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LA OBJECIÓN DE CONCIENCIA Y SU ATINGENCIA MASÓNICA "Denme la libertad para saber, pensar, creer y actuar libremente de acuerdo con la conciencia, sobre todas las demás libertades." Jean-Jacques Rousseau Nos proponemos mediante el presente trabajo, transitar por la periferia de un tema jurídico-filosófico poco conocido y de reciente data en nuestra sociedad contemporánea. Este atrevimiento de incursionar en una temática tan especializada en apenas el génesis de su desarrollo, se convierte en una osadía mayor, al pretender establecer el vínculo con la legítima aspiración del ser humano de conquistar nuevas libertades. Para ello, debemos ubicarnos en el tema que nos atañe, conociendo en forma general, qué es la Objeción de Conciencia, las diversas acepciones y la legislación mundial que la contempla Veamos entonces, algunas aproximaciones que definan la expresión y nos acerque a la comprensión de este Derecho Humano Fundamental. I.- Definiciones Uno de los fenómenos más impactante que conoce el Derecho moderno, es el de la Objeción de Conciencia. Hace sólo unas décadas, su estructura jurídica era reducida a pocos supuestos. Hoy, sin embargo, es tal la multiplicidad de situaciones y modalidades, de formas de solución, de presupuestos axiológicos, como se nos presenta, que se habla de "objeciones de conciencia", en plural. La conciencia es la capacidad para juzgar sobre la bondad o malicia de las acciones. El Derecho a la Objeción de Conciencia se encuentra en el estrecho límite entre Derecho y Moral, es decir, consiste en desoír la voz del legislador para oír la voz de la conciencia. Es un fenómeno ético de todo ser humano En esta figura, entran en contradicción, las convicciones personales e íntimas de la persona, en contraposición con los mandatos legales que está obligada a cumplir, es decir, se refiere a aquel incumplimiento de un deber jurídico por la existencia de un dictamen de conciencia, que impide realizar la conducta prescrita en el ordenamiento jurídico. El Español Miguel Foraster Serra, en su trabajo “Protección jurisdiccional de la objeción de conciencia” la define como: “…una actitud individual basada en determinadas convicciones íntimas que pueden ser religiosas, éticas, morales, humanitarias, filosóficas o políticas y que motivan a actuar o dejar de actuar en determinadas circunstancias de manera distinta a como lo establecen las normas sociales o jurídicas”.

La Objeción de Conciencia y Su Atingencia Masónica

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Ensayo sobre la Obejeción de Conciencia en el mundo y particularmente referida a Venezuela y su atingencia masónica.

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LA OBJECIÓN DE CONCIENCIA Y SU ATINGENCIA MASÓNICA

"Denme la libertad para saber, pensar, creer y actuar libremente

de acuerdo con la conciencia, sobre todas las demás libertades."

Jean-Jacques Rousseau

Nos proponemos mediante el presente trabajo, transitar por la periferia de un tema

jurídico-filosófico poco conocido y de reciente data en nuestra sociedad contemporánea.

Este atrevimiento de incursionar en una temática tan especializada en apenas el

génesis de su desarrollo, se convierte en una osadía mayor, al pretender establecer el

vínculo con la legítima aspiración del ser humano de conquistar nuevas libertades. Para

ello, debemos ubicarnos en el tema que nos atañe, conociendo en forma general, qué es la

Objeción de Conciencia, las diversas acepciones y la legislación mundial que la contempla

Veamos entonces, algunas aproximaciones que definan la expresión y nos acerque a

la comprensión de este Derecho Humano Fundamental.

I.- Definiciones

Uno de los fenómenos más impactante que conoce el Derecho moderno, es el de la

Objeción de Conciencia. Hace sólo unas décadas, su estructura jurídica era reducida a

pocos supuestos. Hoy, sin embargo, es tal la multiplicidad de situaciones y modalidades, de

formas de solución, de presupuestos axiológicos, como se nos presenta, que se habla de

"objeciones de conciencia", en plural.

La conciencia es la capacidad para juzgar sobre la bondad o malicia de las acciones.

El Derecho a la Objeción de Conciencia se encuentra en el estrecho límite entre Derecho y

Moral, es decir, consiste en desoír la voz del legislador para oír la voz de la conciencia. Es

un fenómeno ético de todo ser humano En esta figura, entran en contradicción, las

convicciones personales e íntimas de la persona, en contraposición con los mandatos

legales que está obligada a cumplir, es decir, se refiere a aquel incumplimiento de un deber

jurídico por la existencia de un dictamen de conciencia, que impide realizar la conducta

prescrita en el ordenamiento jurídico.

El Español Miguel Foraster Serra, en su trabajo “Protección jurisdiccional de la

objeción de conciencia” la define como: “…una actitud individual basada en determinadas

convicciones íntimas que pueden ser religiosas, éticas, morales, humanitarias, filosóficas o

políticas y que motivan a actuar o dejar de actuar en determinadas circunstancias de

manera distinta a como lo establecen las normas sociales o jurídicas”.

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En otra acepción, se nos informa que la Objeción de Conciencia es el derecho

subjetivo a desobedecer una norma jurídica que imponga acciones u omisiones contrarias a

las convicciones religiosas, morales o éticas indubitablemente acreditadas, aceptando

cumplir prestaciones sustitutivas, cuando éstas correspondieran, siempre y cuando en

ningún caso, la Objeción de Conciencia dañe a un tercero, a los menores bajo la tutela o

guarda del objetor, que afecte las convicciones o creencias de otros, a la moral o ética

pública o un interés público estricto, debidamente acreditado.

En principio, la Objeción de Conciencia es un derecho fundamental que, incluso,

ampara la llamada conciencia errónea, o sea, aquella que con ignorancia juzga lo verdadero

por falso, o lo falso por verdadero, teniendo lo bueno por malo o lo malo por bueno. Los

nazis en la segunda guerra mundial actuaban en conciencia, creyendo que era algo bueno

exterminar judíos. ¿Actuaban bien? actuaban según su conciencia, pero una conciencia

errónea. A situaciones así se llega cuando se reduce la conciencia a subjetividad y se le da

el papel de creadora de moralidad.

La objeción de conciencia se ve materializada cuando la conducta de un

incumplimiento legal se funde en la lesión que produciría al individuo el juicio de

moralidad sobre el acto que ha elaborado su conciencia, según la particular axiología de

valores que acepta.

El derecho individual de creencias no atañe sólo a la conciencia religiosa, como

tradicional y erróneamente se la asimila. Sería reducir su alcance. La libertad de conciencia

se extiende, además de la religión, a todos los campos del pensamiento y de la acción:

político, educativo, laboral, etc.

No debemos olvidar que cuando el objetor, por razones éticas se pronuncia por el no

a la ley, lo hace por un mecanismo axiológico (un deber para su conciencia) diverso del

planteamiento puramente psicológico, del delincuente común que viola la norma por

intereses inconfesables.

En el juicio que tenga que emitirse para poder valorar la Objeción de Conciencia,

deberá:

a) Examinarse si la objeción está indubitablemente documentada y constituye un

precepto sustancial de la creencia que se invoca;

b) Efectuarse un análisis de razonabilidad de la norma objetada, examinando si el

Estado acreditó un interés público estricto en su cumplimiento por el objetor y

la posibilidad de que existan medios alternativos menos restrictivos para la

conciencia del demandante;

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c) Ponderarse la existencia de prestaciones sustitutivas, en caso de que

correspondiere, o los actos disyuntivos que el objetor pueda cumplir en

reemplazo de lo mandado en la norma que objeta;

d) Considerarse la especial protección de los menores en casos de que éstos

estuvieran afectados por la Objeción presentada.

Así mismo, la Objeción de Conciencia tiene límites que enmarcan su alcance.

No sería creíble una objeción que reclamara un derecho, pero lo hiciera con

violencia o desatendiendo deberes incuestionables de solidaridad social.

En consecuencia, un límite claro a la Objeción, será la honestidad de conducta, que

habrá de traducirse en una forma de vida coherente con los principios que declara, donde el

tenor de vida personal se muestre en la manera en que se afrontan las propias

responsabilidades sociales.

El Tribunal Europeo de Derechos Humanos, declara al respecto lo siguiente: para

que una Objeción de Conciencia pueda estimarse digna de ser tomada en consideración, la

convicción o creencia que la motiva, debe proceder “de un sistema de pensamiento

suficientemente estructurado coherente y sincero”.

Por su parte, una sentencia de la Cámara de los Lores exige, para que una creencia

(religiosa o no) pueda ser tomada en cuenta, debe ser “coherente con unos estándares

elementales de dignidad humana”, referirse a “problemas fundamentales y no a “cuestiones

triviales” y revestir un “cierto grado de seriedad e importancia”.

Estas características se encuentran más fácilmente, en creencias de trasfondo

religioso, ya que implican un sistema coherente de creencias. Tal vez por eso, la Objeción

de Conciencia ha marchado históricamente en paralelo con la libertad religiosa,

constituyendo una de sus dimensiones más destacadas.

Naturalmente, la libertad de conciencia no se agota en el marco de las convicciones

religiosas. Como ya antes hemos mencionado, existen otras de carácter filosófico,

deontológico, etc., que también la alimentan.

Desde la Declaración sobre la eliminación de todas las formas de intolerancia y

discriminación fundadas en la religión o las convicciones, proclamada por la Asamblea

General de las Naciones Unidas en su Resolución 36/55 del 25 de noviembre de 1981, se

entiende comprendido dentro del derecho a la libertad religiosa, los siguientes derechos:

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libertad de conciencia; libertad de culto; libertad de difusión de los credos, ideas y

opiniones religiosas; derecho a la formación religiosa de los miembros de la confesión;

libertad de enseñanza y derecho a la educación religiosa; derecho de reunión y

manifestación; derecho de asociación; y, finalmente, la Objeción de Conciencia. No

obstante nos parece una apreciación errada al pretender quitarle autonomía, como en el caso

de la Objeción de Conciencia, a Derechos tan diferenciados y autónomos.

A nuestro entender, el Derecho Fundamental a la Libertad Absoluta de Conciencia,

contiene entre otros derechos a la: Libertad Ideológica, Libertad Religiosa, Libertad de

pensamiento y a la Objeción de Conciencia. La Libertad Absoluta de Conciencia significa

que toda persona tiene derecho a: 1) creer en lo que quiera o no creer y a 2) actuar

libremente según su convicción. Que 3) no debe ser molestado, perturbado, perseguido u

hostigado en razón de sus posturas ideológicas. Que 4) no debe ser compelido a revelar sus

convicciones o creencias y por tanto puede reservar sus propias ideas en su fuero interno

sin ser constreñido a divulgarlas. Que 5) no debe ser obligado a expresar su filiación o su

ideología. Adicionalmente, 6) libertad para tener convicciones propias; 7) libertad para

expresar esas ideas y convicciones; 8) garantía de no ser constreñido a obrar contra las

propias convicciones, esto último es lo que constituye la objeción de conciencia.

Es así como esta concepción ha evolucionado en el tiempo y hoy en día, la Objeción

de Conciencia se estructura jurídicamente como la de un «derecho constitucional

autónomo», así insiste la doctrina jurídica de la mayor parte de los países democráticos del

mundo, con todas las características de un Derecho Fundamental, esto es: aquel derecho

inherente al ser humano que pertenece a toda persona, en razón a su dignidad.

II.- Formas de Objeción de Conciencia: El reconocimiento de formas específicas de Objeción de Conciencia por parte del

Derecho Estatal, es una muestra de su sensibilidad por las libertades ideológicas, religiosas

y de conciencia, y un espacio de legitimidad para la convivencia con grupos minoritarios en

una sociedad plural.

Veamos a continuación, de manera muy sucinta, las diversas formas, entre otras

más, que adopta la Objeción de Conciencia:

1. Servicio militar obligatorio

La Objeción de Conciencia ante la prestación del Servicio Militar Obligatorio, alude

a consideraciones subjetivas, por las cuales una persona se opone a prestar este servicio al

que está obligado, como lo contemplan en sus legislaciones muchos países, arguyendo

razones de conciencia.

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El Art. 20 de la Ley 24.429 de Argentina, establece que a los individuos “en razón

de profesar profundas convicciones religiosas, filosóficas o morales” se consideren

impedidos para realizar el servicio militar obligatorio, “deberán cumplir el Servicio Social

Sustitutorio […] El servicio social sustitutorio consistirá en la realización de actividades

de utilidad pública y podrá traducirse en el desempeño de las siguientes tareas: […] b.

Servicios sanitarios, sociales o educativos; c. Conservación del medio ambiente […] En

caso de guerra […] el servicio social sustitutorio consistirá en el desarrollo de actividades

de protección y defensa civil”.

En el campo del servicio militar, Costa Rica y Panamá son los únicos países que

constitucionalmente prohíben el ejército como institución permanente.

Las constituciones de Bolivia, Brasil, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras,

Paraguay, Perú y República Dominicana, disponen el servicio militar obligatorio.

Chile, Colombia, Cuba, México y Venezuela, remiten a la ley, la regulación del

servicio militar, aún cuando en este último caso, se prohíbe el reclutamiento forzoso.

Los únicos países latinoamericanos que expresamente consagran la Objeción de

Conciencia, son: Brasil, Paraguay y Ecuador.

2. Por razones médicas o de salud: Transfusiones; trasplantes; Eutanasia; Esterilización; la prescripción de agentes contraceptivos que puedan impedir la anidación del embrión; la Inseminación Artificial; los fármacos abortivos y anticonceptivos; los diagnósticos pre-natales para detectar malformaciones genéticas.

En esta forma, los argumentos se presentan en un doble sentido, el que presta el

servicio profesional de salud que esgrime la Objeción de Conciencia, para omitir prestar el

servicio y el sentido del paciente. que se niega a que le presten un servicio profesional,

alegando la Observación de Conciencia. Ella está aceptada por una normativa definida, en

todos los Países europeos. También lo está, en la Constitución de la Unión Europea. Hay

dos excepciones: Suecia – que deja al arbitrio de los directores de los hospitales, la

posibilidad (no la obligación) de tener en cuenta las convicciones morales y religiosas del

personal de la institución- y España, que aún reconociéndola, no la regula.

En Estados Unidos existe una cláusula de conciencia en 46 Estados de la Unión,

protegiendo al personal médico, que no quiere participar en abortos. Algunos de dichos

Estados amparan al médico adicionalmente en el caso del aborto, la objeción hecha por otros

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procedimientos, como la eutanasia, la esterilización, la inseminación artificial, la indicación

de fármacos abortivos y los anticonceptivos.

La reciente resolución 1763(2010) de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de

Europa, establece una clara prohibición de coaccionar o discriminar a personas o

instituciones que rehúsen –por cualquier razón- a participar o colaborar en un aborto

voluntario, eutanasia o cualquier acto que cause la muerte de un feto o embrión humano. Al

tiempo, invita a los Estados miembros, a que desarrollen una normativa que tutele en su

plenitud, la Objeción de Conciencia al aborto, garantizando al personal sanitario el derecho a

abstenerse en cualquier tipo de prácticas abortivas o eutanásicas.

El rector de la Iglesia Católica Joseph Ratzinger expresó en su momento al respecto

lo siguiente: “El conflicto entre la presión social y las exigencias de la conciencia recta,

puede llevar al dilema de abandonar la profesión médica o ir contra las propias

convicciones. Frente a esta tensión, debemos recordar que existe un camino intermedio que

se abre ante los profesionales católicos de la salud que son fieles a su conciencia. Es el

camino de la Objeción de Conciencia, que debe ser respetado por todos y, de modo

especial, por los legisladores.”

El Código Penal de Panamá del 2007 en su artículo 142 establece: “El médico o

profesional de la salud que sea asignado por la comisión multidisciplinaria designada por

el Ministerio de Salud o por sus superiores para la realización del aborto, tiene el derecho

de alegar Objeción de Conciencia por razones morales, religiosas o de cualquier índole,

para abstenerse a la realización del aborto.”

3. Educativa:

3.1. Materias contrarias a sus creencias o a cumplir disposiciones sobre escolarización obligatoria o al adoctrinamiento tanto político como religioso.

En esa línea, se mueve la jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos

Humanos y el Tribunal Supremo de los Estados Unidos de América, quién

ya decidió hace años, que la libertad de los padres para educar moralmente a

sus hijos, está por encima del poder coercitivo del Estado en materia de

escolarización obligatoria.

De ahí la severa crítica que ha recibido el Tribunal Supremo español al

decretar en febrero de 2009, el rechazo de la Objeción de Conciencia

planteada por numerosos padres ante la asignatura de Educación a la

Ciudadanía. Las sentencias del Tribunal Supremo Español, han sido

recurridas ante el Constitucional y ante el Tribunal de Derechos Humanos.

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3.2 Culto a los símbolos patrios

Determinadas religiones como por ejemplo, los Testigos de Jehová,

mantienen lo que ellos llaman neutralidad, establecida en la obra religiosa:

"Razonamiento a partir de las Escrituras" de mucha importancia para ellos,

considerado como un libro sagrado y de mandatorio cumplimiento para sus

adeptos en materia de ciudadanía, Nacionalismo y Símbolos Patrios e

inculcan a su feligresía, a cumplir con esta neutralidad.

Venezuela, como la mayoría de los países, posee una legislación conminativa y

punitiva sobre materia de Símbolos Patrios. Al respecto, la Ley de Bandera Nacional,

Himno Nacional y Escudo de Armas de la República Bolivariana de Venezuela, de fecha

09 de marzo del 2006, establece lo siguiente:

Artículo 1. La Bandera Nacional, el Himno Nacional y el Escudo de Armas de la

República Bolivariana de Venezuela, son los símbolos de la Patria y deben ser venerados

por todos los venezolanos y venezolanas, y respetados por los ciudadanos y ciudadanas de

los demás países.

Artículo 5. Los venezolanos y venezolanas, los extranjeros y extranjeras residentes

en la República Bolivariana de Venezuela, deben enarbolar la Bandera Nacional en sus

casas particulares, oficinas y establecimientos, en los días de Fiesta Nacional y en aquellas

oportunidades que señalen las autoridades competentes.

Artículo 15. Quienes no cumplan con las disposiciones contempladas en el artículo

5 de esta Ley, serán sancionados con multas de cinco unidades tributarias (5 U.T.) a diez

unidades tributarias (10 U.T.).

El Objetor amparado en sus creencias y convicciones religiosas o axiológicas, puede

invocar su excepción correspondiente, siempre que demuestre, como principio general ya

explicado anteriormente, cumplir con los extremos de condiciones, anteriormente

explicadas, para que prospere su Observación.

3.3. Uso de indumentaria religiosa

En reciente data, hemos sido testigos, en varios lugares del mundo, cómo se ha

anatemizado el tema del uso de de indumentaria religiosa en sitios públicos y dentro de las

aulas de clases, impidiéndoles a estas personas, el acceso a los centros educativos y en

casos extremos, siendo expulsados de los mismos. No tenemos la menor duda, que estamos

en presencia de una violación a la Libertad de Conciencia, que faculta a las personas

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afectadas, a constituirse en promotores de la Objeción correspondiente y a las instituciones

educativas públicas, en anteponer el laicismo de la enseñanza en la docencia no privada.

3. Sexo (Matrimonio entre homosexuales)

En algunos países, la reciente aprobación de una ley reguladora del matrimonio entre

personas del mismo sexo, ha planteado una nueva modalidad de Objeción de Conciencia: la

hipotética negativa a su celebración, por parte la de los jueces encargados del Registro Civil

o de los alcaldes y Jefes Civiles, llamados a autorizar esos matrimonios.

El argumento moral de un objetor que ejerciera aquí su Derecho, radicaría pues, en la

conceptuación por parte de su conciencia o su credo religioso, sobre los matrimonios entre

personas del mismo sexo, como una flagrante negación de datos antropológicos

fundamentales y una auténtica subversión de los principios morales esenciales, de orden

ético para estos objetores.

Una sentencia del Tribunal Supremo de Canadá, al analizar la posibilidad por parte de

los órganos legislativos, de una unión legal entre personas del mismo sexo, explícitamente

señala que, en su hipotética aplicación, habría de respetarse la libertad religiosa de los

llamados a aplicarla.

4. La Objeción de Conciencia Fiscal a pagar impuestos destinados a actividades

militares, abortos, etc.

Conviene advertir, ante todo, que la Objeción de Conciencia fiscal, no suele ir dirigida

contra el acto exigido por la ley – el abono de impuestos- sino más bien contra el destino

que se hace de una parte de ellos. Por eso, los llamados objetores fiscales plantean como

alternativa destinar a otros fines compatibles con su conciencia la cuota que inicialmente se

niegan a pagar. No son, pues, evasores fiscales: su finalidad no es defraudar al fisco, sino

evitar contribuir a gastos que entienden inmorales según su conciencia (gastos militares,

financiación de abortos, actos de corrupción, etc.). Que se conozcan, se han presentado

proyectos de ley a favor de la objeción fiscal en Estados Unidos, Canadá, Holanda, Bélgica,

Alemania, Reino Unido, Italia y España. Por ahora no ha obtenido la aprobación

mayoritaria de las Cámaras. Sin embargo, alguna jurisprudencia canadiense y

norteamericana ha aceptado formas similares a la objeción fiscal.

5. Negativa a suministrar dosis letales en casos de pena de muerte

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La postura fue adoptada por dos anestesiólogos, en una penitenciaría americana,

llamados a suministrar la inyección letal en un condenado a muerte. Su negativa se basó en

este argumento: “Nosotros somos médicos, no verdugos” y se les aceptó la Objeción

presentada.

6. Prestar juramento promisorio contra la propia conciencia

En esta modalidad, no ha existido ningún problema para que, quien no cree o no quiere

jurar por algún otro motivo, no tenga que hacerlo ante un tribunal o cualquier otra

circunstancia. En lugar del juramento, que es un acto religioso, prometen o dan la palabra

de honor y les obliga igual que un juramento para la persona que cree.

7. La negativa por razones éticas a formar parte de un jurado.

8. Laborar en días considerados como festivos por la propia religión del Objetor. En fin, el etcétera pareciera largo, se trata de un Derecho Fundamental, autónomo, en

pleno desarrollo y evolución, dentro de las nuevas libertades conquistadas por el hombre

moderno.

III.- La Objeción de Conciencia en el Derecho Positivo de Venezuela

Si a nivel planetario es relativamente novedoso el Derecho a la Objeción de

Conciencia, en Venezuela es casi totalmente desconocido.

Son pocos los autores nacionales que se hayan referido al tema. Existe escasa

jurisprudencia al respecto. No obstante la que hay, es de aquilatada calidad, como la

sentencia emitida por el Tribunal Supremo de Justicia en su Sala Constitucional con

Ponencia de la Magistrada Carmen Zuleta de Merchán con fecha 14 de agosto de dos mil

ocho (2008), donde emite una Sentencia sin precedente en la Justicia Venezolana en

materia de Objeción de Conciencia y en la que se plantea el conflicto entre Derechos

Fundamentales como el Derecho a la vida y el Derecho a la Objeción de Conciencia,

siendo el objetor, los padres de una menor que se oponían a la transfusión de sangre, por

pertenecer a la religión Testigos de Jehová 1 y los objetados, un médico transfusor y el

Hospital de Clínicas Caracas.

En la cronología de nuestras constituciones nacionales, se constata que desde la

Constitución de 1864 hasta la Constitución de 1925, sólo se privilegia la libertad religiosa

1 TSJ; Sala Constitucional; N° de Expediente: 07-1121 N° de Sentencia: 1431;

http://historico.tsj.gob.ve/decisiones/scon/agosto/1431-140808-07-1121.HTM

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sin más. Es en la Constitución de 1961, donde se menciona en su artículo 65, la objeción de

conciencia, como una restricción, más que como un derecho. Tal restricción permanece

intacta en la vigente Constitución de 1999 al contemplar:

“Artículo 59. El Estado garantizará la libertad de religión y de culto. Toda persona

tiene derecho a profesar su fe religiosa y cultos y a manifestar sus creencias en privado o

en público, mediante la enseñanza u otras prácticas, siempre que no se opongan a la

moral, a las buenas costumbres y al orden público. Se garantiza, así mismo, la

independencia y la autonomía de las iglesias y confesiones religiosas, sin más limitaciones

que las derivadas de esta Constitución y de la ley. El padre y la madre tienen derecho a

que sus hijos o hijas reciban la educación religiosa que esté de acuerdo con sus

convicciones.

Nadie podrá invocar creencias o disciplinas religiosas para eludir el cumplimiento

de la ley ni para impedir a otro u otra el ejercicio de sus derechos.”

“Artículo 61. Toda persona tiene derecho a la libertad de conciencia y a

manifestarla, salvo que su práctica afecte su personalidad o constituya delito. La Objeción

de Conciencia no puede invocarse para eludir el cumplimiento de la ley o impedir a otros

su cumplimiento o el ejercicio de sus derechos.

La Objeción de Conciencia forma parte del derecho fundamental a la libertad

ideológica y religiosa establecida en la mayor parte de las Constituciones democráticas

del mundo.”

Como podemos observar, los dispositivos constitucionales que se refieren a la

objeción de conciencia, la establecen como una prohibición o restricción y no como un

Derecho Fundamental que es. Es imperativo, ante una eventual enmienda de la

Constitución nacional, consagrar este derecho, como parte del Derecho a la Libertad de

Conciencia, ya que la Objeción de Conciencia forma parte del derecho fundamental a la

libertad ideológica y religiosa establecida en la mayor parte de las Constituciones

democráticas del mundo. Mientras esta enmienda a la Constitución se materializa, se

podrían intentar recursos de hecho ante la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de

Justicia, sobre la base axiológica de que el Estado no es competente para valorar las

motivaciones que mueven a las conciencias de sus ciudadanos.

Somos por tanto de la opinión, que el derecho a la Objeción de Conciencia, puede

ser ejercido con independencia de que se haya dictado o no tal regulación. La Objeción de

Conciencia forma parte del contenido del derecho fundamental a la libertad ideológica y

religiosa contenido y reconocido, como ya dijimos, en la mayor parte de Constituciones del

mundo y la Constitución es directamente aplicable, especialmente en materia de derechos

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fundamentales. Con esto queremos expresar, que la Objeción de Conciencia existe por sí

misma, esto es, que no necesita ser regulada, pues forma parte del derecho fundamental a la

libertad ideológica y religiosa como dijimos al inicio de este escrito. Aquí se establece el

Derecho natural a objetar, la negación que expresamente hace del Derecho fundamental de

la Objeción de Conciencia, el artículo 61 in fine de la Constitución Nacional de Venezuela.

Existen algunas leyes en Venezuela, que pueden ser susceptibles de ser objetadas,

cuando su aplicación contrasta, entre otras causas, contra la conciencia del ciudadano en

base a sus creencias, fe, costumbres o dignidad. Un ejemplo de ello, lo constituye la Ley de

conscripción y alistamiento militar (2009); Ley de registro y alistamiento para la defensa

integral de la nación (2014); Ley sobre donación y trasplante de órganos, tejidos y células

en seres humanos (2011); 2 Ley de Bandera Nacional, Himno Nacional y Escudo de Armas

de la República Bolivariana de Venezuela (2006), etc.

Algunas diferencias y semejanzas entre Objeción de Conciencia y Desobediencia Civil

A propósito de la posible confusión entre la objeción de conciencia, motivo de

nuestra disertación y la desobediencia civil establecida en el artículo 350 y último de

nuestra Constitución venezolana, acotamos algunas diferencias y similitudes entre ambas

figuras jurídicas:

1. Ambas fórmulas de protestas son pacíficas y de rango constitucional, a

diferencia de la revolución o la rebelión.

2. La finalidad de la desobediencia civil es pública y generalmente política, en

tanto que la objeción de conciencia es aquella actitud, habitualmente de

carácter personal, de quien se niega a obedecer una orden de la autoridad o un

mandato legal, amparándose en la existencia en su fuero interno de

convicciones que le impiden hacerlo sin violentar de forma grave, su

integridad moral, sus convicciones íntimas, sus costumbres, religiosidad o su

dignidad. Es un conflicto entre la conciencia (deber moral), por un lado, y el

contenido del derecho positivo (deber jurídico) por el otro. El Derecho

Constitucional, tutela o no, ese privilegio.

3. La objeción de conciencia es distinta de la desobediencia civil en que esta

última, es un fenómeno público, ordinariamente masivo, de personas que se

2 Artículo 12 Garantías para los pueblos indígenas. Se prohíbe la utilización de personas indígenas

como donantes de órganos, tejidos y células, salvo que se trate de familiares, conforme a las

reglas previstas en el artículo 18 de la presente Ley. Los y las indígenas quedan excluidos y

excluidas de la aplicación prevista en los artículos 27 y 31 de esta Ley, en virtud al respeto a su

cultura, cosmovisión, práctica, espiritualidad, usos y costumbres.

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agrupan para protestar una ley o una orden de la autoridad que les resulta

contraria a los principios éticos y de moral pública o que contrarían la

Constitución o las leyes, en tanto que la objeción de conciencia, generalmente

tutela un derecho personalísimo e individual.

4. Ambas consisten en desobedecer o resistirse a la ley y a la autoridad, ante la

aplicación de una norma o procedimiento, manifiestamente contrario a sus

costumbres o principios éticos, morales, religiosos o de conciencia.

Concluyamos este estudio de investigación, estimulando el interés de los ciudadanos en

conquistar con tenaz insistencia este derecho legítimo, natural y fundamental, dentro de las

libertades propias, que aún carecemos.

Otto Medina Villegas

Barquisimeto, 6 de junio de 2015