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Las herramientas que brinda la tecnología son de gran ayuda para las personas, dependiendo del uso que se les de.
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LA NUEVA ERA DE LA INFORMACIÓN
Ya nadie duda que existe una revolución en la forma de hacer periodismo y en la forma de
gestionar y distribuir las noticias a través del mundo. Nos encontramos en una sociedad
en la que la información se maneja y distribuye entre sus consumidores en apenas unos
minutos a través de la red. Y con ello, se acelera todo el proceso de comunicación que se
gestionaba hasta hace muy poco tiempo entre los grandes núcleos de poder.
La información se maneja en tiempo real. Apenas suceden los acontecimientos ya existen
imágenes, videos y noticias comentadas a través de twitter, facebook, y todas las redes
sociales que se expanden a través de los terminales informáticos y teléfonos móviles. Y no
solo eso, los ciudadanos pueden comentarla, complementarla e incluso participar de ella.
En este sentido, las editorias más importantes de todo el mundo están desconcertadas,
intentando abordar las soluciones que les permitan mantener los ingresos de sus
respectivos negocios. Todos son conscientes de que existe una revolución total en la
forma de acceder a la información. Algunos sectores deciden ridiculizarla y dejar que esta
les pase por encima como una apisonadora. Otros, deciden abordar su proceso de cambio
para adaptarse a la nueva realidad. Estos últimos son los que lograrán su continuidad en
un futuro más próximo de lo que algunos piensan.
En este sentido, hace apenas unos meses pudimos saber que Grupo Prisa arrancaba su
proceso de transformación digital de la mano de Kamal M. Bherwani, que será quien
liderará del área digital del grupo y que cuenta en su curriculo el cargo de Consejero de
Información del Departamento de Salud y Servicios Humanos de la ciudad de Nueva York.
Una gran apuesta por información digital para uno de los grupos editoriales más sólidos
del mundo. Para los escépticos debería ser un dato revelador de que algo está pasando.
Como modelo de nuevo medio digital, no puedo
pasar por alto el caso de la web dedicada a
contenidos políticos en Estados Unidos;
Politico.com. Un proyecto web que arrancó en
2007 y que tres años y medio más tarde se ha
convertido en uno de los experimentos web más
exitosos del mundo. Un proyecto digital dirigido
por un joven Jim Vandehei que después de 15
años haciendo periodismo en Washinton, y con
tan solo 36 años, decidió poner en práctica su apuesta por la información política
especializada en los medios digitales. Hoy nadie duda que a sus 39 años sea uno de los
100 hombres más poderosos de la nueva era de la información. Su secreto, hacer que en
Politico.com, los reporteros cuenten al instante y en tiempo real todo lo que ocurre en los
órganos institucionales y en los pasillos de la Casa Blanca, en la Cámara de Representantes
y en el Senado. Noticias, Videos, entrevistas, en tiempo casi real. La información viaja
directamente de la fuente al usuario en unos minutos.
Parece ser que el éxito de la gestión de la información digital pasa por la especialización.
Los consumidores deciden qué tipo de información desean y acceden a ella de una
manera directa, incluso suscribiéndose al medio para recibirla en el momento en que se
produzca.
Frente a esta gran revolución que significa la era 2.0, tanto empresas como medios, y
profesionales deben ser capaces de adelantarse y tener agilidad de adaptarse a la nueva
realidad que ha llegado para quedarse.
Era de la información es el nombre que se le ha dado al período que, aproximadamente, sucede a
la era espacial y antecede a la economía del conocimiento y va ligada a las tecnologías de la
información y la comunicación. La era de la información es un término aplicado al período en el
cual el movimiento de información se volvió más rápido que el movimiento físico, y se empezó a
utilizar a partir de 1990.
Bajo la teoría económica convencional, la Era de la información también designa a la era en la que
la información era un recurso decisivo, y su búsqueda y captura generaban una ventaja
competitiva. Microsoft llegó a ser una de las compañías más grandes del mundo a causa de su
influencia al crear los mecanismos subyacentes que facilitan la distribución de la información. Se
podría decir que empezó en la segunda parte del siglo XIX, con la invención del teléfono y la
telegrafía. Se usa a menudo en conjunción con el término sociedad postindustrial.
El autor da su visión acerca de lo que depara el futuro. La obra constituye una vista aérea
de ese territorio virgen que constituyen las autopistas de la información. Bill Gates
describe cómo las nacientes tecnologías de la era digital transformarán nuestras vidas,
según él, estamos a las puertas de una nueva revolución y cruzando el umbral tecnológico
que cambiará para siempre nuestra manera de comprar, trabajar, aprender y
comunicarnos.
Nos introduce en el concepto de la autopista de la información, en la que los documentos
electrónicos podrán hacer cosas que ningún trozo de papel puede hacer. Dicho concepto
tendrá un considerable efecto sobre nuestras vidas en los años venideros y sus beneficios
principales vendrán de la mano de sus aplicaciones en el campo de la educación, tanto
formal como informal.
Ahora, que la informática es asombrosamente barata y que las computadoras habitan en
todos los rincones de nuestras vidas, estamos al borde de otra revolución. Esta supondrá
la capacidad de comunicarse a un nivel de precios sin precedentes; todas las
computadoras se unirán para comunicarse con nosotros y para nosotros. Interconectadas
globalmente, formarán una red que se está llamando la “autopista de la información”.
Antecedente de la misma es la actual Internet, que consiste en la unión de un grupo de
computadoras y en un intercambio de información utilizando la tecnología disponible. La
construcción y el uso de la nueva red, sus promesas y sus peligros, constituyen la base
temática de este libro.
La autopista de la información transformará nuestra cultura tan dramáticamente como la
imprenta de Gutenberg transformó los tiempos
medievales.
Las computadoras personales ya han alterado los
hábitos de trabajo, pero no han cambiado mucho
nuestras vidas. Cuando las poderosas máquinas de la
información estén conectadas en la autopista, todas
las personas, los servicios de entretenimiento y los de
formación serán accesibles.
En esta obra optimista y realista, trata de mirar ala futuro para mostrar cómo las
nacientes tecnologías de la era digital transformarán nuestras vidas. Según él, estamos en
las puertas de una nueva revolución, y comienza el umbral tecnológico que cambiará para
siempre nuestra manera de comparar, trabajar, aprender y comunicarnos. En "Camino al
futuro", Gates nos lleva al momento en que decidió abandonar Harvard para fundar su
propia compañía de software y participar en el crecimiento, que supo prever, del mercado
de las computadoras personales. Del mismo modo que el PC revolucionó nuestra forma de
trabajar, las herramientas de la era de la información - que incluso ahora se hacen
realidad a diario- transformarán la manera en que elegimos cualquier cosa.
El autor da su visión acerca de lo que depara el futuro. La obra constituye una vista aérea
de ese territorio virgen que constituyen las autopistas de la información. Bill Gates
describe cómo las nacientes tecnologías de la era digital transformarán nuestras vidas,
según él, estamos a las puertas de una nueva revolución y cruzando el umbral tecnológico
que cambiará para siempre nuestra manera de comprar, trabajar, aprender y
comunicarnos.
Nos introduce en el concepto de la autopista de la información, en la que los documentos
electrónicos podrán hacer cosas que ningún trozo de papel puede hacer. Dicho concepto
tendrá un considerable efecto sobre nuestras vidas en los años venideros y sus beneficios
principales vendrán de la mano de sus aplicaciones en el campo de la educación, tanto
formal como informal.
Ahora, que la informática es asombrosamente barata y que las computadoras habitan en
todos los rincones de nuestras vidas, estamos al borde de otra revolución. Esta supondrá
la capacidad de comunicarse a un nivel de precios sin precedentes; todas las
computadoras se unirán para comunicarse con nosotros y para nosotros. Interconectadas
globalmente, formarán una red que se está llamando la “autopista de la información”.
Antecedente de la misma es la actual Internet, que consiste en la unión de un grupo de
computadoras y en un intercambio de información utilizando la tecnología disponible. La
construcción y el uso de la nueva red, sus promesas y sus peligros, constituyen la base
temática de este libro.
La autopista de la información transformará nuestra cultura tan dramáticamente como la
imprenta de Gutenberg transformó los tiempos medievales.
Las computadoras personales ya han alterado los hábitos de trabajo, pero no han
cambiado mucho nuestras vidas. Cuando las poderosas máquinas de la información estén
conectadas en la autopista, todas las personas, los servicios de entretenimiento y los de
formación serán accesibles.
Si algo es característico del mundo de hoy, en los países capitalistas desarrollados, es el transporte
y la comunicación. El desarrollo de la comunicación y de la transmisión de información es una de
las características peculiares de nuestra civilización desde que se inventara la imprenta de tipo
móviles hacia 1450 por Johannes Gutenberg. Desde entonces, el libro se ha convertido en el
medio ideal y central de conservar y transmitir información, ideas y cultura. Además, la nueva
técnica puso al alcance de cualquiera la edición de miles de ejemplares de libros, con lo que su
precio se abarató y la Iglesia perdió el monopolio de la copia de libros, y de su selección.
La tecnología del siglo XX ha multiplicado y perfeccionado los canales de transmisión de noticias e
ideas. El teléfono, la radio, la televisión, la prensa, Internet, etc. transmiten ideas y noticias
rápidamente y a distancia.
La explosión final de la multiplicación de los canales de información, y de los mensajes, se produce
tras la segunda guerra mundial y la irrupción de los medios de comunicación de masas: radio y
televisión. En 1941 la radio mantiene informado a todo el mundo de la batalla de Inglaterra. En
1963 la televisión divulga por todo el mundo las imágenes del asesinato de Kennedy, y el 20 de
julio de 1969, las de la llegada del hombre a la Luna en directo. En 1991 la televisión por cable se
convierte en protagonista al retransmitir casi en directo la guerra del Golfo. Y en 1998 Internet
gana la partida a todos los medios al divulgar en un tiempo récord y sin censura el informe del
fiscal Starr sobre las relaciones sexuales del presidente estadounidense Bill Clinton con Mónica
Lewinsky. Junto a ellos se desarrollan las teorías de la información, la teoría general de sistemas y
la cibernética, que estudiarán cómo hacer llegar los mensajes con mayor eficacia a un público cada
vez mayor, más crítico, exigente o simplemente saturado e insensible. La unión de las
telecomunicaciones y el tratamiento de la información crea la telemática, que abre un mundo
nuevo en el campo de la información.
La información y el conocimiento, han permitido concebir servicios nuevos y crear numerosos
empleos. Pero, también, se han transformado las tareas tradicionales y hoy en día trabajan con
información la mayoría de los empleados y las empresas. La información se ha convertido en un
valor en sí misma.
En la actualidad, el acceso a la información es muy fácil por parte de cualquier persona del mundo
desarrollado, y es posible guardarla en múltiples soportes y de diferentes formas. Se pueden
guardar textos, imágenes y sonidos.
Ante esta avalancha de información el
individuo debe saber discriminar, aprender a
utilizar la información como vehículo de
cultura y no como acumulación de datos
apenas entendibles.
La comunicación se entiende como
intercambio de información, y no sólo de
recepción. Debe existir un emisor, un canal y
un receptor, pero debe funcionar en ambos
sentidos. Aunque habitualmente, en los
medios de comunicación de masas han
funcionado en un solo sentido, hasta la llegada de Internet. Gracias a la revolución de las
telecomunicaciones, la complejidad de los soportes donde se recibe y se guarda la información
necesita cierta especialización: emisor, codificador, canal, descodificador, receptor. Hoy en día
quien no sea capaz de utilizar el descodificador no tiene acceso a gran parte de la información, y
por tanto se encuentra en desventaja en la sociedad.
Cada uno de los medios de comunicación, y de los medios de comunicación de masas, tienen un
lenguaje y una manera de transmitir el mensaje. La prensa, tanto diaria como semanal, mensual,
etc., emite mensajes escritos que permanecen en el medio indefinidamente, y es posible
consultarla en cualquier momento. La radio emite mensajes sonoros, hablados, que permanecen
unos segundos en el medio, por lo que frecuentemente hay que repetirlos. En la televisión los
mensajes también permanecen unos segundos, y es necesario repetirlos, pero el sonido está
apoyado por la imagen, con lo que el mensaje llega mejor. Internet es un medio,
fundamentalmente, escrito, aunque también sonoro e icónico, pero los mensajes permanecen
durante mucho tiempo en el medio y se pueden consultar en cualquier momento, tanto si son
escritos como si son sonoros o icónicos. No obstante, no permanecen indefinidamente, sino sólo
mientras lo decida el que emite el mensaje.
Esta explosión de medios de información ha sido posible por el paso, en los países desarrollados,
de una sociedad productora de bienes a una sociedad productora de servicios y ocio, que ha ido
de la mano de la expansión tecnológica y la creación de una sociedad del bienestar.
Probablemente, el grado de respeto de los derechos humanos en un país depende de que los
ciudadanos los demanden y los reclame, y esto es más fácil, y frecuente, en una sociedad
informada y tecnológicamente compleja.
La microelectrónica, la informática y las telecomunicaciones son las claves que hacen surgir
nuevos medios de comunicación. Cada vez es posible acceder a una cantidad de información
mayor. Pero, también, cada vez es más fácil acceder a la información selectivamente. Esto ha
hecho posible una nueva revolución industrial, la de la robótica, que libera grandes cantidades de
mano de obra, aunque también la libera del sector servicios, lo que provoca un aumento del paro.
Las nuevas computadoras personales permiten acumular información en grandes cantidades y en
espacios muy reducidos. Esta información se puede tratar, por lo que sus funciones son muy
complejas, las operaciones más rápidas, el consumo de energía menor y su precio más barato. El
chip, que permitiría la revolución informática y telemática. Sus microprocesadores se instalan en
todos los electrodomésticos modernos.
La conexión de los ordenadores forma redes, lo que permite una paulatina descentralización de la
información. También aumenta su volumen, con lo que es necesario una selección, ampliación y
combinación de la información.
Cualquier información que se produce en el mundo entra en los canales de difusión, y se divulga
rápidamente. El mundo parece no tener distancias y ser una aldea global, gracias a las
telecomunicaciones, aunque esto sólo es cierto para los países capitalistas desarrollados.
La fusión de las telecomunicaciones y la informática se llama telemática, que permite la
comunicación entre personas por medio de aparatos electrónicos de alta tecnología. El individuo
no sólo recibe, pasivamente, la información sino que puede enviar mensajes, por lo que las
opciones de comunicación se multiplican. La multiplicidad de caminos que abre la telemática
permite acceder a la información que se desea, y no a la de masas, con lo que se individualiza y se
consulta lo que a cada persona le parece más importante. Los sistemas de información en línea
permiten el acceso a bases de datos y redes de telecomunicación. El único problema de este
sistema, y la abundancia de información, es la publicidad de los mensajes, y encontrar lo que nos
interesa entre miles de páginas de información.
Hay varios sistemas de telecomunicación en línea: el videotex, la televisión por cable e Internet. El
videotex, o fusión entre la televisión y el teléfono, que permite el acceso a una información muy
variada de manera selectiva. Es posible recibir mensajes pero no enviarlos. La modalidad más
extendida es el teletexto, que no utiliza el teléfono, sino una señal diferenciada. La televisión por
cable no sólo es una idea para recibir bien la señal de televisión, sino que permite organizar la
programación según los gustos personales, por medio del acceso a los bancos de datos de una
empresa de comunicación. Con este sistema es posible ver el programa que se desea cuando se
quiere, o ver una programación especializada. Esto es posible, también, con la Televisión digital
terrestre. Internet permite la comunicación en ambos sentidos.
El vídeo permite almacenar información en imagen y sonido totalmente personal. Cada forma de
almacenar información tiene un soporte diferente: película fotográfica, papel, vídeo, cinta
magnetofónica, disco, etc. Esto sucede porque la información almacenada es analógica y
necesitamos un soporte que permita conservar una señal análoga a la original. Los sistemas
digitales superan esta diferencia. Cualquier tipo de información se puede almacenar en el mismo
soporte, ya que no almacenamos señales análogas sino series de «unos y ceros», da lo mismo que
eso sea un texto, una imagen o un sonido. Esto nos facilita el tratamiento, y combinación, de las
diferentes formas en las que encontramos la información.
Hasta hace algunos años los medios de comunicación de masas utilizaban las ondas para transmitir
la información. Hoy en día continúa siendo el canal principal, pero cada vez más información llega
a nuestras casas a través del cable de fibra óptica. Esta señal puede ser digital y por lo tanto
tratada o modificada por el usuario según sus gustos y necesidades. La fibra óptica permite
mandar información, con lo que se pueden establecer canales de comunicación.
La computadora personal es la herramienta multiuso que permite la interconexión gracias a las
redes informáticas y a las modernas vías de comunicación. La velocidad de la información es cada
vez mayor y permite la convergencia de varios canales de comunicación de masas. Pero, también,
permite el acceso selectivo a los datos, los mensajes y las ideas, y a una gran cantidad de
información personalizada y de buena calidad.
Ante las nuevas tecnologías, los tradicionales medios de comunicación de masas deben mejorar
para subsistir, pero no parece que puedan ser desplazados. El libro, como medio de comunicación,
ni mucho menos ha quedado relegado tras la llegada de la radio y la televisión, pues sigue siendo
el canal más adecuado para las largas lecturas, y permite la reflexión de los contenidos. Esta es la
condición indispensable para que sirva de algo toda esa información que recibimos. Los medios de
comunicación tienden a convivir en el tiempo.
Las nuevas tecnologías tienen un impacto decisivo en las formas de producir y en la organización
empresarial. Se puede producir más a menor precio unitario. Esto tiene una influencia decisiva en
las formas de ocupación del ocio de la gente. El aparato a través del cual se recibe la mayor parte
de la información, hoy en día, es la televisión, prácticamente no se puede vivir, y estar al día, sin la
televisión.
Estas nuevas formas de ocupación y ocio producen un cambio radical en la educación. La mayor
parte de las ideas y los mensajes se reciben a través de los medios de comunicación de masas, y es
tal la cantidad que cada vez se hace más patente que es imprescindible saber seleccionar
críticamente la información.
El problema que se plantea es el de la selección de la información, de la filtración de la
información bruta. El bombardeo masivo de información puede convertirse en desinformación, o
en esclavización de la información y los datos: más propiamente, deformación. No hay tiempo
material para el análisis y la reflexión de los datos, por lo que desde las ciencias sociales se debe
abogar por una crítica de la información, para poder utilizar las ventajas de la misma con eficacia.
También se ha señalado como peligro el aislamiento del entorno inmediato que una persona
puede sufrir por estar pendiente de las noticias de todo el mundo. Pero no parece demostrado
que una persona normal, por estar informado de lo de fuera, no se preocupe por sus relaciones
sociales. Lo mismo podría ocurrir con una persona que estuviese continuamente leyendo libros. El
problema no es conocer cosas de lugares lejanos, sino no saber ver en el entorno las similitudes y
las diferencias.
El conocimiento de otras culturas y otras formas de entender la vida, tiende a liberalizar las
relaciones entre los individuos y las costumbres sociales. La visión del mundo, y su conocimiento,
se amplía y surge una nueva moral, más homogénea, entre todos los receptores de la información
de los medios de comunicación de masas.
Por otro lado, la cantidad de información hace tener la sensación, aparente, de que el mundo
cambia rápidamente, cuando lo que en realidad pasa es que ocurren muchas cosas de las que nos
enteramos.
La tecnología permite a los países desarrollados tener información de todos los rincones del
mundo en un tiempo récord. Un mundo sin distancias en el que cada noticia y suceso se conoce en
cualquier parte. La «aldea global» en la que todo está conectado.
Sin embargo, aún en los países desarrollados, esto no deja de ser una ilusión. Las diferencias
sociales y la marginación se producen tanto por la situación económica como por las diferencias
de acceso a la información y el transporte. El Tercer Mundo, en su mayoría, es ajeno a estos
avances, que son, más bien, propios del capitalismo desarrollado de consumo de masas.
Si algo es característico del mundo de hoy, en los países capitalistas desarrollados, es el transporte
y la comunicación. El desarrollo de la comunicación y de la transmisión de información es una de
las características peculiares de nuestra civilización desde que se inventara la imprenta de tipo
móviles hacia 1450 por Johannes Gutenberg. Desde entonces, el libro se ha convertido en el
medio ideal y central de conservar y transmitir información, ideas y cultura. Además, la nueva
técnica puso al alcance de cualquiera la edición de miles de ejemplares de libros, con lo que su
precio se abarató y la Iglesia perdió el monopolio de la copia de libros, y de su selección.
La tecnología del siglo XX ha multiplicado y perfeccionado los canales de transmisión de noticias e
ideas. El teléfono, la radio, la televisión, la prensa, Internet, etc. transmiten ideas y noticias
rápidamente y a distancia.
La explosión final de la multiplicación de los canales de información, y de los mensajes, se produce
tras la segunda guerra mundial y la irrupción de los medios de comunicación de masas: radio y
televisión. En 1941 la radio mantiene informado a todo el mundo de la batalla de Inglaterra. En
1963 la televisión divulga por todo el mundo las imágenes del asesinato de Kennedy, y el 20 de
julio de 1969, las de la llegada del hombre a la Luna en directo. En 1991 la televisión por cable se
convierte en protagonista al retransmitir casi en directo la guerra del Golfo. Y en 1998 Internet
gana la partida a todos los medios al divulgar en un tiempo récord y sin censura el informe del
fiscal Starr sobre las relaciones sexuales del presidente estadounidense Bill Clinton con Mónica
Lewinsky. Junto a ellos se desarrollan las teorías de la información, la teoría general de sistemas y
la cibernética, que estudiarán cómo hacer llegar los mensajes con mayor eficacia a un público cada
vez mayor, más crítico, exigente o simplemente saturado e insensible. La unión de las
telecomunicaciones y el tratamiento de la información crea la telemática, que abre un mundo
nuevo en el campo de la información.
La información y el conocimiento, han permitido concebir servicios nuevos y crear numerosos
empleos. Pero, también, se han transformado las tareas tradicionales y hoy en día trabajan con
información la mayoría de los empleados y las empresas. La información se ha convertido en un
valor en sí misma.
En la actualidad, el acceso a la información es muy fácil por parte de cualquier persona del mundo
desarrollado, y es posible guardarla en múltiples soportes y de diferentes formas. Se pueden
guardar textos, imágenes y sonidos.
Ante esta avalancha de información el individuo debe saber discriminar, aprender a utilizar la
información como vehículo de cultura y no como acumulación de datos apenas entendibles.
La comunicación se entiende como intercambio de información, y no sólo de recepción. Debe
existir un emisor, un canal y un receptor, pero debe funcionar en ambos sentidos. Aunque
habitualmente, en los medios de comunicación de masas han funcionado en un solo sentido, hasta
la llegada de Internet. Gracias a la revolución de las telecomunicaciones, la complejidad de los
soportes donde se recibe y se guarda la información necesita cierta especialización: emisor,
codificador, canal, descodificador, receptor. Hoy en día quien no sea capaz de utilizar el
descodificador no tiene acceso a gran parte de la información, y por tanto se encuentra en
desventaja en la sociedad.
Cada uno de los medios de comunicación, y de los medios de comunicación de masas, tienen un
lenguaje y una manera de transmitir el mensaje. La prensa, tanto diaria como semanal, mensual,
etc., emite mensajes escritos que permanecen en el medio indefinidamente, y es posible
consultarla en cualquier momento. La radio emite mensajes sonoros, hablados, que permanecen
unos segundos en el medio, por lo que frecuentemente hay que repetirlos. En la televisión los
mensajes también permanecen unos segundos, y es necesario repetirlos, pero el sonido está
apoyado por la imagen, con lo que el mensaje llega mejor. Internet es un medio,
fundamentalmente, escrito, aunque también sonoro e icónico, pero los mensajes permanecen
durante mucho tiempo en el medio y se pueden consultar en cualquier momento, tanto si son
escritos como si son sonoros o icónicos. No obstante, no permanecen indefinidamente, sino sólo
mientras lo decida el que emite el mensaje.
Esta explosión de medios de información ha sido posible por el paso, en los países desarrollados,
de una sociedad productora de bienes a una sociedad productora de servicios y ocio, que ha ido
de la mano de la expansión tecnológica y la creación de una sociedad del bienestar.
Probablemente, el grado de respeto de los derechos humanos en un país depende de que los
ciudadanos los demanden y los reclame, y esto es más fácil, y frecuente, en una sociedad
informada y tecnológicamente compleja.
La microelectrónica, la informática y las telecomunicaciones son las claves que hacen surgir
nuevos medios de comunicación. Cada vez es posible acceder a una cantidad de información
mayor. Pero, también, cada vez es más fácil acceder a la información selectivamente. Esto ha
hecho posible una nueva revolución industrial, la de la robótica, que libera grandes cantidades de
mano de obra, aunque también la libera del sector servicios, lo que provoca un aumento del paro.
Las nuevas computadoras personales permiten acumular información en grandes cantidades y en
espacios muy reducidos. Esta información se puede tratar, por lo que sus funciones son muy
complejas, las operaciones más rápidas, el consumo de energía menor y su precio más barato. El
chip, que permitiría la revolución informática y telemática. Sus microprocesadores se instalan en
todos los electrodomésticos modernos.
La conexión de los ordenadores forma redes, lo que permite una paulatina descentralización de la
información. También aumenta su volumen, con lo que es necesario una selección, ampliación y
combinación de la información.
Cualquier información que se produce en el mundo entra en los canales de difusión, y se divulga
rápidamente. El mundo parece no tener distancias y ser una aldea global, gracias a las
telecomunicaciones, aunque esto sólo es cierto para los países capitalistas desarrollados.
La fusión de las telecomunicaciones y la informática se llama telemática, que permite la
comunicación entre personas por medio de aparatos electrónicos de alta tecnología. El individuo
no sólo recibe, pasivamente, la información sino que puede enviar mensajes, por lo que las
opciones de comunicación se multiplican. La multiplicidad de caminos que abre la telemática
permite acceder a la información que se desea, y no a la de masas, con lo que se individualiza y se
consulta lo que a cada persona le parece más importante. Los sistemas de información en línea
permiten el acceso a bases de datos y redes de telecomunicación. El único problema de este
sistema, y la abundancia de información, es la publicidad de los mensajes, y encontrar lo que nos
interesa entre miles de páginas de información.
Hay varios sistemas de telecomunicación en línea: el videotex, la televisión por cable e Internet. El
videotex, o fusión entre la televisión y el teléfono, que permite el acceso a una información muy
variada de manera selectiva. Es posible recibir mensajes pero no enviarlos. La modalidad más
extendida es el teletexto, que no utiliza el teléfono, sino una señal diferenciada. La televisión por
cable no sólo es una idea para recibir bien la señal de televisión, sino que permite organizar la
programación según los gustos personales, por medio del acceso a los bancos de datos de una
empresa de comunicación. Con este sistema es posible ver el programa que se desea cuando se
quiere, o ver una programación especializada. Esto es posible, también, con la Televisión digital
terrestre. Internet permite la comunicación en ambos sentidos.
El vídeo permite almacenar información en imagen y sonido totalmente personal. Cada forma de
almacenar información tiene un soporte diferente: película fotográfica, papel, vídeo, cinta
magnetofónica, disco, etc. Esto sucede porque la información almacenada es analógica y
necesitamos un soporte que permita conservar una señal análoga a la original. Los sistemas
digitales superan esta diferencia. Cualquier tipo de información se puede almacenar en el mismo
soporte, ya que no almacenamos señales análogas sino series de «unos y ceros», da lo mismo que
eso sea un texto, una imagen o un sonido. Esto nos facilita el tratamiento, y combinación, de las
diferentes formas en las que encontramos la información.
Hasta hace algunos años los medios de comunicación de masas utilizaban las ondas para transmitir
la información. Hoy en día continúa siendo el canal principal, pero cada vez más información llega
a nuestras casas a través del cable de fibra óptica. Esta señal puede ser digital y por lo tanto
tratada o modificada por el usuario según sus gustos y necesidades. La fibra óptica permite
mandar información, con lo que se pueden establecer canales de comunicación.
La computadora personal es la herramienta multiuso que permite la interconexión gracias a las
redes informáticas y a las modernas vías de comunicación. La velocidad de la información es cada
vez mayor y permite la convergencia de varios canales de comunicación de masas. Pero, también,
permite el acceso selectivo a los datos, los mensajes y las ideas, y a una gran cantidad de
información personalizada y de buena calidad.
Ante las nuevas tecnologías, los tradicionales medios de comunicación de masas deben mejorar
para subsistir, pero no parece que puedan ser desplazados. El libro, como medio de comunicación,
ni mucho menos ha quedado relegado tras la llegada de la radio y la televisión, pues sigue siendo
el canal más adecuado para las largas lecturas, y permite la reflexión de los contenidos. Esta es la
condición indispensable para que sirva de algo toda esa información que recibimos. Los medios de
comunicación tienden a convivir en el tiempo.
Las nuevas tecnologías tienen un impacto decisivo en las formas de producir y en la organización
empresarial. Se puede producir más a menor precio unitario. Esto tiene una influencia decisiva en
las formas de ocupación del ocio de la gente. El aparato a través del cual se recibe la mayor parte
de la información, hoy en día, es la televisión, prácticamente no se puede vivir, y estar al día, sin la
televisión.
Estas nuevas formas de ocupación y ocio producen un cambio radical en la educación. La mayor
parte de las ideas y los mensajes se reciben a través de los medios de comunicación de masas, y es
tal la cantidad que cada vez se hace más patente que es imprescindible saber seleccionar
críticamente la información.
El problema que se plantea es el de la selección de la información, de la filtración de la
información bruta. El bombardeo masivo de información puede convertirse en desinformación, o
en esclavización de la información y los datos: más propiamente, deformación. No hay tiempo
material para el análisis y la reflexión de los datos, por lo que desde las ciencias sociales se debe
abogar por una crítica de la información, para poder utilizar las ventajas de la misma con eficacia.
También se ha señalado como peligro el aislamiento del entorno inmediato que una persona
puede sufrir por estar pendiente de las noticias de todo el mundo. Pero no parece demostrado
que una persona normal, por estar informado de lo de fuera, no se preocupe por sus relaciones
sociales. Lo mismo podría ocurrir con una persona que estuviese continuamente leyendo libros. El
problema no es conocer cosas de lugares lejanos, sino no saber ver en el entorno las similitudes y
las diferencias.
El conocimiento de otras culturas y otras formas de entender la vida, tiende a liberalizar las
relaciones entre los individuos y las costumbres sociales. La visión del mundo, y su conocimiento,
se amplía y surge una nueva moral, más homogénea, entre todos los receptores de la información
de los medios de comunicación de masas.
Por otro lado, la cantidad de información hace tener la sensación, aparente, de que el mundo
cambia rápidamente, cuando lo que en realidad pasa es que ocurren muchas cosas de las que nos
enteramos.
La tecnología permite a los países desarrollados tener información de todos los rincones del
mundo en un tiempo récord. Un mundo sin distancias en el que cada noticia y suceso se conoce en
cualquier parte. La «aldea global» en la que todo está conectado.
Sin embargo, aún en los países desarrollados, esto no deja de ser una ilusión. Las diferencias
sociales y la marginación se producen tanto por la situación económica como por las diferencias
de acceso a la información y el transporte. El Tercer Mundo, en su mayoría, es ajeno a estos
avances, que son, más bien, propios del capitalismo desarrollado de consumo de masas.