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Centro de Estudios Latinoamericanos, CELAS Universidad de Uppsala La Organización Campesina y la Izquierda ANUC en Colombia 1970 – 1980 Anders Rudqvist Departamento de Sociología Informes de Investigación No. 1 1983

La Organización Campesina y la izquierda ANUC en Colombia 1970-1980

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Centro de Estudios Latinoamericanos, CELAS Universidad de Uppsala

La Organización Campesina y la Izquierda ANUC en Colombia 1970 – 1980

Anders Rudqvist Departamento de Sociología

Informes de Investigación No. 1 1983

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INDICE 1. INTRODUCCION 1 2. EL SURGIMIENTO Y DESARROLLO POLITICO Y ORGANIZATIVO DE LA ASOCIACION NACIONAL DE USUARIOS CAMPESINOS (ANUC) 1

2.1. Inicio y primera etapa de la ANUC 1 2.2. Fin de la política agraria reformista. Comienzo del conflicto con el Gobierno 3 2.3. El Segundo Congreso Campesino 5 2.4. La nueva política agraria no reformista 7 2.5. El Tercer Congreso Campesino. Comienzo del reflujo del movimiento campesino 7

3. EL PROCESO POLITICO DE LA ANUC EN LA REGION QUE COMPRENDE CORDOBA Y SUCRE 16

3.1. Inicio de la ANUC en la región de Córdoba y Sucre 16 3.2. Las diferencias organizativas y políticas entre el PCml, La Rosca y la ANUC 16 3.3. Las relaciones de La Rosca y el PCml con el movimiento campesino en Sucre y Córdoba 17 3.4. Dos concepciones diferentes de trabajo político y organización campesina 20 3.5. Los Baluartes de Autogestión Campesina 23 3.6. La ANUC y La Rosca: el vacío del partido político 24 3.7. El final de una coyuntura política 26

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PREFACIO La agricultura, particularmente el cultivo del café destinado a la exportación, gravita de modo primordial en la economía∗ colombiana. En 1975, el producto doméstico bruto generado en la agricultura alcanzaba el 27% del total, en comparación con un 22% originado en la industria manufacturera. En el mismo año, en Suecia, para citar un caso extremo, en tanto que un 28% del producto domestico bruto fue generado en la industria manufacturera, sólo el 5 % provenía de la agricultura. La estructura sectorial de la producción incide de manera determinante en la diferenciación ocupacional de la población. En Colombia, la población económicamente activa ocupada en la agricultura representaba en 1980 el 28,5% del total, en tanto que el 22,7 % del total, en tanto que sólo un 13,4% trabajaba en la industria manufacturera. En Suecia, continuando con el contrapunto, en tanto que el 22,7% de la población económicamente activa trabajaba, en 1981, en la industria manufacturera, sólo el 5,5% lo hacia en la agricultura. La diferenciación económico-demográfica se encuentra en consonancia con las formas específicas de explotación, características de la sociedad capitalista. La estructura de clases refleja las peculiaridades del modo de producción en cada sociedad concreta, en cada etapa del desarrollo de las fuerzas productivas, y en correspondencia con las modalidades de las relaciones económicas internacionales. En Colombia, la desigualdad en la tenencia de la propiedad agrícola genera la polarización en minifundios y latifundios. En 1965, el 86% de las explotaciones estaba constituido por haciendas de hasta 20 hectáreas, ocupando el 14,6 % de la superficie agrícola total. En el otro extremo, el 30,4% del arrea total correspondía a las haciendas de mas de 1000 hectáreas, representando el 0,2% del total de explotaciones agrícolas. Lo anterior ha tenido como consecuencia la escisión de la población agrícola en dos grupos principales. Por un lado, los grandes terratenientes y, por otro, los pequeños propietarios de unidades familiares, los cuales, junto con los campesinos sin tierra, conforman el campesinado de las formaciones socio-económicas pre-capitalistas. El desarrollo capitalista en la agricultura, no obstante, recluta, entre los campesinos sin tierra y los pequeños propietarios empobrecidos, contingentes cada vez más numerosos que pasan a engrosar las filas del proletariado rural. En 1960, en Colombia, los empleadores agrícolas representaban el 12,7% de la población económicamente activa en la agricultura, en tanto que el 44,9% com-prendía a los “trabajadores independientes” y familiares no-remunerados y el 39,6% estaba constituido por obreros agrícolas. De esta manera, la estructura de clases en el agro refleja las condiciones generales impuestas por el capitalismo en tanto modo de producción dominante. En el marco de estos antecedentes, la liquidación del latifundio aparece como un imperativo para el movimiento campesino. Sin embargo, la cuestión agraria no atañe exclusivamente a los campesinos; su solución requiere de la alianza obrero-campesina. La posibilidad de dicha alianza está dada, desde luego, por la presencia del proletariado industrial en los centros mineros y en la manufactura. La existencia de un multitudinario proletariado agrícola, eslabón

∗ Los datos estadísticos aquí presentados han sido extraídos de las siguientes fuentes: United Nations, Yearbook of National Accounts Statistics 1977 (Nueva York, 1978: vol. II, tabla 3), OIT/ILO, Anuario de Estadisticas del Trabajo/Yearbook of Labour Statistics 1982 (Ginebra, 1982: tabla 2-A), Economía de los Países Latinoamericanos (Moscú, 1978: tabla 7, p. 326), N. Buenaventura, “Proletariado agrícola” (Estudios Marxistas, Revista Colombiana de Ciencias Sociales, Bogotá, 1969: no. 1, p. 32). Véase también: Joan E. Garcés, Desarrollo Político y Desarrollo Económico. Los casos de Chile y Colombia (Madrid, 1972).

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de enlace entre la clase obrera urbana y el campesinado, asegura la viabilidad de dicha alianza. En las condiciones existentes en América Latina, el estudio de las variadas formas de organización e insurgencia campesina adquiere especial relevancia teórico-practica. El ensayo de Anders Rudqvist - con el que se inicia la publicación de esta serie de Informes de Investigación - nos introduce, ”desde adentro”, en las formas organizativas y en la experiencia de lucha de una etapa del movimiento campesino en una región colombiana. El método de “investigación-acción” seguido es objeto de controversia. Pero la relación vivida de los hechos, que Rudqvist suministra, sugiere interrogantes e hipótesis de claro interés investigativo. Pablo Suárez Director de Investigación del CELAS

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1. Introducción En este trabajo se analizará el desarrollo de la organización campesina más importante de la II posguerra mundial en Colombia: la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos (ANUC). Trataremos de establecer el significado y las consecuencias políticas y organizativas en este desarrollo de las intervenciones del Estado, de los partidos políticos de izquierda y de los grupos de investigadores sociales independientes. Se trata fundamentalmente del análisis concreto, a nivel coyuntural, de un proceso específico y definido en el tiempo. En la primera parte, dedicaremos nuestra atención al proceso del surgimiento y desarrollo del movimiento campesino - Asociación Nacional de Usuarios Campesinos - a nivel nacional. En la segunda parte, estudiaremos el desarrollo de la misma organización a nivel regional, en los departamentos de Córdoba y Sucre de la Costa Atlántica colombiana, región donde con más fuerza impactó la ANUC durante la época considerada. En este trabajo no se analizan las relaciones de producción características del campesinado que constituyó la base de la ANUC. Esta limitación es consciente y se debe, ante todo, a limitaciones de espacio. La problemática de la economía campesina y su articulación en las relaciones de producción dominantes dentro de la formación social colombiana, será tratada en un trabajo posterior. 2. El surgimiento y desarrollo político y organizativo de la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos, ANUC 2.1. Inicio y primera etapa de la ANUC Las bases para la organización campesina, Asociación Nacional de Usuarios Campesinos (ANUC), se sentaron durante el periodo 1967-68, por iniciativa del presidente liberal Carlos Lleras Restrepo. La campaña de organización campesina se financió y se realizó por medio del Ministerio de Agricultura, teniendo por consecuencia una cobertura nacional. Se trataba, por tanto, de organizar a los campesinos a partir de la cúspide del Estado y no de un movimiento espontáneo, iniciado y dirigido por los mismos campesinos. El motivo principal del gobierno para comenzar la organización campesina, fue la lentitud y la ineficiencia en el desarrollo de la reforma agraria.1 Los sectores de terratenientes y conservadores disponían de fuertes organizaciones gremiales y grupos de presión política que, de manera eficiente, estaban bloqueando la aplicación de la reforma y amenazaban con impedir el logro de las metas, modestas de por sí, de la reforma agraria. El gobierno se vio obligado a organizar a los campesinos como un grupo de presión a favor de la reforma.

1 La ley de reforma agraria, Ley 135, se promulgó en 1961, durante el gobierno de Alberto Lleras Camargo. Los objetivos de la reforma eran modernizar el sector agrario, aumentar su productividad e integrarlo al desarrollo capitalista del país. Otro objetivo fue pacificar las áreas rurales afectadas por la acción de la guerrilla.

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Otro factor que también ha de haber jugado un papel a más largo plazo, es la posibilidad contemplada de usar la organización campesina como apoyo en futuras elecciones y como maquinaria electoral propiamente. Se definió como usuario a cada campesino que hubiera utilizado, estaba utilizando o iba a utilizar los servicios del Estado ofrecidos dentro del sector rural. Esta definición dio todos los campesinos la posibilidad de afiliarse alas asociaciones locales de la nueva organización. La organización se vio fortalecida por el hecho de que las instituciones estatales para el agro, por decisión del gobierno, tuvieron que incluir representantes de la ANUC como participantes en sus procesos de planeamiento y decisión. Se estableció que la participación campesina seria voluntaria, gratuita y apolítica. La organización de los campesinos implicó que estos pudieron aumentar su participación en la vida política nacional y comenzaba a vislumbrarse un grupo social con objetivos y necesidades precisas; un grupo que simultáneamente comenzaba a ejercer presiones para lograr cambios radicales en su situación. La Ley 1 de 1968 permitió la expropiación de tierras privadas cultivadas por arrendatarios o aparceros, que tenían a su cargo lotes de hasta 15 hectáreas. La Ley contenía asimismo otros artículos, pero el mencionado fue el que creó las tensiones y conflictos entre los terratenientes y aparceros, arrendatarios y campesinos sin tierras. En los departamentos de la Costa Atlántica, la promulgación de la Ley 1 dio lugar a un aumento de las tensiones entre los propietarios y los campesinos, que tuvo como consecuencia la realización de ocupaciones de tierras por los campesinos. Estos departamentos presentan los índices mas altos de concentración de la tierra en Colombia, siendo que la mayoría de los terratenientes costeños en esa época, eran del tipo tradicional dedicado a la ganadería extensiva y de baja productividad sobre grandes extensiones de tierra. En esas áreas, los campesinos recibieron un apoyo cauteloso del gobierno. En el curso de los años 1968 y 1969 creció y se consolidó la campana de organización campesina realizada por el gobierno, que también experimentó las grandes dificultades asociadas con la aplicación de la tímida reforma agraria decretada en el año de 1961. Según el Ministerio de Agricultura, en 1968 la organización campesina había registrado 700.000 miembros y realizado 52 cursos para dirigentes campesinos en 41 diferentes lugares del país.2 En cooperación con el Ministerio de Gobierno se habían efectuado, además, una decena de cursos para 500 dirigentes. La dirección y el control paternalistas sobre la organización campesina continuaron durante todo el periodo presidencial de Lleras Restrepo (1966-1970). Los primeros enfrentamientos entre campesinos y terratenientes ocurrieron, sin embargo, ya durante el mandato de Lleras Restrepo, y estuvieron relacionados con la implementación de la Ley 1 de 1968, durante los años 1968 y 1969. La íntima colaboración del gobierno reforzó obviamente la posición de los campesinos y, por lo menos hasta 1970, cuando se posesionó el presidente conservador Misael Pastrana Borrero, los campesinos apoyaron la política agraria del gobierno. 2 Gustavo I. de Roux: The social basis of peasant unrest. University of Wisconsin, Ph.D thesis, 1974, pp. 329-330.

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El Primer Congreso Nacional de la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos, tuvo lugar en julio de 1970, un mes antes de finalizar el mandato de Carlos Lleras Restrepo. El congreso significó la constitución oficial de la ANUC y, además de 380 dirigentes campesinos de diferentes partes del país, participaron el presidente, el ministro de agricultura y varios funcionarios de las instituciones agrarias del gobierno. Según la información oficial, había en ese momento 845.000 miembros registrados en las Asociaciones Municipales de Usuarios Campesinos, asociaciones que alcanzaron el número de 450, habiendo atendido a los cursos 6.800 dirigentes campesinos. Durante el congreso, los campesinos presentaron su primera Declaración de Principios.3 Se rechazó la colonización como substituto de la reforma agraria redistributiva, se pidió la reducción del plazo después del cual la tierra privada no cultivada volvería al dominio del Estado para su distribución entre los campesinos sin tierra, se exigió que se ofreciera a los arrendatarios la posibilidad de convertirse en propietarios de las tierras que hubieran labrado durante dos años, se reclamó que aun cuando las tierras estuvieran bien cultivadas se las expropiara en caso de que la asociación local así lo demandara, se solicitó que el gobierno reconociera la expropiación como el único modo de adquirir las tierras, se pidió la reducción del tiempo para los procesos de expropiación a un máximo de 30 días, se exigió la expropiación sin compensación de todos los latifundios y el pago de mejoras únicamente en los casos de tierras bien cultivadas, y, finalmente, se propuso el establecimiento de explotaciones agrarias colectivas. El documento reflejó no solamente las reivindicaciones de los campesinos, sino también, en gran medida, la concepción de Lleras sobre la reforma agraria y el desarrollo capitalista de la agricultura, que implicaban un aumento de la producción nacional de los campesinos, por medio del reparto de los latifundios de baja productividad, así como el logro de la contención de la migración del campo a las zonas urbanas. 2.2. Fin de la política agraria reformista - comienzo del conflicto con el Gobierno El final del mandato de Lleras marcó una etapa en el desarrollo de la organización campesina. Durante los cuatro años de la presidencia de Lleras, los campesinos habían demostrado un grade relativamente alto de confianza en la voluntad del gobierno de aplicar la reforma agraria. Los usuarios defendieron INCORA (Instituto Colombiano de la Reforma Agraria) contra los ataques de los terratenientes y los políticos conservadores, pues tenían conciencia de que el instituto se encontraba en una situación caracterizada por limitaciones legales y financieras. Después de 10 años de “reforma agraria”, sin embargo, los campesinos concluyeron que los resultados de tal reforma eran prácticamente nulos en lo referente a la estructura de la tenencia de la tierra en Colombia. Ni siquiera durante el gobierno de Lleras, el más favorable a la reforma agraria, se habían podido nivelar en algo los índices extremadamente altos de concentración de la tierra.4 3 Declaración de Principios del Primer Congreso Nacional de la ANUC, Ministerio de Agricultura, Bogotá 1970. 4 Bruce Michael Bagley y Fernando Botero: Organizaciones campesinas contemporáneas en Colombia: un estudio de la asociación nacional de usuarios campesinos (ANUC). En Estudios Rurales Latinoamericanos No. 1, enero-abril 1978, Bogotá, p. 67.

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A partir de la presidencia del conservador Pastrana Borrero, empezó a desarrollarse la crisis en las relaciones entre el gobierno y la ANUC. El nuevo presidente trató de afianzar la dominación conservadora sobre el movimiento campesino y reemplazó a los promotores Lleristas. Se nombró nuevo personal en el Ministerio de Agricultura, algo que también afectó las relaciones entre la ANUC y el nuevo gobierno.5 Otro factor que contribuyó a agudizar la crisis fue el deterioro objetivo de las condiciones de vida de los campesinos en la mayoría de las zonas rurales del país, en parte como consecuencia del cambio estructural del sector agrícola causado por la modernización y la penetración del capitalismo en el campo, y, por otra parte, debido a la resistencia opuesta por los terratenientes contra la reforma agraria, que se expresó en muchos casos en desalojos y represión de los campesinos. La mencionada Ley 1 de 1968 se constituyó particularmente en un elemento de conflicto entre los campesinos y terratenientes, encontrando estos últimos más eco en el gobierno de Pastrana que el logrado en la administración anterior, para sus exigencias de represión de los campesinos. La política agraria sufrió un viraje considerable durante la administración Pastrana. Este gobierno consideró que el desarrollo agrario debía efectuarse a través del impulso a la productividad de las grandes explotaciones agrarias, paralelamente al estimulo de la migración hacia las ciudades de los campesinos de pequeñas entidades, presuntamente de baja productividad. Estos campesinos serian, según la misma estrategia, absorbidos por un sector de la construcción dinámico y creciente. Esta política agraria, aunque no proclamada abierta-mente, en la realidad supuso la eliminación de todas las tentativas de realizar una reforma agraria redistributiva. La Plataforma Ideológica 6 aprobada por la Junta Directiva Nacional de la ANUC durante el Encuentro Nacional Campesino en Villa del Rosario de Cúcuta, junio de 1971, es el primer documento de la ANUC en el que se refleja la creciente brecha entre el gobierno de Pastrana y el movimiento campesino. Este documento exigió la radicalización de la reforma agraria en varios puntos, especialmente en lo referente a la expropiación de los latifundios y la legalización de los derechos campesinos en las tierras invadidas. La publicación de la Plataforma Ideológica significó también un rompimiento con el carácter estrictamente gremialista que había predominado en la ANUC hasta ese momento.7 En el documento se reflejaba la colaboración al movimiento campesino del grupo político de orientación socialista, Bloque Socialista. Esa influencia estuvo también presente en el siguiente documento de importancia emitido por la Junta Directiva Nacional de la ANUC después de su Cuarta Reunión en agosto de 1971, el Primer Mandato Campesino.8 En la Plataforma Ideológica se planteó la necesidad de plasmar y desarrollar la alianza entre campesinos y obreros como un instrumento para la realización de un profundo cambio de la estructura social existente. En síntesis, los objetivos de la organización ya tenían un alcance político que iba más allá de las reivindicaciones sindicales o gremiales.

5 Censo Agropecuario 1960 y 1970-71. DANE (Departamento Administrativo de Estadísticas), Bogotá. La Reforma Agraria en cifras. INCORA, Bogotá 1970. 6 Plataforma Ideológica, ANUC. Bogotá 1971. 7 Orlando Fals Borda: Sentido político del movimiento campesino en Colombia. En Estudios Rurales Latinoamericanos, No 2, mayo-agosto 1978, Bogotá. 8 Primer Mandato Campesino, ANUC. Prensas Editoriales UNINCCA, Bogotá 17 de abril de 1972.

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En el Primer Mandato Campesino, la ANUC expuso más detalladamente su posición radicalizada respecto de la reforma agraria en cuanto a las expropiaciones de tierras, la propiedad privada y social y la cooperación agraria (organización de cooperativas de autogestión campesina). En ese documento se planteó también la organización de los CERA (Consejos Ejecutivos de Reforma Agraria), para acelerar la estancada reforma agraria por medio de tomas de tierra realizadas por los campesinos, sin tener en cuenta el procedimiento burocrático y jurídico empleado por INCORA. En la practica, sin embargo, la ANUC había utilizado las recuperaciones de tierras ya desde mediados de 1970, como un medio de acelerar la reforma agraria9, y, durante los primeros años de la década de los años 70, se produjeron miles de tomas de tierras en diferentes partes del país, pero con especial intensidad en la Costa Atlántica. Fue igualmente en la Costa donde se hizo la mayor parte de experiencias en cuanto a llevar a la práctica los planteamientos teóricos acerca de los CERAs, lanzados en el Primer Mandato Campesino. Según Orlando Fals Borda, la formación de CERAs se circunscribió principalmente a los departamentos de Córdoba, Caldas, Sucre y Atlántico.10 El deterioro de las relaciones entre la ANUC y el gobierno Pastrana terminó en un rompimiento abierto en 1971, cuando el gobierno eliminó el apoyo económico e infraestructural que se había comprometido a suministrar a la organización. Durante el periodo siguiente, el gobierno lanzó una ofensiva represiva contra el movimiento, cuyas consecuencias fueron desalojos, encarcelamientos y asesinatos de los campesinos y sus dirigentes en las diferentes regiones del país. 2.3. El Segundo Congreso Campesino En medio de ese enfrentamiento agudo y masivo entre la ANUC, por un lado, y el gobierno y los terratenientes, por el otro, se realizó el Segundo Congreso Campesino en Sincelejo, Sucre, entre el 20 y el 24 de julio de 1972. En ese momento, el movimiento campesino se había constituido en la mayor organización izquierdista de masas de Colombia y la lucha campesina por la tierra alcanzaba un auge nunca visto hasta entonces. Los Usuarios confirmaron en ese congreso su rechazo total de las políticas agrarias del gobierno, dieron a conocer su intención de impulsar las tomas de tierra y se vieron obligados a establecer el pago de pequeñas cuotas a sus miembros para contrarrestar la suspensión del apoyo financiero e infraestructural del gobierno. Reuniones posteriores del Comité y de la Junta Directiva Nacional indicaron que la recolección de estas cuotas constituyó un proceso difícil y lento, por lo que 1a organización tenia severas limitaciones de carácter financiero.11 En e1 mismo congreso se tomó la decisión de crear los Comités de Educación, con la finalidad de impulsar la organización de nuevas asociaciones de usuarios a nivel municipal y

9 Bagley y Botero: obra citada, p. 68. 10 Orlando Fals Borda: obra citada, p. 170. 11 Bagley y Botero: obra citada, p. 71, citando Informe General del Comité Ejecutivo a la VIII Junta Directiva de Usuarios Campesinos reunida en Bogotá del 7 al 13 de enero de 1973, en Documentos de la ANUC: La tierra es p’al que la trabaja. Editorial La Pulga, Medellín, pp. 88-110.

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de veredas. Este esfuerzo cobró importancia debido a la actividad divisionista realizada por ANUC-Línea Armenia, una organización paralela fomentada y controlada por el gobierno. La maniobra para crear la Línea Armenia se había iniciado a través del Ministerio de Agricultura a partir de 1971; tomando la organización aquel nombre, después de un congreso de campesinos controlado por el gobierno y efectuado en la ciudad de Armenia, después del Segundo Congreso de Sincelejo. La ciudad de Sincelejo dio por su parte el nombre a la corriente independiente de la ANUC, que a partir del Segundo Congreso se identificó con el nombre de ANUC-Línea Sincelejo. Durante el Segundo Congreso hubo un gran debate sobre las implicaciones de las consignas del movimiento campesino, “Tierra para quien la trabaja” y “Tierra sin patrones”. La última consigna reflejaba la orientación socialista que había recibido la ANUC de los intelectuales del Bloque Socialista, en tanto que la primera expresaba una posición más moderada, de-fendida por otros sectores políticos partidarios de la revo1ución democrático-burguesa o democrática y popular. Según los dirigentes del Comité Ejecutivo de la ANUC, las dos consignas no eran necesariamente contradictorias, sino que ”Tierra sin patrones” representaba el objetivo a largo plazo, en tanto que ”Tierra para quien la trabaja” resultaba un objetivo más inmediato.

No hay tal contradicción. La consigna de tierras sin patrones corresponde a la ideología del proletariado, a los objetivos de la clase obrera y a terminar con toda la propiedad sobre los medios de producción. Por consiguiente, debe ser impulsada y respetada desde ese punto de vista. Sin embargo, en la situación actual de nuestro Estado y de nuestra sociedad, creemos que el campesinado juega un papel decisivo como fuerza principal del pueblo, y como tal tiene sus formas de pensar. Por su ac-tividad, por su ligazón con los medios de producción, la consigna que más corresponde en este momento al campesinado es la de la tierra para quien la trabaja. Podríamos decir que es la consigna en esta etapa histórica del movimiento campesino. Una de las cosas fundamentales para el impulso del movimiento popular, es la alianza obrero campesina, y las alianzas se dan alrededor de los intereses de clase y en el respeto mutuo de esos intereses. Consideramos que los compañeros de la clase obrera, si desean lograr una verdadera alianza alrededor de los principios, reconocerán que la alianza se basa en el respeto a esta consigna del campesinado. Ahora, desde el punto de vista del proletariado, la consigna de la tierra sin patrones es estratégica, a largo plazo. En esta etapa, en nuestro Estado y nuestra sociedad, la nacionalización de la tierra no es la socialización de la tierra. Una burguesía avanzada puede hacer la nacionalización de la tierra, y eso no imp1ica 1a socialización de los medios de producción. Desde el punto de vista de una reforma agraria, digamos democrático-burguesa, la naciona1ización de la tierra tampoco acabaría con los patrones. Los patrones seguirían existiendo. Los oportunistas de derecha y los oportunistas de izquierda en el movimiento campesino han confundido el alcance de estas dos consignas, alejándolas de su verdadero contenido.12

El conflicto sobre las consignas, sin embargo, se convertirá en una controversia prolongada dentro del movimiento y contribuiría a las divisiones futuras. 12 Entrevista con el Comité Ejecutivo de la ANUC (Froilán Rivera, Jaime Vásquez, Noel Montenegro, Antonio Poveda, Richard May, José Reyes). En la revista Alternativa No.14, 20 de agosto de 1974, Bogotá, p. 17.

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2.4 La nueva política agraria no reformista En enero de 1972, e1 gobierno Pastrana confirmó oficialmente la reorientación de la política agraria por medio del Acuerdo de Chicoral. Es esa ocasión, el gobierno había reunido a los representantes de los gremios agrarios y los políticos más importantes de los partidos tradicionales relacionados con asuntos agrarios, a excepción del sector Llerista del Partido Liberal. En Chicoral se abandonó completamente la política agraria reformista y redistributiva para dar un impulso alas explotaciones de tipo capitalista, a la vez que se proponía obligar a los terratenientes tradicionales a realizar una transformación capitalista de los latifundios de baja productividad. Se demostró por lo tanto, con una claridad meridiana, que los campesinos no podían esperar ningún cambio de sus condiciones sociales y económicas bajo el sistema político imperante en Colombia. La respuesta de la ANUC a la política agraria del gobierno de Pastrana, fue una serie de movilizaciones de las masas campesinas combinadas con nuevas recuperaciones de tierras que continuaron hasta el final de la administración Pastrana. Aparte de las tomas de tierras, la organización hizo uso de paros cívicos en varias regiones, de marchas campesinas y de ocupaciones de las oficinas del INCORA, como medidas para dejar sentir la presencia y las exigencias de los campesinos organizados. El siguiente presidente, López Michelsen, cuyo mandato comenzó en agosto de 1974, se limitó a cumplir el Acuerdo de Chicoral y a continuar y profundizar la política agraria iniciada por Pastrana, dirigida principalmente hacia la constitución de grandes explotaciones capitalistas en el sector agrario. Como un apéndice de esta política y para disminuir los riesgos del brote de explosiones sociales y el crecimiento de la guerrilla en las zonas rurales, se propuso un programa de Desarrollo Rural Integrado (DRI), bajo las orientaciones del gobierno de los Estados Unidos y las grandes instituciones crediticias internacionales (Banco Mundial, BID), que, ante el fracaso de las reformas agrarias en América Latina, inventaron esta nueva fórmula para mantener el status quo político y la calma social en el continente, mientras se impulsaba el desarrollo del capitalismo y la modernización, de las grandes explotaciones agrícolas. Aparte de los objetivos políticos, el programa del DRI buscaba, por medio de la canalización de créditos y asistencia hacia los pequeños productores - los mayores productores de alimento para el consumo interno - mejorar la productividad de ese sector. El programa DRI no tenía ninguna ambición que tendiera a la redistribución de las tierras. 2.5. El Tercer Congreso Campesino - Comienzo del reflujo del Movimiento campesino A fines de agosto de 1974 se inició el Tercer Congreso de la ANUC-Línea Sincelejo, con una impresionante marcha de campesinos en Bogota. Se calcula que superaron la cifra de 40.000 personas13 los participantes en la marcha inicial del Congreso. Es muy difícil obtener información confiable en lo referente al número de miembros de la ANUC en las diferentes etapas del desarrollo del movimiento.14 Bagley y Botero citan al

13 Bagley y Botero: obra citada, p. 73. 14 Entre otras cosas debido al allanamiento y la confiscación de los archivos de la organización que efectuó el ejército por orden del ministro de Agricultura, en diciembre de 1975.

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periodista Germán Vargas, que en un articulo en El Periódico a fines de Agosto de 197415 estima que, después de la división de 1a organización, la Línea Sincelejo se había quedado con alrededor de 300.000 campesinos, representando la Línea Armenia apenas a 10.000. Asimismo estima que cerca de 500.000 miembros dejaron la organización a consecuencia de la división. El Tercer Congreso rechazó enérgicamente, como es obvio, la política agraria del gobierno López, por favorecer únicamente a los grandes propietarios o empresarios de las explotaciones capitalistas modernas. El Congreso de 1974 tuvo como uno de sus resultados más significativos el que salió a flote una gran crisis política e ideológica que se gestaba dentro de la organización desde hacia algún tiempo. Esta crisis se expresó en las posiciones contrapuestas de diferentes corrientes respecto de cuestiones tales como la recepción y manejo de recursos económicos provenientes de fuentes externas al movimiento. El debate acerca de ello tendría una gran repercusión en la región de Córdoba y consecuencias inmediatas para el movimiento campesino y el trabajo de La Rosca16 en esta región. La delegación de Córdoba en el Tercer Congreso defendió la ayuda externa como útil y necesaria para desarrollar la consolidación y el trabajo de organización en una época de aguda carencia de fondos. Los delegados del regional de Antioquia, en cambio, atacaron fuertemente la recepción de recursos externos, argumentando que provenían de países imperialistas17 que buscaban manipular la organización, no obstante haber solicitado y recibido la Junta Departamental de Usuarios Campesinos de Antioquia, recursos provenientes de una entidad (no oficial) sueca. Esta delegación, en la que había una fuerte influencia maoísta, consideró que por principio la recepción de apoyo económico externo o extranjero, en última instancia, implicaba la entrega de la independencia política y económica de la ANUC. La posición de la delegación antioqueña se había expresado de manera similar a las críticas del PCml de Córdoba a la financiación externa recibida por la Fundación del Caribe en Montería, instituto regional de investigación-acción afiliado a la Rosca; este grupo político lanzó la misma acusación contra la Junta Departamental de Córdoba y la Junta Municipal de Montería, por haber recibido fondos externos entregados por La Rosca.

El problema de la ayuda económica externa al movimiento campesino se constituyó en tema candente del Congreso. Una parte de la delegación de Córdoba (10 de los 300 delegados que vinieron) sostuvo que tal ayuda se ejercía mediante “dineros imperialistas”, cuyo fin era el apaciguar la lucha y corromper a los dirigentes. La gran mayoría de esa delegación sostuvo lo contrario, impugnando enfáticamente el hecho de que diversas personas fueran calificadas como agentes del imperialismo, cuando el trabajo de esas personas en la práctica demostraba su honestidad revolucionaria y su apoyo específico a los luchadores del campo. También recalcó que toda organización tiene derecho a recibir apoyo financiero, siempre y cuando quien o quienes brinden el apoyo no exijan ningún tipo de condiciones, y mientras sea la organización misma la que controle el destino y uso del dinero. Esta posición recibió el respaldo de 21 de las

15 Historia de la ANUC ilegal. El Periódico, 31 de agosto de 1974, pp. 1-4. 16 Fundación de investigadores independientes para la investigación-acción. 17 Holanda, Alemania, Suecia. Es importante destacar que la ayuda económica de estos países no provino de entidades gubernamentales sino de organizaciones religiosas o voluntarias sin ánimo de lucro. Los fondos fueron entregados sin condiciones políticas e ideo1ógicas.

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delegaciones del Congreso. Antioquia y Guajira registraron su desacuerdo y otras 3 delegaciones se dividieron al respecto.18

El fundamento concreto de la critica a la financiación externa era relativamente débil, y debe interpretarse mas bien como un reflejo de las pugnas internas entre diferentes sectores, que llevaban la voz cantante de diferentes grupos políticos en busca de influencia y poder político a través de su trabajo en el movimiento campesino. Uno de los puntos más importantes de los debates del Tercer Congreso se refirió, subsiguientemente, al control político y burocrático de la organización. Las agrupaciones maoístas jugaron el papel más destacado en esos ataques sectarios y agresivos a los sectores políticamente independientes de la ANUC. El Congreso se constituyó en una demostración deprimente de la inmadurez política de algunos sectores de la izquierda colombiana y, como consecuencia, del gran vacío en el que se encontraban las organizaciones de masas del país en lo que toca a orientación política e ideológica. El carácter de las intervenciones de estos grupos y las consecuencias para el Congreso y el movimiento campesino se revela claramente en las siguientes citas:

El examen de la situación interna de la ANUC adoleció de fallas que son producto de errores en el estilo de trabajo de los grupos que se hicieron presentes.

Por una parte, hubo una abierta actitud de hostigamiento a la mesa directiva, basada en intereses de grupo que podían haber sido tratados a otros niveles.

El comportamiento expresado en rechiflas y gritos nada pertinentes, por poco hace naufragar el Congreso, puesto que el desconcierto de algunas delegaciones las llevó a considerar su retiro. La actitud de los grupos vociferantes pudo haber obtenido en cuatro días lo que el señor Pastrana19 no pudo conseguir en cuatro años: destruir las conquistas del campesinado 0 dividirlo en fracciones irreconciliables.20 El Congreso se adelantó en forma tormentosa. La ANUC habla crecido vertiginosamente y se perfilaba como una gran fuerza popular en el país. Buena parte de las discusiones giraron alrededor de las pujas entre los diferentes sectores interesados en la dirección, en los fondos de la organización, su procedencia y utilización, ocultándose un debate más de fondo que nunca llegó a explicitarse acerca del carácter de la ANUC, sobre el papel que deberla jugar en esta etapa del proceso colombiano.21

Durante el III Congreso se inició también el debate de una habla ido gestándose en el período anterior al trataba del carácter mismo de la organización campesina. Si ésta debiera permanecer como una organización fundamentalmente gremial-sindical, o si, por el contrario, había la necesidad de que se convirtiera en un partido político. En el fondo, este problema tocaba al movimiento campesino en totalidad y tendría consecuencias inmediatas muy vastas en cuando a la estrategia y la táctica del movimiento, tanto a corto como a largo plazo. Diferentes sectores de la ANUC hablan comenzado a sentir 18 Alternativa No.16, septiembre 16 a 29 1974, pp. 5-6. 19 Presidente del gobierno colombiano 1970-74. 20 Alternativa No. 16, septiembre 16 a 29 1974, p. 6. 21 Alternativa del Pueblo. Julio de 1975.

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la necesidad de algún organismo que pudiera ligar las consignas y luchas gremiales inmediatas con una estrategia para un cambio social más amplio y a largo plazo. Hasta ahora, la ANUC habla llevado adelante acciones principalmente reivindicativas; en cuanto a políticas globales y de largo plazo para las masas campesinas, la organización había quedado, en gran medida, en la denuncia y la crítica frente a las políticas lanzadas por el gobierno, sin lograr presentar análisis y alternativas de desarrollo profundas y concretas a nivel nacional y (especialmente) regional. Tampoco se había logrado, salvo contadas excepciones, resolver las políticas a seguir después de las recuperaciones de tierras. La presencia de los grupos políticos dentro de la ANUC, contribuyó a aumentar la confusión y el fraccionamiento político interno. Este proceso había venido dándose antes del Tercer Congreso. Durante este, se limitó a la protocolización. El proyecto de un Partido Agrario se había discutido veladamente dentro de ciertos sectores del Comité Ejecutivo, asimismo, con anterioridad al Tercer Congreso. Frente a la búsqueda de influencia y poder político de los grupos Políticos activos dentro de la organización campesina y el correspondiente aumento de las tensiones entre estos y el Comité Ejecutivo, la creación de un Partido Agrario tendría un papel importante como vehículo para reforzar la posición de poder del propio Comité Ejecutivo. En la Costa Atlántica, en los departamentos de Córdoba y Sucre, las tensiones entre los dirigentes campesinos y los activistas políticos que trabajaban dentro del movimiento campesino, se remontan cuando menos al año 1973. En esa región, el PCml trató de alinear a los dirigentes campesinos para reforzar su influencia dentro de la ANUC. Muchos de los dirigentes querían mantener el carácter gremial de la organización, negándose a alinearse. La respuesta de los activistas políticos ante esa situación, fue una campaña de “macartización”22 en contra de los dirigentes campesinos independientes. Estos últimos aprendieron rápido los métodos de los grupos políticos y empezaron a emplear las mismas tácticas para defenderse. El resultado fue proceso funesto de mutuas calumnias que, en ultima instancia, perjudicaba tanto al movimiento campesino cuanto a los grupos políticos. A nivel nacional, el organismo de la ANUC que más combatió los activistas y grupos políticos dentro de la organización campesina fue la llamada Comisión Política, que posteriormente, en 1975, se constituiría en la Organización Revolucionaria del Pueblo (ORP). Todos los grupos políticos de izquierda de Colombia se mostraron muy críticos respecto del intento del sector del Comité Ejecutivo y la Comisión Política de la ANUC de formar' un Partido Agrario. La iniciativa también creó Mucha confusión en Sucre y Córdoba, regiones que nos interesan particularmente en este trabajo. Inmediatamente después del Tercer Congre-so, Orlando Fals Borda fija la posición de La Rosca respecto de esta cuestión, en una entrevista publicada en la Revista Alternativa:

En el caso colombiano, como en la mayoría de los países del Tercer Mundo, el campesinado constituye la fuerza social principal de la revolución. Pero aun en casos como éste, el proletariado está llamado a jugar un papel dirigente en el proceso revolucionario... El campesinado tiene que aliarse con otras clases explotadas, especialmente con los obreros y otros grupos vinculados al proceso productivo, y

22 Persecución ideológica, política y administrativa (N. del E.).

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también con intelectuales que hayan adoptado esa ideología proletaria. Sólo así puede pensarse en un verdadero movimiento político que incorpore a todos estos sectores... Seria absurdo pensar en un partido exclusivamente de campesinos, que olvidara el papel histórico dirigente que esta llamado a desempeñar el proletariado. Inclusive las nuevas fuerzas políticas o populares aquí planteadas pueden sumarse a organizaciones existentes, que demuestren comprensión del problema y correctos métodos de trabajo. Desde otro punto de vista, no debe olvidarse el gran aporte campesino a la radicalización de la actual lucha de clases y su cuota de mártires, héroes y encarcelados; su desafió a la propiedad privada; su esfuerzo por recuperar elementos culturales e históricos que ha colocado al servicio de la revolución; la incorporación de la mujer a esta lucha. En toda lucha existen aliados actuales y potenciales. La experiencia y la observación han indicado que son los jornaleros y las gentes sin tierras los que han sido más combativos en la ANUC, especialmente en las regiones donde el capitalismo empieza a arraigarse. Es decir, se cumple aquí la regla marxista del papel de vanguardia del proletariado del campo. Pero la experiencia también ha enseñado que los pequeños y medianos propietarios pueden alinearse con el proletariado agrícola, en la medida en que la ANUC plantee reivindicaciones a estos sectores de clase, estos lucharan al lado de los jornaleros.23

El conflicto entre el Comité Ejecutivo de la ANUC y los diferentes grupos políticos acerca de la cuestión del Partido Agrario y el "anarcosindicalismo” se agudizó durante el per1odo posterior al Tercer Congreso. Las posiciones se volvieron más radicales y sectarias de una y otra parte. Patria Roja, un órgano maoísta, caracterizaba la política del Comité Ejecutivo y la Comisión Política de la siguiente manera:

El creciente sectarismo de algunos dirigentes de la organización, que se expresa en los permanentes ataques contra las organizaciones revolucionarias, ataques que poco se parecen a un debate en torno a diferencias políticas e ideológicas pues se han convertido simple y llanamente, en lucha contra “los grupos” (organizaciones políticas revolucionarias). La mayoría de los compañeros que han caído en tan sectarias posiciones lo hacen inconscientemente… Este sectarismo ciego no conduce, ciertamente, a politizar las bases campesinas y a llevar la política revolucionaria del proletariado a su seno. Por el contrario, fomenta el apoliticismo y afianza las posiciones atrasadas.24

Nos parece, sin embargo, que la responsabilidad mayor por el surgimiento de esa situación, recae en los grupos y partidos de izquierda que fueron los que, por lo menos en Córdoba y Sucre, iniciaron la macartización y persecución política de los dirigentes campesinos independientes, así como de los intelectuales que participaron en el proceso. Hay que buscar la explicación del surgimiento de este tipo de "trabajo político”, en el carácter de estos partidos y en su particular interpretación de la concepción bolchevique respecto de la construcción del partido. Lo que buscaban esos grupos políticos era fundamentalmente controlar la organización campesina e impartir la línea política. Se trataba, en la terminología de Teodor Shanin, de "acción política guiada” por parte de un grupo o movimiento "externo” al campesinado:

23 Entrevista con Orlando Fals Borda. Revista Alternativa No. 16, septiembre 16 a 29, 1974, Bogotá, p. 9. 24 A un año del Tercer Congreso de ANUC. Patria Roja No. 1, septiembre de 1975, pp. 1-6. Citado por Bagley y Botero, Ibid.

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The common factor found in all these very different movements is the existence of a closely-knit group of activists, having its own impetus, specific organisational structure, aims and leadership - a group for which the peasantry is an object of leadership or manipulation. The peasantry, in this case, may be “used” (i.e. delibe-rately tricked into some action alien to its own interests) or “led to achieve its own aims”: yet, the very definition of “aims” is in the hands of qualitatively distinct leaders. The peasants interests and attitudes are only one of the factors to be taken into account by them.25

Los dirigentes campesinos del Comité Ejecutivo, durante el Tercer Congreso y el periodo siguiente, se dedicaron a combatir y defenderse de la oposición de los grupos políticos, ac-tivos tanto dentro como fuera de la ANUC. Pero también surgió una oposición interna en el movimiento, promovida, no tanto por la influencia de los grupos políticos, como por la misma composición de clase de la organización campesina. Esta, como se puede deducir del origen mismo de la organización, siempre fue heterogénea, y la ANUC, por otro lado, nunca com-prendió a todos los hombres de trabajo del campo colombiano. Este hecho fue apenas una consecuencia de las relaciones de producción predominantes y las circunstancias particulares que caracterizaron la formación de la organización. Obviamente se puede discutir si es posible, o siquiera deseable, aspirar a tener una sola organización representando a todos los trabajadores del campo; al respecto, los dirigentes del Comité Ejecutivo indican algunos problemas en la entrevista anteriormente citada:

En primer lugar la ANUC en su origen organizaba a medianos y pequeños propietarios. No a los obreros agrícolas, que no son “usuarios” de los servicios del Estado. Pero al desarrollarse, y con la radicalización de vastos sectores de campesinos sin tierra (como es el caso de Sucre), se iniciaron luchas por recuperación de tierras y otras reivindicaciones. En otros lugares la radicalización es mas difícil porque se trata se jornaleros transeúntes (café en Caldas, algodón en el Cesar, arroz en el Huila). Y donde hay concentración de capitalistas y por tanto concentración de la represión. Ahí hay ejército movilizado para controlar a las organizaciones populares.26

No obstante, después del Tercer Congreso se produjo un debate interne en torno alas políticas de la ANUC con relación a los grupos del campesinado que estaban representados la organización. Se trataba principalmente de las que reflejaban los intereses de los pequeños y medianos propietarios (créditos, mercadeo, mejoras infraestructurales) por un lado, y, por otro, los intereses de otro grupo: el campesinado sin tierra (luchas por la recuperación de las tierras). Los intereses de estos grupos no son obviamente antagónicos o mutuamente excluyentes, sino que tienen más bien un carácter complementario, especialmente a largo plazo. A corto plazo y para la formulación de políticas inmediatas pueden surgir conflictos entre los diferentes grupos. Orlando Fals Borda, en la entrevista citada anteriormente, toca este tema e indica dónde hay que poner el énfasis en el desarrollo de la política y las acciones del movimiento campesino, cuando dice: “la experiencia y la observación han indicado que son los jornaleros y las gentes sin tierras los que han sido más combativos en la ANUC, especialmente en las regiones donde el capitalismo comienza a arraigarse … Pero la experiencia también ha enseñado que los pe- 25 Teodor Shanin: Peasantry as a political factor. En Shanin (ed.) Peasants and peasant societies. Penguin Books, Harmondsworth 1971, p. 257. 26 Entrevista con el Comité Ejecutivo de la ANUC. En la revista Alternativa No. 14, 20 de agosto 1974, Bogotá, p. 17.

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queños y medianos propietarios pueden alinearse con el proletariado agrícola. En la medida en que la ANUC plantee reivindicaciones a estos sectores de clase, éstos lucharán al lado de los jornaleros”. La oposición interna de la ANUC iba dirigida contra el Comité Ejecutivo y la Comisión Política y criticaba tanto la línea política, el ”anarco-gremialismo”, como el manejo de las fi-nanzas y el aparato burocrático del movimiento:

En el fondo sucede que el DRI, al menos teóricamente, esta dirigido a satisfacer las reivindicaciones que la Comisión Política le esta planteando a la ANUC (crédito, asistencia técnica), desde que se abandonó realmente la lucha por la tierra. Esas son consignas que, alejadas de la lucha por la tierra, sólo le sirven al campesinado rico y a las capas del campesinado medio que el gobierno quiere ablandar enriqueciéndolas. Porque reivindico el carácter gremial de la ANUC, cuya dirección fue asaltada por un grupo para atacar políticamente a la izquierda. Porque rechazo la posición triunfalista sobre unas luchas que hace rato no se dan, porque no se promueven. No se promueven reuniones, ni análisis de los problemas, ni programas de lucha. La ANUC esta en reflujo, no sólo por la vasta represión en los campos sino porque su dirección ha preferido abandonar estas tareas, en aras de la macartización a los revolucionarios. Además, porque se ha subordinado la lucha por la tierra a la lucha por el crédito y porque no se impulsa la alianza con el proletariado agrícola, sector decisivo para las luchas campesinas. La dirección de ANUC se ha convertido en una secta que quiere vivir de las glorias pasadas. Mientras tanto, la represión se ha convertido en un verdadero reto para el movimiento campesino y para todo el movimiento revolucionario.27

El Comité Ejecutivo, a través de su control sobre una gran parte del financiamiento externo, había logrado crear un importante aparato burocrático compuesto de activistas y promotores de la organización, a nivel nacional y regional. Este aparato se utilizó para promover la política y la posición del Comité Ejecutivo ante las críticas de varias de las Asociaciones Regionales. En páginas siguientes veremos algunas de las expresiones de ese proceso en los departamentos de Córdoba y Sucre. Durante aquel periodo, el trabajo político del Comité Ejecutivo adquirió ciertos rasgos personalistas, caudillescos y clientelistas (ver la siguiente página), tan característicos de la política colombiana en general. Respecto a esos fenómenos, uno de los exponentes de la crítica interna de la ANUC, Víctor Félix Pastrana, anota:

Personalmente, critico el hecho de que las finanzas se estén utilizando como arma política para fortalecer los intereses del grupo de la Comisión Y para tratar de bloquear el trabajo de las regionales de ANUC que no comparten sus concepciones y sus métodos de trabajo. Un caso concreto, ampliamente denunciado ya, es el de nuestra regional de Caquetá. Por otra parte, las finanzas no tienen ningún control, además de que empieza a crearse la mentalidad de que sin los dineros del Ejecutivo no se puede pelear.

27 Entrevista con Víctor Félix Pastrana, dirigente de la Junta Nacional e Intendencial-Caquetá, de la ANUC. En Alternativa No. 62, diciembre 1 al 7 de 1975.

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Cuando no puede responderse con argumentos, se apela a medidas tan desesperadas como la de “destituir” a la gente, violando todos los procedimientos legales y hasta apelando a la fuerza bruta. Esa destitución (la del dirigente Pastrana de las Juntas Nacional e Intendencial del Caquetá. a.a.) ni es representativa, ni emana de la instancia que le corresponde. Es un ardid del grupo de Cuéllar y Gamboa para impedir que yo presida el Comité Ejecutivo y el próximo Congreso de ANUC. Porque se sabe que en esas condiciones ya no se puede seguir manipulando.

Usted sabe que en el Caquetá acaban de realizarse dos asambleas simultáneas. Una, organizada por la Intendencial y un llamado Congreso extraordinario montado por el Ejecutivo con amigos traídos de todo el país. Se tomaron nuestra Asamblea, nos violentaron y, al final, nuestros 249 delegados plenos se retiraron para evitar una tragedia. Entonces ellos, 50 personas que no son de Caquetá, 50 maestros y estudiantes de Valparaíso, y 60 campesinos, decidieron ”destituirme” de la dirección en 1a Intendencia y de la Junta Nacional.28

Se hace necesario recordar en este contexto que la ANUC, a partir de 1973, experimentó un crecimiento rápido de las medidas represivas del gobierno, a la vez que se hacía sentir la heterogeneidad de la organización de un modo más agudo que durante los primeros años de auge y efervescencia de 1a lucha campesina. Estos factores explican hasta cierto punto el afán de centralización del Comité Ejecutivo y, también, el surgimiento de 1a discusión y posterior fundación de un “Partido Agrario”. No se justifican, sin embargo, las prácticas políticas del Comité Ejecutivo durante el período posterior al Tercer Congreso, que se expresaron en un control cerrado de los recursos exc1uyendo a las bases campesinas, y la creación, basada en estos mismos recursos, de un aparato clientelista29 de apoyo a1 mismo Comité Ejecutivo. Estas prácticas confirman las denuncias hechas por Víctor Félix Pastrana, en una entrevista, y son corroboradas todavía más por la forma como preparó el Comité Ejecutivo el Cuarto Congreso de la ANUC en Tomala, Sucre, en 1976:

Después del 3er Congreso, tanto el Comité Ejecutivo como los sectores ML se dedicaron a organizar a sus clientes para dar el debate interno. En el Cuarto Congreso, en Tomala (Sucre) el Comité Ejecutivo financió y transportó a sus adherentes, mientras la oposición tuvo grandes dificultades para trasladarse al lugar de reunión. El resultado fue un Congreso altamente manipulado, que respaldó al Comité Ejecutivo y silenció la oposición.30

Posteriormente se dio una serie de nuevas divisiones y reagrupaciones de diferentes sectores dentro de la ANUC. En cuanto al Comité Ejecutivo, este protocolizó su bancarrota política como organización popular (en ese momento, el Comité Ejecutivo tenia una base muy estrecha entre el campesinado y funcionaba sobre todo como un aparato burocrático, manejando la financiación externa que aun llegaba al movimiento campesino), con la remisión de cartas publicas al Ministerio de Defensa y a la Dirección Nacional Liberal, en las

28 Entrevista con Víctor Félix Pastrana. Ibid. 29 Expresión que caracteriza la relación de dependencia política y/o económica entre “patrón” y “cliente”. En los estudios campesinos ha sido usada entre otros por Teodor Shanin. En Colombia se usa con una connotación peyorativa con relación a la política de los partidos tradicionales, los caciques y gamonales. “Seguidores convencidos” por medio de la dominación política y/o económica. 30 Alejandro Reyes Posada: El Movimiento campesino en 1980. CINEP, Bogotá 1981, p. 2, manuscrito.

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que pedía la protección del gobierno y las Fuerzas Armadas para la ANUC y la represión contra otras fuerzas de izquierda.31

31 Carta del Comité Ejecutivo de la ANUC al Ministro de Defensa, publicada en El Tiempo de 28 de julio de 1980.

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3. El proceso político de la ANUC en la región que comprende Córdoba y Sucre 3.1. Inicio de la ANUC en la región de Córdoba y Sucre En Córdoba, la ANUC comenzó su acción dentro del contexto de la organización campesina para la Reforma Agraria durante la administración de Lleras Restrepo, apoyada por tanto por este gobierno. Durante la administración siguiente de Pastrana Borrero, se radicalizó la ANUC y el rompimiento definitivo con el gobierno se protocolizó durante el Segundo Congreso de la ANUC en Sincelejo, julio de 1972. Ya antes de aquel Congreso, en Córdoba se había dado un debate político dentro de 14 organización regional, cuyo resultado fue el desplazamiento de los dirigentes campesinos adictos al gobierno y su sustitución por dirigentes nuevos surgidos en los primeros años lucha de la organización. Este grupo de dirigentes comenzó a trabajar y colaborar con La Rosca cuando esta inició sus actividades de investigación-acción en la Costa. Otro de los principales protagonistas del proceso político del movimiento campesino en esa región fue el Partido Comunista de Colombia marxista-leninista. El PCml inició su trabajo político dentro del movimiento campesino prácticamente desde el comienzo de este a nivel regional, ejerciendo influencia sobre la ANUC en ciertos sectores del departamento. 3.2. Las diferencias organizativas y políticas entre el PCml, la Rosca y la ANUC Es importante destacar, desde un principio, las diferencias en el carácter de estas organizaciones, ya que las mismas constituyen un factor explicativo fundamental para el análisis de los conflictos que surgieron posteriormente en las relaciones entre las organizaciones. La Rosca era un grupo de intelectuales independientes de izquierda sin un programa político definido, pero con ambición de realizar investigaciones sociales que tuvieran resultados prácticos y políticos directos. La ANUC pudiera calificarse de organización sindical de izquierda, una organización de masas, pero con una orientación política independiente de las diferentes posiciones de izquierda existentes en Colombia. Otro factor importante es que la ANUC, durante la época que analizamos, se constituyó en la organización de masas más grande y combativa del país. El PCml, en cambio, era un partido político moldeado en una concepción leninista, fuerte y elitista, que se consideraba vanguardia de la revolución. Era un partido sectario y dogmático que buscaba ampliar e intensificar sistemáticamente su influencia y su control sobre todo el espacio político existente en el área de sus actividades. En sus planteamientos estratégicos y tácticos, el partido daba prioridad al trabajo político dentro del campesinado, considerado - en un esquema maoísta - el grupo clave para desarrollar la revolución en Colombia. El PCml buscaba adquirir, por lo tanto, el monopolio político en general, pero, en particular, un monopolio político sobre la organización campesina.

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Como se ve, los puntos de partida de las tres organizaciones eran totalmente diferentes al comenzar el proceso de movilización campesina en la región. La posición más débil era sin duda la de La Rosca, que llegó a la zona después de iniciado el proceso, con buenas intenciones de ayudar en la aceleración del proceso de movilización campesina y la lucha por la tierra, por medio de la investigación-acción, pero sin un programa político definido, lo cual significó que la organización se encontraba asimismo más indefensa ante los posibles ataques políticos. La ANUC, por el contrario, se encontraba en una situación totalmente diferente. Nadie podía cuestionar la posición del movimiento como autentico representante de las capas más pobres del campesinado de Córdoba y de Colombia en general. Lo que 51 se podía cuestionar y efectivamente se lo hizo, en un momento determinado, era la capacidad política de los diri-gentes de la asociación para orientar de una manera Correcta la lucha política y gremial de los campesinos. El PCml resultaba también una organización claramente definida. Un partido político con un programa determinado y con métodos de trabajo político definidos. Los dirigentes y militantes del partido se definieron de una manera aún más corta y tajante como “la vanguardia de la revolución y del proletariado en Colombia”. 3.3. Las relaciones de La Rosca y el PCml con el movimiento campesino en Sucre y Córdoba Cuando La Rosca llegó a Córdoba (marzo de 1972), el investigador estableció contactos con el nuevo grupo de dirigentes departamentales de la ANUC. Esta relación se iba reforzando con el tiempo y se desarrolló hasta un punto tal que se definió como el grupo “Falsista” dentro del movimiento campesino. En ese momento, ese grupo de dirigentes representaba a la mayoría del movimiento campesino de Córdoba. Tanto los dirigentes campesinos como el investigador de La Rosca32 estiman que representaban por los menos al 75% de los campesinos organizados del departamento. En el municipio de Montería solamente, había alrededor de 30 a 40 Comités Veredales que seguían las orientaciones de los dirigentes “Falsistas”. Existía un cierto vació ideológico en el movimiento campesino, cuyos dirigentes, para no hablar de las bases, carecían de una formación política e ideológica más avanzada, lo que se explica por el carácter mismo del proceso de desarrollo del movimiento campesino. Esa situación facilitó la vinculación del PCml al trabajo de organización de los campesinos llevado a cabo por la ANUC. Las actividades del PCml en Córdoba y Sucre se habían limitado tradicionalmente a ciertas actividades sindicales urbanas. Su trabajo político de masas en las zonas rurales, la inició el PCml por medio de la vinculación al movimiento campesino principalmente. Ciertos rasgos en la política del PCml: el ultra izquierdismo, el militarismo, la apología de cómo un prerrequisito para la toma de conciencia revolucionaria pero, fundamentalmente, la aspiración a monopolizar la dirección política del movimiento campesino, eran elementos que determinarían el surgimiento de conflictos y contradicciones en las relaciones con la ANUC.

32 El sociólogo colombiano Orlando Fals Borda.

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Uno de los dirigentes campesinos de la ANUC-Córdoba nos contó respecto al trabajo de los grupos políticos de izquierda en general y del PCml en particular:

Bueno, los grupos políticos en el campo, ellos comenzaron a coger su grupito, su pequeño coco. Entonces, su pequeño coco, comenzaron a inyectarlo, a envenenarlo. Conque no se hacía una política clara, sino una política de envenenamiento. Lo que decían los del PCml era que la organización (ANUC) era una cosa gremialista. Que eso no iba a ninguna parte. Que eso era patrocinado por el gobierno y que la verdadera idea era lo de ellos.

El Bloque Socialista también se presentaba con lo mismo. El mismo tiro diciendo que no, que la organización (ANUC) era una cosa campesinista. Que de ninguna forma podría aceptarse la organización como revolucionaria, sino que ellos eran los revolucionarios y nosotros éramos gremialistas. Nosotros teníamos que explicar al campesino que cuando hablábamos de gremio era cuando comenzábamos en un comité sencillo, a hacer la primera visita, segunda visita, pero después no. Después ya se convertiría en política.33

Las contradicciones y el conflicto entre la ANUC-Córdoba y el PCml fueron gestándose ya durante la primera mitad del año de 1974, después de un largo tiempo de consolidación y desarrollo del movimiento campesino que, durante los años de 1971 y 1972, había significado que el movimiento campesino de la Costa Atlántica - y particularmente las Asociaciones de los departamentos de Córdoba y Sucre - se constituyeran en la vanguardia de la ANUC a nivel nacional. Una de las primeras anotaciones sobre las contradicciones data de abril de 1974 y se encuentra en las Memorias de un dirigente campesino. Se relaciona con la reestructuración de la directiva de la Asociación Municipal de Chinú en Córdoba, durante la cual se efectuaron dos manifestaciones, que en ese pequeño pueblo contaron con 350 y 780 participantes respectivamente. El representante de la Asociación Departamental que tuvo a su cargo el trabajo de organización campesina en Chinú, anota respecto a las contradicciones entre la ANUC y los grupos políticos:

Durante todo este tiempo me tocó trabajar en Chinú; cuando la organización se mantuvo bajo mi asesoría no aparecen contradicciones en el seno de la organización, sino con las del enemigo principal, pero apenas penetran algunos dirigentes de la izquierda en el seno de la organización, y por su sectarismo empiezan a presentarse contradicciones internas de tipo político que dejan al enemigo de clase a un lado.34

En el departamento vecino de Sucre se presenta el mismo fenómeno un poco antes que en Córdoba:

Hay un problema de tipo interno que repercute muy negativamente. A partir del Paro Tabacalero del 73, la unidad que había en el movimiento campesino empieza a res-quebrajarse en la medida en que se van presentando algunas organizaciones políticas que pretenden diluir el movimiento campesino. Pretenden vanagloriarse como las campeonas del movimiento y como las personas que habían hecho todo el movimiento campesino.

33 Entrevista con un dirigente campesino de la ANUC-Córdoba, Montería, febrero de 1980. 34 Moisés Banquett: Memorias de un dirigente campesino. Punta de Lanza, Bogotá s/f, pp. 84-85, manuscrito.

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En el año 73 se notan las primeras contradicciones en ese Paro Tabacalero35. Los sectores del PCml empiezan a realizar una tare a que fue muy negativa, nefasta hasta la muerte, y fue precisamente la de atacar y macartizar a aquellos compañeros dirigentes de masas que no se querían alinear. Mucha gente muy respetada y una gente muy versada, que sabía trabajar… esa situación se va reproduciendo, incluso esos dirigentes de la ANUC no alineados en ese momento, también aprenden esos métodos sectarios de macartización y responden con una política de atacar alas organizaciones políticas. Incluso se asumen algunas posiciones reaccionarias en determinado momento, como era la de rechazar las organizaciones políticas en las veredas donde ellas tenían influencias.36

En Córdoba, los ataques contra La Rosca y el grupo de dirigentes campesinos “Falsistas” y “Orlandistas” habían tenido un carácter velado durante la primera parte del año de 1974, de igual modo cómo acaeció en el caso de la Fundación del Caribe. Algún tiempo antes del Tercer Congreso de la ANUC (de 31 de agosto al 3 de septiembre), estos ataques se convirtieron en un conflicto abierto. Como hemos mencionado ya, La Rosca o el llamado “Falsismo” tenia un carácter más indefinido políticamente hablando. En que consistió entonces el “Falsismo”, tan duramente combatido por el PCml? El “Falsismo” representó, en un momento dado, a la gran mayoría del movimiento campesino en Córdoba e incluyó una forma de trabajo político particular, que se diferenció tanto del estilo tradicional de los grupos de izquierda en Colombia, como del de los partidos tradicionales. Dentro de estos métodos de trabajo se incluyen las investigaciones sobre la realidad concreta regional, la recuperación de la tradición histórica de las luchas sociales de la región y la aplicación de nuevas formas de divulgación y devolución de esos conocimientos a las bases campesinas, así como a la organización de la Fundación del Caribe.37 Como hemos podido constatar, los métodos de trabajo de La Rosca y, por lo tanto, del “Falsismo”, se diferenciaron radicalmente de los empleados por el PCml. Estas diferencias de concepciones se reflejan también claramente en la forma de organización campesina para la explotación de las tierras recuperadas, planteada por La Rosca y los dirigentes campesinos “Falsistas”. Por parte de La Rosca, una forma de evitar el conflicto con el PCml hubiera podido ser subordinarse al partido. Este tipo de solución no fue considerado aceptable por La Rosca, pensamos nosotros que con mucha razón si se toman en cuenta las características de aquel partido en particular.

Para La Rosca, y en ese momento para mí, no había otra alternativa que hacer espontaneismo, o sea, ser francotiradores en el sentido político. Porque ninguno de los grupos políticos de izquierda en ese momento, respetaban ni hacían la investigación. La investigación científica parecía ser algo secundario, inclusive reaccionario y contrarrevolucionario. Lo importante para los otros era la acción, la guerrilla, la toma del poder. Investigar, ¿para que? Por esto no había ningún sitio al cual el investigador podía acogerse, es decir, que perteneciera a un partido político, a un grupo donde lo

35 Para más detalles acerca del Para Tabacalero, ver Alejandro Reyes Posada: Latifundio y Poder Político, La Hacienda ganadera en Sucre. Editorial CINEP, Bogotá 1978, pp. 170-172. 36 Entrevista con un exmilitante del PCml en Sucre. Bogotá, agosto de 1900. 37 Fundación de investigación-acción regional del departamento de Córdoba establecida por La Rosca y afiliada a esta.

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respetaran como intelectual..., entonces el investigador está condicionado a la estructura política real del momento. Si no hay partidos políticos que estimulen, que respeten al investigador, cae uno indefectiblemente en el espontaneismo político si uno quiere hacer investigación, investigación comprometida con mas razón, una investigación que tenga efecto político. Los del ML inteligentemente empezaron a recoger esa experiencia, pero luego se quedaron cortos en su asimilación real como cuadros investigadores.38

El PCml de Córdoba acogió una buena parte de los trabajos de La Rosca y se benefició de los resultados de los mismos. Inclusive hubo colaboración entre La Rosca y el partido durante un primer período. Sin embargo, el carácter fuertemente dogmático del partido y su ambición de controlar y monopolizar la dirección política de las masas campesinas, hacía previsible e inevitable el conflicto con La Rosca y los sectores del movimiento campesino que se resistían al control político del partido. Careció de importancia que La Rosca se declarara independiente dentro del contexto de la izquierda y por lo tanto “neutral” en sus relaciones con los diferentes grupos de izquierda. Desde la perspectiva del PCml, la mera presencia del investigador, los métodos y el estilo de trabajo que empleaba, significaban una “crítica política” intolerable contra una praxis política dogmática como la representada por el PCml.

Yo creo que en el fondo no fue un ataque a mi persona como tal, sino que yo me puse de parte de una facción y a mí era mucho más fácil atacarme que a los compañeros campesinos disidentes; porque era un intelectual no cordobés y recién llegado, que además tenía todos los lastres de mi propia historia. Entonces era mucho más fácil atacarme a mí que a los dirigentes campesinos. Es decir, se les puso el blanco para que atacaran, y atacándome a mí debilitaban a todo un grupo o facción del movimiento campesino, y a un grupo o facción sumamente importante, porque era el grupo mayoritario, el que se impuso en las asambleas siempre y al que le llamaban los “Orlandistas”, los “Falsistas”.39

En el caso de La Rosca y los dirigentes campesinos “Falsistas” el PCml obraba de acuerdo con la misma lógica política que había guiado al partido en el caso de la Fundación del Caribe, o sea, tratar de conquistar el control político de la organización y, si eso se demostraba imposible, combatirla para destruirla. Creemos que el investigador de La Rosca tiene razón cuando supone que él se constituía apenas en un blanco para combatir a la facción del movimiento campesino de Córdoba que se negaba a someterse a la autoridad política del PCml; pero eso es apenas una parte de la explicación del conflicto entre aquellas organizaciones. 3.4. Dos concepciones diferentes de trabajo político y organización campesina El PCml, hasta cierto punto, tenía razón al considerar a La Rosca como un rival y competidor político por el control del movimiento campesino, porque La Rosca, en el fondo, representaba una alternativa de organización sindical-política y de acercamiento a las masas, diferente y opuesta al modelo representado por el partido maoísta. 38 Entrevista con Orlando Fals Borda. Bogotá, enero de 1980. 39 Entrevista con Orlando Fals Borda. Bogotá, enero de 1980.

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El modelo de organización campesina propuesto por La Rosca se refleja más claramente en la forma de asociación de los campesinos en los Baluartes de Autogestión Campesina. La misma idea de autogestión indica una concepción acerca de la organización, el poder y la democracia al interior de la organización sindical o del grupo campesino, diferente y hasta cierto punto antagónico a las correspondientes concepciones del PCml. Los baluartes - por sus mismas características de pequeños núcleos en los que se hallan condiciones reales de democracia por su tamaño y la coordinación entre pequeñas entidades de campesinos independientes y organizados que definen su propio futuro (dentro de las limitaciones impuestas por las relaciones de producción dominantes) - se constituyen en un fenómeno nuevo, difícil de encasillar en los tradicionales esquemas de organización aplicados por los partidos de izquierda. Este tipo de organización campesina se acerca más a la concepción de Chayanov sobre la producción y organización campesinas que a los análisis de Marx y Lenin. El mismo concepto de autogestión surgió por el conocimiento teórico que había tenido La Rosca de la experiencia yugoeslava en ese campo. Esta práctica política de La Rosca, implica por tanto una posición política aun cuando fuera inconsciente y no articulada en un programa explícito. La Rosca resultaba también criticando abiertamente ciertas tendencias y métodos de trabajo de la izquierda, al hablar del “establecimiento de nuevas formas de dependencia y neocolonialismo intelectual”, al tratar de “imponer una línea” o de enseñar una “doctrina correcta”.40 Aparte de esas contradicciones doctrinarias objetivas surge también otro problema con la presencia de un investigador o una organización como La Rosca. La misma concepción política de los dirigentes del partido político y su estilo de liderazgo, por un lado moldeado en un leninismo acentuado y, por otro, caracterizado por el tradicional caudillismo o gamona-lismo latinoamericano, lleva inmediatamente al conflicto por el poder político en sí. Además de que un conflicto tal surge a veces sin que existan razones objetivas expresadas en pro-gramas políticos o diferencias ideológicas, sino a causa de los intereses políticos creados de los dirigentes y por el manejo del poder dentro de una organización política o sindical. Un dirigente político o sindical formado en esa escuela, no puede permitir la presencia de un investigador independiente que cuestione críticamente los métodos y objetivos de los partidos políticos o las organizaciones sindicales de masas, a la vez que vaya creando nuevas formas de comunicación, organización y trabajo político. No tiene tanta importancia si esas formas de comunicación, organización y trabajo político se hayan mostrado en la practica eficientes, pues la prioridad es defender el poder político y los “intereses creados” de cierto dirigente o grupo político. En cuanto al rompimiento con La Rosca, uno de los exmilitantes del PCml afirma lo siguiente:

Se da el proceso de enfrentamientos y nosotros inmediatamente empezamos una campaña de macartización: “Eso eran cosas que corrompían a los campesinos y perjudicaban a los movimientos campesinos y que eran propiciados por la CIA”. Pero no teníamos pruebas evidentes. La contradicción mía no fue tanto por lo que se estaba haciendo, porque ya yo lo había hecho y sabía que eso era bueno, necesario. Lo que

40 Víctor D. Bonilla, Gonzalo Castillo, Orlando Fals Borda y otros: causa Popular, Ciencia Popular. Publicaciones de La Rosca, Bogotá 1972, pp. 26-27.

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me llevó a romper fue el problema de la lucha política. El problema del poder político. El problema de tener ascendencia en las masas.41

Podría considerarse la magnitud y la intensidad del conflicto entre La Rosca y el PCml como una especie de indicador o termómetro que midiera los resultados y la eficiencia del trabajo del investigador en un área de investigación-acción, porque para llegar a constituirse en un rival y competidor peligroso por el poder y la influencia dentro de una determinada organización de masas, el trabajo tiene que haber dado resultados y creado influencias y consecuencias. Otro factor que influye en la intensidad y el manejo del conflicto es la capacidad política del investigador, su conciencia de las fuerzas políticas que actúan, el análisis de las mismas y su habilidad para manejarlas. En cuanto a este último factor había una cierta “ingenuidad política” en La Rosca, lo que era simplemente natural, dado el carácter experimental y pionero de las actividades realizadas por la fundación. La luz que las experiencias de La Rosca ha podido arrojar sobre estos problemas es tal vez uno de los resultados más valiosos de sus trabajos de investigación-acción.

Yo no sentí que en esos momentos estaba haciendo una labor crítica dentro del marco político de la izquierda, que estaba contribuyendo positivamente a ella. Yo no tenía conciencia de eso, pero me parece importante, porque si se hacen estas cosas inconscientemente, ello quiere decir que el investigador tampoco tiene capacidad política. No sabe, no puede medir las consecuencias de lo que está haciendo.42

A juzgar por la intensidad de la acción del PCml en su conflicto con La Rosca y los “Falsistas” del movimiento campesino, tienen que haber sido importantes las actividades y la influencia de éstos. Desgraciadamente, los protagonistas del conflicto no lograron desarrollar un debate político serio y objetivo, sino que el enfrentamiento degeneró en una batalla sectaria, subjetiva y estéril, que en vez de aclarar problemas creaba el desconcierto entre las bases campesinas.

Nosotros siempre desafiábamos al ML para un debate ideológico, pero ese debate nunca se efectuó. Siempre nos reuníamos para tener un debate ideológico con el ML, pero eran tan anarquistas que se fomentaban problemas, se fomentaba bochinche y se terminaba el debate.43

No tenían… yo no sé… eran intelectuales y no tenían capacidad para el debate. Cuando ellos se veían perdidos, no iban entonces sino a lo personal. Ellos no hacían un debate de altura, un debate político que se les pedía. Yo pedía: “Por clemencia les pido un debate político, un debate de altura, un debate entre dirigentes serios, no un debate entre comadres”. Eso se les pedía a cada rato. Eso no lo hacían porque no tenían capacidad, y para quedar bien dentro de las masas, entonces lo uchaban a uno y no dejaban hablar. Es decir hacían sus pasquines ahí con el fin de que la gente quedara toda aturdida, pero no eran capaces de dar el debate debidamente.44

41 Entrevista con un exmilitante del PCml en Sucre. Bogotá, agosto de 1980. 42 Entrevista con Orlando Fals Borda. Bogotá, enero de 1980. 43 Entrevista con un dirigente campesino de la ANUC-Córdoba. Montería, febrero de 1980. 44 Entrevista con un dirigente campesino de la ANUC-Córdoba. Montería, febrero de 1980.

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Por las particularidades del contenido concreto del debate entre las facciones en pugna, y que caracterizamos antes, no nos parece importante hacer un análisis detenido del mismo. Basta anotar que La Rosca, los “Falsistas” y todo lo que representaban fueron calificados como instrumentos de la CIA que actuaban con la finalidad de dividir y aburguesar el movimiento campesino; que los baluartes eran islotes dentro del sistema capitalista, sin perspectivas de desarrollo real y con tendencia a “aburguesar” a los campesinos que los integraban, etc. La misma realidad y los acontecimientos posteriores al período de nuestro análisis, se han encargado de refutar esas acusaciones. 3.5. Los Baluartes de Autogestión Campesina Únicamente en la crítica que se hizo a los baluartes puede encontrarse una relación con la realidad regional, ya que esa critica - aunque fuera muy superficial, sin fundamentos teóricos y sin presentación de alternativas - contribuyó en algo para poner la atención en el problema de la articulación de los baluartes con el sistema capitalista dominante. Se consideró que los baluartes - con una estructura económica y social de corte socialista o comunitaria - no podían funcionar dentro de un estado y una estructura socioeconómica capitalistas. Ese era el argumento que usaba el PCml a nivel de dirigentes y bases campesinas. Sin embargo, de acuerdo a lo anteriormente expuesto en este capítulo, consideramos que la crítica a los baluartes se debía fundamentalmente a la pugna por el poder y control políticos, ya que la organización de los baluartes, como lo hemos visto, implicaba ciertas limitaciones y restricciones al espacio político del PCml. La crítica del PCml fue correcta en un aspecto. No se había analizado suficientemente la problemática económica de la articulación de los baluartes con el resto de la economía regional (y nacional), especialmente en lo referente al problema clave del mercadeo. Faltaban conocimientos y capacitación en gestión económica, administrativa y empresarial a todo nivel. Desde la misma Rosca hasta los dirigentes y bases campesinas. Esa situación, sin embargo, no demerita el intento, que respondió a la necesidad de solucionar un problema concreto, inmediato y urgente. Durante el trabajo de campo para este estudio, pudo observarse con nitidez otro fenómeno relacionado con el debate político.45 El interés y la importancia del debate ideológico disminuyen en la medida en que uno se acerca a la base (grupos políticos - dirigentes campesinos - bases campesinas, como por ejemplo los campesinos integrantes de los baluartes). Para las bases campesinas, lo importante y lo que da crédito ante sus ojos, es la solución de necesidades concretas y directamente sentidas. Muchos de los problemas ideológicos y políticos que se discuten con vehemencia a nivel de dirigentes y grupos políticos, se solucionan “automáticamente” o simplemente no existen a nivel de bases. De ahí la importancia de la investigación-acción concreta, regional, y el acercamiento a las bases del investigador o el dirigente político. Durante las entrevistas realizadas en los baluartes de Córdoba, dentro del marco de nuestra investigación, los campesinos que habían participado en el proceso tenían una opinión uná-

45 Anders Rudqvist: Notas de campo. Córdoba 1980-81.

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nimemente favorable alas actividades realizadas por La Rosca, mientras que la imagen de los grupos políticos que habían estado activos en la región se presentaba bastante borrosa e indefinida.46 3.6. La ANUC y La Rosca: el vacío del partido político La dinámica del proceso político y particularmente las consecuencias del enfrentamiento entre los dirigentes de la ANUC y el PCml, determinaron que un sector dentro de la ANUC buscara la creación de un partido político (el Comité Ejecutivo y la Comisión Política), como instrumento de mantenimiento del control sobre la asociación y de mayor eficiencia para combatir a los adversarios. En el caso de La Rosca se dieron también ciertas tendencias organizativas (reuniones de coordinación) que pudieran interpretarse como el germen de la creación de un partido. Esto y la creciente influencia de la Fundación del Caribe y La Rosca dentro del movimiento - ya existió de hecho una corriente “Falsista” en Córdoba - hicieron que el Comité Ejecutivo Nacional se considerase amenazado respecto de su control político sobre el movimiento, no solamente por el PCml sino también por La Rosca y los dirigentes “Falsistas”, y decidiese en consecuencia tomar medidas para proteger su posición. A mediados de 1974 llegaron a Córdoba dos representantes del Comité Ejecutivo para “reestructurar” las Asociaciones Departamental y Municipal de Montería, a objeto de reforzar la posición del Ejecutivo ante el Tercer Congreso que tendría lugar dos meses después. Estas asociaciones se encontraban controladas por dirigentes “Falsistas” o la “Vieja Guardia” y la “reestructuración”, en realidad, significó reemplazar la “Vieja Guardia” por una “Nueva Guardia” adicta al Comité Ejecutivo. Así, los dirigentes “Falsistas” y La Rosca se encontraron bajo fuego cruzado tanto del PCml como del Comité Ejecutivo. Los representantes del Comité Ejecutivo en Córdoba se dedicaron a una campaña de desprestigio en contra de la “Vieja Guardia”, usando los mismos argumentos y métodos que anteriormente habían sido usados por el PCml (representantes de la CIA, el imperialismo, etc.). Combatieron a la vez al PCml, que fue calificado como un partido extremoizquierdista. El PCml contraatacó a su vez al Comité Ejecutivo, argumentando que era “campesinista y anarcogremialista”, ya que estaba organizando un Partido Agrario. Lo último resultó correcto, pues de los intentos de organización partidista del Comité Ejecutivo salió en 1975 el partido Organización Revolucionaria del Pueblo (ORP). Todas esas contradicciones se reforzaron y agudizaron durante el Tercer Congreso Campesino en Bogotá y tuvieron fuertes repercusiones a nivel regional en Córdoba en los meses siguien-tes. Así se inició la división del movimiento campesino, a nivel nacional como regional. Hacia finales de septiembre de 1974 los dirigentes campesinos “Falsistas” se reunieron con el investigador, con objeto de buscar una estrategia para enfrentar los múltiples ataques de que eran objeto en aquel periodo.

Sí. Llegó un momento en que los ataques al “Falsismo”, al grupo “Falsista”, que era la mayoría del movimiento campesino, por reacción a los ataques, casi, casi, se

46 Ibid.

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constituye en un grupo político. Hubo una reunión en un metedero47 con esos líderes que me plantearon el problema. Me lo dijeron en secreto: “A nosotros nos están lla-mando ‘Falsistas’ todos los días, nos están insultando. Tenemos que organizarnos políticamente para contestarles”. Y fue, realmente, un embrión de un movimiento político. Pero lo interesante de este caso fue que los campesinos fueron los que me dijeron: “Usted venga a ver que hace, asuma la posición de liderazgo”. Pero yo no le jalé. Las alternativas que yo tenía me pusieron contra la pared. Me decían: “Usted se responsabiliza políticamente de esto que se está haciendo”. Entonces yo tuve que decidir: O me meto a político, o sigo siendo un intelectual crítico, investigador, etc., que es el principal papel que yo consideraba justificado vitalmente.48

Vemos por tanto cómo la dinámica de este proceso de conflictos y enfrentamientos entre los diferentes grupos activos dentro del movimiento campesino en Córdoba, induce y obliga a esos mismos grupos a buscar formas de organización política partidaria. Obviamente, el partido político no es la forma de organización adecuada para un movimiento de masas como la ANUC. Las tendencias a la organización partidista dentro del movimiento campesino, junto a los enfrentamientos que surgieron internamente entre el Comité Ejecutivo y las diferentes Asociaciones Departamentales y Municipales, así como con grupos políticos externos, contribuyeron a reforzar las inclinaciones del Comité Ejecutivo hacia practicas clientelistas49 en la dirección del movimiento, tal como lo hemos visto en párrafos anteriores de este trabajo. En el caso de La Rosca, tal como lo establece el mismo investigador, no consideramos que habría sido factible o aún deseable que el investigador asumiera el papel de dirigente político del movimiento campesino. Además, los dirigentes de los movimientos campesinos y obreros, deben ser campesinos u obreros, elevándose la perspectiva del nivel regional al nacional. A nivel nacional, la ANUC, después del Tercer Congreso, inició un proceso de divisiones y reflujo que redujo drásticamente su importancia como movimiento de masas y, por lo tanto, su papel como basamento de cualquier partido político. En la región de Córdoba, los dirigentes “Falsistas” o la “vieja guardia” ya habían sido desplazados del control del aparato administrativo y de dirección del movimiento regional: las Asociaciones Departamental y Municipal de Montería. La base para la creación de un partido político representando a ese sector del movimiento campesino, se encontraba por tanto en erosión progresiva. Debido alas particularidades del proceso conflictual en Córdoba, la intensidad de los ataques personales, determinó que el investigador tampoco hubiera podido constituirse en un factor aglutinante, significando por el contrario una nueva etapa en la escalada del conflicto. Sin embargo, la situación nos demuestra un dilema general y muy común de la investigación-acción: hasta dónde llega el compromiso del investigador, y cómo conciliar el papel de investigador con el de activista. En el caso de nuestro análisis, el investigador desistió, creemos que correctamente, de asumir el liderazgo político de un sector del campesinado de la ANUC en Córdoba y, a partir de la reunión con los dirigentes “Falsistas” en Montería hacia finales de septiembre de 1974, el investigador seguía yendo a Córdoba pero no vivía ya permanentemente en Montería, como lo

47 Tienda, restaurante o café popular. 48 Entrevista con Orlando Fals Borda. Bogotá, enero de 1980. 49 Para una descripción de los mecanismos de clientelismo político que operan en la Costa Atlántica, ver Alejandro Reyes Posada: Latifundio y Poder Político. Editorial CINEP, Bogotá 1978, p. 113.

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había hecho durante el tiempo anterior. En ese momento, también los baluartes perdieron el apoyo de la ANUC-Córdoba. Algunos de ellos fueron tomados por los diferentes sectores en los que se había dividido el movimiento campesino regional, mientras que otros fueron dejados prácticamente a su suerte por los nuevos dirigentes que controlaban el movimiento campesino a nivel regional. Esta política la impulsó y dictó el Comité Ejecutivo por consideraciones tácticas, a objeto de defender su posición Política dentro del movimiento campesino. Citas de la revista Alternativa y Alternativa del Pueblo demuestran el cambio abrupto y contradictorio en la posición del Comité Ejecutivo con referencia a los Baluartes de Autogestión Campesina. En vísperas del Tercer Congreso Nacional de la ANUC, el Comité Ejecutivo presentó la forma organizativa de los baluartes casi como una bandera de la ANUC, como la forma de organización de la producción campesina propiciada por el movimiento.

Nuestra política es la de autogestión campesina, de decisión de los propios campesinos sobre sus renglones de producción, de decisión de ellos mismos sobre el manejo de la organización comunitaria.50

Unos meses después, la dirección del movimiento cambió radicalmente de opinión y sostenía que:

… las tomas de tierra no se realizan con el fin de hacer “experimentos socialistas”; esto para diferenciarnos de la posición socialista utópica de Orlando Fals Borda.51

Consideramos eso como otro ejemplo que ilustra la peligrosa tendencia de dar primacía a consideraciones tácticas en defensa de las posiciones políticas y los intereses creados de los dirigentes, que señalamos y analizamos ya antes en relación al PCml y el Comité Ejecutivo de la ANUC. 3.7. El final de una coyuntura política . Como consecuencia del ambiente y la relación de fuerzas políticas reinantes en Córdoba durante esa nueva coyuntura, La Rosca se ve obligada a dar por terminadas sus actividades directas en la región, produciéndose el retiro del investigador en noviembre de 1974. Después siguió un largo periodo de reflujo en el movimiento campesino, acentuado por las nuevas políticas represivas del Estado. El reflujo a nivel nacional y regional fue generalizado y se acentuó asimismo por las progresivas divisiones tanto del movimiento campesino cuanto de las organizaciones políticas de izquierda. Sólo a partir de 1980 han podido observarse algunas tendencias y tentativas de reagrupación del movimiento campesino a nivel regional y nacional, impulsadas por el clamor de las bases campesinas, cuyas desmejoradas condiciones de vida las obligan a buscar salidas a su situación desesperante. 50 Entrevista con el Comité Ejecutivo de la ANUC (Froilán Rivera, Noel Montenegro, Antonio Poveda, Richard May, José Reyes Prado). En la revista Alternativa No. 14, 20 agosto de 1974, Bogotá, p. 16. 51 Comunicación de la ANUC al Comité Editorial de la revista Alternativa del Pueblo. No. 22-23, Bogotá, diciembre 15 a enero 15, 1974-75

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En ese contexto, es interesante observar las consecuencias sociales de la política económica de Colombia, nominalmente un país democrático, en comparación con las dictaduras militares del sur del continente latinoamericano. La política económica ha traído como consecuencia una acelerada concentración de capitales y de propiedad territorial, mientras que han empeo-rado, también de manera acelerada, las condiciones de la gran mayoría de la población:

... los salarios reales han caído en cerca del 6% en la última década mientras la productividad ha aumentado en cerca del 12% y la participación de los salarios en el ingreso nacional ha pasado de 44% a 35% en el mismo período.

En términos de nivel de vida, mientras en 1964 el 25% del total de la fuerza de trabajo urbana y el 25.4% de la rural estaban por debajo de la línea de extrema pobreza, porque éramos un país subdesarrollado. Ahora que somos un país de mediano desarrollo, estos porcentajes se han elevado, para 1973 a 50.7%, 43.4% y 67.5%, res-pectivamente. Calculándose que para 1975, el 43% de la población no alcanzaba el mínimo de subsistencia y que el 30.6% de la población total era considerada francamente indigente. Este porcentaje equivale a que 11.133.000 de personas estaban padeciendo hambre física. Es decir que en el breve lapso de diez años el país logró el nada envidiable record de duplicar la cantidad de población bajo la línea de extrema pobreza. También aquí el cambio en la posición relativa del país dentro del contexto latinoamericano y mundial puede tener alguna significación. Hoy tenemos un mayor porcentaje de población bajo la línea de pobreza que países francamente genocidas como Brasil, Chile y Argentina. Pasamos a ocupar, según la clasificación de CEPAL, el puesto 61 entre los 69 países que ostentan desigualdades “muy altas” en la distribución del ingreso… 52

A medida que las vías legales para mejorar la situación han sido cerradas para las grandes masas, entre otras causas por el Estatuto de Seguridad adoptado por el gobierno Turbay (1978-82), que recorta y restringe los derechos humanos y sindicales, se ha dado un avance y un reforzamiento de los mecanismos y las organizaciones de lucha popular ilegal, como las organizaciones guerrilleras por ejemplo. Nunca han avanzado y fortalecido tanto como en el momento actual. Las mismas condiciones de vida de las mayorías explotadas, sin embargo, imponen también la tarea de reestructuración y reagrupamiento de las fuerzas populares legales por medio de sus organizaciones, para poder impulsar de nuevo la movilización obrera y campesina. Para poder avanzar y superar etapas y situaciones pasadas es necesario tener en cuenta y aprender de las enseñanzas de las luchas realizadas. Esta es, fundamentalmente, la justificación del presente trabajo.

52 Jesús A. Bejarano: La intervención estatal en la economía: Anotaciones para un marco de referencia. Bogotá 1980, p. 2, mimeo.