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La posición de San Agustín en el del Libre Albedrío Los problemas que plantea en este texto San Agustín son el del sentido de la libertad y el de la existencia del mal. Para resolver el problema de la existencia del mal físico san Agustín se vale del platonismo para demostrar que el mal no es un ser real existente por sí, si lo malo daña, no puede el mal tener naturaleza substancial. El mal tiene carácter privativo, es carencia de bien, privación de ser. San Agustín difiere por lo mismo radicalmente en su posición con el maniqueísmo. Son buenas todas las cosas que se corrompen y no se podrían corromper si fuesen sumamente buenas, pero tampoco se podrían corromper si no fuesen buenas; porque si fuesen sumamente buenas serían incorruptibles (Dios), pero si no fuesen buenas nada en ellas podría corromperse. El mal moral procede del libre albedrío en cuanto deficiente, a la vez que exige constitutivamente la libertad del acto: <Hasta el punto es lo malo que es pecado algo voluntario, que no sería en modo alguno pecado si no fuese voluntario> (Sobre la verdadera religión, 14-27) Es cada hombre que no obra rectamente el verdadero autor de sus malos actos, y cada acto procede de la libre voluntad del hombre.

La Posición de San Agustín en El Del Libre Albedrío

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una reseña sobre el libro de Libero Arbitrio de San Agustin

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La posicin de San Agustn en el del Libre Albedro

Los problemas que plantea en este texto San Agustn son el del sentido de la libertad y el de la existencia del mal.Para resolver el problema de la existencia del mal fsico san Agustn se vale del platonismo para demostrar que el mal no es un ser real existente por s, si lo malo daa, no puede el mal tener naturaleza substancial. El mal tiene carcter privativo, es carencia de bien, privacin de ser. San Agustn difiere por lo mismo radicalmente en su posicin con el maniquesmo. Son buenas todas las cosas que se corrompen y no se podran corromper si fuesen sumamente buenas, pero tampoco se podran corromper si no fuesen buenas; porque si fuesen sumamente buenas seran incorruptibles (Dios), pero si no fuesen buenas nada en ellas podra corromperse. El mal moral procede del libre albedro en cuanto deficiente, a la vez que exige constitutivamente la libertad del acto: (Sobre la verdadera religin, 14-27)Es cada hombre que no obra rectamente el verdadero autor de sus malos actos, y cada acto procede de la libre voluntad del hombre.La voluntad del hombre es libre y, como tal, puede decidir acercarse al Bien eterno e inmutable que es Dios, o puede alejarse de l, poniendo sus miras en los bienes corporales.Es evidente que gozamos del libre albedro de la voluntad y que adems, l es el nico origen de nuestros pecados. El hombre es un bien en cuanto es hombre pues puede vivir rectamente siempre que quiera. Si el hombre es un bien en s y no puede obrar rectamente sino cuando quiere, se sigue que por necesidad ha de gozar del libre albedro, sin el cual no se concibe que pueda obrar rectamente.Y no porque el libre albedro sea el origen del pecado se debe creer que nos lo ha dado Dios para pecar. Nos lo ha dado porque sin l el hombre no podra obrar rectamente, y sin el libre albedro no podra haber ni bien ni mal. Sin el libre albedro no habra acciones buenas ni malas, porque no podramos elegir ninguna de ellas, ni se nos podra premiar ni castigar por ellas. Sera injusto hacerlo. Pero premiar lo bueno y castigar lo malo, o sea, hacer justicia, es uno de los bienes que procede de Dios. Por tanto, para que esto pudiera ser as ha tenido Dios que dar al hombre el libre arbitrio.La voluntad como tal, busca la felicidad y lo hace de una manera necesaria. La satisfaccin de esa necesidad slo la puede encontrar en Dios. Pero en esta vida el hombre no slo no tiene esa visin de Dios que colmara sus deseos de felicidad, sino que adems puede volverse hacia los bienes materiales. Y esto lo puede hacer de manera voluntaria, sin que se vea forzado a ello. Por lo tanto ka voluntad es libre de ir hacia Dios o de no hacerlo.Segn San Agustn, en este asunto el hombre debe reconocer que a) lafelicidadque busca slo se encuentraen la posesin de Dios,yb) la orientacinde la voluntad hacia ese Dios estpuesta por Dios mismoy es eso lo que l quiere que haga el hombre y lo que se encuentra en la ley divina. Cuando la voluntad se aleja de Dios, est yendo en contra de la ley divina. Esta ley divina es la que el hombre puede captar mediante lailuminacin.En ella ve no sloverdades tericas eternas,sino tambinprincipios prcticosque deben regir su voluntad libre. El hombre debe cumplir estas reglas prcticas que estn insertas en su propia naturaleza, que son reflejos de la ley divina y que le hacen ver que est orientado hacia Dios. Dios, segn esto, cre al hombre para que fuese lo que l quera que fuese. Por eso, aunque la voluntad es libre, est sujeta a obligaciones morales, entre las que est la de amar a Dios.El hombre es una criatura finita y Dios es el ser infinito. Poner en relacin estas dos realidades tan diversas es imposible, a menos que sea Dios el que lo posibilite con la ayuda de lagracia.Cuando el hombre intenta vivir sin esta ayuda divina, cae en el pecado porque se queda slo con sus fuerzas. Pero en su propia voluntad libre tiene la capacidad de decidir recibir esa ayuda.La obligacin moral del hombre es, entonces, la de amar a Dios y la de orientar su voluntad hacia l, y con ella todas sus capacidades. El mal consistir en alejar la voluntad de ese fin que es Dios. Dios le dio la libertad al hombre para que pudiera elegir lo que deba hacer. Si elige lo contrario es por un acto deliberado del que slo l es responsable. Poda haber elegido lo bueno, pero, en cambio, elige lo no bueno, aquello que no se ajusta al plan divino.