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................. ISSN: 1794-9998 / Vol. 2 / No. 1 / 2006 / pp. 124 - 137 ................. 124 REVISTA DIVERSITAS – PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA - Vol. 2, No. 1, 2006 ............................................................................................................................................................................... La justicia como construcción social: requisito para pensar la paz Resumen Este documento señala puntos de discusión para reflexio- nar sobre cómo la justicia basada en la construcción social tiene la posibilidad de convertirse en un requisito para pensar la paz. El análisis inicia desde algunos horizon- tes planteados por la sociología jurídica, la antropología jurídica, la psicología social y el derecho. El objetivo es permitir que el lector tenga preguntas que contribuyan para pensar la paz en un país que tiene la coyuntura del conflicto armado y que cuestiona la justicia desde el escalamiento de la violencia en el espacio cotidiano. Se señalan algunos puntos de la relación entre la justicia y la paz desde la construcción del Estado, identificando los momentos y características de la conexión de estos dos conceptos en el curso de los acontecimientos histó- ricos. Se presenta la concepción de la justicia a través de la óptica del pensamiento complejo y se plantea una discusión de cómo pensar la paz desde la construcción social. Palabras clave: justicia, construcción social, paz. Jaidivi Núñez Varón* Mario Córdoba Ordóñez Cámara de Comercio de Bogotá Recibido: septiembre 29 de 2005 Revisado: octubre 21 de 2005 Aceptado: noviembre 16 de 2005 * Correspondencia: Jaidivi Nuñez, Coordinadora del Área de Gestión Social en Métodos Alternativos de Solución de Conflictos, Cámara de Comercio de Bogotá –Centro de Arbitraje y Conciliación– [email protected]; Mario Córdoba, profesional especializado adscrito al despacho del Ministerio del Interior y de Justicia. Correspondencia: [email protected]

la justicia como construcción social

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................. ISSN: 1794-9998 / Vol. 2 / No. 1 / 2006 / pp. 124 - 137 .................

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La justicia como construcción social:

requisito para pensar la paz

Resumen

Este documento señala puntos de discusión para reflexio-nar sobre cómo la justicia basada en la construcción socialtiene la posibilidad de convertirse en un requisito parapensar la paz. El análisis inicia desde algunos horizon-tes planteados por la sociología jurídica, la antropologíajurídica, la psicología social y el derecho. El objetivo espermitir que el lector tenga preguntas que contribuyanpara pensar la paz en un país que tiene la coyuntura delconflicto armado y que cuestiona la justicia desde elescalamiento de la violencia en el espacio cotidiano. Seseñalan algunos puntos de la relación entre la justicia yla paz desde la construcción del Estado, identificandolos momentos y características de la conexión de estosdos conceptos en el curso de los acontecimientos histó-ricos. Se presenta la concepción de la justicia a travésde la óptica del pensamiento complejo y se plantea unadiscusión de cómo pensar la paz desde la construcciónsocial.

Palabras clave: justicia, construcción social, paz.

Jaidivi Núñez Varón*

Mario Córdoba OrdóñezCámara de Comercio de Bogotá

Recibido: septiembre 29 de 2005Revisado: octubre 21 de 2005

Aceptado: noviembre 16 de 2005

* Correspondencia: Jaidivi Nuñez, Coordinadora del Área de Gestión Social en Métodos Alternativos de Solución de Conflictos, Cámara deComercio de Bogotá –Centro de Arbitraje y Conciliación– [email protected]; Mario Córdoba, profesional especializado adscritoal despacho del Ministerio del Interior y de Justicia. Correspondencia: [email protected]

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Abstract

This document points out some issues to reflect about how justicebased on social construction has the possibility to become a requirementto think about peace. This analysis starts from some horizons outlinedby Legal Sociology, Legal Anthropology, Social Psychology and Law. Theaim is to allow to the reader to do questions that contribute to thinkPeace in a country that has the join of the armed conflict and doingquestions about justice from violence scaling in daily space. Somepoints of relationship between justice and peace are indicated fromState construction, identifying moments and characteristics of thesetwo concepts in the historical events course. The conception of justicethrough the optics of the complex thought appears, and a discussionabout how is possible to think peace from social construction.

Key words: justice, social construction, peace.

La justicia y la paz en el proceso deconstrucción del Estado

Para encontrar la relación entre la Justicia y la Pazen el proceso de construcción del Estado es nece-sario, por la amplitud del tema y la variedad depuntos de vista que pueden plantearse al respec-to, señalar la concepción de sistemas de construc-ción social que ha tenido la humanidad desde laantigüedad. Es claro que queremos enmarcar den-tro de estos sistemas aquellos que a través de lageneración de consensos permitan dar cuenta delas normas de juego en la regulación de sus valo-res morales, comportamientos sociales e instan-cias de autoridad, que logran posibilitar espaciosde paz. Para ello es necesario hablar de la justicia,el Estado y la paz, y de las variables presentadasen esa relación, que de manera constante puedenobservarse a la hora de abordar la discusión. Ini-ciaremos primero con la presentación de los siste-mas de construcción social, basados en el análisissistémico del derecho.

Sobre los sistemas de construcciónsocial y su relación con los análisissistémicos del derecho

En aras de alcanzar el objetivo propuesto, de pre-sentar la relación entre la justicia y la paz, y deéstas con el proceso de construcción del Estado,debemos tener en cuenta los sistemas de construc-ción social.

La definición de sistema dentro de unaconcepción de construcción social

Si decimos que “Un sistema es un conjunto de ele-mentos identificables e interdependientes, es de-cir, ligados entre sí por relaciones tales que si unode ellos se modifica, los otros también lo hacen, yen consecuencia todo conjunto del sistema se mo-difica o transforma. Es igualmente un conjuntoacotado, cuyos límites se definen en función de losobjetivos (fines, proyectos, finalidades,teleonomías, propiedades) que se desean alcan-zar” (Logan, 1993, citado por Arnaud y Fariñas,1996, pp. 242-243).

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Podemos ver, entonces, cómo al hablar de un mar-co de interrelaciones sociales de un grupopoblacional, compuestas y transformadas continua-mente por los miembros de ese colectivo, al exis-tir elementos identificables e interdependientesentre ellos, y al poderse deducir en algunos casosuna clara definición de objetivos dentro de esosprocesos de cambios y transformación, encontra-mos un marco de desarrollo de contexto cuandohablamos de sistemas de construcción social. Paraexaminar la relación de éstos con el objetivo pro-puesto, debemos antes partir de las posibilidadesofrecidas por el análisis del derecho en cuanto sis-tema, o lo que se ha llamado análisis sistémico delderecho.

Posibilidades de definición a partir delanálisis sistémico del derecho

A partir de las discusiones presentadas desde elanálisis sistémico del derecho, dadas desde las di-ferentes corrientes que propugnan por una concep-ción del derecho como sistema, tomamos el hori-zonte planteado desde la sistémica como la cien-cia de los sistemas. En este caso, el campo especí-fico del derecho y sus elementos presentes en latransformación de sus construcciones sociales: lajusticia y la paz. Sobre la ruta epistemológica parallegar a esa conclusión, puede examinarse a fondola propuesta dada desde el estudio de la sociologíajurídica en la construcción de una teoría sistémicadel derecho, presente en Arnaud y Fariñas (1996).

De esta manera, obtenemos una aproximaciónsistémica al percibir el derecho como un sistemade normas, un sistema de comportamientos y unsistema discursivo, lo cual nos trae a la definiciónde éste como:

“el conjunto de principios y de reglas concarácter normativo que rige las relacionesde los individuos y grupos de la sociedad, yde modo que descansa en el espíritu de losque a él están sometidos por relaciones per-sonales, reales o territoriales sobre la creen-cia: a) del carácter legítimo de la autoridadque emana; b) del carácter superior, cierto

y válido de las normas establecidas, y su co-rrespondencia con los valores de la civiliza-ción donde surge (justicia, paz, moralidad,orden, conformidad con una tradición cultu-ral, servicios religiosos); c) de carácter obli-gatorio de lo que así se establece, y d) de lanecesidad y legitimidad de una sanción, asícomo de la autoridad encargada de aplicar-la” (Arnaud, 1996).

Esta definición del derecho es producto de su aná-lisis como un conjunto de sistemas cuya relaciónpermanente y dependiente, con elementosidentificables que se transforman en la medida quesus elementos producen dentro de sí mismos esastransformaciones, de acuerdo con lo establecidoen el carácter superior de su definición. Al estable-cerse la necesaria correspondencia entre las nor-mas establecidas y los valores que las hacen sur-gir, podemos deducir cómo en la medida que esosvalores (como la justicia o la paz) surten sus pro-pios procesos de transformación, tienen efectosen el conjunto de sistemas que hacen parte delderecho.

Referentes constitutivos de la justiciay la paz como elementos de análisis

Vale la pena en este momento colocar referentesrespecto a los elementos constitutivos que nos in-teresa analizar y que se encuentran dentro del campode los valores que hacen parte del sistema. Cuandohablamos de la justicia, el referente inmediato esun valor moral y social, de interpretación cultural. Ycuando hablamos de paz nos referimos a los con-sensos de paz, conseguidos a partir de construccio-nes sociales logradas a partir de procesos históri-cos. Siendo en este caso el llamado contrato socialel consenso de paz dado por excelencia.

Para analizar esas transformaciones presentadasdesde los elementos constitutivos del derecho comoconjunto de sistemas, encontramos cinco varia-bles presentes en esos procesos de transformación.Variables que parten desde los valores referidos ala justicia y la paz, hasta la construcción del Esta-do como efecto dentro del conjunto de sistemasque hacen parte del derecho.

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Variables constantes en los procesosde construcción social en el tema dela justicia, el Estado y los consensosde paz

Desde la antigüedad y las primeras civilizaciones,los valores que hacen parte del sistema de cons-trucción social han sido permanentementeinfluenciados por las corrientes filosóficas y mora-les que hacen parte de los pueblos pertenecientesa ese sistema. Por ejemplo, dentro de la construc-ción social de una identidad poblacional, los prin-cipios religiosos pueden tener especial relevanciadentro de la constitución de esos valores, como loque encontramos en la Biblia (concepciónteocrática), o esa relevancia puede estar dada apartir de pretensiones de universalidad de valoresestablecidos en el pueblo dominante, con proyec-ción hacia los pueblos dominados, como lo que seencontró en el Derecho Romano.

Primera variable: el Estado comoinstrumentoEsas concepciones teocráticas, o esas pretensio-nes de dominio universal que encontramos en laantigüedad, dan paso en un momento histórico aldesarrollo de un nuevo sistema de construcciónsocial, nacido de las nuevas realidades y circuns-tancias históricas que giraron alrededor del naci-miento de la sociedad moderna. Esas circunstan-cias van íntimamente relacionadas al nacimientodel Estado.

El Estado moderno se constituye en un nuevo sis-tema de construcción social, cuyo fin primordial esarticular la convivencia entre los miembros de lasociedad, que deciden entregarle todo su poder aun ente llamado Estado, el cual en un primer mo-mento se compromete única y exclusivamente apreservar la vida de los miembros del grupopoblacional que conforman esa sociedad referida.Ese proceso de construcción social, de entrega alEstado por parte de los componentes de esa socie-dad, es lo que los teóricos han llamado el contratosocial. Lo que para nosotros se constituye en unconsenso de paz, teniendo en cuenta laintencionalidad integradora y de consolidación de

la convivencia social que se propugnaba desde esteescenario. Para tener un concepto más claro deldesarrollo del contrato social en la Modernidad,podemos remitirnos a Boaventura de Souza Santosen El caleidoscopio de las justicias en Colombia(2001).

Posteriormente, dentro del desarrollo de lo que esel contrato social, no solamente se le pide al Esta-do que preserve la vida del ser humano, sino quetambién preserve dos principios fundamentales dela construcción de la sociedad moderna, como sonla libertad y la propiedad privada. Esa transforma-ción de la idea de un Estado que cuida solamentela vida del ser humano al Estado que cuida la pro-piedad privada y la libertad del individuo, se cono-ce como el Estado liberal, garante y protector dederechos. Es por ello que hablamos del Estado comoinstrumento.

Segunda variable: el Estado como es-tructura y la administración de justi-cia como instrumento a partir de la re-solución de conflictos

La sociología jurídica coloca a la resolución de con-flictos como una de las funciones del derecho conmayor aceptación social. Algunos incluso la hanplanteado como la razón de existencia del dere-cho, ignorando la definición antes anotada a partirde la teoría sistémica. Dentro de lo que desarrolla-mos anteriormente como contrato social, se con-cibe al derecho como el medio por el cual los miem-bros del grupo social que dan origen a esta pazconsensual deciden hacer un pacto para resolverlos conflictos que amenazaban su propia existen-cia. Han existido, sin embargo, una serie deinterrogantes planteados desde la discusión de laresolución de conflictos como función que le dasentido único al derecho (Soriano, 1997). La es-tructura por la cual el derecho cumple esta funciónes la administración de justicia, instrumentalizadaa través del Estado. Por ello, dentro de los ingre-dientes necesarios desde esta estructura para ha-cer frente al conflicto, se habla de la retórica, laburocracia y la violencia, los cuales más que valo-raciones dadas a través de un prejuicio subjetivo

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asociado a cada palabra, obedecen a términos dereferencia como punto de partida de un estudiocientífico y objetivo. La asociación de estos treselementos dentro de una estructura científica yobjetiva del derecho parten de una demostracióndada desde el escenario del pluralismo jurídico y lacoexistencia del derecho oficial con otros concep-tos asociados desde el espacio local. Boaventurade Souza Santos (1991) lo logra a partir de unainvestigación sobre el derecho de una comunidadbarrial, presentada en su obra “Estado, derecho yluchas sociales”.

Dentro de la concepción sistémica podemos abor-dar la Justicia como un valor social, constitutivodel derecho. Cuyo contenido cambia dentro de lastransformaciones sociales que, a su vez, varían laestructura del Estado. La administración de esevalor da lugar a una creación de instancias, nor-mas y procedimientos para la resolución de con-flictos. Ello a su vez, convierte al Estado modernoen la estructura monopolizadora por excelencia dela resolución de conflictos. Ese campo de acciónpuede tener cierta relación con los principios delas sociedades antiguas, cuando ese monopolio loencontramos en el Derecho Romano, que se funda-mentaba en el dominio universal. Ya en ese enton-ces el Derecho Clásico aterriza dentro de la socie-dad moderna como el Derecho Jurídico Positivo delEstado moderno, el cual tiene su campo de aplica-ción en el espacio territorial del Estado nacional.

Observamos, entonces, al Estado como estructurapropia de la construcción social, y a la administra-ción de justicia como instrumento; estructura einstrumento que convierten al derecho en el con-junto de sistemas que se aplican primordialmenteen el campo de extensión territorial del espacionacional. Sin embargo, en el conjunto poblacionalque hace parte del espacio de aplicación territorialde los estados latinoamericanos, se observa queno se siguieron los pasos para dar lugar a un con-trato social de carácter participativo y pluralista,como el presentado en el proceso de nacimientode la cultura occidental.

Tercera variable: la realidad latinoa-mericana a partir de las posibilidadesdel Estado, la justicia y el derecho comoconstrucciones sociales

En el ámbito latinoamericano no se dieron las po-sibilidades desde el constitucionalismo occidentalpara producir aquel contrato social de constitucióndel Estado como complejo de instituciones, elemen-tos fundamentales éstos del Estado moderno euro-peo y norteamericano. En Latinoamérica, por el con-trario, se pretendió realizar esa concepción de Es-tado moderno partiendo de las ilusiones y de losvalores filosóficos que inspiraron a la clase dirigen-te en el momento de declarar la independencia de lacorona española. En esas circunstancias, la clasedirigente que llevó a cabo este proceso de indepen-dencia trajo e impuso las ideas filosóficas que ins-piraron en ese momento a los pensadores europeos,y las cuales formaron ese consenso de paz.

Podemos entonces mirar cómo no fue posible lle-gar al objetivo de la paz sino que, muy al contra-rio, la articulación de esos intereses para crear opretender crear el Estado moderno en Latinoaméricatrajo, como en el caso de Colombia, una multitudde guerras civiles y de enfrentamientos partidis-tas para lograr el control del Estado y articularlo alos intereses de cada una de las facciones que ensu momento se entrelazaron en las diversas gue-rras que surgieron tras la declaración de la inde-pendencia.

Eso produjo, en consecuencia, no sólo la falta deun verdadero contrato social, sino que el procesode construcción del Estado se quedó en la etapadel Estado como instrumento. Sólo que esainstrumentalización se llevó a cabo dejando a unlado a una serie de grupos sociales, que a partir deese momento pasaron a la marginalidad. Eso pro-duce efectos en la concepción del derecho comoconjunto de sistemas y en la administración de jus-ticia como una instancia insuficiente para cumplircon su función primordial: la resolución de conflic-tos. Ante esto se producen una serie de fenóme-nos que tratan de ser contrarrestados por la lógica

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del poder estatal: la deslegitimación del derechooficial y la existencia de otros órdenes jurídicos enel espacio territorial del Estado Nación. Sobre esteúltimo se construye la propuesta del derecho alterna-tivo y la justicia comunitaria, propuesta que tienecomo objetivo a las comunidades y movimientos so-ciales, creadores y protagonistas de la evolución delderecho desde el espacio local (desconocido en unmomento dado por el derecho estatal). De tal modo,se forman posiciones complementarias o no del de-recho tradicional del Estado, al exigir el cumplimien-to de las normas garantes que protegen los llamadosderechos fundamentales y/o reivindicar el reconoci-miento del derecho propio de las comunidades.

Del concepto singular de la justicia alfenómeno de las justicias. Propuestaa partir de la alternatividad y la justi-cia comunitaria

Cuando analizamos la justicia como valor social ymoral que integra el proceso de transformacióncontinua del derecho como conjunto de sistemas,observamos este valor como elemento constituti-vo (en su administración) de la estructura del Es-tado y como instrumento para el monopolio de ésteen la resolución de conflictos. Encontramos quedentro de las discusiones planteadas sobre la faltade ciertos elementos en la construcción social deun contrato social en el espacio latinoamericano,este instrumento se convierte en un factor pertur-bador e insuficiente en su objetivo primordial.

Es así como, al encontrarnos ante nuevas formasde resolver las problemáticas sociales, la prácticanos demuestra el surgimiento de una nueva con-cepción de lo que conocemos como derecho y de larelatividad y variedad de lo que asociamos comojusticia. Esto nos muestra unas connotaciones in-trínsecas y políticas que apuntan hacia el entendi-miento de lo local, nacional y transnacional. De estamanera se evidencian los siguientes aspectos: va-riedad, riqueza y complejidad del mundo jurídico;

legalidad e ilegalidad aplicables; y potencialidadreguladora, represiva y emancipadora (De Souza,1998).

De esta forma “La concepción sociológica del cam-po jurídico presentada aquí exige un concepto dederecho suficientemente amplio y flexible paraabarcar las dinámicas sociojurídicas que ocurrenen marcos espaciales y temporales tan diversos. Elconcepto de derecho propuesto por la teoría clási-ca liberal –la ecuación entre Nación, Estado y dere-cho- y elaborado sobre las bases del positivismojurídico de los siglos XIX y XX, es demasiado estre-cho para estos propósitos porque sólo reconoce unode los espacios y tiempos: el nacional” (De Souza,1998).

Podemos observar cómo la figura del Estado emergeen una nueva dimensión espacio-temporal. Las dis-putas o interrogantes al momento de la aplicaciónjurídica en cabeza del Estado-Nación adquierencaracterísticas más amplias y flexibles para abar-car las diferentes interrelaciones sociales. El cam-po de la aplicación de los mecanismos alternativosde solución de conflictos –basados en laalternatividad- y la justicia comunitaria amplíanlos horizontes de la teoría clásica liberal en la rela-ción Estado y derecho, no sólo en Latinoamérica,sino en la propia concepción occidental.

Posibilidades desde la ideade alternatividadPodemos decir que, por lo menos en Colombia, ensus formas pacíficas, la Constitución de 1991 re-conoce la participación de los particulares comoadministradores de justicia y crea los espacios paraque se desarrolle esta idea de alternatividad. Esasí como desde el Estado se ha construido la posi-bilidad de crear espacios reconocidos por el orde-namiento jurídico fuera de los despachos judicia-les. La Ley 23 de 1991 rompe el esquema del ope-rador jurídico como funcionario público y permiteal líder comunitario ser conciliador en equidad. Serparte, entonces, de la equidad –que trata de partirde los usos y costumbres de la comunidad- y no del

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derecho jurídico positivo del Estado, para la reso-lución de los conflictos.

La Ley 446 de 1998 trata de hablar de un acceso ala justicia desde ese escenario de la Conciliación enequidad y la Ley 497 de 1999 implementa el desa-rrollo de la administración de justicia comunitariadesde la figura del Juez de Paz. De esta manera,encontramos cómo la institución del Estado es cadavez más abierta a la hora de tratar de encontrarformas para llenar la brecha entre justicia, derechoy realidad social en la construcción de consensos depaz. Sin embargo, aún falta mucho camino por re-correr. Es necesario todavía encontrar las potencia-lidades de los sistemas de justicia y de resoluciónde conflictos comunitarios aun no reconocidos, querespetan los derechos fundamentales.

Podemos ver, por ejemplo, después de diez añosde creación y puesta en marcha de la Conciliaciónen equidad, la necesidad no sólo de que se forta-lezca como una herramienta complementaria a laacción del Estado en la resolución de conflictos,sino que sea una instancia emancipadora yorientadora de procesos sociales de construcciónde consensos de paz, a través del propio fortaleci-miento de la organización comunitaria.

La justicia comunitaria como potencialconstructora de escenarios de paz

Entendemos la justicia comunitaria como el meca-nismo por el cual una organización social determi-nada –“comunidad” (referencia que enmarca algrupo poblacional local por excelencia)– define eltratamiento de los conflictos que se desarrollan ensu interior y los cuales afectan de una manera uotra sus relaciones tanto individuales comogrupales. Podemos ver como muchas veces la ins-tancia de resolución de conflictos o de administra-ción de justicia designada por esa colectividad,basada en unos principios y valores predetermina-dos, muestra un sistema de justicia paralelo, com-plementario o no al sistema de justicia estatal.

Por ello, recalcamos, debemos hablar ya no de lajusticia como un concepto único, referido a un va-

lor social y moral constitutivo del derecho comoconjunto de sistemas, sino de las justicias, comoescenarios de construcciones sociales permanen-tes. El objetivo esencial de esta nueva visión esencontrar nociones de justicia como escenarios deconstrucción social desde lo local, enmarcando suspropias creencias y valores, e implementando unmarco de regulación. Es esta una de las causas porlas cuales aparecen dentro de las comunidades al-ternativas propias de solución de conflictos. Nopodemos perder de vista tampoco que la falta depresencia institucional es uno de los factores parala génesis de la creación de este tipo de justicia.

Elementos transversales como la cultura y las for-mas propias como los individuos desempeñan suspapeles son las que hacen que dentro de las comu-nidades se creen sistemas de derecho que resultanlegitimados por todo el grupo y que intentan día adía cubrir la brecha entre justicia y derecho, en-tendiendo estos términos como propios. Es así comoencontramos dentro de una sociedad varios ejem-plos de justicia comunitaria para resolver conflic-tos, unos de forma violenta o coercitiva, otros queguardan proporción con el ordenamiento jurídico ytienden a respetar de alguna manera los llamadosderechos fundamentales. Así la justicia comunita-ria, el pluralismo jurídico y las justicias en el esce-nario de construcciones sociales, son producto dela cultura de los pueblos.

Como ejemplos de construcción de esa justiciacomunitaria desde distintos escenarios socialestenemos a las comunidades indígenas, las ruralesy urbanas, y las que hacen parte de grupospoblacionales no integrados totalmente con la so-ciedad en general, como el pueblo gitano.

En el caso de la Conciliación en equidad, a partirde la visión de la justicia comunitaria, asumimosla versión según la cual se ha podido constatar queesta figura es una posibilidad que trae a nuestromedio una tradición de pasadas generaciones, me-diante la cual una persona con la suficiente legiti-midad y ascendencia entre sus vecinos es la llama-da por ellos a resolver sus conflictos. Es el lídercomunitario que ha guiado los destinos mediatos e

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inmediatos y que conocemos por la tradición oralde los miembros de la comunidad. Esa persona res-cata entonces la justicia como valor y la pone nue-vamente en marcha a través de construccionessociales de consensos, al servicio de la realizaciónde escenarios de paz.

Por ello, una figura como la Conciliación en equi-dad es más que una entelequia jurídica o la quime-ra de un grupo de doctores de la ley. Es una reali-dad cultural que empezamos a reconocer a partirde lo justo y lo equitativo, como la idea en la cualse manifiesta el saber y entender de las comunida-des en el espacio local. Espacio donde se construyey aplica, junto con el sano sentido común, a la horade resolver los conflictos presentados entre losmiembros de la sociedad, sin distinción alguna encuanto a la clase social o a las condiciones econó-micas o culturales de algún tipo.

Una mirada compleja de la justicia enrelación con la construcción de paz

Este aparte responde a inquietudes epistemológicasque se tienen en relación con la generación de es-cenarios de pacificación y su conexión con la justi-cia. Se comparten los pensamientos del plantea-miento constructivista y sistémico, en cuanto a laidea de señalar como imposible la anticipación delos efectos de los distintos niveles de acción parapropiciar espacios de transformación de la reali-dad, pues se concibe una visión de mundo en elcual interactúan, en un momento dado, múltiplesniveles de complejidad, ello no implica que dentrode un marco probabilístico sea posibleintencionalmente propiciar mecanismos u opcio-nes que movilicen un cambio en la dinámica so-cial, que interrumpa el escalamiento del conflictoy la violencia estructural, entre otros.

En consecuencia, es necesario retomar algunosconceptos fundamentales desde el pensamientocomplejo de Edgar Morin (1988), teniendo en cuentaque el enfoque sistémico puede considerarse tan-to una corriente sistémica como un paradigma.

El pensamiento complejo

En 1988, Morin establece una diferencia entre laepistemología clásica y la epistemología comple-ja. La clásica se dedica a un análisis de las condi-ciones y de los métodos del conocimiento científi-co, examinando la validez de las formas de expli-cación y la pertinencia de reglas lógicas de inferen-cia, y las condiciones de utilización de los concep-tos y símbolos. En cambio, la epistemología com-pleja está abierta a un mayor número de problemascognitivos planteados por la complejidad del cono-cimiento y por la inclusión del sujeto epistémico,de modo que contempla no sólo los instrumentosdel conocimiento sino también las condiciones deproducción de dichos conocimientos.

En la Tabla 1 se ilustra el contraste de principiosdesde el paradigma positivista y complejo, con-traste que nos ayudará a una discusión sobre lasimplicaciones de cada una de estas visiones en lacomprensión de la justicia como requisito parapensar la paz.

A partir de lo anterior, una visión clásica conside-raría a la sociedad como una suma lineal de insti-tuciones o de actores que entran en relación entreellas, pero cuya interacción sería secundaria. Lavisión sistémica, en cambio, aprecia que los acto-res, las instituciones que integran a la sociedad,son en sí mismas redes de relaciones inmersas enredes mayores, siendo fundamental lasinteracciones entre éstas.

En consecuencia, la justicia solo puede ser enten-dida desde una visión sistémica, a partir de la per-cepción de la realidad como una red dinámica deacontecimientos interrelacionados. Se relativiza lapretensión de la norma jurídica como criterio úni-co de definición de lo que es justo, y entraría aparticipar la noción de la percepción natural de lajusticia por la propia comunidad; con esto se su-pera la visión instrumental de la justicia que so-brevalora el método, el trámite y la formalidad dela aplicación de lo justo para una sociedad o comu-nidad en particular.

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En lo que se refiere a la noción de totalidad y deinteracción desde la visión sistémica, en contras-te con un énfasis en las partes y en el individuo(visión lineal), es necesario reconocer que los én-fasis en el tratamiento de la justicia, bien sea comodescongestión, como acceso a la justicia, entreotros, han surgido de una óptica lineal, pues se hahecho énfasis en las nociones de Estado, sociedade individuo, sin establecer sus conexiones entre síy sin ejercer una retro-alimentación que dé cuentadel flujo recíproco de influencia que tienen entresí para la comprensión de la justicia como aportepara la generación de escenarios de pacificación.

Teniendo en cuenta lo anterior, una visión de lajusticia desde esta mirada reconocería la necesi-dad de expandir las percepciones y modelos depensar en una forma integradora. Abandonaría laidea de concebir a la justicia como el aparato delEstado que cuenta con una infraestructura, que esun organismo que delega en los particulares la ad-ministración de la misma. Apreciaría la eficacia de

la justicia –entendida como el grado de impactoque se produce en una población en cuanto a lamodificación de sus relaciones, la transformaciónde sus conflictos y el cambio de creencias y valoresque no contribuyen a escenarios de convivenciaarmónica- no sólo en relación con el número deoperadores (jueces, árbitros, conciliadores, etc.),ni desde la tipología del conflicto resuelto, ni mu-cho menos desde el número de acuerdos o de falloslogrados, sino que avanzaría sobre una noción dejusticia que se construye o se diseña, en el tiempoy en el espacio, entre los ciudadanos, los operado-res, el Estado y el contexto social, que influye igual-mente en el marco de los valores y creencias quepueden confrontar o no la norma jurídica.

El énfasis que tiene el paradigma sistémico de es-tudiar cadenas causales circulares y reticularesimplica que no se concibe una sociedad, ni muchomenos a la justicia, como autónomas y reguladaspor sí mismas, con exclusivos parámetros centra-dos en ellas mismas, sino que, en cambio, se par-

Paradigma positivista y epistemología clásica Paradigma sistémico y epistemología sistémica

Se centra en pequeñas unidades de observación.

Se centra en las partes y en el individuo.

Intenta aislar variables.

Estudia cadenas causales lineales.

Plantean como condición de objetividad que elobservador esté fuera del sistema observado

Considera objetivas las teorías.

Hace énfasis en la primera ley de la termodinámi-ca: orden y conservación.

Opera como si las distintas aproximaciones y dis-ciplinas fueran mutuas y excluyentes.

Se centra en unidades de observación más am-plias.

Se centra en totalidades y en la interacción.

Intenta reconocer constelaciones de variablesinterdependientes.

Estudia cadenas causales circulares y reticulares.

La objetividad y la verdad son relativas pues in-cluyen al observador y su visión particular de larealidad.

Considera las teorías como un producto de unproceso reflexivo sujeto-objeto, dentro de uncontexto histórico social.

Hace énfasis en la segunda ley termodinámica yla entropía: cambio, procesos, caos.

Confluyen aproximaciones inter y transdisciplinarias.

Tabla 1. Contraste de principios desde el paradigma positivista y complejo

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te de la premisa que asume la interdependencia delos componentes que conforman una sociedad deuna forma no mecánica pero sí interactiva; indivi-duos, instituciones, Estado, entre otros, son par-tes del sistema y existen en un conjunto de rela-ciones mutuamente condicionantes.

Se ratifica, pues, la idea de la justicia y de la paci-ficación desde la noción de causalidad circular, re-conociendo que los seres humanos como grupo nosmovemos como individuos interrelacionados, y uncambio en uno de ellos afecta a los demás y al gru-po total, en una cadena circular de influencia. Así,cada acción en esta secuencia es a su vez una re-acción, de tal forma que se puede conseguir queun mismo origen lleve a diferentes resultados y elmismo resultado puede llevar a distintos orígenes(principio de equifinalidad).

Lo anterior sugiere que de una visión catastróficadel conflicto armado en Colombia, del escalamien-to del conflicto cotidiano en nuestro país y de unapercepción de la justicia inoperante, ineficaz, einaccesible, se propondría una visión de cambio yde desarrollo potencial, basados en la activaciónde los recursos que como sistema humano posee-mos y basados en una comprensión no sólo de loshechos de dolor y de conflicto que ha vivido estepaís, sino de una reflexión acerca de cómo se ge-neran y se mantienen estas situaciones de diver-gencia, pero también acerca de cómo se puedencambiar las historias de dolor y de queja por histo-rias de transformación de la realidad concreta.

Pensando la paz desde la construcciónsocial

Una vez identificados los principios orientadoresdesde la perspectiva compleja, se torna relevanteinsistir en su relación con la construcción de esce-narios de paz y para ello se proponen las siguien-tes premisas conceptuales:

La construcción de la paz ha de estarbasada en un marco que responda a lasdinámicas del contexto sociocultural

Pensar la paz implica desarrollar una visión prácti-ca de ella, que ha de estar enlazada al reconoci-miento de las condiciones socio-históricas de lapoblación, al reconocimiento de una historia deagravios y dolores como fruto de las inequidades,de las desigualdades sociales y del escalamientodel conflicto. Haciendo uso del paradigma comple-jo, pensar la paz también implicaría el reconoci-miento de los recursos, de las potencialidades, delas historias de reconciliación, de esperanzas ci-fradas por una población que ha desafiado la reali-dad y que ha concebido el conflicto como opción detransformación y cambio.

Una apuesta por latransdisciplinariedad

La justicia y la paz son dos conceptos que se en-cuentran atravesados por diferentes disciplinas. Laaceptación de esta idea implica el desafío de asu-mir la transdisciplinariedad como una nueva visióndel mundo, porque surge de la consideración deque la paz y la justicia no pueden ser abordadosdesde una única dimensión, ni desde los proble-mas o dificultades que tenemos para comprender-las, debido a que estos conceptos se han idocomplejizando por los crecientes cambios políticosy sociales especialmente.

El prefijo “trans” indica una comprensión según lacual lo transdisciplinar está entre las disciplinas, através de las disciplinas y más allá de toda disci-plina, entendiendo por disciplina una forma de le-gitimar un discurso y unas prácticas con base enhallazgos científicos supuestamente válidos. Alu-de en las nociones de paz y justicia, a una cons-trucción que hacemos los seres humanos sobre loque es justo y lo que es pacífico, pero esto no sig-nificaría que tuviésemos los conceptos claramente

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definidos, pues es muy probable que en la cons-trucción de estas “realidades” neguemos la exis-tencia de otros niveles de análisis que escapan anuestras capacidades.

Finalmente, esta versión transdisciplinaria presu-pone el abandono de intervenciones aisladas porparte de las disciplinas a cambio de un abordajedesde equipos interdisciplinarios, lo cual requeri-ría el desarrollo de saberes con una visióninterdependiente de otros saberes (Nicolescu, 1996,citado por Hernández, 2001).

Intervención en forma de espiral

Una concepción que se ha desarrollado en estosúltimos años sobre la comprensión de las proble-máticas sociales actuales en el mundo, desde unavisión compleja, es asumirla como una metáforaen forma de espiral. Lo interesante de una espirales que arranca desde un punto que gira alrededorde otro punto fijo y al mismo tiempo se aleja deél, es decir que estabilidad y movimiento son unaconstante y, muy seguramente, el recorrido delpunto alrededor del otro sea ascendente y cada vezmás complejo.

Ya en 1949 Deutsh había insistido en la necesidadde construir y generar escenarios que propiciaranla pacificación en múltiples contextos sociales, ta-les como las escuelas, organizaciones y comunida-des, desde un nivel de menor a mayor complejidaden un periodo mínimo de diez años. Congruentecon esta idea otros autores han sugerido la necesi-dad de iniciar con fases secuenciales involucrandoalgunos actores en dichas iniciativas de pacifica-ción, abarcando luego a un mayor número de acto-res participantes en los contextos mencionados.

Esta concepción tiene consecuencias en la “cajade herramientas” requerida para el desarrollo dedestrezas y habilidades que permitan la genera-ción de procesos de concertación, de análisis críti-co de la realidad que propicia la confrontación, elescalamiento del conflicto y la violencia de carác-

ter estructural; es deseable tener inicialmente unacaja de carácter básico en los primeros años deimplementación de estas acciones y luego una deíndole avanzada en los años posteriores.

Este panorama de la construcción de paz en formade espiral involucra necesariamente el ejercicio dela investigación en relación con los contextos don-de la intencionalidad radica en la transformaciónde las relaciones y de las políticas que pueden nofavorecer un diálogo abierto y una toma de postu-ra frente a la intensidad del conflicto y la inequidadsocial; en este campo del conocimiento las comu-nidades se piensan, se discuten y se proyectan apartir de su dinámica cotidiana.

Al respecto, Halligan (1999) señala la virtud quetienen los estudios exploratorios cuando se inicianexperiencias básicas de formación pedagógica fren-te a la realidad, acciones de desescalamiento delas diferencias; estos hallazgos proveen una mira-da múltiple del conflicto y de su dinámica, así comouna discusión sobre las opciones que tienen tantola comunidad como las organizaciones civiles y elEstado en el desarrollo de mecanismos proactivospara su manejo estratégico (Núñez, 2000).

Relativización de la “verdad” sobre lajusticia y la paz

Asumir que construimos la versión de la realidadque de ésta poseemos implica reconocer la versiónde los otros sobre el mundo, de tal forma que seaceptaría que la verdad es relativa; este conceptotiene aplicación en la atribución de lo que es justoo lo que es pacífico, pues sería imposible concluirque variables tales como el Estado, la ciudadanía ola llamada sociedad civil, la norma jurídica, entreotros, estarían llamados a dar explicación de lasversiones que de justicia sostiene una comunidadcuando ésta rompe los paradigmas tradicionalesdel derecho, derivados de una versión positivistaque sobrevalora la norma como criterio exclusivode la justicia y de acceso a la misma. Por lo tanto,tiene coherencia el planteamiento de “La idea deque nada sabemos, mientras no sepamos que noconocimos nada de manera definitiva, supone el

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respeto por las realidades inventadas por otroshombres” (Watzlawick y cols., 1998).

Esta concepción de verdad relativa implicaría quequienes participamos de una reflexión quepropenda por una transformación de la realidad,especialmente de aquella que contribuye al creci-miento humano y de las sociedades en general,seremos conducidos a un sentido de responsabili-dad desde los sueños y las “quejas” que se plan-tean, desde las profecías catastróficas sobre la ideade que la crisis se incrementaría en los próximosaños, desde las acciones mismas. Esta responsa-bilidad, además, posibilita considerar que, comoinventores de la realidad, siempre existe la opciónde forjarla de una manera diferente. Así, atribuirsentido a la justicia como ingrediente para pensarla paz se convierte en un acto significativo querelativiza la noción paz como ausencia de conflictoy que sí, en cambio, atribuye a la justicia un factorpotenciador del crecimiento de las sociedades, alregular la sociedad en preceptos mínimos para laconvivencia social.

Intervención multisistémica de lasociedad

A la fecha se han realizado grandes avances en re-lación con la transformación de las relaciones en-tre los ciudadanos y las instituciones. En conse-cuencia, numerosos son los autores que han plan-teado la necesidad de concebir a la sociedad comoun sistema de interacción rico y complejo, que cam-bia permanentemente y que, a su vez, participade múltiples relaciones con otros sistemas deinteracción, tales como la familia, la organizaciónempresarial, la comunidad, entre otros.

Si se espera que experiencias de paz contribuyan ala construcción de escenarios de convivencia, seráindispensable involucrar el mayor número de acto-res comprometidos con la práctica de procesos deconcertación, de reconciliación que permita la re-paración, así sea simbólica, de los dolores sufri-dos a través del conflicto; sólo así se propiciará unespacio para la construcción del consenso, una

mayor toma de conciencia de cómo surge y se man-tiene el conflicto, y de las opciones de su soluciónefectiva. La Figura 1 ilustra los actores requeridospara una transformación cultural y unaresignificación de la paz (Lederach, 1998).

Relación entre las acciones y el cambio

Este criterio de éxito en la implementación de es-cenarios de construcción de paz está relacionadocon el efecto de las acciones desarrolladas y la ge-neración de cambios. La pregunta aquí es ¿cuál esel nivel de cambio que producen estas experien-cias?, ¿hasta dónde llegan? Shure y Spivack (1982)han desarrollado una amplia discusión sobre el gra-do de impacto que experiencias de solución de con-flictos producen sobre la sociedad en relación conel cambio que genera y con los niveles de aprendi-zaje que se logran a través de la implementaciónde acciones. Los cambios y niveles de aprendizajeidentificados son:

Cambio conservativo: aprendizaje tipo I. Aquí lasexperiencias ejecutadas no producen ni alternancambios en el nivel de organización y de relaciónentre sus ciudadanos; la estructura jerárquica nose transforma ni se mejora. En los programas deformación de pedagogía de paz pueden diseñarsepropuestas innovadoras en sus contenidos y hastapueden ubicarse dentro del currículum académicoen los niveles comunitario, de educación superiory de carácter informal, propiciando contenidos ba-sados en el desarrollo de habilidades para el mane-jo de una comunicación efectiva, la identificaciónde un método para construir un acuerdo justo y lautilización de espacios de diálogo abierto frente asituaciones comunes.

Entonces, los cambios son conservativos pues lapretensión de estas experiencias no es la de gene-rar una alteración mayor en la dinámica de las re-laciones y en las premisas; por eso las organiza-ciones participantes no cambian en su forma deorganización y de relacionarse, no hay una modifi-cación en los roles, en las tareas o en las premisasde cómo se relacionan esos actores.

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Cambio innovativo: aprendizaje tipo II. Se refie-re al hecho de generar una experiencia tan intere-sante y potente que modifica la estructura, hay unnuevo reordenamiento de los roles, de las ener-gías y de los actores en esas relaciones. Así, seproduce un cambio de conductas; la comunidad,además, empieza a requerir encaminarse haciaalternativas diferentes y empieza a ejecutarlas, areflexionarlas. Toma mucho tiempo, pero la comu-nidad se reflexiona y se mira a sí misma sobreotras posiciones y, es más, las experiencias desa-rrolladas cuestionan la jerarquía, y le hace pregun-tas al sector ejecutivo y medio sobre la forma comose diseñan políticas de concertación y de construc-ción de colectivos en un país.

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Figura1. Actores requeridos para una transformación cultural y una resignificación de la paz

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