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Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. R ESEÑAS por una es p ecie de co mpasión o po r- qu e la l ey . en algún mome nt o deter- minad o, las obligó; la ac tua ción obe- d ecí a a fórmu las o a co pi a de los extranjeros; se pr ese nt aron d os tipos de t ea tr o. uno "popular" que ll ena- ba esce nari os, por tant o med ioc r e, y o tro "p tico ". lite rar io o de art e alej ado del g ran públi co. q ue perse- guía co mo obje tivo " pr o du c ir emo- ci ón es té ti ca" en el espec tador. no tuvo esce nificación y cuand o tuvo a cceso a las tablas lo un pe qu eño grup o mu y pe qu e ño "refinad o''. "eli - te c ult ivad a". asistió. E l tea tr o se co nvi rt ió en ra di ot ea tro. úni ca a lt e r- na ti va de los dr ama tur gos. E l te atro colo mb ia no ha sido lite ra rio, re t ór i- co -co mo categorías defec tu osas- . y és te no es apropiad o pa ra ll evarlo a la esce na . Luga r co mún t am bién es d esa pro- ba r, d esde la mi s ma perspe ct iva, la pr o du c ción te atral de Lui s Enrique O so rio, c uando no se han ex pl ora- d o, dentr o del te atr o oso ria no , o tra s vetas qu e, indiscutibleme nt e, las tie- ne. Así mis mo , la actividad t ea tral de Ca mpit os pe rman ece sin es tudi o, aunqu e es nec es ari o r esa ltar qu e am bos t ea tris ta s, e n esp ecial O so ri o, vienen sie ndo objeto. en l os últimos os, de otra mir ada. Es i mp os ible d escon oce r que O so rio y C amp itos fu eron hombres de te atro. A sí qu e los nudo s cie gos de los " no hubo '' ··no exis tió " -s in mati- ' ces, ni c ambios en las pr emi sas t - ricas y en des p eja r l os int e rr o- g ant es- no producen un ve rdad ero av ance en la inv es tigación. El qu e an alistas y críticos se limiten a ratifi- car los parric idios de los tea tris las con sus mismos argume ntos, quit a pos i- bilidades a la crítica de cues tionar o de co nsider ar o tros conce pt os y co n- tinuamos co ntando la historia del tea- tr o co lombiano a grandes sa ltos, a tran cos. dejando vacíos o sc ur os. Cr eo qu e, ade s del es tudio pro- fund o de los pocos dram as qu e se i mprimi eron a co mienzos del siglo XX, se d ebe n ex pl o rar o tr os mat e- riales. men os co n ve nci on ales , qu e arr oje n luces so br e el teatro y se exa - minen o tr as ve tas de los d oc umen- tos co nocidos. Por qu e no hay análi- sis so br e la ve rd adera dimensión del tr a bajo de las co mpañías ex tr anj e- ras y de su r epe rtorio, so br e las co m- pa ñí as n acio n ales y sus es téticas. e ntr e ot ros. Co n rel ac ión al t ea tr o p ti co, co mo és ta es un a e tiqu eta en la cual se han incluido v arios a ut or es que no mu es tr an sino s up erficial es pa - re nt escos, es indispe nsable, para fu- tur as pro pu es ta s, anali za r di ch as po éticas individuales, tal vez compa- rar o m os tra r di fe rencias e ntr e un esc rit or y o tr o. sus f und am en ta- cie n es tricas con re l ació n al a rt e escé ni co , sus co nceptos so br e mo ·• tener un teat ro na cional ", asp ira- ción de es tos dramatur gos y de la ment alidad del mom ento. Cu ál es de es tos ''teat ros p ticos'' fue ron es- critos pa ra e l placer de la l ectur a más qu e pa ra su re pr ese nt ación. las rela- ci ones e ntr e la esc ritur a de poe mas y e l t ea tr o, porque es posible que de es ta relación se deri ve el co ncepto de lo p tico en el teatr o, ya qu e mu chos de e ll os eran po etas. A mi s mo . es tos escritor es es tuvieron co bijados por etique ta s com o la de Pie dr a y Ciel o, pe ro no tuvi ero n la misma fo rm a de ex pr es ión; ell os m1smos no se reconocen como gru- po hom ogé neo y en el te atr o ado p- taron dif ere ntes parad igmas, los cua- l es hab ría que e xam inar co n cuidado hasta enco nt r ar con qu é tr adición a rtística es tán más e mp are nt ados (c on La tr adición clási ca es pañola. co n l os s imb olistas, et ter a) co n ft (1 1 b 1 t ... C U 1 r U a 1\ L ·r 8 1 H 1 t O ( • k o\ t a t.: O. \ U 1 \ 1\ , H U M .S .! U U 1 CUEN TO relación a las influencias del te atr o po ético es paño l, rec rd ese, e ntr e o tra s. qu e algunas pi ezas de Federi- co Gar cía Lor ca fu e ron a dmiradas por la in telec tua li da d del pa ís. Y así se puede n segui r ex ponien- do o tras alter na tivas que, co n tod a seg uridad , a rr oja rían r es ultados par- ciales. a veces incie rt os, pero no con- tund e ntes ni reit era ti vos. M A RIN A LAM US ÜBR EGÓ N 1. Recuér dese que pár o dos en el tea t ro griego era la en trada later al que con- ducía a la orquesta. Tam bié n se den o- min aba así a la oda can t ada p or el co ro cua n do éste entraba al escena rio por uno de los párodos. Éxodo. también en e l t ea tro g ri ego. era el fi nal de una ob ra teat ral; Aristóteles ll ama aa todo lo que sigue a la última canción. La más famosa especie de batracios Un coro de ran as J aime Al ber tO Vél ez E dito rial Unive rsidad de Anti oq uia. MedeUín. 1 999 . 83 págs . ¿Cnt os libros pu ed en esc ribirse so br e rana s? Si u no tiene en cue nt a el int er és de la biología en la más fa mosa es pecie de ba tr ac ios, se gu- rame nt e d esc ubrir á unos cuanto s textos. Pero si se limita el c ampo e incluim os sólo a qu e lJ os libr os de ca- rácter li te rari o. el n úme ro di s minui - significati vame nt e, porque ¿ qu é tan ap ro piadas puede n se r las ranas co mo pers on ajes literarios? Prime- ro qu e nada, no so n perso najes mu y c ompl e jos qu e diga mos. al menos d es de el punt o de vista hum a no . pues si las condiciones para su existencia so n adecuadas, las ranas. a nt es qu e com p li carse la vida co n di se rtaciones so br e la na tur aleza de l bien y del mal o pensa r so br e el se ntido de la exi s- te ncia. se limitan a c ro ar s ati sf ec has y a engullir cua nt o in sec to incauto so br evuele su es ta nqu e. Como si pr etendiera demos tr a r- le a la litera tur a la gran pérdiqa que

La más famosa especie de batracios

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Page 1: La más famosa especie de batracios

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.

R ESEÑAS

po r una especie de compasió n o po r­que la ley. en algún mome nto deter­minado, las obligó; la actuación obe­decía a fórmulas o a copia de los extranjeros; se presentaron dos tipos de teatro. uno "popular" q ue lle na­ba escenarios, por tanto mediocre, y o tro "poético". literario o de arte alejado del gran público. q ue perse­guía como objetivo " producir e mo­ció n esté tica" en el espectador. no tuvo escenificación y cuando tuvo acceso a las tablas sólo un pequeño grupo muy pequeño "refinado''. "eli­te cultivada". asistió . E l tea tro se convirtió en radioteatro. única alte r­nativa de los dramaturgos. E l teatro colombiano ha sido litera rio, retóri­co -como categorías defectuosas- . y éste no es apropiado para llevarlo a la escena.

Lugar común también es desapro­bar, desde la misma perspectiva, la producción teatral de Luis E nriq ue O sorio, cuando no se han explo ra­do, dentro del teatro osoriano, o tras vetas que, indiscutiblemente, las tie­ne. A sí mismo, la actividad teatral de Campitos permanece sin estudio, aunque es necesario resaltar que ambos teatristas, en especial O sorio , viene n siendo obje to. e n los últ imos años, de otra mirada. Es imposible desconocer que Osorio y Campitos fueron hombres de teatro.

A sí que los nudos ciegos de los " no hubo '' ··no existió" -sin mati-

' ces, ni cambios en las pre misas teó-

ricas y e n despejar los inte rro ­gantes- no producen un ve rdadero avance e n la investigación. El que analistas y críticos se limiten a ratifi­car los parricidios de los tea tris las con sus mismos argumentos, quita posi­bilidades a la crítica de cuestionar o de considerar o tros conceptos y con­tinuamos contando la historia del tea­tro colombiano a grandes saltos, a trancos. dejando vacíos oscuros.

Creo que , ade más del estudio pro­fundo de los pocos dramas que se imprimieron a comie nzos del siglo XX, se deben explo rar o tros mate­riales. me nos convencionales, que arrojen luces sobre el teatro y se exa­mi nen otras vetas de los docume n­tos conocidos. Porque no hay análi­sis sobre la verdade ra dimensió n del trabajo de las compañías extranje­ras y de su repertorio, sobre las com­pañías nacionales y sus esté ticas. e ntre otros.

Con re lació n al teatro poético, como ésta es una e tiqueta e n la cual se han incluido varios autores que no muestran sino superficiales pa­rentescos, es indispensable, para fu­turas propuestas, analizar dichas poéticas individuales, tal vez compa­ra r o mostrar difere ncias entre un escritor y o tro . sus funda menta ­cie nes teóricas con relación al arte escénico, sus conceptos sobre cómo ·• tene r un teatro nacional", asp ira­ción de estos dramaturgos y de la mentalidad del momento. Cuáles de estos ' ' teatros poéticos'' fueron es­critos pa ra e l placer de la lectura más que para su re presentació n. las rela­ciones e ntre la escritura de poemas y el tea tro, po rque es posible que de esta re lación se de rive e l concepto de lo poético en el te atro, ya que muchos de e llos e ran poe tas. Así mismo. estos escritores estuvie ro n cobijados por e tiquetas como la de Piedra y Cielo, pero no tuvieron la misma forma de expresió n; e llos m1smos no se reconocen como gru­po ho mogéneo y en el teatro adop­taro n diferentes paradigmas, los cua­les habría q ue examinar con cuidado hasta e ncont rar con qué tradició n a rtística es tán más empare ntados (con La tradición clásica espa ño la. con los simbolistas, e tcé te ra) con

ft (1 1 b 1 t ... C U 1 r U a 1\ L ·r 8 1 H 1 t O ( • k o\ t a t.: O . \ U 1 \ 1\ , H U M .S ~ • .! U U 1

CU EN TO

relación a las influencias de l teatro poético españo l, recuérdese, e ntre otras. que algunas piezas de Fede ri­co García Lorca fu eron admiradas por la intelectualidad de l país.

Y así se pueden seguir expo nien­do o tras alternativas q ue , con toda seguridad, arrojarían resultados par­ciales. a veces inciertos, pero no con­tundentes ni reiterativos.

M A RIN A L A M US ÜBR EGÓ N

1. Recuérdese que párodos en e l teatro griego era la entrada lateral que con­ducía a la orquesta. También se deno­minaba así a la oda cantada por e l coro cuando éste entraba al escenario por uno de los párodos. Éxodo. también e n e l teatro griego. era el fi na l de una obra teatral; Aristó teles ll ama así a todo lo que sigue a la última canción.

La más famosa especie de batracios

Un coro de ranas Jaime Alber tO Vélez Editorial Unive rsidad de A ntioquia . MedeUín. 1999. 83 págs.

¿Cuántos lib ros pueden escribirse sobre ranas? Si uno tiene en cue nta el interés de la bio logía en la más famosa especie de ba tracios, segu­ra me nte descubrirá unos cuantos textos. Pe ro si se limita el campo e incluimos sólo aquelJos libros de ca­rácter literario. el número disminui­rá significativame nte, porq ue ¿qué tan apropiadas pueden ser las ra nas como personajes literarios? Prime­ro que nada, no son personajes muy complejos que d igamos. al me nos desde el punto de vista humano. pues si las co ndicio nes para su existe ncia son adecuadas, las ranas. antes que complicarse la vida con disertaciones sobre la naturaleza del bien y del mal o pensar sobre el sentido de la exis­te ncia. se limitan a croar satisfechas y a e ngullir cuanto insecto incauto sobrevuele su estanque.

Como si pre te ndiera dem ostra r­le a la lite ratura la gran pé rd iqa q ue

Page 2: La más famosa especie de batracios

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.

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¡,, "don,, .. qu~..· ~LII'lllh-' '-l'l rnmorta­ll;mhl c..:omu p~.!r.:;onajl..' JI.! un c..:on_iun ­lO J,_; p<Í~ÍIW~ tk papc.:l. ¡\.( ¡js b H:! Il . Jo

que 'L' pn.:tcnJc t.:!-1 const ruir r,.: lkxtn-111.~ ' en torno a la 1.! .\.Í~t i.!IH.:ia. 1..'11 la lurrna d e pur~íbo la ' c uyns protago­nr~la~ ~on . por :. upuc.!~to. ra nas.

[ 104]

SEGUIR I .VTF.NTANDO

H asriadt1 ele las aguas tranquilas (file hohilaba. una rana aban­donó ~ ~~ f amilia y remontó la corriente d el río en busca de aquella excilante vida de la que hablaban los hatracios exlenua ­dos q ue bajaban a diario. arras­trados por el rem olino. Por desgracia, los esfuerzos que realizaba la rana para nadar con­tra la corrieme la cansaban muy pronto, v. en cuanro se relajaba para w mar fuerzas. la corriente implacable la de volvía a las quie­tas aguas de origen. Pese a los repetidos f racasos, la rana decidió con terquedad seguir imemando, persuadida de que,

ranlt· e• lc..'nlf lrtiii O . rwn{lJt'IJ t'llo lwflon11 lo !l'liddod. lpag. 75}

Ahtlra bít:n : ;.t:t)rnn lt'~ra Y~kz Ctm­

\t:rtrr :1 la:- rana~ e n a tractivt.)S p~r­

~on:t.jL':-\ líll..'rario~o. '! L .1 rcspuc:sta c:s muy facil. ruc:s e:- la misma que uti ­luo f=..;opo con In!' a n im ales d e s u:-. labula~: humanizando n las ranas ... o_ para decirlo tk un modu más rim­bo m ban te. otor~andok:-. r a!-.~Os a nt wpt)mórlicos.

E:. n L' Stl! libro. t.: nto nces. la s ranas no s( >n müs los p ldcidos batracios qul! habi ta n al pié dd estanque. s ino animak~ Ct)tlicio!los. abrumados po r d p~so de la existe ncia. pusi lanimes o sohe rbios. Son. e n suma. aunqut: conserven d vivir al pie del estan­que. peq ueños seres humano vesti ­<h>s con pid verde. Lo que le hace a uno pe nsar que s i ex is tie ra una cor­te d e just icia que r igiera sobre la dt stintas especies dd plane ta . Yékz es ta ría muy e xpuesto a una dema n­d a por di fa mación po r parte d e las indignadas ranas ... A unque tambié n es c ien o que eso se ría una bagate la con re lación a o tros cargos mucho m ás gr aves contra los humanos.

~

En to d o caso. desd e un punto de vi s ta e xclus ivam ente lite rario. la es­tra tegia resulta a tractiva. si n impor­ta r lo que puedan pe nsar las ranas a l respecto. E n este libro encontra ­mos desde arte has ta po lítica. desde dudas re lig iosas has ta ambició n m a­te rial. desde jus ticia socia l has ta ne­cedad individual En estos pe quefios te xtos las ra nas se ven cautivadas po r e l brillo d e la fama y com e te n las mayo res estupideces por alcanzarl a, cae n e n la te ntació n de considera r­se centro d e l uni ve rso h asta que e l ca imán corrige su e rror. o bien des­d e ñan la realidad d e l esta nque por buscar ideales abs tractos. Los huma­nos desempe ñamos un doble papel en esta obra d e Vélez: por un lado , b r indamos a las ranas sus llamativos rasgos antropomórficos , y por ot ro , inte rve n imos si n disfr aces com o "mensajeros d eJ destino .. , bien sea capt.urando a la rana que desea ser famosa para que sirva e n una prue­ba d e laboratorio. o provocando el Apocal ips is del estanque por m edio de una fumigación.

RESEÑA S

Ouiza la uni~.:n uran limitació n del ~

tc:ma d e.· las ra nas Sc.!a la fa lta d e va -ri~..·dad e n sus clímax . pues casi s ie m­pn: apar~Cl.' una boa o un cnim ,\n que cil'rra el c ue n to d e un m o rdisco ... Aunque quiz <1 eso fom1e parte del juego. pu~s tambi0 n en las his torias sobre huma nos cl lina l por e xcelen­cia es la mut! rt e del personaje prin­ci p;:¡l. a pesar de que seamos mucho más inv¡;n tivos e n cuanto a In fo rma de provucarlu: después d e todo. sólo ha y una dife rencia de g rado en que Hamle t muriera por la "t:spada en­ve ne nada d e l des tino en la mano de Lnc rtes'' e n lugar d e se r tragado por un caim á n.

E s 0s tc.! un libro curioso, más por su conte mporaneidad que por su no­v~dad ( pié nsese e n los H o u yhnhnms y los Yahoos d e Swift) . R esulta lla­mativo hoy. cuando he mos alcanza­do la luna y descubie rt o el mapa ge né tico , descubrir hasta qué punto somos "fabulables" como simples ha bi tan tes d e un estanque. E s te li­bro d e Yé lez d e muestra que las se­m t:janzas d e n uestra vida con la exis­u.:ncia de las ranas son más que las dife re ncias. más a llá d e que los se­res huma nos nos amenacemos unos a o tros con bombas de veinte mega­to nes e n Jugar de limitarnos a mirar­nos d e m a la m ane ra . como hacen los simpáticos batracios.

A ND R ÉS GAR C' IA

L ONDOÑO

Un libro de alegorías

La mirada sumergida. Cuentos en el tiempo Carlos Flaminio Rivera Panamericana Editorial. Bogotá , 2001.

144 págs .. iJ.

La mirada sumergida. Cuentos en el tiempo es un libro de re latos fantás­ticos de C arlos F la minio Rivera que publica Panamericana Editorial. Este libro está djvidido e n dos sec­ciones; la prime ra. compuesta por