de un abordaje de los textosfreudianos y de sus consecuencias? Distinguir dos aspec-tos:

    a/ Por qu actualmente se hace referencia al texto freu-diano con todas la informacin que va a completarlo,invalidarlo, modelizarlo o contradecirlo, y de una manera

    9 ltimo ejemplo a la fecha: el ticket (como en un verdaderopolicial) por el que se sabe ahora que Freud declar a su cuadaMinna como su mujer en la conserjera del hotel donde compartiuna habitacin con ella con motivo de una viaje de vacaciones.Es el escndalo que invadi ltimamente los diarios casi al mismotiempo que las Presses Universitaires de France editaban,continuando con el libro negro del psicoanlisis, la traduccinde las cartas de Freud a Fliess, cuyos derechos detentan desdehace casi treinta aos. Los autores de dicho escndalo no parecenconcederle importancia al plano del departamento de Freud enViena, publicado hace casi cincuenta aos y con respecto al cualel ticket del hotel en cuestin parece bastante pdico.

  • LA INOCENCIA VIOLADA?

    44

    no siempre esencialmente referencial? Siguiendo esta ar-gumentacin, en qu sentido la lectura del caso de fobiaescrito por Freud, su recapitulacin hecha por Lacan en1957, la reproduccin de lo literal de sus dos versiones enTel Quel en 1976, seran fabricaciones cuya pertinenciapara conocer la experiencia actual del anlisis hara preci-so volver a ellas? Si no podemos responder a esta pregun-ta, si slo se trata de poner al da las versiones anteriores10

    por el saber establecido que tales versiones transmiten yno por lo inaudito que hoy permiten dar a entender, in-ventar, entonces es preciso resignarse a la proliferacin deterapias conductistas, y en particular, justamente, en elcampo fbico. Por el lado del saber conocido, elconductismo es mucho mejor que el anlisis, cuyo campoes ms bien el saber ignorado: Unbewusst.

    Tanto Lacan como Freud elegan y construan su espa-cio de enseanza. Tratndose de los casos freudianos, elneologismo hystorizar debe leerse as: devolverle la palabraa los casos en relacin a lo que puede sostenerse sobre laexperiencia de cada anlisis con ellos, y no para repetir loscasos como un eco. La intervencin de Herbert en la cola-boracin analtica planteada por Freud con sus padres des-de haca varios aos no le ense a Freud nada nuevo.11

    10 1908, 1922, 1957, 1976, no son por otro lado versiones delmismo caso sino retrospectivamente. Esa denominacin signadapor el enfoque estructural de los mitos merecera sin dudacuestionarse.

    11 [El anlisis de Hans] no me ense nada nuevo estrictamentehablando, Caso de fobia de un nio de cinco aos, en Cincopsicoanlisis, Pars, PUF, 1954, p. 197 [ed. en esp. en Obrascompletas, vol. X, Buenos Aires, Amorrortu, 1988].

  • 45

    SOBRE EL CASO HANS DE FREUD

    Y agregara: hasta la escritura de Ttem y tab. La escritu-ra del caso del pequeo Hans hace que pase al pblico loque ya saba, en el contexto de debates tericos entoncesmuy especficos. Por lo tanto, suponiendo que esa formula-cin tenga sentido, se trata de producir un nuevo caso concada lectura. Puede entonces evitarse la relacin de supues-ta aplicacin, y se produce ms bien un movimiento cuyaequivalencia sera del orden de la efectuacin transferencialdel sntoma. De tal modo, leer una de las consecuenciasprcticas del camino abierto por Lacan cuando forzaba laortografa del sntoma [symptme] para escribir sinthome.Las lneas que disponen el espacio en el cual se va a sumir loque resulta alcanzable en la lectura se apoyan entonces enla contextualizacin, mientras que una sustitucinhistoricista sirve inexorablemente para convalidar/invalidarlas versiones anteriores del caso y sus consecuencias, lo queno puede considerarse sino desatendiendo la posicin de latransferencia, es decir, saliendo del anlisis. En efecto, loscasos en la medida en que haya anlisis en el horizonteno se miden por la exactitud histrico-referencial de sustextos o por un instrumento de evaluacin teraputica, sinoen funcin de la materialidad literal significante con la queFreud delimita la manera que plante la transferencia encada caso, y las dificultades que resultaron de ello: desdeese punto de vista, podemos detenernos en la complejidadde la tipografa freudiana. Abordados as, respecto deHerbert Graf nos conciernen entonces, debido a que pro-longan a su manera ese registro, los relatos de fondoautobiogrfico, las obras publicadas, las puestas en escenalricas, los films que podemos comprar en una videoteca yel conjunto de los comentarios periodsticos sobre sus obras,

  • LA INOCENCIA VIOLADA?

    46

  • 47

    SOBRE EL CASO HANS DE FREUD

  • LA INOCENCIA VIOLADA?

    48

    todo un material que ni siquiera ha sido objeto hasta ahorade una recopilacin ordenada. Para decirlo de un modoms estricto, al teorizar la puesta en escena lrica, HerbertGraf desarrolla a su modo la discusin que tuvo lugar entrepap Max, el Profesor Freud, algunos otros, y l mismo,acerca de la dimensin dramtica de la construccin delfantasma.

    Al observar las cuestiones desde esa perspectiva, ten-dremos menos dificultades para situar determinados tex-tos y el hilo que los conecta:

    el borrador de Freud entregado a Max Graf, queste editar despus de la muerte de aquel, en Personajespsicopticos en escena, donde lo psicoptico oculta lavida cotidiana y cuyas fechas de publicacin impidensaber que fue escrito cuando las relaciones entre HerbertGraf y Freud eran intensas;

    el Taller interno del msico, donde Max Graf procurarecobrar en la violencia y el erotismo infantiles las pasio-nes y los descubrimientos que formarn ms tarde, segnl, el sustrato de la creacin musical;

    la primera elaboracin de Herbert Graf, su tesis,Wagner director de escena, donde sostiene que slo unacoincidencia consumada entre los elementos imaginarios,lingsticos y musicales, presentados uno a uno en un pri-mer momento, logra producir en los espectadores la uni-dad fantasmtica de una puesta en escena.

    b/ Podemos introducir adems una diferencia entre loque permitir una elaboracin que preserve el anlisis en suhorizonte y lo que seran recorridos histricos, documentales

  • 49

    SOBRE EL CASO HANS DE FREUD

    o periodsticos. Una historia del caso empezara constru-yendo, o al menos delimitando virtualmente, un punto deanulacin de su propia singularidad subjetiva. Por ejem-plo, instaurando un espacio de construccin archivsticapotencialmente exhaustivo, o limitado de manera tal quepueda presentarse como exhaustivo, al menos desde unpunto de vista. Diramos que la consigna es: evitar los agu-jeros. Un historiador tiene motivos personales para em-prender una investigacin, y no todos dejan de relacionar-se con su contenido. Lo que sucede a un periodista respec-to de un artculo documental. Pero una vez reconocido,ese motivo deber perder su vivacidad dentro del estilo deltrabajo realizado. Una perspectiva histrica tomara sinembargo en cuenta modalidades de recoleccin de docu-mentos y modalidades de acceso a las obras. Pero luegodebera reconstruir las proximidades temporales y espa-ciales que se encuentran en un plano que asla dichas proxi-midades de la realizacin y en la mayora de los casos de lamaterialidad de su recoleccin.

    O bien a la inversa, un recorrido documental o perio-dstico de investigacin hara prevalecer y volvera legiblessus opciones iniciales como si ofreciera su particularidad,pero tambin como si les asignara su ideal a los materia-les recolectados y a los resultados. La afirmacin del yoconfundido con el sujeto producira el mismo resultadoque anteriormente, no dejndole ningn lugar efectivo ala hiptesis de lo no sabido. Sigue sin haber agujerosEstructuralizacin o personificacin de las condiciones delectura, de mirada, de enunciacin, son las dificulta-des esenciales. Desde el punto de vista del anlisis, por

  • LA INOCENCIA VIOLADA?

    50

    supuesto. Nada hay entonces que permita el es wirdihnen einfallen

    DNDE EST EL ANLISIS?

    Qu sucede si pasamos a considerar como determi-nantes de la lectura las condiciones, circuitos y espacios deproximidad y de acceso a los trabajos, a las grabaciones, alas crticas y finalmente a las obras de Herbert Graf? Por-que cuando hay obras, lo que antecede se ve complicadodebido a lo que sigue estando mal precisado en las relacio-nes del psicoanlisis con las artes. Distinguira al respectodiferentes planos.

    a/ La obra de Herbert Graf se destaca en primer lugarpor la siguiente constatacin general: todava no le intere-s a nadie en el campo del anlisis, a pesar de su xitoante el pblico de la lrica. En el espacio discursivo de uncaso sealizado de manera casi policaca y donde cadacolumna de chimenea ha sido examinada con lupa, la des-atencin que ha sufrido tanto la obra de Max Graf comola de Herbert Graf resulta significativa. No es una falla delos trabajos realizados o una carencia de aquellos que loshicieron. Menos an prueba de debilidad de sus sitios osus escuelas de trabajo. Me parece que se puede extraer lacomprobacin inversa. Existe la obra de Herbert Graf,aunque por el momento no le hace falta al anlisis: nohay respuesta a las interpelaciones directas y reiteradas deHerbert Graf mientras viva, por ejemplo. Pues bien, tam-poco son en verdad cuestiones que en su estado actual de

  • 51

    SOBRE EL CASO HANS DE FREUD

    elaboracin terica el psicoanlisis pueda enfrentar y abor-dar. El artista antecede quiz en demasa al analista. Lamanera en que Herbert Graf refiere su obra y se sita comodirector de escena respecto de su experiencia del psicoan-lisis no produce experiencia, ni tal vez enseanza, en steltimo. Por lo tanto, lo que se enfoca en las lecturas es lareduccin sintomtica del caso, lo que por otro lado Lacantermin poniendo abiertamente en cuestin a fines de losaos sesenta. Quisiramos destacar que fue as como sefabric sin cesar una nueva psicopatologa. La elabora-cin del analizante Herbert Graf (y quin sabe si no dioen el clavo, como Freud lo hizo notar!) y sus consecuen-cias todava no han sido recibidas sino a ttulo del snto-ma que las provocara.

    b/ De all surge el segundo plano. El sntoma, de la ma-nera en que se sostena en esa circunstancia, era genrica-mente un sntoma para la familia: alerta! Como lo subra-y al comienzo, todos los aspectos del pequeo Hans loconvierten en una cuestin familiar. Hasta el punto dondeincluso la familia Freud no estaba exenta de ello, puestoque de vez en cuando haba que ir a visitar a la bonita hijadel profesor. Y Max Graf destacar en la poca de la fobia,en marzo de 1908, al momento de la reconfiguracin deltrabajo que se convertir en la Sociedad psicoanaltica deViena, que la casa de Freud, en lo de los Freud, ya no es unsitio adecuado para tal reconfiguracin. Este aspecto queliga la invencin del psicoanlisis con la familia queda bo-rrado, dado que familiar se ve prcticamente reducido ainfantil. Tal reduccin corona a su vez el desplazamiento queconduce de golpe hacia las consideraciones de pedagoga

  • LA INOCENCIA VIOLADA?

    52

    educativa. Ser acaso el carcter no familiar de las obrasde Max Graf y de Herbert Graf lo que las habra vueltohasta ahora no pertinentes? En efecto, resulta notable quelos escasos comentarios a los que dieron lugar dichas obrasintenten reintroducir en ellas lo familiar. De tal modo, lamanera en que Herbert Graf trata a tal o cual personajelrico en una puesta en escena de las Bodas de Mozart esrelacionada con la madre del pequeo Hans. Acaso unavez roto el conjungo la familia Graf ya no es suficiente-mente familiar como para que las reiteradas seales de susmiembros al psicoanlisis dejen de ser audibles? Lo real sedeja de lado en funcin del desplazamiento del sntomafbico inicial, especificado nicamente o casi con algo fa-miliar, sealado no tanto por el conjungo durkheimianocuanto por los hijos: en casa de los Graf, en casa de losFreud. Y da lugar a la atribucin subjetiva de la falta a talo cual miembro de la familia, e incluso de las familias. Loque permite que la falta haga que se sostenga una concep-cin de lo social que vale la pena indagar: el grupo familiarconstituido por la suma de sus miembros y completado porsu clientela. Nos preguntaremos entonces qu es lo que si-gue alentando esa manera de considerar los lazos sociales,donde la individuacin se producira bajo la concepcincoloreada de un rostro de la Antigedad.

    c/ Finalmente, con Herbert Graf no se trata de testimo-nios o de investigacin periodstica; se trata de una obra.No accedemos a ello sino por medio de un juicio crticoque modifica la disparidad en la cual se desarrolla un an-lisis. Es donde Freud asent los hitos en la Gradiva, aunquesin volverlos completamente legibles. En efecto, segn la

  • 53

    SOBRE EL CASO HANS DE FREUD

    frmula de Freud, para que el artista preceda al anlisisen su investigacin de las fuentes pulsionales a las cualesste an no tiene acceso, es preciso que el anlisis tomeposicin respecto de la obra como tal. Y no hay acceso auna obra que no pase por el registro de las crticas a partirde las cuales un objeto determinado puede acceder o no alcampo artstico que reivindica. La sensibilidad artsticadel profesor Freud12 no es un rasgo de personalidad, sinouna manera de actuar en relacin al sntoma, el lapsus, elsueo, el chiste. Es lo que Max Graf haba ido a decirle aFreud en 1900, y la relacin de Freud con lo musical sedefine dentro de esas coordenadas, en funcin de las cualesste le haba solicitado a cambio a Max Graf que participa-ra en los trabajos de la Sociedad de los mircoles.

    POR LO TANTO, EN RELACIN CON HANS/ HERBERT

    Hay un aspecto temporal que es necesario destacar. Apartir de determinado momento, el Petit Hans le empez adar lugar a Herbert Graf en el campo del anlisis. Muyprecisamente, vale la pena subrayarlo, al momento de lamuerte de Herbert Graf. Es decir, a partir del momento enque aquel cuya palabra sobre el pequeo Hans habra po-dido parecer ms autorizada que la de muchos otros, ya nose arriesgaba a decir lo que pensaba de todas esas tonte-ras En el campo del anlisis, Herbert Graf no es por lotanto el origen, ni tampoco la fuente del pequeo Hans.

    12 F. Dachet, en LUnebvue, n 3, 1993. Suplemento al n 3: S. Freud,Personajes psicopticos en escena; M. Graf, Reminiscencias delProfesor Sigmund Freud.

  • LA INOCENCIA VIOLADA?

    54

    Es decir que no es acertado considerar que al hablar deHerbert Graf se llega al verdadero pequeo Hans. Loque sucede es lo inverso. Hay un conjunto de documentos,de libros y de puestas en escena que se produjeron en elolvido, al menos parcial, la ignorancia, al menos pblica,de la trama de la fobia (Als er seine Krankengeschichte las,erzhlte er, es sei ihm alles fremd vorgekommen, er erkanntesich nicht, konnte sich an nichts errinern, und nur als er aufdie Reise nach Gmunden stiess, dmmerte ihm etwas wie einSchimmer von Errinerung auf, das knnte er selbst gewesensein,13 tal como escribi Freud en 1922), aunque tambindado el hecho de la publicacin del pequeo Hans. Y lacompilacin de dichas obras y documentos se realiza hoy,segn creo, alrededor de tres consideraciones cruciales:

    a/ la manera en que el texto freudiano y sus continua-ciones siguen o no, en mayor o menor grado, y cmo,tensionndose respecto de la primaca otorgada a las co-ordenadas edpicas;

    b/ la manera en que las lecturas se atienen o no a loque, por el momento, esquematizara con la expresin dela instancia de la letra, en la medida en que lo literal delcaso produce el marco de la transferencia freudiana, perono es necesariamente la puerta de acceso a la obra deHerbert Graf. Diferencia que debe relacionarse con los di-ferentes destinos posibles de un anlisis;

    13 Cuando lleg a leer la historia de su enfermedad, me dijo, todole pareci algo ajeno, no se reconoca y no poda recordar nada,slo al llegar al viaje a Gmunden se despert en l un tenuechispazo de recuerdo: poda ser que se tratara de l.

  • 55

    SOBRE EL CASO HANS DE FREUD

    a/ y b/ prima: en segundo lugar, cmo estos dos pri-meros puntos resultan haber sido entretejidos en el casopor la enseanza de Lacan produciendo la supuesta pri-maca de lo simblico, con la suposicin de la existenciade ste ltimo?

    c/ por ltimo, qu se entiende actualmente por el vo-cablo caso? Entre varias perspectivas, que seran las si-guientes:

    un caso depende de una problemtica teraputica cuyasignificacin original resulta casi por completo inalcanza-ble y de la que de todos modos no se lograr separarlo. Seadmite a minima que una eventual dimensin teraputicano sera solamente lo que los anlisis pueden contentarsecon registrar cuando ocurren, de manera contingente, sinoque sera al menos parcialmente constitutiva de su proce-so, lo que dara lugar al caso. La idea inconsistente de unateraputica analtica tiene aqu su fuente.

    o bien, un caso es la fabricacin que se ha vuelto ne-cesaria por la enseanza del psicoanlisis a partir de suspuntos de dificultad transferenciales. Por ejemplo, MissLucy R. es la invencin de la regla analtica, Katharina esla definicin analtica del sntoma, etc. No hay entoncesotra transmisin del psicoanlisis que la fabricacin con-tinua de su prctica a partir de las elaboraciones de losanalizantes, en contra de la tradicin, o sea contando conella, de la fabricacin transcripta en los textos que dantestimonio de ello.

    Dejar este ltimo problema de lado, aunque no puedesuprimirse en cualquier trabajo que implique el relanzamiento

  • LA INOCENCIA VIOLADA?

    56

  • 57

    SOBRE EL CASO HANS DE FREUD

  • LA INOCENCIA VIOLADA?

    58

    de un caso freudiano. Formular las cuestiones de este modohace que surjan polos de tensin entre los cuales se plan-tea un problema y no alternativas previas entre las quehabra que elegir.

    Escoger una opcin entre las diferentes posibilidades queacabo de presentar rpidamente no lleva a descartar ni acondenar a las dems, sino que intenta reducirlas lentotrabajo de masticacin y por lo tanto procura tener encuenta, situar y abordar las incidencias de su existencia,me gusten o no, en las prcticas. La cuestin de la recep-cin del caso adquiere entonces una importancia que porlo general no se le otorga. Respecto de la enseanza deLacan, volver a cuestionar y a poner en juego la primacade lo simblico no ser eficaz sino cuando la equivalenciade las consistencias de la que es consecuencia sea emplaza-da, est dispuesta. Dispuesta querra decir que tal equiva-lencia de consistencias entre las dimensiones de simblico,imaginario y real no se sostiene sino cuando cada una esabordada por un lado de manera local, singular, y porotro lado en funcin de sus relaciones de proximidad conlas otras consistencias. Y no ajustada de antemano a laortografa borromeana. Su materialidad local, su corpo-reidad, que corresponde a la insistencia que pone Lacanen los mismos seminarios en subordinar todo al carctertrico de dichas consistencias, resulta entonces esencial.Pero, es posible que abordar as las cuestiones sea consi-derar la perspectiva de dejar el caso para otra forma, de ungnero algo diferente?

  • 59

    SOBRE EL CASO HANS DE FREUD

    DEJAR EL CASO: UNA PROPUESTA DE MTODO

    Se trata de aceptar cierto grado de desorientacin conrelacin a las coordenadas recurrentes en lo que conciernea Herbert Graf. Tomemos un ejemplo: hay que sostener laseparacin entre el pequeo Hans y Herbert Graf. Perotambin se debe tener en cuenta el hecho de que hay mo-mentos discursivos de pasaje, atajos, y que dichos atajosno representan en s mismos una negligencia. Hay mo-mentos discursivos especficos en los cuales el pequeo Hansy Herbert Graf llegan de hecho a una posible sustitucin.Pero tales momentos de proximidad no ponen en relacininmediata a Herbert Graf nio con Herbert Graf directorde escena. Ponen en relacin el texto freudiano con la es-critura terica y escnica de Herbert Graf. Nos acercamosa ello en la medida en que el artista Herbert Graf plantealas cuestiones de su arte en trminos que ratifican otrosque resultan pertinentes en el campo analtico tal como loelabor Freud, en particular en el momento del pequeoHans, aunque no nicamente.

    Qu ha garantizado la consistencia del caso y de suscontinuaciones, hasta la restitucin del nombre de Grafpara el pequeo Hans? En primer lugar, el complejo deEdipo, aunque sin olvidar que el pequeo Hans es el per-sonaje principal de Ttem y tab no menos que del casode fobia. Luego, su abordaje significativo en el anclajeliteral que la escritura freudiana le otorga. Estos dos ejeshan delimitado conjuntamente, aunque de manera ms omenos diferenciada, sucesivas presentaciones del caso:

  • LA INOCENCIA VIOLADA?

    60

    una presentacin freudiana, que hasta la lectura deLacan se estableci como modelo del anlisis de nios;an hoy se escucha citar a Anna Freud planteando la par-ticularidad del caso del pequeo Hans respecto de los otroscasos freudianos.

    una presentacin freudo-lacaniana elaborada a partirdel texto de Freud y de su lectura en el seminario La rela-cin de objeto: versin estructural, que de hecho falta cons-truir en su distancia y su superposicin respecto delestructuralismo del perodo siguiente.

    una versin lacaniana, pero que llamaremos ms pre-cisamente litoral, que se abre con el giro dado por Lacanen la Conferencia de Ginebra sobre el sntoma y con lamuerte, ese mismo ao y en la misma ciudad, de HerbertGraf; muerte que fuera anunciada por la revista norte-americana Psychoanalytic Quarterly. Esta versin se pro-longa en varios artculos a partir de Campo fbico publi-cado en Tel Quel en 1976.

    La diferencia/recubrimiento Herbert Graf/pequeoHans no slo es una diferencia/recubrimiento construidaen pocas determinadas, sino que supone adems una op-cin en la articulacin continuo/discreto cuya disposicinse modifica con las sucesivas teorizaciones del psicoanli-sis. Por medio del texto de Freud, sus lecturas en la I. P.A., el retorno al texto freudiano por parte de Lacan, lasextensiones asignadas a ese retorno, la lectura diferentepropuesta en la Conferencia de Ginebra sobre el sntoma,los trabajos que luego se basan en la declaracin del nombre

  • 61

    SOBRE EL CASO HANS DE FREUD

    de Graf y la publicacin de textos y entrevistas an indi-tos o no ledos, qu se dice o se desdice sobre el psicoan-lisis? Sobre el psicoanlisis actual, por supuesto. Porquedistinguir al pequeo Hans de Herbert Graf no brindaningn acceso directo en el texto freudiano a lo que era laprctica freudiana. Cmo el anclaje sobre un texto y so-bre documentos que slo pueden leerse en pasado permiteponer de relieve, a travs de determinada posturametodolgica, las dificultades y aporas que el psicoanli-sis encuentra en el presente, aunque sin perder el movi-miento que le debe a lo que ha resultado literalmente con-fiado/confinado al caso, al no haberse sostenido la trans-ferencia en el anlisis?

    Porque no es solamente la espectacular sintomatologade conversin de la histeria al estilo de fines del siglo XIXlo que ha desaparecido de la escena. Slo el influjo tardode las categoras psicopatolgicas sobre el anlisis lo disi-mula un poco. Si la histrica dio vuelta la hoja y se volvilgica14, entonces tal vez la historia de los personajes, desus gestos, de todo lo que se ubica entre mito y leyenda,entre drama y tragedia, todo lo que conform hroes paraimitar o para odiar, ya no alcance para hacer revivir, paravolver perceptible lo que qued apresado en los plieguesde las transcripciones de la prctica freudiana o de la prc-tica lacaniana: la transcripcin hecha por Freud de la

    14 J. Lacan, sesin del 9 de junio de 1971 del seminario Dundiscours qui ne serait pas du semblant, [ed. en esp. De un discursoque no fuera del semblante, en: El seminario, libro 18, Paids,Buenos Aires, 2009], y notas preparatorias de Jacques Lacan.Suplemento en LUnebvue, n 8-9, 1997.

  • LA INOCENCIA VIOLADA?

    62

    transcripcin de Max Graf de los dichos de Herbert, latranscripcin de la lectura hecha por Lacan del texto deFreud. La siguiente etapa an no ha ofrecido todas susclaves. Pero hay una fuerte resonancia entre los Girafen ylos Pferde. Me escuchan al fondo?, pregunta Lacan alpronunciar su seminario Linsu [Lo no sabido] Porqu entonces no ir a casa de los Graf para escuchar cmosuena esto? Pero quizs en casa de los Graf ya no quieradecir ser invitados a la mesa familiar de los Graf. Estnlas obras de los Graf? Los Graf ya se mudaron? No ten-gan miedo, eso no hace que desaparezcan ni la mesa fami-liar ni los recuerdos de infancia.

    No obstante, podemos delimitar lo que necesariamen-te habra que perder si nos internramos en esa direccin,planteando una cuestin de mtodo. Qu se puede darpor cierto? O mejor dicho, de qu no podemos prescindirhoy? Por ejemplo:

    podemos dar por cierta la mocin hostil cuyo valororganizativo subraya Freud para la angustia fbica?

    qu podemos dar por cierto dentro del sistema depermutaciones significantes cuyas construcciones sucesi-vas despliega Lacan siguiendo el relato de los dichos delpequeo Hans y cuyas claves formales intent forjar?

    qu certeza funda lo literal en lo que Herbert intentaintroducir a su padre, en particular en la conversacin conste sobre el hacer pis de los Girafen?

    En efecto, si no planteamos este tipo de preguntas, eldistanciamiento respecto de la primaca de lo simblico eincluso la prctica de la equivalencia de las consistencias

  • 63

    SOBRE EL CASO HANS DE FREUD

    corren serio riesgo de conducir a un eclecticismo de mayoro menor calidad. All comienza la pertinencia de lacontextualizacin que permite evitar que el cuestionamientodel signo, en lugar de abrir una red hacia la obra de HerbertGraf, no vuelva a la referencia. Un solo ejemplo:

    Cuando la posicin de colaborador de Freud que sos-tiene Max Graf es leda como confirmacin (discpulode) de su escasa virilidad, se olvida que en los trminosde la poca era una posicin viril, incluso para una mujer,ser colaborador o colaboradora de Freud. Sin duda esopoda dar lugar a muchos equvocos y errores, pero nodeba conjugarse con la tibieza. Ms an tratndose deMax Graf que, como ya indicamos, jugaba su propio jue-go, y en relacin con pblicos que no eran nicamente niprioritariamente los de Freud. Si se me permite recoger enuna frmula aportica algo que no desarrollar porque yaest expuesto en El caso Nietzsche-Wagner, la cuestin dela virilidad, de las relaciones padre-hijo, de la transmi-sin, de la potencia, se encuentra aqu en lugar de otracuestin que se plantea entre palabras y msica, entre elpesimismo schopenhaueriano del hombre del tedio, paraquien incluso el suicidio no es una solucin, y aquello quela msica de Wagner a la vez agota en la herencia tonalque lo precede y anuncia el espacio atonal que se perfila ycuyo deseo est por forjarse. Y entonces podemos pregun-tarnos en qu trminos renovados se puede fomentar unafobia en ese mbito.

  • LA INOCENCIA VIOLADA?

    64

  • 65

    SOBRE EL CASO HANS DE FREUD

  • LA INOCENCIA VIOLADA?

    66

    WAGNER, DIRECTOR DE ESCENA

    Resulta fcil mostrar el carcter tendencioso de las lec-turas referenciales, esas que quisieran evitar los deslizamien-tos semiticos remitindose al supuesto buen sentido de larealidad. El abordaje significante socava el uso referencialdel signo. Relega la primaca de una escritura y hace or,incluyendo sonoridad y ritmo, los diferentes planos dearticulacin del equvoco que funda el lenguaje y organi-za las fantasas. Es precisamente en ese terreno donde seha situado prioritariamente la obra de Herbert Graf. Setrate de la msica en su relacin con las diferentes lenguas,de los movimientos escnicos en su relacin con el ritmomusical, de la iluminacin en su relacin con lo sonoro ycon los personajes, etc., la incidencia de los pasajes signo-significante constituyeron el eje de la obra de Herbert Graf.

    En el momento en que visita a Freud por segunda vezen 1922, Herbert est a punto de comenzar sus estudios.Habiendo expresado su deseo de convertirse en directorde escena de pera y dado que ninguna formacin se co-rresponda con el proyecto de un oficio que an no exis-ta, Herbert Graf opta por seguir tres carreras: una carreraartstica de canto lrico, una carrera prctica de decoradoescenogrfico y una carrera de musicologa. Hay que se-alar que la obviedad con la que vemos actualmente esteconjunto no tena ninguna consistencia en la poca, y quelos colegas de Herbert Graf, por ejemplo, considerabanese proyecto como una tontera. La parte musicolgicade sus estudios lo llevar a sostener una tesis, Wagner als

  • 67

    SOBRE EL CASO HANS DE FREUD

    Regisseur, que an se encuentra slo mecanografiada. Allleemos la manera en que Herbert Graf teoriza el espacioescnico y musical, y torna necesarias, dentro de una con-ceptualizacin tomada en parte del psicoanlisis, las tresdimensiones segn las cuales opt por organizar sus estu-dios y que forman la base del arte de la direccin de pe-ra15 tal como se practica desde entonces. De paso, los co-mentarios psicoanaltico-lricos de las puestas en escenaactuales deberan preguntarse lo que dichas puestas le de-ben, entre otras cosas desde esa perspectiva, a la concep-tualizacin a la que apelan esos comentarios, haciendoque no se les escape tan fcilmente la liebre que creen ha-ber descubierto.

    El 13 de junio de 1925, en una de las salas delMusikwissenschaftlisches Institut der Universitt Wien se-guramente, se reunieron: Guido Adler, director del depar-tamento de msica, el profesor de musicologa RobertLach, Alfred Roller, pintor de la Secession, director de laEscuela de Artes aplicadas, director de los talleres de esce-nografa de la pera de Viena, renombrado escengrafo,especialmente por su larga colaboracin con el cabaretFledermaus, y Joseph Gregor, que diriga el departamentode los archivos teatrales de la biblioteca nacional. Se hanreunido para escuchar a Herbert Graf defender su tesis ti-tulada Wagner director de escena.

    De entrada, el tesista subraya la originalidad de su ob-jeto:

    15 Rgie, trmino francs que tambin es usual en el mbitooperstico, sin traduccin, al igual que rgisseur [T.].

  • LA INOCENCIA VIOLADA?

    68

    Puede parecer sorprendente que en la muy abun-dante literatura sobre Richard Wagner no se encuen-tre un solo trabajo que trate sobre su actividad comodirector de escena. Hecho que resulta an ms inex-plicable en la medida en que la actividad de directorescnico de Wagner no habr tenido sin duda me-nos importancia para el teatro operstico que su ac-tividad como compositor para el desarrollo de laforma de la pera. La investigacin demostrar queWagner fund la moderna puesta en escena de pe-ra. Aparece en la poca como un factor paralelo enla pera a lo que fueron los Meininger respecto delteatro, con la diferencia de que aquel realiza la ma-yor parte de la reforma de la pera con una fuerzade genio colosal, mientras que la culminacin con-tempornea de la puesta en escena teatral por partede ese grupo representa el punto final de un largodesarrollo. Examinaremos y estableceremos el sig-nificado de la actividad de director de escena de perade Wagner. Es el objetivo del presente trabajo. (Tesisp. VI.)

    Mucho ms tarde contara el origen de las circunstan-cias que lo llevaron a elegir ese oficio y ese tema de tesis,en Memorias de un hombre invisible, entrevista conce-dida a la revista neoyorquina Opera News tres aos antesde su muerte:

    Cuando empez la primera guerra mundial, lascondiciones de vida en Viena eran bastante malas ytendan a empeorar. Para sacarme de ah, mis padres

  • 69

    SOBRE EL CASO HANS DE FREUD

    me enviaron a Berln a pasar el verano con mi ta,que tena una maravillosa casa en los suburbios dela ciudad. Durante ese perodo, Max Reinhardt fuedirector de escena de no menos de tres teatrosberlineses, que se llenaban con una brillante pro-duccin tras otra.

    Mi padre era un viejo amigo de Arthur Kahane,el dramaturgo de Reinhardt, y me dio una tarjetade presentacin en la que haba escrito, debajo deMax Graf: Le estara agradecido si pudiera reci-bir a mi hijo Herbert en una de sus representacio-nes. Pero despus de haber probado por primeravez la magia de Reinhardt quise ver ms de una re-presentacin, de modo que provisto de una canti-dad de tarjetas repeta el pedido imitando lo mejorque poda la escritura de mi padre. Como Kahanenunca se negaba, llegu a ver casi tres meses de pro-ducciones de Reinhardt. Los actores eran incompa-rables, pero lo que ms me impresion fue la con-crecin realista, minuciosa, de las escenas de multi-tudes en piezas picas como Julio Csar o el Dantonde Rolland. Cuando lleg el momento de regresar aViena, visit a Kahane para agradecerle su gentileza.Por favor, dele mis mejores recuerdos a su padre,dijo el viejo caballero, y luego con una sonrisa sa-gaz: A propsito, no era necesario que copiara sutarjeta de presentacin; le hubiera dado las entradasde todos modos. Por ms avergonzado que estu-viera de mi subterfugio, ese verano Reinhardt mar-c el giro decisivo de mi vida. Senta que era mimisin hacer en la pera lo que Reinhardt haba

  • LA INOCENCIA VIOLADA?

    70

    hecho con el teatro. Tena entonces diecisis aos,estaba cursando mi bachillerato que estuve a puntode no obtener estaba tan metido en mi sueo deconvertirme en director de escena que no lograbaconcentrarme en los estudios. Apenas regres a Viena,solicit la autorizacin para montar la escena delforo de Julio Csar en el gimnasio de la escuela, perocomo le prestaba claramente menos atencin a losmatices de los grandes discursos que al populachoromano que gritaba y silbaba, el decano le puso final proyecto: el ruido empezaba a interferir con latarea escolar. De un modo u otro pas el bachillera-to y obtuve mi diploma, aunque con algunos co-mentarios severos de la facultad y de mis amigosestudiantes. En el libro escolar del ao 1921, en elrubro Estupideces del ao, estaba este tem:Herbert Graf quiere convertirse en director de es-cena de pera.16

    A comienzos de los aos veinte, ya no resulta una apues-ta ser o no un aficionado a la msica de Wagner. Paralimitarme al aspecto musical, la situacin se ha vuelto muydiferente entre el momento en que Max Graf se encuentracon Freud y acababa de publicar Wagner Probleme17, y elque editaba Wagner en el Holands errante, en la mismacoleccin que Delirio y sueo en la Gradiva de Jensen.

    16 H. Graf, Memorias de un hombre invisible, Suplemento enLUnebvue, N3, 1993, pp. 25-26.

    17 La parte que nos interesa aqu ha sido publicada en El casoNietzsche-Wagner, Cahiers de LUnebvue, 1999.

  • 71

    SOBRE EL CASO HANS DE FREUD

    Nietzsche ya haba muerto, y despus de la guerra lacuestin germnica haba dado un giro radical. Pero serecordar que la remisin a los textos de Nietzsche y msan a su figura terica estaban muy presentes entre losprimeros participantes de las reuniones de los mircoles dela Berggasse. Por otro lado, si durante mucho tiempoWagner haba sido discutido (tanto la msica de Debussycomo la de Puccini eran tambin tomas de posicin res-pecto de la msica de Wagner, por ejemplo), si todavapoda llegar a pensarse en vincularlo fundamentalmentecon la inspiracin de G. Mahler e incluso de R. Strauss, yaantes de la primera guerra mundial se haban producidorupturas que daran sus frutos sin necesidad de situarsemusical o ideolgicamente en relacin con Bayreuth. Otrasmsicas, el dodecafonismo, el serialismo, Prokofiev, y tan-tas otras corrientes e inspiraciones, en todos los pases,incluyendo por supuesto el jazz, que tambin se poda yaescuchar a orillas del bello Danubio azul.

    En un registro parcialmente desfasado de los aconteci-mientos de la vida musical vienesa, algo que proviene dela juventud de Herbert Graf, que es tomado de su propiaexperiencia con la creatividad no solamente freudiana sinotambin musical, entre psicoanlisis y msica, algo quetiene el nombre polmico de Richard Wagner en el aspec-to musical y que pone en juego la lengua alemana, habapermanecido hasta entonces inexplorado en el aspecto desu puesta en escena.

    Si sostenemos esta conjetura, entonces las publicacio-nes que jalonan las relaciones entre Freud y Max Graf se

  • LA INOCENCIA VIOLADA?

    72

    presentan, a partir del punto de vista constituido por Elcaso Wagner de Nietzsche, como los primeros pasos deuna serie preparada para admitir en determinado momen-to el Wagner director de escena, y posteriormente otrastomas de posicin artstica de Herbert Graf. Ordenemos:

    1898. La msica de las mujeres en el Renacimiento yLa msica alemana en el siglo diecinueve, Max Graf.

    1899. Wagner Probleme (El caso Nietzsche-Wagner)de Max Graf.

    1902-1904. Exposiciones de Max Graf referidas aWagner y a Beethoven en la Sociedad de los mircoles.

    1905-1907. Artculos de Max Graf sobre el drama y lamsica wagneriana en sterreichische Rundschau, y ma-nuscrito de Freud de Personajes psicopticos en escena.

    1907-1908. Fobia y publicacin del caso de fobia porFreud. Primer congreso de psicoanlisis de Max Graf.

    1910. El taller interno del msico de Max Graf.1902-1911. La transcripcin de las intervenciones de

    Max Graf en la sociedad de los mircoles.1911. Wagner en el Holands errante en los Angewandten

    Seelenkunde dirigidos por Freud (reedicin de los artculosde 1905-1907).

    1912. El pequeo Hans como tema en Ttem y tabde Freud.

    1917-1918. Episodio con Max Reinhardt en Memo-rias de un hombre invisible de Max Graf.

    1922. Eplogo de Freud al caso del pequeo Hans.1925. Wagner director de escena, tesis de Herbert Graf.1926. Herbert Graf es invitado a la sede de los Wagner

    en Bayreuth.

  • 73

    SOBRE EL CASO HANS DE FREUD

    1926. Primeras puestas en escena de Herbert Graf: tie-ne veintitrs aos. Antes de partir hacia el MetropolitanOpera de Nueva York a mediados de los aos treinta, di-rige sucesivamente los escenarios de la pera de Breslau(actualmente Wroclaw), la de Dresde y por ltimo la perade Frankfurt.

    Como se anticipa en el pasaje que acabo de citar, elpunto de partida fctico de la tesis defendida por HerbertGraf es que Wagner sera el creador no slo de la puesta enescena lrica contempornea, sino tambin de los princi-pios de la puesta en escena lrica. Digamos que antes ha-ba una organizacin del espectculo por parte del direc-tor del teatro, pero no puesta en escena. El nombre de esacreacin que introduce en uno de los ejes de la batallaNietzsche/Wagner es Gesamtkunstwerk. Concepcin deuna reunin de artes que supuestamente haban sido dife-renciadas por la modernidad socrtica, pero que en su su-puesta forma antigua, a la vez inicial y perfecta, no ha-bran existido sino en comn, de lo cual las representacio-nes trgicas en que culminaban las dionisacas eran uno delos ejemplos posibles. Es sabido que ese mito de un posi-ble renacimiento del modelo ideal antiguo puede nutrirlas formas del futuro, pero tambin contentarse slo conel movimiento, entonces reaccionario, hacia el pasado.

    Por el momento, consideraremos la convergencia en-tre el enunciado wagneriano y la experiencia hecha porHerbert Graf en Berln del teatro de Max Reinhardt du-rante la primera guerra mundial. Conlleva un juicio deinsuficiencia de la puesta en escena lrica comparada con

  • LA INOCENCIA VIOLADA?

    74

  • 75

    SOBRE EL CASO HANS DE FREUD

  • LA INOCENCIA VIOLADA?

    76

    los progresos de la puesta en escena teatral, una suertede adhesin prolongada a las condiciones pre-wagnerianasde la puesta en escena lrica. Es decir que la misin quese propone Herbert Graf se decide contra el fondo de unjuicio referido al arte lrico tal como puede existir enton-ces en la experiencia de Herbert Graf alrededor de los quin-ce aos (pero surge la pregunta: qu significa el arte lricopara Herbert Graf en esa poca?), y en comparacin conotra experiencia que se considera ms lograda: no la expe-riencia teatral en general, sino la prueba del teatro tal comoHerbert Graf la experimenta en Berln con la direccin deReinhardt, y tal como la relacionar posteriormente en loque se ha transmitido sobre la prctica del elenco de losMeininger.

    No evoco aqu las Dionisacas sino por anacronismo.Por lo que se sabe, eran un acto poltico fundamental dela ciudad ateniense, y no un espectculo. Para Herbert Graf,elegir ese aspecto hasta entonces dejado de lado, elGesamtkunstwerk, la puesta en escena, implica no aislaral Wagner msico y abordar de otro modo la cuestindestacada por Max Graf despus de Nietzsche, sobre laorientacin poltica del Gesamtkunstwerk wagneriano. Estratar acerca de los medios de representacin, Darstellung,que participan en la obra wagneriana, que estn en el ori-gen de sus efectos sobre los espectadores, que haban sidobuscados por Wagner (toda una parte de la tesis de HerbertGraf consiste en poner de relieve las didascaliaswagnerianas), que no estuvieron en el centro de las consi-deraciones de Nietzsche, pero que implican sin embargolas incidencias tericas y polticas expuestas por Max Graf.

  • 77

    SOBRE EL CASO HANS DE FREUD

    Herbert Graf procurar tratar los medios de representa-cin como lo que son de acuerdo a su criterio: medios depuesta en escena. Teniendo en cuenta que a principios delsiglo veinte esto no era en absoluto tautolgico.

    El descuido, la desidia, el carcter rutinario de las pues-tas lricas que Herbert Graf criticar toda su vida, impidever la importancia que tenan esos medios para Wagner,brindndole a su msica, o bien a la ideologa schopen-haueriana que habita sus libretos, efectos determinadospor la puesta en escena del espectculo wagneriano. Unespectculo que ocupa la vida durante el lapso de la repre-sentacin. Los medios de la puesta en escena estn al ser-vicio del mensaje wagneriano, o que se le atribuye aWagner, pero en concordancia con la msica. Consideran-do lo que dar lugar el wagnerismo en los pases de lenguaalemana, podemos decir que haba cierta justeza de anli-sis y de tono en ese abordaje inusual de la obra wagneria-na, designando algunos de los componentes del dramacomo lo que son: tcnicas y procedimientos de puesta enescena. El lxico permite evocar en este punto lo que Freuddelimita como deslizamientos entre fondo y forma cuan-do se trata del chiste o de la agudeza.

    Sealaremos adems que desde comienzos de los aostreinta, es decir mucho antes que Hitler tomara el poder,ya estaban dadas para Herbert Graf, entonces contratadocomo director de escena de pera de varias grandes ciuda-des alemanas, las condiciones profesionales que le permi-tiran partir a los Estados Unidos. Lo que supone por lotanto que su aproximacin a los temas, mucho menos

  • LA INOCENCIA VIOLADA?

    78

    directamente poltica en esa poca que las del teatro com-prometido (Bertolt Brecht o Heinrich Mann, por ejem-plo), no dejaba de converger con stas, y, por medios limi-tados a la crtica y a la elaboracin artstica, de implicaruna comprensin adecuada de los conflictos polticos dela poca.

    Pero si bien Herbert seguramente haba encontrado encasa de los Graf un estmulo para alimentar su precozpasin, no podramos limitarnos a ello. Porque si bien elobjetivo de la tesis sobre Wagner y el arte lrico est clara-mente planteado, Herbert Graf no puede pensar en alcan-zarlo convirtindose en director de escena sino porque dis-pone de una concepcin, una teora que le permite des-montar el arte wagneriano, analizar sus dispositivos,desmitificar sus encantamientos para ser capaz de repro-ducirlos distinguiendo diferentes lugares y sus articulacio-nes: el lugar de la escena y el de la poltica, que Nietzschereprochaba a Wagner confundir voluntariamente. Y nosolamente dispone de esa concepcin, sino que busca ade-ms ponerla de relieve. Porque hay mucho ms que unpaso entre amar los espectculos y querer ponerlos en es-cena, es decir hacerse cargo de las condiciones de suDarstellung, de su interpretacin. A eso est dedicada lamayor parte de la tesis, incluyendo su seccin histricasobre la puesta en escena teatral y lrica. Ahora bien, esaconcepcin de la teora y de los medios de la puesta enescena lrica, la construye y se la dedica explcitamente alProfesor Freud. Al leer la extensa cita que sigue, veremosque el trmino dedicar no es una exageracin:

  • 79

    SOBRE EL CASO HANS DE FREUD

    Las races del arte del teatro, como de todas lasartes, radican en el espritu humano. Lo que sonpara el nio el juego y los cuentos, lo que la leyendaes para el pueblo, lo que el sueo (como SigmundFreud nos lo ense) significa para cada uno, es paratodos nosotros el teatro: el cumplimiento de un de-seo. Para los actores y para los espectadores. En prin-cipio, la conducta psquica de ambos es la misma,se identifican con aquella personalidad del dramaque muestra los rasgos ms sobresalientes: el hroe.Tal es la experiencia del espectador, pero tambinlos intrpretes aspiran a eso; todos preferiran inter-pretar el papel principal. Ahora bien, eso no es posi-ble en la prctica; al repartir sus dones, la naturale-za atribuy a los intrpretes sus registros, y estoscrean entonces sus formas dentro de su registro, yaunque interpreten preferentemente al hroe deslum-brante, tambin actan con gusto dentro de sus re-gistros,