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La personalidad ¿paradigma o sistema? J. M. Prieto Universidad Complutense de Madrid Cuando en ambientes ajenos a la psicología, pero proclives a ella, se menciona el término «personalidad» es hora de echarse a temblar. Espe- cialmente porque quien errese momento tenga la palabra —sea médico, abogado, periodista o actor— se explayará a sus anchas por conceptos, ideas generales, tópicos y afirmaciones —incluso de cierta calidad litera- ria— que dejarán a sus oyentes estupefactos, si no confusos. Y es que, tratándose del temperamento, el carácter o la misma inteligencia, todas las lenguas vivas o muertas son ricas en matices, adjetivos y substantivos que permiten cualquier tipo de descripción, en superficie o en profundi- dad, de la persona humana. Algo similar suele acaecerle al estudiante medio de psicología cuan- do escucha en clase referencias a la teoría multidimensional y a los mo- delos multivariados en psicología. Suele atisbar relatos confusos en la- bios de bastantes profesores, por cuanto que éstos ni en su formación de otrora ni en las investigaciones o menesteres en curso han podido fami- liarizarse con los puntos cardinales del tema. Es más, cuando unos y otros recurren a las lecturas recomendadas se encuentran con muy esca- sos textos disponibles —a no ser los meramente divulgativos— en nuestra lengua. La comprensión de esas publicaciones suele ser dificul- tosa no ya por el contenido sino por las traducciones, llevadas a cabo por personas río habituadas a los tópicos tratados. Incluso, entre los ti- tulados en ejercicio, las citas a resultados o a diseños esbozados con esta perspectiva suelen provocar respuestas de evitación y distanciamiento. Este artículo intenta salir al paso de este desconcierto explicativo, pues a lo largo de sus párrafos se bosquejarán los ejes referenciales bási- cos. Por ello se soslayarán al máximo, premeditadamente, las nota- ciones algebraicas o las fórmulas estadísticas haciendo especial énfasis en los planteamientos lógicos y metodológicos inherentes a esta Teoría. Estudios de Psicología n.° 3-1980

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La personalidad¿paradigma o sistema?

J. M. PrietoUniversidad Complutense de Madrid

Cuando en ambientes ajenos a la psicología, pero proclives a ella, semenciona el término «personalidad» es hora de echarse a temblar. Espe-cialmente porque quien errese momento tenga la palabra —sea médico,abogado, periodista o actor— se explayará a sus anchas por conceptos,ideas generales, tópicos y afirmaciones —incluso de cierta calidad litera-ria— que dejarán a sus oyentes estupefactos, si no confusos. Y es que,tratándose del temperamento, el carácter o la misma inteligencia, todaslas lenguas vivas o muertas son ricas en matices, adjetivos y substantivosque permiten cualquier tipo de descripción, en superficie o en profundi-dad, de la persona humana.

Algo similar suele acaecerle al estudiante medio de psicología cuan-do escucha en clase referencias a la teoría multidimensional y a los mo-delos multivariados en psicología. Suele atisbar relatos confusos en la-bios de bastantes profesores, por cuanto que éstos ni en su formación deotrora ni en las investigaciones o menesteres en curso han podido fami-liarizarse con los puntos cardinales del tema. Es más, cuando unos yotros recurren a las lecturas recomendadas se encuentran con muy esca-sos textos disponibles —a no ser los meramente divulgativos— ennuestra lengua. La comprensión de esas publicaciones suele ser dificul-tosa no ya por el contenido sino por las traducciones, llevadas a cabopor personas río habituadas a los tópicos tratados. Incluso, entre los ti-tulados en ejercicio, las citas a resultados o a diseños esbozados con estaperspectiva suelen provocar respuestas de evitación y distanciamiento.

Este artículo intenta salir al paso de este desconcierto explicativo,pues a lo largo de sus párrafos se bosquejarán los ejes referenciales bási-cos. Por ello se soslayarán al máximo, premeditadamente, las nota-ciones algebraicas o las fórmulas estadísticas haciendo especial énfasisen los planteamientos lógicos y metodológicos inherentes a esta Teoría.

Estudios de Psicología n.° 3-1980

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98 Estudios1. LA PERSONALIDAD COMO

PARADIGMA

Entre los autores que han conectadocon la teoría multidimensional de la per-sonalidad en las décadas pasadas dos hansido las tendencias predominantes. Deuna parte quienes se han referido a la per-sonalidad en su acepción más amplia,equiparándola a todos los componentesque determinan la individualidad huma-na. De otra quienes la han captado en susentido más estricto, constriñéndose alcomportamiento temperamental y afecti-vo.

En las décadas de los cuarenta y cin-cuenta privó la segunda tendencia,mientras que en las últimas dos décadaslos trabajos y publicaciones han ido de-cantándose hacia el enfoque más alto,coincidiendo con desplazamientos haciael abordamiento multidimensional de lasmotivaciones, las necesidades impulsivasy los sentimientos. En esta época más re-ciente se han verificado y sintetizado re-sultados anteriores en el ámbito de las ap-titudes.

Dos han sido los puntos de mira que sehan fijado los pioneros (así como sus co-laboradores) que han optado por esta lí-nea teórico-experimental: unos hacia laestructura (intentando- identificar rasgos,características atributos) y otros hacia losprocesos de cambio que protagonizan laspersonas al aprender a vivir, madurar yrelacionarse.

De esta perspectiva, ¿qué se entiendepor personalidad?

La configuración —tanto dinámi-ca como estable— de los repertorios,estilos y predisposiciones comporta-mentales que, de un modo innato obien adquirido, desarrollan las perso-nas humanas en su interacción con larealidad y en función de las cuales esposible establecer un pronóstico res-pecto a la conducta vaticinable en uncontexto determinado. (1)

Merece la pena destacar dos términosde la definición que antecede: configura-ción y pronóstico.

Para determinar una cierta configura-ción consistente a través de la enorme va-riación de peculiaridades comportamen-tales que caracteriza el vivir humano, seprocura recoger el mayor volumen de da-tos disponibles recopilando autodescrip-ciones en cuestionarios, recabando infor-mes de personas cercanas a los sujetos, uobservando la conducta de los mismos encontextos y situaciones experimentalesbajo control. Este amplio espectro de in-formación es re-elaborado mediante pro-cedimientos estadísticos multivariados—utilizando ordenadores para facilitarlos cálculos— de suerte que se obtienenfactores independientes que resumen,condensando, la gama de variables quecomparten una dimensión unívoca que leses común, a manera de eje. Se les denomi-na rasgos —en su acepción más amplia—tales como extraversión-introversión, an-siedad-estabilidad emocional, indepen-dencia-sumisión, rigidez-flexibilidad,alto-bajo control social, inteligenciafuida inteligencia cristalizada, factor«g», motivación integrada o desintegra-da, etc... Estas dimensiones han mostra-do ser, casi todas ellas, bipolares, de suer-te que la normalidad estocástica se situa-ría en torno al punto medio del continuo.

Como estos rasgos evidencian una con-sistencia configuracional al operar conmuestras distintas, tanto de variables co-mo de sujetos, así como una cierta reinci-dencia transcultural, cabe considerarloscomo parámetros de la personalidad, porlo que es posible establecer pronósticoscomportamentales ajenos al ámbito de larecogida de datos. Con esto se consiguendos metas: una intrínseca (más ampliacomprensión de los aspectos conductualesimplicados en cada dimensión) y otra ex-trínseca (establecer hipótesis verificablesrespecto al comportamiento diagnosti-cable en esferas determinadas de la

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Estudios 99clínica, la industria, la escuela, las pri-siones, las toxicomanías, los resultadosterapéuticos, la prevención de la subnor-malidad, etc.)

Este enfoque no es determinista por-que, aunque utiliza los modelos linealesde predicción, deja la puerta abierta a laincidencia de lo imprevisible, lo espontá-neo o lo peculiar (bajo el epígrafe de fac-tor único, factor específico). Además elespecialista puede tener en mente el mar-gen de error inherente a sus cálculos, co-mo acaece en otros ámbitos científico-po-sitivos.

Abordada y entendida en este sentido lapersonalidad humana, ¿qué justifica laafirmación de que «es un paradigma» (2)?Son varias las razones que lo avalan:

1. Su aseveración es compartida porel saber de todas las épocas y culturas, ha-ciéndose referencia a ella bajo múltiplesdenominaciones en numerosos textos clá-sicos, sean filosóficos o literarios, y refle-jándose ésto en la profusión de vocablosque la insinúan y comentan a través delhabla.

2. Su alusión ha sido tópico obligadoen prácticamente todos los antiguos psi-cólogos racionales así como en gran partede los actuales, sean experimentales o di-námicos.

3. Su constatación viene afincada des-de distintas perspectivas, según pone derelieve una revisión somera de textos depsicología con orientación reflexológica,conductista, psicoanalítica, personalísti-ca, teoría de campo, etc... Igualmentehan desembocado en ella frecuentes tra-bajos realizados mediante cualquiera delos tres métodos independientes (fisiológi-co, clínico y observacional-experimental)que han abonado el avance de la psicologíacomo ciencia. Las llamadas psicologíascognitivas la han dejado de lado (aunquemencionando las capacidades intelec-tuales o los talantes afectivos) y única-mente ciertos autores conductistas estric-

tos han procedido taxativamente a negarla vigencia de su identificación.

4. Su asimilación permite resolverproblemas que, sin su incorporación, re-sultan confusos, solventándose así ciertosenigmas experimentales. Han sido sobretodo los trabajos de H. J. Eysenck (3) ycolaboradores quienes, al incorporar lasdimensiones diferenciadoras de la perso-nalidad en estudios sobre aprendizaje,percepción, memoria, condicionamiento,etc... constataron un esclarecimiento sig-nificativo y coherente en los resultados,en función de los distintos perfiles en per-sonalidad. Conviene subrayar a este res-pecto sus apreciaciones concerniendo altipo de respuesta discriminativa entreintrovertidos y extravertidos al someterlosa tratamiento con drogas estimulantes odepresoras, a pruebas de tolerancia al do-lor, privación sensorial, cansancio y fati-ga. Otro tanto ocurrió cuando se contro-laron los perfiles motivacionales y tempe-ramentales —además de los aptitudina-les— en experimentos de aprendizaje yrendimiento.

5. Su enunciación abre la vía a gene-ralizaciones simbólicas así como a solu-ciones ejemplares, tanto en psicologíateórica como en la aplicada. En esta líneaapuntan resultados concretos en el hori-zonte del éxito en la terapia, rendimientoescolar o laboral, comprensión de los pro-cesos de aprendizaje y maduración, esti-los cognitivos y capacidad de resoluciónde problemas prácticos así como en el ma-nido tema de la creatividad.

2. AXIOMAS QUE SUSTENTANLA INVESTIGACION

Aunque nunca han sido enunciadas demodo explícito, se cuenta con una serie deafirmaciones básicas que fijan el marcode referencia al que se ciñen quienes in-vestigan en esta esfera de la personalidad:

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100 Estudios1. La personalidad existe y puede ser

objeto de estudio

Cuando se dice «la personalidad existe»el término existir es entendido como mero«estar ahí», compareciendo; se apela,pues, a denotaciones exclusivamente em-píricas, como cuando se afirma genérica-mente «la electricidad existe». Su realidadparadigmática es simplemente designada,como cuando se habla de la «duración»en cuanto fenómeno. Al apuntar hacia es-ta «personalidad que existe» como objetode estudio se la asigna una cierta factici-dad manifiesta, desprendiéndola de con-notaciones de corte meta-teórico comopudieran ser las implícitas,. por ejemplo,en el concepto de bondad. Igualmente sesoslaya el hábito psicoanalítico de teori-zar en torno 'a la personalidad mediantedigresiones divagatorias o extrapola-ciones (a partir de casuísticas no represen-tativas) desde el sillón.

2. Es viable abordar el estudio de lapersonalidad mediante enfoques cuantita-tivos

Al procurar un tratamiento cuantitati-vo de la personalidad se produce un de-cantamiento coherente hacia el enfoquenomotético ya que se propugna la diluci-dación de las peculiaridades individualesbuscando las coincidencias en torno a ejeso normas que les sean comunes. No se tra-ta de buscar datos fortuitamente o sinsentido premeditado. Se postula una psi-cología científica de la personalidad queavance a través de generalizaciones, com-paraciones, contraste de relaciones y esti-maciones comparativas de los sucesivosparámetros identificados experimental-mente. Se sondea la personalidad enfo-cando los datos provenientes de unamuestra lo más amplia posible —tanto devariables como de sujetos— en si-tuaciones experimentálmente controladaso desmenuzadas estadísticamente. Se eje-cuta un seguimiento de los procesos ocambios intentando constatar, empírica-

mente, la periodicidad de concurrencias apartir de las cuales elaborar hipótesis veri-ficables que den lugar a constructos teóri-cos de asentamiento progresivo

3. El estudio multifactorial de estosdatos muestra una estructura que permiteconsiderar la personalidad como un siste-ma

Al someter el cúmulo de variablesrepresentativas a procedimientos estadís-ticos como el análisis factorial, aparecensucesivos factores, en niveles diferentes,que hacen pensar en una estructuracomprensible e interpretable. Los es-quemas o modelos de estructura dispo-nibles son numerosos (4); no obstante sondos los más utilizados entre investigado-res y docentes del tema: el modelo jerár-quico (que describe la personalidad porestratos de influencia y determinación) yel modelo reticular (que delinea la confi-guración de factores como una estructuraen forma de red que vehiculiza las interac-ciones e influencias mutuas constantes).

4. Es posible establecer una taxono-mía de las dimensiones de la personali-dad.

Cuando a lo largo de diversas investiga-ciones se comprueba una cierta reinciden-cia en las dimensiones psicológicas queafloran, cabe vislumbrar la posibilidad deperfilar una taxonomía que se enriquece-ría de un lado con distintas conceptualiza-ciones (rasgos, aptitudes, estados, tipos,necesidades impulsivas, sentimientos) yde otro con los factores de amplio alcancee influjo debidamente identificados y con-firmados.

5. Estas dimensiones, entendidas co-mo focos de influencia comportamental,arrojan concatenaciones predominante-mente hereditarias en unas y aprendidasen otras.

Estas dimensiones, que reagrupan lavariabilidad implícita en el sub-grupo de

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Estudios 101variables que las definen a través de lassaturaciones, aportan información perti-nente tanto respecto al espacio comporta-mental asumido por cada rasgo, comorespecto a su posible evolución a través delas etapas madurativas de las personas.Estudios con gemelos, con hermanos y fa-miliares —utilizando la biometría genéti-ca aplicada y otros métodos asimilados—han permitido precisar ciertos índices ten-tativos de heredabilidad. En forma pare-cida, mediante manipulaciones si-tuacionales, ha podido contrastarse elmodo en que el influjo cultural incidesobre estructuras y rasgos. Merced a pro-cedimientos similares se logra consolidarla validez interna de los constructos inhe-rentes a cada dimensión identificada. Asíel avance en el conocimiento psicológicoprogresa apoyándose en las estructurasinternas unívocas, desligándose de crite-rios externos (como pueden ser loscuadros gnosológicos y taxonómicos de lapsiquiatría, la pedagogía o el marketing)cuya vigencia está puesta en duda hoymás que nunca.

6. Pueden elaborarse escalas de cortepsicométrico que evidencien una a una lasdimensiones identificadas y de especialutilidad en Psicología Aplicada.

La obtención de tales escalas puedeconsiderarse un mero subproducto de lainvestigación multivariada aunque seaprácticamente lo único que conocen de es-ta teoría los psicólogos en ejercicio. Laelaboración de tales escalas es un asuntopredominantemente operativo. En el pro-ceso de las investigaciones progresivashan ido decantándose las variables que,con mayor densidad, explicaban o apun-taban en la dirección del rasgo a aptitudobjetivada. Basta, pues, con reagruparlasen las pruebas tipificables pardcontar coninstrumentos adecuados de medición. Dehecho, en este enfoque la simbiosis entre«test-modelos estadísticos-teoría» esprácticamente circular, quedando indiso-lublemente vinculadas (5).

7. Los pronósticos pueden ser verifi-cados bien en base a los constructos sub-yacentes a cada dimensión o rasgo bienutilizando la ecuación lineal de especifica-ción pertinente.

H. J. Eysenck (6), en función de lospresupuestos psico-fisiológicos imbrica-dos en cada uno de los tipos de personali-dad que propone, establece hipótesis res-pecto a las reacciones previsibles de lossujetos en ámbitos ajenos al análisis mul-tivariado precedente. Esto le permitecomparar el comportamiento real obser-vado con los pronósticos extrapolablesque se desprenden de los constructos psi-cológicos. R. B. Catell (7), por su parte,opta por la ecuación lineal de regresiónrespecto a la conducta de uno o varios su-jetos en un contexto experimental dado.Así las dimensiones concernidas puedenser reinterpretadas a la luz de la informa-ción que aportan los pesos que se despren-den estadísticamente de la ecuación de es-pecificación factorial, aplicada a la con-ducta concreta adoptada como criterio.

8. Al comprobarse la consistenciateórica y empírica de estas dimensiones através de distintos medios y culturas,puede atribuirseles la operatividad de pa-rámetros funcionales del comportamien-to.

En lo concerniente a este último axiomapreciso es reconocer que lo formulado de-be ser tenido más bien como un plantea-miento de futuro que como un logro ope-rativo actual que pueda ser incorporado,a cabalidad, en los diseños habituales enpsicología aplicada. Es más una preten-sión que un resultado disponible.

3. MARCO DISCIPLINAR

Pero, ¿cuál es el marco disciplinar enque se desenvuelve el teórico de la psicolo-gía multidimensional de la personalidad?Muy recientemente H. J. Eysenck (8) ha

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102 Estudiosseñalado, sucintamente, las coordenadasque suministran, a los profesionales, losreferentes mínimos para una toma de con-ciencia de estar compartiendo un espacioque les es común. A través de ellas se faci-litan las valoraciones y enjuiciamientos delas investigaciones en curso, la aceptabili-dad de los nuevos modelos, las generaliza-ciones simbólicas así como las aporta-ciones congruentes que se pretenden.

1. Existe todo un conjunto defactores invariantes en el comporta-miento humano que generan diferen-cias individuales; estos factorespueden ser expresados conceptual-mente denominándolos aptitudes,rasgos, actitudes...

La obtención de estos factores tiene lu-gar mediante la aplicación del análisis fac-torial a una matriz de datos que de-muestren una distribución normal. Debeser lo suficientemente amplia como paraser significativa respecto a la esfera de es-tudio que se aborde. El fin perseguido esobtener una matriz final que recoja, con-densadamente, las mismas variables ini-ciales, aunque agrupadas en torno a losfactores que les son comunes. Para facili-tar la interpretación suele procederse a unreajuste postrero de los ejes, merced a ro-taciones o giros, al igual que se hace conlos lentes de una cámara fotográfica paramejorar el enfoque, verificar la intensidadde luz o controlar la visión de los planos.A esta re-focalización se la conoce como«búsqueda de la estructura simple» (9).Las revisiones más concienzudas y profu-sas han ocurrido en la esfera de las aptitu-des intelectuales y en las motrices (desta-cando las revisiones de Vernon, French,Butcher, Dunnette) así como en el deltemperamento (Thurstone, Guilford,Cattell, Eysenck, Comrey), siendo escasaslas incursiones en pos de los estados deánimo (Spielberger), las motivaciones, lasnecesidades impulsivas a las que se ha de-nominado «ergs», los sentimientos, etc.

Uno de los problemas más delicados en

las investigaciones con este enfoque radi.ca en cómo tener constancia de que losfactores identificados en un análisis sorequiparables a los obtenidos en otro. Nor-malmente esta dificultad se soslaya incor-porando a los sucesivos estudios aquellasvariables que más han destacado en la de-finición de un factor previamente extraí-do; de esta suerte los resultados de poste-riores análisis se hallan marcados por laposición que ocupen estas variables dela-toras en la solución factorial definitiva.En otras ocasiones se utilizan sendos con-juntos de variables con una muestranueva, con lo que, a través de las resolu-ciones habidas, se puede proceder a uncontraste riguroso de las estructuras.

Ahora bien, el quehacer investigadorno se restringe a la mera recogida de datosprovenientes de múltiples sujetos para so-meterlos a un análisis factorial. Tambiénse está procediendo en los últimos años arecogidas periódicas de datos suministra-dos por un único sujeto que es mantenidoen Observación a lo largo de cien días, porejemplo, a través de un conjunto fijo devariables significativas. Esta informaciónes suficiente para proceder a un análisisfactorial de las variaciones intra-indivi-duales. Los factores resultantes son, encierto modo, peculiares al sujeto, pero almismo tiempo, mediante la localizaciónde variables marcadas podemos compro-bar si los rasgos o estados que afloran sonequiparables a los obtenidos con grandesmuestras. Se está constatando un progre-sivo solapamiénto en las estructuras, locual suscita un interés creciente.

En resumidas cuentas ¿qué son real-mente estos factores? Ciertamente los ejesque se identifican en el análisis estadísti-co-matemático son meros constructos em-píricos que expresan las sucesivas estima-ciones unívocas de la varianza en funciónde las muestras utilizadas. Ahora bien, através de una serie de concatenaciones ex-perimentales (enlazadas cognitivamente através de la espiral inducción-hipótesis-

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Estudios 103deducción) estos constructos desvelan in-formación interpretable en PsicologíaTeórica. A este nivel caben todos los énfa-sis. Los factores pueden ser consideradosmeras descripciones dimensionalizadasdel comportamiento humano; del mismomodo cabe entenderlos como «principioscuantitativos de clasificación» e incluso«de diferenciación orgánico funcional dela conducta» (10). Algunos, los más radi-cales, los atisban como determinantes queinfluyen notoriamente en la conducta ha-bitual y también en la transitoria, segúnqueda expresado a través de los estados deánimo vistos como rasgos.

La reiteración con que aparecen estasdimensiones confirman el buen sentir delas intuiciones originales; hoy existen evi-dencias concretas e imparciales que ponende relieve cómo los fragmentos conduc-tuales constitutivos de una dimensión da-da covarían simultáneamente, reafirman-do su consistencia interna.

2. Los factores de la personali-dad deben integrarse en la PsicologíaGeneral utilizando los conceptos yteorías paradigmáticas pertinentes atal ciencia en la explicación de las re-gularidades observadas.

Cuando hace veinte años se fundó laSociedad de Psicología ExperimentalMultivariada no llegaban a cien los psicó-logos incolucrados en este tipo de esfuer-zos. Basta contemplar y releer hoy el«Manual de Psicología General» de B.Wolman (11) (traducido y publicado ennuestro país muy recientemente en cuatrovolúmenes) para comprobar un dominiode las aportaciones que incorporan esta lí-nea de trabajo, tanto en lo que conciernea la psicología de la personalidad, motiva-ción y emociones como en lo referente alas bases orgánicas de la conducta, la per-cepción, el aprendizaje, el lenguaje, elpensamiento y la inteligencia. Es más, loscapítulos dedicados a las perspectivas teó-ricas y metodológicas dan la preponde-

rancia a aportaciones que incorporan,prometedoramente, esta orientación.

Hasta los primeros escarceos de Spear-man, Thurstone, Burt,... en la esfera apti-tudinal-temperamental, cuanto se afirma-ba o conocía en Psicología respecto a lapersonalidad estaba mediatizado por elmarco explicativo que brindaba la psico-patología, de la cual se desprendían as-pectos no integrables, a manera desubproductos residuales. Incluso Ey-senck , al principio, utilizó algunos gruposde enfermos en sus análisis, al contrastarla direccionabilidad multidimensional delas respuestas de enfermos con los crite-rios diagnósticos que les habían sido asig-nados. Los ya mencionados y a conti-nuación Guilford, Cattell, Gough, Ed-wards,... operaron desde un principio conmuestras de universitarios, de soldados yde candidatos en procesos de- selecciónque no mostraran problemas especiales deajuste o desenvolvimiento. Con elloqueda bien sentado que el estudio de lapersonalidad resulta un quehacer diag-nóstico propio de la psicología general dela conducta, en cuyo contexto se enmar-ca, ya que comparten una disciplina cien-tífica que les es común. De esta suerte selogró el distanciamiento de la psicopato-logía, cuya metodología y sistematiza-ciones se encuentran hoy en profundoproceso de revisión.

Al utilizar el enfoque nomotético y, portanto, expresarse mediante desviacionesrespecto a la población de referencia, to-dos los psicodiagnósticos multivariados secentran y arrancanen la normalidad esta-dística. En esta línea son numerosos lostrabajos llevados a cabo especialmente enEE.UU., Inglaterra, Canadá y Rusia, in-tentando comprender el influjo modula-dor de las dimensiones de la personalidaden órbitas tales como la configuración fi-siológica funcional, la privación senso-rial, el dolor, las sensaciones de hambre ysed, los estados de alerta y vigilia, lasreacciones perceptivas o las conductas

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104 Estudiospsicomotoras, el aprendizaje y el condi-cionamiento, la memoria y los recuerdos,los estilos cognitivos y los modos de reso-lución de problemas, el comportamientosocial en pequeños y grandes grupos, laconvivencia de la pareja, el desarrollo in-fantil, el rendimiento académico, laexpresión de las emociones, la conductaantisocial y la delincuencia, las toxicoma-nías tanto respecto al proceso de adiccióncomo de curación, el comportamiento se-xual, el ajuste laboral, la creatividad, lapromoción, etc... Así, en los estudios entorno a «Creatividad y Personalidad»(12) se encontró que entre personasequiparables por su nivel de inteligenciaresultaban unas más creativas que otrasen sus respectivos campos en función delas peculiaridades de su personalidad.

Desde esta perspectiva, pues, la perso-nalidad se convierte en el foco de irra-diación y comprensión en profundidad delas distintas manifestaciones del vivir hu-mano.

3. Los factores de personalidadson lo suficientemente amplios e im-portantes como para determinarpatrones generales e invariantes decomportamiento con un anclajebiológico cierto y con una causalidadgenética debidamente determinadas.

A través de los estudios con gemelos asícomo llevando a cabo diversos análisis entorno a la varianza múltiple abstracta(Método MAVA) (13), o bien siguiendopatrones de verificación experimental,clásicos en biometría genética, ha sido po-sible obtener ciertos índices de heredabili-dad que suministran información perti-nente respecto a las más destacadas di-mensiones de la personalidad. Comoconclusión se sabe hoy que los patronesde comportamiento inteligente, extraver-tido, activo y despierto, impulsivo, sen-sible, suspicaz y autosuficiente, tienden amostrarse predominantemente heredita-rios. ¿Cómo interpretar esta heredabili-

dad de algunas dimensiones de personali-dad? Tres son las hipótesis disponibles:

— Los rasgos están correlacionados yesta correlación tiene lugar merced a unacomunidad genética entre los rasgos.

— Los rasgos se muestran correla-cionadoi debido a que los respectivos ge-nes comparten el mismo cromosoma.

— La correlación entre los rasgos seríaatribuible al hecho de que los genes quecontienen o controlan determinados ras-gos se asientan en idénticos gametos.

Cualquiera de ellas es viable, aunque secarece de suficientes datos que avalen unacoherencia global. Esto no es óbice paraque se descarte o minusvalore la impor-tancia del influjo del medio ambiente, lacultura y la crianza que media en los pro-cesos de optimación forzando que unapredisposición comportamental dada seponga de manifiesto en un momento o se-cuencia crítica.

En lo que concierne al anclaje biológicode las dimensiones de la personalidad, sonnumerosos los trabajos que se han ocupa-do del tema entroncando con perspectivasneurofisiológicas de un lado, psicofisioló-gicas e incluso psicofarmacológicas.

La escuela reflexológica rusa y ciertasaproximaciones a Eppinger y Hess hanpuesto de relieve los nexos entre algunasdimensiones de la personalidad y las pecu-liaridades funcionales del sistema nerviososimpático y parasimpático. Igualmente laescuela rusa y algunas de las aportacio-nes de los psicofisiológos americanoshan subrayado las relaciones entre de-terminados rasgos de personalidad yel sistema reticular activador o el mis-mo sistema límbico. En idéntica formase cuenta ya con variados trabajos queanotan distinta reactividad quimioterápi-ca cuando se obtienen controles respectoa las pecualiaridades en la personalidadde los sujetos. Este hecho podría desem-bocar en tratamientos farmacológicos di-ferenciales (en consonancia con los perfi-

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Estudios 105les) en la terapia de enfermedades fun-cionales y en la analgesia ante el dolor re-belde. Todos estos puntos abren, pues,perspectivas novedosas y, a la par, suge-rentes en el ambiguo ámbito de la psicoso-mática.

4. LA PERSONALIDAD COMOSISTEMA

Sabemos que la personalidad no es algoexclusivamente estable, a partir denuestra experiencia diaria. Más bien lopeculiar de ella es la interacción que tienelugar constantemente en el proceso deadaptación y sobrevivencia del ser huma-no ante las circunstancias que le brinda elmedio externo. ¿No resulta excesivamenteestático el esquema estructural bosqueja-do hasta aquí? Aunque R. B. Cattell y co-laboradores han llegado a diseñar una ur-dimbre o retículo dinámico que permiteuna mejor comprensión de los procesos ycambios, su aceptación no ha sido preci-samente unánime. La vigencia y uso delcálculo dinarhico en psicología aplicadacomplica sobremanera el panorama pre-dictivo de suerte que se acepta más comouna pauta descriptiva que como un proce-dimiento resolutivo.

El Dr. Joseph Royce y colaboradores,desde el Centro de Estudios Avanzados enPsicología Teórica, en Canadá, están pro-pugnando una revisión de síntesis queproponen bajo la denominación «Proyec-to Individualidad». Este esfuerzo de re-elaboración pivota sobre dos ejes: la teo-ría multidimensional de la personalidad yla teoría general de sistemas.

En esta empresa un factor es concebidosuasoriamente como «un constructo teó-rico que da cuenta de la covariación ob-servada al contemplarla en el contextofactorial y que identifica los componentesprocesuales, entroncándolos en el marcoconceptual de la teoría general de Siste-mas» (14). Las dimensiones de la persona-lidad son asumidas, por ende, como atri-

butos fenotípicos del comportamiento hu-mano.

Al entender la personalidad como siste-ma psicológico ésta queda redefinida así:«la organización jerárquica de sistemas,sub-sistemas y rasgos que vehiculizan,transforman e integran la información»(15). La utilización de modelos jerár-quicos facilitan su comprensión tanto co-mo su explicación discursiva. No obstan-te, en los textos de estos autores no quedadescartada la viabilidad interpretativa deuna organización reticular.

Considerada la personalidad como unaunidad globalizadora, como una supra-sistema totalizador de sub-sistemas, seposibilita su desglose siguiendo módulostomados de prestado de la informática.

1. El sub-sistema cognitivo-aptitudi-nal y el afectivo-temperamental, en cuan-to unidades centrales de procesamiento,funcionan como transformadores de lainformación.

2. El sub-sistema que concierne a losestilos de conocimiento así como el de losvalores _ de apelación comportamental,abordados también como unidades proce-sadoras centrales, funcionan más bien co-mo integradores.

3. El sub-sistema sensorial y elmotriz, asumidos como unidades periféri-cas de procesamiento, funcionan vehiculi-zando la entrada y salida de información,así como proveyendo ajustes de codifica-ción y descodificación.

Cada sistema de los apuntados se des-menuza, a su vez, en estratos según el ni-vel de control, aprendizaje o integraciónque tiene lugar; los elementos de cadasub-sistema se incorporan al mismo mer-ced a su identificación empírica y reitera-da, vía análisis factorial, en, al menos,dos centros de investigación independien-tes.

Utilizando las aportaciones de la teoríageneral de sistemas se agiliza, conside-

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106 Estudiosrablemente, la superación de uno de losescollos más espinosos que no lograbatraspasar la teoría multidimensional de lapersonalidad: la interacción persona-si-tuación. Todo entorno puede ser estu-diado analíticamente de suerte que sepongan de manifiesto sus componentes,sean situacionales o temporales, en la me-dida en que su engranaje en la globalidadresulte relevante para cada uno de los sub-sistemas psicológicos apuntados. Los per-files situaciones que se obtengan puedenser cuantitativos (cuando los correspon-dientes sub-sistemas de la situación y lapersonalidad casen globalmente) o cuali-tativos (para aquéllos en que se anote ladiscrepancia). El encaje puede ocurrirbien mediante un alineamiento de perfiles(modelos de regresión estadística) bien es-bozando solapamientos discernibles apartir de la información de que se dispon-ga. En unos casos podrá pronosticarse di-rectamente el ajuste (o desajuste) y enotros insinuarse el funcionamiento depautas de compensación (o incompatibili-dad) adaptativa entre la personalidad ylos requerimientos de la situación. Delmismo modo podrán delinearse los enca-jes típicos y los encajes normativos:aquéllos referidos al grado de compagina-ción entre perfiles, mediando la tempora-lidad de los eventos en la interacción per-sona-ambiente; éstos apuntando a la com-paginación entre dimensiones concretasde la personalidad y las circunstancias es-pecíficas que se deseen clarificar, cuandosean de obligado cumplimiento para laspersonas que se ven abocadas a desenvol-verse con éxito en ellas. De esta formapodrá efectuarse un seguimiento secuen-cial de la interacción personas-situaciónen términos de equilibrios dinámicos, in-volucrando de un lado los seis sistemas

aludidos de la personalidad y de otro lasposibilidades de asimilación, acomoda-ción o rechazo funcional de las exigenciasdel entorno.

Este esquema conceptual, tanto desdela teoría multidimensional de la personali-dad como desde la teoría general de siste-mas, brinda un marco explicativo lógico ycoherente para abordar con él nuevos tra-tamientos resolutorios a los problemashabituales en psicología aplicada. Pero envez de focalizarlos en la conducta, en losreflejos, en el aprendizaje, en los sueños,en los mecanismos de defensa o afirma-ción del yo, en el aquí y ahora..., se pro-pugna su reconsideración a la luz de la in-dividualidad personal como unidad siste-mática de modulación de vivencias, cono-cimientos, afectos y valores.

En una palabra, se trata de volver a si-tuar a la personalidad en el centro delquehacer psicológico, entendiéndola yasumiéndola como paradigma y sistemade irradiación e integración.

La confluencia de ambas teorías, la pri-mera más centrada en el signo y en la veri-ficación empírica y la segunda en elsímbolo y en la globalización metafórica,conecta con la vigente redefinición de lapsicología en términos científico-huma-nistas. Se aunan de un lado las previsionesprobabilísticas en función de las dimen-siones de la personalidad identificadas yde otro la virtualización de análisisidiográficos que apuntan hacia una conti-nuada validación existencial. El núcleo,pues, de la investigación y el quehacer psi-cológico se re-sitúa así en «la persona-en-el-mundo», que hace frente y se adapta alos requerimientos que cada situaciónplantea manejando las predisposicionesdeterminantes de su personalidad.

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rial con muestras españolas. Tesis Doctoral. Edit. Un,iv. Complutense de Madrid, 1980, p. 43.(2) A. CAPARROS: La Psipología, Ciencia paradigmática en: Anuario Psicología, 2, 1978, n. 19, p.

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Addison-Wesley, 1973, p. 505-506.(6) H. J. EYSENCK: The Structure of Human Personality. London: Methuen & Co., 1970.(7) R. B. CATTELL: The grammar of science and the evolution of personnality theory, en R. B. CAT-

TELL & R. M. DREGER, Handbook of Modern Personality Theory, N. Y. Hemisphere Publ. 1977,p. 40-42.

(8) H. J. EYSENCK: The measurement of personality. Lancaster, M.T.P., 1976, p. XI.(9) M. YELA: La significación estadística de la estructura simple en: Re y . Psicología General Aplicada,

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sidad Complutense, 1980, p. 10.11) B. B. WOLMAN: Manual de Psicología General. Barcelona, Martínez Roca, 1980.12) R. B. CATTELL & BUTCHER: The prediction of achievement and creativity, Indianapolis, Bobbs &

Merril, 1968.13) R. B. CATTELL: The multiple abstract variance analysis equations and solutions: for nature-nurture

research on continous variables, en Psychological Review, 67 (1960) 353-372.14) J. R. ROYCE & A. R. BUSS: The role of general systems and information theory in milti-factor indi-

viduality theory, Canadian Psychological Review, 17, (1976), 1-21.15) J. R. ROYCE & A. POWELL: An overview of Multifactor-System Theory. Monografia no publicada.

Alberta, Center for Advances Study in Theoretical Psychology, 1979.

ResumenEl tema de la personalidad, en su sentido lato, es retomado en este artículo para proceder a

justificar comprensivamente su utilización en Psicología Multivariada, tanto teórica como aplica-da.

Tras definir la personalidad como paradigma de configuración y pronóstico (a partir de los re-pertorios y predisposiciones comportamentales reincidentes), se establecen ocho axiomas básicosque sustentan cualquier investigación con metodologías multifactoriales. Asimismo se perfila elmarco disciplinar que conecta la Teoría Multidimensional de la Personalidad con otras áreas ylogros experimentales en Psicología General.

Finalmente se apuntan los ejes re-interpretativos de la personalidad a la luz de las aporta-ciones de la Teoría General de Sistemas, entendiéndola como supra-sistema dinámico de trans-formación e integración del individuo en su medio. Así los rasgos, más que constructos hipotéti-cos, son considerados focos moduladores de influencia, direccionabilidad y ajuste.

SummaryThis paper is concerned with a comprehensive and enlarged personality concept in order to

emphasize its usefulness in theoretical and applied multivariate psychology.

Approaching it as a paradigm (accepted model for prediction arid assessment of behaviorsand dispositions) eight axioms are stated that become the backbone for any research followed upthrough multifactorial procedures. Like wise, the «disciplinary matrix» is pointed out, makingsense of those shared elements and experimental attainments which connect MultidimensionalPersonality Theory and General Psychology.

Finally, several viewpoints are looked over since traits (into the General Systems Theory'scontext) are reviewed as sub-systems which transduce, transform and integrate behavioral infor-mation. So personality is figured out as a dynamic, complex and multi-leveledsupra-system.Traits become not mere hypothetical constructs but modulating focuses of influence and detemii-nation.

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108 EstudiosResumé

Le sujet de la personnalité est repris dans son sens plutót large, pour justifier d'une faconcomprehensive son usage theorique et pratique en Psychologie Multivariée.

Une fois envisagée la personnalité comme paradigm (model scientifique pour la predic tion etle pronostique du comportement humain selon repertoirs es predispositions habituels) on établiehuir axioms fondamentals qui soutienent toute sone de recherche avec ces methodologies multi-factorielles. Aussi on souligne le «cadre disciplinaire» qui fait connexion entre la theorie multidi-mensional de la personalité et les reussites experimentales en psychologie generale.

Finalement on reprend la personalité dans le contexte de la theorie generale des systémes; ainsicelle-ci devient un supra-systém dynamique et complex, á different étages, qui transduit, trans-forme et integre le comportement personnel. Les «traits» peuvent, donc, etre consideres commeaxes d'influence et determination de la conduite, el non seulement comme constructions hyphote-tiques.

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