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edición verde ECONOMíA VERDE |MARZO 22 2012| 70 71 |MARZO 22 2012| N orte versus el sur. Ricos versus po- bres. Desarrollados versus en desa- rrollo. Así se resume el debate que ha desencadenado el último infor- me de la Economía Verde que publicó las Nacio- nes Unidas el pasado noviembre, en preparación para la Cumbre Río+20. Según su coordinador y uno de sus autores principales, Sheng Fulai, es un modelo económico que trasciende dife- rencias culturales, económicas y sociales y que podrá ajustarse a las necesidades de cada país. Pero los detractores del modelo no son conven- cidos tan fácilmente. Alegan que será otra he- rramienta en manos de los países desarrollados para mantener la ventaja competitiva frente a los países en desarrollo, solo que esta vez, pin- tada de verde. Fulai, economista que ha trabajado por más de 20 años en el Ministerio de Finanzas de Chi- na, en el Banco Mundial y Conservación Inter- nacional y que ahora es director de investiga- ción del Programa para el Medio Ambiente de las Naciones Unidas, afirma que es un modelo que beneficiará a todos, especialmente a los que menos tienen. En una entrevista con Vistazo, defendió sus posturas y explicó de qué manera podrían aplicarse en un país como Ecuador. El término “economía verde” se con- cibe de diferentes formas, ¿cómo define usted la economía verde? La economía verde puede significar una de tres cosas: en un nivel visionario, es una econo- mía que debe incrementar el bienestar del ser humano y la equidad social mientras que reduce los riesgos ambientales. La segunda concepción –la más aceptada– es que es una economía su- jeta a principios “verdes” como “el que contami- na paga”. La tercera concepción –mi definición personal– es que es una economía donde el cre- cimiento de los ingresos y de empleos es impul- sado por actividades “verdes” que no solamen- te ayudan al medio ambiente sino que reducen la pobreza y la inequidad social. ¿Cómo se logra esto? Un ejemplo es la producción e implemen- tación de combustibles y cocinas “limpias” en áreas rurales pobres. La producción puede ge- nerar ingresos y empleos, mientras que su im- plementación puede reducir el impacto de la re- colección de leña en bosques y hábitat locales, reducir la contaminación del aire, y beneficiar la salud de los más pobres. El sector privado y pú- blico debe invertir en iniciativas de este tipo. En la última reunión de Ministros de Medio Ambiente de América Latina, un re- presentante del país dijo que la propues- ta de economía verde de la ONU man- tiene la lógica de los famosos “ajustes económicos” de Bretton Woods (acuer- do con el que se creó el Banco Mundial y FMI): un sistema institucional y finan- ciero para “asistir” a las economías más pobres, como si fueran las que debieran “ajustarse” para ser sostenibles. ¿Es una apreciación válida? Una economía verde hace todo lo contrario. Primero, fomenta una inversión mayor –privada y pública– en proteger el medio ambiente, erra- dicar la pobreza y aumentar la equidad social. Segundo, una economía verde promueve el lide- razgo del Estado en dirigir la economía y regular el mercado porque el mercado no está diseña- do –por sí solo– para entregar productos públi- cos como la conservación ambiental, empleo digno y equidad de género… En cuanto a comercio e inversión extranjera, una economía verde dicta que estos ingresos deben des- tinarse a sectores económi- cos verdes, trayendo consi- go tecnologías que pueden ser producidas localmente para complementar, no re- emplazar, la cultura y cono- cimiento indígenas. En preparación para la Cumbre Río+20, Ecuador ha articulado sus críticas de la economía verde. Se sostiene que no puede ser aplicada sin antes modificar los patrones de produc- ción y consumo. Además, que sería “una forma de en- verdecer el proteccionismo, las opera- ciones especulativas que han llevado a la crisis del sistema capitalista, el desco- nocimiento de los derechos de los pue- blos ancestrales, la apropiación y priva- tización de los servicios ambientales, y la dependencia tecnológica de los paí- ses en desarrollo”. ¿Cuál es su opinión de esta postura? No hay un solo modelo de economía verde. Pero el concepto básico que trasciende distintos modelos es que se trata de la redirección de re- cursos financieros hacia lo que un país considera sus prioridades en desarrollo sustentable. Modi- ficar la producción y consumo es exactamente lo que hace una economía verde. La modificación de la producción se logra al direccionar la inversión desde los sectores y proce- sos marrones (no ecológi- cos) a los sectores y proce- sos verdes. Esto debería ser acompañado por un cam- bio en el patrón de consu- mo. A la medida que más y más consumidores deman- den productos elaborados de manera sustentable, se enviará un fuerte mensaje a los productores para que modifiquen sus patrones de producción. Algunos países segura- La mente detrás de la ECONOMÍA VERDE La mente detrás de la ECONOMÍA VERDE Uno de los ideólogos del concepto de economía verde habla acerca del debate que existe en torno al tema. Su postura es clara: es un modelo que favorecerá a todos. Sheng Fulai Nayomi Chibana / [email protected] “LA ECONOMíA VERDE IMPULSA EL CRECIMIENTO DE EMPLEOS POR MEDIO DE ACTIVIDADES VERDES QUE NO SOLAMENTE AYUDAN AL AMBIENTE SINO QUE REDUCEN LA INEQUIDAD SOCIAL”. EL INFORME coordinado por Fulai (izquierda) fue criticado duramente por ambientalistas y pensadores en Latinoamérica. Un libro del escritor venezolano Edgardo Lander (derecha) dice que la economía verde es un “lobo disfrazado de oveja”.

La mente detrás de la ecoNomía · La economía verde puede significar una de ... humano y la equidad social mientras que ... razgo del Estado en dirigir la economía y regular el

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Norte versus el sur. Ricos versus po-bres. Desarrollados versus en desa-rrollo. Así se resume el debate que ha desencadenado el último infor-

me de la Economía Verde que publicó las Nacio-nes Unidas el pasado noviembre, en preparación para la Cumbre Río+20. Según su coordinador y uno de sus autores principales, Sheng Fulai, es un modelo económico que trasciende dife-rencias culturales, económicas y sociales y que podrá ajustarse a las necesidades de cada país. Pero los detractores del modelo no son conven-cidos tan fácilmente. Alegan que será otra he-rramienta en manos de los países desarrollados para mantener la ventaja competitiva frente a los países en desarrollo, solo que esta vez, pin-tada de verde.

Fulai, economista que ha trabajado por más de 20 años en el Ministerio de Finanzas de Chi-na, en el Banco Mundial y Conservación Inter-nacional y que ahora es director de investiga-ción del Programa para el Medio Ambiente de las Naciones Unidas, afirma que es un modelo que beneficiará a todos, especialmente a los que menos tienen. En una entrevista con Vistazo, defendió sus posturas y explicó de qué manera podrían aplicarse en un país como Ecuador.

el término “economía verde” se con-cibe de diferentes formas, ¿cómo define usted la economía verde?

La economía verde puede significar una de tres cosas: en un nivel visionario, es una econo-mía que debe incrementar el bienestar del ser humano y la equidad social mientras que reduce los riesgos ambientales. La segunda concepción –la más aceptada– es que es una economía su-jeta a principios “verdes” como “el que contami-na paga”. La tercera concepción –mi definición personal– es que es una economía donde el cre-cimiento de los ingresos y de empleos es impul-sado por actividades “verdes” que no solamen-te ayudan al medio ambiente sino que reducen la pobreza y la inequidad social.

¿cómo se logra esto?Un ejemplo es la producción e implemen-

tación de combustibles y cocinas “limpias” en áreas rurales pobres. La producción puede ge-nerar ingresos y empleos, mientras que su im-plementación puede reducir el impacto de la re-colección de leña en bosques y hábitat locales, reducir la contaminación del aire, y beneficiar la salud de los más pobres. El sector privado y pú-

blico debe invertir en iniciativas de este tipo.en la última reunión de ministros de

medio ambiente de américa Latina, un re-presentante del país dijo que la propues-ta de economía verde de la onU man-tiene la lógica de los famosos “ajustes económicos” de Bretton Woods (acuer-do con el que se creó el Banco mundial y FmI): un sistema institucional y finan-ciero para “asistir” a las economías más pobres, como si fueran las que debieran “ajustarse” para ser sostenibles. ¿es una apreciación válida?

Una economía verde hace todo lo contrario. Primero, fomenta una inversión mayor –privada y pública– en proteger el medio ambiente, erra-dicar la pobreza y aumentar la equidad social. Segundo, una economía verde promueve el lide-razgo del Estado en dirigir la economía y regular el mercado porque el mercado no está diseña-do –por sí solo– para entregar productos públi-cos como la conservación ambiental, empleo digno y equidad de género…

En cuanto a comercio e inversión extranjera, una economía verde dicta que estos ingresos deben des-tinarse a sectores económi-cos verdes, trayendo consi-go tecnologías que pueden ser producidas localmente para complementar, no re-emplazar, la cultura y cono-cimiento indígenas.

en preparación para la cumbre río+20, ecuador ha articulado

sus críticas de la economía verde. Se sostiene que no puede ser aplicada sin antes modificar los patrones de produc-ción y consumo.

además, que sería “una forma de en-verdecer el proteccionismo, las opera-ciones especulativas que han llevado a la crisis del sistema capitalista, el desco-nocimiento de los derechos de los pue-blos ancestrales, la apropiación y priva-tización de los servicios ambientales, y la dependencia tecnológica de los paí-ses en desarrollo”. ¿cuál es su opinión de esta postura?

No hay un solo modelo de economía verde. Pero el concepto básico que trasciende distintos modelos es que se trata de la redirección de re-cursos financieros hacia lo que un país considera sus prioridades en desarrollo sustentable. Modi-ficar la producción y consumo es exactamente lo que hace una economía verde. La modificación

de la producción se logra al direccionar la inversión desde los sectores y proce-sos marrones (no ecológi-cos) a los sectores y proce-sos verdes. Esto debería ser acompañado por un cam-bio en el patrón de consu-mo. A la medida que más y más consumidores deman-den productos elaborados de manera sustentable, se enviará un fuerte mensaje a los productores para que modifiquen sus patrones de producción.

Algunos países segura-

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verde

La mente detrás

de laecoNomía

verde

Uno de los ideólogos del concepto de

economía verde habla acerca del debate

que existe en torno al tema. Su postura es clara: es un modelo

que favorecerá a todos.

Sheng Fulai

Nayomi Chibana / [email protected]

“La economía verde ImpULSa

eL crecImIento de empLeoS

por medIo de actIvIdadeS

verdeS qUe no SoLamente ayUdan aL

amBIente SIno qUe redUcen La IneqUIdad

SocIaL”.

eL InFormecoordinado por Fulai (izquierda)fue criticado duramente por ambientalistas y pensadores en Latinoamérica. Un libro del escritor venezolano Edgardo Lander (derecha) dice que la economía verde es un “lobo disfrazado de oveja”.

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mente sí podrían practicar proteccionismo co-mercial en nombre de aplicar una economía ver-de. Podrían elevar los estándares ambientales ante la importación de productos, pero no es razonable, sin embargo, echar la culpa de tales prácticas a la economía verde, pues el protec-cionismo puede disfrazarse de muchas maneras, siendo la economía verde una de ellas.

Una economía verde también es un medio para combatir la especulación, una causa princi-pal de la crisis económica de 2008. En las dos dé-cadas previas a la crisis, demasiados recursos fi-nancieros se apostaron en derivados financieros, mientras que muy poco se invirtió en la econo-mía real y lo que una sociedad realmente nece-sita –seguridad alimentaria y energética, em-pleo digno y transporte público. La esencia de una economía verde es movi-lizar los recursos para entre-gar productos públicos de ur-gente necesidad.

Según los detracto-res, los países en desa-rrollo podrían encon-trarse nuevamente en desventaja bajo este modelo. ¿es cierto?

Los países en desarro-llo probablemente se encon-trarán en desventaja si no se embarcan en la economía verde, cuya esencia es redi-reccionar la inversión hacia

sus propias prioridades de desarrollo sustenta-ble. En África, por ejemplo, Ghana, Etiopía, Ken-ya, Marruecos, Senegal y Sudáfrica, entre otros, han desarrollado sus planes de economía verde, con temas comunes como la energía renovable y la agricultura sustentable.

En Asia, China es uno de los líderes en el mer-cado en cuanto a tecnologías de energía solar y eólica; Corea apunta a ser una potencia mundial verde en las siguientes décadas; Malasia está in-virtiendo intensamente en tecnologías verdes, mientras que Singapur es bien conocida por su transporte sustentable y reciclaje de agua. Estos cambios incrementarán la seguridad económica de estos países, los llevará a cultivar nuevas ven-tajas comparativas, y a satisfacer las necesida-des de una nueva generación de consumidores

que exigen productos y ser-vicios sustentables.

¿cómo se aplicaría un modelo de econo-mía verde en ecuador, un proveedor princi-pal de productos y ser-vicios ambientales?

Ecuador ya ha dado pa-sos significativos, como in-centivar la conservación y desarrollar su estrategia nacional del Buen Vivir. En general, un país que de-sea considerar un mode-lo de economía verde debe

*nota: Las opiniones de Sheng Fulai no reflejan necesariamente las posturas oficiales del programa para el medio ambiente de las naciones Unidas.

“LoS paíSeS en deSarroLLo eStarán en

deSventaja SI no Se emBarcan en La economía verde... para Ser competItIvoS, deBen InvertIr en dIverSIFIcar SUS economíaS para hacerLaS

verdeS”.

FULaI es un economista que ha trabajado en instituciones como el Ministerio de Finanzas de China y Conservación Internacional. Actualmente dirige la Iniciativa de Economía Verde de las Naciones Unidas.

empezar con una evaluación –con la participa-ción de las partes interesadas– de sus mayores desafíos en desarrollo sustentable. Si el desa-fío principal de un país es la pobreza, y una de las razones es que hay limitadas oportunidades económicas más allá de la extracción de recur-sos naturales, una solución podría ser la reinver-sión de ingresos generados de la extracción de recursos naturales en la educación, servicios de salud, investigación y desarrollo, y diversifica-ción económica como productos agrícolas con alto valor agregado...

Países en desarrollo podrían saltarse de una economía marrón a una verde al adoptar las más recientes tecnologías, similar al salto de no con-tar con teléfonos fijos al uso popular de teléfo-nos móviles que es lo que está sucediendo en países en desarrollo.

¿para ser competitivo, será en un fu-turo cercano necesario ser verde?

En términos de competitividad, los países en desarrollo tienen recursos naturales abun-dantes y mano de obra barata. Pero esto no pue-de durar para siempre.

Para ser competitivos en el siglo 21, estos países deben rápidamente invertir sus ingresos de la explotación de recursos naturales en diver-sificar sus economías. ¿De qué manera diversi-ficar? ¡Verde! Agricultura sustentable, energías renovables, tecnologías limpias, edificaciones verdes, transporte público, vehículos de bajas emisiones, pesca y tala certificada, manejos de residuos y reciclaje, manejo del agua, turismo ecológico y cultural, etc.

Una propuesta del país en río+20 será el concepto de emisiones netas evi-tadas. Un ejemplo es la iniciativa yasuní Itt. ¿qué opina de esta propuesta?

Si un país decide no explotar petróleo por evitar la generación de emisiones de carbon –y así beneficiar a la humanidad entera– es total-mente razonable que un país sea compensado por el resto del mundo por los ingresos no reci-bidos. Los beneficios de una reserva natural po-drían ser incalculables en términos monetarios, pero su preservación se logra a expensas del de-sarrollo del país que decide no extraer sus recur-sos. Sería injusto que un país continúe conser-vando una reserva sin ser compensado pues el valor monetario de esa reserva sería cero.