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La Nicaragua Posible

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A la juventud Nicaragüense,

en el amanecer del siglo XXI

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Primera edición: Nicaragua, enero 2007 Con el patrocinio del: Hermanamiento entre la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua – León y la Universidad de Alcalá de Henares Coordinador de la edición: Armando del Romero Guerrero Programa de Cooperación con Nicaragua (www2.uah.es/nicoop) Universidad de Alcalá de Henares, España Diseño de la cubierta: Silvio Mauricio Tercero Espinoza inspirado en la pintura “Madre Tierra” de Gloria Elena Espinoza de Tercero con textos de Alejandro Serrano y Armando del Romero Diseño de la carátula del disco adjunto: HISPAMER, sobre una foto de Jorge del Campo García (© Casa de América de Madrid) Filmación y edición de los audiovisuales contenidos en el disco: Eduardo Martín, PUBLIDIR, España con la colaboración (en la edición) de Armando del Romero © de la Edición: Universidad de Alcalá de Henares, España; UNAN-León, Nicaragua e

HISPAMER, Nicaragua © Alejandro Serrano Caldera y Armando del Romero Guerrero © de los textos: Luis Sánchez Sancho, Alejandro Serrano Caldera, Julio Icaza Gallard, Vicente Baca Lagos, Manuel de la Iglesia-Caruncho, Augusto Zamora Rodríguez, Oscar-René Vargas, Aurora Díaz-Rato, Manuel García de la Cruz, Armando del Romero Guerrero, Santiago de Miguel López, José Sánchez Cuenca, José Juan Vázquez, Fernando Cerezal Sierra y Josefa Toro Nozal ISBN: 978í99924í57í86í3 Depósito Legal:

Precio de venta en Nicaragua, ocho dólares USA Precio de venta en España, diez euros

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LA NICARAGUA POSIBLE

Hacia un Proyecto de Nación. Reflexiones desde la Universidad

Alejandro Serrano Caldera

y Armando del Romero Guerrero

(editores)

Con textos de

Alejandro Serrano Caldera, Julio Icaza Gallard, Vicente Baca Lagos, Augusto Zamora, Oscar-René Vargas,

Manuel de la Iglesia-Caruncho, Aurora Díaz-Rato, Manuel García de la Cruz,

Armando del Romero, Santiago de Miguel, José Sánchez Cuenca, José Juan Vázquez, Fernando Cerezal y Josefa Toro

Prólogo

Luis Sánchez Sancho

Patrocina

Hermanamiento Universidad de Alcalá de Henares, España

y Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua-León

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ÍNDICE DEL LIBRO

Prólogo Luis Sánchez Sancho Presentación Alejandro Serrano Caldera y Armando del Romero (editores) La Nicaragua Posible Alejandro Serrano Caldera Nicaragua: un País en busca de futuro Julio Icaza Gallard La contribución de los medios de comunicación al cambio de la cultura política en Nicaragua Vicente Baca Lagos Cooperación Internacional en el siglo XXI: riesgos y oportunidades para Nicaragua Manuel de la Iglesia-Caruncho (moderador), Julio Icaza, Augusto Zamora, Oscar-René Vargas, Aurora Díaz-Rato y Manuel García de la Cruz Nicaragua vista desde España: la mirada de los cooperantes Armando del Romero (moderador) Santiago de Miguel, José Sánchez Cuenca, José Juan Vázquez, Fernando Cerezal Sierra y Josefa Toro Nozal Epílogo. Después de las elecciones: realidades y desafíos Alejandro Serrano Caldera

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CONTENIDOS DEL DISCO

Nicaragua en Alcalá 2006

Si yo te contara… (audiovisual)

Compañía de danza – teatro de la UNAN-León

Resúmen de la representación realizada 4 julio 2006 en el Teatro Universitario La Galera, Alcalá de Henares

durante la II Semana de Nicaragua en Alcalá

Entrevistas (audiovisual)

Jose Manuel Plaza Director del Grupo de Teatro de la UNAN-León

Sterling Vásquez

Director de la Compañía de Danza Yaxall de la UNAN-León

Alejandro Serrano Caldera Director del Curso UAH La Nicaragua Posible

realizado en julio 2006 durante la II Semana de Nicaragua en Alcalá

Maritza Vargas

Vicerrectora General de la UNAN-León

Armando del Romero Coordinador del Comité Organizador

II Semana de Nicaragua en Alcalá

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PRÓLOGO

Hablar de una Nicaragua posible significa reconocer que los nicaragüenses

vivimos en un país imposible. Pero este reconocimiento indica, también –y esto es lo más importante-, la posibilidad de reconstruir el país para que todos los nicaragüenses podamos convivir de manera digna, libre y pacífica. Es decir, una Nicaragua posible. Las ponencias de Alejandro Serrano Caldera y Julio Icaza Gallard contenidas en este libro, que fueron expuestas en el curso La Nicaragua Posible celebrado en la Universidad de Alcalá de Henares a principios de julio de 2006, dicen bastante sobre la Nicaragua imposible que existe hasta ahora. Y en su franca descripción se puede advertir cómo y cuántas veces los nicaragüenses hemos perdido la oportunidad de convertir lo imposible en posible, de hacer de Nicaragua un país amable para todos.

En este sentido es significativo que el curso sobre la Nicaragua posible se celebrara en Alcalá de Henares, la ciudad cuna de Miguel de Cervantes Saavedra, el héroe literario de Hispanoamérica -tan querido en España como en Nicaragua y en toda la América hispana- para quien la libertad era la razón de la existencia humana.

De eso dio testimonio en aquel espléndido pasaje del más conocido de sus relatos, de cuando el ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha va por el camino a Zaragoza, después de haber sostenido un agotador combate con el lacayo Tosilo. Cabalgaba Don Quijote por el polvoriento camino, llevando al lado a su fiel escudero, Sancho Panza, cuando tras un prolongado y reflexivo silencio dice, sentencioso: “La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre: por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida; y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres.” *

Ciertamente la disyuntiva de los nicaragüenses de seguir viviendo en un país

imposible o construir una Nicaragua posible, es esencialmente un problema de libertad de elegir, si consideramos que la libertad significa que los seres humanos estamos condenados a elegir, según lo advirtiera sagazmente el filósofo Jean Paul Sartre. Por eso es que los pueblos agobiados por tiranías y dictaduras no son responsables de vivir en tan penosa situación, pero sólo cuando ésta les ha sido impuesta por medio de la violencia y el fraude y mantenida por el poder de la fuerza bruta. Sin embargo, cuando la gente tiene la posibilidad de elegir libremente y escoge la dictadura, entonces hay que reconocer que el pueblo tiene el gobierno que se merece, como lo advirtiera hace mucho tiempo el pensador sardo José de Maistre (1753-1821).

Vista la situación de Nicaragua desde esta perspectiva y considerando que al menos desde 1990 los nicaragüenses hemos tenido la posibilidad de escoger libremente a los gobernantes del país, es válido asegurar que la causa fundamental de nuestros grandes y graves problemas radica en la debilidad de la cultura política nicaragüense y ante todo por el mal uso que hemos hecho de la libertad de escoger. Lo cual, por cierto, ha sido un problema de toda la historia de Nicaragua y por eso es que en ella se pueden encontrar más caudillos y caciques que estadistas y líderes, más saqueadores del erario que honestos y eficientes administradores públicos, más verdugos que jueces, más arbitrariedad y violencia que derecho y tolerancia, más opresión que libertad.

Todo eso se aprecia en la descripción de las vicisitudes históricas de Nicaragua que hacen Alejandro Serrano Caldera y Julio Icaza Gallard. Sin embargo, ellos no se

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limitan a exponer los rasgos sobresalientes de la Nicaragua imposible. También encienden las luces que alumbran el camino que conduce a la Nicaragua posible. Mejor dicho, ellos presentan las propuestas para que con todo realismo los nicaragüenses comencemos a convertir nuestro propio sueño en realidad.

En efecto, Serrano Caldera e Icaza Gallard esbozan en esta obra el plan de acciones que sería preciso ejecutar para sacar al país de lo que ellos llaman situación de premodernidad, para refundar a Nicaragua sobre los valores de la libertad y la justicia, jurídica y social, lo cual sólo se puede lograr mediante el diálogo, el consenso y la concertación de un nuevo pacto social.

Para construir la Nicaragua posible que Serrano Caldera ha venido proponiendo con paciencia y tenacidad desde 1990, los nicaragüenses contamos a nuestro favor con la singular experiencia de una revolución popular que fracasó a pesar de la poderosa carga ética que la impulsó en sus orígenes. Pero con su fracaso esa revolución enseñó que es posible cambiar la sociedad para mejorarla, sólo que el camino seguido no era el indicado para lograrlo, y que es posible recuperar los ideales del cambio social e intentarlo de nuevo por una vía diferente y empleando los medios apropiados.

Es útil al respecto recordar que el Mártir de las Libertades Públicas de

Nicaragua, Pedro Joaquín Chamorro Cardenal (1924-1978), advirtió en su tiempo que “quien implantara en Nicaragua la honestidad administrativa con todo el rigor que esta expresión tiene, haría en nuestro país la más elemental y necesaria, de todas las revoluciones”. Pedro Joaquín Chamorro Cardenal precisó que esa “revolución de la honradez” es la única que se necesita en Nicaragua y “aunque parezca pequeña, limitada y pobre en sus objetivos, cosa que no es cierta, porque si honradamente se cobraran sus impuestos a todos y todos pagaran cumplidamente, ya habríamos hecho gran parte de la reforma tributaria. Y si honestamente se procediera a distribuir bien la riqueza, a dar a los campesinos tierra en forma equitativa y a respetar por obligación una tabla de salarios justa, se estaría produciendo en Nicaragua una revolución social”.

Y señaló también el insigne líder democrático nicaragüense -cuyo asesinato el 10 de enero de 1978 desencadenó la arrolladora lucha popular que terminó, en julio de 1979, con la dictadura somocista-, que para hacer esa revolución habría que comenzar “por el establecimiento de un sistema judicial limpio, donde la verdad fuera verdad y la mentira, mentira”. **

Sin duda que el concepto ético de Pedro Joaquín Chamorro Cardenal sobre el ejercicio del poder político y el manejo de la cosa pública, está inspirado en la vieja advertencia del Barón de Monstequieu, de que las repúblicas basadas en la libertad necesitan apoyarse en la virtud de los ciudadanos, en el valor del amor a la patria, en el desprendimiento de sí mismo, en el sacrificio del propio interés y en la recuperación de la virtudes heroicas que distinguían a los antiguos y de las cuales ahora –se lamentaba Montesquieu- sólo hemos tenido referencias.

Hay una conexión evidente entre el pensamiento del periodista político Pedro Joaquín Chamorro Cardenal expresado en la época de la dictadura somocista, y la reflexión actual del filósofo político Alejandro Serrano Caldera, quien explica que “la inexistencia de la Nación por la fragmentación y por la ausencia de paradigmas, es en el fondo y de manera fundamental, un problema ético”. “En Nicaragua –asegura Serrano Caldera- la posición ideológica, entendida aquí como falsa conciencia, ha manipulado para presentar los intereses particulares o de grupo como intereses universales, en vez de que los intereses particulares puedan encontrar su lugar y satisfacción en los intereses de toda la comunidad nacional. Dicho de otra forma, los intereses del poder, o del partido se manifiestan como si fueran valores de la Nación. Cuando se habla, por

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ejemplo, a nombre del pueblo, la Revolución, la historia, la Nación, cuando realmente de lo que se trata es de los propios intereses personales o de un sector, en enunciados de carácter universal o nacional”.

En realidad, para construir la Nicaragua posible que sueña y propone Serrano

Caldera no es necesario despojar a nadie de sus bienes; ni liquidar adversarios ante paredones de fusilamiento legales o clandestinos; ni dividir y enfrentar a la gente por odios de clases, etnias o ideologías; ni suprimir o restringir las libertades de prensa, de organización política y social, de movilización, de elección libre y competitiva de los gobernantes y los representantes; ni destruir el modo de producción existente para sustituirlo con nada o con una economía peor que sólo produzca hiperinflación, escasez y racionamientos; ni es necesario embarcarse en aventuras internacionales ni enfrentarse con otros países grandes o pequeños.

La grandeza del reto de la Nicaragua posible consiste en que ésta se puede conquistar usando las “armas” de la libertad y construirla con procedimientos democráticos y libertarios. Esos instrumentos existen, no hay necesidad de inventarlos. Son las instituciones democráticas que están allí, aunque distorsionadas por el caudillismo, el autoritarismo, el pactismo y la corrupción. De manera que lo que hay que hacer es recuperarlas de manos de los caudillos y sus grupos partidistas y ponerlas -como decía Pedro Joaquín Chamorro Cardenal- en manos de “las personas efectivamente electas para un cargo y no en las que han llegado a través de la falsificación”; las cuales por sus probadas cualidades éticas y profesionales puedan asegurar “un sistema administrativo en donde la honradez sea primera norma, no solamente en el pensamiento o la intención, sino también en la práctica”.

Alejandro Serrano Caldera asegura que para construir la Nicaragua posible “se requiere de una concertación capaz de generar los acuerdos fundamentales de un contrato social sobre el cual sustentar la democracia, el Estado Social de Derecho, la Gobernabilidad y, en fin, el presente y el futuro de la sociedad nicaragüense”. Esto es cierto, sin duda, pero es algo que el mismo Serrano Caldera ha venido proponiendo desde 1990, aparentemente sin resultados concretos.

¿Significa, entonces, que la Nicaragua posible es tan sólo una utopía, algo imposible de convertir en realidad? ¿Quiere decir que los nicaragüenses estamos condenados irremediablemente a vivir por siempre bajo la dominación de caudillos retrógrados, autoritarios y corruptos? Definitivamente no. Con su propuesta de la Nicaragua posible que ha venido sosteniendo durante los últimos 17 años, Alejandro Caldera no ha predicado en el desierto ni ha arado en el mar. Lo que pasa es que las grandes ideas sólo se pueden convertir en una fuerza transformadora hasta que capturan la imaginación de las personas. La impregnación de las grandes ideas en la conciencia de los individuos y las multitudes no se produce de la noche al día, es el resultado de una larga y perseverante labor de difusión y convencimiento.

El mismo Serrano Caldera, en un artículo de opinión publicado en el diario La Prensa, de Nicaragua, el 24 de septiembre de 2006, indica que “no se puede negar que, en medio de todo, hay un esfuerzo constante de la teoría y la práctica para superar ese estado de cosas, y que a pesar de las caídas y retrocesos, de los cantos de sirenas y de toda suerte de demagogia algo se ha avanzado, en un lento y difícil caminar que va abriendo poco a poco los senderos de la democracia y del Estado de Derecho”.

En efecto, ahora existan mejores condiciones para impulsar el proyecto de la Nicaragua posible. Y no es que confundamos nuestros deseos con la realidad, sino de que constatamos una realidad objetiva. Y por el convencimiento de que la

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perseverancia, que es todo el secreto del éxito, da finalmente sus frutos inclusive en países que parecieran ser históricamente irredentos, como Nicaragua.

Entre las condiciones favorables que vemos ahora en Nicaragua para avanzar

hacia el logro de la nueva concertación y de un pacto social limpio y democrático, cabe mencionar las siguientes:

Primero, el hecho sin precedentes en la historia nacional de que uno de los caudillos políticos más poderosos y corruptos de Nicaragua haya podido ser enjuiciado y condenado por delitos de corrupción, independientemente de los sesgos políticos que tuviera ese juicio.

Segundo, el surgimiento y desarrollo de la conciencia cívica y democrática en importantes sectores de la población nicaragüense, demostrado en multitudinarias manifestaciones callejeras contra el caudillismo, el autoritarismo y la corrupción.

Tercero, la ruptura de la hegemonía electoral de los partidos caudillistas y el surgimiento de significativas fuerzas democráticas emergentes, que han planteado la posibilidad real de practicar en el país una manera nueva y más democrática de aprobar las leyes y hacer política.

Cuarto, el fin de la polarización bipartidista y la redefinición del escenario electoral con participación de por lo menos cuatro partidos que se distribuyen más o menos equitativamente el respaldo popular. Esto significa el fortalecimiento de la competencia política pluralista y la posibilidad de promover una sana alternancia en el poder, que debe estar basada en la voluntad y el interés popular, no en los pactos de los caudillos.

Quinto, el rechazo manifiesto de la población a la violencia después de décadas de lucha armada, insurrecciones populares y asonadas callejeras, cuyas secuelas han hecho madurar cívicamente a la mayor parte de la población y le han enseñado que sólo la convivencia pacífica y democrática garantizan permanentemente la gobernabilidad, la seguridad pública y el progreso social.

Sexto, la coincidencia entre todas las fuerzas políticas del país, tradicionales y emergentes, acerca de la necesidad de realizar una reforma sustantiva del Estado (económica, política y administrativa), la cual, si es conducida por los sectores democráticos garantizaría la reducción y racionalización de la composición de los poderes estatales, procuraría mecanismos más democráticos y transparentes para la elección y designación de todos los funcionarios públicos.

A pesar de los graves problemas estructurales y de los muchos obstáculos

políticos que han interpuesto hasta ahora las fuerzas del pasado, y no obstante las graves pérdidas de recursos públicos causados por la corrupción, es un hecho inobjetable que Nicaragua ha avanzado en su recuperación económica y en la reconstrucción de la cultura laboral de eficiencia y responsabilidad social. Y por lo tanto es válido asegurar que si no hubiera sido por la dominación del caudillismo autoritario y la corrupción, el proceso de democratización de Nicaragua habría producido más y mejores resultados positivos para toda la población en general y para los sectores más pobres y marginados en particular.

Por otro lado, la misma tradición pactista del país se puede aprovechar para promover diálogos transparentes y confiables que aproximen a los distintos sectores de la sociedad al entendimiento de buena fe, al consenso democrático y al nuevo pacto social.

La principal falla del proceso democrático de Nicaragua radica en que la voluntad popular fue traicionada por una política pactista de búsqueda del poder por el

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poder mismo -o mejor dicho por sus beneficios económicos y materiales para unos cuantos-, y no en función de resolver los problemas de la sociedad, sobre todo de los sectores más empobrecidos. Pero el pacto, el acuerdo, la convención, el arreglo, de cualquier modo que se le quiera llamar, es una condición sustantiva de la democracia cuando se hace de frente al pueblo y de conformidad con sus intereses. Lo malo es pactar a espaldas de la población y con fines perversos, como hasta ahora se ha acostumbrado a hacer en Nicaragua, donde el acuerdo fue convertido en “arreglismo”, una práctica corrupta a la que se debe poner fin con pactos de nuevo tipo, honestos, concertados en interés de la gente y del país.

Finalmente, es preciso señalar que el nuevo pacto social para construir la

Nicaragua posible debe pasar obligatoriamente por un acuerdo para la educación en el entendido de que sólo las personas educadas pueden administrar apropiadamente su propia libertad y la democracia como forma de vida y de gobierno de la sociedad.

La Nicaragua posible no es una utopía. Pero a fin de hacerla realidad hay que asegurar que los nicaragüenses sean cada vez más educados, puesto que la educación produce libertad y promueve el crecimiento personal, el desarrollo nacional y la prosperidad social. Sólo los ciudadanos educados pueden ser vigilantes permanentes de la democracia y de la libertad, y ser capaces de impedir que los demagogos de cualquier signo ideológico les vuelvan a conculcar esos valores con promesas de utopías totalitarias -que en la práctica significan dictaduras de caudillos o de partidos-, o con el ofrecimiento de democracias plebiscitarias que los mismos caudillos populistas controlan y manipulan.

La dictadura en cualquiera de sus formas presupone unanimidad social subordinada al caudillo o al partido hegemónico. En cambio, la democracia, que es el sistema político de la Nicaragua posible, no pretende suprimir las diferencias ni que un contrario elimine al otro, sino que respeta las identidades distintas y aspira a conjugarlas de manera armoniosa para crear el escenario de la convivencia libre, pacífica y democrática. En fin, la Nicaragua posible es equivalente y sinónimo de una democracia auténtica, avanzada y progresista. Y la lectura de este libro debe alentar ese propósito y contribuir a convertirlo en realidad. Que así sea. Luis Sánchez Sancho Managua. Nicaragua

* Don Quijote de La Mancha, II Parte, capítulo 58.

** La Patria de Pedro (El pensamiento nicaragüense de Pedro Joaquín Chamorro). Segunda edición, 31 de mayo de 1981. Páginas 108 y 109).

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PRESENTACIÓN

Este libro recoge los contenidos del curso La Nicaragua Posible realizado en julio de 2006 en la Universidad de Alcalá, España. Su principal objetivo fue brindar a la comunidad universitaria española una posibilidad de conocer y comprender mejor los retos a los que Nicaragua se enfrenta actualmente, subrayando las oportunidades y los riesgos de este importante momento de su historia y proponiendo las claves para construir un necesario Proyecto de Nación.

Con la dirección de sus editores e impartido principalmente por profesores nicaragüenses, algunos de ellos residentes en España, en el Curso participaron también destacados representantes de la Agencia Española de Cooperación Internacional, AECI, y de la Comunidad de Madrid, así como expertos españoles en cooperación internacional y varios responsables de importantes programas de cooperación con Nicaragua.

El Curso, a su vez, formó parte de las actividades de la II Semana de Nicaragua en Alcalá promovida por el Hermanamiento entre la Universidad de Alcalá y la UNAN-León con el apoyo de la Embajada de Nicaragua en España.

La Nicaragua Posible fue un Foro Debate que se inició el mes de Agosto de 1990, en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, UNAN-Managua, durante el Rectorado de Alejandro Serrano Caldera en momentos particularmente dramáticos para Nicaragua, en los que después del triunfo electoral de la Unión Nacional Opositora, UNO, sobre el Frente Sandinista de Liberación Nacional, FSLN y de la instalación del Gobierno de la Presidenta Violeta Barrios de Chamorro, se produjeron hechos de violencia y tensión política, ante los cuales el Foro Debate La Nicaragua Posible: por un Proyecto de Nación, propuso un diálogo entre todos los actores políticos y una agenda alrededor de cuyos puntos esenciales se trató de encontrar un Acuerdo Nacional.

En esta oportunidad en España, en la Universidad de Alcalá de Henares, y como parte de las relaciones de cooperación con Nicaragua, se programó este Curso con el nombre que evoca aquel primer esfuerzo realizado por los nicaragüenses en su época, en la búsqueda de un Acuerdo Político Nacional y de un nuevo Contrato Social. Y se hizo en un momento crucial de la historia de Nicaragua, en el que adquiría singular importancia el Proceso Electoral que se avecinaba, aún no resuelto cuando este libro se estaba editando.

Es por ello que el Curso trató de presentar los puntos claves de interpretación de la Historia de Nicaragua, de la Independencia a nuestros días, destacando la heroica resistencia de Sandino en contra de la intervención militar de los Estados Unidos en Nicaragua; poniendo énfasis en los factores políticos, militares, económicos y sociales que incidieron en la formación de la Dictadura Somocista que por más de 40 años oprimió al pueblo nicaragüense; en la aparición de la Revolución Popular Sandinista, su lucha contra la Dictadura sus propuestas y proyectos y su derrota electoral en el año 1990.

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Así mismo, se trataron de establecer las líneas principales económicas y sociales, jurídicas, políticas e institucionales, que han caracterizado las transformaciones de la Sociedad y el Estado desde 1990 hasta nuestros días. A partir de allí y de ese análisis estructural, se visualizó la situación actual de Nicaragua, las próximas elecciones a celebrarse el 5 de noviembre del presente año y las posibilidades de un nuevo Contrato Social que permita consolidar un verdadero Estado Social de Derecho y un sistema que garantice la estabilidad y la Gobernabilidad Democrática.

Dos aspectos fueron abordados de forma diferenciada, aunque insertos en ese marco general de análisis, contraponiendo en ambos casos oportunidad y riesgo para Nicaragua: la Cooperación Internacional y el papel de los Medios de Comunicación. En el primer caso, además, contrastando la perspectiva nicaragüense con una perspectiva externa, la española, y conjugando la visión jurídica y política con la económica y la social.

Como contrapunto en el Curso se realizó también una aproximación a la imagen que de Nicaragua tienen los españoles (que conocen Nicaragua). Eso se hizo mostrando las diferentes visiones de un conjunto de profesionales españoles con aproximaciones distintas, todas ellas profundas, a las realidades del País y a diferentes sectores sociales.

Patrocinando este libro, que incluye también un lúcido prólogo de Luis Sánchez Sancho, actualmente Editor General del diario LA PRENSA de Nicaragua, las universidades hermanas de Alcalá (España) y UNAN-León ofrecen las reflexiones del Curso a la opinión pública, nicaragüense y española, a la vez que reafirman su fuerte compromiso con un futuro mejor para la mayoría de los nicaragüenses.

Alejando Serrano Caldera y Armando del Romero

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Alejandro Serrano Caldera. Mansión Teodolinda, 6 cuadras al Sur, 25 varas abajo, Bolonia, Managua Tel.: 5052662128; Fax: 5052680286; [email protected]

x Jurista, filósofo y escritor nicaragüense, nacido en Masaya, Nicaragua x - Profesor Universitario desde 1965

- Profesor Visitante y Conferencista en Universidades de Europa, Estados Unidos y América Latina y colaborador en diferentes Revistas y Enciclopedias filosóficas y jurídicas.

- Rector de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua. UNAN-Managua,1990 – 94, Presidente del Consejo Nacional de Universidades, CNU de1990 hasta 94 y Presidente del Consejo Superior Universitario Centroamericano. CSUCA en 1993 – 94

- Consejero Regional para América Latina de la Organización Internacional del Trabajo, OIT, en San José, Costa Rica de 1974 a 1976 y en Lima, Perú en 1977-1979

- Miembro del Comité de Derechos Humanos de la ONU, 1984-92 - Embajador de Nicaragua en Francia y ante la UNESCO de 1979-85 - Embajador de Nicaragua ante la Organización de las Naciones Unidas, ONU, 1988-90

- Presidente de la Corte Suprema de Justicia. Managua, Nicaragua de 1985 – 88 x Ha publicado más de veinte obras en filosofía, derecho y ciencias políticas x - Miembro de Número de la Academia Nicaragüense de la Lengua

- Miembro Correspondiente de la Real Academia Española y - Miembro de la Academia de Historia y Geografía de Nicaragua

Armando del Romero Guerrero. [email protected] ; telefax (Programa Cooperación Nicaragua UAH): (34) 918855086

x Astrofísico y cooperante universitario x Profesor del Departamento de Física la Universidad de Alcalá desde 1977. Profesor honorario de

la UNAN-León y del Instituto Tecnológico de Costa Rica. Colaborador científico del Observatorio Astronómico Nacional de España.

x Coordinador de los convenios de cooperación de la UAH con las universidades nicaragüenses UNAN-León (desde 1988), UNAN-Managua (93-95), y BICU (desde 1995). Coordinador General del Programa de Cooperación con Nicaragua desde 2000 y Responsable del área de Física (88-99). Coordinador del Convenio con el ITCR desde 2003. Promotor del Convenio con la Universidad de El Salvador.

x En el campo de la Cooperación al Desarrollo colabora desde sus inicios (1988) en la construcción y desarrollo del Hermanamiento entre la UAH y la UNAN-León y actualmente trabaja también en la creación de un espacio de diálogo entre universidades españolas y centroamericanas. Ha editado dos libros y publicado media docena de comunicaciones en congresos especializados.

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LA NICARAGUA POSIBLE

Alejandro Serrano Caldera

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CONTENIDO I. INTRODUCCION II. DE LA COLONIA AL FIN DE LA DICTADURA DE SOMOZA. LA

REVOLUCION SANDINISTA

1. LA HISTORIA COMO RECUPERACIÓN DE NUESTRO SER ENAJENADO

1.1 El legado cultural 1.2 La conciencia crepuscular de las instituciones 1.3 La fragmentación e incomunicación en la sociedad nicaragüense 1.4 El poder y las instituciones en la tradición nicaragüense 1.5 La necesidad de un Nuevo Contrato Social para la reconstitución

de la sociedad nicaragüense

2. LAS CIENCIAS SOCIALES Y LA REVOLUCION Proceso de formación de la estructura de poder de la dictadura somocista

3. EL FRACASO DEL PROYECTO HISTORICO

III. TRANSFORMACIONES DE LA ECONOMIA, DEL SISTEMA

POLÍTICO Y DEL ESTADO A PARTIR DE 1990 1. LÍNEAS GENERALES DE LAS TRANSFORMACIONES DE LA

ECONOMÍA EN EL PERÍODO 1990-2004 2. CARACTERIZACIÓN DE LAS PRINCIPALES

TRANSFORMACIONES DEL SISTEMA POLÍTICO Y DEL ESTADO NICARAGÜENSE EN EL PERÍODO 1990-2004

3. RELACIONES ENTRE LAS TRANSFORMACIONES DE LA

ECONOMÍA Y EL SISTEMA POLÍTICO Y DEL ESTADO IV. TENDENCIAS Y DESAFIOS DEL SISTEMA POLITICO Y DEL

ESTADO DE NICARAGUA. LA BÚSQUEDA DE UN NUEVO CONTRATO SOCIAL Y DE LA NICARAGUA POSIBLE

V. BIBLIOGRAFIA VI. ANEXO: PACTOS POLÍTICOS Y PROCESOS DE CONCERTACIÓN

EN NICARAGUA

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I. INTRODUCCION Este documento está compuesto por trabajos que he escrito en diferentes épocas de mi vida y del proceso histórico nicaragüense. No responde por ello, salvo en algunas de sus partes, al desarrollo metódico de un programa construido desde el presente mediante la mirada retrospectiva, que, a partir del momento en que se escribe, reconstruye en forma más o menos sistemática los tramos del pasado por los que se desliza el relato. Es más bien la recopilación de ensayos algunos de los cuales son de los años 80, en tanto otros han sido escritos recientemente sobre acontecimientos también más recientes. Hay pues diferentes hechos y diferente perspectivas. No obstante, de sus diferencias y discontinuidades pueden extraerse algunas tendencias, más implícitas que explícitas, que atraviesan de manera transversal la historia nicaragüense. Entre ellas: “la esquizofrenia” entre el mundo real y el mundo formal, para aplicar a Nicaragua, la denominación que Octavio Paz usa para caracterizar la historia de América Latina; la conciencia crepuscular de las instituciones, predominante a través del tiempo en nuestra cultura; la idea de que la ley es un instrumento en manos del poder y no la causa que lo origina, ni el cauce por el que discurre y mucho menos el sistema de límites que lo circunda. En medio de los cambios y de las repeticiones, o peor aun de los cambios provocados para que todo siga igual, como en “Il Gattopardo” de Giuseppe Tomasi de Lampedusa, esta práctica conduce a usar la legalidad para burlar la legitimidad y a utilizar la ley como un pretexto para encubrir el uso inmoderado del poder. Para superar una situación como esta se requiere de una concertación capaz de generar los acuerdos fundamentales de un contrato social sobre el cual sustentar la democracia, el Estado Social de Derecho, la Gobernabilidad y, en fin, el presente y el futuro de la sociedad nicaragüense. II. DE LA COLONIA AL FIN DE LA DICTADURA DE SOMOZA. LA

REVOLUCION SANDINISTA 1. LA HISTORIA COMO RECUPERACIÓN DE NUESTRO SER

ENAJENADO * 1.1 El legado cultural La experiencia histórica en Nicaragua, y en toda América Latina, nos indican la inadecuación de los sistemas políticos a su realidad. Las formas de organización _______________________ * Alejandro Serrano Caldera. “Nicaragua: Entre el Caudillismo, los Pactos y la Institucionalidad”. Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD. Managua, Nicaragua. 2005

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político-social precolombinas, con todas las imperfecciones que se pueda suponer, con sus excesos y defectos, fueron creaciones auténticas de las civilizaciones indígenas. Mayas, Aztecas, Náhualt, Chorotegas, Olmecas, Toltecas, tuvieron sus propias formas de organización política, producto genuino de sus propios procesos de desarrollo histórico-cultural. Algunas de ellas fueron verdaderamente admirables y ejemplares, como la organización política y social de los Incas. Después de la llegada de los españoles no ha sido posible que los pueblos americanos se doten de un sistema político que tenga en consideración la propia realidad. Esta consideración general, es también válida, por supuesto, para Nicaragua. Tres grandes etapas que son tres rupturas profundas en 500 años, se producen en la historia de Nicaragua: La Colonia, La Independencia y La Revolución. Durante el Régimen Colonial el modelo político fue el impuesto por España con algunas sobre vivencias de los modelos precolombinos. Durante la Independencia y con la adopción del Estado-Nación Europeo, el modelo político fue el de la democracia liberal contenido en el Constitucionalismo occidental. En ambos el modelo es foráneo y esta es una coincidencia a señalar; sin embargo, mientras el modelo político colonial coincide con la naturaleza de la relación entre la metrópoli y la sociedad colonizada e internamente con el grado de desarrollo económico y social de ésta, en el régimen liberal que se adopta con la independencia, se produce una ruptura y una ficción. Una ruptura, en tanto el Estado y el modelo jurídico-político, transposición del modelo liberal europeo, se disgrega de la estructura semifeudal de producción y organización social, que continúa siendo semifeudal y premoderna. Una ficción, en tanto que un Estado y un sistema jurídico y político que no se sustente en su propio proceso de desarrollo histórico y que no sea coherente, a su vez, con el grado de desarrollo de la estructura económica y social a la cual debería corresponder, no sólo no puede realizarse en sí mismo, sino que se transforma en una máscara que encubre la realidad socio-política de la Nación. Así, y por ese camino, el Estado Nicaragüense ha sido una entidad por la que se han deslizado y encubierto los abusos y arbitrariedades del ejercicio del poder político a pesar de los principios y garantías constitucionales. 1.2 La conciencia crepuscular de las instituciones Hasta hoy nuestra percepción de la vida y de la historia ha sido y es más inmediata y más directamente relacionada con los hechos y las cosas. Las mediaciones están atenuadas y son de otra naturaleza. No es tanto la razón como una tradición no consciente, o una cierta fuerza imaginativa, la que forja el tejido de nuestras creencias y hábitos consuetudinarios y remotos desde donde, suspendidos, hacemos y rehacemos la vida cotidiana.

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Esta situación se presenta en los hechos que dan forma a nuestra vida natural y social, en las instituciones jurídicas y políticas ante las cuales una débil presencia del concepto de mediación, entre otros factores, las dejan al arbitrio de los humores de quienes ejercen el poder. La dificultad reside en la naturaleza conceptual del ordenamiento jurídico, por una parte y en la ausencia de la categoría de abstracción en nuestra cultura, por la otras. En efecto, las normas y la concepción institucional llevan implícitas una serie de supuestos racionales, derivan su validez formal del sistema jurídico y este de cada una de las normas que lo integran. Las instituciones son creadas por la ley y las leyes sobreviven encarnadas en ellas. Si bien el ordenamiento jurídico y el sistema institucional son en su necesidad social un producto de situaciones históricas, en su elaboración formal, son una construcción de la razón. En tanto construcción racional son abstractas y es a través del funcionamiento de esa abstracción en que se cumplen, o se supone deben cumplirse, las aspiraciones y necesidades de una sociedad determinada. En esta situación, el poder se personaliza y se ejerce en forma directa sin la mediación institucional que deviene instrumento y pretexto para su ejercicio, la sociedad y el Estado, carentes de las articulaciones necesarias para dotarlos de su contextura orgánica, son, como el molusco cuerpos invertebrados y permeables a toda suerte de circunstancias. La ausencia de una verdadera tradición institucional, entre otras cosas, nos ha situado a los nicaragüenses mas cerca de esta segunda representación. Lo dicho no es una consagración beatifica de la institucionalidad, ni ignora que a la base de todo poder cualquiera que este sea, se encuentra identificado un interés que puede ser de clase o de grupo, de naturaleza económica o política, o de ambas a la vez. Lo que quiere indicarse es que a pesar del origen económico, político y social del poder, este se encarna en el sistema institucional del Estado a través de cuya mediación se ejerce, a la vez que deviene una especie de condición formal y material de su existencia. En un momento dado del desarrollo dialéctico del Estado, éste, de consecuencia de un poder económico, deviene además, causa de ulteriores poderes políticos. El Estado no es pues, solamente, la expresión de una clase o la cristalización jurídica de la hegemonía económica, sino que, además de eso, es también un aparato con naturaleza propia y una estructura de la que emana una cuota importante de poder que se sintetiza, precisamente, en el tejido institucional. La política tiene identidad y un ámbito propio de aplicación y ejercicio. En Nicaragua, la institución no funciona plenamente ni como mediación, ni como causa y cauce del poder, sino que permanece desintegrada, exterior y, por lo mismo, como una

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función instrumental. El rostro del poder es el rostro de quien lo ejerce y el pueblo lo percibe personalizado. Por ello, la discontinuidad es mayor, las rupturas más profundas y las políticas se suceden y se contradicen en la misma forma que se suceden y contradicen las personas que la ejercen. La presencia de dictaduras o tiranías es la otra cara de la misma moneda y la tradición institucional es la excepción que confirma la regla general. 1.3 La fragmentación e incomunicación en la sociedad nicaragüense El problema medular de Nicaragua como sociedad política, consiste, tanto en la fragmentación e incomunicación de los grupos y sectores que la integran, como en las conductas particulares de cada uno de ellos, autárquicos e incomunicados en el tiempo y en el espacio. Cada quién actúa como si él mismo, su sector o grupo fuese lo único que existiera y como si su acción, puntual y específica, fuese la única. Ese robinsonismo, esa vida en compartimentos estancos, denota no solo una ausencia de capilaridad y vasos comunicantes, sino sobre todo la inexistencia de una idea común de Estado-Nación y de sociedad, que trascienda los intereses subjetivos, individuales o de grupos, en un interés racional y universal. La existencia de valores comunes que concilian los intereses particulares es lo que los griegos llamaban ethos, de donde proviene la palabra ética. En este sentido filosófico, la inexistencia de la Nación por la fragmentación y por la ausencia de paradigmas, es en el fondo y de manera fundamental, un problema ético. En Nicaragua, la posición ideológica, entendida aquí como falsa conciencia, ha manipulado para presentar los intereses particulares o de grupo como intereses universales, en vez de que los intereses particulares puedan encontrar su lugar y satisfacción en los intereses de toda la comunidad nacional. Dicho de otra forma, los intereses del poder, o del partido se manifiestan como si fueran valores de la Nación. Cuando se habla, por ejemplo, a nombre del pueblo, la Revolución, la historia, la Nación, cuando realmente de lo que se trata es de los propios intereses personales o de un sector, en enunciados de carácter universal o nacional. Es evidente que un país está formado por diferentes grupos y cada uno de ellos tiene un interés que le es específico; esto es normal siempre que esos intereses no sean excluyentes de manera irreductible y que puedan conciliarse en un interés superior. Es de esperar que quien tenga satisfechas sus necesidades básicas, priorizará valores como el orden, la libertad de mercado, la estabilidad, mientras que quien carezca de empleo, vivienda y alimentación le dará más importancia a la justicia social que le permita acceder a las condiciones mínimas que hagan la vida compatible con la dignidad humana. Es el ámbito de los intereses de clases, diferentes y contrapuestos. El contrato social, sin llegar a proponer una idea beatífica de armonía irreal y por lo mismo irrealizable, es, en cambio, la posibilidad concreta de articular políticas que busquen una satisfacción equilibrada de los intereses de grupos o de clases, referidos a objetivos comunes y paradigmas que hagan posible la conciliación de intereses opuestos y la satisfacción de las expectativas y necesidades de todos.

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¿Es posible construir la Nación donde existen intereses diferentes de grupos y de clases?. Sin duda. No hacerlo es condenar al país a la explotación o a la confrontación o a ambas a la vez o sucesivamente. Es posible siempre que las políticas gubernamentales orienten sus acciones a buscar los términos de la conciliación de las diferencias específicas en el interés general. Es posible como resultado de un nuevo contrato social del cual formen parte, necesariamente, el Gobierno y la Sociedad Civil y el cual devenga una conciencia colectiva y un valor común. Es posible si de este convenio estratégico surge un concepto de democracia que se funde en una participación racional de la ciudadanía y en una redefinición de la naturaleza y el papel del Estado, que lo conduzca, no a su virtual anulación como pretende el neoliberalismo, sino a su adecuación más apropiada a las exigencias de la sociedad. En esto debe consistir el nuevo contenido de la política: en la realización de una integración social interna para poder participar adecuadamente en la integración subregional; en la consolidación y modernización del Estado, para poder asumir los retos de la globalización que nunca debe significar destrucción de la identidad y la cultura propia, sino reafirmación de lo particular para poder ser verdaderamente universales; y, finalmente, y sobre todo, construcción de una ética de los valores y de la justicia social, pues no hay democracia ni desarrollo con miseria. 1.4 El poder y las instituciones en la tradición nicaragüense * La teoría y práctica constitucional del Estado nicaragüense nos indican que ha existido siempre una concentración de poder a favor del Ejecutivo, que en no pocos casos, va más allá de los alcances habituales que confiere el propio Sistema Presidencial. La historia constitucional y del Estado nicaragüense, ha sido, más que nada, la historia del poder. Las instituciones no han sido la fuente del poder, ni el ámbito de su legitimidad, sino un instrumento para transformar sus abusos y excesos en formas y actuaciones legalmente justificadas. No se puede obviar, sino a riesgo de hacer una proposición ingenua, la vinculación personal del gobernante o los gobernantes con el poder. Es inevitable que así sea, que quien gobierna imprima las características propias a su gestión y disponga de una cuota importante de influencia y poder efectivos, en relación con el rango que ostenta y con las funciones que corresponden al cargo que desempeña. No obstante, las características históricas entre el poder y las instituciones en nuestro país, han estado determinadas, más que por el esfuerzo para la más racional y provechosa utilización de los mecanismos jurídicos, por la idea y la práctica de que las instituciones y las leyes son instrumento al servicio de quien gobierna, proyecciones del poder personal cuya función esencial consiste en legitimar y dar visos de legalidad a las decisiones del poder. La tentación autoritaria, ha caracterizado nuestra naturaleza política e institucional. El nicaragüense no tiene, ni ha tenido, una conciencia clara de la institucionalidad, al menos, no la ha tenido desde las esferas en las que se ejercita el poder._______________________

* Alejandro Serrano Caldera. Estado de Derecho y Derechos Humanos. 2da. Edición. Editorial HISPAMER. Managua, Nicaragua. 2004

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Las instituciones son creaciones de la voluntad general. Expresión de la sociedad civil reflejada en ella para organizar la vida colectiva y dar solución a los problemas que le corresponden. El orden social debe garantizarse mediante la adecuada estructura jurídica, a través de la arquitectura político-institucional. La libertad misma, en sentido político, jurídico y social, no es otra cosa que la armonía de la voluntad individual con la voluntad colectiva o general. Ese es el sentido más profundo de la transformación de la libertad natural en libertad civil, de la que nos habla Rousseau en el Contrato Social. En cuanto al Derecho, creo que en Nicaragua hemos enfrentado siempre una crisis cultural a ese respecto, particularmente en lo que concierne al Derecho Público. Las Constituciones nicaragüenses han proclamado invariablemente las garantías individuales, los derechos civiles y políticos, la democracia, la libertad, la independencia de poderes, el Estado de Derecho, mientras la práctica política efectiva, considerada en sí misma, ha transitado por muy diferentes caminos; por los que llevan a la autocracia, la arbitrariedad, el militarismo, la situación de facto y el caudillismo. Esta situación ha inducido a otra: la percepción que en términos generales tiene la sociedad nicaragüense frente al Derecho. En tanto existe una aceptación consciente o inconsciente, de la utilidad y necesidad del Derecho Privado, especialmente del Derecho Civil y del Derecho Procesal, hay un sentimiento colectivo de la irrealidad del Derecho Público, principalmente del Derecho Constitucional y del Derecho Político. Esto nos revela varias cosas: que hay más cohesión ante el Derecho en la Sociedad Civil que en el Estado. Que hay desintegración y hasta contradicción entre el Estado y la Sociedad Civil. Nos revela, también, que hay un escepticismo en la colectividad ante la eficacia del sistema jurídico con respecto al cumplimiento por parte del Gobierno y una percepción de parte de este último de una especie de derecho natural implícito que lo coloca por encima de las leyes, cuando éstas lo obstaculizan en la satisfacción de sus propios intereses. No me estoy refiriendo a un Gobierno en particular, sino a una característica dominante en la historia del ejercicio del poder en Nicaragua. Por ello creo necesario esta reflexión sociológica y filosófica del poder y las instituciones en la historia de nuestro país. La valoración de ambos es parte de nuestra idiosincrasia política y a ella debemos prestar atención si realmente queremos conducir un cambio cualitativo y estratégico. La vida política ha asumido siempre una inmediatez tangible. Vivimos y sobrevivimos con una conciencia coyuntural y los hechos momentáneos se nos adhieren al cuerpo como una segunda piel. En cambio, el sentido de un programa es más lejano y la percepción de la naturaleza de las instituciones como realidades jurídicas y políticas, diferentes de la realidad sensible, deviene frecuentemente difícil. La conciencia colectiva sobre la naturaleza y utilidad de las instituciones es lo que las hace eficaces, lo que permite que realmente sean articulaciones del cuerpo político.

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Una concepción semejante tiene por objeto despersonalizar el ejercicio del poder en el mecanismo institucional. Entre gobernantes y gobernados se sitúa el sistema que enlaza, prescribe, sanciona y comunica, a través de esa rara capilaridad en virtud de la cual se relacionan las personas, la colectividad, las instituciones. En cierto sentido, la estabilidad de la sociedad está puesta en la eficacia del sistema del cual se ha dotado. Cuando la conciencia de esa institucionalidad es ambigua, su percepción también lo es, y la conducta individual y colectiva se modifica. En esas circunstancias, no se produce, o se da en forma muy atenuada u opaca, esa especie de transferencia proporcional en el aparato de regulación social de aquello que se percibe como Derecho; por ello, el Derecho Público y el Derecho Político, aparecen con no poca frecuencia como palabras vacías, como intenciones congeladas frente a las cuales nadie se siente verdaderamente obligado. En esa situación, el poder se personaliza y se ejerce en forma directa sin la mediación institucional que deviene instrumento y pretexto para su ejercicio; la sociedad y el Estado, carentes de las articulaciones necesarias para dotarlos de su contextura orgánica, son, como el molusco, cuerpos invertebrados y permeables a toda suerte de circunstancias. La ausencia de una verdadera tradición institucional, entre otras cosas, nos ha situado a los nicaragüenses más cerca de esta segunda representación. Lo dicho no es una consagración beatífica de la institucionalidad, ni ignora que a la base de todo poder, cualquiera este sea, se encuentra identificado un interés que puede ser de clase o de grupo, de naturaleza económica o política o de ambas a la vez. Lo que quiere indicarse es que a pesar del origen económico, político y social del poder, éste se encarna en el sistema institucional del Estado a través de cuya mediación se ejerce, a la vez que deviene una especie de condición formal y hasta material de su existencia. En un momento dado del desarrollo del Estado, éste, de consecuencia de un poder económico, deviene, además, causa de ulteriores poderes políticos. El Estado no es, pues, solamente, la cristalización jurídica de la hegemonía económica, sino también un aparato con naturaleza propia y una estructura de la cual emana una cuota importante de poder que se sintetiza, precisamente, en el tejido institucional junto a otras expresiones como la hegemonía económica y la dominación social. La burocracia es también un poder. En Nicaragua, la institución nunca ha funcionado plenamente, ni como mediación, ni como elemento del poder mismo, sino que permanece desintegrada, exterior, y, por lo mismo, como una función instrumental. El rostro del poder es el rostro de quien lo ejerce y el pueblo, habituado a ello por una larga y nociva tradición lo percibe personalizado. Es pues una condición necesaria para la debida garantía de la independencia de poderes la existencia de un sistema jurídico, es decir, del Estado de Derecho. Sólo a partir de un sólido y armónico sistema institucional, capaz de ejercer los controles legales al poder, se podrá garantizar la estabilidad política y el desarrollo de la democracia. 1.5 La necesidad de un Nuevo Contrato Social para la reconstitución de la

sociedad nicaragüense

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El Nuevo Contrato Social que sirva de base a la construcción de la Nación nicaragüense, debe orientarse a la consolidación y desarrollo de una ética de la solidaridad, de una conducta de tolerancia y de un verdadero Estado de Derecho. Debe restituir lo esencial de nuestra cultura y tradición al proyecto histórico que queremos construir. Nuestras instituciones han sido frágiles, e igual lo ha sido la percepción que de ella se ha tenido. Esta carencia nos ha impedido entender correctamente que el Estado de Derecho es la subordinación del poder a la ley; el Derecho, un sistema de límites al poder; y la institución, la causa y el cauce del poder. Quizás no hemos aprendido todavía que el poder es lo que la ley dice que es el poder, y que la ley es lo que la voluntad general asume como tal. Es posible que aún no tengamos totalmente claro que subordinar el poder a la ley es necesario pero no suficiente, o al menos que no siempre es suficiente, si la ley no está supeditada a la voluntad general, que es la expresión de la soberanía popular, fundamento de la Teoría del Estado y del Derecho desde hace trescientos años, y aquella, la voluntad general, fundada en una ética, en un ethos, en el que están incorporados valores como la democracia, la justicia, la libertad, el derecho a la diferencia, el reconocimiento del otro. Si la falta de legalidad es un atropello -la conducta del autócrata que sustituye la fuerza del derecho por el derecho de la fuerza-, la legalidad sin legitimidad es una trampa -la ley que sin respetar la voluntad social se confecciona formalmente porque el poder tiene mayoría en la Asamblea-. En esa forma, y en virtud de la trampa de la legalidad sin legitimidad, la subordinación del poder a la ley es sustituida por la subordinación de la ley al poder. La voluntad de cúpulas políticas, gubernamentales y parlamentarias, sustituye así a la soberanía popular. Talvez a fuerza de haberse convertido en un hábito y una forma de conducta y de vida, ya no veamos esa separación y contraposición entre el mundo político, que hace lo que no dice y dice lo que no hace, y el mundo jurídico constitucional, declarativo y retórico y sin correspondencia con la realidad. ¿Todo esto es nuevo? Seguramente no; lo que ocurre es que por tener tan cerca esa deformación, ésta se ha hecho parte de nuestra cultura política e idiosincrasia, y así, de esa forma, hemos aprendido a mirar sin ver y nos hemos vuelto incapaces de percibir la realidad. Desde nuestro punto de vista, la Concertación es imprescindible para construir en términos cualitativamente nuevos nuestro camino y debe ser entendida como un proceso sistemático y global de negociación entre el Gobierno, los Partidos Políticos y la Sociedad Civil, cuyo propósito esencial es llegar a configurar un Acuerdo Social mediante el cual se identifiquen puntos específicos de consenso nacional y en el que converjan y se articulen las diversidades y diferencias políticas, económicas, sociales y culturales del Gobierno, los partidos políticos y los diferentes grupos, asociaciones y organizaciones que componen la Sociedad Civil.

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2. LAS CIENCIAS SOCIALES Y LA REVOLUCION * **

Proceso de formación de la estructura de poder de la dictadura somocista

En todo proceso histórico existe un elemento principal, un núcleo problemático y sus contradicciones que permite entender la estructura de poder. La hipótesis que partiera de considerar en forma absoluta la división entre infraestructura y superestructura y la determinación de aquella sobre ésta no podría, por ejemplo, explicar el nacimiento y desarrollo de la dictadura somocista en la que la consolidación del poder económico fue posterior a la consolidación del poder político-militar que fue no sólo el primero en cuanto al orden de aparición sino el eje mismo de la dictadura. La llegada de Anastasio Somoza García al poder no significó la llegada de un representante de la clase social dominante en el orden económico. El orden no sólo cronológico sino de jerarquía fundamental del somocismo fue el de la instalación de Somoza y la guardia por los Estados Unidos, el dominio subsiguiente del aparato del Estado, el progresivo dominio sobre el sector económico y finalmente, la sucesiva transformación el Estado en un instrumento de beneficio personal. El elemento interno esencial entre todos lo fue la Guardia alrededor de cuyo eje fueron estructurados los otros poderes. El papel del Estado en la dictadura somocista, no fue sólo el de un reflejo o superestructura de una clase social determinada, sino el de un poderoso instrumento al servicio de una persona, de un partido y de otros adeptos, con un papel de regulación de las reglas de juego de la economía y de las relaciones sociales de producción, no porque el Estado estuviera jurídica y técnicamente facultado a llevar a cabo una forma de participación en la economía, sino porque el Estado servía de canal y de mecanismo de acción para los negocios privados del dictador. El papel influyente del aparato institucional y administrativo se producía, no porque la economía estuviese estatizada, sino porque el Estado estaba privatizado. Había devenido el instrumento indispensable para el dictador y su camarilla. Hay que atribuir esta particular formación del Estado en este período y esa enorme concentración de poder en manos de Somoza y de sus amigos, no sólo a las desmedidas ambiciones del dictador y a su ausencia total de escrúpulos y de elementales principios de ética personal y política, sino sobre todo a la ausencia a lo largo de la historia de un proyecto nacional (político y económico) de la burguesía. En esta formación concreta, la relación Estado, poder y clases sociales, emana del Estado a la formación económica y social, baja, por decirlo así, del vértice a la base de la pirámide; en lenguaje hegeliano, la sociedad política influye en forma significativa a la sociedad civil. En general la relación de la burguesía con el Estado de la dictadura es una relación de participación implícita en las reglas de juego que fija la apropiación de los beneficios, ___________________ * “Las Ciencias y la Revolución”. Ponencia de Alejandro Serrano Caldera en el Congreso de Ciencias Sociales. Managua, Nicaragua. 1983 ** Alejandro Serrano Caldera. La Permanencia de Carlos Marx. Ministerio de Educación. Managua, Nicaragua. 1983

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una aceptación tácita, cuando no expresa, de esas reglas y mecanismos, es decir de los usos y criterios políticos que forman el marco dentro del cual la actividad económica se desarrolla. En términos generales, podría decirse, que la historia de las relaciones entre el Estado Somocista, tanto en su origen como en su desarrollo, y un sector importante de la burguesía nicaragüense se caracteriza por una tácita aceptación recíproca en lo económico y por una oposición convencional en el plano político, dirigida en la mayoría de los casos a la búsqueda del control del aparato del Estado para garantizar mejor y más directamente sus intereses de clase. Pero para ello había que convencer primero a los Estados Unidos de la posibilidad y las ventajas que representaba sobre el somocismo, estructurado ya como sistema. Los conflictos de la burguesía con la dictadura del último de los Somoza, Anastasio Somoza Debayle, se producen cuando los abusos de éste afectan sus intereses directos. Sobre todo a raíz del terremoto que destruyó Managua en Diciembre de 1972. Si traducimos estos hechos en categorías de análisis apreciamos una serie de situaciones: la ausencia de una auténtica burguesía nacional como realidad histórica o al menos como proyecto político-económico de dimensión nacional, la preponderancia coyuntural del elemento político sobre el económico, el papel fundamental del Estado para el control de las instituciones civiles y económicas y consecuentemente, la ausencia de determinación de la economía sobre el Estado y el disfuncionamiento de la clásica conducta en la relación infraestructura-superestructura. Pero por otra parte y en un marco de referencia más amplio, dentro del cual están contenidas e interrelacionadas las anteriores categorías históricas y teóricas, vemos que la dictadura somocista es un producto directo del poder de los Estados Unidos, que a este nivel, y aunque el interés coyuntural inmediato de los Estados Unidos no haya sido económico sino político y geopolítico, son los intereses de un imperio económico los que se ponen en juego en cada crisis. En consecuencia vemos que es indiscernible la relación entre lo económico y lo político, que ambas forman parte de un todo dialéctico, que una división en bloques entre infraestructura y superestructura, como en ocasiones se ha pretendido hacer, no explica una formación histórica y más aún puede inducir a su desentendimiento si se espera que la infraestructura, entendida como a priori determinante, defina a la superestructura, entendida como a posteriori determinada. Lo que particularmente quiero enfatizar es: a) El carácter específico y no de reflejo mecánico del aparato del Estado, b) Su pertenencia al concepto de estructura económica, c) Su interacción dialéctica con todas las instancias de la estructura, d) La influencia que percibe en este tejido de relaciones de parte de la economía, e) La influencia que ejerce o puede ejercer mediante las relaciones político-

ideológicas en las formas de producción y en las relaciones sociales y técnicas de producción y en la reproducción de las mismas,

f) El papel que desempeña en el contexto de las clases sociales y en las relaciones de éstas,

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g) El papel que desempeña en relación a la ideología, que es siempre una expresión de clase, entendida ésta sea como sistema de ideas o de representaciones, como de prácticas materiales.

El elemento político institucional juega también un papel clave. No quiero con esto invertir el orden de los factores y decir que lo superestructural determina lo infraestructural, ambas se relacionan dialécticamente en tal forma que en última instancia pierde sentido esa división. Lo que quiero decir es que los elementos dominantes varían según el momento y la coyuntura y en un caso el dominante puede ser el elemento económico, como en otros el político. Esto sin embargo no significa que un factor desplaza o elimina a otro, sino que lo hace más visible y sobre todo más importante como núcleo estructural o coyuntural, y sólo tiene sentido si se les entiende debidamente ubicado y relacionado en su contexto, en la “totalidad concreta”. Lo económico se expresa también políticamente y lo político se manifiesta además en lo económico esto enuncia en forma un tanto esquemática esa relación dialéctica a que hemos hecho referencia. En el análisis del proceso nicaragüense y desde el punto de vista de las ciencias sociales deben tenerse en cuenta las siguientes consideraciones: El replanteamiento cuidadoso de la función de las categorías “infraestructura” y “superestructura”. La consideración de las categorías de “totalidad concreta” y “praxis” en los análisis sobre este proceso en su propia especificidad histórica. La importancia de desarrollar los estudios sobre el Estado (o nivel jurídico-político como le llaman algunos). La importancia de estudiar el Estado o nivel jurídico-político, no como reflejo de la base económica, sino en su especificidad y en su adecuada interacción dialéctica con el resto de la estructura. No trato en estas reflexiones de hacer una apología del Estado, sino de dar, desde mi punto de vista, la verdadera naturaleza histórica y teórica a una entidad que ha sido prácticamente diluida a partir de los análisis economicistas y mecánicas que lo reducen a un simple reflejo de la economía, o de las concepciones del liberalismo individualista que lo limitan teóricamente, al rol de vigilante en las relaciones entre particulares, pero que en realidad, hacen del Estado un instrumento en manos del capital nacional o transnacional. Es por ello que este Congreso presenta una oportunidad de estudio para las Ciencias Sociales pues éstas no se constituyen sobre esquemas teóricos preconcebidos sino que arrancan del estudio de la propia experiencia y de la misma realidad expresada a través de un sistema de vasos comunicantes con las organizaciones sociales y políticas, y entre las instancias económicas e institucionales. 3. EL FRACASO DEL PROYECTO HISTORICO La Revolución Sandinista de Julio de 1979 constituyó uno de esos momentos cruciales en la historia de Nicaragua. La Dictadura de casi medio siglo de la familia Somoza, unió en contra de ella, a la casi totalidad de los nicaragüenses. Somoza en cierta forma representaba lo antinica-ragüense, la dominación americana realizada a través de él y su

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guardia pretoriana. Por eso alguien llamó a Anastasio Somoza Debayle, “el último de los marines”. La Revolución, que en un comienzo congregó a los nicaragüenses y encarnó la idea de Nación, no pudo, sin embargo, transformarse en el Proyecto Estratégico ni en la convocatoria de Unidad Nacional. No logró realizar sus objetivos al no haber sido capaz de construir un Proyecto duradero, en un momento germinal que reclamaba la fundación del Nuevo Estado Nación y de la nueva historia nicaragüense. Las causas fueron múltiples: internas y externas. La Guerra en la Década de los 80 tuvo una significación especial. Fue enclave de intereses estratégicos de los Estados Unidos y la Unión Soviética y fue también una verdadera guerra civil. Una guerra trágica y desgarradora, como todas, que enfrentó a los nicaragüenses en una forma encarnizada, como quizás nunca había ocurrido en la historia del país. En esta frustración de lo que pudo haber sido el Proyecto Histórico de Nicaragua, incidieron, como ya se dijo, factores externos e internos. Al triunfo de la Revolución Sandinista sucedió tres años después la instalación del Gobierno del Presidente Reagan en los Estados Unidos, influenciado por un neoliberalismo cerril y por las ideas más agresivas del capitalismo salvaje. Los Documentos de Santa Fe son un testimonio de arrogancia y de reafirmación del Destino Manifiesto y de la Doctrina Monroe. Por otra parte, internamente, la Revolución sufrió un proceso de deformación. Lo que era un hecho histórico se transformó en una religión laica que no necesitaba justificación en sus actuaciones. La Revolución salió de la historia y devino una categoría supra humana, cuasi divina; un dogma de fe que se explica y justifica por si misma sin necesidad de una moral exterior a la cual referirse, una iglesia terrenal con divinidades y sumos sacerdotes que oficiaban en los altares de la patria. Estar en contra de la Revolución era una herejía; estar a favor, un acto de fe. La omnipotencia de los hechos humanos está en el origen de los abusos y errores cometidos. El principal: haber pretendido sacar las actuaciones políticas de la realidad y dejarlas suspendidas de un cielo ahistórico. A partir de ahí, lo demás no es otra cosa que una consecuencia natural. La Guerra de Nicaragua de los años 80 tuvo una triple naturaleza: guerra civil, guerra de estrategias internacionales (EEUU-URSS) y guerra religiosa (sandinismo-catolicismo; Frente-Iglesia; Iglesia Popular-Iglesia Oficial). Los resultados son de todos conocidos. La Revolución Popular Sandinista, fue afectada también por la disociación entre el discurso político y la realidad expresada en los hechos. La economía mixta y el pluralismo político de los discursos y programas fueron desplazados, en la práctica por un sistema de economía preferentemente estatizada y, durante un tiempo considerable, de partido único, respectivamente. En el aspecto económico pueden señalarse, entre otras, las políticas orientadas a la realización de la Reforma Agraria, la creación de Empresas Estatales, la nacionalización de la Banca, y del Comercio Exterior. “Sin embargo, una gestión ineficiente y la guerra de la “contra” financiada por los Estados Unidos tuvo efectos negativos en muchas variables económicas: caída de los salarios reales, incremento del desempleo y

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subempleo, deterioro de los indicadores sociales, decrecimiento del PIB per capita, etc.” 1 “En 1990 la economía nicaragüense, a diferencia de las economías en transición al mercado de la Europa Oriental y Rusia, era una economía pequeña de mercado heterogéneo y altamente distorsionado por la intervención estatal de corte burocrática implementada por los sandinistas. Como dicha intervención se orientó fundamentalmente al sostenimiento del esfuerzo de defensa militar y a la expansión del sector público, no es de extrañar que el funcionamiento de los mercados fuera severamente alterado. La deformación de mercados tan vitales como el crediticio, la excesiva intervención de corte político en los mercados de factores, bienes y servicios, dejó tras de sí una estela de incertidumbre sobre las garantías y calidad de los contratos, los derechos de propiedad y el ámbito de generación de la rentabilidad”.2 III. TRANSFORMACIONES DE LA ECONOMIA, DEL SISTEMA POLÍTICO

Y DEL ESTADO A PARTIR DE 1990 *

1. LÍNEAS GENERALES DE LAS TRANSFORMACIONES DE LA ECONOMÍA EN EL PERIODO 1990-2004

Las transformaciones en la economía nicaragüense que se operan a partir de 1990, tienden a insertar la economía nacional en el modelo prevaleciente impulsado por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Acorde con esos lineamientos se impulsa una política de reducción del papel del Estado en la economía, a la vez que se tratan de impulsar políticas económicas dentro de la lógica de la Reforma del Estado. Esto quiere decir que la Reforma del Estado no sólo es parte de las estrategias de transformación económica, sino que estas tienen como un elemento de primordial importancia, esencial a sus propósitos e intereses, la Reforma del Estado. “Lo que se denomina “reforma del Estado” alude a un conjunto de medidas de reciente adopción estrechamente vinculadas a las prescripciones de los organismos financieros multilaterales. En los documentos oficiales y en buena parte de los análisis, la noción “reforma del Estado” se refiere a las políticas específicamente formuladas para “reorganizar” el aparato institucional. Lo más común es que las acciones de reforma del Estado se refieran a medidas de política como las siguientes: reducción de la planilla del

1 Oscar-René Vargas. Pobreza en Nicaragua: Un abismo que se agranda. Publicación del Instituto de Investigación y Desarrollo Humanístico (IDEHU) de la UPOLI. Managua, Nicaragua. 1998

2 Oscar Neira Cuadra. “Reforma económica y consenso social”. En: Orden social y gobernabilidad en Nicaragua 1990-1996. CRIES, Managua, Nicaragua. 1998

* Alejandro Serrano Caldera. “Tendencias de transformación de la economía, del Estado y del sistema político. Nicaragua: 1990-2004. Breves reflexiones”. Friedrich Ebert Stiftung. Managua, Nicaragua. 2004

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Estado; fijación de limites al gasto público; control del endeudamiento de las instituciones del Estado; racionalización del gasto (que consiste en un conjunto de medidas cuyo propósito es optimizar el uso de los recursos: fusión de instituciones; eliminación de ámbitos superpuestos entre otras) y, finalmente, un conjunto de iniciativas que integran el paquete de políticas de privatización y que a menudo se refieren no solo al traslado de propiedad del ámbito público al privado sino también a la liquidación de instituciones, eliminación de servicios subsidiarios, y absorción de entidades dentro de otras mayores con afinidad funcional. Incluso la idea de descentralización del poder y los recursos del Estado hacia entidades de base local se confunde, a menudo, con iniciativas de privatización”.3 Desde esta perspectiva, la Reforma Económica se caracteriza por la sustitución del modelo estatista cerrado, por un modelo abierto y de mercado, todo ello, como puede comprenderse, poniendo el énfasis fundamental en la transformación del Estado, entendida en este esquema, más allá de los límites formales de cambios jurídicos e institucionales para adaptar el aparato jurídico político, sino como verdadera punta de lanza y elemento esencial de toda la transformación económica. El nuevo Estado es concebido como facilitador de la actividad económica privada y de la inserción del país en el mercado mundial, operándose de esta manera la transición de una economía planificada a una economía de mercado y alcanzándose, de acuerdo a los objetivos definidos, la estabilización de la economía, como condición inexcusable para lograr un crecimiento sostenido. Esta ha sido la parte principal de las políticas económicas a partir de 1990. La reducción del déficit fiscal y la reducción de la deuda externa han sido condiciones ineludibles para la realización de las reformas estructurales propuestas. En lo que respecta al Gobierno de Doña Violeta Barrios de Chamorro, pueden señalarse como aspectos relevantes de la política económica: la reducción de la participación del Estado en la economía y el fortalecimiento del sector privado en la misma; la obtención del equilibrio macro económico y monetario mediante el control de la inflación y de la emisión de moneda sin respaldo; las reformas tributarias realizadas durante su período, con el propósito de aumentar los ingresos y reducir el déficit fiscal; la reducción de la deuda externa; la suscripción del ESAF con el Fondo Monetario Internacional; la liberalización de los mercados, la eliminación de los controles de precios; la búsqueda de una mayor apertura comercial y los esfuerzos por atraer la inversión. Cabe señalar que, no obstante estos esfuerzos por privatizar e insertar a Nicaragua como país dependiente, en las líneas estratégicas de las políticas neoliberales, se emitió, en 1997, el Código del Trabajo que en su configuración doctrinaria, normativa y estratégica, revela profundas contradicciones tanto con la política neoliberal impulsada por el Gobierno, como en su propia conformación interna en la que se reflejan posiciones conceptualmente incompatibles. Bastaría señalar en una breve alusión a este punto, de que forma dentro de un proceso radical de privatización de la economía y de severas restricciones a la participación del Estado en los procesos económicos y sociales, el Código rescata principios propios al 3 Carlos Sojo. Reforma Económica, Estado y Sociedad en Centroamérica. FLACSO: San José, Costa Rica. 1998

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Estado Social de Derecho, frente a una realidad que lo sustituye por un Estado de Derecho neoliberal. Menciónense de pasada y como ejemplo solamente algunos puntos: En el Título Preliminar, Principios Fundamentales, se establece que el trabajo es un Derecho Social; el Código un instrumento jurídico de orden público; el Estado el regulador de las relaciones laborales y las normas contenidas en él y la legislación complementaria son de Derecho Público, por lo que el interés privado debe ceder al interés social. El Gobierno del Doctor Arnoldo Alemán continuó en lo general la política económica del Gobierno anterior. “... En cuanto a las principales reformas estructurales de economía nacional, ejecutadas por la Administración del Dr. Arnoldo Alemán, se distinguen: la reforma tributaria y arancelaria, en la cual se disminuyeron los aranceles a la importación; el avance en la solución de los problemas de la propiedad en conflicto; la reducción del empleo en el sector público; la privatización del 40% del capital accionario de la empresa telefónica; la emisión de la ley y reglamento sobre la administración privada de los fondos de pensiones de seguridad social; el inicio de la implementación del Sistema de Información Gerencial Financiero-Administrativo (SIGFA) para garantizar la transparencia en el uso de los recursos del presupuesto nacional; la reorganización del Poder Ejecutivo; la modificación de la ley de inversiones extranjeras; la emisión de una nueva ley de la Procuraduría General; y la modernización de las leyes de la banca central, de la banca comercial, así como el fortalecimiento de las normas prudenciales en el sistema financiero nacional”. 4 No obstante hay que señalar el severo desorden macroeconómico en que cayó el país durante el Gobierno de Alemán a consecuencia del incumplimiento de los compromisos y reformas estructurales acordadas con el FMI, la no continuidad con los ajustes establecidos y el mal uso dado a los recursos obtenidos a consecuencia del Huracán Mitch. La quiebra bancaria y la crisis general del sistema financiero fueron factores que contribuyeron a agravar el desorden macroeconómico antes mencionado. En lo que concierne al Gobierno del Ingeniero Enrique Bolaños, sin perjuicio de un desarrollo más pormenorizado a realizar posteriormente, se podría decir que en lo general ha seguido las grandes líneas de la política económica anterior, y en este sentido, ha continuado con la aplicación de las políticas monetarias, cambiarias y fiscales, que han sido los instrumentos utilizados para reducir la inflación y sanear las cifras macroeconómicas. Es importante señalar, además, el esfuerzo realizado por el Gobierno de Bolaños por tratar de ordenar las condiciones del sistema económico heredadas del Gobierno anterior, lo mismo que las gestiones para obtener los resultados concernientes a la Iniciativa HIPC, la Cuenta del Milenio y el Cafta.

4 Carlos Sojo. Reforma Económica, Estado y Sociedad en Centroamérica. FLACSO: San José, Costa Rica. 1998

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2. CARACTERIZACIÓN DE LAS PRINCIPALES TRANSFOR-MACIONES DEL SISTEMA POLÍTICO Y DEL ESTADO NICARAGÜENSE EN EL PERIODO 1990-2004

En líneas generales podría decirse que la principal transformación política ocurrida a partir del año de 1990 fue el cambio de Gobierno que retiró del poder al Frente Sandinista y colocó en su lugar a Violeta de Chamorro, representante de la Coalición de Partidos Políticos que formaron la Unión Nacional Opositora UNO. Consecuencia de este cambio fue la finalización de la guerra y la consolidación progresiva de los procesos de pacificación. Este hecho cambió sustancialmente el clima político nicaragüense y permitió el establecimiento de un proceso democrático que tuvo como resultado el establecimiento de un sistema de libertades públicas que se expresaron en la libertad de prensa, de opinión, de movilización, de reunión y manifestación, de organización política, entre otras. De igual manera trató de fortalecerse el sistema de garantías fundamentales de la persona y el ciudadano mediante un proceso de afirmación de esos derechos del ciudadano y, correlativamente, mediante un proceso de auto limitación de las potestades del Estado. Sin perjuicio de los señalamientos puntuales relativos a transformaciones jurídicas e institucionales, quizás lo más importante a señalar, se refiere al cambio de clima político y de las condiciones psicológicas de vida del pueblo nicaragüense, que pasó de una existencia atenazada por el temor de la guerra, a una sensación de libertad y tranquilidad. No obstante la polarización, evidente en los diferentes grupos de la sociedad, se hicieron esfuerzos de entendimiento y se lograron alcanzar Acuerdos entre el Gobierno y el Frente Sandinista que permitieron un desarrollo difícil, pero relativamente normal de la vida política del país. Como hechos relevantes en el Período de Gobierno de Violeta de Chamorro pueden mencionarse, entre otros: Los Acuerdos de Transición, realizados entre la elección y toma de posesión del nuevo Gobierno, mediante los cuales se lograron establecer condiciones mínimas de tranquilidad y gobernabilidad; la división dentro de la UNO; los esfuerzos de concertación sobre temas políticos y económicos, en algunos casos promovidos por instituciones educativas del país; la constitución de un eje estratégico, Gobierno, Asamblea y Ejército; la división en el Frente Sandinista que dio paso al nacimiento del Movimiento de Renovación Sandinista, MRS; la Reforma Constitucional de 1995, y el enfrentamiento entre la Asamblea Nacional y el Gobierno a raíz, precisamente, de esas Reformas. En lo que concierne al Gobierno del Presidente Arnoldo Alemán, que sucedió al de Doña Violeta de Chamorro, podría decirse que fue eminentemente personalista en el que la corrupción se manifestó de forma sin precedentes en la historia nicaragüense.

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Por otra parte, habría que señalar que durante el Período de Alemán se produce la escandalosa quiebra de los Bancos, se configura el Pacto bipartidista, que suscrito en 1999 y consagrado en la Reforma Constitucional del año 2000, va a diseñar el conjunto de acuerdos y la estrategia que debía encuadrar la acción política, no solo por el tiempo restante del Período de Alemán, sino también las acciones del futuro Gobierno, el actual, que tomó posesión en Enero del 2002. El Pacto del entonces Presidente de la República, Arnoldo Alemán con el ex Presidente y Secretario General del Frente Sandinista, Daniel Ortega, estableció un sistema de bicaudillismo obligado, por el cual gobernar se volvió imposible a menos que existiese un acuerdo de ambos líderes. De alguna forma cada uno de ellos se garantizaba el derecho a veto mediante el control repartido de los Poderes del Estado. La Corte Suprema de Justicia se aumentó de 12 a 16 Magistrados, teniendo el cuidado de garantizar una distribución igualitaria ocho y ocho. La mayoría de los Juzgados quedaron en manos de la influencia del FSLN, los Tribunales de Apelaciones fueron también influenciados por esta repartición, considerándose, no obstante, que el Frente Sandinista quedaba mejor situado en el Poder Judicial, no sólo como consecuencia del Pacto, sino también por el hecho que la mayoría de Jueces del sistema provienen del Frente desde los días del Gobierno de la Revolución. El Consejo Supremo Electoral fue aumentado de 5 a 7 Magistrados propietarios de los cuales 4 pertenecen al PLC y 3 al FSLN, adquiriendo mayoría los Magistrados influenciados por Alemán, pero estableciendo 5 Magistrados para hacer quórum, con lo que el FSLN se garantiza el Derecho a Veto pues sin su presencia aunque haya mayoría para tomar decisiones no la hay para constituir el quórum. La Contraloría General de la República se estableció en forma Colegiada. 5 miembros, de los cuales 3 pertenecen al PLC y 2 al FSLN. Como podemos apreciar la lógica del Pacto de 1999 que se tradujo en la Reforma Constitucional del año 2000, establecía de manera férrea el co Gobierno entre las dos cabezas de partido, Alemán y Ortega, mutilando así las posibilidades de un ejercicio político democrático y favoreciendo el desarrollo de una corrupción sin precedentes en el sector público. Además de estos alcances del Pacto y de la Reforma Constitucional, se acordó la diputación de pleno derecho del ex Presidente de la República y se redujo del 45% al 40% el porcentaje para ser elegido Presidente en una primera vuelta, pudiendo bajarse este porcentaje hasta el 35%, en el caso en que se preserve una diferencia del 5% con quien se encuentra en el segundo lugar. El Pacto de 1999 no significó un Acuerdo Estratégico en beneficio de la estabilidad del país, sino una confabulación en beneficio de intereses personales y de grupos políticos que destruyó la ya frágil institucionalidad. Muchas de las dificultades de Gobernabilidad que sufre Nicaragua hoy, se deben a este Acuerdo de 1999, interesado, más que nada, en mantener el poder de dos líderes políticos para lo que, mediante la Reforma Constitucional del 2000, se pusieron a su servicio las instituciones del Estado nicaragüense.

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3. RELACIONES ENTRE LAS TRANSFORMACIONES DE LA ECONOMÍA Y EL SISTEMA POLÍTICO Y DEL ESTADO

Las transformaciones del sistema económico y del sistema institucional que configura el Estado nicaragüense están estrechamente relacionadas, pues la Reforma del Estado es parte consustancial de la Reforma Económica y en cierto sentido punta de lanza de la misma, dentro de la perspectiva neoliberal de la economía, la sociedad y el Estado. No obstante lo dicho anteriormente y la claridad que pudiera existir sobre este punto en la clase política nicaragüense, la práctica ha demostrado una real incoherencia entre las declaraciones retóricas de adscripción a un sistema económico, establecido como condición ineludible para acceder a la cooperación de los organismos financieros mundiales y al mundo de la globalización, y las decisiones concretas adoptadas en materia política. La visión neoliberal es un punto de vista no sólo económico y financiero, aunque lo sea significativamente, sino que es una perspectiva filosófica, cuyas raíces se encuentran en las primeras formulaciones del liberalismo económico que sustituyó en la segunda mitad del Siglo XIX, al liberalismo filosófico y político y que desde los años 70 del Siglo XX hasta hoy, se expresa a través de la subordinación de la democracia política al capitalismo financiero transnacional. Ambas visiones, la política y la económica son una sola integradas en un núcleo central y dominante, el Mercado, devenido el nuevo sujeto de la historia y la libertad económica establecida como categoría principal, por encima de la libertad individual y de las garantías y derechos fundamentales, que prevalecieron como centro de interés en la primera fase de la Doctrina Liberal, inspirada en los filósofos, economistas y juristas de la Ilustración y el Racionalismo. Desde la perspectiva neoliberal, los derechos individuales y el sistema de su protección existen y son importantes, en la medida en que crean condiciones para un desarrollo adecuado de la función económica ligada a la inversión de capitales, más que por su valor intrínseco constituido en una ética de la conducta y la responsabilidad. De alguna manera todo el tejido orgánico e institucional del Estado se constituye en la condición fundamental del sistema, aunque subordinada a los fines que establecen la economía y el mercado. El resto de la función estatal resulta superfluo y hasta perjudicial para alcanzar los fines establecidos, por lo que lo coherente con estos propósitos es reducir el aparato estatal, concentrarlo en el área de interés a la visión neoliberal, mejorar su eficacia y transformarse de un Estado participativo configurado como el Estado Social de Derecho, en el Estado facilitador del libre juego de los intereses privados. La transferencia de esta doctrina neoliberal a un sistema político como el nicaragüense, independientemente de las voluntades políticas de quienes ejercen el poder público, presenta complejidades no despreciables que tienen que ver con el desarrollo del Estado en el país.

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En ese orden de ideas es oportuno señalar que el neoliberalismo que supedita los intereses políticos a los intereses económicos, y la persona al mercado, es una reacción contra la Doctrina del Estado Social de Derecho que supedita los intereses económicos a los intereses políticos y sociales y el mercado a la persona. Ambas se inscriben en un plano de contradicción doctrinaria en las llamadas sociedades desarrollados, con sistemas políticos, jurídicos e institucionales modernos. En el caso de Nicaragua, se trata de pasar al Estado Neoliberal, sin haber pasado por la etapa histórica del Estado Moderno. Lo que es un debate propio de la sociedad moderna, nosotros debemos asumirlo desde la Pre Modernidad. Sin perjuicio de las consideraciones éticas y filosóficas, que pueden y deben hacerse, no puede obviarse el señalamiento a las características históricas del Estado en Nicaragua, patrimonialista, personal, clientelista y caudillesco y salvo casos verdaderamente excepcionales, caracterizado por una fuerte dosis de corrupción. Por otra parte, sin embargo, tampoco puede obviarse la necesidad imperativa de modernizar las instituciones, entre otras cosas, para desprenderlas de las influencias personales de los caudillos políticos, lo que de alguna forma, quiérase o no, posterga el debate sobre los fines de la reforma y los contenidos de la doctrina filosófica y política que los impulsa, ya que la necesidad de su modernización, independencia, probidad y eficacia, constituye, en nuestro caso, un fin en si mismo. De ahí que frente a un Estado, una clase y un sistema político pre moderno, la lucha por la Reforma del Estado y sus instituciones, deba constituir un objetivo prioritario y puede ser un verdadero factor de desarrollo político, en cuya necesidad coincide un sector muy importante de la sociedad nicaragüense. La relevancia que dentro de este proceso pueda darse a las políticas sociales y a la participación ciudadana, puede contribuir al establecimiento de una efectiva democracia de los partidos políticos y a la promoción de los cambios que conduzcan a la modernización del Estado. Dentro de este marco conceptual y retomando la afirmación que hicimos anteriormente de una incoherencia entre las declaraciones retóricas de la Reforma del Estado y la práctica política concreta, observamos que en el período estudiado, se han adoptado las medidas de ajuste estructural, desregulación de la economía, liberalización, privatización, entre otras, sin que se haya producido la correspondiente transformación estructural del Estado. Un cuadro general de la situación económica y financiera de estos años, podría quizás caracterizarse en sus grandes líneas resaltando los siguientes aspectos: * Se ha logrado una relativa estabilización, pero no el crecimiento económico * Se ha priorizado el sector financiero, comercial y de servicios * Se ha dado una disminución del poder adquisitivo de los salarios reales * Se ha dado un incremento del desempleo * Se ha dado un incremento de la pobreza Independientemente de las estrategias económicas, salvo quizás en algunas medidas legislativas puntuales, imprescindibles para no bloquear los sistemas de cooperación, el

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sistema político ha sido visto como patrimonio personal de un cierto liderazgo fuertemente personal y caudillesco. La ausencia de razón crítica en la formación del Estado de Nicaragua, ha condicionado de manera constante la realidad nacional. “Así, desde una perspectiva pragmática-resignada, la política se concibe como la capacidad para ajustarse a la realidad del poder constituido y, de manera especial, al poder de las fuerzas internacionales que condicionan la realidad nacional. En este sentido, el pensamiento pragmático-resignado dominante en el desarrollo político nicaragüense es un pensamiento esencialmente pre-moderno. La modernidad, como se señaló antes, es una actitud, sustentada en un pensamiento político que expresa la confianza, la capacidad y la voluntad de la sociedad para erigirse en <arquitecta de su propio destino>”. 5 Lejos de modernizar el Estado y las instituciones como sistema estructural, las Reformas Constitucionales, excepción quizás de la de 1995, que tuvo un sentido alejado tanto de la visión neoliberal como de la patrimonialista, la del año 2000, que transformó prácticamente todos los Poderes del Estado y las principales instituciones, fue una Reforma para sellar un Pacto totalmente alejado de cualquier idea de modernidad política, y caracterizado más bien por ser una repartición personal del Estado y una casi total subordinación de las instituciones a las voluntades de los líderes políticos de los dos principales partidos. Este Pacto de intereses personales y la consecuente Reforma Constitucional del año 2000, volvió más arcaico el Estado, más obsoletas sus instituciones y más dependientes a esas voluntades sus órganos y poderes. IV. TENDENCIAS Y DESAFIOS DEL SISTEMA POLITICO Y DEL

ESTADO DE NICARAGUA. LA BÚSQUEDA DE UN NUEVO CONTRATO SOCIAL *

El Gobierno del Presidente Bolaños presentó en el año 2003 la propuesta de Plan Nacional de Desarrollo, el que para su elaboración, según lo ha señalado el Gobierno, se procedió a una amplia consulta a los diferentes sectores de la sociedad nicaragüense. El Plan, un Documento de 445 páginas, básicamente comprende las propuestas estratégicas en materia económica, social e institucional, para lo cual presenta las

5 Andrés Pérez Baltodano. Entre el Estado Conquistador y el Estado Nación: Providencialismo, pensamiento y estructuras de poder en el desarrollo histórico de Nicaragua. Publicación del Instituto de Historia de Nicaragua y la Fundación Friedrich Ebert. Managua, Nicaragua. 2003

* Alejandro Serrano Caldera. “Tendencias de transformación de la economía, del Estado y del sistema político. Nicaragua: 1990-2004. Breves reflexiones”. Friedrich Ebert Stiftung. Managua, Nicaragua. 2004

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respectivas opciones de transformación de conformidad a las metas, objetivos y fines establecidos. Ha de asumirse, pues, que este Documento define las tendencias e identifica los desafíos futuros en lo que concierne a los temas económicos, sociales e institucionales. La propuesta trata establecer de entrada la necesidad de cambiar de ruta si no se quiere que el país se vuelva inviable a consecuencia de la reiteración de una situación insostenible de naturaleza fiscal, externa, social, ambiental e institucional. Para ello argumenta sobre la necesidad de asumir de común acuerdo una serie de creencias básicas que deben ser compartidas por todos y la definición de una estrategia adecuada a los fines propuestos. En este sentido se hace necesario combinar simultáneamente lo macroeconómico, lo productivo, lo social, la infraestructura y los aspectos institucionales. Para concluir proponiendo los papeles que a cada quien corresponde desempeñar en este esfuerzo colectivo. Un aspecto importante del Documento se refiere a la identificación de los principios macroeconómicos que deben ser adoptados para no caer en una situación de desequilibrios fiscales y externos y en las consecuencias negativas que de ellos derivan. En ese orden de ideas, el Documento considera imprescindible enfrentar los riesgos de una situación fiscal frágil evidenciada en la abultada deuda interna; de la deuda externa de preocupante característica y estructura; de insostenibilidad ecológica, por el uso irracional de los recursos naturales; de insostenibilidad social, por los altos niveles de desempleo, pobreza, desnutrición, y mortalidad materna e infantil, todo ello asociado a una alta fecundidad; y, finalmente, “una insostenibilidad institucional por estar el Estado nicaragüense caracterizado por instituciones que no gozan, desgraciadamente, de la confianza de sus habitantes”. En este punto el Documento señala la necesidad de reformas institucionales orientadas a atender con eficacia y pertinencia las demandas sociales. Se trataría de adecuar el Estado a estas necesidades para lo cual sería necesario contar con un conjunto de leyes, decisiones públicas y normas de comportamiento. Se trataría, más que de esperar la ausencia de contradicciones, de disponer de un adecuado sistema legal e institucional y sobre todo de un sistema de valores compartidos. De la existencia de una clase política que anteponga el bien común a los intereses personales o partidarios y, en general, de una conveniente adecuación entre la legalidad, que exige la subordinación del poder a la ley, y la legitimidad, que demanda la adecuación de la ley a la voluntad colectiva y a la satisfacción de las necesidades de la sociedad. Resulta claro que para lograr una estructura con estas características, es necesario que confluyan tanto un sistema de leyes e instituciones sólido como una clase política moderna, con identidad propia, estructura democrática partidaria y voluntad definida en el esfuerzo de construir una Nación.

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Al identificar los principales problemas institucionales, el Documento señala las deficiencias y limitaciones del Sistema Judicial, cuya inestabilidad afecta el nivel de inversión y el desempeño económico, e imposibilita la consolidación del Estado de Derecho, pues sin un Poder Judicial independiente e imparcial la democracia como sistema político se vuelve imposible. Hay pues una estrecha relación entre justicia y desarrollo y en este sentido el Documento expresa su preocupación, pues la falta de credibilidad y seguridad en la justicia afecta, en primer lugar, los Derechos Fundamentales de las personas, pero además, obstruye la posibilidad de un desarrollo efectivo y sostenido. El tema de la Justicia deviene así, el tema principal de la Reforma Institucional, cuyos problemas son múltiples y se encuentran no sólo evidenciados en la falta de una adecuada legislación sino en las deficiencias propias de la administración y de las personas que ocupan los cargos judiciales. El Documento expone una serie de anomalías entre las cuales creemos oportuno mencionar algunas de ellas, como son, la percepción de corrupción del Poder Judicial, de su politización y del inadecuado sistema de nombramiento del personal de la justicia, lo que acentúa las dependencias políticas, vulnera su independencia y favorece la corrupción. Los estudios que presenta el Plan conducen a la conclusión de que sin un cambio de fondo del sistema, la Administración de la Justicia se vuelve insostenible tanto por las razones cualitativas apuntadas anteriormente, politización, mecanismos de nombramiento, falta de idoneidad suficiente, como por razones cuantitativas, número de causas, capacidad de resolución de los juicios, limitaciones que ligadas a las cualitativas pueden llevar al colapso al sistema judicial. El PND propone una estrategia de reforma cualitativa y estructural del Poder Judicial cuyos principales ejes, entre otros son: Independencia externa e interna; el proceso de Elección de Magistrados de la Corte Suprema de Justicia para lo que se propone mantener su elección por Asamblea Nacional, período individual de siete años, mayoría calificada, reglamentación de la integración de conjueces, establecer mecanismos legales que posibiliten propuestas directas de la ciudadanía de candidatos a Magistrados de la Corte Suprema de Justicia, establecer en la ley criterios claros de elección y de las calidades para optar a este cargo; la creación de la Comisión de Gobierno del Poder Judicial. De acuerdo con los estudios realizados por el Gobierno y que han servido de base a la Propuesta de Plan Nacional de Desarrollo, podría decirse que la tendencia se orienta hacia una Reforma Estructural del Estado, con el propósito de establecer un auténtico Estado de Derecho, y si debemos atenernos a los documentos presentados, a la constitución efectiva del Estado Social de Derecho, por demás establecido en el Artículo 130 de la Constitución Política. La idea del Estado Social de Derecho asume como objetivo principal, la búsqueda de la Justicia Social mediante el establecimiento de estrategias y políticas sociales. Se trataría, en el fondo, de un Estado capaz de conciliar la libertad económica y de mercado con la justicia social, en cuya realización el Estado tiene un rol importante que desempeñar. Este concepto conlleva la función de un Estado capaz de diseñar sus

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estrategias y políticas mediante procesos de concertación que deben desembocar en acuerdos nacionales. Se trata, entonces, de configurar un Estado basado en la razonable conciliación de la libertad económica, la libertad individual, la Justicia Social, la Gobernabilidad Democrática y la calidad de la vida, en un fin social claro y explícito, para el cual el crecimiento económico es una condición necesaria pero no suficiente. El Estado adquiere de esta manera su justificación originaria de ser el legítimo representante de los intereses de la sociedad, de ser la misma sociedad expresada a través de un sistema más o menos complejo de organización, representación y funcionamiento y, en consecuencia, de ser una institución, la máxima persona jurídica de Derecho Público, encargada de realizar los fines sociales a través de un adecuado sistema de concertación y consulta, que, sin perjuicio de la función parlamentaria, le permita recurrir habitualmente a las fuentes de la soberanía y la voluntad colectiva. Esto hace posible la Gobernabilidad Democrática. Para una sociedad como la nicaragüense, la Reforma del Estado es de prioritaria importancia, tanto por lo que significa desde el punto de vista de la modernización y despolitización de las instituciones y de la agilidad, eficiencia y eficacia de su funcionamiento, como por lo que significa como un elemento estratégico de la reforma económica y social. El Estado no es únicamente un administrador de la función pública, sino que, en cierta forma, ha devenido una condición sumamente importante de la estrategia de transformaciones económicas y sociales. Sin un Estado transparente y eficaz, sin un Sistema Judicial independiente y honesto, sin una estructura legal e institucional moderna y adecuada a las necesidades nacionales y a los requerimientos internacionales, no hay desarrollo posible. La Reforma del Estado es hoy una condición necesaria para la reforma económica y para la transformación social. La prioridad que debe dársele a las políticas sociales, empleo, pobreza, educación, salud, deben ser objeto de un proceso de concertación sectorial y nacional en el cual el Estado asuma la iniciativa como coordinador y principal concertador con los sectores concernidos de la Sociedad Civil y, además, el mecanismo imprescindible para llevar adelante y poner en práctica las políticas sociales adoptadas. Pero, indudablemente, para llevar a la práctica estas reformas jurídicas, institucionales, económicas y sociales, se requiere de voluntad política y de posibilidad política. La situación actual se presenta sumamente compleja para el establecimiento de una estrategia clara y compartida por las principales fuerzas políticas y por el contrario, debido a esa misma situación, lo que observamos es una serie de entendimientos puntuales que obedecen a intereses coyunturales. La estructura del poder en Nicaragua es también compleja y contradictoria y de alguna forma se encuentra dividida entre el poder político, el poder económico y el apoyo internacional. Las líneas generales de esta estructura, sin perjuicio de matices y expresiones particulares, podrían caracterizarse como una bipartición en la que el poder económico nacional y el respaldo internacional, político y económico, están a favor del

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Gobierno y particularmente a favor del Presidente de la República; mientras que el poder político, partidos políticos fuertes y organizados, presencia y mayorías parlamentarias, están en manos del PLC y el FSLN. Sin un partido político fuerte y sin una fuerza política real en la Asamblea Nacional, el Gobierno se encuentra en una situación muy débil para impulsar sus reformas con una visión y acción estratégicas. Por ello, de manera inevitable, tiene que buscar el apoyo de uno de los dos partidos más fuertes, preferentemente del FSLN, para poder gobernar. Estas negociaciones alternativas, del Gobierno con el FSLN, de este con el PLC y en algunos casos del PLC con el Gobierno, constituyen la tónica del accionar político en Nicaragua. Debiendo señalarse, no obstante, la imposibilidad del Gobierno de formar mayoría calificada en alianza con alguno de los dos partidos, pues esta, que se requiere para algunos nombramientos, sólo puede obtenerse a partir de la suma de votos de las bancadas parlamentarias del PLC y el FSLN, todo lo cual constituye una severa limitación para el Presidente de la República y un inevitable entendimiento, no solo sobre aspectos puntuales sino en “paquete”, entre las dos fuerzas políticas principales. Esta realidad política descrita de manera sucinta, impide la formulación de una verdadera estrategia política, económica y social. La pregunta obligada es ¿qué hacer?, ante la cual no hay una respuesta fácil, pues no hay respuesta simple para los problemas complejos. A lo sumo se podría intentar responder con otra pregunta ¿qué pueden proponer los otros movimientos políticos y sobre todo la Sociedad Civil y la opinión ciudadana ante una situación como la descrita? En este sentido quizás podrían ser útiles algunas ideas para ser debatidas y complementadas con otras, con el propósito de conformar un cuerpo de pensamiento político que pueda establecerse como de necesaria discusión y que permita superar un debate político lamentablemente pobre y que gira, casi exclusivamente, alrededor de los caudillos y de las cuotas de poder. Quizás convendría señalar que la crisis más profunda que padece el país es la crisis ética en la que se evidencia la pérdida de los valores fundamentales; de ella derivan los otros aspectos de la misma en los términos económicos y sociales. La crisis económica y social se ha profundizado, la pobreza ha aumentado y se ha acentuado la brecha entre ricos y pobres. Las instituciones se han debilitado y politizado con la consecuente pérdida de credibilidad en la función y en los funcionarios públicos. Se ha producido una ruptura entre la clase política, absorbida por el tema del poder y de la salvaguarda de los caudillos y el caudillismo y las necesidades reales de la población. Ante ese cuadro general se vuelve cada vez más imperativo la búsqueda de un Acuerdo Nacional, de una concertación general que desemboque en un Contrato Social que siente las bases de la sociedad nicaragüense.

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Para ello y siguiendo algunas líneas propuestas por el Grupo de Reflexión y Participación Ciudadana, deben identificarse algunas líneas estratégicas entre las que podrían mencionarse: 6 * La Transformación del Estado, en un aparato promotor de consensos,

concertador y coordinador de los múltiples intereses de la Sociedad Civil y la ciudadanía.

* Descentralización y Participación Ciudadana, mediante la transferencia de

poderes a los Organismos Locales, sin que el Estado pierda su función de coordinación e integración de los intereses puntuales con el interés nacional.

* Gobernabilidad Democrática, cuyo aspecto quizás más importante sería la

realización de una concertación institucional que de por resultados, no sólo la modernización del aparato institucional, sino la adecuación entre la legalidad, entendida como respeto de todos a la ley, con la legitimidad, entendida como respeto de la ley a la voluntad general.

Todo ello en el ánimo de llegar a determinados Acuerdos: Político, mediante el cual se garantizan consensos estratégicos sobre el Estado y las políticas de desarrollo. Institucional, a través del que sea posible hacer de la ley y la institución la causa y el cauce del poder, lo que exige una serie de Reformas en el campo Judicial, Electoral, Contraloría... Social y Económico, entendido como plan estratégico que pueda conducir a una economía de mercado con responsabilidad y justicia social, políticas económicas consistentes, finanzas públicas sanas, estabilidad monetaria, leyes y reglas claras y viables, que fomenten la confianza en el ahorro y la inversión. Además políticas concertadas de generación y promoción de empleo productivo, rehabilitación de la agricultura, autosuficiencia alimentaria y mejoría de la balanza comercial. Finalmente, la condición esencial de cualquier cambio pasa por el Acuerdo Educativo, que debe llevarnos al establecimiento de un verdadero Sistema Nacional de Educación y a la implementación del Plan Nacional de Educación preparado con la participación de todos los sectores del país y aprobado en diciembre del año 2000. Es la búsqueda de la Nicaragua Posible. “La Nicaragua Posible”, no es la Nicaragua ideal de nuestros sueños ideológicos o de nuestras utopías políticas, es la Nicaragua que todos y cada uno de nosotros podemos construir cediendo un poco de lo que constituye nuestro desideratum político o el paradigma de nuestro modelo integral de sociedad. Es la Nicaragua del consenso y de la democracia, la que surge de la unidad de nuestras diferencias. Ni la Nicaragua homogénea ni tampoco la Nicaragua caótica y 6 Grupo de Reflexión y Participación Ciudadana. “Propuesta a la Nación: Ideas básicas para un Proyecto de Estado Nación”. Managua, Nicaragua

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confrontativa, la del maniqueísmo que niega todo lo que no reproduce la propia imagen y deseos, sino la Nicaragua plural y múltiple, en la que todas las expresiones políticas tienen un espacio legítimo. Esta Nicaragua Posible debe ser el fruto de la Concertación, una forma de conducta política, un estilo de conducir la política y lo político con miras a la construcción de la sociedad del futuro; pero es también un instrumento preciso para dar respuesta perentoria a los problemas apremiantes que gravitan con dramatismo sobre nuestro pueblo”. 7 Estas ideas, y otras, podrían ser objeto de un debate entre el Gobierno, la Sociedad Civil y los Partidos Políticos, y sería un avance sobre algunos temas priorizados que están contenidos en la Propuesta de Plan Nacional de Desarrollo preparado por el Gobierno. Las tendencias reales van a depender en última instancia de la voluntad de todos los actores políticos y sociales, de crear un verdadero cuerpo de ideas que de paso a un debate y a la adopción de acciones, encaminadas a construir las bases de una sociedad moderna y a la vez, más justa, estable y democrática.

7 Alejandro Serrano Caldera. Hacia un Proyecto de Nación. Una década de pensamiento político. Fondo Editorial CIRA. Managua, Nicaragua. 2001

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V. BIBLIOGRAFÍA 1. Andrés Pérez Baltodano. Entre el Estado Conquistador y el Estado Nación:

Providencialismo, pensamiento y estructuras de poder en el desarrollo histórico de Nicaragua. Publicación del Instituto de Historia de Nicaragua y la Fundación Friedrich Ebert. Managua, Nicaragua. 2003

2. Oscar Neira Cuadra. “Reforma económica y consenso social”. En: Orden social y

gobernabilidad en Nicaragua 1990-1996. CRIES, Managua, Nicaragua. 1998 3. Carlos Sojo. Reforma Económica, Estado y Sociedad en Centroamérica. FLACSO: San

José, Costa Rica. 1998 4. Néstor Avendaño. “Perfil Económico de Nicaragua 2002”. Publicación de la Fundación

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Instituto de Investigación y Desarrollo Humanístico (IDEHU) de la UPOLI. Managua, Nicaragua. 1998

6. Grupo de Reflexión y Participación Ciudadana. “Propuesta a la Nación: Ideas básicas

para un Proyecto de Estado Nación”. Managua, Nicaragua 7. Orlando Núñez Soto. La Otra Estrategia. Ediciones CIPRES. Managua, Nicaragua.

2003 8. Alejandro Serrano Caldera. Hacia un Proyecto de Nación. Una década de pensamiento

político. Fondo Editorial CIRA. Managua, Nicaragua. 2001

--------------- Razón, Derecho y Poder. Editorial HISPAMER. Managua, Nicaragua. 2004 ------------- La Permanencia de Carlos Marx. Ministerio de Educación. Managua, Nicaragua. 1983

------------- Estado de Derecho y Derechos Humanos. 2da. Edición. Editorial HISPAMER. Managua, Nicaragua. 2004

------------- “Tendencias de transformación de la economía, del Estado y del sistema político. Nicaragua: 1990-2004. Breves reflexiones”. Friedrich Ebert Stiftung. Managua, Nicaragua. 2004

------------- “Nicaragua: Entre el Caudillismo, los Pactos y la Institucionalidad”.Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD. Managua, Nicaragua. 2005

9. Fundación Friedrich Ebert. CIELAC, UPOLI. La Democracia y sus Desafíos en

Nicaragua. (Alejandro Serrano Caldera, Editor) Litografía El Renacimiento. Managua, Nicaragua. 2001

10. Fundación Friedrich Ebert. CIELAC, UPOLI. Ética y Política. (Alejandro Serrano

Caldera, Editor) Fundación Impresión Comercial La Prensa. Managua, Nicaragua. 2003 11. Propuesta de Plan Nacional de Desarrollo. Gobierno de la República. Managua,

Nicaragua

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VI: ANEXO: PACTOS POLÍTICOS Y PROCESOS DE CONCERTACIÓN EN NICARAGUA * En la historia de la segunda parte del Siglo XX y lo que va del Siglo XXI habría que señalar varios intentos de concertación con objetivos, intenciones y naturaleza diferentes.

Estos son los Pactos Políticos Somoza García-Cuadra Pasos, de 1938 y de 1948; Somoza García-Chamorro, 1950; Somoza Debayle-Agüero, 1971; Procesos de Negociación durante la Guerra de Nicaragua en la década de los 80; Los Acuerdos de Transición, en 1990; La Nicaragua Posible, 1990 al 1992; La Concertación Económica y Social, 1990; La Agenda Mínima, 1996; Las Mesas de Negociación Bilateral (Gobierno-FSLN), 1997; El Diálogo Nacional, 1997; El Diálogo de los Partidos Políticos, 1998; El Pacto Alemán-Ortega, 1999; el Pacto Alemán-Ortega, 2004 y El Pacto del Presidente de la República y el FSLN, 2006. - El Pacto Somoza García-Cuadra Pasos se dio el 26 de febrero de 1948, concurriendo Anastasio Somoza García, el poder real de Nicaragua, como Delegado Plenipotenciario de la Junta Nacional y Legal del Partido Liberal Nacionalista, y el Dr. Carlos Cuadra Pasos. El Pacto, según los interlocutores, se suscribía con el fin de mantener la paz de la República aunque, para muchos, era suscrito para realizar una distribución de cuotas de poder entre las partes. - El Pacto Somoza García-Chamorro, fue suscrito el 3 de abril de 1950 entre los Generales Anastasio Somoza García y Emiliano Chamorro. Fue conocido como El Pacto de los Generales. Más allá de lo que los suscriptores pretendían hacer creer, la defensa ante la amenaza comunista, la intención verdadera de este Pacto fue la de establecer las condiciones para las futuras elecciones, para la promulgación de la nueva Constitución y la repartición de las cuotas de poder político en el Estado. La Asamblea Constituyente aprobó la nueva Constitución el 1 de noviembre de 1950 y Anastasio Somoza García fue elegido Presidente en los comicios del 21 de mayo de ese mismo año.

- El Pacto Somoza Debayle-Agüero, conocido como Kupia-Kumi, que en Misquito quiere decir, “un solo corazón”, fue suscrito el 28 de marzo de 1971. Ambos suscriptores eran Presidentes de sus respectivos partidos: el primero, del Partido Liberal Nacionalista, y el segundo del Partido Conservador de Nicaragua. Los propósitos declarados, no los inconfesables, eran los siguientes: fortalecer la democracia representativa, promover la prosperidad económica del país, depurar los mecanismos electorales, prohibir la reelección y establecer la alternabilidad en el poder, fortalecer la independencia del poder sindical, consolidar las libertades públicas y los derechos ciudadanos, fortalecer la democracia municipal, propiciar la unidad nacional para la lucha contra el comunismo internacional, promover la justicia social, llamar a la juventud para que “encaucen su generosa rebeldía en las oportunidades mismas de _________________________

* Alejandro Serrano Caldera. “La experiencia nicaragüense en la construcción de consensos”. En: América Central: del conflicto a la negociación y el consenso. Universidad para la Paz de las Naciones Unidas, UPAZ, San José, Costa Rica. 1999

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la democracia y en las tradiciones de la nacionalidad”, respetar de manera inquebrantable la autonomía universitaria y la libertad de cátedra. Lo más importante del Pacto era dar pie a la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente que elaborara la nueva Constitución, y que eligiera antes del primero de mayo de 1972, una Junta de Gobierno compuesta de tres miembros. Uno de ellos sería (como en efecto fue) Fernando Agüero Rocha. Esta Junta de Gobierno sería el interregno para la próxima elección de Somoza. El terremoto de 1972, además de la capital, destruyó políticamente a Agüero. Somoza concentró todos los poderes reales en el Comité de Reconstrucción Nacional que el mismo presidía. Agüero, expulsado de la Junta de Gobierno por su débil resistencia a los designios de Somoza y, además desprestigiado por el Pacto con este último, vio así, tristemente, finalizada su carrera política. - Procesos de Negociación durante la Guerra de Nicaragua en la década de los 80. Después del triunfo de la Revolución Sandinista en julio de 1979, se produjeron una serie de hechos que llevaron a la guerra de Nicaragua. Esta guerra de la década de los 80 tuvo un triple carácter: guerra civil; guerra de estrategias internacionales (EEUU-URSS) y Guerra religiosa (Sandinismo-Catolicismo, Frente-Iglesia).

Los procesos de negociación que se producen son de naturaleza muy especial y ameritan un tratamiento particular, propio de una situación de guerra civil, que escapa a los alcances del presente trabajo. Los procesos de negociación, nacionales e internacionales que habrían de estudiarse en otro contexto, fueron muy importantes y entre ellos habría que señalar, aunque sea sólo mencionándolos, Contadora, Manzanillo, las negociaciones en Nueva York en la sede de la ONU, las negociaciones y Acuerdos de Sapoá, Esquipulas, que fueron un paso importante en la pacificación de Nicaragua.

El Diálogo culminó con los Acuerdos de Sapoá en 1988 entre el Gobierno Sandinista y

el Directorio de la Resistencia. El Cardenal Miguel Obando y Bravo y el Sr. Joao Baena Soares, Secretario General de la Organización de Estados Americanos, OEA actuaron como testigos. - Acuerdos de Transición. Habría que hacer mención de los Acuerdos de Transición que se dieron en marzo y parte de abril, de 1990, entre las Comisiones del Gobierno electo de la Sra. Chamorro, y del Gobierno saliente del FSLN, encabezada ésta última por el entonces Jefe del Ejército, General Humberto Ortega Saavedra.

Acuerdos entre cúpulas nuevamente y cuyas características y modalidades no fueron

muy conocidos.

- Foro de la Política Nacional, La Nicaragua Posible. Al comienzo de la década de los 90, y después del triunfo de Violeta Chamorro que asume el poder el 25 de abril de 1990, se inicia en agosto de ese mismo año, en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, UNAN-Managua, bajo mi rectorado recién iniciado el 5 de junio, el “Foro de Política Nacional, La Nicaragua Posible. Con el título para ese encuentro de Debate de la Unidad en la Diversidad. En ese primer encuentro, que se repetiría varias veces más hasta el mes de marzo de 1992, se inició un proceso de concertación bajo los

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aleros de la Universidad, los que si bien no alcanzaron a cristalizarse en políticas de Estado, introdujeron un concepto y una modalidad diferente de concertación muy alejado de los pactos de cúpulas y caudillos, elaborados para repartirse el poder económico y político entre los ya poderosos, reformar las constituciones, preparar las reelecciones y cerrar los espacios a la democracia y el pluralismo. Ahora se trataba de un planteamiento diferente que hacía la Universidad al Gobierno, sectores políticos y sociedad civil. Se trataba de una concertación estratégica sobre los grandes temas del país, para llegar a Acuerdos de fondo que sentaran las bases del nuevo Estado-Nación nicaragüense. - La Concertación Económica y Social. La “Concertación Económica y Social” con empresarios, Consejo Superior de la Empresa Privada, COSEP, que no firmó: y por los trabajadores, Frente Nacional de los Trabajadores, FNT y la Central Permanente de los Trabajadores, condujo a algunos acuerdos parciales que se vieron debilitados por no lograr la suscripción de las tres partes. De todas formas, algunos acuerdos se obtuvieron, muchos de ellos cuestionados severamente al día de hoy, no obstante haber producido un relativo acercamiento entre los tres sectores.

- La Agenda Mínima. Para las elecciones de octubre de 1996 y bajo la conducción de la Vice-Presidenta de la República, Lic. Julia Mena, se elaboró un instrumento de concertación que se denominó “La Agenda Mínima”, la cual suscribieron todos los candidatos a la Presidencia de la República, a excepción del candidato de la Alianza Liberal, Dr. Arnoldo Alemán Lacayo, que fue, a la postre, el vencedor de las elecciones presidenciales.

La Agenda Mínima, documento compromiso fue elaborado con amplia participación de intelectuales y políticos, dirigido por monseñor Silvio Fonseca. El Dr. Alejandro Martínez C. Y la Lic. Julia Mena. Constituía un compromiso de los candidatos con principios fundamentales como la paz, la democracia, el pluralismo, el Estado de Derecho, el desarrollo humano sostenible, los Derechos Humanos, el medio ambiente y era, además, una expresión de voluntad para buscar la solución de los conflictos por la vía del diálogo y la concertación.

- Negociaciones Bilaterales. En el mes de abril de 1997, el Presidente de la República, Dr. Arnoldo Alemán convocó al Frente Sandinista a un proceso de negociación bilateral el que no duró mucho, pues fue disuelto al poco tiempo de haberse iniciado.

La Comisión Gubernamental estuvo encabezada por el Vice-Presidente de la República, Ingeniero Enrique Bolaños Gayer y la Comisión del Frente Sandinista, por el Comandante Bayardo Arce Castaño.

Desde las primeras declaraciones de las partes, parecía evidente que el diálogo no tendría larga vida. En efecto, el tema de la propiedad fue el detonante que hizo saltar las cinco mesas de negociación. No obstante, los jefes de las comisiones jurídicas, el Dr. Julio Centeno Gómez, Procurador General de Justicia, y el Dr. Joaquín Cuadra Chamorro por el Frente Sandinista continuaron negociando por su lado, hasta conformar un Anteproyecto de

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Ley de la Propiedad, que posteriormente fue aprobado sin modificación por la Asamblea General, deviniendo así la Ley vigente actualmente sobre la propiedad.

- Diálogo Nacional. Entre los meses de mayo y junio de ese año de 1997. El Presidente de la República convocó al Diálogo Nacional y solicitó al Grupo Cívico Ética y Transparencia actuar como facilitador, moderador y relator del mismo.

57 Organizaciones entre los cuatro poderes del Estado, partidos políticos, organizaciones de la sociedad civil, Universidades y observadores de la Iglesia Católica debatieron de julio hasta fines de septiembre. El Frente Sandinista no participó en el Diálogo Nacional. - Diálogo con los Partidos Políticos. En el mes de agosto de 1998, el Gobierno convocó al Diálogo Político con la participación de 13 partidos políticos incluyendo al FSLN. Cuatro de esos partidos se retiraron: el Partido Conservador, el Partido Liberal Independiente, el Partido de la Resistencia Nicaragüense y el Movimiento de Renovación Sandinista.

Los Acuerdos dados a conocer por los partidos restantes hacen referencia a: Creación y reglamentación de la Comisión Permanente de Seguridad Ciudadana; estudio de la posibilidad de reforzar a la Policía Nacional; integración y reglamentación del Consejo Económico y Social; priorización en el Presupuesto Nacional de las áreas de salud, educación y seguridad ciudadana; estudio de la posibilidad de congelar el incremento a las tarifas de los servicios públicos; y ratificación de la voluntad de todos para que el diálogo redunde en beneficios para la paz, la democracia, el Estado de Derecho y el bienestar de la sociedad nicaragüense. Este Diálogo fue sustituido por el Pacto Político entre el Gobierno de Arnoldo Alemán y el FSLN.

- Pacto Alemán-Ortega, 1999. Reforma Constitucional del 2000. El Pacto del entonces Presidente de la República, Arnoldo Alemán con el ex Presidente y Secretario General del Frente Sandinista, Daniel Ortega, estableció un sistema de bicaudillismo obligado, por el cual gobernar se volvió imposible a menos que existiese un acuerdo de ambos líderes. De alguna forma cada uno de ellos se garantizaba el derecho a veto mediante el control repartido de los Poderes del Estado. La Corte Suprema de Justicia se aumentó de 12 a 16 Magistrados, teniendo el cuidado de garantizar una distribución igualitaria ocho y ocho. La mayoría de los Juzgados quedaron en manos de la influencia del FSLN, los Tribunales de Apelaciones fueron también influenciados por esta repartición, considerándose, no obstante, que el Frente Sandinista quedaba mejor situado en el Poder Judicial, no sólo como consecuencia del Pacto, sino también por el hecho que la mayoría de Jueces del sistema provienen del Frente desde los días del Gobierno de la Revolución. El Consejo Supremo Electoral fue aumentado de 5 a 7 Magistrados propietarios de los cuales 4 pertenecen al PLC y 3 al FSLN, adquiriendo mayoría los Magistrados

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influenciados por Alemán, pero estableciendo 5 Magistrados para hacer quórum, con lo que el FSLN se garantiza el Derecho a Veto pues sin su presencia aunque haya mayoría para tomar decisiones no la hay para constituir el quórum. La Contraloría General de la República se estableció en forma Colegiada. 5 miembros, de los cuales 3 pertenecen al PLC y 2 al FSLN. Como podemos apreciar la lógica del Pacto de 1999 que se tradujo en la Reforma Constitucional del año 2000, establecía de manera férrea el co Gobierno entre las dos cabezas de partido, Alemán y Ortega, mutilando así las posibilidades de un ejercicio político democrático y favoreciendo el desarrollo de una corrupción sin precedentes en el sector público. Además de estos alcances del Pacto y de la Reforma Constitucional, se acordó la diputación de pleno derecho del ex Presidente de la República y se redujo del 45% al 40% el porcentaje para ser elegido Presidente en una primera vuelta, pudiendo bajarse este porcentaje hasta el 35%, en el caso en que se preserve una diferencia del 5% con quien se encuentra en el segundo lugar. - Pacto Alemán-Ortega, 2004. Reforma Constitucional del 2005. Entre otros:

- Traslado de atribuciones del Presidente a la Asamblea Nacional:

- Ratificación de Ministros, Embajadores, - Sustitución de Instituciones bajo la Presidencia de la República por

nuevas Instituciones como la Superintendencia de Servicios Públicos, SISEP, Instituto de la Propiedad Urbana y Rural, INPRUR, bajo a jurisdicción de la Asamblea Nacional.

- Pacto del Presidente de la República y el FSLN, en el año 2006. De acuerdo a

este Pacto, la aplicación de las Reformas Constitucionales del 2005, fue suspendida hasta el 20 de enero del 2007.

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NICARAGUA: UN PAÍS EN BUSCA DE FUTURO

Julio Icaza Gallard 8

Ardua tarea la de resumir en una sesión de trabajo la agitada historia de un pequeño país como Nicaragua, desde que Colón tocara sus tierras durante su cuarto viaje, un 12 de septiembre de 1502, hasta aquel 19 de julio de 1979 en que el pueblo celebró unánime el triunfo de la revolución sandinista, poniendo fin a la dinastía de los Somoza, que había gobernado el país durante los últimos 45 años. Toda división de la historia es caprichosa, pues ésta es un continuum que no acepta fronteras precisas, en donde causas y efectos se suceden de manera lineal pero donde, también, como en un inconsciente, van creándose estratos que, a la manera de las placas tectónicas, se activan, se comunican e inciden de manera vertical, de adentro hacia fuera. Los terremotos sociales tienen sus causas profundas en traumas del pasado no superados, enfrentamientos y contradicciones pendientes, fantasmas soterrados que de pronto renacen. Con fines meramente didácticos, para facilitar al ciudadano español la comprensión de las claves del presente de Nicaragua, podemos dividir esa historia en los siguientes períodos.

1) El de la llamada “colonia”, desde el ya citado descubrimiento de Colón del actual Cabo Gracias a Dios, en 1502, hasta la independencia de España, en 1821.

2) Un período de guerra civil y anarquía, que va de la independencia a la Guerra Nacional contra el filibustero norteamericano William Walter (1821-1856).

3) El de la constitución del Estado o los llamados 30 años conservadores, que culmina con la Revolución liberal y la ocupación militar norteamericana en 1912 (1857-1912).

4) El de la ocupación militar extranjera (1912-1925 y 1927-1933) y la guerra constitucional que dio lugar a la guerra antiimperialista de Sandino, y que culmina con su asesinato y el comienzo de la dictadura de los Somoza.

5) El período de la dictadura somocista, que va desde el golpe de Estado de Anastasio Somoza García a su tío político Juan Bautista Sacasa, hasta el derrocamiento por insurrección popular de Anastasio Somoza Debayle, el 19 de julio de 1979.

Trataremos de resumir las principales características de cada uno de estos períodos, de manera que al final podamos contar con un bosquejo que nos permita descifrar las claves de los logros y fracasos, las frustraciones y esperanzas del pueblo nicaragüense y, sobre todo, entender su presente y lo que está en juego en las próximas elecciones del 5 de noviembre de 2006.

8 El autor es jurista nicaragüense, graduado en la Universidad de Valencia, España. Fue Embajador, Representante Permanente Alterno de Nicaragua en las Naciones Unidas, Nueva York, y Director de Integración Funcional en la Secretaría General del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA). Es catedrático de Derecho Constitucional, Derecho Internacional , Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales en varias Universidades de Nicaragua.

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TRES SIGLOS DE COLONIA

Desde la fundación de León y Granada por Francisco Hernández de Córdoba en 1524 hasta el 15 de septiembre de 1821, día en que se proclama formalmente en Guatemala la independencia de Centroamérica, transcurren tres siglos. Nos referimos a este período con la llamada o mal llamada “colonia”, porque la presencia española en América difiere de la de otras potencias europeas, como la de Inglaterra o Francia en el Norte del Continente, que sí se atienen al tipo de relaciones más propias del coloniaje. La América Española se organiza como una prolongación del Reino de España, en Virreinatos, Capitanías y Gobernaciones, y como una prolongación del proceso de unificación del Estado español y de continuación del espíritu de cruzada contra los moros. Con el conquistador español llega a nuestras tierras, para perpetuarse, el espíritu del Cid Campeador que, mezclado con el caciquismo propio de nuestras tradiciones indígenas, dará lugar al caudillismo militarista. Llega también la concepción patrimonial del Estado, propia del absolutismo monárquico, y el pensamiento de la contrarreforma, raíces del autoritarismo, la corrupción y la intolerancia que ha caracterizado a nuestros regímenes políticos. La conquista y dominación española sobre las civilizaciones indígenas significa una gran ruptura, una conmoción cultural que sepultará las lenguas, destruirá los templos y quemará los códices, pero dejará intactas las viejas concepciones mágico religiosas. Los dioses aztecas y mayas resurgirán con las máscaras del santoral cristiano; los antiguos rituales permanecerán en la fiesta, que se tiñe de alcohol y de sangre. Son los curitas españoles los abanderados del mestizaje, que se extiende al habla y las costumbres, la música, el teatro, la arquitectura, la cocina y el vestuario. Con la defensa de los indios a través de las disposiciones contenidas en las cédulas reales, ignoradas o desobedecidas por codiciosos capitanes y gobernadores, se produce la primera ruptura entre el mundo legal y el mundo real, que habrá de continuar caracterizando nuestras sociedades. Las disposiciones de la corona española para sus posesiones de ultramar fueron sustituídas por pactos locales, entre las autoridades formales y las de hecho, a fin de viabilizar su aplicación. Desde entonces muchas leyes se acatan, pero no se cumplen. Esta es la raíz de lo que más tarde, a partir de la independencia y la adopción de las instituciones republicanas, se convertirá en la mentira constitucional, “constitucional” en el doble sentido de la palabra, porque toca a la estructura que da forma a la sociedad y porque ha hecho de los textos constitucionales una proclama incumplida, un evangelio permanentemente traicionado. Esta dualidad o condición esquizoide la compartimos con la España imperial, que era rica pero a la vez pobre, que extrajo el oro de América y lo utilizó para pagar las guerras contra los protestantes y engrosar las arcas de los banqueros europeos. España era la colonia de la Europa capitalista y nosotros éramos la colonia de una colonia, como dice Carlos Fuentes en “El espejo enterrado”: «Desde nuestra fundación, fuimos dos entidades bien distintas: lo que aparentábamos ser y lo que realmente éramos. Compartimos esta dualidad entre la apariencia y el ser con España, la madre patria».9

9 Fuentes, Carlos. “El espejo enterrado”. Fondo de Cultura Económica; México, 1992.

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En fin, período éste de largos trescientos años, muy poco estudiado, pero de gran importancia pues en él se produce el trasvase de los elementos claves que habrán de determinar nuestra identidad y sentar las bases de lo que más tarde constituirá nuestra nacionalidad. En la colonia se forma todo un modo de ser y de vivir, en relativa paz. Esta convivencia, no exenta de tensiones, contrasta con la extremada violencia que se desata con la independencia. «Si no entendemos por qué los hombres de la colonia fueron capaces de vivir de acuerdo en las cuestiones fundamentales –nos advierte José Coronel Urtecho, en sus “Reflexiones sobre la Historia de Nicaragua” -, tampoco es de esperarse que comprendamos por qué las generaciones posteriores a la independencia se han mostrado incapaces de solventar sus diferencias sin el recurso a las armas».10 El orden de la colonia fue el de la sociedad cerrada, con valores y normas trascendentes, y cuyo rompimiento no dio lugar al Estado de Derecho característico de las sociedades modernas y abiertas, sino a períodos de anarquía y regímenes despóticos, en los que el papel ejercido por Dios y el rey fue sustituido por el caudillo omnipotente.

¿INDEPENDIENTES O HUÉRFANOS?

Los acontecimientos de la Península, con la invasión napoleónica, la guerra de independencia, las Cortes de Cádiz y la proclamación de la Constitución de 1812, fueron determinantes para la independencia de Centroamérica. El cambio se dio de manera pacífica y con un carácter más formal que real. Las circunstancias que rodearon esta proclamación, las dudas y discusiones de los llamados próceres, la posterior anexión a México en el marco del programa imperial de Iturbide y el Plan de Iguala y la proclamación finalmente de la independencia absoluta tras el fracaso del ensayo imperial, nos hacen dudar y preguntarnos si realmente se trataba con este acto de expresar una voluntad y un destino asumido con decisión y visión de futuro o se trataba simplemente de responder a una situación de orfandad. Las vicisitudes del Proyecto de Unión Centroamericana, que se intentó realizar a través de la adopción de la Constitución de la República Federal, reflejan lo que será una debilidad constante a lo largo de la historia. El proceso de construcción de nuestra nacionalidad debió tomar mucho más tiempo y se va a dar a partir de las luchas contra el intervencionismo y la ocupación militar extranjera, con la Guerra Nacional y, posteriormente, la gesta de Benjamín Zeledón y Augusto Sandino. En él no ha sido menos importante la obra de nuestros poetas -con Darío a la cabeza y posteriormente la generación de Vanguardia-, alrededor de la construcción del habla y la conciencia, por medio de un proceso de recuperación de lo indígena, lo español, lo africano y el desarrollo de lo mestizo auténticamente americano. Cuando se discute el proyecto de las “Provincias Unidas del Centro de América” no existe esa conciencia de nación que, como parte de un proceso histórico, pudiese haber dado lugar a la formación de un Estado como superestructura político jurídica necesaria para darle cohesión y expresión, como instrumento fundamental para realizar el proyecto a partir de una identidad en que consiste una nación. Se trató, por tanto, de construir una superestructura de Estado federal en una realidad donde todavía no existía el pueblo como sujeto histórico, ejercicio de notables inspirados por el ejemplo de la Constitución de Filadelfia, que 10 Coronel Urtecho, José. “Reflexiones sobre la Historia de Nicaragua: de la Colonia a la Independencia”. Managua; Fundación Vida, 2001. Págs. 14 y 18.

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trataron de seguir, sin percatarse, quizás, que para construir el todo primero debían estar constituídas las partes y existir en cada una de ellas una voluntad y un interés de sumarse a un proyecto mayor en unidad de destino. Se empezó por el Estado, sin antes contar con la nación, y se empezó por la Federación sin antes contar con las Repúblicas que iban a federarse. En realidad Centroamérica en esa época era un conjunto de Estados ciudades, que pronto entrarían en pugna, en un proceso de dispersión y atomización, característico de toda la América española. Guatemala-Quezaltenango, San Salvador-San Ana, Tegucigalpa-Comayagua, León-Granada, San José-Cartago. En el caso de Nicaragua, la independencia proclamada en Guatemala es recibida de dos maneras diferentes. Por un lado, las autoridades de Granada declaran la independencia absoluta; por otro, las autoridades de León declaran la anexión a México. Ya tenemos aquí la primera contradicción y el germen de la primera guerra civil, que estallará en 1824. La contienda se plantea entre don Crisanto Sacasa, respaldado por las familias adineradas de Granada, al frente de los llamados «serviles» o conservadores, y don Cleto Ordóñez, que acaudillaba a los «fiebres» o liberales. La guerra civil nicaragüense exigió intervenciones de parte del primer presidente de la Federación de Repúblicas Centroamericanas, don Manuel José Arce, quien contribuyó a la pacificación. En el marco de la Constitución Federal se hicieron elecciones a Jefe de Estado y se instalaron las Asambleas Constituyentes, encargadas de elaborar la Constitución de cada Estado. Resultó electo Jefe de Estado don Manuel Antonio de la Cerda y Vice Jefe don Juan Arguello. La Asamblea Constituyente, sin embargo, por instigaciones de Arguello, destituyó a de la Cerda. El país se vio así con dos Gobiernos y dos Asambleas, situación que llevó a una nueva guerra civil, en la que destaca la crueldad de los bandos, dedicados a coleccionar orejas y narices de sus respectivos enemigos. Desde entonces esta situación de coexistencia de dos poderes y dos constituciones, y hasta tres y cuatro, se repetirá como una constante. En 1838 una Asamblea Constituyente decretó el Estado de Nicaragua libre, soberano e independiente, separándose de la República Federal y aprobando una nueva Constitución. Morazán, por la vía militar, trata de salvar el proyecto unionista, y perece fusilado en Costa Rica en 1842. Los principios republicanos no eran el resultado de una necesidad histórica, producto del desarrollo de las fuerzas sociales; fueron adoptados como un disfraz, para continuar con el régimen despótico que había caracterizado a las culturas indígenas y a la monarquía absoluta de los tiempos de la colonia. Enfrentado al dilema de la tiranía o la anarquía, Bolívar propone un “hábil despotismo»”, un despotismo ilustrado regido por un ejecutivo fuerte. Ante la contradicción irresoluble entre el espíritu de la contrarreforma y el espíritu crítico ilustrado, entre la tradición católica que no se podía ni se deseaba abandonar y las ideas liberales que se deseaba adoptar, surgió el «despotismo constitucional», «nombre nuevo para una forma de política ya vieja» –como apunta Leopoldo Zea, en “El pensamiento latinoamericano”: «Cada caudillo hispanoamericano, independientemente de sus divisas o banderas, no era sino un aspirante a ocupar el lugar que había dejado el conquistador ».

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Alberdi plantea el problema como el dilema de Europa o América; Bilbao en términos de Monarquía feudal (dogma católico) o república liberal (dogma racionalista); Sarmiento, en términos de civilización o barbarie; José María Luis Mora, como una guerra entre las fuerzas del progreso y las del retroceso. Juan Bautista Alberdi, empapado de la filosofía política y la cultura anglosajona, diagnostica el problema: el empeño de realizar la libertad con la maquinaria del despotismo, la estructura de poder que permanece bajo los cambios nominales, de suerte que el pueblo tendrá dos Constituciones, «una escrita y muerta, otra no escrita y viva, como hecho real y positivo. La una será el desmentido y refutación de la otra». La historia de la América española, y de Nicaragua en particular, también podemos verla como una lucha entre dos tradiciones: la tradición despótica, enraizada en las culturas precolombinas, fortalecida por el absolutismo monárquico, exacerbada por el jacobinismo y el positivismo; y la tradición libertaria, de las luchas contra el dominio español y contra las políticas del destino manifiesto, la diplomacia del dólar y de las cañoneras y contra las dictaduras apoyadas por la gran potencia del Norte. La otra cara de esa lucha entre despotismo y libertad es la de la lucha entre inmovilismo y progreso, entre mito e historia, tiempo circular y tiempo rectilíneo, sociedades sin o con futuro. Ciertamente es ésta una visión eurocéntrica, pero somos parte de occidente y es demasiado tarde para buscar otro camino que no sea el de modernizarnos, asumir plenamente y hacer realidad los valores fundamentales de esa tradición a la que pertenecemos.

LA GUERRA NACIONAL

Esta situación de dos gobiernos y dos asambleas enfrentados, con dos constituciones como banderas, vuelve a presentarse a partir de la elección por la Asamblea de don Fruto Chamorro como Director de Estado. Chamorro inmediatamente se dio a la tarea de promover una nueva Constitución que fortaleciera los poderes del Ejecutivo y estableciera una especie de democracia de propietarios. Esta Constitución, unida a su reelección por una Asamblea controlada por él, fue el detonante de una nueva guerra civil, que se extendió de 1854 a 1856, con funestas consecuencias, pues en su desarrollo intervendría el elemento extranjero y la patria estaría a punto de perderse. Detrás de cada bando había una Constitución: los granadinos legitimistas, con Chamorro y la Constitución de 1854, por un lado; los leoneses democráticos, con don Francisco Castellón y la Constitución de 1838, por otro. Uno de los bandos en conflicto, el de los democráticos, firmó un acuerdo con el mercenario Byron Cole, para enlistar filibusteros norteamericanos en la lucha contra los legitimistas. William Walker, el “predestinado de los ojos grises”, un abogado de Nashville, Tennessee, que personificó la doctrina del Destino Manifiesto, llegó a controlar el ejército democrático y, finalmente, a través de unas elecciones amañadas, a proclamarse Presidente de Nicaragua. Una red de intrigas e intereses financieros, alrededor de la concesión a la Compañía del Tránsito, que trasladaba pasajeros de la costa Este de los Estados Unidos hacia California, entonces bajo la fiebre del oro, utilizando el río San Juan y el istmo de Rivas por Nicaragua, en la que intervino el famoso millonario norteamericano Comodoro Vanderbilt, complicó los planes de Walker. Los partidos políticos nicaragüenses comprendieron finalmente la estupidez que habían cometido y firmaron el llamado “Pacto Providencial”, por el cual se

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unieron para luchar contra Walker. La guerra civil terminó y dio inicio la Guerra Nacional, en la que participaron los otros países centroamericanos. La construcción del Estado nacional da inicio con el llamado “Pacto chachagüa”, nicaraguanismo que significa “gemelo”. El pacto fue firmado entre las fuerzas responsables de la intromisión extranjera, una vez derrotado el filibustero, representadas en la figura de los generales Tomás Martínez y Máximo Jerez. Se promulgó la Constitución de 1858, muy parecida a la que había deseado imponer Frutos Chamorro y que había sido la causa de la discordia. Una constitución “plutócrata”, que dio paso a la formación de lo que algunos historiadores han dado en llamar el “Estado oligárquico”. Este pacto y esta Constitución abrieron un período de aproximadamente 30 años, que ha sido el período de paz más largo de la historia de Nicaragua, con predominio de presidentes conservadores. Durante ese período Nicaragua se integró a la economía mundial a través, principalmente, del cultivo del café. Este período, llamado de los 30 años, se extiende hasta 1893, año en que se produce el levantamiento de los liberales encabezados por el General José Santos Zelaya, y el triunfo que dio paso a la conformación de una Junta de Gobierno presidida por el General.

REVOLUCION LIBERAL Y OCUPACIÓN EXTRANJERA El nuevo Gobierno liberal se enfrentó no solamente a los conservadores, que le declararon la guerra, sino también a la Iglesia católica y a sectores de su mismo partido. Se proclamó una nueva Constitución, la llamada “Libérrima” que, entre cosas, proclamó el laicismo del Estado y de la educación, la libertad e igualdad de cultos religiosos, el matrimonio civil y otras medidas. José Madriz, destacado líder liberal, acusó a Zelaya de haber gobernado bajo el Estado de Sitio, convirtiendo la “Libérrima” en papel mojado. Zelaya se reeligió, en contra de las disposiciones expresas de la Constitución y, en 1905, proclamó una nueva Carta Magna, la llamada “Autocrática”, contraria en muchos sentidos a la primera. La obsesión de Zelaya por internacionalizar el liberalismo lo llevó también a entrar en contradicciones con Honduras, donde bajo su influencia y apoyo logró instalar un Gobierno liberal, que más tarde fue sustituído por uno conservador. Las contradicciones, por último, se desarrollaron con el poderoso vecino del norte, quien por esos años imponía su famosa “diplomacia del dólar”. En 1909 se produjo la “Nota Knox”, en respuesta a la oposición de Zelaya a aceptar las condiciones exigidas por los EE.UU. para construir un canal por Nicaragua. Esa nota supuso un verdadero golpe de Estado y obligó a Zelaya a poner su renuncia a la Asamblea, la que fue aceptada el 20 de diciembre de 1909, entregando el poder a José Madriz. Pero la salida de Zelaya no resolvió las contradicciones y la guerra civil continuó hasta la firma de los Pactos Dawson, auspiciados por el enviado especial norteamericano Thomas C. Dawson, entre conservadores y liberales. En esos Pactos ambos partidos acordaron nombrar una Asamblea Constituyente y que ella eligiera un Gobierno Pro

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Témpore, por dos años, cargo que recayó en el general Juan José Estrada como Presidente y en Adolfo Díaz, como Vicepresidente. El Convenio Número Tres de estos Pactos, establecía que se iba a negociar un empréstito con los EE.UU., para restablecer la Hacienda Pública y pagar los reclamos legítimos, el cual sería garantizado con un tanto por ciento de las entradas de Aduana. Por el Convenio Número Cuatro, se pactó que después del Gobierno Pro Témpore del General Estrada, el Presidente debía ser un conservador y que el Gobierno que se estableciese no debía permitir “bajo ningún pretexto el elemento zelayista en su administración”. Esta última fue una imposición norteamericana, que provocó el rompimiento del diálogo entre los bandos y la continuación de las hostilidades. La Asamblea Constituyente fue disuelta manu militari por Estrada, con el apoyo del Ministro de Defensa, General Luis MENA. Estrada fracasó, pues perdió el apoyo de los norteamericanos, y renunció en 1911. Otra Asamblea Constituyente repuso a la disuelta y promulgó la Constitución de 1911 y nombró directamente a Luis Mena como Presidente de la República, violando los Pactos Dawson que establecían que el nuevo Presidente debía ser electo en elecciones libres. Los americanos tenían como plan apoyar a Adolfo Díaz; éste se levantó en armas contra Mena y solicitó el apoyo gringo. El 15 de agosto de 1912 los marines desembarcaron en Nicaragua. En 1912 se realizaron elecciones bajo supervisión norteamericana y salió vencedor en ellas Adolfo Díaz. Bajo su administración se firmó el Tratado Chamorro-Bryan, de 1914, por el que Nicaragua cedía “a perpetuidad al Gobierno de los EE.UU. los derechos exclusivos y propietarios, necesarios y convenientes para la construcción, operación y mantenimiento de un canal interoceánico por la vía del Río San Juan y el Gran Lago de Nicaragua, o por cualquier ruta sobre el territorio de Nicaragua…” En el Art. II del Tratado se disponía lo siguiente: “Expresamente queda convenido que el territorio arrendado y la base naval que se mantenga por la mencionada concesión, estarán sujetos exclusivamente a las leyes y soberanía de los EE.UU., durante el período de arriendo y de concesión y del de su renovación o renovaciones”11. A Díaz le sucedió el General Emiliano Chamorro, el firmante del Tratado, quien triunfó en las elecciones de 1916 para el período 1917-1921. Durante el gobierno de Chamorro se firmó el Plan Lansing, por el que se confirmó el control absoluto por los banqueros norteamericanos de las aduanas, el ferrocarril y la banca, como garantía de los empréstitos. En 1924 los partidos políticos o “paralelas históricas” firmaron el “Pacto de Transacción”, por el que se pusieron de acuerdo en una fórmula libero conservadora (Carlos Solórzano para Presidente y Juan bautista Sacasa para Vicepresidente), contraria a las aspiraciones del cuadillo conservador Emiliano Chamorro. El binomio Solórzano-Sacasa tomó posesión en enero de 1925 y los marines abandonaron el suelo patrio en agosto de ese año. Pero las ambiciones de Chamorro le llevaron a dar el llamado “Lomazo”, por el que se tomó militarmente la Loma de Tiscapa, sede del poder. Los norteamericanos no reconocieron al nuevo Gobierno de Chamorro, nombrado Presidente por una Asamblea controlada por él. 11 Esgueva Gómez, Antonio. “Conflictos y Paz en la Historia de Nicaragua”; Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica. Universidad Centroamericana (UCA). Pág. 38. Para la cronología de los hechos históricos se ha seguido fundamentalmente el trabajo de Esgueva.

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La presencia norteamericana se puso nuevamente en evidencia en las llamadas conversaciones del Denver, barco americano, las que fracasaron. En diciembre de 1926 Chamorro renunció a la Presidencia y el Congreso entregó el poder a Adolfo Díaz, dejando de lado al Vicepresidente constitucional Juan Bautista Sacasa, quien se proclamó Presidente en Puerto Cabezas. Se iniciaba así la Guerra Constitucionalista, que habría de convertirse, en virtud de la lucha de Sandino, en Guerra Antiimperialista. Los EE.UU, reconocieron a Adolfo Díaz, quien solicitó de inmediato, por segunda vez, la presencia de los marines. Las fuerzas de ocupación extranjera desembarcaron en enero de 1927. No satisfecho con la ocupación extranjera, Adolfo Díaz solicitó que Nicaragua fuese declarada formalmente protectorado de los EE.UU., petición que fue rechazada por los estadounidenses. Debido al desarrollo desfavorable hacia los conservadores de la guerra, los norteamericanos impulsaron negociaciones, las que se llevaron a cabo en Tipitapa, bajo un espino, en mayo de 1927 (Pacto del Espino Negro). Se firmó el Pacto que lleva ese negro nombre en la historia de Nicaragua, que acepta el Plan Stimpson, el general que comandaba las tropas de intervención, y que consistía en el desarme de los liberales y la aceptación de Díaz como presidente hasta la convocatoria de elecciones.

SANDINO

Contra el Pacto del Espino Negro se levantó Sandino, quien acusó a Sacasa y al general Moncada de traidores y vendepatrias. El Pacto puso fin a la guerra constitucionalista pero dio comienzo a la guerra antiimperialista, encabezada por Sandino. Adolfo Díaz terminó su período y durante el mismo se firmaron los “Acuerdos Cuadra Pasos-Munro”, por los que se creó la Guardia Nacional, bajo reglamentos e instrucción de las fuerzas norteamericanas de ocupación. La Guardia Nacional se constituyó, desde su creación, como una prolongación de la intervención militar extranjera, como una forma de nicaragüanizarla. Las elecciones supervisadas por los marines en 1928 dieron el triunfo al General Moncada, quien gobernó hasta 1933, fecha en que nuevas elecciones llevaron a la Presidencia a Juan Bautista Sacasa. La guerra antiimperialista se prolongó de mayo de 1927 a febrero de 1933, fecha del Convenio de Paz entre Sandino y Sacasa y el posterior asesinato del General de Hombres Libres. Juan Bautista Sacasa poco después de tomar posesión el 1 de enero de 1933 abrió negociaciones con Sandino. En Nicaragua había tres fuerzas: el Gobierno de Sacasa, electo constitucionalmente; Sandino y su Ejército Defensor de la Soberanía Nacional; y la Guardia Nacional, dirigida por el General Anastasio Somoza García, sobrino político del Presidente. Los marines se retiraron de Nicaragua con la toma de posesión de Sacasa. Sandino aceptó el diálogo y llegó a Managua a reunirse con el Presidente. Los acuerdos firmados el 2 de febrero de 1933 no convenían a Somoza García, quien mandó a asesinar a Sandino el 21 de febrero. Sacasa, ante el control absoluto de la Guardia Nacional por parte de Somoza, se vio forzado a renunciar ante el Congreso el 6 de junio de 1936.

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DINASTÍA DE TIRANOS: LOS SOMOZA La dictadura se inicia formalmente con el ascenso de Anastasio Somoza García a la Presidencia el primero de enero de 1937, tras el retiro de la contienda de los candidatos opositores. Para ello Somoza había tenido que enfrentar a los dos partidos tradicionales que, en otro Pacto histórico, habían decidido relegarle y presentar una candidatura conjunta (Arguello-Espinoza), así como ponerse de acuerdo sobre puntos fundamentales de una reforma constitucional (Pacto Chamorro-Cuadra Pasos-Sacasa-Morales). Provocó así las primeras divisiones en ambos partidos, con la formación del Partido Conservador Nacionalista (“zancudos”) y del Partido Liberal Constitucionalista. Somoza puso en práctica una política populista y promovió una constituyente, que promulgó en 1939 una nueva Constitución, con la participación del Partido Conservador, en sus dos vertientes, y la exclusión de los liberales constitucionalistas. Por debajo lo que se había dado era realmente otro pacto. Tanto la Constitución de 1911 como la del 39 prohibían la reelección, pero Somoza maniobró, de forma que entre las disposiciones transitorias de la nueva se dispuso que la misma Constituyente elegiría a quien ejercería la presidencia durante el período 1939-1947. Por supuesto, la elección recayó en Somoza, con la anuencia de los partidos representados en la constituyente. En 1947 Somoza, debido a la presión interna e internacional, se vio obligado a presentar como candidato al Doctor Leonardo Arguello, frente a la candidatura del Doctor Enoc Aguado, apoyado por los conservadores y los liberales disidentes del Partido Liberal Independiente. De manera fraudulenta Arguello triunfó en las elecciones, pero al tomar posesión dio señales de excesiva independencia. A los veintiséis días de haber tomado posesión, la Asamblea controlada por Somoza lo declaró incapaz. Bajo la presidencia de Victor Manuel Román y Reyes, tuvieron lugar los “Pactos Cuadra Pasos-Somoza” de 1948 y el “Pacto de los Generales”, en 1950, entre Chamorro y Somoza. Este último Pacto significó la convocatoria a una nueva Asamblea constituyente y la repartición del Estado entre los dos partidos firmantes, consagrando el principio de “Representación de las Minorías”, el cual debía aplicarse a todos los cuerpos colegiados y cuerpos asesores. En mayo de 1950 Somoza García salió nuevamente electo como Presidente, para el período 1951-1957. En 1954 tuvieron lugar levantamientos armados contra la dictadura y hubo represión. En 1956 Somoza García fue asesinado en una fiesta, en León, por el poeta Rigoberto López Pérez. Terminó el período presidencial su hijo Luis, quien ganó las elecciones para el período 1957-1963. Nuevamente, por presiones internas e internacionales, la dictadura cedió el Gobierno a un civil, el Doctor René Schick Gutiérrez, quien logró el aprecio de la gente por su buen gobierno, destacado por su apoyo a la educación. Murió si poder terminar su período, en 1966.

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En 1967 triunfó en las elecciones Anastasio Somoza Debayle, que había sido hasta entonces Jefe de la Guardia Nacional, enfrentado a un gran movimiento de oposición encabezado por el Doctor Fernando Agüero Rocha, del Partido Conservador, con el apoyo de otros partidos políticos. El movimiento de oposición, llamado Unión Nacional Opositora (UNO), fue el primer ensayo de unidad nacional en contra de la dictadura, lamentablemente traicionado por quienes entonces lo dirigían, alrededor de principios democráticos republicanos. Este ensayo de unidad nacional alrededor de principios democráticos habría de repetirse, de manera exitosa, con el Frente Amplio Opositor (FAO) en la lucha final contra la dictadura y con la Unión Nacional Opositora que llevó al triunfo a doña Violeta Barrios de Chamorro, en las elecciones de 1989 contra el sandinismo. En 1971 se fraguó otro Pacto entre conservadores y liberales, que trataba de reeditar el Pacto de los Generales. Se le llamó “Kupia Kumi”, que en misquito quiere decir “un solo corazón”. Los firmantes fueron Somoza y Agüero Rocha, quien en enero de 1967 había expuesto al pueblo opositor a una gran matanza llevada a cabo por la Guardia Nacional en las calles de la Avenida Rooselvelt, en Managua. Nuevamente los dos partidos o paralelas históricas, con exclusión de los demás, se repartieron el poder y los cargos públicos, bajo el principio de “participación proporcional”. También se acordó que el Gobierno durante el siguiente período estaría en manos de un Triunvirato, electo por la Asamblea Nacional Constituyente, compuesto por dos miembros del partido de la mayoría y uno de la minoría. Este triunvirato entró en crisis tras el terremoto que destruyó la ciudad de Managua en diciembre de 1972 y tras la creación de un Comité de Emergencia presidido por Somoza, que se arrogó plenos poderes para manejar la situación de desastre nacional. En 1974 se convocaron nuevas elecciones, en las que de forma fraudulenta y en medio del boicot de la oposición, que logró un 50 % de abstenciones, salió electo Anastasio Somoza Debayle. El análisis del fin de la dictadura necesariamente pasa por la aceptación del hecho de que ésta fue un producto de la sociedad nicaragüense y que, en última instancia, fue el desarrollo de las fuerzas sociales y la acumulación de contradicciones lo que llevó a esa misma sociedad a desembarazarse por la vía de una insurrección armada de lo que había sido un sistema de dominación oprobioso, corrupto y tiránico, que había gozado además del apoyo incondicional de los Estados Unidos de América. Durante toda la década de los sesenta se habían mantenido altas tasas de crecimiento del PIB, producto del auge algodonero y las exportaciones del café, las que se mantuvieron hasta 1974. La riqueza generada, sin embargo, fue mal distribuida y el sistema político fue incapaz de adelantar las transformaciones necesarias para asimilar las demandas y contradicciones sociales. El desarrollo económico acelerado y la incapacidad de la dictadura para generar los cambios necesarios en el sistema político, llevaron a la acumulación de contradicciones cuya explosión se tradujo en la insurrección popular que acabó con el régimen. La dictadura, a partir del terremoto de Managua, entró en una fase acelerada de descomposición. La corrupción de la Guardia Nacional y de los allegados al somocismo rompió el modus vivendi que hasta entonces había operado con relación a la empresa privada, entrando en una competencia desleal. La dictadura, con sus asesinatos, torturas, desapariciones y ejecuciones masivas, tampoco encajaba en la política de derechos humanos promovida por la Administración Carter. El asesinato, por último, de Pedro Joaquín Chamorro, periodista director del diario “La Prensa” y destacado líder político

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de oposición, desencadenó un movimiento de unificación nacional hábilmente dirigido por la facción tercerista del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), encabezada por los hermanos Daniel y Humberto Ortega Saavedra. Este movimiento llevaría a la derrota militar y dispersión de la Guardia Nacional y la salida del país de “Tachito”, el último de la dinastía, el 17 de julio de 1979, día que aún se celebra en Nicaragua como “Día de la Alegría”. “De este sistema –dice el ex Guardia Nacional, Agustín Torres Lazo, testigo de los acontecimientos de 1956- fueron culpables nuestros falsos próceres, nuestros gloriosos antepasados sin ninguna gloria que reclamar, nuestro deformado concepto de la verdad y la justicia y nuestra extravagante exaltación de lo mediocre. Fueron culpables nuestras luchas fratricidas por el galardón y la hegemonía de partidos sin ideología, sin programas, sin sensibilidad social, sin nada que no fuera la ambición desmedida de un puñado de familias sin conciencia que royeron con placer intenso los huesos descarnados de la patria. Fueron culpables quienes en nombre del costado abierto y las espinas de Cristo explotaron sin misericordia la ignorancia y el corazón sencillo de los humildes y fuimos culpables los que alguna vez participamos activamente en ese sistema, como lo fueron también aquellos que de él medraron y nunca tuvieron el coraje suficiente para denunciarlo o combatirlo”. 12 De esta apretada síntesis histórica, podemos destacar lo siguiente:

1) El recurso de parte de las cúpulas o dirigencias políticas, a la negociación directa de los problemas políticos, práctica que históricamente se conoce como “pacto”. Esa negociación directa con frecuencia se ha dado bajo los auspicios de un poder externo, bien la potencia extranjera o la jerarquía eclesiástica.

2) Esos pactos han tenido diversos objetivos, como poner fin a un conflicto, proponer una fórmula electoral bipartidista, garantizar la reelección del caudillo o repartirse la Administración del Estado. Han tenido un carácter excluyente, es decir, han beneficiado exclusivamente a los partidos firmantes, quienes se han arrogado la representación de todas las fuerzas del país.

3) Han sido pactos para el mantenimiento de un modus vivendi y, a lo sumo, para un consenso constitucional precario. No han sido, pues, pactos de fondo y en mucho han tenido características de tregua, en una tradición política en la que la regla general ha sido la guerra y la excepción los períodos de paz. Jamás ha sido alcanzado lo que Rawls entiende por “consenso traslapado”, característico de una sociedad liberal democrática, es decir, una coincidencia de amplios sectores alrededor de principios y procedimientos de convivencia democrática plasmados en una Constitución.

4) La precariedad del consenso constitucional se refleja en las numerosas Constituciones y reformas a lo largo de la historia, la vigencia a la vez de dos diferentes textos constitucionales durante varios períodos. El ordenamiento jurídico en general, y la Constitución como “grundnorm” o norma básica, en particular, ha sido visto no como un instrumento de garantía de la convivencia pacífica sino como un instrumento de dominación de un sector social, unas familias o una clase sobre otras. De ahí que, con las banderas verde o roja, al frente de las tropas liberales o conservadoras, hayan cabalgado los textos

12 Torres Lazo, Agustín; “La saga de los Somoza. Historia de un magnicidio”. Quebecor Impreandes. Managua, HISPAMER, 2000.

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constitucionales. En el altar, tantas veces profanado, de la legalidad constitucional, se han sacrificado –paradójicamente- miles de nicaragüenses.

5) Sin menospreciar el elemento agresivo y expansionista de las políticas norteamericanas del pasado, la intervención en los asuntos internos nicaragüenses y la ocupación militar se ha dado a solicitud de una de las partes en conflicto, ante la incapacidad de resolverlo por la negociación directa o a través de un tercero creado y autorizado por las partes. Las potencias extranjeras y los países vecinos han aprovechado la permanente división interna de los nicaragüenses para atentar contra la soberanía e integridad territorial, poniendo en ocasiones en peligro la existencia misma del Estado nación.

6) El predominio, por último, del elemento militar, frente a la extrema debilidad de las instituciones civiles y la ausencia de lo que hoy se conoce como sociedad civil, cuyo desarrollo es muy reciente.

Estas características son importantes para comprender el significado de la Revolución Sandinista que tuvo lugar en los años 80, “revolución perdida” como la llama el poeta Ernesto Cardenal en sus Memorias13, y para comprender también el carácter de las contradicciones que han signado la difícil transición democrática que se inició a partir del triunfo de Violeta Barrios de Chamorro en 1990 y los obstáculos que, más recientemente, ha debido enfrentar el Gobierno de Enrique Bolaños.

LA REVOLUCION SANDINISTA

El gran movimiento de unidad nacional, que había terminado con la dictadura, duró lo que duró la lucha contra el enemigo común. Expulsado Somoza, los diferentes sectores que participaron en ella entraron en contradicción, evidenciándose la diversidad de intereses y que no todos tenían la misma idea acerca del tipo de nación y régimen político que deseaban para Nicaragua. La derrota política y militar de la dictadura dejó en posición de ventaja a quienes habían vanguardizado la lucha política y militar, es decir, al FSLN. Fue el proyecto de los dirigentes de esta organización político militar el que se impuso, de forma excluyente, con graves consecuencias para la nación. El Estatuto Fundamental, aprobado el 20 de julio de 1979, un día después del triunfo oficial de la revolución sandinista frente a la dictadura de los Somoza, hablaba de instaurar “un sistema democrático de profundas raíces populares” y establecía un Gobierno de Reconstrucción Nacional. El Estatuto derogó la Constitución Política vigente en tiempos de Somoza, disolvió las Cámaras y el Poder Judicial y estableció en su lugar una Junta de Gobierno, un Consejo de Estado y los Tribunales de Justicia. Entre las funciones de ese Consejo de Estado estaba elaborar un proyecto de ley electoral y un ante proyecto de Constitución Política, la que no se promulgó sino hasta 1987.

13 Cardenal, Ernesto; “La Revolución perdida”. Managua, ANAMA, Ediciones Centroamericanas; 2003.

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La Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional fue conformada por doña Violeta Barrios de Chamorro, Sergio Ramírez Mercado, Moisés Hassan, Alfonso Robelo y Daniel Ortega Saavedra. Robelo y Barrios de Chamorro renunciaron a un año escaso del triunfo de la revolución y fueron repuestos por Rafael Córdoba Rivas y Arturo Cruz. En marzo de 1981 la Junta sería reducida a tres miembros: Córdoba Rivas, Sergio Ramírez y Daniel Ortega. Ronald Reagan asumió la presidencia en enero de ese año y empezó a poner en práctica las ideas contenidas en el Documento de San Fe. Pronto la ayuda económica prometida por los EE.UU. fue suspendida, a la vez que Nicaragua estrechaba sus lazos de cooperación con el bloque soviético, Libia y Cuba. La Constitución de 1987 consagraba el sufragio universal, igual, directo, libre y secreto y hablaba de “un nuevo Estado” para promover los intereses del pueblo y garantizar sus conquistas sociales y políticas, Estado que garantizaba “la existencia del pluralismo político, la economía mixta y el no alineamiento”. Esta idea, sin embargo, fue desdibujándose al ritmo de las confiscaciones, afectaciones de tierras y el acoso a la empresa privada. Se trató de avanzar en un proyecto socialista, a través de la creación y ampliación de un Area Propiedad del Pueblo, en un acelerado proceso de estatización de la Banca, el Comercio Exterior e Interior, el transporte y las empresas de carácter estratégico. El 60 por ciento de la economía del país pasó a manos del Estado, siendo administrada de forma ineficiente. Por otra parte, el gasto militar fue incrementándose hasta alcanzar más del 60 por ciento de los ingresos del Estado. En realidad, la transición hacia un sistema socialista desembocó en una economía de guerra, en donde la planificación no fue lo que prevaleció sino la discrecionalidad, el cortoplacismo y el populismo. La política hacia la empresa privada fue contradictoria, de subvenciones y condonaciones de deuda, por un lado, y de acoso y expropiación, por otro. Como en todas las situaciones de guerra, pronto floreció el estraperlo o mercado negro. Todos estos errores internos, sumados al embargo económico decretado por los EE.UU. en contra de Nicaragua y el bloqueo ejercido por este país en los organismos financieros internacionales, llevaron al descenso en picada de las tasas de crecimiento del PIB, que pasaron de 26.5 en 1979 a -4.1 en 1985 y -12.4 en 1988. El creciente déficit fiscal fue llenado con las donaciones del exterior, con el endeudamiento externo y la emisión inorgánica. Según datos del Banco Central, la inflación acumulada en 1988 alcanzaría el 33,547.93 % y la deuda externa pública se elevó de 1,561.8 millones de dólares en 1979 a 10,715.4 millones de dólares en 1990. Una campaña ejemplar de alfabetización redujo el analfabetismo de un 50% —uno de los más altos de toda América Latina— hasta un 13%. La falta de recursos para dar sostenibilidad a este esfuerzo, que movilizó a toda la juventud del país, y la guerra que pronto se generalizó en toda el área rural, hizo que estos índices volviesen a crecer rápidamente. Se incrementó el presupuesto de educación y aumentó espectacularmente el número de escuelas, profesores y estudiantes, aunque la agitación y movilización política permanente y el servicio militar hicieron que los niveles de calidad de la educación decayesen dramáticamente. La asistencia sanitaria pública se extendió considerablemente y las campañas de vacunación contaron con la colaboración de brigadas de voluntarios. La tasa de mortalidad infantil y de enfermedades disminuyó de manera significativa. Curiosamente, la Reforma Agraria impulsada por la Revolución, destinada a favorecer al campesinado, fue uno de los principales causantes del fenómeno de la

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contrarrevolución, que fue aprovechado por la Central de Inteligencia Americana (CIA) en su estrategia de guerra de desgaste o “guerra de baja intensidad” puesta en práctica contra Nicaragua. En 1982 la prensa norteamericana reveló el plan de operaciones encubiertas diseñado por el Presidente Ronald Reagan, para lo cual se habían destinado 19 millones de dólares. En 1983 el Congreso USA aprobó 24 millones para apoyar a la contrarrevolución, en octubre de 1984 aprobó otros 28 millones y 27 millones más en 1985. Una última solicitud de 100 millones para los “paladines de la libertad”, como llamó Reagan a los contrarrevolucionarios, se aprobó en junio de 1986. La guerra encubierta incluyó operaciones de sabotaje a los principales puertos de Nicaragua, llevadas a cabo por comandos de la Central de Inteligencia Americana, vuelos de espionaje llevados a cabo por sofisticados aviones supersónicos y la suspensión del comercio entre Nicaragua y los EE.UU., a través del embargo decretado en 1995, así como el bloqueo del financiamiento en todos los organismos financieros internacionales. La revolución entró también en contradicciones con la Iglesia católica, alentando desde el poder la llamada teología de la liberación y la Iglesia popular, con varios sacerdotes como titulares de carteras ministeriales, movimientos anatemizados por Juan Pablo II, cuya visita a Nicaragua se convirtió en un escándalo de proporciones mundiales. El Servicio Militar, por último, y las difíciles condiciones económicas, minaron enormemente las bases de apoyo al sandinismo. Con la dependencia creciente del apoyo económico y militar de los países de Europa del Este y Cuba, y el apoyo brindado a la guerrilla de El Salvador y otros movimientos insurgentes, Nicaragua se convirtió cada día más en una pieza en el ajedrez de las superpotencias. Desde 1983 se había conformado el Grupo de Contadora, integrado por Colombia, México, Venezuela y Panamá, quienes plantearon una propuesta latinoamericana integral a la crisis centroamericana, propuesta que culminó en 1984 con el “Acta de Contadora para la Paz y la Cooperación en Centroamérica”, aceptada por Nicaragua pero rechazada por los EE.UU. Un intento de pláticas directas con los EE.UU., iniciado en Manzanillo, México, en 1984, fracasó. El fallo de la Corte Internacional de Justicia en el caso de las “Acciones Militares en y en contra de Nicaragua”, condenando a los EE.UU., supuso una victoria diplomática que minó considerablemente el apoyo tanto interno como externo a la política agresiva de Reagan hacia Centroamérica. Los esfuerzos latinoamericanos por la paz en la sub región llevaron a los Acuerdos de Esquipulas II, en agosto de 1987, firmados por los Presidentes centroamericanos. Estos acuerdos establecieron el “Procedimiento para establecer la paz firme y duradera en Centroamérica”, consistente en la implementación del diálogo y la reconciliación nacional, la amnistía, el cese de hostilidades, la democratización a través de la celebración de elecciones libres, la prohibición del uso del territorio de los Estados para agredir a otros y la negociación en materia de reducción de armamentos y efectivos militares. Los EE. UU. habían retomado las negociaciones sobre desarme con la Unión Soviética, bajo la administración de Gorbachov y, en ese marco, habían abierto un capítulo sobre conflictos regionales. La “perestroika” y el “glasnot” hacían prever grandes cambios y, en ese contexto, era evidente el cansancio tanto de las fuerzas internas como de quienes desde el exterior las apoyaban. La solución latinoamericana impulsada por Contadora y el Grupo de Apoyo y, ahora, centroamericana, materializada en la iniciativa de los

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Acuerdos de Esquipulas, tuvo su oportunidad histórica y la Administración Reagan no tuvo más remedio que aceptarla. Estos Acuerdos llevaron a la celebración de conversaciones directas entre el Gobierno sandinista y las fuerzas de la Resistencia o Contras, en Sapoá, en marzo de 1988, donde se acordó el cese de operaciones militares y la concentración, para su posterior desarme, de las fuerzas contras en áreas geográficas a determinarse y la apertura de un diálogo nacional con vistas a la celebración de elecciones. Tanto las Naciones Unidas como la Organización de los Estados Americanos (OEA) desplegaron misiones internacionales de apoyo al proceso de desarme de las fuerzas de la resistencia y verificación de las elecciones que se celebraron en Nicaragua el 25 de febrero de 1990, acordadas en el marco del proceso de paz centroamericano. Como siempre, llegábamos demasiado tarde en la historia. La revolución sandinista fue, en primer lugar, un gran movimiento de liberación nacional. La nación, que pacientemente había ido construyéndose frente al imperialismo y la ocupación militar extranjera y como producto de la creación de una conciencia y una identidad forjada con los elementos diversos de nuestro mestizaje, explosionó en una afirmación rebelde y orgullosa, de independencia y de soberanía. Quiso hacer lo que no pudo la revolución liberal de Zelaya, abortada por el autoritarismo y la intervención extranjera. Al mismo tiempo, pretendió sacar adelante una revolución económica y social, cuando el llamado “socialismo real”, representado por la Unión Soviética y los países de la Europa del Este, entraba en franca decadencia. En ese doble intento no logró la modernización capitalista, el desmontaje del sistema oligárquico, que hubiese supuesto una revolución liberal, ni logró el socialismo. Este doble fracaso, por el contrario, se tradujo en una guerra que provocó muerte y éxodo y en uno de los desastres económicos más grandes de la historia, que hizo retroceder más de medio siglo la economía del país. En cuanto a la nación, es una creación colectiva que se construye y desconstruye: los procesos de integración regional y subregional, la interdependencia y la globalización, la cercanía a los EE.UU. de parte de los gobiernos subsiguientes, los tratados de libre comercio, han debilitado ese sentimiento y terminado por imponer criterios de soberanía más relativos. Sergio Ramírez Mercado, quien fuera Vicepresidente y compañero de gobierno de Daniel Ortega durante todos esos años, haciendo un recuento de los logros de la revolución veinticinco años después de la entrada triunfal de la Junta de Gobierno Revolucionaria en Managua, se preguntaba14: “¿Hubo alguna vez una revolución? Nunca antes la riqueza ha estado peor repartida, ni han sido tantos los pobres que arañan en los basureros de Acahualinca sobrevolados por los zopilotes, o que recorren en bandadas las vecindades de los semáforos en las calles de Managua vendiendo de todo…¿Y los ideales? Desaparecidos bajo un alud de desesperanza, de frustraciones, de confusión ideológica, de retórica vacía, y, otra vez, de olvido… Y la ética revolucionaria, ¿adónde fue entonces a parar? Junto con el caos en la distribución de tierras a los beneficiarios de la reforma agraria, se dio durante el período de transición un masivo reparto de bienes del estado, que favoreció a dirigentes y partidarios del Frente Sandinista en todos los niveles, la rapiña que llegó a ser conocida como "la piñata" y que venía a contradecir los principios éticos proclamados por la revolución. En todas partes de América Latina existen los corruptos, pero sólo en Nicaragua había habido una revolución. 14 Ramírez Mercado, Sergio. “XXV aniversario de la revolución sandinista. La revolución que no fue (I)”; La Insignia. Nicaragua, julio del 2004.

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Y peor que esa primera piñata fue la segunda, cuando el Frente Sandinista consintió en que el gobierno de Violeta Chamorro privatizara el grueso de los bienes y empresas estatales, a cambio de un 30% de esos bienes y empresas que pasarían a mano de los trabajadores, una operación que nunca se dio. Los verdaderos beneficiarios fueron líderes sindicales corruptos, que en su mayoría vendieron luego su participación, y dirigentes del propio Frente Sandinista, ahora parte de la élite de nuevos ricos de Nicaragua.

¿Qué ha quedado entonces de toda aquella empresa histórica? Lejos de los ideales de origen, y sin ninguna de las ilusiones de transformación de la realidad del país cumplidas, pareciera no haber ninguna herencia de aquellos años dramáticos que conmovieron al mundo. Pero los logros y las consecuencias verdaderas de la revolución, sino se advierten, es porque son hoy parte de la sustancia del país.”

El poeta y sacerdote Ernesto Cardenal, otro intelectual sandinista disidente, también ha explicado lo sucedido después de la derrota electoral del sandinismo: “Sea como sea, la revolución al perder las elecciones ganó –dice en sus Memorias-, demostrando que era democrática. La derrota electoral fue una victoria moral… No fue esto lo que hizo que perdiéramos la revolución, sino algo mucho peor que ocurrió después…Hubo el robo de las propiedades del Estado que hicieron los dirigentes para adjudicarlos al Frente Sandinista, y el robo de las propiedades del Estado que los dirigentes hicieron para adjudicárselas ellos mismos, y posteriormente el robo de las propiedades del Frente Sandinista que los dirigentes también se adjudicaron”.15

LA TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA

Contra todos los pronósticos y para sorpresa, sobre todo de los líderes de la Unión Nacional Opositora (UNO) que apoyaban la candidatura de doña Violeta Barrios de Chamorro, los resultados electorales del 25 de febrero de 1990 reflejaron el triunfo de esta fórmula. En medio de una enorme tensión, el sandinismo reconoció la derrota, aunque prometió “gobernar desde abajo”. Un Protocolo de Transición fue firmado el 27 de marzo, por el que, entre otras cosas, el Frente Sandinista aseguraba la permanencia del Ejército y la Policía Nacional, aunque subordinadas al poder civil de la Presidenta Chamorro, con carácter apolítico, y sujetas a un plan de redimensionamiento y profesionalización. Las asignaciones de propiedades anteriores al 25 de febrero también fueron garantizadas.

Estos Pactos de Transición, firmados por Antonio Lacayo, yerno de doña Violeta y verdadero Primer Ministro o cabeza de su gobierno, provocaron la primera división en las filas de la UNO, entre quienes apoyaban una política de reconciliación y convivencia con el sandinismo y quienes, desde posiciones más radicales, pretendían profundizar la derrota. La tesis de la reconciliación se impuso: el Frente Sandinista legalizaría más de lo justamente repartido por la Revolución, en lo que se conocería con el nombre de “la piñata”, a cambio de la aceptación de las recetas del Fondo Monetario Internacional, la

15 Cardenal, Ernesto; Ob.Cit., Págs. 659 y 660.

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privatización del Area Propiedad del Pueblo (la otra piñata, en la que el beneficiado fue un grupo selecto de la empresa privada y la dirigencia sindical), el desmontaje de las organizaciones de masas y la tranquilidad en las calles. El Ejército se separó del Partido y redujo el número de efectivos de 86,810 a 27,710 en un período de dos años. Las organizaciones de masas, por último, serían desmanteladas y sustituidas por un creciente número de organizaciones no gubernamentales, con intereses sectoriales diversos y contradictorios.

Se impulsó un programa de estabilización y ajuste estructural, tendiente a restaurar la economía de mercado y reintegrar la economía al mercado mundial. Se liberalizó el comercio interior y exterior, se privatizó la banca y se redujo el Estado y el gasto social. El Programa de Reforma y Modernización del aparato estatal fue impulsado bajo una óptica eminentemente economicista y reduccionista, sin tomar en cuenta aspectos de fondo, que sí tenían que ver con una auténtica modernización, como el fortalecimiento del Estado de Derecho y un amplio programa de reformas legislativas y de mejoramiento de la Administración de Justicia. Esta incongruencia se puso en evidencia con ocasión de las reformas constitucionales de 1995.

Esas reformas a la Constitución de 1987 significaban, sin duda alguna, cambios importantes en términos de un mejor equilibrio de poderes y mayores garantías ciudadanas frente a un Poder Ejecutivo excesivamente fuerte y un Estado de corte absolutista e irresponsable. Uno de esos cambios tuvo que ver con el fortalecimiento del principio de legalidad tributaria, con lo que la creación de impuestos pasó a ser potestad exclusiva de la Asamblea. El Ejecutivo se opuso a estas reformas y no las promulgó, por lo que el Presidente de la Asamblea fue quien tuvo que mandarlas a publicar. Uno de los aspectos del conflicto tuvo que ver con las aspiraciones presidenciales de Antonio Lacayo, yerno de la Presidenta Chamorro y auténtico Primer Ministro, que fueron frustradas al introducirse la prohibición constitucional de postulación a Presidente o Vicepresidente de “los parientes dentro del cuarto grado de consanguinidad, y los que sean o hayan sido parientes dentro del segundo de afinidad del que ejerciera o hubiere ejercido en propiedad la Presidencia de la República en cualquier tiempo del período en que se efectúa la elección para el período siguiente.” (Artículo 147, literal c.) El conflicto constitucional se resolvió, finalmente, a través de una Ley Marco, en grave contradicción con el principio de supremacía de la Constitución sobre cualquier otra norma de rango inferior. En el fondo, esta Ley Marco sometió al consenso entre los poderes en conflicto el ejercicio de la potestad tributaria y acordó un amplio programa legislativo, con lo que finalmente se estaba haciendo frente a la modernización, esta vez de manera consensuada.

Las reformas de 1995 pusieron en evidencia un vacío o debilidad constitucional, que más tarde llevaría a otro conflicto entre los poderes, durante el Gobierno de Enrique Bolaños. Nos referimos a la ausencia, en el texto constitucional, de un criterio sustantivo o material para diferenciar las reformas parciales de las reformas totales. Esta ausencia de criterios había hecho posible que una reforma, como la del 95, de una gran cantidad de artículos, y que en el fondo significaba realmente una reforma total, fuese llevada a cabo por medio de los procedimientos propios de una reforma parcial, obviándose de esta forma el requisito de una convocatoria a elecciones de Asamblea Constituyente exigido para la reforma total. Este vacío ha dejado, desde entonces, la puerta abierta para que cualquier mayoría coyuntural en la Asamblea Nacional pueda usurpar en determinado momento el poder constituyente, lo que es grave, como se puso

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en evidencia con la más reciente crisis durante la administración de Enrique Bolaños Geyer, y que analizaremos más adelante.

Las características plebiscitarias de las elecciones de 1990 se mantuvieron en las de 1996, que supusieron una nueva derrota para Daniel Ortega y una victoria para el candidato del Partido Liberal Constitucionalista (PLC), Arnoldo Alemán Lacayo. El pasado somocista de Alemán, sus vinculaciones en Miami con las familias que más se habían beneficiado de la dictadura, y la corrupción que había caracterizado su gestión como Alcalde de Managua durante el período de Violeta Barrios, eran del conocimiento general. En una operación mental típica de la clase media nicaragüense, muchos prefirieron votar a favor de un ladrón que al menos haría algunas obras de progreso, y no a favor de un ladrón que no solamente robaría sino que destruiría al país. Y no era por falta de opciones, porque, paradójicamente, a las elecciones de 1996 concurrieron numerosos candidatos, con diferentes programas; pero las alternativas se redujeron al final a las de los partidos políticos con mayor desarrollo y maquinaria: el Frente Sandinista y el Partido Liberal Constitucionalista. Y así, las elecciones se convirtieron en un plebiscito de características especiales, no para escoger entre un sí y un no, sino para votar unos en contra de Ortega y otros en contra de Alemán.

Un nuevo pacto, en una primera etapa de carácter solapado, empezó a fraguarse. La primera expresión fue la aprobación de la Ley de Suspensión de las acciones judiciales y ejecución de sentencias en los juicios en materia de propiedad (Ley Número 256 de 24 de abril de 1997), suspensión que fue prorrogada por la Ley Número 263 de 21 de agosto de 1997. Con ello se dio tiempo para negociar una nueva Ley que garantizase la legalización de las propiedades que habían sido expropiadas sin ningún proceso durante el período de transición de febrero a abril de 1990, y que finalmente se materializó en la Ley Número 278 sobre Propiedad Reformada Urbana y Rural del 26 de noviembre de 1997. Esa ley dejó sin efecto las disposiciones especiales anteriores sobre esta materia y eliminó el recurso de casación, con lo que las decisiones quedaron al arbitrio de tribunales especiales de apelación totalmente controlados por el orteguismo sandinista, sin ninguna otra posibilidad de recurso y sin que las sentencias sentaran jurisprudencia. Miles de juicios sobre propiedad fueron resueltos con sentencias vergonzosas desde el punto de vista jurídico y sobre la base de criterios eminentemente político partidarios, para favorecer a las nuevas mafias privadas, a cuenta de indemnizaciones que deben ser canceladas con bonos del Estado y que son parte de la onerosa deuda interna que hoy estamos pagando todos los nicaragüenses. El segundo capítulo del Pacto Alemán-Ortega se materializó en las reformas constitucionales de enero del 2000 (Ley Número 330). Por esas reformas se redujo el mínimo necesario para ser electo Presidente en primera vuelta, de cuarenta a treinta y cinco por ciento de los votos válidos, siempre que la diferencia mínima respecto del candidato que obtuviere el segundo lugar fuese de cinco por ciento. También se aumentó el número de magistrados de la Corte Suprema de Justicia de doce a dieciséis y la Contraloría General de la República pasó de unipersonal a ser un órgano colegiado, compuesto por cinco miembros propietarios y tres suplentes. Igualmente el Consejo Supremo Electoral aumentó de cinco a siete el número de sus magistrados. Los nombramientos de todos esos nuevos cargos por la Asamblea Nacional, han sido repartidos entre personas fieles a los dos caudillos.

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En el año 2000, el Informe de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas16 decía:

“La liberalización del régimen comercial, cambiario y de inversiones, y las reformas iniciadas en el sector público han permitido controlar la inflación y reanudar gradualmente la expansión económica. Sin embargo, la ardua tarea de acrecentar el bienestar humano sigue pendiente. “En la última década se han realizado esfuerzos importantes dirigidos a una mayor integración con el resto del mundo, pero la posición económica del país es todavía frágil. El PIB, pese a la tendencia de crecimiento que lleva desde 1994, todavía no supera el rezago con respecto al de los Estados centroamericanos. La vulnerabilidad del país en el campo económico, se observa en su elevada deuda externa, tres veces superior al PIB; los desequilibrios de la balanza comercial y de pagos, la escasa diversificación y volumen de exportaciones, y la dependencia de tecnologías e insumos importados, todo lo cual limita sus posibilidades de un mayor crecimiento económico”

En esa fecha, de acuerdo al mismo Informe, casi la mitad de la población (2.3 millones) vivía en la pobreza y un 17% de éstas (830.000) en la extrema pobreza. La migración había aumentado, estimándose las remesas entre US$300 y US$600 millones de dólares. La población, por otro lado, se había quintuplicado, creciendo a un ritmo de 2.7 % anual, una de las cifras más altas de América Latina. En esas condiciones, una nueva derrota del eterno candidato del FSLN, Daniel Ortega, y un nuevo triunfo de la derecha, con Enrique Bolaños Geyer como candidato, tuvo lugar en las elecciones del 4 de noviembre de 2001, con una amplia mayoría (13 puntos de ventaja). Las contradicciones entre Bolaños, de extracción conservadora, y Alemán, con el control del Partido Liberal, se habían evidenciado durante la campaña, a partir de las posiciones que el candidato había adoptado respecto del tema de la corrupción. Con el control de los diputados electos, Alemán se hizo proclamar Presidente de la Asamblea Nacional y pretendió seguir gobernando desde ese poder del Estado. El entendimiento del Gobierno de Bolaños con el FSLN durante la primera etapa de su Gobierno le permitió impulsar su política anti corrupción. Desaforado con el apoyo de los votos del FSLN, Alemán fue procesado y condenado a 20 años de cárcel por fraude al Estado y lavado de dinero. En una segunda etapa, presiones norteamericanas llevaron a la ruptura del entendimiento con el FSLN y a la creación, desde el Gobierno, del nuevo partido Alianza por la República (APRE). Ese cambio y distanciamiento llevó al sandinismo a renovar el pacto con Arnoldo Alemán, esta vez con la carta de negociación de su liberación o de un régimen cómodo de casa por cárcel, o de varias ciudades por cárcel. De esta manera, Ortega ha negociado hábilmente y de forma ventajosa tanto con el Gobierno Bolaños como con el reo Alemán, en un juego a tres bandas que le ha llevado a crear las condiciones más favorables en los últimos quince años para su retorno al poder por la vía de las elecciones.

16 “El Desarrollo Humano en Nicaragua 2000. Equidad para superar la vulnerabilidad”. Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

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El nuevo pacto se materializó en las reformas constitucionales de 2005. Por esas reformas la Asamblea Nacional se atribuyó nuevas facultades, como las de ratificar y destituir Ministros y Viceministros y hacer lo mismo con los cargos de Procurador y Sub Procurador General, Jefes de Misiones Diplomáticas y Presidentes o Directores de Entes Autónomos. Igualmente se arroga las facultades de elegir, no sólo de las listas presentadas por el Presidente sino de listas de los propios diputados, a cargos como el Superintendente de Bancos, Fiscal General, Contralores, Procurador de Derechos Humanos, Superintendente de Servicios Públicos y Director del Instituto de la Propiedad. Estos dos últimos nombramientos lo son de instituciones nuevas, creadas, paralelamente a las reformas, por leyes ordinarias. Con estas reformas Ortega se asegura importantes cuotas de poder desde la Asamblea, en caso de no salir electo y, en caso de serlo, negociar nuevamente con el PLC su derogación, a cambio de una posible amnistía para Alemán. La disputa entre Ejecutivo y Legislativo se centró en el carácter de las reformas y, por ende, el procedimiento utilizado para su aprobación. Como ye hemos explicado, la Constitución no establece criterios sustantivos para diferenciar una reforma parcial de una total. El Ejecutivo sostuvo que los cambios introducidos implicaban un cambio de sistema político, de presidencialista a semi parlamentario y que, por tanto, equivalían a una reforma total, para la que se necesitaba disolver la Asamblea y convocar a una constituyente. Para resolver la disputa entre poderes, el Ejecutivo recurrió a la Corte Centroamericana de Justicia, competente para este tipo de controversias según sus Estatutos, y el Legislativo a la Corte Suprema de Justicia, competente igualmente de acuerdo a la Constitución política. El Ejecutivo también invocó la Carta Democrática, aprobada por la Organización de los Estados Americanos (OEA). El Secretario General de la organización regional, el chileno José Miguel Insulza, viajó a Managua y comisionó para la realización de gestiones de buenos oficios al ex Ministro de Relaciones Exteriores argentino, Dante Caputo. Este último, junto al cardenal Miguel Obando y Bravo, actuó como garante de los acuerdos que finalmente se alcanzaron. La crisis se resolvió invocando el antecedente de la Ley 199 o “Ley Marco para la Implementación de las Reformas Constitucionales” del 5 de julio de 1995, que había resuelto una crisis similar entre los mismos poderes con ocasión de las reformas constitucionales de esa fecha. Por esta vía se llegó a la aprobación de la Ley 558, “Ley Marco para la Estabilidad y Gobernabilidad del país” de 19 de octubre de 2005. El contexto y los objetivos de las reformas del 95 y las de 2005 obviamente eran muy diferentes. Las primeras respondieron a un genuino interés de democratizar y establecer un mejor balance de poderes, en una Constitución de corte absolutista, redactada en 1987, en plena revolución sandinista. Las segundas realmente conllevan un desequilibrio y dan paso a un régimen de corte semi parlamentario. Las primeras gozaron de un amplio consenso, las segundas han despertado temores fundados sobre sus verdaderos objetivos, que para muchos, en el marco del Pacto entre sandinistas y liberales, no son otros que los de constituir una especie de dictadura parlamentaria. La solución, es decir, el contenido, también ha sido diferente, aun cuando ambas leyes coincidan en catalogarse bajo una tipología normativa que nada tiene que ver con su contenido. La Ley Marco de 1995 condicionó al consenso entre los dos poderes la

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potestad tributaria y financiera de la Asamblea y condicionó la aplicabilidad de las reformas a un amplio programa legislativo de reformas y nuevas leyes. La Ley Marco de 2005, simplemente suspendió la aplicación de las reformas constitucionales y de las leyes creadoras de la Superintendencia de Servicios Públicos y del Instituto de la Propiedad Reformada Urbana y Rural, las que no se harán efectivas hasta el 20 de enero de 2007, con posterioridad a la elección de las nuevas autoridades prevista para el 5 de noviembre de 2006. Ambas soluciones dan base suficiente para ser catalogadas de inconstitucionales, por cuanto violan el principio de supremacía de la Constitución sobre las leyes ordinarias. La Ley Marco de 2005 no hizo sino posponer el problema, que deberá ser encarado por el Gobierno que salga electo el 5 de noviembre de 2006. Como una forma de zanjar esta dificultad, la bancada del Partido Liberal Constitucionalista se ha hecho eco de la propuesta del candidato de ese partido, Doctor José Rizo Castellón, de llevar a cabo junto a las elecciones de noviembre un referéndum sobre estas reformas. A pocos meses de finalizar su mandato, no es posible realizar un balance objetivo y completo de la labor llevada a cabo por el Ingeniero Enrique Bolaños y su Gobierno, una presidencia que no contó con el apoyo de un partido desde el órgano legislativo y que, por el contrario, se vio obstaculizada desde los diferentes órganos del Estado controlados por los partidos mayoritarios, constituidos en oposición. Habrá que esperar el paso de algunos años para poder visualizar con suficiente perspectiva histórica los cambios estratégicos llevados a cabo durante su gestión. La lucha contra la corrupción, independientemente de sus magros resultados en términos de reducir la impunidad y garantizar una justicia efectiva para este tipo de delitos, ha marcado precedentes históricos y ha creado una conciencia de que sí es posible iniciar el camino hacia el cambio. Ha contribuido a poner de relieve la necesidad de hacer profundas transformaciones en el actual sistema de administración de justicia, si se quiere avanzar por la senda de la recuperación económica, y en general, ha puesto en evidencia la necesidad urgente del fortalecimiento de las instituciones democráticas. Las negociaciones llevadas a cabo con diversos acreedores externos, entre 1990 y 1996, lograron reducir la deuda pública externa de Nicaragua en aproximadamente US $5,600 millones, alcanzando ésta US $6,094 millones en 1996, equivalentes a nueve años de exportaciones de bienes y servicios, deuda que seguía siendo insostenible. En enero de 2004, Nicaragua alcanzó el Punto de Culminación de la Iniciativa HIPC, (Heavely Indebted Poor Countries), lo cual conlleva un alivio de deuda externa de unos US $5,119 millones en términos de Valor Presente Neto (VPN), equivalentes aproximadamente a US $6,328 millones en términos nominales. Una de las principales condiciones para llegar al Punto de Culminación de la Iniciativa HIPC fue el desempeño exitoso por un año del Programa trienal de Reducción de Pobreza y Crecimiento Económico acordado con el FMI en diciembre 2002 y de la Estrategia Reforzada de Crecimiento Económico y Reducción de Pobreza (ERCERP). Como resultado de las negociaciones realizadas desde que Nicaragua alcanzó el Punto de Culminación, la deuda pública externa se ha reducido en US $1,206 millones, pasando de US $6,596 millones al 31 de diciembre de 2003 a US $5,391 millones al 31 de diciembre de 2004 – equivalentes a 4 años de exportaciones de bienes y servicios – siendo éste el nivel más bajo de la deuda pública externa de Nicaragua en los últimos 20 años. De acuerdo con el Banco Central, durante los próximos años (2005-2010), el

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servicio de la deuda se mantendrá en un promedio de US $100 millones anuales, lo que representa un alivio de aproximadamente US $231 millones por año. En consecuencia, se espera que el indicador del servicio de deuda a exportaciones disminuya en promedio del 27 al 8 por ciento, considerado sostenible.17 Los ingresos tributarios del presupuesto nacional liberados con la reducción del pago de la deuda externa debieron haber sido asignados exclusivamente al financiamiento de proyectos para la reducción de la pobreza humana del país, de acuerdo con la disposición política del Grupo de los 7 (G-7) cuando amplió la Iniciativa HIPC en la ciudad alemana de Colonia, en junio de 1999. En la práctica, apenas una parte de estos recursos ha sido asignada a la reducción de la pobreza, aproximadamente un 40 por ciento; el resto ha sido utilizado para el pago de la deuda interna, en forma de transferencias del presupuesto nacional al Banco Central de Nicaragua, para que éste pueda pagar su deuda al sistema financiero nacional por subastas de títulos valores y por la deuda reestructurada asociada con las quiebras bancarias.18 A pesar de años de ajuste macro-económico y de tres años de PRGF (Poverty Reduction and Growth Facility) con el FMI, a pesar de haber logrado el punto de culminación del HIPC y a pesar de alcanzar avances significativos en términos macro-económicos (inflación, déficit fiscal, etc.), la situación de Nicaragua sigue siendo vulnerable. Las remesas de los emigrantes (entre 15 y 20% del PIB), y a la ayuda internacional (cerca de 20% del PIB) hacen posible un equilibrio muy frágil de la balanza de pagos. La deuda interna tiene un peso del orden del 18% del Presupuesto y su pago ha substituido al problema del pago de la deuda externa desde el alivio de la HIPC. Representa alrededor del 30% del PIB y su origen está en las indemnizaciones a la propiedad y en certificados de deuda emitidos para solventar el problema de las quiebras bancarias fraudulentas (CENI: Certificados Negociables de Inversión). Esto ha conllevado a que el gasto presupuestario per cápita para pago de deuda externa e interna haya pasado de US $25 dólares en el año 2000 a US $68 dólares en el 2003.19 Entre las reformas estructurales importantes llevadas a cabo está también la aprobación de la Ley de Transferencias Presupuestarias a los Municipios, aunque su implementación todavía debe superar muchos problemas. También se aprobó un Plan Nacional de Desarrollo y un Plan Nacional de Desarrollo Operativo, con un sesgo hacia la competitividad y crecimiento económico, en el marco de una estrategia de derrame, como condicionante de la reducción de la pobreza y la creación de empleos. Estos planes no han tenido en el último año suficiente seguimiento. La firma y ratificación del Tratado de Libre Comercio entre los EE.UU. y Centroamérica y República Dominicana (DR-CAFTA), supone una oportunidad, con ventajas y desventajas, que requerirá de un compromiso y una estrategia de parte del

17 “Nicaragua en la Iniciativa HIPC. Memoria y perspectivas”. Banco Central de Nicaragua. 18 “La estrategia de Reducción de la pobreza en Nicaragua: cambio y continuidad”. SIDA. Diciembre 2004. João P. C. Guimarães (Institute of Social Studies), Néstor Avendaño (COPADES), Guillermo Lathrop (Institute of Social Studies), y Geske Dijkstra (Erasmus University Rotterdam), con insumos de Sonia Agurto (FIDEG). 19 Comisión Europea. Nicaragua: Concept note. Borrador para diálogo, 03/2005.

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Estado, si se busca realmente convertir este Tratado en un medio para el desarrollo con equidad. El trece de junio del 2005 el gobierno de Nicaragua logró la aprobación de 175 millones de dólares por parte del Gobierno de Estados Unidos, en el marco de la Cuenta Reto del Milenio. El Gobierno de los Estados Unidos y el Gobierno de Nicaragua firmaron en julio 2005 el convenio de cooperación no-reembolsable, orientado específicamente a la reducción de la pobreza. El programa de inversión de la Fundación Reto del Milenio será ejecutado a lo largo de un período de 5 años y estará enfocado geográficamente en los departamentos de León y Chinandega, una de las regiones de mayor potencial productivo y comercial del territorio nacional. El programa prevé invertir 92.8 millones de dólares en mejoramiento de la infraestructura vial, 26.5 en fortalecimiento de derechos de propiedad y 30 en el desarrollo de negocios rurales. En el Informe sobre Desarrollo Humano de las Naciones Unidas, de 2005, por último, Nicaragua ocupaba el lugar 112, entre los países de desarrollo humano medio, por arriba de Honduras (116) y Guatemala (117) y por debajo de Costa Rica (47) y de El Salvador (104). En el índice de pobreza humana, sin embargo, Nicaragua aparecía en el lugar 40, por debajo de Costa Rica (3), El Salvador (34) y Honduras (39), y por arriba de Guatemala (51). En el año 2000, Nicaragua aparecía en el lugar 116 del IDH y en la posición 41 en IPH.

CONCLUSIONES Algunos aspectos a destacar acerca de la historia de Nicaragua durante los últimos veinticinco años, que incluyen la década revolucionaria y la transición democrática a partir de las elecciones de 1990, son los siguientes:

1) Con la derrota sandinista ha llegado también el ocaso de las revoluciones, el eclipse de los mesianismos. Los modelos unitarios, sustentados en ideologías fuertes, se hacen inviables y se imponen las reformas graduales, en el marco de un pluralismo democrático. La utopía revolucionaria es sustituida por la utopía posible.

2) Tras la derrota sandinista, la crisis general de los partidos políticos y de las ideologías se ha profundizado. Hay una crisis de legitimidad y una crisis de representación, tras la ruptura y el divorcio cada vez más profundo entre la política y los valores éticos, entre los intereses de los círculos dirigentes y los intereses populares.

3) El caudillismo, como sistema de dominación política, da muestras claras de agotamiento, expresado en el rechazo mayoritario a los pactos y arreglos de cúpulas y en la irrupción, por vez primera en la historia, en el escenario electoral, de fuerzas políticas beligerantes, desprendidas del seno mismo de los partidos políticos tradicionales hasta ayer mayoritarios y capaces de retar su hegemonía.

4) La debilidad de las instituciones civiles y de la sociedad civil nicaragüense continúa siendo alta. De ello es prueba la escasa movilización social frente a los escandalosos actos de corrupción y frente al reparto de las instituciones del

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Estado, producto del pacto. La política de reparto de las instituciones y la introducción en ellas de la lógica partidarista, representa una grave perversión de la democracia. El elemento personal no es menos importante que la materia y el diseño con que están construídas las instituciones; ciertamente no se pide que al frente de ellas estén ángeles o personas políticamente asexuadas, pero sí es dable exigir que quienes las dirigen sean fieles, en primer lugar, a los principios y propósitos para el que fueron creadas y no las violenten anteponiendo a éstos los intereses del caudillo o el partido. La política se judicializa porque la justicia se ha politizado. En este contexto, la profesionalización del servicio civil y el fortalecimiento de las instituciones, en particular del sistema de administración de justicia, el cual debe ser objeto de una reforma profunda, son una prioridad y un requisito para poder avanzar en el desarrollo económico y social.

5) El país ha alcanzado importantes logros en materia macroeconómica, lo que se ha traducido en alivio de la deuda externa, acceso a financiamientos y nuevas oportunidades comerciales y de inversión. Pero estos logros no se han traducido hasta el momento en una efectiva reducción de la pobreza y mejoramiento de las condiciones de vida de la inmensa mayoría de los nicaragüenses. La solución a esta situación estribará no tanto en ceder a la tentación de reeditar las políticas populistas, que tan malos resultados han tenido en el pasado, como en preservar los equilibrios macroeconómicos alcanzados y poner en práctica estrategias efectivas de reducción del la pobreza, liberando recursos para invertirlos en esa área a través de una renegociación seria y responsable de la deuda interna, la reducción de los poderes del Estado y de los megasalarios, así como la ampliación de la base de los contribuyentes en el marco de una política tributaria más efectiva, progresiva y justa.

6) Nicaragua a lo largo de su historia no ha sido capaz de transitar de la sociedad cerrada a la sociedad abierta. Cuando ha intentado superar la fuerte herencia despótica ha caído en la anarquía y la guerra civil, para regresar nuevamente al orden cerrado, por la vía del caudillismo, el conservatismo oligárquico, el militarismo revolucionario y la ocupación militar extranjera. El Estado de Derecho no se ha podido consolidar y, por ende, la democracia apenas inaugurada ha degenerado rápidamente en oclocracia y, por último, en guerra intestina. Esta incapacidad ha significado llegar siempre tarde en la historia. Mientras las naciones modernas se integran en entidades supranacionales capaces de hacer frente a un mundo globalizado, nosotros todavía no hemos sido capaces de transitar definitivamente hacia un Estado nación democrático, sustentado en el imperio de la ley, característico del Estado social de Derecho. Enfrentamos, de esta manera, el día de hoy, el doble reto de modernizarnos e integrarnos en un mundo globalizado; y ello exige un Estado descentralizado a lo interno y funcionalmente integrado a lo externo, con una clara división de poderes, un servicio civil profesionalizado y una amplia participación ciudadana a través de cauces institucionales. Las elecciones que tendrán lugar el próximo 5 de noviembre determinarán el paso y la velocidad con que enfrentemos esos retos: o quedamos atrapados una vez más en el círculo vicioso del pasado, marginados en aquello que Hegel llamó “época infantil de la historia”, despotismo donde el tiempo es duración constante pero sin avances, o hacemos el esfuerzo necesario para dar el salto y ejercer nuestro derecho a ser un pueblo con futuro.

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La contribución de los Medios de Comunicación al cambio de la Cultura política en Nicaragua

Vicente Baca Lagos20

La Nicaragua posible, el nuevo Contrato Social para la refundación de la república que promueve el Grupo de Reflexión y Participación Ciudadana, supone una seria transformación de la cultura política predominante en la sociedad nicaragüense, tanto por el contenido de su propuesta –crítico, propositivo y siempre abierto–, como por su modo de elaboración, basado en la perseverante participación ciudadana, en la reflexión y en la acción, durante casi nueve años21.

El carácter y las dimensiones de este proyecto cívico, que se explican en este libro, requiere interrogarse necesariamente sobre la contribución de los Medios de Comunicación al cambio social que aquí se propone, considerando las funciones que la sociedad les ha asignado y que todos los momentos de las prácticas sociales son impensables sin recurrir a la comunicación.

¿A qué nos referimos cuando hablamos de «cultura política»?

1. Los conceptos de cultura y de cultura política

La noción general de cultura más admitida remite a modos de vida (usos, costumbres, tradiciones) y estilos de pensamiento que distinguen a una sociedad de otras; es uno de los conceptos centrales de las Ciencias Sociales, pues nos permite pensar la unidad y la diversidad de la humanidad, sin caer en las explicaciones biologistas que nos terminan llevando al racismo o al darwinismo social.

20 El autor, natural de Nicaragua, es Profesor Titular de Teoría de la Comunicación y Metodología de la

Investigación Social en Comunicación, en la Universidad Complutense de Madrid (UCM), España. Licenciado en Derecho por la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-León) y Doctor en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid. Dirigió la Escuela de Periodismo de la Universidad Centroamericana (UCA), Managua, durante el período 1983-1987; fue miembro del Consejo Directivo de la Federación Latinoamericana de Asociaciones Nacionales de Facultades de Comunicación Social (FELAFACS). Actualmente es Director de la Sección de Comunicación del Departamento de Sociología IV, Facultad de Ciencias de la Información, Universidad Complutense de Madrid, e integrante del Grupo de investigación «Identidades Sociales y Comunicación».

21 “Desde su fundación, el Grupo de Reflexión y Participación Ciudadana ha señalado con meridiana

claridad la necesidad de una concertación nacional en la cual se establezcan las bases del Contrato Social que fundamente y dé contenido al Estado y la sociedad nicaragüense y que establezca los objetivos, fines y metas hacia donde dirigir y organizar las acciones y los medios necesarios para alcanzarlos.

Se trata de un cambio cualitativo en el quehacer de la política nacional; de una verdadera transformación de la cultura política que se oriente a las satisfacciones de las necesidades de la población y a la realización de los objetivos identificados por la ciudadanía, más allá de la búsqueda de prebendas y reparticiones de beneficios del poder público que constituye, desafortunadamente, hoy por hoy, el sentido que nuestros políticos han dado a la función y misión de la política”. Grupo de Reflexión y Participación Ciudadana. Seis años de labores. Autoedición, Managua, 2005.

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La cultura es la mediación por excelencia entre la humanidad y la naturaleza; es la gran creación humana para adaptarse a las enormes dificultades del entorno natural, más aún, la cultura hace posible que el entorno se adapte a las necesidades y proyectos humanos.

La cultura, sin embargo, no es un mero dispositivo, una herramienta humana para la transformación de la naturaleza. La cultura es también una matriz, su naturaleza mediadora es dialéctica: la humanidad es también un producto de la cultura. Parafraseando el título de una conocida obra al respecto, podría decirse que la hominización es la historia del papel de la cultura en el proceso de transformación del mono en hombre: consistió en el paso decisivo de la adaptación genética al entorno natural a la adaptación cultural.

En virtud de la cultura nada hay puramente natural en los seres humanos. Todos los pensamientos, expresiones, acciones u omisiones humanas tienen un formato cultural; incluso funciones humanas que responden a necesidades fisiológicas, tales como el hambre, el sueño o el deseo sexual, están mediadas por la cultura. Y, desde luego, la política, en todas sus dimensiones, con todo su repertorio de respuestas normativas e institucionales, son obras de la cultura de una sociedad, al tiempo que nos conforma como ciudadanos22.

El uso del concepto de cultura política se generalizó en los estudios de las Ciencias Políticas contemporáneas a partir de la importante investigación empírica de Almond, G. A. y Verba, S. (1963) en la que se comparaba la cultura política de Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania, Italia y México, en los años 1959-1961. Para estos autores (1970: 30), “el término cultura política se refiere a orientaciones específicamente políticas, posturas relativas al sistema político y sus diferentes elementos, así como actitudes con relación al rol de uno mismo dentro de dicho sistema. Hablamos de una cultura política del mismo modo que podríamos hablar de una cultura económica o religiosa. Es un conjunto de orientaciones con relación a un sistema especial de objetos y procesos sociales”.

Este conjunto de orientaciones del sujeto hacia el sistema político se caracteriza por su estabilidad, su comprensividad y su estructuración vertical: a) es fuertemente estable a lo largo del tiempo; b) tiende a abarcar a la totalidad de una sociedad; c) determinados grupos sociales o regiones geográficas pueden registrar fuertes modulaciones en torno a los parámetros definidores de una determinada cultura política y constituir subculturas políticas23.

22 Una colección de ensayos sobre algunas de las respuestas que elaboran las comunidades humanas a los problemas que supone organizarse políticamente, puede ver en Gellner, Ernest (1989). 23 Este concepto de cultura política ha sido objeto de muchas críticas y comprobaciones empíricas, en

los últimos cincuenta años, que han contribuido a precisarlo y hacerlo cada vez más productivo para la investigación científica; en este esfuerzo, cabe destacar los aportes de Ronald Inglehart (1975; 1988; 1989; 1991), especialmente sus estudios de la cultura política como mediación entre las afectaciones de la base económica de la sociedad y el sistema político. En esta oportunidad no podemos ocuparnos de esa polémica epistemológica, pero los interesados en el estado de la cuestión pueden consultar los trabajos de Joan Botella (En torno al concepto de cultura política: dificultades y recursos) y Francisco J. Llera (Enfoques en el estudio de la cultura política), en: Castillo, Pilar del – Crespo, Ismael (Edits.) (1997).

En todo caso, compartimos con Almond, G.A. y Verba, S. (1970: 30) que “la palabra cultura política, antes que cualquier otro concepto especial, […] nos brinda la posibilidad de utilizar el marco conceptual y los enfoques de la antropología, sociología y psicología. Nuestro pensamiento se

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En otros términos, desde un punto de vista cognitivo, podemos entender la cultura política como un sistema de modelos históricamente consolidados y socialmente legitimados que comparten los miembros de una comunidad para organizar la convivencia social y gestionar sus intereses comunes. Según su uso, estos esquemas se pueden distinguir del siguiente modo:

– Modelos para pensar: permiten organizar o categorizar cognitivamente el mundo de la política del que se tiene una experiencia cotidiana y proporcionan las reglas de la lógica o del cálculo político. Estos modelos de representación establecen, por tanto, los límites de lo pensable (o concebible) y de lo impensable (o inconcebible) de la política y de sus relaciones con las otras dimensiones de la vida social; se expresan en el discurso de los agentes políticos.

– Modelos para actuar: pautan el comportamiento político e imponen los límites de lo procedente y de lo improcedente en cada situación, desde el punto de vista de la eficacia para el logro de los propios fines de los actores políticos; se explicitan en la descripción de la acción racional, planificada, o de la acción rutinaria, a veces, inconsciente.

– Modelos para evaluar: ponen en relación unos determinados actores, con unas determinadas acciones, medios y fines políticos; se explicitan en juicios de valor sobre las intenciones de la acción política24: democráticas vs antidemocráticas; justas vs injustas; pacíficas vs agresivas; legítimas vs ilegítimas; permisibles vs prohibidas; obligatorias vs optativas; honradas vs corruptas; tolerantes vs intolerantes; oportunistas vs consecuentes; de interés público vs de interés privado; fiables vs dudosas; populares vs antipopulares; de derechas vs de izquierda; tradicionales vs modernas; demagógicas vs sensatas; etc.

– Modelos para la interacción comunicativa: ponen en relación determinados tipos de emisores con determinados tipos de audiencias, objetos de referencia, medios de comunicación, formas de interacción, formas de expresión y contenidos con determinadas situaciones políticas.

Este sistema de modelos constituye la dimensión cognitiva de la cultura política (la cosmovisión de la política), que se corresponde con una dimensión material, aquella que resulta empíricamente observable:

– Los modelos de pensar y los modelos de evaluación se objetivan o pueden objetivarse en diferentes productos y prácticas comunicativas: libros, artículos, discursos, entrevistas, diarios personales o memorias, grupos de discusión, historias de vida, encuestas.

enriquece cuando empleamos, por ejemplo, categorías antropológicas y psicológicas, tales como socialización, conflicto cultural y aculturación. De modo parecido, nuestra capacidad para entender el nacimiento y transformación de los sistemas políticos crece al fijarnos en las teorías y especulaciones que se ocupan de los fenómenos generales de estructura y procesos sociales”.

24 Los objetivos declarados de la acción política no siempre coinciden con los objetivos reales, porque, generalmente, éstos responden a intereses sociales en conflicto; esta dualidad dificulta que los actores conozcan los fines políticos del otro en la interacción social, conocimiento que puede volverse aún más difícil si los actores no controlan sus respectivas cargas de prejuicios y prenociones respecto del otro y de sí mismos.

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– Los modelos para la acción se objetivan en las diversas prácticas políticas y son observables de modo sistemático, sin intervenir en la acción o recurriendo a la observación participante; aparte de que siempre se puede recurrir a la descripción de la acción política pasada o presente por parte de los actores implicados (autodescripción) y por parte de los no implicados (heterodescripción).

– Los modelos para la interacción comunicativa se objetivan en prácticas y productos comunicativos concretos; las prácticas pueden ser observadas y descritas; los productos comunicativos pueden ser sometidos al análisis de contenido.

– Los modelos de la cultura política de una sociedad también se objetivan en su ordenamiento jurídico específico, en la estructura y funcionamiento de sus instituciones públicas, en los planes y programas de gobierno, y en las diversas formas de organización políticas y participación de los ciudadanos.

La condición de sistema de modelos históricamente consolidados y socialmente legitimados le confiere a la cultura política una fuerte estabilidad en el tiempo y un carácter normativo universal, en un doble sentido: los esquemas se perciben como mandatos (obligaciones, prohibiciones, permisiones) que afectan a todos los miembros de una sociedad y como prescripciones del sentido común («lo natural», «lo normal»), que proporcionan gratificaciones cognitivas y afectivas a los agentes políticos, discriminando como transgresores o absurdos a los modelos o propuestas que no pertenezcan al sistema. En esto consiste una cultura política predominante o hegemónica25.

La importancia de las investigaciones sociales modernas sobre la cultura política derivan de su consideración como variable estructural (que opera a nivel sistémico), de modo que puede utilizarse como una variable independiente o explicativa de las resistencias al cambio o de las transformaciones de los sistemas políticos concretos, con la misma legitimidad teórica que se estudian los factores socioeconómicos que afectan o determinan históricamente la configuración de una cultura política concreta (en este caso, una variable dependiente). Este enfoque teórico recupera, por tanto, una perspectiva más dialéctica de la organización social y abandona la antigua concepción determinista que entiende la cultura como un epifenómeno o «reflejo» de la base económica de la sociedad.

25 La participación de la sociedad civil en la formación de la hegemonía cultural es el objeto de estudio de Antonio Gramsci en sus investigaciones de la cultura política en la sociedad italiana del primer tercio del siglo XX. Pueden consultarse sus textos en las antologías preparadas por Jordi Solé Tura (1971) y Manuel Sacristán (1974). Por otra parte, es necesario anotar que los críticos pluralistas (Turner, Bryan S. et al., 1980) consideran que el orden social y la armonía política no están mejor garantizados por la hegemonía, sino por el disenso y el pragmatismo que impone el pluralismo de las diferencias sociales. Pero, esta crítica no parece de fondo, puesto que el pluralismo y la tolerancia políticas pueden ser, como en efecto lo son, valores principales en las culturas políticas hegemónicas de algunas sociedades democráticas occidentales. En cambio, entre los científicos sociales existe un acuerdo más amplio en que el fracaso de una sociedad para conseguir un acuerdo cultural sobre su constitución y perspectivas (lo que suele denominarse un «proyecto de nación»), puede conducir a la anomia (una situación social carente de normas, de valores y principios de organización y actuación colectiva, en la que predomina la falta de confianza en la negociación y el cumplimiento de los acuerdos), situación que unida a crisis económicas profundas pueden poner en riesgo la existencia de dichas sociedades.

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EL PROCESO DE MUTUA AFECTACIÓN ENTRE LAS PRÁCTICAS DE ENCULTURIZACIÓN POLÍTICA Y EL ESTADO DEL SISTEMA POLÍTICO DE UNA SOCIEDAD

TIPO DE ACTIVIDAD: Enculturizadora Cognitiva Social Histórica

Cfr. Martín Serrano, M. (2004: 42).

¿Cómo se adquiere, se reproduce o cambia esta cultura política? ¿Cómo interviene la Comunicación pública en estos procesos?

2. La participación de los Medios de Comunicación en la enculturización y el cambio de la cultura política

La cultura política, como la cultura en general, se transmite de una generación a otra mediante la educación formal e informal, cuya finalidad es, justamente, conseguir la interiorización y enriquecimiento de esa cultura.

La enculturización política es un proceso complejo donde el sujeto del aprendizaje debe recurrir a diversas fuentes de información, alternativa o simultáneamente, para interiorizar los modelos de la cultura política de su comunidad:

– La Observación le proporciona información directa sobre el comportamiento político y el comportamiento comunicativo de los diferentes actores;

– La Experimentación le permite informarse mediante la participación personal en la práctica política y en la práctica comunicativa que le acompaña, en las que debe recurrir a la reproducción de los modelos correspondientes.

[a] Exteriorización de los modelos

de la cultura política, en los

discursos y práctica sociales.

Interiorización de dichos

modelos por cada Actor.

Práctica política de cada Actor

como miembro de una sociedad u organización.

Cambio de la organización del sistema político.

Marcos institucionales para la acción política de los

Actores.

Actividades prescritas para

cada Actor según su posición y

función políticas.

Congruencia entre visión subjetiva del

mundo y posi-ción prescrita.

Interiorización de la actividad

política prescrita como meta o

vocación.

[b] Exteriorización

de la visión polí-tica del mundo del Actor como representación

colectiva destinada a la

enculturización.

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– La Comunicación en general y, en particular, la Comunicación Pública26, pone a su disposición una amplísima información sobre toda cultura política de su comunidad; es la fuente más adecuada para la enculturización de los modelos para la cognición y la evaluación políticas. La información que proporciona la Comunicación, sin embargo, es información mediada sobre el acontecer sociopolítico, es decir, elaborada, seleccionada y transmitida por otros; el sujeto del aprendizaje la obtiene en sus relaciones interpersonales, familiares o grupales, y a través de diversas instituciones especializadas en la producción de conocimiento y distribución masiva de información política, entre otros, los Medios de Comunicación.

– La Reflexión sistemática, el análisis lógico del sujeto es un modo potente de apropiación de los modelos propios para la cognición política, al tiempo que es fuente de nueva información y de innovación de estos modelos, a partir de la información previa.

– La Memoria selecciona y almacena la información procedente de todas las fuentes anteriores y se constituye en una fuente fundamental, en la medida que interviene en todo el proceso de aprendizaje y en la actualización de la información y de los modelos que le dan sentido.

Todo este proceso de reproducción social de la cultura política se realiza en el marco de un amplio repertorio de instituciones públicas y privadas: familias; instituciones educativas; centros de formación y fundaciones de los partidos políticos; sindicatos; iglesias; y, desde luego, a través de los medios de comunicación. Estas instituciones suelen denominarse agentes de socialización, aparatos ideológicos del Estado, etc.

Como puede verse, los Medios de comunicación pública no son la única fuente de información en la enculturización política de los miembros de una comunidad. En el primer tercio del siglo XX se les atribuyó, además, una influencia incontestable en la sociedad y se les consideró los nuevos demiurgos de la historia; la investigación social, sin embargo, ha mostrado la relevancia de otras fuentes de información, como la observación directa y la experiencia personal del sujeto, las informaciones y evaluaciones proporcionadas por la familia y los amigos de confianza. Los Medios de comunicación proporcionan una visión pública e institucionalizada de cuanto ocurre en la vida política de una sociedad, mediante la masiva producción, distribución y consumo de información, en ciclos productivos que se reproducen de modo incesante, recurriendo a enormes inversiones de capital, a una compleja división técnica del trabajo y a las tecnologías más avanzadas. En virtud de este carácter público e institucionalizado que posee la información de los Medios de comunicación, a éstos se les atribuye una mayor influencia respecto a la visión que puedan ofrecer otras instituciones mediadoras en la socialización de la cultura política.

26 El concepto Comunicación pública no se refiere al intercambio de información que las instituciones públicas del Estado mantienen con los ciudadanos, sino a una forma social de comunicación en la cual la información se produce y distribuye por el recurso a un Sistema de Comunicación especializado en el manejo de la información que concierne a los intereses de la comunidad como un conjunto. El sistema de Comunicación pública contemporáneo y predominante está representado por los actuales Medios de Comunicación de Masas, pero no es el único que existe ni ha existido en la historia. Véase: Martín Serrano, Manuel (2004).

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En realidad, la difusión pública de la información que elaboran los Medios de Comunicación la hace más notoria, pero no necesariamente más influyente; su institucionalidad la hace más imputable, pero no siempre tiene más «credibilidad» que la fuente anónima de un rumor sobre el futuro político del gobierno o sobre la quiebra de un banco en el que los ciudadanos tienen depositados todos sus ahorros, por ejemplo. Un buen número de investigaciones y experiencias históricas en varios países, durante los últimos 70 años, han mostrado ya los límites de los Medios de Comunicación, puesto que la influencia no depende del medio por el que se obtiene la información, sino de la visión de la realidad que elaboren los actores políticos con todos los datos disponibles y de cómo evalúen la afectación de sus intereses personales y colectivos por el acontecer de referencia. Por esta razón, ningún comunicador puede asegurar con certeza cuál va a ser el resultado de su intervención comunicativa en la conciencia o comportamientos de su audiencia27.

Por otra parte, lo que decimos de los límites de la contribución de los Medios de Comunicación a la reproducción social de la cultura política, cabe decirlo también de su contribución a los procesos de transformación de dicha cultura. Si se permite la metáfora, se puede afirmar que es erróneo atribuirle a los Medios de comunicación la eficacia de una correa de transmisión entre el cambio del sistema político y el cambio de la cultura política que difunden (o viceversa), tanto si la correa gira hacia la izquierda o hacia la derecha (Martín Serrano, M., 2004: 139-140).

Desde luego que, las culturas políticas predominantes pueden transformarse, a pesar de la fuerte resistencia de quienes obtienen los principales réditos políticos de la misma (Botella, J., 1997: 24-26); pero ese cambio no se obtiene solamente recurriendo a la Comunicación pública, en todos los casos es siempre decisiva la práctica social de los actores políticos.

Algunos cambios estructurales y coyunturales en el sistema económico o político pueden provocar transformaciones en la cultura política hegemónica de una sociedad, con el apoyo de la Comunicación pública. Por ejemplo:

a) Una modernización acelerada de la infraestructura económica de un país suele venir acompañada de migraciones internas masivas; concentración urbana de poblaciones antes dispersas; modificaciones de las relaciones de propiedad y de trabajo; modificaciones en las formas de consumo, comunicación y entretenimiento, en las pautas de promoción social y en las relaciones vecinales. Estos cambios sociales sobrevenidos, eventualmente, pueden deslegitimar las pautas de la cultura política tradicional, porque ya no responden a las nueva necesidades ciudadanas, y poner a las sociedades o a ciertos grupos sociales en situación de disponibilidad al cambio cultural.

b) Un cambio en la estructura social, como el establecimiento y la persistente defensa de un sistema político democrático, tras la superación de un régimen autoritario, puede facilitar el aprendizaje ciudadano del funcionamiento de las instituciones y la interiorización de las actitudes y valores democráticos. 27 Las investigaciones clásicas de Lazarsfeld y Berelson de 1944 (The People’s Choise) y 1954 (Voting)

descubrieron, por ejemplo, que las audiencias consumen la información de los Medios que mejor se ajustan a sus preferencias políticas y que, raras veces, modifican sus intenciones iniciales de voto, a pesar de las presiones de las campañas electorales. En contraste, sus investigaciones también pusieron de relieve la considerable influencia que tienen algunos ciudadanos entre sus familiares, amigos, compañeros de trabajo y vecinos, constituyéndose en verdaderos líderes de opinión política.

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c) Un cambio en el sistema de instituciones de enculturización política. Por ejemplo: la reforma del sistema educativo; la reforma de la Ley Electoral y de los Partidos políticos; la reforma de la organización sindical; la crisis de la familia tradicional y el surgimiento de nuevos modelos de familia; la transformación tecnológica del sistema de comunicación pública, que propicia la globalización de los valores e intereses políticos de los grandes centros de poder mundial, que pueden entrar en colisión con los intereses políticos de las sociedades nacionales.

d) Un cambio en la superestructura social, como el restablecimiento de la libertades democráticas de asociación, reunión y expresión, puede facilitar la difusión y el alcance social de las culturas políticas alternativas.

e) Una coyuntura política que constituya una profunda experiencia social y política, ampliamente compartida por una generación, puede propiciar, más tarde o más temprano, la erosión la cultura política hegemónica y la apertura de nuevas posibilidades para las subculturas alternativas que ofrecen nuevas opciones para organizar el sistema político. Por ejemplo: la participación de miles de jóvenes y de mujeres en una guerra civil; una masiva campaña nacional de alfabetización; una reforma agraria acompañada de un amplio movimiento cooperativista; la experiencia de la emigración al extranjero, junto a miles de compatriotas, por motivos políticos o económicos.

En general, la principales concepciones sobre las relaciones entre el cambio de la cultura política y el cambio del sistema político en una sociedad pueden resumirse en el siguiente cuadro:

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INTERPRETACIONES ALTERNATIVAS SOBRE EL PROBLEMA

DEL CAMBIO DE LAS CULTURAS POLÍTICAS Y EL CAMBIO DE LOS SISTEMAS SOCIALES

SÓLO ES POSIBLE CON

NO ES POSIBLE SÓLO CON

TAMBIÉN ES POSIBLE SIN

Cfr. Martín Serrano, M. (2004: 43)

– El voluntarismo idealista considera que actuando adecuadamente sobre la producción y difusión de la cultura política se pueden lograr cambios cualitativos en la estructura social y política de una sociedad. Esta concepción considera que la comunicación pública es una instancia estratégica del cambio político y axiológico.

– El voluntarismo materialista considera que basta la acción revolucionaria para cambiar la sociedad y por añadidura la cultura política de los ciudadanos. Dicho de otro modo: como consideran que las personas somos productos de la educación y las circunstancias históricas, una nueva cultura política sólo podrá emerger de una nueva sociedad revolucionaria. Esta concepción no permite comprender cómo interviene la cultura y la comunicación en la reproducción y el cambio social.

– La perspectiva dialéctica materialista considera que en el mismo movimiento de la praxis de los actores sociales, se transforman sus circuntancias sociales y su cultura política, en un proceso histórico que no es necesariamente sincrónico en todas sus dimensiones. La praxis se entiende como la unidad indivisible de la teoría y la

Voluntarismo idealista

Voluntarismo materialista

La transformación cualitativa

de la CULTURA POLÍTICA

La transformación cualitativa del ORDEN SOCIAL

Dialéctica materialista

Dialéctica materialista

ESTRUCTURALISMO

ESTRUCTURALISMO

La transformación cualitativa

de la CULTURA POLÍTICA

La transformación cualitativa del ORDEN SOCIAL

La transformación

cualitativa de la CULTURA POLÍTICA

La transformación

cualitativa del ORDEN SOCIAL

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práctica (acción–reflexión–comunicación–acción), al servicio de la emancipación social.

– Los estructuralistas sostienen que “una gran parte de la comunicación pública tiene por objeto reproducir un repertorio de representaciones colectivas muy estables; representaciones que conservan un modelo del mundo compartido por los miembros de una sociedad. Tales representaciones se refieren precisamente a aquellos valores que resisten al cambio sociopolítico. En consecuencia, los relatos de la comunicación pública estarían interesados más bien en lo que permanece (o se desea que permanezca) en la sociedad, que en lo que en ella cambia. En apoyo de esta tesis, los estucturalistas muestran que los mitos son productos comunicativos cuyo relato oral atraviesa las épocas históricas sin cambios esenciales en su estructura” (Martín Serrano, M., 2004: 53-54). Desde este punto de vista, cabe pensar en cambios cualitativos en la estructura social, mientras permanece intacta la cultura política de la sociedad, y viceversa.

A la pregunta, entonces, sobre la contribución de la Comunicación pública a la reproducción y al cambio de la cultura política hegemónica en una sociedad, tendremos que responder que los Medios de comunicación tienden principalmente a garantizar la permanencia de la cultura política hegemónica y la legitimidad de las instituciones públicas; sin embargo, en ocasiones en las que se producen cambios estructurales significativos y/o agitadas coyunturas políticas, en las que se ve involucrada la mayoría de la población, los Medios de comunicación desempeñan un papel más relevante que el habitual y se muestran propensos a la difusión de las nuevas culturas políticas, en razón de su función social principal (informar del acontecer sociopolítico y de sus protagonistas), y por el modelo de mediación que sean capaces de elaborar para conciliar los intereses generales de la sociedad y sus intereses particulares como empresas informativas, que pueden verse afectados por dichos procesos de cambio.

¿Cómo están contribuyendo los medios de comunicación a la transformación de la cultura política en Nicaragua?

3. Caudillismo, Cultura política y Medios de comunicación

La cultura política de la Nicaragua real –contrapunto de la Nicaragua posible, por cuanto es el objeto de su crítica y de la transformación que propone– se ha puesto de manifiesto, rotundamente, en todas las dimensiones en las que opera en la sociedad, a partir del Pacto del 10 de diciembre de 1999 entre el PLC y el FSLN para reformar la Constitución política, las instituciones públicas y su composición, tal como se ha podido comprobar mediante la experiencia directa en la vida cotidiana de los ciudadanos.

Prácticamente, desde agosto de 1998, cuando se hicieron públicas las negociaciones entre Daniel Ortega, Secretario General del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), y Arnoldo Alemán, Presidente del Partido Liberal Constitucionalista (PLC), para concretar el Pacto, en Nicaragua se viene produciendo un amplio debate entre los ciudadanos y en los medios de comunicación sobre el caudillismo, término con el que se trata de resumir y evocar la cultura política más tradicional y negativa que ha predominado en el país, desde su independencia. Los nuevos caudillos de turno, objetos de las críticas y del rechazo popular, serían, en esta ocasión, los líderes políticos firmantes del Pacto.

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El debate adquirió más intensidad y virulencia desde que fueron expulsados Eduardo Montealegre (del PLC) y Herty Lewites (del FSLN), por tratar de obtener la nominación de candidatos a la Presidencia de la República, por sus correspondientes partidos, en las elecciones de noviembre de 2006, en contra de la voluntad de sus respectivos líderes políticos, que tenían sus propios propósitos: en el caso de Daniel Ortega, repetir por quinta vez como candidato presidencial; en el caso de Arnoldo Alemán, designar a un candidato de su plena confianza política y personal, después de la “traición” del presidente Enrique Bolaños, quien contribuyó a su encarcelación por delitos de corrupción.

Como sabemos, el caudillismo constituye un peculiar estilo de dirección política, de ejercicio de las relaciones de poder político, ya sea al frente del gobierno de un Estado o en la oposición. El caudillismo, desde un punto de vista sistémico, supone la existencia de un líder carismático que impone su visión y su voluntad políticas sobre el conjunto de sus seguidores, más o menos organizados, basándose en un principio de lealtad incuestionable al líder a cambio de unas expectativas, más o menos racionales, de alcanzar por esa vía, como única opción posible, los objetivos que constituyen la causa de la acción y la organización colectiva.

Los casos de Eduardo Montealegre y Herty Lewites revelan que el caudillismo constituye una de las matrices persistentes de nuestra cultura política, puesto que no discrimina a los partidos políticos nicaragüenses por su ideología declarada, ya sea de derecha o de izquierda.

En este debate en los medios de comunicación sobre la figura del caudillo y del caudillismo se ha recurrido a todos los puntos de vista que nos proporcionan las distintas Ciencias Sociales:

– Se han explicado las circunstancias históricas que hicieron posible su emergencia en América Latina, recurriéndose a la presentación de los casos más conocidos e ilustrativos en la historia nacional y latinoamericana, desde la época de la sociedad colonial en la que ya existía la figura del caudillo, apoyada fundamentalmente en la existencia de relaciones patrón-cliente y en el establecimiento de lazos de fidelidad y lealtad personales a cambio de seguridad y determinadas prebendas.

– El análisis político ha puesto de relieve las relaciones entre el caudillismo y la debilidad del Estado de Derecho, de los partidos democráticos y de las instituciones públicas. Para unos autores, el caudillismo es un efecto de estos déficits democráticos; para otros, en cambio, es la causa de nuestro estancamiento en el pasado político, en el atraso y la pobreza. El caudillismo como causa y efecto, vendría a constituir un círculo histórico determinista al que estaría condenado la sociedad nicaragüense, si los ciudadanos no encuentran un modo de romperlo.

– La perspectiva sociológica ha desvelado los rasgos socioeconómicos estructurales de esta sociedad, así como las coyunturas políticas que propician su aparición o pervivencia. Se ha sugerido la existencia de sistemas verticales de tipo piramidal, en diferentes estadios de desarrollo, que trasladan las relaciones clientelistas de una pirámide a otra, de modo que ciertos caudillos dependerían a su vez de otros caudillos mayores, hasta concluir en el Gran Cacique, coronado en la cúspide de la pirámide.

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Otros ensayos sociológicos han subrayado la extrema pobreza y el atraso educativo y cultural de la población como condiciones necesarias para el éxito de la manipulación a la que es sometida por el caudillo y sus cooperantes.

– Los especialistas en las ciencias del lenguaje se han ocupado del análisis del discurso de los líderes políticos caudillistas y de su séquito ideológico, y han mostrado sus miserias expresivas y retóricas, así como las inconsistencias lógicas de sus visiones de la realidad, lo que pondría de manifiesto el carácter básicamente demagógico de tales discursos.

– Las reflexiones antropológicas han aportado un enfoque muy interesante, puesto que sostienen que el caudillismo está inscrito en la cultura política nicaragüense, con independencia de las opciones políticas o ideológicas; según la época, ha habido caudillos federalistas o centralistas, liberales o conservadores, somocistas o sandinistas, de derecha o de izquierda.

– No han faltado los artículos que se han detenido en examinar, desde un punto de vista psico-sociológico, los rasgos relevantes de la personalidad del caudillo y la de sus seguidores. El caudillo es un líder carismático, con una capacidad especial para atraer o fascinar a los demás; paternalista (cuando hace falta); autoritario (siempre); generoso en favores con sus allegados, para conseguir su fidelidad, o con sus adversarios, para conseguir atraerlos o doblegarlos; intolerante y vengativo con quienes forman parte de su aparato político, si se atreven a cuestionar su liderazgo; dispuesto siempre al pacto político para conservar su posición de privilegio; blando ante el halago y las ceremonias que lo sitúan en el centro de los homenajes; cercano con la gente del pueblo, a quienes brinda su afecto personal y recuerda por sus nombres, así como a sus familiares, etc28.

Este análisis psico-sociológico suele complementarse con el estudio de las mentalidades y actitudes de la población que puede llegar a asumir al caudillismo como una religión política y al caudillo como a un nuevo Mesías o Profeta que los emancipará de la miseria. Algún comentarista ha recordado, por ejemplo, que ciertos campesinos nicaragüenses reservaban un rincón de sus ranchos para poner en un altar, con velas y flores, una fotografía del caudillo conservador general Emiliano Chamorro, quien tuvo una influencia política preponderante en gran parte de la mitad del siglo XX.

Desde luego, también hay ciudadanos –algunos de ellos intelectuales e investigadores sociales de prestigio– que defienden el Pacto y rechazan que los líderes cuestionados se ajusten al histórico arquetipo del caudillo latinoamericano.

Este rico y largo debate, acompañado de manifestaciones en las calles de varias ciudades del país de las organizaciones populares y los partidos políticos que rechazan 28 El «espíritu sectario», del que ya se ocupara José Coronel Urtecho en sus Reflexiones sobre la Historia de Nicaragua, se encuentra siempre culturalmente asociado al caudillismo, porque el dominio del caudillo mayor nunca es absoluto en todo su espacio político y durante todo el tiempo de su régimen. Podrá encontrar resistencias y disidencias, y, eventualmente, escisiones sectarias: a) cuando se encuentre en su etapa de ascenso y de control político, entre quienes se opongan a sus designios, bien por razones políticas o ideológicas, o bien por una simple disputa del poder; b) en los territorios alejados del centro de poder, donde se enseñorean otros pequeños caudillos, y no se alcance a sentir todo el peso de su influencia centrípeta; c) en su etapa de decadencia política, en la que se agolpan los aspirantes a sucederle, bien mediante su designación personal e intransferible, o mediante el desafío político. La convivencia pacífica dura poco en los reinos de caudillos.

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el Pacto entre el FSLN y el PLC, expresa la enorme preocupación de los nicaragüense por resolver los problemas de esta coyuntura histórica y enfrentar el futuro con un poco más de confianza. La investigación social de esta masiva producción comunicativa y de la protesta política ciudadana puede identificar el modo en que los Medios de comunicación contribuyen a la reproducción del caudillismo o a la promoción de la democracia en Nicaragua.

Cabría plantearse, por ejemplo, un estudio comparado de la cultura política de los ciudadanos nicaragüenses y de la visión del mundo sociopolítico que ofrecen los Medios de comunicación nacionales, en las que el caudillismo y la democracia sean los marcos de los objetos de referencia fundamentales29. De los ciudadanos y los Medios de comunicación sería de interés científico y social conocer los siguientes aspectos:

– Cuáles son los modelos cognitivos con que operan para describir y evaluar el sistema político democrático del país, del funcionamiento de sus principales instituciones, así como de sus manifestaciones culturales y operativas en los diferentes ámbitos sociales en los que tiene lugar la vida cotidiana de los habitantes del país.

– Cuáles son los rasgos deseables e indeseables, los éxitos y fracasos, las posibilidades y limitaciones de la democracia nicaragüense; cuál es el grado de satisfacción manifiesta.

– Cuáles son los modelos de representación que se utilizan para organizar y dar sentido a los datos a propósito de los líderes políticos considerados caudillos y de aquellos que no lo son, tomando en cuenta sus cualidades, objetivos, acciones, relaciones con otros actores políticos y los medios que emplean para alcanzar tales objetivos; cómo se evalúan los logros y fracasos de los líderes políticos.

– Cómo están implicados o se ven afectados por la política caudillista.

– Qué posibilidades de cambio perciben en la situación sociopolítica del país; cuáles son las formas más adecuadas que proponen para conseguir tales cambios.

– Cuáles son las diversas fuentes de información y de evaluación a las que recurren tanto los ciudadanos como los Medios de comunicación para elaborar sus representaciones sociales sobre la vida política del país.

Para obtener los datos sobre estos aspectos de la cultura política de los ciudadanos se puede recurrir a diversas técnicas de registro, tales como encuestas, grupos de discusión, entrevistas en profundidad e historias de vida. El análisis de los datos podría tomar en cuenta la militancia política o adscripción ideológica de los

29 Un estudio comparado supone que es posible encontrar distinciones entre la cultura política de los ciudadanos nicaragüenses y la que difunden los Medios de Comunicación. Esta observación puede parecer una obviedad, pero no está demás si tomamos en cuenta que aún persisten algunos enfoques deterministas que consideran la visión del mundo ofrecida por la comunicación pública semejante a la visión que predomina en la sociedad. Hay abundantes referencias teorico-metodológicas e históricas que rechazan este simplismo.

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actores, su situación social, la región de residencia, su género, su actividad y su biodiferenciación, para tratar de encontrar patrones específicos.

Los datos sobre la visión del mundo que proponen los Medios de comunicación nacionales hay que obtenerlos mediante el análisis de su producción informativa, tanto de su contenido como de sus formas de expresión. El análisis de los datos podría distinguir entre tipos de Medios (prensa escrita, radio, televisión o sitios en Internet) o entre tendencia política o ideológica atribuida a los medios, por ejemplo.

El análisis comparado de ambas visiones de la realidad sociopolítica nos podrá mostrar sus consonancias y disonancias culturales, de las cuales depende en alguna medida la reproducción del estado de cosas existentes o las posibilidades de cambio. Así, por ejemplo, suele aceptarse por “evidente” la hipótesis que asocia el rechazo de los principales medios de comunicación nicaragüenses hacia los caudillos que prevalecen en la política del país y sus simpatías hacia las nuevas opciones política con la defensa de una democracia moderna. Pero, la relación entre los términos que establece esta hipótesis debe comprobarse empíricamente, puesto que no existen razones epistemológicas para aceptarla como un axioma sociológico o comunicológico.

El caudillismo, como fenómeno sociopolítico e ideológico, se apoya en una de las estructuras cognitivas más extendidas en las culturas del mundo, muy resistente al cambio y con una enorme capacidad para la metamorfosis, según la época y las cacterísticas de cada sociedad: se trata del Mesianismo.

El mito del Salvador supremo, del Liberador trascendental, que reaparece en la teoría política occidental de los siglos XVIII y XIX, le permitió a la burguesía revolucionaria europea encontrar la imagen de su propia unidad y constituirse en un sujeto histórico del cambio social, aunque se tratara de una unidad hipostasiada o exterior a la burguesía, ya que en su interior está desgarrada por sus intereses de propietarios y productores enfrentados en el mercado de libre competencia. El Salvador supremo es:

– la encarnación de la virtud pública frente a la corrupción y al particularismo de los individuos;

– el demiurgo de la historia que rompe las cadenas del fatalismo de una sociedad dominada por la aristocracia terrateniente (señores feudales);

– el héroe sobrehumano que libera a los ciudadanos y constituye al Estado nuevo.

Según Lowy, M. (1972: 23), este mito del Salvador supremo figura, implícita o explícitamente, en la mayoría de las doctrinas políticas de la burguesía en ascenso:

– Para Maquiavelo es el «Príncipe»; – para Hobbes, el «Soberano absoluto»; – para Voltaire, el déspota «Iluminado»; – para Rousseau, el «Legislador»; – para Carlyle, el «Héroe»; – los puritanos ingleses del siglo XVIII creyeron encontrarlo en el «Lord

Protector» (Cromwell); – los jacobinos, en el «Incorruptible»; – los bonapartistas, en el «Emperador».

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«El alma del mundo a caballo» dijo Hegel de Napoleón, resumiendo en esta frase genial la estructura del mito del Salvador supremo: el Verbo se hace Carne, las fuerzas inmensas e incontrolables de la historia encarnan en un Ser Superior para liberar a los ciudadanos incapaces de hacerlo por sus propios medios.

Este mito mesiánico tiene también sus versiones socialistas, utópicas o stalinistas; su estructura también admite que el rol del Salvador sea desempeñado por un «Comité», un pequeño grupo de hombres iluminados y decididos, de cuya acción revolucionaria nacerá la nueva sociedad y el hombre nuevo30.

La concepción de la emancipación social radicalmente opuesta al mito mesiánico es la Autoemancipación, nacida de la reflexión crítica de los trabajadores europeos de los siglos XVIII y XIX sobre sus dolorosas experiencias de lucha y de sus esperanzas frustradas en la emancipación que habían confiado a incontables mesías: «Ni Césares, ni dioses ni reyes, que nosotros mismos obtendremos nuestra liberación» ha sido su lema desde entonces.

La autoemancipación es una de las fuentes fundamentales de las modernas teorías políticas sobre la democracia participativa, desde cuya perspectiva los partidos políticos se transforman en genuinos mediadores del desarrollo de la conciencia, la organización, la toma de decisiones y la acción de los propios ciudadanos.

Tomando en cuenta estas consideraciones, cabe plantearse, entonces, las siguientes hipótesis, que deben confrontarse con los datos empíricos, a propósito de la contribución de los Medios de Comunicación al cambio de la cultura política en Nicaragua:

1º) El rechazo del caudillismo en la política nacional no supone una crítica radical, ya que se apoya en la misma estructura del mito mesiánico para romper el determinismo del caudillismo tradicional para sustituirlo por un caudillismo moderno, individual o grupal, de derecha o de izquierda.

2º) El rechazo del caudillismo cuestiona una de las matrices más atrasadas de la cultura política nacional, promoviendo una democracia participativa moderna.

La coyuntura histórica que ha abierto el Pacto entre Ortega y Alemán, con todas sus consecuencias sociopolíticas, plantea el reto a los universitarios nicaragüenses que trabajan en el campo de las Ciencias Sociales para poner en marcha un programa de investigación multidisciplinaria sobre las relaciones entre el cambio social, la cultura política y la comunicación pública en el país, un conocimiento necesario para orientar racionalmente las prácticas sociales y las políticas culturales y comunicativas que procuran el fortalecimiento de las instituciones democráticas, la convivencia ciudadana y el progreso social, en otras palabras: La Nicaragua posible.

30 En la historia del pensamiento político nicaragüense esta representación mítica es reiterativa y no discrimina los colores ideológicos de las banderas partidarias. Aquí no hay lugar para exponer ese análisis, del que ya me he ocupado en otros medios y ocasiones.

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Mesa redonda:

Cooperación Internacional en el siglo XXI: riesgos y oportunidades para Nicaragua.

Manuel de la Iglesia-Caruncho31, moderador En primer lugar, quiero agradecer a los asistentes su presencia en esta mesa que estoy seguro resultará de su interés. Quiero agradecer también muy sinceramente a los directores del curso: “La Nicaragua Posible”, Alejandro Serrano Caldera y Armando del Romero, su invitación a participar en la misma. Y agradezco, también sinceramente, a los participantes en esta mesa, Julio Icaza, Augusto Zamora, Aurora Díaz-Rato, Fernando Mariño y José Manuel García de la Cruz, que hayan podido hacer un hueco en sus apretadas agendas para participar en ella. Uno de los ponentes, Oscar René Vargas, no pudo finalmente viajar desde Nicaragua para acompañarnos en el acto, pero ha tenido la amabilidad de hacernos llegar su ponencia. Entrando en lo que nos convoca, me gustaría señalar que considero un acierto por parte de los directores del curso haber dejado un espacio en el mismo para reflexionar sobre el papel que supone la cooperación internacional para Nicaragua. Sin duda se trata de un papel importante ante las situaciones dramáticas que ha vivido este país, como la dictadura somocista, la guerra y crisis de los años 80 o, en fin, algunas catástrofes naturales de graves consecuencias, como los huracanes Mitch y Juana –y también algún maremoto y erupción volcánica-, que mucho han dificultado su proceso de desarrollo. Tampoco han ayudado en mi opinión las políticas públicas aplicadas, muy sesgadas hacia el neoliberalismo. Por estas razones, entre otras, la renta per cápita de Nicaragua en los últimos quinquenios apenas ha crecido. Por otro lado, este país centroamericano es especialmente interesante para el análisis de la eficacia de la ayuda internacional, con el fin de conocer su utilidad e impacto.

31 Manuel de la Iglesia-Caruncho, doctor en Economía, es actualmente Comisionado para la Reforma de la Agencia Española de Cooperación Internacional. Hasta julio de 2006 fue Director del Gabinete de la Secretaria de Estado de Cooperación Internacional en el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación. Anteriormente fue Director de Cooperación Internacional de la Escuela Andaluza de Salud Pública. En la década de los 80 y los 90 trabajó para la cooperación española en Nicaragua, Honduras, Uruguay y Cuba. En estos dos últimos países fue Director de las Oficinas de Cooperación de la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI). Es autor de numerosos artículos científicos y divulgativos y coautor de varios libros colectivos -alguno de los cuales coordinó- sobre pobreza, desarrollo, deuda externa y cooperación internacional, entre otros temas. En colaboración con Pilar Jaime y Melba Castillo publicó en 2003 el libro: “Acabar con la Pobreza. Un Reto para la Cooperación Internacional”. Su último libro se publicó en 2005 en Editorial Catarata con el título: “El impacto económico y social de la cooperación al desarrollo”.

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Consideren las siguientes razones que dan fe de las anteriores afirmaciones sobre la importancia de la cooperación internacional en Nicaragua:

1. La primera, sin duda, es que Nicaragua cuenta con un elevado nivel de pobreza cuya reducción es un imperativo moral. Las cifras cambian según el criterio que se utilice para medir la pobreza, pero es probable que al menos dos tercios de la población la padezcan, incluyendo un tercio que la sufre en su forma severa, es decir, sin que sus ingresos alcancen para cubrir las necesidades humanas más básicas, como una nutrición suficiente. Sin duda, una de las causas más importantes de la pobreza es la desigualdad social existente y la escasa inversión en políticas esenciales para el desarrollo, como la educativa. Por tanto es una obligación para la comunidad internacional apoyar los esfuerzos que se lleven a cabo en este país para luchar contra la pobreza y para conseguir una mayor igualdad.

2. En segundo lugar, Nicaragua recibe un monto no desdeñable de ayuda oficial al

desarrollo por parte de la comunidad internacional: alrededor de 600 millones de dólares anuales, lo que equivale casi al 20% de su producto interior bruto (PIB) y a la mitad de su gasto público. Es una cifra que, bien utilizada, debe notarse en un país cuya población supera en poco los cinco millones de personas y que tiene que dar frutos en la reducción de la pobreza y la promoción del desarrollo humano sostenible.

Es una cifra que muestra también de forma clara la importancia que tiene este país para los distintos donantes y socios en su desarrollo. En el caso de la cooperación española, Nicaragua es uno de los 23 países que figuran como prioritarios en el Plan Director de Cooperación Internacional 2005-2008 actualmente en vigor. De hecho, si se computa la reducción de deuda externa de 2004, Nicaragua fue el mayor receptor de la Ayuda Oficial al Desarrollo española en América Latina en ese año.

3. Otra razón del interés que ofrece Nicaragua como país receptor de cooperación internacional es que ha sido seleccionado como el “primer país piloto” para analizar la armonización y el alineamiento que se deben lograr para hacer más útil la cooperación. Estos conceptos acuñados en “La Declaración de París sobre la eficacia de la ayuda al desarrollo” impulsada por el Comité de Ayuda al Desarrollo de la OCDE, hacen referencia a la necesidad de reforzar la coordinación entre los países donantes y apoyar de común acuerdo las políticas que impulsan las instituciones nacionales en la lucha contra la pobreza, de modo que, entre todos, remando en una misma dirección, se consiga una ayuda al desarrollo más eficaz.

4. Nicaragua cuenta, en fin, con elementos que hacen confiar en la mejora de su

situación, por lo que, además de la obligación moral que tenemos de hacerlo, merece la pena apoyar sus esfuerzos a través de la cooperación internacional. Entre estos elementos están los siguientes:

x Las importantes remesas que recibe de sus emigrantes. Si bien ningún

país puede alegrarse de que sus personas más activas tengan que abandonar la tierra que les vio nacer por falta de perspectivas

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económicas –cerca de un millón de nicaragüenses viven fuera del país-, al menos las corrientes migratorias ofrecen como parte positiva los ingresos que le llegan al país en forma de remesas y que, bien invertidos, pueden contribuir a su desarrollo. En el caso nicaragüense, esas remesas se estiman en torno a los 800 millones de dólares al año.

x Un segundo elemento positivo es que Nicaragua ha conseguido un importante alivio en el pago del servicio de su deuda. Sin ninguna duda era un paso necesario pues, de otro modo, los recursos que debían servir para mejorar la educación o la salud de la población, o para construir las infraestructuras que necesita el desarrollo, saldrían del país para pagar a los acreedores. De modo que, acogiéndose a la Iniciativa HIPC que, como es sabido, está dirigida al alivio de la deuda de los países sobre-endedudados y de bajas rentas, Nicaragua redujo su deuda externa desde 6.400 millones de dólares a 1.700 millones entre 2003 y 200432.

x Un tercer elemento destacable es la existencia de una estrategia

reforzada de crecimiento económico y reducción de la pobreza y de un Plan Nacional de Desarrollo para concretarla, que puede servir para unir y coordinar los esfuerzos de las instituciones de Nicaragua con la sociedad civil y los donantes internacionales. En otras palabras, se cuenta con una Hoja de Ruta que pone énfasis en el fortalecimiento institucional, en la educación, en la protección de la población vulnerable y en el logro de una mayor cohesión social, entre otros asuntos, todos esenciales para transitar la senda del desarrollo. Se trata ahora de concretar esa Hoja de Ruta en la práctica para que realmente sea útil en los objetivos que reclama.

Para tratar en profundidad algunos de estos asuntos, entre otros no menos importantes, nos acompañan los siguientes ponentes en esta mesa redonda: Ponentes nicaragüenses: - Julio Icaza, abogado y escritor, quien fue representante alterno de Nicaragua en la ONU. Julio se referirá precisamente a la situación en la que se encuentra la Hoja de Ruta trazada para el desarrollo de Nicaragua, a su concreción y limitaciones y a alguna de las prioridades que no pueden estar ajenas a la actuación de la cooperación internacional. - Augusto Zamora, profesor de derecho internacional público y relaciones internacionales en la Universidad Autónoma de Madrid, quien se referirá principalmente al papel del Estado en la promoción del desarrollo, a las limitaciones que muestra el sector público nicaragüense en esa tarea y a las políticas públicas que son necesarias para el desarrollo. - Oscar-René Vargas, sociólogo, economista, historiador y analista político, quien, aunque como mencioné no ha podido venir desde Nicaragua, en la ponencia que nos ha hecho llegar aporta un diagnóstico sobre la situación actual de la economía y sociedad 32 No obstante, el país mantiene una elevada deuda interna, superior a los cuatro mil millones de dólares y equivalente al PIB nicaragüense, cuyo pago de intereses dificulta financiar las inversiones en desarrollo humano que el país tendría que acometer.

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nicaragüense y las dificultades existentes para alcanzar los objetivos del Milenio si no se logra una mayor equidad social. Ponentes españoles: - Aurora Díaz-Rato, directora general de cooperación con América Latina en la Agencia Española de Cooperación Internacional, quien se referirá a los avances y retos de la cooperación española con Nicaragua. - Fernando Mariño, director del Instituto Francisco de Vitoria de Estudios Internacionales de la Universidad Carlos III, quien se referirá a la importancia de la integración regional y a la necesidad de contar con una política internacional más activa. El profesor Mariño excusó el envío de su ponencia antes de cerrar la edición de la publicación por razones que los editores comprendieron y aceptaron. - Por su parte, José Manuel García de la Cruz, profesor de estructura económica y economía del desarrollo de la Universidad Autónoma de Madrid, quién será el primer ponente, profundizará en la viabilidad de países pequeños y frágiles como Nicaragua en la era de la globalización.

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Algunas reflexiones sobre la cooperación externa de Nicaragua (a modo de introducción).

Julio Icaza Gallard33 Quiero agradecer nuevamente el esfuerzo de la Universidad de Alcalá de Henares por contribuir con el desarrollo del pueblo de Nicaragua. Las calidades profesionales de los participantes en este encuentro garantizan un positivo aporte a la cooperación europea, y española en particular, que habrá de redundar finalmente en una mayor efectividad de la ayuda a Nicaragua. Mi participación en esta mesa redonda no puede ir más allá de algunas consideraciones generales, del aporte de alguna información básica y algunas reflexiones, puesto que no soy un experto en el tema y he permanecido desde hace varios años alejado de la actividad diplomática. A pesar de varios años del Programa de Reducción de la Pobreza y Facilidades al Crecimiento (PRGF) del Fondo Monetario Internacional y del punto de culminación de la HIPC, la situación económica de Nicaragua sigue siendo vulnerable. La ayuda internacional representa el 20 % aproximadamente del PIB y, junto con las remesas familiares enviadas por los trabajadores nicaragüenses en el extranjero, principalmente en los EE.UU. y Costa Rica, que representan otro 15 o 20 %, son un componente imprescindible para el equilibrio de la balanza de pagos. Desde 2003, de acuerdo con la estrategia gubernamental consensuada con las principales fuentes de cooperación, se busca que la ayuda internacional sea más flexible, más orientada al apoyo presupuestario y más programática en lo sectorial. No obstante las condicionalidades del FMI, en cuanto al gasto público, y a pesar de grandes catástrofes que han tenido lugar en otras partes del mundo y han absorbido recursos importantes de la cooperación para el desarrollo, como la guerra de Irak, la hambruna en Africa, el tsunami en Asia, Nicaragua ha logrado mantener niveles superiores a los 500 millones de dólares anuales en cooperación, tanto bilateral como multilateral y de las Organizaciones No Gubernamentales. En el marco de esos objetivos se ha buscado una mayor integración de la cooperación con la Estrategia Reforzada de Crecimiento Económico y Reducción de la Pobreza (ERCERP) y con el Plan Nacional de Desarrollo y su Plan Operativo. Estos últimos han sido abandonados en la más reciente etapa y requieren de una actualización y relanzamiento. Representan un esfuerzo importante que, cualquiera sea el signo del nuevo gobierno resultante de las elecciones del 5 de noviembre, debe ser retomado, buscando la ampliación de las consultas con todos los sectores económicos y sociales,

33 El autor es jurista nicaragüense, graduado en la Universidad de Valencia, España. Fue Embajador, Representante Permanente Alterno de Nicaragua en las Naciones Unidas, Nueva York, y Director de Integración Funcional en la Secretaría General del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA). Es catedrático de Derecho Constitucional, Derecho Internacional, Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales en varias Universidades de Nicaragua.

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tratando de corregir los sesgos economicistas y exportadores, en busca de un enfoque de desarrollo más integral y humano. Se han instalado las Mesas Sectoriales, en aplicación del llamado “Sectorial Wide Aproach” (SWAP) en Salud, Educación, Infraestructura, Gobernabilidad, Producción, Competitividad y una Mesa Global. También se han constituido algunas Mesas Territoriales. En cuanto a la cooperación española, se trata de una de las fuentes más importantes en lo bilateral, en aumento desde el 2001. Además, España es un actor de primera importancia en el ámbito de la Unión Europea y los programas de cooperación con Centroamérica. En términos generales, el país debe profundizar sus esfuerzos para reducir su actual dependencia de la cooperación, la cual muestra evidentes síntomas de cansancio y oscila bajo el impacto de nuevas y diferentes prioridades mundiales. La cooperación, por tanto, deberá orientarse en los próximos años hacia los aspectos verdaderamente prioritarios para el país, reduciendo al máximo las distorsiones propias de esta actividad; a la sostenibilidad de las acciones y a la solución de los problemas estructurales y estratégicos. La cooperación se ha convertido en un modus vivendi de amplios sectores, no solo en el nivel privado particular sino también en el nivel público institucional. Esta situación, sumada al interés de las agencias por colocar financiamiento, no es favorable a la integración seria de enfoques de sostenibilidad de las acciones, que permitan el fortalecimiento y la independencia institucional a mediano y largo plazo. El aspecto institucional se ha revelado, en este y muchos otros sentidos, como factor clave del desarrollo y de la estabilidad política. El cambio de gobierno que habrá de darse a partir de enero de 2007, producto de las próximas elecciones, va a suponer con toda seguridad una sangría en términos de cuadros técnicos intermedios altamente calificados, los cuales se verán forzados a abandonar la esfera pública producto del clientelismo y la necesidad de pagar deudas políticas. La cooperación con el fortalecimiento institucional de áreas claves, como la justicia y la administración del Estado, debería hacer especial énfasis en la profesionalización de los servidores públicos, en cuya capacitación se ha invertido cuantiosos recursos, y en la despartidización de las principales instituciones del Estado. El área de la justicia reviste un carácter crítico para la generación de seguridad y confianza en las inversiones y para el desarrollo político democrático. Las decisiones judiciales no pueden seguir respondiendo a criterios político partidarios ni a intereses caudillescos. Un área, por último, que se ha revelado crítica, a raíz del aumento de los precios del petróleo, es la generación de energía. La altísima dependencia de la economía nicaragüense del petróleo es un obstáculo serio al aumento de su competitividad. La generación de energía limpia, en un país con tantos recursos naturales como el agua, los volcanes y el viento, debería constituirse en el objetivo estratégico de un amplio programa de inversiones, que podría ser formulado y gestionado con apoyo de la cooperación internacional. La integración centroamericana, por último, requiere de definiciones, sobre todo de cara a la reciente firma del Acuerdo de Libre Comercio entre Centroamérica, República

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Dominicana y los EE.UU. (DR-CAFTA). Después de tres lustros de reactivación del proceso de integración centroamericana, a través de la creación del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), los avances han sido muy modestos y la Unión Aduanera continúa siendo una meta por realizar. Los esfuerzos de revisión de la cada vez más densa y compleja burocracia de las instituciones de integración no han dado resultados. El desprestigio afecta a instituciones como el Parlamento Centroamericano, acusado de inoperancia. La Corte Centroamericana de Justicia se ha visto afectada por falta de apoyo financiero. La Reunión de Presidentes ha aprobado gran cantidad de decisiones que no se cumplen. Frente a este panorama, los pueblos centroamericanos exigen un compromiso serio con la integración, y una mayor eficiencia y eficacia de parte de sus instituciones. La cooperación internacional no puede permanecer ajena a estas legítimas preocupaciones. La pronta negociación y firma de un Acuerdo de Libre Comercio entre Centroamérica y la Unión Europea, que fortalecerá la diversificación de las exportaciones y la independencia, debería ir acompañada de un amplio programa de apoyo a las reformas de la institucionalidad centroamericana, sobre la base de un cronograma de compromisos puntuales. Muchas gracias.

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No basta la Cooperación, se necesita Estado

Augusto Zamora Rodríguez 34

I La Unión Europea (UE) y sus miembros proveen el 33% de la ayuda externa que recibe Nicaragua. Son, conjunta e individualmente, los mayores donantes, como prueba el hecho de que, en 2004, aportaron a la economía nacional 192 millones de dólares. La relevancia de esta cifra se entenderá mejor comparándola con las exportaciones del país durante ese año 2004, cuando ascendieron a la modesta cifra de 755 millones de dólares. Como señala la propia UE, Nicaragua recibe el nivel más alto de cooperación de toda Latinoamérica, una herencia de los años de la revolución sandinista, pues la cooperación europea se inició en 1984, con la primera reunión conjunta, celebrada en San José de Costa Rica. Desde entonces, Nicaragua ha ocupado un lugar principal en la cooperación internacional, que ha devenido en esencial para el funcionamiento del país. Nicaragua sigue pagando los profundos daños ocasionados por la guerra de agresión sufrida en los años 80 pero, sobre todo, paga los desaguisados y la corrupción de los gobiernos que sucedieron al sandinista, responsables, entre otros desastres, del desmantelamiento del Estado, la generalización de la corrupción y del caos institucional. La práctica desaparición del Estado es la causa principal de la extrema fragilidad de la economía nacional, y es la fragilidad de esa economía la causa de que la cooperación externa se haya convertido en uno de los tres pilares económicos sobre los que descansa Nicaragua. Los otros dos son las exportaciones y, muy especialmente, las remesas que envía la creciente población emigrante. Aunque no existen cifras confiables, la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), estima que la población emigrante nicaragüense asciende a 477.000 personas, equivalentes al 9,6% de la población del país, la segunda mayor de la región, sólo superada por El Salvador (14,5%) y apenas dos décimas por encima de México (9,4%)35. La cifra de la CEPAL, sin embargo, discrepa de cálculos dados en Nicaragua, donde se habla de casi un millón de emigrantes. Sea cual sea la cifra real, se trata de la mayor y más dramática diáspora humana jamás sufrida por Nicaragua. En 2004, como acabamos de señalar, las exportaciones sumaron 755 millones de dólares. Ese mismo año, la cooperación externa ascendió a 602.3 millones y las remesas sumaron 518.8 millones de dólares. De estos tres sectores, es el de las remesas el que se viene mostrando más dinámico. Según cifras facilitadas por el gobierno nicaragüense,

34 El autor, nacido en Nicaragua, es Profesor de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales en la Universidad Autónoma de Madrid y en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN). Es autor de varios libros, entre ellos EL FUTURO DE NICARAGUA, Cira, Managua, 2ª edición 2001. 35 CEPAL, “Migración internacional, derechos humanos y desarrollo en América Latina y el Caribe. Síntesis y conclusiones”. Documento LC/G.2303(SES.31/11. Las cifras reales son difíciles de precisar. Sólo en Costa Rica se cuentan, oficialmente, 215.000 nicaragüenses. Extraoficialmente se habla de 500.000 a 800.000 emigrantes, cifra flotante, por el flujo y reflujo a través de la frontera

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entre 1997 y 2004 las remesas de los emigrantes aumentaron más de 245%, pasando de 150 millones de dólares en 1997 a 518.8 millones de dólares en 2004. En ese mismo periodo, la cooperación externa aumentó un 33.7% y las exportaciones un 31%. En otras palabras, el sector que menos crece es el productivo y el que más, el emigrante. En 2005, las remesas familiares ascendieron a 600,4 millones de dólares, según datos del Banco Central de Nicaragua una cifra, vale señalar, que no coincide con la proporcionada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), según el cual las remesas habrían alcanzado 850 millones de dólares. Si el dato del BID fuera el correcto, las remesas habrían desplazado a las exportaciones como primera fuente de divisas del país, convirtiéndose en la espina dorsal de la economía nacional. En lo referente al comercio, Nicaragua ha mantenido un déficit crónico en la última década. Así, el déficit comercial de mercancías pasó de 1.010 millones de dólares en 2000 (equivalente al 25,6% del PIB) a 1.520 millones de dólares en 2005 (30,4% del PIB). Atendiendo datos proporcionados por del Banco Central de Nicaragua (BCN), en cifras globales, en el año 2005 Nicaragua exportó 857.8 millones de dólares, en tanto las importaciones totales alcanzaron la contundente cifra de 2.595 millones de dólares. Esta tendencia se mantiene, pues según el presidente del BCN, en los siete primeros meses de 2006, las importaciones han sumado 1.573,7 millones de dólares, por 1.370,2 millones de dólares en los siete primeros meses de 2005, lo que significa un 14,8% de incremento en ese periodo. Aunque en el aumento del déficit ha incidido de manera notable el incremento de los precios del petróleo, no es menos cierto que la expansión incontrolado del consumo privado ha tenido un impacto mayor. Gran parte de las divisas que ingresa Nicaragua se dilapidan en la importación de artículos suntuarios y bienes de lujos, dirigidos a satisfacer la voracidad del 15% de ricos que absorbe el 45% de la riqueza que produce el país. Una dinámica destructiva, que enriquece a la clase comerciante que domina Nicaragua, pero que lastra para décadas el desarrollo nacional. Nicaragua ha sido convertido en un país parásito, dependiente de las donaciones externas y, sobre todo, dependiente del trabajo esclavo de sus habitantes en el exterior. Los sectores más dinámicos y preparados de su población han sido obligados a emigrar a causa del marasmo económico y social provocado, tanto por los malos gobiernos que ha elegido, como por la ciega aceptación de las políticas emanadas del Fondo Monetario Internacional y de EEUU, que vienen a ser prácticamente lo mismo. Las fórmulas y recetas dictadas por estos dos poderes se han aplicado a rajatabla, con las consecuencias conocidas, es decir, desmantelamiento del Estado, privatizaciones incontroladas y salvajes, reducción de los programas sociales y abandono de los intereses nacionales en beneficio de sectores minoritarios de comerciantes y especuladores. Todo ello ha provocado una enorme miseria y el crecimiento exponencial de las desigualdades entre ricos y pobres. Sin embargo, nada ha hecho tanto daño como el desmantelamiento del Estado y su eliminación como factor y vector del desarrollo económico. Ni siquiera la nefasta y extendida corrupción ha resultado tan nociva para el futuro de Nicaragua, ello por la simple razón de que, sin el Estado, es virtualmente imposible el éxito económico.

II Desde los años previos a la independencia, Nicaragua, como la generalidad de países latinoamericanos, ha sido un importador neto de ideas, europeas en el siglo XIX,

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de EEUU, desde el pasado siglo. Esas ideas se han introducido y aplicado, las más de las veces, sin un mínimo proceso de transformación o análisis, que las adaptara a las circunstancias propias del país y, dentro del país, a las circunstancias singulares de cada región. Siguiendo el reflejo condicionado pavloviano, el gobierno electo en 1990 no dudó en aplicar un programa neoliberal, siguiendo las pautas que le llegaban de fuera. El objetivo a destruir por el neoliberalismo es el Estado, demonizado a inicios de la década de los 80 por Ronald Reagan y Margaret Tatcher, cuya elección en EEUU y Gran Bretaña coincidió en el tiempo. Ambos líderes anglosajones lanzaron una ofensiva ideológica cuyo objetivo era reducir al mínimo imprescindible el papel del Estado en la economía y la sociedad, entregando las áreas que quitaban al Estado a la iniciativa privada. Reviviendo parcialmente a Adam Smith, propusieron dejar que la “mano invisible del mercado” regulara la economía y el comercio mundiales. Esa ideología fue denominada “neoliberalismo”, pues significaba sacar al liberalismo salvaje del hondo foso en el que había sido enterrado por la suma –accidental- de keynesianismo, socialismo y comunismo. El nudo ideológico del neoliberalismo fue resumido en una frase pronunciada por Ronald Reagan, durante su toma de posesión en enero de 1981, cuando afirmó: “Antes se sostenía que el Estado era la solución; hoy sabemos que el Estado es el problema”. La frase será esgrimida como consigna y será repetida como dogma por sus discípulos que, en Latinoamérica, se aplicaron con celo fanático a demoler los Estados. El plato fuerte del festín fueron las empresas estatales, cuya privatización dio pie a uno de los mayores saqueos sufridos por la región. En 1990 le toco el turno a Nicaragua. El gobierno electo en febrero de ese año recibió unas 300 empresas estatales de manos del sandinismo, algunas de las cuales –como el complejo agroindustrial del Valle de Sébaco, el ingenio azucarero Timal o el proyecto lechero Chiltepe- habían absorbido decenas de millones de dólares en inversiones. También recibió una línea aérea (Aeronica), una flota pesquera (cuyo costo ascendía a 50 millones de dólares) y el centenario ferrocarril del Pacífico, con locomotoras que eran, de tan antiguas, un valor enorme ellas mismas. Después de dos años no quedaba nada, ni siquiera los rieles del ferrocarril, vendidos como chatarra. Desaparecieron los complejos agroindustriales y también los barcos, aviones y empresas. Al final del periodo del primer gobierno post-sandinista, Nicaragua estaba devastada. El Estado había desaparecido, salvo como una inoperante estructura burocrática, y grupos minoritarios nacionales y empresas extranjeras consumaban el mayor saqueo sufrido por el país, desde el perpetrado por EEUU entre 1912 y 1925, después de la caída del gobierno nacionalista de José Santos Zelaya. El daño no se limitó al saqueo y la generalización de la corrupción. Significó algo más profundo, que llevará décadas reparar, como es reconstruir y restituir la confianza en el Estado, así como devolverle su papel tutelar en la economía y la sociedad. Para comprender esta cuestión es preciso tomar conciencia de una realidad fácilmente verificable en la historia económica mundial, que ya señalamos y creemos pertinente repetir: no hay un solo caso de éxito económico como país al margen y, mucho menos, en contra del Estado. No hablamos de una economía controlada totalmente por el Estado, sino del Estado como factor determinante en el desarrollo de un país. Como este es un tema recurrentemente negado desde posiciones conservadoras, nada más práctico que examinar algunos de los éxitos económicos más conspicuos, como son los casos de Japón, Estados Unidos y, hoy, la República Popular China.

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1. Japón Hasta mediados del siglo XIX, este archipiélago vivía de espaldas al mundo, bajo un régimen semi-feudal, del que fue despertado traumáticamente por la flota de guerra del almirante estadounidense Perry, en 1853. Obligado a comerciar desventajosamente con Occidente, la clase dominante japonesa entró en luchas intestinas, entre quienes deseaban mantener a toda costa el antiguo régimen y quienes sostenían que, si Japón quería mantener su independencia, era insoslayable emprender una reforma profunda. La lucha fue ganada por los reformistas, en 1868. La transformación fue tan vigorosa que, en medio siglo, Japón dejó de ser un Estado semi-feudal para convertirse en una gran potencia mundial. ¿Cómo fue posible aquel cambio casi milagroso? La respuesta la da el investigar estadounidense Tony Smith: "No hay duda de que la capacidad del Japón para industrializarse y convertirse en su oportunidad en o de los miembros más prominentes de la comunidad internacional no puede entenderse fuera de las acciones del Estado. Luego de la restauración Meiji (1868), fue el Estado quien, actuando a nombre de la nación y no en favor (aunque sí en su interés) de grupos o clases particulares, emprendió un reordenamiento fundamental del gobierno y la economía japoneses. Fue el Estado quien insistió en la reforma agraria a fin de acelerar el desarrollo industrial; fue el Estado quien invirtió en un gran conjunto de empresas industriales que el capital mercantil temía al principio; fue el Estado quien absorbió en sus burocracias cuanto samurai pudo y luego rompió la resistencia de los restantes; fue el Estado quien inició los sistemas modernos de la banca, la tributación y la educación en Japón"36. El Estado sigue siendo, todavía hoy en Japón, el gran árbitro de la economía nacional. Fue el Estado, en su papel rector, el que permitió al país recuperarse en tiempo récord de la devastación de la II Guerra Mundial y el que sigue, como director de orquesta, organizando el poder económico, industrial, científico y técnico de Japón. 2. Estados Unidos EEUU pasa por ser el país creado por la iniciativa de los seres humanos, sin intervención ninguna por parte del Estado. Nada más lejos de la realidad. Casi desde sus orígenes, el desarrollo económico de EEUU dependió del mutuo entendimiento entre los actores económicos y el Estado. Como documenta ampliamente el economista Ravi Batra, fue el proteccionismo impuesto por sucesivos gobiernos lo que permitió a EEUU alcanzar su prodigioso desarrollo económico e industrial37. Fue también el Estado el que financió obras ciclópeas y fue gracias al Estado que EEUU pudo recuperarse del crack de 192938. En el presente, la relación simbiótica Estado-actores económicos se mantiene e, incluso, ha aumentado, como señala Noam Chomsky: 36 Tony Smith, Los modelos de imperialismo, FCE, México, 1984 p. 84.

37 Rabi Batra, El mito del libre comercio, Vergara Editor, Buenos Aires, 1993, p. 145 y ss.

38“Después de la guerra de secesión entre 1865 y 1875, y con la ayuda del gobierno, el tendido de rieles pasó a más del doble”. “En los diez años posteriores a 1862, el gobierno federal concedió a las principales compañías de ferrocarril aproximadamente cuarenta millones

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“En Estados Unidos, los dos principales componentes de la economía que son competitivos internacionalmente -la agricultura intensiva y la industria de alta tecnología- están fuertemente subvencionados por el Estado, el cual también les proporciona un mercado garantizado"39. Pocos sectores evidencian el intervencionismo estatal en EEUU, como el agrícola. Según últimos datos proporcionados por el Ministerio de Comercio de Canadá, las subvenciones reales de EE UU a sus agricultores en 2005 ascendieron a 19.686 millones de dólares, cifra que duplica las cantidades dedicadas a ese sector en 200340. Lo mismo podría decirse de las subvenciones encubiertas a empresas como Boeing, o sobre la oposición del gobierno Bush a que empresas extranjeras adquieran compañías estadounidenses consideradas estratégicas. Como comentó con no poca sorna el célebre economista John Kenneth Galbraith, "la intervención del Estado, con su mano que controla o sostiene, no es precisa y, salvo cuando un banco o una gran empresa necesita que la salven o hace falta reformar la defensa común, nunca es beneficiosa"41. Dicho de otra manera, el Estado debe abstenerse de actuar, salvo cuando la empresa se quema y debe el Estado rescatarla de las llamas. Es fácil ser capitalista en tales condiciones, pues, como sería fácil documentar, las grandes empresas cuando entran en crisis acuden al Estado para que éste les proporcione fondos, mercados y protección, según sea menester. (Los países europeos, dicho sea de paso, han sido y siguen siendo aún más intervencionistas y proteccionistas de sus empresas y economías42). 3. República Popular China A diferencia de Japón, el emperador chino prefirió dar la espalda a la realidad externa y mantener su imperio atado al pasado. China fue incapaz de resistir a las fuerzas colonialistas y sucumbió y fue objeto de un reparto por las grandes potencias. Como consecuencia de los desastres provocados por los colonialistas extranjeros, la situación de China se descompuso. La primera mitad del siglo XX fue atroz. En 1949, cuando triunfa el Partido Comunista (PCCh) sobre las fuerzas del Kuomitang, el país está devastado por la suma de 150 años de expolio colonialista, la invasión y guerra contra Japón (que se inició en 1894 y terminó en 1945) y tres décadas de guerra civil. El PCCh tuvo que exigir sacrificios ingentes a su población para reconstruir el devastado país, lo que hizo con éxito en términos generales, pues creo una estructura estatal poderosa, fomentó la industrialización, alfabetizó a casi toda la población y, desde esos cimientos sólidos, promovió un proceso intenso de transformación, a partir de 1978. En la actualidad, el mundo asiste asombrado al mayor y más exitoso éxito económico de las últimas décadas, al punto que se habla del siglo XXI como de “el siglo de China”. de hectárea de tierra y cien millones de dólares en bonos y préstamos”. Fareed Zakaria, De la riqueza al poder, Gedisa editorial, Barcelona, 200. Pp. 148-149.

39 Noam Chomsky, El miedo a la democracia, Editorial Crítica, Barcelona, 1992, p. 115.

40 El País digital, Madrid, 2 de octubre de 2006.

41 John Kenneth Galbraith, La cultura de la satisfacción, Editorial Ariel, Barcelona, 1992, p. 63.

42 Para muestra un botón: “Europa blinda sus empresas”, El País, suplemento económico, 5 de marzo de 2006.

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¿Dónde está la clave del resurgimiento arrollador del gigante asiático? La respuesta la dan los propios chinos, al explicar el mecanismo esencial de su modelo económico: “Cuando China desarrolla su economía de mercado en un contexto socialista, no es que siga una política de soltar las riendas sino una política de administración gubernamental. La regulación y la administración del Gobierno se manifiestan en tres aspectos: Primero, ejerce un control macroeconómico para mantener la estabilidad macroeconómica. Segundo, a través de la supervisión y el control sobre el mercado, promueve la competición justa, eleva la eficiencia microeconómica, protege recursos naturales, ecología y ambiente, defiende la seguridad de producción, y la seguridad de alimentos, etc. Tercero, mediante el uso de las palancas financieras como impuestos, promueve la justicia social en la distribución. En los últimos 28 años desde el inicio de la reforma y la apertura, se han anotado resultados relativamente satisfactorios en estos tres aspectos.” 43. Contrario a lo que cierta propaganda interesada quiere dar a entender, el milagro chino tiene, como no podía ser de otra manera, al Estado como epicentro.

III Bajo gobiernos neoliberales, Nicaragua ha sido sumergida en la senda contraria a lo que enseña la experiencia histórica de los países que han alcanzado altas cotas de desarrollo. Esa es una de las causas principales del enorme retroceso experimentado por el país y la hondura del foso en el que se encuentra sumido. La demolición del Estado ha sido el factor que más ha contribuido al desastre económico y social y lo que ha convertido a Nicaragua en un Estado mendicante, dependiente de las remesas de sus emigrantes y de las donaciones internacionales. El aparato productivo crece, pero a un ritmo inferior al del crecimiento de la población y muy por detrás del aumento incesante de las importaciones. La iniciativa privada no tiene capacidad –y tampoco quiere- para hacerse cargo de la construcción económica y social de Nicaragua. Europa vive, desde hace casi dos décadas, procesos intensos de privatizaciones y fusiones empresariales. Tanto en un caso como en el otro, el objetivo es mejorar la competitividad y crear grandes consorcios que concurran en mejores condiciones en el mercado internacional. Las privatizaciones fueron –y siguen siendo- dirigidas con celo y minuciosidad por los gobiernos, para garantizar que queden en manos nacionales. Las fusiones de empresas suelen ser tuteladas también por los Estados, con el fin de impedir que las fusiones puedan afectar intereses estratégicos de la economía. También para evitar que empresas señeras puedan pasar a manos extranjeras, aunque se las suponga amigas. Francia llegó, incluso, a aprobar una ley que “blinda” las empresas “bandera” de la economía gala, de forma que no pueden ser adquiridas por compañías extranjeras. En Francia lo llaman “patriotismo económico”, y su ejemplo ha cundido en Europa44.

43 “Es cada vez más grande la contribución de China al desarrollo económico del mundo” Agencia de noticias Pueblo en Línea, 19 de septiembre de 2006.

44 “"Patriotismo económico" francés”, El País, 5 de marzo de 2006.

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Comparemos esta política con el caso de Aerolíneas de Nicaragua (Aeronica). Esta aerolínea era la única existente en el país y reunía todos los requisitos para ser considerada no sólo estratégica, sino también un gran negocio. Tenía un mercado garantizado, el nacional, y un potencial enorme de expansión, merced a la masa migratoria nicaragüense, cercana al millón de personas. El Estado, como soberano del espacio aéreo, podía negociar desde una posición de fuerza con otras aerolíneas la explotación del mercado nacional. Acceso a mercados extranjeros a cambio del acceso al mercado nacional, lo que hacen todos los países serios. Aeronica, además, era una línea saneada, con beneficios y un parque de aeronaves suficiente para seguir operando sin necesidad de erogaciones inmediatas. No hubo capitalistas que se interesaran por ese negocio millonario y, con mentalidad más próxima a la de los bucaneros del Caribe del siglo XVII que a la de un empresario capitalista del siglo XIX, Aeronica fue quebrada, el espacio aéreo nacional pasó a se explotado por aerolíneas extranjeras y los beneficios que debían ingresar a Nicaragua vuelan hacia destinos distintos. Centenares de ejemplos ilustran esta mentalidad arcaica, que ha dejado al país convertido en un cascajo. Después de dieciséis años de guerra ideológica contra el Estado, nadie, ni siquiera las fuerzas de izquierda, se atreven a plantear el tema. El papel del Estado en la economía se ha convertido casi en un tabú, merced a la colusión de la oligarquía comerciante nativa con EEUU y la misma Europa. A siglo y medio de distancia, Nicaragua vive una situación similar –mutatis mutandis- a la vivida por los Estados germanos en la época del economista prusiano Federico List, autor de una de las obras más relevantes de la historia, el Sistema Nacional de Economía Política, publicada en 1841. List, defensor del proteccionismo como medio para industrializar Prusia, señalaba que, detrás de quienes criticaban sus postulados nacionalistas, “estaban los intereses de Inglaterra, el poder financiero oculto de su Secret Service Money”, empleado, decía List, “para crear una opinión pública favorable a sus intereses.” Y refiriéndose al éxito británico, List comentaba lo siguiente: “¿Y a qué se debió el gran desarrollo industrial inglés? A la protección firme y juiciosa que otorgó a sus industrias nacionales; a las grandes primas que reconoció a cada invento (..); al inusitado fomento de sus medios interiores de transporte utilizando caminos, canales y ferrocarriles” 45. Estas ideas empezaron a debatirse hace más de medio siglo, pero a Nicaragua no han llegado todavía. Es así que el país está como está. Falta hace la cooperación externa. Las remesas de emigrantes, si fueran bien administradas, podrían servir como le sirvieron a Suecia en el siglo XIX, para financiar buena parte del desarrollo nacional. Para ello hace falta un gran administrador y promotor, que sólo puede ser el insustituible Estado. El futuro de Nicaragua dependerá de la capacidad de las fuerzas económicas, políticas y sociales de tomar conciencia de esta realidad. Si tal no se da en Nicaragua, su futuro seguirá siendo muy similar a este ingrato presente.

45 Tomado de Guillermo Maya Muñoz, “Libre comercio: Ideas y Realidades / ¿Cómo se convirtió Inglaterra en un país industrial?”, Revista de Extensión Cultural, Universidad Nacional de Colombia, http://www.unalmed.edu.co/~dcultura/revi4.htm.

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Nicaragua: no se alcanzarán las Metas del Milenio

Oscar-René Vargas46 La pobreza creció en los últimos dieciséis años. Una de las leyes del capitalismo es precisamente la concentración y la centralización del capital. Y toda concentración de capital ahonda la brecha entre pobres y ricos. El capitalismo, vale la pena recordar, ve en los trabajadores mercancías, no como seres humanos: lo que le importa al capital es la fuerza de trabajo como mercancía y como insumo para la producción. Por eso el capital busca siempre que esta mercancía le salga más barata. De aquí que tienda a golpear fuertemente las conquistas de los trabajadores. Entre 1990 y 2006, más de 2 millones de personas se han incorporado a la pobreza. El 82 por ciento de la población, es decir, más de 4.2 millones de personas, viven por debajo del umbral de la pobreza y más de 2.1 millones de nicaragüenses malviven en la indigencia (45.1 por ciento). Estas cifras, tremendas e insoportables, se dan en el marco del descenso per cápita del gasto social (al haber definido los gobiernos neoliberales como prioritario el servicio de la deuda, se marginó a la inversión social) y de una caída significativa en la eficacia de su empleo. Así, según la CEPAL, los recursos por habitante dedicados a salud, educación, vivienda y protección social han disminuido desde 1990. Gasto del Gobierno en Salud 1990-2003 1990 1995 2000 2003 % del PIB 3.1 2.7 3.1 3.1 Por habitante 23 19 24 23 Fuente: CEPAL, Panorama Social de América Latina 2005. En porcentaje del PIB y en dólares del 2000. Los hospitales se están desangrando velozmente, y no hay insumos para intervenirlos quirúrgicamente. Existe un desabastecimiento de medicinas, material quirúrgico y falta de equipo para trabajar. En todos los casos se demuestra la irresponsabilidad de las autoridades de salud, al tener desabastecidos los nosocomios con material quirúrgico, jeringas, esparadrapo, guantes, hilo de sutura, reactivos para pruebas de laboratorio. Además hay falta de equipo, el que existe es escaso, viejo y sin mantenimiento. El problema que salta a la vista es el desabastecimiento de medicamentos e insumos, pero no debe descuidarse que en realidad esto es solo un efecto de algo mucho más grave, doloroso e histórico: el desmantelamiento del Estado. En la aplicación de las recetas económicas, impuestas por organismos de financiamiento internacional, los servicios públicos quedaron relegados a un tercer o cuarto plano de la importancia para 46 El autor, nacido en Managua, Nicaragua, es sociólogo y economista. Con estudios en Suiza y México. Consultor de distintos organismos internacionales y nacionales. Cuenta con veinticinco libros sobre la historia, el proceso político, el desarrollo de la economía y el análisis social de Nicaragua; asimismo, es coautor de otros diecisiete libros. Su último libro publicado, mayo 2006, tiene el título: “Elecciones 2006: La Otra Nicaragua Posible”.

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los gobiernos. Educación, telecomunicaciones, infraestructura, asistencia social y salud, son áreas que quedaron en el descuido y el abandono. El acceso a cualquiera de esos servicios se convirtió en algo casi exclusivo para quienes tienen la capacidad económica de pagar por ellos. En las recetas económicas se incluyó un experimento perverso para demostrar las supuestas ventajas de privatizar los servicios públicos. En los hospitales, por ejemplo, se privatizaron varias áreas y se adhirieron patronatos que le dieron un nuevo sentido mercantilista a la salud. La apariencia del hospital cambió, casi siempre hay de todo y hasta la parte estética del centro fue atendida. Por supuesto que todo se paga. Y aunque los montos pueden variar de acuerdo a las condiciones económicas del paciente, nada es gratis. En cambio en el resto de los hospitales las autoridades asfixiaron económicamente sus servicios, no hay mantenimiento, las medicinas son pocas y de mala calidad, la inseguridad adentro del hospital y a los alrededores es preocupante y, entrar a la sala de emergencias es deprimente y desalentador, para cualquier paciente o familiar de éste. Este mismo experimento se practicó en la educación. El problema de desabastecimiento debiera ser algo de fácil y de pronta solución, las autoridades parecen tener la voluntad de dotar a los hospitales con más insumos pero se enfrentan a una realidad muy cruda que escapa a sus posibilidades: un presupuesto exiguo, producto de las políticas neoliberales. De acuerdo a las cifras oficiales el sistema de salud pública recibe una parte muy baja del PIB. La solución a la compleja situación de los hospitales debe ir mucho más allá de abastecer las bodegas y dar mantenimiento a los equipos. Se trata de tomar soluciones profundas y construir políticas públicas de salud curativa y preventiva. Basta de dar aspirinas para aliviar los grandes males del país. Y la solución desde luego no es la privatización. La crisis en el sistema de salud es producto del recorte del gasto en el sector. En 1989, el Estado invertía en salud 35 dólares por persona por año. En el 2005, la inversión fue de 16 dólares por persona por año. En medicamentos la inversión era de 45 millones de dólares en 1990, en el 2005 fue solamente de 12 millones de dólares. Para el 2005, sólo el 40 por ciento de la población nicaragüense tiene acceso a los medicamentos esenciales, mientras que en Costa Rica es el 90 por ciento. Según el documento de la CEPAL, “Panorama Social de América Latina 2005” 47 tanto la mortalidad infantil como la fecundidad se han reducido en los últimos 15 años. Sin embargo, a la hora de hablar de distribución de esas cifras, los sectores sociales y las regiones más pobres presentan, de nuevo, los peores registros. Y es que, en cualquier materia que se aborde, la desigualdad social se ha convertido en el verdadero mal del país. Tasa de Mortalidad Infantil 1990/1995 1995/2000 2000/2005 2005/2010 2010/2015 2015/2020 48.0 35.0 30.1 26.1 22.8 19.6

47 CEPAL, Panorama Social de América Latina 2005. Síntesis, Santiago, Chile, diciembre 2005.

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Fuente: CEPAL-CELADE, Boletín Demográfico Nº 76, julio del 2005, Santiago de Chile. La Tasa de Mortalidad Infantil se refiere a las defunciones de niños menores de un año por cada mil nacidos vivos. Debido a la mala distribución del ingreso se hace más difícil la posibilidad de alcanzar las Metas del Milenio en el 2015. Al constatar el contraste entre la participación en el ingreso del décimo más rico y del décimo de hogares más pobre nos confirma la existencia de una distribución regresiva. En efecto, el décimo más rico recibe 48.58 veces más que el décimo más pobre. 48 Distribución del Ingreso de los Hogares Urbanos por Quintiles 1993-2001 Años/Quintil Quintil 1 Quintil 2 Quintil 3 Quintil 4 Quintil 5 1993 3.3 9.5 13.8 21.7 51.5 1997 4.5 10.0 14.0 20.2 51.3 1998 3.3 8.8 13.3 20.2 54.3 2001 4.2 9.0 12.7 19.3 54.8 Fuentes: CEPAL, Anuario Estadístico de América Latina y el Caribe, 2000, 2002 y 2004. De acuerdo con simulaciones efectuadas por la CEPAL, el producto por habitante de Nicaragua debiera de crecer un 4.4 por ciento durante los próximos años (2005-2015) para cumplir con la Meta del Milenio de reducir la pobreza extrema a la mitad, bajo el supuesto de que la distribución del ingreso se mantenga inalterada. 49 El gasto por alumno del Ministerio de Educación pasó de 84 dólares anuales en el año 2000 a 73 dólares en el año 2005. El 76 por ciento de las escuelas públicas de Nicaragua no reúne los requisitos más elementales para funcionar como centros de enseñanza y los salarios de los maestros no les alcanzan para comprar una canasta básica. Más del 33 por ciento de la población adulta de Nicaragua es analfabeta, de la cual más del 50 por ciento son mujeres. Es decir, cerca de un millón de personas de más de 15 años carecen de capacidades básicas en lectura, escritura y cálculo. 50 Al dejar a 934 mil ciudadanos al margen de la sociedad, las políticas nacionales frenan la posibilidad de cumplir los Objetivos de Desarrollo del Milenio, entre ellos la educación para todos y la reducción de la pobreza. 51 La paradoja de que haya tan altos niveles de pobreza en Nicaragua tan rica en recursos naturales, se debe a dos factores fundamentales: un crecimiento económico modesto, o mediocre y la permanencia de niveles muy altos de desigualdad social. Estas dos cosas llevan a que todavía haya porcentajes importantes de pobreza.

48 Ricardo Páez de Barros/ Mirela de Carvalho/ Enrique Ganuza/ Rosane Mendoca, Crecimiento con Equidad. El combate contra la pobreza en Centroamérica, PNUD, Bogotá, Colombia, febrero 2005, p. 58. 49 Naciones Unidas, Objetivos de Desarrollo del Milenio: Una mirada desde América Latina y el Caribe, p. 53-55. 50 Oscar-René Vargas, La Educación en Nicaragua, 1990-2005. Impacto de las Políticas del Banco Mundial en la Educación, EDITARTE, Managua, Nicaragua, octubre 2005, 424 páginas. 51 Naciones Unidas, Objetivos de Desarrollo del Milenio: Una mirada desde América Latina y el Caribe, p. 317.

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Nicaragua tiene índices de movilidad social ascendentes “muy bajos” y en términos de desigualdad, es uno de los países latinoamericanos con los niveles de desigualdad más altos. La probabilidad de un muchacho que nace en una familia pobre de salir de la pobreza no supera el 80 por ciento, en el mejor de los casos. Cuando hay un grupo significativo de familias pobres que no están pudiendo invertir lo suficiente ni en sus negocios, ni en su tierra, ni en sus hijos; el país como un todo tiene menores niveles de inversión y de crecimiento. Si bien el crecimiento es clave para la reducción de la pobreza, es la propia pobreza la que impide alcanzar tasas de crecimiento altas y sostenidas. Entre las estrategias de lucha contra la pobreza, es necesario mejorar la calidad de la educación, ampliar la cobertura en los niveles secundarios y terciarios, e impulsar inversiones en infraestructura para beneficiar a las regiones rezagadas y aumentar el acceso de los pobres a los servicios públicos. El sistema financiero deje fuera del acceso a los créditos a la mayoría de las micro, pequeñas y medianas empresas, lo que impide crear empleos y romper con el ciclo de la pobreza. La estrategia del nuevo gobierno debiera de coadyuvar en la expansión del acceso a los servicios financieros entre los nicaragüense, particularmente entre quienes históricamente han permanecido alejados del sistema bancario. Es necesario ampliar el acceso a servicios crediticios y financieros para los pequeños y medianos productores. Sin embargo, Nicaragua está muy por detrás de la mayoría de los países latinoamericanos respecto del acceso a los servicios financieros. El costo del crédito registra en promedio diferencias del 10 por ciento entre las tasas pasivas y activas, esto está muy por encima de lo que sucede en otros países del mundo. Existe también una alta concentración de préstamos, lo que indica que generalmente, sólo las grandes empresas tienen acceso significativo al crédito. Al favorecer el crédito a las PYMES se puede incrementar la productividad de las mismas hasta en un 25 por ciento. La pobreza entorpece el crecimiento y solamente que se aborden las limitaciones que afectan a las personas de menores ingresos, será difícil lograr un crecimiento vigoroso. El desempeño económico en los últimos años ha sido decepcionante para resolver el problema de la pobreza y la desigualdad social. Desnutrición y hambre. Un informe del Banco Mundial advierte de que a menos que se mejore la nutrición de un niño durante los primeros dos años de su vida, éste sufrirá un daño irreparable que, a la larga, afectará en forma negativa el crecimiento económico del país. El informe, titulado Repositioning Nutrition as Central to Development (Revalorización del papel fundamental de la nutrición para el desarrollo), sostiene que la malnutrición continúa siendo uno de los problemas más graves del mundo. 52 El estudio señala que la desnutrición, y no sólo la falta de comida, cuestan a los países pobres hasta 3 por ciento de su producción económica anual y debe ser afrontada como la raíz de la mortalidad infantil y del subdesarrollo. 53 La desnutrición está vinculada a 52 Banco Mundial, Revalorización del papel fundamental de la nutrición para el desarrollo. Estrategia para una intervención en gran escala, Washington, Estados Unidos, marzo 2006. 53 Banco Mundial, Petición de fondos para combatir la malnutrición, Noticias, Washington, Estados Unidos, 2 de marzo de 2006.

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más de la mitad de la muerte de todos los niños a nivel mundial, una proporción no igualada por ninguna enfermedad infecciosa. El mejoramiento nutritivo podría agregar de 2 a 3 por ciento del PIB anual de las naciones más pobres, dijo el informe, ya que menos niños abandonarían la escuela y podrían recibir una mejor educación para mejorar así el futuro potencial de sus ingresos. En Nicaragua, se han conseguido algunos pequeños avances en materia de infancia, acompañados de zonas oscuras que persisten. Según el Informe de la FAO del 2005, 54 en Nicaragua, cerca del 30 por ciento de los menores de cinco años tienen algún grado de desnutrición. Por otro lado, la mortalidad infantil se ha reducido en los últimos 15 años. Sin embargo, estas luces se acompañan con las sombras de la explotación infantil, la prostitución, los abusos, la pobreza, el abandono, la falta de acceso a los recursos educativos de los niñ@s, etcétera. Solamente el 8.3 por ciento de los niñ@s del quintil superior (20 por ciento más rico de la población) tienen problemas de desnutrición; sin embargo, los niños del quintil medio la desnutrición alcanza al 22.7 por ciento y los niñ@s del quintil inferior (20 por ciento más pobre de la población) la desnutrición llega al 38.1 por ciento. 55 Nicaragua constituye uno de los países latinoamericanos con los niveles de mayor desigualdad no sólo en la nutrición y el ingreso, sino también en los servicios como salud, educación, agua potable, servicios sanitarios, etcétera. Dentro de este panorama, las familias pobres no pueden avizorar, en el medio plazo, otro futuro más que sus hijos sigan siendo pobres. La mayoría de las personas que padecen hambre viven en las zonas rurales y tantos sus ingresos como su alimentación dependen del consumo y la venta de los productos naturales. Suelen padecer hambre los que no tienen tierra o las familias de los agricultores cuyos terrenos son demasiados pequeños para cubrir las necesidades del hogar. La extrema pobreza y el hambre están estrechamente relacionadas pero no son fenómenos asimilables, pues una parte de la población afectada por la desnutrición no son pobres extremos y, a su vez, no toda la población de muy bajos ingresos, aunque raramente, manifiesta las consecuencias más agudas de la falta de alimentos. En las zonas urbanas se concentra la mayor parte de la población desnutrida. No obstante, la incidencia de la desnutrición es más elevada en la zona rural, en la que se encuentra la mayor parte de la población indígena. La persistencia de la pobreza extrema en esta zona está estrechamente ligada al declive de la agricultura y del sector rural en general. Por ende, al desarrollo agrícola y rural le cabe una función central en las estrategias para reducir el flagelo del hambre. La agricultura no es solo una fuente de alimentos sino que también ofrece empleo e ingreso a la población más pobre. De acuerdo a la FAO, en el 2001, el 10 por ciento de la población nicaragüense más pobre del país consumía un promedio anual per cápita de dieciséis veces menor que el 10 por ciento de la población más rica. El 10 por ciento más pobre absorbía el 2.18 por ciento del consumo total del país, en tanto el 10 por ciento más rico lo hacía con el

54 Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), El Estado de la inseguridad alimentaria en el mundo 2005, FAO, Roma, Italia, 2005. 55 OPS/OMS, La salud de las Américas, Edición 2002, Volumen 1, Washington, Estados Unidos, p. 54.

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33.69 por ciento. 56 En 1990-1992 el número de personas subnutridas era de 1.2 millones, para el período 2000-2002 se había incrementado a 1.4 millones de personas. 57 La desigualdad del consumo permaneció elevada en el 2001. El coeficiente de Gini, medido según el consumo, revela la enorme disparidad entre el consumo de los más ricos y el de los más pobres. El 20 por ciento de la población más rica consume el 49.2 por ciento del consumo total del país, mientras que el 20 por ciento más pobre consume el 5.6 por ciento. 58 La persistencia de la desigualdad en la distribución del ingreso y, por consiguiente, en el acceso de los alimentos ha impedido el mejoramiento de la distribución del consumo. De acuerdo a las proyecciones de a CEPAL, para reducir la pobreza extrema (medida con base en el porcentaje de personas cuyos ingresos son inferiores a un dólar diario y ajustado por la paridad del poder adquisitivo), sin modificar la concentración actual del ingreso, se requiere un crecimiento anual del PIB per cápita del 4.4 por ciento por año desde el año 2006 al 2015. 59 Por otra parte, tal como la CEPAL ha señalado una mejor distribución del ingreso puede potenciar el efecto de la expansión económica en la reducción de la pobreza. De hecho, una reducción del 5 por ciento del Índice de Gini (es la medida más común de la desigualdad de los ingresos) puede permitir alcanzar la meta para reducir la pobreza extrema a la mitad. El país tardaría 30 años en alcanzar el mismo objetivo con un 4 por ciento de crecimiento del PIB y sin mejorar la distribución del ingreso. 60 En la segunda meta del objetivo I de la Declaración del Milenio se propone reducir a la mitad, entre los años 1990 y 2015, el porcentaje de personas que padecen hambre. ¿Cuáles son las posibilidades de que Nicaragua cumpla las Metas del Milenio en materia de hambre? Para hacer su pronóstico la CEPAL adoptó los criterios sugeridos por la FAO y que constituyen hipótesis relativamente optimistas en cuanto al incremento de la oferta de alimentos y la disminución de las desigualdades de acceso a los mismos en el período 2000-2015. De acuerdo a la CEPAL, cuatro países centroamericanos (El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua) probablemente no lograrán reducir la tasa de subnutrición a la mitad. En relación a la desnutrición infantil, la manifestación más extrema del hambre por la forma en que contribuye a su transmisión intergeneracional, los mismos cuatro países centroamericanos no cumplirían la meta si se mantuviesen los ritmos de avances registrados en los últimos tres quinquenios. 61 En el mejor de los casos, Nicaragua alcanzaría cumplir, en el 2015, solamente el 69.3 por ciento de la meta establecida. 62

56 Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo 2004, p. 8. 57 Ídem., p. 34. 58 República de Nicaragua, Propuesta de Plan Nacional de Desarrollo, primera edición, Managua, Nicaragua, s/f, p. 172. 59 CEPAL, Panorama social de América Latina 2002-2003, p. 65. 60 CEPAL, Panorama Social de América Latina 2004, Santiago, Chile, noviembre 2004, p. 44. 61 CEPAL, Panorama social de América Latina 2002-2003, p. 124-126. 62 a) CEPAL, Panorama social de América Latina 2002-2003, Santiago, Chile, 2003, p. 129. b) Naciones Unidas, Objetivos de Desarrollo del Milenio: Una mirada desde América Latina y el Caribe, Santiago, Chile, 2005, p. 313. c) Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la

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Exportar gente e importar comida es el saldo mayor del desarme económico unilateral practicado en los pasados 16 años por los gobiernos neoliberales. Así, 423 millones de dólares anuales importamos en alimentos mientras que exportamos 1 millón de personas; y de 1990 a 2005 el déficit comercial agroalimentario se incrementa año con año, de modo que casi el cincuenta por ciento de lo que ingresa por remesas regresa al extranjero como pago de los alimentos que compramos. No se alcanzarán las Metas del Milenio. De acuerdo al Banco Mundial, Nicaragua se encuentra entre los países que no están bien encaminados para alcanzar la meta de la reducción de la pobreza no relacionada con los ingresos. 63 En Nicaragua, 7 de cada 10 empleos pertenecen al sector informal. 64 La caída del nivel de empleo formal ha coincidido con un empeoramiento de la calidad del empleo general, medidas en términos de subempleo, ampliación del empleo por cuenta propia, descenso en la cobertura del sistema del seguro social o tasa de informalidad. Por ejemplo, en 1998 los asalariados con contrato indeterminado representaban el 7.7 por ciento de la PEA; sin embargo, para en el 2001 descendió a 4.4 por ciento de la PEA. 65 El nivel educativo de la fuerza laboral de Nicaragua es bajo, ya que es de 5.4 años de escolaridad en el 2001. La duración media de instrucción en los países de la OCDE es de 11.1 años, mientras que el promedio latinoamericano era de 5.4 años en 1994. 66 La reducción del poder de compra del salario real promedio entre 1991 y 2004 ha sido del 52.1 por ciento. Lo que significa una caída promedio del poder compra del orden de 6.08 por ciento anual. Por ejemplo, en 1991, con un salario mensual promedio se podía comprar 1.44 canastas básicas. En diciembre de 2004, con el mismo salario promedio no se podía comprar ni una canasta básica, sólo alcanzaba para adquirir un poco menos de ¾ de ella. 67 De acuerdo al “Informe sobre Desarrollo Humano 2005” del PNUD, 68 el 10 por ciento de la población más pobre tiene un 0.9 por ciento de la participación en los ingresos o consumo, frente al 44.7 por ciento de la participación del 10 por ciento más rico. Cualquiera sea la reducción reciente de esta polarización, la desigualdad se afirma como un rasgo estructural del actual modelo neoliberal. El “Informe sobre la Situación Social en el Mundo 2005” de las Naciones Unidas 69 dice que las estrategias neoliberales para conseguir crecimiento económico han Alimentación (FAO), El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo 2004, FAO, Roma, Italia, 2004, p. 34. 63 Banco Mundial, Revalorización del papel fundamental de la nutrición para el desarrollo. Estrategia para una intervención en gran escala, Washington, Estados Unidos, marzo 2006, p. 11. 64 Jaime Ros, El desempleo en América Latina desde 1990, Naciones Unidas, CEPAL, LC/MEX/L/654, México DF, febrero 2005, p. 29. 65 Organización Internacional del Trabajo, Panorama Laboral 2003. América Latina y el Caribe, OIT/ Oficina Regional para América Latina y el Caribe, Lima, Perú, diciembre 2003, p. 55. 66 PNUD, Informe sobre el Desarrollo Humano 1994, FCE, México DF, 1994, 243 páginas. 67 Banco Central de Nicaragua, Indicadores Económicos diciembre 2003, Volumen X, Número 11, Managua, Nicaragua, p. 39 y 50. 68 PNUD, Informe sobre Desarrollo Humano 2005, Ediciones Mundi-Prensa, Madrid, España, 2005. 69 Naciones Unidas / Asamblea General, Informe sobre la situación social en el mundo 2005, Nueva York, Estados Unidos, A/60/117, 13 de junio de 2005, 157 páginas.

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agravado la desigualdad y la pobreza en América Latina y el Caribe. El Informe llama la atención sobre el acceso restringido a los servicios públicos, señalando que los pobres no están recibiendo los beneficios del gasto social. El Banco Mundial expresa que la equidad debería ser parte integral de una estrategia exitosa de reducción de la pobreza. 70 La equidad es una condición fundamental para lograr los Objetivos de Desarrollo del Milenio, explica el informe, ya que resulta más difícil reducir la pobreza con altos niveles de inequidad en diferentes dimensiones. Por otro lado, existe una complementariedad entre la equidad y la tasa de crecimiento económico, ya que al generar mayor equidad, podemos generar una sociedad más eficiente. Según el Informe de la FAO del 2005, 71 en Nicaragua, cerca del 30 por ciento de los menores de cinco años tienen algún grado de desnutrición. Por otro lado, la mortalidad infantil se ha reducido en los últimos 15 años. Sin embargo, estas luces se acompañan con las sombras de la explotación infantil, la prostitución, los abusos, la pobreza, el abandono, la falta de acceso a los recursos educativos, etcétera. En el 2001, el 10 por ciento de la población más pobre del país consumía un promedio anual per cápita de dieciséis veces menor que el 10 por ciento de la población más rica. El 10 por ciento más pobre absorbía el 2.18 por ciento del consumo total del país, en tanto el 10 por ciento más rico lo hacía con el 33.69 por ciento. En 1990-1992 el número de personas subnutridas era de 1.2 millones, para el período 2000-2002 se había incrementado a 1.4 millones de personas. 72 Manteniendo el actual modelo económico de los últimos años, el desarrollo económico ejercerá un menor efecto dinámico sobre la pobreza, a menos que se realice una redistribución del ingreso significativa. De acuerdo a las Naciones Unidas, Nicaragua podría reducir la pobreza a la mitad en los próximos diez años (2006-2015), con un crecimiento del 4 por ciento y mejorando en 5 por ciento el coeficiente de Gini.

70 World Bank, World Development Report 2006: Equity and Development, Washington, United States, September 2005, 336 pages. 71 Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, El Estado de la inseguridad alimentaria en el mundo 2005, FAO, Roma, Italia, 2005. 72 Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo 2004, FAO, Roma, Italia, 2004, p. 34.

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Cooperación Española con Nicaragua

Aurora Díaz-Rato73 CONTEXTO. Nicaragua es considerado por el IDH del PNUD del año 2004, como país de desarrollo humano medio, ocupando el puesto 112, solamente por delante de Guatemala y Haití en el contexto regional. Cuenta con casi la mitad de su población en situación de pobreza (45% pobre y 15,1% extremadamente pobre), además su economía está basada en la producción y exportación de bienes con poco valor agregado, lo que impide un crecimiento de la misma a un ritmo que permita incidir de forma sensible en la reducción del volumen de población en situación de vulnerabilidad. También es preciso añadir la alta probabilidad de ocurrencia de fenómenos naturales a lo largo de todo el territorio. Tabla 1 Indicadores de desarrollo (2003)

Fuente: UNDP, 2006 Últimos datos para 2003. Notas: (d) Posición en el mundo. (e) Años. (f)% mayor 15 años. (g) Dólares. (i) Valores entre 0 (menor desigualdad de renta) y 100 (mayor desigualdad); varios años. (j) Adhesión, firma o ratificación, a marzo de 2004, de: PC = Prot. Cartagena; CC = Conv.Cambio Climático; PK = Prot. Kyoto; RJ = Conv. Río de Janeiro Entre los instrumentos desarrollados en el país para la lucha contra la pobreza hay que destacar la Estrategia Reforzada de Crecimiento Económico y reducción de la Pobreza (ERCERP) con cuatro pilares fundamentales: crecimiento económico a través de generación de empleo y desarrollo rural; inversión en capital humano; protección de población más vulnerable y fortalecimiento de las instituciones. A estos pilares se

73 La autora, diplomática, es actualmente la Directora General de Cooperación con Iberoamérica de la Agencia Española de Cooperación Internacional .Es también, desde 2002, Vocal Asesora en la Dirección General de Coordinación de Asuntos Generales y Técnicos de la Unión Europea.

Indicador Valor Índice de Desarrollo Humano (IDH)(d) 112 Expectativa de vida al nacer (e) 69,7 Tasa de alfabetización de adultos (f) 76,7% PIB per cápita en PPA (g) 3.262 Índice de Pobreza Humana (IPH-1) 40 Estr. Reducción de Pobreza (PRSP) Coeficiente de Gini (i) 43,1 AOD total neta recibida / PIB 20,4% Servicio de la deuda / PIB 5% Apoyo a tratados int. medio ambiente (j) PC, CC, PK y RJ Índice de Desarrollo rel. Género (IDG) 88,00

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suman tres ejes transversales: reducción de la degradación ambiental, aumento de la equidad e impulso de la descentralización. Para concretar esta Estrategia se creó el Plan Nacional de Desarrollo, que incluye los objetivos de la declaración de los retos del Milenio y el programa Operativo del Plan Nacional de desarrollo para el periodo 2005-2009. Por otro lado, con el objetivo de mejorar la gestión de los recursos, se ha creado un sistema de mesas sectoriales de cooperación que permite mejorar la coordinación entre nicaragüenses y los donantes y definir conjuntamente los objetivos. Nicaragua fue, asimismo, seleccionado como primer país piloto en el marco de la iniciativa de armonización y alineamiento propuesta por la OCDE. Uno de los principales resultados fue la elaboración de un Plan de Acción Nacional de armonización y alineamiento, que fue presentado en el II Foro de Alto Nivel de Armonización y Alineamiento celebrado en Paris en febrero de 2005, Plan que en estas fechas está siendo actualizado. Tabla 2. Progreso hacia los Objetivos del Milenio OBJETIVOS La meta

será cumplida al 2015?

Estado de las condiciones de apoyo para el logro de las metas

1. Erradicar la pobreza extrema y el hambre

Poco Probable

Mejorando, pero se quiere más apoyo

2. Alcanzar la educación primaria universal Probable Bueno, pero se requiere aún más

apoyo 3. Promover la equidad de género y la autonomía de la mujer

Probable Bueno

4. Reducir la Mortalidad Infantil Probable Mejorando, pero se requiere aún más

apoyo

5. Mejorar la salud materna Probable Mejorando, pero se requiere aún más apoyo

6. Combatir el VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades

Poco Probable

Mejorando, pero se requiere aún más apoyo

7. Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente

Poco Probable Débil, pero mejorando

Fuente: PNUD Nicaragua (2004) LA AYUDA OFICIAL AL DESARROLLO QUE RECIBE NICARAGUA Nicaragua es uno de los países que recibe más cooperación internacional, al presentar una AOD per capita de 98,7 dólares anuales. En el período 1997-2003 ocho países han mantenido un promedio anual en su ayuda superior a los 10 millones de dólares; Japón, Estados Unidos, Suecia, República de China (Taiwán), Alemania, Dinamarca, España y Países Bajos. El Banco Interamericano de Desarrollo BID, el Banco Mundial y la

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Comisión de la Unión Europea son los únicos organismos multilaterales que durante el mismo período superan los 100 millones de dólares anuales. LA AYUDA ESPAÑOLA A NICARAGUA: ORIGEN , CIFRAS Y SECTORES El Origen de la Cooperación Española en Nicaragua se sitúa la prioridad otorgada a América Latina y a Centroamérica en particular en los años 80, dado su nivel de desarrollo económico y su entonces gran conflictividad política y social. En el marco del Plan de Cooperación Integral con Centroamérica, puesto en marcha por el Instituto de Cooperación Iberoamericana se produce la apertura en Managua de la Oficina Técnica de Cooperación (OTC) en 1984, que proporciona una estructura administrativa estable a la cooperación española en el país. El paso del Huracán Mitch por Nicaragua en octubre de 1998 supuso un punto de inflexión para la cooperación española. España, con los principales actores de nuestro sistema de cooperación, respondió de forma inmediata. La cifra indicativa de recursos aportados por el Gobierno español, Comunidades Autónomas, Ayuntamientos, Universidades, ONGDs, Fundaciones y particulares superó los 13 millones de Euros sólo para Nicaragua. Desde entonces, España se ha consolidado como uno de los principales países donantes en Nicaragua. De acuerdo con el Ministerio de Relaciones Exteriores de Nicaragua, España ocupa el 7º lugar entre los cooperantes bilaterales (cooperación no reembolsable) -después de Japón, Estados Unidos, Suecia, Dinamarca, Alemania y Holanda- y el 2º lugar entre los cooperantes bilaterales (cooperación reembolsables- créditos) después de Taiwán. La Ayuda Oficial al Desarrollo desembolsada por la Cooperación en Nicaragua ha presentado cifras dispares durante el período 2001-2003 debido a las operaciones de reorganización de deuda que se han realizado. En 2003 la AOD española concedida a Nicaragua se cifró en 67,2 millones de euros (33,5 millones de euros en operaciones de reorganización de deuda). De ésta el 17,7% corresponde a préstamos y el 82,3% a donaciones y se ejecutó en un 24% por ONGD y un 76% por vía oficial. Las intervenciones de la Cooperación Española en Nicaragua se inscriben en todos los sectores del anterior Plan Director, como se puede observar en el Cuadro 3.

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La cooperación española en Nicaragua se define en las Comisiones Mixtas celebradas cada cuatro años entre ambos Gobiernos, la última de las cuales tuvo lugar el pasado 17 de mayo de 2005. El nuevo Plan Director de la Cooperación española 2005-2008 define a Nicaragua como País Prioritario junto con Honduras, El Salvador y Guatemala (en Centroamérica) y dibuja las siguientes prioridades sectoriales, en las cuales se enmarcan, adaptándolas a sus necesidades, las intervenciones de la AECI en Nicaragua:

x Gobernabilidad democrática, participación ciudadana y desarrollo institucional: apoyo a la modernización del sector justicia; proyecto de apoyo a la Policía Nacional; proyecto de apoyo a la Dirección Jurídica de la Contraloría General de la República; Proyecto de apoyo al Proceso de descentralización; y proyecto de mejora del acceso de las mujeres al derecho de familia

x Aumento de las capacidades humanas: apoyo al sistema de vigilancia epidemiológica del Ministerio de Salud; programa de alfabetización y educación básica de adultos (finalizado); programa de formación ocupacional e inserción laboral; proyecto de apoyo a la reforma educativa; y proyecto de mejora de la calidad educativa

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x Aumento de las capacidades económicas: ARAS-Malpaisillo; proyecto de apoyo al acceso al crédito a las cooperativas de Chontales; proyecto de apoyo a los pescadores artesanales del Lago de Nicaragua; proyecto de apoyo a los pequeños y medianos productores cafetaleros de Jinotega; y proyecto de codesarrollo entre Costa Rica y Nicaragua.

x Aumento de las capacidades para mejorar la sostenibilidad ambiental: proyecto Araucaria- Rio San Juan

x Aumento de la libertad y capacidades culturales: programa de preservación del patrimonio cultural; acciones desarrolladas desde la Consejería cultural.

x Aumento de las capacidades y autonomía de las mujeres: apoyo a la simplificación del proceso probatorio en casos de violencia hacia las mujeres; fortalecimiento institucional del Instituto de la Mujer.

Para finalizar, es importante mencionar que el día 24 de septiembre de 2005 se firmó en Washington un nuevo Programa de Conversión de Deuda entre España y Nicaragua. Dicho Programa fue suscrito con el objetivo principal de contribuir al desarrollo económico y social de Nicaragua mediante la creación de un Fondo de contravalor, Fondo Nicaragua- España dotado del 40% del servicio total de la deuda sujeta a condonación proveniente de los préstamos otorgados por España con cargo al Fondo de Ayuda al Desarrollo (FAD) entre los años 1998 y 2000. En total 38,9 millones de dólares.

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Riesgos y oportunidades para Nicaragua en el actual contexto internacional

José Manuel García de la Cruz74 El título general del curso me sugiere abrir esta intervención con dos preguntas: ¿Es posible Nicaragua en el mundo globalizado? ¿Permite la globalización la existencia de países como Nicaragua? Creo que difícilmente se puede avanzar en el tema central de esta mesa redonda si previamente no nos atrevemos a anticipar, siquiera como medio de provocación para el debate, las respuestas a las preguntas anteriores. ¿Es posible Nicaragua en el mundo globalizado? Me voy a permitir una incursión en el tema de la viabilidad de Nicaragua desde dos ópticas: una política y otra económica. Desde la perspectiva de la política, y siguiendo a International Affaires, un Estado es frágil, es decir muy vulnerable o poco viable, si no satisface alguna de las tres siguientes condiciones:

1. Asegurar la integridad de su territorio; 2. Mantener el orden legal interno, y 3. Suministrar los suficientes servicios públicos a sus ciudadanos.

Pues bien, Nicaragua va logrando el primer objetivo, pero es más dudosa una positiva valoración respecto del segundo habida cuenta de que en Nicaragua se mantiene una elevada inseguridad jurídica, en forma de corrupción o de cambios normativos, como las leyes sobre la propiedad de la tierra, y, sobre todo, perdura el gravísimo problema de la pobreza (la mitad de la población sobrevive con menos de dos dólares diarios y de ellos la mitad con un dólar o menos) y las carencias se multiplican en torno a todos y cada uno de los Objetivos del Milenio para el Desarrollo (OMD)75, por lo que queda bastante claro que se está lejos de satisfacer el tercer requisito. Es decir, podríamos concluir que desde el punto de vista de los analistas políticos estamos ante un Estado frágil, difícilmente viable. El análisis político podemos complementarlo con el análisis económico. Desde esta perspectiva, podríamos decir que una economía nacional no es viable si:

1. No es capaz de emplear sus propios recursos; 2. No alcanza una mínima cohesión económica y social, y

74 El autor, economista, ejerce como Profesor Titular en el Departamento de Estructura Económica y Economía del Desarrollo de la Universidad Autónoma de Madrid. Sus inquietudes académicas e investigadoras se han orientado hacia los problemas del desarrollo tanto en economías europeas, como las latinoamericanas. Entre sus publicaciones más recientes sobresale su contribución como coordinador de la edición y coautor de”Sistema Económico Mundial”, Editado en Thomson Paraninfo en 2005. 75 Fueron aprobados por la Asamblea General de la ONU en su reunión del 6 a 8 de septiembre de 2000. El primer Objetivo es reducir a la mitad, en 2015, el porcentaje de personas cuyos ingresos eran inferiores a 1 dólar por día en 1990.

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3. Es altamente dependiente de la financiación externa. Sobre el primero de los requisitos, es obvio que una economía con una historia con elevado desempleo formal, amplia informalidad de su economía (el 50% del empleo), escaso rendimiento agrario, y poca capacidad de negociación en los mercados internacionales (como ponen de manifiesto las recurrentes crisis del comercio de café, entre otros indicadores), no gestiona bien sus recursos. La grave desigualdad, denunciada por los resultados del índice de Gini, pero sobre todo por la expansión de la pobreza, junto al escaso impacto de las políticas económicas públicas de carácter distributivo (los ingreso fiscales no llegan al 17% del PIB) denuncian una escasa cohesión económica. Finalmente, la dependencia exterior se manifiesta igualmente en varios órdenes, como la deuda externa y su peso en el conjunto de la economía nacional, la importancia de las remesas de emigrantes, la necesidad de los mercados exteriores ante la estrechez del mercado interno, o por el elevado grado de dolarización de la economía nicaragüense que se estima en un 70%. Por lo tanto, tampoco se puede ser excesivamente optimista respecto de la viabilidad de la economía nicaragüense es su configuración actual. En relación a la segunda de las preguntas planteadas - ¿permite la globalización la existencia de países como Nicaragua?- se produce rápidamente una respuesta negativa. A ello contribuye, en primer lugar, la acusación a la globalización de la inviabilidad económica, algunos dirán que también la política, y, aún otros, de todos los males de Nicaragua. En otros términos, para muchos, si Nicaragua es inviable es por los efectos de la globalización. Y, desde luego, no es difícil encontrar en el propio proceso de gestación de este nuevo grado de desarrollo del capitalismo mundial, que llamamos globalización, argumentos contundentes que justifiquen esta respuesta, pero eso no resuelve el problema que queremos abordar: la identificación de los riesgos y de las oportunidades del país en el mundo del siglo XXI que permita la puesta en marcha de estrategias de desarrollo nacional. No es el objeto de esta intervención explicar qué es la globalización, pero podemos aceptar que es, por un lado, el escenario de las relaciones entre los Estados nacionales, y, por otro, el referente en el que se han de fijar los objetivos económicos de todos los participantes en la economía internacional, tanto de las empresas, como de los consumidores y, por supuesto, de los gobiernos de los Estados nacionales. La globalización se caracteriza por la intensidad de la interdependencia entre todos los actores económicos: gobiernos, empresas, trabajadores, consumidores, superando los límites políticos y geográficos, de tal forma que la autonomía de las naciones se ve sometida, se ha de acomodar y actuar dentro de la dinámica de la economía mundial o global. A este proceso ha contribuido de forma extraordinaria el desarrollo de la tecnología y su aplicación a diversas actividades tanto económicas como sociales y culturales, llegando a hacer posible que el mundo global logre "la capacidad de funcionar como una unidad en tiempo real a escala planetaria"76. 76 CASTELLS, M.: La era de la información: Economía, sociedad y cultura. Vol. I. La sociedad red, Madrid, Alianza Editorial, 1997, pág. 120.

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Junto a la transformación que del sistema capitalista supone la globalización, es importante recordar que la globalización ha ido acompañada de la consolidación de una ideología que defiende la no intervención del Estado en la economía, en tanto que esta intervención se interpreta como limitadora de las capacidades del individuo, auténtico agente de la economía de mercado. La frase "menos Estado y más sociedad, menos intervención y más mercado" resume las equivalencias Estado a intervención y sociedad a mercado.

Cambios de contexto y política económica

Contexto clásico de relaciones internacionales

Nuevo contexto de globalización

RESTRICCIÓN EXTERNA

Manejable dentro de las fronteras concretas (naciones): Aduanas, moneda nacional

Desterritorialización e incremento de los costes de actuación autónoma: Juicio de los mercados

OBJETIVOS DE LA POLÍTICA ECONÓMICA

Estabilidad macroeconómica Provisión de bienes públicos y empleo Redistribución de rentas Cohesión social Crecimiento económico

Estabilidad macroeconómica Flexibilización de la economía Desarrollo empresarial Control de precios La confianza de los mercados Competitividad

INSTRUMENTOS

Regulación económica Intervención sobre la demanda: impuestos y presupuesto público Regulación financiera y monetaria: tipos de interés Empresas públicas, industriales y financieras

Liberalización y apertura externa Robustecimiento de las políticas de competencia Desregulación de los mercados Privatizaciones Fiscalidad favorable al capital

Sin embargo, la historia muestra que la presencia del Estado, como instancia de poder político y normativo, en la economía ha sido constante: desde la fijación de los límites espaciales de los mercados 77, hasta la garantía de la moneda, incluyendo la regulación del comercio o las diferentes formas de defensa de la propiedad, y es un lugar común atribuir buena parte del éxito de las economías capitalistas desarrolladas desde finales de la segunda Guerra Mundial a la puesta en marcha de las políticas económicas de inspiración keynesiana que dieron lugar a las denominadas economías mixtas o economías sociales de mercado y del estado del bienestar. El Estado pudo emplear un amplio abanico de instrumentos desde los impuestos y los gastos públicos a las empresas de titularidad pública, de la reserva del mercado nacional para los productores nacionales con medidas comerciales proteccionistas, al control de los movimientos de capitales, desde la intervención directa de los bancos centrales en la determinación de los tipos de cambio de las monedas nacionales a la fijación de tipos de interés de referencia para la banca privada, etc. y sobre todo, disfrutar de una cierta autonomía en la definición de sus objetivos de políticas públicas y de cohesión social.

77 En la tabla se resumen algunos de los cambios a los que se hace referencia en el texto.

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En la globalización, el Estado-nación conserva atribuciones específicas fundamentales para el mantenimiento del sistema capitalista (garantizar el derecho de propiedad y organizar el mercado de trabajo) pero las formas de intervención que lo legitimaban y evitaban el conflicto social se han visto debilitadas. Así, la responsabilidad de la intervención pública con el fin de asegurar un crecimiento económico estable y compatible con la redistribución equitativa y la cohesión social, ha sido sustituida (o ampliada) por el objetivo de flexibilizar, de facilitar la adaptación de la economía nacional a la competencia global, junto con la prioridad de la estabilidad de los precios y el logro de la confianza de los operadores en los mercados de cambios y financieros. En el nuevo contexto, la dificultad de hacer compatibles determinados objetivos de política económica (empleo y estabilidad de precios, por ejemplo) es mayor en tanto que los instrumentos disponibles se han debilitado. Adicionalmente, la apertura ha incrementado los riesgos de la vulnerabilidad externa de las economías nacionales especialmente de las economías subdesarrolladas ya que si bien en muchos casos la movilidad de los capitales ha permitido que algunas de estas economías se integren en los procesos de valor de la fábrica global, como México, Chile, Corea del Sur -que pasaron a constituir el nuevo grupo de “economías emergentes”- ello no ha impedido el estallido de crisis financieras en ellas o entre sus socios más próximos (México en 1994, Tigres asiáticos en 1997 o Argentina en 2001) Pero tampoco se libraron de crisis cambiarias las economías desarrolladas europeas que, en 1993, conocieron un fuerte desajuste en su sistema monetario. No obstante, no hay que ocultar que otros países como China o India, se consolidan como actores principales de la economía mundial, en comercio, inversiones y, sobre todo India, en tecnología. Pero Nicaragua queda muy lejos de estos ejemplos. En conclusión, la globalización no es el escenario más favorable para que Nicaragua supere su situación de grave fragilidad como Estado y economía nacional. ¿Qué hacer? ¿Para quién?¿Cómo? La economía nicaragüense ha experimentado un serio crecimiento en su PIB (ente el 4 y 5% en los últimos años). y, sobre todo, de la renta per cápita de 340 dólares en 1990, a 550 en 1995 y a 750 en 2003, junto a cierto control de la inflación, hasta ponerla por debajo del 10% anual. Además, estos resultados han estado acompañados de creación (aunque todavía insuficiente) de empleo –el paro medio ya está en el 6% en el mercado regular-. Seguramente ello ha facilitado la condonación de 45.000 millones de dólares de su deuda externa dentro de la iniciativa para países pobres altamente endeudados (HIPC)78. Pero hay un dato fundamental que delimita las respuestas a estas preguntas.: la juventud de la población nicaragüense: casi la mitad tiene menos de 25 años y el 36,4% menos de 14. La edad media es de 21 años (en España es de 40 años). Y es, sobre todo, a esta población a la que hay que responder. 78 La Iniciativa HIPC del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional se inició en 1996 y se reforzó en 1999. Trata de aliviar la deuda de los países más pobres para facilitar los resultados de las políticas de crecimiento y ajuste económico.

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¿Qué hacer? Es obvio, hay que movilizar los recursos nacionales para procurar un crecimiento que simultáneamente cree las condiciones de la distribución de la renta. Las actuaciones directas del Estado (subvenciones, empresas públicas) no bastan, no habría recursos suficientes, lo que no debe hacer olvidar la importancia de la intervención, pero habrá de ser limitada en el contexto de la globalización. ¿Para quién? Obligatoriamente para las poblaciones pobres y especialmente para los jóvenes. Solo así se puede empezar a corregir algunos factores limitativos del desarrollo nacional, desde la alta natalidad (24,5 por mil) hasta el desempleo de los jóvenes (20%) y las tensiones migratorias. ¿Cómo? Impulsado una estrategia de desarrollo nacional que combine el fortalecimiento del mercado nacional, junto a la diversificación de la producción y las exportaciones. Un requisito a satisfacer es la creación de una sistema de relaciones internacionales que permita un cierto margen de maniobra a los países que, como Nicaragua, no pueden competir en la economía global. Comenzando por este último punto, se recuerda que el contexto internacional, está, en estos momentos, muy determinado por la solución que se dé a las diferencias en la Ronda de Doha de la Organización Mundial de Comercio (OMC). De forma simplificada, se puede decir que mientras que las economías en desarrollo, solicitan la apertura de los mercados agrarios de las economías más industrializadas, éstos exigen la reducción del, a su entender, excesivo proteccionismo en el comercio de productos manufactureros y servicios. Pues bien, en este contexto no se debe olvidar que Nicaragua ha experimentado una destacada reducción de su protección exterior - medida como aranceles medios- desde el 54 % en 1985, al 10% a comienzos de siglo. La firma del Acuerdo para la creación de una zona de libre comercio junto a otros países centroamericanos y los EE.UU. lo que es una muestra de la aceptación de la competencia internacional por parte nicaragüense. Por su lado, la Unión Europea trata también de llegar a acuerdos con la región centroamericana, apoyando su proceso de integración regional, si bien con escasos éxitos, más allá de los diplomáticos (Diálogo de San José). Pero, ¿qué más se puede esperar? Lograda la condonación parcial de la deuda externa, ya citada, y que estuvo certificada en los resultados macroeconómicos, pero también por circunstancias tan adversas como el huracán Mitch (1998) - que ocasionó daños por cerca de 500 millones de dólares- o la caída de los precios del café de los años siguientes, las expectativas no son muy halagüeñas. En el campo económico, la competencia en los productos industriales ya no procede solamente de las economías industrializadas, sino, sobre todo de otras que como China aúnan costes muy reducidos junto con capacidad de innovación. En este contexto, no es fácil consolidar procesos internos de industrialización. No cabe esperar demasiado éxito de estrategias “nacionalistas” en economías con escasa capacidad de consumo, baja cualificación de los recursos humanos y cierta descomposición social (expresada en la corrupción y en la exclusión social), como Nicaragua.

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En este punto, cabe señalar que, por ejemplo, la política española de cooperación fija entre sus objetivos (Plan Director) el apoyo a las políticas públicas de mejora del entorno empresarial, el fortalecimiento del mercado, el apoyo a pymes, el acceso al crédito (microfinanzas), la instalación de servicios avanzados a empresas, el fortalecimiento de los distintos sectores productivos (agricultura, industria, servicios, turismo), de las instituciones económicas de regulación y supervisión y el apoyo a la inserción internacional. Todo muy oportuno, sin duda, pero en el último punto, la mejora de la inserción internacional de una economía, y no solo de la nicaragüense, no depende tanto de España como de la UE y, más aún, de la OMC. La UE, ya se ha mencionado, insiste en apoyar la integración regional, además de programas de salud, educación y otros, dentro de la estela del cumplimiento de los Objetivos del Milenio. Así, para el periodo 2002-2006, la UE tiene previsto llegar a dedicar 600 millones de euros como ayuda al desarrollo. Pero no reforma suficientemente la PAC, no abre los mercados en el grado necesario (aunque sea el segundo comprador de Nicaragua, tras los EE.UU.), ha suprimido los mecanismos de poyo financiero (tipo Stabex o Sysmin) y aboga por el libre comercio dentro de ámbitos negociados (Acuerdo de Cotonou), en una dirección semejante a la inspirada por el regionalismo abierto. Pero Nicaragua alcanza ya un 75% en su grado de apertura externa (la relación exportaciones más importaciones sobre el PIB), superior al 45% español. Un punto generalmente ignorado es la relación entre carga de la deuda y ayuda externa. Pues bien, la ayuda externa anual está suponiendo más del 20 % del PIB, mientras que la relación pagos deuda externa/ exportaciones es del 18%. Es decir, en gran medida la ayuda está facilitando la reducción de la deuda (así se reconoce por parte de la AECI, justificando cómo Nicaragua ha llegado a ser el principal beneficiario de la AOD española al computar como ayuda la deuda condonada). Otro dato interesante es el relativo al valor de las remesas de emigrantes: 320 millones de dólares en 2000 y 519 millones de dólares en 2004, el doble que el valor de la IED recibida este año. Por lo tanto, si bien en relación con el comercio e incluso las inversiones, la situación es preocupante, el alivio de la deuda externa, a la ayuda al desarrollo y las remesas de emigrantes pueden constituir fuentes muy importantes de financiación del desarrollo nacional nicaragüense. El reto está sobre todo en cómo movilizar los recursos nacionales y orientar sus resultados en beneficio de la población más vulnerable y joven, que ve cómo se cierran las oportunidades dentro de su propio país. En este sentido, es absolutamente necesario establecer un proyecto de industrialización, generador de empleo, aprovechando el cubrimiento de las necesidades de los pobres como mercado nacional. Los pobres tienen necesidades nutricionales, sanitarias, educativas, de equipamientos sociales, de infraestructuras de comunicación, y de protección frente a catástrofes naturales. Estas necesidades no satisfechas -lo que los economistas denominamos ”demanda”-, son internas, difícilmente transferibles al exterior y además, en tanto que

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se avance en su satisfacción, se fortalecen las capacidades productivas y de capital humano del país. En esta dirección hay que interpretar la creciente importancia de la asistencia técnica desde las entidades de cooperación internacional. El fortalecimiento de las instituciones para evitar el manejo clientelar de los recursos es una necesidad urgente. Otro tanto cabe decir en cuanto a la mejora del acceso a las finanzas de los empresarios micro y pequeños, para lo cual el diseño de instrumentos de gestión de los recursos procedentes de la ayuda externa y de las remesas de emigrantes es absolutamente necesario. Finalmente, hay que mejorar la eficacia y la eficiencia de la intervención pública, del Estado. Sobre este particular hay dos cuestiones que se pueden y deben de abordar simultáneamente. Por una parte, la mejora de la recaudación fiscal, por otra la cooperación internacional. Hay que reconocer que con recaudaciones que solamente supone el 17% del PIB, es difícil tener una intervención suficientemente poderosa frente a las carencias de la sociedad y la fuerza del mercado. La reforma fiscal sea mediante aprobación en el Parlamento, o por acuerdo entre partidos políticos con implantación social, o desde la aceptación de propuestas técnicas independientes, es urgente. Allí donde las reformas se han abordado con seriedad los resultados no se han hecho esperar, desde España a Chile, desde Polonia a Indonesia. Los programas de reforzamiento presupuestario de la cooperación internacional van en la dirección de negociar con los gobiernos las aplicaciones de gasto, potenciando las líneas más relacionadas con el cumplimento de los Objetivos del Milenio y las estrategias nacionales de lucha contra la pobreza. En esta dirección está el Convenio de financiación para apoyar el Plan Nacional de Educación (2000-2015), suscrito entre la Unión Europea y Nicaragua que presupuesta 52,5 millones de euros de ayuda comunitaria. Pero, sin duda, el robustecimiento del mercado nacional, el fortalecimiento de la posición internacional y de la capacidad de negociación se podría mejorar si se admitiera una estrategia conjunta con otros países, centroamericanos, en primer lugar, pero no solo. Las propuestas más frecuentes se apoyan en la integración comercial, como primer paso de la integración regional, pero cabrían otras opciones, como la negociación internacional en los mercados financieros, la fijación de posturas a defender conjuntamente en la OMC, la gestión conjunta, para financiar las grandes obras de infraestructura transfronteriza de la suma de remesas de emigrantes y - ¿porqué no?- de los flujos de ayuda externa en torno a los objetivos de la lucha contra la pobreza. La solución a tantos problemas es compleja y difícil, sin embargo, los objetivos de desarrollo nacional debieran de ser un acicate para superar la fragilidad de la sociedad, condición imprescindible para robustecer la economía y estabilizar la democracia y el estado de derecho. Cohesionar la sociedad es una necesidad que, en ningún caso, debiera dejar de ser considerado un objetivo prioritario.

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Mesa redonda:

Nicaragua vista desde España: la mirada de los cooperantes

Armando del Romero Guerrero 79, moderador Hasta aquí, Alejandro Serrano y Julio Icaza han explicado lo esencial del devenir histórico de Nicaragua desde la Colonia, han expuesto los principales desafíos que tiene el Estado en este momento, que consideran crucial para el País, y han propuesto las claves que permitirían enfrentarlos adecuadamente, superando “la crisis ética actual”, en beneficio de una nueva Nicaragua “plural y democrática” construida sobre un contrato social y una concertación política que plasmara ese contrato social. Lo cuál representaría, nos dice en el prólogo Luis Sánchez Sancho, reconstruir el actual País imposible para lograr una Nicaragua posible para el conjunto de los nicaragüenses. Vicente Baca, tras expresar su acuerdo, ha abogado por la contribución de los medios de comunicación social para propiciar el cambio de la cultura política predominante en Nicaragua necesario para llevar a la práctica la propuesta. Se debatió también en el Curso, entre nicaragüenses y españoles conocedores de la materia, sobre las posibilidades y limitaciones de la cooperación internacional, sobre la vulnerabilidad de Nicaragua en el actual contexto de un mundo en proceso de globalización y sobre las perspectivas de cumplimiento de los objetivos del milenio de Naciones Unidas. Se señaló la evolución de la ayuda que ha recibido en las últimas dos décadas, detallando la procedente de España. Y a partir de la idea, que nadie cuestionó, de que el País va a seguir necesitando una importante cooperación internacional para su desarrollo, se debatieron también los riesgos de una componente exógena tan importante en el presupuesto nacional, en comparación con su producto interno bruto. Bastaría con todo lo anterior para que el Curso, y este libro, hubieran tenido un contenido coherente con su principal objetivo: acercar a la comunidad universitaria española, especialmente la de Alcalá, una fotografía contextualizada de la Nicaragua de hoy, superando la simplificada imagen que habitualmente muestran los medios de comunicación, en un momento de especial trascendencia para el País, por las próximas elecciones generales. Un acercamiento necesario, puesto que de la comunidad universitaria española salen la mayoría de los cooperantes que colaboran en los

79 Armando del Romero Guerrero, astrofísico, es Profesor Titular de Física Aplicada de la Universidad de Alcalá y Profesor Honorario de la UNAN-León y del Instituto Tecnológico de Costa Rica. Impulsó el Programa de Cooperación con Nicaragua de la Universidad de Alcalá desde sus inicios en 1988, siendo actualmente su Coordinador General. Ha impulsado también y ha coordinado o coordina los convenios de cooperación entre la Universidad de Alcalá y la UNAN-Managua, la Bluefields Indian and Caribbean University de la Costa Atlántica de Nicaragua, el Instituto Tecnológico de Costa Rica y la Universidad de El Salvador. Se hace camino al andar o aprendiendo a cooperar entre universidades del Sur y del Norte, publicado en 2005 por la UAH, es su principal trabajo de investigación en el campo de la cooperación al desarrollo. En 2004 reunió las impresiones personales sobre Nicaragua de un numeroso grupo de profesores, estudiantes y administrativos, todos cooperantes del Programa de Cooperación con Nicaragua, en un libro titulado Si yo te contara Nicaragua en la mirada de los universitarios de Alcalá.

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(numerosos) programas de cooperación al desarrollo con las universidades de Nicaragua; que en el caso de la Universidad de Alcalá se aproxima a un centenar cada año. Pero el Curso fue organizado en un momento de especial trascendencia también, a su escala, para el futuro del Hermanamiento entre la Universidad de Alcalá y la UNAN-León, enfrentado al reto de su apertura a Centroamérica tras dieciocho años de andadura como una relación bilateral de cooperación para el desarrollo. Este hecho aconsejó la conveniencia de incluir también, como complemento y como contrapunto del Curso, protagonizado principalmente por nicaragüenses, una mesa redonda que reflejara la visión, o las visiones, que sobre Nicaragua tienen algunos cooperantes españoles relevantes. Para mostrar un espectro razonablemente amplio de esas visiones logramos reunir un grupo heterogéneo de personas, no solamente universitario, que se han acercado a Nicaragua desde ámbitos diversos, trabajando allí con distintas contrapartes y en distintos sectores. Pepa Toro y Fernando Cerezal son profesores de la Universidad de Alcalá; José Luis Alonso y José Luis Múzquiz son profesores de la Universidad de Zaragoza; los cuatro han tenido una aproximación a Nicaragua principalmente universitaria, aunque en áreas tan distintas como la Salud, la Educación o la Veterinaria. José Juan Vázquez y Marisol Higueras, aunque universitarios también, se han aproximado principalmente a través de movimientos sociales y ONGs. Por otra parte, la perspectiva de Santiago de Miguel, asesor técnico de la Comunidad de Madrid, y la de José Sánchez Cuenca, dirigente sindical, es la de profesionales que trabajan en el ámbito de la cooperación al desarrollo. A todos ellos agradecemos su participación solidaria en la mesa redonda; mesa que las encuestas de los (numerosos) alumnos del Curso valoraron muy positivamente. De todas esas aportaciones la mayoría se recogen aquí, como epílogo de la publicación. Además de reflejar diferentes miradas sobre Nicaragua, en todas ellas hay un intento más o menos explícito de responder a la pregunta implícita en el título del Curso: ¿Qué habría que hacer para hacer posible una Nicaragua mejor para la mayoría de los nicaragüenses? Y en algunas se explica además el vínculo del autor con Nicaragua. Santiago de Miguel, desde su inquietud por hacer más eficiente la ayuda que recibe Nicaragua, propone un camino que pasa por una mayor cooperación entre instituciones y agentes sociales nicaragüenses, camino que ilustra con una experiencia en el Departamento de Madriz, promovida desde la Comunidad de Madrid, en la que participa la UNAN-León. Su ponencia refleja una actitud personal que conjuga la de un experto con la de un cooperante; aunque él nos dijo en el debate, citando a un reconocido experto centroeuropeo en Cooperación al Desarrollo, “ser profesional de la cooperación no es algo que tenga nada claro, yo no me considero profesional; mas claro está para mí que ser cooperante es una actitud, una manera de ser en la vida”. José Sánchez Cuenca, desde su perspectiva de dirigente sindical y dando pocos rodeos, como es propio de un trabajador metalúrgico, se dirige directamente al próximo gobierno de Nicaragua proponiéndole descentralización y políticas más sociales. Fernando Cerezal, a partir de su larga experiencia en Nicaragua como cooperante, tanto en el ámbito universitario como en el de las ONGs, aboga por la necesidad de una complementariedad entre ambos tipos de cooperación. Y acaba reconociendo lo mucho

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que ha aprendido y lo mucho que le ha aportado personalmente su interacción con las realidades de ese País -“su segunda casa”- y con los nicaragüenses. José Juan Vázquez no responde la pregunta directamente sino que la traslada a los nicaragüenses. Para tratar de responderla, rastrea en la memoria de sus relaciones con ellos, como “chelito español” en Nicaragua, llegando a la dura conclusión de que “los nicas” no tienen muy claro que sea posible otra Nicaragua, aunque sí que “otra Nicaragua (mejor) es necesaria”. Pepa Toro, que en la mesa redonda participó como cooperante -y en la apertura y clausura del Curso lo hizo en su calidad de Vicerrectora de Relaciones Internacionales y Extensión Universitaria de la Universidad de Alcalá, junto con el Embajador de Nicaragua, Jorge Salaverry, y con la Vicerrectora General de la UNAN-León, Maritza Vargas, respectivamente- reconoce no tener clara la respuesta a la pregunta y expresa además su dificultad para entender bien a “los Nicas”. A partir de ahí trata de explicar su optimismo sin explicación y explica por qué se siente tan unida a Nicaragua, para acabar dando las gracias por ello. Unas gracias con las que cerramos la crónica de la Mesa Redonda. A lo largo de los años he tenido ocasión de constatar que, aunque no todos, bastantes cooperantes compartimos esa sensación contradictoria de íntima sensación de gratitud hacia el pueblo de Nicaragua a pesar de la dificultad para comprender a los colegas con los que colaboramos. Una gratitud, cada uno sabrá porqué la siente, que quizás sea una de las claves que permiten explicar la implicación sostenida de tantos universitarios de la Universidad de Alcalá, y de otras instituciones, en el Programa de Cooperación con Nicaragua.

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La experiencia de un pequeño y hermoso acuerdo para el desarrollo.

Santiago de Miguel 80 Mi experiencia en Nicaragua, donde viví y trabajé como cooperante en 1994, se ha desarrollado desde 1997 en el marco de mi trabajo como asesor técnico en la Dirección responsable de la Cooperación para el Desarrollo de la Comunidad de Madrid. Los pasos dados por la Comunidad de Madrid en materia de cooperación para el desarrollo en este siglo. Mi experiencia se enmarca en un proceso de reflexión, planificación, evaluación y gestión de la ayuda a partir de los años 2000 y 2001, tras la aprobación por la Comunidad de Madrid de la Ley 13/99 de Cooperación para el Desarrollo. En dicho proceso ha jugado un papel clave el primer Plan General de Cooperación para el Desarrollo 2001-2004 (PGCD)81. Este PGCD se fundamentó en la asociación con las instituciones y las personas socios de la cooperación y en los siguientes principios operativos: partir de las respuestas a los problemas dadas por los mismos beneficiarios, profundizar en el diálogo con las instituciones y las personas con las que se coopera, tener presente la perspectiva de procesos de desarrollo a medio y largo plazo y al mismo tiempo alcanzar resultados intermedios, promover la participación de distintos agentes tomado del enfoque de cooperación descentralizada adoptado por la Unión Europea y entre estos agentes se podían encontrar agentes de la Comunidad de Madrid que pudiesen aportar su experiencia y capacidad a los procesos de desarrollo. Una de las primeras actividades realizadas de acuerdo al PGCD fue la evaluación de proyectos y la identificación de un plan estratégico de actuación por cada uno de los seis países prioritarios, entre los que se encontraba Nicaragua. El ciclo de gestión de la ayuda comenzó a incorporar novedades contenidas en el PGCD y en las recomendaciones obtenidas de las evaluaciones: ir más allá del papel de puro donante, incorporar el seguimiento y la evaluación, convocar mesas informativas de acciones de desarrollo por país, incluir la prioridades sectoriales del PGCD y la programación por país para evitar la dispersión, contar para todo ello con personal experto en los países, entre otras. La convocatoria de subvenciones incluyó, a partir de 2002, orientaciones geográficas y sectoriales dentro de países iberoamericanos priorizados por el PGCD. En el caso de Nicaragua la ayuda se focalizaría en la población del Dpto de Madriz debido a sus altos índices de pobreza respecto al resto del país. En el marco de dicha convocatoria se puso en marcha un nuevo instrumento: los programas de desarrollo, más acorde con los principios y la gestión de la ayuda del PGCD si lo comparamos con el instrumento proyecto utilizado hasta ese momento. 80 El autor, economista, trabaja desde 1998 como Asesor Técnico de Cooperación para el Desarrollo de la Dirección de Cooperación para el Desarrollo del Gobierno de la Comunidad de Madrid. Ha trabajado con varias ONGs y universidades españolas y con la Organización de Estados Iberoamericanos. 81 www.madrid.org

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¿Que repercusiones tuvieron todos estos cambios en el caso concreto de Nicaragua? La cooperación para el desarrollo de la Comunidad de Madrid en Nicaragua contaba, con anterioridad a 2002, con socios de diversa naturaleza o pertenecientes a distintas familias de actores, distintas a la de las ONGD nicaragüenses y españolas, como las asociaciones formadas por la Universidad de Alcalá de Henares y la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua en León, la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) y el Ministerio de Educación Cultura y Deportes (MECD) de Nicaragua y la compuesta por la Federación de Municipios de Madrid con las administraciones locales del Dpto. de Madriz que compusieron la Alianza Madriz-Madrid. En 2003, una vez que se había concedido la ayuda correspondiente a 2002, se llevó a cabo la primera jornada de intercambio informativo en la que se expuso el contenido de los proyectos y programas aprobados entre todos los socios de la Comunidad de Madrid. A dicho intercambio se sumó la contratación de la experta local nicaragüense de la Comunidad de Madrid con el apoyo de la OEIque facilitó, con posterioridad, la interacción y un diálogo más profundo entre todos los agentes. Como consecuencia de un diálogo más intenso, uno de los principios del PGCD, de la diversidad de familias de actores y de la capacidad y la voluntad de colaboración de la UNAN-León, fuera de su espacio de influencia, tomó cuerpo entre los distintos participantes a la jornada informativa el establecimiento del Acuerdo Marco de Entendimiento82. La búsqueda del entendimiento era necesaria, porque: la población del departamento de Madriz requiere urgentemente de acciones dirigidas a la lucha contra la pobreza, protección del medio ambiente e igualdad de hombres y mujeres. Para ello es preciso aunar esfuerzos, para la ejecución de diferentes acciones conjuntas que contribuyan al desarrollo integral y promover el intercambio de información y puntos de vista para el logro de complementariedades entre los distintos socios de la cooperación madrileña, entre éstos y las organizaciones de beneficiarios, instituciones locales y de cooperación que actúen en la zona y promover sinergias entre proyectos, programas y otras acciones apoyadas por la Comunidad de Madrid.

82 El AME se suscribió el 18 de julio de 2003 en Somoto. Los firmantes fueron: Lic. Gladis Cáceres, Directora Ejecutiva de INPHU Somoto, Lic. Rigoberto Ortiz, Presidente e la Asociación de Promotores de la Cultura, Lic. Eduardo López, Director de ASDENIC, Lic. Javier Pasquier Luna, Coordinador de Proyectos CIPRES, Lic. Marcelino Castellón, en Representación del Movimiento Comunal Nicaragüense, Lic. Montserrat Julve, Representante ACSUR Las Segovias, Ing. Francisco Raigón, en representación de Solidaridad Internacional, Lic. Álvaro Murillo Rocha, Representante ISCOD, Lic. Martha Barreira, en representación de Paz y Desarrollo, Lic. Ma. Herminia García, Alcaldesa de San Juan de Río Coco y en Representación de la Alianza Madriz – Madrid y la Asociación de Municipios de Madriz, Lic. Douglas Prado, Alcalde de Somoto y Representante de la Alianza Madriz – Madrid, Lic. María del Pilar Ruiz, Secretaria Ejecutiva de la Alianza Madriz – Madrid, Lic. Yolanda Ávila en representación del Programa de Alfabetización y Educación Básica de Adultos de Nicaragua (PAEBANIC) Delegación del Ministerio de Educación Cultura y Deportes en Madriz, Lic. Maritza Vargas, en representación de la UNAN - León y Lic. María Elena Hernández, en representación de la Comunidad de Madrid. En septiembre de 2003 se adhirió la ONGD Acción contra el Hambre.

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Hasta ese momento la dinámica dominante entre los socios nicaragüenses y sus cooperantes era una relación basada en el instrumento proyecto, de manera que cada organización ejecutaba sus acciones apoyadas por la Comunidad de Madrid de manera aislada y concentrada en el cumplimiento de las actividades de acuerdo con los compromisos asumidos con su cooperante en el marco del proyecto. En muchas ocasiones otros agentes no conocían el objeto de la cooperación, incluidas las instituciones locales, que se sentían utilizadas y extendían avales de los proyectos o centrales. Como anécdota señalaré el hecho de organizaciones que llevaban trabajando desde los años ochenta en el mismo municipio del Dpto. Madriz que nunca antes habían mantenido un diálogo bilateral y mucho menos colaborado. Con el AME se introduce un cambio cualitativo de indudable importancia, surge una dinámica generadora de confianza y de compromiso por aunar esfuerzos y lograr complementariedades. Para ello se prevé “Mantener comunicación permanente, sinérgica y operativa entre los que suscriben este Acuerdo Marco para un óptimo logro de los acuerdos y acciones derivadas del mismo con una visión de desarrollo departamental”. La pertinencia del intercambio era un hecho y el AME suponía la apropiación de la iniciativa por parte de las organizaciones e instituciones nicaragüenses. Muchas veces los acuerdos se quedan en un simple papel y con mayor probabilidad si son promovidos, por lo menos en parte, desde un organismo externo. Sin embargo los firmantes del AME previeron el establecimiento de “una comisión de monitoreo y seguimiento” con el objetivo de dotarlo de contenido mediante el “cumplimiento de los Acuerdos suscritos en el Acuerdo Marco de Entendimiento” según se establece en el documento de constitución de la Comisión Madricense de Complementariedades (COMAC), de septiembre de 2003. La COMAC sería la responsable de impulsar el intercambio y la identificación de complementariedades y se compuso de las organizaciones locales más capaces, los alcaldes, la UNAN León y la Comunidad de Madrid. Su estructura es muy sencilla: un coordinador y un secretario que convocan y levantan actas del contenido de las reuniones. Sus funciones 1. Formular el Plan Operativo Anual de la Comisión de Monitoreo y Seguimiento en

función de su finalidad: � Desarrollar acciones en las áreas de trabajo identificadas en el AME � Desarrollar complementariedades entre los socios � Intercambiar experiencias, favorecer la comunicación sinérgica y la formulación de

propuestas y convenios bilaterales 2. Velar por el desarrollo del trabajo asociativo 3. Elaboración y aplicación de instrumentos de seguimiento y monitoreo aprobados por la

Asamblea General del AME. 4. Análisis, tratamiento y distribución de los datos obtenidos en la aplicación de los

instrumentos en el seno de la reunión general del AME. El AME y la COMAC han cumplido en 2006 tres años, tres años de reuniones periódicas, de diálogo profundo entre organizaciones que competían y compiten entre sí y al mismo tiempo de colaboración y de acción. En este periodo se han producido dos elecciones municipales y ha habido tres alcaldes distintos en cada uno de los nueve municipios, ya que los alcaldes no pueden presentarse a

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la reelección. Desde una perspectiva política la correlación de fuerzas entre liberales y sandinistas ha sido cambiante, pero el reconocimiento de la COMAC y del AME como un activo para el desarrollo ha sido cada vez mayor. Los actuales Alcaldes, tras tomar posesión de sus cargos en 2005, han planteado los retos que consideran que deben afrontar de manera prioritaria y conjunta en el seno de la COMAC y participan en ella activamente. Al mismo tiempo, y como consecuencia de ello, surgen tensiones, porque algún Alcalde trata de aprovechar ese activo en beneficio de su propio municipio, única y exclusivamente. Qué iniciativas han puesto en marcha las instituciones y las organizaciones tras la aprobación del AME y la COMAC? ) Becas a Bachilleres de Madriz para su examen de ingreso y primer año común en la

UNAN León.

En el 2003 se seleccionaron 35 jóvenes bachilleres, en el 2004: 56 y en el 2005: 55 de los 9 municipios del departamento de Madriz. El trabajo involucra a cada uno de los miembros de la COMAC y entre ellos se destaca a la organización APC, las nueve Alcaldías, la UNAN-León y las delegaciones municipales del MECD de Nicaragua. En el 2006 se acaba de aprobar la apertura de una subsede de la UNAN-León en el Dpto. de Madriz. ) Se asume como prioridad la resolución de los problemas relacionados con el agua, ya

que así lo señalan los Alcaldes del Departamento de Madriz.

Los actuales Alcaldes, en el momento de asumir sus responsabilidades en 2005, plantearon a la COMAC la prioridad de resolver la problemática relacionada con el agua que afectaba a la población de los municipios de San José de Cusmapa, San Lucas, Somoto, Totogalpa, Yalagüina, Palacagüina y Telpaneca. Se facultó al coordinador de la COMAC para realizar los contactos correspondientes con la UNAN de León para analizar la viabilidad de un estudio sobre el problema. El equipo técnico de la Asociación de Municipios de Madriz elaboró los términos de referencia, la UNAN Managua y la UNAN de León, fueron presentadas a los Alcaldes Municipales y demás miembros de la COMAC y se acordó realizar los tramites correspondientes para la financiación. ) Acciones de complementariedad del proyecto de habilitación e inserción laboral

ejecutado por el Ministerio de Educación, Cultura y Deportes

Las ONG complementaron los cursos ofrecidos por el MECD a personas que han superado los tres años de alfabetización, lo que ha permitido incrementar la cobertura del proyecto mencionado. ASDENIC apoyó a 207 alumnos de los círculos de alfabetización en cursos de crianza de aves, crianza de cerdos y otros rubros y APC otorgó 35 becas para la formación técnica en computación, electricidad domiciliar y mecánica y electricidad automotriz. ¾ Acciones de complementariedad apoyadas por la UNAN León

El 6 de mayo del 2004, a través de la COMAC se organizo un encuentro entre la UNAN León (cada una de las especialidades en que trabajan en investigaciones) y los organismos locales de Madriz miembros de la COMAC, con el objetivo de establecer las principales áreas. Aquí sería muy largo de recoger pero el apoyo o la asistencia técnica del profesorado en los siguientes sectores: 1. En materia de agua, saneamiento y salud mediante el análisis y control de la

calidad del agua y las promoción de prácticas de prevención.

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2. Educación mediante la formación de maestros empíricos en colaboración con el MECD.

3. Producción rural mediante el análisis de semillas y técnicas productivas que han sido difundidas en las fincas de los beneficiarios junto a técnicos de las organizaciones no gubernamentales.

4. Formación a los alcaldes recién elegidos. Esta labor de la UNAN-León deja patente la potencia de su extensión mediante la colaboración con otras familias de agentes: ONGD, administración pública local y estatal. ) Apoyo a la profesionalización de 27 profesores empírico de físicas.

Complementariedad entre miembros COMAC y el MECD Madriz. Esta labor ha contado con la colaboración de algunas alcaldías con el objetivo de elevar la calidad de la docencia y del de aprendizaje de los alumnos de secundaria. ) Situación de sequía crónica en Madriz Coordinación de ayudas de emergencia para superar la crisis alimentaria puestas en marcha por cada uno de los miembros de la COMAC en 2004. Los principales logros alcanzados según la COMAC83: ¾ Esta experiencia impulsada por el conjunto de instituciones y organizaciones la ha

llevado a convertirse en un punto de referencia real y con capacidad de incidencia en los problemas que afectan a la población del Departamento de Madriz.

¾ La comunicación entre los miembros de la COMAC ha permeado las instituciones, ha alcanzado formas más dinámicas a nivel técnico y esto ha fortalecido la colaboración para apoyar con mayor eficacia a los beneficiarios.

¾ La actitud positiva y responsable con la que los nuevos alcaldes (2005) y la Asociación de Municipios de Madriz participan en la COMAC.

¾ Los resultados de la colaboración entre agentes son positivos y demuestran su eficacia práctica en términos de optimización de recursos técnicos, materiales y económicos y de mayor cobertura y calidad de sus acciones. Una prueba de ello es la creciente participación en la búsqueda de complementariedades.

¾ Se ha contribuido a mejorar los estilos de planificación en la ejecución de las actividades de los proyectos entre las organizaciones involucradas.

Los principales retos o desafíos identificados por la COMAC: ¾ El fortalecimiento institucional de la COMAC para responder de manera eficaz y

eficiente a las demandas crecientes de complementariedades entre los socios.

¾ El fortalecimiento de los miembros de la COMAC: las administraciones locales y departamentales, así como las organizaciones de la sociedad civil.

¾ Superar la complementariedad entre proyectos a una complementariedad departamental y sectorial que optimice los recursos escasos.

83 Los logros, los desafíos y las conclusiones de la COMAC han sido obtenidos del Informe Trianual 2003-2005 elaborado por la COMAC en febrero de 2006.

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¾ Mejorar el seguimiento y monitoreo de la acciones de la COMAC, mediante la aplicación de instrumentos que faciliten el levantamiento e intercambio de información, así como la sistematización de experiencias y su evaluación.

Las principales conclusiones según los miembros de la COMAC. 1. Los actores locales han avanzado en las complementariedades con el objetivo de elevar la calidad de vida de los madricenses 2. Esta labor necesita ser sistematizada con objeto de que el incremento de valor agregado proporcionado a los beneficiarios, como fruto de la interacción de agentes y la optimización de los recursos de todo tipo, se replique y extienda. La replica debe aplicarse al ámbito municipal con los agentes activos en cada uno de ellos y podría comenzar a extenderse a otros departamentos donde convergen socios de la COMAC. 3. Los miembros de la COMAC consideran que en 2006 están entrando en una nueva fase de trabajo que tiene que ver con el fortalecimiento institucional u organizativo tanto de la COMAC como de los actores locales. Al mismo tiempo no pierden de vista la necesidad de dejar abierta la COMAC a la colaboración de otras organizaciones locales e internacionales como miembros observadores, temporales o permanentes. Este es el estado de situación visto por sus protagonistas. La pregunta que se nos hacía a las personas que participamos en el curso “La Nicaragua Posible” era ¿Cómo veíamos a Nicaragua? Yo no puedo pretender hablar de Nicaragua, pero sí de cómo veía a los nicaragüenses con los que trabajé en 1994 y cómo he visto a las personas e instituciones con las que he tenido la experiencia que he relatado. En 1994 la situación era de desánimo. Los cooperantes nos encontrábamos entonces con que lo más necesario eran “ganas de tener ganas”, como decía un amigo con mucha más experiencia, ganas de voluntad de cambio. Ahora veo a las personas y organizaciones nicaragüenses con más voluntad de cambio y de colaborar entre sí. El papel de la COMAC es echado de menos en otros lugares de Nicaragua. Esto lo comprueban personas responsables de instituciones a nivel nacional a las que les surge la pregunta ¿Qué ocurre en Madriz?, o el comentario: “la colaboración que encontramos en Madriz no la encontramos en otros departamentos, es otro mundo”, y en el marco de un informe del PAEBANIC surge que: el índice de seguimiento de los tres curso de alfabetización es el mayor de todo el país y retención en los cursos de habilitación laboral alcanza el 100%. La existencia de la iniciativa ya permite decir que es un efecto adicional a lo que sería la suma de efectos provocados por acciones y entidades sin relación alguna. Considero que ahora hay una capacidad, un activo intangible de indudable importancia, basado en la confianza entre personas e instituciones. Este avance tiene limitaciones y retos por delante, pero ya supone un claro avance en términos de amplitud de miras y generosidad. Al mismo tiempo opino que habría que tratar de llevar a cabo un ejercicio de demostración de las ganancias en eficacia que ha supuesto la labor de la COMAC en términos de mejoras para la población de Madriz.

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Para mi la principal enseñanza como cooperante, y el curso “La Nicaragua Posible” me ha ayudado a identificarla, ha sido avanzar en la respuesta a la siguiente pregunta ¿Cómo la cooperación para el desarrollo puede contribuir a que los personas e instituciones locales colaboren entre sí para lograr mayores capacidades y posibilidades de afrontar los problemas que experimenta la gente con mayores posibilidades de éxito?84 Esto es lo que he tratado de mostrar superficialmente y desde mi visión externa. Contribuir a ese fin no ha sido una tarea sencilla, pero ha supuesto dar respuesta a la necesidad imperiosa que sienten los agentes de desarrollo de complementar esfuerzos para lograr una transformación positiva y vencer los problemas. En todas las reuniones mantenidas en el año 2001 con distintos grupos de agentes y en tres países distintos la demanda de coordinación fue unánime. La cuestión sin respuesta era quién iba a coordinar. Pues bien creo que algunos nicaragüenses se han dotado de un mecanismo que responde a su propia demanda. Por tanto lo más importante es haber encontrado a personas e instituciones nicaragüenses que han seguido un camino no diseñado, pero sí guiado por su voluntad de entendimiento y de cooperación en beneficio de otros nicaragüenses. Contribuir a ese fin no ha sido una tarea sencilla, pero ha supuesto dar respuesta a la necesidad imperiosa que sienten los agentes de desarrollo de complementar esfuerzos para lograr una transformación positiva. En todas las reuniones mantenidas en el año 2001 con distintos grupos de agentes y en tres países distintos la demanda de coordinación fue unánime. La cuestión sin respuesta era quién coordinaba. Pues bien creo que los nicaragüenses se han dotado de un mecanismo que responde a su propia demanda. Por tanto lo más importante es haber encontrado a personas e instituciones nicaragüenses que han seguido un camino no diseñado, pero sí guiado por la voluntad de entenderse y de colaborar.

84 El curso “La Nicaragua Posible” ha servido para identificar esta pregunta como la que faltaba a la respuesta que estaban dando los nicaragüenses que han comenzado a salir de sus feudos y a cooperar entre sí con la contribución de la Comunidad de Madrid.

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Sugerencias al próximo Gobierno de Nicaragua

José Emilio Sánchez Cuenca 85 El año 2005 fue el año en el que se revisaron los avances hacia la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. La Comisión de Estudios para América Latina (CEPAL) presenta unos resultados poco esperanzadores para Nicaragua de cara al 2015. Sólo los objetivos 1 y 4, de reducir a la mitad las personas que viven con menos de 1$ al día y de lograr la equidad de género en el acceso a la educación respectivamente, tienen posibilidades reales de poder alcanzarse. El resto de objetivos, que tienen que ver con reducir a la mitad el hambre y la desnutrición, lograr la educación primaria universal, reducir la mortalidad infantil y mejorar la salud materna, detener la incidencia del VIH-SIDA y otras enfermedades y frenar las agresiones al medio ambiente, cuentan con escasas o nulas probabilidades de ser cumplidos. El cambio de esta tendencia y que debe asumir el nuevo gobierno pasa a mi entender por un cambio del modelo productivo-comercial (económico) y social en Nicaragua, abandonando el modelo actual que impera en la actualidad y que promueve la reducción del gasto social, la privatización, liberalización de los tipos de interés, liberalización comercial y desregulaciones, para tratar de implantar otro en el que el Estado adquiere mayor protagonismo, lo cual supone un aumento del gasto público (gasto social) con el incremento de los impuestos y/o la asunción de deuda a futuro. Es necesario también que el futuro Gobierno Central busque otras fuentes para cumplir los compromisos financieros con los organismos internacionales, como la revisión y renegociación de la deuda interna o los megasalarios. Los elementos clave en los que se debe hacer un especial hincapié por parte del futuro gobierno de Nicaragua si se quiere revertir la situación que actualmente se vive son la descentralización y el desarrollo local, el incremento del gasto social en educación, salud y servicios sociales básicos y la generación de infraestructura y tejido productivo y comercial. La experiencia nos dice que los municipios poseen ventaja sobre el gobierno central en su mayor capacidad de hacer coincidir el gasto con las necesidades prioritarias de la población, quien a su vez, por la misma cercanía, ejerce un mayor control sobre su uso adecuado. Por eso en Nicaragua es necesario seguir avanzando en un proceso que cuenta con un amplio marco legal pero que en la práctica se encuentra estancado. Es necesario que en Nicaragua el futuro gobierno respete la Constitución Política que establece la Autonomía Municipal y la entrega de recursos suficientes a los Gobiernos Municipales y la concertación interna manteniendo lo que la Ley de transferencias establece actualmente. 85 El autor, trabajador metalúrgico, es el Delegado de Madrid del Instituto Sindical de Cooperación al Desarrollo (ISCOD) y el Responsable de su Programa-Nicaragua. Es miembro de la UGT desde 1974, en la que ha ocupado diversos cargos a nivel regional y nacional. Ha trabajado diez años en el área de la Cooperación al Desarrollo.

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Igualmente se debe aprobar en consenso la Política Nacional de Descentralización y Desarrollo Local, dejando claro el modelo de descentralización que en Nicaragua se necesita. La promoción del Desarrollo Local necesita de Políticas Nacionales que las propicien y, entre éstas, la Descentralización del Estado es una condición que se vuelve indispensable para la sostenibilidad de los procesos de Desarrollo Local como elemento sustancial para crear trabajo, enfrentar la pobreza, promover la equidad y de esa manera fortalecer la Gobernabilidad Democrática en Nicaragua. Otro punto importante es la inversión en educación, sanidad y servicios sociales básicos. Se da una relación inversa entre nivel de gasto social y pobreza y de ahí la importancia de este tipo de gastos para el alivio de la misma. Es necesario que el nuevo gobierno priorice el aumento en el gasto público total y la reasignación inter e intrasectorial del gasto además de mejorar la calidad de los programas que se ejecutan, así como la eficiencia y equidad del gasto. Se debe garantizar la prioridad fiscal del gasto en estos servicios más allá de fluctuaciones económicas y buscar las fuentes para su financiación. Se hace necesario por parte del futuro gobierno un conjunto de políticas orientadas al desarrollo de la infraestructura económica en apoyo a la competitividad y cohesión regional y social. Entre ellas, maximizar la inversión en educación y capacitación; inversión en investigación, desarrollo y transferencia tecnológica; financiación de la inversión; fomento agrícola y empleo rural; así como fomento de la inversión, competitividad y empleo de calidad en las pequeñas y microempresas. Pero a mi modo de ver el primer y más grave problema que Nicaragua debe superar y con el cual el nuevo gobierno debe comprometerse es el de la corrupción, ya que ésta, entre otros efectos, reduce la inversión interna y externa, merma los ingresos tributarios y afecta el gasto social. En consecuencia, empeora la distribución del ingreso y distrae recursos que se podrían destinar para reducir la pobreza. Ante este desesperanzador panorama es necesario un cambio radical en las relaciones y condiciones socioeconómicas establecidas. La celebración de elecciones legislativas y presidenciales el próximo 5 de noviembre de 2006 se presenta como momento de esperanza para el cambio de esas relaciones que han anclado al país en la miseria y la falta de perspectivas. Desde el punto de vista de la cooperación en el marco del cumplimiento de los Objetivos del Milenio es necesario el triunfo de una opción política capaz de dar respuesta a las necesidades y demandas de la gran mayoría de la población que vive en condiciones de exclusión y pobreza.

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Nicaragua, una experiencia enriquecedora

Fernando Cerezal Sierra 86 Mi acercamiento a Nicaragua en 1988 partió de querer apoyar a un País y a un pueblo que había salido de una larga dictadura, como había ocurrido escasos años antes en España. Inicialmente orienté esa simpatía hacia la formación del profesorado y más tarde, también, a colaborar en proyectos de desarrollo social y comunitario. La formación fue de profesores de inglés, tanto en la Universidad de León como de Enseñanza Secundaria. Un trabajo que, según fui conociendo las necesidades, fue conformándose como un andamiaje con proyección en cascada, algo que no estaba previsto ni planeado al inicio del trabajo. Partía, por tanto, de mucha voluntad y -¡por qué no reconocerlo!- de mucha conciencia de mi deber moral de aportar lo mejor que podía. El acercamiento a la formación de profesores siempre fue recibido con gran motivación y entusiasmo por los colegas nicaragüenses. Esta ha sido una característica constante en lo que conozco en diversas áreas en Nicaragua, no sólo en la del profesorado de inglés. Suele ser prioritario en sus demandas y siempre están anuentes a todo tipo de formación, ya sean seminarios, postgrados, capacitaciones, talleres y –no digamos– maestrías. Cuando en el año 1993 comenzó realmente la colaboración en el área de la Enseñanza del Inglés, conseguida financiación de la Universidad de Alcalá, comencé dirigiendo un programa de formación de profesores de la UNAN-León con el objetivo a largo plazo de constituir un núcleo central mínimo, necesario para poder asumir posteriormente las tareas propias del desarrollo de esa nueva área (creación de la carrera, cursos, laboratorio de lenguas…). Con el apoyo de colegas de la Universidad de Alcalá y del Ministerio de Educación y Ciencia de España, pudimos realizar dos postgrados y una Maestría, abiertos también al profesorado de Enseñanza Secundaria, cuatro Congresos nacionales de profesores y algunas publicaciones. De todo ello salió una cantera de más de treinta profesores de inglés de varias universidades nicaragüenses, con una importante incidencia en Nicaragua. A lo largo de este proceso la capacidad de autonomía y definición de sus propias necesidades y prioridades fue ampliándose en la UNAN-León, hasta alcanzar un grado prácticamente total en estos últimos años. No obstante, no todo fueron alicientes y aspectos positivos. Recuerdo por ejemplo que en mi primera estancia, en 1988, me encontré que los entonces escasos profesores de inglés de la UNAN-León se habían enrolado en un curso en Managua, dejándome “compuesto y sin novia”. Aunque mi trabajo en la UNAN-León fue por ello muy reducido, en esa ocasión, afortunadamente aproveché la estancia para apoyar la formación de profesores de Enseñanza Secundaria a través del MECD de León y eso me

86 El autor, filólogo, es Catedrático de Escuela Universitaria del área de Filología Inglesa de la Universidad de Alcalá. Desde el año 2000 se desempeña como Coordinador Académico del Programa de Cooperación con Nicaragua de la UAH, del que fue uno de sus impulsores, coordinando desde 2003 al equipo de Dirección del Programa. En el campo de la Cooperación al Desarrollo ha coordinado la edición de dos publicaciones: Modernismo y Modernidad desde Nicaragua (UAH, 2005) y Teacher Training and Research of the teaching of English in Nicaragua (UNAN-León, 2005).

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resultó útil para empaparme de las condiciones reales de la enseñanza del inglés en Nicaragua. No obstante el proceso hubiera podido ser más rápido, en mi opinión. Recuerdo que en alguna ocasión hubo que posponer el inicio de un postgrado por falta de organización o de planificación en la UNAN-León; y que en otras fue el exceso de burocracia interna el que frenó la buena marcha de las actividades o el incumplimiento de algún compromiso importante. En este contexto, justo es reconocerlo también, nos hemos encontrado con excelentes personas que han sabido superar esas inconsistencias y sacar el máximo provecho a las actividades, tanto en el Programa de Inglés como en otros programas de colaboración del Hermanamiento. Todo esto ha sido un proceso de enriquecimiento mutuo. Un proceso que ha servido a la UNAN-León y al profesorado de inglés y, en consecuencia, para la mejora del aprendizaje de inglés en Nicaragua; y que me ha servido a mí también profesional y personalmente, pues me ha posibilitado aplicar en un contexto diferente mi formación y visión; me ha ayudado a mejorar la capacidad de planear a medio y largo plazo. He aprendido a platicar y negociar (actos poco frecuentes en nuestra sociedad española actual); estoy seguro de haber mejorado mis habilidades sociales y del trato con muy diferentes colegas (cómo no recordar los actos de protocolo al inicio y al final de cursos, maestrías, conferencias, promociones, etc., a los que tampoco se está muy habituado en el contexto español, pero que tienen un fuerte valor simbólico que ayuda a integrarse más y mejor en el ambiente nicaragüense). Y con todo ello he ampliado mi círculo de relaciones y de amistades. Al mismo tiempo, a la par de mis actividades académicas, también he aprendido de la gente más llana, más pobre y con más necesidades de sectores importantes de León, Matagalpa y Somoto; en especial de la infancia y de la juventud, a través de proyectos educativos en Educación Preescolar, de niñas vendedoras, de jóvenes lideresas y de jóvenes en situación de “explotación sexual comercial”, así como de reconstrucción de viviendas en los barrios empobrecidos de León. Proyectos que han posibilitado también la participación en ellos de varias decenas de jóvenes no pertenecientes a la Universidad de Alcalá. En conclusión, he aprendido de dos “espacios” diferentes de la sociedad “nica”, que en lugar de generarme esquizofrenia ante la tesitura de apoyar más lo uno o más lo otro, me ha demostrado su compatibilidad y complementariedad. Creo que es necesario apoyar a la Universidad para que sea un factor de desarrollo de Nicaragua, para que amplíe las posibilidades de desarrollo de la juventud y de la población nicaragüense; esa es nuestra obligación como académicos. Pero, también, se pueden estar apoyando directamente proyectos de desarrollo, que permitan a la población en peores condiciones sociales y económicas estar en capacidad de acceder a las oportunidades que la Universidad les ofrezca. Con lo uno y con lo otro, con los unos y con los otros, Nicaragua se ha convertido para mí en mi segunda nacionalidad, mi segunda casa, en un lugar al que cuando voy no me siento ajeno, y que me ha permitido ver en directo y sentir la realidad de los países del Sur.

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¿Otra Nicaragua es posible?

José Juan Vázquez 87 En estas pocas líneas mi intención es recoger algunas de las reflexiones y sensaciones de un “chelito español” en Nicaragua, el país “Donde las calles no tienen nombre”, como dice una famosa canción del grupo irlandés U2. Recién llegado a la ciudad de León, con un calor de “la gran p___” -como dicen los leoneses-, el “chelito español”, perdido y desorientado, sudando por todos los poros de su cuerpo, habló por teléfono para tratar de buscar una dirección. -“De donde estuvo la pulpería F_____, tres cuadras al este y veinte varas abajo”- fue la respuesta obtenida. Con el plano de la ciudad de León en la mano, sudando si cabe todavía más, al “chelito español” se le acumularon las preguntas: ¿Qué es una pulpería? ¿Ya no existe esa pulpería? ¿Qué distancia es una vara? ¿Hacia donde es abajo?... Ante tanta duda, el “chelito español” decidió agarrar un taxi. Para su sorpresa, el taxista entendió tan extraña dirección y le llevó sin problemas, pero a la hora de pagar, el taxista preguntó muy serio al “chelito español”.

- ¿Anda sencillo? Aquí el “chelito” no supo ya que responder… ¿Habría caminado de forma

extraña? ¿Se estaría insinuando el taxista?, ¿De verdad hablábamos el mismo idioma?... El “chelito español” –quien terminó enamorado de León y los leoneses- previamente a su pasión por Nicaragua tuvo que acostumbrarse a algunos aspectos aparentemente inevitables en el país: el deshidratante calor leonés, la velocidad suicida de los interlocales, la falta de agua caliente para bañarse al amanecer o los habituales problemas con la policía cuando conducía su coche alquilado, que sistemáticamente le amenazaba con multarlo alegando los motivos más increíbles y variopintos, tratando así de asustarlo y complementar su escaso sueldo. Al “chelito español” también le costó acostumbrarse a una cierta sensación de desesperanza, de catastrofismo, que le pareció acompañaba a una gran parte de los nicaragüenses. En buena medida, y con independencia de su ideología política o extracción sociocultural, respiraba en las personas con quienes platicaba la idea de que las cosas estaban mal y, lo que era peor, que en el futuro no mejorarían... Las enormes diferencias sociales, culturales y de renta existentes en el país también llamaron la atención al “chelito español”: las fuertes diferencias en el interior de las propias ciudades -que pudo constatar visitando repartos marginales, bolsas de pobreza y trabajando con ONGs locales-, las fuertes diferencias entre los centros urbanos y las áreas rurales –que pudo constatar visitando zonas rurales, en ocasiones no muy distantes de los núcleos urbanos, donde las carencias de recursos y servicios básicos resultaba

87 El autor, psicólogo y sociólogo, es profesor del Área de Psicología Social de la Universidad de Alcalá y lo ha sido del Departamento de Ciencia Política y Sociología de la Universidad Carlos III de Madrid y del Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos de la Universidad Complutense de Madrid. Es Presidente de la Asociación ARCEO Acción y Desarrollo Social y colabora activamente con el Programa de Cooperación con Nicaragua de la UAH y con varias ONGs. Ha sido socio fundador de la ONG “Paz Ahora”. Además de trabajar en España con colectivos en situación de exclusión social, ha desarrollado actividades en Croacia, Bosnia-Herzegovina, El Salvador, Guatemala, Chiapas (México) y Nicaragua.

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insultantemente evidente- o las fuertes diferencias entre los distintos territorios –que pudo constatar, por ejemplo, viajando al norte de la olvidada costa atlántica -.

A lo largo de los últimos años he tenido la oportunidad de visitar Nicaragua en diferentes ocasiones, y muchas de las primeras impresiones recogidas forman ya parte de un lejano anecdotario. Sin embargo, al poco de llegar por primera vez al país, el “chelito español”, sin ser un avisado observador, pudo percibir que Nicaragua “no iba bien”: uno de los países Latinoamericanos con menores niveles de desarrollo (ocupando la posición 112 en el Índice de Desarrollo Humano del PNUD), con enormes problemas de pobreza (el 80% de la población tiene ingresos inferiores a 2 dólares diarios), con fuertes desigualdades sociales, con elevadas tasas de analfabetismo (la cuarta parte de la población adulta es analfabeta), con corrupción política (según Transparency International se encuentra entre los países más corruptos), con corrupción policial, con un bajo Producto Interior Bruto (un octavo del PIB español)… y todo ello unido a una década de guerra y todo tipo de desastres naturales: terremotos, huracanes, inundaciones, maremotos, erupciones volcánicas, sequías… No es extraño que, desde su primera visita al país, el “chelito español” comenzase a preguntar y preguntarse: ¿Qué puede hacer Nicaragua para ir mejor? ¿Sobre que pilares podría sustentar su desarrollo? ¿Otra Nicaragua es posible…?.

Gracias a que los nicas son tan acogedores y aficionados a la plática, durante mis estancias en Nicaragua he tenido la fortuna de relacionarme con gran cantidad de personas pertenecientes a diferentes estratos socioeconómicos y culturales, de diferentes ideologías y con distintos niveles de formación académica: alumnos y profesores de la UNAN, militantes políticos, profesionales de las ONGs locales, personas humildes beneficiarias de proyectos de cooperación, amigos de amigos…. En este amplio abanico de interlocutores el “chelito español” percibía un extendido consenso en cuanto a la necesidad de construir “otra Nicaragua”. A la pregunta ¿Otra Nicaragua es posible? la respuesta habitual era ¿Cómo no?, pero sin embargo nadie -desde la “intelectualidad” universitaria y los cuadros políticos, hasta las personas en situación de fuerte dificultad social, pasando por ciudadanos de todos los estratos socioculturales- fue capaz de dar al “chelito español”, tan pragmático como es, ideas que le pareciesen convincentes en relación a como alcanzar esa otra Nicaragua Posible.

Largas son las horas que el “chelito español” pasaba platicando sobre las posibles estrategias que Nicaragua podría implementar para remontar su situación. Cuando el “chelito español” preguntaba, las responsabilidades sobre la mala situación del país se repartían con alegría (los políticos corruptos, los ricos que expatrían el capital, los gringos, la gente que es vaga, las maquilas…), pero las críticas constructivas y las soluciones viables tenían más dificultades para aflorar. Diferentes modelos políticos se ponían sobre la mesa, aunque la aplicación idiosincrásica de cada uno de ellos al contexto nicaragüense siempre parecía demasiado compleja. Resultaba llamativo para el “chelito español” que, incluso durante las propias campañas electorales, las recetas propuestas por los distintos candidatos, a fuerza de demagógicas, difícilmente soportaban análisis sobre su adecuación para generar un desarrollo sostenido que diese lugar a unos niveles de crecimiento adecuados para permitir el desarrollo global del país. Al “chelito español” le costaba comprender cómo un colectivo capaz de ganar una revolución, tras ceder el poder democráticamente, se mostraba incapaz de llevar a cabo un proceso de renovación razonable de sus cuadros. Un olor a caudillismo y personalismo parecía invadirlo todo conforme ascendía el nivel de poder político de que disfrutaban de sus interlocutores. Los amigos sandinistas del “chelito español” tenían

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grandes dificultades para explicarle cómo era posible que alguien que perdía reiteradamente elecciones se aferrase al sillón y no dejase sitio a sabia nueva. Sus amigos liberales solo podían alegar sin ninguna convicción que “lo que dicen de la corrupción son exageraciones mentirosas e interesadas…”. Caudillismos y personalismos de muy difícil defensa, en ambos casos con algo más que “sospechas” de corrupción y nepotismo. La “mujer del Cesar” no solo no era honrada, sino que ni tan siquiera intentaba parecerlo.

Para el “chelito español” resultaba sorprendente el constante mirar al pasado de algunos sectores, muchas veces en busca de argumentos para justificar comportamientos de difícil proyección futura. Haber sido Comandante décadas atrás no parecía argumento suficiente para aferrarse al poder. No hace falta ser politólogo para saber que el hecho de haber sido un buen militar no habilita necesariamente para ser un buen político, especialmente en un contexto democrático cambiante.

Afortunadamente, pese a la aparentemente extendida desesperanza colectiva, he podido encontrar fuertes dosis de esperanza. En mis idas y venidas por Nicaragua he entrado en contacto con grupos de jóvenes, algunos de ellos con una excelente formación universitaria, adquirida muchas veces en prestigiosas universidades extranjeras, jóvenes en buena medida procedentes de clases sociales desfavorecidas que conocen de cerca, por haber vivido en su seno, otras realidades políticas, sociales y culturales. Estos jóvenes, a pesar de su formación y vocación política, se ven enfrentados a la dificultad la superar las barreras de cierre impuestas por los decadentes políticos tradicionales, quienes con casposa demagogia se aferran a las viejas recetas políticas que sistemáticamente han demostrado su inutilidad en el contexto nicaragüense.

Un trabajo realizado en Nicaragua por el equipo de investigación que dirijo nos ha permitido conocer que los jóvenes nicaragüenses atribuyen las causas de la pobreza principalmente a los gobiernos corruptos e incompetentes, a la elevada deuda externa, a la globalización de la economía y al libre comercio. Pero, entre las causas de la pobreza también señalan aspectos de carácter disposicional y cultural de la población del país, como el elevado número de hijos, la excesiva pereza, la falta de esfuerzos o el empeño en no cambiar viejos hábitos y costumbres inadecuadas. También muchos jóvenes atribuyen el escaso desarrollo del país al interés de los Estados Unidos en que los países permanezcan pobres. Pero, ¿cuales son las estrategias o políticas que los jóvenes consideran más relevante implementar para generar un desarrollo sostenido del país?. Aquí, las recetas principales ponen el acento en la universalización de la educación y la sanidad, en el combate de la corrupción, en la mejora de infraestructuras, en el control de la explotación de las empresas multinacionales, en mejorar la formación de las élites –políticas y económicas- y de la población general, en motivar a las personas para que trabajen más y tengan menos hijos, en proteger los mercados nacionales o en condonar la deuda externa.

Los estudiantes universitarios nicaragüenses, uno de los sectores sociales con mayores niveles de formación, manifiestan una ínfima ideología política y una gran desconfianza en sus políticos e instituciones. La desesperanza ante una eventual evolución positiva de políticos e instituciones vuelve a surgir como la principal explicación del fenómeno. Sin embargo, pese a su carencia de ideología y a la desilusión con los políticos tradicionales, continúan ejerciendo su derecho al voto, si bien es cierto que se trata de un comportamiento electoral determinado fuertemente por

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la tradición familiar, siendo fundamentalmente un voto de “oposición a” (“para que no ganen los liberales”, “para evitar que gobierne Daniel”…) en vez de, como sería deseable, un voto en positivo, “a favor de”, ilusionado con propuestas políticas…La desesperanza y desconfianza generalizada parece un enorme peso que, en última instancia, puede lastrar el desarrollo de un país.

Sin duda, otra Nicaragua es posible. Pero para promover un desarrollo sostenido

que permitiese soportar un proceso de cambio, parece esencial generar confianza (en los políticos, en los conciudadanos, en las propias posibilidades…), y con ella esperanza. Los propios nicaragüenses deberán volver a confiar en que es posible conseguirlo, en que su aportación es imprescindible y en que, mejorando las condiciones de vida de quienes les rodean, en última instancia mejorará sus propias condiciones vitales. El “chelito español”, que nunca ha creído en las soluciones fáciles y rápidas para solucionar problemas complejos, si pudiera, apostaría por un cambio insidioso aunque constante, sostenido en un recambio generacional de la desacreditada clase política, con fundamental atención a políticas sociales basadas en la redistribución de la riqueza, la formación de capital humano…, en definitiva vaguedades difíciles, aunque no imposibles, de llevar a la práctica en un país como Nicaragua.

El desorientado “chelito español”, por más que indagó, no pudo encontrar soluciones milagrosas para conseguir la rápida construcción de Otra Nicaragua. Sin embargo, llegó a compartir con sus interlocutores la opinión de que “Otra Nicaragua es necesaria” y que, con el tiempo, tal vez incluso pueda disfrutar de esa “Otra Nicaragua Posible”.

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Nicaragua, gracias. A Teresita, in memoriam.

Pepa Toro Nozal 88 Aterrizar en Nicaragua es, en primer lugar, pisar Managua. En esa hora indefinida para el que está llegando, ¿las nueve de la noche hora local?, atravesamos la ciudad desmembrada, que en algún momento fue una ciudad real, y no entendemos por qué después de tanto tiempo, todo parece seguir igual. Desde el terremoto de 1972 a nadie le dio por hacerle un lavado de cara al centro de la ciudad, ni una reconstrucción real, aunque se compatibiliza con grandes centros comerciales, a los que hay que acceder en coche, en una pugna real entre el urbanismo colonial y el crecimiento rápido. Enseguida el chofer que nos acompaña, y a quien preguntamos, simula un gesto de indefinición, de no planteamiento, de no ir más allá, de qué cosas tiene usted; pero en ningún momento pronuncia palabra, y si lo hace será para imaginar un futuro mejorable: “ahora parece que la alcaldía va a tratar de mejorarlo”. La primera vez te crees que eso es así, que la respuesta es válida, pero cuando llevas siete años pasando por mismo lugar y atravesando lo que debió ser el centro de Managua, sigues oyendo el mismo comentario del chofer de turno, pero ahora sabes que es mentira, que habla por hablar, que quizás su amor patriótico y su orgullo no le permiten otra actitud que creer en su país, con poco entusiasmo, por cierto. Claro que este es sólo un ejemplo, pero es representativo del carácter y la manera de hacer de muchos Nicas. En cualquier proceso de reconstrucción y mejora, el primer paso consiste en identificar los fallos, asumirlos, reconocerlos y encararlos. Pero si decimos esto es porque implícitamente creemos que Nicaragua tiene problemas. Y claro que debe tenerlos, los índices de pobreza y los marcadores de bienestar social lo señalan como el país más desfavorecido de su entorno regional y el segundo de toda América. Para los nicaragüenses las desgracias vienen, en primer lugar, de los políticos y los gobernantes, y además, por si fuera poco, de una naturaleza que se empeña en demostrar su caprichoso protagonismo periódicamente. Es difícil, por tanto, si no se reconoce la realidad, tratar de arreglar algo. Si permanentemente se está pensando que es cuestión de tiempo, fundamentalmente de lo que hagan otros, o de circunstancias políticas o de que mejore el clima, se practica una actitud donde siempre se está viendo el balón en el tejado del otro y no en el nuestro. Así no parece fácil prosperar. Nicaragua necesita tomar la conciencia de que el arreglo está en ella misma, y no en los otros. No es fácil, pasar del determinismo al optimismo requiere valentía. La actitud cambia por completo: se pasa de no hacer, o dejarse llevar, a tener que trabajar, a plantearse estrategias a corto, medio y largo plazo, a hacer consensos, a convencer, y no a vencer, y, por supuesto, a animar al otro. Se tiene que ir del pasivo al activo, y este paso es siempre el que nos salva, y por el que vale la pena , no digo luchar, que ya no es tiempo de luchas sino, simplemente, estar aquí, en este mundo que será lo que nosotros hagamos con el.

88 La autora, bioquímica, es Profesora Titular de Bioquímica de la Universidad de Alcalá. Colabora desde 1999 con el Programa de Cooperación con Nicaragua, habiendo sido responsable del área de Bioquímica entre 2000 y 2002. Entre 2003 y 2006 fue Subdirectora General en el Ministerio de Sanidad y Consumo. Desde junio 2006 es Vicerrectora de Relaciones Internacionales y Extensión Universitaria de la Universidad de Alcalá

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Claro que yo soy optimista, y a mí no me cuesta poner un granito cada día. Hay tanto que hacer que la satisfacción es casi inmediata. Pero no se trataba de hacer aquí un análisis socioeconómico de la realidad de Nicaragua, ni de dar consejos o recetas para quien no es fácil subirse al optimismo y comenzar a trabajar sobre una hoja en blanco después de un recorrido tan sinuoso. Yo debería tratar de contar cómo veo yo este país al que me siento unida, por algún motivo que aún no alcanzo a comprender, y que siempre trato de explicar. Más bien, trataré de compartir un estado de ánimo o, mejor dicho, del alma. Supongo que para mí Nicaragua, es decir, León, que es lo que conozco, es recuperar la infancia. Es como si los recuerdos que yo tengo de mi niñez se pudieran hacer realidad cuando camino por “la vieja ciudad colonial”. La sensación es muy reconfortante, y el juego espacio-tiempo permite comprender, no sólo la teoría de la relatividad, sino los entresijos del Alep. A esta sensación supongo que contribuyen un gran cúmulo de eventos que son comunes a mis dos espacios temporales: el amanecer llega con el canto de los gallos y las campanas de la iglesia cercana, como hay una docena, siempre toca alguna próxima. Mi casa también estaba al lado de la iglesia. Si decides levantarte, el desayuno ya está listo. Cuando era pequeña me tiraba de la cama y, milagrosamente, nunca caí en la cuenta, mi abuela siempre tenía el tazón con la leche caliente, listo para ser bebido. En la casa, que era grande, todo el mundo se afanaba en distintas tareas: regar, planchar, limpiar, coser, nada que tuviera que ver con lo que yo hacía por entonces: ir al colegio, leer, escribir, hacer deberes, casi lo mismo que hago cuando voy ahora. También al mediodía todo se para, huele a comida y en la mesa se comparte lo que dio de sí la mañana. Es una suerte que no haya televisión. Además está la cortesía y la educación de los niños, que responden al patrón que yo tenía cuando me arropaba la infancia. A la mesa se llegaba a la hora en punto, con las manos limpias y antes de que se sentara el abuelo. Da igual que quieras levantarte, no se mueve nadie hasta que la madre o la abuela, siempre el matriarcado que nos salva, interpretan que el abuelo da permiso. Después, todos podemos ir a hacer algo que sea compatible con la quietud de la siesta. La ciudad de León, como la de mi infancia, se recorre entera a pie, y no necesita el teléfono para encontrar a los amigos. Según donde vaya, queda determinado el ocio. En la puerta, la tertulia con las vecinas, y en el bar de la esquina comparto la botella de ron que lleva mi nombre desde el primer día que entré. Se dieron cuenta que no la acabaría en una tarde, pero que me serviría de pretexto para charlar, cuando, ya acabada la jornada, pudiera sentirme como un señor al uso, y el tiempo, otra vez el tiempo dilatado, me diera para ir de copas. También en el espacio-tiempo de mi infancia las fiestas se esperaban con anhelo, y marcaban el único calendario que importa. En Mayo, la Virgen, que aquí se traslada a Noviembre. Pero igual, el tiempo es primavera. Yo cantaba, aquí gritamos. Los santos, las navidades,…, todo lo que después estorba o no se entiende, porque se acaba la infancia. Pero mientras, es una suerte tener un rincón donde encontrarla. Gracias, pues, Nicaragua.

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Epílogo

DESPUÉS DE LAS ELECCIONES: REALIDADES Y DESAFIOS

Alejandro Serrano Caldera

El 5 de noviembre del 2006 se realizaron las elecciones en Nicaragua. El resultado dio vencedor al Secretario General del Frente Sandinista de Liberación Nacional y ex Presidente de la República Daniel Ortega Saavedra. Muchas consideraciones se han hecho alrededor del triunfo electoral de Ortega. Sin perjuicio de la mayor o menor validez de estas consideraciones, pienso que hay dos factores determinantes: el primero, la disminución del 45% al 40% y hasta el 35% siempre y cuando haya un mínimo de un 5% de diferencia con respecto al candidato que ocupa el segundo lugar, para obtener el triunfo en una primera vuelta. Ortega nunca hubiera obtenido el 45%; esta vez ganó con el 38%, con un 3% menos de lo que obtuvo en la elección de 2001 y con 9 puntos sobre el segundo lugar. Esta disminución del porcentaje exigido para ser electo en la primera vuelta es fruto del Pacto de 1999 entre Daniel Ortega y Arnoldo Alemán en base al cual se produjo la Reforma de la Constitución en el año 2000. El segundo factor consistió en la división de los liberales en dos fuerzas políticas: la Alianza Liberal Nicaragüense, ALN, y el Partido Liberal Constitucionalista, PLC, entre ambos alcanzaron el 55%, porcentaje más que suficiente para alzarse con la victoria y que corresponde aproximadamente a los porcentajes obtenidos en las elecciones de 1990 en las que triunfó Violeta Barrios de Chamorro con un 54.7%; en las de 1995 en las que Arnoldo Alemán obtuvo el 52%; y en las elecciones de 2001 cuando Enrique Bolaños obtuvo el 56%. Por su parte la Asamblea Nacional, según datos preliminares, quedaría estructurada con 37 diputados para el FSLN, 25 diputados para el PLC; 22 diputados para la ALN, la que podrá sumar 24 con la presencia de Eduardo Montealegre candidato de la Alianza y diputado de pleno derecho por haber ocupado el segundo lugar; y del actual Presidente Enrique Bolaños diputado también por mandato constitucional habida cuenta de su calidad de ex Presidente de la República. El MRS obtuvo solo cinco escaños en la Asamblea. De acuerdo a esta configuración electoral, Ortega gana con un 62% en contra, lo que lo obliga a negociar en el Parlamento para obtener la mayoría calificada del 60% (56 votos) necesarios para las grandes decisiones políticas: Reformas Parciales a la Constitución, nombramiento de Magistrados de la Corte Suprema de Justicia, del Consejo Supremo Electoral, de la Contraloría, del Fiscal, entre otras, e inclusive tiene que negociar para alcanzar los 47 votos que hacen la mayoría absoluta, necesarios para la aprobación de la legislación ordinaria. Por esa configuración las negociaciones tendrán que darse entre el FSLN y alguna de las dos bancadas liberales. Si es con el PLC, la percepción es que continuarán los Pactos de

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1999 y 2003 entre Ortega y Alemán; si es con la ALN, la percepción es que Ortega tratará de encontrar legitimidad ante el Gobierno de los Estados Unidos, los organismos multilaterales de financiamiento, los inversionistas nacionales e internacionales, el sector privado etc. También debe considerarse en el análisis la posibilidad de un entendimiento de las tres bancadas opositoras, PLC, ALN y MRS, las que unidas podrían estructurar una oposición que les permitiría aprobar la legislación ordinaria, próximas al 60% (56 votos) que todavía no alcanzan para las decisiones que requieren esa mayoría calificada. Lo posible es que se produzcan combinaciones puntuales de todas las alternativas y se desarrolle una táctica de acuerdos rotativos dependiendo de las posibilidades, disponibilidades y temas a decidir. Independientemente de estas consideraciones que tienen que ver con decisiones tácticas que resultan de la composición de la Asamblea Nacional, la que tiene grandes atribuciones a raíz de las Reformas Constitucionales que entrarán en vigencia el 20 de enero de 2007, tiene que haber decisiones estratégicas que necesariamente deben partir de acuerdos fundamentales. Yo me permitiría proponer dos concertaciones fundamentales: La Concertación para la Gobernabilidad Democrática. Y La Concertación Estratégica para el Desarrollo Integral. LA CONCERTACIÓN PARA LA GOBERNABILIDAD DEMOCRÁTICA Debería darse en el corto plazo y estar orientada a establecer y preservar los equilibrios políticos necesarios. Pienso que esta concertación debería establecer compromisos públicos suscritos por Daniel Ortega y los partidos políticos de oposición y definir responsabilidades específicas de parte de cada uno de los interlocutores del acuerdo. De parte de Daniel Ortega creo que es fundamental comprometerse como mínimo a lo siguiente: - Respeto a las libertades constitucionales - Respeto a libertad de expresión - Respeto a la propiedad privada - Respeto a la independencia y soberanía del país, mediante una política exterior que mantenga relaciones con todos los países, sin comprometer ideológicamente a Nicaragua con determinados intereses geopolíticos De igual manera, tal concertación debería implicar un compromiso de Ortega de respeto a los acuerdos suscritos con los organismos multilaterales de financiamiento. En síntesis y en términos generales debe existir un compromiso de respeto al Estado de Derecho, la institucionalidad democrática y el sistema legal. Los partidos políticos, por su parte, deben comprometerse a:

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- Respetar los resultados electorales - Hacer una oposición constructiva y propositiva - Contribuir al fortalecimiento de la democracia y de las políticas sociales - Crear un clima de armonía y de concertación, pensando más en Nicaragua que en los intereses personales o partidarios CONCERTACIÓN ESTRATÉGICA PARA EL DESARROLLO INTEGRAL Pienso que el inicio del Gobierno del Presidente Ortega debe orientarse a procurar esa concertación estratégica que sirva de base y de marco general de referencia a la construcción de La Nicaragua Posible en el que se haga realidad un Proyecto de Nación construida con la voluntad y participación de todos los sectores de la sociedad nicaragüense. En este sentido debe darse de entrada una concertación energética que permita enfrentar con las políticas que surjan de la voluntad concertada de todos los nicaragüenses, los graves problemas de la energía que enfrenta el país y que no puede ser solucionados por una sola persona, ni siquiera solo por el Gobierno, pues por su naturaleza y gravedad, requiere de esa concertación nacional que haga posible la construcción de las soluciones más apropiadas. Igualmente es fundamental una concertación sobre políticas sociales que prioricen temas como la salud, el empleo, la educación, el combate a la pobreza. Políticas de vivienda y alimentación que pongan, todas juntas, al ser humano, en el centro de todo proceso de desarrollo. No basta el crecimiento económico para que haya desarrollo, para esto, es necesaria una clara mejoría de la calidad de la vida de toda la población y especialmente de los sectores menos favorecidos. Solo así podrá ser posible el desarrollo humano sostenible. La definición de los medios apropiados, dentro de la democracia y el Estado de Derecho, será fundamental para poder alcanzar estos fines. De entrada se vuelve imprescindible encontrar los términos de armonía y conciliación entre las políticas macroeconómicas y las políticas sociales. La reforma del Estado y la modernización de las instituciones es otro de los grandes temas que deben ser concertados. La política económica, la política tributaria y fiscal y la concertación sobre una estrategia integral de salarios en el sector público, son asimismo temas fundamentales que deben ser objeto de esta concertación estratégica que estamos sugiriendo y que hemos venido sugiriendo desde el momento mismo de la finalización de las elecciones nacionales. Pienso que esta segunda concertación debe ser tripartita y participar en ella tanto el Estado, como los partidos políticos y la ciudadanía. La idea es planificar estratégicamente el país, aprovechar esta oportunidad para alcanzar los consensos necesarios, la concertación y el nuevo contrato social sobre los cuales fundar La Nicaragua Posible.

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