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Reportaje sobre los estragos políticos y económicos de la minería en Hidalgo
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Gerardo Borbolla González
Sociología de los medios de información
Maestría en periodismo político
Escuela de periodismo Carlos Septién
Sábado 25 de octubre, 2014
Dentro y fuera de la mina
Es muy parecido en arquitectura y clima a cualquier localidad suburbana de
Inglaterra, la herencia inglesa es evidente. Las viejas casa de adobe y ladrillo y techo
de lámina roja lo delatan, también las bellas y bien conservadas chimeneas y
estructuras metálicas de las fundidoras y de las minas, y para confirmarlo su antiguo
y romántico Panteón Inglés, poblado de árboles en lo alto de un cerro. A más de dos
mil 700 msnm (metros sobre el nivel del mar), Mineral del Monte –mejor conocido
como Real del Monte- es uno de los llamados “pueblos mágicos” de México, lleno
de leyendas e historia. Aquí fue el corazón, ya marchito y seco, de la minería en el
estado, que también fuera de gran importancia a nivel nacional.
Hablar de la minería en Hidalgo es remontarse a dos sucesos de gran relevancia en
el siglo XVI. El primero fue el descubrimiento de las primeras minas en 1552, las
cuales fueron registradas ante las autoridades por Alfonso Pérez de Zamora. El
segundo fue la implantación del método de amalgamación al momento de extraer los
metales preciosos por Fray Bartolomé de Medina, en 1555. Lo que propició la
construcción de las hermosas, y hoy turísticas, haciendas de beneficio de San
Francisco, San Antonio, San Miguel y Santa María de Regla. En 1823 Thomas
Kinder y John Taylor llegarían a formar la Compañía Británica del Real del Monte y
con su llegada traerían tres cosas de alto valor: oportunidades de desarrollo y
crecimiento a través de las fuentes de trabajo que generaría la industria minera, una
migración inglesa que persiste hoy en día y, por último, el futbol.
El tiempo pasó y, como todo en la vida, la Compañía pasó por diversos cambios de
dirección y administración, hasta que en 1956 el gobierno de la república la adquirió
e inició la adquisición de lotes mineros para su explotación. Según datos del INEGI
el distrito minero Real del Monte y Pachuca ha producido a la fecha, en más de 460
años, 40 mil toneladas de plata y 231 toneladas de oro. Estas cifras representan el
16% de la producción nacional de plata y un impresionante y nada despreciable 6%
de la producción mundial.
“Debemos quedar unos 100 o 150 pensionados de la Compañía, muchos ya
pasaron a mejor vida. Yo afortunadamente sigo aquí, aunque ya la mina me la está
cobrando en salud”, dice Francisco Muedano. Tiene 66 años, es originario del Real
del Monte, a los 13 años comenzó a trabajar en los terrenos baldíos de la zona
recogiendo escombros del material sacado de las minas. Trabajó 35 años en la mina
de La Purísima, su buen desempeño lo llevaron a la mina de Natividad en Oaxaca y
a la Sirena en Guanajuato, donde terminó su larga trayectoria laboral bajo tierra.
Conflictos entre compañías nacionales y extranjeras desvanecieron la oportunidad
de ir a trabajar a Canadá en sus últimos años de actividad. “Hubo problemas con la
compañía canadiense, aparte bajé mucho de peso en Guanajuato. No comíamos bien,
a veces había tortillas rancias y otras (ocasiones) tortillas buenas. Así como estaba
no iba a aguantar el frío”, me comenta mientras caminamos por el centro del Real
del Monte. Es medio día pero la neblina impide observar un minúsculo haz de luz,
esto ni el frío impiden que los turistas lleguen y paseen por las empinadas y viejas
calles.
El 13 de octubre pasado se conmemoraron 13 años del fallecimiento de Napoleón
Gómez Sada, quien desde sus 16 años comenzó a laborar en la empresa Peñoles en
su estado natal Nuevo León. Tras arduo trabajo en forjar una carrera en el gremio,
llegaría a la secretaría general del Sindicato Industrial de Trabajadores Mineros,
Metalúrgicos y Similares, en la cual estaría más de 40 años al frente. Conciliación
entre diversas secciones nacionales así como un posicionamiento del Sindicato a
nivel internacional fueron sus más grandes logros. Querido y respetado, tanto por los
trabajadores como por funcionarios de las altas esferas políticas, Gómez Sada fue
recordado en el Parque Fundidora de Monterrey, donde más de mil trabajadores de
todas las secciones del país se dieron cita. Ahí, en ese viejo parque industrial
convertido en sitio turístico, se depositaron ofrendas florales al pie del monumento
de aquel hombre que, junto con Fidel Velázquez (líder de la CTM, Confederación de
Trabajadores Mexicanos), servía de consejero y guía a los ex presidentes Gustavo
Díaz Ordaz y Luis Echeverría al momento de la toma de decisiones, sobre todo en la
designación de candidatos.
Al final de dicho evento, Napoleón Gómez Urrutia, actual líder del sindicato e hijo
del homenajeado, dirigió un mensaje a los asistentes. La evocación y celebración de
la memoria de su padre fue evidente, pero también hubo espacio para el fervor
político al decir que el sindicato se encuentra más fuerte que nunca y que aquellos
-políticos y empresarios- que lo han atacado y han querido desprestigiar y derrumbar
no han podido. Hace ocho años que fue la tragedia de Pasta de Conchos, donde
fallecieron 65 mineros y que a la fecha no han sido recuperados sus restos. Hace
ocho años que, como el pasado 13 de octubre, Napoleón Gómez Urrutia habla a
través de pantallas. Vive en Canadá donde dice que está “como visitante y no como
prófugo”. Conflictos con empresas privadas y agentes gubernamentales lo han
orillado al exilio, aunque el diga que su situación no es tal. Ocho años sin pisar suelo
mexicano dicen lo contrario.
El conflicto de Gómez Urrutia es turbio y complicado como la mayoría de los
asuntos relacionados a la política en el país. A manera de resumen: todo inició por el
supuesto desvío de un fideicomiso de 55 millones de dólares, cosa que Gómez
Urrutia ha negado. Incluso publicó un libro, El colapso de la dignidad, donde detalla
en que fue utilizado el dinero. Asimismo Gómez Urrutia tiene demandas contra
Grupo México y Germán Larrea quien es apoderado de la misma; contra el ex
presidente Vicente Fox y su esposa Martha Sahagún quienes dice “interfirieron en
los trabajos de rescate y ordenaron al entonces gobernador de Coahuila, Humberto
Moreira, que lo arrestaran junto con sus compañeros para proteger a Grupo México
de esa negligencia criminal”; contra el también ex presidente Felipe Calderón y los
ex secretarios del trabajo Javier Lozano y Francisco Javier Salazar.
Deshilvanar estas demandas y acusaciones resulta complicado, lo que queda claro
es que Gómez Urrutia lleva fuera del país tanto tiempo por alguna razón, o por
miedo a la justicia o por miedo al poder político y económico que tienen sus
adversarios. Gómez Urrutia cuenta con el apoyo del gobierno canadiense y su libro,
según The New York Times, se encuentra entre los más vendidos.
Francisco Muedano ganaba 19 pesos con 52 centavos por día cuando trabajó en la
mina de La Purísima. En sus siguientes empleos, aunque seguía bajo tierra, sus
puestos iban aumentando igual que su sueldo. De los 19 pesos por día paso a los mil
200 quincenales y finalmente a los cinco mil mensuales. “Yo creo que son una bola
de arrastrados y convenencieros. Nada más apoyan sin conocer el camino que
recorrió. Tomó un puesto que no le pertenecía”, responde cuando le preguntó su
opinión sobre el apoyo que hay de parte de las secciones sindicales hacia Napoleón
Gómez Urrutia.
Mientras caminamos tose constantemente, señal inequívoca de haber estado tanto
tiempo expuesto a gases y polvos que se alojaron dentro de sus ya desgastados
pulmones. “La mayoría de mis compañeros que han muerto ha sido por lo mismo
(las consecuencias del trabajo en minas) (…) hace un año me diagnosticaron
silicosis”, dice mientras las frases son entrecortadas por espasmos de tos. Le sugiero
sentarnos a tomar algo.
Frente a nosotros está el Monumento al Minero Anónimo, inaugurado el 22 de
marzo de 1951. Para enaltecer la importancia de este agotador y dañino oficio, el
minero del monumento tiene una perforadora auténtica, a sus pies se encuentra una
urna con restos hallados en la Veta Santa Brígida y atrás se yergue un gran obelisco
para resaltar la importancia de estos hombres que, contrario a lo que dicen muchas
leyendas de la región, no cambiaron su salud por oro ni por plata.
Francisco Muedano tiene, lo que el considera, una pensión “decente”, cuatro mil
135 pesos mensuales y derecho a atención médica en el Instituto Mexicano del
Seguro Social. “Es decente porque tengo compadres que les dan 200 o 500 pesos
(…) No!! Mensuales”, me dice cuando le pregunto sobre su pensión. Si cuatro mil
pesos parece una cifra con la que resulta difícil imaginar una vida no logró concebir
cómo lo logran aquellos ex mineros que reciben menos de mil pesos al mes. Una
vida a cambio de nada. Lo que explica estos pagos tan bajos es que, cuando estaba
en activo, la Compañía Real del Monte registraba a sus trabajadores con los salarios
más bajos, de ahí que sus pensiones sean tan ínfimas.
Investigando sobre el caso de Gómez Urrutia encuentro que, antes de su discurso
virtual en el homenaje a su padre, en agosto de este año la Procuraduría General de
la República (PGR) confirma que la Policía Internacional Criminal (Interpol por sus
siglas en inglés) ha emitido una ficha roja en su contra por el supuesto fraude de los
55 millones de dólares que deberían haber sido destinados a trabajadores
sindicalizados. A finales de ese mismo mes, Marco Antonio del Toro, abogado del
líder sindical, confirma que el Cuarto Tribunal Colegiado en Materia Penal canceló
la última orden de aprensión en su contra. Posteriormente, a finales de septiembre,
Gómez Urrutia tendría una video entrevista con el periodista Carlos Marín en su
programa Asalto a la razón. Ahí afirmaría que en cuanto sus abogados den “luz
verde” regresaría al país. Según lo que comentó tiene planeado volver este año.
Quedan dos meses para finalizar el año, ya sea en México o en Canadá, las dudas
sobre qué es lo que sigue respecto a este caso prevalecen.
La tarde se va haciendo cada vez más fría, así como el señor Francisco Muedano
parce no soportar ese clima que agudiza su tos yo también decido que es momento
de terminar la entrevista. Su casa está a unos 10 minutos caminando, decido
acompañarlo. “Una vez acompañé al Padre Anaya (sacerdote de la localidad ya
fallecido) a ver a uno de mis compadres. Tosía y escupía sangre, nada más se
escuchaba como jalaba el aire y me decía ‘Pancho cuídate, ya salte de la mina sino
vas a acabar como yo’ No me salí, yo necesitaba chambear”, me cuenta cuando
camino a su casa pasamos frente a la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción.
Los dos llevan años en el gremio de la minería, uno arriba y el otro abajo, uno en el
escritorio y el otro bajo tierra, uno con la pala y el pico y el otro con la pluma y los
trajes, uno con la tos desgarradora y otro con los discursos. Gómez Urrutia es apenas
dos años más grande que Pancho Muedano, el primero vive en un lujoso
departamento en Canadá, valuado en más de 20 millones de pesos (1.8 millones de
dólares), el segundo lleva más de un año lidiando con la silicosis. Historias tan
lejanas, tan drásticamente distantes. Al final, al parecer sí hay algo que estos dos
personajes comparten: los otoños fríos y llenos de viento cortante tanto en el Real
del Monte como en Vancouver.
Panteón Inglés
Monumento al Minero Anónimo
Horno de mina