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Parece que la triangulación de contratos a través de terceros, se convirtió en una modalidad recurrente en las entidades gubernamentales
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La Otra Triangulación: El Caso Semana
Por: Sergio Held (www.lahoradelaverdad.com.co) BOGOTA, Colombia. Tras las revelaciones de La Hora de la Verdad publicadas el pasado 31 de marzo, en las que se denunció la triangulación de los contratos del gobierno colombiano con los Emiratos Árabes Unidos a través de Tony Blair Associates, se hizo evidente una interesante figura de triangulación que permite al gobierno ocultar a terceros involucrados, como lo fueron en ese caso los Emiratos Árabes Unidos. Y parece que la triangulación de contratos a través de terceros, se convirtió en una modalidad recurrente en las entidades gubernamentales. El 24 de noviembre de 2014, el Ministerio de Justicia y del Derecho le solicitó a las Sociedad de Activos Especiales (SAE), sociedad que asumió las funciones de la extinta Dirección Nacional de Estupefacientes, entregarle de vuelta el edificio en el que la sociedad funcionaba en la calle 53 con carrera 13 en Bogotá. Según quedó constancia escrita, la entrega la debía realizar la SAE, entre el 15 y el 20 de enero de 2015, lo que daría suficiente tiempo a la sociedad de economía mixta, adscrita al Ministerio de Hacienda y Crédito Público, para encontrar una nueva sede. Sin embargo, un mes después las circunstancias para la SAE dieron un giro radical, a raíz de la negativa del contralor Edgardo Maya de renovar el contrato de arrendamiento de la sede principal de la Contraloría General de la República, por la polémica jurídica que éste había suscitado y que hoy tiene a la ex contralor Sandra Morelli respondiendo desde Roma a la justicia penal colombiana, ad portas de que se inicie el juicio en su contra. Y es que aunque el contralor Edgardo Maya tuvo 3 meses y 26 días, fue a último minuto cuando decidió que él y sus funcionarios no seguirían ejerciendo sus funciones desde la sede del Salitre. Al paso salió el gobierno y le ofreció a quien los fiscaliza, rápidas alternativas al para el traslado de los funcionarios de la contraloría a una sede del gobierno, pues quedarían, literalmente, tirados en la calle cuando comenzara el año 2015. Y parte de la solución ofrecida por el gobierno, radicaba en la sede de 6.472 metros cuadrados, ubicada en la calle 53 con carrera 13, en donde precisamente estaba la SAE. Así pues, para resolverle un problema al contralor, el gobierno se creó otro problema, que recayó sobre la SAE, sociedad que no dejó de hacer evidente su molestia con el Ministerio de Justicia por esta situación, advirtiendo la imposibilidad de entregar con premura las oficinas en donde 257 empleados trabajaban. Pero a pesar de las advertencias, el 26 de diciembre de 2014, el secretario general del Ministerio de Justicia, pidió acelerar la entrega: La SAE debía entregar el inmueble en un plazo de 3 días, es decir el 29 de diciembre a las 8 de la mañana, según se notificó a la
sociedad. Además, advirtió el Ministerio de Justicia a la SAE, que la premura obedecía a la necesidad de dar solución inmediata a la situación coyuntural de la Contraloría, a la que el gobierno le resolvería el problema de manera inmediata. La SAE ya sabía desde días atrás lo que se avecinaba. Lo que el gobierno no dijo, es que al resolver parcialmente el problema de oficinas de la Contraloría, creaba automáticamente otro problema, pero sería éste un problema que quizá no llegaría a los medios, hasta hoy. Curiosamente, dos días antes de la notificación del Ministerio de Justicia, una empresa de nombre Organik S.A., dedicada a la elaboración y comercialización de muebles institucionales, presentó una propuesta ante la SAE, sociedad adscrita al Ministerio de Hacienda, en la que ofrecía una solución de oficinas: Por algo más de $187 millones de pesos mensuales, le arrendaría a la SAE un bien inmueble, junto con los muebles de todos los puestos de trabajo para los 257 funcionarios de la sociedad.
El inmueble ofrecido, se ubica en la calle 93 b con carrera 13, a media cuadra del parque de la 93 en el norte de Bogotá, con un área construida de 4.041 metros cuadrados y pertenece a Publicaciones Semana S.A., casa editorial de la Revista Semana, publicación dirigida por el Alejandro Santos, sobrino del presidente de la República.
Sin vacilaciones, y en un término expedito, María Virginia Torres de Cristancho, gerente general de la SAE, haciendo uso de las facultades que el régimen de derecho privado le otorga a la sociedad de economía mixta del orden nacional, firmó el 29 de diciembre el millonario contrato que permitió a la SAE trastear su sede a la antigua sede de Semana, abrir espacio a la Contraloría en la calle 53, y por supuesto, beneficiar económicamente a Publicaciones Semana S.A., con un monto indeterminado, toda vez que del negocio entre la empresa editorial y Organik S.A., poco se puede conocer, por tratarse de un negocio entre privados.
Lo cierto es que, consultados agentes inmobiliarios con experiencia en oficinas en ese exclusivo sector de la capital, éstos afirman que el precio de arriendo, oscila entre los $50.000 pesos y los $55.000 pesos por metro cuadrado. Si en gracia de discusión, fuera el precio más bajo el pactado entre Publicaciones Semana S.A. y Organik S.A., por el arriendo del inmueble de 4.041 metros cuadrados en el Parque de la 93, se tendría un valor de arriendo de $202.050.000 de pesos, cifra que sobrepasa en al menos 15 millones el valor del contrato entre SAE S.A.S. y Organik S.A., lo que dejaría a la segunda generando pérdidas, que se deben sumar a la carga de los costos generados por el compromiso para dotar y mantener las oficinas de los encargados de administrar los bienes que han sido objeto de medidas de extinción de dominio en el país.